LOS INFANTES DE ARAGÓN EN EXTREMADURA Enrique y Pedro

Transcripción

LOS INFANTES DE ARAGÓN EN EXTREMADURA Enrique y Pedro
VICENTE ÁNGEL ÁLVAREZ PALENZUELA
LOS INFANTES DE ARAGÓN EN EXTREMADURA
Enrique y Pedro, Infantes de Aragón, refugiados en su fortaleza de Alburquerque, en buena comunicación con Portugal, prosiguen su resistencia, al
margen de las treguas de Majano e intentan provocar el levantamiento de la
nobleza castellana contra la tiranía de don Álvaro, siempre de acuerdo con las
orientaciones de su hermano. La reacción del Condestable, con apoyo pontificio6, que supone la prisión o exilio de algunos nobles, la deposición de algunos
eclesiásticos7 y la del propio infante Enrique como maestre de Santiago8, crea
un primer obstáculo a la paz entre Castilla y Portugal cuando todavía se está
negociando. El fracaso de las negociaciones de Ágreda-Tarazona sobre las
indemnizaciones previstas en Majano, a pesar de las moderadas exigencias
económicas de Alfonso V y Juan de Navarra, evidente ya en el otoño de 1431,
alienta la resistencia de los Infantes en Extremadura y la búsqueda de apoyos
en Portugal, a donde irán llegando algunos importantes partidarios9.
La resistencia de Enrique y Pedro rebasa el nivel de un conflicto interno de
Castilla: implica a Portugal, cuyo apoyo solicitan los Infantes aragoneses, y
compromete seriamente sus relaciones con Castilla; si se accede a la ayuda,
opción hacia la que se muestran muy proclives los Infantes portugueses, sería
muy difícil conservar la paz con Castilla. Ya en enero de 1432, durante su viaje
a Portugal para obtener la ratificación de la paz de Medina del Campo, el doctor Diego González Franco tuvo ocasión de contemplar el acopio de armas y
pertrechos para los Infantes, advirtió de ello a Juan II y reclamó de Juan I que
prohibiese toda ayuda. Así lo hizo el monarca portugués, que, no obstante, prosigue sus contactos con los Infantes aragoneses, si bien es cierto que por intermedio de García Aznar, deán de Tarazona, embajador nombrado meses atrás
por Alfonso V con amplios poderes para negociar acuerdos con Portugal10, que
actúa también en representación de los Infantes Enrique y Pedro11.
El apoyo de Juan de Sotomayor, Maestre de Alcántara, constituye el
soporte fundamental de la rebeldía de los Infantes aragoneses, a los que en realidad debería haber combatido. Por ello Juan II intenta por todos los medios
atraerse al maestre: negociaciones y acuerdos, presiones y empleo de la fuerza
militar. Una última negociación mantuvo con Diego González Franco, el diplomático experto en relaciones con Portugal12, que, apresado por el inconstante
Maestre (28, junio, 1432), logró un acuerdo con el sobrino de éste Gutierre de
Sotomayor, su liberación, la sustitución del tío por el sobrino en el Maestrazgo
y, como esperpéntica conclusión, la prisión del infante Pedro, solo cuatro días
después, lo que significaba, de hecho, el fin de la resistencia en Extremadura.
Naturalmente, el infante Enrique clama ayuda de Portugal, único auxilio
posible; no sería militar, porque las fuerzas del infante habían quebrado y porque Portugal no desea romper la paz con Castilla, pero sí lo suficientemente eficaz como para salvar los restos del naufragio e intentar llegar a un acuerdo de
mínimos, y, desde luego, inmediato. Antes de mediar el mes de julio, Pedro
González Malfaia, mayordomo del infante Duarte, un diplomático experto en
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