Voces en La Canada Real Galiana

Transcripción

Voces en La Canada Real Galiana
Antropo
Docus
antropodocus
producciones
presenta
i
La
ciudad
invisible
i
Voces en La Canada Real Galiana
dirigido por
i
i
i
Lucia Asue Mbomio Rubio
AntropoDocus
1
sumario
La
ciuda
invisi
SINOPSIS
3
CONTEXTUALIZACIÓN
4
TRATAMIENTO
6
ESTRUCTURA
1. 16 km de ciudad lineal ilegal, 40 000 personas,
el mayor asentamiento ilegal de europa
2. Una sola Cañada, distintas realidades
3. Una mirada ajena: Las Instituciones
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PERSONAJES
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NOTA DE INTENCIÓN DEL DIRECTOR
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NOTA DE PRODUCCIÓN
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PRESENTACIÓN DE ANTROPODOCUS PRODUCCIONES
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FICHA TÉCNICA
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AntropoDocus
Antropo
Docus
2
sinopsis
Piedras volando, gritos, pelotas de goma, antidisturbios, policías a un
lado, magrebíes y españoles al otro. Tiran la casa de Abdul, un obrero
marroquí que vive en la Cañada Real Galiana, un tradicional paso de
ganado. Empieza el cuestionamiento de 40 años de historia.
Cuatro décadas de ocupación de suelo público, 40.000 vecinos de hasta
cuatro comunidades distintas - españoles, musulmanes, gitanos españoles y
rumanos -, chalés de lujo y chabolas, camellos, drogadictos y voluntarios,
empresarios y parias… más de 10.000 niños. Ni un hospital, ni un colegio,
ni una oveja…;cuarenta años después de la llegada de los primeros colonos
a la Cañada Real Galiana, éste es el panorama de esta ciudad lineal de
dieciséis kilómetros de extensión situada en la Comunidad de Madrid: el
mayor asentamiento ilegal de Europa.
La pacífica ciudad sin ley de antaño se ha convertido en unos años en “el
poblado de la injusticia”, donde conviven diariamente la marginación,
pues sus habitantes son los olvidados de una sociedad que pretende
reciclarlos junto a una incineradora; y la delincuencia y la drogadicción,
consecuencia directa de la citada marginación.
A través de los habitantes de ese territorio sin ley, de sus voces, sus
testimonios vitales, el documental “La Ciudad Invisible: Voces en la
Cañada Real Galiana” intenta acercarse a las distintas realidades que
conviven diariamente en dicho asentamiento ilegal.
AntropoDocus
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contextualizacion
La problemática del medio urbano y de la vida de las personas que habitan
en las ciudades se ha convertido en uno de los principales desafíos
mundiales para alcanzar un desarrollo sostenible. Las ciudades, voraces
consumidoras de recursos, albergan la mitad de la población mundial, unos
3 000 millones de personas. De ellas, un tercio vive en condiciones de
extrema pobreza en los cada vez más frecuentes núcleos de marginación de
las capitales occidentales; porcentaje que tiene visos de duplicarse en
los próximos 30 años.
En la Unión Europea, el 80% de la población vive en ciudades. A pesar
de la belleza y riqueza de muchas de las ciudades europeas, estás siguen
experimentando serios problemas sociales y medioambientales. Un nuevo
tipo de éxodo rural intraeuropeo junto a una creciente inmigración
transcontinental están provocando formas precarias de asentamiento
ilegal, en principio, temporales; pero que con la imprevisión y desidia
institucional se están convirtiendo en auténticas ciudades invisibles
que entorpecen el crecimiento del sistema de bienestar liberal. Según la
definición de ONU-HABITAT (basada en criterios de salubridad, suministro
de agua, superpoblación, calidad estructural de la vivienda y seguridad
del régimen de propiedad) un total de 33 millones de personas, un 6% de la
población urbana, viven en suburbios chabolistas en Europa. Diferentes
países, diferentes circunstancias, una misma realidad.
AntropoDocus
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La Cañada Real Galiana es el ejemplo extremo de la degradación del
medio urbano en las grandes ciudades europeas. Cuarenta mil personas
viviendo en una situación ilegal muchas veces sin los recursos básicos
a su alcance, a menos de quince kilómetros del centro de Madrid. Este
espacio en constante movimiento, pero asfixiado en su propia realidad,
es consecuencia de problemas contemporáneos tan significativos como el
acceso a la vivienda, la dificultad de la absorción de las recientes olas
de inmigración, la problemática de la integración social de poblaciones
marginadas... El documental “La Ciudad Invisible: Voces en la Cañada Real
Galiana” plantea a cada uno de los espectadores la delicada noción de
responsabilidad ciudadana.
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Tratamiento
Tras un largo período de investigación sobre todo lo escrito y grabado en
La Cañada Real Galiana, se decidió que la historia de La Ciudad Invisible
la cuenten las voces de sus moradores. Cada una de las cuatro comunidades
existentes, tiene su representación a través de algún informante
representativo. El documental es una radiografía de un espacio atípico,
complejo por su diversidad. Los personajes principales son los ojos de
los espectadores en La Cañada. Paseando con sus ocupantes nos adentramos
en su vida, sus casas y su convivencia día a día. El documental “La Ciudad
Invisible: Voces de la Cañada Real Galiana” es, antetodo, un documental
de casting. Dicha presentación coral de la diversidad de La Cañada Real
Galiana permite entrar en la complejidad que conlleva la cohabitación de
poblaciones tan distantes culturalmente.
El ritmo del documental “La Ciudad Invisible: Voces de la Cañada Real
Galiana” alterna entrevistas con momentos pausados de observación. Las
entrevistas están grabadas a dos cámaras. Una se concentra sobre planos
formales, generales, siempre con el objetivo de llegar a caracterizar
el personaje dentro de su medioambiente. Primeros planos que muestran
las cicatrices de vida en los rostros de cada protagonista. El fondo es
representativo: su casa reconstruida, los escombros de su chabola, las
porterías nuevas… Aprovechando la cinética del personaje, se muestran
los recovecos de un sitio de Madrid desconocido por la mayoría de los
españoles. Se alternaran planos subjetivos y objetivos. La segunda cámara
es inquieta, busca el detalle, capta las expresiones de cara en plano
corto; dinamiza las entrevistas y profundiza en los personajes.
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Transmitir las diferentes atmósferas que se desvelan en La Cañada Real
Galiana es uno de los retos del documental. La Cañada es un espacio
en sí, vive en una autarcía apartada de cualquier otra estructura
urbanística vecina. Por ello, en ciertos fragmentos se rompe el ritmo de
las entrevistas con momentos de observación, donde las cámaras presencian
la vida de la ciudad lineal sin interferir en la rutina diaria. Se dedica
un cuidado especial al tratamiento del sonido, elemento narrativo que
llega a transmitir una sensación casi-física de las distintas atmósferas
al espectador. Pasear por El Sector 5, una de las zonas más tranquilas
de La Cañada Real, con huertos y rodeado de olivares, no tiene la misma
implicación sonora que andar por Valdemingómez, por cuya carretera pasan
más de 4000 camiones diarios. Los ambientes tienen una presencia muy
resaltada, para acercar al público a la realidad de un sitio que no
siempre suena y que rara vez tiene música. Suenan los pasos arrastrados
de los toxicómanos, el rastrillo entre la hierba arrastando jeringuillas,
la voz rasgada de un gitano que celebra cantando flamenco el enlace de
su sobrino, el golpe de martillo en las nuevas construcciones, el motor
diesel de los camiones, o el cortacésped de los chalés de La Cañada…
En ningún momento se recurre a una Voz en Off, ni se oyen las preguntas
de la realizadora durante las entrevistas, la realidad que desvelan las
entrevistas son de tal densidad que no resulta necesario.
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El documental “La Ciudad Invisible: Voces en Cañada Real Galiana” sumerge
al espectador en un espacio construido a lo largo de los dieciseis
kilómetros de vía pecuaria. Cada comunidad está organizada de forma
independiente. Los diferentes grupos y culturas conviven pero no se
mezclan, se yuxtaponen unos con otros. El documental circula entre las
distintas comunidades y zonas geográficas de La Cañada Real Galiana.
Un MAPA nos guía, sitúa y define esquemáticamente el sitio donde nos
encontramos en cada momento. Este recurso narrativo funciona como hilo
conductor de la película y ayuda el espectador a ordenar el espacio y
ubicarse en esta urbanización ilegal. La estética del mapa es de dibujo,
utiliza como icono las diferentes arquitecturas de casas, elemento sin
connotación y tan revelador de un estilo de vida: los chalés de las
familias españolas, las viviendas marroquíes de techo plano, las casas
bajas gitanas con patio interior alrededor del cual se reúnen las amplias
familias, y las chabolas rumanas. La estética näif del dibujo recupera
su dureza con el tratamiento en blanco y negro, decolorando la realidad.
El mapa aparece y desaparece coincidiendo con la idea fundamental del
título, la de una ciudad invisible que ni tiene legitimidad legal, ni se
quiere ver, que se oye en momentos de tensiones y que se olvida cuando ya
no está ningún medio de comunicación informando sobre tragedias.
Para el documental, se ha pensado una banda sonora propia al universo
de La Ciudad Invisible. El tema final mezcla el color, el sonido más
emblemático de cada comunidad que convive en ese espacio. Sin embargo,
cada pista se utiliza de forma independiente a lo largo del documental
según el punto donde nos encontramos.
Tanto el tratamiento del documental como las decisiones estéticas regresan
constantemente a la voluntad de transmitir de la forma más coherente
posible la complejidad de ese espacio tan atípico: la diferencia y la
convivencia. Mariano, Mohamed o Lucía no han llegado a La Cañada por las
mismas razones, oportunismo o necesidad, ni tienen los mismos criterios
de vida ni las mismas expectativas de futuro. Realmente, lo único que les
une, su única lucha común, es el miedo a perder su hogar.
El documental, por la riqueza del material rodado y la complejidad de
la temática tratada, está planteado para una duración de 52’. “La Ciudad
Invisible: Voces en La Cañada Real Galiana” es un híbrido entre un
estudio social en profundidad por parte del equipo humano de AntropoDocus
Producciones y un tratamiento informativo de reportaje televisivo
aportado por la realizadora Lucía Asué Mbomío. Origen del que surgen las
decisiones estéticas y narrativas del documental.
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estructura
18 de octubre de 2007, más de 200 personas, residentes en la Cañada Real
Galiana, marroquíes y españoles, se concentran en torno a la casa de
Abdul. Las excavadoras acechan su casa y pretenden defenderla, evitar su
derribo. Tras más de 15 minutos de enfrentamiento con los antidisturbios,
sólo quedan escombros y damnificados de ambos lados. De repente, la
Cañada, el asentamiento ilegal más grande de Europa, deviene en centro
de la atención mediática nacional e internacional. Todos hablan de la
Cañada y pocos saben lo que es.
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una ciudad lineal ilegal de 16 km 40 000 personas
el mayor asentamiento ilegal de europa
Hilario, geógrafo y miembro de la ONG «Ecologistas en Acción» desde
que tenía 17 años,
años, explica
explica que
que la
la Cañada
Cañada Real
Real Galiana,
Galiana, riojana
Riojana oo de
merinas, es una vía pecuaria de 400 km de longitud. Respondiendo
las Merinas,
a su tipología de camino, tiene 75 metros de ancho. Es una de las
recorre España,
el Estado
muchas que recorren
España -el
Estado tiene
tiene un
un total
total de 125.000 Km de
ganado. Viene
pasos de ganado-.
Viene de
de la
la Rioja
Rioja yy llega
llega hasta
hasta la zona de Cabañeros
(entre Toledo y Ciudad Real). En la mayor parte de su trazado, discurre
libre, pero hay un tramo de 16 km. a su paso por Madrid, entre Getafe y
esta ocupado. Alrededor de 40.000 personas han fijado allí
Coslada, que está
su residencia, sus casas están sobre terreno público. Construir sobre
una vía pecuaria, es ilegal, tiene multa administrativa, y en el Código
Penal, está
esta tipificado como delito.
Cañada Real Galiana o Riojana
La historia de la ocupación de la Cañada, comienza
cuando en 1974, un Decreto Ley del Consejo de Ministros
utilizar
parcelas
aledañas
Franquista autorizó a ocupar
laslas
parcelas
aledañas
a
a las
vías
pecuarias
para
convertirlas
huertos
y,
las
vías
pecuarias
para
convertirlas
en en
huertos
y, de
de ese
modo,
rentabilizarlas.Tres
Tresaños
añosdespués
después de
de ese
ese
modo,
rentabilizarlas.
Decreto, Miguel adquirió allí unos terrenos, en la zona
más cercana al Municipio de Rivas Vaciamadrid (15 Km. al
Sureste de Madrid). Como la mayoría de los que accedieron
a un trocito de tierra, construyó una choza para guardar
los aperos de labranza. Como muchos, con el paso del
tiempo, con mimo y con algo más de ladrillo y algo menos
en casita
de fin de semana.
de chapa,
chapa, convirtió
convirtiósusuchoza
cobertizo
en casita
fin de
Como gran
parte
los que
allí
estaban,
al final
semana.
Como
grandeparte
de los
que
allí estaban,
al final
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transformo esa casita de fin de semana en una majestuosa mansión, su hogar
definitivo. Como todos sus vecinos tiene una vivienda ilegal. Aunque
Ángel, arquitecto y residente en la Cañada, prefiere decir, irregular.
Más de tres décadas después, todo sigue igual. O no. En 2002, Ángel, el
arquitecto, hizo un censo para mostrar cuantitativa y cualitativamente
cuál era la situación real en la Cañada. A partir de una investigación
pormenorizada, concluyó que allí había 25.000 personas aproximadamente.
Pero la población de la Cañada no ha dejado de crecer, en los últimos
tiempos, de forma exponencial, se habla de 40 o 50.000 personas. Quizá sea
porque es salida para muchos recién llegados. En palabras de Juan Francisco
Gamella, profesor de Antropología en la Universidad de Granada y autor de
un estudio sobre chabolismo para la Comunidad de Madrid, «se trata de una
iniciativa de los más pobres» y añade que “un tema crucial en este asunto
es la dificultad en el acceso a la vivienda”. En la España del siglo XXI
los más pobres, son los inmigrantes, como Abdul, o como Mohammed.
Mohammed vive enfrente de Miguel desde hace 10 años. Vendió su casa de
Asilah, Tánger, para comprar un terreno en la Cañada a un español que se
“lo cedió” por 3 millones de pesetas y así poder construir una vivienda
unifamiliar, al estilo de las de su país, Marruecos. El sueldo que ganaba
como trabajador de la construcción no le permitía pagar un alquiler en
Madrid, así que prefirió destinar sus ingresos en la compra de algo que
él, en su momento, consideró definitivo. Era consciente de la ilegalidad
del terreno, pero le dio confianza el tiempo que llevaban allí asentados
los españoles. La misma situación se repetía con la madre de Naoual.
También son marroquíes y sus ingresos, limitados a los ingresos del cabeza
de familia, son mínimos, sólo en la Cañada podrían construirse un hogar.
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una sola Canada distintas realidades
La situación de ilegalidad de los residentes en la Cañada, provocó que
pronto se organizaran en asociaciones por sectores geográficos para así
poder reclamar derechos sociales y urbanísticos. Los distintos sectores
aglutinan diferentes realidades, hasta el punto de que de una zona a
otra, en ocasiones, media un abismo. Se habla de la Cañada “Rica”, la
que está en Coslada, con grandes chalés, algunos pudieron legalizar su
situación comprando su terreno hace dos décadas. Está también la Cañada
que se despliega a los pies de Rivas, la de Miguel, Ángel, Mohammed o
Naoual, una zona en la que, en la actualidad vive un 70% de marroquíes
y un 30% de españoles. Es agradable, tranquila y cuenta con la ventaja
de que tiene la ciudad tan cerca que el acceso a los centros de salud,
colegios, centros comerciales o transportes, está al alcance de la mano
de cualquiera de sus residentes. Aquí, conviven las grandes viviendas
unifamiliares de extensos jardines con casitas bajas con ropa tendida en
la azotea, sin patio, abigarradas y sembradas de antenas parabólicas: las
casas de los marroquíes.
Ese es el paisaje que ve a diario Pablo, vecino de
Covibar, desde su ventana. Un paisaje que ha ido cambiando
a lo largo de los 25 años que lleva viviendo en Covibar,
una urbanización legal de Rivas, que está pegada a
la Cañada. Recuerda haber corrido entre sus plantas,
cuando allí había plantas, y haber hecho cabañas en lo
que eran casitas de labranza. De eso no quedan más que
recuerdos. A Pablo no le importa que la gente viva en
la Cañada, aunque con una media sonrisa, admite que los
demás para tener una casa, pagan sus impuestos.
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Al otro lado de la autovía N-III se extiende la zona de Valdemingómez,
que recibe ese nombre por la planta de tratado de residuos, la escombrera
y la incineradora que están ahí situadas.
La composición demográfica de éste área es más variopinta, curiosa y
compleja. También aquí habitan españoles de forma ilegal, como Mariano,
que lleva aquí 20 años y en este tiempo hasta ha montado un restaurante
y construyó dos naves industriales para alquilar... en suelo público.
En su bar, se juntan todas las comunidades étnicas de su sector, el lo
llama “la pequeña ONU de la Cañada Real”. Los gitanos llegan a la hora de
comer, y aprovechan la planta de arriba del negocio de Mariano para sus
celebraciones: bodas, bautizos y comuniones. En mitad de una de ellas,
está Manuel “el Gordo”. Su sobrino se va a casar y, guitarra en mano,
está festejándolo con los hombres de su familia. Manuel vive en la Cañada
desde hace cuatro años, lamenta lo que ha pasado con Abdul y su casa,
comenta que no quiere que vaya la policía a Valdemingómez, a tirar más
casas, porque él, su mujer y sus hijos, se quedarían en la calle.
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Gitanos españoles hay muchos, en esta zona. La mayoría se instaló aquí
a raíz del desalojo en 2003 de los poblados en los que residían con
anterioridad: Las Barranquillas y El Salobral. Allí, la mayor actividad
económica era la venta de droga, y en muchos casos, dicha actividad
se ha mantenido tras la reubicación. Eso ha traído consigo una mayor
afluencia de toxicómanos que van a comprar su dosis en las chabolas,
casas modestas y hasta chalés de lujo de los gitanos. Entre ellos, José,
drogodependiente desde los 40, que abiertamente opina que “en algún
lado hay que vender”; o Mario, mucho más joven, que cree que la Cañada
es una zona que se buscó para dar solución a un problema que, lejos de
desaparecer, sólo se ha trasladado.
Y descalzos, entre las jeringuillas que dejan algunos de los que se
inyectan veneno, caminan los niños que van a la parroquia en la que
Maribel y Ángel colaboran como voluntarios desde hace casi un lustro.
Cuando llegaron a la parroquia, allí no había más que ruinas. Ahora ya
no hay ruinas en la iglesia, pero hombres y mujeres en ruinas se pinchan
en sus aledaños. Dentro, un remanso de paz efímero: misa los domingos,
apoyo escolar a niños, alfabetización para mujeres y un consultorio
pediátrico que funciona cada miércoles atendido por un médico y una
enfermera voluntarios. La mayoría de usuarios de este oasis son gitanos
rumanos. Gran parte de ellos, ni siquiera vive en la Cañada. Son los
parias de entre los parias. Sus chabolas, situadas en Valdemingómez, se
quemaron hace algunos meses así que se desplazaron a la zona conocida
como el Gallinero, muy cerca de su ubicación anterior, pero sin que el
suelo pertenezca a la Cañada Real. En el Gallinero viven 400 personas,
más de la mitad, son niños, y sólo 73 están escolarizados a medias. No
tienen agua y la luz está enganchada de forma precaria a un poste
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Gitanos españoles hay muchos en esta zona. La mayoría se instaló aquí
a raíz del desalojo en 2003 de los poblados en los que residían con
anterioridad: Las Barranquillas y El Salobral. Allí, la mayor actividad
económica era la venta de droga, y en muchos casos, dicha actividad
se ha mantenido tras la reubicación. Eso ha traído consigo una mayor
afluencia de toxicómanos que van a comprar su dosis en las chabolas,
casas modestas y hasta chalés de lujo de los gitanos. Entre ellos, José,
drogodependiente desde los 40, que abiertamente opina que “en algún
lado hay que vender”; o Mario, mucho más joven, que cree que la Cañada
es una zona que se buscó para dar solución a un problema que, lejos de
desaparecer, sólo se ha trasladado.
Y descalzos, entre las jeringuillas que dejan algunos de los que se
inyectan veneno, caminan los niños que van a la parroquia en la que
Maribel y Ángel colaboran como voluntarios desde hace casi un lustro.
Cuando llegaron a la parroquia, allí no había más que ruinas. Ahora ya
no hay ruinas en la iglesia, pero hombres y mujeres en ruinas se pinchan
en sus aledaños. Dentro, un remanso de paz efímero: misa los domingos,
apoyo escolar a niños, alfabetización para mujeres y un consultorio
pediátrico que funciona cada miércoles atendido por un médico y una
enfermera voluntarios. La mayoría de usuarios de este oasis son gitanos
rumanos. Gran parte de ellos, ni siquiera vive en la Cañada. Son los
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parias de entre los parias. Sus chabolas, situadas en Valdemingómez, se
quemaron hace algunos meses así que se desplazaron a la zona conocida
como el Gallinero, muy cerca de su ubicación anterior, pero sin que el
suelo pertenezca a la Cañada Real. En el Gallinero viven 400 personas,
más de la mitad, son niños, y sólo 73 están escolarizados a medias. No
tienen agua y la luz está enganchada de forma precaria a un poste de
electricidad. Aquí cada gestión es un mundo, hacer una fotocopia del libro
de familia para escolarizar a un niño, llevarlos al colegio, ir al médico
o ducharse. Lucía, a pesar de todo, ha construido una chabola impoluta,
erguida, digna, en mitad de un panorama indigno de infraviviendas, de
bicis sin llantas, de niños que corren el riesgo de ser atropellados por
camiones, demasiadas veces al día.
El problema de los camiones en la Cañada no es baladí. Irene, trabajadora
social en el Fanal - asociación que realiza apoyo escolar en Valdemingómez
Salva también vive en esta calle desde hace décadas, pero ya ronda los
setenta y no le quedan fuerzas para lidiar con la Administración. Cada
noche se toma una pastilla para dormir, porque el ruido de los petardos
y las motos de los hijos de los traficantes no le dejan conciliar el
sueño. A diario limpia la zona cercana a la iglesia, rastrilla las
jeringuillas y se deshace de ellas. Intenta devolver a su barrio, que
llego a considerar como uno de los mejores de Madrid, su estado inicial.
Para Nacho Murgi, Presidente de la Federación Regional de Asociaciones
de Vecinos de Madrid (FRAVM), en la Cañada hay un problema de carácter
urbanístico, medioambiental y ciudadano, porque están excluidos del marco
de la ciudadanía. Por eso, con el rastrillo de Salva, no es suficiente.
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una mirada ajena las instituciones
Los que podrían decir algo, arrojar luz sobre la oscura Cañada, son
los políticos…El Partido Popular, en el gobierno del Ayuntamiento y
en la Comunidad de Madrid no se manifiesta, salvo en ruedas de prensa
organizadas. Izquierda Unida, por boca de Ángel Pérez propone cinco
pasos a realizar en diez años, el primero y más importante consistiría
en realizar un censo fiable. Pedro Zerolo, del PSOE insiste en la
importancia de la persona y la constatación de la diversidad, que, debe
ser atendida, entendida y considerada. Ambos hablan de desidia política
en la “ciudad invisible”, que se ha hecho gigante en 40 años, que ha
crecido sin freno alimentada por diversas causas (precariedad laboral,
advenimiento de inmigración con pocos recursos, precio desorbitado de
los pisos, manga ancha legislativa…). Los dos proponen, entre tanto,
reunión y consenso político, inversiones sociales y asistenciales, que
de momento no han llegado, a menos que se tenga en cuenta la visita
diaria de un vehículo sanitario. Hablan también de realojo para unos
cuantos y cumplimiento de la ley, aunque sea con cuatro décadas de
retraso, estudiando caso por caso.
El mayor referente en este último punto, el IRIS (Instituto de Realojo
e Inserción Social), sólo actúa a petición de los ayuntamientos y en
poblados chabolistas. Nos muestran su trabajo con otros asentamientos,
chabolistas en su totalidad; nos explican las dificultades de la
inserción; lo conflictivo que resulta el realojo… Hasta el momento el
IRIS ha realizado una intervención en la Cañada, realojando a cerca
de una docena de familias, pero todavía quedan muchas infraviviendas
erguidas y muchos habitantes «infraviviendo». Sin embargo, aun cuando
los medios nos han intentado vender lo contrario, la Cañada Real no
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es chabolista, a pesar de que mucha gente malvive en chabolas. Por
desgracia, sus causas, las razones que la convirtieron en lo que hoy
es, siguen vigentes en toda Europa y en muchas partes del mundo.
Acompañamos a Javier Ramírez, presidente del Iris, sobre el terreno del
Salobral, uno de los últimos núcleos chabolistas madrileños. Ese día
también están presentes Esperanza Aguirre -Presidenta de la Comunidad de
Madrid-, Alberto Ruiz Gallardon -Alcalde de Madrid- y numerosos medios de
comunicación. Se celebra el derrumbe de las ultimas chabolas del Salobral,
eso sí lejos de los escombros, en una carpa blanca especialmente montada para
la ocasión. Luego seguimos a una joven familia del Salobral que descubre su
nuevo piso. Un realojo en directo, símbolo de lo que seguramente no pasará
a ninguna familia de La Cañada Real. ¿Demasiado costoso? ¿Un terreno no
urbanizable que no interesa recuperar?
Y mientras las instituciones deciden cómo responder, con calma,
Abdul, que ahora vive con unos vecinos, sigue preguntándose por
qué tiraron su casa, por qué sólo su casa si toda la Cañada es
ilegal... El mayor asentamiento ilegal de Europa.
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Personajes
Abdul Es un hombre magrebí de mediana edad. Su casa
se ha convertido en símbolo de la revolución en la Cañada Real.
Los medios de comunicación estaban cuando la derribaron.
No se trataba de una infravivienda, no era una chabola, era
un hogar humilde de ladrillo que él mismo había construido con
sus manos. A raíz de ese derribo, la Cañada se levantó contra
lo que consideraron un acto injusto. Ahora, esos mismos vecinos
que defendieron la casa de Abdul como si se tratara de la suya
propia, han colaborado a su reconstrucción en un tiempo récord.
Abdul y los suyos hablan de racismo, no entienden por qué su casa
ha caído antes que la de sus vecinos gitanos traficantes de droga.
Hilario De Ecologistas en Acción. Nos muestra la Cañada Real
Galiana en otro de sus puntos. A su paso por Daganzo. Limpia,
real, sin ninguna casa, solo naturaleza. Explica por qué es
importante la Cañada, aunque ya no transiten ovejas por allí.
Miguel Vive en la Cañada cercana a Rivas, a la urbanización
i
de Covibar. Es uno de los primeros colonos en asentarse. Tiene una
estupenda casa en la zona más antigua. La mayoría de sus vecinos
más cercanos son españoles que tienen hogares con piscina e incluso
perros guardianes. Tienen luz y agua (enganchados en el alumbrado
público) y hace poco intentaron poner alcantarillado con el dinero
de la comunidad. El representa a todas las partes, con las que,
a priori, o, al menos ahora, reunidos por un fin común, tiene
buena relación. Es locuaz y expresa bien sus ideas.
angel Arquitecto Lleva 4 años viviendo en la Cañada de Rivas,
pero desde hacia 13 era «propietario» de una parcela. En 2002
elaboró el Censo de la Cañada petición de la Coordinadora de
Asociaciones de Vecinos de la Cañada Real Galiana. Tardó un año
y medio pero finalmente entregó diez tomos con mucha información
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sobre la realidad historia, geográfica, demográfica y económica de
lo que había sido y era la Cañada entonces. Cinco años después,
esos datos no valen. La Cañada ha cambiado. Sabe mucho sobre
el tema porque además de vivir ahí y haber hecho el estudio,
fue concejal en Rivas por el PP.
Juan Francisco Gamella Profesor de Antropología
Social y Cultural en la Universidad de Granada. Autor de un estudio
sobre chabolismo para la Comunidad de Madrid, para el IRIS (formas
de asentamiento diferente, formas de organización de los distintos
grupos poblacionales en las diferentes zonas, tipología de las
construcciones, estructura de los núcleos familiares o grupos
domésticos, porcentaje de escolarización, tasas demográficas……).
Habla de la especificidad de Madrid, lugar con mucha tradición
de autoconstrucción (construcción de viviendas ilegales precarias
como medio para obtener un fin, cual es obtener una vivienda) y se
centra en la situación de la Cañada Real Galiana. Admite que tiene
difícil solución porque cualquier decisión podría sentar precedente
para posteriores situaciones, y porque será costoso, pues los
terrenos de la Cañada no son reurbanizables.
Mohammed Rivas
Es marroquí. Tiene 60 años y lleva más
de diez viviendo en la Cañada. Para adquirir su casa, en la que
ha gastado cerca de 120.000 euros, tuvo que vender la que tenía
en su país. Fue agredido por la policía durante los desalojos
del 18 de octubre y ahora tiene que llevar bastón para caminar.
Tiene miedo a salir de su casa por si las autoridades aprovechan
su ausencia para derrumbar su hogar. Tiene dificultades para
expresarse en castellano.
Naoual Su familia vive en la Cañada. Ella no, pero está
muy afectada por lo que esta sucediendo allí. Tiene contactos
en la embajada marroquí.
Pablo Vive en Covibar, urbanización de Rivas Vaciamadrid
situada frente a la Cañada Real, desde que nació. Ha visto desde
arriba, desde su terraza, como ha ido transformándose en lo que hoy
es. Se muestra bastante indiferente ante el advenimiento masivo
de gente a la Cañada, dice que no le parece peligroso pero
que corre el riesgo de convertirse en un gueto.
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Mariano Vive en la zona de Valdemingómez. Allí tiene su bar,
su casa con piscina y dos naves que alquila. Todo en un suelo que
no le pertenece. Por su negocio pasan personas de todas las etnias.
Es uno de los pocos sitios en los que la cañada no sólo vive, sino
que también, convive. Insiste en que le encantaría pagar su suelo,
la luz y el agua para poder legalizar su negocio. Comenta con
pena cómo ha visto a la cañada pasar de ser un paraíso natural a
convertirse en un infierno para los que viven allí.
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Manuel el Gordo del Clan de los Bareta Resulta
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muy difícil hablar con los gitanos españoles, porque un porcentaje
elevado de ellos vende droga y no quieren que nadie se acerque
a sus hogares. Sin embargo, Manuel celebra el compromiso de su
sobrino de 14 años y decide invitarnos al festejo. Nos comenta como
vive la comunidad gitana los derribos. Están con los marroquíes,
sin embargo, rara vez han tenido trato con ellos.
Jose
José lleva 7 años pinchándose heroína. Es asturiano.
Tiene hijos. Dice que llegó a la Cañada porque buscaba un albergue,
ahora duerme ahí, al abrigo de las «kundas» que ahí aparcan (coches
destinados al consumen de heroína). Sostiene que es una zona
que está muy mal, peor que otros poblados a los que también iba
a comprar droga porque aquí no hay narcosala, ni duchas, según él,
tampoco hay demasiados trabajadores sociales. Tiene una opinión
formada sobre la Cañada Real, producto de lo que observa estando
ahí y lo que ve en la televisión y lee en los periódicos gratuitos.
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Mario toxicomano Mario también es drogodependiente. Tiene
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27 años, pero su aspecto no coincide con su edad. A fin de obtener
unos pequeños ingresos, vigila una escombrera y a cambio le dan
unos palés de madera que tiene que desmenuzar con grandes piedras.
Luego usa la madera en un trueque con los vendedores de droga,
que le dan dinero o una dosis. Se muestra muy crítico
con el estado de la Cañada.
angel voluntario
Es profesor en Getafe, pertenece al sindicato
CC.OO. y colabora como voluntario de la iglesia tres días
por semana en la Cañada Real. Está muy afectado por lo que está
sucediendo, una situación que ellos adivinaban hace ya algunos
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meses por el progresivo deterioro de la zona a raíz de la llegada
de los gitanos provenientes del Salobral. Con la ayuda de otros
voluntarios y el párroco, han conseguido rehacer una iglesia
de la que sólo quedaban ruinas. En ella, han puesto un consultorio
pediátrico semanal atendido por un médico y una enfermera
voluntarios. Cuenta que cada miércoles hay colas inmensas
porque los hospitales quedan demasiado lejos de la Cañada.
Está tan implicado que, incluso, ha llevado a su hija pequeña,
estudiante de violín, a dar un concierto a la parroquia. En verano,
ha conseguido que niños gitanos rumanos fueran a campamentos.
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Maribel Como Ángel, es profesora y voluntaria en la parroquia.
Lucia Gitana rumana, vive en el gallinero. Tiene una chabola
muy bonita, muy limpia, que exhibe con orgullo.
Irene Es trabajadora social en “ El Fanal”. A través de su ONG
Mohammed
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ella y sus compañeros han creado una especie de centro de educación
infantil, básicamente ofrecen apoyo escolar y actividades
deportivas. Es prácticamente el único centro lúdico de la Cañada.
Valdemingomez Es marroquí, joven, tiene
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veinticinco años y vive en Valdemingómez desde hace cuatro. Está
muy contrariado con la actitud de algunos medios de comunicación
españoles que han difundido que en la Cañada hay extremistas. A él,
la Cañada le gusta, admite que hay toxicómanos, pero señala
que no están cerca de su zona.
Cesar Presidente de la calle Francisco Álvarez. Es la única
calle legal del entorno. Está pegada a la Cañada, pero pertenece a
Vallecas. No tienen agua corriente. No le molesta que la gente haya
construido en la Cañada, pero sí su deterioro y lo que se desprende
de él. Se percibe una creciente tensión con los vecinos de etnia
gitana y con los drogodependientes.
Mario vicepresidente A diferencia de César, que vive en Francisco
Álvarez desde que nació, Mario, llego hace 4 años. Sin embargo,
en todo este tiempo, como vicepresidente de la calle, ha luchado
activamente para conseguir los derechos que les corresponden.
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Federacion Regional de Asociaciones
de Vecinos Madrid Comprende mas de 250 asociaciones
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de vecinos, organizaciones sociales y radios libres de toda
la Comunidad de Madrid. Ven la Cañada como un problema de
cívico, de falta de derechos y marginación de una población. Han
emprendido contacto con las asociaciones de la Cañada. Tienen una
postura clara sobre el tema: que se escuche a los vecinos y a sus
asociaciones.
angel Perez Portavoz de Izquierda Unida en el Ayuntamiento
de Madrid. Solicita la realización de un censo como primera medida.
Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre Presidenta
de la Comunidad de Madrid. El suelo de la Cañada, al ser
vía pecuaria, es propiedad de la Comunidad.
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Ayuntamiento de Madrid Alberto Ruiz Gallardon
Gran parte de la Cañada transcurre por suelo de este ayuntamiento.
Solicita que se reúnan las distintas instituciones implicadas para
darle una salida al problema. El fin del chabolismo era una de las
bases de su programa en las últimas elecciones municipales.
Pedro ZeroloSecretario de movimientos sociales
y relaciones con las ONGs del PSOE.
IRIS Instituto de Realojo e Insercion Social
La función del IRIS
es realojar a población de poblados chabolistas en entornos
más salubres y dignos previa tarea de implantación
de hábitos sociales y mediación entre las comunidades
de acogida y los recién llegados. Sólo actúan a petición
de los ayuntamientos y únicamente con chabolas, no con otro
tipo de edificaciones. El IRIS, institución que tiene mucho
sentido en un lugar como Madrid, con tradición chabolista,
ha llevado a cabo más de 1500 realojos en ocho últimos años.
Además de hablar de su trabajo, mostrará un ejemplo
de realojo de una familia del Salobral.
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nota de intencion
del director
Tiraban la casa de Abdul, una llamada a la redacción y el dispositivo
televisivo se ponía en marcha: De nuevo contar una historia en tres
minutos, otra vez contextualizar en 15 segundos, una vez más buscar a
interlocutores medianamente enterados para que resumieran lo sucedido y
luego corriendo a editar…
A diario olisqueo la realidad pero rara vez puedo sumergirme en ella,
la tiranía del crono me lo impide. A veces el tiempo es tan escaso que
ni siquiera permite reflexionar sobre la falta del mismo, pero la Cañada
era distinta. Demasiado grande, demasiado compleja, demasiado lejos del
mundo y demasiado cerca, demasiada gente, demasiados años ahí, demasiada
desidia… Tres minutos y medio, los tres minutos y medio que me permiten
emitir diariamente en el programa en el que trabajo como periodista me
resultaban exiguos. Y sin embargo ahí estábamos todos los reporteros
de todos los medios posibles, contando lo que habíamos oído al otro,
mimetizándonos los unos con los otros y sobre todo, ciñéndonos a las
reglas. De repente, la Cañada se convirtió en un circo mediático, con
imágenes espectaculares de un derribo, de una lucha, de pancartas y de
caras con miedo y con rabia. Todos los informativos abrían con alguna
noticia relativa a la Cañada, por sus calles había más periodistas que
residentes, pero siempre lo mismo: realidad fragmentada.
Recopilé contactos, los clasifiqué y empecé a escribir con los escasos
datos con los que contaba. Ordenar el caos es una pretensión ridícula,
intentar mostrarlo es, cuanto menos, complicado. Lo que está claro es que
en 210 segundos es imposible. Necesitaba tiempo y a alguien (o algo) que lo
entendiera. Una conversación telefónica con el productor de AntropoDocus
Producciones, Antonio Cadierno, permitió que la maquinaria, la otra, no
de la televisión, sino la del documental, más pausada, más preocupada por
conocer el fondo y no únicamente la forma, empezó a moverse…
El resultado de la inquietud, de la curiosidad de las ganas de saber y
de contar algo más de un lado y de otro es “La Ciudad Invisible: Voces
de la Cañada Real Galiana”.
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nota de
produccion
Tras los mundialmente televisados enfrentamientos campales del 18 de
octubre 2007 en la Cañada Real Galiana, entre las fuerzas especiales de
orden público y desalojo, por un lado, y la unión de vecinos pertenecientes
a distintas religiones, procedencia étnica y estrato social, por el
otro; la periodista Lucía Asué Mbomio, que en varias ocasiones había
trabajado haciendo reportajes televisivos «in situ» sobre la Cañada, me
presentó la idea de producir un proyecto-documental explicativo de mayor
consideración. Me comentó como había vivido en primera persona las
verdaderas circunstancias sociales y testimonios de la gente que coexiste
a lo largo de toda la Cañada Real Galiana. Resaltó cómo debía enfocarse
la información: «desde un análisis en profundidad sobre las distintas
realidades de La Ciudad Invisible y sus habitantes, todos dentro de
una problemática común: la ilegalidad del asentamiento». Más de 2000
casas durante 16 kilómetros son ilegales, 40.000 personas sin censar,
sin servicios básicos sociales al desamparo de las instituciones. Una
ciudad invisible que empieza a obstaculizar el crecimiento de una capital
europea como Madrid.
Durante la última década, como sociólogo y antropólogo he investigado,
analizado y realizado trabajos audiovisuales sobre la nueva configuración
de la sociedad europea y como ha sufrido ritmos de cambio muy acelerados,
con consecuencias totalmente imprevisibles. Dentro de un contexto global,
un cambio o conflicto social en un país, puede cambiar la estructura
social de otro situado a miles de kilómetros. Europa no está, o no quiere
estar, preparada para importar la colonización que un día exportó.
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Como productor de AntropoDocus Producciones y junto al equipo de
AntropoDocus, hemos examinado como La Cañada Real Galiana reúne una
serie de particularidades únicas, pero al mismo tiempo comparte unas
características y problemáticas comunes con el resto de asentamientos
ilegales en Europa. Nos hemos visto en la obligada labor de denunciar
y mostrar al mundo la realidad del asentamiento ilegal más grande de
Europa, y mediante un documental social intentar evitar que en un
futuro nos asombre más de lo que lo hace ahora. Como dicen muchos de los
maravillosos personajes que van apareciendo durante el documental …” La
Cañada es una bomba social a punto de estallar” y lo que aconteció el 18
de octubre sólo fue una chispa de alarma, que volverá a producirse con
consecuencias inimaginables.
La sensibilidad de la directora junto al apoyo profesional del equipo de
AntropoDocus y la total implicación y disponibilidad de los habitantes de
la cañada por hacer pública su realidad, han convergido en la realización
de un magnífico trabajo de investigación y desarrollo del proyecto,
concluyendo en un documental con una fuerza y acercamiento humano
especial, dándole voz a los habitantes mas representativos de cada
comunidad y de cada problemática.
“La Ciudad Invisible: Voces en la Cañada Real Galiana” no es proyecto que
haya concluido, cada día siguen apareciendo nuevas variables sociales
que acorralan más a sus pobladores y por parte de AntropoDocus seguiremos
analizando su evolución y la seguiremos documentando.
Antonio Cadierno Parodi.
Productor.
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presentacion de
antropodocus
producciones
AntropoDocus Producciones es una productora independiente especializada
en documentales antropológicos y sociales. La empresa realiza dos tipos
de proyectos: por un lado, productos académico-teóricos, esto es, la
plasmación visual de trabajos de campo y etnologías con fines específico
de investigación y formación del mundo universitario; por otro, la
producción de documentales narrativos dirigidos al público en general,
haciendo accesibles los trabajos e inquietudes de los antropólogos.
AntropoDocus Producciones es el brazo audiovisual y ejecutor de
AntropoDocus -organización cultural internacional dedicada en específico
a la antropología visual-. Nuestro personal está formado por antropólogos
y sociólogos centrados en el mundo de la comunicación, y por expertos
y técnicos audiovisuales con interés y curiosidad por el mundo del
documental y de la antropología y la sociología. Nuestro trabajo engloba
todas las facetas de la antropología visual: investigar, teorizar,
producir, distribuir y exhibir. AntropoDocus dota de medios a jóvenes
inquietos, posibles futuros talentos, y a experimentados investigadores
para que muestren al mundo sus investigaciones. Además de ser una apuesta
decidida que busca implantarse como uno de los ejes sobre los que gire y
se impulse el desarrollo de la antropología audiovisual y el documental
antropológico a nivel internacional e intercultural.
Ante la difícil meta de divulgar la antropología, AntropoDocus Producciones
explora nuevas vías de comunicación y desarrolla posibles formatos para
los futuros soportes audiovisuales, como son el mundo de internet y la
tecnología móvil.
Somos un grupo que observa, que graba, que entiende…y hacemos entender,
“Documentemos la realidad”
ANTROPODOCUS
wwwpantropodocuspcom
AntropoDocus
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ficha tecnica
IDEA ORIGINAL:
Lucía Asué Mbomío Rubio
DIRECCIÓN:
Lucía Asué Mbomío Rubio
MÚSICA:
Fernando Alandes
FORMATO:
VIDEO DV
DURACIÓN:
52 MIN
CÁMARA:
Antonio Cadierno Parodi
Salvador Díaz Rodríguez
David Erro
José Ignacio Galán Ugartemendía
Ignacio Goytre Samaniego SONIDO DIRECTO:
Aleksandra Cheuvreux
David Erro
Christina Mills Steel
EDICIÓN:
Víctor Quintanilla DISEÑO DE IMAGEN Y GRAFICA:
Sophie Raynaud
DIRECCIÓN DE PRODUCCIÓN:
Aleksandra Cheuvreux
DESARROLLO DE PROYECTO:
José Ignacio Galán Ugartemendía
PRODUCCIÓN EJECUTIVA:
Antonio Cadierno Parodi
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