JERONIMO JACINTO DE ESPINOSA (Alicante 1600

Transcripción

JERONIMO JACINTO DE ESPINOSA (Alicante 1600
JERONIMO JACINTO DE ESPINOSA
(Alicante 1600 – Valencia 1667)
“Cuatro pícaros timando a un vendedor de quesos de cassoleta, mientras juegan a la
Apatusca”
Óleo sobre lienzo.
114,5 x 159,5 cm.
Pintado hacia 1650.
Jerónimo Jacinto Espinosa fue formado con su padre, Jerónimo Rodríguez de Espinosa,
pintor discreto de tradición manierista. A la muerte de Francisco Ribalta en 1628, se
convirtió en el pintor de mayor prestigio de la ciudad y cabeza indiscutible de la escuela
valenciana. En su estilo, esencialmente naturalista tenebrista de entonación cálida, se
advierte la influencia de Ribalta y Pedro de Orrente.
Esta escena callejera, hasta ahora inédita, constituye una importante aportación al
estudio de la pintura de género en España. La identificación de su autor ha sido posible
gracias al reciente descubrimiento de un cuadro de características muy similares:
"Vendedora de fruta" (90 x 132 cm.), adquirido por el Museo del Prado (fig.1). Hasta
que el proceso de limpieza permitió descubrir la firma 'Hierº Jacintº de Espinosa f.' no
se había relacionado dicha obra con el pintor valenciano, ya que no se conocía hasta ese
momento ninguna otra pintura de género de su mano. El descubrimiento de una segunda
obra con las mismas características en cuanto a temática, composición y estilo hacen
pensar en Espinosa como pintor de género, además de pintor de escenas religiosas, lo
que abre la posibilidad a futuras atribuciones.
Como pintor de género, Espinosa se muestra mucho más libre en su planteamiento
compositivo, aunque su técnica y tipos humanos son comunes a los presentes en sus
obras religiosas. El modelado naturalista, las cejas marcadas, el tratamiento de las
manos y uñas así como las figuras apenas esbozadas en el fondo de la escena nos
remiten a otras obras del pintor valenciano. El cuadro del Museo del Prado ha sido
fechado h. 1650, datación que probablemente pueda darse también a la obra que nos
ocupa y que explicaría la presencia de ciertos ecos velazqueños que podrían relacionarse
con el viaje a Madrid y Sevilla que debió realizar Espinosa entre 1640 y 1647.
Narrativamente la escena es compleja. La figura de la izquierda, con sombrero de fieltro
y chaleco de piel (probablemente un pastor), está sentado junto a un cesto con
pastelillos de queso de cabra (quesos de cassoleta típicos valencianos). En el centro, un
muchacho saca de una bolsa monedas, mientras que la figura de la derecha, que sujeta
en su mano izquierda un pañuelo donde quizás guarda el dinero (semejante al que
aparece en el ejemplar del Prado) se dispone a golpear con una piedra las monedas
apiladas en el suelo. Al fondo, dos figuras de "pícaros" parecen haber robado algunos
pastelillos que comen mientras hacen un gesto de complicidad al espectador. Los
muchachos están entreteniendo al vendedor para robarle mientras juegan a la Apatusca,
un juego muy popular en el siglo XVII y sobre todo propio de picaros como se narra en
los textos clásicos, consiste en colocar apiladas unas monedas y, golpeando la pila cada
uno cuando le llega su turno con una piedra, apropiarse las que quedan con el anverso
hacia arriba. Este tipo de representación costumbrista de la vida cotidiana del siglo
XVII, presente en la pintura flamenca e italiana, es relativamente escaso dentro del
panorama de la pintura española, pudiendo incluirse dentro de este grupo algunas
pinturas de Murillo, Velázquez, Ribera, Núñez de Villavicencio y, a partir de ahora,
también de Jerónimo Jacinto de Espinosa.
Fig.1
Para la concepción del cuadro Espinosa realiza unos dibujos previos, de los cuales la
Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia conserva los estudios de las
tres figuras principales (fig. 2,3 y 4) y un estudio de manos.
Fig. 2,3 y 4

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