La Relación de Ayuda con Jóvenes Extutelados por la
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La Relación de Ayuda con Jóvenes Extutelados por la
Copyright 2004 by Psykhe ISSN 0717-0297 PSYKHE 2 0 0 4 , Vo l . 1 3 , Nº2 , 1 5 9 1 7 1 La Relación de Ayuda con Jóvenes Extutelados por la Administración Catalana:Una I ntervención Psicosocial Basada en la Formación y Apoyo de Voluntarios que Favorez can su I nteg ración Social The Assistance Relationship W ith Young sters Under Tutelag e ofthe Catalan Administration:A PsychoSocial I ntervention Based on the Training and Support ofthe Volunteers W ho W ould Favour These Young sters’Social I nteg ration Clàudia Turró Po n t if ic ia Un iv e rs idad Cat ólic a deCh ile J av ie r Co rt é s Un iv e rs idad M ig ue l deCe rv an t e s Este artículo ex p on e la in terven ción p sicosocial p iloto realiz ada en Barcelon a ( Esp añ a)los añ os 1 9 9 9 y2 0 0 0 , q ue tuvo p or ob j etivo f avorecer la in tegración en la sociedad catalan a de j óven es esp añ oles e in migran tes ex tutelados p or la Admin istración Pú b lica, a través de la f igura de un volun tario. La in terven ción tuvo dos lín eas de acción . La p rimera, la selección de j óven es ex tutelados suscep tib les de p articip ar en aq uella y la segun da, la selección , f ormación y ap oy o a volun tarios, median te el grup o ex p erien cial, en h ab ilidades de relación de ay uda. Los resultados de esta in terven ción f ueron vín culos con cretos en tre volun tarios y j óven es ex tutelados, la con f ormación de un grup o de volun tarios q ue se ay udó mutuamen te en estos vín culos y , f in almen te, el asen tamien to de un a colab oración con los cen tros tutelares. Th is rep ort ex p lain s th e p ilot p sy ch o-social in terven tion carried out in Barcelon a ( Sp ain )in 1 9 9 9 an d 2 0 0 0 , wh ose aim was to en courage th e in tegration in to th e Catalan society ofy oun g Sp an iards an d immigran ts un der tutelage f rom th e Pub lic Admin istration , b y mean s ofa volun teer. Th e in terven tion in volved two action lin es. Firstly , th e selection of y oun gsters un der tutelage suscep tib le oftak in g p art in it. S econ dly , an d b y mean s ofth e ex p erien tial group , th e selection ofvolun teers, th eir sup p ort an d train in g in assistan ce ab ilities. Th e results ofth is in terven tion were th e develop men t ofsp ecif ic b on ds b etween th e volun teers an d th e y oun gsters un der tutelage, th e structure ofa group ofvolun teers wh o h elp ed each oth er in th ese b on ds, an d f in ally , th e estab lish men t ofcollab oration with th e tutelary cen tres. má x imog radodediv ulg ac ióndelo sde re c h o sre c o - Introducción n o c ido sa n iñ o syado le s c e n t e sp o r e s t a le y ,p o r e l La le yc at alan a 8 / 1 9 9 5deat e n c iónyp ro t e c c ión re s t odela o rde n ac iónj urí dic av ig e n t eye ne s p e c ial a la in f an c ia yado le s c e n c ia s e ñ ala, e ne l art í c ulo1 5 , p o r la Co n v e n c ión delasNac io n e sUn idasSo b re q uelasadmin is t rac io n e sp ú b lic ast ie n e nq ueado p - lo sDe re c h o sde l Niñ o , de l2 0den o v ie mb rede1 9 8 9 t ar lasme didasn e c e s ariasc o nt al dec o n s e g uir e l ( Fe de rac ió d’ En t it at sd’ At e n c ió i d’ Educ ac ió a la I n f àn c ia i a l’ Ado le s c è n c ia [ FEDAI A] , s . f . ) . Clàudia Turró, Escuela de Psicología. Javier Cortés, Escuela de Psicología. La corresp on den cia relativa a este artículo deb eráser dirigida a Clàudia Turró a Escuela de Psicología, Pon tif icia Un iversidad Católica de Ch ile, Avda. Vicuñ a M ack en n a 4 8 6 0 , S an tiago, Ch ile. E-mail:cturro@ p uc.cl. F on o:( 0 2 )4 7 40 34 4 . O a Javier Cortés, a Escuela de Psicología, Un iversidad M iguel de Cervantes, M erced 385, Santiago, Chile. E-mail: Catalunya e sun a c o mun idad aut ón o ma p e rt e n e c ie n t ea Es p añ a, do n dee x is t e nmá sde1 . 5 0 0n iñ o s , ado le s c e n t e syj óv e n e sde0a 1 8añ o s( FEDAI A, s .f . ) ,q ues ee n c ue n t rane ns it uac iónderie s g os o c ial ode s amp aro , de b idoa c irc un s t an c iasp e rs o n ale s ,in f lue n c iasdes u e n t o rn ooc irc un s t an c iase x - j cortesalti@ y ah oo.com. Fon o celular:0 9 -2 3 07 14 0 . t rañ as( c o moe l c as odelo sme n o re sin mig ran t e s )y Dedicatoria:“ A n uestra amada amiga Nú ria Casas, com- q uede man danla ado p c ióndeme didasdep re v e n - p añ era de esta aven tura y q ue h oy su en ergía n os acomp añ a desde lo descon ocido..., p ara siemp re” . “ A la n ostra estimada amiga, Nú ria Casas comp an y a d’ c iónydere h ab ilit ac ión( Mo n drag ón& Trig ue ro s , 2 0 0 2 ) . Lass it uac io n e sdede s amp aroodein adap t a- aq uesta aven tura i q ue avui la seva en ergia en s acomp an y a c ión s ep ro duc e n ,s e g ú nMo n drag ón y Trig ue ro s des del q ue descon eix em... p er semp re més” . ( 2 0 0 2 ) , p o re l in c ump limie n t odelo sde b e re sdep ro - 160 TURRÓ Y CORTÉS tección y guarda de los menores por parte del entor- Otra posibilidad que ofrecen las entidades cola- no social, tanto familiar como comunitario, quedan- boradoras de la DGAI, son los p is o sas is tido s, de 1 do privados de la adecuada asistencia ética y mate- carácter asistencial y educativo y destinados a jó- rial y haciendo necesaria, por tanto, la adopción de venes de 16 a 18 años. Su función es preparar el medidas de protección del menor. La alternativa que desinternamiento de los menores de una manera gra- tiene el niño que no puede vivir en su casa temporal dual y progresiva mediante un trabajo individual, o permanentemente, con el riesgo que (en caso ex- que permita desarrollar sus potencialidades hacia la tremo) permanez ca en la calle, puede ser, entre otras, plena autonomía al llegar a la mayoría de edad. una familia de acogida, un centro residencial de ac- Ahora bien, en el momento que la Administra- ción educativa o una familia adoptiva. Con todo, el ción deja de cubrir las necesidades económicas y artículo se centra en aquellos menores que son psicosociales de los menores, la única alternativa a tutelados por la Generalitat de Catalunya, a través la cual pueden acogerse es el Pla p er a maj o rsde 1 8 de centros residenciales propios dependientes de la anys (J. Bach, director del Pla p er a maj o rsde 1 8 Direc c ióGeneral d’ Atenc ióa la I nf à nc ia (DGAI) o anys , comunicación personal, febrero, 1999; 2 bien en servicios colaboradores de ésta. Una breve FEDAIA, s. f.). Éste, se trata de un plan interdepar- reseña del funcionamiento de la atención y educa- tamental que contempla diferentes medidas de la ción del menor en riesgo, en las instituciones y ser- Administración:posibilidad de vivienda gratuita, vicios de iniciativa social catalana, servirá para aporte económico mensual continuo hasta encon- contextualiz ar el marco de la intervención psicosocial trar empleo o inserción laboral. Sólo una de estas propuesta. Los centros de acogida son los primeros en dar medidas se dirigirá a jóvenes que, o bien han estado tutelados por ésta y no tienen ningún apoyo familiar respuesta de acogimiento inmediato y transitorio a ni una madurezsuficiente para ser totalmente autó- cualquier situación de alto riesgo del menor, en que nomos cuando dejan el centro residencial, o bien les tenga que separarse de su núcleo familiar. Estos cen- fracasa el acogimiento familiar al llegar a la mayoría tros, tienen una función substitutoria temporal de la de edad (FEDAIA, s. f.). familia, tiempo durante el cual se realiz ará la obser- Mientras que en la sociedad occidental, en ge- vación y el diagnóstico de la situación de los meno- neral la adolescencia se ha alargado, los menores res atendidos y sus familias, con tal de elaborar la tutelados se ven obligados a independiz arse cuan- propuesta de medida correspondiente. do llegan a los 18 años sin que, en algunos casos, Los centros residenciales de acción educativa, son estén preparados o tengan los recursos suficientes. aquellos donde residen los menores temporalmente, Cabe señalar que son pocos los tutelados que acce- una vezes aplicada la medida de acogimiento simple den al Pla, por ser insuficientes los recursos desti- en alguna institución (FEDAIA, s. f.). Los centros nados residenciales, dependientes de la DGAI, surgieron a (Federació d’Entitats amb Pisos Assistits, 2001). finales de los años 7 0 con el proceso de desinsti- Estos jóvenes, entonces, se convierten en ex tute- tucionaliz ación que sufrieron los centros para meno- lado sde la Administración, quedando desprovistos res (Casas, 1998; Fernándezdel Valle & Fuertes, 2000). del apoyo que debería acompañarlos en su integra- Estos centros son viviendas en que se acoge un nú- ción a la sociedad, pudiendo derivar esta situación a atender las necesidades que surgen mero escaso de menores (máximo 15) y su objetivo es en una posible marginación social. Ello significa que la guarda y la educación de los niños atendidos. Sus los jóvenes extutelados posiblemente carecerán de funciones son las de acogimiento y convivencia, alo- los recursos psicológicos, sociales y económicos jamiento y comedor, descanso y ocio, higiene, aten- necesarios para el desarrollo integral de su persona ción psicológica, social y educativa. Los profesiona- y que permitan, además, su autonomía plena en el les que asumen un rol de protección y socializ ación ámbito laboral, así como en el de participación y de- de los menores son psicólogos, pedagogos, educa- cisión de la sociedad (Bueno, 1990; Mondragón & dores sociales y trabajadores sociales (Fernándezdel Trigueros, 2002). Del mismo modo, no se respeta el Valle & Fuertes, 2000). La tutela del menor es provi- derecho del menor a participar en el diseño de políti- sional en tanto persistan las causas que originaron la intervención, pero en aquellos casos en que la inserción al núcleo familiar no sea posible, el menor deberá permanecer bajo la guarda de los mencionados centros hasta su mayoría de edad. 1 El término castellano piso en Esp añ a se ref iere a d ep artamento. 2 Con el f in d e f acilitar la lectu ra,se u tiliz aráPl a en el resto d el artí cu lo p ara ref erirse en f orma sintética al Pl a pe ra ma j or s d e1 8a n y s. RELACIÓN DE AYUDA CON JÓVENES EXTUTELADOS cas sociales dirigidas a la infancia y a la juventud ni 161 vención, serían los referentes los que se vincularían se habilitan medios para tener en cuenta la opinión con jóvenes extutelados en un momento de su his- de los niños en la definición de sus planes de futuro toria vital donde se encontrarían más frágiles. De (FEDAIA, s. f.; Gandarias, 2001). Asimismo, como este modo, se pretendió generar redes de apoyo FEDAIA (s. f.) declara, por una parte, se prioriza la social entre dos grupos bien definidos, uno de ma- atención asistencial, es decir, se cubren las necesi- nera artificial, esto es, los referentes y el otro ya dades básicas de alimentación, higiene y vivienda, existente en la sociedad, los jóvenes extutelados. El pero hay poca preocupación por la atención educa- proyecto que presenta el artículo, pues, estaría in- tiva y emocional de los menores atendidos. Por otra tercediendo en un proceso de interacción que supo- parte, la futura autonomía de los jóvenes en el medio ne un entorno social capaz de satisfacer las necesi- social se verá muy dañada por la institucionalización dades psicosociales de ambos grupos. En el caso que por años han sobrellevado, sintiéndose posi- expuesto, se estaría trabajando en interacciones en- blemente desprotegidos al carecer del medio seguro tre referentes y extutelados, introducidas desde el con el cual contaban (Decio, s. f.; Duce, 1987). exterior (los profesionales que llevarían a la práctica Con el fin de suplir este vacío “ post-Administra- la intervención) y que se convertirían temporal o ción” surge el proyecto piloto de intervención permanentemente en relaciones significativas psicosocial desarrollado por la asociación catalana (Gottlieb, 1992). En dichas interacciones, se preten- Punt de Referència, puesto en práctica por un equi- de generar una relación de ayuda entre ambos gru- po de cuatro psicólogos durante dos períodos, uno pos que contemple ciertas dimensiones del apoyo en el año 1999 y el otro en el año 2000. La interven- social, como el afectivo y emocional (componente ción psicosocial tuvo como destinatarios a los y las básico de la psicoterapia tradicional y las relaciones jóvenes extutelados y su eje central se basó en la interpersonales), expresión emocional e información vinculación de éstos con una persona que, de forma y consejo (Kessler, Price & W ortman, 1985). Es en voluntaria, se interesara por su situación psicosocial esta misma línea que surge el objetivo general de la y pudiera acompañarlos durante su proceso perso- intervención planteada: crear un puente entre los nal de inserción a la sociedad, posterior al distancia- jóvenes extutelados por la Administración y la so- miento institucional. Referente fue el nombre que ciedad, mediante la figura de un referente, que facili- recibió esa persona voluntaria, la cual debía tener te su plena integración social. Los objetivos especí- ciertas características personales y habilidades in- ficos que contempló la intervención fueron los si- terpersonales que le permitieran establecer una rela- guientes: ción de ayuda y un apoyo socio-emocional al joven, 1. de participar en el proyecto. contrapuesto al apoyo profesional que había tenido durante su estancia en cualquiera de los centros de 2. Seleccionar un grupo de voluntarios que quisieran asumir el rol de referentes. la Administración, explicados anteriormente. De igual forma, el referente debería posibilitar la autonomía Seleccionar a jóvenes extutelados susceptibles 3 . Capacitar al grupo de futuros referentes, en tér- del joven en aras a su integración social y/o cultural minos de sensibilización e información sobre las a la sociedad. características y las necesidades psicosociales La intervención psicosocial piloto expuesta en de los jóvenes extutelados y la puesta en prácti- este artículo, parte de la premisa que los miembros ca de habilidades interpersonales necesarias en la relación de ayuda. de la comunidad pueden tener ciertas habilidades especiales que configuren un sistema ecológico de 4 . Generar un grupo de apoyo, promoviendo el in- apoyo hacia personas de la misma comunidad que tercambio de experiencias y recursos entre ellos. lo necesiten (Froland, Pancoast, Chapman & La intervención psicosocial se planificó en base Kimbok o, 1981). En este sentido, la intervención tie- a dos líneas de acción. La primera consistió en ne su arraigo en el apoyo social como alternativa al contactarse con profesionales vinculados a centros acercamiento convencional de los servicios socia- de la Administración catalana, con el fin de seleccio- les y de salud (Garbarino, 1983 ; Gracia, 1997), vale nar posibles extutelados interesados en vincularse decir, los servicios profesionales constituyen sólo con un referente. Este trabajo se realizó durante todo una fracción de los recursos disponibles, pudiendo el período de la intervención. La segunda línea tuvo utilizar el potencial de los vínculos sociales para res- como foco a los referentes. En primer lugar, se reali- ponder a condiciones vitales cambiantes (FEDAIA, zó la selección de adultos que quisieran asumir vo- s. f.; Gottlieb, 1983 ). En el caso concreto de la inter- luntariamente el rol de referente y, en segundo lugar, 162 TURRÓ Y CORTÉS se utilizó el grupo experiencial como metodología 4. participativa de intervención con los referentes, que 5. Expresar los propios sentimientos e ideas: confrontación y transparencia. se dividió a su vez en dos etapas: a) formación en habilidades interpersonales básicas presentes en la Aceptación incondicional: valoración y respeto. 6. Entender y comprender los sentimientos positi- relación de ayuda y b) generación de un grupo de vos y negativos de la otra persona (percibirlo y apoyo. comunicarlo): empatía. Además, otros tres aspectos fueron considera- La Relación de Ayuda Como As p ect oF undament al del Ví nculo Ref er ent eJ ov en Ex t ut elado Los jóvenes extutelados, después de la salida de los centros de la Administración, enfrentarían un transición vital que desbordaría sus habilidades de afrontamiento (J. Bach, director del Pla per a majors de 18 anys, comunicación personal, febrero, 1999). Es en este momento, que se intentaría reintegrarlos a una red (los referentes) más responsiva a sus necesidades personales y con una disposición de recursos psicosociales más apropiados. En este contexto, la materialización de una relación de ayuda cobra especial relevancia. Ésta implica que al menos una dos por el equipo de psicólogos en la relación de ayuda, después de tener varias entrevistas con profesionales vinculados con menores (J. Bach, director del Pla per a majors de 18 anys, comunicación personal, febrero, 1999; I. Carbonell, director del Centro de Justicia para menores de la provincia de Barcelona, comunicación personal, febrero, 1999) y previo al grupo experiencial: 1. Ser compañero y guía durante el proceso que viva con la otra persona. 2. Poner límites en la relación: discriminar entre lo que uno puede o no puede hacer. 3. Ser confiable: ser honesto consigo mismo y con la otra persona. de las partes involucradas en la relación promueva Sup ues t os T eór icosSob r e la M et odolog í a en el otro el desarrollo, la apreciación y la expresión Ut iliz ada en la I nt er v ención P s icos ocial de los recursos latentes del individuo, para que puedan utilizarse de manera más funcional y dotar al individuo de capacidad para enfrentar la vida de la mejor manera posible (Rogers, 1996). La relación de ayuda se caracteriza por ser cara a cara, donde el joven tiene la posibilidad de establecer una relación personalizada, sin la necesidad de ser percibida como “profesionalizante, distante y fría”, sino como un vínculo entre dos personas, una de las cuales tiene la voluntad de ayudar a la otra, a la vez que la otra acepta la ayuda. Además, en ésta, se estará posibilitando que ambos sean reconocidos como individuos únicos y diferentes (Rogers, 1996). Tal y como señala Marroquín (1991), la relación de ayuda se establece entre una persona más conocedora y otra menos conocedora, en orden a permitir a esta última, un mayor nivel de funcionamiento en aquellas áreas en las que la primera es experta, posibilitando modos más constructivos de conducta, aumento de la sensitividad emocional y un mayor control sobre la vida propia. Rogers (1996) enumeró las condiciones que debe tener cualquier persona que establezca con otra una relación de ayuda, sea profesional o no: 1. Respetar el ritmo del otro. 2. Responsabilizarse de sí mismo. 3. Actuar según los propios sentimientos: autenticidad o genuinidad. El Grupo Experiencial La utilización de este tipo de grupo se justifica en el aporte que supone para el aprendizaje: a) moviliza y facilita un cambio más perdurable en las actitudes y en los comportamientos, por la implicación emocional que supone; b) facilita un aprendizaje vivencial que integra la parte emocional y cognitiva, hecho que favorece la eficacia y la satisfacción y c) sirve como instrumento eficaz de cambio y desarrollo personal (González & Cornejo, 1993; Roca, 1993). A efectos de la intervención, se utilizó el enfoque teórico humanista-rogeriano y lewiniano de los grupos experienciales. Según el primero, el énfasis está puesto en el potencial humano, es decir, favorece el despliegue de recursos o habilidades interpersonales que cada persona posee, sin necesidad de ser “experto”, lo cual permite desarrollar una relación de ayuda. El segundo enfoque, permite que el accionar de la intervención pueda ser evaluado constantemente, considerando las necesidades internas del grupo y los cambios que se van produciendo a nivel externo (en el caso de la intervención, el desempeño del rol como referentes). Un aspecto común de los dos enfoques, es considerar el rol de los procesos grupales como fundamental en los fenómenos de aprendizaje (González & Cornejo, 1993; Lewin, 1978) – que en el caso de la intervención fueron RELACIÓN DE AYUDA CON JÓVENES EXTUTELADOS habilidades interpersonales de la relación de ayuda y conocimiento personal–. En la primera etapa de trabajo grupal con los referentes, se utilizó el denominado grupo psicoeducativo, que es un tipo de grupo experiencial caracterizado por su conformación en torno a un profesional de la relación de ayuda (Egan, 1981) y su centramiento en 163 Metodología de la Intervención Psicosocial 1ªLí nea de Acción Metodológ ica Selección de jóvenes extutelados. Durante el primer perí o d od e la interv enc ió n ( añ o1 9 9 9 ) ,é s ta f ue realiz ad a po r d o s pro f es io nales v inc ulad o sc o n la DGAIy ,en c o nc reto , c o n el Pla. Prev iamente a la s elec c ió n,el eq uipo mantuv o una temática concreta, que en este caso fue la rela- reiterad asc o nv ers ac io nesc o n ello sen q ue s e ex pus iero n lo s ción de ayuda orientada a jóvenes en riesgo de o b j etiv o s y la meto d o lo g í a d el pro y ec to y s e c o ns ens uaro n marginación social. En el grupo psicoeducativo, se utilizan técnicas grupales que enfatizan, generalmente, un aprendizaje cognitivo y emocional, buscando promover actitudes de escucha y de comunicación recíproca. Tienden a ser limitados en el tiempo, teniendo una duración alrededor de tres meses (Casas, 2001; Castell, 1988) y el grupo tiene que estar constituido por un número reducido de personas para facilitar la interacción y comunicación cara a cara entre ellos (Sáez, Marqués & Colell, 1995). En la segunda etapa de trabajo grupal, se recurrió al llamado grupo de apoyo que, al igual que el anterior, es un tipo de grupo experiencial. Se caracteriza por ser iniciado por profesionales y los objeti- c ierto sc riterio smí nimo sq ue d eb í an tener lo sj ó v enes :ed ad mí nima de 18 a ños y m á xi m a de 25,de a m bos s e xos , autó c to no se inmig rantes( en c as od e s er inmig rantess e les s o lic itó tener lo spapelesen reg la o en trá mite d e res o luc ió n) y tener c ierta auto no mí a lab o ral,ec o nó mic a y / od e v iv iend a ( J . Bac h ,d irec to r d el Pla p era major s de 1 8 any s,c o munic ac ió n pers o nal,f ebrero ,1999;I . Carbo nell,direc to r del Centro d e J us tic ia para meno resd e la pro v inc ia d e Barc elo na,c o munic ac ió n pers o nal,f eb rero ,1 9 9 9 ) . Es impo rtante s eñ alar q ue lo sj ó v eness elec c io nad o sd eb í an tener un b uen pro nó s tic o realiz ad o po r el eq uipo interd is c iplinario d e lo s c entro sd e la Ad minis trac ió n y pis o sas is tid o s . Esd ec ir,no d eb í an pres entar s ig no sd e d añ o“ d uro ” ,en té rmino sd e no tener pro b lemasac tualesc o n la j us tic ia,s er ad ic to sa alg ú n tipo de dro g a o enc o ntrars e en tratamiento de rehabilitac ió n. Finalmente,aq uello sc as o sd e j ó v enesq ue h ab í an s uf rid ov io lenc ia intraf amiliar y / oh ab í an s id ov í c timasd e ab us o s ex ual d eb í an h ab er terminad os u pro c es o ps ic o terapé utic o vos giran en torno a desarrollar las habilidades de para po d er partic ipar d el pro y ec to . Es to sc riterio s mí nimo s afrontamiento de sus miembros (mediante el refuer- que debí an tener lo sj ó v enes ,f uero n c o ns iderado sc o mo zo positivo, la empatía y el apoyo), la mejora de las habilidades y de la comprensión personal y la educación, mediante el feedback, orientación y guía (Rogers, 1987). Esta modalidad grupal requiere de un marco acogedor y seguro que permita la gestión de las capacidades mutuas de los miembros para brindarse ayuda mutua (Casas, 2001), en este caso, en base a la labor como referentes de los jóvenes. También tienen una duración limitada en el tiempo, dependiendo de los objetivos del grupo. Lo que se buscaba al final del grupo de apoyo es que los miembros se independizaran de la figura del profesional, una vez que todos tuvieran un vínculo con los y las jóvenes, de tal manera que el grupo se convirtiera a largo plazo en un grupo de ayuda mutua. En ambas etapas de la metodología grupal se utilizaron las denominadas té cnicas participativ as para la educación popular, derivadas de la teoría de Freire (1998), por su carácter abierto y flexible, participativo, práctico y vivencial (Bustillos & Vargas, 1999). Asimismo, estas técnicas parten de los conocimientos de los participantes, de lo que viven y sienten, obteniendo un lenguaje compartido, a partir del cual el facilitador conduce a las personas hacia una discusión que ayuda al análisis desde la propia persona a la situación social (Wallerstein, 1994 en McKenzie & Smeltzer, 1997). medida de pro tec c ió n para el ref erente,y a que,al s er la primera v ez q ue s e realiz ab a un pro y ec to d e es tasc arac terí s tic as ,s e c reí a nec es ario q ue el j o v en ex tutelad o es tuv iera en la mej o r d e las c o nd ic io nes ps ic o s o c io lab o rales po s ib les , en c o ntrapartid a a una s ituac ió n d e ex c es iv a ines tab ilid ad . Durante el s eg und operí o d od e la interv enc ió n ( añ o2 0 0 0 ) , la s elec c ió n f ue realiz ad a a trav é sd e lo sres po ns ab lesd e 8 pis o sac o g id o sal Pla y ,al ig ual q ue c o n lo spro f es io nalesd e la DGAI ,mantuv imo s una c o nv ers ac ió n inf o rmá nd o les d el pro y ec to . La d ec is ió n d e rec urrir a es to spis o spara s elec c io nar a j ó v enes ,f ue to mad a c o n el f in d e ampliar el ab anic od e po s ib ilid ad esd e ac c ed er a ello s . Una v ez q ue lo sj ó v enesex tutelad o seran s elec c io nad o s , una d e lasps ic ó lo g asd el eq uipo mantení a una c o nv ers ac ió n o interc amb io d e inf o rmac ió n d e c ará c ter inf o rmal c o n c ad a uno d e ello s ,d urante apro x imad amente med ia h o ra. La f inalid ad q ue pers eg uí a es te interc amb io era,po r una parte,c o no c er pers o nalmente al j o v en d e manera g eneral y ,po r o tra parte,ex plic ar lo má sc laramente po s ib le al j o v en el pro y ec to y lasv entaj asq ue po d rí a tener para é l. Al res pec to ,é s te manif es tab a s us d ud as ,ex pec tativ as y mo tiv ac io nes . Es impo rtante d es tac ar q ue la partic ipac ió n d el j o v en en el pro y ec to era to talmente v o luntaria. La inf o rmac ió n ex traí d a d e la c o nv ers ac ió n,permití a d eterminar c uá l d e lo sref erentesera el má sad ec uad o para es tab lec er una relac ió n c o n el j o v en,en f unc ió n d e s usc arac terí s tic aspers o nalesy v itales . S e es perab a,ento nc es ,q ue s e d iera un pro c es od e interac c ió n q ue o ptimiz ara el aj us te entre las nec es id ad esps ic o s o c ialesd el j o v en y la pro v is ió n s o c ial y emo c io nal d el ref erente. A partir d e aq uí ,el v í nc ulo ref erentej o v en s e d ab a c o n autonomí a p r op ia,esd ec ir,s e inf o rmab a al ref erente q ue y a po d í a po ners e en c o ntac to c o n el j o v en yd es d e es e mo mento ,la relac ió n empez ab a s in es tar interf erid a d irec tamente po r el eq uipo té c nic od el pro y ec to ,tan s o lo a mo d od e s eg uimiento en el s eno d el g rupo d e ref erentes . 164 TURRÓ Y CORTÉS Resultados de la selección de jóvenes extutelados. Cuatro jóvenes con edades comprendidas entre los 19 y los 23 los rasgos de personalidad, para la presente intervención fue utilizada únicamente para descartar cualquier trastorno de años y con las siguientes características: dos chicas catala- personalidad. Además, fue escogido por dos motivos, el pri- nas, una de ellas proveniente de una familia monoparental, mero por ser la estrategia de análisis factorial más empleada constituida por una madre con problemas mentales y la otra y más productiva en la obtención, descripción y evaluación joven perteneciente a un entorno familiar desestructurado. de rasgos (Sandín & Chorot, 1990). El segundo motivo por En el momento de entrar a formar parte del proyecto, las ser, actualmente, un cuestionario ya tipificado en la pobla- dos estaban trabajando, una de ella estaba acogida al Pla, con ción española con varios miles de casos, e incorpora una posibilidad de vivienda y la otra estaba viviendo con su pare- escala de “deseabilidad social” (IM ) y otra de “aquiescencia” ja. Los otros dos jóvenes eran inmigrantes, procedentes de (AQ) para controlar los sesgos en las respuestas (Torras, M arruecos, y habían llegado a España con la intención de 1 9 9 4) . encontrar un futuro económico mejor. De estos, uno era El tiempo de aplicación osciló entre los 4 5 minutos y varón y la otra mujer, el primero tenía trabajo mientras que una hora. La calificación se realizó a través de plantillas, la segunda no y ambos vivían en un piso acogido al Pla. elaboradas para cada escala, en las cuales se asignó un valor de “2”, “1” ó “0” a la respuesta. La totalidad de respuestas 2ª Línea de Acción Metodológica Selección de voluntarios. El objetivo que perseguía era constituir un grupo de máximo 12 personas, dispuestas a ejercer de forma voluntaria el rol de referentes y con un perfil básico que incluyera los siguientes aspectos: edad mayor de 25 años y con un proyecto de vida definido, estar sensibilizados y motivados con los jóvenes extutelados y faltos de apoyo, con disponibilidad de tiempo para involucrarse en la relación y con capacidad de vinculación-desvinculación, ayuda y acompañamiento. Los voluntarios que se presentaron al proceso de selección fueron 10 y para llevarlo a cabo se utilizaron dos instrumentos, una entrevista semiestructurada elaborada por dos psicólogas del equipo y el 16 PF-Cuestionario Factorial de Personalidad (Cattell, 1998). Ambos fueron aplicados individualmente por parte de estas psicólogas. Se escogió la entrevista semiestructurada porque posibilita seguir un esquema general y flexible de preguntas, en cuanto a orden, contenido y formulación de las mismas (Ruiz, 1996 ). Al mismo tiempo, permite que la persona pueda presentar la información personal que crea necesaria y hasta el punto que se sienta cómoda, hecho que era muy importante si se quería indagar sobre características psicológicas y de historia vital. Las entrevistas realizadas con los voluntarios tuvieron una duración de una hora aproximadamente y los aspectos indagados fueron: a) datos generales biográficos (nombre y apellidos, edad, lugar de nacimiento y residencia, intereses y hobbies personales, estudios e historia laboral); b) familia (estado civil, datos de la familia de origen y nuclear, relaciones familiares y opinión que la pareja tenía sobre la voluntad de participar del proyecto); c) salud (antecedentes físicos y psicológicos); d) redes sociales y de apoyo social (amigos/as, grupos o asociaciones en que participaba o hubiera participado y relaciones laborales); e) percepción de sí mismo (cómo se definía a sí mismo, valores y hechos significativos tanto positivos como negativos de su historia de vida) y f) aspectos relativos al proyecto (expectativas, temores, disponibilidad de tiempo y características que suponía debía tener el joven extutelado). Una vez terminada la entrevista, se aplicó el 16PFCuestionario Factorial de Personalidad (Cattell, 1998), que es un instrumento para medir dimensiones normales de la personalidad (Torras, 1994); tal y como detalla Torras, el cuestionario consta de 187 preguntas y sus ítems están clasificados de acuerdo a los factores de personalidad, siendo aplicable a sujetos de 16 años o más y que tengan una formación igual o superior a la enseñanza media. A pesar de ser un instrumento muy completo que permite una descripción de fueron introducidas al computador, en las plantillas del 16 PF destinadas para su análisis, obteniendo como resultado la sumatoria y la conversión del puntaje directo a un puntaje en decatipo en base al baremo utilizado en esta versión del 16 PF. El análisis del perfil no arrojó ninguna dimensión de la personalidad extrema en los voluntarios importante a considerar. Resultados de la selección de voluntarios. A partir del análisis de los resultados de los dos instrumentos aplicados a los voluntarios y, teniendo en cuenta los aspectos del perfil básico mencionados antes, se orientó la primera etapa de trabajo grupal. El grupo quedó conformado por 9 voluntarios con las siguientes características: 7 mujeres y 2 hombres, las edades fluctuaban entre los 29 y 60 años, todos vivían en pareja, salvo una persona que era separada y solamente dos personas tenían hijos. Las profesiones eran heterogéneas (administrativa, economista, profesor, sector turístico y trabajos domésticos), la mayoría tenían una historia vinculada a la participación en grupos o asociaciones, a veces ejerciendo como voluntarios y, por último, todos mostraban motivación por ayudar a otros en actividades solidarias. Grupo psicoeducativo. Su utilización correspondió a la primera parte de la intervención grupal. Éste tuvo una duración de 10 sesiones, una por semana, de dos horas de duración, en un entorno físico adecuado (sala espaciosa, cálida, iluminada y con sillas movibles). El trabajo grupal fue facilitado por una pareja de psicólogos (hombre y mujer) y observado por dos psicólogas, situadas en la misma sala pero fuera del círculo formado por los participantes y los facilitadores. Las observadoras desempeñaron un triple rol: a) realizar un análisis sistemático del proceso grupal y del rol de los facilitadores, para después de cada sesión examinar conjuntamente con ellos qué aspectos requerían más trabajo, con el fin de incorporarlos a las siguientes sesiones; b) evaluar la práctica de las habilidades interpersonales necesarias en la relación de ayuda; c) dar f eedb ack al grupo en las últimas sesiones del mismo, para facilitar la toma de consciencia de los participantes respecto a su propio proceso y cimentar el futuro trabajo como grupo de apoyo. Para potenciar en los referentes las habilidades de la relación de ayuda, se utilizaron técnicas participativas-experienciales (análisis y discusión grupal, imaginería, role-playing y animación grupal) y conversaciones con expertos vinculados al trabajo con jóvenes en riesgo social. En el momento de poner en práctica las técnicas con los participantes, el estilo de facilitación grupal osciló entre lo directivo (fijar directrices) y lo no directivo (utilización del reflejo de sentimientos e ideas). Todo ello, con la intención de generar un clima abierto, de crecimiento personal y de confianza, donde fuera posible RELACIÓN DE AYUDA CON JÓVENES EXTUTELADOS una comunicación fluida entre participantes y facilitadores. 165 que iban teniendo los dos referentes que tenían jóvenes y las De esta manera, los participantes podían evaluar tanto la dificultades surgidas. En este sentido, se trabajaron sobre todo metodología como los contenidos trabajados en el grupo, la capacidad de poner límites en la relación y la importancia generándose una evaluación de proceso complementaria al de ser uno mismo (genuinidad). En las últimas sesiones, debido análisis realizado por las observadoras. a la incorporación de dos nuevos jóvenes extutelados al pro- Durante las tres primeras sesiones se abordaron los si- yecto, se priorizó la relación de ayuda que se iniciaba entre guientes aspectos: contrato psicológico (normas de funciona- éstos y dos nuevos referentes. Cabe decir, al respecto, que los miento grupal, objetivos, expectativas y metodología del gru- vínculos que ya se habían iniciado entre referentes y jóvenes po), conocimiento interpersonal y autorrevelación, impor- en el grupo psicoeducativo sirvieron para aportar y ayudar en tancia de la asistencia al grupo, características psicosociales de las relaciones de ayuda que se estaban gestando. los jóvenes extutelados y afrontamiento de su rol como refe- Seg uimiento de la relación de ayuda. Paralelamente al rentes – qué dudas, temores, ansiedades y expectativas les sur- desarrollo del grupo de apoyo, se realizaron entrevistas gían– . En esta etapa inicial del grupo, la conversación que los semiestructuradas individuales a los referentes para realizar y las participantes tuvieron con dos profesionales dedicados al un seguimiento de las relaciones de ayuda entre éstos y los trabajo con menores, marcó el punto de partida para trabajar jóvenes. A partir de los resultados de estas entrevistas y de lo las habilidades necesarias en la relación de ayuda con jóvenes expresado por los referentes sobre la relación en el grupo de extutelados, pues cimentó en los referentes una realidad que apoyo, se analizaron las principales dificultades y se aborda- hasta el momento era desconocida para ellos. ron utilizando como recurso al mismo grupo. En la cuarta y quinta sesión se trabajaron los siguientes puntos: cohesión grupal, impacto que produce la evaluación La entrevista semiestructurada utilizada con los referentes contenía las siguientes preguntas: externa (aspecto surgido a partir de la observación de las 1 . Cuándo se dio el primer contacto y a través de qué canal psicólogas), relacionándolo con lo que pueden sentir tanto el de comunicación. referente como el joven en el momento de conocerse y 2 . Cómo describirías el primer encuentro con el joven o la algunas habilidades interpersonales básicas en la relación de joven. ayuda como son atención y escucha, concreción, respeto, 3 . Cuál es la dinámica de relación que se ha dado hasta el empatía y confrontación. momento en términos de: a) quién inicia el contacto Las siguientes cuatro sesiones estuvieron influidas por la con el otro; b) frecuencia de encuentro; c) lugares de asignación de dos jóvenes extutelados a dos referentes, lo encuentro y d) temas de conversación. que estimuló un trabajo centrado en el análisis de las dificul- 4 . Cómo definirías la relación. tades que la relación de ayuda suscitaba en los referentes. A su 5 . Qué cambios percibes tanto en el joven como en ti desde vez, esto involucró a todo el grupo, implicando a los partici- que se inició la relación. pantes que aún no iniciaban una relación de ese tipo. De la 6 . Dificultades y conflictos de la relación en términos de: misma forma, se trabajó la empatía y la importancia de a) cómo se han presentado, b) cómo se han abordado y asumir un rol de responsabilidad como es el ser referente. c) cómo se han resuelto. Por último, mencionar que una de las sesiones tuvo como 7 . Demandas explícitas por parte del joven. objetivo aportar información sobre el funcionamiento de 8 . De dónde se han extraído los recursos cuando han surgido una institución relacionada con la atención a menores en dificultades en la relación o demandas por parte del joven. riesgo social (Síndic de Greug es) y para ello asistió al grupo 9 . Dónde crees que deberías acudir para tener más recursos la figura denominada el defensor del menor. que te facilitaran la relación con el joven. La última sesión tuvo como objetivo explicar el estado 1 0 . Expectativas de futuro respecto a la relación. en que se encontraba la selección de jóvenes extutelados, susceptibles de vincularse con los participantes del grupo. Resultados Esta sesión decidió hacerse de carácter informativa debido a la frustración que tenían algunos de ellos por no poder desempeñar todavía su rol como referentes. Por otro lado, se comunicó el inicio de una nueva etapa en que el grupo empezaría a funcionar como grupo de apoyo. Grupo de apoyo. Éste se realizó en la segunda parte de la intervención grupal, el cual se planeó inicialmente de 9 sesiones, aunque por problemas de cierta índole 3 tuvo una duración final de 7, a razón de una al mes y de dos horas de duración. Los facilitadores fueron los mismos que en el grupo psicoeducativo y, a diferencia de éste, no hubo observadoras. Las sesiones iniciales sirvieron para explicar la nueva metodología de grupo y trataron en profundidad el estado de Los resultados de esta intervención piloto fueron obtenidos, por una parte, a partir de las observaciones sistemáticas realizadas durante el grupo psicoeducativo y la evaluación que los mismos participantes hacían de los contenidos trabajados, tanto en este grupo como en el de apoyo . Por otra parte, las rela4 ciones de ayuda establecidas entre referentes y jóvenes se evaluaron con los propios referentes en dos contextos, el de grupo de apoyo y el individual . 5 ánimo del grupo y la frustración que sentía la mayoría de referentes por no poder vincularse todavía con un joven (sólo 4 dos de ellos estaban desempeñando el rol para el cual se habían Para mayor información sobre los resultados referirse a: Casas, N., Cortés, J., Turró, C. & De Diego, R. (1999). Memòria preparado). A lo largo de las sesiones, se mantuvo un flujo de del projecte Punt de Referè ncia. Manuscrito no publicado; y información acerca del proceso de contacto con los responsa- Casas, N., Cortés, J. & Turró, C. (2000). Memòria d’ activitats bles de los pisos asistidos y viviendas acogidas al Pla, y la posibilidad de jóvenes de integrarse al proyecto. Durante el grupo de apoyo, además, se abordó entre todos la experiencia any 2 0 0 0 .Eq uip tè cnic. Manuscrito no publicado. 5 La evaluación a nivel individual fue realizada a través de una entrevista semiestructurada, el guión del cual está contenido 3 Véase resultados para mayor detalle. dentro psicosocial. de la metodología de la intervención 166 TURRÓ Y CORTÉS El Grupo Psicoeducativo Dos logros destacaron al finalizar este grupo, atingentes al ob j etiv o fij ado por la interv enció n en esta etapa grupal. El primero de ellos dice relació n con el desarrollo yla aplicació n de h ab ilidades interpersonales necesarias en la relació n de ay uda. Al respecto, los participantes señ alaron relacionarlas con su v ida cotidiana, es decir, no só lo se dieron cuenta de sus actitudes relacionales h ab ituales, sino q ue ademá s pudieron anticiparse a lo q ue podrí a suceder en una futura v inculació n con los j ó v enes ex tutelados. Ademá s, identificaron en un primer momento aq uellas h ab ilidades q ue componí an la relació n de ay uda ( j uzgar sin descalificar, ay udar a reflex ionar cuando se enfrenta un prob lema en v ez de aconsej ar, ay udar a q ue la otra persona tome conciencia de su realidad, ser empá tico, sab er poner lí mites, centrarse en el otro sin olv idarse de uno mismo yno dej arse manipular)y , en un segundo momento, durante dos sesiones del trab aj o grupal, las pusieron en prá ctica. T amb ié n practicar la empatí a, segú n ex presaron yse ob serv ó , representópara los participantes poder integrar su ex periencia como j ó v enes con lo q ue podí a significar ser un j ov en ex tutelado, fav oreciendo una may or comprensió n de los referentes h acia la realidad de estos j ó v enes. El segundo logro, fue informar ysensib ilizar a los referentes acerca de las caracterí sticas y las necesidades psicosociales de los j ó v enes ex tutelados, a trav é s de la ch arla q ue dieron algunos ex pertos relacionados al trab aj o con menores. Los participantes señ alaron la posib ilidad q ue tuv ieron de conocer a los ylas j ó v enes procedentes de los centros residenciales, v ale decir, sus caracterí sticas personales ylas del entorno institucional del q ue formab an parte. A su v ez, desencadenó en los futuros referentes un interé s ex plí cito por la situació n de estos j ó v enes yun conocimiento má s amplio de las necesidades q ue pudieran tener. De la misma forma, a partir de las plá ticas de los profesionales, los participantes identificaron por sí mismos aq uellas h ab ilidades q ue se h ab í an señ alado necesarias en la relació n de ay uda con el j ov en ex tutelado: ser genuino o auté ntico, sab er escuch ar las necesidades de los j ó v enes, transmitir la ilusión de v iv ir, aceptar las propias dudas sin tener q ue traspasarlas a los j ó v enes y“ no h acerse el j ov en” , en el sentido de asumir su responsab ilidad de adulto en la relació n. en la deriv ació n de j ó v enes por parte de la Administració n. Esta situació n influy ónegativ amente en la diná mica inicial del grupo, puesto q ue una v ez preparados los participantes para ej ercer su rol como referentes, la may orí a no tení a un j ov en a su cargo, por lo q ue se diluí a el sentido de su participació n en un grupo de apoy o. A pesar de ello, se crey ónecesario, por parte del eq uipo, seguir manteniendo a todo el grupo por dos razones;la primera, para incentiv ar la participació n de q uienes no tení an v í nculos asignados, en el fortalecimiento de los v í nculos j ó v enesreferentes y a ex istentes. La segunda razó n, se fundamentóen un may or inv olucramiento ypersistencia del eq uipo en la selecció n de j ó v enes ex tutelados. De esta manera, se pretendiómantener la motiv ació n por participar en el grupo, traducié ndose en un compromiso ex plí cito por parte de los participantes, tanto con el grupo como con la asociació n Punt de Ref erè nc ia. Como logros del grupo de apoy o, se señ ala la maduració n personal yrelacional q ue promov ióen los participantes, en el sentido de ser capaces de ex presar lo q ue significab a ej ercer de referentes. Especí ficamente, ex presaron q ue la relació n con el j ov en podí a generar frustració n por no cumplirse las ex pectativ as respecto a é l y / o porq ue la relació n no tuv iera é x ito. Esto se enfrentóentre los participantes ex plicitando la importancia de ex poner ycompartir sus sentimientos en el seno del grupo, lo cual se conv irtióno só lo en una oportunidad de crecimiento personal y grupal, sino en la esencia de lo q ue implica un grupo de apoy o. Este aspecto respondió al ob j etiv o fij ado con esta etapa de la interv enció n grupal, esto es, promov er el intercamb io de ex periencias yrecursos entre ellos. La Relac ión Entre Ref erentes yJ óv enes Los primeros v í nculos entre referentes y j ó v enes se estab lecieron en la etapa final del grupo psicoeducativ o, lo cual se traduj o en un intercamb io de recursos personales yuna rev isió n de las actitudes q ue se ib an dando en la relació n de ay uda con el o la j ov en. Esto fue un logro importante en la interv enció n, y a q ue sentab a las b ases de un futuro funcionamiento como grupo de apoy o. En cuanto a la relació n entre referentes yj ó v enes, el grupo de apoy o permitióab ordar tres aspec- El Grup ode Ap o y o Cab e decir q ue el inicio de esta etapa grupal fue dificultoso, por producirse un cierto estancamiento tos. El primero de ellos fue la dificultad para determinar las necesidades de los j ó v enes q ue decidieron participar en el proy ecto ( si b ien h ab í a necesidades q ue se ex plicitab an, h ab í a otras q ue q uedab an implí - RELACI ÓN DE AYUDA CON J ÓVENES EXTUTELADOS citas y se intentaban revelar a lo largo de la relación 167 tir que habían formado una “amistad”, proporcionar con el joven, para llevarlas después al grupo). El apoyo informacional e instrumental, comunicarse segundo aspecto, fueron las dudas y los temores experiencias personales, brindarse ayuda mutuamen- que fueron surgiendo en los referentes a medida que te y compartir distintos espacios (desde quedar en se desarrollaba la relación con los jóvenes, particu- el centro de Barcelona para pasear a ir a la casa del larmente al inicio de la misma, esto es, si serían acep- referente a cenar o realizar con él actividades lúdicas). tados por los jóvenes. Un temor que surgió y que El hecho que algunas de las relaciones no tuvie- favoreció el trabajo de apoyo grupal, fueron los lími- ran éxito, posibilitó que el grupo de apoyo se con- tes que debía tener la implicación del referente. Al virtiera en una instancia donde el referente no sólo respecto, algunos cuestionamientos que surgieron podía recibir apoyo durante el inicio de la relación, fueron si convidarlo a casa, si debían explicar sus sino también a su término, con el fin de entender asuntos personales y su propia historia e incluso si mejor qué había ocurrido en ella y poder superar un debían ayudarlos económicamente. A partir de este cierto “duelo” que eventualmente podía darse. temor, se pudo ir construyendo los límites del rol de referente y determinar que la función del referente Discusión no era ser un soporte económico, sino socioemocional. Asimismo, los mismos referentes señalaron Los resultados de la presente intervención que los límites debían ir regulándose en función del psicosocial llevaron a reflexionar en torno al trabajo proceso de la relación y que debían preocuparse del realizado con los referentes en el grupo experiencial, ritmo del joven para autorrevelarse o mostrarse; así, al acercamiento por parte del equipo técnico del fun- cada relación tendría una regulación diferente, que cionamiento de los centros de la Administración, determinaría el grado de implicación del referente en encargados de la tutela de menores en riesgo social, cada momento. El tercer y último aspecto abordado, y a las relaciones que se establecieron entre referen- fue la manera de concluir una relación y/o cuándo tes y jóvenes extutelados. ésta se daba por terminada, ya fuera por falta de En el grupo experiencial realizado con los refe- interés del joven o por dificultades del referente. Se rentes, la apertura de los facilitadores hacia los pro- concluyó por parte de los facilitadores, que la finali- cesos grupales (González & Vendrell, 19 9 6) y la eva- zación de la relación siempre fuera explícita, en el luación que hacían aquellos del grupo, permitió afi- sentido de señalar lo que estaba pasando (utilizan- nar las líneas del trabajo grupal, en función de las do la confrontación) y dar la oportunidad al joven necesidades que iban emergiendo. Al respecto, se de poder restablecerla, en caso de que perdiera inte- mejoró el flujo de información entre el equipo técni- rés. En el supuesto que fuera el joven quien no se co y el grupo de referentes, en cuanto a los cambios sintiera cómodo, también poder tener la posibilidad y evolución del contacto con los centros de la Ad- de cambiar de referente e iniciar una nueva relación. ministración y la selección de los jóvenes, y el fun- De las cuatro relaciones que se gestaron con los cionamiento de la asociación. También se enfatizó el referentes, tres perduraron y dos se mantuvieron trabajo en relación a las dificultades que aparecían incluso durante el año 2 0 0 1 . Una de las relaciones en las relaciones de ayuda que se establecían entre 6 que perduró, terminó antes de tener un año de dura- referentes y jóvenes, particularmente en la etapa fi- ción. Al respecto, la referente comentó que al co- nal de la formación y durante toda la etapa del grupo mienzo había buena sintonía con la joven, pero que de apoyo. En este sentido, se reforzaron algunas progresivamente se fueron distanciando por estar actitudes abordadas en su momento en el grupo ella en una situación afectiva de mayor estabilidad. psicoeducativo, pero que los referentes sintieron La relación que no tuvo éxito, se debió a dificultades todavía débiles al enfrentar su relación con los jóve- desde el inicio, fruto de la desmotivación por parte nes (la confianza en el otro, la honestidad y la de la joven extutelada, a pesar de haber expresado autorrevelación). Relacionado con lo anterior, la va- su interés de vincularse con un referente. En aque- loración que hicieron los referentes del grupo expe- llas relaciones en que los referentes tuvieron una riencial fue positiva, por considerarlo un espacio mayor duración, expresaron su satisfacción por: sen- donde poder abordar de forma realista las expectativas que tenían y las dudas, temores y dificultades 6 Esta información deriva del contacto informal que el equip o té cnico sig uió teniendo con los referentes desp ué s de la intervención. que surgían a lo largo de la intervención. Las sesiones del grupo psicoeducativo y fundamentalmente las del grupo de apoyo, permitieron a los facilitadores 168 TURRÓ Y CORTÉS observar el crecimiento personal de los referentes, presentaban una implicación real del voluntario: a) en el sentido que fueron capaces de ir expresando una apertura de la realidad, en el sentido de ver de sus carencias y límites, haciéndose más conscien- una forma diferente las necesidades sociales; b) una tes de sí mismos. Esto implicó que los referentes se identificación y compromiso con las personas, or- mostraran progresivamente de un modo más autén- ganizaciones y sociedad en general con la que va a tico e íntimo, revelando algunas carencias afectivas compartir su tiempo y c) un proceso de redes- propias de su historia vital; fueron conscientes, en- cubrimiento de los valores e incluso de sí mismo, de tonces, que algunas de estas carencias podían in- sus capacidades y limitaciones (Llopis & Agost, fluir en su futura relación con el joven, manifestán- 2000). En relación a lo dicho, en el grupo se pudo dose en un intento de proteger a un joven “desvali- apreciar diferentes grados de implicación de los re- do” que había carecido de afecto y protección, a lo ferentes, que oscilaron entre aquellos que manifes- cual ellos responderían con los recursos necesarios taban una actitud “crecedora”, en el sentido de co- para que pudieran ser más autónomos. En el grupo nocerse mejor, y otros que no apreciaban la necesi- resultó patente que los voluntarios iniciaban su par- dad de la formación para desempeñar el rol de refe- ticipación en este proyecto con dos tipos de moti- rentes, ya que, en sus propias palabras “los necesi- vaciones, una explícita, relacionada con dar al joven tados no eran ellos”, sino los jóvenes extutelados. una ayuda psicosocial que posiblemente no tenía, y La captación y selección de jóvenes extutelados, otra implícita, que se correspondía con la posibili- fue uno de los aspectos difíciles del proyecto, prin- dad de algunos referentes, de mejorar a través de los cipalmente durante el año 1999, ya que se contó con jóvenes extutelados su propia experiencia vital, pu- pocos jóvenes derivados del Pl a . Esto se debió prin- diendo satisfacer sus propias carencias afectivas, cipalmente a tres motivos: el primero de ellos fue un pasadas o presentes. Si bien estas dos motivacio- insuficiente número de jóvenes que quisieran inte- nes se detectaron en un primer momento en las en- grarse voluntariamente al proyecto, el segundo mo- trevistas de selección con los referentes, las de tipo tivo fue la dificultad de legitimar la intervención pi- implícito fueron más evidentes durante el grupo de loto frente a la Administración y los profesionales formación, lo cual determinó que los facilitadores con los cuales el equipo técnico se contactó. Por trabajaran más emocionalmente con ellos. Esto era último, el tercer motivo se relacionó con un entendi- crucial, si se pensaba que el vínculo se establecía miento poco claro del rol como referente por parte con jóvenes que se encontraban en un período críti- de esos profesionales y, por tanto, la duda de si se co de su desarrollo psicosocial, relacionado con el trataba de un recurso esencial para el joven afiatamiento de la autonomía personal y la integra- extutelado. Si bien la Administración y los respon- ción social; por consiguiente, si no se producía una sables de los pisos acogidos al Pl areparaban en la separación consciente e integrada de sus carencias importancia y la necesidad de contar con recursos como referentes, podían interferir en la relación con externos a las instituciones (en este caso volunta- el joven al proyectar en él sus propias necesidades, rios), había una cierta desconfianza por el transcur- sin establecer un contacto real con el joven, sino un so y éxito del proyecto, actitud que denotaba una “pseudo contacto” basado en un ideal y por tanto responsabilidad con los jóvenes como coto privado debilitar la posibilidad de ayudar al otro (Rogers, (Gandarias, 2001), sin compartirla con personas que 1996). provenían de la comunidad. El equipo técnico constató que para desarrollar A pesar de estos aspectos que dificultaron la inser- en los voluntarios habilidades y actitudes en rela- ción al proyecto de jóvenes durante el primer año, se ción de ayuda, no bastaba con una formación prác- debe destacar como aspecto favorable la voluntarie- tico-técnica, sino que también requería de una for- dad para participar en él, ya que significó seleccionar a mación personal, que considerara los aspectos que los jóvenes verdaderamente interesados. Ampliar du- debiera tener un voluntario, esto es, motivaciones, rante el segundo período de la intervención (año 2000) actitudes, habilidades, sentido de la responsabili- el abanico de centros que pudieran estar interesados dad y sentido de gratuidad (Alfaro, 1990). La impor- en el proyecto, trascendió en un mayor conocimiento tancia del compromiso que el referente asumía du- de los jóvenes extutelados y sus necesidades rante el proceso formativo también era esencial, pues- psicosociales, formar a los referentes de una manera to que no bastaba con el hecho de querer ser volun- más adecuada en función de estas necesidades y di- tario y disponer de tiempo para ello, sino que ade- vulgar el tipo de voluntariado que se estaba constitu- más era necesario pasar por tres procesos que re- yendo desde la asociación Pun t d e Ref erè n c i a . RELACIÓN DE AYUDA CON JÓVENES EXTUTELADOS Los vínculos entre referentes y jóvenes aporta- 169 la cual sólo importaban las necesidades y carencias ron elementos importantes a tener en cuenta. Uno del joven. Esto último se planteaba desde el equipo de ellos fue la singularidad de la relación, es decir, técnico como perjudicial para la relación, pues al pen- cada una de las relaciones establecidas tuvo una sar en el joven como “víctima” lo convertían en suje- evolución distinta, en función de las características to pasivo, incapaz de actuar sobre su condición so- psicológicas tanto del referente como del joven, la cial (Gandarias, 2001). Los temores que tenían inicial- historia de ambos, los aspectos socioculturales (pro- mente los referentes fueron disminuyendo a medida cedencia, idioma, modos de vida y tradiciones, entre que cada uno de ellos fue estableciendo sus víncu- otros) y el momento actual en que se encontraban los. Es decir, cuando confrontaron la realidad de los tanto referente como joven. Ahora bien, a pesar de jóvenes extutelados. Opuestamente, una vez que ha- esta singularidad, también fue posible señalar as- bía pasado la angustia inicial y la relación iba toman- pectos comunes entre los distintos vínculos entre do forma, surgía la duda de si realmente eran una referente y joven. Uno de ellos fue la necesidad ex- ayuda para los jóvenes. Esto, por una parte, se res- presada por los jóvenes de poder ampliar sus redes pondía en el grupo de apoyo explicando que el poder sociales y así poder integrarse mejor a la sociedad escuchar a otros ya suponía una ayuda y, por otra catalana. En el caso de los extutelados inmigrantes parte, que la autonomía del joven, así como asumir la magrebies, destacaron que era muy importante para responsabilidad de su propia vida y su mayor partici- ellos tener como “amigo” una persona que fuera pación activa a nivel sociocultural, suponía un proce- catalana, ya que era uno de los aspectos más débi- so lento de alcanzar. les que sentían en su integración en Catalunya, ya A luz de lo expuesto, sería importante considerar que tendían a relacionarse sólo con inmigrantes. En algunos aspectos para mejorar futuras intervencio- cambio, las dos jóvenes catalanas sentían la necesi- nes de carácter similar. En primer lugar, lo que res- dad de tener vínculos más allá del círculo de pecta a formación del voluntariado. Ésta debiera in- extutelados, para que les permitiera salir de éste y corporar un trabajo a nivel personal, un conocimien- conocer más allá de esa realidad. to de la institución u organización como contexto en Otro aspecto que surgió, esta vez por parte de que el voluntario desempeñará su rol, un análisis de los referentes, fue poder aceptar el ritmo del joven, la realidad social en que se insertará y facilitar el así como su actitud hacia la relación (sobre todo en desarrollo de habilidades concretas en función del las etapas iniciales), como la desconfianza, el temor tipo de voluntariado. Además, sería esencial previo a sentirse rechazado y el sentimiento de abandono a la formación, realizar una indagación de las autén- propio de su historia. Es por esto, que en el grupo de ticas necesidades de los voluntarios, máxime si se apoyo se planteó la importancia de explicitar los sen- considera el tipo de rol que desarrollará. En segun- timientos y las necesidades que aparecían durante do lugar, considerar la lógica institucional de la Ad- la relación con el joven, siendo sinceros y respetuo- ministración y los centros encargados de la protec- sos con el otro, es decir, como señalaría Rogers ción de jóvenes en riesgo social. Esta lógica implica (1996), no ser impulsivos. El referente adulto, enton- un funcionamiento que tiende a relegar la sensibili- ces, estaría acompañando pero no imponiendo. Del dad de asociaciones o iniciativas que planteen el mismo modo, los referentes también aprendieron a voluntario como un recurso útil para estos jóvenes, respetar sus límites personales en la relación y no a no consultar las opiniones de los jóvenes o obligarse a cambiarlos si no se sentían cómodos al incentivarlos para reflexionar sobre alternativas de hacerlo o bien habían pedidos realizados por el jo- acción que satisfagan sus diversas necesidades y, ven, a los cuales no estaban seguros de acceder. como ya se ha mencionado anteriormente, a asumir Los prejuicios y expectativas que los referentes sus responsabilidades como coto privado. En tercer tenían respecto a los jóvenes en riesgo social cambia- y último lugar, tener muy presente que los jóvenes ron, no solamente por las pláticas de profesionales extutelados están acostumbrados a relaciones ba- (vinculados a ellos) dadas durante algunas sesiones sadas en un cierto asistencialismo, dentro de un del grupo psicoeducativo, sino también por la rela- contexto institucional que pone énfasis en lo instru- ción establecida con los jóvenes. La imagen inicial mental, dificultando posteriormente las relaciones que esgrimían de ellos estaba basada en las caren- basadas en el apoyo socioemocional inherente a una cias, más que en las fortalezas, por lo que llegaban a autonomía integral de estos jóvenes. establecer las relaciones con temor, angustia y cierto En síntesis, destacar que el presente artículo tuvo paternalismo, planteando una relación asimétrica en la intención de revelar una intervención psicosocial 170 TURRÓ Y CORTÉS que fue la primera experiencia piloto en el estado español. Uno de los aspectos más favorables de la misma fue el involucramiento efectivo de voluntarios con jóvenes extutelados. La formación trascen- Federació d’ Entitats amb Pisos Assistits. (2 001). Proj ecte educatiu de p is assistit i seg uiment de j oves maj ors de 1 8 any s [ En red] . 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En este sentido, el grupo de apoyo, como etapa final del proceso iniciado en el grupo psicoeducativo, se convirtió en una instancia clave para que los referentes pudieran introducir la relación de ayuda en el propio funcionamiento Garb arino, J . (198 3 ). Social support network s:Rx for th e helping professions. En J . K. W hitaker & J . Garbarino (Comps.), S ocial sup p ort network s:I nformal h elp ing in th e h uman services (pp. 3 -2 8 ). Nueva York :Aldine. Gonz á lez , M. P . & Cornej o, J . M. (1993 ). Los grupos:Nú cleos mediadores en la formación y camb io de actitudes. Psicothema,5,213-223. Gonz á lez M. P . & Vendrell, E. (Eds.). (1996 ). El g rup o de grupal y poder ejercer así su rol de una manera más ex periencia como instrumento de formación.M anual efectiva. didá ctico p ara monitores de g rup o. Barcelona:EUB. Gottlieb , B. H. (198 3 ). S ocial sup p ort strateg ies:Guidelines for mental h ealth p ractice. Londres:Sage. Referencias Gottlieb, B. H. (1992). 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