Michael Lodahl Sesión 2: La Etica y El Problema de Inmigración
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Michael Lodahl Sesión 2: La Etica y El Problema de Inmigración
Michael Lodahl Sesión 2: La Etica y El Problema de Inmigración Quiero decir claramente desde el principio lo que no soy. Yo no soy un científico social. Yo no soy sociólogo. Dios sabe muy bien que no soy economista. Mientras que algunos de mis mejores amigos son los politólogos, claro no soy uno. Además, yo no soy geógrafo y cartógrafo, y espero que yo realmente no sea mucho de un ciudadano de los EE.UU., - aunque lamentablemente sospecho que soy mucho más cautiva a las realidades de la ciudadanía nacional que voy a argumentar es apropiado en esta pequeña reflexión. Aún, yo no soy realmente mucho de una especialista en ética – entonces solo puedo esperar y rezar que pueda empezar un poco para hacer justicia al tema asignado a mí "La ética y el problema de la inmigración". Pero que en la medida en que alguna vez realmente participar en éticas (¡y por cierto debo!), lo hago como un teólogo cristiano. Mi ética es inevitablemente teológica. Supongo que mi punto de comenzar como esto es reconocer mis limitaciones en el intento de abordar este tema. También es de anticipar mi propósito al proceder en mi forma – que es decir claramente lo que yo creo son las reglas fundamentales para la reflexión teológica sobre el papel de la Iglesia, por lo menos hablando idealmente, en relación con los factores geo-políticos y económicos . Es crucial, en primer lugar, reconocer que por el testimonio del Nuevo Testamento, decisiva de Dios, el acto escatológico en este mundo de creación se ha producido en y a través del cuerpo y la persona de Jesús el Mesías, nuestro Señor. Aunque, por supuesto, hay muchos textos bíblicos a los que se podría apelar al apoyo de esta proposición, para nuestros propósitos aquí hoy me centraré en la carta a los Efesios, por su poderoso testimonio acerca de la re-creación del mundo de Dios a través de Jesucristo. Estoy convencido por el argumento de Markus Barth en su comentario magnifico de dos volumenes sobre Efesios que el uso de "nosotros " y "ustedes" (en plural, por supuesto, siempre) a lo largo de la carta es una clave para entender este documento. La primera persona del plural significa Pablo y sus Judios compañeros que participan en su ministerio de proclamar que Jesús es el Mesías, una especie de remanente fiel del pueblo Israel de Dios, llamado a dar testimonio de su Dios a los pueblos gentiles; la segunda persona del plural invariable indica a los lectores gentiles de esta carta, quien a través de Jesús se han convertido en co-ciudadanos en la casa de Dios.Escuchemos, por ejemplo, a esta oración maravillosa que hemos oído muchas veces antes: “Oro para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él; que él alumbre los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la acción de su fuerza ponderosa. Esta fuerza operó en Cristo resucitándolo de los muertos y sentándolo a su derecha en los lugares celestials, sobre todo principado y autoridad, poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el venidero. Y sometió todas las cosas debajo de sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. (Efesios 1:17-23) Es importante que nos lleva a preguntarnos si realmente creemos que esto es cierto. No es simplemente una cuestión si Dios resucitó a Jesús de los muertos; yo sospecho que todos lo confesamos con nuestra boca y creer en nuestros corazones. La pregunta más grande es, ¿realmente creemos que cuando Dios resucitó a Jesús, Dios " sentado a Jesús " – el Jesús crucificado, es decir, el Judio crucificado que "sufrió bajo Poncio Pilato", el representante del gobierno local del Imperio Romano - "sobre todo principado y autoridad y poder y señorío"? Demasiado rápido podemos espiritualizar este, pasando por alto a las pretenciones políticas del mundo real que Efesios está haciendo sobre el gobierno de Dios en Jesucristo. En el Imperio Romano, el nombre de "sobre todo nombre que se nombra " fue la de César, la Iglesia (por la definición) hace una confesión política totalmente diferente. Y dejar que nos equivoquemos: es una confesión política. Noten que los versículos se mueven directamente y naturalmente a lo que la glorificación de Cristo significa para la iglesia, los llamados – llamado aparte del actual sistema mundial – quien en conjunto son "su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo". Debemos recordar que para Pablo y ciertamente para prácticamente todos los Judios pre-moderno, en realidad era sólo una pared divisoria, una línea de demarcación entre la población humana: los que son Judios y los que no son Judios. Ciertamente, otras líneas de frontera existieron: hombres y mujeres, esclavos y libres, limpias y sucias, etc. Pero la pared divisoria fundamental era entre los Judios y gentiles. Podemos reconocer esto en teoría.Sin embargo, es sin duda muy difícil para nosotros apreciar hoy en día la radicalidad de Efesios 2: ". . . Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades (la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas), para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos y a los que estáis cerca, porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Por eso, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, . . . " (Efesios 2:11-19) La iglesia, de acuerdo con la visión y la proclamación del Nuevo Testamento, es el nuevo pueblo de Dios en Cristo Jesús nada mas definido o delimitado por fronteras dibujadas politicamente. ¿Cuál es el límite, la frontera, entre países supuestos de México y los Estados Unidos, por ejemplo, en la luz de la realidad de la Iglesia? Cualquiera que sea esta pared divisoria, y como podría funcionar para el mundo no cristiano, en verdad para nosotros Jesucristo "ha derribado pared intermedia de separación". Me gusta el sonido de eso, y creo que es verdad. Pero creo también que es muy difícil de poner en práctica esta verdad fielmente y en profundidad. Vamos a tratar de explorar porque podría ser el caso en algunos momentos. Antes de hacerlo, debemos recordar el aviso de Jesús a sus discípulos, incluyendo a nosotros aquí hoy, que " pero angosta es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan" (Mateo 7:14). (Aunque no tenemos tiempo para hacer esto hoy en día, sería muy esclarecedor leer el Sermón del Monte intencionalmente en el contexto de la idea de que a través de Jesucristo Dios ha llamado a ser un pueblo nuevo, una nueva realidad social llamada la iglesia; el Sermón del Monte entonces se convierte en la declaración visionario de Jesús de la forma en que la comunidad será "la luz del mundo, asentada sobre un monte no se puede esconder ", que " así alumbre vuestra luz delante de los hombres.") Mucho más podría decirse, por supuesto, en estos asuntos, pero por el momento sólo quiero decir que estas ideas constituyen la base de mi aproximación a una ética de la inmigración - y para el caso, de mi intento a tratar de pensar en las fronteras nacionales que crean la necesidad de un concepto de "inmigración" en absoluto. Pero, por supuesto, mi tema asignado es también sobre el "problema" de la inmigración. Pero incluso si no lo fuera, lo que ya he propuesto crea su propio problema, o problemas. Vamos a empezar con este problema: ¿no estamos demasiado a menudo muy similar a la comunidad del Mesías, la unica humanidad nueva en Jesucristo, que imagine Efesios? No somos un pueblo como esto, ¿verdad? En realidad, no. ¿Por qué no? Primer, los cristianos en los EE.UU. (y quizás en otros lugares, pero voy a seguir con la situación que conozco mejor) a menudo son cautivos a un cristianismo particularmente americano, o quizás más precisamente, un americanismo vagamente religiosa. Una fusión acrítica del patriotismo americano con un sistema privatizado de la fe cristiana es una herejía extendida al norte de la frontera. Las razones son complejas y muchas, sin duda, de este estado de cosas, el resultado de que es la noción demasiado popular que los EE.UU. es una nación cristiana, "una nación bajo de Dios [soso]", con un destino dado por Dios para promover y defender un concepto vago de la "libertad." Realmente no hay nada cristiano acerca de esto. Y todavia, este patriotism-Cristiano vago está abrazada extensamente, y muchas veces profundamente, en todos tipos de iglesias en los EE.UU. Una consecuencia obvia de esta herejía sería que las líneas de frontera de los EE.UU. son sagrados, que los ciudadanos de EE.UU. tienen una obligación seria de proteger y defender las fronteras, y que es, efectivamente, una obligacion profundamente cristiana para hacerlo. Claramente, esta herejía erige una nueva " pared intermedia de separación” en el cuerpo de Cristo, la comunidad escatológica de Dios arraigados y cimentados en la confesión, y la realidad, de " un solo cuerpo y un solo Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos y por todos y en todos." (Efesios 4:4-6). Si realmente creemos esto, y fueran la práctica, entonces las preocupaciones de la nación-estado de mantener (si no extender) sus fronteras, aunque las preocupaciones pueden ser legítimas a dentro de la lógica d la naciónestado, no puede presentar un problema serio para los ciudadanos de la comuinidad llamada de Dios. Ni siquiera estamos hablando aquí sobre todo de las directivas de la Torá a la comunidad de Israel de "amar al extranjero como a ti mismo", ni de la enseñanza revolucionaria de Jesús en la parábola del Buen Samaritano que sus seguidores no son simplemente de amar a sus vecinos, pero de trabajar activamente y prácticamente a ser vecinos a los que están en necesidad. Tan importante como estos temas son, mi preocupación actual es simplemente afirmar la verdad del Evangelio sobre la unica comunidad unida de los discípulos, la Iglesia. Pero las iglesias en los Estados Unidos con demasiada frecuencia son cautivos de una lógica diferente, una construcción social diferente. Nos comprometemos nuestra lealtad a estas cuando cuelgo las bandera de Los EE. UU. en nuestros santuarios. Lo refuerzan con las pompas del cuatro de julio, cantatas y sermones. Nos permiten la formación a nuestras mentes y nuestros cuerpos, cuando disfrutamos en el servicio militar, que supuestamente defiende nuestra "nación cristiana". Sin embargo, para el Nuevo Testamento, no hay más que una nación cristiana, y no es geográficamente o políticamente definida; la "nación cristiana" es un pueblo sin fronteras y muros de división, un pueblo cuya unidad trasciende las líneas del cartógrafo, las diferencias de idioma, las diferencias étnicas, las diferencias culturales, y así sucesivamente. Esto, sin embargo, no es la realidad que vivimos hoy en la Iglesia, al menos en la mayor parte. La Iglesia, entonces, ofrece al mundo en la vida real, ni testigo corporal viable a la acción decisiva de Dios de re-creación por medio de Cristo Jesús. Sospecho que no es simplemente un problema en los EE.UU., aunque yo sospecho que produzcamos y propaguemos esta enfermedad herética más eficazmente que cualquier otro país. Pero sí recuerdo una memoria de un correo electrónico que salió desde la oficina central de la Iglesia del Nazareno en el principio o medio de las 90s, de NazNews o algo así, que tuvo un efecto profundo en mí. Según a mi memoria, el mensaje era acerca de una disputa fronteriza entre ambos países en algun pais (creo) en América Central. Esta disputa casi llegó al punto de ebullición, una guerra potencial entre estos dos países. El mensaje de Kansas City fue, esencialmente, lo siguiente: Tenemos pastores sirviendo en las fuerzas militares de ambos países, entonces oren que esta disputa fronteriza se resuelva. Recuerdo que pensé cuán absurdo fue este correo electrónico. No había ningún indicio en el mensaje que fue una situación terriblemente mal, para que tuvieramos pastores nazarenos portando armas en el nombre de sus naciones, señalando las armas el uno al otro y tirando los gatillos. Es evidente que la oficina general no quería que esto suceda, pero ¿dónde estaba el ángulo profético que podría cuestionar la forma en que llegó a ser, en primer lugar, que los pastores nazarenos estaban sirviendo en las fuerzas de sus países militar - y no como los capellanes, sino como soldados con armas? Recuerdo mi pensamiento que fue una situación absurda. Entonces hice un experimento rapido de pensamiento. ¿Y si no eran pastores nazarenos, sino simplemente laicados Nazarenos? ¿Haría la situación menos absurda? ¿Laicados Nazarenos tirando al uno al otro en el nombre de sus países respectivos, y por el bien de la integridad de las fronteras de esos países? Entonces se lo llevó un paso más. ¿Y si no fueran los Nazarenos, pero los Cristianos, simplemente? Los discípulos de Jesús? ¿Qué está incorrecta con esta imagen?: los discípulos de Jesús, recogiendo las armas en los nombres de sus naciones y disparándose unos a otros para proteger a las reclamaciones de sus países territorial? Dios tenga misericordia. Por supuesto, mi historia abre otro problema para nosotros. Nuestras diferencias denominacionales nos recuerdan cada día que la Iglesia está trágicamente dividido. No somos "un cuerpo", y no alcanzamos la llamada de Efesios a sus lectores a "procura para mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz " (4:3). Por lo tanto, con demasiada facilidad ha permitido la comunidad escatológica de Dios, el cuerpo de Cristo, que se dividen tanto por ambas líneas de fronteras internacionales y denominacionales. Estamos por lo menos dúo-divididos. En consecuencia, no ofrecemos una alternativa viable a la "política del mundo real" de las naciones, y mucho menos a la política emergente de las empresas transnacionales. En la actualidad, lo mejor que nuestra teología puede hacer es plantear una crítica profética en contra de estos acuerdos sociales fundamentalmente falsos e irreales, que nos advierte contra la idolatría de la nación y sus intereses territoriales y económicos. Aunque es importante, una Iglesia dividida puede ofrecer muy poco a la vision de una alternativa social viable.Una crítica profética contra la idolatría de la nación sin un cuerpo social real que garantizan una comunidad alternativa, encarnacionalmente ofreciendo la re-creación de Dios a través de Jesús Cristo de la existencia humana-social, finalmente sonará sospechosamente como " metal que resuena o címbalo que retiñe” (1 Cor 13:1). Además, muchos cristianos en los EE.UU. se han estado formado por el patriotismo vagamente cristiana que he descrito anteriormente, que aun las congregaciones individuales muy a menudo son muy lejos de un mente, y mucho menos de una práctica compartida, de esta humanidad radicalmente nueva en Jesucristo, a la que Efesios nos llama nosotros. Permítanme otra historia breve. Poco después de 9 / 11, yo estaba hablando con unos pastores en un clase del programa de la maestria de ministerio en PLNU de muchas de estas mismas ideas que yo estoy explorando con ustedes hoy. Después Maxine Walker, quien fue directora del Centro de Wesley para Estudios del Siglo 21 en PLNU, y ahora está jubilado, me contó una historia que su madre le había dicho. Su madre era miembro de una congregación de la iglesia Metodista Libre en el principio del siglo 20, y esta pequeña iglesia al parecer estaba lleno de peleas, pandillas, el chisme y las divisiones. (Estoy muy contento de que todos nosotros hayamos crecido más álla estos tipos de cosas.) De todos modos, Maxine dijó que su madre le decía que esta pequeña congregación se llenó de estos problemas hasta que los EE.UU. entró en la Primera Guerra Mundial. De repente todo el mundo estaba unido en este gran esfuerzo de guerra que el país estaba emprendieron. Sus diferencias se disolvió y la iglesia se unió. Sus divisiones fueron sanados, podríamos decir, por la sangre de los soldados estadounidenses. La pregunta obvia es, ¿por qué fue un esfuerzo nacional de guerra que se curaron la congregación de las divisiones? Efesios proclama que nosotros [los gentiles] "estabais lejos" del Dios y de la realidad social de Israel " habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo" - pero la gente de la Iglesia se dividieron hasta que fueron llegado cerca uno de otro por la sangre de los heroicos soldados estadounidenses. Estas cosas no deberían ser. ¿Por qué fue una acción militar que unió a esta congregación? Para investigar más a fondo, ¿qué tipo de unidad, qué tipo de curación, en realidad podría ser proporcionada por esta guerra mundial luchada, en palabras de Woodrow Wilson, "para hacer el mundo seguro para la democracia"? Es seguro decir que esto no es la unidad Cristiana, y las divisiones de la Iglesia no fueron sanados de verdad. También puede decir que este problema persiste en sinnúmeros iglesias en los Estados Unidos. ¿Qué podemos hacer sobre esto? Primero, por supuesto, necesitamos mejor, más fiel predicación y enseñanza del evangelio de Dios en Jesucristo. Eso es obvio. Sin embargo, esto ya es una posiblidad difícil. Aunque creo que la posición de que estoy promoviendo aquí es esencialmente fiel al evangelio, obviamente no todos los pastores, maestros y líderes de la denominación están de acuerdo. Pero, asumiendo que la posición que estoy argumentando es fiel y necesario, la verdad es que es una posición minoritaria en las iglesias de EE.UU. y claro no es un punto de vista popular. Además, incluso si un pastor afirma esta comprensión de la identidad de la Iglesia y su misión, cada domingo él o ella enfrentará a una congregación generamente indiferente, si no hostil, hacia este tipo de enseñanza. Eso no significa que un/a pastor/a no debe predicar este mensaje, sino que significa que él o ella probablemente tendrá una carrera relativamente breve. Un pastor en esta situacion podría perder los miembros y el apoyo financiero. De nuevo, esto no significa que él o ella no debe proclamar la realidad de la humanidad renovada de Dios en Cristo, quien ha roto todas las paredes. Sólo significa que será muy difícil de hacerlo. Tal vez durante un período suficientemente largo de tiempo un pastor puede conducir a una congregación fuera del nacionalismo y el patriotismo cristiano y hacia una visión bíblica del cuerpo de Cristo que trasciende las líneas de las fronteras nacionales, étnicas, lingüísticas y raciales. Por la gracia de Dios, tal vez. Pero por supuesto esto no es simplemente una cuestión de enseñanza, tan importante que sea. Aprendemos, y estamos profundamente formados, a través de nuestro prácticas corporales habituales también. No hay duda que la práctica eclesial más importante en este sentido es la Santa Cena, aunque por supuesto tenemos que hacer mucho mejor con la enseñanza de esta práctica sacramental, así. Lo más que podamos reforzar que solo hay una mesa de nuestro Señor, y que todos los discípulos de Cristo están invitados a compartir juntos de la bondad, la gracia, el amor y la misericordia a esta mesa, lo más (esperemos) que no venimos simplemente para aprender sino también para degustar nuestra unidad como cuerpo social de Cristo. Probablemente lo que tenemos que hacer más, verdaderamente, es mover más a través de esta línea de frontera entre México y los EE.UU..Necesitamos muchos, muchos más Cristianos de los EE.UU. visitando, aprendiendo de, compartiendo con, alabando, participando en la Eucaristía con sus hermanos y hermanas en México. Cuanto más podamos participar realmente en la vida del otro/a, más que la realidad de la Iglesia como un cuerpo de Jesús será una realidad que expreimentamos y hacemos. Ojalá y presumiblemente, sea cuando el “inmigrante” - ya sea "legal" o "ilegal" - se encuentra y se experimenta como un compañero del cuerpo de Cristo que él o ella ya no es un "problema" objetivado como una amenaza a los intereses o integridad de EE.UU. Pero me parece que estamos muy lejos de este tipo de teología y la práctica en la mayoría de nuestras iglesias, la mayoría del tiempo. Esta es una de las razones porque una conferencia como esta es un paso necesario - y ojala sea el principio de una conversación mucho más larga y sostenida y la convivencia en Jesucristo.