AVATARES DE LA CALLE - Revista Rayuela

Transcripción

AVATARES DE LA CALLE - Revista Rayuela
DE LA CALLE
Testimonios
AVATARES
Román Díaz Salgado
Introducción
E
l presente texto es un compendio de cinco testimonios1 de jóvenes que viven
en calles de la Colonia Morelos, en la Delegación Venustiano Carranza de la
Ciudad de México. El propósito de presentar estos testimonios es dar a conocer, de viva voz de los jóvenes que viven en calle, sus experiencias relacionadas
con dicha condición. ¿Cómo es que sale un chico o chica a la calle? ¿Dónde vivían
y con quién vivían antes de salir a la calle? ¿Qué problemas padecían y qué detonó
su salida a la calle? ¿Cómo es su proceso de arraigo a la calle? ¿Cuáles son sus sueños, anhelos y deseos a futuro? ¿Qué hacen para cambiar su situación? Estas son
algunas preguntas que nos llegamos a formular cuando vemos o interactuamos de
una u otra manera con chicos y chicas que padecen esta problemática.
No existen respuestas exactas, únicas, ni correctas a estas preguntas pues siempre habrá un espacio para las implicaciones objetivas, racionales y subjetivas en
la singularidad y colectividad de quien o quienes nos formulemos tales cuestionamientos. Por ello, esta serie de testimonios es una invitación para que el lector
reflexione sobre la complejidad en la vida de cada adolescente o joven que vive
en la calle y así obtenga sus propias conclusiones.
Testimonio de M.R.R.
Ahora, hace un mes estuve trabajando como voluntario en el curso de verano de ednica. Me gustó mucho porque estuve con los niños y niñas que vienen a ednica. Así,
me obligaba a portarme bien para que los niños confiaran en mí. Lo que me gustó del
curso de verano fue que los niños no me discriminaran, ellos me respetaban. No me
discriminaban ni a mí y ni a mis amigos. Nos fuimos de paseo a la alberca de Aragón,
Al Desierto de los Leones y a los Dínamos con ellos.
Yo creo que esto es lo que necesitamos los que vivimos en la calle, estar ocupados haciendo muchas cosas que nos gustan y que nos hacen olvidarnos de la droga y de los
problemas. También, en el curso de verano nos cooperábamos con los chavos para
hacernos nuestras tortas y comer con los chamaquitos. ¡Hijotes!, los niños son bien…
canijos, hay niños que si te hacen caso y otros que no te escuchan. Hubo un niño que se
Educador de calle del programa de Niños y Jóvenes en Situación de Calle de ednica IAP
desde el año 2000. Responsable del área de adicciones de ednica en 2002. Ha colaborado como
Operador del Programa Matlapa – ednica así como Operador del proyecto Quórum. Actualmente es
Coordinador del Centro Comunitario Morelos ednica IAP.
1
Los nombres de los jóvenes han sido omitidos para proteger su identidad.
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llama Gerson, que era bien grosero, no me hablaba bien. Una vez me dijo bien feo y yo lo
regañé, hablé con la maestra y ella le llamó la atención.
También hay niños muy… muy, que son muy buenas personas. Te hablan bien y te
ponen atención. Unas niñas que me cayeron muy bien, fueron Astrid y Miranda;
ellas te ponen atención y hacían bien sus trabajos. Luego, me gustaba hacerle bromas a Miranda, le preguntaba que qué había comido, le preguntaba lo mismo todos los días y todos los días ella me decía que había comido caldito de pollo, todos
los días. Eso me daba mucha risa. Le decía que si me invitaría a comer caldito de
pollo y ella nada mas se me quedaba viendo, como que se quedaba pensando. Esto
es lo que quiero platicar del Curso de Verano.
Antes de salirme de mi casa, la vida era bonita, no me drogaba. Me salí a calle por
problemas en mi casa, mi padrastro se drogaba. Me salí a la calle a los ocho años.
Me iba pa todos lados. Al primer lugar que llegué fue al Metro La Raza. Ahí me “monié” por primera vez. Me invitó un amigo y ese amigo se murió tiempo después. Ahora, gracias a Dios, ya no me quedo en calle, hay una señora que se llama Evangelina
y que me dejaba quedar en su casa. Me da chance porque soy buena persona y los
respeto. También me han apoyado en ednica, los maestros que son buenas personas.
Testimonio de V.S.V.
Creo que nací en 1982, y según tengo como 28 años de edad. Mi fecha de cumpleaños
es el 28 de julio. Nací en Cárcel de Mujeres, en Iztapalapa. Antes de salirme a la calle
vivía con mis tíos, en San Miguel Tlaltongo. Me salí a la calle cuando tenía siete años de
edad. Me salí por culpa de mi madrastra, porque ella no me dejaba ir a la escuela y no
me compraba mis útiles. Mi madrastra me pegaba en todo el cuerpo con varas y cables.
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Tenía tres hermanas, Lupe, Diana y Estela. Estela era mi media hermana. Ellas viven
en Zacapuascla Puebla. Nadie de mis hermanos y medios hermanos salió a vivir a la
calle. Ahora, todos mis medios hermanos ya son casados. Sólo yo estoy soltero. Hace
siete años me atropellaron y desde entonces camino chueco, en la calle me dicen “El
Chiquilín” y hace tres años dejé el vicio, pero tuve una recaída. Aquí en la Morelos
llevo 18 años viviendo, ya me conocen en San Lázaro, en el Mercado Morelos, en el
Metro. También estuve en Buena Vista, Plaza Aragón y San Miguel Teotongo.
Estando en calle he llegado a estar en algunas casas, con gente que me ha ayudado.
Estuve en la Villa, Caracas, con el Vallejo, Ecuador y en Anexos. A los siete años estuve
por primera vez en un Anexo y ahí me llevó uno de mis valedores de calle. Lo feo de andar en la calle es que me han pegado, me han golpeado, he agarrado el vicio, también
he trabajado desde niño. Hay mujeres que me dicen que me vaya a vivir con ellas, ellas
luego me quieren ayudar para que yo salga adelante. También he visto que algunos
de mis amigos se han muerto en la calle. En la calle hay maltrato. Mis amigos en la
Morelos son “El Largo”, “El mamado”, “El Chato” y el hijo del “Chato”.
A ednica la conozco desde hace dos años. Aquí he aprendido a vivir en paz, a no pelear con las personas. A salir adelante para hacer una vida feliz sin vicios. También
he aprendido a no pegar a las personas. Apenas, estuve participando en el curso de
verano, estuve apoyando a los maestros. Me sentí muy bien participando con los niños
y niñas, me sentí contento haciendo las actividades en las que participamos. Me gustó
cuidar a los niños y decirles que se portaran bien y que no se pelearan. Me sentía feliz
de que me dijeran “maestro” y me decían así porque jugaba con ellos.
Testimonio de L.C.M.
Tengo 24 años de edad, nací en el estado de Naucalpan en 1984, el 27 de agosto. Cursé hasta el 2do grado de primaria. Mi vida antes de salirme a la calle era de mucho
maltrato. Mi padrastro me maltrataba mucho. Tuve dos padrastros. Con mi segundo
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padrastro vivíamos cerca del metro Cuitláhuac, sobre avenida Vallejo. De mi mamá no
me acuerdo. Me salí de mi casa bien chavito, tenía siete años cuando esto pasó.
Ya en la calle estuve en muchas partes, en Chapultepec, San Lázaro, Mercado Morelos, Barranca del Muerto, Observatorio, Candelaria. También estuve en instituciones
como Casa Alianza, Ecuador, Finca. Aquí en la Morelos llevo seis años. Mis amigos en
la Morelos se encuentran en el Mercado Morelos. El “Quimba” es un luchador, bueno,
trabaja repartiendo hielo en el Mercado, él me ha dado trabajo y cuando lucha me ha
invitado a ver sus funciones. Él me enseñó dos, tres llaves.
Lo feo de vivir en la calle, es que luego abusan de uno, la gente te mira mal, uno vive
mucho peligro y atropellamientos.
Algunas ocasiones he estado anexado, he estado en tres anexos. Conozco a ednica desde
hace tres años. En ednica he aprendido a respetar a la gente. Apenas, participé en el
curso de verano. Estuve apoyando a los morritos y ellos me trataban bien. Me gustaron
los talleres de computación y manualidades. En el curso les pedía a los niños que no se
pegaran y que no se faltaran al respeto. Me gustaron los paseos a los que fuimos, nos
la pasamos chido.
Testimonio de M.P.M.
Antes de irme a la calle, en mi casa pasaba mucho maltrato. A los 13 años me salí
de mi casa y me fui a la calle. Antes, estaba con mis papás mis carnalas y mi carnal.
Fueron los maltratos, en ese entonces, mis papás me pegaban mucho, lo que me llevó a
la calle. Estudié la primaria en Ecatepec, Edo., de México. También me salí de mi casa
porque éramos seis hermanos, y por eso mi mamá gastaba mucho dinero. Después mi
mamá nos llevó a un internado atendido por monjas pero tenía que pagar dinero para
que estuviéramos con ellas.
Pasé problemas en el internado y ya no pude seguir. Mi mamá me preguntó que si quería seguir ahí o que si me quería salir. Yo le dije que me quería ir de ese lugar. Uno de
mis hermanos ya estaba viviendo en calle y me invitó a que me fuera con él a Pantitlan.
Me fui con él, en Pantitlan me presentó a sus amigos, unos chóferes que se drogaban.
Me quedé en la calle con mi hermano y me drogué, desde entonces me seguí drogando.
Esto fue a los 13 años. Un chofer que se llama Casimiro me enseñó a ponerle con activo
y mi carnal Miguel me enseñó a charolear.
En calle estoy triste, porque no estoy con mi familia, a veces regreso con ellos. Me quedo
a dormir sobre Av. Canal del Norte, en los tacos. Gano dinero cantando en el metro y
con el dinero que gano compro comida, a veces me regalan la comida porque saben que
soy tranquilo y que no me meto con las personas. Me gusta la Morelos, conozco a mucha
gente aquí y algunas personas me echan la mano. Me gustaría dejar las drogas, por
eso voy a ednica. Hace unos meses me acompañaron a un centro de rehabilitación, un
anexo. Aguanté sin drogarme y los maestros me visitaban.
Lo que quiero es ya no drogarme, vivir bien, tener una familia y un trabajo.
Testimonio de D.J.V.
Salí a la calle a los 16 años de edad, me salí de mi casa por problemas familiares, también porque empecé a tener problemas de adicciones, comencé a consumir activo. Antes
de salirme de mi casa, vivía con mi familia, vivía bien, entre comillas bien, porque a
veces había amor, cariño, ternura; pero otras veces había golpes, maltrato y desprecio,
pues me llegaban a decir que “no servía para nada”. Mi mamá era la que me maltrataba y me decía estas cosas. Creo que mi mamá era así porque así sacaba su frustración
o su ira. Mi padrastro era alguien muy alcohólico y seguido se peleaba con mi mamá.
Mi mamá se desquitaba con nosotros de lo que le hacía mi padrastro.
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Tengo ocho hermanos, tres hombres y somos cinco mujeres. Soy la mayor de mis hermanas. Ahora tengo 24 años de edad, soy del 12 de febrero de 1985.
Lo más feo de vivir en la calle son los golpes y las riñas, luego me fastidian y se quieren
sobrepasar conmigo. No sé por qué sigo en la calle, creo que regreso a calle porque aquí
está Mauricio, mi pareja. Creo que me ha faltado voluntad y ser más responsable para
dejar la vida en calle.
Me gustaría cambiar de rumbo, si siguiera con Carlos seguro seguiría tirada en el piso,
así me tenía el Carlos. En el futuro me gustaría tener mis hijos, mi familia, contar con
personas que se hagan cargo de mí, que sean responsables. Ahora no me quedo en la
calle, me estoy quedando en hoteles con mi chavo.
Nota metodológica
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Hasta aquí la presentación de estos testimonios de jóvenes que viven en la calle. La
lectura de estos textos puede dar pie al análisis cualitativo de diversos elementos
socioculturales que se revelan a través del discurso de quienes los emitieron. Sin
lugar a duda, los testimonios dan cuenta de factores comunes que detonan la vida
en calle, pero también evidencian las significaciones singulares que cada individuo va construyendo a partir de dicha condición social.
Los testimonios expuestos, no se tratan de entrevistas, sino de conversaciones
que se han tenido con los emisores a partir de su participación en las actividades
educativas que se desarrollan con ellos y ellas en el Centro Comunitario ednica – Morelos en el 2009.
En este sentido, los testimonios presentados hablan por sí mismos con su propia riqueza comunicativa. La única intención metodológica, desde el lugar de
quien promueve la difusión de dichos testimonios, es impulsar la valoración del
niño, niña y/o joven que vive en la calle como sujeto de expresión, opinión, manifestación y, sobre todo, como sujeto de derechos.

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