la participacióN De los evaNgÉlicos eN la polÍtica peruaNa

Transcripción

la participacióN De los evaNgÉlicos eN la polÍtica peruaNa
RS21 Vol.13, No.1 (Abril, 2011)
la participacióN De los
evaNgÉlicos eN la polÍtica peruaNa
Martín Ocaña Flores
1. PLANTEAMIENTO DEL TEMA
Es necesario hacer unas breves precisiones respecto a
nuestro tema de estudio. Cuando utilizo la palabra “evangélicos” me refiero en sentido amplio a todos aquellos que son
parte de la familia “protestante” y que en América Latina tiene
una presencia creciente, desde mediados del siglo 19 hasta el día
de hoy, asumiendo diversos “rostros” (José Míguez) que hacen
de esta familia algo complejo y hasta heterogéneo. Y cuando
utilizo la palabra “política”, a pesar de las muchas definiciones
que se puedan dar, prefiero una definición sencilla para propósitos de este informe.
Política es todo lo referente al gobierno de la polis (ciudad en
griego) y el involucramiento de los ciudadanos(as) en los asuntos
relacionados con la mejor forma de gobernar a una sociedad, un
Estado. La política, en el sentido mencionado, entonces también se
ocupa de las instituciones y normas que regulan las relaciones entre
ciudadanos, y entre éstos y los gobernantes de la polis, para que el
espacio social sea más hospitalario para todos (Martínez 2000:9-10).
En ese sentido quiero delimitar el presente informe a la acción
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de los evangélicos en la búsqueda del poder político para propiciar
cambios que se juzgan substanciales en el país. Dicho esto cabe
precisar que algunos evangélicos —por varias razones que no
podemos profundizar ahora por el momento— han entendido
que la mejor forma de servir al país es incursionando en la política
“grande”, específicamente desde el Congreso, para provocar desde
el Poder Legislativo dichos cambios en la sociedad.
2. BREVE ESBOZO HISTÓRICO
2.1. La lucha por la libertad de cultos en el país
Después que el Perú alcanzara la independencia política en
1821 comenzaron a hacerse notorios algunos protestantes como
Diego Thomson, quien por invitación directa del General José
de San Martín llegó para iniciar proyectos educativos bajo el
modelo de las escuelas lancasterianas. En aquel momento no
había el menor interés por procurar la libertad de cultos en el
Perú y que al momento sólo existía para la Iglesia Católica.
Pero, décadas después, al llegar al Callao con el propósito de
oficiar cultos públicos Francisco Penzotti, quien era representante de la Sociedad Bíblica Americana y de la Iglesia Metodista
Episcopal de Estados Unidos, se abrió todo un debate acerca de
la libertad de culto en el Perú. Cabe destacar que Penzotti estuvo
preso por el lapso de ocho meses en 1890 en el Callao.
Y si bien el caso tuvo resonancia es justo decir que la lucha
por la libertad de cultos tuvo que ver más directamente con
acontecimientos que sucedieron en el pueblo de Platería, en
Puno, a raíz de un serio incidente contra los adventistas que
propició el Obispo católico Valentín Ampuero. Éste el 13 de
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marzo de 1913 incitó a una turba que destruyó una escuela
adventista además de azotar a Manuel Zúñiga, líder adventista,
y mandarlo a la cárcel.
Esto causó conmoción en toda la nación, a tal punto que el
senador por Puno, Severiano Bezada, por intereses netamente
políticos, presentó un proyecto de ley en el que se modificaba el
artículo 4 que prohibía el ejercicio de cualquier religión que no
fuese la católica. En ese contexto el misionero de la EUSA Juan
Ritchie, el pastor Ruperto Algorta y otros buscaron alianzas con
diversos sectores liberales que procuraban la reforma de dicho
artículo. El trabajo no fue en vano. El 11 de noviembre de 1915
se promulgó la ley de reforma del artículo 4, que modificó la
ley que sólo permitía hasta entonces el culto tan sólo a la Iglesia
Católica1.
2.2. Participación de evangélicos en partidos políticos
Históricamente en el Perú ha existido un vínculo entre
sectores protestantes y el aprismo (APRA). Esto se debe a que el
líder aprista Haya de la Torre, entre otros, tuvo amistad con John
A. Mackay y con instituciones protestantes como el Colegio
Anglo-Peruano. Debido a esta vinculación no sorprende que
en 1956 el abogado José Ferreira, con el apoyo aprista al Frente
Parlamentario Democrático, haya sido elegido diputado. Años
después, tanto en 1962 y 1985, ya siendo militante aprista,
Ferreira fue elegido senador de la República.
Otro caso es el pastor Pedro Arana, quien se ha entendido
así mismo como “un aprista emocional e intelectual” (Arana
1. La lucha por la tolerancia de cultos está documentada en Fonseca
2002:93-116.
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1987:13-14). Éste fue invitado a participar por el APRA como
candidato en 1978 a la Asamblea Constituyente, logrando ser
electo para trabajar en la elaboración de la Constitución Política
de 1979. Arana obtuvo la cuarta votación más alta del APRA,
lo cual, según Tomás Gutiérrez, logró convertir a los evangélicos en una “atractiva oferta en el mercado electoral” peruano
(2002:64)2. Años después Arana participó nuevamente como
candidato del APRA al Congreso, pero no logró los votos necesarios para obtener una curul parlamentaria.
2.3. Participación masiva de evangélicos en política
El alto respaldo numérico alcanzado por el pastor Arana
hizo que muchos evangélicos se aventuraran a participar en la
arena política. Así surgieron —desde inicios de los 80 hasta
hoy— a nivel nacional, decenas de movimientos y partidos evangélicos, estando entre los más conocidos el movimiento Frente
Evangélico (FE) en 1980, la Asociación Movimiento de Acción
Renovadora (AMAR) en 1985 y últimamente (2001) el Partido
Restauración Nacional cuyo líder es el pastor Humberto Lay.
Éste fracasó dos veces, primero como candidato a la presidencia
de la República y posteriormente a la alcaldía de la ciudad de
Lima (en el 2006).
Es necesario decir que si bien estos movimientos evangélicos procuraron llegar al Congreso en diversas oportunidades y
una sola vez a la presidencia de la República, lo cierto es que en
otros niveles (alcaldía, concejales, regidores, etc.) han logrado
imponer cierta presencia en algunas regiones del país. Merece
2. De esto da testimonio el mismo Pedro Merino, líder presbiteriano y
activista político muy cercano al pastor Pedro Arana (Merino 2000:41).
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un estudio aparte la participación de evangélicos/as en organizaciones populares, rondas campesinas, movimientos de defensa de
la institucionalidad democrática, etc., que es otro tipo de hacer
política, esta vez desde las bases (López 2004:77-122).
3. EXPERIENCIAS CONCRETAS
3.1. Los evangélicos en las elecciones del 90
Es conocido por todos la masiva participación evangélica
en las elecciones del año 90 tanto para el Congreso como para
una vice-presidencia de la República. Sorprendiendo a propios y
extraños los evangélicos peruanos participaron como candidatos
por varios partidos políticos, aunque mayormente por el partido
Cambio 90, liderado por el Ing. Alberto Fujimori, quien llevaba
como candidato a la segunda vice-presidencia al conocido pastor
bautista y líder evangélico Carlos García. Fujimori a la postre
saldría elegido presidente después de derrotar a Mario Vargas
Llosa en una segunda vuelta, y se iniciaría con ello una década
de triste recordación en la vida política del país (el decenio de la
impudicia y el saqueo de las arcas del Perú, que además incluyó
ocho años de dictadura).
En 1990 por el partido gobiernista, Cambio 90, entraron al
Congreso 17 evangélicos (4 senadores y 13 diputados), además
de tener como segundo vice-presidente del país al pastor Carlos
García. Bien dice Tomás Gutiérrez que en este contexto se
“marcaría el inicio de una toma de conciencia en las comunidades
evangélicas sobre su rol protagónico en el escenario político
nacional” (2002:69). Esta opinión no disminuye en nada el
hecho que los parlamentarios evangélicos, por regla, hayan sido
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“más advenedizos políticos que hombres con propuestas y sentido
de lo político en el país” (Gutiérrez 1995:24).
3.2. Los evangélicos y la dictadura de Fujimori
En la noche del 5 de abril de 1992 el presidente Fujimori
anunció una serie de medidas políticas (cerrar el Congreso, entre
otros) con el propósito de enfrentar las diversas crisis del país
(inflación económica galopante, terrorismo creciente, etc.). De
esta manera y respaldado en las Fuerzas Amadas, Fujimori inició
una dictadura que hasta hoy ha traído resultados nefastos.
Aquí quiero enfatizar dos tipos de acciones políticas complementarias de algunos líderes evangélicos. Por un lado formaron
agrupaciones políticas como el Movimiento Presencia Cristiana
(MPC), Libertad en Democracia Real (LIDER) y otros, que pronto
unieron fuerzas con diversos partidos políticos de oposición al
gobierno para buscar protagonismo en la vida pública e incidir
provechosamente en la sociedad.
El otro tipo de acción política responsable fue la creación
del movimiento civil “Evangélicos por la Democracia” (MED).
En una carta dirigida a mi persona (05-06-2000), en la cual
me invitan a participar en un conversatorio sobre participación
cívica responsable3, explican de esta manera su acción:
Conscientes de nuestra responsabilidad evangélica en la vida
nacional y conocedores de la difícil situación política en la que
se encuentra nuestro país, debido al proceso electoral irregular
que ha polarizado a los peruanos, nos hemos organizado para
3. Algunas de mis ponencias en varios eventos, algunos de ellos convocados
por el MED, fueron publicadas posteriormente en mi libro Bienestar humano
y Reinado de Dios. Reflexiones y documentos. Quito: CLAI, 2003.
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responder a esta coyuntura a través de la movilización y participación de nuestras iglesias y organizaciones con acciones que
procuren el restablecimiento de la democracia y la justicia en
nuestro país.
Se trata, en este caso concreto, de la articulación de un
sector de la iglesia evangélica que entiende su presencia en la
sociedad de una manera constructiva, buscando otros caminos
—complementarios a la participación electoral— para aportar a
la recuperación de la democracia. En el documento “Principios
a los cuales nos adherimos”, el MED afirma que
La concentración excesiva de poder en manos de uno o
pocos hombres dentro de una nación es a la larga perjudicial
para la convivencia pacífica. Las dictaduras encarnan este peligro
por lo que se debe buscar siempre formas constitucionales de
gobierno, garantizando la intervención de los ciudadanos en el
control de las acciones gubernamentales (Principio Nº 6).
Cabe destacar que los fundadores del MED eran hermanos de
diversas denominaciones e instituciones evangélicas reconocidas,
cuyas posturas teológicas no siempre eran coincidentes, lo cual
revela la pluralidad del movimiento4. Uno de los eventos más
importantes en la lucha contra la dictadura, y en el cual participó
el MED, fue la llamada “Marcha de los Cuatro Suyos” (julio del
2000) convocada por las fuerzas democráticas del país y liderada
por el entonces candidato a la presidencia Alejandro Toledo. Esta
marcha marcó el inicio del fin de la dictadura, pues literalmente
4. Entre los fundadores se encontraban Nelson Ayllón, Tito Paredes, Víctor
Arroyo, Darío López, Rafael Goto, Germán Vargas, Alfonso Weiland,
Rolando Pérez y Juan Inocencio. Destaco que entre los participantes en las
actividades políticas del MED se encontraban muchos hermanos/as de casi
todas las denominaciones evangélicas.
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todo el país dio muestras del hartazgo respecto al fujimorato.
Por otro lado es necesario reconocer que durante los ocho
años de dictadura (1992-2000) hubo sectores evangélicos que
apoyaron abiertamente a Fujimori. No solamente los congresistas evangélicos fujimoristas5, lo cual era obvio esperar, sino
también muchos pastores a cambio de favores políticos y hasta
económicos. Curiosamente entre los apologistas de la dictadura se destacaron líderes carismáticos (o neopentecostales si se
quiere), entre ellos el luego famoso pastor Humberto Lay.
3.3. Los evangélicos y la Comisión de
la Verdad y Reconciliación
La creación de la Comisión de la Verdad y Reconciliación
(CVR) sólo se entiende a partir de la violencia política que vivió
el Perú desde 1980 (aparición de Sendero Luminoso y la consecuente guerra contra-subversiva de parte del Estado) hasta el
2000 (año en que huyó del país el dictador Fujimori). Sólo doy
dos datos indicadores: la guerra interna dejó pérdidas en el país
por más de 20,000 millones de dólares (en ese momento el equivalente de la deuda externa) y casi 70,000 muertos, además de
casi 8,000 desaparecidos. Cabe señalar también que hubo más
5. Uno de ellos, Gilberto Siura, llegó a defender públicamente las violaciones
de derechos humanos y a dar explicaciones inauditas a las desapariciones
de estudiantes universitarios a manos del grupo COLINA (escuadrón de
la muerte de Fujimori). Como por entonces Siura era miembro de mi
denominación, mi persona y otro pastor pedimos a la Asamblea de la Iglesia
que lo convoque para que rinda cuentas, debido al pésimo testimonio que
daba. No recibimos el respaldo necesario por razón de que “era un privilegio
que el hermano esté en el Congreso, además que nos ayuda mucho”, al decir
de algunos líderes y pastores. Poco después Siura se cambió de denominación.
Se fue a una iglesia carismática.
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de 500 evangélicos muertos en este periodo6. Si a esto agregamos las migraciones internas, la destrucción de comunidades,
la desaparición de la industria nacional, la corrupción estatal,
etc., entonces entenderemos la crisis profunda que vivió el país
y que reclamaba que se sepa la verdad y se busque la reconciliación nacional.
Desde inicios de los 80 el Concilio Nacional Evangélico del
Perú (CONEP) tuvo un rol importante en la vida del país. A raíz
de varios sucesos que afectaron a la comunidad evangélica (específicamente la matanza de evangélicos en Callqui, Ayacucho) en
1984 se formó la Comisión Paz y Esperanza (hoy convertida
en una ONG de servicio y apoyo social y legal) para atender a
las necesidades de las iglesias evangélicas en zonas de violencia
(“zonas de emergencia”). En el periodo de 1992-2000 el CONEP
siguió jugando un papel importante, especialmente en la lucha
por la recuperación de la democracia.
Después de la renuncia del dictador Fujimori (2000), fue
elegido presidente —como gobierno de transición— el Dr.
Valentín Paniagua, y posteriormente el Dr. Alejandro Toledo,
por cinco años, quien convocó a personas de intachable moral
para formar la primera CVR que habría en el Perú. Curiosamente
el pastor Humberto Lay llegó a ser parte de esta comisión encargada de estudiar y analizar los casos de violación de derechos
humanos en el periodo 1980-2000, para luego buscar su restitución y reconciliación con el país.
6. Si se comparan las cifras de muertos y desaparecidos, digamos con la dictadura de Pinochet, el régimen chileno resulta pareciendo hasta inofensivo. En
el Perú realmente se vivió una época de terror como nunca se conoció antes.
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4. UNA EVALUACIÓN PRELIMINAR
Analizando lo que sucedió con los evangélicos en referencia
directa a las elecciones de 1990, el Congreso Constituyente
Democrático de la dictadura (1992-1995), la primera elección
fraudulenta de 1995, la segunda elección fraudulenta del 2000,
y las elecciones del 2001 y 2006, nos dejan algunas enseñanzas7.
Se constata de manera reiterada que las elecciones activan las
“vocaciones políticas” de algunos evangélicos, quienes de pronto
tienen el llamado —y hasta la revelación— de Dios para llegar
al Congreso. Se evidencia con ello también la instrumentalización grosera de la fe así como la poca preparación para entrar
en la arena política.
El tiempo del fujimorato (1990-2000) nos dejó lecciones
como el comprobar una vez más que no basta que algunos
evangélicos tengan buenas intenciones para entrar en la política. Hubo congresistas evangélicos que en el periodo 1990-1992
(hasta el golpe de estado) nunca hicieron algún anteproyecto
de ley, peor aún, ni siquiera opinaban en los debates públicos
(Falconí 1995:22).
Por otro lado en plena dictadura (1992-2000) algunos
congresistas evangélicos fujimoristas hicieron anteproyectos
como para distraer a la opinión pública de los asuntos de fondo
(violación de derechos humanos, tráfico de drogas y de armas
en el gobierno, por ejemplo). Los anteproyectos de ley contra
la vagancia (en un país con altos índices de desempleo) y contra
el uso de minifaldas en las instituciones públicas, realmente
7. En el presente informe sólo he llegado a analizar hasta las elecciones de
1990. Lo que ocurrió en la vida política del país entre 1992 y 2006, sólo
lo menciono de pasada. Esto merece un estudio aparte. Ver una evaluación
seria en López 2004:21-76.
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pusieron de manifiesto la incompetencia y la complicidad de
los evangélicos con la dictadura.
Algo que llama la atención últimamente es que los evangélicos de corte carismático, debido al crecimiento numérico
explosivo, se sienten cada vez más motivados a participar en
política. Estos, al parecer, seguirán participando en política
(Barrera 2006:75). Algunos de ellos sueñan con una especie de
“cristiandad evangélica”. El mejor ejemplo de ello es el pastor
Humberto Lay.
También se evidencia la falta de madurez en mucho liderazgo
evangélico y carismático. En los dos últimos años el presidente
Alan García ha participado no sólo del Te Deum católico (en la
Catedral de Lima con el Arzobispo), sino del Te Deum evangélico (en un templo de la Alianza Cristiana y Misionera en Lima).
Hay cierto liderazgo emocionado que casi ya ha convertido en
“evangélico” al presidente García tan sólo por ese hecho. Algunos
a veces se olvidan muy fácil que los políticos se mueven políticamente en todo, incluso cuando reciben a un pastor o visitan
su iglesia.
El 2002 fue un año importante para la reconstrucción de
la democracia en el Perú. Bajo la dirección del presidente de la
República, el Dr. Alejandro Toledo, se suscribió un Acuerdo
Nacional el 22 de julio, en la que los partidos políticos y las
entidades de la sociedad civil —en las que participó el CONEP
representando a las iglesias evangélicas— se comprometieron a
implementar las 29 Políticas de Estado, acompañando de esa
manera el proceso de consolidación de la democracia (López
2003). Este Acuerdo Nacional se debatió en todo el Perú, en
todas las regiones y provincias. Junto con los alcaldes, comedores
populares, técnicos, etc. han participado pastores llevando la voz
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de la iglesia evangélica a tales reuniones de carácter político-social.
Comparto la idea de Tomás Gutiérrez cuando dice que
“las comunidades evangélicas han sido desafiadas a tener una
presencia más activa en la sociedad, como el trabajo de derechos
humanos, desarrollo y pobreza, apoyo al movimiento feminista
a través de las propuestas de género, etc.” (2001:Cartilla 7).
Efectivamente, ya es hora de dejar de entender la política como
algo que se refiere estrictamente a los procesos electorales. En las
dos últimas décadas el tejido social y político ha cambiado en el
Perú y los evangélicos han comenzado a tomar posición de otros
espacios, a partir de sus participaciones en instancias y organizaciones de la sociedad civil. Hay que seguir explorando eso.
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