jose ignacio ramos : emocionante despedida de los ruedos
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jose ignacio ramos : emocionante despedida de los ruedos
EL RASTRILLO TAURINO Pág. 12 JOSE IGNACIO RAMOS : EMOCIONANTE DESPEDIDA DE LOS RUEDOS Por: Julián Agulla En la Feria de la Virgen Blanca, en Vitoria, se despidió de los ruedos el 5 de agosto el diestro burgalés José Ignacio Ramos. No pudo elegir mejor escenario para fecha tan importante: la ciudad en la que se forjó como torero y en la plaza donde tomó la alternativa el 15 de mayo de un lejano 1993 de manos de José Antonio Campuzano y con el portugués Rui Bento Vásquez de testigo; el toricantano se las vio esa tarde con el toro Jaranero número 95 del hierro de Antonio Pérez de San Fernando y paseó el anillo al concluir la faena. Pero han sido temporadas intensas si hay que fijarnos en el ganado con que se anunciaba. El torero burgalés está orgulloso de tener muy buen cartel en plazas como Madrid, Bilbao y varias francesas como Bayona, Nîmes, Arles o Vic-Fezensac. Todas ellas donde sale el toro – toro. Él mismo comenta: “He tenido muy buen cartel, pero siempre con el toro duro, que no te lo pone nada fácil y con la exigencia de triunfar todas las tardes”. La corrida de su confirmación en Madrid, el 3 de agosto de 1997 con “Frascuelo” y Rafi Camino, llevaba el hierro de Antonio Pérez, una de las ganaderías preferidas por las figuras pero que no estaba, ni mucho menos, en buen momento. El toro de la ceremonia fue de Pérez Angoso, el otro hierro de la casa y fue ovacionado al concluir el trasteo. Cortó una oreja en el sexto y fue contratado para torear dos domingos después y se las vio con un toro de “Palomo Linares” y otro portugués del Conde de Murça. Con motivo de esta despedida, en un diario local se ha escrito: “No habrá habido torero más querido en Vitoria que él”. Dieciocho temporadas en activo en esta dura profesión que, más que dura, para él fue durísima tanto por las corridas a las que se enfrentó en muchas ocasiones como por el trato de las empresas en otros tantos momentos. Tres años trascurrieron desde su debut con caballos en Lerma en septiembre del 90 hasta su despedida del escalafón en Ajalvir en enero del 93 para tomar la alternativa. No fueron muchos los contratos que cumplió pero siempre dejando buena nota de su toreo sobrio y de valor y, sobre todo, de la pureza con que ejecutaba la suerte suprema, algo que fue tónica general durante toda su carrera como matador de toros. Tan solo dos apoderados a lo largo de tan larga trayectoria, Santos Santos “Serranillo”, su maestro y descubridor que dirigió su carrera hasta noviembre del 2003 y Mariano Jiménez el torero de Cenicientos que le ha acompañado desde entonces hasta su última tarde de luces. A ambos sacó a la boca del burladero de la plaza de Vitoria para brindarles su último toro en un momento en el que las emociones se desbordaron. La trayectoria de José Ignacio no ha sido de muchos contratos por temporada, por fijarnos sólo en los últimos diez años, ha venido toreando alrededor de veinte o veinticinco festejos por año. Ya no faltó a la cita con “Las Ventas” en los años sucesivos, en algunas ocasiones haciendo el paseíllo un par de tardes mereciendo el segundo contrato por la actuación anterior, como dicen los aficionados que hay que ganarse las corridas: en el ruedo. En los años 98 y 99 mató toros de “Carriquiri”, “Valdefresno”, Julio de la Puerta y Manuel Ángel Millares. Su buena y solvente actuación en abril del 2000 ante toros de “Monteviejo” le sirve para volver en julio ante toros de Alonso Moreno. Con la divisa de “Monteviejo” se las tendrá que ver tres tardes más en el coso venteño a lo largo de esta década y, otra más con los alonsomoreno en julio de 2004. Una vez “encajado” en este tipo de corridas, son las que va a matar en los años siguientes; Pepe Escolar en junio del 2002, año en el que vivió una gran tarde, junto a Esplá y Robleño ante toros de Victorino en la Feria de Otoño; con toros de esta divisa fue su despedida de los ruedos. Con los albaserradas de Lanzahíta EL RASTRILLO TAURINO Pág. 13 se volvió a encontrar al año siguiente, incluso en el pueblo toledano de Yepes le esperaba un “corridón” muy complicado de cárdenos en septiembre del 2005 y, dos años después, en la Feria de San Isidro, un toro de este hierro y otro del de Hernández Plá. Otras ganaderías a las que se ha enfrentado en el escenario de la plaza de “Las Ventas” han sido la de Miura en el 2005 y la de Dolores Aguirre en 2006. La corrida de la Hispanidad del 2008 fue con toros del Conde de la Maza. En su Burgos natal no ha faltado ningún año a la cita de la Feria de San Pedro y siempre ha contado con el respaldo y el cariño de la afición que ha sabido reconocer el esfuerzo que ha supuesto su carrera. No por ser su tierra, las empresas le han acartelado con ganaderías que pudieran ser, a priori, de más garantías. Según los años alternando mieles y hieles, también ha tenido que dar la cara con otros hierros más duros. Ya en el 99 abrió la puerta grande cortando dos orejas a un toro de “Peñajara” el día del santo patrón para, dos días después dar la talla con una de Gabriel Rojas. Dos corridas en el año 2000 la primera, a modo de aperitivo, de Adolfo Martín el día 26 de junio y el 28 una de Juan Pedro que saldó con una oreja a su primero. Un año después, también abrió la puerta grande al cortar una oreja a cada toro, en este caso, uno de “Parladé” y otro de Victoriano del Río. Ese triunfo le sirvió para torear dos tardes en la feria del 2002 volviendo a agradar a sus paisanos ante dos toros de “Jaralta”, uno de Juan Pedro y otro de “Parladé”. En el 2003 le “arrancó” una oreja a un Victorino en su primera tarde, el día de San Pedro y luego se vió con dos toros de “Montalvo” el 2 de julio. La ganadería elegida por la empresa para anunciar a José Ignacio Ramos en la feria del 2004 fue la de los pedrajas de María Luisa Domínguez y Pérez de Vargas, ese hierro que tanto nos hizo disfrutar los “lunes de resaca” en Sevilla con su brava pelea en el caballo; no salieron así en el coso burgalés y fue una tarde de silencios. Los dos años siguientes tocaron ganaderías para el toreo de más arte y menos pelea. Puerta Grande con la de “El Torreón” y una oreja en el 2005 a un toro de los hijos del “Capea”. De nuevo “a la guerra”, al toro con dificultades pero con el que se siente importante y al que domina: el 29 de junio del 2006 le cortó una oreja a cada toro de la ganadería de Miura para salir a hombros de la gente que le aprecia y le valora estas actuaciones. Lo mismo ocurriría los dos años siguientes en que cortó una oreja a cada toro, en este caso con hierros de Cuvillo y Antonio Bañuelos, ganadero afincado en tierras cercanas a la capital. Y así, hasta llegar a su anunciada despedida de sus paisanos el 29 de junio del 2011. No podía ser otra fecha más que la del patrón, detalle de la empresa además de incluirle en el “cartel estrella”, para que hiciera el paseíllo entre Enrique Ponce y Daniel Luque con toros de “Torrestrella”. No podía defraudar a sus paisanos en tarde tan emotiva y aprovechó a su segundo, un gran toro con el que disfrutó e hizo disfrutar a los asistentes en una faena que se premió con las dos orejas para así, abandonar el coso a hombros. No podía acabar la historia de José Ignacio Ramos y “su” Burgos de otra manera. Cuando pensó que la de 2011 sería la temporada de su despedida comentó: “Había pensado retirarme en silencio pero recapacité porque mis paisanos se merecen una despedida acorde con lo que me han dado. Burgos me ha dado casi todo como torero, han sido 28 paseíllos y 8 puertas grandes, espero que ese día mi afición y mis peñas saboreen otro triunfo”. Objetivo conseguido que es lo importante. Y llegó la tarde del 5 de agosto en Vitoria, el día grande, el de la Virgen Blanca y, para “aderezar” la despedida, una corrida de Victorino Martín que daba mucha más importancia a la última tarde de José Ignacio Ramos que abrió cartel junto a Juan José Padilla y Antonio Ferrera. Los compañeros tuvieron la deferencia de brindarle un toro. En el cuarto, Ramos llevó la lidia desde el comienzo, quería despedirse demostrando que es un torero largo que domina todos los tercios. Dejó al toro algo crudo en el caballo para que llegara con “gas”, quitó por delantales para no quebrantarle mucho y así, protagonizó un tercio de banderillas poderoso ganando la cara del astado que demostró temperamento. Verdad en la faena de muleta, de dominio y ligazón, siempre asentada la planta. La estocada fue de las que le dieron fama al torero: en corto y por derecho, haciendo la suerte despacio, dejándose ver y enterrando el estoque en la cruz. La oreja premió la sobriedad y la raza. “Serranillo” le cortó la coleta entre la ovación del público. La Peña Burgalesa le rindió un cariñoso homenaje a la vez que entregaba una placa al ganadero Antonio Bañuelos por el mejor toro de la feria 2010. “He tenido el respeto de todas las aficiones, también la de Madrid donde me han concedido varios premios como lidiador y a la mejor estocada pero me voy sin haber saboreado el salir por su Puerta Grande”. ¡Enhorabuena y suerte, torero!.