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46 etc Sábado, 17 de febrero de 2007 La Opinión de Granada Periferia libros Suplemento de La Opinión de Granada nº 11 Febrero de 2007 www.laopiniondegranada.es/suplementos NOVELA Nueva York oculto ‘El nadador del Lower East Side’ y ‘La baronesa de Greenwich Village’ retratan la rutina de la Gran Manzana La soledad del corredor de fondo (de Alan Sillitoe) RE-LECTURAS por GINÉS S. CUTILLAS Alan Sillitoe es un autor inglés ajeno a cualquier moda que ha sabido mantenerse dignamente desde que publicara su primera novela al final de la década de los 60 y que ha seguido a rajatabla el consejo que le dio Robert Graves en Mallorca al principio de su carrera: “Debes escribir sobre el lugar de dónde provienes y de lo que conoces [...]”. Nacido en 1928 en el seno de una familia obrera de Nottingham, donde los libros eran tan extraños como las comodidades, tuvo que abandonar los estudios a los catorce años para trabajar en la fábrica y no fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial, al pasar un año en el hospital, que se aficionó a leer y más tarde a escribir. Una vista panorámica de Manhattan ✒ VIRGINIA GUZMÁN Hay un Nueva York conocido, convertido en tópico hasta la saciedad, mil y una veces retratado. Y existe otro Nueva York, en el que se mueven sus vecinos, el que se despierta cada día en la rutina de sus habitantes, el que oculta en su interior las miserias de aquellos que llegan a la Gran Manzana dispuestos a encontrar el éxito y que acaban siendo un desconocido más en la ciudad de las grandes oportunidades. D e estos anónimos personajes se encarga Arthur Nersesian en su última novela ‘El nadador del Lower East Side’ –su título original es ‘Chinese Takeout’– una magnífica obra que se lee del tirón y que se convierte en un fresco muy actual de la vida de este barrio entre bohemio y perdedor neoyorquino. Las desventuras de Or Trenchant, un artista sin éxito, abandonado por su novia y que termina viviendo en una furgoneta, sirven de excusa para retra- tar el barrio, que se mueve entre Houston y el Bowery, y a sus gentes: vecinos humildes, artistas ya mayores que no han conocido el éxito, drogadictos… Precisamente será una adicta a las drogas la que vendrá a trastocar la vida del joven pintor, llevándolo en caída libre hacia el En ‘El nadador del Lower East Side’ se encuentran trazos de Auster o Dorothy Parker infierno. Nersesian, escritor de culto en su país, dibuja sin miramientos un paisaje a ratos sórdido y a ratos bohemio, donde casi todo es posible y casi todo se acepta y donde el final agridulce es esperado casi desde el principio. Como el paisaje, el lenguaje es por momentos descarnado, Título:‘La baronesa de Greenwich Village’. Autor: Rene Steinke. Editorial: Circe. Hablar de Sillitoe es hablar de realismo social y de literatura denuncia, destilada a través de unos personajes desesperanzados y atrapados en su entorno que muestran la miseria de los barrios ingleses de la posguerra. No es de extrañar pues que se le enmarque dentro del movimiento de los ‘jóvenes airados’ de los 50 del que también formó parte el Nobel William Golding. ‘La soledad del corredor de fondo’ es una colección de relatos –quizá más bien de pequeñas novelas– que adopta el título del primero de ellos. En este se habla del desasosiego de una generación perdida por medio de Colin Smith, que tras ser condenado a un reformatorio por robar en una panadería, el sistema le otorga un voto de confianza al apostar por él como posible ganador de la carrera de fondo organizada entre los distintos correccionales del estado. El director le confiere una serie de privilegios –como salir a correr fuera del recinto– animándole a la reinserción para que sirva de ejemplo al resto de comintimista, directo, duro… En ‘El nadador del Lower East Side’ se encuentran trazos de aquellos otros que han intentado reflejar la vida en la Gran Manzana, desde Paul Auster al ‘costumbrismo’ moderno de la inigualable Dorothy Parker. Precisamente de alguno de los relatos de esa escritora parece haber salido el personaje real de la baronesa Elsa von FreytagLoringhoven, que fue conocida en ambientes neoyorquinos como ‘La baronesa de Greenwich Village’, título de la obra pañeros que ya para entonces le desprecia. Pero el protagonista es un rebelde sin causa y se empeña en abrazar la suerte que le ha tocado vivir resistiéndose a cruzar la raya que le separaría de los de su clase. Pocas novelas se pueden jactar de un título tan bello y tan bien elegido, porque resume a la perfección el alma de todo el relato, su momento álgido, cuando el joven se enfrenta a sí mismo en el día de la carrera y ha de recorrer en soledad, acompañado tan sólo de sus pen- samientos, la distancia que le separa de la meta, de su libertad, y comienza la lucha interior por mantener intacto su orgullo callejero o servir de herramienta al sistema traicionándose a sí mismo. En 1962 la obra fue llevada al cine con guión del propio autor, que consiguió la difícil tarea de respetar el espíritu original en un medio distinto. La película se engloba dentro del movimiento cultural ‘Free Cinema’ del que el director Tony Richardson fue cofundador y donde lo que prima es la actitud, pues de ella nace el estilo. que le dedica René Steinke, una biografía con tintes de novela y que nació como tesis universitaria. Como las grandes musas, Elsa fue una gran innovadora, vivió muy deprisa, era inquieta y estaba predispuesta a medrar en la Gran Manzana de los años 20, en la que se daban cita nobles y ricos europeos, artistas dispuestos a ‘inventar’ el arte moderno, vividores, aprovechados… Todo una maraña de extraños personajes que rodearon a la baronesa, huida de una infancia desoladora en Europa y que tuvo una concepción. Periferia libros etc 47 La Opinión de Granada Sábado, 17 de febrero de 2007 muy particular sobre la vida y las relaciones personales. También desgarrador y todo un retrato de la sociedad de la época, esta obra supone, en cierto modo, un homenaje más a aquellos que covirtieron Nueva York en el sueño idealizado de millones de personas. RINCÓN POÉTICO La chica de ayer drileña, cuyo verdadero nombre es Bárbara Allende Gil de Biedma, ha recorrido los mejores museos y galerías internacionales y sus trabajos han sido galardonados en numerosas ocasiones, llegando a conseguir el Premio Nacional de Fotografía en el 2005. Nueva York es la ciudad literaria por excelencia. Puede que haya otras que también hayan captado la atención de los escritores por su exotismo, por su historia o por su carácter cosmopolita, pero nin- Los relatos de Dorothy Parker son muy útiles para conocer la ciudad Una obra de Ouka Lele ✒ Washington Irving creó el apodo‘knickerboc ker’ para los neoyorkinos guna ha sido tan retratada como la Gran Manzana, la capital del mundo. Con lugares que forman ya parte del imaginario común, como la Estatua de la Libertad, el Empire State Building, Central Park o la Quinta Avenida, convertir en personajes a los ciudadanos neoyorquinos es algo que ha caracterizado la literatura casi mundial desde finales del siglo XIX. Sólo hay que recordar a Henry James, que desarrolló en la ciudad ‘Washington Square’, una de sus novelas más populares. Mención especial se merece también Washington Irving, que antes de descubrir los misterios de la Alhambra, relató los orígenes de Nueva York y legó para la posteridad el apodo de ‘knickerbocker’ para sus habitantes, una denominación que hoy pasea el equipo de baloncesto de la ciudad, los ‘New York Knicks’. Dorothy Parker retrató para siem- BLOG DE NOTAS MARTA BADIA Título:‘Poesía en carne viva’. Autor: Ouka Lele. Editorial:Atlantis. Nueva York, corazón financiero del mundo Título: ‘El nadador del Lower East Side’. Autor:Arthur Nersesian. Editorial: El Aleph. pre la Gran Manzana de la primera mitad del siglo XX en sus cuentos, imprescindibles para conocer la sociedad de la época. Y un trabajo similar realizó la escritora Dawn Powell. Cuentos magníficos sobre Nueva York son también los de O’ Henry, costumbristas y llenos de encanto. En nuestros tiempos, a la larga lista se unen escritores tan consagrados como Paul Auster, autor de ‘Trilogía de Nueva York’, o el propio Nersesian. Del lado español, son muy recomendables ‘Ventanas de Manhattan’, de Antonio Muñoz Molina, o ‘Historias de Nueva York’. ¿Cuánto tiempo vamos a continuar aplaudiendo la estela de la movida madrileña? Este sobrevalorado movimiento, heterodoxo por antonomasia, lleno de contradicciones y ambigüedades, se convirtió en un foco de efervescencia cultural en las postrimerías de la transición. De sus entrañas surgieron abanderadas singularidades, que marcaron un antes y un después en la maltrecha cultura española. Aunque muy pocos, de entre tantos creadores, optaron por las letras. Quizá porque la escritura requiere un proceso de elaboración demasiado complejo, que la rapidez de aquellos años no permitía. No obstante no se debe olvidar, que durante escasamente una década esta corriente produjo también grandes artistas, en la música, en el cine o en la fotografía, que es el caso de la disciplina que Ouke Leele domina a la perfección. Esta ma- La red atrapa Escribo un blog para que me lean, igual que escribo aquí para que me lean. Escribir obedece a la necesidad primaria de escupir lejos de ti lo que te sobra. El siguiente paso es querer que el mundo sepa lo que tú has escrito; que lo que tú opinas sobre la inmortalidad del cangrejo o sobre el sexo de los ángeles es eso. A partir de ese deseo tan básico, miles de personas toman cada día la decisión de empezar un blog y adentrarse en el mundo del exhibicionismo bloguero, un trastorno que se tratará dentro de poco en las unidades de atención primaria de las clínicas psicológicas. Creedme. ¿Qué es un blog? Es uno de esos diarios o bitácoras que cualquiera puede abrir gratuitamente en internet para empezar a disertar sobre lo que le apetezca: qué comió ayer, cuánto ama en secreto a su vecina o por qué odia sin reservas a Björk. Los textos van publicándose de forma sucesiva, a la manera de un diario tradicional, ordenados por fechas. Hay tantas formas de hacer un blog como blogueros existen; lo único que todos comparten es una especie de “aquí estoy yo y tengo algo que deciros”, un asomar la cabeza por la ventanita de la propia realidad y gritar para que los de la calle te hagan caso. La ‘blogosfera’, como se conoce al mundo de las bitácoras, es un microcosmos tan interesante como superpoblado. Al principio uno se cree que nada más empezar a escribir un montón de personas va a leerle y a decirle lo estupendo que es. Nada más lejos de la realidad; para ser realmente conocido en la comunidad bloguera, hay que dar mucho que hablar, ser muy original, ser muy bueno o tener suerte. Entre tanta abundancia, a veces es difícil discriminar, pero la gracia es esa: saber bucear, ir saltando de página en página gracias a la magia del hipervínculo y descubrir, en un remoto rincón del ciberespacio, una voz fresca, original, con la fuerza y el brillo que despliega a veces quien no tiene nada que ganar. En ocasiones no hay más calidad literaria que la que da la ausencia de miedo. Y creedme que engancha. También es un mundo algo tonto, a veces. Es voluble, superficial, tan efímero que si tardas más de unos días en publicar de nuevo, los lectores se marchan a otra Poesía en carne viva es su primer libro, se trata de un breve poemario ilustrado con unos pequeños dibujos de la misma autora. En sus versos recrea unas imágenes que nos recuerdan a esas fotografías suyas pintadas a mano: de paisajes oníricos, de formas imposibles, de personajes de otros mundos... Imágenes maravillosas en sus instantáneas pero que pierden fuerza al tomar forma en un papel. El libro adolece de recursos típicos del que empieza a escribir; repeticiones y anáforas intentan aportar un ritmo que nunca llega a funcionar y que nos conducen en demasiadas ocasiones al prosaísmo. Es reprochable a su vez, el manejo de ciertas figuras retóricas que parecen extraídas de un manual por asimilar. Paradójicamente el libro está teniendo muy buenas ventas, corroborando que muchas veces el ¿Cuánto tiempo vamos a continuar aplaudiendo la estela de la movida madrileña? nombre de un autor, como ella misma ha afirmado, se convierte en un marca que vende todo aquello que haga. De esta manera, debemos entender este librito más como un ejercicio de búsqueda personal que como un logro literario. Cuya única finalidad es la de retornar a un intimismo que se degradó en sus años más públicos, un reencuentro con el sitio de su recreo. por Marina Díaz parte. Hay muchos grupitos, muchas rencillas de patio de colegio, muchos “te leo si me lees”. Pero también es un desafío digno de cualquier buen escritor eso de tener que sacar, día sí y día también, algo que dar de leer para mantener pegado a la pantalla a tu pequeño público. Lo mejor son las historias. En un panorama literario que parece que se ha quedado sin nada que decir más allá de los templarios y la autoayuda de tapas duras, las historias, la carne viva y fresca de la escritura, está en Internet. Hay un deseo enorme de contar, de desgranar acontecimientos de la propia existencia para que no se los lleve el viento. Todo el mundo tiene algo que decir y, en contrapartida, la web está llena de ojos ansiosos de tragar realidad ajena, que desmienten a gritos eso de que la gente cada vez lee menos. En su discurso de aceptación del Premio Príncipe de Asturias, Paul Auster hablaba de la necesidad de historias que tiene el ser humano. “Las necesita casi tanto como el comer”, decía. Viendo crecer y desbordarse el fenómeno blog, no puedo por menos que estar de acuerdo. 48 etc Periferia libros Sábado, 17 de febrero de 2007 La Opinión de Granada NARRATIVA Olmos y diario pop ✒ GUILLERMO BUSUTIL Hace unos días, la Fundación JuanMarch de Madrid inauguró una interesante y completa exposición sobre la obra realizada por Roy Lichtenstein, entre1966 y 1997, uno de los grandes artífices y maestros del pop-art, junto aWarhol y a Richard Hamilton, quien acuñó la célebre defensa del movimiento como un arte que era “popular, efímero, joven e ingenioso”. Esas características, además del interés por reflejar, con mayor o menor ironía, la sociedad de consumo y la cotidianeidad corriente, definieron el pop al que Lichtenstein enriqueció con su personal reinterpretación de la milenaria pintura japonesa con la técnica de puntos y con la trama del cómic. Con estas apreciaciones intento explicar que sea Japón el país que actualmente lidera el auge de esa nueva literatura pop que puso de moda Katayana Mu- Japón lidera el auge de esa nueva literatura pop que puso de moda Katayna Murakami rakami y a la que le ha seguido el éxito de Yoshimoto Banana. Tal vez debido a que el pop, tanto en lo referente a la música como a la narrativa, la poesía y los hábitos de comportamiento, no sólo impregna nuestra memoria cultural, sino que además es la referencia dominante en las actuales sociedades del bienestar dominadas por el consumismo de marca y la banalización americana de la vida y de las relaciones humanas.Una evidencia a la que añadirle la fuerza con la que la nueva literatura pop se abre paso en el mercado y entre las preferencias de los lectores más jóvenes que se quedaron huérfanos de aquellos autores de la Generación X, cuyo mejor exponente y único superviviente con honores es Ray Loriga. Pero la cuestión es que la narrativa pop está demostrando su garra, su capacidad para deslumbrar e inspirar a nuevos autores que siguen la estela del ja- ‘Maybe’, 1963, obra de Roy Lichtenstein ponés Murukami y de Nick Hornby, nombres consolidados cuya impronta literaria e iconográfica está presente en las obras emergentes de escritores más jóvenes como el suizo Christian Kracht o el madrileño Alberto Olmos, finalista, tras Roberto Bolaño, del Premio Herralde y recientemente galardonado con el X Premio de Arte Joven de Novela de la Comunidad de Madrid por su libro ‘Trenes hacia Tokio’. Una novela, publicada por Lengua de Trapo, en cuyas páginas el lector asiste a las impresiones, idas y venidas de un profesor de español que intenta escribir una novela acerca del talento, mientras se impregna de la vida japonesa y del poder de atracción de sus mujeres. La novela de Alberto Olmos está concebida como un cuaderno de viaje o el resultado literario-periodístico de un blog que registra la existencia cotidiana en Japón, vista por un diletante profesor de español que es adicto al tabaco, a la pornografía por internet y al desencuentro platónico-sexual con Kokoro, Ai y Akiko, chicas que, junto a la música, las marcas y las referencias a la literatura pop japonesa, subrayan el valor iconográfico de la sociedad de consumo, los productos en serie y el fantaseo con las vidas de los otros, una primera lectura bajo la que se esconde, aunque aflora en momentos concretos, el logrado reflejo de la soledad y del ansia de amar, elementos que Alberto Olmos trata con una prosa desen- CREACIÓN LA SILLA EN EL ICEBERG fadada, directa, humorística y en ocasiones surreal o al servicio del fogonazo poético. De ese modo, al igual que Hamilton, este joven escritor le confiere a su narrativa las características de popular, efímera,joven e ingeniosa. Lo cual es un acierto en algunas partes de la novela y en otras una repetición de ‘trucos’ que se quedan en la superficie de esa observación de la idiosincrasia japonesa y del complejo y en ocasiones absurdo diálogo entre dos culturas. Tal vez porque, fiel a las esencias del pop, Olmos pretende por encima de todo que la historia tenga una apariencia sencilla de la que pueda decirse que carece de elaboración. por Ángel Olgoso Última cena El día de los ácimos, mientras celebra la Pascua con sus discípulos, dice el Maestro: “Antes de que yo padezca, tomad y comed, éste es mi cuerpo. Bebed todos de mi sangre de la alianza. Haced esto en recuerdo mío y para remisión de los pecados.” Pronto se advierte la simpleza de los doce pues hacen una interpretación literal de los deseos del Hijo del hombre: comen su cuerpo y beben su sangre, según lo decretado por Él, aunque prevalece la abnegación sobre el apetito. Es así como, en lugar del Maestro, se crucifica a uno de los doce discípulos; el mismo que, al dudar de la misteriosa naturaleza de aquella comida de Pascua, pensaba irse de la lengua. Ángel Olgoso (Cúllar Vega, Granada, 1961) es uno de los más representativos autores españoles de relato breve y fantástico. Entre otros títulos ha publicado ‘Nubes de piedra’, ‘Los días subterráneos’, ‘La hélice entre los sargazos’, ‘Cuentos de otro mundo’ (Dauro), ‘Granada, año 2039 y otros relatos’ (Comares), ‘El vuelo del pájaro elefante’ (Cuadernos del vigía) y ‘Los demonios del lugar’ (Almuzara). La Opinión de Granada Sábado, 17 de febrero de 2007 Publicidad 49 50 etc Periferia libros Hemos superado la clásica división entre realidad y ficción con la aparición de una ‘realidad ficticia’ o una ‘ficción verosímil’ que es el híbrido que viene a ser todo esto del ETRA mundo virtual. Da como miedo por lo difícil de manejar con los parámetros clásicos este nuevo espacio en el que las cosas no son del todo de verdad pero tampoco acaban de ser del todo de mentira, como si se hubiera creado un espacio nuevo entre lo físico (tangible) y lo metafísico (el mundo de las ideas), un lugar que ya han llamado Matrix y que aún está por conquistar. La cosa tiene su miga, ya se verá. Resulta que empieza a haber personajes en la red que son o ‘viven’ solamente como entes de internet. Hasta aquí no habría problema, pues estos personajes vendrían a ser como un Asterix y Obélix, un Don Quijote, una Blanca Nieves o un Peter Pan, ‘personas’ que son partes del imaginario colectivo, que a veces tomamos como seres históricos por su influencia en la cultura, pero que en verdad son meros entes de ficción manejados por sus autores y sin más vida que aquella que le trasmiten sus creadores. Pero hete aquí que estos personajes virtuales viven de alguna manera su propia vida, pues están programados para realizar algunas tareas de forma semiautónoma, es decir, pueden responder (con una programación lógica previa) personalmente a algunas cuestiones que se les planteen. Temible. L Tampoco se sabe muy bien dónde viven estos seres. Son ficción, sí, pero estarán digo yo en un ordenador, o en la información que se mandan los ordenadores entre sí, pues no están dibujados (y por tanto fijados al ser representada su ima- Sábado, 17 de febrero de 2007 La Opinión de Granada La tercera realidad APARTE POR CÉSAR REQUESENS gen) en un cuadro, o relatados en un libro. ¿Dónde están entonces? ¿De qué se componen estos individuos curiosos que deben pasar un frío que no veas con tanta electricidad aemocional alrededor? ¿Reivindicarán un día su derecho a la intimidad, a tener su espacio propio? ¿Lucharán por un estatuto especial, como se ha reivindicado recientemente para nuestros primos en la cadena evolutiva, los monos? Estos personajes en la red me causan una tremenda desazón, pues un día podrían tener acceso a nuestras cuentas corrientes, a nuestros datos personales, a nuestros gustos en las programaciones televisivas, a nuestros certificados y firmas virtuales. Podrían llegar a poder alterar nuestros códigos informáticos y, entonces, por primera vez en la historia, esa quimérica rebelión de los personajes contra sus autores se materializaría, saldría del ordenador, Periferia libros tendrían (por las consecuencias de sus actos) consistencia real. No sé si nos vamos a acostumbrar a estos nuevos entespersonaje. Decía Nabokov que sus personajes no tenían vida propia, que para él sus personajes eran “galeotes” en las novelas, simples peones en mitad de unas tramas controladas en todos sus detalles por aquel genio de la novela. A lo mejor Nabokov no se atrevía con una Lolita virtualizada con acceso autónomo a los correos electrónicos, con voz propia en los debates de los foros, con sus gustos ya formados y la capacidad de evolucionar a partir de un origen marcado por su autor. Una Lolita con público, con el que se podría comunicar y al que podría responder en primera persona. Todas estas quimeras me las planteo después de haber acompañado a un amigo a comprarse un ordenador y comprobar que si ya están interconectados el teléfono y el ordenador, a este paso, de aquí a nada veremos la tele en simbiosis perfecta con la informática y con el móvil (hermano aventurero del teléfono) y de ahí a nada con nuestra vida en su conjunto. Buen tema para una novela o un cuento. Pero prefiero no escribirlo, no vaya a ser que con tanto imaginar nuevos mundos acabemos provocando aquello que más tememos. Porque puede que un día hasta estos artículos empiece a escribirlos mi otro yo, ese que todavía me dicta lo que escribo y que quiero creer que aún no está encerrado dentro del ordenador. Aunque podría ser que el que esto escribe sea el que está ahí dentro (horror) y que el que me dicta sea ese otro yo que me susurra las cosas del otro lado de la pantalla, desde el otro lado de lo real. Nº 11 / febrero 2007. Coordinación: César Requesens. Colaboradores: Ginés S. Cutillas, Marta Badia, Cristina Gálvez, Marina Díaz, Ángel Olgoso. Envíos: Pl. Villamena, 1. 18001 Granada / Tlf: 958 80 97 00. Fax: 958 29 08 97. Suplemento de La Opinión de Granada web: www.laopiniondegranada.es/suplementos mail: [email protected] Librería Babel recomienda Tras los pasos de Robert Walser Título: ‘Doctor Pasavento’. Autor: Enrique Vila-Matas. Editorial: Anagrama. Precio: 19 €. pgs: 388. El narrador de ‘Doctor Pasavento’ persigue el destino del escritor suizo Robert Walser, de quien admira su afán por pasar desapercibido, la vida de bella infelicidad que llevó y la extrema repugnancia que le producían el poder y la grandeza literaria. Quiere apartarse, y un día desaparece. Cree que indagarán pero a Pasavento no le busca nadie y poco a poco va imponiéndose la sencilla verdad: nadie piensa en él. PALABRA DE LECTOR En busca de la identidad El psicomago y escritor Alejandro Jodorowski ✒ ROCÍO S. NOGUERAS Título:‘Las ansias carnívoras de la nada’. Autor:Alejandro Jodorowsky. Editorial: Siruela. Pgs.: 237. ¿Qué pasaría si un día, al levantarnos, descubriéramos que hemos perdido la memoria? La novela de Jodorowsky toma este interrogante como punto de arranque y, a partir de él, elabora una auténtica reflexión acerca de la identidad. Tres personajes que desconocen su pasado buscan respuesta a la realidad de sus propias vidas. No saben quiénes son, desconocen su oficio, ignoran cuál es su papel en el mundo y no tienen ninguna motivación porque ni siquiera recuerdan sus inquietudes personales. Desde esa absoluta desnudez, los personajes tratan de descubrirse a partir de lo que los demás les cuentan sobre ellos mismos, pero la mirada del otro es difusa, múltiple, contradictoria e inestable. Así, los hombres sin rostro y sin pasado llegarán a ser estudiantes, niños, asesinos, detectives, traidores, sueños... hasta alcanzar el final de la gradación convirtiéndose en nada. El círculo se cierra del mismo modo que se abrió, desembocando en una identidad vacía, en el silencio como respuesta. Todo ello transcurre en una sociedad ficticia, que se transforma en cada capítulo, rozando lo grotesco, cuestionando ‘la moral’ e incluso invirtiéndola, al más puro estilo de la obra pánica. Los límites entre lo real y lo imaginario son frágiles en esta novela, que insiste en plantear situaciones absolutamente inverosímiles pero con un dramático trasfondo de realidad. El poder, la moral, la pureza y, en general, los conceptos esenciales socialmente consensuados, son llevados al límite del ridículo consiguiendo con ello un cuestionamiento eficaz de aquello que aceptamos como ‘normal’ y deseable. El poder es caricaturizado en la imagen del dictador omnipotente que maneja los hilos de las vidas de todos los hombres. El General es un semidios que tiene controlado a todo el país mediante un adoctrinamiento que se lleva a cabo desde el nacimiento y los ciudadanos son simples marionetas que, incluso en su rebeldía, responden a un deseo caprichoso del dictador. Detrás de todo el andamiaje social construido desde la ficción hay un tono profético, existen puntos de conexión entre el mundo literario que Jodorowsky crea desde la exageración y el mundo ‘real’. Efectivamente somos seres del tiempo con identidades difusas. En nuestra propia construcción la memoria y la imagen que los demás proyectan de nosotros mismos juegan un papel crucial. Sin memoria, sin recuerdos, sin pasado somos seres vacíos y no tenemos más opción que mirar nuestro reflejo en los ojos del otro, pero esos ojos nos devuelven múltiples imágenes, distorsiones, perfiles contradictorios. ¿Somos acaso algo más que una imagen construida a partir de nuestras propias percepciones y de las ajenas? El final de la novela nos deja la triste sensación de que sólo nos queda la conciencia de nuestra propia oquedad. Tal vez seamos ‘nada’....