para acceder al bosquejo - Iglesia Cristiana Confraternidad Colina
Transcripción
para acceder al bosquejo - Iglesia Cristiana Confraternidad Colina
Iglesia Cristiana Confraternidad Colina Campestre Noviembre 14 y 15de 2015 www.confraternidadcolina.com / [email protected] Pastor Jairo Ricardo Díaz EL PODER DE LAS PALABRAS Santiago 3:1-12 Hermanos míos, no pretendan muchos de ustedes ser maestros, pues, como saben, seremos juzgados con más severidad. 2 Todos fallamos mucho. Si alguien nunca falla en lo que dice, es una persona perfecta, capaz también de controlar todo su cuerpo. 3 Cuando ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, podemos controlar todo el animal. 4 Fíjense también en los barcos. A pesar de ser tan grandes y de ser impulsados por fuertes vientos, se gobiernan por un pequeño timón a voluntad del piloto. 5 Así también la lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de grandes hazañas. ¡Imagínense qué gran bosque se incendia con tan pequeña chispa! 6 También la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Siendo uno de nuestros órganos, contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno, prende a su vez fuego a todo el curso de la vida. 1- Todos fallamos con nuestras palabras Las ofensas que más nos cuesta evitar son las que implican la lengua, las que involucran nuestro hablar.. Santiago 1:19, 26 Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse; 26 Si alguien se cree religioso pero no le pone freno a su lengua, se engaña a sí mismo, y su religión no sirve para nada. La lengua, las palabras, es la principal expresión de nuestra personalidad y siempre va a provocar una reacción inmediata, de una u otra clase, de parte de los que nos oyen. 2- El poder tan grande de un pequeño miembro Al igual que un pequeño freno en la boca de un caballo sirve para controlarlo enteramente, así también el ser humano que es capaz de poner freno a su boca, es capaz de poner freno a todo su ser. Salmo 39:1 Me dije a mí mismo: «Mientras esté ante gente malvada vigilaré mi conducta, me abstendré de pecar con la lengua, me pondré una mordaza en la boca.» 7 El ser humano sabe domar y, en efecto, ha domado toda clase de fieras, de aves, de reptiles y de bestias marinas; 8 pero nadie puede domar la lengua. Es un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal. 9 Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios. 10 De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 11 ¿Puede acaso brotar de una misma fuente agua dulce y agua salada? 12 Hermanos míos, ¿acaso puede dar aceitunas una higuera o higos una vid? Pues tampoco una fuente de agua salada puede dar agua dulce. A pesar de lo grandes que son los barcos y de los fuertes vientos que los embisten, son conducidos por medio de un pequeñísimo timón. En la ilustración del freno del caballo y del timón del barco, el argumento no es tanto tener el control, sino mostrar el poder tan grande de un pequeño artefacto. 3- El poder destructor de las palabras La lengua puede echar a perder toda la vida, como un fuego devastador, puesto que ella misma está encendida por el infierno mismo, esto es por el diablo. El curso de nuestra existencia es determinado en gran parte por nuestra lengua. Proverbios 13:3 El que refrena su lengua protege su vida, pero el ligero de labios provoca su ruina. “La mayor parte de los crímenes son preparados, ejecutados y defendidos con la lengua” Benedicto Ingles Vega (672-735) 4- Palabras de bendición o maldición: Mi decisión Nos hemos acostumbrado a usar la lengua (nuestras palabras) para orar y alabar a Dios y también para hablar mal, ofender, lastimar, señalar, inventar, gritar, decir groserías, mentir, exagerar, etc. Proverbios 18:21 En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto. La lengua nos da una perfecta descripción de nuestra naturaleza humana. CONCLUSIÓN: Es importante lo que digo y cómo lo digo. Proverbios 17:28 Hasta un necio pasa por sabio si guarda silencio; se le considera prudente si cierra la boca. Antes de hablar pregúntese: ¿es verdad lo que quiero decir, es necesario y edifica a otros? Aunque no logremos un control perfecto de nuestra lengua, de todas maneras sabemos que podemos y debemos refrenarla, y reducir el daño que pueden provocar nuestras palabras.