Delegación religiosa a Honduras

Transcripción

Delegación religiosa a Honduras
Delegación religiosa a Honduras
6-12 de diciembre, 2012
Breve Resumen
El Equipo de Justicia del Instituto de las Hermanas de la Misericordia de las Américas y la
Oficina de la Amistad de las Américas organizaron una delegación a Honduras para examinar de
cerca la actual situación en Honduras con un enfoque particular en asuntos de derechos humanos
y para ofrecer un gesto de solidaridad a la comunidad de la Misericordia y a las personas que
caminan con los empobrecidos y marginados.
Perspectivas históricas
El punto de referencia clave en todas las conversaciones con líderes religiosos y cívicos fue el
golpe de estado de junio de 2009, en que el Presidente hondureño democráticamente electo, José
Manual Zelaya fue derrocado. La significancia del golpe fue discutida en términos de las razones
porque Zelaya fue derrocado, como también el aplastante impacto resultado de la debilidad y
corrupción del estado. Opuesto a la información errónea en los medios de comunicación masiva
sobre los eventos que condujeron al golpe, parece claro que las políticas de Zelaya estaban
desafiando a la élite empresarial tanto dentro de Honduras como internacionalmente. Él había
aumentado el salario mínimo, dado títulos de propiedad a los campesinos, apoyado los esfuerzos
por sostener una asamblea constituyente que redactara una nueva constitución y se acercó a
Venezuela y a gobiernos progresivos de Latinoamérica para formar un bloque que fomentara la
cooperación regional como una alternativa a las políticas neoliberales de comercio (libre
mercado).
Como uno de los países más pobres en Latinoamérica, Honduras había comenzado a ver un poco
de progreso para enfrentar los extremos niveles de desigualdad económica y marginación. Desde
el golpe, sin embargo, se ha estado retrocediendo en estos avances. Se han puesto en práctica
políticas para beneficiar a grandes negocios y privatizar más sectores de la economía, para
debilitar las leyes laborales y desmantelar los sindicatos, para reprimir la disconformidad y para
facilitar el acaparamiento de tierras, incluso tierras que son propiedad de las comunidades
indígenas con títulos comunitarios. De particular preocupación es la reciente aprobación del
Congreso Nacional de una nueva ley de minería e hidrocarburos para permitir la minería en
superficie a pesar de las objeciones de grupos a favor del medioambiente y de las comunidades
locales, como también la aprobación de una ley para “ciudades charter”, creando zonas que
funcionarían fuera de la jurisdicción del gobierno.
La situación actual
La violencia en Honduras es penetrante y se ha disparado desde el golpe, haciendo de Honduras uno de
los países más peligrosos en el planeta. El feminicidio (ataques contra las mujeres) está en aumento como
también la violencia política. La ciudad de San Pedro Sula ha sobrepasado a Ciudad Juárez, México
como la más peligrosa en el hemisferio. El país se ha convertido en una ruta principal de transbordos para
los carteles de drogas y muchos sectores del gobierno y de la sociedad están involucrados en el
narcotráfico.
La corrupción policial es también uno de los más serios problemas que Honduras enfrenta hoy. Se hace
muy poco esfuerzo por investigar los crímenes, incluso el alto porcentaje de crímenes cometidos por la
policía, y la ciudadanía no tiene confianza en las fuerzas de seguridad. La impunidad es desenfrenada y
está sin control. El problema se agrava más ya que a varias personas, que tienen que ver con las
violaciones de derechos humanos y/o están implicadas con el golpe, se les ha dado puestos claves en el
gobierno después del golpe, incluso al actual Jefe de la Policía Nacional, Juan Carlos Bonilla “el Tigre”,
para quien hay fuerte evidencia de vínculos con escuadrones de muerte en el pasado.
Al mismo tiempo, hay signos de esperanza en las muchas personas y grupos quienes están trabajando con
audacia por el cambio económico y social. Estas personas incluyen defensores de derechos humanos,
sindicatos de trabajadores, periodistas y estaciones radiales comunitarias, indígenas y
campesinos/organizaciones de agricultores, comunidades de base en la fe, jueces “por la democracia”,
activistas de LGBT (Lesbiana, Gay, Bisexual y Transgénero) y muchas más. Por su trabajo a favor del
cambio, estos grupos han sido el blanco de la represión. Líderes (o sus familiares) han sido asesinados y
las amenazas de muerte son muchas. La Comisión de la Verdad liderada por la sociedad civil
independiente publicó un informe exhaustivo a fines del 2012: “La Voz Más Autorizada es la de las
Víctimas” y descubrió que se cometen crímenes contra la humanidad en complicidad con el sistema
judicial hondureño, y que el estado utiliza el terror como una política de control social, incluso grupos que
funcionan como escuadrones de muerte.
¿Cómo está involucrado Estados Unidos?
La intervención de los Estados Unidos en la actual Honduras se lleva a cabo con la justificación del
combate al narcotráfico. Estados Unidos está entrenando militares hondureños y a la policía, a pesar de
estar involucrados en violaciones de derechos humanos y corrupción. Dadas las estructuras de
impunidad profundamente impregnadas, los esfuerzos centrados en el entrenamiento no han sido muy
eficaces, sino más bien han servido para fortalecer las estructuras corruptas dentro de las fuerzas de
seguridad y para militarizar aún más la llamada guerra contra las drogas. Muchos hondureños ven la
función de los militares estadounidenses como un refuerzo al poder de la oligarquía y del capital
transnacional, y sienten que EE.UU. le da mucha prioridad a hacer de Honduras un lugar atractivo y
seguro para la inversión extranjera. Ellos sienten que la militarización de su país está generando aún
mayores niveles de violencia.
La Embajada de EE.UU. mantiene relaciones con el jefe nacional de la policía (Bonilla) y cree que no
hay evidencia de que él tiene en la actualidad vínculos con escuadrones de muerte. Su presencia como
jefe de la policía, sin embargo, engendra todavía miedo y manda un poderoso mensaje a quienes están en
los movimientos sociales y preocupados por los derechos humanos. La Embajada de Estados Unidos
desechó también la idea de que hay un patrón continuo de represión dirigido contra los movimientos
sociales, los defensores de derechos humanos y otros miembros de la oposición política.
Tal postura para desestimar los patrones de violencia dirigidos políticamente y su ansiosa defensa del
gobierno hondureño, ayuda a explicar porque tantos de los grupos con los que nos reunimos tienen una
profunda desconfianza de la Embajada. Mientras ha sido importante que altos funcionarios del
Departamento de Estado de Washington han viajado a Honduras para reafirmar el mensaje de que Estados
Unidos está preocupado por los derechos humanos en Honduras, muchos creen que sería más productivo
para EE.UU. distanciarse hasta que el gobierno hondureño demuestre la voluntad política y tome
medidas definitivas para hacer frente a la corrupción e impunidad.
Acciones necesarias
En conclusión, lo que Honduras necesita más son políticas y prácticas que eliminen la impunidad,
enfrenten las disparidades económicas y sociales, y promuevan la justicia y el desarrollo sostenible a
largo plazo para que la dignidad y las necesidades esenciales de la mayoría de hondureños se satisfagan.
Aunque el tráfico de drogas es claramente un serio problema, se necesita alternativas al enfoque en la
demasiada militarización estadounidense. La política estadounidense en Honduras debería actuar sobre
las recomendaciones de la Comisión de la Verdad que incluyen: el llamado a una investigación y sanción
de los autores materiales e intelectuales del golpe y las violaciones de derechos humanos resultantes, y la
anulación de la Ley de Amnistía de enero 2012. El informe hace un llamado también a poner fin a los
acuerdos militares y de seguridad entre Estados Unidos y Honduras, y clausurar las bases militares
estadounidenses en Honduras - una llamada que oímos repetidamente de muchos grupos con que nos
reunimos.
La comunidad de fe estadounidense necesita mantener un alto nivel de vigilancia a la situación de los
derechos humanos en Honduras. Debería continuar comprometiendo a sus legisladores para hacer los
cambios necesarios identificados arriba y educar a otros en los Estados Unidos en cuanto a la situación
hondureña. Se necesita fortalecer vínculos entre personas y organizar más delegaciones. La oración es
también crítica en nuestro caminar con el pueblo hondureño. Su esencia se captó muy bien en respuesta
a la pregunta de nuestra delegación a las hermanas hondureñas de la Misericordia: “En medio de tanta
violencia y desesperación ¿Qué les da a ustedes esperanza?” Ellas respondieron: “Saber que la gente en
la comunidad internacional está orando por nosotras…que está viendo por nuestra gente”.
La palabra final es gratitud – gratitud por la valentía y la resolución inquebrantable de estas hermanas y
de todas las personas en Honduras que están trabajando por el cambio social. Su inspiración engendra
todavía mayores niveles de solidaridad y acción continua de nuestra parte. Nosotras estamos agradecidas
por siempre.
Para ver el informe completo de la delegación, visiten www.sistersofmercy.org

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