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Harraga Antonio Lozano EL AUTOR Antonio Lozano González nació en Tánger (Marruecos) en 1956. Licenciado en Traducción e Interpretación y profesor de francés, reside en Agüimes (Gran Canaria), municipio del que fue concejal de cultura. Es impulsor del Festival Internacional de Narración Oral Cuenta con Agüimes y del Festival del Sur – Encuentro Teatral Tres Continentes, un evento que desde 1988 reúne a compañías teatrales de América, África y Europa en la Villa de Agüimes, labor por la que le fue concedido el Premio Max Iberoamericano 2011. BIBLIOGRAFÍA Después de Harraga (2002, francés 2008, alemán 2011) – su primera novela que mereció el Premio Novelpol 2003 a la mejor novela negra en España, una mención especial del jurado en el Memorial Silverio Cañada de la Semana Negra de Gijón, en 2002, y el Prix Marseillais du Polar 2009 – publicó Donde mueren los ríos (2007, alemán 2008), también en torno al sórdido mundo de la inmigración clandestina; Preludio para una muerte (2006); El caso Sankara (2006), novela de intriga política sobre el asesinato del presidente de Burkina Faso (1983-87), que recibió el Premio Internacional de Novela Negra de Ciudad Carmona; y Las Cenizas de Bagdad (2008), premio Benito Pérez Armas, novela ambientada en el Iraq de los años ochenta. Ha traducido del francés al castellano obras de los autores: Yasmina Khadra, Samir Kassir, Konaté Moussa. Editorial Zech 2 3 Título del original: Harraga Zoela ediciones, Granada 2002 Para Javier Segura y Saljo Bellver, territorio del pasado y del presente, y a mis amigos tangerinos. Y, siempre, para Clari. Todos los derechos reservados · All rights reserved Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito de la editora. © 2011 Editorial Verena Zech, Santa Úrsula (Tenerife) www.editorial-zech.com © Texto: Antonio Lozano González Diseño de la portada y mapa: Karin Tauer Foto de la portada: © fothoss/fotolia Foto del autor: Tom Ojo Impresión: Gráficas Solprint Depósito legal: MA 761-2011 ISBN: 978-84-938151-2-7 Printed in Spain 4 5 DER AUTOR GLOSARIO Bacal: Tienda de comestibles y otros artículos domésticos Chelja: Lengua hablada por los bereberes del Rif Flag Special: Marca de cerveza marroquí Hach: Musulmán que ha cumplido con el precepto de peregrinación a La Meca Harira: Sopa tradicional marroquí, consumida diariamente durante el mes de Ramadán Harraga: Termino marroquí que significa ›los que queman‹, y con el que se designa a los emigrantes ilegales, que hacen desaparecer su documentación antes de emprender el viaje Kefta: Carne picada Shubbakía: Dulce tradicional marroquí, hecho con miel Wilaya: Administración provincial Yehá: Personaje campesino de los cuentos populares del Magreb, cuyas historias suelen transcurrir en la ciudad, acompañado de una mula DAS BUCH 6 7 1 Cierro los ojos. Veo desde mi camastro el techo agrietado de este lugar en que me encerraron. Ya no cuento los días, las semanas, los años que llevo aquí dentro. No distingo las noches de los días. Una bombilla, que sólo se apaga cuando se funde y se enciende cuando la reponen, es toda mi luz. El sol de Tánger, la ciudad en que nací, no está autorizado a entrar aquí. A veces me parece que me expulsaron de la realidad, que me encuentro en el Infierno. Pero no: en el Infierno no te mete un guardián a empellones, y eso sí lo recuerdo. Nítidamente. Todo lo demás, mi ciudad luminosa, los callejones de mi infancia, la bahía acogedora como brazos de madre, mis padres, mis hermanos, mi primo, la pequeña casa de la medina, la pobreza que tanto añoro, los pechos de Yasmina, el té con hierbabuena, mi pipa de kif, Abderrahmán que me pesa como la muerte, absolutamente todo lo demás lo tengo que buscar entre las grietas del techo. Tengo mucho tiempo para rebuscar, para encontrar ahí lo que esta celda me ha robado. 8 9 Y espero en cada instante que alguno de los míos, de los seres que he querido en mi vida, se asome por ellas y baje hasta mi camastro, se siente a mi lado y me hable. Entonces invento largas charlas para los dos, o fijo mi mirada en él hasta que su figura se desvanece, desaparece entre las lágrimas que arrasan mis ojos. Hace tiempo que no distingo cuándo sueño y cuándo pienso. Y para seguir sintiendo que aún vivo, necesito reconstruir mi vida, recordar los pasos que di hasta llegar aquí; saber qué pecado, qué esperanza me sacaron del camino para tenderme en este camastro, encerrarme en este antro en el que el sol de Tánger tiene prohibida la entrada. 10 2 Crucé el Estrecho como un señor, dirían los españoles: con mi traje y mi corbata, el visado bien ilustrado sobre mi pasaporte, dinero y tarjetas. De eso no tengo queja. No llegué aquí en patera, hice lo que debía y fui respetado. Cierto: a algunos compatriotas algo les dijeron, los zarandearon, registraron, retuvieron. Pero yo iba delante de ellos, y casi nada vi. Sólo una ligera bruma de indignación que no podía enturbiar mi felicidad: atravesé el Estrecho con todas las de la ley. El policía, en su cabina, revisaba los pasaportes, de delante hacia atrás, de atrás hacia adelante, de arriba abajo y de abajo arriba. Sus ojos iban y volvían de la foto al portador del documento. Luego, sádico, suspendía durante unos segundos eternos el sello de bienvenida al mundo civilizado, antes de dejarlo caer sobre la respiración contenida del emigrante. Justo detrás de la cabina me esperaba Hamid, erguido en la puerta misma de Europa. —Salud, hermano —me abrazó—. Debes de estar cansado. 11