Agentes secretos*

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Agentes secretos*
Agentes secretos*
MARU ROCHA
T
ras Contagio (EU-Emiratos Árabes Unidos, 2011), el anterior filme bien logrado del
realizador Steven Soderbergh —comentado en esta sección en la edición No. 64, del
lunes 16 de enero de 2012— en esta ocasión nos entrega Agentes secretos (EU, 2012)
una cinta inusual dentro del género de acción, distinta a la forma en que estamos
acostumbrados a presenciarlas; pero, ciertamente, fiel al propio estilo del atípico cineasta
estadounidense (pulcro, provocativo, propositivo, con una iluminación distinta –con filtros-,
con un ritmo y desarrollo diferente, entre otros aspectos).
Agentes…, a diferencia de las grandes de su trayectoria como director ―desde la hoy
mítica Sexo, mentiras y video (su opera prima), pasando por Erin Brockovich (que le dio el
Oscar a Julia Roberts), Traffic (que lanzó al estrellato a Benicio del Toro), La gran estafa (el
exitoso inicio de la trilogía de los astutos ladrones que roban en Las Vegas, con la pléyade
histriónica de George Clooney, Brad Pitt y compañía), Solaris (adaptación de la excepcional
obra homónima del escritor de CF, Stanislaw Lem, de nuevo con Clooney), Ché (repitiendo
con Del Toro en esa cinta doble de cuatro horas) y El informante (con Matt Damon)― resulta
un tanto rara, contada de una manera quizás un poco lenta (sobre todo al principio) y no del
todo emocionante, pese al elenco masculino multiestelar, y a un insospechado as bajo la
manga de Soderbergh.
Es de llamar la atención precisamente el póker de ases que participan en la cinta, en
los papeles principales (en estricto orden de aparición): Channing Tatum (el soldado que se
volviera célebre con la taquillera G. I. Joe), Ewan Mc Gregor, Michael Douglas, Antonio
Banderas y Michael Fassbender (uno de los actores más impactantes y cotizados en la
actualidad, gracias a Shame, relatada también recientemente en esta sección). Asimismo, en
papeles de menor tiempo en pantalla, el francés Mathieu Kassovitz (el otrora galán de la
multiaclamada Amèlie) y Bill Paxton.
En cuanto al as bajo la manga de Soderbergh en esta producción lo es, sin duda, el
papel protagónico femenino, interpretado por Gina Carano, toda una revelación dentro del
medio cinematográfico (en especial del género acción-thriller), ya que esta actriz tiene una
excepcional peculiaridad: en la vida real es experta en artes marciales mixtas (fue la tercera
mejor luchadora del mundo en ese rubro). Entonces, los múltiples combates y secuencias de
acción y golpes que vemos en pantalla —en los cuales ella sobresale como la ruda violenta,
venciendo y doblegando con sagacidad a todos los caballeros— no son doblajes, sino
interpretados completamente por esta actriz-luchadora; esto, a diferencia de, por ejemplo, las
cintas de acción más rudas de la sexy Angelina Jolie (Tomb Raider, Sr. y Sra. Smith, Se
busca, Agente Salt y El turista) en las que se luce como fuerte y agresiva, pero que no es ella
quien en realidad ejecuta tales escenas tan aparentemente convincentes desde la perspectiva
hollywoodense. O bien, las de la imparable forzuda Milla Jovovich con su interminable saga
Resident Evil.
Gina Carano, actriz-luchadora de origen estadounidense, definitivamente dará mucho
de qué hablar: encarna a un nuevo prototipo fílmico de mujer ―siglo XXI‖: agresiva, guapa,
hiper audaz, fuerte (obsoleto aquello de ser catalogada como del ―sexo débil‖). Y lo mejor y
más irrebatible de la modalidad en cuestión: es la verdadera ejecutante de secuencias de
acción, sin dobles. Y Soderbergh nos la presenta para dar pie a futuras producciones de este
tipo en la que ella podrá encarnar a mujeres de este corte (semejante a lo que hace la hoy
célebre actriz sueca Noomi Rapace en la famosísima trilogía de Los hombres que no amaban
a las mujeres, con la cual se ganó el pase directo a la fama y a las contrataciones en todo el
mundo, por su osadía y agilidad tanto mental como física), en las que resulta sobresaliente su
actuación (lo más meritorio de Agentes...). En ella se desempeña con una fuerte y convincente
presencia en todas las escenas: persecuciones a pie y en vehículos, durísimos combates cuerpo
a cuerpo con hombres fuertes a los que ella vence, etc. Carano vendría a ser algo así como la
―nueva emperatriz Dura de matar‖, versión femenina.
Como es de suponerse, la historia de Agentes… versa acerca de un grupo de
―especialistas en combates y acciones violentas de todo tipo‖ (léase asesinos a sueldo
internacionales), a los que el gobierno yanqui usa y contrata al servicio de personalidades del
mundillo de los negocios y la política en cualquier país del orbe, para hacer desaparecer a
quienes les estorban o incomodan, de mutuo acuerdo o previo convenio específico. Nada
nuevo hasta aquí como trama, excepto, justamente, la aparición de la ―agente Mallory Kane‖
(Carano) frente al ―póker de ases‖ masculino a quienes somete de distinta forma. Tan es así
que el traidor jefe de Mallory (Mc Gregor), al darle instrucciones a otro agente (Fassbender)
para que la asesine una vez que ella cumpla su misión encomendada, éste le responde que
nunca ha matado a ninguna mujer. A lo que su interlocutor le responde, en virtud de las
capacidades de Mallory: ―Si la ves como una mujer, será un grave error‖.
Si bien Agentes secretos no es un filme tan atractivo como se esperaba que fuera, sí
resulta eficazmente novedoso y propositivo en cuanto al género femenino que nos muestra
con ese nuevo rol (violenta-ruda verdadera y encima, guapa) dentro de las cintas de acción
hollywoodenses.
CINEFILIA EXTRA: Generalmente uso este espacio para comentar acerca de otras películas
dignas de mención en la cartelera local u otros temas afines; sin embargo, hoy lo dedicaré a
un fenómeno desagradable, cada vez más recurrente, que está sucediendo actualmente en las
salas de cine de Colima: la de falta de cortesía, civilidad, respeto y consideración de cada vez
más espectadores tanto hacia el resto del público que asistimos a cualquier cine como a las
propias instalaciones de los complejos cinematográficos.
Esto es: cada vez más ―personas‖ suben los ―pies‖ a los asientos de las butacas
delanteras, cada vez dejan más repugnante el asiento donde estuvieron (cajas de palomitas
regadas, botellas de refrescos rodando por el piso, etc.), platican en voz alta durante las
funciones o usan desmedidamente los incontrolables teléfonos celulares, entre otras acciones
inapropiadas, molestándonos con todo ello a quienes sólo queremos disfrutar tranquila y
placenteramente de una buena película.
Precisamente al asistir a la función que hoy comento, en horario nocturno en
Cinépolis, dos mujeres (no hombres, que también los hay para esta clase de actos
vergonzantes, desde luego) subieron los pies a los asientos que se encontraban a un lado del
mío. No pude resistir la molestia que me causó y las increpé, les dije en tono reclamador que
por qué los subían. La respuesta fue por demás grotesca: ―¡es que no hay nadie ahí!‖. Antes,
hace muchos años ya, existía la figura del ―inspector‖ o ―supervisor‖ de cines, enviado por el
Ayuntamiento, figura que ha desaparecido y que, en virtud de tales acciones palurdas, será
necesario recuperar. Dejo esta queja para que quienes la lean, hagan eco de esta voz de
protesta, para que podamos continuar disfrutando plenamente del cine como debe ser:
relajada, agradable y cabalmente, sin salvajadas de hooligans.
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*Publicado en El Comentario Semanal No. 78 (Lunes 14 de mayo de 2012)

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