INSPIRACIONES.
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INSPIRACIONES.
INSPIRACIONES. Por: Hna. Elvia Marina Morales les Fl Flores Cuando hablamos de inspiraci spiración, podríamos pensar en alguien con ideas sublimes, en geniales, en algún artista,, en su creatividad…y así llegaríamos a creer quee la inspiración in es para unos cuantos, pero lo cier cierto es que todos, y siempre somos inspirados, dos, pero p no en el sentido de los artistas sinoo que een la vida cotidiana, para realizar cualquierr acto, acto ya sea en el trabajo, en el descanso e inclus incluso en los pensamientos, somos siempre inspira nspirados ¿En qué sentido? Hay dos fuerzas en me medio de las cuales nos movemos todos los seres humanos. h Además de que fuimos hecho hechos para vivir en un mundo material, también ambién, dentro de nosotros mismos poseemos, os, co como parte esencial de nuestro ser, un almaa que pertenece al mundo espiritual; por estoo mism mismo, ya en esto se alcanza a vislumbrar laa existencia exist de dos mundos, pero, aun el hecho ho de tener cuerpo y alma, corresponde solo al mundo mund natural, es "Dios creó al hombre a su imag imagen, a imagen de Dios lo creó, hombre y mujer ujer los l creó" (Gn 1,27). El hombre ocupa unn luga lugar único en la creación: "está hecho a imagen en de Dios" (I); en su propia naturaleza une el mun mundo espiritual y el mundo material (II); es creado cread "hombre y mujer" (III); Dios lo estableció bleció en la amistad con él (IV). Catecismo de la Iglesia Igl Católica No.355 Dotada de un alma “espiritual itual e inmortal” (GS 14), la persona humana ess la “única “ú criatura en la tierra a la que Dioss ha aamado por sí misma”(GS 24, 3). Desde su concepción con está destinada a la bienaventuranza ranza eeterna.” Catecismo de la Iglesia Católica No. o. 1703. 17 Pero existe otro mundo all que hhemos sido llamados (y no hablo de otro planeta laneta) se trata del mundo sobrenatural. Y este ste llam llamado fue hecho a todo ser humano desdee el principio pr de la Creación. Hay entonces dos mundos: os: el natural y el sobrenatural, y en esos doss mundos mu existen también dos fuerzas antagónica gónicas, dos fuerzas contrarias, muy superiores a nosotros, noso porque no dependen de la materia: a: La fuerza del bien, que por supuesto está fundada dada en Dios, y la fuerza del mal, que tiene como fundamento al demonio. “Humillaos, pues, bajo la pode poderosa mano de Dios para que, llegada la ocasión casión, os ensalce; confiadle todas vuestras preocu preocupaciones, pues él cuida de vosotros. Sed d sobrios sob y velad. Vuestro adversario, el diablo, ablo, rronda como león rugiente, buscando a quién ién devorar”. dev (1 Pe 5, 6-8). Y en el Catecismo de la Iglesia glesia encontramos que: “El hombre, persuadido por el Maligno, abusó de su libertad, desde el comienzo com de la historia”(GS 13, 1). Sucumbió mbió a la tentación y cometió el mal. Conserva el deseo de del bien, pero su naturaleza lleva laa herid herida del pecado original. Ha quedado inclinado ado al mal y sujeto al error. De ahí que el hombre esté té divi dividido en su interior. Por esto, toda vida human umana, singular o colectiva, aparece como una lu lucha, ciertamente dramática, entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas. (GS 13,, 2) C Catecismo de la Iglesia Católica No. 1707. Pero aún siendo muy superiore eriores a nosotros, nunca nos manipularán, porque, que, aún a pudiendo hacerlo, no lo harán porque ue Di Dios ha querido hacer al hombre libre, y aún El, El respeta esa libertad, y no permite quee el ddemonio la quebrante. Por lo tanto, estass dos fuerzas, solo impactan al hombre, cuando do él, voluntariamente se los permite. Mediante su razón, el hombre mbre conoce la voz de Dios que le impulsa “aa hacer hace el bien y a evitar el mal” Catecismo de la IIglesia Católica No. 1706. “Hasta que no llega a encont ncontrarse definitivamente con su bien último o que es Dios, la libertad implica la posibilidad ilidad de elegir entre el bien y el mal…” Catecismo cismo de la Iglesia Católica No. 1732. Es importante hacer la observac servación de que no es posible que actúen en ell hombre homb al mismo tiempo ambas fuerzas, porque orque, además de que son contrarias entre si (2Cor (2Co 6,14) si el hombre acepta una, necesariame ariamente rechaza la otra. De esta forma es como somos, mos, por decisión nuestra INSPIRADOS: o porr la fuerza fu del mal, o por la fuerza del bien. Y ¿Cómo podemos saberr qué clase de fuerza es la que nos inspira a cada uno, u en cada situación particular? ¿Se neces necesita adivinar? NO. Es sencillo saberlo: si lo que q hacemos ofende a Dios, nos aleja de Él, o va directamente en contra de nuestro herman ermano ¿Cuál será la fuerza que nos inspiró? Obvia Obviamente la fuerza del mal. Y si lo que hacemos nos acerca más a Dios, nos une a Él, o es en bien dee nuestro nues hermano; la fuerza que nos inspira es, por supuesto, la fuerza del Bien. Pero no olvidemos: nosotros otros ddecidimos cual es la fuerza a la que dejamo ejamos que sea la inspiración en nuestra vida, a, y ssiempre nos moverá aquella fuerza a la quee hayamos hay abierto el corazón. Por eso el hecho cho de dejarnos inspirar por una o por otra, depende pende de la opción que hayamos elegido: optamos tamos por el bien o por el mal. Pero esta opción se concretizará co en cada acto, en cada deseo, en ca cada pensamiento que admitamos. Porque puedo uedo decir con los labios que he hecho mi opción pción ppor Dios, pero si me dejo dominar por la ira, por po la soberbia, por el rencor, por el orgullo ullo o por cualquiera de las pasiones que afectan tan el corazón del hombre, mi verdadera opción ción nno habrá sido por Dios. En cambio, si lucho ho constantemente con contra las inclinaciones natura naturales por ser fiel a la Voluntad de Dios expresada expre en los mandamientos, entonces SI hab habré concretizado mi opción por Cristo. Cada día, en cada acto, enn cada pensamiento, todo ser humano después del el pecado pec de Adán y Eva, estamos inspirados os por la fuerza del bien o por la fuerza del mal ¿Esto ¿ parece demasiado dramático? ¿Exagera xagerado? Pues no lo es, es una realidad. “En lo más profundo de su co conciencia el hombre descubre una ley quee él no n se da a sí mismo, sino a la que debee obed obedecer y cuya voz resuena, cuando es necesario, sario, en los oídos de su corazón, llamándolee siem siempre a amar y a hacer el bien y a evitar el mal...” mal.. Catecismo de la Iglesia Católica No. 1776. Porque las fuerzas del mal al o ddel bien no son imaginaciones sino realidades, ades, y mucho más firmes y más densas que las rea realidades perceptibles por los sentidos, porque rque estas e pasarán, en cambio, las realidades sobren sobrenaturales permanecerán: porque son eternas. Tú decides que fuerza inspirar nspirará tu vida, solo recuerda que tu decisión n te acercará a a tu destino final.