El mundo se para - El Alien suavito

Transcripción

El mundo se para - El Alien suavito
El mundo se para(1)
El Knueno...
Me habían mandado a esta ridícula misión, no tenía casi ni idea de
lo que querían de mí... no me sentía preparado...
El Kmbreo...
El tipo este me salvó de los recorta-orejas, no he hablado nada con
él, ya me empieza a escocer el culo de ir montado a caballo...
El Von Kalerbad...
Tengo bien claro lo que tengo que hacer, me pagan para estas cosas.
Objetivo : Detenerlo a toda costa...
Tiempo
: El necesario...
***
La cordillera de escarpados picos se elevaba más y más, los caballos
estaban casi reventados y los jinetes decidieron parar. Mientras el
Sol se ponía detrás de las lúgubres montañas, montaron el campamento
y esperaron...
- Este es el lugar - ¿ El lugar ?, ... ¡¡ El lugar para qué!!? - "- El Mundo se para !", me dijeron y les dije: " ¿ qué hago?", las
capuchas me miraron y dijeron que fuera al Oeste, todo al Oeste...
- Bonito cuento, amigo... Sigue...- No recuerdo,
terminará...
algo
pasó...
pero
todavía
sigue...
pero
pronto
- ¿...?
La luz de la Luna, iluminaba con su mortecina luz la pared de roca,
y allí donde había roca dejó de ser. Una Gigantesca Puerta, con una
gran Mono tallado estaba en su lugar. El pistolero se acercó a la
puerta y la tocó con manos firmes y seguras...
- Pero que leches haces , mano! - Sabes, Mejicano... creo que conozco esta puerta...El ojo imposiblemente grande del Mono se abrió y Knueno entró por
él, el Mejicano cogió el rifle y le siguió...
- Aquí huele ..... - Huele
napias.
a
mierda
mono!,
Puaaajjjj!!!!
-
Kmbreo
se
taponó
las
Una sombra se deslizó detr s de ellos y cerró el gran ojo, la
oscuridad se hizo absoluta. Ruido de pies...
- Ohh! , Chingada!, - ¡ Quien vivee ! -, Kmbreo armó la escopeta.
El dedo dispuesto a hacerla ladrar.
Un goteo, un murmullo...
- Será mejor que encontremos algo para hacer luz...
Como respondiendo a las palabras, los pasos comenzaron a oírse de
nuevo, y la luz se hizo...
***
Von Kalerbad se sorprendió al encontrar tan fácilmente los restos
del campamento, no le hizo ninguna gracia... este trabajo debía de
ser difícil. Pero al girar la cabeza y ver el enorme mono tallado en
la roca, no pudo menos que soltar un ligero ruidillo de sorpresa, la
imagen se estaba difuminando.
Saltó del caballo, palpó la piedra pero nada se abrió, parecía que
no le esperaban, sin embargo descubrió una grieta en la oreja y por
allí pudo pasar.
El pasillo era estrecho y retorcido, tuvo que aplastar algunas
alimañas que amenazaban con estropear su impecable traje. Pero llegó
al final del túnel...
***
Lo que se encontraba frente a ellos no era sino un pequeño y
simpático mono, la luz que venía del supuesto techo, supuesto por lo
ignoto de su localización, le daba a la escena un carácter extraño.
- Mono.... Hijo de la gran ... - Kmbreo apuntó al mono y apretó el
gatillo, pero nada pasó...
- Simple precaución - le dijo Knueno.
El mono se puso en marcha como accionado por algún extraño resorte,
y se alejó de la vista de los asombrados visitantes. Decidieron
seguirle. Pasaron por lo que fueron los más largos pasillos vistos
jamás, a veces había puertas pero no tuvieron tiempo de abrirlas y
mirar. Al final de uno de esos extraños pasillos el mono se detuvo y
llamó a la pared, o mejor dicho a una puerta.
- ¿ Quién EEES? - Una voz grave salió del interior...
Al chillido del mono la puerta se abrió, dejando ver una vasta sala,
llena
de
los
aparatos
más
extraños,
utensilios
de
diseño
extravangante,
mesas
atiborradas
de
folios
y
lápices
en
descomposición.
- ¡ HOLA !- respondieron unos extraños pelos...
- ¿ Eh ? - Knueno se arrimó a la pared, y así pudo contemplar al
extraño ser que estaba ante el.
- Me llamo Delenstein y ... -, tendió su huesuda mano...
- Hijo de la Gran ... - , intentó decir Kmbreo, pues al momento de
echar mano de su escopeta se quedó congelado...
- Su Amigo es un poco violento, mejor que se quede aquí, pase... - Sí... - alcanzó a Balbucear Knueno.
***
La Rejilla saltó fácilmente de una patada, no le esperaban, y eso le
agradaba sobremanera. Alcanzó fácilmente el suelo, o lo que fuera...,
el olor era asfixiante, y el fango le llegó hasta la cintura. El
revólver y el traje ambos inútiles, se deshizo de ellos. Siguió
andando por el túnel, en el techo había una luz, pero también otra
rejilla, si pudiera romperla...
***
Se sentó. Aquello no era muy normal, todo era demasiado grande,
esperó a verlas venir, pero lo que vio fue al mono traerle una taza
de café‚ de Malta por supuesto, y unos churritos.
- Moje ... Moje, questan ricos ! - barbotó
- Si... - Knueno pudo ver lo poco de su extraño anfitri¢n, que
asomaba por encima de la mesa, sin duda aquello tenía algo de humano,
grandes pelos grises le salían de la cabeza como cables enmarañados,
llevaba unas pequeñas gafas negras y vestía lamparones salpicados de
bata blanca aquí y allá.
- Uy!, perdone..., mala memoria la mía todavía falta alguien por
...Se escuchó un ruido en la sala, provenía de una enorme taza de Wáter
azul, se oyó como un chapoteo y una figura en mangas de camisa de
deslizó por el lateral hasta el suelo. Andaba decidido, pese a un par
de resbalones, y tardó menos en llegar a la mesa de lo esperado.
***
Su mirada pudo recorrer todo el escenario, parecía el cuarto de
juegos de un gran niño, pero no permanecía constante ... cambiaba, a
veces se dejaba ver un laboratorio otras una mesa, y en la mesa
estaban el Maestro de las Máquinas y Knueno. Y Kalerbad saltó, saltó
sobre la mesa cambiante, ahora laboratorio, ahora cuarto, ahora...
Knueno recordó,.... recordó su Misi¢n : "Ve al OEste, y encuentra al
Maestro de la Máquinas en la Pared del Mono, convéncelo de que se una
a nosotros o..."
La mano más rápida que la vista, más rápido que la mano: Knueno. La
pistola apareció en su mano, la mirada fría cayó sobre el
despreocupado Delenstein... , el pulso dió paso al movimiento y el
gatillo obedeció...
Un disparo rompió la tensión de la ahora sala de juegos, café por el
suelo, tirón de mantel y cuerpo cayendo, muy típico...
- JONES!, pos no que casi me mata al viejo! - Gritó Kmbreo, su
escopeta ahora escupía humo ...
La mano de Knueno estaba congelada, el revólver en el aire y Von
Kalerbad estampado encima de la mesa. Delenstein había caído al suelo
y todo el café se le había derramado encima, dándole un aspecto
lamentable...
Se reincorporó fácilmente...
-
Vaya, las variables me dijeron que iba a ser un día difícil...
***
- Tengo más nombres que el propio Diablo- dijo la roja máscara del
pistolero.
Recuerdos de luces pasaron por su mente, la noche de antorchas en el
pueblo del Sempitarai, la caza de japornios y el pele de peros. Pero
ninguna comparable a la noche en el templo de los Kazae, los capuchas
marrones.
Un chaval frente a un templo, una apuesta y sudor frío todo lo que
tiene. Acercarse ha sido fácil, entrar y coger el jarrón no lo ser n
tanto. Los pasos leves apenas rompen algunas ramas secas, la luz se
torna rojiza al pasar por un gran paño de seda que cubre la entrada.
Se oyen música y cánticos.
- Genial, están delante del Jarrón - musita
El Jarrón no es nada, tan sólo la prueba de su madurez ante los de
su misma edad. Quiere ser el primero en realizarla, lo necesita.
Una mancha rojiza en su túnica marr¢n, no le importa y se infiltra
entre ellos, pero algo pasa ... el recuerdo se vuelve borroso y el
pistolero abre los ojos ante la escena que se desarrolla ante él...
***
Breves frecuencias armónicas acariciaron su oído, haciéndole vibrar.
El agua caída de la lluvia, se almacenaba en un vetusto tanque, y
formaba ondas de mil colores imaginarios.
Con un breve susurro las tres palabras esperadas estallaron en la
estancia, y Knueno contempló con terror como la blanca figura se
animaba. Las arpas callaron y solo se escuchó la música de la lluvia.
'Bajo este día de Sol rojo y Luna azul, yo te bautizo : Kaza-Kazae'
Sus palabras no fueron odias sino sentidas y Knueno supo que 'algo'
había cambiado. Los capuchas marrones cogieron agua del tanque en un
sucio barreño de hojalata.
'Contempla el rostro del que todavía se refleja en el agua'
Y miró y se vio allí. Sin esperarlo le empujaron y metió la cabeza
en el barreño, no tocó fondo como esperaba y al intentar salir perdió
mano, y cayó dentro. Para encontrarse seco y mirando a un montón de
gente de rostros rojos que tenían su mirada perdida en la figura
blanca.
Miró en el barreño, y pudo ver su rostro de un blanco mortal, los
ojos nublados y el pelo cano. La figura blanca ya no se movía y ya no
había nadie con él en la sala, cogió el jarrón y salió huyendo. "
***
...

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