Lo viejo y lo nuevo
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Lo viejo y lo nuevo
Lo viejo y lo nuevo. Conductas de lo material y lo inmaterial. * Comisariado por Azotea (Ane Agirre y Juan Canela) Si pensamos en el contexto inmediato de esta exposición, hay ciertos aspectos que nos dirigen inevitablemente a la era post-fordista y la transformación del paradigma laboral gestada en los últimos años: ADN Platform se sitúa en las afueras de Sant Cugat, ciudad periférica que forma parte del cinturón industrial de Barcelona, y se localiza en una nave industrial reconvertida a espacio que acoge proyectos artísticos. Son muchos los espacios en los que ese desplazamiento de lo industrial y material a lo cognitivo e inmaterial se hacen evidentes en los últimos años. Lo viejo y lo nuevo, toma su nombre de una película de Serguei Einsenstein, en la que se retrata la irrupción del modelo industrial en la economía rural de subsistencia y de cómo la sociedad trata a adaptarse a unas nuevas condiciones de vida. En este sentido, la muestra reúne el trabajo de un grupo de artistas cuyos proyectos inciden, desde distintas perspectivas y formas de hacer, en algunas de las problemáticas que emergen del nuevo paradigma laboral ante el cual se encuentra la sociedad contemporánea. El objetivo es reflexionar y pensar de manera crítica en torno a las causas o consecuencias, directas o indirectas, del fin de la industria como la conocíamos, y de las nuevas formas de trabajo inmaterial y cognitivo, incidiendo en el lugar que el arte, la cultura, el ocio o el juego ocupan o pueden ocupar en todo ello. A lo largo del s. XX la organización del trabajo, los procesos de productividad y el control sobre la mano de obra se han ido modificando, dando lugar a las distintas fases de producción capitalista: taylorismo, fordismo, postfordismo o capitalismo cognitivo. La industria, que fue uno de los puntos fuertes en los inicios del sistema capitalista –así como en el extinto sistema comunista-, uno de sus vértices en los que el trabajo, la economía, la producción de materias primas y el estado del bienestar confluyen, deja de ser primordial. Todo ello contribuye al desviamiento de la mirada hacia otros escenarios, sin tener en cuenta en muchas ocasiones la importancia que este tenía como motor social. Así, la videoinstalación Goitik Behera, Behetik Gora (2012), de Usue Arrieta y Vicente Vázquez retrata el desarrollo de aficiones compartidas donde distintos colectivos desarrollan capacidades adquiridas en la fábrica para convertirlas en algo sensible. Agentes de un mismo tejido industrial, pero de distinto rango, disfrutan de su tiempo libre, incidiendo en todo aquello que traspasa los límites de las horas destinadas a trabajar, como el ocio o el entretenimiento, el juego y la diversión. Esta lógica se traduce en una cadena de nueve secuencias donde aquellas capacidades industriales se convierten en mundos sensibles, como el superviviente incomprendido de un estadio decrépito. Los artistas, desde una mirada poética, decapan la realidad de una comunidad industrial que, a su vez, configura la sociedad. Hoy, la posibilidad de la pérdida industrial afecta a toda Europa, la terciarización es un hecho, y el centro de gravedad de las economías occidentales tiende a un desplazamiento hacia lo inmaterial y lo cognitivo, con consecuencias como el dominio de los mercados financieros y de la especulación sobre la producción. El vestigio, los paisajes que un día fueron testigo de crecimiento para la comunidad se desintegran, dejando oquedades no sólo en el horizonte sino también en la sociedad y en el colectivo. Diego Santomé, se sirve de tubos fluorescentes fundidos, la luz industrial por excelencia y un material representativo del arte Minimal, para trabajar con la ruina como parte de la desaparición de la utopía social. Los tubos, una vez utilizados en la exposición, volverán a los puntos de recogida para ser reciclados. El capitalismo llega a los países del bloque socialista a través de la imagen en movimiento de vídeos VHS que narraban las maravillas de Occidente. Hoy, aquella terciarización hace que la generación que creció pegada a la televisión sea la mano de obra de la industria post-fordista. Mona Vatamanu y Florin Tudor utilizan en Production Line for the future (2010) aquel medio barrido por la revolución digital para crear un espacio de producción futuro, donde cintas rotas se reúnen y reciclan sobre una mesa, utilizando las bandas magnéticas con barras de metal. La instalación recuerda a un laboratorio constructivista –aunque la técnica es utilizada en Venezuela para demarcar los campos de cultivo-. Junto a la mesa, un banner muestra la distribución de la riqueza en el mundo, cuya forma recuerda a una pieza de KP Brehmer, artista político minimalista de los 70. De esta manera sugiere que no es solamente la distribución de tierra y propiedades lo que está en juego en el futuro, sino también la redistribución de aquellos lenguajes artísticos asociados, devolviendo al minimalismo su significado político original. Las fábricas fueron la representación de la utopía social, pero la falta de coherencia entre lo ideal y lo real derriba todo atisbo de ilusión. Los planes económicos, el cálculo de los beneficios y las previsiones son parámetros para conseguir un trazo perfecto de la economía, pero una vez más la realidad se encarga de comunicarnos de que el ensayo ha fallado. Este ejercicio de estadística, de suma y de resta es lo que Adrián Melis ha hecho con las taras y deficiencias de la industria de la construcción de Cuba. La isla caribeña, estandarte del modelo económico opuesto al capitalismo, el comunismo, se presenta aquí con sus fracasos ante la revisión artística. Franco Berardi “Bifo” resalta que el resultado de las políticas neoliberales es una reducción del coste de trabajo y un empobrecimiento de los trabajadores cognitivos. Ambos, trabajo industrial, deslocalizado a las áreas periféricas del mundo, y trabajo cognitivo, están devaluados y mal pagados, ya que la precarización ha fragmentado y finalmente destruido la solidaridad social y la fuerza de las emociones. El empobrecimiento, la autoexplotación y el trabajo sin límites, incluso podríamos decir el ocio confundido con el trabajo, o viceversa, son las conductas de los trabajadores cognitivos. Grupo Información –Antonio Gagliano y Efrén Álvarez-, desgranan esta realidad desde una reflexión crítica, utilizando el humor cómo detonante para revelar algunas de las dificultades propias de esta nueva clase social, impulsando el desarrollo de sistemas de control ascendente sobre los poderes fácticos de nuestra sociedad, utilizando despliegues técnicos adecuados a nuestro tiempo, la era de la información distribuida, Wikileaks y el P2P. Es interesante entender cómo el arte se inserta en este espíritu capitalista, sobre todo en cuanto a dinámicas laborales; pero también cómo la potencia de su subjetividad crea espacios para compartir otras formas de trabajo y convivencia distintas a las establecidas. Adelita Husni-Bey plantea una pregunta en su proyecto Room For a Void: “¿Qué haríamos si no produjéramos ni consumiéramos?”. La frase es colocada en una valla publicitaria en un recinto industrial emblemático en la ciudad de Turín que ha vivido todas las fases del capitalismo industrial y que, tras años de abandono, es reutilizada en la actualidad para ferias, eventos y conferencias. El vacío que se adueñó de estas fábricas durante los periodos de transición entre una fase y la otra, es el vacío al que la artista hace alusión en el título. Un receso que brinda ese espacio en blanco y despejado desde el cual poder imaginar un sistema alternativo en los márgenes del paradigma actual. La pieza se completa con la publicación de un libro donde tres pensadores proponen tres discursos alrededor de la primera pregunta. Formas utópicas de economía y nuevas formas de capitalismo surgen de estas voces que reclaman las prácticas artísticas como espacio para generar nuevas visiones más allá de los estándares. En este nuevo contexto es esencial repensar la cuestión de la subjetivación, y es aquí donde el arte, la creatividad y el pensamiento contemporáneo pueden tener una labor primordial. Debemos ser capaces de proponer un cambio de paradigma, una resemiotización del campo social, poniendo de manifiesto que tenemos un cuerpo, social y físico, un cuerpo socioeconómico. Cortesías galerías: Àngels Barcelona, D+T Project Gallery, Laveronica Arte Contemporanea, Parra & Romero