Colegio San Judas Tadeo

Transcripción

Colegio San Judas Tadeo
San Judas Tadeo
Historia
San Judas Tadeo
SIGNIFICADO
Judas es una palabra hebrea que significa: “alabanzas sean dadas a Dios”.
Tadeo quiere decir: “valiente para proclamar su fe” y “bondadoso”.
ANTECEDENTES
San Judas Tadeo estaba íntimamente relacionado con nuestro Señor por su parentesco
con San Joaquín y Santa Ana, padres de la Santísima Virgen. Sobrino nieto de estos dos
santos, es a la vez sobrino de María y José, de donde resulta ser primo de nuestro Señor
Jesucristo. San Judas es hermano del Apóstol Santiago el Menor. El sobrenombre de Tadeo,
que en sirio quiere decir bondadoso, se aplica al Santo para diferenciarlo del otro Judas, el
Iscariote, que traicionó al Señor. Tenía otros dos hermanos a quienes llama el Evangelio
“hermanos” de Jesús. Cuando nuestro Señor regresó de Judea a Nazaret, comenzó a
enseñar en la sinagoga. La gente que le oían estaban asombradas y decían: “¿ De dónde le
ha llegado tanta sabiduría y ese poder de hacer milagros? ¿No es el hijo del carpintero?
¿No se llama su madre María y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas?” (Mt
13,54). SU VIDA
Poco sabemos de San Judas Tadeo, como de otros Apóstoles. Los Evangelios son relatos de
la vida de Jesucristo y los demás personajes, incluida la Santísima Virgen María, son
secundarios. Ciertamente el Apóstol más mencionado es San Pedro por su papel
protagónico en muchos pasajes, pero el otro Simón, Tadeo o Bartolomé, apenas son
mencionados.
Durante su adolescencia y juventud, Judas fue compañero de Jesús. Cuando Jesús
comenzó su vida pública, Judas dejó todo por seguirle. A San Judas se le llama Tadeo para
diferenciarlo de Judas Iscariote que fue el que vendió a Jesús. En la noche de la Última
Cena le preguntó a Jesús: “¿Por qué revelas tus secretos a nosotros y no al mundo?”. Jesús
le respondió que esto se debía a que ellos lo amaban a Él y cumplían sus mandatos y que a
quien lo ama y obedece, vienen el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y fo rman habitación en
su alma (Jn.14, 22).
SU OBRA
Como Apóstol, trabajó con gran celo por la conversión de los paganos. Fue misionero por
toda la Mesopotamia durante diez años. Regresó a Jerusalén para el Concilio de los
Apóstoles. Después se unió a Simón en Libia, donde los dos Apóstoles predicaron el
Evangelio a los habitantes de aquel país.
Refiere la tradición que San Judas y San Simón sufrieron martirio en Suanis, ciudad de
Persia, donde habían trabajado como misioneros. A San Judas le dieron muerte con una
cachiporra. Por eso se le representa con una porra sobre la cabeza. Luego, le cortaron la
cabeza con un hacha.
Trasladaron su cuerpo a Roma y sus restos se veneran ahora en la Basílica de San Pedro.
San Judas Tadeo es conocido principalmente como autor de la Carta de su nombre en el
Nuevo Testamento; una pequeña carta (apenas 24 versículos) que ya desde el año 200 es
aceptada como canónica (inspirada por Dios) y por lo tanto incluida en la Biblia. Carta
probablemente escrita antes de la caída de Jerusalén, por los años 62 al 65. En ella, San
Judas denuncia las herejías de aquellos primeros tiempos y pone en guardia a los
cristianos contra la seducción de las falsas doctrinas.
Habla del juicio que amenaza a los herejes por su mala vida y condena los criterios
mundanos, la lujuria y “a quienes por interés adulan a la gente”. Anima a los cristianos a
permanecer firmes en la fe y les anuncia que surgirán falsos maestros, que se burlarán de
la Religión, a quienes Dios, en cambio, les tiene reservada la condenación .A la soberbia de
los malos contrapone la humilde lealtad del Arcángel San Miguel. Anima a los cristianos a
levantar un edificio espiritual llevando una vida fundada en la fe, el amor a Dios, la
esperanza y la oración.
Alienta la práctica del amor al prójimo; exhorta a los cristianos a que sean pacientes y con
sus vidas virtuosas conviertan a los herejes.
San Judas concluye su carta con una oración de alabanza a Dios por la Encarnación, pues
por ella Jesucristo, Palabra eterna de Dios, tomó sobre sí nuestra naturaleza humana para
redimirnos.
Para orientar nuestra devoción a San Judas Tadeo, hemos de conocer su carta y por eso antes de
empezar la Novena, recomendamos leerla.
Epístola de San Judas Tadeo
Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados en Dios Padre, y
guardados en Jesucristo:
Misericordia y paz y amor os sean multiplicados.
Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha
sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una
vez dada a los santos.
Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido
destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de
nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.
Mas quiero recordaros, ya que una vez lo habéis sabido, que el Señor, habiendo salvado al pueblo
sacándolo de Egipto, después destruyó a los que no creyeron.
Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha
guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; como Sodoma y
Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado
he ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del
fuego eterno.
No obstante, de la misma manera también estos soñadores mancillan la carne, rechazan la
autoridad, y blasfeman de las potestades superiores.
Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de
Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.
Pero éstos blasfeman de cuantas cosas no conocen; y en las que por naturaleza conocen, se
corrompen como animales irracionales. ¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se
lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré.
Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan
a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto,
dos veces muertos y desarraigados; fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza;
estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas.
De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus
santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de
todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores
impíos han hablado contra él.
Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas
infladas, adulando a las personas para sacar provecho.
Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles
de nuestro Señor Jesucristo; los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que
andarán según sus malvados deseos. Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no
tienen al Espíritu. Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el
Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor
Jesucristo para vida eterna.
A algunos que dudan, convencedlos. A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened
misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne.
Y a aquel que es poderoso para guardaos sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria
con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia,
ahora y por todos los siglos.
Amén.

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