Castillo de Malbork

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Castillo de Malbork
Es uno de los mayores del mundo y sin duda uno de los castillos más atractivos que se han
conservado hasta nuestros tiempos. Si alguien no ha visto Malbork, no sabe cómo es una verdadera
fortaleza medieval.
Se terminó en el siglo XIII cuando los caballeros teutónicos, que desde hacía cincuenta años ocupaban
con éxito las tierras tribales de Prusia, comenzaron a construir un castillo que iba a convertirse en la
capital de su propio estado. El traslado de la capital del gran maestro de Venecia a Malbork fue un año
después de la conquista de Gdansk y los alrededores, que actualmente abarca el voivodato de Pomerania.
La construcción del gran complejo del castillo duró mucho tiempo. El castillo fue construido en
etapas, según la recolección de cantidades adecuadas de materiales de construcción y, especialmente de
los millones de ladrillos necesarios para levantar las gruesas y altas paredes.
La fortaleza recibió una estructura de tres partes. El alto castillo era el centro de la defensa e incluía los
dormitorios de los hermanos-miembros del convento, su refectorio, la sala capitular, o sea, el lugar de
reuniones y conferencias. El castillo mediano es uno de los edificios góticos más bonitos del mundo y
dejó sus anteriores funciones de explotación al posterior castillo bajo convirtiéndose en la residencia del
gran maestro y los numerosos huéspedes de la Orden.
El castillo rodeado de varias líneas de murallas, fosos y modernizado constantemente era
prácticamente inexpugnable. Nadie ha logrado conquistarlo por asedio. La enorme fortaleza que
dominaba por completo la ciudad adyacente garantizaba la seguridad y la continuidad del centro de poder
de la Orden Teutónica. Esto resultó ser necesario después de la Batalla de Grunwald en 1410. Pero a
veces lo que no se puede conseguir, se puede comprar. Así hizo Casimiro Jagellón que compró el castillo
de manos de los mercenarios teutónicos a los que la orden no les pagaba la soldada. De esta manera, la
capital teutónica cayó en manos polacas convirtiéndose en una de las residencias del rey polaco. Pero
todavía faltaba mucho para poner fin a la potencia teutona.
Esto es sólo una introducción a la fascinante historia de la Orden Teutónica, las batallas de los
caballeros, los castillos góticos y los juegos políticos medievales. Para conocer el resto de la historia hay
que estar entre las paredes de ladrillo de la fortaleza de Malbork porque en ningún otro lugar se pueden
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escuchar las historias de éxitos y derrotas de los caballeros con capas blancas porque sólo aquí todavía se
pueden sentir los ecos de su antiguo poder peligroso.
Magdalena Piotrowska (m.piotrowska)
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