Las adolescentes migrantes nicaragüenses en Costa Rica: entre la
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Las adolescentes migrantes nicaragüenses en Costa Rica: entre la
Universidad Nacional Universidad de Costa Rica Maestría Regional en Estudios de la Mujer Las adolescentes migrantes nicaragüenses en Costa Rica: entre la migración, la pobreza y la condición de género Nombre de la sustentante Margarita Aragón Solórzano Heredia, 28 de noviembre de 2005 Tesis presentada a consideración del Tribunal Examinador para optar al grado de Magister Scientiae en Estudios de la Mujer Las adolescentes migrantes nicaragüenses en Costa Rica: entre la migración, la pobreza y la condición de género Nombre de la sustentante Margarita Aragón Solórzano Tesis presentada a consideración del Tribunal Examinador para optar el grado de Magíster Scientiae en Estudios de la Mujer. Cumple con los requisitos establecidos por el Sistema de Estudios de Posgrado de la Universidad Nacional. Heredia. Costa Rica. Miembras del Tribunal Examinador ________________________________________ Dra. Grace Prada Ortiz Representante del Consejo Central de Posgrado ________________________________________ M.Sc. M° Luisa Preinfalk Fernández Directora de la Maestría Regional en Estudios de la Mujer ________________________________________ M.Sc. Teresita Ramellini Centella Tutora ________________________________________ Dra. Laura Guzmán Stein Asesora ________________________________________ M.Sc. Vera Aguilar Cruz Asesora ________________________________________ Margarita Aragón Solórzano Sustentante Presentación La migración femenina ha sido muy poco estudiada, a pesar de las tendencias en los flujos migratorios. En particular, las mujeres migrantes adolescentes, como grupo especifico, han sido mayormente invisibilizadas. La presente investigación denominada: Las adolescentes migrantes nicaragüenses en Costa Rica: entre las migración, la pobreza y la condición de genero, de forma exploratoria se aproximó a la comprensión de los procesos de construcción identitaria de adolescentes nicaragüenses migrantes, residentes en zonas urbanas pobres de nuestro pais, con el propósito de aportar elementos analíticos e interpretativos tendientes a generar nuevas acciones y políticas para atender, de forma diferenciada, las especificidades de esta población. Para lograr lo anterior se elaboro e implemento un diseño de investigativo de corte cualitativo y se utilizo como principal paradigma teórico, la teoría del genero. Agradezco: A las adolescentes protagonistas de esta investigación, quienes me permitieron conocer partes de sus vidas y se atrevieron a compartir elementos tan significativos y privados de ellas. A Laura, Teresita y Vera, por el acompañamiento, cariño, confianza y asesoría brindadas en este proceso de investigación. A cada una de mis amigas que a través de “llamadas de atención”, consejos, miradas, apoyos concretos, silencios, me acompañaron en toda esta trayectoria que me permitió atreverme a reconocer mis cualidades como persona y como profesional. Dedico este trabajo A Alejandra, que desde su vida en mi vientre me mostró su fuerza interior y me permitió comprender, una y otra vez, que es posible renacer de las cenizas, como el Ave Fénix. A Fernando, quién siempre ha sido un reto para mi crecimiento interior con su capacidad de fluir en la vida, desde sus primeros latidos de corazón, sentidos en mi cuerpo como eco de vida y esperanza. A Randall, por permitirse ser un hombre distinto. A mi madre, que me hizo ver desde muy niña que las transgresiones son vitales para nosotras las mujeres. A mi padre, por provocar en mi subjetividad una ruptura simbólica fundamental gracias a su capacidad de ternura. CAPITULO I La construcción del problema de investigación En Centroamérica, uno de los fenómenos de mayor impacto para el desarrollo de la vida y la economía de las naciones es el proceso sostenido de las dinámicas migratorias. Son tales las dimensiones de dichos procesos que las economías de Nicaragua y El Salvador tienen como principal fuente de ingresos las remesas internacionales y para Honduras y Guatemala representan una fuente de ingresos significativos. Así lo muestra Silvia Elena Portal (2004): • “El envío de remesas a países centroamericanos ha aumentado en los últimos 15 años; debido a que la migración a Estados Unidos se incrementó significativamente. • En El Salvador 1,3 millones de personas, 1,5 millones en Guatemala y 600,000 en Honduras, se benefician de las remesas convirtiéndolos en los países que más envíos de dinero per cápita perciben en América Latina. • El Salvador es uno de los países principales cuyo nivel de remesas familiares supera el 14% del Producto Interno Bruto (PIB) ya que anualmente se reciben más de 2.000 millones de dólares, representando el 150% de las exportaciones y el 38% de las importaciones. En Guatemala, los giros se elevaron de $584 millones en el 2001 a $1,800 millones en el 2002. Esta cantidad representa 5% del Producto Interno Bruto (PIB) y 30% del valor total de las exportaciones de bienes y servicios. • En Honduras las remesas aumentaron de $460 millones en el 2001 a $800 millones en el 2002. • El 25% de la población adulta centroamericana depende de la ayuda económica que le ofrecen sus familiares en Estados Unidos. Si se cortara este envío de dinero, estos países se irían a la bancarrota en menos de tres meses, provocando un caos económico según expertos en análisis financieros. • América Latina y el Caribe recibieron la cifra récord de 38 mil millones de dólares en remesas en el 2003, según el Banco Interamericano de Desarrollo. En el 2002, las remesas fueron de 32 mil millones de dólares. • El Salvador, se ubicó en el tercer lugar recibiendo 2,080 millones de dólares. Conviene citar que en los últimos cinco años (1999-2003), las remesas en el Salvador han crecido en un 52%, pasando de $1,374 millones en 1999 a $2,200 millones en el 2004 y esto sin tomar en cuenta que muchas remesas se transfieren por otros medios informales. • En El Salvador, Jamaica, Nicaragua y República Dominicana, las remesas representan en el 8 y el 14 por ciento del PIB”. (p. 2) En el caso de Costa Rica y Nicaragua, el ritmo de las migraciones hacia nuestro país ha atravesado distintas etapas y momentos. En la actualidad se puede decir que lo que existe es una interrelación de factores: ambientales; violencia política y social; pobreza y extrema pobreza, que determinan que dicha migración sea un hecho estructural. Los resultados de la Encuesta Nacional de Salud Reproductiva (Chen Mok, et al., 2001), entregaron una primera aproximación de perfil sociodemográfico de las dimensiones de la migración nicaragüense hacia Costa Rica: “El fenómeno de la inmigración de nicaragüenses hacia Costa Rica ha tenido impacto en el crecimiento de la población, en el desarrollo del aparato productivo nacional, así como en la demanda de bienes y servicios, porque la corriente migratoria que se origina en los noventas es principalmente laboral (Rosales et al, 1997). Si bien es cierto no hay todavía estudios que logren determinar cuántos de estos inmigrantes ingresan al país temporalmente (lo que se denomina “sojourners” o migrantes “pendulares”) y cuántos se establecen permanentemente en el país, se sabe que el censo de Población 2000 empadronó a 226 mil personas nacidas en Nicaragua y que declararon residir habitualmente en Costa Rica. Aún cuando tradicionalmente los nicaragüenses se han radicado diferencialmente en ciertas localidades del país (cerca de la frontera), recientemente a la opinión pública le ha empezado a llamar la atención la aparición de ciertos asentamientos (particularmente “urbanomarginales”, como la Carpio o Los Llanos de San Lucía) con una alta concentración de población inmigrante”. (p. 19) Esta situación se debe reconocer y estudiar, convirtiéndose así en una tarea prioritaria para la sociedad y el Estado costarricense, para la sociedad y el Estado nicaragüense y para la comunidad internacional. Justificación del problema de investigación Tal como se muestra más adelante, si bien existe una tendencia creciente a colocar los estudios sobre procesos migratorios entre Costa Rica y Nicaragua en las agendas de investigación de universidades públicas, institutos de investigación, instituciones nacionales y organismos internacionales, lo cierto es que prevalecen análisis de carácter sociodemográfico, socioeconómico (remesas) o de impactos de la presencia de la población nicaragüense sobre los servicios públicos en Costa Rica. Los estudios de tipo cualitativo sobre cómo viven los procesos migratorios los distintos sectores poblacionales involucrados (niñas y niños, adolescentes, adultas y adultos mayores) mantienen todavía un perfil muy discreto. Hasta el momento, la investigación sobre dichas temáticas es escasa y específicamente sobre mujeres adolescentes migrantes en Costa Rica sólo existen dos investigaciones: las de Aragón y Pérez (1997) y Cranshaw y Morales (1998) y un estudio casuístico de tipo exploratorio con 8 adolescentes migrantes nicaragüenses embarazadas (Aragón, 1998). Este es uno de los vacíos mas significativos en las investigaciones sobre poblaciones migrantes y que contribuye a que se mantenga a la población de las mujeres adolescentes prácticamente invisibilizada. Cranshaw y Morales (1998) con los siguientes datos de la primera mitad de la década de los 90, permiten aproximarse a la comprensión de las condiciones de vida de las adolescentes en Nicaragua, que actúan como determinantes estructurales de los procesos migratorios: • Datos poblacionales de Nicaragua indican que las personas entre los 10 y 19 representan un 26,5% de la población total y suman 1.138,596, de las cuales 588,241 (52%) son mujeres. • De la población menor de 25 años, entre la cual se encuentran las niñas y las adolescentes, casi el 90% se encuentran viviendo en condiciones de vida por debajo de la línea de pobreza. • En el área educativa los datos son desalentadores y muestran una estructura piramidal excluyente. De la población menor de 25 años la mayoría solo cuenta con algún grado de educación primaria. Apenas un 22% había alcanzado la educación secundaria y únicamente un 2.2% había tenido acceso a la educación superior. • Dentro de esta estructura piramidal educativa, las mujeres adolescentes y jóvenes cuentan con oportunidades aún más reducidas para completar sus estudios. El principal motivo de ello es el conflicto entre las oportunidades educativas y las responsabilidades domésticas que las niñas y las adolescentes se ven obligadas a asumir dentro del hogar y fuera de él, este último caso para la generación de ingresos, o bien al emparejamiento a temprana edad o la maternidad a temprana edad. • Esta población femenina adolescente y juvenil también se enfrenta a la segregación por género que se plantea en los programas de formación profesional, pues la oferta sigue siendo en oficios tradicionalmente “feminizados” como son el secretariado y las actividades de confección. • Las condiciones de desempleo y subempleo en Nicaragua afecta con mayor magnitud a las mujeres. El 21% de las mujeres entre los 10 y 25 años se encontraban desempleadas o bien ocupadas en actividades ocasionales, o como trabajadoras familiares no remuneradas en actividades propias de la familia. Dentro de este grupo, las mujeres entre los 18 y 25 años, presentan la condición más crítica, pus un buen porcentaje eran madres y no contaban con una pareja estable y responsable, desempeñaban la jefatura familiar con gran cantidad de dependientes y eran el principal sostén económico de esos hogares. • La ocupación de las mujeres adolescentes, entre los 12 y 17 años, revela una explotación múltiple de su fuerza de trabajo. En su propio hogar con la responsabilidad de los oficios domésticos, el cuido de personas menores y mayores de edad y la atención explícita de los masculinos. Fuera del hogar las actividades desarrolladas son de servicios de muy baja calificación y pésima remuneración. Es común encontrar en las calles de las principales ciudades nicaragüenses a niñas y adolescentes convertidas en pordioseras, expuestas a malos tratos, abusos y los riesgos que en general se presentan en estas condiciones. La prostitución infantil y adolescente se ha constituido en un problema de grandes dimensiones y de acelerado crecimiento. • La contribución de las mujeres adolescentes es fundamental sobre todo en la recolección de cosechas y en otras actividades de poscosecha como el procesamiento y empaque de productos. Estas breves características de diagnóstico de la situación de las adolescentes en Nicaragua, permiten establecer algunos de los criterios principales que justifican la presente investigación: • Los efectos de la migración sobre las condiciones de vida de las mujeres adolescentes nicaragüenses presenta un complejo panorama de problemas que no son solo económicos, ni materiales, sino también dejan huellas psicosociales y emocionales que amenazan la calidad de vida de estas mujeres, de las familias y de las sociedades de origen y destino. • Desde una perspectiva de género estudiar a fondo la situación de las adolescentes migrantes nicaragüenses, representa un desafío básico para garantizar los derechos de dichas poblaciones. Las condiciones de irregularidad, indocumentación y la necesidad de incorporar al mayor número posible de miembros del hogar al mercado laboral, profundiza los obstáculos para la educación de las adolescentes y las somete a condiciones de explotación comercial y sexual, vulnerabilidad y exclusión. • Garantizar que se reconozca la complejidad de las situaciones de vulnerabilidad que representa el ser mujer, adolescente, migrante, pobre y en condiciones de irregularidad migratoria, obliga a desarrollar estudios que muestren tales complejidades y a establecer políticas y acciones que visibilicen a las adolescentes migrantes como sujetas de derechos. Antecedentes de investigación Estado de la Cuestión Los estudios exploratorios que se han realizado en Costa Rica sobre los diversos aspectos de las dinámicas de las migraciones nicaragüenses hacia nuestro país, se pueden dividir en dos apartados: las investigaciones referentes al fenómeno migratorio realizadas fuera del campo académico y, las realizadas dentro del marco académico. Dentro del primer apartado se encuentran 5 estudios pioneros, uno de ellos denominado “Los nicaragüenses en Costa Rica: un enfoque de una problemática”, de la Consejería de Proyectos (1996). Tenía como objetivo fundamental la sensibilización sobre la problemática, especialmente en el campo de la cooperación internacional, y contribuir a la búsqueda de soluciones. Sus dos principales conclusiones son: 1. La migración nicaragüense irregular impacta en aquellos sectores productivos para los cuales no hay oferta interna de mano de obra lo suficientemente barata y numerosa. 2. El movimiento migratorio irregular en Costa Rica, forma parte de un proceso de integración regional e internacional que no solo depende de las sociedades centroamericanas y tiende a constituirse en una migración con perspectivas de residencia permanente en Costa Rica, desconociéndose actualmente las modalidades que se irán conformando. También argumentan la necesidad de profundizar en el estudio de este fenómeno, caracterizar la población y facilitar procesos organizativos propios. En los otros cuatro estudios se trabaja con mujeres, dos de ellos lo hacen con adolescentes. Estos estudios son: a) “Migrantes irregulares, estrategias de sobrevivencia y derechos humanos: un estudio de casos”, realizado por Marjorie Greenwood Arroyo y Rosario Ruiz Oporta (1995); b) “La situación de las Mujeres migrantes nicaragüenses en los espacios urbanos de Costa Rica”, hecho por Nielsen Pérez (1996); “Mujeres adolescentes migrantes”, realizado por Margarita Aragón y Nielsen Pérez (1997), y el estudio de Martha Cranshaw y Abelardo Morales (1998) “Mujeres adolescentes y migración entre Nicaragua y Costa Rica. De las investigaciones efectuadas con adolescentes migrantes, vale destacar que la primera de ellas tenía como objetivo indagar las distintas acciones que desde los sectores gubernamentales y no gubernamentales se realizaban en función de la población migrante en general y, específicamente con las adolescentes migrantes; así como tener un primer acercamiento a la realidad de estas adolescentes por medio de un trabajo directo con ellas. Sus principales conclusiones fueron las siguientes: 1. En el nivel gubernamental, no existen políticas claras con respecto a la población migrante nicaragüense. 2. La especificidad de las mujeres no ha sido tomada en cuenta en las distintas acciones que desde el gobierno se han impulsado hacia esta población. 3. Las mujeres, adultas o jóvenes, no son sujetas de los distintos programas que se llevan a cabo con fondos gubernamentales, pues uno de los requisitos es ser de nacionalidad costarricense o residentes. 4. Las mujeres adolescentes se ven enfrentadas a dos problemas principales: su condición irregular en el país, ya que se les dificulta el acceso a la educación, la salud y el trabajo, así como las situaciones de violencia a que se ven sometidas: maltrato, abuso y acoso sexual. 5. Las adolescentes migrantes son un grupo humano totalmente invisibilizado. 6. En su mayoría la decisión de migrar fue tomada por sus madres, las adolescentes no tuvieron -o tuvieron poca- participación en la misma. 7. Existe una decisión familiar de permanencia en Costa Rica. En cuanto a los trabajos del segundo apartado, se encuentran los desarrollados en la Universidad de Costa Rica. La tabla # 1 muestra la diversidad de estudios realizados entre los años 1995 y 2000. Del análisis de dicha tabla, se concluye lo siguiente: 1. Del total de tesis presentadas (11) el 63% (7) corresponden al año 2000. Conforme se ha hecho mas notoria la presencia masiva de la población nicaragüense (a través de los medios de prensa, de su participación en los espacios públicos: parques, plazas, centros de población, precarios, cuidando carros, casas, las miles de empleadas domésticas nicaragüenses criando niñas y niños costarricenses, etc), en esa misma medida ha crecido el interés académico e institucional por conocer algunas de sus muchas características. 2. Finalmente que la amnistía migratoria (1999) (con sus largas filas durante casi dos meses), el Censo Nacional de Población (2000) que incluyó preguntas sobre poblaciones migrantes y el flujo constante de migrantes nicaragüenses hacia Costa Rica terminaron de colocar la situación de la migración nicaragüense en la agenda pública del país. 3. Un 25% de las tesis corresponden a posgrados y destaca el hecho de que 3 de ellas se refieran a Salud Pública. El impacto de la migración nicaragüense se ha hecho sentir en los servicios de salud de Costa Rica y en este caso se cuenta con tres estudios regionales (Guácimo, Alfaro Ruiz y Huetar Norte) que arrojan informaciones valiosas y permiten establecer las dimensiones de dichos impactos con mayor responsabilidad y en contextos mas amplios (no sólo financieros o de “costos”). Uno de ellos sólo con hombres (Guácimo), uno mixto (Alfaro Ruiz) y uno sólo con mujeres (Huetar Norte). 4. El 75% restante corresponde a estudios de grado y se concentran notablemente en las Ciencias Sociales. Algunas de las tesis en Antropología y Trabajo Social introducen los estudios cualitativos sobre el tema. Las tesis en Derecho estudian las consecuencias de las políticas laborales hacia la migración (tarjeta estacional, amnistía) y el trabajo de Dobrovsky (2000) orientado al estudio de si han existido políticas migratorias en Costa Rica en las tres últimas administraciones concluye categóricamente que no es así. Señala el autor: “El tema migratorio es un asunto político complejo, en donde se manejan simultáneamente múltiples variables que se afectan y reconfiguran entre si, pese a ello, durante las tres últimas administraciones las políticas migratorias, no han sido balanceadas, ni coherentes entre sí, al establecerse como respuestas aisladas a ciertas variables, como es el caso de la política laboral, dejando de lado las distintas dimensiones que abarca el fenómeno. No existe así, una verdadera estrategia política”. (p.309) 5. Destaca también que los estudios regionales aportan información valiosa de las características específicas de distintas zonas del país y de las condiciones de vida de la población migrante, lo que permite acercarse cada vez mejor a la comprensión de los múltiples factores que caracterizan el fenómeno migratorio, tal y como fue señalado con anterioridad. Así los trabajos de Guácimo, Alfaro Ruiz, La Carpio, Huetar Norte y Región Chorotega permiten “mapear” múltiples situaciones y conocer más a fondo cotidianeidades, actividades laborales, condiciones de vida, acceso a servicios, cumplimiento de derechos etc. (bananeras, construcción, café, comercio, ciudades). 6. El énfasis en dos de los estudios sobre población masculina es otro elemento a destacar en las tesis. Resulta valioso conocer las dinámicas de emparejamiento con costarricenses, la existencia de “dobles vínculos familiares” en Costa Rica y Nicaragua, por sus implicaciones para los derechos de las mujeres y sus hijas e hijos en casos de no reconocimientos etc., lo que orienta nuevas investigaciones hacia éstos aspectos. 7. El trabajo de Brenes Camacho (1999) es el primer esfuerzo por entregar un trabajo sobre el número de migrantes en Costa Rica. Resulta complementario con los resultados de la Encuesta Nacional de Salud Reproductiva, que trabajó las relaciones entre salud reproductiva y migración nicaragüense en Costa Rica estimando la migración en aproximadamente unas 400.000 personas. Dicha encuesta determinó que en esta población el total de mujeres en edad fértil es de 93.000, casi una cuarta parte de ellas tiene entre 20 y 24 años. El estudio no trabajó con rangos de edades inferiores a 18 años, lo que representa una limitación a la hora de contemplar la situación de las adolescentes. 8. El trabajo de Olivares Ferreto et.al (2000) es el primer esfuerzo que muestra tanto las dinámicas de las poblaciones migrantes en el contexto urbano (en el primer asentamiento urbano con mayoría de población nicaragüense: La Carpio) como la existencia de diversas redes sociales orientadas a la sobrevivencia, el establecimiento, la búsqueda de trabajos, las actividades comerciales que entregan una relativa estabilidad a las familias asentadas, sus vínculos con las familias originarias y las dinámicas comunal-familiares de un asentamiento en pleno desarrollo. 9. Otro estudio situado en La Carpio pero que constituye un esfuerzo pionero por relacionar identidad y juventud es el trabajo de Castro Mora (2000) quién trabaja con adolescentes nicaragüenses con una metodología de historias de vida. 10. La ausencia de estudios en las áreas de educación (en sus diversos niveles), vivienda y economía resultan notorios en las investigaciones realizadas. 11. La utilización de metodologías cualitativas ha permitido acercarse a las condiciones de abuso, violencia doméstica, violación de derechos y violaciones sexuales (Carvajal Alvarado, 1997; Carballo Calvo y Mora Cruz, 2000; Castro Mora, 2000) de que son víctimas las mujeres durante su migración y en su estancia en Costa Rica. La situación de irregularidad, como se planta en esta tesis se convierte -sin lugar a dudas- en un factor mas de vulnerabilidad. 12. Sin embargo ninguna de las tesis comentadas trabaja exclusivamente con mujeres adolescentes migrantes ni, se desarrollan desde una perspectiva de género. Esta conclusión muestra la pertinencia de esta investigación al ser un trabajo dirigido a estudiar la situación, vivencias y proyectos de vida de las mujeres adolescentes migrantes nicaragüenses en Costa Rica, desde dicha perspectiva. Tabla # 1 Tesis de grado y posgrado dirigidas al estudio de la migración nicaragüense en Costa Rica. Universidad de Costa Rica 1995-2000. Años 1997 1998 1998 1998 1999 2000 2000 Título Autoras/es Población Amalia Estadísticas de “Características salud: mujeres socioeconómicas y Carvajal epidemiológicas de Alvarado la población nicaragüense atendida en el servicio de obstetricia y las implicaciones financieras para el Hospital de San Carlos de la Región Huetar Norte”. La tarjeta de trabajo Norman Lizano estacional Entrevistas a Carlomagno “La condición Salas Baldí y 100 hombres en sociolaboral del Erika Obando zona urbana migrante nicaragüense en el Castro sector construcción en Costa Rica”. “Estudio de las Alfonso García Trabajo de condiciones de vida y Gilbert campo en fincas de los migrantes Guzmán de Guácimo. nicaragüenses en las Solo con fincas bananeras para hombres orientar las políticas de salud”. Gilbert Brenes Proyecciones “Estimación del Camacho estadísticas: volumen y mujeres y características hombres sociodemográficas de los inmigrantes nicaragüenses en Costa Rica”. “Entre voces, sueños José Carballo Historias de y vidas que resuenan Calvo y Desireé vida: mujeres y Mora Cruz hombres y trascienden fronteras: relatos de migrantes nicaragüenses en San José durante 1999”. “La política Uladislao Grado Posgrado Maestría en Gerencia de Servicios de Salud Licenciatura en Derecho Licenciatura en Trabajo Social Maestría en Salud Pública Maestría en Estadística Licenciatura en Antropología Social Licenciatura en Dobrovsky Ciencias migratoria Políticas costarricense durante los 90: las administraciones Calderón, Figueres y Rodríguez”. Edith Olivares Mujeres y Licenciatura en 2000 “Tejedores de Ferreto et.al hombres Sociología sobrevivencia: la migración nicaragüense en Costa Rica: El caso de La Carpio”. Licenciatura en 2000 “Análisis jurídico de Evelyn Derecho Alvarado y las consecuencias sociolaborales de la Rosa Isel Ugalde amnistía otorgada por el gobierno costarricense a los migrantes centroamericanos”. Yamileth Historias de vida Licenciatura en 2000 “Identidad y Castro a 4 mujeres y 4 Antropología juventud: jóvenes hombres. Social nicaragüenses que emigran a Costa Rica” Flor Monge Entrevistas a Maestría en Salud 2000 “Necesidades de hombres y Pública salud del inmigrante Quesada y mujeres nicaragüense en la Esperanza Vásquez Rojas Región Central occidental de Costa Rica: el caso del cantón de Alfaro Ruiz”. Fuente: Elaboración propia a partir de revisión bibliográfica de tesis de grado y posgrado Enunciación del problema de investigación En la adolescencia uno de los procesos básicos es la búsqueda de la identidad propia (Krauskopf, 1982; Treguear, 1992). Esta búsqueda conlleva un proceso de construcción identitaria, donde el género, como elemento simbólico, tiene un papel integrador y vertebrador. La adolescencia es una etapa de vida importante, pero socialmente no reconocida. A las personas adolescentes, en sociedades patriarcales como las centroamericanas, no se les brinda los espacios y tiempos necesarios para pensarse y construirse. Para las mujeres, en este caso, para las mujeres adolescentes, su condición de género femenino es un dispositivo vulnerabilizador, pues conlleva subordinación, discriminación y opresión. Las condiciones de pobreza, la identidad genérica femenina tradicional de ser-para-el-otro y estar determinada-por-el-otro, crean condiciones sociales, históricas y culturales muy particulares para construir y experimentar su adolescencia, tanto para las mujeres adolescentes del área centroamericana, como para las migrantes nicaragüenses irregulares en nuestro país. Por ello, el problema de estudio de la presente investigación es el siguiente: Estudiar las interrelaciones entre socialización, género, procesos de construcción identitaria y adolescencia, en los procesos de migraciones irregulares de mujeres adolescentes nicaragüenses hacia Costa Rica. Formulación de objetivos Los objetivos que guiaron la presente investigación son: Objetivo general: Analizar de qué manera las adolescentes migrantes nicaragüenses construyen y reconstruyen su identidad en los procesos de migración y asentamiento en comunidades pobres urbanas en Costa Rica Objetivos específicos: 1. Explorar las condiciones de vida previas a la migración y el proceso de socialización experimentado por las adolescentes en sus familias de origen. 2. Analizar las condiciones de vida actual de estas adolescentes y las formas específicas en que son experimentadas de acuerdo a su género femenino. 3. Indagar las formas en que estas mujeres adolescentes han vivido y experimentado su sexualidad. 4. Explorar qué metas tienen para su vida futura y conocer de qué manera en estas se reflejan los ejes identitarios con base a los cuáles han construido su identidad femenina. Las investigaciones sociales tienen mucho que decir sobre la multidimensionalidad de los procesos migratorios y, en el caso particular de esta tesis, lo que se busca es una aproximación a la comprensión de los determinantes sociales, históricos, políticos y culturales en los flujos migratorios y cómo afectan en particular dichos factores los procesos de construcción de identidades de las adolescentes migrantes nicaragüenses en zonas urbanas pobres de nuestro país, concentrándose en un estudio de tipo cualitativo orientado a indagar las interrelaciones entre dinámicas migratorias, determinantes de socialización genérica y los procesos de construcción identitarios. CAPITULO II Acercamiento metodológico Tipo de estudio El presente estudio indaga, de forma exploratoria y desde una metodología cualitativa, las interrelaciones entre dinámicas migratorias, determinantes de socialización genérica y los procesos de construcción identitaria, aportando en el análisis crítico de la adolescencia desde la teoría de género, en tanto como proceso vital que muestra, con gran riqueza, los nudos identitarios femeninos que se construyen en sociedades patriarcales caracterizadas por la discriminación y la subordinación de las mujeres, en este caso, mujeres adolescentes migrantes nicaragüenses con estatus migratorio irregular, residentes en comunidades urbanas pobres josefinas. Exploratoria, según los siguientes criterios: 1. Tal como se mostró en el estudio de los antecedentes de investigación, no existe ningún trabajo de graduación de grado o posgrado, que se concentre en las adolescentes migrantes. Los escasos estudios que se han efectuado con esta población, se han llevado a cabo en el marco de programas de cooperación internacional. Desde este punto de vista la investigación incursiona en un terreno prácticamente desconocido para la investigación social académica costarricense. Se espera que la misma arroje algunas “pistas de investigación”, tanto por el enfoque teórico como por el abordaje metodológico, que den pie a nuevas investigaciones. 2. Prácticamente no hay datos desagregados que permitan conocer las características identitarias de las personas adolescentes migrantes nicaragüenses en Costa Rica. Solamente se cuenta con los estudios censales del 2000, pero que se orientan a la información sociodemográfica tradicional. Con la investigación se desea entregar también elementos que permitan comprender mejor las dinámicas migratorias desde los procesos identitarios de las adolescentes involucradas, terreno novedoso que también le confiere un perfil de investigación exploratoria. 3. La situación de irregularidad en que ingresan números significativos de migrantes nicaragüenses a Costa Rica, representa una limitación estructural para el abordaje concreto con estas poblaciones, por razones de seguridad. Para dichas personas es preferible “no mostrarse” más de lo estrictamente necesario. En el caso de las adolescentes el permanecer “invisibles” como estrategia de resguardo para no ser expulsadas del país, más bien se convierte en un factor de afectación severo de sus derechos. 4. Por último, esta investigación, de manera exploratoria, también incursiona en la vida de un número determinado de mujeres adolescentes para mostrar las situaciones de riesgo que enfrentan, tanto por su condición de género, como por su condición etárea y de irregularidad migratoria; así como la manera en que se conjugan todos éstos factores para entender un sector específico del macro conglomerado de la migración nicaragüense hacia Costa Rica. Cualitativa, en tanto que la construcción del diseño investigativo se basó en los criterios básicos de la metodología cualitativa que señala Ruiz Olabuénaga (1990:23): “En primer lugar, el objeto de investigación. Si una investigación pretende captar el significado de las cosas (procesos, comportamientos, actos) más bien que describir los hechos sociales, se puede decir que entra en el ámbito de la investigación cualitativa. Su objetivo es la captación y reconstrucción de lo significado. En segundo lugar, si una investigación utiliza primariamente el lenguaje de los conceptos y las metáforas más bien que el de los números y los test estadísticos, el de las viñetas, las narraciones y las descripciones, más bien que el de los algoritmos, las tablas y las fórmulas estadísticas, entra en el ámbito de los métodos cualitativos. Su lenguaje es básicamente conceptual y metafórico. En tercer lugar, si prefiere recoger su información a través de la información reposada o de la entrevista en profundidad más bien que a través de los experimentos o las encuestas estructuradas y masivas, entra en el ámbito de la metodología cualitativa. Su modo de captar la información no es estructurado, sino flexible y desestructurado. En cuarto lugar, si en lugar de partir de una teoría y unas hipótesis perfectamente elaboradas y precisas, prefiere partir de los datos para intentar reconstruir un mundo cuya sistematización y teorización resulta difícil, entra en el ámbito de la metodología cualitativa. Su procedimiento es más inductivo que deductivo. En quinto lugar, si en vez de intentar generalizar de una muestra pequeña a un colectivo grande cualquier elemento particular de la sociedad, la investigación pretende captar todo el contenido de experiencias y significados que se dan en un solo caso, esta entra en el ámbito de la metodología cualitativa. La orientación no es particularista y generalizadora sino holística y concretizadora”. Por otro lado, la propuesta de las fases e interrelaciones del diseño cualitativo, identificadas por Rodríguez, Gil y García (1999:64), fueron utilizadas en el presente trabajo como una guía aproximativa, que se fue compactando o extendiendo de acuerdo con las necesidades del proceso de investigación. El gráfico No 1 ilustra dichas interrelaciones. Gráfico #1 Fases y etapas de la investigación cualitativa PREPARATORIA Reflexiva Proyecto de Investigación Diseño TRABAJO DE CAMPO Acceso al campo Recogida productiva de datos Reducción de datos Datos acumulados Disposición y transformación de datos ANALITICA Resultados Obtención de resultados y verificación de conclusiones Elaboración del informe Informe de Investigación Por último, congruentes con los enfoques de Rodríguez, Gil y García, que caracterizan los distintos niveles de las investigaciones cualitativas, esta investigación se fundamentó en los siguientes supuestos: Supuestos ontológicos Los supuestos ontológicos remiten a la visión de mundo y de persona que fundamenta el quehacer como profesional y como investigadora. En este sentido no es lo mismo definir los supuestos ontológicos desde una perspectiva cuantitativa que desde una perspectiva cualitativa. Desde una perspectiva cualitativa, Gloria Serrano (1994:30) caracteriza los supuestos ontológicos de la siguiente manera: • • • • • • “La realidad es holística, global y polifacética, nunca es estática y se crea, no es dada. No existe una única realidad, sino que existen múltiples realidades interrelacionadas. Los individuos actúan confiriendo un significado propio a ese accionar, que a su vez está determinado por el contexto socio histórico, y cultural, según la interpretación que el mismo sujeto le da a la situación. El individuo es un sujeto interactivo, comunicativo, comparte significados. El significado es creado culturalmente. Los hombres (y las mujeres, agrego) comparten significados en su diario vivir”. Es decir que la realidad social no es única sino múltiple. Tiene un carácter externo, que no depende específicamente de la experiencia subjetiva de las personas, y tiene un carácter interno, que radica en cómo han experimentado esa realidad las personas, con la capacidad de representarse simbólicamente la realidad y de darle significado; tiene que ver con su mundo interno, su visión de mundo, su marco de referencia, sus valores, los significados de las cosas, el contexto histórico, social, político y cultural específico en que viva, su género, su edad, su etnia, su clase social. Desde un punto de vista positivista, la realidad conocible es únicamente la observable, la cuantificable. Sin embargo, es posible conocer el "mundo interno" de las personas, lo cual no quiere decir que por su carácter de subjetividad deba de desvalorizarse en la comprensión y conocimiento de los fenómenos sociales. La historia la construyen los hombres y las mujeres y a su vez éstos y éstas son construidos por la historia. Uno de los espacios en donde se da este construirse y construir es la vida cotidiana. La vida cotidiana está formada por todas las acciones, situaciones y circunstancias en que transcurre, día tras día, la propia historia. En la cotidianidad se forjan las vidas y las subjetividades. Cada día se aprende, experimenta y trasmite una manera de ver y comprender el mundo, un modo de ser. Sin embargo una de las características básicas de este proceso de construir y construirse en la cotidianidad, es la no problematización del mundo, pues muchas veces no se es consciente de esta capacidad transformadora y de construir que se posee. Principalmente cuando las condiciones de vida son básicamente de subsistencia, no quedando un espacio y un tiempo para re-pensar y re-significar la propia existencia. En el caso particular de esta investigación, las características del fenómeno migratorio nicaragüense a nuestro país es una realidad social en el que convergen tanto factores políticos, económicos, sociales como psicológicos. Las adolescentes que se encuentran en este conglomerado de personas experimentan condiciones de vida muy difíciles, de pobreza, de desarraigo, de posibilidades de reproducción de la propia existencia sumamente precarias, no sólo económicamente, sino también cultural y socialmente. Supuestos epistemológicos El objeto de estudio se construye socialmente, con base a las especificidades de los campos del saber. En ese sentido, la discusión que tanto Pardo y Camacho (1995) dan, en contraposición a una postura positivista, es sumamente enriquecedora. El y ella plantean: "La identidad epistemológica de una disciplina científica no se define mecánicamente por referencia a un objeto de estudio reificado, aislado de los procesos sociohistóricos que lo validan, sin referencia alguna a las transformaciones de la disciplina científica que se lo apropia”. (p.11) Por otro lado, Gloria Serrano (1994:28) plantea las características del nivel epistemológico en el marco del enfoque cualitativo de la siguiente forma: • • • • “Los valores inciden en la investigación y forman parte de la realidad. El conocimiento producido tiene sentido en la cultura y en la vida cotidiana. El conocimiento es un producto de la actividad humana por lo tanto no se descubre, se produce. El objeto básico de estudio es el mundo de la vida cotidiana, tal como es aceptado y problematizado por las personas interaccionando mutuamente”. Por consiguiente, cuando se plantea como objeto de estudio un fenómeno social desde una perspectiva cualitativa-, la relación entre el/la investigador/a, no debe estar regida por una relación de poder sobre el otro/a, sino que debe entenderse que tanto los/as protagonistas de la investigación como los/as investigadores/as forman parte integral del proceso de construcción de conocimiento. Hay que reconocer que la experiencia vital alcanzada por cada uno de los/as actores, juega un papel básico y determinante en la forma en que se desarrolle dicho proceso. Es el marco de referencia que cada quien aporta y que está determinado por sus experiencias vitales, por sus condiciones de vida pasadas y presentes, por su género, por su edad, por la clase a que pertenece, por su etnia, etc. Por ello entre mayor claridad se tenga sobre los "contenidos" de este marco de referencia, habrá mayor posibilidad de crear un proceso respetuoso, donde el/la investigador/a aporta su conocimiento especializado, su experiencia vital, su voluntad, su visión de mundo, para que conjuntamente con los/as protagonistas se construya conocimiento sobre el objeto en cuestión. Es muy importante que la persona investigadora sea capaz de mirarse a sí misma en el proceso, pues tanto ella como las personas protagonistas se construyen a sí mismos en el proceso: al finalizar no son las mismas personas que entraron en el proceso investigado. Específicamente, en el caso de estudio que nos ocupa, esta relación entre las protagonistas del estudio y la investigadora se basó en el respeto y la solidaridad. El carácter humano de esta realidad es fundamental en el proceso de conocimiento. Son mujeres adolescentes, quienes, en condiciones de vida muy difíciles se construyen a sí mismas y a su entorno. El conocer las formas específicas en que experimentan y construyen su adolescencia, puede convertirse para ellas en un espacio de crecimiento personal, de mayor apropiación de sí mismas. Supuestos metodológicos Para poder ser coherentes con lo planteado en los dos niveles descritos anteriormente, fue necesario diseñar un proceso metodológico que permitiera entender y comprender esa realidad y que al mismo tiempo las protagonistas fueran parte de dicho proceso. No se trató de obtener información únicamente, se buscó generar un proceso de intercambio cognitivo, afectivo y social. Se requería generar un proceso de construcción de conocimiento que permitiera un esfuerzo de revisión constante, de adecuación a las circunstancias; ser un proceso flexible, riguroso y principalmente humano. Técnicas de recolección y construcción de información Se utilizaron como técnicas de investigación talleres socioafectivos y entrevistas en profundidad, que permitieron comprender y analizar a las protagonistas en su propio ambiente y desde sus propias interpretaciones, su lenguaje y perspectiva, y reconstruir parte de la realidad vivida por ellas. Además me permitió como investigadora acercarme a este fenómeno desde una perspectiva más humana, creativa y flexible, integrando mi proceso vital como investigadora. • Talleres socioafectivos Se llevaron a cabo tres en total. Uno en cada una de las comunidades seleccionadas. El taller fue entendido como un espacio de reflexión y de construcción de actitudes, valores, herramientas cognitivas y afectivas. Su carácter socioafectivo se logró tanto por la dinámica interna como por los principios utilizados. También se trabajó como una metodología participativa, problematizadora y crítica del entorno, donde se reconocen tres etapas: 1- Lo vivencial: las dinámicas permiten relacionar lo vivido con situaciones reales del grupo o la comunidad. Por medio de una dinámica o un juego, las participantes se acercan a un tema en forma más espontánea, con mayor posibilidad de darle cabida a los sentimientos y no únicamente al pensamiento. 2- La relación con situaciones vividas: las distintas actividades y dinámicas que se realizan en los talleres les permite tener una analogía con situaciones verdaderas, las cuales se enfrentan diariamente, así como ver otros ángulos de la realidad misma y enriquecer su apreciación por medio de la participación de las demás personas involucradas en el proceso. 3- La construcción de saberes: en este nivel se tiene un grado de cualificación de la situación analizada, le permite a las participantes una mayor elaboración afectiva e intelectual de la misma. Se partió de los siguientes principios metodológicos, como guías del proceso educativo del taller y como medio para el logro de los objetivos. No todos los principios están en el mismo plano, algunos tienen un carácter rector más que otros. Veamos cuales fueron: 1- Protagonismo: Las adolescentes fueron las protagonistas de los talleres. La actividad fue para, de y con ellas. En este caso, la facilitadora jugó el papel de propiciar condiciones afectivas, materiales, físicas y metodológicas óptimas para el desarrollo de la actividad. 2- Horizontalidad: Se trabajó con un esquema de relación horizontal entre la facilitadora y las adolescentes participantes. 3- Respeto mutuo: Se les respetó a cada una de las adolescentes sus pensamientos, sentimientos y formas de ser. 4- Tolerancia: Se crearon condiciones para respetar la diversidad y hacer de ésta un elemento potencializador de la experiencia. 5- Creatividad: En el taller se utilizaron distintas formas de expresión: la escrita, la gráfica, el movimiento, la artística, etc., permitiendo así que cada una de las adolescentes tuvieran oportunidades de participar según sus habilidades. Además, este tipo de técnica permitió dos dimensiones de trabajo. La primera de ellas de recolección de información, la segunda como un espacio educativo y de formación personal. En este sentido, fue un instrumento valioso para la recolección y construcción de información, al tiempo de que se les brindó a las participantes un espacio de encuentro, autoconocimiento y autoafirmación, donde se ofreció confianza y seguridad. • Entrevistas en profundidad También se utilizó como técnica, las entrevistas en profundidad, las cuales duraron dos horas y media en promedio. Se seleccionó al azar a una adolescente por cada taller. En este caso el objetivo de esta técnica fue la de profundizar los aspectos trabajados. Se utilizaron por tener la particularidad de reconstruir los fenómenos sociales desde la perspectiva de los protagonistas, desde sus experiencias, valores y condiciones de vida específica. Además permitió una relación con la investigadora más cercana y humana. En las entrevistas a profundidad se tomaron en consideración los siguientes 5 aspectos: 1. Las adolescentes son miembras de una cultura, donde tanto su pasado, como su presente y su futuro los interpreta desde sus propios marcos referenciales. 2. Se reconoció el papel de la familia y su comunidad como medios a través de los cuales esa cultura ha transmitido su visión del mundo, y desde donde ella capta el mundo y le da significado a su vida. 3. Se consideraron las bases de la realidad social y la acción social, desde donde ellas han dado razón a las diferentes conductas, criterios más significativos y que orientan su vida. 4. En la entrevista en profundidad se estableció un hilo conductor que relacionó las distintas experiencias de su vida, así cómo las experiencias anteriores que influyeron en decisiones posteriores, los momentos de crisis, los cambios significativos en la vida de ellas y las respuestas dadas. 5. También se tomó en cuenta el contexto en el cuál se dieron las conductas, interpretaciones y formas de entender su mundo. Protagonistas de la investigación La población con la cual se trabajó involucra un grupo humano muy específico: 26 mujeres adolescentes nicaragüenses, cuyo perfil básico según comunidad es el siguiente: Taller La Carpio: A este taller asistieron 9 adolescentes. El promedio de edad fue de 17 años. Todas se encontraban solteras y una de ellas tenía 8 meses de embarazo, aproximadamente. Dos de ellas asistían al colegio, el resto sólo terminó la primaria y no continuaron los estudios. Dos trabajaban como domésticas y el resto tenían como responsabilidad los oficios domésticos de la casa y cuidar a sus hermanos menores. Siete se encontraban con estatus migratorio irregular y dos ya contaban con cédula de residencia. Cinco de ellas reportaron vivir con su madres y hermanos, tres indicaron vivir con padrastro, madre y hermanos, sólo una de ellas dijo que vivía con su padre, madre y hermanos. Con respecto al lugar de procedencia 5 de ellas provienen de barrios pobres de Managua, tres de Granada y otra de Carazo. Taller Los Guido: las 8 participantes vivían el Sector Los Nica. Su promedio de edad era de 16 años. Se encontraban solteras, dos de las cuales estaban emparejadas. Todas habían terminado la primaria, ninguna estudiaba en ese momento, se habían retirado del colegio por motivos económicos. Todas las participantes reportaron tener a cargo labores domésticas en sus casas y de cooperar con sus madres en los trabajos: ventas de comida y domésticas. Ninguna reportó vivir con su padre, sólo tres de ellas indicaron vivir con padrastro. Cinco de ellas procedía de Zelaya, dos de la Isla de Ometepe y una de Chinandega. Tres contaban con cédula de residencia, dos de ellas tenían los papeles en trámite, el resto tenían estatus migratorio irregular. Taller Rincón Grande de Pavas: al taller asistieron 9 adolescentes, con un promedio de edad de 16.5 años. Todas se encontraban solteras, estando una de ellas emparejada. Las nueve habían concluido la primaria y ninguna terminó la secundaria, los principales motivos para dejar el colegio fue el no contar con los recursos para asistir y el tener que ayudar a sus madres en los oficios domésticos y a trabajar en ventas o de doméstica. Con respecto al lugar de procedencia: 4 son de Granada, 3 de Managua, una de Rivas y otra Bluefields. Solamente una de ellas tenía cédula de residencia, el resto se encontraba con estatus migratorio irregular. Estas adolescentes eran residentes de tres comunidades pobres urbanas: La Carpio, Rincón Grande de Pavas y Los Guido, ubicadas en la provincia de San José. Se escogieron estas comunidades por razones tanto de carácter estructural como logístico. En lo estructural se identificaron los siguientes factores: 1. La mayoría de las personas nicaragüenses que migran a Costa Rica son personas en situaciones de pobreza y extrema pobreza y vienen a residir en nuestro país en comunidades pobres, principalmente urbanas (Brenes Camacho, 2004). 2. La migración no es de carácter coyuntural, sino permanente, lo que significa que en su gran mayoría vienen a quedarse a vivir en Costa Rica. En ese sentido, la población protagonista de este estudio es muy significativa, pues se encuentra en una etapa de su vida en la cual están tomando decisiones sobre su vida presente y futura. 3. Acercarse a la comprensión de las situaciones que viven las adolescentes nicaragüenses migrantes en nuestro país en las zonas urbanas pobres, contribuye a visibilizar sus condiciones de exclusión y vulnerabilidad por razones de género y permitirá el acopio de información pertinente para la formulación y aplicación de políticas y programas que atiendan específicamente a las adolescentes. 4. Las comunidades seleccionadas concentran gran cantidad de personas nicaragüenses, lo que las hizo propicias para el presente estudio. En cuanto a lo logístico, para la convocatoria a los talleres se contaba con vínculos con mujeres líderes adultas en cada una de las comunidades, quienes accedieron a cooperar en la conformación de los grupos y a ser, de alguna forma, “garante” de la seguridad de las adolescentes. Esto fue muy importantes, ya que contribuyó a que las familias no se opusieran y a que apoyaran la convocatoria identificando a otras participantes. En la selección de las adolescentes resultó importante la heterogeneidad, por lo que a la hora de la convocatoria se tomó en cuenta su edad, así como diferentes situaciones de vida, por ello se invitaron adolescentes escolarizadas y no escolarizadas, adolescentes trabajadoras y no trabajadoras, adolescentes con o sin hijas/os, adolescentes con varios años de haber venido a Costa Rica y adolescentes con un mínimo de seis meses de haber migrado. Las voces, mi voz y su interpretación voz -lector o lectora-: estrategias para su Construcción del proceso de interpretación de la información Primera ronda de análisis: En ese momento, el trabajo consistió en un primera propuesta de sistematización de la información de los talleres y de las entrevistas, así como la elaboración de las primeras categorías de ordenamiento del material de las entrevistas y de los talleres. Este primer vaciamiento de la información se basó principalmente en una secuencia lógica establecida tanto en las entrevistas como en los talleres, la cual consiste en tres grandes momentos: vida de las adolescentes antes de la migración; el hecho mismo del proceso migratorio y procesos de establecimiento de las adolescentes en Costa Rica. Este proceso se realizó con base a las matrices que se encuentran en el anexo3. Segunda ronda de análisis: Con base a las primeras categorías ordenadoras de la información, en esta segunda ronda se elaboraron, para cada uno de los momentos anteriores, subcategorías de ordenamiento. Aparece una nueva matriz de vaciamiento (anexo 4). Este segundo momento permite analizar con mayor detalle cada una de los tres momentos identificados. Sin embargo, este acercamiento interpretativo sigue siendo principalmente descriptivo y ello no permite hacer un análisis más a profundidad –no narrativo- de la información. El avance consiste en que aparece, por primera vez, datos que coinciden con algunas de las explicaciones de los flujos migratorios en general y en particular de las adolescentes, expuestas en los marcos de contexto y teórico propuestos en la investigación. Tercer ronda de análisis: Aparece el concepto de voces. Al retomar el material ordenado según las matrices de vaciamiento de las dos rondas anteriores y con el nivel de análisis logrado hasta el momento, se retoman los objetivos de la investigación y los principales dispositivos teóricos. A partir de allí se elabora una tercer forma de ordenamiento de la información y de propuesta de categorías de análisis. Es en este ordenamiento donde aparece con mayor claridad la necesidad de respetar la diferencia de las distintas formas en que se construyó la información en el proceso investigativo. Es así como la primera división de la misma se hace con base en las dos técnicas utilizadas: la información obtenida de los talleres y la obtenida por medio de las entrevistas en profundidad. Una vez hecha esta diferenciación, la riqueza de los datos –que es la riqueza de la vida de las personas- permite observar que la información obtenida en los talleres también tiene matices, pues fue generada tanto en procesos individuales, como grupales de pequeños grupos y en plenarias- y expresada a título personal -construida al calor de la dinámica colectiva generada en los talleres-, o bien de forma individual, en representación del pequeño grupo. Lo anterior da pie para la formulación de dos clases de voces: las individuales y las grupales. Sin embargo, en los talleres se utiliza una dinámica específica que consiste en la elaboración de una historia colectiva, trabajada en plenario. Su origen hace necesario la identificación de otra voz, la proyectada. Consecuente con lo dicho anteriormente, se utiliza la forma de voces para dar cuenta de la información y para darle un nuevo ordenamiento, así como respetar su proceso constructivo. Uno de los resultados de este esfuerzo es el documento que aparece como anexo 5 denominado “Las Protagonistas: sus voces”. Como se observa, en este documento se recupera el trabajo de ordenamiento de la información de las dos primeras rondas y se agrupa la información a partir de cinco categorías de análisis con sus respectivas subcategorías y se le asigna un color a las voces según la comunidad donde se realizaron el taller y la entrevista; a su vez, cada color utilizado se degradó en tres tonalidades, para diferenciar el tipo de voz: el tono más claro lo tienen las voces individuales, los tonos intermedios, las voces grupales y los tonos más oscuros, las voces proyectadas. El material seleccionado y trabajado, da suficiente información para alimentar cada categoría y subcategoría con los tres tipos de voces propuestas: voces individuales, voces grupales y voces proyectadas. El interjuego entre lo individualreal, lo grupal y lo proyectado que se logra a partir de esta propuesta, enriquece el análisis de la información. Las cinco categorías de ordenamiento y análisis de la información, con sus respectivas subcategorías, se detallan en el siguiente cuadro: Categorías de ordenamiento y análisis de la información Categorías de ordenamiento y análisis de la información Proceso migratorio: motivos y formas ¿Adolescencia o adolescencias? Construyendo mi identidad de género: desde las otras Aprendiendo a ser mujer desde el otro masculino Construyendo la Sexualidad Subcategorías de ordenamiento y análisis de la información • Motivos de la migración • Formas de migración • Recordando nuestra crianza • Condiciones de vida actuales • ¿Qué significa ser mujer? • Relaciones madre-hija • Lo femenino en el espejo de la madre • Cuando la historia se repite • El padre: el otro masculino que simboliza los contenidos patriarcales • ¿Qué se me ha dicho de los otros masculinos? • El otro masculino que me completa • Conocimiento sobre el cuerpo • Sexo igual a embarazo • Menstruación: tabú • El abuso como subtexto Las voces propuestas son: Voces individuales: información obtenida por medio de las entrevistas y de frases recogidas en los talleres a título personal. Voces grupales: información obtenida de los resultados de los trabajos en pequeños grupos y de las plenarias de los talleres. Voces proyectadas: información obtenida de los resultados de la Historia Colectiva de los talleres. Son voces proyectadas en cuanto “depositan” en los personajes de la historia construida grupalmente las voces individuales y en cuanto también, hay contenidos proyectados en el futuro, en lo que va a acontecerle a los y las personajes en 5 y 10 años. Ordenada la información a partir de tales categorías y subcategorías con sus respectivas voces, aparece la cuarta voz, que es la voz de la investigadora que interpreta las voces, aunque estas voces hablan por sí solas. Esa cuarta voz se conformó a partir de dos momentos: la identificación de las pistas y la interpretación o análisis de las mismas. Una vez identificadas las pistas para cada una de las voces, se procedió a elaborar el análisis en tres niveles: el primero de ellos es cuando al final de una misma categoría de voces –individuales, grupales o proyectadas- se hace necesario hacer un amarre interpretativo; el segundo se hace al final de cada subcategoría, articulando tanto las pistas como los análisis elaborados en cada categoría de voces; el tercero, que corresponde al análisis que se elabora al final de cada apartado, se retoman “los amarres interpretativos” hechos en el segundo nivel y se da un cierre analítico, según las categorías y subcategorías que corresponden. En esta fase del proceso investigativo se tomó una decisión fundamental: la manera en que se expondrían los resultados. Se tenían dos opciones: construir un capítulo totalmente interpretativo, cuya base es el anexo cinco, donde el análisis se iría construyendo en el interior del propio texto, o bien, integrar los diferentes apartados de las voces con su análisis, dentro de los capítulos IV (Migración femenina nicaragüense en nuestro país) y VI (Construcción genérica en la adolescencia). Se optó por esta última. Es importante apuntar que definitivamente se conformarán muchas voces más, las de quienes lean el documento. Voces que harán su propia interpretación, utilizando otros elementos no retomados en este análisis u otros marcos teóricos y referenciales. En este sentido, el anexo número cinco se convierte en un insumo muy rico al contar otras investigadoras y otros investigadores con un material ya sistematizado. CAPITULO III Características de los procesos migratorios El contexto internacional Los procesos migratorios han sido una de las constantes en la historia de la Humanidad. En el mundo contemporáneo, sin embargo, estos procesos han alcanzado tales dimensiones que están llevando a distintos sectores de la comunidad internacional a replantearse los enfoques, conceptos y políticas con las que tradicionalmente se ha trabajado para enfrentar realidades para las que dichos paradigmas resultan insuficientes. La revisión de las concepciones de algunas de las principales instituciones que trabajan temas migratorios a nivel mundial permite contextualizar esta afirmación. En la introducción del documento “La situación de los refugiados en el mundo” la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Refugiados, la Señora Sadako Ogata, planteaba esta problemática en los siguientes términos: “El tamaño y la complejidad de las crisis humanas actuales reflejan la inestabilidad de la época que vivimos (...) la naturaleza del problema de los refugiados ha experimentado cambios fundamentales que requieren con urgencia nuevos enfoques (...) la miseria generalizada que sigue afligiendo a la inmensa mayoría de la humanidad no sólo hace que un número de migrantes cada vez mayor abandone sus hogares en busca de una vida mejor, sino que también exacerba la inestabilidad social y política generadora de refugiados (...) frente al creciente número de refugiados y migrantes, el sistema tradicional de protección está amenazando con desbordarse”. (ACNUR, 1995b:3) Estas expresiones del ACNUR muestran claramente como el mandato histórico de esta agencia especializada del Sistema de Naciones Unidas, de proporcionar protección internacional, asistencia y brindar soluciones únicamente a las poblaciones refugiadas, resulta totalmente insuficiente visto desde las dramáticas dimensiones de los procesos migratorios contemporáneos. Por otro lado, la Organización Internacional de Migraciones ha planteado la urgente necesidad de redefinir enfoques, conceptos y estrategias ante las nuevas dimensiones del fenómeno migratorio, su director general señaló: “...lo que nosotros, como profesionales de la migración, dimos por sentado durante decenios en materia de migraciones ya no refleja adecuadamente la realidad (...) Me atrevería a aseverar que, ya que el panorama de la migración ha cambiado tan radicalmente, quizás los mecanismos empleados para regular la migración –el Derecho Internacional y las normas, la gestión y las prácticas nacionales- tampoco son apropiados para hacer frente a las corrientes o realidades migratorias”. (1995:12) En esta discusión merecen destacarse los aportes que las Iglesias vienen dando al tema, específicamente con la publicación de la “Declaración sobre las personas desarraigadas” del Consejo Mundial de Iglesias y la “Declaración sobre el desplazamiento forzado de personas” realizado por la Consulta Ecuménica Global. El primer documento es producto de un extenso proceso de discusión y consultas que se dio entre unas 100 iglesias de todo el mundo. Dicha declaración identifica el desarraigo como uno de los problemas más severos del mundo contemporáneo e insta a sus miembros y miembras a solidarizarse con esta población por medio de iniciativas concretas. Junto a este encuentro mundial de iglesias, la Consulta Ecuménica también reunió a representantes de la Iglesia Luterana, de Cáritas Internacional y del Consejo Mundial de Iglesias y emitió su Declaración, señalando en lo medular: “Las Naciones Unidas estiman que hay más de ciento veinticinco millones de refugiados y migrantes que viven fuera de sus países de origen (...) Casi veinte millones son refugiados reconocidos y treinta millones son desplazados internos, además muchos otros migrantes han sido desplazados por factores políticos, económicos y de degradación del medio ambiente. Por la magnitud y gravedad del problema llamamos a nuestras iglesias para que fortalezcan la cooperación ecuménica entre ellas y también con otras instituciones, renovando su compromiso para una misión profética de servicio, defensa y construcción de comunidades con y por los desarraigados”. (1991:6) Por este mismo período, a mediados de la década de los 90, se dieron fuertes cuestionamientos al derecho de asilo en Europa, un tema directamente relacionado con las dinámicas migratorias. En el # 89 de la revista Refugiados del ACNUR de España se ilustra con toda claridad las dimensiones de esta situación: “... la caída del Muro de Berlín y el colapso del comunismo han alterado de manera dramática el panorama del asilo en todo el continente, hasta el punto que algunos observadores temen que el concepto básico del asilo esté en peligro (...) Hoy en día el clima político y socio económico ha cambiado. Las altas cifras de desempleo actual agudizan una tendencia creciente a la xenofobia. El continente europeo registra un ataque racista cada tres minutos y los centros de acogida a solicitantes de asilo son demasiado a menudo objetivo de esos ataques. Europa, en realidad, no sufre un problema de asilo. Tiene un problema de inmigración, y los refugiados, desgraciadamente pagan por ello”. (1995:14) Una de las mas claras expresiones de este debate internacional fue la aprobación, por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de la Convención Internacional sobre la Protección a todos los Trabajadores Migratorios y sus Familiares, en diciembre de 1990, culminando así un trabajo de cerca de 20 años. “La entrada en vigor de la Convención internacional sobre la protección de los derechos humanos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares ha sido el resultado de un largo proceso de elaboración en el plano internacional. El texto, que redactó un grupo de trabajo creado en 1980 y presidido por México, fue adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el día 18 de diciembre de 1990, proclamado a partir de entonces Día Internacional del Migrante. En 1998, cuatro organismos intergubernamentales y diez organizaciones no gubernamentales se aliaron para lanzar una Campaña global para la ratificación de la Convención internacional sobre la protección de los derechos humanos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares. En marzo de 2003 se alcanzó el número de ratificaciones necesarias para su entrada vigor”. (Portal UNESCO, 2004) Dos de los temas fundamentales de la nueva Convención son: la definición universal de trabajador migratorio1 y el hacer extensivos los derechos fundamentales proclamados en los instrumentos de las Naciones Unidas sin distinción a todos los trabajadores migratorios y a sus familiares, sean trabajadores documentados o no. Sin lugar a duda, este instrumento internacional representa uno de los avances mas importantes en la redefinición y reformulación de herramientas jurídicas que permitan interpretar las nuevas realidades migratorias, donde la migración por razones económicas es una de las modalidades con mayor crecimiento en los últimos años y con mayor perspectiva de profundizarse dados los cambios que se generan a raíz del nuevo orden mundial económico y la desregularización y flexibilización de los mercados laborales que ello ha implicado. Esta Convención entró en vigencia en julio del 2003 al ser ratificada por 22 países, todos ellos receptores de poblaciones migrantes. Tal como lo muestra la UNESCO: “Desde 1993, la Convención ha sido ratificada por los siguientes países en este orden: Egipto, Marruecos, Seychelles, Colombia, Filipinas, Uganda, Sri Lanka, Senegal, Bosnia y Herzegovina, Cabo Verde, Azerbaiyán, México, Ghana, Guinea, Bolivia, Uruguay, Belice, Tayikistán, Ecuador, El Salvador, Guatemala y Malí. Por el momento, las repercusiones de esta Convención son limitadas ya que no ha sido ratificada por ninguno de los países de Europa y América del Norte donde vive casi un 60% de trabajadores migratorio (56 y 41 millones, respectivamente), ni tampoco por los demás países de inmigración importante, por ejemplo los Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Jordania, Israel, Japón o Australia”. (Portal UNESCO, 2004) La discusión y ratificación de dicha Convención es una tarea pendiente de las sociedades costarricense y nicaragüense. 1 Convención Internacional sobre la Protección a todos los Trabajadores Migratorios y sus Familiares, artículo # 2: “toda persona que vaya a realizar, realice o haya realizado una actividad remunerada en un Estado del que no sea nacional” Para finalizar, es oportuno señalar que en el año 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió la creación de una relatoría especial sobre migraciones y que dicho mecanismo busca establecer una primera respuesta institucional del sistema de Naciones Unidas ante las dimensiones del fenómeno migratorio internacional. Vale destacar que el primer nombramiento recayó en la Dra Gabriela Rodríguez2, costarricense por naturalización, quien viene realizando un intenso trabajo de documentación de la situación de las personas migrantes en diversos escenarios internacionales (Ecuador, España, Marruecos, Argelia, Africa Subsahariana, México, estados Unidos, Filipinas, Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Irak, etc). Estas transformaciones demandarán, cada vez más, mayor capacidad de respuestas, tanto locales, regionales como mundiales. Sin embargo, el carácter político del fenómeno puede provocar “lentitud” en las respuestas y en las decisiones de carácter político, económico, social y jurídico que deben de adoptar los países involucrados. Así mismo al interior de cada uno de estos países, los grupos de poder toman decisiones en el marco de sus intereses regionales y de la globalización, decisiones que no necesariamente se fundamentan en principios de desarrollo humano, sino más bien en función de intereses económicos específicos. Contexto centroamericano En los últimos veinte años Centroamérica ha vivido una serie de transformaciones de sus estructuras económicas, sociales y políticas que han alterado significativamente la vida en la región. Los “efectos corrosivos” (Molineaux, 2001) de los procesos de ajuste estructural, el incremento de la pobreza y la pobreza extrema, la exclusión social, la creciente feminización de la pobreza y un significativo movimiento migratorio intraregional y hacia Estados Unidos son algunos de los rasgos sociales que caracterizan a la región en los inicios del nuevo milenio. 2 Gabriela Rodríguez Pizarro, relatora especial de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos de los Migrantes, www.un.org, 2004 En nuestra región centroamericana, la problemática migratoria ha tenido diferentes momentos. En particular, durante la década de los 80, el peso de la guerra y la violencia política en Nicaragua, El Salvador y Guatemala llevó al desplazamiento de más de tres millones de personas (ACNUR, 1995) y convirtió a estos países en expulsores y a Costa Rica, México, Belice y Honduras en países receptores (ARMIF, 1994). Hoy se trata de una estrecha interrelación de procesos de deterioro ambiental, violencia, exclusión social y extrema pobreza, los que definen los procesos de desarraigo. La década de los 90 fue rica en procesos de transformación en el área. Para y con la firma de los Acuerdos de Paz se dio un gran movimiento de la cooperación internacional, principalmente de países europeos, así como de organismos internacionales, lo que facilitó, sin lugar a duda, la promoción y desarrollo de una serie de iniciativas en la región encaminadas al debate, análisis y reflexión del fenómeno migratorio y la puesta en marcha de algunas propuestas de solución. En ese entonces, para enfrentar una situación de tal magnitud se convocó, a la Conferencia Internacional para Refugiados de Centroamérica (CIREFCA), un esfuerzo político de los países de la región con apoyo de Belice y México y que fue copatrocinada por el Secretario General de Naciones Unidas, el ACNUR y el PNUD. Este proceso duró 5 años (1989-94) y logró la repatriación masiva de los refugiados hacia sus países de origen y la reubicación de la mayoría de desplazados internos. Para el logro de sus metas se elaboró el Plan de Acción Concertado (CIREFCA, 1994:10), el cual tuvo los siguientes objetivos: a) “Buscar, en la medida de las posibilidades de los países afectados, soluciones permanentes a los problemas de los desarraigados, las cuales deben ser consideradas como parte de las estrategias de desarrollo nacionales y dentro de las acciones de paz y democratización del área. b) Respetar y promover como mecanismo por excelencia el derecho de los refugiados a regresar voluntariamente a su país, para iniciar una vida normal. c) De no existir condiciones para la repatriación, desarrollar acciones que le permitan a los refugiados realizar acciones más amplias en los países receptores, favoreciendo la apertura de campamentos y su integración a la comunidad. d) Mejorar la situación de los desplazados para que vuelvan a tener una vida normal y productiva en sus lugares de origen cuando esto sea posible. e) Superar los impactos negativos en los sectores laboral, social, económico y ecológico que pueden producirse en las comunidades receptoras de poblaciones desarraigadas, haciendo que los programas también beneficien a la población que los recibe”. También en esa época se llevó a cabo la III Conferencia Internacional sobre Refugiados Centroamericanos, celebrada en México en el año 1994, donde se firmó la “Declaración de compromisos a favor de las poblaciones afectadas tanto por el desarraigo como por los conflictos y la extrema pobreza en el marco de la consolidación de la Paz en Centroamérica”. El grupo de Concertación y apoyo a nivel nacional (GRUCAN) fue el mecanismo que se implementó para la promoción, ejecución y seguimiento de dicha declaración. Como otro ejemplo de los esfuerzos e iniciativas desarrolladas en ese momento tenemos la conformación del marco institucional de la integración centroamericana –SICA-. Tiene como objetivo fundamental ser un instrumento para la integración del área, basándose en principios de paz, democracia, desarrollo y libertad. Lo conforman cuatro subsistemas: Subsistema de Integración Económica, Subsistema de Integración Social, Subsistema de Integración Cultural y Subsistema de Integración Política. Dentro de este espacio regional se creó el Organismo Centroamericano de Migraciones –OCAM-. Este órgano tiene carácter permanente y está constituido por los Directores y Directoras de Migración de cada país. El propósito fundamental ha sido el adoptar decisiones y acciones de rango centroamericano y facilitar el tránsito de nacionales entre los diversos países, para contribuir a hacer posible el proceso de integración regional. Por último, tres esfuerzos importantes desarrollados también por esas fechas, son: • La Declaración Conjunta de la Reunión de Jefes de Estado y Gobiernos de Centroamérica y México “Tuxtla II” en el año 1996, la cual plantea: “Atender, bajo una perspectiva integral, las causas y manifestaciones del fenómeno migratorio, a partir del reconocimiento de su dimensión regional y de los factores estructurales, de carácter económico y social que lo generan. En consecuencia adoptar programas regionales de cooperación que apoyen el derecho dela producción y el comercio, en particular de las zonas de mayor emigración. Asimismo, realizar acciones encaminadas a velar por el respeto de los derechos humanos de los migrantes, tanto en los países de tránsito como de destino”. (1996:4) • La Declaración Conjunta en Materia de Migraciones Laborales pronunciada por los Ministros de Trabajo de Centroamérica, Belice, Panamá y República Dominicana, efectuada en mayo 1996, en la que se destaca: “Los flujos migratorios laborales no deben considerarse como hechos aislados de la política y la economía mundial (...) en materia de migraciones laborales deben replantearse los principios fundamentales de igualdad, libertad y solidaridad que garanticen un trabajo justo al trabajador y trabajadora migrante”. (1996:3) • La Conferencia Regional sobre Migración realizada en Puebla, México en 1996, donde se establece lo siguiente: “La importancia creciente del tema migratorio en las agendas nacionales e internacionales (...) la urgencia de condenar y erradicar las prácticas y medidas violatorias de los derechos humanos de los migrantes y sus familias, independientemente de su condición migratoria, especialmente cuando se trata de mujeres, niños y cuando son ejercidos por agentes públicos o traficantes indocumentados”. (1996:4) Sin embargo, pese a los esfuerzos que se han impulsado y a los recursos humanos y económicos que ellos han implicado, las causas estructurales generadoras del desarraigo en la región permanecen (Estado de la Región, 1999). Condiciones que sin lugar a duda han creado (y siguen creando) un marco propicio para el desarraigo y las migraciones forzadas, orientadas a la sobrevivencia y búsqueda de oportunidades laborales y salariales en otros países: Centroamérica cuenta con aproximadamente 35 millones de habitantes de los cuales sólo un 20% de la población centroamericana vive en países con un alto grado de desarrollo humano, según el índice de Desarrollo Humano (IDH) señalado por el PNUD. Tres de cada cinco personas centroamericanas viven en condiciones de pobreza y dos de cada cinco viven en indigencia o extrema pobreza. La distribución de la riqueza y los ingresos sigue siendo altamente concentrada. El 10% de la población urbana económicamente activa se encuentra desempleada, aunque el subempleo es el principal problema pues en promedio, 40 de cada cien nuevos empleos urbanos, se crearon en el sector informal. Aunque existen diferencias significativas entre los países en cuanto al salario mínimo y la protección de los derechos laborales, un 20% de la población asalariada urbana percibe remuneración por debajo del mínimo legal. Las estadísticas vitales muestran que persisten serios problemas en el acceso a los servicios de salud, si bien en todos los países se han dado procesos de reformas del sector salud, los datos muestran de que esos cambios no han sido suficientes: el 31% de la población no tiene acceso a los servicios de salud, la tasa de mortalidad infantil es de 38.2 por cada mil nacidos vivos; la desnutrición infantil se estima en un 24.5%, siendo un serio problema de salud pública; en cuanto a saneamiento básico, el 25% de la población no cuenta con medios adecuados, profundizándose la situación en las zonas rurales. En la actualidad casi una de cada tres personas centroamericanas de 15 o más años de edad es analfabeta, siendo la situación más grave en Nicaragua y en Guatemala en las población femenina, la rural y la indígena. Para mediados de los años 90 se consideraba un déficit de 2.5 millones de viviendas, aún sin contar el impacto del huracán Mitch. Nicaragua y El Salvador son los países con mayor déficit. Contexto binacional: migración nicaragüense hacia Costa Rica Uno de los fenómenos que requiere mayor discusión, por el impacto que ha tenido y seguirá teniendo para el desarrollo de Costa Rica y Nicaragua, es la dinámica migratoria nicaragüense hacia nuestro país. • Causas de la migración irregular nicaragüense: Según estudios hechos en nuestro país (GRUCAN, 1995; Consejería de Proyectos, 1996; Misión OIT, 1996; Morales, 1997; Estado de la Región, 1999), se identifican las siguientes como las causas de la migración irregular nicaragüense: Condiciones estructurales en Nicaragua: Tanto la situación política, que se traduce en falta de credibilidad en el sistema político, como las condiciones económicas producto de la guerra y a factores tales como: escaso dinamismo productivo del país; la persistencia del desempleo en los sectores formales: agrícola formal, manufactura y agroindustria, sector público, construcción, comercio y servicios; la saturación del sector informal de la economía como refugio del desempleo y como espacio para complementar ingresos; el agotamiento de las unidades pequeñas y medianas de producción agrícola para continuar incorporando la fuerza de trabajo familiar, tienen consecuencias nefastas en desarrollo de la sociedad nicaragüense, convirtiéndose en los principales elementos expulsores. Condiciones estructurales en Costa Rica: Las condiciones que presenta Costa Rica en cuanto a estabilidad política y mejores condiciones socioeconómicas, hacen que se convierta en un punto de referencia y de atracción muy alto. Por otro lado, “el abandono” por parte de los/as costarricenses de ciertas labores –construcción, seguridad privada, servicio doméstico, cogida de café y corta de caña de azúcar, por ejemplo-, así como la necesidad de mano de obra barata y no calificada por parte de empresarios costarricenses o de capital extranjero o mixto, propicia la afluencia de nicaragüenses, principalmente en condiciones irregulares. Relaciones fronterizas: Las características actuales del cordón fronterizo en cuanto al desarrollo de actividades productivas, se encuentra muy ligado al fenómeno migratorio. El territorio de la frontera se puede dividir en subregiones según la dinámica migratoria y las características productivas en el área. El origen de las poblaciones del norte de Costa Rica es principalmente nicaragüense, por un lado por la lejanía de los centros de mayor población costarricense con la zona norte del país y por la centralización de la toma de decisiones y procesos administrativas en la provincia de San José, mientras que, por el contrario, la dinámica poblacional del sur de Nicaragua facilitó el acceso a la parte norte de Costa Rica. Esto originó definitivamente condiciones históricas, afectivas, de parentesco, solidarias y culturales muy fuertes, que facilitaron –y continúan facilitando- la migración. Causas ambientales: En los factores que aumentan la fragilidad ambiental en Centroamérica, se reconocen los fenómenos y desastres naturales, cuyos efectos se ven magnificados por las condiciones de vulnerabilidad y fragilidad de sus sociedades, señaladas al inicio de este apartado. Cuatro de los factores que aumentan la fragilidad ambiental son: el mal uso del terreno, las prácticas insostenibles de los desechos sólidos, la sobreexplotación del recurso hídrico y el pobre manejo de las aguas negras. Específicamente Nicaragua cuenta con una importante historia en desastres naturales y ecológicos como: terremotos, erupciones volcánicas, huracanes, tormentas tropicales y sequías, así como altos índices de problemas sanitarios en cuanto al manejo de los desechos y las aguas servidas, aunado al mal uso del suelo y del recurso hídrico, a pesar de ser un país altamente rico por sus recursos naturales y su biodiversidad. • Carácter histórico de las migraciones: En cuanto al carácter, este flujo migratorio entre ambos países ha sido histórico. Desde antes de la colonia las culturas indígenas de la región mantenían un importante intercambio cultural, económico y social. La Consejería de Proyectos (1996) plantea los siguientes momentos claves en esta dinámica: 1) Durante la década de los setenta se da una ola de migrantes nicaragüenses provocada por la represión político militar del gobierno Somocista. Se estima que ingresaron entre cincuenta mil y setenta mil en calidad de personas refugiadas. Los cuales en su mayoría regresaron con el triunfo de los Sandinistas en 1979. 2) En los 80, el conflicto bélico en Nicaragua y el deterioro socioeconómico, provocó una segunda ola. En 1991 se calculaban alrededor de treinta y un mil setenta y un personas refugiadas reconocidas residentes en Costa Rica. De éstas, con el triunfo de UNO3 regresa una parte y la otra se queda y se asienta en el país. 3) El tercer movimiento se origina desde finales de los 70 y se incrementa y se hace evidente en los 90. Se trata de la migración en forma irregular, cuyo movimiento migratorio no es coyuntural, sino que debe comprenderse dentro de un proceso de integración regional e internacional y que mantiene perspectivas de residencia permanente en Costa Rica. Este tercer movimiento es el contexto en el cual se plantea la discusión en esta investigación, dado que se da una diferencia fundamental: se pasa de un flujo de personas con carácter de refugiadas, a un flujo, constante, de personas en condiciones de irregularidad. Ya no es la situación política del país las que las expulsa, sino que, a partir de los años 90, el origen de la migración se debe a la articulación de los factores señalados con anterioridad. 3 UNO, Partido Nacional Opositora Partido liderado por Violeta Barrios, derrota a los Sandinistas en las elecciones de 1990. • Acciones institucionales: Por último, cabe señalar que la discusión descrita al inicio de este apartado, sobre la necesidad del replanteamiento de los mecanismos internacionales vigentes hasta ese entonces, para dar respuesta a los flujos humanos, se manifestó en nuestro país. Basta con recordar cómo en esa época ACNUR contaba con las oficinas regionales en nuestro país y se desarrollaban una serie de programas y acciones dirigidas a esta población. Varios organismos del Sistema de Naciones Unidas y de la cooperación internacional instalaron sus oficinas regionales en nuestro país. Existía un marco de cooperación internacional que permitió la movilización de una gran cantidad de recursos que posibilitaron el surgimiento de ONG’s dedicadas al trabajo exclusivo con estas personas y se promovieron programas y proyectos regionales encaminados a trabajar con víctimas de la violencia política que se vivía en los diferentes países del istmo, principalmente en Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Dentro de este marco se dieron los esfuerzos del GRUCAN (Grupo de Concertación de Apoyo a Nivel Nacional) y la constitución del Foro de Migrantes, convocado desde la Defensoría de los Habitantes. Fue una época donde los acuerdos de Paz estaban avanzados y para la cooperación internacional Costa Rica dejó de tener un perfil fundamental en la región y poco a poco se fueron cerrando oficinas regionales de los distintos organismos. Europa empezó a destinar sus recursos a la reconstrucción y unificación del continente. Este Foro fue –y sigue siendo- un espacio de encuentro, de carácter interinstitucional, intersectorial y multidisciplinario que reúne instituciones estatales y de gobierno, agencias internacionales y organizaciones no gubernamentales que, por su mandato y competencias, tienen relación directa con población refugiada y migrante asentada en territorio costarricense. Una de sus primeras tareas fue elaborar un diagnóstico sobre la situación de esta población en el país y perfilar lineamientos básicos para el diseño y ejecución de una política nacional hacia la población migrante. Desde ese momento, los resultados del diagnóstico permitieron visibilizar que a esta población se le irrespetaba el derecho a la identidad, a la nacionalidad, a la calidad de vida, a la integridad física y a la reunificación familiar, entre otros. También se evidenciaron los malos tratos de funcionarios y funcionarias así como la falta al debido proceso en la aplicación de medidas administrativas encaminadas a la deportación. Este espacio en la práctica sigue siendo un espacio coadyuvante de las iniciativas orientadas a abordar el fenómeno migratorio en el país. Hoy por hoy juega un papel importante en la discusión sobre el nuevo Proyecto de Ley Migratoria (1999, 2003), pues el mismo tiene un carácter principalmente de control migratoria con sus respectivas medidas represivas y no un carácter integral que involucre medidas políticas, económicas, laborales, sociales y jurídicas que permitan abordar la complejidad del fenómeno, tanto coyuntural como estratégicamente. Es claro que la responsabilidad no es únicamente de Costa Rica. Es fundamental que Nicaragua impulse acciones, estrategias y políticas nacionales que les garantice a sus habitantes las condiciones necesarias para desarrollarse y contar con una vida digna. Lamentablemente este fenómeno de la migración se ha convertido en un paliativo ante los vacíos de la política social nicaragüense. Sobra decir la urgencia de planes binacionales encaminados al desarrollo de actividades productivas en la zona fronteriza, que minimicen el flujo migratorio en cantidad y en condiciones tan precarias. CAPITULO IV Migración femenina nicaragüense en nuestro país Ámbitos territoriales de procedencia La Zona Norte ha sido detectada como la principal puerta de entrada. Según investigaciones específicas (Greenwood y Oporta, 1994; OIT, 1995; Pérez Nielsen, 1996; Consejería de Proyectos, 1996; Aragón y Pérez, 1997), realizadas en Costa Rica, a lo largo y ancho del cordón fronterizo se producen todos los días ingresos masivos de nicaragüenses en busca de trabajo. Se han identificado 4 ámbitos territoriales desde donde se inicia la migración hacia Costa Rica (Cranshaw y Morales, 1998): a) de los territorios del Pacífico Sur y Central desde municipios cercanos al territorio costarricense, tales como Rivas, Carazo, Granada y Masaya; b) de la región de Occidente, los departamentos de León y Chinandega, migración que se explica debido a la desaparición de la actividad algodonera y a la caída de la economía regional; c) desde Las Segovias, Estelí, Matagalpa y Jinotega, que muestran, como en el caso de Occidente, un fenómeno de migraciones interfronterizas, es decir, migración de pobladores de la frontera norte con Honduras hacia la frontera sur con Costa Rica; y d) las migraciones de los departamentos del Caribe colindantes con Costa Rica, y que proceden de la región de Zelaya, una fuerte emigración desde Nueva Guinea y de Río San Juan. Por otro lado, Samandú y Pereira (1996) señalan algunos de los principales rumbos de la migración nicaragüense en Costa Rica, rumbos que se confirman en estudios recientes (Olivares et al., 2000): a) Zona Atlántica, para dedicarse fundamentalmente a las labores del banano; b) Zona Norte donde se dedican a las labores agrícolas, frutícolas y como peones en la producción de granos básicos; c) Meseta Central, donde es fuerte la producción de café y d) Zona metropolitana: aquí los migrantes se integran principalmente a trabajos en la construcción y como guardas y las mujeres en oficios domésticos. Tal y como se señala, se han identificado una serie de regiones desde las cuales se produce mayor flujo migratorio hacia Costa Rica, así como lugares de destino. En este sentido, los resultados de la investigación son coincidentes: del total de 26 participantes a los talleres, ocho provienen de barrios pobres de Managua, siete de Granada, cinco de Zelaya, dos de las islas de Ometete, una de Carazo, una de Chinandega, una de Rivas y una de Bluefields y se encuentran residiendo en comunidades urbanas pobres de San José que tienen en común una presencia significativa de población nicaragüense, lo que ha conducido a la configuración de sectores enteros en las mismas. Estos datos muestran, una vez más, que la gran mayoría del flujo de personas provenientes de Nicaragua son personas en condiciones de pobreza, con baja escolaridad y calificación laboral, y se encuentran compartiendo con la población costarricense en condiciones de pobreza: La Carpio: Esta comunidad se localiza en el distrito de La Uruca, en San José, es una comunidad que se formó a principios de 1994. Fue una toma de tierras por parte de 35 familias provenientes de Tres Ríos, Pavas y Tibás. En la actualidad habitan 2404 familias y un 58.6% son nicaragüenses. Está conformada por nueve sectores: María Auxiliadora, La Pequeña Gran Ciudad, La Libertad, Las Brisas, El Roble, Sector Central, Pro desarrollo, San Vicente y la Arboleda (Olivares et al., 2000). Con respecto al lugar de procedencia de las adolescentes participantes, 5 de ellas provienen de barrios pobres de Managua, tres de Granada y otra de Carazo. Los Guido: es una comunidad ubicada en el Cantón de Desamparados situado al sur de San José. Es una comunidad de aproximadamente 20 años, caracterizada en sus inicios por una gran toma de tierra y la construcción de mas de 2000 ranchos. En la actualidad viven unas 40 mil personas y está conformada por 13 sectores: Balcón Verde, Las Palmas, Bretaña, Los Alpes, Sectores:1,2,3,4,5,6,7,8, y un nuevo repoblamiento de fines de los noventa denominado Los Nicas (Blanco,1999), donde residían las 8 adolescentes participantes. Cinco de ellas procedían de Zelaya, dos de la Isla de Ometepe y una de Chinandega. Tres contaban con cédula de residencia, dos de ellas tenían los papeles en trámite, el resto tenían estatus migratorio irregular. Rincón Grande de Pavas: este lugar se ubicada en la zona oeste de San José, se trata de un conjunto de comunidades caracterizadas por un proceso de poblamiento irregular durante las décadas de los ochenta y noventa del siglo XX. Se calcula que en la actualidad residen unas 45 mil personas, distribuidas en 8 sectores: Bribri, Metrópolis 1, 2 y 3, Laureles, Oscar Felipe, San Juan y Lomas. Estudios recientes muestran que de cada 100 familias, al menos 30 son jefeadas por mujeres y que los migrantes son un sector de población numéricamente importante en algunos sectores, pero no existen datos exactos ni aproximados de su número (Plan Estratégico de Desarrollo Local, Rincón Grande de Pavas, 1998). Las adolescentes que participaron procedían de: cuatro de Granada, tres de Managua, una de Rivas y otra Bluefields. Solamente una de ellas tenía cédula de residencia, el resto se encontraba con estatus migratorio irregular. La migración como estrategia de sobrevivencia Tal y como ya se ha dicho con anterioridad, uno de los principales problemas estructurales en la región es la situación de pobreza. Esta situación afecta en mayor proporción a las mujeres. Según el Estado de la Región (1999), la situación de ellas es claramente más desventajosa que la de los hombres. De acuerdo al índice de Desarrollo relativo al Género existen importantes desigualdades en educación, salud e ingresos: las mujeres presentan menores tasa de participación en el mercado laboral y mayores tasas de desempleo, así como una tasa de analfabetismo de un 18.3% como promedio en la región. Ante los efectos de la globalización y en específico a los ajustes estructurales, las familias han tenido que crear nuevas dinámicas como unidades económicas, tal y como lo muestran Gregorio Gill (1998) en su estudio sobre migraciones transfronterizas de las mujeres dominicanas hacia España o el trabajo de Weyland (2001) sobre identidades y globalización, una investigación sobre las migraciones femeninas dominicanas hacia Estados Unidos. Existen cambios en el funcionamiento de las mismas como unidades de producción, acumulación y consumo. Al no existir la acumulación, debido a que la economía familiar gira en torno a la sobrevivencia cotidiana, los medios de producción y consumo también han sido marcados sustancialmente. Las mujeres se convierten, en estas circunstancias, en las principales gestoras y articuladoras de las distintas estrategias de sobrevivencia. En su gran mayoría, se ven obligadas, para la generación de ingresos, a convertir en un bien de servicio lo mejor que ellas pueden hacer (Fauné, 1994): limpiar, lavar, coser, cuidar niños, etc., de tal forma que la búsqueda de actividades productivas se da principalmente a través del autoempleo, el sector informal y las calles metropolitanas, o bien, se ven obligadas al interior de las familias a la combinación de diversas fuentes de ingresos, entre ellas: el desempeñar más de un trabajo, la migración interna, el que la mayor cantidad posible de sus miembros y miembras desarrollen actividades remuneradas, sin tomar en cuenta las cualidades de las misma tales como: pésima remuneración, no reconocimiento de la seguridad social, riesgos atinentes a la actividad y la discriminación por género o edad. Como otra opción aparece la migración internacional. Efectivamente, existe una alta correlación entre los hogares jefeados por mujeres en Nicaragua y la migración hacia Costa Rica. Según estudios realizados (Crashaw y Morales, 1998), en un 51% de los hogares con jefatura femenina se ha producido la migración de ésta o algún miembro de la familia. Esto plantea que la migración se ha convertido para estos hogares en una estrategia de sobrevivencia (Greenwood y Oporta,1995). Estos resultados se relacionan directamente con estudios de mayor alcance que muestran que una de las características esenciales de los nuevos procesos migratorios es la “feminización de la migración” (OIT, 1997; ONU, 1998). En cuanto a la migración nicaragüense femenina en nuestro país, Morales y Castro (1999) señalan que: “...se trata de una población con predominio de las mujeres sobre los varones (...) el fenómeno de la emigración mayoritariamente más de mujeres nicaragüenses que de varones también se explica porque ellas disponen hasta el momento de mejores condiciones de inserción laboral, pero también por el incremento cada vez mas acelerado de hogares jefeados por mujeres, y por la creciente participación de ellas como principal sostén de sus hogares, en el marco de una recarga de responsabilidades, que incrementa la desigualdad de género”. (p. 39) Motivos y formas de la migración Voces individuales Voz individual: Maribel, 17 años, La Carpio (...) inclusive, le pedí permiso a mi mamá y a mi abuelita, este, si me venía, que iba a venir a ver cómo era aquí. Y entonces mi mamá me dio permiso para que me viniera y después yo me vine. Voz Individual: Carolina, 16 años, Los Guido (...) entonces mi papá estaba sin trabajo, entonces me dijo mami que si yo me quería venir con mi tía, porque ella ya vivía aquí en Costa Rica, y entonces le dijo que me podía traer a estudiar y que yo le ayudara a ella en la casa.... y que así ella –se refiere a su mamá- se ayudaba.... y no se mi mamá me dijo y.... y entonces le dije que si y por eso me vine. Voz individual: Araceli, 16 años, Rincón Grande de Pavas -¿Quién tomó la decisión? -Una hermana mía, que ya había venido y le dijo a mi mamá que se viniera con los hijos. -¿Vos querías venirte? -No -¿Por qué? -Porque estaba estudiando y tenía mis amigos, yo no quería venirme pero mi mamá me dijo que aquí la situación iba a estar mejor, que se podía conseguir trabajo, y bueno, yo le dije que si. Voces grupales: Taller Rincón Grande de Pavas Voces Grupales -El 100% de las participantes reportaron que el principal motivo de su venida a Costa Rica fue la búsqueda de trabajo por parte de sus madres, ya sea porque sus padres se quedaron en Nicaragua o bien porque ya estaban en Costa Rica y sus madres decidieron también venir a trabajar. En los tres núcleos de procedencia la toma de decisión de la migración está organizada y mediada por mujeres, y todas ellas adultas: • Si bien en uno de los casos la adolescente refiere que es ella quién decide venirse ante el consejo de una de sus amigas, debe consultar a su mamá y abuelita materna, quienes son en última instancia las que otorgan el permiso. • En otro interviene una tía materna y le sugiere a la madre de la adolescente que podría hacerse cargo de la sobrina, la madre accede y le comenta a su hija, quién contesta afirmativamente. • Por último, en el otro caso es la hermana mayor quien convence a la madre de migrar, hermana que juega un papel importante en la toma de decisiones del núcleo familiar, pues es quien siempre ha trabajado con su madre en el trabajo informal de venta de comida preparada por ellas. • Es de destacar el caso del taller de Rincón Grande de Pavas, quienes el 100% identificaron a sus madres como las gestoras de la migración. Características de las mujeres nicaragüenses en nuestro país Mas allá de los resultados del Censo Nacional de Población del año 2000 (INEC, 2000), que estableció la presencia de 226.374 nicaragüenses residentes en Costa Rica, únicamente la Encuesta de Salud Reproductiva del Programa Centroamericano de Población (2000) permitió establecer algunas características poblacionales que facilitan información sobre el perfil de las mujeres migrantes nicaragüenses. Dentro de los datos sociodemográficos importantes se encuentran los siguientes: Para mediados de 1998 se encontraban en el país 315.000 personas nacidas en Nicaragua. De éstas se estimó que el total de mujeres en edad fértil es de 93 000, teniendo el 25% de ellas entre 20 y 24 años. La mayoría de ellas nacieron en departamentos relativamente populosos de Nicaragua (Managua, Chinandega, León) o bien, en los departamentos fronterizos (Región atlántica, Rivas y Río San Juan). Las nicaragüenses son en promedio más jóvenes que las costarricenses y se concentran en el Area Metropolitana y presentan bajo nivel educativo (el 44% no ha completado la primaria). Casi la mitad tiene más de 5 años de vivir en Costa Rica y la mayor parte (57%) vive en unión libre y presentan porcentajes más altos de niños registrados como padre desconocido (15% comparado con un 8% de las costarricenses). Cabe destacar además que según esta encuesta sólo 2 de cada 5 mujeres entre los 18 y los 42 años se encontraban trabajando en el momento de la encuesta. Sería necesario hacer un análisis del tipo de pregunta que se hace y cómo se hace, pues como es sabido, esta población tiene como su principal objetivo al migrar el conseguir trabajo. Este documento también ofrece información muy valiosa sobre aspectos relacionados con la salud, los que adquieren gran relevancia por ser en este sector en donde se ha notado mayormente el impacto que ha tenido esta población en Costa Rica. Al comparar los datos entre las mujeres costarricenses y nicaragüenses encuestadas, se encontró que: Las migrantes nicaragüenses presentan un perfil de salud materno-infantil menos favorable que el de las costarricenses, aunque hay algunos aspectos en que esta situación se invierte. Las nicaragüenses usan considerablemente los servicios de salud del país, pero en menor grado que las costarricenses: el 66% (vs 83%) consultó un médico en el último año; el 59% (vs 83%) tuvo un control prenatal adecuado y el 91% (vs 96%) tuvo atención profesional en el parto. Aunque una proporción elevada de migrantes usa anticonceptivos (70%), ésta es menor que la excepcionalmente alta proporción de las costarricenses (80%). Las actividades de salud preventiva tienen menor cobertura entre las nicaragüenses. El 27% acostumbran autoexaminarse los pechos como medida preventiva para el cáncer mamario (45% entre las costarricenses). Tan sólo el 37% se hicieron el Papanicolau en el último año (45% las costarricenses). La cobertura de vacunación de los niños/as contra polio, DPT y sarampión es de 80% o menos, es decir, 15 puntos por debajo que los costarricenses. El déficit en la cobertura de los hijos/as de inmigrantes es un problema grave que urge corregir. Con respecto a información procedente de estudios cualitativos (Greenwood y Oporta, 1995; Pérez,1996; Aragón, 1996; Aragón y Pérez, 1997; Crashaw y Morales, 1998) realizados en nuestro país, se muestra un complejo panorama de la vida de esta población, que no sólo tiene que ver con aspectos económicos y materiales, sino con aspectos psicosociales que afectan su calidad de vida como mujeres y el de sus familias. Algunos aspectos relevantes en este sentido son: El carácter forzoso de la migración, pues estas mujeres se vieron en la necesidad imperativa de salir de su país como una forma de sobrevivencia. Vienen con el “sueño” de obtener una vida digna y se encuentran con situaciones similares al convivir con población pobre en nuestro país y en condiciones muy precarias. Su situación en general en Costa Rica es difícil. Y son varios los factores que contribuyen a ello: su condición de irregularidad, bajo nivel de escolaridad, la capacitación y experiencia previas en Nicaragua, las manifestaciones de xenofobia en nuestro país, la inexistencia de una política migratoria en Costa Rica, la desconfianza de esta población y el temor constante de ser deportados por lo que se mantienen en su situación de irregularidad por años. La condición de género para las mujeres se convierte en un factor de vulnerabilidad ya que al incorporarse a un mercado de trabajo segregado por sexo, sin experiencia y calificación, o bien con una escolaridad limitada, profundizan situaciones de discriminación y explotación. De igual forma se ven más propensas a la sobre explotación y al acoso sexual, pues por su condición de irregularidad, no se atreven a denunciar. Los vínculos afectivos que las mujeres mantienen con los familiares que dejaron son sumamente fuertes y les ocasiona situaciones de stress, angustia y depresión, máxime cuando se trata de hijos e hijas. El ser tanto madre como jefa de hogar, le permitía ejercer un papel de cohesión del núcleo y de sostén económico y administrativo; por ello sus hijos e hijas podían experimentar un desgarramiento, pues para garantizar la supervivencia material, aunque fuera la mínima, experimentaban los efectos emocionales y afectivos de la falta de contacto permanente con su madre. Su salida también tuvo como consecuencia la recomposición de los núcleos familiares, tanto en la dinámica afectiva como en la distribución de responsabilidades y de relaciones de poder al interior de los mismos. Esto obligó a la transferencia de las funciones de autoridad moral que generalmente fue asumida por las otras miembras del núcleo, como abuelas, tías, hermanas mayores y en poco casos suegras y cuñadas. Este hecho evidencia una vez más, el recargo de las tareas reproductivas exclusivamente en las mujeres como expresión de las condiciones de discriminación por género. El acceso a los servicios de salud se ve limitado por su condición de irregularidad. E inclusive la mujer por su condición de género necesita una atención diferenciada, sin embargo no tienen acceso a los servicios de consulta externa ni a especialidades médicas. La atención depende de la buena voluntad del funcionario en turno. Generalmente acuden en situaciones de emergencia como por ejemplo a dar a luz, accidentes o estados avanzados de enfermedad, lo que agrava su situación. Específicamente con relación a la población joven y adolescente migrante se encontró que: Para la población joven y adolescente, la causa más común de su migración es la económica. Si migran solas lo hacen para conseguir mejores condiciones para sí y para sus núcleos familiares de origen, si migran con algún familiar o con su núcleo familiar, deben incorporarse contribuyendo al gasto del hogar, ya sea realizando algún trabajo remunerado, los quehaceres del hogar o el cuido de hermanos, hermanas o familiares menores de edad mientras las mujeres adultas –jóvenes o no- trabajan fuera del hogar. Motivos de la migración Voces individuales Voz individual: Maribel, 17 años, La Carpio -Bueno, yo decidí venirme cuando una amiga que estudiábamos juntas se había venido para acá y ella llegó y me dijo que aquí se podía trabajar, porque como yo ya no estaba trabajando y yo tenía que trabajar porque estaba estudiando, ya mi mamá no trabajaba entonces yo tenía que trabajar para pagar los estudios, como allá todo se tiene que comprar y ahí el trabajo lo pagan muy barato, y entonces ella me dijo mejor que saliera de clases y me viniera a trabajar mejor, que ella aquí trabajaba y que le pagaban bien... Voz Individual: Carolina, 16 años, Los Guido -¿Por qué te viniste? -Porque mi papá estaba trabajando, entonces se le eschochó el carro con el que trabajaba ..... entonces tuvieron que hipotecar la casa, entonces todavía estaban dando el abono y todo, pero la gente... el abogado que estaba con eso, con la plata, se robó toda la plata que dieron toda la gente y se fue para otro país y entonces la casa quedó así y entonces no se está recogiendo la plata. Voz individual: Araceli, 16 años, Rincón Grande de Pavas -¿Por qué se vinieron para Costa Rica? -Por la situación en Nicaragua, estaba muy mal lo del trabajo, no se vendía nada, estaba muy mal. Voces Individuales: Taller La Carpio -En su mayoría tenían un vínculo en el país, fuese el papá, la mamá, u otro familiar. Ante la pregunta de ¿por qué se vinieron a Costa Rica?, las respuestas fueron: “porque mi papá estaba trabajando aquí, por falta de trabajo”; “porque creyeron que aquí iban a vivir mejor”; “mi mamá se vino primero que mi, porque mi papá se vino”; “por la situación económica”; “porque me trajo mi papá y mi hermano”; “mi mamá me mandó a llamar, yo vivía con mi abuelita y una mi tía”; “porque mi mamá y mi papá se vinieron a trabajar, porque en Nicaragua no había trabajo”; “porque mi mamá decidió venirse, aquí estaba mi tía y mi abuela”; “porque mi mamá decidió venirse y luego se vino mi papá, por la situación tan fea allá, en Nicaragua”. • En las tres adolescentes entrevistadas encontramos que el principal motivo de la migración se debió a las condiciones de precariedad económica del núcleo familiar de pertenencia debido a la falta de empleo y bajos salarios en Nicaragua. Situación que piensan solventar en Costa Rica y así poder satisfacer necesidades de orden primario: alimentación, estudio y vivienda. • En las diferentes voces individuales de los talleres también se observa que el principal motivo de la migración es económico, debido al desempleo y a los bajos salarios, así como a las consecuencias de la guerra; venir a Costa Rica se convierte en la posibilidad inmediata de mejorar la calidad de vida. Voces grupales: Taller Los Guido Voces Grupales -Se vinieron por varios motivos, unas por la guerra, otras porque hay mucha pobreza y no se consigue trabajo en Nicaragua y otras porque tenían familiares en Costa Rica. Trabajando semejanzas entre ellas cuando exploraban sus infancias, manifestaron: “nos vinimos por cosas diferentes: por guerra, por trabajo y por estudio”. • En este nivel de trabajo en el taller, las adolescentes han podido trabajar grupalmente la experiencia de la migración y compartir los por qué de la misma. El trabajo colectivo les permitió reconocer los diferentes motivos y pueden visualizar factores de otro orden, no únicamente los relacionados con las circunstancias particulares de cada núcleo familiar, sino a situaciones de carácter estructural: la guerra. Este elemento es muy importante, pues van más allá de sí mismas y su entorno familiar y amplían el horizonte para comprender mejor su propia experiencia de migración. Voces proyectadas: Historia Grupal La Carpio Voces proyectadas Su nombre es María, tiene 16 años, vive con su mamá y sus hermanos menores, su papá se quedó en Nicaragua. Se vino de Nicaragua, huyendo por la guerra. Voces proyectadas: Historia grupal Rincón Grande de Pavas Karla se vino de Nicaragua para poder ayudar a su mamá, era la mayor y tenía que ayudar a su mamá a mantener a sus hermanos. • En ambas historias colectivas las adolescentes reflejan sus propias vivencias personales, en una de ellas colocan como principal motivo de migración la guerra, en el otro la situación económica de su grupo familiar de origen y en el cuál ella –la protagonista de la historiajuega un papel fundamental de soporte. • Sigue presentándose la guerra y la situación económica, como los factores desencadenantes de la migración. Tal y como ya se ha planteado, los procesos migratorios de nicaragüenses a nuestro país tienen la características de ser multidimensionales, donde uno de los rasgos más visibles, es el impacto económico de la guerra y postguerra en cada uno de los núcleos familiares y profundizándose aún más las causas de la pobreza en ese país. • Esta forma de trabajar, por medio de historias construidas colectivamente, se realiza en la fase final del taller. Cabe destacar este hecho metodológico debido a que las adolescentes reflejan en las historias tanto sus propias experiencias de vida como aquellos elementos que han venido reflexionando en el taller, como es la identificación de una causa de la migración que las trasciende como personas y como familias, para convertirse en una causa estructural: la guerra y los impactos de la misma en la sociedad nicaragüense. Esto les abre la posibilidad de resignificar su propia historia personal y darle otra connotación a su estancia en Costa Rica, no únicamente desde una historia que las coloca desde la vulnerabilidad, sino, también, desde una historia que le da significado histórico, social y político a su propia vida, a su propia experiencia de migración: son personas nicaragüenses víctimas de procesos de violencia política, económica y social que las expulsa de su tierra de origen y las obliga a experiencias de: desarraigo, discriminación, pobreza, inseguridad social y económica, etc., donde su condición de género femenino es un factor más de riesgo, de vulnerabilidad, aunado a su edad. • A través del análisis de las diferentes voces, se logra apreciar que la migración es de carácter permanente. Con anterioridad, se analizaba que si bien la migración nicaragüense a Costa Rica tiene diversidad de causas, el configurarse como una migración económica, obliga a estas personas a permanecer en Costa Rica, donde aún siguen encontrando oportunidades de trabajo y de mejorar sus condiciones de vida, dado que nuestro país logró en la época de los 60 y 70, principalmente, acumular condiciones adecuadas de vida para sus habitante, se sabe que en los últimos años esta acumulación social está en riesgo, por las diferentes medidas que se han tomado nacional e internacionalmente, lo que hace que una migración de la magnitud de la nicaragüense, realmente impacte en la sociedad costarricense. Ello significa que desde Costa Rica se deben de identificar y diseñar medidas de repuesta gubernamentales, estatales y de los diversos sectores de la sociedad, con el fin de aminorar los impactos de esta migración en la sociedad costarricense y prevenir y erradicar prácticas xenofóbicas y de explotación hacia esta población. Al detenerse en la situación de las adolescentes migrantes es posible determinar con mayor contundencia la importancia de los factores vinculados a su desarrollo emocional, la afectividad, el goce de sus derechos como mujeres y condiciones etáreas. Las condiciones de las mujeres migrantes y en especial de las adolescentes, revelan la discriminación de las cuales son objeto por su condiciones de pobreza, género y edad. Ellas son víctimas del machismo, la xenofobia y el menosprecio e irrespeto por ser menores de edad. Esto se profundiza aún más por las características de los hogares de origen y de sus condiciones sociodemográficas, pues son provenientes de hogares nicaragüenses pobres, cuentan con niveles de educación muy bajos y baja o nula preparación calificada para la inserción productiva. Estas condiciones de vida se ven reflejadas en mayores niveles de autoestima baja, pocas posibilidades de desarrollo personal y muy pocas o nulas posibilidades futuras de mejoramiento de su calidad de vida. Recordando nuestra crianza Voces Individuales Voz individual: Maribel, 17 años, La Carpio -Hablame sobre tu vida en Nicaragua -No mucho recuerdo -¿Qué recordás? -Vivía en Granada, un poco hacia el interior. Éramos 9 con mi mamá porque mi papá no vivía con nosotros. -¿Cuántas mujeres? -Somos cuatro mujeres y cuatro varones -¿Sos la mayor? -Sí -Y, ¿qué responsabilidades tenías en tu casa? -¿Cuándo vivía con mi mamá? -¿No siempre viviste con tu mamá? -No -Bueno cuando vivías con ella... -Tenía que ayudar en la casa, pero como yo quería estudiar, y mi mamá no podía, no podía pagar entonces me fui.... dos años, algo así, con una mi tía y yo le ayudaba con los quehaceres de la casa y ella me ayudaba para que yo fuera a la escuela, desde güila he trabajado. Voz Individual: Araceli, 16 años, Rincón Grande de Pavas -Bueno mi infancia yo recuerdo que fui algo feliz, porque no tuve maltrato de parte de mi mamá ni de mi papá, ni problemas, ni mi mamá tuvo problemas con mi papá de drogadicción, ni ningún vicio, y sí, me siento bien cuando recuerdo mi infancia (...) -¿Cuáles eran tus responsabilidades en tu casa? -Mantenerla limpia, asear, lavar o lo que mi mamá me dijera que hiciera me adaptaba a hacerlo y sí, lo hacía. ¿Tu mamá siempre tuvo que trabajar fuera de la casa? -Sí, siempre -¿Vendedora? -Sí -Y vos, además de ayudar en la casa, ¿tenías que ayudarle a tu mamá a vender? -No, no, no. Yo siempre me quedaba, digamos, y siempre tenía que cuidar a mi hermana pequeña y a mis sobrinas. Mi hermana, la mamá de mis sobrinas, era la que le ayudaba a mi mamá en las ventas. -Y, cuando se preparaban en la casa esas enchiladas y esos platanillos, ¿Cooperabas? -Sí. Voces Grupales Voces grupales: Taller Los Guido Imágenes de sus condiciones cuando niñas: Dibujaron muchas escenas de sí mismas llorando cuando peleaban con sus hermanos/as y “güilas” del barrio, rezando, jugando con amigas. Comentan que era lindo cuando estaban pequeñas porque la pasaban mejor, porque no tenían que preocuparse como ahora. Imágenes del lugar de origen: barrio pobres, urbanos, sin agua y donde sufrieron desalojos. Los lugares rurales: pobres, economía de autoconsumo, agua vía pozos. Voces grupales: Taller Rincón Grande de Pavas Escuela: cuando estudiaban para ellas fue significativo las amistades que hicieron, pues con ellas compartieron juegos, paseos, y también sus tristezas. Condiciones de vida actuales Voces Individuales Voz Individual: Maribel, 17 años, La Carpio -.... apenas iba a aprobar el sexto grado. -¿Y terminaste la escuela? -No -¿Por qué? -Porque cuando más pequeña a mi no me gustaba así, estudiar, nunca estudiaba. Mi mamá me ponía, pero yo nunca pasaba los grados.... pero no entendí mucho, porque no aprobé el sexto grado. (...) -Bueno, yo he trabajado aquí -¿En qué? -Así, nada más en casas, estuve trabajando ahí en una tienda ahí por Palí, pero como después tenía que ir a buscar, después dejé de trabajar ahí y trabajé en casas y así, dilaté trabajando así en casas. Pero como salí embarazada y yo tenía mucho problema, porque tenía que ir a la Clínica y todo eso, entonces dejé de trabajar. Voz Individual: Carolina, 16 años, Los Guido -¿Pudiste terminar aquí la escuela? -Sí, y entré en el liceo -¿Y estás estudiando? -No, lo abandoné -¿Por qué? -Porque iba muy mal en el estudio -¿Y ahora te gustaría estudiar? -No se, mi mamá quiere porque dice que estoy joven todavía.... pero él no se.... seguro que no quiere.... y mejor no... Voz individual: Araceli, 16 años, Rincón Grande de Pavas -No estoy estudiando ahorita, no se si lo haré el día de mañana, pero siempre me gustaría estar con mi familia, ayudarlos en lo que Dios me de trabajo, lo que sea, menos trabajos malos, ¿verdad?, siempre trabajos respetuosos donde yo me sienta bien, mentalmente y espiritualmente. -(...) mi problema es el empleo, porque en veces uno anda en regla sus papeles y en veces por ser uno nicaragüense no le dan el trabajo porque muchos nicaragüenses han hecho cosas malas, ¿verdad?, y a uno lo ponen en mal de que ... entonces de que no necesitamos nicas, entonces en eso me siento mal. -(...) Nos hacen sentir mal en ese sentido cuando uno pasa “estas nicas” o algo ya hablan de que nos quitan la comida o algo, entonces uno se siente mal porque uno trabajo para ganar como dice uno y precisamente para quitarle nada a nadie porque Dios da para todos. -Y, ¿en qué has trabajado aquí en Costa Rica? -Doméstica y ayudante de codina, en restaurantes y más que en todo en doméstica. -Y, ¿cómo te ha ido aquí en Costa Rica? -Si, bien, porque con mis patrones si me he llevado bien, me catalogan como una persona responsable, respetuosa, cariñosa, tranquila, o sea, en mi modo y en mi forma de servirles a ellos, si me ha ido bien, gracias a Dios, porque estamos bien. (...) -¿Regresarías a Nicaragua? -Tal vez, viendo si la situación se mejora, sino, no • Retomando a Fauné (1994), es muy probable que los núcleos familiares de procedencia de las adolescentes participantes en esta investigación tengan las características de lo que ella denominó familias emergentes, entre las que se destacan: ser muy numerosas, relaciones de subordinación y discriminación del género femenino, jefatura femenina, relaciones de hecho y mujeres adultas como gestoras y articuladoras de las estrategias de sobreviviencia, tal y como se muestra en estas voces: provienen de zonas pobres, ya sean rurales -zonas donde no hay servicios y se desarrollan economías de acutoconsumo- o urbanas -precarios, sin servicios y cerca de lugares céntricos-; hijas de mujeres que: trabajan en actividades económicas informales y servicio doméstico; jefas de hogar en una mayoría; tienen baja escolaridad y requieren de redes familiares –hermanas, madres, etc., para el cuido y protección de sus hijos e hijas. • Estas condiciones sociales de crianza repercuten en la vida actual de las adolescentes: se ha comprobado que el ciclo de la pobreza no se rompe en el lapso de una vida, estas adolescentes constituyen una tercera generación de pobreza. Estas situaciones no solo repercuten en situaciones concretas como la no satisfacción de necesidades básicas y la necesidad de asumir tareas adultas desde muy temprana edad o realizar actividades remuneradas o a cambio de cuido y estudio, sino que también generan condiciones subjetivas que perpetúan la pobreza, ser pobre se convierte en un rasgo de su identidad, trayendo consecuencias psicológicas y sociales que aún no han sido estudiadas en todas sus dimensiones y que se profundizan por los efectos sociales de discriminación, exclusión social, desigualdad e inequidad producidos por la pobreza, aunado en este caso a experiencias de xenofobia por su origen nicaragüense. Se presenta una alta correlación entre las adolescentes migrantes y la maternidad temprana. Estas mujeres viven sus primeras experiencias sexuales y sus relaciones de pareja desde edades muy tempranas y llegan a ser madres inclusive antes de migrar, convirtiéndose este hecho en el desencadenante de tal proceso. Adolescentes cuyo principal motivo para migrar es el de reencontrarse con su madre, pueden ver favorecidas las condiciones afectivas y emocionales de la misma y crear mejores posibilidades para que ella pueda realizar algunas aspiraciones personales y profesionales. Aunque ello esté también determinado por la posibilidad real de reestablecer un vínculo con la madre que no esté mediado por el resentimiento, la culpa y la pérdida de confianza entre ambas. Otros elementos ligados a la condición de migración son el sentimiento de “ilegalidad” por su estatus migratorio irregular, la pérdida de sus espacios de relacionamiento: el barrio, sus amigas y otros parientes queridos, aunado a los prejuicios y xenofobia que realmente experimentan. Todos estos elementos se ven acentuados principalmente los primeros años, con el tiempo van perdiendo intensidad pero no dejan de seguir presentes. Motivos y formas de la migración Formas de migración Voces Voz Individual: Maribel, 17 años, La Carpio -¿Cómo te viniste aquí a Costa Rica? -Bueno, yo me vine con un permiso que se saca allá para venir, pero no se lo dan hasta aquí, a San José, sino hasta Liberia, pero ese permiso se vence y nada más era para venir y que me dejaran pasar, yo me vine con esa amiga, pero ahora... -¿Se vinieron por tierra, o por bus? -En bus Voz Individual: Carolina, 16 años, Los Guido -Cuando te viniste para Costa Rica, ¿con qué documentos entraste al país? -Con uno de mi prima -¿Por qué entraste con uno de tu prima? -Si, yo tenía Partida de Nacimiento y todo eso, pero tuvieron que sacar aquí en Migración, pero como yo era menor de edad y se estaban robando muchos niños... no.... había garantía y mi tía tenía que pagar más con eso. Como ella ya estaba aquí y ya tenía varios años...entonces pasé con el nombre de mi prima, la hija de mi tía. (...) -¿Cómo te viniste: en bus, por la montaña, por el río? -Como mi tía había ido a visitarnos, me vine con ella en bus. Voz Individual: Araceli, 16 años, Rincón Grande de Pavas -¿Cómo se vinieron? -En barco, cruzando el Río San Juan -¿Por dónde entraron? -Por Los Chiles -¿Traían documentos? -No, veníamos un grupo grande de personas, yo venía con mi familia Voces grupales: Taller La Carpio Voces Grupales -Tres son las expresiones que dan cuenta de lo que ellas vivieron durante la travesía: Inseguridad: algunas manifestaron tener inseguridad porque temían que el bus chocara; las que cruzaron el río San Juan, tenían miedo que el barco volcara; otras por temor a ser devueltas por venir sin documentos. Extrañeza: Venían a un país extraño, donde no conocían a nadie. Alegría: Varias manifestaron sentirse alegres porque iban a conocer otro lugar. Voces grupales: Taller Los Guido -Durante la venida a Costa Rica, las participantes recordaron haber tenido sentimientos de temor y de inseguridad. De temor a: perderse, de no conocer el lugar por donde venían; de que las regresaran por falta de documentos. Quienes hicieron la travesía por la montaña relataron que se exponían pues enfrentaron peligros como: caerse en algún barranco, perderse, ser picadas por serpiente, ser heridas de bala por la seguridad privada de las fincas: “recuerdo la balacera, en ese momento llovía, era de noche”, o bien, estar expuestas a abusos deshonestos o violaciones por parte de estos hombres o parte de otros hombres que conformaban el grupo que migraba. Quienes se hicieron cargo de personas menores, manifestaron sentir que era mucha responsabilidad para ellas, una de ellas dijo: “¡venía con un sobrino de 9 meses!”. Voces grupales: Taller Rincón Grande de Pavas -Son varias las formas en que ingresaron estas adolescentes al país, algunas por la montaña, otras por bus, otras por el río San Juan. Independientemente de la travesías manifestaron experimentar susto, miedo, temor a ser sorprendidas y a ser devueltas por falta de papeles y a las condiciones de precariedad con que realizan el viaje: sin dinero, con escasos implementos personales. Quienes hicieron el viaje por la montaña señalaron con énfasis tener que cuidarse mucho “por ser mujeres y las mujeres son más débiles y peligran más, pues pueden ser violadas”. Voces proyectadas: Historia grupal La Carpio Se vino de Nicaragua por la montaña, era pequeña cuando eso, 10 años, y le dio susto y hambre. Voces proyectadas Voces proyectadas: Historia grupal Rincón Grande de Pavas Se vino sola (...) La vida era muy dura porque no tenía documentos. En las voces analizadas se pueden encontrar tres elementos importantes de los procesos migratorios de la población adolescente: Ingreso irregular al país: Diversas estrategias utilizadas para el ingreso a Costa Rica, desde la indocumentación total –ingresaron sin ningún documento-, hasta ingresar legalmente por medio de salvoconducto, a sabiendas de antemano que la intención era continuar hacia el interior del país y permanecer en él; práctica que, con el pasar del tiempo, coloca a ese grupo de personas en estatus migratorio irregular ante el vencimiento del documento utilizado y/o trasladarse más allá del área permitida. Para una mejor comprensión del elemento de “irregularidad” es importante apuntar que la falta de documentos también tiene que ver con la complejidad de las sociedades centroamericanas en sus dimensiones socio-políticas, culturales y económicas. Sin bien, el hecho de la documentación es un acto básicamente administrativo, implica también, en su esencia, establecer, regular y mantener una relación entre el individuo y el Estado –léase estado moderno-. Pero en las sociedades centroamericanas, históricamente desiguales, donde la gran mayoría de las personas viven en condiciones de pobreza y extrema pobreza, el estar al margen de “lo legal” y de las dinámicas sociales predominantes, se convierte en un hecho cotidiano, pues diariamente viven excluidos y excluidas de los servicios de salud, educación y vivienda y de las oportunidades laborales y de desarrollo pleno como personas sujetas de derechos (IIDH, 1993). En este sentido, la expresión “indocumentados” dice también de una carencia, en este caso de los documentos de identificación básicos, de allí que la persona indocumentada, por su condición, ve coartadas sus posibilidades y es descalificada como sujeta de derechos. En sentido estricto, muchas de las personas migrantes cuentan con documentos (lo que no las haría indocumentadas), solo que los mismos, o bien, no tienen estatus de migración, o bien, pierden vigencia (salvoconductos, permisos vecinales, visas), lo que los hace caer en la “ilegalidad”. En la práctica, ello no debería convertirse en un hecho que les limite sus derechos, situación que se da constantemente por la connotación peyorativa del término y por la falta de una cultura de derechos humanos incorporada como visión de mundo y pautas de conducta diaria. Por lo consiguiente, en este trabajo se utiliza el término de “irregularidad” (Blanco et al., 1995; Greenwood y Oporta (1995); Aragón y Pérez, 1997), término que no descalifica ni estigmatiza, sino que da cuenta de una situación, no de una condición. Condiciones de alto riesgo: Al ingresar de forma irregular al país, llevó a que estas adolescentes, sus familiares y/o personas a cargo ingresaran en situaciones de alto riesgo: largas travesías, zonas peligrosas por su condiciones geográficas, animales salvajes o seguridad privada de las fincas y propiedades que se encuentran en el trayecto; condiciones sumamente precarias: sin alimento, ropa y dinero suficientes. Vulnerabilidad por su condición de género y edad: su edad y condición de género las exponía a múltiples formas de violencia sexual: abusos, acoso, violaciones. Todas estas experiencias quedaron inscritas en la subjetividad e historia personal de estas adolescentes, experiencias con contenidos afectivos y emocionales de miedo, inseguridad, de no contar con los recursos personales para hacer frente a la situación y de estar a la merced de personas adultas, y de no contar con condiciones básicas de seguridad. Las adolescentes tienen hoy mayor claridad de lo que vivieron cuando eran niñas o preadolescentes e identifican cómo por “su ser mujer” estuvieron expuestas a violencia sexual, estas experiencias quedan inscritas en la subjetividad de las mujeres con contenidos de enojo, vulnerabilidad, impotencia y como inevitables. Este sentimiento de “ser inevitable”, dificulta desarrollar conductas de mayor protección y fortaleza ante las prácticas patriarcales y masculinas de apropiación del cuerpo y la sexualidad femenina, aspectos que serán analizados con mayor profundidad más adelante. CAPITULO V Adolescencia y construcción identitaria Adoles... ¿qué? El término adolescencia surge aproximadamente a principios de los años sesenta (Solum Donas, 1996). Convencionalmente, las ciencias médicas y sociales siguen utilizando como paradigma fundamental para el estudio y la comprensión de este período el planteamiento del psicoanalista Erick Erikson, para quien la persona adolescente era fundamentalmente alguien en búsqueda de su identidad, cuya respuesta necesariamente pasaba por el enfrentamiento con las y los adultos. Según este autor, el enfrentamiento se debía a la distancia por las diferencias de épocas y las distintas oportunidades educativas y de apropiarse del mundo que les tocó vivir a cada quién. Ello significaba que la tarea fundamental de esta época era rebelarse, confrontar y buscar su propia síntesis. Para Erikson, citado por Burín (1998), la adolescencia implicaba: “...la creación de un conflicto entre generaciones y su posterior resolución es la tarea normativa de la adolescencia (...) Sin este conflicto no habría reestructuración psíquica adolescente”. (p.199) Posteriormente, a finales de los años 60 y durante los años 70 prevaleció el modelo de adolescencia elaborado por Aberasturi (Solum Donas, 1996). En él se establece que en la adolescencia, tanto las niñas como los niños, realizan tres duelos: el duelo por el cuerpo infantil, el duelo por la identidad infantil y el duelo por la idealización de su padre y su madre de la infancia. Para afrontar estos duelos, las personas adolescentes, en su mayoría, buscan mayor cercanía con sus iguales para reducir la ansiedad, buscan ideales sociales a los cuales seguir y se involucran en las luchas y consecuencias éticas correspondientes y continúan fortaleciendo y desarrollando su mundo interior. En los últimos 25 años se mantiene este planteamiento y se sigue relevando el estudio y conceptualización de la adolescencia por parte de las ciencias médicas y sociales: se le da énfasis a las transformaciones que se presentan en las áreas biológica, fisiológica y psicosocial y se postula que el lapso de este período es de aproximadamente 10 años. Se plantea que las primeras transformaciones físicas, donde aparecen las características sexuales primarias y secundarias, así como la capacidad reproductiva y el crecimiento del sistema nervioso muscular y esquelético corresponde a la primera etapa y se le denominó pubertad. La segunda etapa, llamada adolescencia media, se le caracterizó por la continuidad del crecimiento esquelético y muscular y la profundización de los cambios psicológicos y sociales tales como: una mayor capacidad cognitiva al pasarse de las capacidades concretas a las abstractas y la ampliación del marco de referencia e interacción social, donde la imagen corporal sigue siendo un eje fundamental. La tercera y última etapa contempla la consolidación de los procesos dados en las dos anteriores y se caracteriza principalmente por la demanda social de la incorporación al mercado laboral y la puesta en práctica de “tareas del mundo adulto”. Vista así, la adolescencia es entendida predominantemente como un estadio social requerido para adquirir los instrumentos cognitivos, conductuales y psicosociales necesarios, principalmente, para la inserción laboral. Esta forma de conceptualizarla corresponde a una posición adultocéntrica y androcéntrica de la adolescencia. Se hace necesario reconocer que la adolescencia, como concepto y como categoría social, es una construcción histórica, donde los diferentes contextos históricos, económicos y sociales determinan las distintas maneras en que las personas adolescentes experimentan este período vital, así como: los valores sociales asignados a la misma y a las personas adolescentes, la diferenciación genérica y la diversidad de condiciones materiales, psicológicas y sociales con los cuales se contaría para desarrollarse en esta etapa de su vida. Ello implica reconocer la no existencia de una única adolescencia, sino la convergencia simultánea de variadas formas de construcción de este proceso vital (Schifter y Madrigal, 1996). Por ejemplo, diferentes estudios han demostrado que la adolescencia puede llegar a ser muy corta en aquellas áreas donde los y las adolescentes comienzan a trabajar precozmente, como sucede en áreas rurales o urbano pobres, o bien, donde se presenta emparejamiento temprano y/o maternidad y paternidad tempranas; mientras que, la independencia va siendo postergada para edades más avanzadas en sectores de la población con estatus socioeconómico medio y alto, debido al mayor tiempo que utilizan las personas adolescentes para preparar su inserción socio-laboral. Estas diferencias se encuentran, a su vez, estructuradas por la condición de género. Patriarcado y adolescencia El patriarcado se refiere básicamente a una organización social que sostiene que lo masculino y lo femenino son dos realidades psicológicas y sociales diferentes, otorgando mayor valor y poder al primero y asociando lo masculino a los hombres y lo femenino a las mujeres. Este poder otorgado se ejerce en espacios relacionales, donde las diversas fuerzas están determinadas por el lugar social que se ocupe y el valor asignado al mismo. Estas relaciones de poder se generalizan a toda la sociedad, estableciendo discriminación, desigualdad y opresión y se convierten en formas “naturales” de convivencia. Todo grupo social cuya clase, etnia, edad, nación, condición económica y genérica sea considerada de mayor valor, son definidas como “lo normal”, “esperable“ y “verdadero”. Por ello las sociedades patriarcales son además: clasistas, racistas, adultocéntricas, nacionalistas y sexistas, entre otras (Quirós,2000). A partir de estos atributos la sociedad patriarcal se organiza otorgando a grupos de personas el poder simbólico de: controlar y normar, y por ende de sentenciar y castigar, a otras personas consideradas: inferiores, más débiles, con menos derechos, con necesidad de ser tuteladas y controladas, argumentándose, entre otros criterios, sus condiciones de: salud, edad, etnia, opción política o religiosa, su opción sexual y por supuesto, su género (Treguear et al., 1992; Quirós, 2000). En este marco complejo de relaciones y mecanismos de poder y discriminación, la adolescencia se convierte en un tiempo de espera incierta donde se “adolece” de habilidades, capacidades, actitudes, destrezas, comportamientos y aptitudes, necesarias para la adultez. Adultez que ha sido mitificada como la etapa añorada, donde la vida “si” adquiere sentido, “no” existen problemas, se es responsable, se sabe qué hacer y cada quién puede decidir por sí sola/o. Esto contribuye a experimentar la adolescencia como una etapa para llegar a ser y no para ser, lo que trae como consecuencia un sentimiento de que como persona se está incompleta. Lo paradójico es que siendo la adolescencia construida históricamente como un estadio socialmente requerido para crear condiciones para la “inserción” en el mundo adulto, lo cierto es que a las personas adolescentes no se les brinda los soportes materiales, afectivos y sociales para propiciar el fortalecimiento de la autonomía, la responsabilidad y la independencia, que se “supone” caracterizan al mundo adulto. En este sentido Dina Krauskopf (2000) plantea: “El ámbito social juega un papel que también hay que tomar en cuenta en el desarrollo adolescente (...) No son pocos los jóvenes que construyen sus identidades y sus respuestas desde la carencia y la confusión, afirman la vida en un presente que no tiene una promesa concreta de futuro. Son más visibilizados concretamente desde sus déficit y transgresiones que como aporte social y sujetos de derechos” . (p. 14) Todo ello puede dar como resultado una serie de experiencias subjetivas nuevas ligadas a temores, ansiedades, deseos, fantasías, tanto en relación consigo misma/o como con el entorno, caracterizadas por esta autora como manifestaciones de: “... franco desinterés por los estudios, los comportamientos pseudo adultos que no se afirman en logros sustentables, las metas fantaseadas que compensan transitoriamente la carencia de un horizonte cercano, el rechazo a recorrer las etapas previas para llegar a una meta, la necesidad de ver ganancias y resultados inmediatos, la dificultad para soportar las incertidumbres propias de la elaboración de la identidad, la pugna entre la autoridad de los padres y la afirmación del poder juvenil de decisión. Agréguese la profunda sensación de devaluación, desesperanza y cólera que pueden aflorar cuando se trata de una franca exclusión socioeconómica” . (Krauskopf, 2000:11) La prevalencia de una serie de mitos y estereotipos en las relaciones de desigualdad y discriminación por la edad y condiciones socioeconómicas, características de las sociedades patriarcales, ubica a las personas adolescentes en un marco de exclusión y discriminación. Este marco de exclusión y discriminación también estará determinado por la significación que se le otorgan a los procesos psicológicos y sociales de esta etapa según el género. Familia y adolescencia Es en la trama familiar donde la vida de las personas se genera, organiza y mantiene. “Las primeras experiencias de relación con el mundo se dan en el interior del grupo familiar y la calidad de las experiencias que provee durante el desarrollo de los hijos impacta la condición con que hacen su entrada en la vida social. Nutren al ser humano de la intimidad, el afecto y el vínculo. Conserva su función formadora irremplazable, si bien en la actualidad la socialización familiar no puede prever ni determinar completamente el destino de las nuevas generaciones”. (Krauskopf, 2000:3) La adolescencia es tanto un proceso individual, como un proceso de orden familiar. Todo el núcleo experimenta una transformación a partir de las nuevas demandas que plantean sus miembros o miembras adolescentes, tanto así mismas o sí mismos, como a las personas adultas (abuelas/os, madre, padre, tíos, tías, etc.) a cargo de dicho núcleo familiar, los cuales cuentan con historias adolescentes propias (individuales y sociales) que determinan, en parte, la capacidad de respuesta ante estas nuevas dinámicas en la trama familiar. La dinámica es compleja, los y las diferentes miembros del grupo pasan por períodos vitales distintos, requiriendo cada quién la satisfacción de necesidades físicas, afectivas, cognitivas y sociales, que le permitan desarrollarse plenamente y son las y los adultos las personas encargadas de contenerse así mismas y de contener al resto. Al respecto Krauskopf (2000) plantea: “Puede decirse que la adolescencia no es sólo una etapa personal, sino un conjunto de procesos vividos por las familias que cuentan con personas en este período etario. La entrada de los hijos e hijas a la adolescencia introduce cambios en las relaciones familiares que generan tensión en las figuras parentales, pues impactan las normas de crianza, proponen valores y confrontan la relación de la pareja conyugal (...)”. (p. 4) Por otro lado, como instancias relacionales, las familias juegan un papel mediador entre los contextos sociales e históricos a los cuáles pertenecen y las personas que las conforman. En este sentido, como espacios microsociales y afectivos, en ellas se procesan los diferentes aspectos subjetivos (intimidad, afecto, vínculo) desde los cuales se hará la integración y apropiación de lo social (Aragón et al., 2001). Al ser un espacio micro y mediador, las personas que lo integran tienen mayor posibilidad del encuentro consigo mismas y con las otras personas que lo conforman. Esto puede establecer la intensidad con que son vividas estas experiencias relacionales y lo determinantes que puedan ser en el desarrollo emocional, cognitivo y social de cada una de las personas involucradas. A su vez, estos procesos de socialización, humanización e individuación que se dan dentro de las familias –independientemente de su conformación- pueden estar mediatizados por prácticas adultocéntricas y patriarcales, donde las niñas y los niños se encuentran en desventaja, desventaja que se acentúa conforme están en períodos evolutivos donde sus habilidades físicas, socioafectivas y cognoscitivas no están lo suficientemente desarrolladas y consolidadas como para que puedan ejercer por sí misma y por sí mismo sus derechos y exijan su cumplimiento. Estas experiencias son genéricamente diferentes, siendo las niñas mayormente afectadas, no sólo por el adultocentrismo, sino también frente a la discriminación, desigualdad e inequidad de género al ser lo masculino mayormente valorado. Esto implica que una niña no sólo puede sentirse y experimentarse como incompleta, incapaz, ignorante o culpable ante las personas adultas sino también ante los hombres, adultos o no. Los soportes y las posibilidades sociales que las adolescentes encuentren para satisfacer sus propias necesidades -socioafectivas, económicas y educativas-, dependerá en gran parte de su condición de género. “... muchas trabajan desde su infancia y aportan económicamente a su casa; muchas tienen hijos (as) desde muy temprana edad, como resultado del incesto, o porque han sido forzadas o casadas por sus familias, o por la presión de un hombre por juntarse y formar pareja; muchas –demasiadasson niñas de la calle, y algunas ejercen la prostitución; muchas son sobrevivientes del abuso sexual y de maltratos físicos y psicológicos; todas viven en un sistema patriarcal que menosprecia lo femenino” . (Arroba, 1997:1) El género como condición social es experimentado particularmente según las situaciones específicas de las mujeres adolescentes, existiendo diversidad de formas de experimentar la vida y de construir su propia adolescencia. Construcción genérica Subjetividad e Identidad femeninas La subjetividad es un proceso de elaboración y síntesis constante, único y altamente complejo -por la cantidad y variedad de factores en juego- que realiza cada persona de su experiencia vital y que le confiere formas estar y ser en el mundo en un tiempo y un espacio propios. Marcela Lagarde (1990) la define como: "... la elaboración única que hace el sujeto de su experiencia vital. La subjetividad de las mujeres es la particular e individual concepción del mundo y de la vida que cada mujer elabora a partir de su condición genérica, de todas sus adscripciones socio-culturales, es decir de su situación específica, con elementos de diversas concepciones del mundo que ella sintetiza”. (p. 289) En este ámbito interior de la subjetividad cada mujer construye, simultáneamente, su identidad genérica, identidad que también se constituye en proceso interno y subjetivo, de orden cualitativo, que gira entorno a su ser y a su existencia. Es la integración, en lo individual, en su mundo subjetivo particular, de su ser mujer. Este proceso depende, entre otros factores, de las condiciones de vida actuales, de la historia previa y de las posibilidades a futuro, no se trata únicamente de aspectos coyunturales –de aquí y ahora- sino de aspectos estructurales – biológicos, psicológicos, sociales e históricos- y longitudinales. • Identidad de género femenina El género es un elemento fundante en la identidad y subjetividad de las mujeres en tanto elemento simbólico de la misma. Se construye a partir del sexo, de lo que cada cultura reconoce como sexual, es decir de las características que en cada cultura son reconocidas como sexuales y a las cuales se les asigna un valor (Lagarde, 1990). Con el establecimiento de normas, creencias y valores diferentes para cada género, esta cultura refuerza y produce valores esenciales: por una parte, la supremacía del individuo de lo masculino, y por otra, la inferioridad de lo femenino. Se crean una serie de mitos sobre la mujer y el hombre en relación con su personalidad. La mujer es suave, dulce, sentimental, superficial, frágil, dependiente, maternal, coqueta, voluble, sacrificada, envidiosa; el hombre es dominante, autoritario, valiente, agresivo, audaz, sobrio, conquistador, seguro, activo, intelectual, racional, fuerte. Esto hace que las personas se afirmen en contraposición a los otros, si se es mujer, no se es hombre, y viceversa. Esta forma dicotómica de ver el mundo dificulta las posibilidades de visibilizar la complejidad en las interrelaciones entre los géneros. Para esta misma autora, esta construcción histórica de la identidad de género, se da en dos niveles, en la condición de la mujer y en la situación de las mujeres, entendidas como dos realidades socioculturales distintas: “La condición de la mujer está constituida por el conjunto de relaciones de producción, de reproducción y por todas las demás relaciones vitales, en que están inmersas las mujeres, independientemente de su voluntad y de su conciencia, y por las formas en que participan en ellas; por las instituciones políticas y jurídicas que las contienen y las norman; y por las concepciones del mundo que las definen y las interpretan. [...] la categoría situación de las mujeres se refiere al conjunto de características que tienen las mujeres a partir de su condición genérica, en determinadas circunstancias históricas. La situación expresa la existencia concreta de las mujeres particulares, a partir de sus condiciones reales de vida: desde la formación social en que nace, vive y muere cada una, las relaciones de producción-reproducción y con ello la clase, el grupo de pertenencia, el tipo de trabajo o de actividad vital, su definición en relación a la maternidad, a la conyugalidad y a la filialidad, su adscripción familiar, así como los niveles de vida y el acceso a los bienes materiales y simbólicos, la etnia, la lengua, la religión, las definiciones políticas, el grupo de edad, las relaciones con otras mujeres, con los hombres y con el poder, las preferencias eróticas, hasta las costumbres, las tradiciones propias, los conocimientos y la sabiduría, las capacidades de aprendizaje, creadoras y de cambio, y la capacidad de sobrevivir, la subjetividad personal, la autoidentidad y la particular concepción del mundo y de la vida”. (Lagarde, 1990:67) Es así como las mujeres comparten como género femenino, la misma condición de género, pero difieren en cuanto a las situaciones de vida y en cuanto a los distintos grados y formas de opresión. • Culpa, miedo e impotencia como mecanismos opresores en la construcción identitaria En la construcción identitaria se pueden diferenciar claramente la identidad asignada y la autoidentidad. La primera se refiere básicamente a todos aquellos atributos asignados socialmente. La autoidentidad se construye a partir de esta última (Lagarde, 1992) y se refiere al significado que la persona le otorga a aspectos de su identidad reconocidos como propios y que los identifica por medio de la conciencia que tiene de sí misma en relación con el mundo y los sentimientos y a aquellas representaciones mentales elaboradas a partir de allí. También contiene aspectos inconscientes que se reflejan en las actitudes, comportamientos, formas de expresarse y procesos de aprehensión del entorno. Para las mujeres, la identidad asignada tiene mayor fuerza (Lagarde, 1992) que la autoidentidad, en esta última, los contenidos son vividos como naturales, no se cuestionan. Sin embargo, aquellos aspectos pertenecientes a la identidad asignada son experimentados como obligatorios y pertenecientes al afuera. Ello causa generalmente conflicto pues se hacen propios a través de los mecanismos de la culpa y el control social, por lo que siempre hay sentimientos de estar en deuda con esos aspectos de la personalidad asignada. Los mandatos patriarcales de género (castidad, virginidad, matrimonio, heterosexualidad, maternidad, cuido de otros y otras), forman parte de los aspectos de la personalidad asignada vividos desde la obligatoriedad e “instalados en la autoidentidad con carácter compulsivo por su no renunciabilidad” (Lagarde, 1992:20). Al estar inscritos en lo personal desde el control social, la culpa garantiza que no se necesite “quién” vigile desde afuera, la vigilancia se realiza desde dentro gracias a que estos contenidos son de carácter identitario. Su fuerza obedece a que se configuran en núcleos primarios de quién se es, dejar de hacerlo significa, en lo individual, dejar ser quién se es, y en lo social, la censura, por considerarse un acto transgresor. Instaurada la culpa como control social, el miedo al cambio es vivencia cotidiana de la vida de las mujeres. Es un miedo no identificado, no nombrado, es un miedo que se vive, que se experimenta y que muchas veces aflora como impotencia por el mandato de lo inmutable. Las mujeres, por su condición de género, han sido socializadas para el no cambio ya que la tarea de transformación, de creación ha sido asignada a los hombres (Lagarde, 1992). Desde su condición de género, las mujeres necesitan certezas, certeza de que se es amada, de que se existe, de que es necesaria, de que es imprescindible, de que es buena, de que está haciendo lo correcto e intenta todo ello por medio del cumplimiento de los mandatos patriarcales de género. Intentar algo distinto causa miedo, no hacerlo causa impotencia. Vivir la impotencia asegura el cumplimiento de la función asignada, es decir la reproducción de la identidad de género. Se convierte así la impotencia en un mecanismo más, aparte de la culpa, de prohibición y autocensura. Es un círculo opresor. Opresor no sólo porque garantiza el cumplimiento de lo asignado, sino porque además garantiza también el que constantemente las mujeres den todo de sí: el afecto, la energía vital, el trabajo invisible, su saber.... en fin su ser. Nadie tiene que venir a solicitar nada, sencillamente se entrega. Si no lo hacen dejan de ser amadas y dejar de ser amadas significa dejar de existir, ser amadas es ser reconocidas, legitimadas, es comprobar la existencia, tener y merecer un lugar en la sociedad, porque por sí solas no se tiene, esto conlleva a una conducta repetitiva y desgastante –en todo espacio relacional, inclusive consigo misma- de probar que vale, que es buena, que puede, que si merece existir. Depositado este poder en el afuera, las mujeres experimentan constantemente sentimientos de estar a la merced, de falta de control sobre su existencia, en estas condiciones la autonomía es una tarea impostergable. CAPITULO VI Construcción genérica en la adolescencia Con anterioridad se plantearon la culpa, el miedo y la impotencia como mecanismos opresores del patriarcado. Para la comprensión de los procesos de reelaboración de la identidad femenina, presentes en la adolescencia, es crucial tener presente estos mecanismos, los cuales se logran identificar claramente en tres aspectos fundantes en este período: proceso de separación-individuación del saber y poder adulto, un cuerpo genitalizado y capaz de procrear, inscrito desde lo social para la maternidad, y la vivencia de la sexualidad desde el lugar del otro. Proceso de separación- individuación del saber y poder adulto Un espacio más para el proceso de reelaboración de la identidad en la adolescencia, es el proceso de separación-individuación del saber y poder adulto. Ser madre, padre, hija o hijo, son roles asignados socialmente desde el deber ser y desde la necesidad de perpetuar las construcciones genéricas. El nacimiento marca al niño y a la niña como persona diferenciada morfológicamente de la madre. A partir de allí empezará a experimentar una serie de procesos en el nivel psíquico orientados al logro de la individuación, ya no solo morfológica, sino psicológica, de la cual se espera que llegue a desarrollar la capacidad de funcionar en forma autónoma e independiente, tanto en su comportamiento como en los pensamientos, afectos, espiritualidad, valores, etc. Los espacios relacionales donde esta individuación se conforma, son los que se establecen entre la niña o el niño y su madre y su padre. Espacios que no son neutros, pues se gestan y desarrollan en contextos familiares, sociales e históricos determinados, y si bien el género no es la única categoría ordenadora de lo individual-social –pues existen otras determinaciones: clase social, religión, etnia, nacionalidad, etc. (Burín, 1998) -, si es un factor crucial y diferenciador en los procesos de socialización. En la adolescencia, se genera un “segundo” proceso de separación- individuación (Krauskopf, 2000). En esta etapa, la persona adolescente requiere de nuevo diferenciarse y resignificar los contenidos afectivos, cognitivos, sociales, valorativos, saberes, pautas de conducta, etc. que han formado parte de sí hasta el momento, se separa del saber adulto y requiere elaborar “lo propio”. Si bien, ambos, hombres y mujeres adolescentes ponen en crisis sus sistemas de identificaciones con los cuales han construido su subjetividad, la condición de género propia, así como la condición de género de las personas progenitoras, hace que varíe la forma y los resultados. No es lo mismo la relación madre-hija que la relación padre-hija, ni de la madre o el padre con el hijo. La madre y el padre no son únicamente personas concretas diferenciadas morfológicamente, sino que también son objetos de significación simbólica en la construcción de la subjetividad e identidad de sus hijos e hijas: el padre representa, en lo simbólico: poder, autonomía, capacidad; la madre representa en lo simbólico: debilidad, vulnerabilidad, dependencia, poca capacidad de decisión. Esas figuras internalizadas son determinantes: las hijas y los hijos se relacionan con sus progenitores desde el tamiz de la subjetividad propia. En sociedades patriarcales, estas relaciones de padres y madres con sus hijos e hijas, están basadas en vínculos adultocéntricos, el género de cada uno determina contenidos y mecanismos en estos vínculos. Desde la madre, la forma de ejercer relaciones adultocéntricas está marcado por su mandato de ser buena madre, de entrega, de que esa función la hace a ella persona, desde su deber de garantizar el bienestar físico, emocional y espiritual de los y las hijas; desde el padre el contenido está orientado a ofrecer los dispositivos para el acceso al mundo público, con un marcado control de la sexualidad de la adolescente y de mayor permisividad al adolescente. De allí que sean mayormente aprobadas las conductas de ruptura familiar que realizan los adolescentes, pues están orientados hacia lo público, que las conductas que lleven a cabo las adolescentes, pues el espacio privado, el doméstico, es el establecido para ellas, no el de afuera, por ello esos procesos de diferenciación e individuación, así como los de separación del núcleo se encuentran mayormente obstaculizados para las mismas. • Separación-individuación entre madre e hija El vínculo madre-hija se construye en un espacio íntimo, personal y único, y se caracteriza por tener a la base una contradicción importante: si bien es una relación sumamente poderosa, por sus componentes de intimidad, personal e intersubjetivo, es a la vez vulnerable al carecer de definición fuera de estos ámbitos. Mabel Burín (1998) plantea que: “... es una relación poderosa por ser intensamente personal, pero vulnerable justamente porque carece de definición fuera de lo inmediatamente personal y familiar; se encuadra en actividades que están subordinadas a las de los hombres y a su más amplio domino social y económico”. (p. 342) Es un espacio entendido, desde el orden de lo simbólico, como femenino, reducido al espacio privado, al mandato del deber ser de la maternidad femenina y en una relación desigual, construida desde el poder adulto femenino, estando la niñaluego adolescente- en una situación de desventaja, o sea sin las herramientas afectivas y racionales necesarias para comprender, y comprenderse, en este espacio relacional tan complejo. En la construcción de la subjetividad de niña a adolescente, ambas –madre e hijahan construido un juego de identificaciones basadas en el supuesto patriarcal de que por ser mujeres son idénticas (Burín, 1998). Este factor es un obstáculo para la mujer adolescente en su proceso de separación e individuación, pues ella necesita diferenciarse de su madre para elaborar lo propio. Por otro lado, esta tarea de diferenciación, se puede convertir en una tarea de “liberarse” al estar esta relación mediatizada por el poder adulto de la madre. Para su madre el separarse de su hija implica entrar en una lucha de poder. Desde su ser adulto y desde el mandato patriarcal de la maternidad –ser buena madre, nutrir, cuidar, proteger, desde el sufrimiento y la postergación personal-, estas relaciones son construidas adultocéntricamente, por lo que se le dificulta a la madre reconocer a su hija como distinta a ella y capaz de tomar decisiones por si sola, para la madre ella desea el bien de su hija, considerándolo argumento suficiente. Otro elemento significativo en la relación madre-hija adolescente, es el referente – no el único- que representa la madre para ella a su pregunta ¿quién soy, siendo mujer?. En una sociedad patriarcal, donde su madre ha construido su identidad desde el mandato de la maternidad, la respuesta suele ser una: madre. En los roles establecidos, ni la madre ni su hija, tienen las posibilidades de relacionarse entre sí como mujeres. Ello implicaría, para el orden patriarcal, la posibilidad de la complicidad entre ellas contra un orden social que las discrimina; por el contrario, el patriarcado deposita en el espacio relacional de madre-hija la resolución del desencuentro -desencuentro que no proviene desde ellas-. Al carecer este espacio relacional de legitimidad en el afuera, la madre y la hija se ven obligadas de llevar esta resolución al espacio de lo personal, donde están presente el poder –por ser la madre adulta y por su deber ser como madre-, así como por el miedo al cambio y la impotencia- círculo perverso ya descrito con anterioridad-. Esto las puede llevar a separarse desde sentimientos de hostilidad y no desde el permitirse la diferencia y la elaboración de vínculos desde los cuales ser cada una. ¿Qué significa ser mujer? Voces Individuales Voz individual: Maribel, 17 años, La Carpio -¿Qué significa ser mujer? -No se. -¿Qué es ser mujer? -Silencio -¿Qué se te ocurre? -Silencio....... No se. No se me ocurre nada. -¿Te gusta ser mujer? -Bueno... por una parte no. Porque en todo me ha ido mal en la vida. -¿Y crees que es por ser mujer? -Umh... -¿Crees que es por ser mujer? -Bueno, quizás, yo no se si será por ser mujer o qué se yo, pero por una parte si, porque si uno no fuera mujer no me hubieran dejado embarazada. (...) -Ah!, querés un hombre, ¿Por qué? -Porque quiero un chiquito, bueno digo yo y después quiero una chiquita... bueno y, tal vez va a tener la misma mala suerte que tuve yo. Bueno, el varón es igual, pero no es mucho como la mujer. -¿En qué se diferencian? - Bueno, en que el varón trabaja y es más diferente la vida del varón. La mujer no, porque apenas sale un hombre, apenas uno tiene buenos sentimientos para él, ya hace la vida juntos. • Hay cuatro elementos muy claros: 1- no es sencillo contestar a la pregunta; 2- ser mujer no es necesariamente grato, eso le ha significado que le haya ido mal; 3- ser hombre tiene ventajas, ventajas ligadas al espacio público: trabajo; y 4- a las mujeres les basta tener buenos sentimientos para formar pareja, que no significa necesariamente ser correspondida. Voz Individual: Carolina, 16 años, Los Guido -¿Te gusta ser mujer? -Si -¿Por qué? -Porque es bonito ser mujer -Y, ¿qué es ser mujer? -Ser mujer (un gran silencio), ser mujer... (silencio), ay no se (y se ríe) -Es difícil ¿verdad?, pero vos sabés que sos mujer, ¿Cómo sabés que sos mujer? -Por mis características -¿Cuáles? -¿Como, cuáles?..... que ¿cuáles...? ay no se, bueno el cuerpo de mujer, tengo cosas de mujeres (...) -¿Cómo son las mujeres? -Hay de varios tipos, ¿verdad?, porque hay unas que no se... este..... bueno yo,... yo me considero cariñosa, ¿verdad?, y también mi forma de ser es una persona tranquila y todo.... Hay otras personas, hay otras mujeres, que su carácter es muy fuerte, o que no se llevan bien, o así, hay de varias formas. • Aparece de nuevo la dificultad para contestar la pregunta, además cuenta con un referente muy concreto para saber que es mujer: su cuerpo. Voz individual: Araceli, 16 años, Rincón Grande de Pavas -¿Qué te decía tu mamá sobre cómo tenía que ser una mujer? -Darse a respetar, siempre las personas mayores tenerle ese respeto y siempre mirar hacia delante los ejemplos de las otras personas para uno no cometer errores con los hombres. Una persona formal, en el sentido de que uno se tiene que dar a respetar siempre ante todas las personas, sea mujeres o sea varones, para que no hablen mal de uno y no llevar malos ejemplos para la familia tampoco. (...) -¿Te gusta ser mujer Araceli? -Por una parte si (silencio) -Por otra parte no. Hablemos de la de si y de la de no. -Por una parte, porque Dios me mandó así, porque me siento bien así pero por otra parte no porque el hombre tiene más facilidad en el trabajo, se adapta en cualquier trabajo, mientras que la mujer no, no puede trabajar en construcción y en esos trabajos pesados y en una desesperación de que una no halla trabajo o algo, una deseara de lo que sea trabajar, entonces, por una parte no me siento bien siendo mujer, pero sí, siempre me conformo con lo que Dios manda. • Para esta adolescente, se nace mujer, y eso es lo que cuenta, no queda otra cosa que conformarse, pues es un hecho dado. Por otra parte, al igual que en la primer entrevista, se destaca las ventajas del hombre al tener mayor oportunidad de trabajo. Otro elemento importante, es la dimensión moral: la mujer debe darse a respetar y aunque no lo hace de forma explícita, este darse a respetar está ligado al ámbito de la sexualidad. Voces grupales: Taller La Carpio Voces grupales De las mujeres se dice que son: “trabajadoras”; “tímidas, orgullosas y chismosas”; “hablantinas”; “responsables”; “más sinceras que los hombres”; “a veces inteligentes”; “nos gusta compartir con los demás”; “a veces cometemos errores”. Voces grupales: Taller Los Guido Al referirse a las mujeres cercanas a ellas, tales como: abuelas, tías y hermanas, primas, se refirieron ellas como: “humildes”; “responsables”; “trabajadoras”; “dan todo lo que tienen por nosotras”, “valientes”; “dispuestas a ayudar”; “cariñosas”; “comprensivas”; “indispensables en nuestras vidas”. Expresaron que el orden de cercanía era: abuelas, tías, primas y por último hermanas. Se dice que las mujeres son: “comprensivas”; “buenas”; trabajadoras”; “humildes”; “especiales”; “sufridas”. • Los insumos aquí planteados son producto de un trabajo en los talleres donde se retoma los recuerdos y las imágenes acerca de mujeres significativas en la vida de ellas: abuelas, madres, tías, etc. A partir de la experiencia propia y de la experiencia de estas mujeres significativas, se hacía una caracterización de las mujeres. Los rasgos que establecieron las adolescentes, en su mayoría no distan de los rasgos psicológicos otorgados a las mujeres desde el patriarcado. Voces proyectadas: Historia Colectiva La Carpio Voces proyectadas A ella le gusta ser mujer porque es bonito ser mujer, pero no le gusta porque cuesta tener un hombre que la quiera y que no la llene de güilas. Voces proyectadas: Historia grupal Los Guido Mónica logró lo que toda mujer quiere: un hogar, ahora Mónica tiene 45 años, sigue con su marido, él la quiere mucho y no la va a dejarla a pesar de la hija que tuvo antes. Voces proyectadas: Historia grupal Rincón Grande de Pavas Karla se casó, tuvo un hijo que se llamaba José Andrés, ella dejó de trabajar, es ama de casa, cuida su hijo, le lava la ropa. • En estas tres voces proyectadas, el ser mujer está directamente ligada a la necesidad de contar con una pareja que la ame, la complete y con la cuál procrear –necesidades que se originan desde el mandato de la incompletud por ser mujer-. • Implícitamente, se establece que son las mujeres quienes asumen la crianza de sus hijos e hijas y que su espacio es el privado, la casa. Solo en una de ellas se hace explícita la práctica social de los hombres de no involucrarse afectivamente y de la necesidad que tienen de contar con pruebas concretas de su virilidad: procrear hijos, procreación que no conlleva necesariamente una paternidad responsable. Al hacer un análisis de los aspectos destacados en las diferentes voces se observan los siguientes elementos: • La construcción genérica es un proceso sumamente complejo, con contenidos afectivos y cognitivos que pasan por elaboraciones simbólicas, colocarle palabra a estos procesos no es sencillo. Esto obedece en parte a que la pregunta “¿Qué significa ser mujer?”, está construida desde una conformación gramatical que obedece a una estructura lógica y formal del lenguaje, y el contenido de la respuesta está atravesado de significaciones, • • • • afectos, sentimientos, emociones, que son de carácter simbólico y no están estructurados desde las reglas de la gramática y la sintaxis, sino desde las reglas de la asociación libre, la condensación de contenidos y significados, sin tiempo, sin lógica. La forma en que se estructuran los contenidos en los procesos de construcción de la subjetividad, no obedecen a la lógica del pensamiento formal y racional. Estos procesos no son conscientes para la persona, se fraguan en la vida cotidiana por medio de las diferentes dinámicas y espacios de relacionamiento que cada persona experimenta, en sus procesos de socialización, situándose en cada espacio en posiciones de saber y poder distintos y reflejándose en los roles determinados que se representan: hija, pareja (novia, esposa, la mujer de...), mujer joven, extranjera, pobre, etc. Las adolescentes –y en general las mujeres- desconocen que los cuerpos son construidos social e históricamente y que son fundamentales en la construcción de la identidad. Para ellas existen cuerpos de mujeres y cuerpos de hombres como verdad naturalizada, es a partir de esas características físicas -senos, leche: nutrir. Cadera: cavidad pélvica: útero: maternidad-, utilizadas como referente inmediato, concreto y material, que pueden a sí mismas decirse mujer. Se carece de palabras que vayan más allá de lo físico o de los rasgos femeninos asignados patriarcales, para dar cuenta de su construcción como mujeres, pero se “sabe” que el ser mujer va más allá que el tener tales o cuales atributos físicos, está directamente ligado con lo que han experimentado en sus propios cuerpos, con lo que se les ha dicho, con el valor asignado desde fuera –luego desde dentro por la asimilación de esos contenidos como propios-. El cuerpo, además de ser un eje en la construcción de la subjetividad e identidades femeninas, aparece como el espacio donde se vive concretamente la expropiación de las mujeres. En una de las voces, la adolescente apela que su cuerpo, por ser de mujer “lo dejaron embarazado”. El embarazo aparece como un resultado de un hecho externo, un cuerpo desde donde no se puede ejercer el saber, el control el poder, o sea, como algo que pasa, donde ella no puede (aunque así lo desee) tener control para decidir sobre él, es un cuerpo que le pertenece en tanto le dice a sí misma quién es, pero no le pertenece en cuanto es otro, masculino, que decide sobre él. Para eso son esos cuerpos de mujeres, para ser “dejados embarazados”, para gestar vidas, para ser madres, y todo ello significa ser mujer. Las historias de las mujeres que las anteceden así lo demuestra, las madres son mujeres por haberles dado la vida, por haberlas gestado. La historia s personales evidencian, con hechos concretos, que las mujeres son mujeres por ser madres, por tener cuerpos con atributos femeninos, por ser esos cuerpos femeninos espacios para el dominio y control masculino. Relaciones madre-hija Voces individuales Voz individual: Maribel, 17 años, La Carpio -Mamá es buena, tengo una buena relación con ella -Bueno, cuando uno hace algo malo, siempre la mamá se enoja porque no le gusta cuando uno hace algo malo... Pero siempre ha sido así, lo que ella decía, siempre hice lo que ella decía y nos llevábamos bien. • Por mandato, la relación siempre es buena. Poder de la persona adulta: ella determina qué es bueno y qué es malo, se justifica que se enoje. Para ser amada se tiene que hacer lo que ella –la madre- dice: ¿dónde queda lo propio? Voz Individual: Carolina, 16 años, Los Guido -¿Cómo es tu mamá? -De carácter es un poquito fuerte porque ella es enferma, padece de azúcar, entonces es un poquito fuerte, más cuando se le altera el azúcar. Entonces, ella tiene que estar en control para poder estar bien, que no se le altere el azúcar. Pero ella nos trata bien a todos, ella es muy cariñosa. -¿Cómo ha sido tu relación con ella? -Bien, ella me habla y yo llego donde ella y todo -¿Cuándo eras pequeña? -Bien, mamá siempre ha sido muy cariñosa y nos cuida y todo • Si todas las madres son cariñosas, son responsables y tratan bien a los hijos e hijas, algo tiene que justificar “el ser un poquito fuerte”, en este caso, estar enferma. Voz Individual: Araceli, 16 años, Rincón Grande de Pavas -¿Cómo era tu mamá, en esa época, de la que estamos hablando, de cuando eras pequeña?, ¿Qué recordás de cómo era ella, el carácter, la forma de ser? -No, siempre cariñosa, como ahora. Sí, cariñosa, nunca quiso más a uno que al otro, siempre nos quería mucho a todos, trataba de darnos el mismo cariño a todos para que no hubiera diferencia de cariños y no era de esa que si le compra a uno no le compra al otro, sino que entonces compraba las cosas siempre a todos si no podía, no podía, y sí, siempre, siempre, porque mi hermana le ayudaba. Es la que siempre le ayuda. • De nuevo, las madres son cariñosas y responsables. En esta voz aparece un elemento nuevo: las madres aman a todos sus hijos/as por igual. Voces grupales: Taller La Carpio Voces grupales Imágenes de sus madres cuando ellas eran pequeñas: Las madres son representadas en: alabores domésticas: cocinando, cuidando enfermos, acarreando agua, cociendo; b- en actividades ligadas al campo: sembrando maíz, cuidando animales domésticos (gallinas, chanchos); cen trabajos informales: vendiendo pescado, nacatamales, “aguas”, etc. y, dformas organizativas: pertenencia a grupos comunales y religiosos. Voces grupales: Taller Los Guido Imágenes de sus madres cuando ellas eran pequeñas: elaboraron muchas escenas donde se refleja a la madre presente en la vida de ellas: cocinando, dándoles de mamar cuando niñas, cociendo mientras estaba embarazada para poder cubrir las necesidades de la familia. Trabajando fuera del hogar en actividades informales como ventas de comida. También recuperaron escena de sus madre organizadas en la construcción de centros de salud o bien en la obtención de vivienda. • Las imágenes que se recuperan en los trabajos realizados muestran a sus madres en tareas propias de las mujeres y propias del rol de madres, inclusive, las acciones fuera del ámbito del hogar, están relaciones con necesidades ligadas a su tarea de cuido y protección: ser responsables de la salud y seguridad de su familia. En un trabajo de plenaria, cerrando la dinámica de “Las mujeres importantes en nuestras vidas”, ante la pregunta: ¿todas las mamás son buenas?, rápidamente respondieron: “No”, hay mamás: “drásticas”; “que no son cariñosas”; “que son odiosas”; “que se van a bailes”, aclarando: no nos referimos a nuestras mamás, sino las de otras muchachas que conocemos”. • Es ante una pregunta directa que se hace desde la persona que facilita el taller, que las adolescentes explicitan que efectivamente no todas las mamás “son buenas”, y lo hacen haciendo la salvedad que no son sus madres, sino las madres de otras adolescentes que ellas conocen, pues la censura introyectada es fuerte. Voces grupales: Taller Rincón Grande de Pavas Imágenes de sus madres cuando ellas eran pequeñas: Utilizaron dibujos donde representaron a sus madres en labores domésticas: cocinando, cuidando algún enfermo y dándoles de mamar. Voces proyectadas: Historia grupal Los Guido Voces proyectadas • ... no vivía bien con la mamá porque le sacaba en cara lo de la bebé, le decía “que era una loca, tan joven, con una hija” (...) Ahora Mónica tiene 21 años, deja de vivir con la mamá (...) La mamá de ella se quedó sola. La mamá es insoportable, los hijos la dejaron sola. En esta historia colectiva, las adolescentes configuran un personaje donde colocan “lo que no se puede decir de las madres”, y donde se evidencia la separación como proceso marcado por el enojo y el resentimiento. En esta sesión, las voces dan cuenta de los siguientes puntos: • En los trabajos realizados en los tres talleres, las imágenes que desde niñas tienen las adolescentes de sus madres, les indica una y otra vez que las mujeres están para ser madres, para cuidar a sus hijos e hijas, para ser responsables con su prole, para realizar tareas en función de esos otros y otras que son su responsabilidad. Estas imágenes muestran la fuerza de los procesos de socialización y como la construcción de las subjetividades femeninas se da principalmente en espacios micros, donde las relaciones con las madres son fundantes. • Dado que el patriarcado establece que “todas las madres son buenas”, para las adolescentes es muy difícil explicitar que hay comportamientos, situaciones, formas de ser de las madres, que les incomoda, no les gusta, o bien les hace daño, aún cuando sus historias concretas les muestra que eso “no es tan real”, por lo que se hace necesario colocar esos contenidos “en otras madres que no son las propias”, o bien en actividades lúdicas como las historias de vida, donde se proyectan sin riesgo alguno. • • • • • • Hay una necesidad básica para toda persona, sentirse amada. En una relación fundante y determinante como es la relación con la madre, donde esta persona significa la posibilidad de sobrevivencia física y emocional, el sentirse amada por ella es una necesidad fundamental. Esta necesidad se puede convertir en un factor que fortalece el poder adulto y esa niña –luego adolescente- sabe que ser amada por su madre es vital para su persona. Desde este lugar, en la subjetividad de la hija, la madre siempre es buena. Su ser adulta la hace una persona experta, con conocimiento, que lo sabe todo, por ello la argumentación “de es por tu bien” se convierte en una verdad y certeza para la hija. Por otra parte en la vida cotidiana, los datos concretos de las funciones que desempeñan sus madres, les constata a las adolescentes que sus madres desean su bien, que se preocupan por ellas, que cumplen su responsabilidad de nutrirlas (alimento-casa-vestido), que son buenas madres porque trabajan para brindarles a ellas condiciones para vivir. Además, ser buena madre es buscarle “el bien”, que solo ella, como madre lo sabe y como la hija no lo sabe, lo que cuenta es su verdad, no la posibilidad de que la adolescente construya “ese bien” por su cuenta, con un proceso de acompañamiento adulto, y no de imposición. Esta imposición no se establece necesariamente como opción consciente, sino desde la imposibilidad que tienen las mujeres de resignificar su propia vida, su rol de madre, a partir de mandatos patriarcales de que todo lo que le ocurra a su hija es culpa de ella, desde la carencia de otras formas para evitar el miedo a equivocarse, desde lo depositado por la madre en la relación madre-hija, espacio que se ha convertido en un punto de referencia personal altamente significativo para ser quién es. Lastimosamente, todas estas funciones de “buenas madres” suelen estar atravesadas de dolor, sufrimiento, cansancio, postergación personal, necesidades afectivas insatisfechas, dificultades económicas, sociales y personales para crecer personalmente de forma autónoma; situaciones que son colocadas para su “resolución” en espacios relacionales que no corresponden –como por ejemplo en la relación con la hija-, cargando las relaciones y tornándolas difíciles. Esto obedece en gran parte a ese círculo perverso que significa no tener espacios legítimos en el imaginario social para colocar dichos contenidos y resolverlos, por el contrario allí aparecen como naturales. A las mujeres no les queda otro mecanismo que no sea el de la resolución en los espacios más íntimos, donde tendrá como aliados la culpa, el miedo, el enojo e inclusive la ignorancia impuesta. Ello la puede llevar a cobrarse a sí misma el no poder cumplir con los mandatos, o bien cobrárselo a su hija, quién en el intento de separaciónindividuación de su madre, puede ser vista como ingrata, mal agradecida, o buena, al supeditarse en la relación. Lo femenino en el espejo de la madre Voces individuales Voz individual: Maribel, 17 años, La Carpio -¿y en qué te gustaría ser como tu mamá? -Umh...No se, tal vez que ella ha sido responsable con todos nosotros y siempre anda en todo, ella ha sido madre y padre para nosotros -¿Y en qué no te gustaría ser como tu mamá? -(No vacila en contestar) Bueno, quizá porque ella tuvo muchos chiquitos y yo no pienso tener muchos....., se sonríe. • La madre le “dice” con su propia experiencia que las mujeres son responsables y que asumen su maternidad. Ella es un ejemplo más para la adolescente del ejercicio de la maternidad en soledad. • Hay un saber personal, la adolescente no vacila en hacer explícito que no quiere tener muchos “chiquitos”. • Las sonrisa: como expresión gestual (lenguaje no hablado) de la posibilidad de la transgresión, ante otra mujer, quién es la persona que la está entrevistando, y a quién con su mirada le dice: sabemos que es posible. Voz Individual: Carolina, 16 años, Los Guido -¿Te pareces a tu mamá? -Un poco -¿En qué te parecés? -En la cara, creo, y no se en qué más -¿En la forma de ser ella? -No, es que... no se.... Cómo le dijera yo, es que ella tiene el carácter un poquito más fuerte y yo casi no, yo soy tranquila y todo pero a veces me enojo y me da cólera. -Y, ¿Cuándo te enojás te parecés a tu mamá? -Sí -Y eso ¿te gusta? -Un poco, solo un poco, lo que no me gusta es parecerme en lo que ella sufre, por la muerte de mi hermano en la guerra, es que una mamá sufre siempre por los hijos, aún cuando están vivos. Voz individual: Araceli, 16 años, Rincón Grande de Pavas -¿En qué te pareces a tu mamá? -Uhm, creo que en mucho, porque ella es así como yo, muy respetuosa, una mujer de trabajo, respetuosa, y con carácter. • Hay necesidad de diferenciarse, hay un saber personal que les indica que ellas y su madres son distintas. Voces grupales Voces grupales: Taller La Carpio Imágenes de sí mismas en condiciones iguales a sus madres: embarazadas, dando de mamar; o realizando actividades domésticas: limpiando la casa, cocinando, cuidando de familiares menores: primos/as, hermanos/as y sobrinos/as. Voces grupales: Taller Rincón Grande de Pavas Imágenes de sí misma en condiciones iguales a sus madres: Dibujaron escenas donde ellas realizaban labores domésticas y cuido de animales. También utilizaron imágenes donde se encontraban llorando, orando y pensando en el futuro. En la plenaria comentaron que sus madres también hacían lo mismo, y que ellas habían visto muchas veces a sus madres rezando y llorando por los problemas que tenían con el papá o por los problemas económicos y que siempre sus madres hacían comentarios sobre “la pensadera que tenían sobre el futuro de sus hijos”. • Hay dos puntos aquí importantes: 1-Las imágenes recuperadas conciernen a tareas propias de las mujeres y de éstas como madres. 2-En las tareas y comportamientos que las adolescentes dibujaron, se re-conocen en sus madres al identificarse realizando “las mismas cosas”. Voces proyectadas: Historia Grupal La Carpio Voces proyectadas María no quiere que le pase lo mismo de su mamá, no quiere tener muchos hijos, quiere estudiar y salir adelante, cree que con Mario si lo va a lograr porque él es bueno. Voces proyectadas: Historia grupal Los Guido La hija de Mónica ya estaba grande, si quería a su mamá y estudió para doctora, la mamá estaba muy contenta porque Mónica se siente bien porque la hija logró cosas que ella no. • En estas voces creadas en las historias colectivas, para ambas protagonistas el estudiar ha significado un factor crucial para diferenciarse de su madre: en una historia porque queda como aspiración estudiar y seguir adelante, en otra porque logró ser una doctora. Queda explícito que las condiciones externas juegan un papel real y concreto para obtener mejores condiciones de vida y para “lograr lo que la mamá no pudo”. • Es importante retomar que en una de las historias la protagonista, si bien aspira estudiar y seguir adelante, coloca como elemento condicionar de ello que “la pareja es buena y la quiere”. Una vez más se refleja aquí una característica de la socialización de género: la pareja como determinante, en cuanto la completa. En el análisis de estas voces aparecen una serie de elementos que remiten una vez más a la importancia de la relación madre-hija en la construcción de la identidad y subjetividad femeninas: • Se muestra lo eficaz que es el proceso de socialización patriarcal para la construcción de subjetividades femeninas. En los talleres, al trabajar lo que cotidianamente solían hacer, elaboraron imágenes de ellas mismas en situaciones y labores “iguales” a las de sus madres. En las plenarias fueron capaces de reconocer que hay una reproducción de esas situaciones y labores, pero no se llega al cuestionamiento del hecho, se ve como natural que ellas, por ser mujeres, hagan lo mismo. Recuérdese que no se trata únicamente de la imagen externa que da cuenta de una acción, acción que por sí misma no tiene mayor problema, es el contexto interpretativo que hace de esa aparente acción neutra, un reflejo palpable de la construcción genérica de la identidad femenina. • Para las adolescentes el ser como sus madres puede garantizar un sentimiento de saber quién se es, pues la madre es un modelo y punto de referencia; también esa otra le dice lo que no se desea, y es justamente ese contenido el que tiene mayor potencial para la diferenciación, ese es el contenido que sí le ratifica que ella es distinta a su madre, el otro fortalece el mandato social de ser iguales y el modelaje de lo que debe hacer y como hacerlo. • Desde estos contenidos “de lo que no se desea repetir”, se logra visualizar algunos intentos de procesos de separación-individuación por parte de las adolescentes. Pero, dado que los mecanismos patriarcales confinan a las mujeres a lo privado y a la falta de legitimidad de lo femenino en lo social, se establece lo micro como el espacio “por excelencia” para la construcción de la autonomía. Espacio que, como ya se ha dicho con anterioridad, no es el óptimo dado que está cargado de desencuentros, confusión, culpa y enojo, lo que lo convierte en potenciador de reproducción “de lo mismo”. Es necesario construir referentes sociales desde los cuales las personas en concreto, en este caso las adolescentes, puedan construir dispositivos cognitivos y afectivos para la ruptura, para la individuación, para la autonomía. • Por otro lado, si bien la adolescencia, vista como proceso social y vital, es potencialmente apta para el cambio y la resignificación, las condiciones históricas, sociales y económicas de su construcción, hace que las adolescentes tengan que postergar estas tareas personales de individuación y separación, o lo intenten por medio del despliegue de tareas propias “del mundo adulto femenino”: tener una pareja y ser madre, aunque no sea lo que realmente se desee en ese momento. • Pero además, estas tareas del “mundo adulto femenino” han sido moldeadas desde experiencias no gratificantes: abandono, irresponsabilidad paterna, soledad, etc. Por ejemplo, en las voces se encuentra una y otra vez que la maternidad se vive en soledad. No solo la soledad por la paternidad no responsable, sino la soledad desde el ámbito social: al estar naturalizado la irresponsabilidad paterna, los mecanismos sociales que existen plantean como único espacio la pareja para resolver la paternidad y maternidad, colocando la responsabilidad de la crianza en el nivel individual y privado, jamás como una tarea de la sociedad en su conjunto, del Estado. Esta práctica se ve fortalecida y soportada con el mecanismo femenino de dirigir la culpa hacia sí misma, por lo tanto “ella es la culpable de haber tenido al hijo o la hija y debe acarrear con ello”. Se necesitan de referentes sociales que legitimen procesos de autonomía de las mujeres y de prácticas de maternidad que no estén atravesadas de miedo, culpa, ignorancia, enojo y postergación. Si se continúa con el razonamiento anterior4, se puede profundizar aún más en esa dinámica relacional tan compleja. 1- Hay un saber, no dicho, no nombrado pero si experimentado -las mujeres han sido silenciadas en su palabra, no en su emocionalidad- de que no se quiere esa única respuesta, ser madre, pero no se sabe como resolverla. 2- Simbólicamente la madre representa lo que la adolescente “sabe” no querer, esto lleva a que el espacio relacional con la madre se vuelve conflictivo: la madre es el referente inmediato hacia donde dirigir los 4 Estas notas han sido elaboradas a partir de lo que plantean autoras tales como: Marcela Lagarde (1990 1992,2000), Nancy Chodorow (1984), Mabel Burin (1998), Irene Miller (1998), Emilia Macaya (1993), Dina Krauskpf (1983, 1995, 2000), Margaret Leroy (1995), entre otras, así como la experiencia personal y formación profesional lograda en psicología y en el posgrado de Estudios de la Mujer. afectos ligados de lo que la hija no quiere: ser postergada, invisibilizada, anulada. 3- Las subjetividades –de la madre y de la hija- han sido construidas desde el sentir más que desde el pensar, por lo que no todo lo experimentado emocional y afectivamente puede ser verbalizado, o sea, traducido a un lenguaje lógico, que en la sociedad patriarcal implica lenguaje masculino -las mujeres desde muy niñas se encuentran con la dificultad de nombrar su mundo interior-. Al no hacerlo, este queda invisibilizado, y en mundo masculino -o sea lógico, tangible, medible-, estas experiencias terminan no existiendo, pues carecen de valor. 5- Y, al ser conformada esta subjetividad femenina en espacios muy íntimos, en el espacio de lo privado, esta invisibilización adquiere mayor poder, pues el mundo público es el que tiene legitimidad y valor. 6- En la construcción de la identidad, estas experiencias quedan inscritas como parte de quién se es, de ahí que lograr la ruptura simbólica de estos contenidos identitarios requiere no únicamente de “información”, es necesario ponerle palabra a lo no nombrado, lo que conlleva un proceso de deconstrucción del lenguaje y un proceso interno de comprensión y aprehensión de los contenidos identitarios, para transformarlos. 8- De lo contrario, las hijas se ven obligadas a renunciar a una parte de sí mismas para ser aceptadas dentro de la cultura patriarcal, necesitan negarse a así mismas para acceder y aceptar lo asignado, los constructos genéricos, ello implica renuncia, pérdida, no crecimiento y, un espacio relacional que tiene para ello es con el padre, quién representa simbólicamente el afuera, lo público, pero también el orden que la discrimina. 9- Pero, ¿y qué pasa con lo no llevado a cabo por la madre: sus sueños, aspiraciones, deseos ligados a la autonomía, la autodeterminación, el crecimiento en lo público? Si bien en la experiencia concreta tal vez muchas mujeres no lograron desarrollar procesos de autonomía y autodeterminación, si estaban claras de su “deseo” de lograrlas, y este deseo fue compartido con sus hijas –explícita o implícitamente-, las cuales al poder identificarse con los mismos puede lograr una ruptura simbólica importante: como mujer es legítimo que lo desee. Esta ruptura permite crear un juicio crítico distinto, lo que contribuirá a diferenciarse de su madre, “ella y yo no somos lo mismo”. Esta idea-pensamiento como principio y valor personal puede contener un alto poder de transformación, de cambio -aunado a los cambios que se han logrado en el ámbito social en pro de mayor equidad entre los géneros-, éste es un germen político muy importante. Un cuerpo genitalizado y capaz de procrear, inscrito desde lo social para la maternidad Al estar la maternidad fuera de discusión como una construcción social, pues “es” un proceso naturalizado y por lo tanto deshistorizado, las mujeres no cuentan con herramientas afectivas y cognitivas para preguntarse lo voluntario o no voluntario de la misma, como mandato inscrito desde el deber ser y por ende, desde la culpa y la impotencia al cambio, por el miedo a la transgresión, debe ser cumplido. Además, su cuerpo como materia manifiesta que le atribuye un espacio propio para habitar, es testigo diario, corporizado, de su capacidad biológica y fisiológica para reproducir, lo que lo hace prácticamente irrenunciable, recuérdese que en el cuerpo se inscribe la historia personal y social de cada mujer. En la reelaboración de su identidad, el cuerpo juega un papel fundamental para las mujeres adolescentes. En la adolescencia se experimenta una concentración en el cuerpo debido, principalmente, a la rapidez con que ocurren los cambios, la cual no permite la incorporación de los mismos a través de sensaciones de estabilidad y de bienestar. Hasta el momento, el crecimiento se había dado paulatinamente, teniendo los niños y las niñas el tiempo prudencial para integrarlos a su identidad. En esta etapa, por el contrario, estos cambios y transformaciones en el cuerpo demandan un proceso cognitivo y afectivo significativo. Los primeros tienen que ver con la información con que se cuente sobre anatomía, biología, fisiología y sobre la adolescencia en general. Los segundos tienen que ver con las valoraciones, juicios, sentimientos, que se tiene sobre el cuerpo en su conjunto, sobre parte de él, o bien sobre las demandas sociales que se dan desde un mundo androcéntrico, sexista y adultocéntrico. En otras palabras, es necesario integrar los cambios que se producen, no únicamente en el plano físico sino psicológico, y en este último, como ya se ha dicho, el mecanismo social de la culpa como garante del cumplimiento de lo que debe ser, genera la integración desde experiencias marcadas por la duda, la confusión y la desapropiación, así como desde el juzgamiento por poseerse un cuerpo genitalizado y capaz de procrear. La autonomía aquí se convierte en un enemigo social, el cuerpo femenino debe ser controlado pues está para el placer de los otros masculinos –heterosexualidad obligatoria-, para el servicio de los otros, masculinos y femeninos, para la nutrición de otros, masculinos y femeninos, para la procreación de otros, masculinos y femeninos, nunca para sí. Aquí reside un elemento político fundamental para todas las mujeres: recuperar su autonomía y, una forma de lograrlo, es desde la autonomía del cuerpo. Inscribir la autonomía del cuerpo en la subjetividad de las mujeres desde edades muy tempranas implica crear una ruptura en el orden de lo simbólico y cognoscente importantísima para la transformación5. 5 Escribió mi hija a sus 10 años: “mi cuerpo es mío y de nadie más”, ¡qué poder de transformación tan maravilloso! Un cuerpo para la procreación Voces Individuales Voz individual: Maribel, 17 años, La Carpio -Bueno, quizá porque ella tuvo muchos chiquitos y yo no pienso tener muchos -¿Y cómo pensar no tener tantos? -Diay si... no yo no quiero tener muchos -¿Y qué vas a hacer para no tener tantos? -No se. Yo tendré que buscar la forma para no tener muchos hijos. • No basta con el deseo para se convierta en una realidad el no tener muchos hijos. Al principio, para la adolescente pareciera que basta “desearlo” luego, ante la pregunta “del cómo”, reconoce que no sabe. • Por otra parte, le corresponde a ella, es responsabilidad de ella cuidarse y “buscar la forma...”. -¿Cuándo nace el bebé? -Bueno, a mi la fecha que me dieron fue para dentro de .... el cinco del otro mes, falta como un mes... pero yo digo que no llego a esa fecha. -¿Por qué? -Umh -¿Por qué? Porque yo la fecha la había perdido y yo me hice un ultrasonido y ahí en el ultrasonido me dieron la fecha. Pero yo veo que es más antes, como en 15 días..... -¿Y ahora, si estás segura de cuándo quedaste embarazada? -No -¿No tenés idea? -No • No hay control sobre el propio cuerpo. No conoce la última regla, no hay seguimiento de su vida sexual.... el embarazo se “da”. Voz Individual: Carolina, 16 años, Los Guido -¿Cuándo empezaste a tener relaciones sexuales? -Cuando me junté con él -¿Estás planificando? -Si -¿Con qué? -Con pastillas (...) y creo que estoy embarazada -¿Por qué? -Porque no estaba planificando ahora, se me acabaron y como él no tiene seguro y mi mamá no me asegura -¿Estás embarazada? -No se -¿Entonces? -Tengo un atraso de dos días -Hace cuanto no toma las pastillas -Hace como 15 días -Y sabes cómo es que funcionan las pastillas -No, lo único que se es que uno no puede dejar de tomarla ni un día, porque queda embarazada. • De nuevo, no hay conocimiento sobre el cuerpo. No se maneja información sobre la forma que funciona el método anticonceptivo, pero si está clara la amenaza de que ella es la única responsable, sin habérsele creado condiciones para asumir la responsabilidad desde otro lugar: con información, libre de culpa y confusión y con apropiación de su cuerpo y del deseo sexual. Voces proyectadas: Historia grupal La Carpio Voces proyectadas • María no sabía como planificar con pastillas después de que tuvo el primer hijo, y Mario no quería que ella planificara, ella preguntó en el EBAIS y le dijeron como planificar, pero aún así siempre quedó embarazada otra vez, fue triste para María. Una vez más aparece la falta de información, pero además se evidencia otro elemento: la información no basta. Se necesita tener condiciones subjetivas de mayor autonomía y menos culpa y temor para hacer propia esa información y actuar con base a ella, de lo contrario la decisión quedará de nuevo en el otro masculino. Sin esos márgenes de autonomía y menos culpa y temor ¿cómo tomar decisiones sobre el embarazo, la maternidad, sobre tener o no relaciones sexuales? Sexo igual a embarazo: Voces Individuales Voz individual: Maribel, 17 años, La Carpio -¿Cuándo te hablaron por primera vez de la sexualidad, quién fue? -En la escuela -¿Qué te dijeron? -Umh -¿Qué recordás que te dijeron? -Yo lo que recuerdo es que la profesora nos decía que uno quedaba embarazada cuando tenía relaciones con un varón, cuando era una mujer y tenía relaciones con un varón. Y así.... un montón de cosas que le dicen en las clases a uno. • Existen dos elementos significativos: Se hace la relación mecánica sexo igual a embarazo y 2-Lo que se recuerda es la amenaza: No (no hacer eso, no tener relaciones sexuales, cuidarse de los hombres), porque “queda" embarazada. Voz Individual: Carolina, 16 años, Los Guido -¿Antes no habías tenido relaciones sexuales? -No -¿Qué conocías sobre las relaciones sexuales?, ¿Te habían hablado sobre el sexo alguna vez? -Si, en el Colegio, es que en la escuela no me hablaban de eso. Me decían cómo es... bueno usted sabe, de eso y sobre el embarazo y todo eso • Ni siquiera se puede nombrar la palabra sexo, o relaciones sexuales, pero de nuevo queda evidenciada la amenaza del embarazo y la relación sexoembarazo. Voces proyectadas: Historia grupal La Carpio Voces proyectadas Cuando María se fue de la casa para juntarse con Mario ella empezó a tener relaciones sexuales y quedó embarazada. Voces proyectadas: Historia grupal Los Guido La mamá a Mónica le había dicho que ahora tenía que cuidarse, porque ya le había venido la regla, que tuviera cuidado de no quedar embarazada, porque ahora si hacía eso quedaba embarazada. Voces proyectadas: Historia grupal Rincón Grande de Pavas Karla sabía que tenía que cuidarse para no quedar embarazada, no tenía que tener relaciones con ningún hombre, sólo con el que se iba a casar. • Una vez más queda explícito que sexo es igual a embarazo y que la responsabilidad recae sobre las mujeres, en este caso, sobre las adolescentes. En este apartado, al analizar las diferentes voces queda demostrado que: • El cuerpo como referente material de quién se es, es fundamental para la elaboración de procesos de autonomía. • En los procesos sociales patriarcales, se le imposibilita a las mujeres apropiarse de sus cuerpos desde experiencias libres de culpa, de amenaza, de despropiación a través de mensajes que les indica que sus cuerpos no se les pertenece, que sus cuerpos –ellas- están para la satisfacción del deseo de otro/s masculino/s. • En las voces queda muy claro la eficacia de los mecanismos de la desinformación para evitar la autonomía de las mujeres: La ecuación: menstruación-sexo-embarazo es un dispositivo para la socialización femenina basada en la ignorancia, la culpa, el miedo y la confusión. • La menstruación como tabú Actuado en el cuerpo, pues allí es donde ocurre, el tabú menstrual sigue vigente en la forma en que las mujeres se perciben a sí mismas. Como lo indican Treguear, Carro y Lomonte (1997), en la pubertad: "...la llegada de la menstruación, el crecimiento de los senos, la aparición del vello púbico, el interés por lo sexual, no representan sólo hechos biológicos sobre los que hay que dar información; son ante todo experiencias que generan tensiones y mucha confusión. De allí la importancia de que en este período, las niñas y jóvenes tengan la posibilidad de expresar sus sentimientos y que cuenten con el apoyo para informarse y reconocer su cuerpo de manera más libre y sana y no atraparlo en la vergüenza, en la duda y el miedo”. (p.3) Como mito, está cargado de misterio y prohibición: hay algo que debe estar oculto, de lo cuál no se puede hablar. Inclusive cuando se informa (si a eso se le puede llamar información), no se produce un entendimiento de la totalidad de lo que ocurre, pero aunque no se entiendan los hechos, sí se comprende el tabú: se ha ocurrido una pérdida, la pérdida de “la inocencia”, de “la pureza”; como pérdida queda la menstruación inscrita en el órden de lo simbólico, no como el proceso maravilloso de lo cíclico, sino como carencia. Totalmente lo contrario ocurre en el adolescente, cuya primera polución nocturna implica una ganancia, la capacidad biológica de la eyaculación, de la erección, le indica su capacidad activa en el placer sexual (Leroy, 1993). Sin información adecuada, sin conocimientos de lo que le ocurre en una etapa marcada por el cambio, ante la ignorancia provocada por el tabú y desde el mandato –desde la identidad asignada- de transformar su cuerpo para cumplir con su función de nutrir, reproducir y brindar placer, se generan procesos identitarios cargados de confusión y vergüenza, aparentemente, sin salida alguna: a) si no ha empezado a menstruar siente que no es capaz, que no está cumpliendo como mujer, b) si ya ha empezado, ha perdido la inocencia, y por lo tanto se produce la vergüenza, vergüenza que no le permite integrar a su identidad, desde un vínculo gratificante, la menstruación como símbolo de: cambio, transformación, creatividad, por el contrario se integra desde una vivencia no gratificante y por lo tanto para ser excluida, pero que al pertenecerle no le queda otra cosa que el ocultarla, y c) la contradicción que llevaría a la locura: el menstruar es un indicador de que se posee un cuerpo para cumplir con sus funciones asignadas, y en lugar de ser gratificadas, son castigadas, no le queda otra salida que la escisión, como mecanismo para la sobrevivencia en el orden de lo psicológico: un cuerpo escindido la lleva a la encrucijada de ser “una buena mujer” o de permitirse vivir su cuerpo en su totalidad y aprehender el mundo desde allí, en una época atravesada del deseo sexual y de la necesidad de incorporar, en la experiencia y la vivencia, un cuerpo sexuado, un cuerpo genitalizado, un cuerpo con deseo. Vivir desde allí, reelaborar la identidad desde allí, causa malestar, confusión, vulnerabilización, pérdida de autonomía y de poder, todo ello actuado en, y, desde el cuerpo, espacio propio y único –en cuanto a particular- para habitar quién se es. Menstruación: tabú Voces Individuales Voz individual: Maribel, 17 años, La Carpio -Cuando te vino la regla, la menstruación: ¿sabías qué era, de qué se trataba? -No, o sea, mi mamá me había dicho, pero yo no sabía cómo era, porque ella a mi me explicó, pero yo siempre me asusté cuando me vino -¿Recordás que te dijo tu mamá cuando te explicó lo de la regla? -Si, que eso era normal en las mujeres, que llegaba una edad en que a uno le sucedía eso • No se nombra, no hay información, o no se entiende, lo que se comprende es el tabú: lo importante es que sepa que es normal, que es inevitable, que a las mujeres les sucede “eso”, pero que está vinculado con “lo perverso”. -¿Y cómo te lo explicó? .-... que no me asustara, porque dicen que muchas muchachas se asustan. -¿Qué edad tenías cuando te vino por primera vez? -Yo tenía como...14 años -¿Y qué pensaste? -Bueno, yo estaba asustada -¿Siempre te asustaste? -Sí, claro, porque yo le tenía pena a mi mamá y yo no le quería decir y ....yo no le quería decir y pasé un día sola, así, que sólo Dios sabía... y entonces yo le dije, pero yo no le quería decir porque yo sentía pena. • Sola: en la soledad: ¿cuántas experiencias deben ser vividas en soledad? • Pena, o sea vergüenza, porque no se entiende, porque está relacionado con los genitales –es desde lo externo que se experimenta y se hace palpable-. • Solo Dios: masculino, sagrado, omnipresente. -¿Pena de qué? -No sé, pero yo sentía pena y no le quería decir. -¿Y qué significó para vos, personalmente, cuando te vino la regla? -Me sentí igual, Solo que casi no le quedan a uno ganas de jugar, así como juega cuando está chiquito -¿Te sentiste más grande, más mujer? -Sonríe y asiente con la cabeza • Lenguaje corporal: de nuevo no se nombra, se sabe que ocurre algo, que cambias, que creces, que mágicamente te conviertes en mujer, que ya dejas de ser una niña: no puedes jugar. Se es grande lo que implica responsabilidad; lo lúdico “desaparece”: lo importante es tomar la vida en serio. • No es posible el lenguaje hablado, tiene que ser a través de la gesticulación, de una complicidad con otra, de eso no se puede hablar. Voz Individual: Carolina, 16 años, Los Guido -¿Cuándo te vino la menstruación? -Cuando tenía como 10 años -¿Y qué sabías sobre la menstruación? -Bueno en la escuela no nos hablaron nada de eso, la que me explicó fue mi mamá. -¿Y qué te dijo? -Que eso era normal en las mujeres y que me tenía que cuidar. -¿Por qué tenías que cuidarte? -Porque si tenía relaciones podía quedar embarazada, entonces decía ella que me cuidara. -Y, ¿Cómo queda embarazada una mujer? -Si tiene relaciones y no está planificando -Y si no está planificando, ¿Puede quedar en cualquier día, o hay días en que no puede quedar embarazada? -Si no planifica puede quedar en cualquier día, solo cuando tiene la regla no. • Desconocimiento. Cuando el cuerpo cambia y el mejor indicador es la menstruación, la mujer se convierte en un cuerpo sexuado y capaz de procrear, por lo que debe ser “cuidado” desde la censura. Un vez más aparece aquí la ecuación: menstruación-sexo-embarazo. Voz individual: Araceli, 16 años, Rincón Grande de Pavas -¿A qué edad te vino la menstruación? -A los once -¿Y sabías de la menstruación? -Sí -¿Quién te había dicho? -Bueno, mi mamá no, sino en la escuela -¿Cómo te sentiste cuando te vino la menstruación? -Bueno, un poco rara, como pienso que todas las mujeres se sienten raras. Y ahí así, ella me estuvo explicando que aún eso es común en las mujeres, que uno debe de comportarse al andar así, al sentarse, al modo de vestir y todo -¿Por qué? -No sé, porque hay muchas niñas que son en ese sentido muy descuidadas, no les importa, andan manchadas y todo eso y no les importa y entonces la gente habla de ellas. Y como las mamás no hay, las personas dicen que las madres no se preocupan por los hijos en ese sentido, y entonces mi mamá si nos ha dicho todo eso. • • Es de todas las mujeres, ella no se escapa, es así: “aún eso es común”: Como vestirse: la mujer debe ser siempre casta, pulcra, limpia, que nadie se entere que “anda en esos días”. La menstruación se liga a suciedad. • La madre es una de las principales mujeres en la vida de las adolescentes que son responsables de que ellas “sean mujeres de bien”. Voces proyectadas: Historia grupal La Carpio Voces proyectadas Cuando María estaba cambiando, y ya se estaba haciendo mujer, la mamá le explicó todo, lo de la regla y todo, cuando a María le vino, ella sabía pero siempre se sintió incómoda. Voces proyectadas: Historia grupal Los Guido Mónica estaba asustada cuando le vino la menstruación, ya la mamá le había dicho, muy poco, pero le dijo que ahora era una mujer. • Es una experiencia que se vive desde el miedo, desde la falta de información, aunque sea un hecho tan crucial para ella, ya que le indica que “es una mujer”. Las voces de este apartado permiten acercarse a la comprensión de como se inscribe la experiencia de la menstruación en la subjetividad de las mujeres: • La menstruación, es un hecho contundente en la vida de las mujeres y es un signo visible que constata que “la niña se ha convertido en toda una mujer”. No es casual que sea desde un hecho que ocurre en el cuerpo y que está ligado a la capacidad de procrear y, por lo tanto a experiencias sexuales genitalizadas, desde donde se le nombre a la mujer, mujer. • El tabú asegura la ignorancia, el miedo, la no posibilidad de apropiarse de una experiencia tan significativa. Le indica una vez más, que por ser mujer, está expuesta a experiencias no gratas que se relacionan con el deseo externo de un/os otro/s masculino/s, del cuál hay que protegerse, cuidarse, o sea es una experiencia, que vivida de esa forma, también vulnerabiliza. Vivencia de la sexualidad femenina desde el lugar del otro La sexualidad es uno de los ámbitos fundamentales para las personas. Requiere de un proceso de integración psíquica complejo de aspectos biológicos, psicológicos, culturales, éticos, históricos, que determinan a las mujeres y a los hombres como seres sexuados y diferenciados genéricamente en sus concepciones y vivencias de la sexualidad. La sexualidad se fragua en espacios relacionales (de unos/as con otros/as y consigo mismo/a) y se encuentra mediatizada por valores, vínculos, afectos, formas de pensar, sentir y estar en el mundo de las personas involucradas en los mismos, configurando estos elementos el contexto subjetivo donde se construyen las diferentes expresiones de sexualidad. Desde el patriarcado, esta dimensión humana ha estado atravesada de controles, tabúes, restricciones y mitos. La sexualidad como producto histórico, es transformado según la época y también es asimilada de forma distinta por hombres y mujeres y por los diferentes grupos humanos que integran una sociedad. Cada sociedad ha elaborado formas de entender y experimentar la sexualidad, garantizando prácticas sociales orientadas a la permanencia de los contenidos genéricos, así como de dinámicas de control y poder social que, expresadas en el nivel micro, garantizan dichas prácticas en lo macro. La identidad de género juega un papel fundamental en la sexualidad; al remitir a la pregunta básica de ¿quién soy?, significa también preguntarse sobre ¿cómo soy? y sobre las concepciones, valores, experiencias y prácticas de la propia sexualidad. Ello podría conllevar también al cuestionamiento sobre el poder que se ejerce o se deja de ejercer, sobre igualdad entre los géneros, sobre derechos sexuales, etc. Preguntas no resueltas aún y que las prácticas actuales reflejan relaciones de poder de lo masculino sobre lo femenino, del hombre sobre la mujer, tal y como lo plantean Carmen Carro y Tatiana Treguear (1994): "No es casual, por lo tanto, que en el plano específico de la sexualidad se establezcan formas discriminadas de vivirla y asumirla. Para el hombre la genitalidad se presenta como la vía exclusiva de expresarla, ya sea como instinto, impulsividad o deseo incontenible. Para la mujer, en cambio, el orden patriarcal reconoce y reduce su sexualidad a la función de reproducción y objeto de placer; siendo precisamente esta condición de "instrumento" y "objeto" lo que viabiliza la violencia en su contra". (p 12) Las sociedades patriarcales regulan lo que se espera sobre las distintas formas de sexualidad. Se establecen para hombres y mujeres, para la masculinidad y la feminidad, contenidos opuestos, comportamientos antagónicos y complementarios, así como valores distintos: las características atribuidas al hombre son valoradas, mientras que las atribuidas a la mujer son desvalorizadas. Las sociedades patriarcales han establecido la heterosexualidad como única forma, legítima, de construir y experimentar la sexualidad. Dentro de la heterosexualidad obligatoria, la sexualidad femenina está en función del placer masculino, es él, el hombre, quien establece las reglas y decide cuándo tener sexo. Es él quién seduce, persigue, tiene la iniciativa, es el hombre quién establece las “reglas” del juego en la experiencia, estando a la base la premisa de que la mujer debe maximizar a cualquier precio el placer masculino. Sin embargo, es el deseo sexual de la mujer, y no el del hombre, el que experimenta una gran variación a lo largo del mes. Al respecto, Margaret Leroy (1993) afirma: “Aquí tenemos una muestra de una diferencia sexual que se pasa por alto al organizar las relaciones sexuales, puesto que el ciclo sexual femenino causa inconvenientes al patriarcado. Es lógico que, si el deseo y la capacidad de excitación sexual de la mujer varían ampliamente a lo largo del mes, mientras que el interés sexual masculino permanece relativamente constante, deban ser las mujeres, y no los hombres, quienes decidan cuándo mantener relaciones sexuales. pero la falta de reconocimiento del ritmo sexual femenino es un claro ejemplo de la represión a que está sometida la sexualidad femenina y de la forma en que se ignoran las diferencias sexuales reales entre mujeres y hombres cuando no guardan relación alguna con el placer sexual masculino”. (p. 101) En sociedades patriarcales, la sexualidad femenina se elabora y experimenta desde el lugar del otro masculino. En este sentido hay dos elementos cruciales que permiten visualizar claramente este hecho: el abuso como subtexto (Leroy, 1993) donde se inscribe la sexualidad femenina y el mito del amor que imposibilita la autodeterminación en las relaciones amorosas y sexuadas. • El abuso sexual como subtexto donde se inscribe la experiencia y construcción de la sexualidad femenina El feminismo ha colocado en la agenda pública el tema de los abusos sexuales y ha permitido su comprensión develando los mecanismos del patriarcado e identificando como la raíz del mismo, la posesión de las mujeres y de las niñas y niños por parte de los hombres. “Freud dejó de creer en la existencia real de los abusos deshonestos a menores porque no encajaban en su visión del mundo. ¿Cómo podían aquellos hombres admirables, los padres de familia, los pilares de la sociedad, cometer ese terrible delito? (...) Bajo el patriarcado- al que la psiquiatra Judith Herman denomina “el gobierno del padre”, en un estudio realizado sobre los abusos deshonestos a menores-, muchos hombres sienten que tienen derecho a que aquellos a quienes poseen les presten ciertos servicios, incluidos los sexuales” . (Leroy, 1993:52) Las experiencias de abuso sexual en la infancia tienen consecuencias negativas para el desarrollo de la sexualidad femenina. En todas las sociedades existe un alto índice de abuso a menores, en los Estados Unidos se establece que “una de cada tres mujeres experimentan abusos durante la infancia...” (Leroy, 1993), y aunque el abuso haya sido a través de exhibicionismo, caricias y besos no deseados y no con caricias en la zona genital y la violación, los efectos en la construcción de la subjetividad femenina son de gran impacto. Estos impactos juegan una papel fundamental en la construcción de la subjetividad femenina y en el desarrollo de una sexualidad plena, estas experiencias propician que las mujeres lleguen a establecer núcleos significativos sobres los cuales se basa para la comprensión de su propia sexualidad, núcleos que conllevan a prácticas y a afectos que no contribuyen a la autodeterminación sexual. Desde muy pequeñas las mujeres aprenden los peligros sexuales que existen, y al igual que el tabú de la menstruación no se comprenden, pero se experimentan –de hecho o como amenaza- y tienen una fuerza poderosa en la subjetividad. Se aprende desde muy tierna edad que es necesario estar en constante vigilancia para evitar el peligro sexual y para ello se “debe” organizar las vida en función de la protección y permanecer en un lugar seguro. Margaret Leroy (1993) establece las siguientes “proposiciones inclusivas”6 como lecciones aprendidas de los abusos sexuales: 6 Concepto que retoma de la psicóloga Dorothy Rowe: son afirmaciones que se hacen sobre sí mismo/a sin analizarlas previamente, se consideran axiomas y limitan la comprensión de las experiencias y hechos y determinan gran parte de las acciones. 1. “...el sexo gira en torno al poder”. 2. “...los hombres ejercen el poder absoluto en el ámbito sexual”. 3. “El sexo es algo que los hombres hacen a las mujeres y a las chicas, y lo que piensen éstas carece de importancia (...) la autoafirmación sexual no tiene sentido”. 4. “....la sexualidad masculina es inexorable y no puede controlarse; simplemente hay que soportarla, como las mareas o el mal tiempo”. 5. “....no se puede confiar en los hombres. La clase de abuso que experimentan supone la traición de la confianza más elemental existen en la sociedad, la confianza en la que se fundan las familias, es decir, la dependencia de un niña de sus padres. El hombre que debe ser el protector de la niña abusa de ella en secreto, y la mujer que debe cuidarla, no la protege. Toda la estructura social se edifica sobre una mentira. Posteriormente, todas las relaciones se vuelven sospechosas”. (Leroy, 1993: 58, 59, 67 y 74) Las mujeres se enfrentan cotidianamente al “peligro sexual”, este peligro está inscrito en la subjetividad como una de las experiencias organizadoras de la experiencia sexual, el abuso sexual no puede, ni debe ser ignorado en el análisis y comprensión de la sexualidad femenina, es un subtexto que subyace en la construcción de la misma. El abuso como subtexto Voces individuales Voz individual: Maribel, 17 años, La Carpio -¿Por qué tenías que vivir con tu abuelita? -Porque siempre, mi abuelita le decía a mi mamá pues que como yo ya iba para soltera, como son las abuelitas usted sabe... como son las abuelitas que dicen que uno necesita más de cuido, entonces ella me decía que me fuera a vivir con ella. • • Ir para soltera significa que su cuerpo ya ha cambiado, que requiere de control y de cuido (protección). Ese “usted sabe” que la adolescente le devuelve a quien la entrevista es importante de retomarlo ya que: a- se supone que debe saberlo porque también es mujer y, b-porque todas las abuelas son así y de hecho se ha tenido una abuela en la vida. Esta parte de la entrevista muestra como al percibirse las mujeres como idénticas, se coloca a la otra persona interlocutora femenina desde un espacio subjetivo que no permite la diferencia, mientras que los hombres se colocan desde el ser iguales –en el plano subjetivo ello conlleva a la par- y como iguales se permite la diferencia, la separación, la individualidad. -Entonces ¿por eso te mandaron para allá? -Si. De por si que como ella es tan enojada y mi mamá me quería mucho, ella decía que mi mamá a mi no me regañaba ni me pegaba, como ella es más enojada, entonces ella es más enojada no nos dejaba hacer nada malo y teníamos que hacer lo que ella de día. -Y, ¿qué es hacer cosas malas, por ejemplo? -Que a veces uno va a la escuela y después se pasan las horas de la escuela porque se va donde otras amigas. Entonces mi abuelita nos reclamaba eso. Mi mamá yo nada más le decía que me había quedado con unas amigas estudiando y ella no me decía nada y mi abuelita no, porque ella nos decía: “No se vuelvan a quedar, tienen que venir para la casa” y es que era más enojada. -Cuando tu abuelita te decía que había que cuidarte más, porque estabas soltera, ¿qué quería decir con eso? -Yo no sé. Porque era de las señoras así serias, las abuelas, que no les gusta que uno juegue con varones, que no les gusta que uno ande jugando, que uno salga a la calle y todo eso. (...) Y a la mujer, ¿de qué hay que cuidarla? -De esos hombres malos que andan en la calle y que las violen y todo eso, que no anden solas en la calle de noche. • La calle: es el espacio concreto de lo público, de lo masculino, allí no pertenecen las mujeres. Por otra parte, allí están los hombres, y por lo tanto hay peligro para las mujeres. El espacio privado, la casa, sigue siendo planteado como seguro, se habla de protegerse de los hombres externos al grupo familiar, ¿qué pasa con los hombres que se encuentran en el “espacio privado”? Voz Individual: Carolina, 16 años, Los Guido -¿De qué tenía que cuidarte tu tía? -De andar en la calle -¿Qué pasa en la calle? -Muchas cosas, y si uno es mujer más.... -¿Cómo qué? -Qué lo toquen o que algún hombre le haga daño -¿Qué es que le haga daño? -Diay que lo violen a uno. Mi tía por eso no me dejaba salir, así, como .... sólo aquí, por aquí cerca. • De nuevo aparece la calle como el lugar público, de peligro, lugar para los hombres. Voz individual: Araceli, 16 años, Rincón Grande de Pavas -¿Crees vos que cuando eran pequeños, cuando se criaban, había diferencia en la forma en que educaban a tus hermanos de tus hermanas, y de vos, como mujer? -.... de respetar siempre al varón, o sea, de no relacionarse mucho con el varón en aspectos de dormir juntos, nunca nos acostábamos juntos los hermanos y las hermanas, siempre separados. Mi mamá fue vendedora y siempre nos dejaba con mi papá y siempre mi papá nos respetaba, nos acostábamos a dormir y él esperaba a mi mamá afuera, nunca se quedaba adentro con nosotros y ya cuando mi mamá llegaba, nos acostábamos y nos quedábamos bien. Pero nunca hubo maltrato ni de mi mamá ni de mi papá • Es curioso que su padre tuviera que quedarse afuera. Es posible que el espacio privado no fuera tan seguro. En estas voces individuales se encuentran dos elementos muy importantes: • Las adolescentes muestran que para las mujeres adultas significativas de sus vidas existía una prioridad: cuidarlas, y ese cuido no se refería al cuido “normal” de comer bien, no golpearse, no caerse, no quebrarse un brazo, etc., tenía una connotación específica, cuidarse de ser tocada, abusada, violada, con una claridad: usted ya no es una niña, y su cuerpo ya es de mujer y, por ser mujer –género como condición de vulnerabilidad- está, casi que indefectiblemente, expuesta a que ello ocurra. • Por otra parte, también era necesario cuidar para el control del deseo y placer sexuales. Aparecen dos dispositivos que justifican el control: 1-el cuerpo cambia, es un cuerpo genitalizado, por lo tanto hay que cuidarlo para que no se sufra abuso, para que no se aprovechen, para evitar un embarazo, etc. 2-Control para evitar el placer: es necesario evitar que la adolescente experimente deseo y placer, por una parte porque “eso es malo” y por otra porque la experiencia de las mujeres adultas les indica que el placer femenino queda en segundo lugar -sino en quinto lugar, o no tiene lugar- que lo primero es protegerse. Voces grupales: Taller La Carpio Voces grupales De los hombres se dice que son: “asquerosos”; “abusadores”; “algunos malos”; “algunos no nos tratan bien”; “algunos hombres creen que las nica son más ingenuas para hacerles la maldad, pero no andamos buscando hombre, lo que queremos es estar en paz”. Desconfianza: cuando se les acerca algún hombre a hablarles; de ser violada cuando se encuentran solas en las casas porque las dejan cuidando; cuando un hombre quiere tocarlo a uno; porque nos mandan a hacer algún mandado; a personas indiscretas; cuando se sienta un hombre a la par de uno en el bus. Voces grupales: Taller Los Guido -Durante la venida a Costa Rica, las participantes recordaron haber tenido sentimientos de temor y de inseguridad a: .....estar expuestas a abusos deshonestos o violaciones por parte de estos hombres o parte de otros hombres que conformaban el grupo que migraba. Voces grupales: Taller Rincón Grande de Pavas Sentimos inseguridad: “que alguien me mate o viole”; “cuando me quedo sola en la casa, que se metan a robar, que me hagan daño”; “hacer mandados de noche, porque por la plaza hay un muchacho que violó una güila”; “cuando va uno solo en el bus, en la última parada, a una del grupo una vez el chofer le enseñó todo”; “de los hombres, nos tocan y nos dicen vulgaridades”. Quienes hicieron el viaje por la montaña señalaron con énfasis tener que cuidarse mucho “por ser mujeres y las mujeres son más débiles y peligran más, pues pueden ser violadas”. Los hombre son: “tocones”; “a veces buenos a veces malos”; “controladores”; “abusadores”; “fuertes”; “sinvergüenzas”; “quieren que las mujeres hagamos lo que ellos dicen”. • En las voces grupales queda visibilizado como la amenaza del abuso sexual es un contenido “de pan de cada día” en la construcción de la identidad femenina. Voces proyectadas: Historia grupal La Carpio Voces proyectadas María tenía que cuidarse de los padrastro que tenía, porque todos querían hacerle daño a ella, querían que ella fuera su mujer también, en parte por eso también quería irse de la casa. Voces proyectadas: Historia grupal Los Guido Mónica sabía que tenía que cuidarse de los hombres, su mamá se lo había dicho toda la vida. En el barrio donde ella vivía, se sabía de los hombres que habían violado y tocado chiquitas. Voces proyectadas: Historia grupal Rincón Grande de Pavas Karla, era una muchacha que se sabía cuidarse bien, para que no le pasara nada malo, por eso aunque trabajó de doméstica, siempre se dio a respetar de sus patrones. • En la construcción de la subjetividad femenina, “el aprender a cuidarse es fundamental” y recae sobre ella –la mujer, la adolescente- la responsabilidad de “que no le suceda nada malo”. En nuestras sociedades el ser mujer es un factor de vulnerabilidad y de riesgo, el abuso –como amenaza o como hecho- así lo evidencia: • En el proceso de socialización patriarcal femenina, es indispensable que a las adolescentes –desde niñas- les quede muy claro que son vulnerables de ser abusadas -desde toqueteos hasta violaciones- por el hecho de ser mujer. Se coloca esta amenaza principalmente como externa al grupo familiar, lo privado no se cuestiona. Esta amenaza constante, inscrita en la subjetividad de estas mujeres adolescentes, juega un papel importante en la construcción de la sexualidad femenina, coabyuda a ser experimentada desde el temor, desde la ignorancia, desde la culpa, desde lo inexorable. Nunca son cuestionadas las conductas masculinas de abuso y de irrespeto, pues son entendidas a partir de la naturalización del hecho social: “así son los hombres”. Además, el deseo o el placer es perverso en la mujer, en el hombre no. • Mito del amor: imposibilita la autodeterminación y vulnerabiliza Construida una sexualidad desde el lugar del otro y siendo el abuso un subtexto donde se inscribe, la autodeterminación sexual para las mujeres, en este caso para las adolescentes, se encuentra disminuida. Las consecuencias del abuso sexual descritas en el apartado anterior, según Margaret Leroy (1993), cobran relevancia y permite que se reflexione sobre los posibles resultados para la subjetividad y seguridad de las adolescentes, en una etapa vital donde las relaciones amorosas son importantes. El amor romántico sigue vigente y es determinante en la organización afectiva de la sexualidad femenina, esto no les permite comprender a las adolescentes que en estas sociedades patriarcales las relaciones amorosas están planteadas para el desencuentro: la mujer, desde su mandato identitario de género, busca ser complementada y protegida para su felicidad; el hombre requiere afianzar y mostrar su masculinidad por medio de la satisfacción de sus necesidades afectivas y sexuales, desde las cuales el proteger significa posesión y la felicidad de la otra persona está estrechamente relacionada con la capacidad que tenga de cumplirle a él sus demandas; siendo así, lo que “solicita” la mujer no tiene cabida. Por otro lado, desde ambos lugares se plantea la relación como un espacio para demandar, pero con estatus asignados muy distintos: para la mujer su vida es lo privado, el hogar, la maternidad, la fidelidad y la monogamia; mientras que para el hombre, ser hombre, significa desvalorizar lo femenino y su vida es lo público, el afuera, la infidelidad y la poligamia. Ella establece relaciones desde la dependencia al necesitar a ese otro masculino para ser, él tenderá aparentemente a la independencia porque requiere a ese otro femenino para mostrar su virilidad, en el fondo ambos son carentes de autonomía y autodeterminación. La conducta masculina no es de autonomía, es de exigencia, control, posesión y socialmente está legitimado para ello. En las relaciones amorosas, él no tiene que intentar ser autónomo, a él socialmente se le declara como autónomo, es en otros espacios sociales donde sí se le demanda mostrar su autonomía, en aquellos espacios con sus “iguales” masculinos, donde la competencia es un mandato y donde la complicidad masculina es una herramienta de soporte afectivo. La autonomía femenina es calificada como amenaza, ni siquiera aparece en la subjetividad femenina como imaginable, como posible. Los intentos de autonomía, tienen su precio. El deber ser de la mujer le indica que si ella se sale de lo establecido será calificada de perversa, mala, no pura, porque tiene placer, porque le gusta, porque quiere, porque siente, cuando no debe ser así. Atreverse a preguntarse si realmente desea sentir placer y experimentar, es impensable, o muy amenazante para sí misma, para su pareja y para la sociedad en su conjunto, pues en lo macro, esta pregunta puede significar el germen del cuestionamiento del dominio masculino. La mujer adolescente no se pregunta si desea o no tener relaciones sexuales o establecer cualquier conducta sexual, lo que se pregunta es ¿lo amo?. Amar significa no tener claridad, no poder pensar, solo sentir que ese otro le causa “palomas en el estómago”. ¿Qué posibilidades hay de que en un contexto relacional tan desfavorable la mujer adolescente tenga condiciones para la autodeterminación?. El mito del amor no permite que las adolescentes contacten directamente con su deseo de experimentar placer físico y puedan desarrollar conductas de autoafirmación sexual. Si para experimentar, la adolescente requiere estar enamorada, y estar enamora significa “sentir palomas en el estómago” cada vez que lo mira, lo escucha o piensa en él, y sentir que ese es el hombre de su vida, ella no podrá negarse ante la insinuación y seducción del otro, o bien se convencerá a sí misma de que lo ama, de que mantiene con él una relación duradera, estable, segura, honesta, para acceder a experimentar placer. Por otro lado, desde el discurso de lo malo, ¿cómo apropiarse de sí misma, de fortalecerse, de decir NO cuando quiere decir NO, de decir SI cuando quiere decir SI, de expresar sentimientos, deseos y necesidades?,¿qué hace con sus deseos, sus sentimientos, sus pensamientos, con el beso, con las caricias, con lo que le produce placer? Muchas veces queda atrapada entre lo que necesita, quiere y desea y el exponerse al establecimiento de relaciones no placenteras y marcadas por la violencia sexual: el “intercambio” es desigual y tiene consecuencias desiguales. Margaret Leroy (1993) ilustra muy bien esta situación: “Cuando una chica justifica sus relaciones sexuales alegando ‘estar enamorada’, puede no ser capaz de decidir, o puede que incluso nunca sepa qué desea de verdad. no se pregunta a sí misma ¿quiero mantener relaciones sexuales?, sino ¿estoy enamorada?. La pregunta ¿quiero tener relaciones sexuales? puede parecer ilícita porque va en contra de todos nuestros estereotipos sobre la feminidad, al supeditar los dictados del corazón a los dictados corporales. Si la adolescente no se hace la pregunta correcta obtendrá una respuesta equivocada. El amor romántico impide realizar el acto fundamental de la autoafirmación sexual, es decir, saber con certeza si se quiere realizar el acto sexual o no y, en caso afirmativo, decirlo. La adolescente hace el amor por los motivos más románticos y menos sexuales: porque está enamorada”. (293) Estos mandatos de castidad, virginidad, pureza desde muy temprana edad, y en específico en la adolescencia, causan gran impacto sobre la sexualidad, las mujeres no recuerdan el placer, sino que desde los mecanismos de la culpa y de la impotencia por el miedo –analizados con anterioridad- las adolescentes se preguntan sobre si debían o no hacerlo y carecen de herramientas reales para construir una sexualidad basada en el derecho a la decisión propia, lo que podría conllevar a relaciones que propicien el diálogo, la duda, el error, la sospecha, el aprender a nombrar el deseo, el placer, el no, y el sí. Voces Individuales El padre: el otro masculino que simboliza los contenidos patriarcales Voz individual: Maribel, 17 años, La Carpio -Y, ¿conociste a tu papá? -No. No. -Qué contaba tu mamá de tu papá? -Bueno pues que él se separó de ella, nada más porque el se juntó con otra muchacha. Y que él lo que quería era que mi mamá se juntara a vivir con él y él vivir con las dos. Mi mamá decidió mejor separarse de él de una vez. Y después se fue y no lo volvimos a ver. No lo conocí ni yo.... -Pero, cuando vos me decís que no lo conociste, entonces cómo va a ser el papá de tus hermanos también? (ella es la mayor) -Sí, este por eso porque este yo siempre.... yo vivía con mi abuelita y mi mamá vivía en otro lado y yo nada más llegaba donde mi mamá y me quedaba días y después ya me regresaba y vivíamos así... y después cuando él se fue, mi mamá era la que nos contaba de que él se había ido. • Aparecen varias características importantes: padre ausente, no se asume la paternidad responsablemente, infidelidad masculina, poligamia. • Se deduce que no hay ruptura de la relación, el padre de ella, también lo es de sus hermanos y hermanas, los cuales son menores que ella. El, su padre, llegaba a la casa y su madre “quedaba embarazada”. Voz Individual: Carolina, 16 años, Los Guido -Y tu papá, ¿Cómo es tu papá? -Mi papá es muy bueno, mucho nos consiente a todos y él es así, muy cariñoso. (...) -Y tu papá y tu mamá, ¿decidieron separarse definitivamente? -Si, Es porque él tiene otra mujer, entonces se separaron -Y, ¿desde cuándo tiene esa otra mujer? -No se, pero ya tiene mucho tiempo.... años. • • Un padre presente, cariñoso. Un padre infiel: infidelidad masculina. Voz individual: Araceli, 16 años, Rincón Grande de Pavas -¿Cómo era tu papá? -Ah, no. El siempre muy distinto. Sí, porque él en el sentido de que nos maltrata, nunca nos ha maltratado, pero si que nunca ha tenido una obligación de padre, para decir que él nos ha mantenido siempre, siempre mi mamá ha sido la que se ha preocupado por salir con nosotros adelante. Mi papá no. Mi papá si él puede le ayuda, sino no • Un padre “presente”, sin asumir su responsabilidad paterna. Su madre era quién los “mantenía”. Voces grupales: Taller La Carpio Voces grupales Se reconoce que “los padres o padrastros a veces son responsables, a veces irresponsables, no todas vivimos con nuestro papá”; “algunos son trabajadores, pero nuestras mamás siempre tienen trabajo y ellos pasan a veces mucho tiempo sin trabajar”. Voces grupales: Taller Los Guido Desarrollando una de las plenarias se les pidió que por medio de una lluvia de ideas, se refirieran a sus padres según lo trabajado en grupos, y respondieron: “buenos”; “algunos dan apoyo”; “a veces son cariñosos”; “muy malos”; “mal pensados”; “algunos abusan”; “maltratan a las mamás”; “son alcohólicos”. Voces grupales: Taller Rincón Grande de Pavas Según lo que compartieron en los pequeños grupos, describieron a sus padres o padrastros, de la siguiente forma: “no siempre están en la casa”; “tienen muy mal humor”; “pelean mucho porque toman licor”; “si trabajan, no siempre llevan la comida, sino que la gastan en cosas de ellos”; “de vez en cuando son responsables y cariñosos, pero la mayoría del tiempo no, solo una de nosotras dijo que su papá era muy bueno con ella y sus hermanos”. • En las voces grupales, se muestra la heterogeneidad presente en los núcleos de estas adolescentes: no todas vivían con su padres biológicos, algunas de ellas vivían con sus padrastros. • Las características de sus padres o padrastros contienen más rasgos negativos que positivos sobresaliendo los siguientes: ausencia, mal humor, irresponsabilidad, abusivos, agresores. Voces proyectadas: Historia grupal Los Guido Voces proyectadas Mónica tenía su papá en Nicaragua, nunca más supo de él desde que se vino para Costa Rica, la mamá decía que el papá era “un bueno para nada”. Voces proyectadas: Historia grupal Rincón Grande de Pavas Karla no conoció a su papá, solo a la mamá, cuando era pequeña pensaba en que ella quería tener un esposo que la quisiera y que fuera responsable con los hijos, no como su papá, que los abandonó. • En las voces proyectadas, también aparecen las características de ser padres ausentes e irresponsables. • En la segunda historia proyectada, es importante rescatar como se coloca en boca de la protagonista su claridad de desear establecer una relación con un hombre totalmente diferente a la de su padre: destaca dos elementos: que la quiera y que sea responsable con sus hijos. • Las mujeres se relacionan con sus parejas desde el mandato de la maternidad, se establecen relaciones para formar una familia, no pueden visualizarse sin hijos. El padre, como referente de lo masculino, juega un papel importante en la construcción del mito del amor. El análisis de las voces de esta sección muestran: • El padre, ausente o no, biológico o no, es uno de los referentes masculinos más importantes en la construcción de la subjetividad e identidad femeninas. Representa un modelo de lo masculino, y por lo tanto en esas relaciones de padres-hijas, la hija adquiere insumos muy claros de lo que se espera de las mujeres. • La madre, como construcción subjetiva, coincide con la persona concreta que la parió, o sea con la madre biológica. El padre, es una construcción subjetiva que no necesariamente coincide que el padre biológico, éste también lo conforman los padrastros, los cuales pueden ser varios en la vida de una adolescente, pues depende de la historia personal de su madre – recuérdese que Fauné establece que las mujeres centroamericanas, existe un promedio de 4 parejas en la vida una mujer-Padrastros que no difieren de las cualidades personales atribuidas a los padres biológicos. • En el análisis de las voces, es claro que en la mayoría de estas mujeres adolescentes las experiencias concretas con las figuras parentales les ha configurado concepciones de que los hombres –inclusive sus padres o padrastros- son personas de las cuáles hay que protegerse, más que confiar. Desde el patriarcado, toda relación que los hombres establecen con mujeres se encuentra sexualizada. Con sus hijas –biológicas o no-, ellos tienen claro que también son mujeres, y como mujeres son también de su posesión, y una forma de corroborarlo es genitalizando la relación y por lo tanto estableciendo relaciones abusivas sexualmente hablando. En la subjetividad masculina el dispositivo social de competencia entre los hombres por mostrar su virilidad poseyendo cuerpos femeninos, contribuye a que, en el ámbito privado, donde las niñas y las adolescentes –las mujeres adultas también- se encuentran vulnerables, los hombres ejerzan la violencia sexual. ¿Qué se me ha dicho de los otros masculinos? Voces Individuales Voz individual: Maribel, 17 años, La Carpio -¿Cómo son los hombres? -Bueno, yo veo que los varones hay que cuidarlos, pero no mucho, no tanto como a una mujer -¿De qué hay que cuidar al hombre? -Bueno, yo veo que los varones hay que cuidarlos, pero no mucho, no tanto como a una mujer -¿De qué hay que cuidar al hombre? -Bueno, de que no aprenda cosas malas de la calle -¿Cómo qué? -Bueno, como... este... tomar licor y todas esas cosas malas que hay -Y a la mujer, ¿de qué hay que cuidarla? -De esos hombres malos que andan en la calle y que las violen y todo eso, que no anden solas en la calle de noche. • A los hombres hay que cuidarlos de que no se metan en problemas: queda intacto sus mandatos patriarcales de lo público, de hacerse hombre, del ejercicio del poder. • De nuevo aparece el señalamiento para las mujeres: deben ser cuidadas de que los otros masculinos les hagan daño. • Prevalecen advertencias acerca de los hombres, más que aspectos de confianza. Voz Individual: Carolina, 16 años, Los Guido -¿Cómo son los hombres? -En una parte buena y en otra malos -¿En qué son malos? -Ah! Porque siempre quieren que uno esté ahí y no lo dejan salir ni nada. -Y, ¿Buenos en qué? -En que son muy cariñosos y siempre lo atienden bien a uno • Aquí aparece el elemento del control masculino de la pareja. Voces grupales: Taller La Carpio Voces grupales Las mujeres esperan de los hombres: “que trabajen”; “que atiendan a la familia”; “que lleven el alimento al hogar”; “que aguanten más”; “que les peguen a las mujeres”. Voces grupales: Taller Los Guido Las mujeres esperan de los hombres: “cariño”; “que sean responsables”; “que nos respeten”; “que sean comprensivos”. Voces grupales: Taller Rincón Grande de Pavas Las mujeres esperan de los hombres: “que sean la pareja”; “fidelidad”; “que sean trabajadores”; “que piensen antes de hacer algo”; “cariño”; “respeto”. • Diferencia entre lo que se espera en las relaciones con los hombres y lo que se experimenta, ya sea en la vida propia, como de lo que han sido testigas las adolescentes en las relaciones que han establecido sus madres, tías y otras mujeres conocidas, incluidas sus pares. Voces proyectadas Voces proyectadas: Historia grupal La Carpio María pensaba que Mario no era como los demás hombres, que la iba a querer y respetar, pero era igual a todos, le gustaba ir a bailar sin ella, la deja metida en la casa cuidando a los hijos y no la dejó estudiar, y se buscó otra mujer más joven y bonita y la dejó. • Aparecen la infidelidad masculina y la violencia de género como rasgos de la pareja. Voces proyectadas: Historia grupal Los Guido Ahora Mónica tiene 30 años, se encontró con un buen marido, a pesar del primero, se va a casar con él, tuvo gemelos de él, no trabaja, los cuida, ahora el compañero que ella tiene la ayuda. • Hay tres elementos en esta parte de pareja en la vida la protagonista; 2trabajo; y, 3- cuando la pareja corresponden, son experimentadas por protección. la historia colectiva: 1- más de una lo doméstico no se visibiliza como asume responsabilidades que le la protagonista como “ayuda” y como Voces proyectadas: Historia grupal Rincón Grande de Pavas Sí, se enamoró y se casó con Francisco, se casó con él porque le gustó, luego Francisco trabajando en la bananera conoció una mujer, le gustó, comenzó a salir con ella, Karla se enteró, Francisco comenzó a salir más, descuidó a su hijo y se dejaron. • De nuevo aparece la infidelidad masculina y la paternidad irresponsable como rasgos en la pareja. A partir de las voces de esta sesión, se muestra como: • Se aprende a ser mujer también desde el/los otro/s masculino/s: ¿qué se puede esperar de los hombres?, ¿qué esperan los hombres de las mujeres?, ¿cómo son los hombres con las mujeres?, ¿cómo son las mujeres con los hombres?. En el análisis de las voces, las respuestas a estas preguntas apuntan al mantenimiento y fortalecimiento de los rasgos patriarcales masculinos de: el afuera como espacio para los hombres, irresponsabilidad paterna, infidelidad, violencia, abandono de la pareja y de los hijos; y de los rasgos patriarcales femeninos de: el espacio de la casa como propio de las mujeres, lo doméstico invisibilizado como trabajo, dependencia económica y afectiva, casarse, formar una pareja, formar una familia, asumir la maternidad en soledad. El otro masculino que me completa Voz individual Voz individual: Maribel, 17 años, La Carpio -¿Cuánto tenías de embarazo cuando se dejaron? -Tenía 4 meses -Y, ¿cómo te sentiste cuando eso sucedió? -Mal, porque aunque él estuviera casado, y yo sabía, esperaba que estuviera conmigo, una se siente como que le falta algo, bueno.... ahora voy a tener mi hijo, que es todo para mi en mi vida. • Varios elementos a rescatar: paternidad irresponsable: se esperaba que la pareja –aunque casada- asumiera la responsabilidad del hijo y formara pareja con ella; sin él ella se siente incompleta; espera llenar ese vacío con el hijo. Voz individual: Carolina, 16 años, Los Guido -Y ahora que estás acompañada ¿qué sentís de tu vida? -Umh, bueno está bien, una siempre espera tener un hombre que esté con uno, que lo quiera, que esté allí, formar un hogar.... él es bueno y me trata bien, yo me siento bien, lo único que quiero es que mi mamá lo acepte a él, él trabaja y yo me quedo aquí, me da todo. • Tiene lo que siempre esperó: tener un hombre que la quiera, que le de todo, con el cuál formar un hogar, que esté allí siempre. Voz individual: Araceli, 16 años, Rincón Grande de Pavas -Cuando eras niña, ¿Cómo te imaginabas cuando fueras grande? -No me acuerdo de eso -¿Pensabas que vivías con alguien, que vivías en tu país? -Ah, bueno si pensaba que me iba a casar joven, con un buen hombre, que me quisiera para toda la vida, eso si lo recuerdo, jugaba con una mi prima de que nos casábamos y éramos felices.... (se ríe). • Desde niña jugaba con su prima –también mujer- de casarse joven con un hombre que la quisiera para toda la vida. ¿Qué estará significando la risa?: pareciera que quiere decir: “cosas de niñas”, de cuando se era inocente y se creía en ello. Pero, en lo más profundo, ¿se sigue creyendo y aspirando eso? Voces proyectadas: Historia grupal La Carpio Voces proyectadas • • • • María sufrió mucho cuando Mario la dejó por otra mujer, pero encontró otro hombre y se juntó con él, era distinto, le quería a los chiquitos y le ayudó a mantenerlos, y le dijo que le diera un hijo y ella se lo dio. Con él María fue feliz, por fin encontró al hombre que andaba buscando. Infidelidad y paternidad irresponsable por parte de una de las parejas. Más de una pareja en la vida de la protagonista Las parejas son para formar familia y tener hijos, sin ellos, no existe la pareja Se logra la felicidad cuando se encuentra al hombre ideal. Voces proyectadas: Historia grupal Los Guido Mónica ahora que se casó es feliz, como tuvo los gemelos el esposo la quiere mucho, la poya y ella se siente muy bien (...) Al final se ve Mónica y a su esposo en una silla sentados, juntos. • • • • • La felicidad se logra con el matrimonio. Los hombres necesitan tener hijos. Los hijos garantizan el amor de la pareja. El matrimonio es para toda la vida. Las responsabilidades que le corresponden a la pareja son entendidas como ayuda. Voces proyectadas: Historia grupal Rincón Grande de Pavas Karla se sintió sola, sin Francisco, pensó en darle padrastro a José Andrés, este no sería igual, sería un hombre que si la comprendiera, a ella y que quisiera a su hijo. Ella sentía que no podía estar sola, aunque tuviera su hijo, este crecería y se iría. • Sin una pareja, la protagonista se siente sola. En el análisis de las voces de este apartado: • Se ven reflejadas las certezas construidas en la identidad femenina que son soporte del mito del amor: no se puede estar sola, se necesita ser amada por un hombre, se necesita protección y seguridad masculinas, se necesita ser madre, no se es nadie sin un hombre –pareja- o una familia propia. Voces Individuales Cuando la historia se repite Voz individual: Maribel, 17 años, La Carpio -Y, ¿conociste a tu papá? -No. No. -¿Qué contaba tu mamá de tu papá? -Bueno pues que él se separó de ella, nada más porque el se juntó con otra muchacha. Y que él lo que quería era que mi mamá se juntara a vivir con él y él vivir con las dos. Mi mamá decidió mejor separarse de él de una vez. Y después se fue y no lo volvimos a ver. No lo conocí ni yo.... (...) -.... ahorita yo pienso que yo voy a tener un niño y estoy sola, porque yo aquí estoy sola, no tengo más familia.... y lo que pienso es que tengo que trabajar... -Bueno, sí, él lo aceptó y él estaba alegre, pero después este bueno, yo no se que le pasaría a él, después nos separamos cuando yo tenía los cuatro meses de embarazo. -Tiene otra mujer? -Si -¿El es casado? -Si -Y tiene otros hijos? -Si (...) -....yo pienso trabajar toda mi vida, nunca pienso este, atenerme a nadie a que me mantenga.... ahora que voy a tener un chiquito, siempre pienso trabajar y, por mucho que no lo acepten... diay, como yo soy la que voy a trabajar y yo soy la que lo voy a mantener, ni modo que no lo acepten. Voces proyectadas: Historia grupal La Carpio Voces proyectadas Mario ya no la quiere, ahora María tiene 20 años, él tiene otra mujer, ella no sabe qué hacer, tiene tres güilas, le pasó lo mismo que a su mamá, ahora ella tiene que trabajar para mantener a sus hijos. Se fue para Cartago, a trabajar en una fábrica. • En ambas voces, la individual y la proyectada, las adolescentes experimentan la “misma historia que su madre”: abandono, infidelidad, paternidad irresponsable. • Las mujeres terminan asumiendo la responsabilidad de la crianza de sus hijos e hijas. • Relaciones de pareja y maternidad desde edades tempranas. En las voces de esta sesión, se identifica claramente que: • Los otros masculinos –padres, padrastros y hombres en general- son personas que juegan un papel fundante en la elaboración de contenidos identitarios femeninos que sustentan las relaciones amorosas y de pareja que establecen las adolescentes. En el análisis de este apartado, se incluyen voces que dan cuenta de la complejidad de los procesos subjetivos que soportan la elaboración del mito del amor en la construcción de la identidad femenina. Se muestra como éste no permite que las adolescentes –y las mujeres en general- formulen relaciones amorosas y de pareja fundamentadas en la autodeterminación: • Las adolescentes, en sus procesos de socialización y elaboración de su subjetividad e identidad femeninas, experimentaron las relaciones amorosas y de pareja que sus madres establecieron con sus padres, padrastros u otros hombres; relaciones que se convirtieron para ellas en punto de referencia específico de lo “que son las relaciones entre los hombres y las mujeres”, donde las mujeres –ellas, sus madres, sus abuelas, sus tías- tienen la peor parte. Los comentarios, las experiencias concretas, confirman, una y otra vez, que “todos los hombres son iguales”, experiencias que no son suficientes para desactivar el núcleo de la dependencia, de la desvalorización de lo femenino, de la necesidad de contar con un hombre para ser completa. • En las relaciones amorosas o de parejas que las adolescentes establecen en concreto, o se imaginan, se tiende a reproducir los patrones “aprendidos” de: relaciones con hombres infieles e irresponsables; relaciones genitalizadas; embarazos no deseados donde se asume la responsabilidad de la crianza de los hijos en soledad, soledades profundas, con tristeza y espera; y, la esperanza del príncipe azul –así nombrado el mito del amor- que sí la quiera, que sí le de la seguridad afectiva y económica necesarias. Todo ello, “a pesar” de ser una mujer que “ya no vale” al haber tenido contacto sexual fuera del matrimonio, ya que es el único espacio legitimado por el patriarcado para el contacto sexual. Contacto sexual reducido únicamente para la procreación y el placer masculino, jamás para el placer femenino. En la adolescencia estas situaciones y condiciones femeninas son aún mayormente censuradas por los mandatos de castidad, virginidad y pureza femeninas. • La forma en que, tanto las mujeres significativas en su vida, como ellas, experimentaron las relaciones entre hombres y mujeres, contribuye a que aparezcan como ahistóricas –sin contextos temporo-espaciales, sin historias personales-, como un problema de carácter personal e individual, por lo tanto la culpa se dirige a ellas, como mujeres, para ver ¿qué de su comportamiento o forma de ser, provocó la conducta masculina de abandono, infidelidad, mentira, agresión, abuso? Recuérdese que socialmente se les está permitido a los hombres estos comportamientos –incluso el abuso, aunque de forma vedada- por lo tanto la culpable debe de ser ella. • Surgen algunas interrogantes como: ¿Qué posibilidades de autodeterminación existen en socializaciones patriarcales?; ¿Cómo, desde ese mandato de ser para el otro, de una sexualidad construida para el deseo del otro, donde ese otro tiene el poder y controla, construir conspiración consigo misma?; ¿Cómo construir secretos para la protección?; ¿Cómo romper con el mandato de la obediencia al otro masculino o con los temores a ser abandonada y a no ser amada? Definitivamente, una de las tareas urgentes es desmontar las fórmulas: sexo/amor, sexo/embarazo, sexo/embarazo/maternidad, sexo/amor/embarazo/-maternidad; fórmulas que fomentan y sostienen la maternidad como uno de los ejes de la identidad femenina; eje, que en la construcción del mito del amor es fundante. Desmontadas estas fórmulas, es posible que las adolescentes y las mujeres, accedan a contactos sexuales, a relaciones amorosas y de pareja, sin mediatizar estas experiencias con el mandato de satisfacer los deseos del otro. Conclusiones y Recomendaciones Conclusiones Tradicionalmente los estudios sobre migraciones se han concentrado en grandes grupos humanos que por razones diversas se desplazan al interior de fronteras, entre países que comparten fronteras comunes, que suponen procesos que involucran dos o más países , estudios que tienen en común la comprensión de las dinámicas migratorias como si fueran movimientos uniformes de seres humanos sin comprender sus diversidades. Conforme se ha avanzado, se han incorporando nuevas herramientas teóricas y metodológicas, así también se ha logrado establecer con precisión que, entre más desagregados y específicos se hagan los estudios sobre las poblaciones migrantes, más y mejores elementos podrán aportar las investigaciones sociales para comprender y actuar en resguardo de las personas migrantes. Esta investigación se planteó en esta segunda perspectiva. Partiendo de las dimensiones de la migración nicaragüense en Costa Rica: sus alcances estructurales, los condicionantes que señalan que es una realidad innegable y que formará parte de la historia costarricense durante mucho tiempo, se decidió hacer un acercamiento a la comprensión particular de uno de los grupos poblacionales que resultan críticos en la migración nicaragüense: las vidas y vivencias de las adolescentes migrantes nicaragüenses en Costa Rica. Las principales preguntas de investigación se orientaron a identificar las situaciones que viven las adolescentes migrantes antes de la migración, durante el recorrido y en el período de llegada y establecimiento en Costa Rica, identificar los principales nudos identitarios que caracterizan su socialización de género y entender cómo esos determinantes se expresan y acompañan todo el tránsito realizado: que lo es tanto de carácter geográfico, como social e individual. Los procesos migratorios no se reducen a desplazamientos territoriales: las migraciones suponen también desplazamientos identitarios, afectivos, emocionales y vitales que afectan significativamente -y de manera diferenciada- a quiénes se ven en la obligación de abandonar sus lugares de residencia y buscar otras condiciones de vida. Esta investigación se aproximó a la comprensión de las dinámicas identitarias de adolescentes migrantes nicaragüenses, para aportar elementos analíticos e interpretativos que permitan, desde la investigación social, entregar un conjunto de resultados que, ojalá, se conviertan también en nuevas acciones y políticas para entender y atender las migraciones internacionales, también desde la perspectiva de seres humanas concretas, es decir de personas que deben ser entendidas en sus especificidades y en sus diversidades, como es el caso de las adolescentes migrantes nicaragüenses. A continuación se encuentran las principales conclusiones de esta investigación: Durante todo el documento se han señalado 8 elementos básicos que permiten comprender, con mayor claridad, los procesos migratorios de personas nicaragüenses hacia nuestro país y en particular la migración de las adolescentes participantes en esta investigación: 1) La pobreza estructural en la región, y en particular en Nicaragua, como la principal causa de la migración; 2) El carácter forzoso, económico, permanente y con estatus migratorio irregular de la migración nicaragüense hacia Costa Rica. 3) Las mujeres como la población mayormente afectadas por la pobreza –feminización de la pobreza-, convirtiéndose en las principales gestoras y articuladoras de las distintas estrategias de sobrevivencia de sus núcleos familiares, incluyéndola a ella. 4) La migración internacional como una estrategia de sobrevivencia –entre otras- de una cantidad considerable de núcleos familiares nicaragüenses. 5) Alta correlación entre núcleos jefeados por mujeres y la migración de alguno de sus miembros o miembras, o la de ellas mismas. 6) Proceso de feminización de los diferentes flujos migratorios a nivel internacional y en particular el nicaragüense. 7) Las cuatro regiones de mayor flujo migratorio nicaragüense hacia nuestro país: Pacífico Sur y Central (Rivas, Carazo, Granada y Mazaya); Occidente (León, Chinandega, Las Segovias, Estelí, Matagalpa y Jinotega); Caribe (Zelaya, Nueva Guinea y Río San Juan). 8) La zona metropolitana de San José como uno de los principales rumbos de esta migración. Los resultados particulares de esta investigación son totalmente coincidentes con estos 8 elementos, veamos: a) Todas las adolescentes participantes en esta investigación se encontraban en su país de origen en condiciones de pobreza y nombraron ésta como la principal causa de su migración y la de sus familias. Tal y como se demostró ellas, constituyen una tercera generación de pobreza. Estas condiciones, no solo tienen como resultado la no satisfacción de necesidades básicas, sino que también estructuran rasgos subjetivos que perpetúan la pobreza: ser pobre se constituye en un rasgo identitario. b) Fue forzosa en dos aspectos: 1) las causas estructurales de la pobreza en Nicaragua, generó que los núcleos familiares de pertenencia se vieran obligados a utilizar la migración hacia Costa Rica como una de sus opciones para conseguir mejores condiciones de vida; y 2) para ellas en particular, por su condición etárea, la gran mayoría no participaron en la toma de decisión de migrar; inclusive, aquellas que no migraron con sus familias, lo hicieron una vez obtenido el visto bueno de su madre. Económica: las condiciones de pobreza de las familias de las adolescentes, hicieron que fuese una migración principalmente de carácter económico, y no política como en épocas anteriores, donde la principal causa de la migración fue el resguardo de la vida por las condiciones de guerra y en condiciones de personas refugiadas. Permanente: al ser de orden estructural los problemas económicos y políticos en Nicaragua, las familias de estas adolescentes migraron con la intención de permanecer en Costa Rica. Irregular: todas las adolescentes entraron de forma irregular al país y en su gran mayoría, este estatus migratorio aún se mantiene. Como resultado de la investigación, se identifica éste como uno de los principales problemas, dada las implicaciones en las condiciones de vida actuales de las adolescentes. Esta condición de irregularidad se ha convertido en la práctica en un gran obstáculo para sus vidas, pues las limita al acceso de programas en los ámbitos educativos, laborales, de salud y de bienestar social. Por otro lado, este estatus irregular es el único rasgo significativamente distinto con respecto a las adolescentes pobres costarricenses con las cuales conviven en sus lugares de residencia, pues en cuanto a los demás elementos como familia, violencia, acoso, etc., son similares, pues no están determinados por la procedencia o lugar de origen, sino por su condición de género, por su nivel económico y por ser patriarcales ambas sociedades, la sociedad costarricense y nicaragüense. c) Las principales gestoras de la migración al interior de los núcleos familiares de las adolescentes fueron mujeres significativas en sus vidas; en orden de participación y de peso en la decisión de migar, se encuentran: sus madres –jefas de hogar-, sus hermanas mayores, quienes ya contaban con hijos e hijas propias y formaban aún parte del núcleo familiar de origen y, sus tías maternas. La participación de éstas como gestoras de la migración propia y de sus familiares, muestra el carácter de feminización de las migraciones experimentadas por las adolescentes protagonistas en esta investigación. d) La procedencia de las 26 adolescentes es coincidente con las cuatro regiones identificadas en Nicaragua como las de mayor flujo migratorio hacia Costa Rica. Ellas provenían: 8 de barrios pobres de Managua, 7 de Granada, 1 de Rivas, 1 de Carazo, 2 de las Islas Ometete, 1 de Chinandega, 1 de Bluefields y 5 de Zelaya. De igual forma, en cuanto a los lugares de destino, las adolescentes residían en tres comunidades pobres del área metropolitana de San José: La Carpio, Los Guido y Rincón Grande de Pavas. Por otro lado, el análisis de la información confirma que las madres siguen “apareciendo” como figuras altamente significativas para el modelaje de lo femenino, pero no como mujeres, sino como madres. Las adolescentes no logran reconocer a estas otras, como mujeres, con las cuales comparten su condición de género; sino que, como se planteó con anterioridad, el mecanismo patriarcal de colocarlas como idénticas no les permite percibirse como diferentes, ni como iguales. Lo que conlleva a que simbólicamente no puedan colocarse “al lado”, si no en el lugar de la otra. En la adolescencia este “ser idénticas” no permite desarrollar rupturas simbólicas y epistémicas importantes de los contenidos identitarios que perpetúan la discriminación y desigualdad de género. En este sentido los resultados revelan que en la continuidad de la construcción genérica de estas adolescentes en su período de adolescencia, se perpetúan y reafirman principalmente dos núcleos identitarios femeninos, característicos de procesos de socialización de género patriacales: • La maternidad como eje identitario: específicamente, para las adolescentes participantes en la presente investigación, desde sus madres, este eje identitario de la maternidad se caracterizaba principalmente por: la maternidad como la única forma de ser mujer; la maternidad desde un cuerpo desconocido, que no le pertenece, sobre el cuál no tiene control y donde aparece las relaciones sexuales ligadas directamente a reproducción, y maternidades en soledad vinculadas a modelos de emparejamiento caracterizados por relaciones con hombres infieles, agresores, abandónicos, con prácticas de paternidad irresponsable. • Sexualidad para el disfrute del otro masculino: de nuevo aquí las adolescentes evidenciaron desconocimiento del funcionamiento del cuerpo y en especial de sus órganos sexuales y reproductivos. Por sus rasgos, los cuerpos adolescentes de estas mujeres son genitalizados socialmente y, por su condición de mujer, se experimentan los mismos como aptos para la procreación, disociados del erotismo y el placer. Por el contrario el placer sexual femenino es totalmente censurado e inscrito simbólicamente como experiencias sobre las cuales no se ejerce ningún control; por un lado porque el placer femenino está determinado principalmente como el placer para el otro, donde inclusive las vivencias del abuso como amenaza cotidiana, por su condición de género, les puede conducir a experimentar la sexualidad desde el desempoderamiento personal. Por el otro lado, como moralmente inadecuada, activándose los mecanismos de la culpa, el miedo y la impotencia en la construcción de las sexualidades propias de estas mujeres adolescentes. Del análisis de la información con respecto al papel del otro masculino en la construcción subjetiva femenina, sobresale el resultado que indica que las adolescentes identifican tanto a los hombres en general, como a sus padres biológicos o de crianza, como sujetos desde los que hay cuidarse. Sus propias experiencias les confirma que se encuentran en peligro potencial al interior de sus hogares, pues por su condición de genero y su edad, se encuentran expuestas a situaciones de violencia sexual. Los resultados visualizan que los padres si son reconocidos como hombres, contrario a lo que sucede con las madres. Esta ruptura simbólica tiene una especial importancia, pues es más factible que las adolescentes contrarresten el hecho mismo de que los padres –biológicos y de crianza- también suelen hacer la diferencia con ellas y no solo las miran como hijas, sino también como mujeres, lo que definitivamente las coloca en situaciones de riesgo al interior de sus propios hogares, principalmente cuando estos hombres son agresores y abusadores. Por otro lado, con respecto a las relaciones de pareja, las adolescentes esperan relacionarse con hombres tiernos, que brinden cariño y protección, aunque las experiencias concretas con sus padres biológicos y de crianza les demuestre la contradicción entre lo que se añora y lo que se vive. En este sentido, los resultados muestran como las adolescentes tienen a reproducir relaciones de pareja con hombres agresores, infieles, abandónicos e irresponsables en cuanto a su paternidad, dado que desde la culpa, el miedo y la impotencia, la completud masculina es simbólicamente vivida como la única posibilidad de convertirse en mujer. Al fin y al cabo se, podría renunciar a la felicidad, pero no se puede renunciar a ser mujer. Se accede porque es mejor “cualquier” relación a dejar de ser mujer. Cuando la experiencia les permite cuestionarse estos mecanismo patriarcales de relacionamiento heterosexual: varias relaciones, infidelidad, agresión, paternidad irresponsable, llegan a la conclusión que pueden estar “solas”, sin pareja, pero no sin hijos o hijas, quienes en última instancia terminan jugando el papel de completarlas y afirmarles simbólicamente que son mujeres. Recomendaciones A continuación se exponen un conjunto de recomendaciones orientadas a los ámbitos de la construcción de política pública, el quehacer institucional y la investigación social. 1. Es importante que el Estado costarricense ratifique los distintos instrumentos internacionales atinentes a la población migrante, entre ellos la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migrantes y sus Familias, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en febrero de 1991. 2. El Estado costarricense debe promover relaciones bilaterales de alto nivel entre ambos países, con el fin de crear un conveni-marco para el diseño e implementación de proyectos que amortigüen la migración nicaragüense hacia Costa Rica. Como por ejemplo, proyectos de desarrollo económico en el cordón fronterizo. 3. Las diferentes políticas públicas del Estado costarricense -Política Migratoria, Política Laboral, Política de Salud, Política de Vivencia, Política de Equidad e Igualdad de género- Política de Niñez y Adolescencia, Política de la Persona Joven, Política de Educación, etc. deberán garantizar los derechos fundamentales a toda persona extranjera. Estas políticas deberán, tanto en sus principios como en las líneas de acción, garantizar que las medidas que en ellas estén estipuladas se basen en las diferentes particularidades de la población migrante: género, edad, situación socioeconómica, credo político y religioso, etc. Además deberá considerar específicamente mecanismos reales de exigibilidad y cumplimiento de derechos a las personas cuyo estatus migratorio es irregular, con el fin de que no se generen condiciones de explotación de ninguna índole en nuestro país. En este sentido la población de mujeres adolescentes debe estar como una población meta diferenciada, dadas sus condiciones etárea y de género. 4. Las distintas instituciones públicas de los sectores de educación, salud y trabajo del Estado costarricense, deberán generar procesos de sensibilización y capacitación a las y los funcionarios correspondientes, con el fin de dotar al personal de instrumentos apropiados para el trabajo con la población migrante nicaragüense en general y con las mujeres adultas y las mujeres adolescentes, en particular. A su vez, estas instituciones deben garantizar dentro de su Plan Anual Operativo, acciones estratégicas dirigidas al trabajo con esta población, desde las cuales se establezcan metas de divulgación y capacitación en derechos. Específicamente, se deben de crear los mecanismos para que las mujeres nicaragüenses en nuestro país y en particular las adolescentes, tengan acceso a los diferentes programas que las instituciones costarricenses desarrollan en pro de las mujeres, independientemente de sus estatus migratorio. Por otro lado, es de suma importancia la elaboración de materiales didácticos y divulgativos acerca de los derechos y deberes, así como de los instrumentos jurídicos específicos para las mujeres como: la Convención de erradicación de toda forma de discriminación contra las mujeres; ley contra la violencia doméstica, ley de protección a la madre adolescente, ley de paternidad responsable, ley contra el acoso sexual. Deberá también promoverse acciones de sensibilización y capacitación a los y las funcionarios/as de las diferentes instituciones, especialmente aquellas de zonas con presencia migrante: zonas fronterizas, zona atlántica y zona central, con el objetivo de sensibilizar y dotar al personal de instrumentos apropiados para el trabajo con población migrante y en particular con las adolescentes. 5. En coordinación con la cooperación internacional y las diferentes agencias del Sistema de Naciones Unidas, tanto el Estado costarricense, como las Universidades Públicas, promuevan programas y proyectos dirigidos a grupos específicos de la población migrante según su edad y género, así como a características socioculturales muy particulares –por ejemplo población indígena nicaragüense- requieren de acciones concretas para mejorar sus condiciones de vida y para el respeto de sus derechos humanos. 6. Desde las Universidades Públicas, es necesario promover investigaciones sobre la población migrante en nuestro país, con énfasis en aquellos grupos poblaciones de personas extranjeras, que por su número significativo y por sus condiciones socioeconómicas –como la población nicaragüense- tienen un impacto mayor en diferentes áreas de la vida nacional: la salud, el trabajo, la educación, la seguridad ciudadana, la seguridad social, la vivienda, el medio ambiente y la cultura; con el fin de promover programas y proyectos tendientes a la creación de mejores condiciones de vida para las personas migrantes. Dichas investigaciones deberán generar información tanto cuantitativa como cualitativa que permite la elaboración de líneas de acción específica, tanto a corto como a mediano y largo plazo. 7. Específicamente, a partir de esta investigación se recomienda que desde el Centro de Investigaciones en Estudios de la Mujer –CIEM- en la Universidad de Costa Rica y el Instituto de Estudios de la Mujer –IEM- en la Universidad Nacional Autónoma, se realicen investigaciones y se desarrollen programas para el trabajo con mujeres adolescente migrantes en nuestro país. BIBLIOGRAFÍA CITADA ACNUR (1995). Diez años de la Declaración de Cartagena sobre Refugiados. San José, Imprenta Nacional. ACNUR (1995). La situación de los refugiados en el mundo. Madrid, Alianza Editorial. Aragón, Margarita y Pérez Nielsen (1997). Mujeres adolescentes migrantes. Programa Mujeres Adolescentes de la Unión Europea. Aragón, Margarita et al. (2001). Estado Nacional de los de Derechos de la Niñez y la Adolescencia. UNICEF. San José, Costa Rica. ARMIF (1994) Las migraciones forzadas en Centroamérica. Managua, Editorial Amanecer. Arroba, Anna (1997). 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Páginas web: Naciones Unidas para los Derechos Humanos de los Migrantes, www.un.org, 2004 ANEXO # 1 Diseño del Taller Socioafectivo I Momento. Construyendo confianza grupal Este es un momento muy importante en todo taller socioafectivo, permite crear condiciones de confianza entre las participantes, requisito indispensable para el buen desarrollo del mismo. Este objetivo se promueve por medio de diversas dinámicas: de animación, conocimiento, cohesión grupal y reflexión. Nombre de la Procedimiento dinámica Juego de los Todo el grupo de pie forma un círculo. La nombres primera persona dice: “me llamo Silvia y soy muy (hace un gesto con su cuerpo que corresponda a la característica). La segunda persona dice: “ella se llama Silvia, es muy (y repite el gesto) y “yo me llamo Karla, y soy (y hace el gesto correspondiente. Y así sucesivamente hasta que todas las personas hayan participado. Lazarillo La mitad del grupo tiene los ojos vendados. Están agrupadas de dos en dos (una guiará a la otra). Las que no tienen los ojos vendados, eligen a cuál persona guiar, sin que se den cuentan las personas con ojos vendados. Durante un rato (depende del lugar y el tiempo de que se dispone) la persona que hace de guía dirige a la otra compañera por varios lugares. Luego se intercambian los papeles. En el plenario se hace una valoración de los sentimientos vividos y su importancia. Por otra parte se les pide a las participantes –primero en pequeños grupos y luego en plenaria- que asocien en qué situaciones pasadas o presentes han vivido situaciones donde han experimentado sentimientos similares. En el análisis se hace énfasis en sentimientos de confianza-desconfianza, seguridad, cooperación, etc. Ovillo Todo el grupo, sentado en círculo. La facilitadora inicia tomando el ovillo, dice su nombre y mirando a otra persona le lanza el ovillo (sin soltar la punta), le dice algo agradable que le haya gustado de ella. Quién recibe el ovillo, agarra el hilo, dice su nombre y elige a quién lanzarle el ovillo al tiempo que le dirige una frase con algo agradable sobre Objetivo Aprenderse los nombres de las personas participantes y generar un clima de distensión. Esta dinámica tiene dos propósitos: el primero de ellos en continuar con la generación de confianza y cohesión grupal; el segundo se trata de introducir hechos de la vida de las participantes para el análisis posterior. Hacer un cierre del primer momento. Afianzar el conocimiento de los nombres y contribuir aún más a la cohesión ella. Se continúa de esa forma hasta que todas las personas hayan atrapado el ovillo y se hayan dejado parte del hilo. Al final lo que se tiene una gran telaraña. La facilitadora solicita que todas las personas tilinten el hilo, cierren los ojos y sientan. Luego rápidamente se comparte lo experimentado. II Momento. Reconstruyendo nuestra historia: pasada y presente Se trata de explorar la historia de las participantes como parte del proceso de construcción de la identidad y subjetividad femeninas, permitiéndoles indagar sobre quiénes son, tomando elementos tales como: lugar de origen, costumbres, familias, comunidades, etc. Este momento permite a las participantes recordar su infancia, así como compartir los por qué y cómo de la migración. Se trabaja en el re-conocimiento de ellas como mujeres, como adolescentes y como migrantes, así como sus relaciones con personas significativas: mamás, papás, padrastros y familiares en general. Nombre de la Procedimiento dinámica La línea de la Sentadas las participantes en semicírculo o vida en círculo, se les explica que se hará un juego de imaginación. Se les solicita que respiren hondo tres veces y que traten de relajarse. Luego se les solicita que hagan un recorrido por su vida, que empiecen con el primer recuerdo que tienen de sí mismas; la facilitadora con base a una guía, dirige el proceso, poco a poco las va llevando hasta el momento actual. Dibujo colectivo Primer nivel de trabajo: se les solicita que individualmente hagan un punteo de su propia vida, ya sea escrito o con dibujo. Segundo nivel: se conforman pequeños grupos para compartir su punteo o dibujos, discuten y reflexionan sobre sus vidas. Tercer nivel: Con base a lo trabajado en el pequeño grupo, se elabora un dibujo colectivo que recoja los distintos momentos de sus vidas. Vida cotidiana Se les explica que este trabajo es continuación del anterior. Lo que se requiere es poder disponer de un tiempo-espacio para hacer un recuento de sus condiciones y situaciones de vida actual. En los mismos grupos que trabajaron con anterioridad, conversan sobre sus vidas actuales y la reconstruyen utilizando de nuevo los dibujos Objetivo Introducir la dinámica del dibujo coletivo. Que las participantes reconstruyan sus vidas, desde su infancia, hasta ahora. Que analicen las diferencias y semejanzas que tienen sus propias historias. Re-pensarse en el momento actual y analizar sus vidas en el marco de lo compartido en los pequeños grupos y en las plenarias. Cierre del momento. colectivos. Se les solicita que como uno de los productos del trabajo grupal, hagan una lista de situaciones que le generan confianza, seguridad, desconfianza e inseguridad en sus vidas. II En la plenaria de cierre, se retoman los trabajos realizados en las tres dinámicas anteriores y se promueve una recapitulación de las historias personales. Se hace un énfasis en el análisis sobre las mujeres significativas en sus vidas: madres, tías, abuelas, etc. y sobre los hombres significativos en sus vidas: padres, parejas de sus madres, hermanos, et. Por medio de lluvia de ideas se recuperan imágenes, comentarios, reflexiones al respecto. Re-conocer los diferentes valores, pensamientos, actitudes y formas de pensar y sentir. Visualizar cómo el recuperar las historias personales y colectivas les permite tener elementos par la comprensión de sus vidas y de su condición como mujeres. III Momento. Visualizándonos a futuro En este momento, se explora cómo las participantes se visualizan en el futuro: formas de vida, de pensar, de sentir, de valorarse si mismas, de relacionarse, etc., por medio de la proyección de estos contenidos en la protagonista y personajes de una historia construida colectivamente. Nombre de la dinámica Historia Colectiva Procedimiento Objetivo Todo el grupo sentado en círculo. La facilitadora explica que entre todas se va a construir una historia colectiva. El grupo va a inventar un personaje, de una muchacha como ellas. La facilitadora inicia la historia diciendo: “esta es la historia de .....” y lanza una pequeña pelota al grupo, quién la toma inventa el nombre y luego le lanza la pelota a otra compañera del taller, la cuál continúa la historia y así sucesivamente. La facilitadora se garantiza por medio de preguntas, que se elabore una historia que retome a la protagonista de la misma y la proyecto a 5 o 10 año en el futuro. Se toma literalmente lo que las participantes aportan, inclusive si aparecen diferentes versiones de la misma historia. Explorar parte de lo que las participantes tienen pensado sobre su futuro como personas, como mujeres, como nicaragüenses que residen en Costa Rica. IV Momento. Valorando la experiencia vivida en el taller En esta parte del taller se hace un cierre del taller y una evaluación del mismo. Se reflexiona sobre lo que se ha experimentado durante el día de trabajo y la importancia que ello tiene para su vida actual. La facilitadora les hace explícito el agradecimiento por la participación en el taller. Nombre de la Procedimiento dinámica La maleta de la Sentadas en un círculo, la facilitadora vida distribuye a cada participante su “pequeña maleta”. Se les explica que en ellas se va a guardar lo que se ha aprendido en el taller y que consideran que les sirve para sus vidas. Pueden ser de frases, sentimientos, actitudes, hasta información recibida y que se desconocía. Se les ofrece una pequeña guía de preguntas: ¿qué fue lo que más les gustó?; ¿qué fue lo que menos les gustó?; ¿qué fue lo más importante que vivió en el taller?; ¿qué piensan que han aprendido ese día?. Abrazos Una música suena, a la vez que las musicales participantes bailan por la habitación. Cuando la música se detiene, cada persona abraza a otra. Luego siguen bailando tal y como se encuentran- en parejas-. La siguiente vez que la música se detiene, se abrazan cuatro, y así sucesivamente de tal forma que el abrazo se va haciendo cada vez mayor, hasta llegar a un gran abrazo final. Objetivo Hacer un cierre del taller y que las participantes puedan identificar algunas de las cosas que aprendieron en el taller, o que experimentaron como importante y que consideran que les puede ser útil para sus vidas. Finalizar el taller con UN GRAN ABRAZO, recalcando en este acto simbólico el esfuerzo personal y colectivo que se generó en el taller. ANEXO # 2 Guía de entrevista En el siguiente cuadro se muestran los apartados e items correspondientes utilizados en las entrevistas: Apartado Datos personales Vida en Nicaragua Proceso migratorio Vida en Costa Rica Puntos a indagar en cada apartado Nombre, edad, nivel de escolaridad, estatus migratorio, estado conyugal (nacionalidad de la pareja, número de hijas e hijos), situación laboral. Lugar de procedencia, descripción del núcleo familiar, principales responsabilidades dentro del núcleo, su relación particular en esa época con sus familiares más cercanos, expectativas y sueños, escolaridad, situación laboral, sus mejores y peores recuerdos de su vida en Nicaragua. Motivo de la migración, quién toma la decisión de migrar dentro del núcleo familiar, su participación en la decisión, recuerdos de ese momento, con quién migró, de qué forma lo hizo. Tiempo de residencia en Costa Rica, descripción de su núcleo familiar actual, descripción de su vida en Costa Rica: si estudia o no, si trabaja o no, sus experiencias positivas y negativas, relaciones con sus familiares y/o con su pareja, los principales problemas actuales y cómo piensa resolverlos. Sobre ella: si le agrada ser mujer y por qué, si le gustaría ser como su madre (en qué aspectos sí y en qué aspectos no), sobre la educación sexual recibida. Expectativas a futuro. ANEXO # 3 Primeras matrices de vaciamiento Las siguientes matrices se utilizaron para realizar el primer ordenamiento y análisis de la información: Matriz #1: Comunidad La Carpio –color violetaTécnica Vida en Nicaragua Proceso migratorio Vida en Costa Observaciones Rica Entrevista Taller Matriz #2: Comunidad Los Guido –color verdeTécnica Vida en Nicaragua Proceso migratorio Vida en Costa Observaciones Rica Entrevista Taller Matriz #3: Comunidad Rincón Grande de Pavas –color azulTécnica Vida en Nicaragua Proceso migratorio Entrevista Taller Matriz #4: Información de las entrevistas: Vida en Costa Observaciones Rica Comunidad Vida en Nicaragua Proceso migratorio Vida en Costa Observaciones Rica Entrevista: La Carpio Entrevista: Los Guido Entrevista: Pavas Matriz #5: Información de los talleres Comunidad Taller: La Carpio Taller: Los Guido Taller: Pavas Vida en Nicaragua Proceso migratorio Vida en Costa Observaciones Rica ANEXO # 4 Segundas matrices de vaciamiento Las siguientes matrices fueron utilizadas para un mayor nivel de detalle en el análisis. Matriz #1: Información de las entrevistas: Vida en Nicaragua Comunidad Datos personales Características Condiciones Observaciones del núcleo económicas y familiar sociales Entrevista: La Carpio Entrevista: Los Guido Entrevista: Pavas Matriz #2: Información de las entrevistas: Proceso migratorio Comunidad Motivos de la migración Formas de la migración Observaciones Entrevista: La Carpio Entrevista: Los Guido Entrevista: Pavas Matriz #3: Información de las entrevistas: Condiciones de vida en Costa Rica Comunidad Características Responsabilidades Expectativas Observaciones del núcleo dentro del núcleo en Costa familiar familiar Rica Entrevista: La Carpio Entrevista: Los Guido Entrevista: Pavas Matriz #4: Información de los talleres: Vida en Nicaragua Comunidad Datos personales Características Condiciones Observaciones del núcleo económicas y familiar sociales Taller: La Carpio Taller: Los Guido Taller: Pavas Matriz #5: Información de los talleres: Proceso migratorio Comunidad Motivos de la migración Formas de la migración Observaciones Taller: La Carpio Taller: Los Guido Taller: Pavas Matriz #6: Información de los talleres: Condiciones de vida en Costa Rica Comunidad Características Responsabilidades Expectativas Observaciones del núcleo dentro del núcleo en Costa familiar familiar Rica Taller: La Carpio Taller: Los Guido Taller: Pavas Matrices adicionales Matriz #8: Núcleos identitarios: Comunidad La Carpio–color violeta- Técnica Significado ser mujer Relaciones con mujeres significativas Relaciones Observaciones con hombres significativos Entrevista Taller Matriz #9: Núcleos identitarios: Comunidad Los Guido–color verde- Técnica Significado ser mujer Relaciones con mujeres significativas Relaciones Observaciones con hombres significativos Entrevista Taller Matriz #10: Núcleos identitarios: Comunidad Pavas –color azul- Técnica Entrevista Taller Significado ser mujer Relaciones con mujeres significativas Relaciones Observaciones con hombres significativos Matriz #11: Núcleos identitarios: información de las entrevistas Comunidad Significado ser mujer Relaciones con mujeres significativas Relaciones Observaciones con hombres significativos Entrevista: La Carpio Entrevista: Los Guido Entrevista: Pavas Matriz #12: Núcleos identitarios: información de los talleres Comunidad Taller: La Carpio Taller: Los Guido Taller: Pavas Significado ser mujer Relaciones con mujeres significativas Relaciones Observaciones con hombres significativos