Operación Canguro - Fundacion Primero de Mayo

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Operación Canguro - Fundacion Primero de Mayo
DOC 1/1999
OPERACIÓN CANGURO. EL PROGRAMA DE
EMIGRACIÓN ASISTIDA DE ESPAÑA A
AUSTRALIA (1958-1963)
Ignacio García
Los documentos de Trabajo de la Fundación 1º de Mayo expresan estrictamente las ideas y opiniones de
sus autores. La Fundación 1º de Mayo no se identifica necesariamente con ellas.
Documento de Trabajo 1/1999
Fundación 1º de Mayo
Operación Canguro. El programa de emigración asistida de
España a Australia (1958-1963)
Ignacio García
University of Western Sydney Macarthur
Resumen
En este trabajo se mantiene que el programa de emigración asistida que transportó a cerca de ocho mil
españoles a Australia entre 1958 y 1963 se inició por las presiones de la jerarquía de la iglesia católica
australiana y de las organizaciones de la industria azucarera del norte de Queensland a los Gobiernos de
Madrid y Canberra. El Gobierno español suspendió unilateralmente este programa debido a las quejas de
una minoría de emigrantes, trabajadores de cuello blanco, que llegaron recomendados, en el marco de
una falta de cobertura diplomática adecuada entre España y Australia y en un momento en que la
emigración española se dirigía ya masivamente hacia Europa.
Abstract
Some eight thousand Spaniards went assisted to Australia between 1958 and 1963 under Canberra's
Spanish Migration Scheme. In this work we argue that it was the Catholic Migration Committees and the
Australian sugar growers' organisations that urged the Spanish and Australian Governments to open the
flow. And that Madrid suspended it when a minority of white collar workers who had managed to pass the
selection screens through wirepulling protested, in a context of lack of adequate diplomatic representation
and when migration from Spain was being directed in mass towards Europe.
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Documento de Trabajo 1/1999
Fundación 1º de Mayo
El programa de emigración asistida de España a Australia 1958-1963
De 1958 a 1963, 7.816 españoles viajaron a Australia con pasajes subsidiados bajo lo que las
autoridades de Canberra denominaron el Spanish Migration Scheme. Dicha cifra aparece desglosada
por año financiero en el Cuadro 1. No se incluye en él a los emigrantes que llegaron asistidos bajo el
Programa de Reunión Familiar ni a los que lo hicieron por sus propios medios, en su gran mayoría
marineros que abandonaban el barco en los puertos australianos.
Cuadro 1. Emigrantes españoles asistidos
año financiero
trabajadores
personas
dependientes
1958-59
1959-60
1960-61
1961-62
1962-63
1963-64
total
328
314
969
638
1.621
133
261
868
2.682
(1) 3,873
(1) 3,994
hombres
mujeres
328
313
774
675
2.299
11
(2) 4,400
134
456
874
2.027
67
(2) 3,558
Fuente: (1) Commonwealth Consolidated Statistics, 1968, Table 30, Assisted Migrants
Nominated by the Commonwealth, Spanish. (2) Ibidem, Table 14, Arrivals under Assisted
Migration Programmes. Spanish.
Sobre este programa se lee en el Commonwealth Year Book de 1962:
En 1958 se completaron negociaciones con el Gobierno español y con el Comité
Intergubernamental para las Migraciones Europeas (CIME) bajo las cuales se ofreció pasaje
asistido a Australia a un reducido número de campesinos para trabajar en la zafra. Más
adelante, este acuerdo se amplió hasta incluir a otros grupos. El Gobierno australiano
contribuye con 100 dólares al costo de los pasajes de cada inmigrante seleccionado, y el
Gobierno español, el propio inmigrante y el CIME cubren el resto.
El mismo libro nos informa dos años más tarde:
A petición de las autoridades españolas, estos acuerdos, en lo que respecta a trabajadores,
fueron temporalmente suspendidos en marzo de 1963... se está negociando la posibilidad de
reanudarlos.1
1Commonwealth Year Book. Commonwealth Bureau of Census and Statistics, 1964. La traducción de citas de textos en
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Estas citas fueron el punto de partida de la investigación que aquí ve la luz. ¿Cuál fue el proceso que
permitió abrir este flujo migratorio? ¿Por qué se cerró? Se responde a estas preguntas tras haber
consultado los archivos de las organizaciones envueltas en el proceso, tras haber ojeado la prensa de la
época y tras horas de conversaciones con muchos emigrantes, algunos de ellos retornados.2 Vamos a
sostener que el programa se abrió porque la jerarquía de la iglesia católica australiana y las organizaciones
de la industria azucarera del norte de Queensland presionaron a los Gobiernos de Madrid y Canberra a
que lo hicieran. Se cerró por las protestas de una minoría de emigrantes "recomendados", que con su
actitud cerraron a miles de españoles una opción que les pudiera haber gustado elegir; ello en el marco de
una falta de cobertura diplomática adecuada entre España y Australia , y con la emigración española ya
volcada a Europa.
Nos ayudará a entrar en tema el conocer cuáles eran los parámetros bajo los que se producían los flujos
migratorios a mediados de siglo, y cuáles las organizaciones que los regulaban y asistían.
La emigración asistida en la década de los cincuenta
España fue, por décadas si no por siglos, país de emigración, con Iberoamérica como destino principal.
Por otro lado, la historia de Australia ha sido la de doscientos años de inmigración. Durante la década del
cincuenta, los modelos migratorios de ambos países cambiaron. El boom económico en Europa
Occidental provocó el agotamiento de las fuentes tradicionales de inmigración a Australia: Gran Bretaña e
Irlanda. En cuanto a España, la emigración a Sudamérica se vuelve más selectiva y las perspectivas
económicas para los emigrantes menos alentadoras. En el caso de Australia, las negociaciones para atraer
mano de obra de España se producen en un momento en el que el gran ciclo dominado por migración de
población mayoritariamente angloparlante se agota. En el caso español, las negociaciones para desviar
emigración a Australia se producen cuando el gran ciclo de emigración transoceánica está también
prácticamente agotado y el ciclo que le sustituya de inmigración intraeuropea aún está tomando impulso.
Durante esta misma década del cincuenta se producen también importantes cambios en las políticas de
migración a escala global: la emigración espontánea, dominante en las décadas anteriores, da paso a la
asistida. Para esta asistencia aparecen en estos años una serie de organizaciones gubernamentales,
intergubernamentales y no-gubernamentales. A pesar de que las tendencias migratorias entre Australia y
España parecían converger, el flujo migratorio que estudiamos es difícil que se hubiera producido de no
haber mediado estas organizaciones, dadas las distancias geográfica y cultural existentes entre ambos. En
ese contexto tuvo una gran importancia la creación previa, por parte del Gobierno australiano, del
inglés es, salvo indicación expresa, siempre mía.
2Esta investigación debe mucho a Salvador Barberá que me dio acceso a los archivos del Consulado General de España
en Sidney; a Harold Grant, que me abrió los del CIME en Canberra; a José Ramón Manjón, que me ayudó a consultar los
del Instituto Español de Emigración, y a Belén Verastegui, de la oficina del CIME de Madrid. Los Australian Archives en
Canberra y el Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid soltaron también secretos con los que
recomponer el rompecabezas de este periodo. Algunos aspectos de este estudio han aparecido ya en I. GARCÍA,
"Migrants from Spain: The Catholic Church's Role in the Importantion of Labour to Australia", Anales, University of
New South Wales, vol 1., no. 2, 1992, y "'¡Nos han engañado¡' Emigración asistida de España a Australia" (en prensa).
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Departamento de Inmigración y por parte del Gobierno de Madrid, del Instituto Español de Emigración
(IEE). También jugaron un papel no desdeñable la creación del Comité Intergubernamental para las
Migraciones Europeas (CIME), que ayudaría a cerrar la distancia geográfica; y la creación, bajo los
auspicios de la Santa Sede, de la Federal Catholic Immigration Commission (FCIC) en Sydney, así
como de la Confederación Católica Española de Emigración (CCEE) en Madrid, que intentarán acortar la
distancia cultural.
Tras 1945, Australia va a realizar un esfuerzo gigantesco para atraer inmigrantes, básicamente por razones
económicas, aunque también se tuvieron en cuenta las necesidades de la defensa nacional. Tras la amenaza
japonesa en la Segunda Guerra Mundial, el lema "Populate or perish" figura por décadas en la agenda
de sus gobiernos, que se trazan la meta de alcanzar un dos por ciento de crecimiento de población anual,
un uno a través de la inmigración. Para ello se estableció en julio de 1945 el Departamento de Inmigración
a cuya cabeza figurarán, durante el periodo aquí estudiado, los liberales Athol Townley y Alexander
Downer, y cuyo funcionario clave, el Head Secretary, será desde su constitución hasta noviembre de
1961 Tasman Hayes.
El sistema legal que enmarcaba la política migratoria estaba basado en la Immigration Act 1901-1949, a
su vez basada en la White Australia Policy, que negaba el derecho a residir en Australia a la población
de procedencia no europea. En 1958, el parlamento aprobó una nueva Migration Act, aboliendo el
"Dictado" que por décadas se había utilizado para arbitrariamente impedir el acceso o expulsar a
migrantes considerados indeseables. Se suavizaba así la Política para una Australia blanca, política que
sería definitivamente desmantelada a principios de los años setenta.
Australia buscó por todos los medios atraer inmigrantes del Reino Unido. No hallando número suficiente
para cubrir las cuotas anuales, los funcionarios de Inmigración extendieron sus redes al continente
europeo. En primer lugar, buscaron reclutar población del norte de Europa, a la que tras la inglesa se
consideraba la más asimilable. Lo hicieron a través del Empire and Allied Ex-Servicemen Scheme, del
General Assisted Passage Scheme y por medio de acuerdos bilaterales con los Países Bajos y Alemania.
Consiguieron también que la opinión pública australiana aceptara población del Este de Europa,
desplazada como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial y de la posterior implantación de los
regímenes comunistas. El Displaced Persons Scheme transportó a 170.700 refugiados. Después
volvieron los ojos al sur de Europa. Se firmaron acuerdos bilaterales con Italia (1951) y Grecia (1952) y a
mediados de 1955 se iniciaron los trámites para buscar un acuerdo similar con España3
En cuanto a España, la década del cincuenta fue clave para el Régimen establecido por el general Franco
en septiembre de 1936, que en esos momentos se hallaba embarcado en una delicada transición del
aislamiento a la integración internacional. Ganar legitimidad es entonces para Madrid objetivo prioritario.
Además, en esos momentos, el Gobierno empieza a prestar atención a la emigración: los tecnócratas
parecen haber vislumbrado la importancia que las remesas de divisas enviadas por los emigrantes puedan
a tener en la transformación de España.
El IEE se creó en 1956 para regular y asistir la emigración. Dependiente del Ministerio de Trabajo, fue su
director general durante estos primeros años Alejandro Rodríguez de Valcárcel. Inició su andadura con
3Cfr. G. SHERINGTON, Australia's Immigrants. George Allen and Unwin, 1980.
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programas de reunión familiar en América Latina, con el programa de emigración asistida a Australia, que
examinamos aquí y con otro similar con Canadá (Operaciones Bisonte y Aloe). En el periodo anterior a
1960 el Instituto organizó también la salida de trabajadores a Francia y a Bélgica, y envió un grupo de
vascos a trabajar como pastores en los Estados Unidos. El peso del instituto aumentó a partir de 1960,
con el boom de la emigración a Europa.4
El IEE compartía funciones con la Dirección General de Empleo, dependiente también del Ministerio de
Trabajo, y la que correspondía la planificación y el control de la política migratoria, mientras que el
Instituto se encargaba de su ejecución. Otras responsabilidades en el área de emigración recaían sobre el
Ministerio de Asuntos Exteriores, entre ellas la asistencia a los emigrantes a través de la red de
consulados. A cargo de este área estaba el director de Emigración-Asistencia Social, puesto durante el
periodo estudiado desempeñado por Antonio García de Lahiguera. Finalmente, la Delegación Nacional de
Sindicatos, a través de las Oficinas Provinciales de Encuadramiento y Colocación será en la mayoría de
los casos el primer punto de contacto con el aspirante a emigrar.
El CIME se fundó en Ginebra en 1952 como organismo encargado de facilitar el traslado de emigrantes
en aquellos casos en que la asistencia ofrecida por los gobiernos fuera insuficiente. Cada Gobierno
miembro contribuía con un porcentaje previamente acordado a los gastos administrativos. Los gastos
operativos eran voluntarios: los Gobiernos que aportaban el dinero podían estipular las condiciones en que
fuera usado. Durante los primeros diez años de su existencia, el CIME facilitó el traslado de más de un
millón de personas, del 30 al 40 por ciento de ellos, refugiados5. El Cuadro 2 refleja el número total de
emigrantes transportados hasta enero de 1959, según los países de partida y de destino, de un total de
850.000. En él se aprecia cómo casi un tercio de todos los emigrantes a los que asistió fueron a parar a
Australia.
Cuadro 2. Migrantes transportados por el CIME hasta enero de 1959
Países de origen
Italia
Alemania
Austria
Holanda
Grecia
España
número
241,000
195,000
142,000
60,000
57,000
20,000
Países de destino
Australia
EEUU
Canadá
Argentina
Brasil
Israel
número
230,000
160,000
143,000
93,000
72,000
36,000
Fuente: M. ROTHVOSS Y GIL, Familia y Emigración. Instituto Balmes de Sociología,
Madrid, 1959, p. 22.
Además de ser uno de los países fundadores, Australia participaba en su comité ejecutivo y en todos los
subcomités y grupos de trabajo. Por lo demás, la red del Departamento de Inmigración para asistir a los
4 Instituto Español de Emigración, Memorias, 1958-1960.
5Cfr. F. BASTOS DE ROA, Immigration in Latin America. Washington D. C., 1964, pp. 235-240.
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recién llegados era ya en los años cincuenta tan sofisticada que la tarea de la oficina del CIME en
Canberra fue mínima. Por el contrario, la oficina del CIME en Madrid tuvo un papel
mucho más activo, dado que el IEE estaba todavía en periodo de formación. El italiano Edgar Storich, que
fue el que negoció el ingreso de España en la organización, fue hasta mediados de los sesenta el director
de la oficina en Madrid. El Gobierno español nombró como subdirector durante el periodo estudiado a
Gaspar Gómez de la Serna. L. H. Hayes, hijo del secretario del Departamento de Inmigración australiano
fue durante un tiempo jefe de operaciones. Hasta 1962, esta oficina procesó cerca de 60.000 nacionales
(ver Cuadro 3).
Tabla 3. Emigrantes españoles trasladados por el CIME.
Año
Australia
1957
1958
1959
1960
1961
159
571
996
822
Reunión
familiar
10.374
10.994
10.044
8.727
9.657
Préstamos
de viaje
112
133
647
1,282
1,646
MOP
Total
108
347
604
1.099
10.486
11.394
11.609
11.609
13.224
MOP: Mano de Obra Precolocada.
Fuente: Carta de España, junio de 1961, p.5, y marzo de 1962, p. 5.
Las organizaciones católicas de emigración también jugaron un importante papel en los movimientos
migratorios de los años cincuenta y sesenta, ambas dependientes del International Catholic Migration
Committee que se formó en 1951 por iniciativa del secretario de Estado del Vaticano, monseñor Montini
y que en su primera década, a través de las organizaciones en las naciones respectivas, contribuyó al
traslado de unos 150.000 emigrantes (ver Cuadro 4).
Cuadro 4. Migrantes asistidos por el ICMC
país de origen
Italia
Alemania
Austria
España
número
19.043
8.153
2.820
2.623
país de destino
Canadá
Australia
America Latina
Estados Unidos
número
25.657
3.985
3.680
2.224
Fuente: F. BASTOS DE ROA, Immigration in Latin America, Pan American
Union, secretariat General of the Organization of American states, Washington
D.C., 1964, p. 253.
La Confederación Católica Española de Emigración, cuyo director fue monseñor Fernando Ferris, se
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formó en noviembre de 19546. En 1961 contaba con 64 delegaciones diocesanas y ocho oficinas de
asistencia en puertos de embarque, además de con el apoyo de veinte mil parroquias en todo el país. Para
atender las necesidades espirituales de los emigrantes había mandado 73 capellanes a Europa, 16 a
América Latina y uno a Australia, y este número de capellanes aumentaría considerablemente en los años
siguientes.7
A nivel operativo, tuvo a su cargo el Programa de Reunión Familiar que se estableció en julio de 1956, en
cooperación con el CIME, el IEE y otras agencias gubernamentales, con ocho países iberoamericanos
(Venezuela, Brasil, Colombia, Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay y Costa Rica), y que luego se extendió
a Australia. Los emigrantes que querían reclamar a familiares enviaban cartas de llamada a través del
consulado español a las oficinas centrales del CCEE. De ahí, a través de la red de oficinas diocesanas y
parroquias, el comité se ponía en contacto con los llamados, el IEE proveía la documentación y el CIME
organizaba el viaje8. La mayor operación no relacionada con emigración familiar en la que el CCEE
estuvo envuelto fue la de emigración de mujeres solteras a Australia a principios de los sesenta, bajo el
denominado Plan Marta.
En Australia, el Federal Catholic Immigration Committee (FCIC) se había fundado ya en 1948,
acogiéndose a la cobertura del ICMC una vez que éste se estableció. Dirigido por monseñor G. M.
Crennan, su objetivo era proveer atención espiritual a los inmigrantes católicos, ayudándoles a integrarse
en la vida parroquial y comunitaria australiana, así como apoyando a los capellanes que en algunos casos
les acompañaban. Participó también en la negociación, recepción y colocación de expediciones de
mujeres solteras, entre ellas las llegadas desde España9.
Los intereses de la jerarquía católica australiana
En la mañana del 29 de octubre de 1955, monseñor Crennan se entrevistaba en Madrid con Alberto
Martín Artajo, el ministro de Asuntos Exteriores. El objetivo de su visita: considerar la posibilidad de
establecer un programa de emigración asistida con Australia. Actuando en "capacidad semioficial en
nombre del Gobierno australiano", sugirió que los posibles emigrantes deberían ser trabajadores
industriales, ya que había habido un elevado grado de desarrollo industrial en las últimas décadas y
Australia no podía ser considerado más como un país agrario. Explicó a Martín Artajo el funcionamiento
del Departamento de Inmigración y cómo Australia se comprometería a pagar una parte sustancial del
coste del pasaje. Acentuó la importancia de negociar un acuerdo bilateral similar al firmado años antes
entre Canberra y Roma para facilitar el proceso (la falta de relaciones diplomáticas era el primer obstáculo
6"Spain. CCEM", Migration News, no. 5, 1957, p. 21.
7Mensaje del "Día del Emigrante". Confederación Católica Española de Emigración, Madrid, 1962.
8M. ROTHVOSS Y GIL, Familia y emigración. Madrid, Instituto Balmes de Sociología, 1959, pp. 20-26.
9"Australia. FCIC", Migration News, no. 5, 1957, p. 5; G. M. Crennan, "The Tasks of Catholic Organisations in
Overcoming Opposition to Immigration", Ibidem, no. 6, pp. 11-21.
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a superar). En cuanto al cuidado pastoral de los inmigrantes, monseñor Crennan aseguró contar con la
ayuda de los monjes benedictinos españoles establecidos desde mediados del siglo pasado en el
monasterio de Nueva Nursia.10
Esta reunión señala el punto de partida de lo que devendría el programa de emigración asistida entre
ambos países. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la presencia católica en Australia había
aumentado considerablemente, sobre todo a través de la inmigración (ver Cuadro 5). La jerarquía católica
australiana estaba deseosa de continuar este proceso. Monseñor Crennan visitaba Europa casi cada año
con el objeto de determinar las áreas a las que el dinero y la influencia de la institución pudieran dirigirse.
En 1955, tras haber conversado con Hayes sobre el asunto, decidió incluir a España en su itinerario.
Visitó varias provincias y, con la ayuda de los respectivos comités diocesanos de emigración, pudo ver los
deseos de muchos españoles de emigrar a cualquier lugar, Australia incluida. Después, acompañado por
monseñor Ferris, se entrevistó con el ministro.
Cuadro 5. Católicos y anglicanos, según el Censo australiano
Censo
1947
1954
1961
Católicos
20,90%
22.94%
24.93%
Anglicanos
30.01%
37.93%
34.91%
El momento era oportuno. España había sido aceptada como miembro de las Naciones Unidas tan sólo
unos meses antes, y estaba en esos momentos negociando su integración en el CIME. Los engranajes de
la política exterior del franquismo, tras años de aislamiento, comenzaban a desentumecerse. Si no por
otras razones, la visita de monseñor Crennan fue bien recibida en Asuntos Exteriores porque permitía al
ministerio ensayar algunas de sus nuevas funciones. Como consecuencia inmediata de esta reunión, del
ministerio se envió al recién nombrado cónsul general en Sydney, Santiago Ruiz Tabanera, una serie de
informes encabezados "Posible emigración a Australia". 11
No le fue fácil a Tabanera hacer de intermediario con el Gobierno australiano. Hayes no lo recibió hasta el
17 de diciembre. El cónsul, según el memorándum que da cuenta de la visita, explicó que España
consideraría con interés la posibilidad de llegar a un acuerdo bilateral en materia de migración siempre que
con anterioridad se estableciera representación diplomática entre ambos países. Hayes mostró moderado
interés indicando que antes de proceder, lo primero que le Gobierno español necesitaba hacer era
completar un cuestionario que él le enviaría al cónsul.12
10Memorandum, 15 de noviembre de 1955. Archivo del Consulado General de España en Sydney (ACG). Sobre la abadía
de Nueva Nursia véase R. SALVADO, The Salvado Memoirs. University of Western Australia Press, 1977.
11El primero en Dirección de Emigración-Asistencia Social (DEAS) a Cónsul, 4 de noviembre de 1955. ACG.
12Memorandum. En Cónsul a DEAS, 18 de noviembre de 1955. ACG.
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Tardó más de un mes Tabanera en recibir ese cuestionario "confidencial". En él se pedía a Madrid que
aceptara las condiciones en las que normalmente los programas de emigración asistida operaban:
contribuir al coste de los pasajes con una cantidad similar a la que aportara Australia; proveer
documentación y llevar a cabo las primeras tareas de selección; organizar el transporte de los inmigrantes
hasta el puerto de embarque; apoyar la tarea del equipo de selección australiano con
informes policiales, así como con oficinas e intérpretes. El Departamento de Inmigración estaría también
interesado en conocer el número de inmigrantes que España podría asistir y si había restricciones a la
emigración de trabajadores especializados o de mujeres solteras: También se quería saber si los
emigrantes podrían contribuir al coste de sus pasajes y en caso contrario, cómo se cubriría la diferencia.
Tabanera mostró genuino interés en el proyecto. Explicó con detalle la cláusula (v) que preguntaba si
España estaría de acuerdo con que cada emigrante firmase un documento comprometiéndose a trabajar
en el empleo que le proporcionara el Gobierno australiano por dos años, dando a entender a Madrid que
la necesidad de mano de obra era tan grande, que no era difícil para los emigrantes cambiar de trabajo; o
la cláusula (vii) relacionada con la emigración de mujeres solteras, señalando cómo buscaba simplemente
equiparar la proporción entre hombres y mujeres en los grupos inmigrantes. Comentó también que los
emigrantes españoles establecidos en Australia estaban en general satisfechos con su suerte y que a pesar
de que los políticos australianos pudieran parecer "fríos" tomándose tanto tiempo en responder, su interés
era genuino.13
No parece que ni Inmigración en Australia ni Asuntos Exteriores en la Península compartieran el
entusiasmo del cónsul: si Canberra se tomó su tiempo en contestar, Madrid se dio aún menos prisa, pues
nunca respondió a ese cuestionario.
A finales de enero de 1956, las negociaciones estaban paralizadas. Si el movimiento iniciado con la
entrevista de Crennan con Artajo había de prosperar, necesitaba nuevo empuje. Lo recibiría en abril de
1956, con tres nuevas iniciativas, dos dirigidas a sacar de su inercia al Gobierno español; la tercera, a
interesar al australiano. Pudo ser fruto de la coincidencia o movimiento orquestado, pero la Iglesia católica
australiana estuvo detrás de cada una de ellas.
La primera iniciativa fue tomada por el padre Eugenio Pérez, misionero español en Nueva Nursia, que
viajó a Madrid para proponer al Gobierno español la fundación de una colonia española en Australia. El
obispo de Ballarat, insinuó, estaba interesado en el proyecto. Cuando se le preguntó al cónsul su opinión,
Tabanera contestó que no le parecía viable.14
El propio monseñor Crennan, que visitó el 18 de abril las oficinas del consulado, tomó la segunda
iniciativa. Los temas de la reunión fueron similares a los tratados en su día con Artajo, con una pequeña
salvedad: mientras que en Madrid había sugerido la inmigración de trabajadores industriales, aquí
establecía como "condición absoluta que los inmigrantes aceptasen empleos rurales". Insistió Crennan en la
necesidad de un acuerdo bilateral. El obispo era ya consciente que Madrid estaba deseosa de
13Cónsul a DEAS, 14 de enero de 1956. ACG.
14Cónsul a DEAS, 26 de abril de 1956. ACG.
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facilitarlo.15 Tabanera informó al ministro y le urgió al intercambio de misiones diplomáticas. Preveyó
ciertas dificultades porque el ministro australiano de Exteriores era protestante, masón y furibundo
anticatólico y acérrimo enemigo de España, pero no las consideró insalvables16. No recibió respuesta
de Madrid, pues en el ministerio estaban entonces más interesados, al parecer, en el asunto de la colonia
sugerido por el padre Pérez.
La tercera iniciativa tuvo como protagonista al senador laborista John Ignatious Armstrong, ferviente
católico y, en palabras del cónsul, el mejor amigo que España tiene en Australia. A través de él se llegó
a un acuerdo en abril de 1956 para enviar en diciembre del mismo año a dos personas a España para que
estudiaran la posibilidad de transportar trabajadores para trabajar en la zafra en el norte de Queensland en
la temporada de 1957. Estos dos eran R. Muir, representante de los industriales azucareros en el norte de
Queensland, y R. E. Armstrong, director de la Casa de Australia en Londres.17
Va a ser así cómo los industriales de la caña de azúcar de Queensland, en su mayoría protestantes, van a
unir fuerzas con la jerarquía católica para luchar desde dentro del sistema político australiano por abrir
este flujo migratorio con España. Sus razones tenían para ello.
La presión de la industria azucarera de Queensland
Era Australia a mediados de siglo un importante exportador de azúcar, por lo que el Gobierno federal
siguió siempre con interés las vicisitudes de esta industria, que tenía su epicentro en el norte de
Queensland. Dependiente tanto para la recolección de la caña como para su refinado de trabajos de
temporada, la patronal tuvo fuertes enfrentamientos con los sindicatos, que siempre planteaban sus
reivindicaciones en el estratégico momento del comienzo de la temporada. En unos casos, la situación se
complicaba porque los sindicatos monopolizaban la contratación de mano de obra; en otros, por la
escasez de mano de obra dispuesta a trabajar en las duras condiciones del trópico.
La patronal contó con la ayuda directa del Gobierno, que a través del Parlamento hizo aprobar leyes que
les permitieran contratar mano de obra no sindicalizada y que proveyó mano de obra inmigrante, en su
mayor parte italiana, seleccionada especialmente para ese trabajo y enviada a él directamente tras el
desembarco. Estas medidas, junto a la mecanización de muchas de las tareas, permitirán a la patronal
romper este cerco sindical en la década de los sesenta, pero la situación en los cincuenta no les fue tan
favorable. La temporada de 1954, por ejemplo, comenzó con una serie de reclamaciones de los
cortadores de caña. La huelga se evitó a última hora, cuando se les concedió una subida de salarios. Los
sindicatos prohibieron las horas extras en los ingenios e iniciaron más tarde una huelga general, que se
extendió en noviembre a los trabajadores portuarios justo en el momento en que había que transportar el
15Monseñor Crennan a Cónsul, 19 de abril de 1956. Archivo del Federal Catholic Immigration Committee (AFCIC).
16Cónsul a Ministro de Asuntos Exteriores (MAE), 23 de abril de 1956. ACG.
17En Cónsul a DEAS, 26 de abril de 1956. ACG.
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producto a las refinerías. La agitación fue tal que Canberra dio marcha atrás a su primer intento de enviar
a la Cámara de Representantes legislación antisindical.18
Ya para entonces, el 80 por ciento de los cortadores de caña eran inmigrantes cuya primera lengua
no era el inglés. No eran sin embargo los conflictos laborales la única fuente de preocupaciones para la
organización de los productores de caña, el Queensland Cane Growers Council (QCGC). En 1954, se
quejaban, tan solo 300 de los 900 trabajadores extranjeros enviados a la zafra permanecían en el trabajo
a mediados de temporada. El Australian Sugar Journal culpó del problema al proceso de selección de
inmigrantes:
Es muy improbable que el tipo de trabajadores que necesitamos pueda ser reclutado en
número suficiente en Amsterdam o Roma o París. Se están trayendo a la zafra barberos,
músicos y zapateros, una mano de obra totalmente inadecuada.19
Es por ello que los productores pidieron al ministro, y el ministro aceptó, no sólo que se reclutasen en
Europa trabajadores específicamente para la zafra sino que incluso fueran representantes de la industria a
seleccionarlos. Así se hizo y para la temporada de 1956, el Flaminia y el Toscanelli transportaron del sur
de Italia y de Sicilia 1.500 trabajadores.20 A pesar de todo, ni se acertó a traer la mano de obra
adecuada, ni se acabó con la agitación laboral, que fue también particularmente intensa esa temporada.
Los problemas persistían:
Preocupa mucho a todos los productores, además de la escasez de mano de obra adecuada,
las extorsionantes peticiones por encima de lo estipulado en el convenio, la ruptura de los
contratos y el vagar impredecible de los trabajadores de propiedad en propiedad y de distrito
en distrito.21
Ya para entonces estaban en progreso conversaciones entre el QCGC y el FCIC para traer inmigrantes
de España. Había en el norte de Queensland una pequeña pero bien considerada colonia de españoles, en
su mayor parte vascos, llegados en las primeras décadas del siglo. Durante los años cincuenta, las cadenas
migratorias truncadas por la guerra civil y la Segunda Guerra Mundial, volvieron a rehacerse, y a ellas se
refiere la prensa de los industriales azucareros:
En los pasados dos o tres años, el comparativamente pequeño número de familias de origen
español establecidas en Ingham han contribuido a pagar el viaje de varios cientos de jóvenes.
Ahora mismo se estima que habrá cerca de cien españoles trabajando en la zafra o en las
18Cfr. D. HULL, "Capitalist Technology and the Division of Labour - Towards a Working Class Response", Third
National Political Economy Conference, Adelaide, septiembre de 1978, pp. 16-30.
19Australian Sugar Journal, 1958, p. 35.
20Australian Sugar Year Book, agosto 1955, p. 405; abril 1956-marzo 1957, p. 24, 123.
21Ibidem, p. 101.
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propiedades. Otros se han especializado ... Un gran porcentaje de estos jóvenes procede del
País Vasco en el noroeste [sic] de España.22
Siguiendo el modelo italiano, el secretario del QCGC, R. A. Muir había visitado ya España en diciembre
1956 y quedó impresionado con la capacidad de trabajo de los campesinos españoles. A su regreso
dijo que los australianos se llevarían bien con los españoles y que a los españoles les gustaría
Australia y se asimilarían fácilmente23. El primer grupo se esperaba que llegase para la temporada de
1957. La prensa de los productores ya había anunciado el plan en enero:
Una propuesta para traer mano de obra española a trabajar a la zafra se discutió en una
reciente reunión del Consejo Asesor sobre Inmigración en Melbourne. Si se procede a
reclutar españoles, vendrán probablemente de las provincias vascongadas. Australia
estudiará la posibilidad de transportar estos inmigrantes en asociación con el CIME, del que
España es ya miembro. Bajo ese plan, el CIME contribuirá sustancialmente al costo del
transporte.24
Los prerequisitos para hacer posible el acuerdo migratorio estaban ya en marcha. El interés del Ministerio
de Asuntos Exteriores de España había sido despertado por la visita de 1955 y los posteriores contactos
con monseñor Crennan. El del Departamento de Inmigración, por el QCGC. Pero poner en práctica el
programa español no iba a ser tan sencillo como lo fue el italiano. España no había firmado todavía un
acuerdo migratorio como lo había hecho Italia, ni tampoco mantenía relaciones diplomáticas. Estas
carencias explican el retraso en los planes. Los primeros emigrantes no llegaron a tiempo para la
temporada de 1957, sino para la de 1958.
El acuerdo
El 15 de abril de 1957, el duque Primo de Rivera, embajador español en Londres, recibía carta de R. E.
Armstrong señalando que para el siguiente año financiero Australia estaba dispuesta a contribuir con 85
dólares americanos al costo del pasaje de cada emigrante que se reclutara para trabajar a las plantaciones
de azúcar del norte de Queensland, con la condición de que el CIME también interviniera.25
Dos semanas más tarde, Hayes, de gira en Europa, hizo escala en Madrid para tratar con el IEE y el
CIME los detalles del programa de lo que en el argot de la IEE ya se estaba llamando Operación
Canguro. La reunión se celebró el 4 de junio en las oficinas del instituto. La parte australiana estuvo
22Australian Sugar Journal, Septiembre, 196, p. 492.
23The Times, Londres, 21 de enero de 1958, p. 7.
24Australian Sugar Journal, enero 1957, p. 770.
25Alto Comisionado de Australia en Londres a Embajador de España en Londres, 15 de abril de 1957. ACG.
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representada Hayes y Armstrong; el Ministerio de Asuntos Exteriores por Antonio García de Lahiguera y
Manuel Fraga Iribarne; el IEE por Valcárcel, y el CIME por Storich. El objeto de la reunión era aclarar
los pormenores para enviar un grupo de españoles a trabajar a la zafra en lo que constituiría una
operación piloto para desbrozar el camino para llegar a un acuerdo.
Se habló de un número de 300 a 500 emigrantes, incluyendo solteros, matrimonios sin hijos y familias. El
cuerpo del memorándum que se redactó tras la reunión constaba de 13 cláusulas que contestaban a
prácticamente todas las preguntas que el Departamento de Inmigración había solicitado a Tabanera en
diciembre de 1955. Su contenido guardaba cierto paralelismo con el del Acuerdo que se había firmado
con Italia en 1951.26 La más destacable diferencia es que el memorándum se refería tan solo a un grupo
de emigrantes.
Podían solicitar emigrar solteros de 18 a 35 años; casados sin hijos no mayores de 35 años y familias
cuyo cabeza no pasara de los 45. Debido a la escasez de alojamiento, los casados viajarían antes que sus
esposas e hijos. Los emigrantes serían preseleccionados por el Gobierno español en el número solicitado
por el australiano, y la aprobación final correría a cargo de los funcionarios australianos. Los emigrantes
habían de permanecer dos años en el empleo que les buscara el Gobierno australiano, y devolver el dinero
con que los Gobiernos habían contribuido a su viaje si decidían abandonar el país antes. Tras los dos
años, se les permitía permanecer indefinidamente en Australia, en el empleo y lugar de residencia que
eligiesen. Se garantizaba a estos inmigrantes los mismos salarios, alojamiento, condiciones de trabajo y
beneficios sociales que a los trabajadores australianos en la misma ocupación.
El Gobierno australiano se comprometió a pagar la mitad del pasaje; el español, 50 dólares y los propios
emigrantes cubrirían la diferencia, que sería de 35. Se acordaron también cláusulas referentes a la reunión
familiar, transferencia de fondos y repatriación. El memorándum concluye: [U]na vez establecidas
relaciones diplomáticas, este documento servirá como canje de notas.27
Todo se había acordado, excepto un punto. Para España era casi cuestión de soberanía el decidir de
dónde se seleccionarían los emigrantes, pero Australia puso sobre el tapete las exigencias de la industria
azucarera de que fueran vascos. Incapaces de llegar a un acuerdo, la negociación se pospuso.
Ese mismo día, el IEE redactó un "Informe sobre áreas de reclutamiento de cortadores de caña para
emigrar a Australia", que envió a Tabanera en Sydney y a Armstrong en Londres. En él se argumentaba
que se debían elegir la provincias del sur por razones climáticas y demográficas. La temperatura en North
Queensland era mucho más parecida a la de Andalucía y las islas Canarias que a la de las provincias
vascas. De hecho, en España había una industria de caña de azúcar localizada en Málaga, Granada y
Almería que cubría 4.930 hectáreas y empleaba a 3.300 braceros y los canarios era expertos en el uso
del machete como habían probado por miles en la zafra en Cuba. En cuanto al factor demográfico, el
documento señalaba que los andaluces estaban emigrando a las provincias vascas, que ahora eran un área
industrial de inmigración. No parecía lógico, pues, reclutar vascos. A Armstrong se le añadía otra
26AUSTRALIA, Treaty Series, 1951, no. 12. Agreement between Australia and Italy for Assisted Migration, Department
of External Affairs, Canberra.
27Memorandum, 4 de junio de 1957. ACG.
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consideración: el Gobierno español reconocía el derecho legal de todos sus ciudadanos, no sólo los
vascos, a emigrar. El informe concluía señalando que sólo con un acuerdo sobre este punto podría
continuar la colaboración entre el IEE y Australia.
La respuesta de Armstrong no dejaba capacidad de maniobra: según Hayes, los inmigrantes habían de ser
exclusivamente vascos. De no cumplirse esta condición, las negociaciones podían darse por finalizadas.
Valcárcel indicaría al cónsul que dadas las circunstancias, la respuesta es dejar congeladas las
negociaciones hasta establecer relaciones diplomáticas directas.28
Las razones de los australianos para solicitar vascos se podían buscar en la obsesión de los industriales
azucareros por atraer el tipo adecuado de braceros, como ya se ha descrito, pero también tenía que ver
con la manera de pensar de la época. Era común hacer distinciones entre norte y sur, así como considerar
que la población del norte resultaba más asimilable que la del sur. Así se lee, por ejemplo, que la
población del norte de Europa era más asimilable que la del sur de Europa o que la del norte de Italia lo
era más que la del sur29. Se trataba de ideas harto comunes entre los altos funcionarios y aparecían
frecuentemente reflejadas en la prensa.30
Fue Harold Holt, ministro de Trabajo y anterior ministro de Inmigración, el que zanjó el tema. Al terminar
la Conferencia de la Commonwealth en Londres y de camino a Australia realizó una breve escala en
Madrid, donde se entrevistó con Valcárcel en presencia de Storich. Allí se acordó sustituir el principio de
exclusividad del territorio vasco como área de selección, que hasta entonces había estancado las
negociaciones, por el de preferencia, sin excluir emigrantes de otras provincias, lo que pareció solucionar
el problema. La reunión terminó con ambas partes haciendo votos por el establecimiento de prontas
relaciones diplomáticas.31
A pesar de este avance, nuevos obstáculos retrasaron el proceso. Obstáculos que, como supo Tabanera
tras reunirse el 11 de septiembre con Holt y con el ministro de Inmigración, Athol Townley, tenían que ver
con la necesidad de vender la idea a la opinión australiana y con la situación de la economía australiana en
esos momentos32.
Este problema de imagen al que los ministros parecen referirse se pueden apreciar echando un vistazo a la
prensa australiana. España raramente aparecía en los periódicos de 1957, pero cuando lo hacía era bien
para destacar el carácter dictatorial de su Gobierno, haciendo referencia a la represión del movimiento
28En Director General IEE a Cónsul, 10 de julio de 1957. ACG.
29Cfr. L. LYING, Non-Britishers in Australia. Influence on Population and Progress. Melbourne University Press, 1935.
30Sirva de ejemplo: Casi todas las señoritas proceden del norte de España que está resultando ser una excelente zona
de reclutamiento de emigrantes. Sydney Morning Herald, 9 de marzo de 1960, p. 8.
31Memorandum, 15 de julio de 1957. ACG.
32Consul a DEAS, 15 de septiembre de 1957. ACG.
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guerrillero o de las lucha obreras33, o para describir los avances de sus relaciones con los Estados
Unidos.34 También se relataban incidentes anecdóticos como el de las dos coristas inglesas arrestadas
por nadar donde no estaba permitido.35 Lo que realmente causaba controversia era la presunta
latinización del país. La opinión pública no parecía haber totalmente encajado la presencia de italianos y
griegos y, por lo visto, no estaba preparada aún para la llegada de los españoles.
Ahí podemos encontrar la explicación al sigilo con el que Canberra procedió en los primeros estadios de
la negociación. Cuando la prensa relate la gira europea de Hayes, se mencionarán todos los países que
visitó (Inglaterra, Dinamarca, Alemania, Holanda, Italia y Suiza) menos España.36 La primera vez que se
menciona el plan, aparte de la nota en el Australian Sugar Journal ya citada, fue en julio de 1957, con
ocasión de la visita de Holt a España. Curiosamente, esa visita se presentaba por parte del IEE a
Tabanera como de riguroso incógnito.37
El tema de la inmigración española se planteó en la Convención de Ciudadanos de 1957. Eran estas
convenciones asambleas anuales a través de las cuales el Departamento de Inmigración daba a conocer a
la opinión pública sus nuevas iniciativas y buscaba su apoyo. Por qué los emigrantes de una país fascista
habían de tener preferencia sobre los de un país comunista, se discutió en ella. España no permitía la
libertad religiosa y los protestantes estaban perseguidos. Enviar a los españoles al norte de Queensland,
que ya era una pequeña Europa, era injustificable desde el punto de vista de defensa. El Doctor Evatt,
líder de la oposición, criticó no tanto el programa en sí, como el secretismo con el que se estaba llevando:
El hecho de que españoles vayan a venir a Australia como inmigrantes debía haberse explicado ...
pero no hubo explicación. Se está presentando como un hecho consumado.38
Tres meses después de la visita de Holt a Madrid, Townley por fin describió a Valcárcel lo que parecía el
plan definitivo aprobado por Canberra. Incluía asistir la emigración de 300 trabajadores con un número
limitado de familiares. Hayes desde Canberra y Armstrong desde Londres, serían los encargados de
coordinar la operación. Respondiendo a su carta, Valcárcel sugirió a Hayes que el equipo de selección
australiano operase en Bilbao del 1 al 11 de febrero y en Madrid del 11 al 15 para examinar a los que no
fueran vascos. Envió también copia a Tabanera en la que aprovechaba para felicitarse y felicitar a todos
por el éxito.39 Tabanera, eufórico, ya había escrito a Valcárcel:
33"Facerías caught", Sydney Morning Herald, 8 de septiembre de 1957, p. 67. Ibidem, 30 de marzo de 1957, p. 5.
34Ibidem, 21 de diciembre de 1957, p. 3.
35Ibidem, 21 de septiembre de 1957; otro caso similar, el de una modelo inglesa de 20 años arrestada por bañarse en
bikini: La sala estuvo repleta durante el juicio... había acaloradas discusiones y el público se reía muchísimo. Ibidem,
1 de noviembre de 1959, p. 21.
36Ibidem, 15 de mayo de 1957, p. 3; 16 de mayo, p. 2.
37Director General IEE a Cónsul, 15 de julio de 1957. ACG.
38Recortes del Sydney Morning Herald, sin fecha, en Cónsul a MAE, 29 de enero de 1958. ACG.
39En Director General IEE a Cónsul, 30 de octubre de 1957. ACG.
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Estoy solo pendiente de un cable, que espero recibir de un momento a otro, que decidirá mi
traslado a Canberra para instalar la Legación... [y resolver así] el otro problema de las
relaciones diplomáticas directas.40
Ahora le hacía saber a Townley: Espero establecer la nueva Legación española en Canberra a
primeros de diciembre, lo que facilitará nuestros contactos.41
Demasiado pronto para la euforia. El cable que Tabanera esperaba no llegó. En cuanto a la Operación
Canguro, Valcárcel se enteraría por Storich en la mañana del 21 de noviembre que Canberra la había
suspendido. El director del IEE escribió a Holt expresando su sorpresa y consternación. No era para
menos, pues la Organización Sindical ya había procedido a la preselección de los trabajadores. En carta a
Tabanera le pidió investigar si esta brusca e inesperada suspensión, al parecer debida a dificultades
económicas, había afectado también a Italia o sólo a España.42
No sabemos qué causó esta suspensión de 13 días y la reorganización del programa. Hayes contestó a
Valcárcel el 3 de diciembre. El ministro de Trabajo, explicaba, decidió finalmente reducir el número de
inmigrantes a 150, sólo solteros, y su partida se posponía hasta mediados de julio. Desembarcarían en
Brisbane y desde allí se les transportaría al área de Ingham. A cargo de la selección quedaba C. L.
Waterman, el jefe de la Oficina de Inmigración de Roma, en lugar de Armstrong. La selección se realizaría
sólo en Bilbao, ya que el número de emigrantes no justificaba dos localidades. Australia contribuiría ahora
con 100 dólares por persona, en lugar de los 85 acordados antes.43 Los emigrantes viajarían gratis.
El IEE aceptó. El 16 de enero de 1958, Valcárcel se reunió por primera vez con Waterman. El 23 de
marzo la Organización Sindical había preseleccionado ya a 249, entre los más de 400 solicitantes.44 En
mayo, los funcionarios australianos habían seleccionado a los 166 que, el 26 de junio, habrían de partir de
Irún a Trieste para allí embarcar en el Toscana. El padre Tomás Ormazábal Ayarbide, de 55 años, que
hablaba inglés, les acompañaría, nombrado por monseñor Ferris capellán de emigrantes.45 Alberto
Urberuaga, que había residido en Queensland por décadas, fue nombrado cónsul honorario en Brisbane a
propuesta del consulado de Sydney. 46 El Toscana atracó en Brisbane el 9 de agosto de 1958 con 159
40Cónsul a Director General IEE, 24 de octubre de 1957. ACG.
41Cónsul a Minister for External Affairs, 25 de noviembre de 1957. ACG.
42En Director General de IEE a Cónsul, 21 de noviembre de 1957. ACG.
43Head Secretary Departamento de Inmigración a Director General IEE, 4 de diciembre de 1957. ACG.
44Director General IEE a Cónsul, 23 de marzo de 1958.
45The Catholic Weekly, 12 de junio de 1958.
46Director General IEE a A. Urberuaga, 16 de abril de 1958. ACG.
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españoles, según Waterman uno de los mejores grupos.47 La Operación Canguro había concluido.
En junio, el senador J. I. Armstrong había visitado España, camino a Londres y Dublín. En Madrid se
entrevistó con Franco y con Valcárcel. Le comentó a este que el otro Armstrong había sido relevado de
sus cargos en Londres por la torpeza con que trató con España, y le sugirió una Operación Canguro bis
para 1959 que comprendiera unos 500 emigrantes, a ser posible matrimonios sin hijos.48
Quedaba aún por resolver el problema de la relación diplomática directa. Tabanera había presionado a
Valcárcel:
Como sabe, estoy ya en Canberra, pero inconvenientes planteados por nuestro ministerio han
retrasado el acreditarme debidamente . . . [quisiera] que usted hiciera llegar a mi Ministro el
interés de su dirección en estas cuestiones con Australia.49
El ministro de Asuntos Exteriores, ahora Fernando María Castiella, no aprobó tal acreditación, dado el
desinterés por parte australiana en reciprocar. Tan pronto como los emigrantes llegaron a Sydney,
Tabanera fue nombrado ministro plenipotenciario en Manila.
Australia es Jauja
Una vez el primer grupo de españoles llegó a Australia, no resultó difícil repetir el proceso al año
siguiente. Pronto, los ecos del éxito de la Operación Canguro y de los grupos que siguieron hicieron pasar
a un segundo plano la preocupación por el asunto de las relaciones diplomáticas, por el que Madrid había
luchado tanto. Sirva de muestra de este éxito el informe que envió al IEE Edgar Storich, que acompañó a
la expedición que desembarcó del Monte Udala en Melbourne el 8 de agosto de 1960:
Los oficiales [de Inmigración] quedaron muy impresionados por el buenísimo aspecto de los
emigrantes, y particularmente en lo que respecta a su general espíritu y buen humor, y a la
forma ordenada en que fueron obedecidas las instrucciones respecto a su desembarque . . .
Único incidente durante el viaje: una discusión entre dos emigrantes a la hora de comer,
sobre cuál de ellos hablaba mejor el inglés . . . [Se ha de] calificar a este grupo como
enteramente sobresaliente.50
47Jefe de Operaciones CIME a Cónsul, 11 de junio de 1958.
48Director de IEE a Cónsul, 13 de junio de 1958. ACG.
49Cónsul a Director General IEE, 30 de enero de 1958. ACG.
50CIME a Director General IEE, 12 de agosto de 1960. Archivo del Comité Intergubernamental para las Migraciones
Europeas (ACIME).
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Hubo contactos periódicos entre altos cargos de ambos Gobiernos. En julio de 1960, el ministro
australiano de Trabajo, Mac Mahon, visitó a su homólogo en Madrid, Fermín Sanz Orrio. En noviembre,
Valcárcel y Lahiguera viajaron Australia. Antes de partir, el director del IEE explicó al diario Arriba las
grandes perspectivas de este programa. Su única reserva, las exageraciones en la prensa española acerca
de las condiciones económicas de los que emigraban:
Su prosperidad [de Australia] es evidente, aunque algunas publicaciones españolas han
exagerado torpemente los sueldos que allí se pagan por trabajos manuales .... De cuantos
emigrantes ha enviado allá el IEE no ha regresado ni uno solo repatriado a costa del Estado,
lo que es un índice inmejorable de la escrupulosidad y rigor con que seleccionamos a los
candidatos . . . Las autoridades australianas están sumamente satisfechas, pese a que son
muy exigentes respecto a las cualidades morales, profesionales y sanitarias de los
inmigrantes.51
En agosto de 1961, Hayes visitó Madrid de nuevo, y en noviembre del mismo año, Valcárcel y Lahiguera
repitieron viaje. Lahiguera mostró en Canberra su satisfacción con el tratamiento que los emigrantes
recibían en Australia y anunció que España estaba dispuesta a aumentar la cuota anual de emigrantes a
Australia a 2.500.52 En junio de 1962, los ministros Downer y Heyden incluyeron a Madrid en su gira
europea, entrevistándose con Sanz Orrio y con Clemente Cerdá, que a la muerte de Valcárcel fue
nombrado director general del IEE. 53 A raíz de estas conversaciones se estableció la Misión Australiana
que dirigió Jim Blakie y de la que sería subdirector el hasta entonces jefe de operaciones del CIME en
Madrid, L. H. Hayes.
La iglesia australiana también contribuyó a dar fluidez a las relaciones entre ambos países. Además de las
visitas periódicas de monseñor Crennan, que sentaron las bases para el desarrollo del Plan Marta de
emigración de mujeres solteras, cabe destacar en mayo de 1960 la visita del cardenal Gilroy acompañado
de setecientos australianos, que viajó por España tras haber visitado Fátima en Portugal y camino a
Lourdes en Francia. En Madrid, el cardenal fue recibido por Franco, que pronunció un discurso ante el
grupo. La prensa española dio amplia cobertura a la noticia, incluyendo titulares como "Nivel de vida muy
alto", "La mayoría de los obreros tienen coche", "Dos millones de católicos hay en el país" y similares.54
El problema de las relaciones diplomáticas directas quedó, sin embargo, por resolver. El nuevo cónsul
general, José M. de Garay, tomó posesión justo a tiempo de recibir a la segunda expedición. A su llegada,
en declaraciones recogidas por el Sydney Morning Herald, afirmó esperar que se produjera pronto un
intercambio de embajadores entre Australia y España, necesario dada la precariedad de la situación
presente, con la Embajada en Londres representando los intereses australianos, y con tan sólo un
51En Carta de España, diciembre de 1960, p. 5.
52Sydney Morning Herald, 21 de noviembre de 1960, p. 8.
53Carta de España, julio de 1962, p. 4.
54Ya, 13 de mayo de 1960, pp. 1 y 4; 14 de mayo, pp. 1-2.
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Documento de Trabajo 1/1999
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consulado representando los de España.55
Canberra, por su parte, no mostró especial interés en mejorar los canales diplomáticos, ni tampoco en
aumentar drásticamente el número de inmigrantes. España no era tema prioritario. En la Convención de
Ciudadanos de 1960 sólo se dedicó a este programa referencias superficiales:
Estamos buscando nuevas fuentes de inmigración ... estamos experimentando con grupos de
inmigrantes españoles.56 Solo el senador Armstrong hizo oír su voz para pedir relaciones diplomáticas
con Madrid:
Deberíamos extender nuestra representación a países como España ... tanto el Cónsul
General como el Encargado de Negocios han estado en conversaciones con este Gobierno
durante dos años, tratando de buscar reciprocidad. Residieron en Canberra por un tiempo,
pero la abandonaron cuando el Gobierno se negó a dar garantía alguna de reciprocidad. La
excusa del departamento es que carece de personal suficiente.57
Las ambiciones de Garay de transformarse en el primer embajador español en Australia pronto se
desvanecieron. Tras trasladar las oficinas consulares de nuevo a Sydney, pasó a un segundo plano, con
largos periodos de ausencia, durante los cuales quedó a cargo el vicecónsul, José Luis Díez, un personaje
con aspiraciones frustradas a líder de la colonia española en Sydney, a quien sus paisanos apodan, más
con sorna que cariño, Consulín.
La emigración siguió su curso. En 1959 se organizó otra expedición también de hombres solteros, esta no
ya para trabajar en la caña de azúcar sino para recoger fruta en el área del río Murray. Se negociaron
también otras expediciones de tipo similar, el transporte de mujeres solteras y los programas de reunión
familiar, que se pondrían en marcha en 1960. A partir de 1961 comenzó la emigración de familias; tras una
breve estancia en el centro de recepción de Bonegilla se envió a los trabajadores a los altos hornos de
Port Kembla y Whyalla, y a la industria del metal en Geelong. Lo que había sido tan solo un acuerdo
informal para una única expedición, el documento firmado en Madrid el 4 de julio de 1957, sirvió de facto
para regular todas estas expediciones.
Los grupos que llegaron en 1959 y 1960 fueron reclutados del norte de España, pero incluyendo Asturias,
Valladolid, Burgos y Navarra. En 1960, España había adquirido ya el poder de elegir de dónde enviar los
emigrantes. La única excepción fue al parecer Canarias, la región después de Galicia que más emigrantes
había dado a España. No había mas que fijarse en el mapa para ver que Canarias estaba en África, y
África no era aún una de las fuentes de nuevos australianos. Sólo como excepción y siempre desde
puntos de la Península se incluyó a algún canario en estas expediciones.
Aún en 1961, como dijo Lahiguera en Sydney, España estaba dispuesta a mandar a Australia cuantos
55Sydney Morning Herald, 20 de junio de 1959, p. 4.
56Digest, Australian Citizenship Convention, 1960, p. 15.
57AUSTRALIA, Parliamentary Debates. Senate, 8 de noviembre de 1960, p. 1414.
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emigrantes quisiera, pues la emigración a Sudamérica se hallaba prácticamente limitada a los programas de
reunión familiar. A pesar del éxito de los primeros programas del IEE en Francia y Bélgica, la emigración
masiva a Europa estaba todavía en ciernes. Australia por su parte no demostró prisa en aumentar el
volumen de los programas. Sólo cuando empiezan a aparecer problemas con Italia y cuando la emigración
de Italia y Grecia comienza a volcarse hacia Europa es cuando el interés australiano en el programa
español aumenta. Es entonces cuando el interés de Madrid disminuye.
La suspensión del programa
Las relaciones entre el Departamento de Inmigración y el IEE permanecieron cordiales hasta mediados de
1961. A partir de entonces comenzaron las dificultades. Se produjeron pequeños problemas en los
centros de recepción de Bonegilla y Northam; hubo malentendidos en una de las travesías del Aurelia;
algunos emigrantes se quejaron de que lo que encontraron en Australia no se correspondía a lo que habían
imaginado en España. A pesar de estos signos de alarma, el Departamento de Inmigración ni sospechaba
que el programa pudiera estar en peligro. Cuando Madrid lo suspenda unilateralmente, la sorpresa será
total. Una noticia fuera de tono que se divulgó en los periódicos australianos constituirá la gota que colme
el vaso de la paciencia española.
Bonegilla, un antiguo cuartel, fue el centro de recepción de emigrantes más importante durante este
periodo, con capacidad para acomodar a 10.000 personas a la vez que. Desde ahí, tras una semana o
dos, los inmigrantes eran enviados a trabajar a sus destinos. A mediados de 1961 la economía australiana
atravesó una recesión coyuntural y hubieron de permanecer en el centro en algunos casos durante meses.
Hubo quejas. El incidente más grave se produjo el 17 de julio, cuando un millar de italianos, yugoslavos e
inmigrantes de otras nacionalidades rompieron cristales, destrozaron instalaciones y se concentraron frente
a la oficina de empleo. Se detuvo a 12, italianos, alemanes y austríacos, a los que se puso en libertad días
después. El vicecónsul italiano en Melbourne dirigió la palabra a unos doscientos connacionales al día
siguiente; la mayoría le abuchearon; los que no, protestaron sentirse engañados.58
De los 4.700 inmigrantes que entonces había en el centro, sólo unos 150 eran españoles, llegados en el
Roma el 21 de julio, la primera expedición para la que se seleccionaron familias. Como grupo, no tomaron
parte activa en los disturbios. Cuando llegó el siguiente en el Aurelia, con más de quinientos, unas doce
familias españolas quedaban aún en el centro. Informados los recién llegados de lo que había sucedido, se
presentaron en la oficina de empleo para amenazar con disturbios si no se les proporcionaba trabajo
inmediatamente. El vicecónsul, José Díez, fue llamado desde Sydney para apaciguar la situación, con
resultados a los que nos referiremos más adelante.59
58Sydney Morning Herald, 18 de julio de 1961, p. 1; 19 de julio, p. 1-2; 31 de julio, p. 4; 16 de agosto, p. 12. Fueron los
incidentes más graves que se produjeron en el centro desde los disturbios de 1952; sobre estos véase R. BOSWORTH,
"Conspiracy of the Consuls? Official Italy and the Bonegilla Riot of 1952", Historical Studies, vol. 22, no. 89, octubre
1987.
59Vicecónsul a Director General Asuntos Consulares-Emigración (DGACE), 2 de noviembre de 1961. ACG.
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Western Australia se planeó transportar a mil españoles para tender vías férreas. Se introdujeron cambios
en el proyecto cuando ya era demasiado tarde para alterar el plan, eliminando muchos de los trabajos que
se habían anticipado. Para el 10 de noviembre de 1962 habían ya llegado tres grupos por avión, y el 15
desembarcaba del Aurelia otro en Fremantle. Por semanas, más de cuatrocientos españoles vagaron por
el pueblo sin nada que hacer, los pocos trabajos disponibles a un sueldo inferior al que esperaban y en
condiciones extremadamente duras.60 Unos cien hombres y mujeres se manifestaron frente al
ayuntamiento, pidiendo trabajo. El vicecónsul de Sydney informó a Madrid del problema.61
Fernando Beltrán, el funcionario del IEE que escoltaba la expedición del Aurelia que desembarcó en
Melbourne en enero de 1963, notó que la libra se estaba pagando a 140 pesetas en lugar de a las 165 que
correspondía. El error fue corregido en Bonegilla.62
Más escandalizó en Madrid el reportaje que el domingo 3 de marzo de 1963 publicaron varios periódicos:
se había descubierto a cinco jóvenes mujeres españolas vendimiando desnudas cerca de Mildura.
Un número bastante alto de españoles llegaron a vendimiar a este distrito, pero fueron
separados en grupos. Todas las españolas llegaron acompañadas de sus maridos. Las cinco
nudistas trabajaban juntas en un viñedo, mientras sus maridos lo hacían en una propiedad
vecina. Las parejas vivían juntas en una u otra de las propiedades.63
Ese día hubo agitadas discusiones tras la misa que el capellán español padre Benigno Martín celebró,
como era habitual, en la iglesia de Albion St en Sydney. El vicecónsul Díez fue a Mildura a informarse y
tras asegurarse que los reportajes carecían de base, pidió a los periódicos que se retractaran. 64 El día 15
en una reunión en las oficinas del IEE a la que asistieron altos cargos de Exteriores, entre ellos Carmelo
Matesanz que acababa de sustituir a Lahiguera en la Dirección de Emigración-Asistencia Social, Gómez
de la Serna, el subdirector de la oficina del CIME, fue informado de la decisión española de suspender
indefinidamente el programa. A su jefe, Storich, al que en noviembre de 1957 le tocó informar al IEE de la
decisión del Departamento de Inmigración de suspender momentáneamente la Operación Canguro, le
tocaba ahora informar al departamento de la decisión española.
Aún teniendo su importancia, no parecen ser estos incidentes de tal gravedad como para justificar la
suspensión. Son las únicas protestas colectivas que se produjeron en un, por lo demás, bien planeado
programa, si se tiene en cuenta que los números empezaban ya a despegar, pasando de 1.506 en el año
60"Spaniards wonder which way the ball will bounce", Western Australian Weekend News, 3 de noviembre de 1962, p.
10.
61Informe sobre la emigración española a Australia, 30 de diciembre de 1962. ACG. Se recordará esta manifestación en
"No Spaniards in the West", Bulletin, 29 de febrero de 1964.
62Memoria de Viaje, sin fecha, incluida en Vicecónsul a DGACE, 7 de marzo de 1963. ACG.
63Sun Herald, p. 5.
64Vicecónsul a MAE, 3 y 7 de marzo de 1963. ACG.
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financiero 1961-1962 a 4.303 en los nueve primeros meses del siguiente. En la memoria de las agencias
que colaboraban con el programa quedaba tan solo como experiencia negativa el incidente de Northam.
Un documento del FCIC expresará su desconcierto:
Se ha explicado que la decisión del Gobierno español estaba en consideraciones domésticas;
sin embargo habían sido mencionadas las dificultades de empleo en Australia en los últimos
meses del año 1962. Pero estas estuvieron limitadas al occidente de Australia y relativamente
a un pequeño número de migrantes y fueron de naturaleza muy temporal. Ciertamente estas
dificultades no eran de tal magnitud que pudieran ser aceptadas como razón para la
suspensión de la migración.65
Canberra se mostró igualmente sorprendida. Era consciente también de que, como en otros programas,
hubo problemas con la selección de los emigrantes, y con emigrantes que se quejaban de que sus
Gobiernos y el australiano los habían traído con engaños. Pero no pareció percatarse de que en España
este tipo de problemas podían alcanzar mayor gravedad al combinarse la general disposición de los
emigrantes a ocultar su verdadero oficio para pasar las cribas de selección, con la cultura del enchufe y la
recomendación del franquismo.
Las protestas de los recomendados
En un principio se pedían sólo campesinos, pero las ganas de abandonar España eran tan grandes que como ya dijimos que pasaba con inmigrantes de otras nacionalidades- maestros, músicos, zapateros, hasta
personas con carrera universitaria se apuntaban. En las oficinas de la Organización Sindical se les
preguntaba: ¿profesión?, y habían de responder: campesino. La manera de probarlo era enseñar las
manos: cuenta la anécdota que algunos se las raspaban con lija. Esto causó sus problemas a los
industriales de la caña. Pero no fueron éstos comparativamente mayores en el caso español que en el
italiano, por ejemplo. Por lo demás, estos inmigrantes poco curtidos para trabajo tan duro en cuanto
pudieron se bajaron a Sydney o a Melbourne y buscaron empleo en la construcción o en los servicios.
El problema real fueron los recomendados, aquellos que no tenían ni que enseñar las manos para
beneficiarse del pasaje subvencionado. En las primeras expediciones, los recomendados parecieran ser
sólo la excepción. En las últimas, con la buena prensa que, ya se ha dicho, gana Australia en España, casi
parece ser la regla. El mencionado Fernando Beltrán, que estuvo unos días con los emigrantes en
Bonegilla, se alarma ante el número de trabajadores de cuello blanco que llegaron en el viaje del Aurelia
en enero de 1963, abocados como iban al fracaso:
[M]ás de 600 españoles ... casi todos eran de profesiones de oficinas, seguros, auxiliares de
medicina, delineantes etc. . . [a los que el CIME] había dicho que encontrarían trabajo y que
el idioma no era una dificultad para trabajar. Se lamentan de haber venido. Se lamentan
también de no haber pedido al CIME un documento que justificase por escrito todo lo que les
65FCIC, "La migración española a Australia", sin fecha, en español. AFCIC.
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han prometido de palabra. 66
Felipe Vázquez Mateo, el funcionario del IEE que escoltó el último grupo del Aurelia en marzo del mismo
año en su "Memoria del Viaje" coincide con Beltrán en el alto porcentaje de emigrantes de cuello blanco
que llegan y apunta la causa de que esto sea así: la recomendación. Este es el problema:
Selección deficiente, basada en declaraciones profesionales hechas por los interesados que
son falsas en un 80 por ciento . . . vienen muchos de oficinas, condenados al fracaso; otros
con dinero en España, lo que entorpece el éxito ... Solución: una buena selección. Eliminación
de toda recomendación en esta materia. Información objetiva y fría.67
Evitar la cultura de la recomendación no era fácil. Gaspar Gómez de la Serna, subjefe de operaciones del
CIME, señalará en mayo, cuando el programa sea ya historia:
Muchos han ocultado su verdadera profesión, con objeto de poder ser incluidos en cualquier
expedición, y estos son los que más dificultades originan. Dentro de esta clase, la inmensa
mayoría proceden del gremio de los recomendados por altísimas, altas y medias autoridades
españolas ... Las presiones que hemos recibido para incluirlos en las expediciones, así como
las que el propio IEE ha debido sufrir, no han sido pequeñas. 68
Nada más pisar Australia, estos trabajadores de cuello blanco se percataron de que no era este
precisamente el lugar para hacer las Américas que ellos habían imaginado. Sin saber inglés, la única forma
de ahorrar era aceptando los trabajos más duros, en ocasiones más de un trabajo a la vez, y haciendo
tantas horas extraordinarias como fuese posible. Así que muchos de ellos se encontraron en Australia
haciendo trabajos que en España ni se les hubiera pasado por la cabeza hacer. O gastando en Australia el
dinero que habían ahorrado en España.
Protestaron, sobre todo contra el CIME, de donde recibían la información sobre las condiciones de vida
en Australia; y si eran lo suficientemente exaltados, incluso contra el mismo IEE: Nos han engañado, se
repitió hasta la saciedad por meses y procediendo la protesta, como diría de la Serna, del gremio de los
recomendados por altísimas autoridades, se escuchó en Madrid.
Una de las maneras más eficaces que los emigrantes encontraron de hacerse oír fue a través de cartas a
los periódicos españoles. Es raro que en la España de principios de los sesenta se publiquen protestas en
los periódicos, pero eso mismo hace que cuando aparecen la protesta sea más efectiva. Con la
publicación de estas cartas se inicia un dramático cambio de la imagen de Australia en la prensa española,
cambio que se apoyará más adelante con la publicación de entrevistas más o menos fantasiosas a
emigrantes retornados. Si Australia era antes poco menos que el paraíso, se va a convertir a partir de
ahora en algo más bien parecido al infierno.
66Memoria del Viaje, sin fecha. Incluida en Vicecónsul a DGACE, 7 de marzo de 1963. ACG.
67 Memoria de Viaje, 12 de marzo de 1963. ACG.
68CIME a Cónsul, 7 de mayo de 1963. ACIME.
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El IEE envió al vicecónsul en abril de 1963 recortes de prensa con las dos primeras protestas que
aparecieron. Una, la publicada por el diario Alerta de Santander, lamentaba la falta de información que se
daba en España y la falta de apoyo que se recibía del consulado en Sydney. La remitía, sin nombre, un
emigrante desempleado que decía estar gastándose en Australia el dinero que había ahorrado en España.
La otra, enviada al diario Pueblo de Madrid, estaba firmada por Miguel Fernández que se quejaba de
que, a pesar de haber sido seleccionado como emigrante cualificado y prometido trabajo en su
especialidad, el único empleo que podía encontrar era el de peón. 69
Fue esta segunda la queja más común. Es cierto que a mediados de 1962 empezó a llegar un número
reducido, que se calcula en menos de noventa personas, a las que se seleccionó como trabajadores
especializados y a las que se les había prometido a su llegada trabajo en su especialidad y un salario
mensual mínimo de unas setenta libras (10.000 pesetas). Las negociaciones para permitir la entrada de
obreros especializados se habían iniciado ya a principios de 1961. Hayes se mostró reticente: homologar
los sistemas de formación profesional de ambos países no era tarea fácil, y ciertamente sería una gran
torpeza seleccionar emigrantes como especialistas a no ser que hubiera la seguridad de que se le
garantizara reconocimiento de su especialidad a su llegada a Australia.70
Un año después, Hayes había abandonado el departamento, sustituido por Heyden, y las dificultades
parecían haberse solucionado. La oficina del CIME de Madrid difundió una hoja informativa en la que se
animaba a fontaneros, maquinistas, soldadores, mecánicos, torneros y electricistas a emigrar. Estaba
fechada el 30 de enero de 1962 y firmada por el hijo de Hayes, que aún era jefe de operaciones de la
oficina. En esta hoja, a la que los emigrantes se referirán como el contrato del CIME, se explicaban las
ventajas de ser seleccionado como especialista: Garantía de trabajo en su oficio. Sueldo mínimo
marcado por la ley de 10.000 pesetas al mes.71
Como temía Hayes padre, estos inmigrantes, sin dominar el inglés, hubieron de empezar como los demás,
trabajando de peones. Pero a su protesta, totalmente justificada, se unieron las de cientos de inmigrantes
que también se consideraban cualificados -y bien podía ser que lo fueran, aunque es claro que no habían
venido bajo ese rubro- y por consiguiente igualmente engañados.
Cuando las cartas que publica la prensa española llegan a los despachos del IEE en Madrid, se piden
explicaciones al vicecónsul José Luis Díez. Este se pone rápidamente en campaña para que se le
entreguen en el consulado esos contratos del CIME que supuestamente se han incumplido.
La colonia española en Sydney en esos momentos está unida, cuenta con una vida social intensa, en plena
campaña para consolidar el Club Español de Liverpool St que se ha fundado tan sólo un año atrás. El
propio vicecónsul se había sentado en su comité directivo desde mayo de 1962 a enero de 1963. A pesar
de ello, ningún otro español aparte de Fernández se atrevió a enviar su documentación, en la justificación
de Díez a Madrid temiendo represalias: Les he tratado de convencer sin éxito, añadía; dicen que
69En Director General IEE a Vicecónsul 13 de abril de 1962. ACG.
70Head Secretary Departamento de Inmigración a Cónsul, 28 de febrero de 1961. ACG.
71ACIME.
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sufrirán dos años haciendo los máximos ahorros para volver a España.72
En el ambiente reinante, ese temor a represalias no se sostiene y el dato, si acaso, lo único que explica es
lo aislados que los que protestan se encuentran en el grueso de la emigración española, en general
satisfecha con su decisión y animando a familiares y amigos en España a que la imiten. Lo que nos lleva a
centrar ahora nuestro foco de atención en el importante papel que precisamente Díez, desde el consulado,
va a jugar en desacreditar el programa migratorio.
La cobertura diplomática
En una larga entrevista que le hacen en Carta de España en diciembre de 1962, José Antonio García
Trevijano, el tercer director general del IEE, hace hincapié en que la emigración española actual se
dirige a los países europeos. Preguntado si había algún plan para intensificar la emigración a
Australia se limita a contestar que el número de emigrantes que fuera dependía del apoyo que prestara el
CIME. 73 Para esas fechas, la emigración a Australia no era una prioridad del IEE. Para el exceso de
mano de obra, Madrid tenía ya la válvula de escape de Europa, con menos gastos y más beneficios. El
tema de la legitimidad, de buscar al Régimen nuevos aliados internacionales, que parecía pesar mucho en
los cincuenta, no se vuelve a mencionar.
Mientras tanto, durante las prolongadas ausencias de Garay, el intermediario de los emigrantes ante el
Departamento de Inmigración y ante las autoridades de emigración en España va a ser el vicecónsul Díez
que, además de no ser diplomático de carrera, no había conocido los entresijos del programa ni sabía más
del país de acogida que el resto de los emigrantes que habían viajado con él.
En contraste con los asépticos informes de Tabanera y de Garay y, más adelante, del sucesor de este,
Ramón de la Riva Gamba, Díez pinta un cuadro alarmista y tendencioso de la emigración. Por supuesto
que emigrar nunca fue fácil. Todos echaban de menos su familia, amigos y cultura, pero muchos aceptaron
de buen grado las penalidades y estaban harto conformes con la decisión que habían tomado: habían
encontrado en Australia un futuro que España les negaba. Díez fue parcial. Su opinión siempre coincidió
con la del reducido número de emigrantes de cuello blanco que le rodeaban y que lamentaban una
decisión de la cual sólo ellos eran responsables: de haber seguido los cauces normales no hubieran
resultado seleccionados.
Excediéndose en sus funciones, tras los incidentes ya mencionados en Bonegilla escribe: Estimo que por
el momento no debería venir ningún barco con emigrantes, hasta tanto no se informe desde este
consulado de la situación real del País.74 En un documento posterior y tras otra visita a Bonegilla,
72Vicecónsul a DGACE, 7 de marzo de 1963. ACG.
73Carta de España, diciembre de 1962, p. 4.
74Informe sobre la emigración española a Australia, 6 de noviembre de 1961. ACG.
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incluye errores de peso: [los] demás países han cerrado sus emigraciones para con Australia ... la
española es ya la única inmigración que viene a este país.75
Con motivo de los incidentes en Northam, envía importantísimo y urgentísimo informe. En él describe la
indignación de los recién llegados por haber sido engañados, cuando en España vivían bien. Califica la
situación en los centros de recepción de deshonesta, se les cobra hasta por una comida que es
incomestible porque está cocinada con manteca de cordero. Indica que los que llegan, en su mayoría
profesionales, nunca encuentran trabajo en su profesión y eso no se les dijo en España. La situación
económica de Australia se presenta desastrosa.76
Madrid no parece hacerle mucho caso en un principio, a pesar de que algunos de sus despachos los envíe
directamente al ministro en lugar de a su inmediato superior, Lahiguera. Pero cuando sus quejas se van
amontonando y a ellas se unen las cartas de los emigrantes en los periódicos, la situación cambia. De
Madrid se pide a Díez información más concreta: ¿Se discrimina a los españoles en la aplicación de la
legislación con respecto a los de otras nacionalidades? ¿Dónde están las pruebas de esos contratos que no
se cumplen? Madrid pide algo más sustancial en base a lo que actuar.77
Díez, que no tiene tales pruebas, se limita a adjuntar en respuesta algunas cartas de protesta que recibe en
las que se acusa a España y a su Gobierno de que se los engaña o se permite que sean engañados.
Para dar más peso a sus razones, invoca los nombres de sacerdotes que acompañaron a los inmigrantes:
El capellán de los españoles de Melbourne, Rvdo. Padre Eduardo Sánchez y el de Sydney,
Rvdo. Padre Benigno Martín, me han visitado para rogarme que exponga la situación
lamentable en que se encuentran los emigrantes españoles en este país.78
Al tiempo que envía este informe, manda también al ministro los recortes de periódicos que relatan la
anécdota de las españolas desnudas.
La suspensión del programa causó sorpresa a todas las agencias involucradas en él. Tras la sorpresa llegó
el momento de hacer el balance, de buscar perspectivas. Monseñor Crennan lamentó que un programa
que había cosechado tantos éxitos no pudiera continuar:
[E]xiste una fuerte demanda por parte de los patronos para obtener más trabajadores
españoles ... Los migrantes españoles han creado una impresión favorable entre la
comunidad católica en Australia. Las jóvenes solteras españolas, aproximadamente 800,
han ganado una reputación excelente y no hay miedo de que pierdan su moral.79
75Ibidem, 7 de marzo de 1963. ACG.
76Ibidem, 30 de diciembre de 1962. ACG.
77DGACE a Vicecónsul, 7 de enero de 1963. ACG.
78Informe sobre..., 7 de marzo de 1963. ACG.
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El CIME acusó de los fallos que pudieran haber ocurrido a la Misión Australiana en Madrid. Según de la
Serna, la selección de los emigrantes no habría sido nunca perfecta, pero de los 3.500 casos en los que el
CIME estuvo directamente envuelto no hubo una sola queja. Los problemas empezaron cuando, al
establecerse la Misión, ésta consiguió convencer al IEE de que el control del CIME ya no era necesario.
Pero al dejar en un segundo plano a la oficina del CIME, lo que el IEE había realmente conseguido era
caer en manos de la Misión Australiana, ya que el Instituto carecía del personal y la infraestructura
requerida. En caso de que el programa se reabriera, advertía: Sólo el CIME puede conjugar bien los
intereses de los países en juego.80
El Departamento de Inmigración cayó por fin en la cuenta de que los pequeños problemas que habían
ocurrido, y que eran de esperar, que eran similares a los de los inmigrantes de otros países, habían
alcanzado en el caso español mayor gravedad. Los programas establecidos con otros países tenían la
flexibilidad que daba un tratado migratorio que, como en el caso de Italia, se firmaba por cinco años y
exigía informar con seis meses de antelación en el caso de que no se prorrogase. El acuerdo español se
había redactado para servir de pauta sólo a una expedición. Los países con los que se había suscrito
acuerdos formales habían también intercambiado embajadores, lo que no había ocurrido con Madrid.
Pero sobre todo, había que tener en cuenta un elemento nuevo: la fuerte demanda de mano de obra por
parte de los países del norte de Europa. La emigración a Europa había saltado de 19.610 en 1960 a
83.728 en 1973.81
Mientras los funcionarios españoles colaboraban con las autoridades australianas, estas no se molestaron
en elevar de rango las relaciones diplomáticas a pesar de la presión española inicial. Pero cuando más les
interesaba el programa español -las inmigraciones italiana y griega también tomaban rumbo a Europa- éste
se les hunde. Buscaron reabrirlo. Reconociendo que su cobertura diplomática con Madrid no había sido la
adecuada para hacer frente a la situación, en junio, Canberra elevó a consulado la misión en Madrid,
nombrando cónsul a su director Jim Blakie. Fue demasiado tarde.
A iniciativa de Canberra, los ministros de Exteriores de España y Australia, Castiella y Garfield Barwick,
se entrevistan en octubre en las Naciones Unidas,82 pero no llegaron a acuerdo alguno. Habrá que
esperar hasta julio de 1968 para que la emigración asistida de trabajadores se reanudara. Hasta entonces
solo se mantuvieron en pie los programas de reunión familiar.
La prensa australiana, que siempre tendió a dar con retraso las noticias de la apertura del programa, se
retrasó aún más en comunicar su suspensión. En noviembre de 1963, aún se leía en palabras puestas en la
boca de Downer: Con España hemos iniciado un flujo migratorio que debemos tratar de mantener
sin interrupción. Hay que esperar hasta el 25 de junio de 1964 para leer en el Sydney Morning Herald
como si fuera noticia reciente:
79FCIC, ob. cit.
80CIME a Cónsul, 7 de mayo de 1963. ACIME.
81 L. A. MARTINEZ CAHERO, Emigración española ante el desarrollo económico y social. Madrid, 1965, p. 32.
82Carta de España, noviembre de 1963, p. 5.
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Se cierra el flujo migratorio desde España. Funcionarios en Canberra mostraron su
decepción al recibir la noticia ya que los 10.000 españoles que inmigraron a Australia eran
buenos residentes y muy bien considerados . . . continúan las discusiones para tratar de
reanudar la inmigración asistida, y en números más altos.
¿Fue Australia un infierno?
También por el lado español 1963 fue el momento de hacer balances. Un nuevo cónsul, Ramón de la Riva
Gamba, tomó posesión a finales de marzo. En sus meticulosos informes, destacó las lecciones que cabía
aprender de la experiencia: que la emigración australiana era a largo plazo, no a dos años vista como la
mayoría de los españoles pensaba; que si en general a los trabajadores no calificados les iba bien en
Australia, a los de oficina, no. No niega los problemas: las garantías que habían de darse a los que vinieran
como especializados; la facilidad de perder el trabajo que la rígida reglamentación laboral del franquismo
aseguraba mejor:
Australia no es Jauja ni infierno ... La emigración a este país adolece, principalmente, de un
defecto de selección. Pueden continuar viniendo siempre que vengan bien seleccionados:
oficinistas, no; braceros, sí; especialistas, con garantías ... Los españoles están aquí bien
conceptuados, y estas autoridades procurar aumentar el cupo . . . No hay garantías de
trabajo [permanente] en un país de contratación absolutamente libre . . . es posiblemente el
obrero español el que, en estos años, se ha beneficiado más de la tutela estatal, razón por la
que sus primeros pasos en Australia son más duros.83
A su modo de ver, la mayoría de los emigrantes se sentían satisfechos, aunque hablando en grupos,
siempre ponen el énfasis en las dificultades.84
Mientras el cónsul pasaba a Madrid esta información, el nos han engañado dividió por años a la
comunidad, como registran las páginas de La Crónica, el semanario que un grupo de españoles publicó
en Melbourne a partir de julio de 1964: Dichosos de nosotros que pudimos venir, muchos gracias a la
recomendación ... que realizamos un viaje sólo dable en España a la persona de un gran adinerado,
opinaban los satisfechos.85 Engañados como chinos, escribían los descontentos, defendiendo el pleito
de supuestos
especialistas que salieron de España convencidos de que venían para trabajar en su
especialidad [para encontrarse] con que su trabajo consistía en hacer vías, recoger fruta,
83Cónsul a DEAS, 19 de abril de 1963. ACG.
84Informe sobre ... , 25 de octubre de 1963. ACG.
85La Crónica, 3 de diciembre de 1964, p. 3.
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trabajar en fundiciones, hacer limpieza de oficinas o fregar calderas en la cocina de cualquier
restaurant.86
Muchos de estos últimos creían tener derecho a que se les repatriase, interpretando a su favor una frase
ambigua que figuraba entre los papeles que el CIME les había entregado:
A partir de los dos años a contar desde su llegada a Australia, el emigrante que desee
regresar a España y carezca de recursos suficientes para costearse el viaje, podrá solicitar
del Consulado Español en Canberra su repatriación bonificada a cargo del Estado español.87
El mayor problema de de la Riva durante sus años en Sydney fue interpretar esta cláusula. En su opinión,
los emigrantes pretendían abusar del sistema, y esto le llevó a no autorizar prácticamente repatriaciones en
1963. Cita como ejemplo el de un emigrante de 50 años que llegó acompañado de mujer y tres hijos en
enero de 1963. Cinco meses más tarde, pedía que se le repatriase a él, que su familia podría esperar hasta
que concluyera el periodo de dos años. La razón: había pedido un año de permiso en su fábrica en
Madrid y no quería perder el trabajo. Aunque, claro, también apoyaba la petición con argumentos de
mayor peso: suplica ... quiere educar a sus hijos en el sentido cristiano que a él le han enseñado sus
mayores, y por encima de todo Dios y su Madre Patria. 88
Madrid fue menos estricto que de la Riva. En 1964 se repatriaría a 103. No debió ser ajeno a ello los
comentarios que emigrantes retornados sembraron en periódicos en España a finales de 1963. Uno típico
es este, aparecido en El Diario Regional de Valladolid:
En donde yo vivía, que es donde más españoles hay [Wollongong], las Navidades las
celebrábamos al estilo español... pero eran unos días muy tristes y todos terminábamos
llorando, añorando la familia y la Patria. Y eso que a muchos nos iba bien... pero a otros les
iba mal: dejando en España colocaciones buenas y seguras, y ahora están en Australia de
simples peones con un salario que no les llega ni para pagar la casa... Muchos querrían
volverse pero no pueden; los pasajes son carísimos y, aunque en el contrato figura el regreso
pagado, pocos consiguen que se lo paguen, y muchas personas se trastornan de pensar que no
podrán volver nunca más a España. 89
En un caso muy comentado, dos hermanos santanderinos se habían matado a trabajar y habían ahorrado
hasta el límite en sus dos años de estancia en Australia. Días antes de volver les tocó una cantidad
importante en una lotería especial para recaudar fondos para construir la Opera House. Tras desembarcar
en Málaga, también en diciembre de 1963, los periódicos de todas las ciudades que recorrieron narraron
86Ibidem, 18 de febrero de 1965, p. 1.
87CIME, Australia, sin fecha, p. 18. ACIME.
88Cónsul a DEAS, 20 de junio de 1963. ACG.
89El Diario Regional, 22 de diciembre de 1963, pp. 18-19.
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su odisea: No recomiendo a nadie que emigre a Australia, declaraba uno, añadiendo que como peón
con diez chelines a la semana le fue muy mal. En Australia sufrieron paro y en el viaje de regreso
invirtieron 2.000 libras, todo lo ahorrado. De hecho, antes de retornar, habían pagado el viaje de sus
padres a Australia, y pocos meses después volvieron a pedir permiso para volver, permiso que el
recientemente establecido Consulado australiano en Madrid les negó. 90
Esta imagen negativa de Australia en la prensa española se prolongó por todo 1964, por un lado
dificultando la reanudación del programa, y por otro causando inquietud en las familias de los emigrantes.
Pensaban éstas que las cartas que recibían de Australia diciéndoles que todo iba bien simplemente
escondían el deseo de no preocuparlos, y muchos escribían a Australia ofreciendo pagar por el viaje de
retorno. Una última anécdota para ilustrar este ambiente. Aurelia García era una de estas madres
angustiadas que hacía meses que no sabía nada de su hijo. Un famoso programa de Radio Madrid,
Ustedes son formidables, organizó una colecta para pagar su viaje a Australia. En febrero de 1965 fue
por fin capaz de abrazar a su hijo, Miguel, en Melbourne, donde el emigrante vivía razonablemente
satisfecho y sin ninguna prisa por volver.91
Ignacio García
i.garcí[email protected]
90En Cónsul a DEAS, 9 de enero de 1964. ACG. La cita de un recorte de Alerta de Santander, sin fecha, al que se
contesta en el despacho.
91La Crónica, 18 de febrero de 1965, p. 1. También, IEE, Memoria, 1965, p. 103.
30
FUNDACIÓN 1º DE MAYO: DOCUMENTOS DE TRABAJO
DOC 1/1997 Contra el pensamiento único en economía (textos de José Manuel Naredo, Rafael
Sánchez Ferlosio y Jorge Riechmann). Coloquio celebrado en el Ateneo de Madrid el 17 de septiembre de
1996. Madrid: Fundación 1º de Mayo, 1997. 300 ptas.
DOC 2/1997: Alicia Durán: El amplificador de energía de Rubbia: debate sobre un nuevo tipo de
reactor nuclear. Madrid : Fundación 1º de Mayo, 1997. 300 ptas.
DOC 3/1997:Proposición de Ley sobre objeción de conciencia en materia científica (investigadora
principal: Gema Madrigal Candilejo). Madrid : Fundación 1º de Mayo, 1997. 300 ptas.
DOC 4/1997: Jorge Riechmann: Ética y ecología: dos meditaciones. Madrid : Fundación 1º de Mayo, 1997.
400 ptas.
DOC 1/1998: Lorenzo Cachón et al.: Encuentros para el debate sobre el empleo. Madrid : Fundación 1º
de Mayo, 1998.400 ptas.
DOC 2/1998: Jorge Riechmann: Medio ambiente y empleo : la reconstrucción ecológica de los sistemas
de transporte. Madrid : Fundación 1º de Mayo, 1998. 300 ptas
DOC 3/1998: José Babiano, Ana Fernández Asperilla: El asociacionismo como estrategia cultural : los
emigrantes españoles en Francia (1956/1974) Madrid ; Fundación 1º de Mayo, 1998. 400 ptas
DOC 1/1999: Ignacio García : Operación Canguro. El programa de emigración asistida de España a
Australia (1958-1963). Madrid : Fundación 1º de Mayo, 1999. 400 ptas.
DOC 2/1999: Jorge Aragón (dir.) : Integración europea y relaciones laborales : una perspectiva desde
España. Madrid : Fundación 1º de Mayo, 1999. 400 ptas.
DOC 1/2000: Michael Hansen : Biotecnología y sistema alimentario. Madrid : Fundación 1º de Mayo,
2000. 300 ptas.
DOC 2/2000: Jorge Riechmann : Agricultura ecológica y rendimientos agrícolas : aportación a un
debate inconcluso. Madrid : Fundación 1º de Mayo, 2000. 300 ptas.
DOC 3/2000: Jorge Riechmann : Nuevas reflexiones sobre biotecnologías
agrícolas y alimentos
transgénicos. Madrid : Fundación 1º de Mayo, 2000. 300 ptas.
DOC 4/2000: Oscar Carpintero : La bioeconomía de Nicholas-Georgescu-Roegen. Madrid : Fundación
1º de Mayo, 2000. 400 ptas.
DOC 5/2000: Jorge Riechmann : La ecologización de la agricultura y el problema del empleo. Madrid :
Fundación 1º de Mayo, 2000. 300 ptas.
DOC 1/2001: Fernando Rocha , Jorge Aragón : Mecanismos de evaluación de los pactos de empleo en
las comunidades autónomas : situación y experiencias. Madrid : Fundación 1º de Mayo, 2001. 400 ptas.
DOC 2/2001: Lorenzo Cachón, Jorge Aragón, Fernando Rocha : Empleos temporales subsidiados en el
sector público y sector no mercantil en España. Madrid : Fundación 1º de Mayo, 2001. 400 ptas.
DOC 3/2001: Sebastían Farré : Spanische Agitation : Emigración española y antifranquismo en Suiza.
Madrid : Fundación 1º de Mayo, 2001. 400 ptas.
DOC 1/2002: Fernando Rocha, Jorge Aragón : El papel de las relaciones laborales en los procesos de
fusión de empresas. Madrid : Fundación 1º de Mayo, 2001. 400 ptas.
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