lora leigh veronica chadwick la caida de bob

Transcripción

lora leigh veronica chadwick la caida de bob
Lora Leigh/Verónica Chadwick
B.O.B.
La caída de
LORA LEIGH
VERONICA CHADWICK
LA CAIDA DE B.O.B.
(B.O.B.’S FALL)
ARGUMENTO:
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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Lora Leigh/Verónica Chadwick
B.O.B.
La caída de
Es el año 2375 y en el mundo finalizan los conflictos bélicos
presentando una lucha unificada por la paz. La vida volvió a la
normalidad, una vez más la tecnología pudo cambiar la guerra y las
balas por la paz y el placer.
La sexualidad fue cambiando por lo tanto las enfermedades
también lo hicieron,
los embarazos no planeados ahora son
controlados. Andando muy cerca de esta sexualidad están los B.O.B
—Hombres que funcionan a batería—una invención cibernética creada
para mejorar el placer. Del tamaño natural, como si estuviera vivo, el
más sexy, el más creativo juguete sexual jamás inventado, fueron
programados para el sexo y para la respuesta de todos los sueños de
una muchacha —o un hombre.
En este nuevo mundo de sexualidad exagerada, el romance
erótico renace. Escrito y liderado por el espíritu libre de la sensual
Elyiana Richards, llevando el mundo a través de la tormenta. Pero
Elyiana, vive una existencia lejos de las ventajas de la sociedad
convencional, nunca soñó que probaría un B.O.B, nunca pensó que su
mayor fantasía -la de ser tocada, de ser abrazada por el hombre
correcto - se realizaría del modo como ocurrió. Aún su propio
Némesis, El McDougal, líder de Ciber-Tronics, creador de los B.O.B.
Lleno de sexualidad reprimida, sensualidad escondida, El
McDougal, es un hombre que cerró sus emociones y sus necesidades
y ahora dirige el proyecto sexual más avanzado y jamás imaginado por
el hombre. Pero cuando el hombre despierte y los B.O.B duerman una
vez más, El McDougal recordará lo que los B.O.B descubrieron - que
no existe nada más sensual, sexy y caliente como el amor y la
excitación que se construye a partir de eso.
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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Lora Leigh/Verónica Chadwick
B.O.B.
La caída de
PRÓLOGO
Diciembre Año 2375
“Mac” McDougal Sabía que estaba muriendo. Podía sentir como
la sangre bombeaba de su cuerpo, rica y caliente, el elixir de la vida
fluía de sus venas a pesar de los intentos de sus guardaespaldas para
detener el flujo. Sangraba como un cerdo y no existía una maldita
cosa que pudieran hacer para detenerla.
—Rápido, mierda. Estamos solamente a una milla del laboratorio.
Avise por radio, tenemos una oportunidad para llegar, apurémonos.
Escuchó a su hermana, Amareth gritando a sus guardias y casi
quiso reírse por la fría y dura determinación en su voz. Si su
testarudez pudiese empujar la sangre de vuelta a su cuerpo y reparar
el daño, entonces ella lo haría.
Era tan fuerte y determinada como la había educado para ser,
pero por un momento, sólo por un momento, lamentó la necesidad de
las lecciones que él se vio forzado a enseñarle, los sueños que sabía
que ella había perdido en el proceso. Alguna vez, la impetuosa
hermana que él tanto amaba, estuvo llena de sueños de cuentos de
hada. Ahora ella era pragmática, lógica y fría, dirigiendo el
departamento de seguridad con una voluntad de hierro. Estando tan
cerca de la muerte, Mac se dio cuenta de que sentía la falta de la niña
que juró que veía hadas.
Infierno, en un cegador y deslumbrante momento, se dio cuenta
que extrañaba ser él mismo. No era el hombre que fuera antes. Se
había aislado, había roto lazos y cualquier compromiso y afectos,
excepto con su familia cercana. Su vida se centraba en sus
propiedades y en encaminar a los rebeldes que aún luchaban contra
el orden y la democracia planetaria. Sus muertes lo aprovisionaron por
más de una década dejando espacio para muy poco más.
Estaba siendo movido. El dolor quemó sus entrañas con tal
agonía que perdió la respiración. Perdió y casi no la recuperó. Se
atragantó, escuchando el ruido de sus pulmones llenándose de
sangre, su cuerpo empezó a debilitarse, su corazón intentando
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disminuir la velocidad. Apenas estaba conciente durante el trayecto
hacia el laboratorio al que había intentado ir. La Seguridad que él
había erigido, había sido comprometida de alguna manera, a pesar de
sus bien diseñados planes.
Esa fue la razón por la que se había dirigido a los laboratorios.
Entre otras cosas, los laboratorios MacDougal trabajaban en su mayor
parte, en armas de alta tecnología más avanzadas del mundo. De
alguna forma, la información traspasó esas murallas y el proyecto
esquemático de una de sus nuevas armas terminó en manos
enemigas, un bien conocido simpatizante de los rebeldes. Iba a matar
al bastardo responsable, si no moría primero.
Esa fue la razón por lo que educó a Amareth a ser tan fuerte, fría
y determinada ante el peligro. Habían sido traicionados, y obviamente
por alguien en quien confiaban.
—Acuéstenlo aquí. —La voz de Amareth traspasó su conciencia
nuevamente. Estridente y afilada, motivaba a sus hombres como
estaba seguro que nadie más lo haría.
—No estamos preparados para esto. Tenemos sólo una unidad
disponible  una voz desconocida discutía. —Esto no va a funcionar.
No hay manera de que funcione.
Mac intentó concentrarse, enfocarse en la discusión furiosa
alrededor de él.
—Es nuestra única oportunidad. ¿Tienes alguna jodida mejor
idea? —Amareth estaba gritando.
—No—contestó asustado el hombre. —Pero Señorita MacDougal,
esto no fue diseñado para esto.
Él escuchó un crujido, un suspiro.
—Escuche, pequeña rata. Si mi hermano muere usted lo seguirá
en segundos. Recuerde eso. —La voz de Amareth era baja, peligrosa,
justo como él le había enseñado. Ella se estaba transformando en una
fuerza en ser tomada en cuenta. —Yo sé para que diseñamos esto, sé
como funciona y también sé que tenemos una oportunidad, y por poco
que sea, es mejor que verlo morir.
El dolor se estaba volviendo más distante ahora. Era como si se
estuviera desconectando. Estaba muy cansado. Increíblemente
agotado. No se había dado cuenta en todos esos años lo cansado
que se había vuelto.
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¡No! Él no moriría. Tenía mucho trabajo por hacer, mucho que
lograr. Mierda, todavía no había limpiado su agenda lo suficiente para
cazar a esa escritora irritante que había estado llenando la cabeza de
su hermana con todas aquellas ideas de romances y finales felices
que no existían.
Podría arrepentirse
de la necesidad
de fuerza que
él
estimulaba dentro de ella, pero su orgullo en eso era profundo. Si él
moría, ella seguiría adelante, no caería en las manos de los enemigos
que esperaban por ella ni cedería a las mentiras que la mayoría de las
muchachas estaban hambrientas por creer en estos días.
El amor no era un cuento de hadas como la Señorita Elyiana
Richards escribía. No era suave, gentil, no era un héroe que luchaba
por el felices para siempre. Era frío, implacable y destructivo. Era una
palabra usada para engañar y usar los corazones gentiles que pronto
se endurecerían por el hastío y las promesas rotas. Él no podía dejar
que Amareth cayera en esas mentiras. Tenía que vivir el tiempo
suficiente, para hacer que cierta Señorita Elyiana Richards se
percatara de lo idiota que era.
Pero por un momento, sólo por un momento, la imagen de la
irritante australiana relampagueó en su mente como había estado en
su
última
videoconferencia.
Furiosa,
sus
ojos
violetas
relampagueando, su boca exuberante haciendo pucheros, ella lo dejó
malditamente duro, malditamente rápido, tanto que casi se queda sin
respiración. Ella era inocente, a pesar de los romances eróticos que
escribía, a pesar del hecho que se lanzó contra él con una furia
femenina que le hizo doler por poseerla. Era fresca, ardiente, e hizo
que deseara cosas, que lamentara cosas en las que no tenía sentido
pensar.
Se forzó a prestar atención. Trató de apretar los dientes forzando
los músculos. Puso cada onza de fuerza en prestar atención, para
mantener los pequeños impulsos que crecían en su cerebro…
Amareth se quedó a su lado mirando como los doctores y
científicos reunidos en el laboratorio MacDougal trabajaban alrededor
de su hermano. Las heridas eran horribles. Una en el pecho y otra en
el abdomen, su pierna estaba quebrada y perdía una cantidad
increíble de sangre. La mayor parte manchaba sus pantalones de
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cuero y lo que quedaba de su camisa negra. Ella usó la mayor parte
del paño para detener el flujo de sangre.
Gracias a Dios que estaban lo suficientemente cerca del
laboratorio y de las instalaciones medicas como para darle una
oportunidad de sobrevivir. Eso era todo lo que necesitaba, una
oportunidad. Mac era fuerte y obstinado. No moriría dejándola sola sin
dar pelea, y ella se aseguraría malditamente bien que él tendría cada
oportunidad para sobrevivir.
Ella miraba mientras la unidad de androide era llevada a toda
velocidad a la otra sala, mordiendo su labio cuando recordó su propia
satisfacción en el proyecto del “androide sexual”. Tenía una estrecha
semejanza con McDougal cuando era más joven, en sus días más
salvajes. Casi uno noventa, con el largo cabello rojo despeinado y
penetrantes ojos color verde claro.
A pesar de que la unidad mantenía las características físicas de
Mac, habían sido suavizadas, la cicatriz en su rostro estaba ausente,
como la evidencia de que alguna vez su nariz estuviera quebrada. El
androide no tenía la salvaje expresión de Mac, evidencia de una vida
guiada por los horrores de las guerrillas de los rebeldes y la perdida
de personas queridas.
Ahora, con suerte el androide podría albergar el poder de la
mente de su hermano y les daría la oportunidad de descubrir quien lo
atacó. Quien traicionó a Mac era cercano a él, una parte vital de su
red de información o nunca hubieran sabido dónde y cuándo atacar.
La visita a los laboratorios fue realizada en estricto secreto, solamente
algunas personas sabían su destino.
La información que él había recabado para ella mientras llevaba a
los guardaespaldas hasta su ubicación, indicaba que los atacantes
habían sabido el lugar exacto dónde encontrar a Mac y cómo atacar.
Mierda, Amareth, tenemos un espía. Encuentra al jodido espía y
si no logro sobrevivir a esto…
Mac, obviamente había llegado a la misma conclusión. A pesar de
todas las protecciones alguien los había traicionado.
—Lo encontrarás tú mismo, Mac. —Ella susurró mientras era
colocado en la unidad especialmente diseñada para sustentar la vida,
con electrodos ubicados en su cabeza que conducían al androide a su
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lado. Ellos no podrían darse el lujo de quedarse sin El MacDougal1, ni
un solo día. No ahora.
—Despejen… —El científico en jefe pidió una evacuación del
área alrededor de la unidad intensiva. La miró nerviosamente. —¿Y si
esto no resulta?
Ella sonrío. Una dura y fría curva en sus labios que Mac le
enseñó.
—Entonces tú y todas las personas en este laboratorio morirán.
Punto. No toleraré fallas, doctor. No puedo darme ese lujo.
Y sabían lo que haría. Su reputación como jefa de seguridad
personal de El MacDougal no venía sin un costo. Ella estaba ansiando
cumplir cada promesa, cada acuerdo que había realizado. Podía no
gustarle, podía lamentar las decisiones que ella tomaba con cada fibra
de su ser, pero ella cumpliría.
Él empalideció, pero ella notó que puso cuidado extra al preparar
todo para la transferencia de información del cerebro de su hermano
al cuerpo mecánico del androide de la camilla de al lado.
El androide fue creado para eso, para aceptar, procesar las
memorias, emociones, sensaciones, como también la recuperación de
datos vitales de la mente humana.
El descubrimiento y aislamiento de los impulsos eléctricos del
cerebro y de la trayectoria que éstos usaban para las respuestas
humanas, movimientos y sensaciones, habían estimulado la creación
del androide sexual y su enmarañado cerebro computarizado. Habían
experimentado con la transferencia de información una docena de
veces y en cada caso, fue un éxito absoluto. Ella solamente podía
rezar para que esto ocurriera nuevamente.
Sin embargo, Amareth jamás imaginó que el androide habría sido
necesitado para esto.
Ella observó cómo los electrodos ubicados entre la cabeza de su
hermano y el cerebro computarizado del androide, empezaron a tener
respuesta a los comandos enviados entre los dos. El cerebro era una
computadora, una viviente, una obra de arte en constante desarrollo
que había sorprendido a los doctores y científicos durante siglos. El
descubrimiento de una viviente base de datos central, ubicada
1
Al fefe de un clan escocés, se lo llama El McDougal como distinción, no simplemente McDougal.
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profundamente dentro de la masa de tejido, había sido un avance muy
importante, diferente de cualquier otro. Esto había permitido al campo
científico crear “cerebros” similares para los androides, que hasta ese
momento eran autómatas e incapaces de procesar pensamientos
lógicos sin los comandos adecuados.
El androide original había sido creado con un propósito de
seguridad, para proteger contra nuevos ataques realizados por
rebeldes en muchas de las áreas más pobladas del mundo. Desde
entonces, los modelos habían evolucionado. Varias compañías habían
creados versiones menores del androide sexual, pero Amareth vio allí
un potencial que aún no había sido explorado. Si ella pudiera hacer el
androide lo suficientemente “real” entonces las ventas de los modelos
serían astronómicas.
Sin embargo, no habían sido creados para ser usados en estas
circunstancias. Su cerebro electrónico fue hecho para almacenar sólo
el conocimiento de las funciones físicas del cerebro. El sentido del
gusto, el olfato, la habilidad de parecer “real” a pesar de su
cibernética. Ellos ahora iban a intentar un proceso mucho más
complicado.
Ella luchó con su preocupación, lo que le importaba era que el
nuevo modelo avanzado de la compañía de MacDougal, CyberTronics, fuese capaz de mantener las informaciones almacenadas de
la increíble mente de Mac. Él era, honestamente, un genio. Su mente
era brillantemente rápida por sí misma, su habilidad para procesar el
pensamiento y la intuición nunca fallaba en impresionarla.
—Las lecturas son positivas… tenemos transferencia de
información. Comience a disminuir las funciones vitales, fije todos los
censores y las respuestas neuronales; lo induciremos a un coma
hasta que podamos traer los cirujanos y los especialistas en
respuestas neuronales hasta el laboratorio…—Los científicos
trabajaron con ahínco preparando el cuerpo cubierto de sangre de
Mac para la separación parcial.
Los órganos internos deberían ser suturados y reparados,
preparándolos para curar. Su sangre tendría que ser reemplazada y
había que estimular su cuerpo para la cura de sus heridas. Inducir a
Mac al coma profundo que se necesitaba era increíblemente
peligroso. La voluntad humana luchará inconcientemente contra el
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coma inducido, creando una batalla que frecuentemente terminaba en
la muerte.
—Preparen para cerrar sus heridas y empezar la transfusión de
sangre.—Uno de los médicos le gritó a su equipo. —Tenemos una
alerta de prioridad para Med-Tech. Los cirujanos estarán aquí en
algunas horas. Ellos estiman un tiempo de respuesta de doce horas.
—Tienen solamente diez. —Amareth gritó. La unidad no fue
construida para sustentar una vida por más de doce horas.
—Imposible…
—Puedo matarlo, doctor, con mis
propias manos. —Ella
murmuró, profundizando su acento escoses, intentando imitar a su
hermano, el que idolatró toda su vida. —No me haga hacer eso.
El doctor tragó en seco, una contracción desfiguró su rostro,
mientras llevaba su mano a su cabeza calva.
—Enfermera, entre en contacto con Med-Tech. Tenemos
solamente diez horas. —Él estaba asustado, lo suficientemente
nervioso como para verificar que todas sus exigencias se cumplieran
al pie de la letra.
Claro, que la poderosa y pequeña arma láser que ella cargaba y
el poder que ganaba en ese momento al mismo tiempo que el de Mac
disminuía ayudaba aún más.
—Jaime, cierra toda la instalación hasta que lleguen los doctores.
—Ella espetó. —Llévate a cuatro hombres y llama a Tael. Él estará
esperando información. Dile que traiga su trasero para aquí.
Jaime estaba mirando todo el proceso casi con miedo. Mac
también era su hermano, pero él aún era muy joven para entender lo
que significaba ser hermano de El MacDougal. Movió rápidamente la
cabeza, apuntando a sus hombres de más confianza antes de salir del
cuarto.
Tenía un parecido muy estrecho con Mac. Su cuerpo era
demasiado alto para realmente verse bien en su juventud, su brillante
cabello rojo y ojos verdes se destacaban claramente en ese momento,
a pesar de estar en la fase de cachorro desgarbado, pero era
inteligente y estaba bien entrenado. Ella temía, sin embargo, que con
el tiempo, gran parte del entusiasmo y sabor por la diversión que veía
en sus ojos, se oscurecerían por las realidades brutales de la vida.
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—Zach, vigila la puerta. —Ella gritó cuando la transferencia de
información terminó y los electrodos fueron desconectados entre su
hermano y el androide.
—Tenemos doce horas de inactividad para hacer la
desfragmentación en el androide, no menos. —El científico informó.
—Estoy conciente de esto, doctor. —Le envió una fría y dura
mirada. — Estuve en todas las fases de desarrollo, si usted no se
olvidó. La desfragmentación llevará doce horas, seis minutos y
cuarenta y tres segundos. —Ella levantó una ceja irónicamente,
manteniéndose dura y fuerte como sabía que Mac esperaría que ella
se mantuviera.
Observó mientras una enfermera se llevaba al androide en una
camilla para la habitación de al lado, contrayendo la frente por los
calambres en su estómago, y con una sensación de pesadumbre en
su corazón. Podía sentir su piel picando de advertencia, pero no sabía
que significaba.
—Tael viene en camino, Amareth. —Jaime entró rápidamente en
el cuarto. —Ellos llegarán en el jet a horario. Tenemos el completo
control de la instalación con la seguridad automática funcionando.
Amareth respiró hondo. No se iba a desmoronar. Todo saldría
bien. Mac sobreviviría a esto. Se aseguraría que ocurriera. Miró a los
médicos trabajando sobre el cuerpo de su hermano, reparando las
increíbles heridas en su piel y cómo la sangre era reemplazada tan
rápido como era posible.
Los electrodos que lo mantenían con vida, estaban conectados a
cada función vital de su cuerpo, trabajando para mantener su corazón,
pulmones y otros órganos en funcionamiento hasta que los cirujanos
llegaran y lo operaran. Tenían tiempo. Sabía que tenían tiempo. Si
Mac estuviera muerto, ella lo sabría. Sabía que lo sentiría. Pero podía
sentirlo vivir, podía sentir su fuerza cerca de ella. Mientras ella tuviera
esto, podría continuar.
Finalmente, una hora más tarde, los doctores pidieron que se
sellara la sala. Amareth se acercó a su cuerpo, su mano tocando sus
cabellos y rostro antes de que la unidad se sellara.
En el minuto en que tocó su piel, ella se paralizó. Un miedo
inmenso la envolvió, alcanzando su alma. Mac no estaba allá. Ella
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temblaba, calmando el grito que crecía en su garganta. Sabía que
estaba vivo, pero él no estaba ahí. No en su cuerpo.
—¡OH mi Dios! —Ella susurró con un frío helado corriendo por su
cuerpo. —OH mi Dios, ¿Que le hicimos…?
De repente la sala se llenó de sonidos estridentes de alarmas
internas y de advertencias de una falla de seguridad.
—Tenemos una salida del lado sur. Advertencia, tenemos una
salida, del lado sur, avión en vuelo…
Amareth corrió a la sala de al lado, donde el androide había sido
ubicado hacía una hora. Abrió la puerta de golpe, sabiendo lo que
vería antes de entrar, sabiendo al instante que Mac la mataría con
toda seguridad cuando supiera lo que ocurrió.
El androide se había ido. La desfragmentación estaba incompleta,
las informaciones serían una masa confusa dentro del cerebro
electrónico del androide… Del cerebro de Mac. Su hermano ahora
estaba impotente.
CAPÍTULO 1
Estaría maldito si se permitiera estar tan indefenso como se
sentía.
Despertó acostado en una camilla como un cordero en sacrificio,
sintiéndose tan vulnerable, tan débil como los infelices animales que
dieron su sangre en los altares antiguos. Se resistía a permitirlo.
La imperativa necesidad de escapar, de distanciarse, era su
prioridad. Podía escuchar a los soldados moviéndose por los pasillos,
órdenes siendo gritadas, maldiciones, blasfemias destacando en el
caos, con una voz estridente, una fría voz femenina se escuchaba en
la habitación de al lado.
No podía acordarse por qué estaba allí, pero recordó el dolor, la
sangre y el conocimiento de que él iba a morir a menos que escapara.
La fuga se transformó en lo más importante.
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La caída de
Era una cuestión simple el moverse por el laboratorio oscuro.
Conocía esa habitación, no sabía por qué o cómo, pero el plano
general le era familiar. Se puso un overol color caqui del closet, como
también unas botas hasta los tobillos. No había armas y sabía que
necesitaba desesperadamente de una.
—Tael está en la entrada. Tael está en la entrada. —El sonido de
una voz joven se escuchaba en el cuarto de al lado.
—Trae tu trasero aquí. —La muchacha gritó furiosamente. —
Necesitamos toda la ayuda que logremos tener.
Sus ojos se estrecharon cuando escuchó el furioso sonido de un
poderoso jet sobre el techo. Rápido, eficiente y capaz de llevarlo
donde necesitara ir. El jet era su mejor esperanza.
Se peinó el largo cabello hacia atrás con un gesto de disgusto.
¿No podía haberse cortado su largo cabello rojizo años atrás? ¿Qué
mierda estaba haciendo agravando más esto?
No tenía tiempo para amarrarlo. Gruñó casi en silencio mientras la
puerta de al lado golpeó y de repente el pasillo quedó en completo
silencio. Abriendo ligeramente la puerta, verificó rápidamente. Viendo
el salón vacío iluminado, tomó una decisión, se movió y salió del
cuarto.
Mantuvo la cabeza en alto, una expresión cerrada y enigmática.
No lo pararían si su comportamiento fuera discreto.
No podía estar completamente consciente de quién era o qué
ocurrió, pero algunas cosas filtraban por su mente.
Su nombre era Mac. Su cabello era jodidamente largo y tenía que
encontrar a Elyiana. Aquellos pensamientos le llegaban de forma
intensa a su cerebro, cerrándose alrededor de su cabeza y
obligándolo a apurarse. Sería demasiado tarde si no lo hiciera.
¿Ella estaría en peligro? Él vio su sonrisa, el color de sus ojos
violeta, escuchaba su voz enojada, musical, con un acento suave
ahogando sus sentidos. Pero eso era todo lo que podía acordarse.
De repente las puertas de metal se golpearon y una voz furiosa
de hombre cortó de súbito el ruido.
—Mierda, encuéntrenlo. Vayan delante y maten al bastardo,
porque si no lo hacen, de todas formas, Amareth va a deshuesarlo
antes de que podamos obtener alguna información de él.
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La caída de
Mac se escondió en el interior de lo que parecía ser una oscura
sala de reuniones. Sus dientes se apretaron al sentir un hormigueo en
la cabeza, era como escuchar el zumbido de avispas furiosas adentro
de su oído. ¿Qué diablos le hicieron? No debería sentirse como se
sentía, ¡mierda! Ni siquiera debería estar vivo.
El sentimiento era más fuerte que cualquier otra cosa dentro de
su cerebro. Ni siquiera debería estar vivo.
El grupo pasó a su lado rápidamente, dirigiéndose al lugar de
donde él había venido. Esas personas eran las que debieron venir en
el hidroavión. Hombres tan endurecidos como el que los guiaba,
sonaban como si fueran militares o ex-militares al menos. Ellos no
volaban en cualquier cosa sino en lo mejor.
Una pequeña sonrisa cruzó sus labios ante aquel conocimiento.
Su cabeza la sentía como los huevos revueltos de la mañana, pero
algunas cosas eran universales. Los hombres bien entrenados tenían
los mejores juguetes.
Esperó hasta que el pasillo estuvo vacío una vez más, antes de
salir de la sala oscura caminando tranquilamente. A partir de ahí las
cosas estarían más complicadas. Más adelante estaban las puertas
de acceso a la plataforma. Podía llegar a la plataforma, pero no existía
ninguna posibilidad de colarse sin ser notado. Sin duda tendría
compañía en diez segundos.
Atravesó las puertas de metal mirando atentamente el elegante
hidroavión con dos puestos. El diseño negro de un águila demostraba
ser un modelo de belleza, habilidad y tecnología. Esos aparatos eran
los más rápidos, livianos y manejables. También estaban equipados
con un GPS fantasma. Podría bloquear la señal de información de
ubicación por horas, mientras se encontrara en el aire, y por tiempo
indefinido en tierra.
Se movió con rapidez hacia el pájaro de acero. Estaba equipado
con un láser de precisión, con un polarizado que brillaba como si
fuera pulido por una mano amorosa. El piloto de esta belleza iba a
lamentar mucho esa pérdida, ya que era lo mejor de lo mejor.
Verificando rápidamente si existía alguien cuidando del hidroavión
hábilmente se subió. El asiento acolchado acomodó su cuerpo grande
cómo si fuera hecho para él.
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La caída de
—Bienvenido Mac, ¿Dónde viajaremos hoy? —El computador a
bordo le hizo la pregunta en un tono modulado y con un leve acento.
Por un momento su sistema registró la sorpresa. ¿Cómo el
computador lo conocía? Pocos hidroaviones tenían computadores
personalizados, por el simple hecho de la dificultad de la venta en
caso de no poder pagarlo o de la muerte de sus dueños.
Las informaciones estaban en su cabeza. En algún lugar. Mac se
aseguró a si mismo que recordaría todo con el tiempo. En ese
momento, su necesidad más urgente era escapar.
—Coordenadas de destino alteradas. Cerrar el escudo y preparar
para vuelo manual. Apagar todos los GPS.
Mac informó las órdenes decididamente mientras tomaba los
planos de vuelo y pulsaba los botones adecuados para el control
manual.
—Mac, tienes cinco segundos para que las puertas de los
compartimientos de retraigan. Las alarmas fueron accionadas.
¿Deseas mantener las puertas abiertas?
Él ignoró las voz del computador, maniobró el bastón de mando
hacia si mismo mientras la nave se elevaba de la dársena, y con un
cambio rápido hacia adelante del bastón de mando, la negra nave
despegó de la plataforma, dirigiéndose instantáneamente hacia el
cielo negro.
—Computador, GPS fantasma, todas las grabadoras a bordo,
bloquee
todas las transmisiones y prepare para las nuevas
coordenadas. —Ordenó fríamente, ignorando el acento que empezó a
tener su voz.
Joder, estaba empezando a conocerse en los momentos más
inconvenientes. El acento cargado era una de las cosas que él omitiría
si fuera posible. Pero le salía cuando estaba tenso.
Agitó su cabeza cuando un gruñido brotó de su garganta. El
zumbido hacía eco en su cabeza otra vez, mientras luchaba por
respuestas, haciendo muy difícil sacar recuerdos a la luz, que sabía
que tenía que tener en ese momento.
¿Qué infiernos ocurrió con él? Fue herido, pero evidentemente no
tan grave como pensaba. La exigencia imperativa haciendo eco en su
cabeza era todo lo que tenía sentido. Encontrar a Elyiana. Tenía que
encontrarla, mientras el pensamiento le trajo recuerdos de lujuria y de
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La caída de
furia. No podía recordar por qué tenía que encontrarla. No podía
recordar que quería de ella.
Ella debía tener respuestas.
—El GPS se encuentra ahora en modo fantasma, las grabadoras
funcionando internamente, todas las transmisiones están bloqueadas
y esperando coordenadas. —El computador mecánicamente reportó.
Mac miró mecánicamente al mapa a bordo por un segundo antes
de introducir rápidamente los datos necesarios para no contestar en
voz alta.
Era posible escuchar una grabación a bordo si supieran lo que
estaba haciendo. No podrían localizarlo, pero podrían oírlo.
—Coordenadas recibidas. —El águila se ladeó bruscamente y se
protegió antes de ganar velocidad y llevarlo a su destino.
El tiempo estimado de llegada brilló en el panel del computador a
bordo cuando las coordenadas fueron dadas. Dos horas. Inclinó la
cabeza hacia atrás contra el asiento, cerró los ojos y luchó contra la
necesidad de dormir. Cada vez que se sentía soñoliento la mierda del
zumbido en su cabeza lo despertaba bruscamente. No era normal.
Había algo en el sonido que le daba miedo, recordando su posición
precaria en ese momento. No podía recordar en que posición estaba,
pero sabía instintivamente que no era nada buena.
Él sabía donde estaba Elyiana y como encontrarla, pero tenía que
saber por qué era tan importante llegar a ella. Le llevaría más de dos
horas descubrirlo, lo sabía.
CAPÍTULO 2
La historia fluía ahora, justo en medio de otra escena de sexo
muy caliente. Elyiana se inclinó hacia adelante y le subió el volumen a
su radio. “ One of these nights” del grupo The Eagles, un grupo
antiguo del siglo XX llenó la casa. La música casi siempre definía su
humor, la inspiraba a escribir, especialmente las canciones del viejo
mundo. Era música que había sido cualquier cosa menos olvidada; los
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La caída de
discos eran escasos y extremadamente valiosos. Lo primero que hizo
con su dinero fue aumentar su colección. Le fascinaban todos lo
discos que poseía.
Con un suspiro, Elyiana se acomodó en una posición más
cómoda en la silla y cerró sus ojos, dejando que la escena surgiera
en su cabeza. Realmente, ella no debería haber usado a El
MacDougal como modelo de héroe en su nuevo romance. No
cuando descaradamente lo había usado para La Caída del Lord.
Además del hecho que las ventas del libro La Caída del Lord fuera la
más alta de sus últimos romances, él era una figura inspiradora.
Su físico era bellamente esculpido, pero lo que él escondía dentro
de si mismo era lo que la intrigaba. Consistentemente cerrado, él
parecía dogmático y sin emociones. Algunas personas lo
consideraban atrayente precisamente por su distanciamiento. Elyiana
lo encontraba irritante, creído y disfrutó hacer que, a través de su
héroe, perdiera el control férreo de su corazón por su heroína. Esa era
sólo la guinda de la torta que provocó que El MacDougal se cabreara
como el demonio cuando se dio cuenta que ella lo había utilizado
como héroe en su romance erótico. Hombre inteligente.
Distraídamente ella se preguntó si El MacDougal sería como ella
lo describió en la cama o sólo pensaría en su propio placer, dejando a
la muchacha insatisfecha. Era lo más probable, pensó. Probablemente
esperaría que la muchacha tuviera un orgasmo solamente por el
hecho de estar debajo de él. Ningún hombre era tan frío,
seguramente, pensó agitando su cabeza.
Se sonrió recordando su última llamada por teléfono. Infierno, él
debía sentirse honrado de que no caracterizó su personalidad de la
manera que ella quería. “Deberías leerlo nuevamente MacDougal, ella
le dijo. Aprender de él. Entonces quizás podrás encontrar el modo de
complacer a todas aquellas pobres muchachaes que han tolerado tu
modo adolescente de acariciar y la ventaja dudosa de tener al gran
omnipotente MacDougal en la cama”.
Él había estado muy enojado, pero ella también. ¿Una muchacha
que perdía su tiempo llenando su cabeza de romance y fantasía era
débil y totalmente inútil, eh? Recordar eso hacía hervir su sangre. Él
la acusó no sólo de ser una estúpida impresionable y pasarse por
victima sino de transformar en lo mismo a todas las muchachaes que
leían sus “estupideces idealizadas”.
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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La caída de
De inmediato se puso furiosa por sus ideas arcaicas sobre el sexo
y el decoro. ¿Habría, al menos, leído sus libros? Sus heroínas eran
siempre muchachaes fuertes. Muchachaes que se superaban y
conquistaban. Él la impactó profundamente cuando le dijo “…el sexo
es satisfacción física, una reacción química, nada más que eso”. Pero
ahora ella no podía evitar sonreír por la forma en que él murmuró
amenazando. Quizás él se negara a si mismo, pero era de sangre
caliente. Condenadamente caliente, y era muy intrigante descubrir que
existía pasión atrás de esa pared de piedra que él construyó a su
alrededor.
El hombre estaba muy bueno, ella pensó, cuando cambió su foco
de vuelta a su escena. El señor de la guerra, su cuerpo grande estaba
situado entre sus muslos, su largo cabello castaño oscuro se
arrastraba por su piel febril mientras él se movía hacia abajo por su
cuerpo. Sus manos, grandes y con callos sujetaban sus senos,
ásperas sobre sus pezones perlados antes que su boca los cubriera.
Hambriento él los devoraba, su lengua succionando las cumbres
doloridas.
Mirando hacia sus ojos verdes del color del mar oscurecidos con
lujuria. Dientes blancos pellizcando directamente su estómago,
ombligo, su lengua calmando las mordidas.
Mmm… Si, eso estaba muy bueno. Elyiana susurró para si misma
mientras se inclinaba hacia adelante y empezaba a escribir.
Su propio cuerpo se puso caliente, las paredes de su vagina
apretando con un dolor que crecía. Se mordió el labio inferior, las
palabras fluían sobre la pantalla mientras sus manos volaban por el
teclado. La excitación pulsaba por todo su cuerpo en una mordida de
impaciencia, cada lamida que su héroe le daba al cuerpo tembloroso
de la muchacha.
La cabeza de Elyiana se alejó con un gemido y levantó su blusa
para tocar su propio seno. Por más que odiara reconocer, existía algo
sobre El MacDougal que la dejaba excitada. En algún nivel, ella
conectó con él. Solo de pensar en él hacía que su cuerpo se
encendiera, la humedad se reuniera
y saturara los pliegues
hinchados de su coño. Rozando su mano por su estómago, ella la
pasó por debajo del short y llevó sus dedos hacia sus rizos suaves.
Un gemido suave escapó de sus labios cuando sus dedos se
deslizaron por la crema sedosa.
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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Lora Leigh/Verónica Chadwick
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La caída de
Su clítoris era un botón hinchado pulsando contra la punta de su
dedo. Inclinando su cadera hacia atrás, extendió sus Piernas
dejándolas más abiertas, y metió dos dedos dentro de su apretado
canal. La escena seguía tocando su mente mientras se imaginaba a
MacDougal tocándola y besándola. Sus dedos resbaladizos por la
excitación, se deslizaban por el clítoris, tocando, presionando para
estimular exactamente el lugar correcto. Su boca, aquellos labios
llenos y firmes cerrando junto encima de su clítoris endurecido. Ella
movió lánguidamente sus caderas contra su mano mientras apretaba
su pezón tenso con la otra.
En su mente lo vio subirse sobre ella, sus ojos se estrecharon
cuando su polla se acercó sondando la entrada. Era tan bueno, el
peso de él contra ella parecía tan bueno, sus labios calientes contra
su piel, su polla gruesa invadiendo, extendiéndola, forzándola a tomar
todo de él. No llevó mucho tiempo para llevarla al punto máximo. Un
gemido gutural vibró por su garganta y arqueó su espalda cuando un
orgasmo rasgó a través de ella, atravesando todo su cuerpo.
Lentamente tocó su clítoris con su dedo cuando el placer seguía
pulsando por ella. Creció nuevamente, mucho más agudo esta vez, en
el borde del dolor. Temblando, lo montó hasta que otro orgasmo llegó
a ella, pero este fue más duro, ella gritó, luchando por respirar.
Cerró sus ojos e inclinó su cabeza hacia atrás, permitiendo que su
presión sanguínea volviera a la normalidad, su respiración con
temblores secundarios ondulaba suavemente por ella. Era posible
que estuviera dejando sus fantasías escapar. El MacDougal bien
podría tener la polla corta y fina. No que le importara como la tuviera.
Era su fantasía, su historia. El poder estaba en sus manos, podía
hacer con sus personajes lo que juzgara apropiado. A diferencia de su
séquito, ella no le se sacudiría con miedo ni correría a hacer lo que él
pidiera, o dejaría de hacer algo que amara sólo porque a él no le
gustara.
Había un filo de violencia en MacDougal, una promesa en
aquellos fríos ojos verdes claros, no habría ninguna ternura, amor o
clemencia. Él era todo a lo que ella se oponía, y aún así, era
increíblemente excitante. No hubo muchos amantes en su pasado,
todos fueron gentiles y generosos. No que ella le importara todo eso.
¿Pero a que muchacha no le gustaba ser amada y cuidada?
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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Pero al mismo tiempo, ¿Qué muchacha no quería ser dominada?
Conquistada. Con una suave picadura de dolor, pero sin llegar
realmente a herir, solo lo suficiente para intensificar, afilar el placer.
Una perversa idea le vino a la mente, se inclinó hacia adelante y
volvió a trabajar. Si, a esta heroína le gustaban las cosas un poco
rudas sobre el borde, y el héroe estaría muy feliz de atender sus
necesidades. Tendría que retroceder en el relato para hacer algunos
ajustes, lo que podría retrasar un poco el plazo de entrega. Ah, a la
mierda con eso. Valdría la pena.
La escena terminó teniendo casi dos capítulos y medio de
duración. Sinceramente esperaba que a las lectoras les gustara.
Ojala que El MacDougal empalideciera. Con una sonrisa perversa,
guardó su trabajo y se estiró. Mucha energía retenida, pensó. Nadar
sería un descanso perfecto. Le daría un tiempo para pensar en las
modificaciones de la historia. Apagó el computador y empezó a
sacarse la ropa camino a su cuarto. Lanzó sus ropas sin ninguna
ceremonia en el canasto de la ropa, sacó el bronceador, una toalla y
salió.
El paseo revitalizante hasta la playa permitió a Elyiana ejercitarse
hasta transpirar y la ayudó a soltar los músculos endurecidos por estar
sentada tanto tiempo. Corrió por la arena caliente, soltando su toalla
en el camino. Las olas eran grandiosas para surfear. En otra ocasión
hubiera traído su tabla. Pero en ese momento se sentía reflexiva y
ansiosa por terminar su libro y necesitaba tiempo para pensar en
como haría las modificaciones.
El agua calida la envolvió cuando se lanzó lánguidamente sobre
las olas dejándose llevar hasta que nuevamente volvía a nadar de
hacia la orilla de la playa. No podía dejar de sonreír cuando se
encaminó hacia el lugar donde había dejado la toalla, la extendió y se
sentó. La arena, el mar, todo era glorioso.
Ella se preguntaba si El MacDougal alguna vez salía fuera de su
oficina. La visión de su rostro apareció en su mente cuando se acostó
permitiendo que el sol la calentara.
Su cabello, oscuro casi negro con mechones cobrizos y rojizos,
estaban bien cortados y nunca estaban fuera de lugar. Aquellos ojos
increíblemente sexys eran determinados, sus labios llenos apretados
en una expresión dura. Siempre serio. Intentó imaginarlo riéndose, o
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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por lo menos sonriendo, pero no pudo. Sin embargo, imaginarlo
excitado y hambriento, sí pudo.
Aquellos bonitos ojos verdes cristalinos se habían oscurecido,
quemando sin llama cuando él la llamó para quejarse y amenazó con
impedir que pudiera publicar sus libros. Ellos se estrecharon con
rabia, con lujuria. Era difícil saber cuál. Cualquiera que fuera, la dejó
mojada, deseando tocarlo y ser tocada. Incluso ahora, su cuerpo
respondía solamente pensando en él. Escribir escenas de sexo
intensas con El MacDougal la enloquecía. Imaginándolo jodiéndola en
cada posición posible. Las palmas grandes de sus manos tocando sus
senos, dedos largos y fuertes apretando suavemente sus pezones
mientras de modo salvaje, empujaba profundamente adentro de ella.
Empujándola hasta el límite. Haciéndola gritar por más, por mucho
más.
Furiosa por la frustración, se frotó el bronceador en los pezones y
suspiró por la sensación caliente que irradió por su cuerpo. El
bronceador se calentó con el sol y era deliciosa la sensación
deslizándose por su piel. Dejándolo gotear por encima de su
estómago y más abajo, sobre sus rizos. Con un nuevo suspiro, ella
dejó el frasco al lado y deslizó su mano por su vientre.
Los dedos con aceite se deslizaron más abajo hasta llegar a los
labios de su coño. Sus dedos se deslizaron lentamente por su clítoris.
Estaba tan caliente, tan resbaladizo. El calor aumentando adentro de
ella combinado con la caricia ardiente del sol. No se demoró mucho
tiempo para que un orgasmo lánguido llegara a ella. Dio un suspiro
largo y lastimero.
Yaciendo allí, se dejó llevar en las ondas ya desvaneciéndose de
su clímax. Tan bueno como había sido, la dejó con una sensación de
vacío. Las fantasías no realizadas podían ser una mierda, pensó. Con
un gemido, se sentó y cruzó las Piernas, mirando el mar, viendo
como las olas rompían en la playa, tan distante. Ella estaba tan feliz
con su mundo, la belleza de esa tierra salvaje y todo lo que logró
realizar. ¿Había logrado satisfacción suficiente? Se preguntaba
frecuentemente. Y siempre la respuesta volvía a ella. Todo en su
debido tiempo, Elyiana. Todo en su debido tiempo. Se puso de pie y
sacó la arena de su cuerpo lo mejor que pudo. Girándose, tomo el
camino de vuelta a su casa. Apreció el paseo, la belleza lujuriosa del
follaje cercano a su casa, la neblina azul fragante de los eucaliptos
Traducción de: Pao
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que se evaporaban con el calor, el brillo de la pata de canguro
escarlata1. Sonriendo solemnemente, decidió bañarse rápidamente,
hacer alguna cosa para comer, y luego volver al trabajo. Si se
concentrara, el libro podría estar terminado más rápido de lo que
pensaba. Su musa definitivamente haría horas extras.
CAPÍTULO 3
Joder, su polla estaba dura, su overol no hacía nada para
esconderlo.
Mac se movió angustiado, su mano tratando de acomodar el
volumen de sus bolas y el largo de su erección.
La muchacha no tenía ninguna vergüenza; eso lo podía apreciar.
Ella estaba debajo de la ducha al aire libre, girando despacio sus
senos altos y llenos brillando con la caída del agua, la pequeña
elevación de su estómago bronceado y mojado, el triángulo suave de
rizos rubios entre sus Piernas era un verdadero contraste con el tono
más oscuro de su piel.
Dio una mirada feroz en la zona del pubis de ella. Él siempre
prefirió un montículo depilado o una pequeña cantidad de vellos…
hasta ahora.
Con Elyiana parecía misterioso, tentador, y quiso extender sus
Piernas largas y deliciosas y enterrar su cabeza entre ellas para
revelar todos sus secretos escondidos.
¿Qué secretos tenía escondidos ahí? Él luchó contra la bruma en
su cabeza. Sabía las respuestas que estaban ahí, flotando en algún
1
Especie de origen australiano
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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lugar, pero fuera de su alcance. ¿Él la conocía? Sabía que sí, pero no
podía recordar nada sobre ella. No como se sentía o su sabor.
Conocía el sonido de su voz, el acento lírico que quería escuchar
siempre. Además sabía cómo le gustaban los besos, largos, lentos y
el sexo con ella era siempre diferente:
Una vez en un lugar salvaje al amanecer, otra sobre la mesa de
reuniones. Agitó la cabeza. Sabía que la conocía, pero lo que sabía
no tenía sentido.
¿Qué ocurrió? ¿Cómo terminó él en aquella camilla en un
laboratorio científico desconocido? Sabía cuando se despertó que
vería sangre, y mucha. Pero no hubo ninguna. Ninguna herida,
cicatriz, nada indicaba un trauma de la manera que esperaba ver.
Se pasó una mano por su ahora musculoso abdomen, mirando
con desagrado. Sentía como si fuera él mismo pero al mismo tiempo
no era él. Se parecía a él, sin embargo, no lo era.
Su cabello no debería estar tan largo, cayendo por debajo de sus
hombros en un tono rojizo oscuro. Debería tener un corte más corto y
conservador. A pesar de que sabía que así lo usó en una época.
Estaba más musculoso de lo que debería ser.
Estuvo durante tres días vigilando la casa, verificando que ella
estuviera sola y que no siendo vigilada por nadie salvo él. Durmió aquí
y allí, y aún así se sentía bien y mejor que antes.
Sólo su mente no funcionaba correctamente. Su cerebro estaba
como loco. Era increíblemente complicado recordar cosas que sabía
que debía conocer. Aún así pudo salir de los laboratorios.
Instintivamente fue capaz de manipular la seguridad y el jet. Encontró
el comando que logró el transporte aéreo indetectable y el GPS lo
desactivara. ¿Cómo lo supo hacer? Él no recordaba cosas que debía
saber sobre sí mismo.
Se llamaba Mac. Treinta y cinco años, rico, sabía que tenía
dinero, pero no como llegar a él. Tenía familia, pero no sabía quiénes
eran. Sabía que no era casado, a pesar de sentir que debería serlo.
Sabía que su vida estaba en peligro, pero no podía recordar cómo o
porqué.
Joder, ¿Por qué él no podía unir todo? ¿Porqué infiernos sentía
excitación y en la misma medida furia por esa muchacha que estaba
vigilando?
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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Apretó sus dientes cuando ella tomó la esponja enjabonada,
apoyó su larga pierna en una conexión de un tubo y empezó a lavar
su montículo color miel y su coño. La espuma llenó el vello suave y
lustroso, goteando el cemento donde ella estaba y escondió esa
carne rosada que él estaba muriendo por probar.
Ella sería dulce, como una lluvia salvaje en su lengua. Aún si él
no pudiera recordar, ahondaría en ella para recordar. Agitó su cabeza
cuando ella se retiró ligeramente de la ducha y se inclinó para poder
retirar la espuma sobrante en sus muslos dorados.
Su cabeza se movió con obvio placer. La lluvia de la ducha se
concentró en su coño, masajeando su clítoris, y por un momento
pensó que culminaría en su overol sólo de mirar su pequeño
momento de placer.
Elyiana. Su nombre pasó por su mente. Elyiana Richards.
Piernas. Él sonrió en sus pensamientos. Ella tenía Piernas tan
largas que le llegaban hasta el cuello. Largas y bien formadas,
perfectamente bien torneadas y fuertes. Podría inmovilizar a un
hombre con Piernas así. Envolverlas alrededor de él y mantenerlo en
el lugar mientras la colmara con su semen.
Su mente fue consumida con pensamientos de sexo mientras
debería estar intentando comprender por qué infiernos estaba ahí y
qué era esa muchacha para él. Cuando ella terminó de bañarse, él se
levantó lentamente, mirando como ella sacaba la toalla del soporte a
su lado.
Ella se envolvió en la toalla, doblando las extremidades con
firmeza entre los senos, mientras miraba fijamente hacia la vegetación
donde él se escondía. Él sonrió con firmeza. Ella sabía que él estaba
ahí. No supo cómo lo averiguó, no hizo nada para que ella se
percatara. Pero ella estaba consciente de él.
Mac endureció su cuerpo cuando ella inclinó su cabeza,
moviéndola lentamente, mirando fijamente en el área donde se
escondía. Levantó su ceja, él podía ver un poco de confusión en su
expresión, como si ella no tuviera la seguridad de lo que ocurría.
Asustada. Él no la quería asustada, la quería caliente y gritando de
placer debajo suyo, mientras introducía su polla entre sus muslos
resbaladizos con su calor cremoso, insertándose profundamente en
su coño apretado.
Traducción de: Pao
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Con ese pensamiento en mente, escuchó el sonido de un motor.
Escondiéndose en la vegetación, estrechó sus ojos cuando un
pequeño avión civil descendió y luego un hombre salió en forma
desaliñada del vehículo.
—Scott. —La alegría llenó la voz de la muchacha cuando caminó
rápidamente hacia el hombre, siendo enrollada en un abrazo apretado
alrededor de la mitad de su cuerpo desnudo era como si estuviera
destinada a estar ahí.
Los dientes de Mac se apretaron cuando la furia se precipitó
sobre él. Pura ira posesiva apretaban todos los huesos y músculos de
su cuerpo y eso fue lo único que logró hacer, quedarse en el lugar, y
observar la escena que se desarrollaba.
—Eh, preciosa. —El acento australiano del hombre de cabello
rubio era pesado, alegre cuando él le dio un beso rápido en los
labios levantados hacia él. —Pensé en venir a verte antes de irme a
Brisbane para traer provisiones. ¿Necesitas de alguna cosa?
—Aún tengo hartas provisiones—la respuesta de ella llegó junto
con la brisa. —Llámame antes de volver, sólo por las dudas.
Él levantó su cabello afectuosamente antes de abrazarla por
arriba de sus hombros, en un abrazo rápido.
—¿Está todo bien? —Él le preguntó con curiosidad. —¿Como
estás para el plazo final?
—Casi listo. —Ella levantó un poco la toalla apretándola y
enganchándola nuevamente. —Estamos corriendo de nuevo con El
MacDougal. La editora ha recibido varios mails destructivos este mes.
Ese hombre parece tener una polla metida en el culo.
El MacDougal. Las palabras le llegaron a su mente. Escuchó el
desprecio en su voz, la sensación de que alguna manera fuera herida.
Su expresión era de furia e ira.
—Entonces cautívalo. —El hombre se sonrió largamente. —Si
alguien puede encantar a la bestia que es El MacDougal,
seguramente tú ganas mi voto.
Ella se sonrió por el comentario.
—Pero tú tienes prejuicios con respecto a mi persona. —Ella le
recordó.
—Claro que tengo. —Levantó sus hombros, dándole un beso en
su frente. —Me encantaste, amor. MacDougal no puede ser peor
Traducción de: Pao
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La caída de
—Quizás no sea peor, pero no vale el esfuerzo—ella le aseguró.
—Ahora sale de aquí. Tengo la seguridad que estas retrasado.
Siempre estás retrasado.
—Estoy retrasado—concordó. —Te llamaré en algunos días. Ten
anotado lo que necesitas.
La puerta del avión se abrió lentamente y él entró, ella retrocedió
y él cerró la puerta. Entonces poderosamente el avión levantó vuelo y
desapareció en el cielo.
Con una mirada cautelosa en dirección donde él estaba
escondido, Elyiana se movió rápidamente a la seguridad de su casa,
cerrando la puerta, y si él no se engañaba, cerrándola con llave.
¿Ella estaba asustada? ¿De él?
Apretó los dientes por la memoria fragmentada que pasaba por su
cerebro, la frustración estaba elevada al máximo. Él necesitaba
respuestas y tenía la certeza que ella las sabía. Ella debía tener las
respuestas, de lo contrario, ¿por qué su instinto y su mente
destrozada lo llevaban hacia ese lugar?
No las encontraría allí, escondido en la vegetación, mirando
detenidamente la casita en que ella entró. Además, estaba
condenadamente hambriento, la sed crecía adentro de él, diferente de
cualquier cosa que conoció antes. Estaba confundido, pero
determinado. Esta muchacha tenía que tener las respuestas que
necesitaba. ¿Por qué se dirigió ahí? ¿Por qué existía algo dentro de él
que lo empujaba a estar cerca de esa muchacha? ¿Qué podría
esperar adentro de esa casa?
Él no era un hombre que confiara, aún con algo tan transitorio
como la belleza de Piernas largas que había entrado en la casa.
Se deslizó entre la vegetación, rodeando la casa de una sola
planta, hacia la ventana de una habitación y la abrió. La podía
escuchar en la parte de adelante de la casa, el sonido de ella
cantando alguna melodía, el sonido amortiguado de ollas golpeadas
en el lavaplatos.
Elevando la ventana para abrirla completamente, se estiró y
ajustó su cuerpo musculoso por la pequeña entrada. Una vez adentro,
se movió rápidamente hacia la puerta de la habitación, mirando por la
rendija.
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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La caída de
Ella por lo menos se puso ropa, aunque el vestido que tenía
puesto no tapaba nada. Un vestido de verano de color dorado con
violeta oscuro llegando por encima de sus rodillas, bailando
seductoramente por el largo de sus Piernas. Con pequeñas y finas
tiras que enfatizaban aún más sus hombros y cuello largo, mientras su
cabellos caían en cascadas húmedas hasta la mitad de la espalda.
Él retrocedió cuando ella giró y quedó de frente a la puerta,
escuchando sus pasos ligeros dirigiéndose hacia la habitación. Él se
tensó, sabiendo que ella entraría y que en minutos, de una forma o de
otra, él la tendría en sus brazos.
La puerta se abrió de repente y Mac se movió. Utilizando una
velocidad que no estaba consciente que poseía, la aprisionó,
apretando su espalda contra su tórax, sus brazos quedando a los
lados.
—No vas a querer luchar conmigo. —Él le advirtió en su oído con
una voz aguda e inarticulada. —No te haré daño a menos que me
obligues. Por favor, por nosotros dos, no me obligues hacer eso.
Por un momento pensó que ella obedecería. Que ella vendría a
sus brazos y que le daría una oportunidad de explorar sus sentidos,
de controlar la lujuria furiosa por su cuerpo. Sólo por un momento.
En un segundo él estaba sosteniendo su cuerpo lleno y
voluptuoso en sus brazos, y en el minuto siguiente estaba intentando
tranquilizar a una gata completamente enfurecida que se abalanzaba
hacia él. Algunas noches él pagaría para no ser un hombre.
CAPÍTULO 4
Traducción de: Pao
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La caída de
El material áspero de su ropa no hacía nada para esconder el
grosor y largo de su impresionante polla cuando lo apretó caliente y
duro como una piedra contra su antebrazo. Él era realmente
impresionante. Sin embargo, en la situación que se encontraba, su
desconcierto oscureció su fascinación. Levantando una ceja, ella
envolvió con sus dedos sus bolas, que eran de un tamaño
considerable también. Luchó brevemente con la persona que la tenía
cautiva, pero rápidamente percibió que ella no era competencia para
su fuerza. Incapaz de mover cualquier otra parte de su cuerpo, ella lo
pateó en las pantorrillas, pero sin ningún resultado. Entonces fue
necesario recorrer a otras tácticas.
A lo largo de los años ella aprendió a seguir sus instintos. Ellos
nunca le fallaron o le dieron razón para ponerlos en duda. Sus
instintos le decían que él no le haría daño. Su reacción fue como la un
animal herido y confundido, como si estuviera a la defensiva. Aún así,
no le gustó ser mantenida retenida contra su voluntad, y tan
eficazmente. Ella sintió compasión por él, pero no le gustó ser
maltratada y no soportaría eso. Hombre insensato. Ella tenía sus
límites y si quería que lo ayudara, él tendría que respetarlos… de una
manera o de otra.
Un antebrazo musculoso cruzó a través de su pecho por arriba de
la altura de sus senos, manteniéndola inmóvil contra él. Ella llevó su
mano libre hacia el brazo de él y enterró sus uñas en su muñeca.
—Esto es muy dado de los hombres de las cavernas, ¿Qué
crees? —dándole mayor énfasis ella apretó aún más sus bolas,
sonriendo cuando él se quejó en respuesta.
Sujetándola apretadamente contra él, se inclinó más cerca de su
oído. No había nada suave en él. Deliciosamente sus pezones se
apretaban con cada respiración caliente que expiraba contra su cuello.
Muchacha atrevida, ella siempre era receptiva a cualquier excitación
provocativa y fue en un muy mal momento. Su estado de humor
reciente era culpable. Su mente estaba enfocada en seducción,
lujuria y sumisión. Agregando a esto, él era muy provocativo,
exhalaba sexo. No era como si ella no lo encontrara tentador.
El paquete agradable que ella apretaba en la palma de su mano y
la polla dura como el acero que ahora pulsaba contra su brazo la
estaba despertando. Si las circunstancias fueran distintas, ella estaría
encantada de conocerlo y quizás estuviera interesada en investigar
Traducción de: Pao
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La caída de
sus ofertas o lo que él quisiera ofrecer. Pero ella no lo encontró en
otras circunstancias. Él forzó su entrada y la hizo sentir como una
víctima en su propia casa. Eso era inaceptable.
—¿Quién más está en la casa? —Él murmuró cerca de su oído.
Su impaciencia iba en aumento con él, Elyiana apretó más sus
bolas.
—Estoy sola. Ahora suéltame o te sacaré las bolas. —Advirtió.
—Si me estas mintiendo, apretaré tu cuello antes de pensar en
doblar tu muñeca.
Creer que él fuera capaz de hacer cualquier cosa que quisiera
con ella no era un problema, pero no tuvo miedo, solamente estaba
enojada, muy enojada.
—¿Estás dispuesto a correr el riesgo, compañero? —Ella se alejó
ligeramente. Él la apretó contra sí mismo haciéndola exhalar el aire de
sus pulmones en un jadeo, mientras él bajaba su cabeza, sus labios
tocando su oído.
—No estoy jugando contigo, muchacha.
—No te estoy mintiendo. —Ella respiró roncamente, frustrada con
una excitación mezclada con furia. Su corazón golpeaba salvajemente
bombeando sangre por sus venas, de modo que el ruido le llegó a
sus oídos.
—Suelta mis pelotas. —Un escalofrío corrió por su espina hacia
abajo.
Ella lo hizo lentamente, muy lentamente retiró sus dedos cuando
él también la soltó, ella estuvo alerta, respirando lentamente.
Pero ella no dejó su mano completamente sino que la dejó sobre
su polla, tocándola por arriba del grueso material.
—¿Mejor? —Ella le ronroneó.
—Esto no te mantendrá segura. —Su voz era dura y sombría. —
Te soltaré. Como te dije que lo haría. Pero no me hagas herirte.
Finalmente soltando sus brazos que estaban alrededor de ella,
se giró y lo miró a los ojos y luego su rostro. Wow, él era atractivo.
Mucho más alto que ella, él miró hacia abajo, evaluando sus
profundos ojos verdes. Parecía como un león feroz, con su cabello
espeso, rojizo dorado, enmarcando su rostro extremadamente
atractivo, sus hombros en ondas perfectamente lisas, piel bronceada,
pómulos altos, nariz normal pero hermosa y una boca muy bien
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La caída de
hecha. Labios llenos y firmes lo suficiente para hacer a una muchacha
desear pasar la lengua por ellos. Sin defectos. Casi demasiado
perfecto.
Ah sí, este hombre era una obra de arte, a imagen y semejanza
de Dios. La escritora dentro de ella no pudo resistir ponerlo en una
escena de uno de sus libros. Finalmente él se mostró como el alfa que
era. Grande, Sexy como el infierno, dogmático y peligroso. Mmm era
simplemente perfecto, ella pensó frunciendo el ceño. Quizás ella
modificara su expresión. Describiría su rostro con más ángulos, más
áspero, quizás le agregaría una cicatriz intrigante o algo más.
En su cabeza ella podía apreciar la escena terminar. Desnudo,
subiéndose arriba de ella, con una gran erección acercándose a los
pliegues hinchados de su coño mojado mientras aquellos labios
sensuales chupaban con ansia su pezón. Las imágenes hicieron que
sus pezones quedaran más duros de lo que estaban, las paredes de
su canal estaban apretadas de necesidad de ser llenadas. Ella mordió
su labio y respiró profundamente cuando su imaginación mojó su
cuerpo con un líquido placer caliente.
Debía ser por eso que él le parecía tan familiar, ella pensó
estrechando sus ojos, porque era tan semejante a los héroes de sus
muchos romances escritos. El MacDougal. Él realmente se parecía a
El MacDougal, pensó, sus ojos se asombraron cuando estudió su
rostro. Su cabello era muy largo, con muchos colores, ojos muy
oscuros. Su nariz era distinta, como su maxilar y su mentón. Wow.
Evidentemente ella pensaba demasiado en El MacDougal
últimamente.
Él estrechó sus ojos hacia ella y movió la cabeza.
—¿Estás bien? Pareces un poco angustiada. ¿No te hice daño,
cierto?
Perdida en sus pensamientos eróticos, ella hizo una pausa,
respiró profundo y se forzó a dejarlos de lado, hasta que pudiera
volver a su manuscrito. Dios querido, ella debía haber terminado lo
que empezó en la playa, pensó con irritación. Con un suspiro, le
sonrió y resistió el deseo de reír a carcajadas. Si, querer follarlo
hasta dejarlo seco era una enfermedad, entonces sí, ella estaba
realmente enferma.
Traducción de: Pao
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La caída de
Muy consciente de él y de su energía, ella no se acercó para no
sentirse amenazada. Instintivamente sabía que él no era ningún
peligro.
—Sólo mi orgullo. Estoy bien. ¿Querías robar algo? ¿Necesitas
dinero?
Sus ojos la miraron con sorpresa, su cuerpo se endureció, su
rostro se tensó. Lentamente él agitó la cabeza.
—Claro que no.
—Bien. —Él evidentemente estaba ansioso, pensó, levantando
una ceja.
—¿Entonces vives sola? —Él le preguntó, mirando por arriba de
su hombro, sus ojos verdes ligeramente estrechados.
—Si. ¿Tienes hambre? —Ella estaba preparando la cena cuando
él apareció actuando como una mezcla de asesino serial y hermano
sobre protector. Mierda, tenía que sacarse esa lujuria perversa, o
tirarlo de culo al suelo y violarlo. ¿Qué le pasaba a ella? Había algo en
ese hombre que la hacía pensar en sexo en todo momento.
—¿Quién era ese cachorro que puso sus patas sobre ti más
temprano? —La obvia rabia que se escuchaba en su voz, la hizo
levantar una ceja.
—¿Cachorro? Que cachorro… ¡oh! ¿Te refieres a Scott? —Por la
cara que puso, ella sonrió—Pero que gracioso, aunque no creo que
vaya a encontrar gracioso su nuevo título.
—¿Lo estás jodiendo?
—¡Oye! —Su rostro se oscureció, su humor rápidamente se
evaporó. —A ti no te importa—ella se enojó—Scott es mi mejor amigo.
—Te estoy preguntando si lo estás follando. —La tensión creció
entre ellos a medida que él se acercaba más.
—A veces nos damos placer mutuamente. —Ella le respondió
demasiado rápido cuando la aprehensión la llenó.
El músculo de su mandíbula pulsaba, sus ojos verdes se
oscurecieron, estaban casi de color esmeralda por la furia.
—No le darás más placer a tu jodido amigo.
Oh, eso era demasiado.
Traducción de: Pao
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—¡¿Qué carajo?! ¿Qué te hace pensar que tienes el derecho de
decirme con quien puedo o no joder? —Lo dijo clavando la uña del
índice contra su pecho.
Largos dedos enmarcaron su rostro firmemente, pero no lo
suficientemente fuerte como para dejarle marcas.
—Yo no comparto. Nada ni a nadie. —Sus ojos brillaban con
furia, su voz era un gruñido bajo.
El hombre era arrogante y egocéntrico su pecho subía y bajaba
con indignación. ¡Su irritación no disminuía! ¡Qué atrevimiento! Su
rabia era irracional, pero no más irracional que su reclamo sobre ella,
luego de haber entrado en su casa y mantenerla cautiva.
Joder, ella intentaba ser buena. Comprensiva.
—¿Por qué crees que tienes algún derecho sobre mí? —Ella
alejó la cabeza, intentando quitar sus manos de su rostro. La furia
secó sus venas cuando ella encontró su mirada salvaje, desafiándolo.
—Nadie. ¿Me escuchaste? Nadie tiene por qué hacer cualquier
reclamo sobre mí. No soy una propiedad, bastardo. ¿Dónde vives de
cualquier manera, en la Edad Media? No me conoces.
Pero al mirarlo fijamente no pudo dejar de apreciar la confusión
en sus ojos. Él parecía intentar entender la situación y por otro lado
ella quería intentar ayudarlo, pero al mismo tiempo quería golpearlo
en el estómago. Realmente duro. Y existía otra parte… Oh infierno,
olvida esa parte, caliente zorra. Se dijo a sí misma. Primero este
macho necesita educación.
—Carajo, si aún no se tu nombre. —Estalló.
Él parpadeó
algunas veces como si su declaración lo
sorprendiera.
—Mac. —Arrugando su frente, declaró con mucha tranquilidad.
Ella puso sus ojos en blanco. De donde él venía estaba claro que
estaba acostumbrado a que lo obedecieran. El pobre hombre
quedaría desilusionado. Ella no se inclinaba por nadie. Menos aún
por un grosero y estúpido que no sabía usar la puerta.
—Bueno, Mac, yo me llamo Elyiana. Si necesitas un lugar donde
quedarte, puedes usar el sofá. Yo estaba empezando a preparar la
cena—, le dijo caminado hacia la cocina.
Traducción de: Pao
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—¿Tienes idea de lo peligroso que es estar sola afuera? —Él le
advirtió severamente, siguiéndola rápidamente a la cocina, no
permitiendo que se alejara de él.
Extraño, ella realmente debería sentirse nerviosa, asustada con
alguien que no conocía, que entró a su casa, invadiendo su espacio.
Pero no tenía nada de miedo.
—Me puedo cuidar sola, pero gracias por tu preocupación. —Le
dijo, alegremente.
Si fuera peligroso estar sola, entonces hubiera estado en peligro
toda su vida adulta. Un dolor, una nostalgia le llegó al corazón al
acordarse de los padres amorosos que perdió en un extraño accidente
de auto. Tan sólo habiendo salido de la adolescencia, no tuvo a nadie
que la cuidara. Tampoco sus abuelos, hermanos. Sus tíos y tías
siguieron el paso de sus padres al poco tiempo. Sus padres fueron
muy activos con un estilo alternativo Nimbin1, que en ese momento en
Australia se permitía. Ellos adoraban a Elyiana y quisieron educar a su
única hija libre de una mentalidad restrictiva de una sociedad
económica y políticamente dirigida.
Con mucho amor y educación en la casa y con los tres Rs2, ellos
pudieron equiparla con todo lo que necesitaba, no solamente para
sobrevivir, sino para prosperar sola. Con confianza y muy motivada,
ella fue perfectamente capaz de cuidarse sola. Los vecinos la visitaban
de cuando en vez para ver cómo estaba. Las autoridades de Nimbin
sabían que una adolescente de catorce años vivía sola.
Tenía suficiente dinero para poder sobrevivir. No necesitaba de
mucho, y lo que sobraba de la huerta como también los vegetales y
jaleas que ella hacía, las vendía con muy buenos precios. Queriendo
vivir cerca del mar, se fue trasladando al sur acercándose a la bahía
de Byron cuando cumplió dieciocho años. No existía gran diferencia
entre Nimbin y la bahía Byron en lo que se refiere en la cultura y de la
forma de vida de la comunidad. Siguió con su huerta y fue bien
recibida en la ciudad. Hasta ese momento tenía una excelente vida
siendo escritora y continuaría haciéndolo.
1
Estilo de vida hippie en la época de los 60 donde el cultivo, venta y uso de marihuana era
tolerado.
2
Se refiere a Reading, writing y rihmetic ,es decir, lectura, escritura y aritmética.
Traducción de: Pao
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Podría ser tan agradable tener alguna persona cerca. Unos
abrazos calientes para mantenerla tibia, para apoyarla. A pesar de
que sus padres no tuvieron los pies muy bien puestos en la tierra,
Elyiana sabía que sus padres siempre estaban con ella. Sin duda, lo
sabía. Había noches que se sentía especialmente melancólica y sentía
tanto su falta que su cabeza le dolía y podía sentir a su madre con
ella, una mano invisible en su mejilla calmándola dándole paz. Ella
consideraba que tenía unos instintos muy afinados, otras personas la
denominaban como percepción, pero a ella le importaba poco. En su
opinión, cualquier habilidad psíquica, no importando cuál fuera, era un
regalo de Dios.
Quizás Él supiera que ella necesitaba una intuición más
exacerbada, la capacidad de discernir cosas además de la lógica y de
la física, con la finalidad de poder sobrevivir. Independiente del motivo
por la que fue bendecida con su don, ella estaba extremadamente
agradecida. Él la dejaba hasta cierto punto conectada con sus padres.
Esa conexión, a veces, era todo lo que tenía. Quizá por eso no tenía
miedo. Ella sabía que existía el mundo sobrenatural y que ellos la
cuidaban. Protegiéndola. No tenía miedo de morir. No que estuviera
lista para dejar este mundo todavía, pero no tenía miedo de pensar
cuándo sería su hora para morir. Si duda, ella sabía que sus padres
estarían esperándola cuando ocurriera.
Tragando sus emociones, ella alejó sus recuerdos y volvió su
atención al hombre que invadía su espacio. Él era un enigma. Aunque
ella sabía que no le haría daño, sabía que no era inofensivo. Estaba
muy controlado, contenido. Sería absolutamente delicioso descubrir
con qué este gran hombre caería de rodillas y perdería su férreo
control.
Descubrir que ocurriría cuando toda esa rabia se transformara en
pasión caliente, era una perspectiva muy interesante. Esa actitud de
hombre de la prehistoria, arrogante, no lo toleraría. De ningún hombre.
Su mirada lo recorrió por todo su cuerpo hasta llegar a sus ojos, y en
ellos encontró complacencia, ojos claros arrogantes, pero él no dijo
nada. No con voz alta. Su expresión lo decía todo. Encogiéndose de
hombros, se concentró en hacer la cena.
Disminuyendo la distancia entre ellos, le sacó los platos de las
manos y los ubicó al lado. Con aquella mezcla de irritación y
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fascinación en sus ojos. Ella sintió el calor pulsar por su cuerpo y los
ojos de él se oscurecieron y dilataron. Antes que pudiera escapar de
él, la abrazó por la cintura y la apretó contra él. Tomando posesión de
ella, su boca cubrió la suya, con la cabeza ligeramente inclinada
dándole un mejor acceso a él.
Enmarcando su rostro con la mano libre, su dedo pulgar
acariciaba con pequeños círculos el lado de su boca, persuadiendo a
que la dejara abierta para que tuviera mejor acceso. Ella se olvidó de
respirar cuando su lengua se introdujo lo suficiente para saborear.
Sentía como las llamas corrían por sus venas. Es sólo un beso, por el
amor de Dios, Elyiana. Ella se dijo. Pero a su cuerpo no le importó.
Finalmente se rindió al fuego de su necesidad que fue ganando
vida dentro de ella. Con un gemido, se abrió a él, su lengua
encontrando la de él. Sus manos se deslizaron por su tórax,
rasguñando sus pezones duros como piedra, acariciando su cabello
largo, manteniendo sus bocas unidas mientras se apretaba contra él.
Ellos retrocedieron, hasta que la espalda de ella tocó la pared. Su
boca se dirigió lentamente de su mandíbula al cuello, sus dientes
dando pequeños mordiscos cuando su muslo empujó sus Piernas a
separarse, apretándose contra su calor.
Elyiana lloriqueó cuando él rasgó su vestido exponiendo un seno.
El placer floreció adentro de ella cuando las paredes de su coño se
contrajeron mientras succionaba un seno y en al otro lo apretaba con
los dedos índice y pulgar, con su muslo, él empujaba y apretaba
contra los labios hinchados de su coño.
—Mac. —Gimió. —Espera. Mac.
Joder, ella no podía respirar, y su canal se apretaba tan fuerte que
dolía. Pero, mi Dios querido, era tan bueno, si la situación fuera
distinta estaría metida en eso. Pero existían cosas que debían aclarar.
Sería mejor saber de dónde venía, y qué era lo que ocultaba, para
empezar. Y tenía que asegurarse que él entendiera que el sexo no le
daba ningún derecho sobre ella.
—¿Qué pasa, Piernas? —Su voz dura y oscura como una caricia
profunda retumbó por ella. —¿No quieres esto? —Su mano tocó su
coño. —¿O esto?—Él succionó su pezón duramente, deslizando un
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dedo por su coño mojado por arriba de las bragas. Su cabeza fue
hacia atrás con un lloriqueo, todo pensamiento racional desapareció,
su cuerpo temblaba bajo sus manos.
—No.—Ella gimió. — Oh… infierno, si.
Sus manos se cerraron en puños en el material duro de la ropa de
él. La lógica peleaba con el puro deseo y se daba cuenta de quién
estaba ganando. Luchando por respirar mientras pasaba sus manos
por la ropa que él vestía.
Ella finalmente consintió.
—Ven a mi dormitorio. —Abriendo el cierre, soltando y
desabotonando el maldito overol hasta que finalmente cayó en el
suelo. Hambriento por tocar su piel, sus manos acariciaron de sus
brazos a su pecho, dirigiéndose hacia su estómago hasta envolver
esa increíble longitud de él. Respirando con dificultad ella lo miró. —
Llévame a la cama, Mac. Llévame a la cama y jódeme. —Ella le
suplicó, apretando su cuerpo contra él, su pulgar deslizándose por
encima de la punta de su polla.
—No voy a poder llegar a la cama— , gimió.
En la sala de estar, el televisor empezó a funcionar.
—…MacDougal está desaparecido, o quizás esté muerto.—La voz
experimentada del periodista se escuchó por el parlante del aparato.
Mac se congeló con su mano cerrada en las bragas de seda de
Elyiana.
—¿Qué? —Elyiana luchaba por respirar. —¿Mac?
—Silencio.
Ella siguió su mirada, la neblina sensual disipándose
abruptamente. Sin respirar, ella lo empujó suavemente y puso algo de
espacio entre ellos.
—Tendremos un informe completo a la vuelta de comerciales… —
la voz del periodista cortando las noticias con los comerciales.
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La caída de
Ella había fijado un timer, de lo contrario no se acordaría de las
noticias. Esta noche, sin embargo, las noticias era un intruso o su
salvación… ella aún no lo sabía. Generalmente durante las noches
era entrevistado El MacDougal, citado o cuestionado de una manera u
otra. El hombre proporcionaba ideas tan anticuadas y cómicas que
era obligatorio verlo. Ella apreciaba utilizarlo en sus romances. Su plan
original era ubicarlo como el villano, pero existía algo sensual en él,
una sexualidad cruda que no podía ser negada. Por eso, ella dejó que
su carácter la guiara.
La mayoría de las veces que lo utilizó en sus libros, fue muy sutil.
Pero de alguna manera él sospechó y era evidente que leía la
mayoría de sus libros. Cuanto más luchaba él, más evidente ella lo
retrataba en sus libros, hasta que en el último libro ella fue demasiado
evidente de quien era el héroe. Si la entrevistaran, jamás admitiría
que él era el héroe, aunque tampoco nunca lo negaría. Ella jamás
escribió nada difamándolo.
En uno de sus libros él era un abogado corporativo arrogante
derribado de su pedestal por el amor de una muchacha fuerte y osada.
En otro, ella lo usó como un mercenario, luchando para mantener su
muchacha viva en la selva. El que más le gustó cuando fue un Lord
escocés, y era, según ella, el más parecido a él.
—Deben ser las seis de la tarde. — ella le dijo respirando con
dificultad.
Era verdad que a ella no le gustaba El MacDougal. Infierno, ella
estaba en contra de todo lo que él creía. Aún así no lo quería muerto.
Se encogió de hombros cuando el temor corrió por ella. El hombre era
una roca indestructible. Cuando fuera su hora de morir, él planificaría
una rueda de prensa y dejaría que todo el mundo supiera cuándo,
cómo y dónde y sólo lo que él pensaba que deberían saber. No, El
McDougal no estaba muerto. Ese hombre era muy arrogante para
morir.
No pudo hacer otra cosa más que fruncirle el ceño, mientras Mac
la miró antes de subirse el overol sobre su erección aún en pleno
apogeo. Su completa distracción era de lo más enervante. Oh, bueno,
algunas personas pensaban que el sol nacía y se ponía en el trasero
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La caída de
de MacDougal. Ella suspiró y con otro encogimiento de hombros, se
alejó de él.
—Creo que Scott dejó algo de ropa en mi dormitorio. Voy a
buscarlas.
Con su cuerpo aún temblando de excitación insatisfecha, y su
mente con muchas preguntas sin respuestas, Elyiana fue a su
dormitorio cambiarse sus bragas mojadas y ponerse una camisola de
algodón larga y suave. Aún el toque del material suave sobre sus
pezones tensos la hacía querer gritar. Encontró un short de Scott, pero
no pudo encontrar una camisa. El short era de tela que cedía, así que
seguro Mac podría usarlos.
En la sala de estar, él estaba parado al lado de su silla favorita,
sus brazos cruzados en su pecho, sus Piernas separadas, su polla
como un mástil llenando el overol.
—… La palabra oficial en este momento es que El MacDougal
está descansando en un lugar secreto por un periodo no determinado
de tiempo…
—“El” MacDougal, como si él dominara todo. —dijo ella. Ella sabía
que no estaba muerto. — Yo creo que MacDougal necesitaba un
tiempo de ocio. Supongo que su trasero está herido de tantos besos
que le dan.
—Shhh, silencio, quiero escuchar lo que están diciendo. —Mac le
dijo agudamente, su frente arrugada mientras se concentraba en el
aparato delante de ellos.
Escuchando cada palabra. Ella no pudo evitar poner los ojos en
blanco.
CAPÍTULO 5
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Distraídamente Mac volvió a colocarse el pesado conjunto verde,
lo abotonó mientras observaba la televisión nerviosamente. La lujuria
experimentada no había disminuido completamente en su cuerpo. Su
polla aún estaba dura, pero su atención estaba en el informe del
periodista y no en la muchacha que murmuraba irónicamente en la
entrada del dormitorio.
No podía culparla de estar enojada. Ella había estado salvaje y
mojada, tan lista para él, como él lo estaba para ella. Pero esto era
más importante ahora. Por qué, no lo sabía con seguridad.
Él la tomaría, pronto. No había ninguna duda con respecto a eso.
Pero las noticias lo mantuvieron atento justo en ese exacto momento.
Una muchacha joven estaba hablando haciendo que la memoria
fragmentada en su cabeza cambiara, surgiendo, creando un ruido en
sus oídos que no encontraba para nada natural.
—… MacDougal necesita vacaciones cada tanto, caballero. —
Una pelirroja imponente estaba hablando, una sonrisa fresca en sus
labios, sus ojos verdes esmeraldas fríos como hielo.
Debía conocer esos ojos, él pensó. Debía conocer aquella
muchacha.
—Señorita MacDougal, su hermano ha sido echado de menos en
dos reuniones muy importantes de la coalición como también en su
Fundación personal, ¿y usted afirma que él está sólo de vacaciones?
— Un periodista le preguntó con burla. — ¿Que ocurre sobre el
informe de que MacDougal fue visto siendo transportado lleno de
sangre a un laboratorio secreto ubicado en las afueras de Dresden?
Existen informes que dicen que El MacDougal está muerto.
Ella era una jodida sanguinaria, mataría al bastardo, Mac pensó
un poco divertido antes que ceño arrugara su cara. ¿Por qué estaba
tan seguro que la muchacha entrevistada era tan sanguinaria?
Por un momento, un sonido amortiguado, como un zumbido de
abejas, repercutió en sus oídos cuando sintió una sensación de
electricidad que pasaba por su cerebro. Intentó calmarse, tratando de
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aislar y explicar el sentimiento, pero de la misma manera que vino, se
fue.
—¿Te gusta vivir peligrosamente, cierto?—Él escuchó el
comentario de la Señorita MacDougal hablándole suavemente, con
una sonrisa suave y fría que se formara en sus labios generosos,
mientras sus ojos verdes miraban al periodista. — Si eso fuera verdad,
nunca dudes que se estaría anunciando más que la muerte de El
MacDougal. Las noticias serían sobre sus asesinos, así como sobre la
hueste de hambrientos reporteros que acechan cada uno de sus
pasos. —Dijo ella sin rodeos, su acento escocés espesando su voz,
sólo lo suficiente para hacerse notar. — Niños la entrevista terminó.
Vayan a jugar afuera. Tengo mucho trabajo que hacer.
Mac tuvo que contener la sonrisa. Joder, ella era fría como el hielo
y más loca que el infierno. Por un momento tuvo un sentimiento de
afecto ante un recuerdo que desapareció tan rápido como llegó.
—Bien, ésa es una muchacha que necesita seriamente relajarse y
reagruparse. Mira sus ojos, está triste. Tiene una cosa en ellos que es
francamente desolador. — Elyiana lo dijo suavemente atrás de él. —
Yo diría que necesita una buena jodida, pero creo que en su caso
necesita más cariño.
Él gruño con irritación. Odiaba admitirlo, no sabía porque, pero
ella tenía razón. Había sombras en los ojos de esa muchacha, una
tristeza que hacía su corazón apretarse cada vez que la veía.
El zumbido volvió a su cabeza, sintiendo como si su cráneo se
estuviera apretando, su cuerpo se tensó. Era diferente de cualquier
cosa que él pudiera recordar o de haber sentido antes. Pero del mismo
modo que empezó, desapareció.
—El MacDougal, estoy seguro, responderá a todos sus preguntas
cuando vuelva de sus vacaciones.—Un hombre alto de cabellos
oscuros dio unos pasos y contestó, sus ojos negros inteligentes y
penetrantes, su voz controlada y fríamente educada. —Como ustedes
han apreciado en el pasado, él es propenso a ausencias dependiendo
de su humor. Les aseguro que no existe ningún cuerpo ensangrentado
escondido.
Él estaba mintiendo. Mac lo sintió en el fondo de su alma.
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La caída de
—Y ahí tenemos una obra de arte que no vemos frecuentemente.
— La pequeña duende de Piernas bonitas atrás de él informó con más
interés de lo que Mac creía apropiado. —Tael Mcleod. Él es un
pariente lejano de MacDougal por lo que tengo entendido.
Personalmente, creo que es el más encantador de los tres. ¿Qué
opinas?
Mac se giró lentamente hacia atrás. Ella estaba de pie, apoyada
en la puerta, sus cabellos rojos, negros y platinados cayendo sobre
sus hombros tentando sus dedos a enrollarse nuevamente.
—¿Tres qué? —Le preguntó intentando frenar sus exigencias por
respuestas e intentar ser educado.
Ella puso sus ojos en blanco expresivamente.
—El MacDougal, su hermana Amareth era la reina del hielo en la
entrevista. El hombre que viste se llama Tael McLeod, un pariente
distante. ¿De qué planeta lejano vienes? Todas las personas han
escuchado sobre la familia MacDougal. Ellos son tan populares como
lo fue una vez la familia real.
Él movió su cabeza un poco.
—No se qué quieres decir. —Intentó tranquilizarla con una
sonrisa, pero por su cara de desagrado, imaginó que ella no le creyó.
Él contuvo una gran sonrisa, percibiendo que era muy entretenido
irritarla y mucho más agradable que el zumbido que nuevamente
volvía en su cabeza.
—Hmm. —Murmuró burlescamente, su mirada fija en la
protuberancia que le debería dolor más lo que quería admitir. Mierda,
él nunca estaba tan duro, tan malditamente excitado por una
muchacha en su vida.—¿Entonces estás relacionado con ellos? —
Ella inclinó su cabeza, sus ojos de un extraño color violeta lo miraban
estrechamente.
Él la miró silenciosamente, arqueando una ceja indicando su
inseguridad con la pregunta. ¿Relacionado con qué? ¿Con su muy,
muy dura polla? La maldita polla lo estaba dejando loco por joderla.
No podía entender, ella obviamente no tenía idea de quién era él. Él
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La caída de
tampoco tenía ninguna idea de quién era él. ¿Entonces porque sentía
como si él la conociera?
—El clan MacDougal. —Le explicó pacientemente.—¿Estás
relacionado con ellos? Pareces tener muchas características físicas de
ellos. Son bastante notables.
¿Él estaba relacionado? Se encogió de hombros indiferentemente.
—No tengo ni idea. —Nunca dijo nada tan verdadero.
—Hombre, estás lleno de información hoy.—Ella movió la cabeza
con irritación.
Él quiso reírse pero se contuvo.
—Y tú estás llena de preguntas— él le dijo de inmediato. —
Muchacha, cansas a cualquier hombre con esa boca. Te puedo sugerir
otros usos en vez de hostigar a preguntas, si estás dispuesta a
cooperar.
Sus ojos se estrecharon. Ella no estaba enojada, pero tuvo la
sensación que no le gustó el tono de su voz. Ella era un equilibrio
entre fuerza y sensualidad. Una soñadora pero al mismo tiempo
luchadora. Lo intrigaba, quiso saber mucho más sobre ella, y no
solamente de posiciones sexuales que pensó que pudiera recordar y
utilizar.
Mierda, eso era irritante. Los destellos de memoria no se sentían
como recuerdos, pero parecían lo mismo. ¿De dónde venían?
—Hmphf, no me sorprendería que tuvieras una relación bastante
cercana con ellos.—Ella llevó sus cabellos hacia atrás, mientras lo
miraba con un delicado ceño.—Eres muy arrogante.
—Y tú eres muy habladora. —Le contestó bruscamente,
arqueando sus hombros mientras luchaba con la tensión.
Esto se estaba extendiendo demasiado. Habían pasado tres días
desde su fuga de los laboratorios, por increíble que parezca en
Alemania, y todavía no tenía ninguna respuesta para el caos en su
cerebro.
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La caída de
Ella le sonrió, una sensual curva en sus labios lo hizo querer
murmurar palabras lujuriosas que fluían por todo su cuerpo. Sus labios
llenos le hacían recordar imágenes que no podía explicar. Sus dulces
curvas, su pequeño cuerpo delicioso lo hizo querer aullar de hambre.
Ella se le aproximó, sus senos se movían debajo de la camisola
fina que tenía puesta. Si recordaba bien, probablemente le había
arruinado el vestido que ella estaba usando en la cocina.
—Vas a ser follada, muchacha, si me sigues empujando de esa
manera. —Le advirtió con lo que pensaba era una increíble muestra
de un sorprendente control.
Sus ojos se rieron cuando se alejó de él. El casi le sonrió en
respuesta.
—Creo que más temprano ofrecí el uso de mi cama. —Le recordó
con una sonrisa suave.
¿Ella hacía ofertas de ese tipo a hombres extraños? Se preguntó.
—Eres un poco fácil ¿No es cierto, querida? —Murmuró en voz
baja, consumido por la rabia con el pensamiento de que otro hombre
la tocara.
Sus ojos se estrecharon apenas lo suficiente, indicándole que
había traspasado la fachada fría que ella mantenía para protegerse.
Su cuerpo se tensó ligeramente, pero una sonrisa se formó en sus
labios. Con algo de mofa.
—Quizás, pero tampoco eres difícil de convencer… Querido.—Ella
le respondió con un frío desdén mientras caminaba hacía su escritorio
en la esquina de la sala de estar.
La sala de estar de la pequeña casa se parecía mucho a la
muchacha. Exhibía un raro surtido en las paredes. Fotografías
enmarcadas del planeta en otros tiempos, antes de las guerras, antes
de la pérdida de tantas vidas.
Una de ellas era del precursor World Trade Center antes de su
destrucción. La torre Eiffel antes de ser transformada en hierros
retorcidos casi un siglo después. La Estatua de la Libertad, Dios la
proteja, antes de ser removida a un lugar seguro. La antigua Casa de
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La caída de
la Opera de Sídney, la original, antes que su nuevo proyecto
ultramoderno remplazara la que fuera bombardeada.
Él no sabía quién era, pero Mac estaba contento porque esa parte
de su memoria estaba bien, podría no recordar su historia personal,
pero si recordaba la mundial.
Tenía libros en vitrinas, realmente antiguos como para que
existieran. De esos que tienen que estar en exposición en museos.
Ya nadie leía libros impresos en papel. ¿Para que los necesitaban?
Los muebles eran grandes y robustamente construidos. Un sofá y
varias sillas, mesas de madera y las luminarias pequeñas y antiguas.
El escritorio era antiguo y redondo, una silla giratoria que él podía
imaginarla sentada, leyendo o trabajando lo que ella hiciera en ese
escritorio.
Elyiana Richards no era una muchacha que pareciera disfrutar
de las comodidades de la civilización. Los muebles no se ajustaban
automáticamente al tamaño y peso de su cuerpo, el piso era de
madera en bruto y no como las utilizadas de planchas artificiales de
madera con resortes internos.
Ella aún estaba mirándolo con burla, sus ojos de color violeta lo
miraban con ira casi incontrolada, por dar a entender que ella era fácil.
A él debía importarle una mierda con quién ella jodía, pero le
importaba, y eso no tenía ningún sentido.
Él quería tomarla, sacudirla y exigir respuestas a las preguntas
que crecían en su cerebro. Quería saber por qué la conocía, sin
embargo, ella lo miraba como si fuera un extraño. Por qué sentía esa
hambre por ella con una lujuria que creía que llevaría años en saciar,
aún sabiendo que no quería tener un romance, y tampoco tenía
deseos de tenerlo. ¿O él quería? ¡Todo era una mierda!
Él pasó los dedos por sus cabellos con cara de irritación, por los
mechones largos
que estaban cayendo en su rostro y que lo
incomodaban.
—Mira, tengo trabajo por hacer. —Finalmente le dijo. — Puedes
dormir en el sofá o en el dormitorio, a mi me da lo mismo. Dejé un
short arriba de la cama, si quieres probártelos para ver si te caben.
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La caída de
Solo quédate fuera de mi camino. No tengo tiempo o deseos de
educarte con esas ideas arrogantes y arcaicas.
Él arrugó la frente por la insolencia en su voz y la irritación. Quiso
reprenderla, por el simple hecho de hablar con él de esa manera. Tuvo
la sensación que estaba abriendo un antecedente peligroso dejándola
que lo tratara de esa forma.
—¿No te gusta El MacDougal? —Él cruzó los brazos en su pecho
mientras la miraba con diversión. — Él es un hombre muy importante
¿No lo crees?
—Él tiene un trasero muy arrogante, eso es lo que yo creo. — ella
murmuró cuando se sentaba en el escritorio y le dirigió una mirada
fría mientras colocaba el código de acceso en el teclado
inmediatamente abriendo la pantalla de holograma en que ella
trabajaba.
—Por lo que dices parece que lo conoces bien—Él arqueó una
ceja.
—No es probable —sopló. —El MacDougal no se asocia con
gente como yo. Personas mucho más abajo del suelo que pisa Su
Alteza, lo pueden incomodar.
MacDougal parecía un tonto, Mac pensó que quizás la pequeña
irritable que estaba en el sala de estar no supiera tanto de él como ella
pensaba.
—Su hermana no es mucho mejor. —Ella se apoyó en la silla,
siguiendo hablando de la familia MacDougal.—Amareth MacDougal es
jefa de la seguridad de su alteza. Ella preferiría poner una bala en un
hombre antes de joder con él. Tael Macleod es un poco mejor que
esos dos, pero aún es un idiota MacDougal. El castillo soberano del
clan MacDougal es uno de los más antiguos castillos que no fueron
diezmados durante la guerra planetaria y él es más rico que Midas.
Personalmente pienso que su hermana no es tan dura como cree que
es, pero tendría que acercarme más para tener la seguridad. Ese
MacDougal me enerva, sin embargo, creo que alguna persona debería
sacarlo de su pedestal.
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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La caída de
—¿Tú eres esa persona? —Él preguntó curiosamente, más
divertido de lo que quería que ella notara.
Ella sonrió sensualmente, sus ojos color violeta calentándose con
la sonrisa. Él amaba esa mirada, se dio cuenta. Una parte de hada,
otra seductora, su boca estrechada seductoramente, la forma que sus
ojos brillaban con calor y los remanentes de su excitación.
—Él necesita una buena follada. Una buena, larga, prolongada,
ardiente y fogosa follada que enrolle sus dedos de los pies y lo hagan
olvidar todo sobre ese control de superman que a él le agrada que
vean las demás personas. — Su voz cada vez más sensual, más
hambrienta a medida que decía las palabras.
Mac arrugó su frente y la miró sombríamente por su
comportamiento. Ella lo deseaba. Al MacDougal que había sido. Lo
podía ver en sus ojos, escuchar en su voz. Se negó a permitir que ella
siguiera. Lentamente avanzó hacia ella, moviéndose hasta quedar
delante, inclinándose hacia ella, sus ojos penetrando en las
profundidades risueñas de sus ojos.
—Ya que él no te está follando. —Dijo entre dientes, viendo la
sorpresa inmediata en sus ojos. —Si quieres arder, querida, o hacer
arder a otro, entonces, ven a mí. Pero no trates de hacerme
compartirte con otro, a no ser que quieras tener tu trasero adolorido
por un tiempo tan malditamente largo que no podrás sentarte, y no
podrás ni pensar en joder con otro hombre. Acuérdate siempre de
eso.
Ella lo miró nuevamente con sorpresa.
—¿Estás loco? ¡Qué suerte la mía! Quedarme varada con un
loco. Mira Mac, no te conozco y estoy pensando que es mejor no
conocerte. Eres arrogante, mandón y demasiado manipulador para tu
propio bienestar. Lo importante es saber por que estás aquí. Eso es
algo que no has explicado hasta este momento. ¿Te gustaría
intentarlo?
La interrogativa y burlona mirada en su rostro, la pequeña sonrisa
en sus labios y la indulgencia en sus ojos le alteró sus nervios. ¿Ese
diablito pensó que podía controlarlo? Pensó que podía apartarlo de
por que estaba ahí.
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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La caída de
¿Por qué él estaba ahí, joder? No tenía sentido que estuviera ahí
para reclamarla y salvarla. Había un peligro alrededor de él que no
podía localizar, pero estaba determinado a que no la afectara a ella.
Ella era suya, y él se conocía bien para saber que no estaba loco.
Solamente determinado. Que ella no lo conociera no importaba. Él
sabía que la había reclamado hacía mucho tiempo, eso era lo que él
pensaba y eso era todo lo que importaba.
Él agitó la cabeza lentamente.
—No, muchacha, lo que importa en este instante es que tengo
que besarte. Besarte y tener la seguridad que cuando pienses en un
hombre estarás pensando en mí. Acostúmbrate a eso, Piernas.
Él no era así, Mac lo sabía, pero no pudo evitar lo que hizo
después. Sus manos agarraron sus hombros delgados cuando él
ignoró la sorpresa en sus ojos levantándola de la silla, sosteniéndola
firmemente contra su pecho antes de que su cabeza bajara.
Ella gimió, un dulce sonido femenino que él supo que nunca había
escuchado antes. Cautela, calor y hambre llenaron de sonido la sala
de estar antes de que capturara sus labios, separándolos rápidamente
y con su lengua buscaba el sabor sin igual que él sabía que ella
poseía.
Debería haberse preocupado más en responder las preguntas que
tenía dentro de su cabeza antes que ella apareciera, pero una mirada
a esas Piernas largas y todo lo que pudo pensar era en tenerlas
enrolladas alrededor de su cintura. Sosteniéndose de él conforme
enterraba cada pulgada de su polla en su caliente y apretado coño.
Ella era caliente. Él sabía que ella era caliente.
Su propio beso era como una hoguera. Un gemido estrangulado
vibró contra sus labios cuando ella cedió, sus manos agarraban sus
hombros, sosteniéndolo apretado como si sus labios y lengua se
alimentaran de su beso.
Sus brazos la envolvieron, sosteniéndola bien apretada, sintiendo
el calor de ella contra él, aquellas Piernas largas moviéndose contra
las suyas, separando sus muslos para que se enterrara en ella.
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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La caída de
El calor explotó contra su carne cuando encontró el montículo
húmedo de su coño. Levantó La camisola hacia arriba de sus muslos,
el tejido era tan fino que no dificultaba el contacto. Dios, ella era tan
delicada. Tan caliente y su piel olía a luz de sol y vida, algo que hacía
mucho tiempo no olía.
Sus manos se deslizaron de su espalda hasta su trasero,
aferrándose a sus delicadas curvas, sus dedos se enterraban en su
piel, apretándola hacia él, moviéndola, forzándola a montarse sobre
los músculos duros de su muslo.
—Joder, estás caliente—él gimió, forzando sus labios sobre los de
ella, de esa forma pudo acariciar su mandíbula y su cuello. —Eres
dulce y me intoxicas. Subes por mi cabeza, Ellie. Como nada que
jamás conocí, me haces sentir ebrio por tu sabor.
Ninguna muchacha le hizo esto. Él sabía eso. Ninguna muchacha
jamás lo hizo arder como ardía ahora. Ninguna muchacha jamás tocó
su alma como ella lo hizo, y lo enfurecía que ella no lo reconociera.
Que ella no tuviera recuerdos de él tomándola, sosteniéndola
amándola.
Que Dios lo ayudara, necesitaba amarla. Podía sentir la necesidad
apretando sus músculos, quemando su mente con la exigencia
primordial de tomarla. Poseer, marcarla como suya para siempre. Solo
suya…
—Arde conmigo, Ellie. —Exigió cuando sus labios se dirigieron a
su cuello, bajando rápidamente hacia los montículos hinchados de sus
senos, donde se apretaban contra la tela de su camisola suelta. —
Ahora.
Él rozó la tela, sus dedos moviéndose sobre los botones
minúsculos de la camisola, determinado a sostener el peso frágil de
sus senos en sus manos, saborear la dulzura de sus pezones duros
contra sus labios.
— Esto es una locura. — ella gritó, mientras no hacia ningún
movimiento de lucha contra él.
Fue mejor aún, cuando su lengua tocó por arriba de las dos frutas
maduras en forma de puntas de ella, sacudiéndose con su toque,
Traducción de: Pao
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La caída de
gimiendo con placer sensual mientras sus manos se enterraron en sus
cabellos, acercándolo más a ella.
—Eres tan dulce. —Él respiraba duramente, la lujuria lo dominaba
de un modo que supo que jamás lo había experimentado antes. —Tan
dulce y caliente, Ellie, me dejas loco por ti.
Él no podía tener lo suficiente de su sabor. Su lengua se enrolló
en el punto duro de su pezón y su boca lo cubrió, moviendo su firme
lengua en forma provocativa mientras sus gritos repercutían alrededor
de él.
—Más duro, Mac. Más duro.
Él gimió con sus exigencias, no pudo evitarlo. El sonido fue
directamente a su polla, derramando una pequeña cantidad de fluido
de la punta cuando la necesidad lo dominó. Suya. Esta muchacha,
este momento, era todo suyo…
CAPÍTULO 6
La pasión explotó. Ella podría jurar que escuchaba la energía
crepitar, formando un arco entre ellos. Urgentemente, ella entrelazó
los dedos en sus cabellos, empujando su cabeza a su pecho. La
espesura de su cabello, rojiza dorada contra las puntas de sus dedos,
su palma, intensificó la explosión de excitación por ella, disparando su
deseo, expulsando toda lógica, toda razón.
Más alto que la vida misma, él la abrumaba y ella, alegremente se
rindió. Usando sus dientes, lengua, él la llevó casi al límite. No, ella lo
quería más cerca, no estaba lo suficientemente cerca. Mordiendo su
labio, luchó para no frotar su carne dolorida contra su muslo. Ella se
sentía hinchada, resbaladiza, mojada y caliente como si estuviera en
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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llamas. La más mínima fricción la llevaría al clímax y ella no estaba
lista. Aún no.
—Mmm, Mac. —Ella gimió, apretando las manos en sus cabellos.
Sus pensamientos estaban enredados. Nada importaba,
solamente sentirlo, sus grandes manos moldeando su culo, sus largos
dedos acariciándola, abriéndola más. Cuando él la alzó, sus dedos
sondaban, acariciando el punto sensible donde su coño y ano se
encontraban, ella respiró con dificultad, tirando su cabello con un
apretón para luego tomarse de sus hombros. Sintió cuando él la bajó
en el sofá, escuchó el sonido de tejido desgarrado cuando rompió sus
bragas de seda.
—Tha thu breagha1 . —Él murmuró las palabras roncamente,
respirando contra su cuello, olisqueando con su nariz antes de
levantarle la camisola por arriba de su cabeza y lanzándola lejos. —
Tan bonita. —Gimió.
Como un torbellino, las emociones, sensaciones, barrieron por
ella cuando sus manos se deslizaron por su cuerpo quitándole el resto
de ropa.
Con las manos tan calientes que ella creyó que explotaría en
llamas en cualquier momento, le moldeó los senos, levantándoselos,
pellizcándolos. Lamiendo y chupando, evitando los pezones,
enloqueciéndola con la necesidad. Gimiendo por liberación, pero al
mismo tiempo queriendo que la euforia nunca terminara, ella luchaba
por respirar, concentrarse, controlar la tensión que crecía. Esta
experiencia iba más allá de cualquier cosa que ella leyera o escribiera
y era mucho más erótica de lo que jamás experimentara y
aprovecharía al máximo para hacerla durar para siempre. Pero, Dios
querido, si él no tocaba su coño en ese momento, gritaría por la
necesidad.
Como si él le leyera la mente, su mano se dirigió rápidamente
entre sus muslos. Agarrándola suavemente, la apretó lentamente,
persuadiéndola a separar las Piernas cuando su boca hizo el camino
por su cuerpo. Apretando los dientes, su cabeza se inclinó hacia atrás
1
Eres linda en gaélico.
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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con un gemido. Sus pulgares hicieron círculos por la parte interna de
sus muslos, dirigiéndose hacia el calor húmedo de ella. Con una
exhalación caliente sobre su piel hipersensible cuando él se tomó su
tiempo, deteniéndose en su ombligo para jugar con su lengua y
dientes.
Tenía la seguridad que ella moriría de placer, ella gritó cuando sus
pulgares tocaron los grandes labios de su coño.
— Oh, por favor, Mac. — ella gritó
Levantando su cabeza él encontró su mirada fija, sus cejas se
unieron en una lucha para controlarse. Él forzó para que sus Piernas
se abrieran más y besó el camino hacia abajo utilizando su lengua y
dientes, mientras ella lanzaba gritos guturales. Soplando suavemente,
se le erizaban los pelos de su montículo que protegían su coño. Sus
labios se abrieron en un gemido cuando él mantuvo su mirada fija en
ella, su lengua lamiendo sus pliegues, succionando justo en su
clítoris.
—Mo milis rós1, — él susurró. —Florece para mí, bebé. — Oscura
y enérgica, su voz retumbó contra ella.
Su respiración eran cortos y suaves jadeos cuando él la acostó
en los cojines blandos. Con dolorosa lentitud, él la tocó como un
instrumento de placer. Sus manos tocaron su cuerpo y apretaron sus
senos y pezones cuando comenzó finalmente a besar y lamer.
—Increíble. Ellie, eres suave como un pétalo de rosa. Tan
jodidamente dulce. —Él sopló en su coño mientras lo abría con su
lengua, cuidando de no tocar su clítoris. Su corazón martillaba en su
pecho al mismo ritmo que los golpes de su lengua, empujándola al
abismo, forzándola. Suavemente él deslizó un dedo dentro de su
palpitante vagina.
Ah, eso es tan bueno. Ella no sabía lo hambrienta que se
encontraba, o qué tan desesperada estaba de ser llenada por él.
Intentando agarrarse, gritó por más.
1
“Mi dulce rosa”
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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La caída de
Retirando y empujando nuevamente, él agregó otro dedo,
estirándola, acariciando sus paredes internas cuando ellas empezaron
a construir, apretando sus dedos. El placer se reunió en su coño
apretando más duro mientras ella se rendía.
Gritando, ella movió sus pelvis contra su boca mientras él la
devoraba.
—Oh si, Mac, Más duro.
Como un hombre muriendo de hambre, él la saqueó. Suavemente
usó sus dientes, alternadamente mordisqueando su labio exterior, su
carne interna más sensible. Separando sus Piernas largas para tener
mejor acceso, ella miró hacia abajo, viendo como él la devoraba. Era
la imagen más erótica que hubiera visto jamás. El éxtasis absoluto la
mataría, tenía la seguridad, pero no le importaba. Su corazón latía
furiosamente
contra sus costillas pensando que en cualquier
momento explotaría.
Cuando sus labios se cerraron en su clítoris, chupándolo duro,
moviendo su lengua raspando firmemente sobre el nudo expandido,
su mente se partió en mil pedazos, su cuerpo tembló, convulsionó.
Lanzando su cabeza hacia atrás con un grito de éxtasis.
Desvergonzadamente movió nuevamente su pelvis contra su boca.
Por una fracción de segundos ella se olvidó de respirar cuando el
placer/dolor la sostuvo, antes de quebrarse en un millón de
sensaciones brillantes. Aún así, él seguía succionando, acariciando su
coño que se contraía mientras la sostenía por su culo manteniéndola
quieta mientras otro orgasmo se construía.
Más rápido, creció y explotó dentro de ella nuevamente, mientras
apretaba los almohadones del sofá. Encontrándose en las alturas, su
respiración se fraccionó, su sanidad desapareció. Él se arrodilló, sus
manos acariciando su espalda, acercando sus caderas a la orilla del
sofá.
Mientras aún temblaba por su reciente clímax, él se abrió espacio
para ubicar su cuerpo entre sus muslos. Delirando de necesidad por
más, ella lo agarró, sacándole su maldita ropa nuevamente,
desabrochando sus botones. Desnudando su cuerpo de manera ruda,
empujó el material por sus hombros. Ella murmuró impaciente,
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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La caída de
dejando sus manos acariciar sus hombros, pecho y cintura,
empujando el rústico overol de sus muslos, liberando su enorme y
maravillosa polla, deliciosamente rígida.
Un temblor de miedo y de anticipación la recorrió por su tamaño.
Si fuera honesta, tendría que decir que amaba cada aspecto de su
tamaño. Con un metro setenta y siete de altura, ella era más alta que
la media de las mujeres y no era fácil encontrar un hombre que no se
sintiera intimidado con su altura. Mac media aproximadamente un
metro ochenta y cinco. Probablemente más cercano al metro noventa
y era musculoso, grande, sin una pulgada de grasa que le sobrara.
La hacía sentirse suave y femenina. ¿Quién se imaginaría que
sentirse pequeña sería tan erótico?
Quería envolver su mano en él. Mejor aún, sentir sus venas
pulsando, el palpitar de la cabeza increíblemente larga contra su
lengua. Quería saber cómo era su sabor. Ávidamente lo tomó y él
rápidamente se alejó de su toque. Cubriendo su boca con la de él, él la
besó tragando sus gemidos de frustración, y ella se saboreó a si
misma, caliente y almizclada. Era tan sensual, tan extremadamente
excitante. Su lengua barrió con la suya.
— Aún no, bruja. — Él gimió contra sus labios.
—Si, ahora. —Le imploró. —Te quiero dentro de mí, dentro de mi
boca, mi coño. Te quiero ahora. —Su voz sonaba como si viniera de
lejos. Era baja y ronca de excitación. Empujándolo lejos de ella, bajó
su mano por su pecho, su uña rasguñando su pezón haciendo que se
tensase y apretara los dientes.
— Oh, aye —él gimió. — Luego tendrás tu oportunidad, Piernas.
Pero no aún.
Estando increíblemente caliente, su boca se cerró en el pezón
nuevamente, lavándolo y ella lanzó gemidos de placer. Estaban tan
sensibles que ahora era casi doloroso, pero no quería que parara. Era
un dolor delicioso. Ella cerró sus ojos sintiendo las sensaciones de lo
que él le hacía mientras sostenía sus bíceps sólidos, poderosos y
saboreó sentir su piel caliente y tensa.
Los músculos se apretaban bajo sus manos mientras él la
acostaba a lo largo en el sofá. Sus ojos viajaron por su cuerpo
Traducción de: Pao
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La caída de
desnudo antes de ubicarse arriba de ella y besar sus hombros y
clavícula. La lenta pulsación de la excitación que crecía empezó a
florecer en ella nuevamente, formando espirales, que aumentaban
intensamente.
Ella lo agarró nuevamente. Mordió sus labios al mismo tiempo que
sus dedos se cerraban alrededor de él. Ligeramente empezó a
explorarlo, moviendo sus dedos de arriba hacia abajo por su polla, su
pulgar tocando sobre la punta con forma de ciruela. Esparciendo el
fluido que salía de la punta, ella frunció el ceño. Extraño, parecía
diferente a cualquier cosa que ella sintiera antes. Liviano, con poca
viscosidad, casi aceitoso y en pequeña cantidad. ¿Ya se habría
corrido antes? Iba a preguntarle, pero su boca se cerró hambrienta
sobre la de ella y la hizo olvidar todo.
Con un gruñido, su rodilla separó sus muslos ampliamente
mientras su mano tocaba su sexo. El calor creciente, rápidamente se
transformó en un infierno. Ubicando una pierna sobre el respaldo del
sofá, abrió sus Piernas para él, dándole mejor acceso cuando su dedo
rasguñó ligeramente el pequeño paquete de nervios de su coño,
ligeramente dolorido por los juegos previos que él había realizado.
Aún así, ella nuevamente se mojó con sus caricias. Movió la pelvis
contra su mano y suspiró por los temblores que llegaban a ella.
—Fóllame, Mac. —Ella encontró su mirada caliente verde mar,
implorando por más. —Ahora.
Posicionándose entre sus muslos, él levantó sus brazos arriba de
su cabeza y sostuvo sus muñecas contra el brazo del sofá con una
sola mano. Ella sabía que él podía ver su excitación, la emoción que
sentía.
Poniendo su mano entre ellos, él tomó su polla y guió la cabeza
gruesa entre los pliegues sensibles de su coño. Urgentemente ella se
arqueó hacia arriba, haciendo que sus senos saltaran suavemente.
—¿Mmm esta no es una bella visión? —Él se inclinó hasta llevar
ese pezón increíblemente duro entre sus dientes antes de chuparlo en
su boca, duro y rápido.
Traducción de: Pao
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La caída de
La cabeza maravillosamente gruesa de su significativo miembro
se alojó en su abertura y ella irguió sus caderas empujándolo de un
solo tirón.
—Mírame, Ellie. —Él forzó las palabras por sus dientes apretados.
Ella obedeció, abriendo sus ojos cuando él lentamente comenzó a
penetrarla. Su respiración se detuvo con la sorprendente sensación de
estiramiento, las ondas calientes de deseo ondulaban por ella. El
placer era abrumador. Ella sintió las ondas irradiando de su vagina a
sus Piernas, por su estómago, subiendo y apretando sus pezones,
llegando a su cabeza como un hormigueo. Queriendo ser llenada
completamente, estrechó sus ojos en él y frunció su frente en
concentración, mientras empujaba sus caderas hacia arriba para tener
más de él.
Sus ojos se dilataran y se oscurecieron aún más.
—Cristo, muchacha. No te muevas —murmuró.
Ella apretó sus dientes y nuevamente empujó hacia arriba lo, más
alto que podía, tomando cada pulgada de él. Dios era tan bueno. Tan
increíblemente caliente. Él la miró atentamente, sus ojos brillaban con
hambre, apretando sus dientes cuando él le apretó sus muñecas. Un
sonido, mezcla de placer y dolor, repercutió en algún lugar del pecho
de Mac cuando perdió el control y empujó profundamente dentro de
ella. Apretando su pecho, agarró su pezón suavemente con su dedo
índice y pulgar mirando su reacción. Con su cabeza inclinada hacia
atrás, ella gritó de placer y frustración. Las sensaciones en aumento
la dejaban loca de deseo. Con la tensión obvia en sus ojos, él luchó
para contenerse mientras trabajaba su polla profundamente en su
coño apretado.
—Mmm estás tan apretada y mojada, Ellie. Dios, Estás tan
mojada. Tan caliente que me estás quemando vivo, bebé.
—Mac. —Ella imploró sin aliento. Él la despedazaba y ella lo amó.
Pero, quería más, quería todo.
—¿Qué Ellie? ¿Quieres que te folle? —Su voz era tan perversa,
tan sombría cuando retumbó en ella, vibrando.
Traducción de: Pao
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La caída de
—Si, Dios Si. Jódeme, Mac. —Ella gimió entre dientes. Su cuerpo
se agitó de deseo. Su clítoris parecía enorme, parecía una cosa viva,
pulsaba al mismo tiempo que los latidos de su corazón.
—¿Quieres que te joda duro, Ellie? —Él murmuró, inclinando su
cabeza cuando soltó sus manos. Con un gemido de placer supremo,
apretó sus senos, masajeándolos, moldeándolos.
—Jódeme duro, Mac. Duro y rápido. —Ella murmuró.
Sin quitar sus ojos de ella, sus manos se deslizaron de sus senos,
bajando hacia sus caderas, él la levantó y puso dos almohadones
pequeños debajo de su culo. Apoyándose, profundizó aún más en ella.
Sus facciones se tensaron a medida que él empujaba más en su
interior, su coño se expandía mientras convulsionaba alrededor de su
eje.
—Joder, Elyiana, estás tan apretada. Te sientes tan malditamente
bien.
Sentía como si su erección creciera más, extendiéndola
imposiblemente. La necesidad, el hambre, era una divina y exigente
bestia que clamaba a través de ella, forzándola más allá de cualquier
placer que jamás imaginó y la dejaba sollozando pidiendo más.
Lentamente él se retiró un poco antes de forzar su polla gruesa más
adentro, más profundo hasta que tuvo la seguridad que estaba
tocando su alma.
Su respiración eran ásperos jadeos. Mechones de su cabello
caían en su rostro mojado de transpiración, pero no le importaba.
Aplanando su estómago con su mano temblorosa ella lamió sus labios
y lo miró a los ojos. Sus dedos viajaron de su estómago hasta donde
sus cuerpos se juntaban. Ella llevó un dedo alrededor de la base larga
de su pene alojado profundamente adentro de ella y se maravilló con
el anillo increíblemente apretado de su coño. Un líquido viscoso y
espeso empapaba sus labios extendidos y sus vellos cobrizos
oscuros.
Él tomó su mano y llevó su dedo cubierto de su crema hasta su
boca y lo lamió hasta que quedó limpio.
—Mmm. — él gimió. —Dulce.
Traducción de: Pao
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La caída de
Con una respiración temblorosa ella se rindió, apretando las
paredes de su canal y viendo como sus ojos se dilataban con el
placer. Él se retiró hasta la mitad para luego embestir de nuevo
duramente. Con un gemido, ella se arqueó, luchando por respirar.
Encontrando sus embistes. La palma de su mano presionó la parte
baja de su estómago y ella sintió su polla rozando el lugar más
sensible de su coño cuando él se retiró y se introdujo nuevamente.
Aumentando más su ritmo, él la jodía más rápido, el sonido de la
succión mojada de su retirada y estocada era más allá de lo erótico.
Bombeando sus caderas hacia arriba, ella encontró cada embiste
mientras él iba a su encuentro.
Las ondas de éxtasis cayeron sobre de ella. Cada vez, él se
retiraba y embestía rápido y profundo. Su coño estaba muy sensible
ahora. Cada embiste llenándola, expandiéndola, mientras las paredes
de su canal enviaban afilados fragmentos de sensaciones que
irradiaban por ella. Como un rayo, su orgasmo la golpeó, lanzándola al
éxtasis.
Nuevamente él empujó adentro de ella, conduciéndola hasta que
estuvo sollozando de placer. Entonces con su último clímax ella se
partió gritando su nombre, sus uñas enterradas en su culo, intentando
mantenerlo adentro, queriéndolo más profundo.
Temblorosa por los espasmos de su orgasmo, lo sintió tensarse
cuando su propio orgasmo lo atrapó. Mirando hacia abajo, a sus ojos,
él se introdujo de nuevo, gimiendo cuando su clímax se derramó
caliente en ella, llenándola hasta colmarla. Bajando su cuerpo, su
mano alisó su cabello, quitándolo de su rostro húmedo por la
transpiración.
Él frunció su frente mirándola por un momento y luego la besó
como si necesitara de su respiración para vivir.
—Te quiero joder de nuevo, Piernas—murmuró. —Duro. Rápido.
Lento y fácil. Cristo, creo que nunca podré llenarme de ti, muchacha.
Traducción de: Pao
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La caída de
CAPÍTULO 7
No podía tener suficiente de ella. Después del clímax que sacudió
su cuerpo, enviándola convulsionando alrededor de su pene, Mac
sintió el hambre creciendo dentro de él. Le sonrió mirando su rostro
ofuscado, viendo una chispa de respuesta por el placer de sus ojos.
—¿Piensas que terminamos, muchacha?—Él rozó sus labios con
su mandíbula, fascinado por su sabor. —No por un largo tiempo.
Sin alejarse de ella, la abrazó por los hombros girándola sin
esfuerzo, él quedó sorprendido por el poco esfuerzo que requirió girar
a ambos hasta que él estuvo de espaldas, y ella estaba empalada
nuevamente y más profundamente que antes y su miembro estaba en
franco crecimiento.
—Oh Dios, me matarás con esa cosa—gimió, pero su voz estaba
llena de erotismo y no de dolor.
Ella se movió despacio, levantando sus caderas
mientras
acariciaba el largo ultra sensible de su polla con la seda de su coño
apretado. Las paredes de su vagina lo agarraban como un torno y él
apretaba los dientes por el intenso placer que experimentaba qué
temió que haría volar su mente cuando finalmente se corriera dentro
de ella.
—Casi ahí, amor. —Su cuerpo se arqueó cuando ella deslizó su
polla hacia adentro, presionando más profundo, sintiendo su coño
ondulando alrededor de él con pequeñas ondas sísmicas de éxtasis.
—Tómame como te guste, Piernas. Tómame todo.
Ella tomó cada pulgada. Su espalda se arqueaba mientras el
sostenía sus caderas firmemente, su ritmo aumentando en cada golpe,
dejándolo loco por encontrar su próximo clímax. Él se movió debajo de
ella, devolviendo sus golpes, viendo su rostro comenzar a gotear de
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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Lora Leigh/Verónica Chadwick
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La caída de
sudor y los ojos de ella se ofuscaron cuando las sensaciones
aumentaron.
Él podía sentir lo que ocurría en su interior. Sus testículos se
estaban apretando, la explosión acumulándose en la base de la polla
cuando su columna empezó a vibrar con una erupción eminente.
Era algo diferente, pero estaba demasiado consumido con el
éxtasis como para apreciar las diferencias. Podía sentir impulsos que
conocía antes, pequeñas ondas de estática aumentaban las
sensaciones que cubrían su cuerpo mientras agarraba los hombros de
Elyiana, abrazándola contra su pecho.
Quería que ella gritara por él. Quería que conociera un placer
diferente a cualquier cosa que hubiera conocido. Sosteniéndola con un
brazo a través de sus hombros, él se acercó a sus caderas, sus dedos
se arrastraban por sus pliegues sensibles mientras ella corcoveaba en
sus brazos.
Dirigió su polla profundamente en los músculos de su coño
mientras sus dedos se llenaban de su jugo cremoso, llevándolo a su
fruncida abertura de su ano.
—Espera. Mac. —Ella gimió cuando él ejerció una pequeña
presión en su ano. —Sólo salida, —tembló en sus brazos—sólo salida.
..
Él no tuvo que forzarla para tomar el largo de su dedo. La tensión
creciente y el placer a latigazos dentro de ella relajaron su canal anal,
ordeñando su dedo dentro mientras respiraba ásperamente, calmando
los pequeños gemidos decrecientes que salían de su pecho.
—Es mi entrada, muchacha. —Del mismo modo que ella era suya,
él lo sabía. —Es mejor que te acostumbres a tenerme en ese lugar,
porque pronto, muy malditamente pronto, algo mucho más grande que
mi dedo te llenará allí.
Empujó profundo y empezó a follarla más duro, más rápido, su
dedo en contrapunto con su polla hasta que sintió su liberación
explotando desde su pene. Elyiana estaba gritando su propio clímax
entonces, su coño lo exprimía como el puño más apretado, mientras
su canal anal también se contraía con su clímax.
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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La caída de
Luego se estaba derramando dentro de ella, calientes y duros
chorros de su semen llenaban su coño que lo succionaba, y lo tuvieron
gimiendo con los chorros ásperos y convulsos que explotaban de la
cabeza de su polla.
Elyiana se desmoronó sobre él, pequeños temblores de la
explosión repercutían por su cuerpo mientras ella lentamente se
relajaba contra él.
Su mano alisaba su espalda de arriba hacia abajo, sintiendo la
humedad, pero no había ninguna humedad en él. No estaba
transpirando a pesar del esfuerzo realizado. Respiraba más agitado
por la excitación, pero no por el esfuerzo. Sintió que podía dormir, pero
no estaba cansado. Jódase la mierda en el infierno, él todavía estaba
tan duro que podía empezar todo de nuevo. Sólo que la exigencia
imperiosa para su clímax remitió.
Pero su clímax había sido distinto. Reprimido. Como si algo físico
estuviera faltando. Él aún estaba duro. Todavía estaba caliente por
ella.
—Una vez más, amor. —Murmuró duramente, moviéndola,
girándola hasta que él la tuvo debajo de él. Una vez más.
—Mac.—Con una voz débil, pero vigorosa y aún despierta cuando
su mano se deslizó por la deliciosa, atrevida elevación de su culo.
Él separó los globos dorados, pasando su dedo por su ano.
—Sólo salida… —ella susurró, pero no tan firmemente como lo
debería haber dicho, pensó él. Podía escuchar la curiosidad en su voz,
guerreando con su inocencia.
—Ya te dije, muchacha, mi entrada—susurró, tomando el frasco
de aceite de coco de la mesa del café. Ya lo había visto antes,
sabiendo que sería perfecto para esta pequeña aventura.—Ésta es la
última vez. — él murmuró mientras lanzaba un pequeño chorro de
líquido sobre el valle entre sus mejillas.
Observó mientras corría lentamente en medio, hasta que llegó al
dedo que había presionado debajo de la fruncida entrada, trabajándolo
lentamente dentro de su absorbente canal.
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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B.O.B.
La caída de
—Mac… —Ella temblaba, pero no lo estaba rechazando. Él sintió
sus músculos tomándolo firme, ordeñando su dedo, empujándolo más
profundo dentro de ella.
—Te va a encantar, Piernas —él susurró. — Dolor y placer
combinados, hasta que no sepas qué es más fuerte. Si estás gritando
porque te estoy estirando mucho o porque el placer te está
destruyendo.
Lanzó un poco más de aceite resbaladizo en la pequeña abertura
mientras adicionaba un dedo más, estirándola, trabajando su delicado
esfínter, ella gemía con la penetración superficial.
—Siente como es de bueno, muchacha. —Él la envalentonó,
preparándola suavemente para él. — Siente como es de caliente y
excitante. Un pequeño placer prohibido que me darás solamente a mí.
¿Verdad, Ellie? Solamente a mí.
—Si —ella respiró con dificultad, cuando presionó un poco más,
empujando su dedo completamente dentro de ella, moviéndolos
separadamente, haciendo movimientos de tijera de un lado hacia el
otro mientras trabajaba los músculos separadamente.
—Oh Dios, Mac.—Su espalda se arqueaba, sus puños apretaban
al sofá arriba de su cabeza.
—Buena niña—él susurró. —Tan jodidamente buena. Ahora viene
la mejor parte.
Él sacó sus dedos antes de aplicar una cantidad generosa de
aceite en su miembro rígido. Joder, si no cedía esa lujuria por ella
pronto la mataría follando. No podía tener suficiente de ella.
Ella se arqueaba para respirar cuando él separó los globos de su
culo con una mano, y posicionó su polla con la otra. Apretando los
dientes de placer, por el erotismo de la vista, observaba como la
cabeza gruesa con forma de hongo desaparecía por su entrada.
—Trabaja conmigo, Piernas. —Él acarició su culo un segundo
antes que levantara la mano y la dejara caer en una sensual y
pequeña palmada en su piel bronceada.
Traducción de: Pao
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Lora Leigh/Verónica Chadwick
B.O.B.
La caída de
Ella se sacudió, su ano se apretó, mientras él lentamente la
penetraba.
—¡Ah, muchacha! ¿Te gusta eso? — Él sonrió con anticipación
como si su gemido sollozante respondiera su pregunta. —Vamos a
ver cuánto te gusta.
Él levantó su mano nuevamente dejándola caer más rápido,
golpeando la mejilla atrevida de su culo, lo suficientemente duro para
dejar un leve rojizo en su piel.
—Oh Dios, Mac… —Su polla se hundió adentro de su culo una
pulgada mientras ella apretaba sus músculos y luego los soltaba. Lo
ordeñaba como un pequeño puño.
—Buena niña. —Él frotó su palma con su piel enrojecida,
acariciándola por un momento, dejando sus dedos calmaren la
pequeña picadura antes de repetir el movimiento.
La llenó con otra pulgada. Ella se estaba resistiendo, respirando
con dificultad, su cuerpo tan húmedo por la transpiración que requería
muy poco para hacer que su culo quemara con los pequeños golpes.
Ella se retorcía debajo de él, quemándose, su coñito estaba tan
mojado que cuando su mano lo tocó para acariciar los labios
rechonchos, ella le mojó completamente los dedos.
Era así como él la quería. Mojada y salvaje, exprimiendo hasta la
última gota de semen de sus pelotas cuando se corriera dentro de ella
nuevamente.
Él golpeó otra palmada, su sonrisa se estrechó, su cuerpo estaba
tan tenso que dolía presionar más profundo. Oh Cielos, ella estaba
tomando todo de él, hasta la empuñadura, hasta que sus testículos
estaban
apretados y duros contra su coño mojado. Estaba
resbaladiza y caliente, y destruyó cualquier pensamiento que tuviera
sobre control. Ella se balanceaba arqueándose hacia atrás, su culo tan
suave y apretado alrededor de él que se preguntaba si duraría unos
segundos más antes de correrse dentro de ella.
Él se correría dentro de ella. Caliente y duro, la llenaría hasta que
no tuviera nada más que dar.
Traducción de: Pao
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La caída de
Aferrándose a sus caderas para mantenerla firme, la empujó
lentamente del feroz agarre en que ella lo tenía. Mirando su polla
recubierta de aceite lentamente se retiró hasta que solamente quedó
la cabeza gruesa dentro. Apretando los dientes, aumentó el ritmo
lentamente dentro de ella, escuchando su grito estrangulado cuando la
penetró duramente de una sola vez. Nuevamente. Ella resistió debajo
de él, sus gritos apelando alivio y en ese momento él sintió la
decadencia del acto que la dominaba.
Sí, era de esa forma en que él la quería. Sumisa debajo de él,
tomando todo el placer que él podía empujar dentro de ella,
implorando por más.
—Duro… Mac, más duro… —Ella estaba casi gritando su nombre,
su pequeña mano entre sus muslos mientras se acariciaba su
hinchado clítoris. Él sabía que ese pequeño brote estaba hinchado,
distendido con la necesidad de liberación que sólo él podía darle. Sólo
él podía hacerla arder de ese modo. Por Dios, se aseguraría de
hacerlo.
Sólo de pensar en eso lo hizo perder el control. Sujetándola por
las caderas para mantenerlas fijas, empezó a follarla con golpes más
profundos, más duros gruñendo con lo apretado de su culo cuando él
la tomó con un placer y pasión que supo que no había conocido antes.
Tomó posesión de la entrada y salida de su erección, el modo como
ella se abrió para él, su piel enrojecida estirándose, tomándolo.
—Estoy a punto de… —Su grito ronco lo sorprendió por el modo
que sintió sus testículos apretándose, sintiendo su corrida quemando
su polla.
—¡Ahora!—Él gritó, su mano dirigiéndose debajo de ella, dos
dedos penetrando duro y profundo en su coño apretado mientras los
otros se movían frenéticamente sobre su clítoris.
Sus caderas se movían más rápido, más duro, su polla surgiendo
dentro de ella con golpes calientes y furiosos cuando él la sintió
explotar alrededor de sus dedos, su erección, ordeñando, lanzándolo
más allá del borde de la sanidad.
Las palabras salieron de sus labios, aunque no sabía el
significado de ellas. Todo lo que él conocía era el explosivo y
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La caída de
destructor orgasmo que rugía entre ellos, haciéndolos desmoronarse,
robando sus últimas fuerzas, robando su mente.
Después de largos minutos, él se retiró, su polla no tan dura a
como estaba, pero aún casi-erecto.
¿Qué mierda era eso?
Lentamente, ignorando sus pequeños reclamos, Mac alzó a
Elyiana del sofá y la llevó al dormitorio hasta su cama. Ella se relajó
contra su almohada con un pequeño suspiro y se durmió.
Mac se pasó la mano por el cabello, haciendo cara de desagrado
al sentirlo seco. Debería estar sudando como un caballo y listo la
sucumbir a la fatiga. Pero al mirar hacia abajo, palmeando sus pelotas
y polla, frunció el ceño con confusión. Ellas parecían perfectas.
Todavía estaba duro pero no debería estarlo, y quizás sus testículos
eran menos pesados de lo que podía recordar, pero no podía tener la
seguridad. Infiernos, no andaba pesando sus malditos testículos, pero
quizás debería haberlo hecho.
Pero no era sólo eso. No tenía tanto pelo en su cuerpo, no que
fuera un simio, pero el pelo que tenía en los brazos y Piernas, no eran
tan finos como estaban ahora y no encontraba ninguna explicación a
eso. Pero lo más importante, su rodilla no le molestaba más. Él se
había fracturado la rodilla algunos años atrás y todavía tenía
problemas con ella cuando no descansaba adecuadamente.
Por un momento, se detuvo en estado de shock. Eso pertenecía a
su memoria. Recordaba que se había fracturado la rodilla, pero no
recordaba cómo. Sabía que debía doler, sabía que no debería tener la
libertad de movimiento que tenía en este momento.
Suspirando cansadamente, se sentó en la cama, teniendo la
precaución de no despertar al pequeño duende curioso que dormía al
lado de él. Ella mantenía un ojo de águila mientras estaba despierta,
haciendo difícil encontrar tiempo para tratar de resolver los problemas
de que él tenía.
Tocando su estómago salió del dormitorio y corrió hacia la cocina.
Estaba muriendo de hambre, tenía la seguridad de eso. Revisando el
refrigerador, retiró varios bistecs gruesos colocándolos en la parilla y
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La caída de
esperó con impaciencia hasta que estuvieran listos mientras sacaba
un plato y cubiertos. No comía mucha carne, pero en ese instante
hubiera comido la carne cruda si fuera necesario.
Después de unos minutos, dos porciones estaban listas en la
parrilla y las sacó, las colocó en su plato antes de sentarse en la mesa
y devorarlas. Esa hambre extrema lo confundió aún más que las otras
anormalidades que estaba experimentando. Estaba comiendo más
que el triple de lo acostumbrado.
Limpió la cocina, agregando su súbito apetito por la carne en la
lista de comportamientos absurdos. Frustrado por su incapacidad para
recordar las cosas que debería, Mac salió de la casa y miró el cielo
estrellado mientras intentaba encontrar respuestas a sus
interrogantes. Todo parecía bien. Él estaba comiendo mucho más de
lo acostumbrado, pero no estaba afectando su peso. Alimentos con
alto contenido de proteínas eran su deseo constante desde que se
despertó hacía cuatro día atrás, en ese maldito laboratorio.
Todas
sus
funciones
orgánicas
estaban
funcionando
normalmente, gruñó. Nada parecía sospechoso, pero sabía que existía
algo equivocado. Él raramente dormía y nunca estaba cansado. Eso lo
preocupaba enormemente. El zumbido intermitente en su cabeza
cuando intentaba recordar. La sensación de electricidad estática
saliendo de su cuerpo en los momentos menos apropiados.
¿Por qué podía recordar de informaciones triviales, pero nada
importante? Podía sentir que las respuestas estaban, dando vueltas
en su cabeza, pero no podía encontrarlas cuando las necesitaba.
Su mano se movió por su tórax, tocándose con curiosidad.
Debería tener heridas ahí. Heridas terribles, sangrientas. Los flashes
de memoria le aseguraban que algo le corrió que casi lo mató. Pero
no tenía ninguna cicatriz.
Se frotó las manos por su rostro con frustración antes de sentarse
en una de las sillas que tenía Elyiana en el patio. Apoyando sus codos
en las rodillas descansó su rostro en sus manos y luchó contra la
sensación de desgracia que crecía en él.
Se había dirigido a ese lugar para proteger a su muchacha, pero
ella no sabía quién era él. Tenía memoria de ella, tomándola,
Traducción de: Pao
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La caída de
amándola, queriendo apretarle el maldito cuello por su inocencia, pero
ella no lo conocía. Ella no tenía la menor idea de quién era él, tanto
como él tampoco lo sabía. Pero el peligro aún estaba ahí, aunque no
podía recordar por qué. Estaba asustado de estar en ese lugar, estaba
trayendo peligro a ella, en vez de protegerla. Y él estaría maldito si
ocurriera eso. Pero hasta que recordara dónde estaba el peligro y
pudiera determinar de qué forma podía protegerla, no sabía qué hacer.
Porque no la dejaría. Sería como si se quitara su propia alma.
—¡Estás loco Mac!—Se dijo amargamente mientras miraba el
patio oscuro, sintiendo el calor primitivo y la paz de la tierra
profundizando en su mente.
Justamente como Elyiana penetró en su alma.
Ella no lo conocía, pero él si lo hacía. Podía no recordarla, pero no
podía dejarla ir. Él la amaba.
Agitó su cabeza con ese pensamiento. No debería amarla. No
debía ser posible, pero sabía que la amaba. Y eso era lo más loco de
todo lo que ocurría.
CAPÍTULO 8
A pesar del sueño que tenía, pudo escuchar a Mac diciendo
palabrotas, así que se giró dándole la espalda. En algún momento de
la noche empujó el edredón hacia afuera de la cama. Eran pasadas
las tres de la mañana cuando Mac permitió que ella durmiera, pero fue
atormentada por sueños eróticos sombríos con MacDougal. Estaba
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La caída de
atada, controlada por él. Pensando sobre ellos, se acarició su
estómago desnudo. Sus miembros estaban doloridos en lugares que
ella no sabía que tenía. Pero un dolor delicioso, pensó sonriendo.
Era incapaz de terminar la historia que estaba escribiendo, quizás
lo que ocurrió fuera bueno. La investigación era crucial para una
buena historia y ella creía que lo ocurrido en la noche estaba muy
bien para escribirlo. Sintiéndose caliente y lánguida, pensaba que
había pasado de sus límites. Pero su mente ya estaba creando
escenas. Parece que con esto tenía más inspiración para usar.
—¿Estas despierta, Piernas? — La voz de Mac estaba ronca por
falta de sueño.
Oh infierno, ella no quería abrir los ojos. Ubicándose de costado,
enterró la cabeza en la almohada blanda con un suspiro. No podría
dormir de nuevo. Sus pensamientos ya estaban en las modificaciones
que realizaría en la historia debido al sexo áspero y abundante que
tuvieron, como también de los sueños perturbadores que agitaron su
mente toda la noche.
—Ellie. —Él le dio una palmada en el culo.
—Mmm. —ella gimió queriendo tener más sexo, pero solamente
después de una taza de café bien caliente. Con un suspiro, se ubicó
de espalda nuevamente y se quitó el cabello de su rostro, pero él se
estiró intentando cobrar vida. Cuidosamente, ella abrió un ojo. Mierda,
estaba espectacular. El rostro de Mac surgió en su campo de visión,
su expresión severa. Abriendo el otro ojo le puso una cara de
desagrado.
—¿Qué hora es?
—Casi las doce del día. Hice café.—Joder, una jaqueca estaba
empezando en sus sienes. Con un lloriqueo, ella aplanó la palma de
su mano en su pecho, y lo empujó hacia atrás cuando se sentó y se
restregó los ojos. Wow, ¿siempre estaba tan espectacular? Él parecía
maravilloso, caliente y… mmm… ¿desnudo? Bueno, desnudo no,
estaba usando el short de Scott.
—No dormí bien, ¿y tú? —Ella le contestó moviendo la cabeza
para poder mirarlo mejor. Las costuras del short estaban a punto de
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La caída de
reventar y la erección gigantesca no estaba ayudando mucho.
Pestañando hacia él, se mordió los labios. Por alguna extraña razón
encontró gracioso ver aquél gigante con las manos en las caderas. El
short era tan pequeño que no escondía nada.
Empezó con una risita, para luego explotar en una carcajada.
Cubriendo su boca ella miró hacia arriba, y pudo ver la vergüenza en
esos ojos verdes de Mac y eso empeoró aún más la situación.
—Ah, ¿estás loca? —Él le murmuró.
—D-disculpa, estás muy bonito con ese short —ella se rió.
—¿Bonito? —Con una cara feroz que surcó líneas alrededor de su
boca sensual. Sus ojos estaban claros como una piscina en primavera,
fríos y brillantes de rabia. — No soy un cachorro de orejas caídas,
muchacha.
Elyiana salió de la cama sosteniendo su estómago por el ataque
risa.
—Contrólate, Piernas y ven a la cocina. Ahora. —Él le gruñó y eso
hizo que se riera más.
La risa no ayudó a su jaqueca, pero valía la pena. “Ahora” él dijo.
Ella sonrió en silencio nuevamente mientras se dirigía al baño. Corrió
para ducharse con agua caliente y suspiró mientras se aliviaba la
tensión que se acumuló en sus hombros y nuca, sus músculos
doloridos. Dándose un tiempo, se enjabonó con una esponja,
exfoliando y energizando su piel. Cuando terminó, se estiró y apreció
la sensación de estar en una cápsula de calor. Dejándolo penetrar en
su cuerpo, soltando músculos que descubrió que existían la noche
anterior.
El cuerpo de Mac, su toque era como una droga—con poco y ya
era una drogadicta. Joder, nunca pensó que se toparía con algo
remotamente más interesante que su café de la mañana. Viviendo
donde lo hacía, hasta había intentado con la marihuana. Dejándola
con un sentimiento de estúpida glotona y nunca más la probó. Pero
esto era muy interesante. No era solamente sexo. Ella había tenido
sexo espectacular y también sexo terrible en que no existía ninguna
Traducción de: Pao
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La caída de
probabilidad de alcanzar el orgasmo. Pero el sexo con Mac… Wow.
Tenía miedo de perder ese sexo maravilloso.
Pero no era solamente el sexo que la atraía de Mac, algo familiar,
algo que la conectaba en un nivel más profundo. Ese pensamiento se
estaba perdiendo en cosas insignificantes y ahora no podía completar
el rompe cabeza. El lado místico en ella le decía que fuera paciente,
que dejara que las cosas se resolvieran y que la verdad se revelaría
pronto. Pero la parte curiosa e inquisitiva quería encontrar y encajar
los pedazos del rompe cabeza. Mac estaba probablemente pálido
hasta ahora porque ella no corrió a obedecer sus órdenes.
Una sonrisa tocó sus labios a medida que respiró hondo, se
sostenía y se deslizaba hacia abajo en la tina. Quedarse
completamente sumergida y levantarse la rejuvenecía. Luego usaría la
ducha para lavar y enjuagar su cabello antes de salir y comenzar el
día. El sonido de pasos reverberó en el agua, pero antes que tuviera
tiempo de reaccionar, manos grandes la sostuvieron por debajo de sus
brazos y la levantaron.
—¡Elyiana! —Él gritó. Sacándola de la tina, su mano retiró el
cabello y la espuma de su rostro. Ella abrió sus ojos con una
respiración agitada, más por el susto que por la necesidad de aire.
—Qué? —Ella gritó mientras él sostenía su cuerpo enjabonado y
mojado contra su cuerpo. Ella lo empujó del pecho para que la soltara,
pero fue un esfuerzo inútil. Acercando su mano a su rostro, su pulgar
acariciaba su labio inferior.
—Estás bien.—Fue una afirmación. La confusión clara en su
mirada afilada mientras la evaluaba.
De repente ella fue consciente de él, sus senos apretados contra
su pecho, sus pezones rígidos, su muslo poderoso apretando en su
montículo mojado y desnudo, la rigidez imposible de su erección
empujando contra su estómago. Su vagina se apretó, la hinchazón de
sus ligeramente doloridos pliegues sensibles, la excitación líquida que
se juntó justo allí… todo empezó tan rápido que la pilló desprevenida.
Dios, estaba ardiendo por él. Su sangre se calentó y se aceleró
por sus venas. Finalmente ella miró hacia arriba y encontró su mirada,
percibiendo que no era la única afectada por la posición.
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La caída de
—Estoy bien—ronroneó, su voz ronca por la excitación.
—Pensé que te estabas ahogando.—Sus ojos esmeraldas se
estrecharon cuando su mano se movió para apretarle el culo, haciendo
que su coño estuviera increíblemente sensible en el muslo duro de él.
Ella se estaba ahogando, pero no del modo que él creía. Su
clítoris empezó a pulsar, a hincharse, implorando por ser tocado.
Temblando ella se restregó en él, moviendo su mano para debajo de
su cuerpo para sacar su polla del short ridículo.
—No me estaba ahogando—murmuró mientras acariciaba el largo
de su polla.
Mirando hacia abajo, Mac se silenció. Ella vio su expresión
cambiar, sus ojos la examinaban, sus ojos veían a través de ella como
si filtraran información. Estaba esa mirada nuevamente. Ella la
vislumbró ayer en la noche. Aquella confusión perdida, frustración, una
lucha para saber qué se le escapaba. Entonces algo dentro de él
cambió y la liberó. Rápidamente.
—Haces eso nuevamente y te rompo el cuello, muchacha.
—¿Qué? ¿Bañarme?—Sus ojos se estrecharon con asombro.—
¿O acariciar tu polla?
—¿Nunca eres seria?—él dijo.
La tristeza la llenó en la posibilidad que él conociera solamente la
seriedad.
—El mundo es un lugar serio, Mac. Cruel y a veces sádico.
Necesitas apreciar las cosas buenas, encontrar amor y alegría en todo
lo que puedas En caso contrario, el horror te consumirá.
Su maxilar se apretó, su frente se frunció más todavía.
—Esa idiota ideología femenina te va herir o matarte. ¿No tienes
juicio?
¡Que audacia, que arrogancia! La pasión rápidamente cambió a
furia mientras ella luchaba para mantener el control duramente.
Traducción de: Pao
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La caída de
—Realmente eres un estúpido. Estaba muy bien sin tu ayuda o de
cualquier otro hombre en lo que se refiere a este asunto.
—¿Lo dices ahora? Demuéstralo. —Poniendo una cara dura él
siguió. —No tienes noción de adecuación y no sabes tomar medidas
para garantir tu propia protección. Esto un poco más que confuso,
Piernas, es estúpido.
Ella quiso rasguñar sus ojos magníficos y arrancárselos. Con sus
puños cerrados en las caderas ella luchó para no lanzarse sobre él.
—Tú eres un idiota ansioso, socialmente incapaz, que piensa que
el mundo gira alrededor de cada palabra tuya.
—Vístete, Piernas. Tenemos cosas que discutir—gritó
furiosamente, luego giró para salir. En la puerta se detuvo y la miró.
—¿Crees que puedes vestirte sin matarte?
—¡Lárgate!—gritó. —Voy a salir cuando esté lista y
condenadamente preparada para salir. —Ella regresó a su baño
caliente. —Dime Piernas de nuevo y te golpearé. —Imbécil.
La necesidad de gritar era aplastante, pero la suprimió y la dejó
que se extendiera por ella, abasteció la resolución de poner a ese
presumido en su lugar y dejarlo ahí por un buen tiempo. Era contra
ese tipo de gente que se luchó en la guerra global. Hombres y
muchachos como él despojaron el mundo de la literatura, música y
arte que ellos juzgaron como indecente, desmerecedor, sin valor.
Recordar ese tiempo, de las historias que su madre le contaba, las
cosas que ella leyó sobre la guerra global y los atemorizantes años
antes de que ocurriera, hizo su garganta apretarse, su corazón
estrujarse en el pecho.
La pérdida fue cuantiosa, llevó siglos para arreglar las cosas y
todavía no eran las mismas. Los únicos libros impresos que todavía
existían estaban acondicionados y protegidos de la atmosfera en su
sala de estar. Romances de grandes escritores y no tan grandes
escritores, pero aún así importantes, significativos por derecho propio.
Claro que sus favoritos eran los romances de autores como Nora
Roberts, Sandra Marrom, Julie Garwood, Linda Howard y muchos
más. También tenía otros como Stephen King, Tom Clancy, Maya
Angelou. Poquísimas copias se mantuvieron. La mayor parte fue
Traducción de: Pao
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La caída de
destruida con la abolición de la obscenidad y la indecencia. Decían
que atraía a un comportamiento degenerado. Su abuela salvó muchos
libros de la destrucción, y ella los mantuvo escondidos hasta que
Elyiana supiera darle la importancia y supiera apreciarlos. Y ella lo
hizo. Oh, como ella los amaba, los leyó del principio hasta el final,
repetidas veces.
Ellos eran tan frágiles y ahora ella tenía miedo de sacarlos.
Muchos de esos libros ya estaban traspasados a un disco. Ella leyó
esos libros innumerables veces, destinada a seguir los pasos de esos
autores. Fue incorporado en su alma, su espíritu. Desde que nació
tuvo pasión por la vida, por las cosas que los humanos tenían el
habito de destruir. Al mismo tiempo deseaba saber por qué algunas
personas podían ser frías y vivir tan aisladas. Hubo momentos en que
ella miraba en los ojos de Mac y veía la necesidad. Bien, ella podía
simpatizar con su dolor y haría lo mejor para ayudarlo, pero eso no le
daba el derecho de amenazarla. No, Mac no la intimidaría.
Se terminó, ella no andaría de puntillas. Si él tuviera la razón
sobre cualquier cosa, ellos lo discutirían. Terminando su ducha, se
apuró lavando su cabello rápidamente, enjuagó y secó y luego se
puso un vestido de algodón suave. Se secó el cabello mojado, movió
su cabeza ubicándolo hacia atrás de su rostro y se fue del dormitorio
sin darse el trabajo de cepillárselo. Una discusión que ellos
definitivamente tendrían, pero por lo contrario que él creía. Él no
controlaba la situación. Este era el momento de dejar claro eso.
El estaba adelante del refrigerador, aparentemente inmerso en
sus pensamientos cuando ella entró en la cocina. Elyiana cruzó los
brazos, a pesar de apreciar un buen culo en un hombre, se recusó en
distraerse. Aclarando su voz, esperó hasta que él la miró. Él giró su
rostro hacia ella, su irritación disminuyó rápidamente cuando pasó su
mirada por su cuerpo, devorándola con los ojos. En respuesta su coño
pulsó, pero ella empujó la lujuria persistente de lado y lo miró con
desagrado.
—¿Cuándo estás planeando enfrentar el hecho de que no sabes
quién diablos eres?
Traducción de: Pao
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La caída de
CAPÍTULO 9
Laboratorios de MacDougal, Alemania.
Amareth permaneció al lado del cuerpo silencioso de su hermano;
las alarmas de las maquinas atrás de ella sonaban incesantemente.
No había ningún patrón de ondas cerebrales; las maquinas estaban
manteniendo su cuerpo vivo, pero su espíritu se había ido.
Se cubrió el rostro con sus manos, respirando profundamente
mientras luchaba por respuestas, luchaba para intentar saber a dónde
Mac se había dirigido. Desorientado como debería estar, ciertamente
se fue a un lugar seguro. Las informaciones dentro de su cerebro
estarían confusas, pero de cualquier modo estarían ahí.
Ella personalmente revisó todas sus propiedades, hasta aquellas
que él poco frecuentaba, también revisó algunas a las que él jamás
había retornado. Él no estaba allí.
La fuerza de seguridad de MacDougal estaba buscando de arriba
abajo por el androide desaparecido, ignorando que ellos estaban
realmente buscando a su jefe, pero nadie lo había visto. El hidroavión
no estaba en ningún lugar en el satélite de posicionamiento global. Era
como si él hubiera desaparecido de la faz de la tierra.
—Esto no está ayudando, Amareth. —Detrás de ella, la voz de
Tael la sancionó por su vigilia continua al cuerpo de Mac. —Esto no lo
ayuda.
Ella cerró sus ojos brevemente. Podía verlo, alto moreno, su
cabello negro enredado cayendo sobre su cuello, sus intensos ojos
cenizas oscureciendo con un hambre que nunca falló en tentar a
Traducción de: Pao
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La caída de
ambos. Un hambre que ella sabía que nunca más podía cumplir,
nunca más. Los riesgos eran demasiado grandes.
Ella agitó la cabeza ferozmente.
—Yo lo encontraré. Nunca le fallé. No empezaré ahora.
Pero ella falló. Falló cuando realizó la transferencia de su fuerza
vital a una unidad sin preparación para esto. Dios, ¿qué hizo?
—No sé si fallaste—tael le dijo. —Dije que todo esto no estaba
ayudando en nada. Estás sentada aquí, flagelándote por la decisión
que tomaste, cuando los dos sabemos que no tenías ninguna otra
elección en ese momento. Era un riesgo viable.
—Uno que falló. —Mantuvo el tono de voz frío, duro, pero por
dentro podía sentir las lágrimas implorando salir. —Todavía no estoy
cerca de saber quién es el espía o de entender que ocurrió. Sus
guardaespaldas personales como también los atacantes están
muertos y los periodistas me están comiendo viva. Ellos saben que
pasa algo extraño. Son como buitres, oliendo la muerte.
Ella apretó fuertemente la mano de su hermano. Nunca estuvo sin
Mac en su vida. Él siempre estaba con ella para aconsejarla,
orientarla.
Se pasó los dedos cansadamente por su cabello suelto, buscando
respuestas. Tenía que haber algo, en algún lugar. ¿Pero dónde? Ella
conocía el código que utilizaba para su diario personal, pero no había
nada allá que indicara donde había ido.
Una sonrisa casi llegó a sus labios. Él estaba furioso con la más
reciente escritora de romances, Elyiana Richards. Encontró el
escondite de dos libros que Amareth estaba leyendo, y curioso, abrió
los archivos y los leyó.
Con cariño, pensó en las palabras duras que él había escrito en
su diario. Una muchacha que necesitaba que le quitaran sus lentes
rosados para poder ver como el mundo era realmente, él escribió.
Suave, llena de fantasía. Una muchacha que no daría cuenta de tener
un hombre real aunque la estuvieran jodiendo.
Pero allí no existía ninguna respuesta sobre dónde habría ido.
Traducción de: Pao
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B.O.B.
La caída de
—Los periodistas siempre actúan de esta forma cada vez que él
desaparece. —Tael lo dijo entre dientes. Él siempre le hablaba entre
dientes. —La empresa no tiene problemas, y todos los que conocen a
Mac o tiene alguna experiencia con él no piensan nada de eso.
Nosotros vamos a enterrar todo esto y luego Mac estará en el mando
nuevamente.
Mac la mataría. Ella no podía aliviar la sensación de pánico en su
estómago avisando de la tormenta que se estaba formando. Él no
había sabido sobre el diseño físico del nuevo androide sexual que el
departamento de la empresa estaba trabajando. Enojada con él y con
su arrogante creencia de que ella lo estaba superando, Amareth
ordenó que el proyecto fuera realizado a imagen y semejanza de él,
como había sido años atrás. Antes que perdieran sus padres por un
acto de violencia. Antes que Mac fuera duro y frío.
Cuando Tael dio una vuelta alrededor de la cama, ella compuso
su expresión, sus ojos. No podía permitir que él viera su debilidad, sus
miedos.
Amareth levantó su mirada hacia él, su corazón apretado mirando
sus características perfectas, su belleza morena. Tael era alto, como
lo eran todos los descendientes de los MacDougal¸ largo y fuerte, una
fuerza a ser considerada. Él era honrado, tan arrogante y digno de
confianza como el propio Mac.
—¿Cómo esperas que este androide trabaje? —Él finalmente
preguntó. —¿Existe algún método que podemos utilizar para poder
encontrarlo?
Amareth movió su cabeza amargamente.
—Fuimos minuciosos en este proyecto. Una vez programado con
las respuestas humanas, con el olfato, visión, paladar y sensaciones,
él ahora es auto-suficiente. Las baterías internas se abastecen con
comida. Alimentos ricos en proteínas y en la mayor parte son
procesados de modo similar a como el cuerpo humano lo utiliza. La
razón de que las unidades sexuales no funcionaran antes era porque
ellos sabían que eran unidades sexuales. En estos nuevos
experimentos queríamos realizar alguna cosa para que se pudieran
convencer que ellos son reales, aún manteniendo el control. Las
Traducción de: Pao
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La caída de
unidades fueron programadas para simular respuestas humanas
reales. Ellos no fueron programados para lo que ocurrió. —La
frustración afiló su voz hasta que ella pudo controlarse nuevamente. —
No entiendo esto, Tael, los otros modelos jamás fueron capaces de
extraer el espíritu de los hombres que nosotros programamos. No
puedo comprender cómo ocurrió eso.
Ella dirigió cada test imaginable, examinó cuidadosamente aquella
programación en particular en el androide. Todas las búsquedas
fallaron. Mac de alguna manera anuló todos los controles de seguridad
del modelo. No era posible, pero de alguna forma ocurrió.
—¿Qué ocurriría si la transferencia fallara? —Él preguntó.
Ella suspiró fuertemente.
—Su cuerpo estaría muerto. De alguna manera, cuando lo
movimos para la unidad intermediaria su cuerpo no experimentó
rechazo como la mayoría siente cuando sus funciones vitales y los
patrones cerebrales son disminuidos. Es como si el cuerpo ahora
estuviera computarizado permitiéndonos mantenerlo con las
maquinas, donde en todos los otros casos el cuerpo rechazó la falta
de estímulo, y en muchos casos murieron en cuestión de horas.
—Él está vivo, esto es todo lo que importa. Cuando lo encuentres
¿podrás realizar otra transferencia?
La pregunta del millón.
—Creo que sí—dijo cautelosamente. —Creo que esto ocurrió
porque Mac supo que estaba muriendo. Su voluntad era muy fuerte.
Su determinación como acero. Si él quisiera volver, entonces lo haría.
Nada más se dijo. Tael siguió mirándola de esa forma que él
tenía, como si tratara de ver en la profundidad de su alma.
Ella apretó la mano de su hermano nuevamente antes de
levantarse, sacando su chaqueta de cuero sintética negra del respaldo
de la silla y encogiendo sus hombros para cubrir la sobaquera del
arma que usaba de lado, antes de dejar el lugar.
—Tengo que volver a la sede—dijo decididamente. —Tengo a uno
de los técnicos trabajando en un GPS con mayor sensibilidad. Él jura
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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La caída de
que aunque esté dañado o golpeado el GPS debería definir la
localización exacta del hidroavión. Tengo que presionarlo un poco
para ver si puede hacer el trabajo un poco más rápido.
—¿Amenazarlo, quieres decir?—Tael le dijo, con su tono siempre
presente entre dientes.
Ella lo miró con sorpresa.
—No, solamente si necesito amenazarlo.—Se encogió de
hombros cuidadosamente. —Personalmente creo que debo intentar
con las doce persuasiones primero.
Ella le dio una sonrisa fría, mostrando los dientes.
Su ceño se frunció inmediatamente.
—No sabrías que son las doce persuasiones aunque ellas te
jodieran. —le informó despreciativamente. —Probablemente vas a
asustar al pobre hombre para que trabaje más rápido. Eso no hará que
el trabajo sea realizado, Amareth.
Ella calló el flash de dolor que sus palabras le provocaron. La hizo
parecer un ser despreciable, cruel. Ella no lo era. A veces tenía que
fingir que lo era, pero frecuentemente la hería más de lo que jamás
permitiría que Tael viera.
No le dio una respuesta irritada, sino que levantó una ceja
irónicamente.
—Que te quede claro que llevaré todos tus reclamos a Mac
cuando retorne—lo dijo como si realmente no le importara su opinión.
—Mac te elogiaría—siguió la agresión verbal mientras Amareth
luchaba por mantener el control. —Eres un soldadito perfecto. Frío,
duro, de la manera que él quería que fueras.
Él estaba buscando pelea.
— Lo suficientemente fría como para que no me puedas herir—le
dijo irónicamente. —Lo suficientemente dura para recordarte que
aunque yo no pueda darte un golpe en el culo, puedo herirte.
Recuerda eso Tael, antes de decidir inclinarme en las brasas con algo
que no tienes de lo que estás hablando.
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La caída de
Ella giró para dejar el lugar, para escapar del apretón que tenía en
su garganta mientras miraba las profundidades oscuras de sus ojos.
Había más ahí de lo que ella quería ver, y estaría condenada que
quisiera sufrir por algo que no podía tener.
—¿Cuándo vas a ser una mujer, Amareth, y no una golpeadora de
culos de Mac? —finalmente le preguntó con su voz áspera y afilada,
preparándose con rabia cuando ella se detuvo en la puerta.
—No sé Tael—le respondió fríamente, girándose y mirándolo con
condescendencia.—Quizás cuando finalmente tengas las pelotas para
admitir que estás jodidamente asustado de Mac como para ir detrás de
lo que realmente quieres. Cuando puedas hacer esto, entonces
podemos discutir mis defectos.
Antes que él pudiera responder, antes que la furia que brillaba en
sus ojos saliera con ímpetu, Amareth escapó del laboratorio y del
calor que crepitaba por su cuerpo cada vez que ella veía esos
increíbles ojos azules oscuros con fuego por su ira, o su pasión.
Él era tentador. Demasiado tentador para su propia paz de espíritu
en ese exacto momento. No tenía tiempo para luchar con él y
torturarse con lo que nunca podría ocurrir. Tenía que encontrar a su
hermano, y eso significaba pensar como Mac. El problema era que
había llegado a la conclusión hacía unos años atrás, de que su
hermano era una anomalía. Nadie pensaba como él, nadie lo
entendía. Él sólo era…
CAPÍTULO 10
—¿Cuándo estás planeando enfrentar el hecho de que no sabes
quién diablos eres?
Mac enmudeció. Mantuvo su mirada, viendo su completa
convicción en la conclusión de ella. Mierda, ella era más sagaz de lo
que él pensaba. No era un jovencito, sabía cómo controlarse, y sabía
que no había hecho nada para traer la confusión que tenía en su
Traducción de: Pao
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La caída de
propia cabeza. O por lo menos creía que no lo había hecho. En ese
momento, no tenía seguridad de nada.
Los recuerdos eran aún muy confusos, muy dispersos para tener
sentido. Estaba ahí en un minuto, y en el próximo se había ido, eso
era tremendamente frustrante de tratar.
—Ya lo enfrenté. —No tenía por qué mentir sobre eso. Ocultarlo
de ella era irritante de cualquier manera. Si alguien tenía la necesidad
de saberlo, era Elyiana, aunque fuera porque no estaba seguro de
nada más que del hecho de que la firme sensación de peligro que
había sentido antes, era más fuerte a cada momento.
Había muchos flash de sangre, dolor… muerte. No tenía ningún
sentido, intentar darle sentido solo le provocaba más confusión. Él
estaba preso en su propia mente, a merced del tiempo para revelar la
verdad. Pero él confiaba en su Ellie, su Piernas. De alguna manera él
sabía que ella jamás lo traicionaría.
Él sabía que había algo diferente sobre ella. Algo más suave, pero
al mismo tiempo más fuerte que cualquier mujer que él conoció. No
podía recordar a las otras mujeres, pero la sensación estaba ahí.
Ella lo encaró, aquellos increíbles ojos violetas cautelosos, con la
intención clara cuando ella lo miraba.
—¿Por qué no me lo dijiste? —Ella le preguntó, con un poco de
confusión, su ceño profundizándose. —Nosotros podríamos estar
buscando información, intentando localizar a tu familia.
Eso era justamente lo que él no quería. Podía sentir el peligro
aumentando, una exigencia imperativa que no le permitía dedicarse a
buscar nada.
—No. —Él movió su cabeza negando, moviéndose rápidamente
hacia ella mientras mantenía su posición, preparándose para discutir.
—Escúchame, Piernas, escúchame bien. No sé qué ocurrió, o por qué
no puedo recordar, pero sé que alertar a alguien del hecho que aún
estoy vivo no es una buena idea en este momento.
Quiso agitar su cabeza ante el eco distante de dolor en su pecho,
de las imágenes fragmentadas de dolor y sangre que lo asaltaron en
las pocas horas en que había logrado dormir. Debería estar muerto,
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La caída de
sabía eso. Así como sabía que hasta que recordara qué ocurrió
exactamente, tendría miedo del peligro que estaba trayendo a Elyiana
más que del peligro por sí mismo.
Ella lo miraba muy de cerca en ese momento, muy atentamente.
¿Qué había en sus ojos? ¿En ella? Era como si ella pudiera ver
adentro de su alma, y francamente, el pensamiento lo asustó aún
cuando calmara una parte salvaje e indomada de su alma que él
ignoraba que existía hasta ahora.
Casi podía ver su mente trabajando, a pesar de no tener ninguna
posibilidad de saber qué estaba pensando, y sospechaba que no
quería saberlo.
—Amnesia—ella dijo cuidadosamente. —Ellos pueden tratar eso
ahora, Mac.
La negación lo arrasó. Él ya había considerado esa opción. Su
mente estaba llena con una vasta gama de información que no tenía
sentido alguno, entre ellos estaba el tratamiento para la amnesia. El
cerebro era un computador vivo extraordinario, solamente debes saber
controlarlo correctamente.
—Volverá.—Se encogió de hombros, tocando su mandíbula
pensativamente. —Extrañamente pensé que tú sabrías quién era yo.
Es por eso que vine para acá. Yo te conozco. Por lo menos siento que
te conozco. Pero las cosas que hice no tienen sentido.
Él movió su cabeza. No podía sacar de su cabeza la imagen de
joderla profunda y lentamente en la mesa de reuniones. Acostándola
de espalda, separando sus largas piernas, él sentándose en una de
las sillas blandas mientras con su boca hacia un almuerzo sensual con
la dulzura melosa que él encontraba allí. Escuchando sus gritos,
pidiendo que él la tomara, la música de su pasión era destructora.
Pero él tenía la sensación que ella no tenía esos recuerdos.
—Pero Mac, ¿como te puedo conocer? —Ella agitó su cabeza con
confusión. —Nunca te encontré antes.
—¿Estás segura que no me conoces? —finalmente le preguntó
con un sentimiento de resignación.
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Eso le dolió. No quería admitirlo, pero algo picó en sus emociones
ya frágiles como el hecho de que ella no lo conocía. Hasta ahora, él
tenía la esperanza, bien pequeña, que ellos al menos se habían
encontrado, que quizás por alguna razón ella no quería admitir lo que
ocurrió entre ellos. Una falsa esperanza, sabía eso.
Él vio cuando ella se lamió los labios nerviosamente, su pequeña
lengua rosada humedeciendo esos labios carnosos que él estaba
muriendo por saborear.
—Me pareces familiar—ella finalmente admitió enrojeciendo
delicadamente.
Interesante. El color de sus mejillas y el humor sombrío mezclado
con pasión en sus ojos picó su curiosidad. Eso eran celos.
—¿Cómo? —se acercó hacia ella, su memoria defectuosa quería
saber por qué ella se estaba calentando tan malditamente rápido. Él
casi podía oler su crema.
Ella se encogió de hombros.
—Eso no importa. Lo que importa es descubrir quién eres. —Ella
se estaba alejando de él, podía ver su retirada en sus ojos y no lo
aceptaría. Él se equivocó la noche anterior, lo sabía. No cometería el
mismo error hoy. Si no lograba saciar la lujuria que lo estaban
enloqueciendo primero, entonces nunca sería capaz de comprender el
problema en su cabeza.
—Oh, lo que importa es descubrir cómo puedo calentarte hasta
que ardas, muchacha.
Mac vio sus ojos oscurecerse, vio el rubor de la excitación que
inmediatamente coloreó sus mejillas y tuvo que apretar los dientes
para mantener el control que sabía que nunca antes tuvo problemas
en ejercitar.
—Espera—ella respondió sin aire cuando sus labios se
aproximaron a los suyos. —No es hora para esto, Mac. Tenemos que
encontrar…
Él no le dio tiempo para concluir lo que diría. Nada era más
importante que saborearla, que sentir sus besos nuevamente y el
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La caída de
fuego que rugía por su sistema cada vez que la tocaba. Era el paraíso.
Era diferente a cualquier cosa que conociera.
Sus labios cubrieron a los suyos. Las curvas suaves se suavizaron
para él, abriéndose para que su lengua las lamiera. El sabor de ella
incendió sus caderas, estaba gimiendo de necesidad de llenarla, duro
y rápido. Pero él quería saborearla también. Quería experimentar cada
gemido, cada tensión de su cuerpo y la flexión felina de sus músculos.
Sus manos se dirigieron a su culo, las curvas lisas que lo
tentaban a memorizar cada línea. Pero cerró sus dedos en el tejido
que los cubría y empezó a hacer dibujos a lo largo de sus muslos
mientras sus labios fueron hacia la curva graciosa de su cuello.
—Esto es una locura—ella protestó débilmente, pero sus manos
acariciaban sus hombros desnudos, sus pequeñas uñas clavándose
eróticamente en su piel enviando vibraciones eléctricas de placer por
todo su cuerpo.
Él podía sentir las terminaciones nerviosas vibrando con la
sensación. Pequeñas olas de calor lo hacían perder el equilibrio, ellas
lo dejaban ávido para intensificar y descubrir lo caliente que podían
llegar a estar hasta arder juntos.
Debería estar más preocupado por saber quién era, o lo que había
le ocurrido. No era como él se sentía, tomar el placer físico por arriba
de la necesidad de respuestas. Pero él estaba consumido por ella.
Obsesionado por ella. Las imágenes de ella en su mente, tomándola
de tantas formas diferentes, conocerla como jamás conoció a otra,
desequilibraban su mente, su cuerpo.
—Aye, una locura— él concordó mientras despejaba el vestido de
sus muslos, dándole la posibilidad de tocar su piel desnuda y tibia.
Sus manos estaban moviéndose por sus hombros acariciando su
espalda, los fuegos en él eran cada vez más calientes. Elyiana era
más caliente que cualquier llama que él probara. Los dedos de una
mano se clavaron entre su culo liso, encontrando la esencia lisa y
cremosa de su fuego interno.
—Ach, muchacha, estás tan caliente y mojada para mí. Tal como
debes estar. —Él la levantó, forzando sus muslos para que se
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La caída de
separaran, apretando sus caderas mientras aplastaba su coño con la
punta dura de su polla.
Sus suspiros de placer eran como combustible arrojados a sus
sentidos sobrecalentados, a su hinchada erección. Sus dientes
mordisqueaban su cuello, sus facciones se tensaron cuando el placer
era absoluto.
—Mac, me estás matando. —Ella le gritó desesperadamente, sus
dedos empujaban el material justo arriba de sus muslos. —Debes
hacer algo.
Él rugió con su exigencia, moviendo con mayor exigencia su polla
hinchada. Oh, tenía la intención de hacer algo con ella. Más cosas de
lo que ella podía imaginar.
Elyiana se movió contra él, aumentando su lujuria, dejándolo más
loco de lo que lo había acusado de ser. Ya había tenido suficiente.
Estaba hambriento por su sabor, su toque. Con un gruñido feroz él se
giró, apoyando sus dulces curvas contra el lavaplatos mientras le
abría sus muslos ampliamente.
Su excitado lloriqueo lo llevó mucho más allá de los límites. Se
rompió el short que le apretaba la polla mientras bajaba su cabeza,
apretando su espalda hasta que pudo alcanzar las curvas de su coño
empapados de crema.
No había tiempo para preliminares. Ninguna lamida tentadora o
toques suaves, él enterró su boca en los pliegues cremosos, su lengua
sumergiéndose vigorosamente dentro del centro cremoso mientras la
devoraba.
Él la escuchó gritando su nombre, sintió su coño convulsionando,
pero no tuvo clemencia. Su lengua la jodió duro y rápido, bebiendo su
cremosa miel y deleitándose con su gusto. Exótico, erótico, una
tentación que dejó su presión sanguínea elevada mientras ella llegaba
al clímax por su cuidado oral.
—Max, jódeme—clamó hasta que su dulce esencia fue capturada
por la lengua de él. — Ahora, Mac. Jódeme ahora.
¿Cómo podría negárselo? Su pasión se le fue dada dulcemente,
tan pura, tentadora. Él se levantó rápidamente, mirándola a través de
Traducción de: Pao
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La caída de
sus ojos estrechados mientras sostenía la cabeza de su erección en la
entrada caliente de su coño.
—Esto es mío. —Sus manos se estrecharon es sus caderas
exigentes. —¿Me estás entendiendo, Ellie? Mía. De nadie más.
Ella lo miró, sus ojos oscuros reluciendo con su propia hambre
mientras lo miraba fijamente.
—Tuya, Mac—le juró. — Mientras seas mío, yo soy tuya.
Era un intercambio justo.
—Tuyo—susurró, presionando hacia adelante, sus dientes
friccionándose, justo en el momento que lo introducía. —Siempre
amor, siempre tuyo.
Algo en su alma se quebró, se fragmentó. Él nunca se había dado
a sí mismo de ese modo a otra persona y lo sabía. Lo sabía pero no le
importó, no más. Había nacido para esta mujer, para este momento.
Se introdujo en ella duro y profundo, forzando su polla a pasar por
sus músculos resistentes mientras ella se arqueaba, ordeñándolo, sus
gemidos lo empujaban a tomarla más duro, más rápido, más profundo.
Llevó su dura longitud bien profundo en su canal liso, apretando
sus dientes al sentirla. Ella era como la seda. Caliente y líquida, más
apretada que un puño. Las sensaciones contradictorias lo estaban
matando.
—Tómame, nena—la urgió ásperamente, su coño apretado lo
sostenía forzándolo a trabajar su carne lentamente, pulgada por
pulgada. —Relájate, dulzura, déjame entrar.
Ella lo miró a los ojos, estrechando los suyos dándole una sonrisa
malvada que hizo que su polla se endureciera aún más, mientras él
creía que eso no era posible.
—Hazlo—susurró ella casi sin aliento, empujando hacia adelante,
sus músculos vaginales lo sostenían adentro mientras él luchaba para
no culminar.
—Muchacha, vas a lamentar eso—. Sus manos apretadas en sus
caderas mientras intentaba controlarse. — No quiero herirte.
Traducción de: Pao
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La caída de
Sus manos acariciaban su pecho antes de que curvara sus dedos,
permitiendo que sus uñas se enterraban en su piel con una punzada
de dolor.
—Tómame, Mac—susurró, sus cabellos extrañamente coloreados
cubriendo su rostro, sus ojos violetas profundos, temerarios y malos.
— Tómame como quieras…
¿Cómo él quiera? Dios sabía cómo quería eso. Sus manos
apretaban sus caderas, sosteniéndola firme mientras se retiraba
mirándola, poco dispuesto a pasar de los límites del placer/dolor. Él
se detuvo mirando como ella se lamía sus labios, su mirada sensual
tentándolo como si él pudiera resistirse.
Con un gemido quebrado él
se sumergió en su centro,
penetrándola hasta que cada pulgada gruesa de su polla estaba
enterrada en el horno caliente de su siempre apretado coño.
Ella gritó, su rostro estaba aún más sonrosado, su cuello
arqueándose mientras se entregaba. El control era ahora cosa del
pasado. No había ningún control, no había ninguna necesidad de eso.
Sosteniéndola bien cerca de él empezó a joderla con todo su primitivo
deseo que mantenía encerrado dentro de su mente. Su boca se
dirigió a su cuello, sus labios cubriendo un lugar pequeño y chupando.
Quería marcarla, joderla hasta que la locura lo llevara a ambos,
poseer su corazón tan seguramente como ella poseía el suyo.
Martilló dentro de ella, su respiración raspaba en su pecho
mientras se sostenía en él, mientras explotaba a su alrededor en un
ímpetu de calor y llamas que activaron su propio clímax, que lo tuvo
clamando contra su cuello húmedo mientras bombeaba cada gota de
su semen dentro de ella. Y aún no era suficiente. Él aún necesitaba
más…
La levantó, sus manos apretando los globos redondeados de su
apetitoso culo, llevándola rápidamente a la sala de estar. Hacia el
sofá. No había terminado con ella. El hambre dentro de él parecía
insaciable casi… casi… inhumana.
CAPÍTULO 11
Traducción de: Pao
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La caída de
Todo desapareció, pero sentía como su polla la mantenía abierta.
Mac martillaba dentro de ella, sus bolas golpeaban su clítoris
hinchado, su dedo pulgar firme y lentamente acariciaba la carne tersa
que separaba su vagina de su culo. Ella gritó cuando se sintió volar
rápidamente en dirección a otro orgasmo. Se sostuvo del respaldo del
sofá donde estaba y se lanzó contra él, moviéndose en su contra,
encontrando cada salvaje puñalada.
—Esto es bueno, Cristo, mujer, así. —Mac respiró profundamente,
golpeando ligeramente en su culo.
Ella se encontraba en un remolino de sensaciones, Elyiana
momentáneamente se olvidó de respirar y sus uñas se clavaron en el
tejido del sofá.
—Dios sí, Mac. ¡Otra vez! —exigió.
Retirando el pulgar, él introdujo un dedo largo, entonces,
lentamente golpeó su culo nuevamente. La mordida de dolor sólo
intensificó el placer. Su cuerpo temblaba cuando un orgasmo violento
la agitó hasta el centro de su ser. Gritó su nombre, hipando con cada
ondulación, cada onda que se quebraba sobre ella tomando su
respiración y su sanidad.
Sosteniendo sus caderas, él martillaba más y más duro. Un
orgasmo se mezcló con otro y todo lo que ella podía hacer era
sostenerse, sobrevivir al temporal. Su rugido de gozo la estremeció y
sus dedos se enterraron en su piel, llenándola con su semen caliente y
blanco. Aún pulsando, ella tembló mientras la apretaba con sus brazos
grande acercándola a su cuerpo.
Ella se enrolló en él, su respiración aún dispareja, su polla rígida
estaba alojada dentro de ella. ¿Cómo podía estar aún duro? Ellos
jodieron cuatro veces. ¡Cuatro!
—¿Mac?—murmuró apretándose contra él, dejando su mejilla
contra su pecho.
—¿Hmm?—Su
pensamientos.
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
respuesta
era
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distante,
inmerso
en
sus
Lora Leigh/Verónica Chadwick
B.O.B.
La caída de
—Quiero que sepas que no es que no admire tu audacia y tu
potencia magnífica. Pero, mi pobre coño necesita de tiempo para
recuperarse. — Dentro de ella su polla se introdujo más y ella se
estremeció con el placer/dolor que la llenó. — O… quizás no. — Ella
lloriqueó.
Con el ruido de su risa suave contra su rostro, aumentaba
mientras la apretaba sus brazos alrededor de ella. Las murallas
cayeron, solo por un momento cayeron lo suficiente para que él se
riera. Ella podía acostumbrarse a eso. A pesar que el sexo pudiera
matarla. ¿Cuánto placer podía tomar un cuerpo antes de agotarse?
Una sonrisa curvó sus labios y cerró los ojos. Quizás ellos lo
descubrirían. Ella siempre realizaba los estudios completos.
—No soy ningún sádico, amor. No te lo voy a hacer muy duro.—
Él le beso la cabeza y gimió cuando ella se movió de sus brazos. —
Pero un hombre tiene sus límites. Quizás deberíamos levantarnos
antes de que me olvide que también tienes límites.
—Estoy escuchando un desafío. Quizás deberíamos jugar para
ver quién renuncia primero. —Levantando la cabeza, le mordió su
musculoso cuello mientras introducía sus dedos en su cabello
maravilloso.
Él la tomó de los brazos.
—Creo que no sería un desafío inteligente de realizar, Piernas. —
El humor abandonó su voz y un temblor de aprensión onduló por ella.
—¡Oh! ¿Entonces crees que yo te dejo débil?—Ella le preguntó
burlándose de su acento en un intento de alejar el humor sombrío que
cayó en él.
Empujándola lejos de él, sostuvo su mirada.
—No. Ah, no estoy débil—le dijo firmemente. —No, para nada
Elyiana.
Por un largo tiempo ella estudió sus ojos intentando llegar a lo
más profundo, hasta que sus párpados bajaron y él capturó sus labios
en un beso rápido.
Traducción de: Pao
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La caída de
— Vístete, Piernas. Podemos seguir con las olimpíadas eróticas
después que te recuperes un poco.
—Gallina—jugueteó—estoy muy transpirada. Voy a bañarme
rápidamente.
—Estoy atrás tuyo, Piernas. — Él permaneció atrás de ella y le
golpeó suavemente el culo.
Sonriéndole seductoramente, ella inclinó su cabeza hacia atrás, se
giró y se fue. En ese instante Elyiana se dio cuenta de que él no
estaba transpirado. Esa mata de cabello espeso estaba tan seca y
suave como cuando empezaron la maratón de sexo. No era como si él
no se pusiera caliente. Ella sentía su piel caliente, muy caliente. Su
eyaculación también era distinta, no era solamente tibia sino casi
caliente y tan suave como la seda dentro de ella. Relajante. Quizás
sólo fuera su manera de ser, consideró. Quizás él no transpirara
mucho. Ella estuvo con diferentes hombres, pero no eran muchos.
Quizás su esperma fuera diferente.
Dentro de la ducha, el agua caía en sus cuerpos suavemente,
ellos se enjabonaron mutuamente con espuma perfumada. Mac tomó
la esponja de la mano de ella.
—Gírate—le ordenó.
Si no apreciara la idea de tenerlo lavando su espalda, hubiera
actuado con rebeldía. Pero contrariamente a lo esperado, suspiró
cuando él se tomó su tiempo acariciando, lavando la tensión junto con
el sudor. Con la ducha caliente y el suave masaje, el cuerpo de
Elyiana se sintió saciado y relajado. Apretando su cabello mojado con
una mano, acercó su cabeza hacia ella, y tomo la parte inferior de su
labio suavemente entre sus dientes, dejando su lengua deslizarse por
el labio de él. Importunándolo con lujuriosos y rápidos besos y
lamidas, ella soltó su cabello y con las puntas de los dedos acarició los
duros músculos de sus hombros y pecho.
Con un gemido, él la sostuvo por la cintura y la acercó más, su
cabeza se inclinó para darle mejor acceso a su boca, pero ella se
alejó.
—No. —Susurró. —Me corresponde a mí.
Traducción de: Pao
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La caída de
—Mmm, aye. —Él murmuró con los labios cerrados alrededor de
su pezón.
Disfrutando de su exploración, ella se tomó su tiempo, bajando por
su cuerpo. Llenándose de su gusto, conociéndolo con la lengua. Con
las manos en sus caderas ella se arrodilló delante de él.
Orgullosamente, su miembro estaba imposiblemente erecto,
sobresaliendo en su dirección con anticipación. Ella levantó sus ojos
lentamente para encontrar su mirada. Amaba la forma en que la
miraba mientras le lamía una gota de pre-semen que salía de la punta
de su miembro.
Párpados pesados, labios entreabiertos, su mano alisando su
cabello hacia atrás de su rostro. Su corazón golpeaba fuerte contra su
pecho cuando sus dedos se cerraron alrededor de la base de su eje
rígido. Nuevamente ella lamió una gota de la minúscula abertura.
Manteniendo su mirada sobre la de él, lamía la punta de la cabeza con
su lengua y sus labios pellizcaban a la vez la punta sedosa.
Lentamente su mano subió y bajó por su seta rígida.
Con una respiración entre dientes, sus dedos se enredaron en
sus cabellos cuando ella cubrió con sus labios la cabeza gruesa,
envolviéndola con la lengua. Con su mano libre envolvió sus bolas;
suavemente las puntas de sus dedos masajeaban el lugar sensible
atrás de ellas.
—Cristo, Ellie. —Él le dijo cuando lo llevó más profundo,
chupando, acariciándolo con golpes firmes con su lengua, con sus
dedos. Tan caliente grueso y fuerte. Ella lo tomó, tragándolo cuando él
empezó a empujar. Cerrando sus ojos, lo acarició con la lengua, su
cabeza subía y bajaba más rápido cuando él comenzó a joder
seriamente su boca.
—Dios, sí, chupa más duro. —Sus bolas se apretaban mientras se
arqueaba hacia arriba. Ávida por obedecerle chupó con impaciencia.
No se sorprendería si ella se corriera con él, su vagina palpitaba
violentamente con exigencia, inundando su coño con sus jugos. La
cabeza gruesa y el largo de la base de su polla palpitaba contra su
lengua y ella gimió, vibrando alrededor de él. Perdida en su gusto, en
el placer que ella le daba, y él le daba a ella.
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—Ellie. —Él le advirtió con su voz ronca de deseo.
No, ella no quería que se alejara en ese momento, quería probar
su semen. Agarrándose a él, lo llevó al borde del clímax. Con un
rugido, inclinando su cabeza hacia atrás, explotó. Chorros calientes
de semen bombardearon su boca. Manteniéndose allí, ella tomó todo
lo que tenía para dar, lamiendo hasta la última gota antes que él la
levantara.
Curiosamente su semen no era amargo, tampoco salado como lo
fue con su última experiencia en las pocas ocasiones que lo hizo
antes. Por lo contrario era dulce y suave. Pero Mac no era como
cualquier otro hombre. Encogiéndose de hombros, dejó que la sentara
arriba de sus muslos para besarla. Su cuerpo se silenció cuando su
lengua entró al interior de su boca.
Alejándose, ella levantó su mirada, encontrándose con sus ojos. A
pesar de que sus ojos la miraban era obvio que su mente se
encontraba en otro lugar.
—¿Mac? ¿Pasa algo malo?
—No.—Su mala cara se deshizo con aquella falta de expresión
que él usaba la mayor parte del tiempo. —No, Piernas, está todo bien.
—¿Estás seguro?—Ella le preguntó estrechando sus ojos. Todo
ocurrió tan rápido que no debería esperar que él le contara algo.
Odiaba la manera como él se cerraba. Dejándola afuera en un
momento sin ninguna advertencia.
—Absolutamente—dijo.—Salgamos de este cubículo antes que
nos transformemos en pasas secas.
Las cosas habían progresado rápidamente, sin embargo. A
tiempo, se dijo, sacudiéndose su desagrado. Lo que sería perfecto,
ella pensó saliendo de la ducha, sería acostarse debajo de edredón
suave y dormir una siesta. Pero tenía muchas cosas que hacer si
quería ayudar a Mac a obtener algunas respuestas. Obviamente esto
estaba pesando mucho en su mente. Ella podía imaginarse cómo
debía sentirse de desconcertado.
Viéndolo secarse, sacudió la cabeza. Él parecía con mucha más
energía que antes. Era un milagro, un hombre que no se cansaba y
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tampoco dormía después del sexo. Si no fuera por la pequeña falla
que tenía, de ser tan dictatorial, ese hombre sería perfecto.
—Voy hacer café. Estoy cerca de desesperarme. —Él lo dijo
respirando profundamente.
De pie en el medio del dormitorio, completamente desnudo, sus
manos en las caderas, su polla magnifica aún erecta, Mac la miró, con
irritación clara en su expresión. Curiosamente, eso iluminó su humor.
La irritación era una emoción. Cualquier emoción era mejor que no
tenerla.
—Entra en internet y revisa, mientras hago café. Buscaré algo
para comer.
Mirando como él estaba enojado mientras intentaba decidir qué
hacer con su falta de ropa, Elyiana se mordió el labio para impedir su
sonrisa.
—Puedes vestir mi camisola. Te quedará un poco apretado,
pero…
Levantando una mano para detenerla, él le hizo una mala cara.
—Ni pienso hacerlo.
—Entonces quédate desnudo. —Ella se encogió de hombros,
poniéndose un vestido por arriba de su cabeza deslizando el material
suave por su cuerpo. —No estoy esperando a nadie. —Ella dejo que
su mirada viajara por todo su cuerpo de manera apreciativa y
lentamente levantó una ceja. —Ciertamente no me importaría.
Él estrechó sus ojos.
—Sería mejor que tuviéramos una barrera entre los dos, Piernas.
Por lo menos durante un tiempo.
Él se giró para buscar un short desechado por Scott que ella se
había apropiado. Suspirando profundamente y movió su cabeza
mientras miraba mientras él se dirigía a la cocina. Debía ser ilegal
tener un culo tan perfectamente esculpido.
—Es mejor que te pongas unas bragas también, amor, no esas
pequeñitas— él le gritó de la cocina.
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Con una sonrisa burlesca, ella se puso unas bragas de algodón
limpias. Esas que fueron diseñadas solamente para la comodidad.
Quizás enfriará la libido durante un tiempo. Sin embargo no hizo una
maldita cosa para ayudarla. Caminar hasta su escritorio en la sala de
estar era un castigo. La carne de sus muslos estaba aún hinchada,
dolorida y cualquier mínima fricción era estimulante. Suspirando
nuevamente, se sentó en la mullida silla del escritorio, dobló una
pierna debajo de ella y empezó.
Encontrar el sitio que buscaba no fue tan difícil y ya estaba
comenzando a obtener información.
—Mac. ¿Tienes alguna marca en tu cuerpo, piercing o tatuajes?
Tengo casi la maldita seguridad que no me vi ninguna, pero…
—No, detente. —Él se dirigió rápidamente hacia ella de la cocina.
—Eso será rastreable, Ellie.
—Mierda.—Frunció el ceño hacia la pantalla del computador. —
Estás en lo correcto.
—Vamos a buscar en los archivos de personas desaparecidas—
dijo, volviendo hacia lo que estaba haciendo.
—Eso se va a demorar una eternidad, Mac. Va a complicar más
las cosas.
—Oh, aye. Pero no tenemos elección. —La resignada voz de Mac
estaba tranquila, pero firme.
Ella aceptó el tazón que le ofrecía cuando el comunicador sonó,
anunciando una llamada. Mirando atentamente hacia atrás de su
escritorio, él le señalizó con la cabeza y ella asintió con un “bien”
mientras tecleaba para recibir la transmisión. El rostro sonriente de
Scott apareció en la pantalla.
—Buenos días, belleza. Pensé en ver cómo estabas, cómo va
todo.
Scott siempre la hacía sonreír.
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—Hola, bebé. Estoy muy contenta porque me llamaste. Estoy
detenida aquí con esta nueva historia y necesito que me hagas un
favor.
—Lo que quieras, amor, tú lo sabes, —él le guiño un ojo y ella no
pudo dejar de sonreír.
Su sonrisa disminuyó cuando miró de reojo a Mac. Sus ojos
relucían con rabia, sus labios estaban apretados y ese músculo
sensual de su mandíbula estaba pulsando. Mierda, definitivamente la
enloquecía cuando se ponía loco. Acomodándose en la silla, ella
carraspeó.
—Tengo un amigo que se está quedando conmigo y necesita de
algunas cosas, ropas, zapatos…
—¿Un amigo? ¿Lo conozco? —Scott preguntó mientras la mala
cara de Mac aumentaba.
—No, pero es un gran tipo. ¡No te preocupes! —Su sonrisa
carecía de humor y estaba dispuesta a apostar que se veía un poco
forzada. Toda esa testosterona le estaba dando dolor de cabeza. ¿Por
qué de repente estaba rodeada de tipos protectores que querían
tratarla como una flor frágil? ¡Sheesh!—Así que compórtate bien y
consígueme ropa. Ah y unas frutas frescas, leche, arroz… —Mac le
llamó la atención y le murmuró la palabra “carne”. Ella lo miró con una
mala cara, pero él estrechó sus ojos y movió su cabeza. Dirigiéndose
hacia la pantalla ella agregó. —… y mucha carne roja.
—¿Carne roja? Nunca fuiste una gran comedora de carne.
¿Todavía tienes ese pescado fresco que compramos el mes pasado?
—Si, Scott, pero me gustaría unos bifes bien asados y quizás un
poco de pollo… o dos — ella agregó nuevamente.
Scott estrechó sus ojos mirándola
—¿Estás segura que te encuentras bien, amor? — Entonces sus
ojos se entrecerraron como si se le ocurriera algo horrible y Elyiana se
preparó.—¿Estás embarazada?
—Ah, ¡Eres un imbécil! Sabes que fui inoculada. —Ella le dijo con
una sonrisa arrastrada en la comisuras de su boca. No sabía si fue por
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la expresión de Scott o por el gruñido que provenía de la dirección de
Mac cuando él empezó a andar por todos lados, pero percibió que lo
mejor era terminar la llamada. Rápidamente ella le dio a Scott las
tallas de las ropas para Mac, se despidió y se desconectó. Con la
mirada más inocente que podía tener, Elyiana se acomodó
nuevamente en la silla y lo miró por arriba de su tazón mientras se
tomaba su café.
—Cuando termines de pasearte como un león enjaulado, tenemos
trabajo que hacer.
Mac parecía en conflicto con sus emociones. Como si no supiera
qué hacer con ellas, donde ellas encajaban. Él se detuvo y miró hacia
abajo con tal ferocidad que esperó que él le mostrara los dientes y
rugiera. Levantando una ceja, ella esperó que dijera alguna cosa.
Fascinada, ella observó su lucha. Él abrió su boca y luego la cerró
nuevamente.
—Bien, vamos a hacerlo—murmuró finalmente.
Una sonrisa lenta se extendió por su rostro.
—Que gran idea. Debería haber pensado en eso.
CAPÍTULO 12
—¿Dónde infiernos estás, Mac? — Amareth permaneció en el
centro del escritorio de su hermano, girando en círculos lentamente,
con las manos apoyadas en sus caderas mientras miraba fijamente
alrededor del espacio ultra limpio que él mantenía.
No había nada fuera de lugar. La sala, a pesar de ser el lugar
donde él literalmente vivía, parecía tan estéril y bien mantenida como
cualquier laboratorio. Las pocas pertenencias personales que
agregara, estaban sobre el escritorio. Algunas imágenes enmarcadas
de ella y de Jaime. Y una de sus padres.
Caminó hacia el escritorio de madera antigua, mirando una foto
holográfica de sus padres. James MacDougal y su esposa Claire,
fueron una fuerza a ser consideradas durante las etapas finales de la
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Reconstrucción Global Económica y Social que ocurrió después de las
guerras. La coalición llevaba más de un siglo en funcionamiento, pero
sus padres, junto con muchas otras familias influyentes, asociaron sus
fortunas y conocimiento para completar el proceso.
Al hacer esto, ellos hicieron enemigos. Terribles enemigos, malos.
Los enemigos que eventualmente los asesinaron y que casi hicieron
lo mismo con sus hijos. Mac presenció el brutal asesinato, vivió con un
sentimiento de desamparo en su intento de salvar la vida de sus
padres, y se horrorizó al descubrir
que fue alguna persona
perteneciente a las mismas familias quien revelara la localidad en que
se ubicaban las familias MacDougal y McLeod.
Fue un amigo de confianza que lo traicionó.
Lawrence MacGillan fue un amigo de la infancia de ambos. Por
años fue un empleado de confianza, teniendo en su poder códigos de
seguridad de MacDougal e informaciones confidenciales de la
empresa. Saber que él los traicionó era una píldora amarga de tragar.
El intento de matarla cuando ella mostró la evidencia en una reunión
previa en su oficina fue espantoso.
Suspirando cansadamente, se sentó en la cómoda silla de cuero
sintético de su hermano y se miró las manos. No tenía sangre en ellas,
pero deberían estar manchadas hasta sus huesos. Ella había matado,
no solamente a Lawrence, quien los traicionara dando la ubicación a
los enemigos de Mac, sino que mató a otros también.
Amareth presenció el terrible asesinato de sus padres junto con su
hermano. Ella vio la determinación, el esfuerzo sobre-humano que él
hizo por salvarla y a su hermano menor.
Esa noche juró que ella jamás traicionaría a Mac, nunca lo
desilusionaría. Ella sería su mano derecha, y se aseguraría de hacer
siempre lo mejor, lo más efectivo, más rápido que cualquier otra
persona para recompensarlo por la pérdida. Mostrándole dedicación
en cambio por salvarle la vida. Y protegerlo. Porque no importa el
escudo protector que puso entre él y el mundo, fue ella, Amareth, la
que lo sostuvo después de un escape frenético, su cuerpo furioso con
fiebre por sus heridas, y juró lealtad hacia él.
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—Jamás me traicionarás, Am. —Él le exigió desoladamente
cuando su cuerpo se estremeció con escalofríos. —Júramelo, Am.
Júrame que jamás me traicionarás.
Ella jamás lo hizo. Nunca. Hasta ahora. Era su culpa que ahora él
estuviera impotente, en peligro. ¿Dónde diablos podría estar?
Una vez más tecleó su código personal en su diario. No encontró
nada ahí y tampoco las otras cien veces que lo había revisado, pero
siguió intentándolo. No tenían nada más que pudiera darle respuestas.
Mientras la imagen holográfica de la pantalla del computador
pestañeaba en el momento que lo abrió, frunció el ceño ante la
bandera roja que titilaba con la fecha de ese día. Eso no estaba antes
ahí. Un recordatorio de algo que ella no vio antes. Tecleó el código
apropiado en el lugar correspondiente y surgió en el sector de trabajo
y observó con curiosidad.
La caída del Lord… Fecha de publicación 12 de julio de 2375.
Argumento, Douglas MacRoberts descubre que existe mucho más en
su tímida secretaria de lo que se ve a simple vista.
Como espía del gobierno, Celine está trabajando como secretaria
del Lord escocés para investigar las denuncias de que Douglas
traicionó a su planeta y a su gente. ¿Douglas es su enemigo o el
amante que le juró devoción? Si no es él quien de repente está
amenazando su vida, entonces quien más podrá ser?
Personal: Recordar viajar a Australia y mostrarle a la Señorita
Richards exactamente como un Lord escoses aplica la venganza. Que
la maldita pequeña arrogante osara cruzar finalmente la línea
utilizando mis características físicas y personales fue demasiado. Ella
necesita que la follen decentemente para mostrarle a que el sexo es
más que dulces y rosas, y que los hombres son una maldita visión
más peligrosa que los perfectos idiotas enamorados de mierda que
ella utiliza como héroes. Me cansé de sus provocaciones,
deliberadamente ubicadas en sus empalagosos romances después de
mi primera objeción a la mierda que su editora elige ubicar en las
manos de nuestras muchachas. La mujer no sabe lo que es el decoro,
tampoco de los cuentos de hadas que ella está convenciendo a las
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muchachas que son verdades. Pero ahora lo va a descubrir. Porque
este lord escoses ya tuvo el aguante suficiente…
Amareth casi se ríe. Mac estuvo enfurecido por más de un año
por culpa de Elyiana Richards, la estrella en ascensión en el género de
ficción que luego se llamó romance erótico. La propia Amareth
devoraba sus libros, deseando un mundo como la escritora lo
describía, alejándose de la realidad de su existencia donde ella podía
soñar y las aventuras que la escritora creaba llenaban su alma.
Mac se sintió ultrajado al saber que su hermana leía lo que él
llamaba “basura destructiva”. Él juró que en la primera oportunidad
que tuviera iría a Australia para…
Ella se acomodó en la silla y sus ojos se entrecerraron. Oh Dios,
había estado delante suyo todo este tiempo y ella no lo vio. En una de
las últimas conversaciones con Mac, él estaba reclamando furioso que
si fuera un hombre mejor cerraría la maldita editora. Después de todo
tenía mucho interés en controlar la compañía. Estaba lleno de rabia,
jurando que Elyiana Richards lo estaba usando como base para sus
héroes.
Amareth se sonrió y negó, pero para ser honesta, ella misma
empezó a sospechar de esto en el último año. Era bien conocido por
algunas personas que Mac pudo encender el temperamento de la
escritora con su primer e-mail preventivo a la editora. Entonces
Richards le escribió personalmente, informándole que él era un
criminal dictador determinado a definir la moral mundial y ella estaba
determinada que no llevara a retroceder a las mujeres a la prehistoria.
Ella entonces pretendió instruirlo en el arte de la sexualidad,
sensualidad y sexo en general, fríamente afirmando que sólo un
hombre limitado al placer de su mano podía creer que una mujer no
necesitaba o querría romances, preliminares y la libertad para el tan
deseado clímax.
Amareth no podía recordar de nada o de nadie que pudiera haber
provocado a su hermano tales niveles de rabia frustrada.
—En el minuto que tenga tiempo, Amareth, le mostraré a ella lo
que sé hacer con mis manos. —Él lo dijo entre dientes.—Directamente
contra las nalgas de su redondo culo.
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Ella saltó de su silla, rápidamente tecleando el código para cerrar
el computador antes de llamar a la línea directa de Tael.
—¿Qué? —Él inmediatamente respondió.
—Consíguete un hidroavión y un equipo listo. Ya sé donde está.
Hubo solamente un minuto de silencio.
—Estaremos esperando en la plataforma.
Amareth salió corriendo de la oficina, dirigiéndose hacia el tejado
de la casa donde el hidroavión MacDougal especialmente diseñado la
estaba esperando. Con lo más reciente en armas, GPS y tecnología
que agradó a Mac. Si por lo menos este proyecto lo hubiera llevado a
los laboratorios y no a un lugar remoto que él tan ávidamente quería
experimentar.
—¿Dónde está? —Tael estaba esperando en el hidroavión con
seis de sus hombres de confianza, incluso Jaime.
Amareth rápidamente colocó las coordenadas en el sistema de
navegación adelante para mirarlo con expresión triunfante.
—Fue a mostrarle a cierta escritora como MacDougal trata a las
hembras impertinentes que lo dejan caliente. Es un androide sexual.
Programado para funcionar solamente de una manera. Sin la
desfragmentación no tiene ninguna esperanza de saber que está
haciendo, o de procesar las informaciones en su cerebro mecánico.
Todo lo que es procesado tiene relación con el sexo. Elyiana Richards
es su mayor sueño mojado. Él está allá arreglando eso.
La miró con incredulidad mientras decolaban.
—¿Él está ahora afuera jodiendo? —estalló. —En vez de cuidar
su culo, él está…
—Probablemente jodiendo con ella—dijo secamente.—Todas las
señales estaban ahí, pero conociendo a Mac, jamás habría ido allá.
Pero este es un lado diferente de Mac. Es apenas su lado sexual que
está procesando correctamente porque fue para esto es que el
androide fue creado. Lo demás está revuelto, y a esa información, él
no tiene acceso.
Traducción de: Pao
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La caída de
Tael puso una expresión de rabia, golpeando los comandos y
luego ubicó el hidroavión a control manual. Inmediatamente la
velocidad de propulsión respondió con todo el límite de velocidad
aéreo.
—Él estaba furioso con la Señorita Richards—estalló. —Es más
probable que le quebrara el cuello que jodiera su culo.
Amareth exhaló el aire con eso.
—Tael conoces a Mac tanto como yo, pero recuerda como era de
salvaje antes que nuestros padres murieran. No puedes reprimir esa
sexualidad para siempre sin que salga cuando menos se espera. Las
defensas de Mac están abajo en este momento, las informaciones
están codificadas en su cerebro. La pre-programación del androide
sexual estará como el plan original sin la desfragmentación. Su
programación es sobre el sexo. Él no la matará a menos que la esté
jodiendo hasta la muerte.
Ella lo miró de reojo al mismo tiempo que él también lo hacía, la
intensa llamarada de excitación en su mirada la escondió rápidamente.
Él nunca mencionaría esa hambre, nunca la tocó, pero estaba siempre
ahí entre ellos.
—Nos matará a ambos por esto—finalmente murmuró. —Cuando
esté completamente cuerdo, nos hará pedazos a los dos.
Muy pocas cosas le importan a Mac tanto como tener siempre el
control, especialmente poder controlarse a sí mismo.
Amareth suspiró resignada.
—Si. Lo hará. Si pudiéramos arrastrarlo lejos de su pequeña
escritora el tiempo suficiente.
CAPÍTULO 13
Las imágenes en la pantalla del computador estaban empezando
parecer todas iguales, sin mencionar que las palabras estaban
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La caída de
empezando a desaparecer. Elyiana cerró sus ojos estiró su cuello
antes de levantarse y estirar las demás partes de su cuerpo.
—Lo siento mucho Mac, necesito descansar un poco. —Ella
bostezó antes de separarse del escritorio.
Moviendo su cabeza, él se sentó en la silla sin sacar los ojos de la
pantalla.
—Ve a descansar Piernas. Buscaré un poco más.
—¿Quieres otro tazón de café? —Ella le preguntó mirando por
sobre su hombro.
—No, gracias, amor. —Ceño fruncido, labios apretados, Mac se
concentró atentamente en todas las páginas de personas
desaparecidas. Rápidamente revisaba la pantalla y luego salía.
Increíblemente rápido.
—Ok entonces, voy hacia afuera a revisar mi jardín. Volveré
luego. —Ella le dijo mirándolo cautelosamente.
Movió la cabeza sin mirar hacia arriba, sus dedos estaban
ocupados tecleando, sus ojos enfocados. Eso que ocurría parecía lo
correcto, todo encajaba. Mirándolo, se dio cuenta que sería realmente
duro cuando él se fuera.
—Mac.
—Aye —respondió. Ella esperó hasta que levantara su cabeza y
la mirara.
—Toda mujer desea entregarse en cuerpo y alma al hombre que
elige para amar. Un hombre increíblemente fuerte y responsable
puede percibir el tesoro que tiene en sus manos. No existen muchos
que lo hagan. —Sin esperar respuesta por parte de él, ella salió al
patio.
El amor no era lo mismo que debilidad, pero ella estaba
empezando a creer que para Mac lo era. ¿No podía ver que no era su
fuerza lo que la hacía sentirse segura con él? A pesar de que era
extraordinario, era más que sexo lo que ella vio en sus ojos cuando
bajó la guardia. La manera como la abrazó cuando estaban en el sofá.
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La caída de
Sus defensas bajaron en ese momento y él se permitió sentir. Lo que
ella vio cuando lo miró a los ojos era mucho más atrayente, más
sensual que el cuerpo divino con un rostro magnifico y una erección
sin fin. Ella quería saber más sobre la inteligencia, fuerza y valentía
que vio en su mirada. Y había dolor. Aguda y profunda que hervía en
el centro de su alma. Ella quería tocarlo ahí, conocerlo, aliviarlo
aunque no pudiera curarlo.
Una brisa suave y perfumada levantó sus cabellos y alzó su rostro
hacia ella. Adoraba el aire libre. La tierra cruda y salvaje, que parecía
unida a ella en un nivel casi primitivo. Adoraba el aire libre y ser una
parte de él y todo lo que le pertenecía le daba una sensación de paz.
Mirando a sus plantas bien cuidadas, dio un suspiro con
agradecimiento. Realmente parecían adorables y bonitas. No se
demorarían mucho para que se reprodujeran. Se agachó y sacó unas
pocas hierbas dañinas.
Sin ningún aviso sus pulmones se quedaron sin aire en un whoosh
cuando fue lanzada al suelo como si la arrasara una pared de ladrillos,
si es que existía tal cosa.
—¡Sal de encima!—respiró con dificultad hasta que finalmente
logró respirar normalmente. Una fracción de segundos después una
pequeña pelota de fuego explotó al lado de ella, exactamente en el
lugar donde había estado estaba. Podría haber muerto.
El pánico por la explosión la dejó aterrada, se debatía entre el
peso abrumador, luchando por su libertad sólo para escuchar un
gruñido de Mac en su oído.
—Mierda, Elyiana, quédate quieta.
Sus ojos se estrecharon cuando ella lo miró su rostro. Su
expresión era salvaje, asesina. Alguien estaba a punto de morir. Le dio
poco tiempo para pensar sobre eso y lo que ella debería hacer
después. Como un rayo, la arrastró hacia el pequeño arbusto y la
escondió entre el follaje. Dolorosamente la agarró de los hombros y la
sacudió para llamarle la atención.
—¡Debes quedarte aquí!
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Ella sacudió su cabeza. No había ninguna manera de que se
quedara ahí cuando él estaría afuera intentando matarse.
—¡No! Voy contigo.
Entre dientes él le ordenó.
—Casi te mataron. Eres una muchacha testaruda. —La sacudió
nuevamente con más mesura y pudo ver su desesperación.—Quédate
aquí. No me desobedecerás. ¿Me entendiste, Elyiana? —Hipnotizada
por el torbellino de emociones que vio en esos ojos verdes profundos,
sólo movió la cabeza.
Él la besó duro y rápido y luego se fue. Dolorida por la caída y el
miedo, se agachó e intentó mirar por arriba del arbusto sin ser vista.
No podía perderlo, no así. ¿Quién querría que ella muriera?
¿MacDougal? Él era su único adversario y en más de una ocasión
recibió comunicaciones furiosas de él. Pero matarla, no podía creer
que haría algo tan grosero. No sería algo propio de él sólo para verla
muerta. No, quizás cerraría su propia empresa para poder detenerla.
Cortaría su propia nariz por ofender a alguien. Pero MacDougal no
mataría a alguien a no ser que fuera absolutamente necesario.
Quizás era algo que estuviera relacionado con el pasado de Mac.
De dónde venía o de lo que había escapado. ¿Dios, quién infiernos
era él? Quien quiera que él fuera, ahora era suyo y no podía quedarse
allí y dejar que fuera herido.
****
Mac se movió silenciosamente por la vegetación espesa que
rodeaba la casa de Elyiana, con la intención de ubicarse detrás del
asaltante y pillarlo desprevenido. Él podía sentir una tranquilidad
mortal por su mente y cuerpo. No había adrenalina circulando, ninguna
taquicardia; Sólo su mente que parecía que trabajaba más rápido.
Recorrió el área en un segundo hasta que percibió un movimiento en
la vegetación cuando el asesino se movió para conseguir un mejor
disparo.
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Sus sentidos cambiaron, su visión mejoró notablemente, su mente
trabajaba más rápido y en segundos fue capaz de localizar la forma
oscura. No había ningún vacilación en sus movimientos; ninguna
demora en sus respuestas. Era extraño. Él siempre trabajó
eficazmente en situaciones de alta peligrosidad, pero esto era distinto.
Había frialdad en su mente y su cuerpo, como si la lógica y la fría y
dura determinación transformaran su cuerpo en más fuerte, más
rápido, capaz de procesar las informaciones también más rápido.
Se habría cuestionado más si hubiera tenido la oportunidad.
Estaba apenas a una corta distancia de su presa ahora, sus ojos
estrechados mientras recorría silenciosamente la vegetación.
Se movió lentamente, atento al menor sonido, un movimiento
equivocado podía significar la vida de Elyiana. Sabía que arriesgar su
propia vida no era algo poco común, pero no arriesgaría la vida de
ella. Por ningún motivo.
Mac planificó el camino que iba a recorrer, con una sonrisa tensa
en sus labios mientras observó al atacante tensarse, el instinto
seguramente le decía que no estaba solo. Que él se había
transformado en presa en vez de atacante.
Cuando el atacante se movió para girar, Mac ya estaba sobre él.
Con una velocidad espectacular, corrió hacia el asesino, golpeando el
rifle con láser de sus manos, levantándolo del suelo y golpeándolo en
la cabeza.
—Creo que no. —Dijo firmemente, mirando fijo sus ojos oscuros
tras la máscara que escondía sus facciones. —Te pillé, bastardo.
El hombre murmuró entre dientes, endureciéndose con el
conocimiento que no había posibilidad de fuga.
—¿Quién te envió?
—Jódete MacDougal —murmuró en voz baja. —Si no te puedo
matar otra persona lo hará. Eres hombre muerto.
Un gran golpe fue para él. MacDougal. El MacDougal. Él era El
MacDougal. Las informaciones llegaron a su cabeza como si por fin un
rompe cabeza se armara y encajara.
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Un estremecimiento con el presentimiento serpenteó por su
mente.
—¿Quién te envió?
—¡Jódete!
La punta de acero fue la única advertencia que Mac tuvo. El
cuchillo salió de la manga del asesino rumbo a la garganta de Mac.
En ese instante Mac dejó su furia libre. Con un simple apretón de sus
brazos y un rápido tirón, el cuello del bastardo se rompió y él cayó en
silencio en los brazos de Mac.
Eso era todo lo que se necesitaba para matar a un hombre.
—Oh mi Dios… —La voz de Elyiana lo hizo girar rápidamente,
soltando el cuerpo negligentemente mientras sus ojos miraban a su
alrededor para tener la seguridad que ella estaba bien.
Ella estaba de pie delante de él, su mirada violeta en estado de
shock, afligida, miraba con asombro.
Sus mejillas estaban tan pálidas que sus ojos parecían violetas
aplastadas sobre pergamino. Ella lo miraba fijamente dividida entre el
shock y el horror.
—Te dije que te quedaras allá—él estalló. —¿Nunca sigues
ordenes, muchacha?
Él no hubiera deseado que ella viera eso. Lo habría evitado a
cualquier precio. Mac sabía que había una parte de él que no tenía
piedad por nada, algo quebrado, algo que fue destruido adentro de él.
No tuvo ningún remordimiento por matar al bastardo. El asesino habría
matado a Elyiana con placer, quizás hasta la hubiera torturado. Eso
era lo que ellos hacían. Ellos torturaban a las mujeres delante de los
hombres que juraron protegerlas. Quebraban los huesos de los
miembros, dejaban heridas fulminantes, violaban sin considerar el
horror que dejaban en las mentes de aquellos que eran forzados a
verlo.
—Mac… —Ella sacudió su cabeza lentamente, su mirada viajó
por su brazo, tan llena de angustia que llenó su alma de dolor.
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La caída de
Su mirada cortante bajó hacia su brazo cuando él inclinó su
hombro hacia adelante. Parpadeó, consciente que no podía estar
viendo lo que creía ver, consciente de que de alguna forma, esto no
era más que una pesadilla terrible, alguna realidad distorsionada que
podría ser fácilmente corregida. Pero él sabía. En ese segundo, en un
momento horrible de clara ofuscación, todo volvió a su mente, recordó
todo.
—La voy a matar.
CAPÍTULO 14
Luchando para soltarse del agarre de Mac, Elyiana corrió para
mantenerse al paso mientras la arrastraba a su lado.
—Espera Mac. —ella gritó. El shock se estaba desvaneciendo,
dando lugar a la comprensión.
—Tenemos que salir. Ahora. —La declaración fue hecha en un
tono frío. Era severo y distante, no dejando espacio para discusión o
negociación.
Dentro de la casa, cerró la puerta y echó llave. Su mente estaba
claramente enfocada en la tarea que tenía, su expresión parecía de
piedra y su maxilar apretado con firmeza. Elyiana luchó para darle
sentido a la cibernética que vio en la piel de Mac. Increíbles avances
fueron realizados en el campo de la cibernética electrónica y
tecnología androide. Debía haber una explicación razonable para eso.
—¿Sufriste un accidente? Quizás tu brazo fue sustituído. —
Extendiendo su mano, la voz ronca de miedo, caminando en su
dirección.
El calor la calentó con su suave toque. Ella dejó su mano
deslizarse desde la herida hasta su hombro. En ese momento él
también estaba tibio, pero no caliente. Después de luchar con el
asesino afuera en el jardín y con ese calor, debería estar sudado o por
lo menos más caliente. Pero no lo estaba. Jamás lo vio transpirado,
nunca.
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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La caída de
—Demasiado a la altura del hombro como para ser solamente el
brazo, Elyiana. Vístete, ponte algo apropiado. Debemos partir de
inmediato.
—No, Mac. Vamos a esperar a Scott. Él puede ayudarnos—ella lo
dijo cautelosamente. Con una mueca casi imperceptible se alejó de
ella. —Debe haber alguna explicación razonable para esto—expresó
lo que su mente estaba gritando.
Desorientada con su alejamiento, ella se acercó a propósito más
cerca. Él de repente estaba distante, frío. Tenía un nudo en la
garganta de miedo, su corazón apretado en el pecho. Mirando hacia
arriba, su mirada se encontró con la de él y ella se olvidó de respirar.
En sus ojos podía ver las preguntas que ambos querían hacer, pero
temían enfrentar. Millares de emociones pasaron dentro de ellos como
una laguna esmeralda nebulosa. Y ella vio a Mac.
Presionando la mano en su pecho sintió el ritmo lento y constante
de su corazón conforme bombeaba sangre por su cuerpo. No, ella
respiró profundamente, debería ser más rápido, por lo menos un poco
más rápido. La rabia que ardía en sus ojos debía hacer su sangre
circular con más rapidez por sus venas. Su corazón debería estar
golpeando contra su pecho. Recordando las sesiones de sexo
caliente, la energía intensa que él demostraba, ella no pudo recordar
que en ninguna ocasión su corazón se acelerara.
Sosteniéndola por los hombros él la apretó contra su cuerpo.
—Harás lo que digo ahora, Elyiana. No esperaré por el cachorro
para arriesgar nuestras cabezas. ¿Me entendiste? —Él le dijo
suavemente, su rostro desprovisto de expresión con excepción de sus
ojos.
—Mac. —Sin alejar su mirada, intentó razonar con él. —Nosotros
podemos seguir escaneando los archivos de personas desaparecidas.
Él se acercó más a ella, su mandíbula apretada.
—Los archivos no importan ahora.
Parpadeando, Elyiana dio un paso hacia atrás.
Traducción de: Pao
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La caída de
—Escúchame. —Ella suspiró con frustración—podemos averiguar
en las noticias. —En los laboratorios casi habían perfeccionado los
nuevos androides del sexo, pero ella creía que no habían podido
hacerlos funcionar… por así decirlo. Supuestamente estaban haciendo
experimentos.
Mac miró hacia abajo, su ceja levemente erguida.
—¿Estás asustada, Piernas? —preguntó roncamente.
Elyiana lo miró a los ojos, la emoción guerreaba en ellos. Sí, ella
tenía miedo. Miedo de lo que era, de lo que él no era. Pero no era una
cobarde.
—No. No te tengo miedo—contestó. —Pero tenemos que
descubrir quién eres. Descubrir si tu… si eres…
Inclinando la cabeza de lado él la observó con una sonrisa fría.
—¿Si soy que, Piernas? ¿Si soy humano? ¿Si soy real?
Avanzando hacia ella, los ojos de Mac nunca dejaron los suyos.
Elyiana no pudo evitarlo, pero retrocedió instintivamente a pesar de
saber que él jamás la heriría. La ferocidad en sus ojos era suficiente
para hacerla temblar de cualquier manera. En su corazón, sabía que él
era real, muy real, pero las inconsistencias tenían que solucionarse.
Tenían que encontrar las respuestas. Todo ese tiempo ella supo que
había algo extraño. ¿Por qué no usaba su cabeza por lo menos una
vez antes de seguir adelante con lo que sentía con su corazón, su
alma y espíritu?
Frenéticamente ella intentó pensar, razonar las cosas, pero
mientras su espalda encontró la fría solidez de la pared, la boca de
Mac cubrió la suya, salvajemente exigente, tomando. Su cuerpo
presionaba firmemente el suyo contra la àred. Ahuecando su rostro,
sus manos la sostenían mientras su lengua buscaba la suya,
estableciendo su reclamo. Finalmente, él levantó su cabeza y ella
intentó respirar, recuperar su sanidad mientras el deseo surgió adentro
de ella. Inmediatamente su cuerpo respondió, hinchándose,
apretándose. La humedad se reunió e inundó su vagina.
Mac miró hacia abajo estrechando sus ojos en los de ella.
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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La caída de
—¿Esto no te parece real, Piernas? —Sin previo aviso sus manos
se deslizaron por encima de sus senos, ahuecándolos, apretando sus
pezones tensos. —¿Y esto? —Él le preguntó con un gruñido mientras
desgarraba el escote delicado de su vestido dejándola desnuda,
excepto por sus bragas.
Con un gemido de hombre torturado, la levantó, envolviendo sus
piernas alrededor de sus caderas. Fijando sus piernas
separadamente, sus labios aplastaron los suyos, persuadiéndola a
mantenerlos abiertos. Abismada por el fuego de la pasión, Elyiana
cerró los puños en su cabello, devorándolo, tomando tanto cuanto
daba. Su corazón golpeteaba tan fuerte que tenía la seguridad que se
partiría por la simple fuerza empleada. Antes que tuviera tiempo para
pensar, Mac rasgó sus bragas empujando la cabeza larga de su polla
dentro del convulsionante coño.
Bajando su cabeza, Mac mordió su garganta, lamiendo con la
lengua su piel ultra sensible mientras empujaba dentro de ella,
invadiéndola, extendiéndola. Siempre parecía como la primera vez.
Elyiana respiró con dificultad, el placer robaba su respiración, sus
pensamientos estaban en blanco mientras la sensacion de él
moviéndose dentro de su cuerpo dominaban todo lo demás. Ella lo
quería todo, cada centímetro de su grosor. Amaba la forma como la
invadía, la mantenía abierta. Sí, él era real, muy real. Nunca dudó de
eso. No era un robot, ningún androide tenía ese espíritu, porque sintió
su espíritu desde el principio. Apretando sus piernas alrededor de él
movió sus caderas y lo tomó más profundo, mientras producía un
sonido agudo y prolongado por el aguijón de su carne súper
estimulada, estirando para acomodar la circunferencia de su polla.
Sólo una pequeña mordida de dolor, pero era espectacular y ella
quería más.
—Mo’ Dia1 —él gimió. —Ellie, eres jodidamente apretada.
¿Por qué él era siempre tan cuidadoso? Mierda, estaba dejándola
loca.
—Más, Mac dame más, todo—exigió arqueándose contra él,
restregando sus pezones duros contra su pecho. Ella quería todo y
1
Mi Dios en gaélico.
Traducción de: Pao
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La caída de
nada menos, pero temía que lo que estuviera mal en él lo hiciera
alejarse de ella para siempre. Desesperadamente lo agarró con su
cuerpo, su mente, su alma.
Empujó profundamente dentro y ella gritó, sus uñas se enterraron
en su cabeza cuando empezó a montarlo. Él golpeó su culo y extendió
aun más sus piernas mientras aumentaba el ritmo.
—Mmm, sí, Mac, sí—lloriqueó.
Salvajemente él golpeó su culo, sus dedos enterrándose en la
carne de sus caderas, su boca saqueando la de ella entre susurros,
con palabras en gaélico que podrían no tener ningún significado, eso
era tan condenadamente sexy que ella pensó que se correría
solamente escuchando esas palabras. Las paredes de su vagina se
contraían alrededor de él mientras martillaba en ella. Las sensaciones
comenzaron a sobreponerse, enrollándose más y más adentro de ella.
Tempranamente se fracturaron, enviando fragmentos de placer a su
núcleo. Estremeciéndose por el orgasmo devastador, gritó su nombre,
sosteniéndose de él cuando el éxtasis la envolvió nuevamente.
Fue en el momento en que llegaba a su segundo clímax, mientras
Mac inclinaba la cabeza hacia atrás y ella lo llevó al límite, cuando
Scott abrió la puerta. Mirando la escena, su saludo bien humorado
murió en su boca.
CAPÍTULO 15
Esto no era natural. Mac estaba bien consiente de la velocidad
que utilizó para levantar a Elyiana de su polla aún erecta, dejándola al
lado y saltando sobre el macho intruso. El protegerla estaba en la
prioridad en su lista, mantenerla a salvo de daños en primer lugar,
mantenerla viva y respirando y no la cáscara de ser humano que sabía
él que era.
La rabia de saber eso no bombeaba por sus venas pero ardía en
su mente, su corazón mecánico y su alma. Él quería aullar de rabia,
Traducción de: Pao
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La caída de
deseaba quitarse esa larga cabellera de su cabeza hasta que pudiera
llegar al cerebro computarizado y le devolviera todos los recuerdos.
¿Cómo diablos ocurrió eso? ¿Por qué Amareth lo permitió?
Y ella lo había permitido.
En un segundo, el bastardo estaba respirando con dificultad y
luchando, aplastado contra la pared, levantado algunos centímetros
mientras miraba con horror a Mac. Los ojos azules estaban
extremadamente abiertos, el rostro bronceado del joven musculoso
estaba pálido y luchaba contra su agarre. El debería
ser lo
suficientemente fuerte para liberarse. El era más joven, estaba en
forma igualmente como Mac y era malditamente pesado para ser
sostenido por un largo periodo de tiempo. Pero Mac no sintió sus
músculos tensos, quemazón o presión. Sostener un hombre contra la
pared mientras pateaba y se resistía contra la restricción no le exigía
ningún esfuerzo.
—Ellie.—El extraño se atoró indefenso, sus ojos volaban
frenéticamente hacia Elyiana en busca de ayuda.
—¡Mac, detente! —Su grito furioso fue un shock para sus
sentidos. Su voz debería estar llena de placer, no de temor o de
rabia.—Él es Scott, Mac. Por favor. ¡Mierda, déjalo ir! —Con una
patada sonora que debería haber provocado por lo menos unas
puntadas de dolor, fue directo a sus canillas. — Déjalo ir. — Ella lo
miró enfurecida, sus ojos violetas ardientes con horror y censura.
Lentamente Mac miró nuevamente al macho que mantenía contra
la muralla. Su rostro estaba oscureciéndose, con un señal clara de que
necesitaba desesperadamente aire. Lentamente, Mac soltó al rubio,
Scott, el mismo que tuvo la osadía de acariciar a Elyiana hace algunos
días. Esa era razón suficiente para matar al bastardo.
Él estaba tosiendo, intentando respirar mientras Mac lentamente
se retiraba dando un paso hacia atrás.
—Debes tener un poco más de precaución antes de dirigirte
furtivamente hacia un hombre—estalló, agarrando el brazo de Elyiana
mientras ella se precipitaba hacia su amigo.
Traducción de: Pao
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La caída de
—Déjame ir, Neanderthal—masculló
mientras tiraba su brazo.
de
modo
beligerante
Mac bajó su mirada al esbelto brazo que sostenía. No la estaba
sosteniendo tan fuerte como para que no pudiera librarse fácilmente.
Pero ella estaba aún ahí, detenida por sus dedos, incapaz de
liberarse.
Deliberadamente él la soltó.
—¿Trajiste las ropas? —le preguntó al otro hombre,
preocupado si aún estaba luchando por respirar.
poco
Su mente estaba ocupada con las ideas claras de golpearlo y no
estaba preocupado con las miradas furiosas que recibía de Elyiana y
su amigo.
Aún había lagunas de informaciones, cosas que no tenían sentido,
pero otras que tenían demasiado sentido.
—¿Quién es este bastardo, Ellie?—Scott respiró con dificultad
mientras Elyiana lanzaba miradas sombrías y acusadoras.
—Aún no tenemos la seguridad—tranquilizó a su amigo, mirando
a Mac.
Desnuda. Mierda, ella aún estaba desnuda, muy transpirada por el
esfuerzo de llegar al clímax en sus brazos y no se daba cuenta.
Estaba tan cómoda con su desnudez como cuando estaba vestida. O
quizás muy irritada para que le importara. Se preguntaba cuál de los
dos motivos era.
Sus ojos sombríos le dieron ganas de golpear algo. Estaban llenos
de miedo, traición y reconocimiento. Él podía ver el reconocimiento, de
la misma manera que él lo sentía.
—Tienes seguridad—él lo dijo suavemente, negando sus palabras
hacia el otro hombre. —Vístete. No estarás desfilando desnuda
alrededor de este bastardo.
—No será la primera vez—le respondió furiosa, sus mejillas
inflamadas con color.
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La caída de
La rabia creció dentro de él diferente de cualquier cosa que
pudiera recordar.
—¿Quieres que él sobreviva, Piernas? —lo dijo entre dientes,
apenas sostenido su control ahora que veía las maletas que el hombre
dejó caer atrás de la puerta.
Varias prendas cayeron de ella. Pantalones caqui, una camisa
suelta. Zapatos.
Él caminó hacia las ropas tomando la maleta del suelo antes de
agarrar nuevamente el brazo de ella, mirando su rostro escandalizado
mientras luchaba contra los impulsos enloquecedores dentro de él.
Posesividad, celos, miedo a perderla.
—Tenemos que irnos. —Él intentó suavizar el tono de su voz de
orden a exigencia. —Ese asesino no estaba solo, Elyiana, sabes eso.
No estarás segura aquí.
— ¿Pero estoy segura contigo?
Odió la duda que podía escuchar en su voz.
—Nunca te lastimaría—juró, odiando el hecho que la había herido.
— Pero no te dejaré sola aquí, de ninguna manera. Y no seré
responsable por mi propia rabia si no vas a cubrirte ese lindo culo
ahora—le dio la orden, dándose cuenta que estaba haciendo un idiota
de sí mismo y de su propio voto de no dejar nunca que una mujer
tocara su corazón de la forma como ella lo hacía.
—¿Primitivo, verdad, compañero? —Scott respiró mientras
Elyiana se dirigía lentamente al dormitorio, Pero Mac notó que el otro
hombre mantenía sus ojos en su trasero delicioso.
—Posesivo.—Abrió las ropas de la maleta y empezó a vestirse
rápidamente. — ¿Piloteas tu propio avión?
—No vas a llevarte a mi bebé. —Scott dijo entre dientes, sus ojos
azules demostraban mucha furia. —Tienes a la muchacha, deja el
maldito avión en paz.
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La caída de
—La muchacha es mía y el maldito avión es la única cosa entre
ella y el asesino—rugió mientras se subía los pantalones por las
estrechas caderas.
—¿Asesino?—Scott
movió
su
cabeza
incrédulamente,
restregando distraídamente su garganta irritada. —¿No me digas que
MacDougal finalmente explotó e intentó matarla?
Había un borde de humor sarcástico en la voz del hombre que
encontró que era ofensivo.
—El MacDougal no contrata asesinos para eliminar escritoras de
romances—le informó al otro hombre sarcásticamente. —Los reserva
para los enemigos reales, como campesinos idiotas que no tienen el
sentido común de hacer lo que se les dice.
Scott sacudió su cabeza con una corta y descreída risa.
—Que increíble, suenas como el maldito hijo de puta.
—Y debería. —Mac estrechó sus ojos cuando empujó la camisa
oscura por sobre su cabeza y observó al
otro hombre
cuidadosamente. —Yo soy El MacDougal.
Un movimiento en su visión periférica lo hizo girar lentamente.
Elyiana estaba de pie en la puerta de su dormitorio, mirándolo con sus
ojos estrechados, pero no por el shock. No, no era por el shock
brillando en sus lindos ojos violetas, era dolor y lágrimas.
Ella vestía unas suaves calzas y un top cómodo que acunaban
sus senos amorosamente. En los pies calzaba botas al tobillo,
parecidas a las suyas, cómodas y gastadas por el uso.
—¿Ellie, escuchaste lo que dijo este loco? —Scott se reía sin
creer. — MacDougal es bastante más viejo y un infierno de menos
primitivo. Espero que no te convenza de esta estupidez.
Mac ignoró al pequeño macho molesto, Scott seguramente era un
buen hombre en días mejores, pero ahora no estaba haciendo más
que empeorar una situación de por sí mala.
—Tenemos que partir, Piernas—susurró. Tenemos que salir de
aquí hasta que pueda comprender qué diablos está ocurriendo.
Traducción de: Pao
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La caída de
Él sabía que su vida y la de ella estaba en más peligro de lo que la
podría convencer. El hecho que él estaba vivo y en el cuerpo del
nuevo milagro tecnológico que sus científicos crearon, probaba sus
propias sospechas de la semana anterior. Por ese motivo él lo
atacaron y casi lo matan. Había un traidor en su empresa y Mac lo
sabía. Ese era el motivo del porqué había ido corriendo a los
laboratorios cuando fuera atacado, para ver el modelo y fiscalizar si
era tan avanzado como Amareth le asegurara en sus reportes.
Reportes a los que de alguna manera, alguien había tenido acceso.
—Elyiana. —Él ignoró a Scott, extendiendo su mano hacia ella. Él
no le imploraría, pero no partiría sin ella. Ni ahora. Nunca. —
Seguramente, Piernas, ¿no me dejarás solo en la recta final? No
ahora. —No aprisionado en un cuerpo que no era el suyo.
Él observó cuando ella tragó en seco, su mirada desviándose
hacia Scott antes de mirarlo nuevamente.
—Te mataré cuando esto termine—le susurró furiosamente. —
Lentamente, dolorosamente, te haré pagar.
Él suspiró rudamente.
—Mo cridhe1 , si ellos no pueden arreglar lo que hicieron aquí
entonces te daré las armas personalmente. Ahora vámonos a la
mierda de aquí.
Él tomó el arma que ubicó más temprano sobre la mesa de la
cocina, girándose hacia la puerta.
—Confío en ti para encontrar una muchacha, una pelea y un
asesino. —Él se congeló con la diversión de la femenina voz baja y
arrastrada. — Si fueras otra persona y no mi hermano, podría
sospechar que te estaba gustando lo que estaba ocurriendo aquí.
Mac giró lentamente. Vio tensión en el rostro de la joven
muchacha, la preocupación en los ojos de Tael mientras se
encontraba atrás de ella protectoramente.
1
Mi corazón en gaélico.
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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La caída de
Scott se fue alejando de la puerta, obviamente ubicándose con
Mac delante de Elyiana que estaba alejándose lentamente.
—Sabes Am—él arrastró las palabras. — Sacarte la piel será un
placer. Creo que estás un poco atrasada. ¿Puedes corregir esta
mierda?
Su mirada centelló con menos confianza de la que él estaba
esperando.
—Creemos que podemos hacerlo.
Él frunció el ceño mientras distraídamente empujaba a Scott y
atraía a Elyiana, su brazo alrededor de su cintura.
—Reza lo mejor que puedas muchacha—le dijo suavemente en
advertencia. — Caso contrario, habrá una promesa que voy a quebrar
y un culo que voy a azotar. Acuérdate de eso.
Él la miró, viendo como sus ojos se estrechaban, la amenaza
encontrando raíces. La paliza no la incomodaba. La promesa la
aterrorizaba.
CAPÍTULO 16
El MacDougal se giró mirando duramente a Elyiana mientras ella
luchaba para comprender a través de la rabia y del dolor. No, eso no
estaba bien. Quizás su cuerpo fuera parecido, pero no su rostro, y los
ojos de El MacDougal eran más claros. Pero él estaba allí ahora, en
aquellos hambrientos ojos oscuros con rabiosa determinación. ¿Por
qué no lo había visto antes?
—Vamos. Ahora, Ellie.
Elyiana sacudió su cabeza.
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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La caída de
—¿Arreglar qué? —Un presentimiento pasó por su cerebro
haciéndola sentirse aturdida, fuera de lugar. Con sus manos apretadas
a los lados, lo miró, luego a Amareth y de nuevo a él. Con seguridad
su corazón estaba listo para rasgarse en dos por la fuerza de toda
esa situación, se paró cerca de Scott e ignoró todo lo que él le estaba
diciendo. —Mejor que alguien me lo explique—exigió y se alejó del
intento de Mac de tocarla. Todo lo que quería y necesitaba eran
respuestas, cualquier cosa próxima a lo razonable para darle sentido
a lo que estaba ocurriendo.
Amareth MacDougal, la infame perra hija de puta, cambiaba de un
pie a otro mirándola atentamente. Una mezcla emocionante de furia,
miedo y un dolor profundo, irradiaba de los hermanos en ondas
sombrías. Elyiana siempre supo que había mucho más en Amareth de
lo que ella aparentaba para el mundo. De pie a su lado ahora, estaba
dividida entre querer envolver sus brazos alrededor de ella y de
golpearla en los intestinos.
Esto no podía ser un plan elaborado para callarla, mantenerla
quieta. Simplemente no tenía sentido. Verdaderamente, El MacDougal
estaba lívido cuando ella lo ignoró, incluso demasiado como para
burlarse de él. Ciertamente él no iría tan lejos. ¿O esto era un intento
demente de probar que era tan tonta como él pensaba? Para
mostrarle qué tan destructivas sus “nociones románticas” podrían ser.
Pero había un hombre muerto en su jardín. Ella vio a Mac matarlo con
sus propias manos.
Luego la herida en su hombro. Oh Dios. Descartando las
racionalizaciones de su cerebro, Elyiana se giró y miró a Amareth.
Permaneciendo cara a cara con ella, podría jurar que vio respeto y
admiración en sus profundos ojos esmeraldas. Su voz, sin embargo,
exigía absoluta obediencia.
—No tenemos tiempo, Señorita Richards. Debemos salir ahora.
Levantando una ceja, se cruzó de brazos y dio un paso hacia
atrás.
—No voy a ir a ningún lado. Especialmente sin saber exactamente
qué diablos está ocurriendo.
—Oh sí, lo harás —Mac estrechó sus ojos.
Traducción de: Pao
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La caída de
Aún restregando su garganta irritada, Scott valientemente puso un
brazo alrededor de sus hombros. Era un increíble movimiento de autosacrificio de su parte y Elyiana lo sabía. Aún así, Scott lo hizo. Incluso
la apoyó protectoramente más cerca de su cuerpo rígido.
—Ni una mierda— Scott resonó con exasperación, pasando sus
dedos por su cabello rubio desordenado. —Eres un maldito idiota,
¿crees que porque te enredaste con ella, ahora te pertenece?
Un audible rugido salió del pecho de Mac mientras apretaba los
dientes y daba un paso hacia Scott. Soltando a Elyiana, Scott
enderezó su postura, levantando la barbilla y preparándose para la
pelea que seguramente sobrevendría. Elyiana agarró su camisa e
intentó empujarlo hacia atrás. Cuando no pudo hacerlo, se interpuso
entre ambos.
—Apártate del medio, Elyiana. —Mac lo dijo agarrándola de los
hombros. Él siempre estaba mandando algo o a alguien.
—Sí, Ellie, sal del medio. No le tengo miedo a este idiota. No es
más que un hazmerreír. —Scott lo dijo entre dientes.
—¡Mierda, Scott! —Ella gritó, luchando para mantenerlo en el
lugar. — ¡Para con esto! —Scott era un hombre grande y musculoso.
Pero Elyiana tenía la seguridad que El MacDougal podría hacerlo
polvo. Algo que no estaba dispuesta a permitir que ocurriera.—¿Por
qué simplemente no te vas? El asesino estaba atrás de Mac, no de mí.
Solo vete.
—Así es. Yo estoy aquí. Ella estará bien conmigo. Así como lo
estaba antes que vinieras. Será mejor que tú y tus guardaespaldas se
fueran de aquí, MacDougal. — La voz de Scott era baja y ronca con
rabia.
—Para Mac.—Amareth dijo sin dejar de mirar a Elyiana. Las
manos de Mac cerradas a los lados mientras los miraba. Pero no se
detuvo. Elyiana podía jurar que podía ver su gran cuerpo vibrando con
furia. —Señorita Richards, eventualmente todo será aclarado. En este
momento no está segura aquí. Ellos saben que El MacDougal estuvo
aquí. Harán lo necesario para descubrir dónde se dirige. No la
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La caída de
dejaremos aquí para soportar las creativas torturas que le harían a
usted y a su… amigo.
—¿Me estás diciendo que no tengo elección? ¿Es eso? —Elyiana
exigió.
—No. No tiene elección. —Amareth
lo dijo sombríamente
mientras se giraba y caminaba vigorosamente hacia la puerta.
—Ella está en lo correcto. Te daré una elección, amor. — La voz
de Mac era engañosamente tranquila. —O vas por tus propios medios
o te cargare hacia el transporte. De cualquier manera, irás conmigo.
—No confío en ti. —Ella le dijo entre dientes.
—Lo sé.—Allí estaba otra vez, en aquellos extraños ojos
esmeraldas. Resignación, miedo. Maldita sea.
—Esto es por tu culpa. Tú le hiciste esto, ¡maldito imbécil! —Scott
le gritó a Mac. Elyiana le pisó el pie a Scott cuando ella no pudo
sostenerlo. Él ni siquiera se estremeció.
—Dime, Mac, ¿Qué ocurrió? —Ella susurró.
—Lo sabrás todo, Ellie.—La voz de Mac se endureció cuando se
encontró con la mirada del hombre que estaba detrás de ella ahora.
Con los ojos estrechados, lo miraba con el músculo de su mandíbula
tenso.
—Tenemos que salir de aquí ahora, Mac. —El hombre alto de
cabellos oscuros que permanecía al lado de Amareth lo dijo
impaciente.
Mac tomó su antebrazo y la alejó de Scott.
—NO.—Esa vez no pudo liberarse de su agarre. Dos hombres
flanquearon a Scott y lo llevaron fuera. —Cuéntame ahora. No voy a ir
hasta que alguien me cuente lo que ocurre.
Mac se giró y ella chocó contra su pecho. Su boca tomó la de ella
en un beso que exigía una respuesta. Ella empujó su pecho mientras
las lágrimas quemaban en sus ojos. Él ahuecó su mejilla, su pulgar
acariciando la comisura de su boca mientras su lengua acariciaba la
de ella. Más que nada en el mundo ella quería someterse a él, apretar
Traducción de: Pao
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La caída de
sus brazos alrededor de él y responderle. Pero no podía, no ahora,
quizás nunca más. Él era El MacDougal. Él tomaba lo que quería. El
dolor era muy grande; era aplastante.
Empujándolo, luchó para respirar. Tenía tanta rabia. Rabia porque
él la engañó, porque mintió. Rabia por haber sido tan confiada, tan
débil.
—No te perdonaré por esto—su voz estaba ronca con emoción
mientras las lágrimas silenciosas caían por su rostro.
Sus ojos se estrecharon con lo que ella pensó que era dolor. Pero
no podía ser porque El MacDougal no tenía corazón.
—Esto no cambia nada.—Lo dijo con voz ronca. Ella tragó en
seco, mirándolo atentamente. —Vamos, Piernas. —Mirando hacia otro
lado, prácticamente la arrastró fuera de la casa.
Levantó su barbilla desafiadoramente mientras intentaba seguirle
el paso.
—Nuevamente El MacDougal consigue lo que quiere a su
manera—lo dijo calmadamente. —Debajo de todo esto, no eres nada
más que un matón.
El aeroplano era lo último en tecnología. Construido para
proporcionar comodidad y también velocidad. Mac no permitiría que
ella se sentara al lado de Scott. Pero este captó su mirada el tiempo
suficiente para gesticular con la boca “disculpa” hacia ella. Elyiana solo
movió su cabeza. Scott hizo lo mejor que pudo para protegerla, hasta
arriesgó su vida. Pero ella habría hecho lo mismo por él. Él estuvo ahí
cuando ella no tenía a nadie. Ellos exploraron los sentimientos que
tenían mutuamente. Románticamente hablando, no tenían química,
pero ella lo amaba, no como un amante, pero como algo más fuerte
que una relación meramente física. Él era su amigo. Ella no permitiría
que MacDougal o cualquier otra persona hiriera a Scott, no sin una
pelea.
Mac estaba sentado con Amareth ahora, hablaban muy bajo como
para que se pudiera entender. Pero por la mirada de ellos, no parecía
ser un tema fácil. Mac se amarró su cabello hacia atrás, con la luz
débil que llegaba a su rostro ella pudo ver la semejanza. Tenue, pero
Traducción de: Pao
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Lora Leigh/Verónica Chadwick
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La caída de
existía la semejanza. Era muy difícil de entender como le había
pasado desapercibido. Una persona ve lo que quiere ver, supuso.
Quizás siempre existió eso entre ella y El MacDougal. Por meses
existió pasión entre ellos, de una manera o de otra.
Se vio a sí misma esperando ansiosamente los e-mails irritados y
las discusiones en la pantalla del comunicador. Nunca había llegado
tan lejos como para ponerlo como héroe de sus novelas. Tuvo
fantasías sobre él, calientes fantasías sensuales que no llegaban ni a
los talones del hecho real. Quizás más que eso, ella conectó con Mac
en un nivel que ni sabía que existía, tanto que odiaba admitirlo. Y
quizás fuera por eso que le dolía tanto.
Circunstancias excepcionales era la manera de cambiar las cosas.
En sus ojos ella veía un hombre de quien pensaba que se estaba
enamorando. Cerrando sus ojos, recostó su cabeza en su asiento y
luchó con un nudo de dolor que amenazaba con sofocarla. Esto no
podía estar pasándole a ella. Se iría a dormir, y cuando despertara, se
encontraría en su propia cama con un infierno de historia para escribir.
Y quizás, solo quizás, el dolor se habría ido.
El sueño era implacable y emocionante. Mac la estaba tocando,
amando. Su boca se movía sobre la de ella, dándole un placer tan
intenso. Sus manos ásperas eran más ásperas que antes. Su rostro
más fuerte y áspero que antes. Las puntas de sus dedos tocaron la
cicatriz de su mejilla mientras él le rodeaba el pezón. Ella se arqueó
contra él y le miró los ojos de un color verde como el mar.
—Ghrá mo cridhe1. —Murmuró contra su carne temblorosa.
El dolor volvió como una inundación y ella gimió cuando una mano
fuerte acarició su mejilla, entonces tiernamente la persuadió a
despertar. Lentamente abrió los ojos para encontrar a Mac inclinado
sobre ella, su boca muy cerca de la suya, susurrando. ¿Qué dijo él?
—¿Qué? —Ella lo dijo rudamente. Frunciendo la frente, respiró
hondo y lo empujó. A propósito quebrando el hechizo erótico que
comenzó a girar sobre ella, dentro de ella. Era mejor no rendirse de
nuevo a eso.
1
Amor de mi corazón en gaélico.
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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—Estamos por aterrizar—le dijo con firmeza, mientras se
acomodaba nuevamente en su asiento.
Sin responder, ella se acomodó en otra posición, frunciendo el
ceño por la sensación que sentía mientras los pliegues lisos de su
coño raspaban contra el material húmedo de sus bragas. Apretando
los dientes, resistió el deseo de restregar sus duros pezones. Quería
gritar de frustración. ¿No era feliz antes de que él entrara por la
ventana de su dormitorio? Maldito sea por hacerla desear más de lo
que podría tener. Mierda de sueño estúpido. Mierda, mierda, mierda.
El aeroplano voló graciosamente hacia el hangar y aterrizó
suavemente. Mac se quedó de pie y extendió su mano hacia Elyiana
cuando ella se sacó el cinturón de seguridad.
—No. Me. Toques—le dijo entre dientes. El músculo de su
mandíbula se apretó, sus ojos relampaguearon, no tenía tiempo para
pensar o reaccionar, y él reaccionó tomándola de los hombros y
levantándola del asiento.
En un segundo, ella se vio oscilando algunos centímetros sobre el
suelo de la nave, cara a cara con la plaga de su existencia.
—No me importa cuánto me odies, muchacha. No importa que
nunca me perdones. No importa. Eres mía y no me dirás que no te
puedo tocar.
Su boca se cerró sobre la suya con un beso que indicaba
posesión, su lengua reivindicando su reclamo sobre ella. Elyiana luchó
para soltarse, lloriqueando cuando él finalmente la dejó ir y la sentó
lejos de él. La mirada en su rostro era salvaje, llena de lujuria y dolor.
—Mejor que nunca te olvides de eso, Piernas. ¡Nunca!
Girando, él salió del planeador con pasos duros. Amareth
encontró su mirada y si ella no la conociera mejor, diría que encontró
un chispazo de simpatía. El borde de la boca de Amareth se tensó un
poco antes de ella siguiera a su hermano.
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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La caída de
CAPÍTULO 17
Él vivió uno de los períodos de más discordia de la reconstrucción
de la democracia mundial. Sobrevivió al atentado contra su vida en el
que sus padres murieron y se las arregló no sólo para rescatar a su
hermano y hermana, sino también para criarlos a su lado y proteger a
todo el clan MacDougal que reivindicó como suyo.
Luchó con uñas y dientes, despiadadamente aplastando la
moralidad innata y cualquier sentido de lo bueno o malo, con tal de
asegurar que su familia sobreviviera y que sobreviviera intacta. Juró
que nunca permitiría que aquellos rebeldes sedientos de sangre
robaran más que lo que ya lo habían hecho. Y al final, había llegado a
esto.
Lentamente estaba recordando todo. Su infancia, la matanza de
las familias MacDougal y McLeod, su ascensión a la posición de poder
que logró. Y ahora todo estaba amenazado. El propio sentido de si
mismo le fue arrebatado por la bala de un rebelde.
—No puedo creer que me hicieras esto, Am.—Él estaba en el
laboratorio, mirando fijamente su cuerpo quieto y silencioso, un miedo
diferente a todo lo que conociera, se desencadenó dentro de él.
—No puedo creer que lo tomes tan mal—le espetó, aunque pudo
escuchar dolor en su voz.—Si hubieras permanecido donde estabas,
el cerebro cibernético hubiera hecho la desfragmentación y estarías
bien hasta que pudiéramos hacer otra transferencia.
—No me hables como si hablaras con un niño, muchacha—
murmuró, girando hacia ella, sus ojos se estrecharon mientras ella
enderezaba sus hombros y se preparaba para la lucha que pensaba
que venía.
¿Él le había hecho esto a ella? Jamás la había golpeado. Mierda,
jamás la había golpeado cuando era una pequeña. Pero la crió de
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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La caída de
forma dura, lo sabía. Le enseñó a cuidarse, luchar sus propias
batallas, a ser fuerte. ¿O le quitó algo a sin que tuviera la intención?
—¡Mierda! —lanzó una maldición salvajemente cuando se alejó de
ella, golpeando con su puño la división del vidrio entre él y el cuerpo.—
Mierda, Amareth. Soy un jodido robot y tú estás ahí impávida como si
no pudiera tener rabia por esto.
La furia, él la conocía bien. Su mente estaba furiosa, provocando
una rabia interna que temía que no pudiera contener.
—Era la única manera—le informó fríamente. Él se dio cuenta en
ese momento cuánto odiaba escuchar eso en su voz.
Cuando Am era una niña, reía mucho más que los demás, jugaba
con mucha alegría y sabía que tenía sueños que la impresionaron
cuando era más joven. ¿Dónde había ido ese calor, la pasión en su
voz? ¿Cuándo había desaparecido?
¡Que se joda todo! Mac se restregó su cuello, sintiendo su piel, el
calor de la fricción y tuvo que luchar con la necesidad de fingir que era
real. Lo único que quería era alejarse de la forma silenciosa de su
cuerpo en esa unidad de mierda y volver con Elyiana, enterrarse en su
calor, sentirla caliente y húmeda alrededor de su polla mientras la
llenaba, mantenerla gritando por el placer y la necesidad.
—La transferencia no será fácil —dijo él, sombríamente,
obteniendo las informaciones en el proceso de examinar
minuciosamente su mente. —No sé como lo hiciste para hacerlo
funcionar la primera vez.
—No fui yo quien lo hizo funcionar—dijo firmemente. — Tú lo
hiciste. Era un supuesto que solamente las informaciones deberían ser
transferidas. Lo ejecutamos más de cien veces. Esta es la primera vez
que la transferencia ocurrió de este modo. Sabías que estabas
muriendo, Mac. Tú elegiste esto.
Se giró nuevamente hacia ella sin poder hacer nada. Ella estaba
al otro lado de la sala, sola. Le estaba frunciendo el ceño, sus ojos
verdes centellaban con rabia, las pequeñas pecas esparcidas por sus
mejillas y nariz recordaban a la niña que fuera un día. Una niña que
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había exigido abrazos y besos, que tenía sueños y fantasías. No había
ninguna evidencia de esa niña ahora.
¿Qué diablos le había hecho él? ¿Qué diablos se hizo él mismo?
—¿Cuánto tiempo necesitamos para realizar nuevamente la
transferencia? —preguntó, respirando profundamente en un esfuerzo
para contener dentro de su mente los impulsos contradictorios que lo
atacaban.
—Tu cuerpo está casi curado. —Dijo, encogiéndose de hombros,
cruzando sus brazos arriba de los senos cuando ella arrastró la
palabra cuerpo. —Necesitamos ubicarte en el desfragmentador, tener
la seguridad que está todo bien.
Él sacudió su cabeza rudamente.
—La desfragmentación cimentará las informaciones en el cerebro
del androide. Quizás pudiera mantener el restante de mí aquí
también. No quiero intentar eso.
—Por el amor de Dios, Mac. ¿No puedes confiar en mí para hacer
algo bien, mierda? —Ella estalló, furiosa. —Este no es tú bebé sino el
mío. Estoy con él desde que se creó. Conozco este modelo al revés y
al derecho y aún me tratas como una niña.
Él la miró en silencio, viendo como el rubor subía por sus mejillas
cuando la rabia empezó a pincharla.
—Verdad— él sonrió con firmeza. —Y me mantuviste en la
oscuridad la mayor parte del tiempo. ¿Cuándo pretendías contarme,
querida hermana, que hiciste un maldito gemelo de mí en ese
androide del sexo?
Sus ojos se estrecharon.
—Realmente pretendía esperar hasta la presentación del modelo
en el consejo—informó fríamente. —Estabas tan malditamente
preocupado por el producto que jamás hubieras notado cómo era su
apariencia, sólo su rendimiento.
Él quiso poner los ojos en blanco, pero se detuvo.
—¿Por qué yo? —Estalló. —¿Por qué no Tael?
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Ella arqueó su ceja irónicamente, sus ojos brillando con placer.
—¿Crees que eres el único modelo?—Ella arrastró sus
palabras.—Realmente Mac, te amo mucho, pero no tengo ningún
deseo de follarte. Tengo todas las intenciones de beneficiarme con
este proyecto.
Él se quedó sin palabras. La miró en estado de shock. Nunca
esperó que ella intentara tener a Tael de esa manera. Infelizmente, él
conocía al otro hombre muy bien. Si Tael supiera lo que Amareth hizo,
él destrozaría al androide miembro por miembro antes que le
demostrara a Amareth exactamente por qué ella necesitaba de un
hombre y no de un juguete.
—Mierda—él respiró lentamente. —Tael te matará.
Ella levantó su hombro negligentemente.
—Tendría que descubrirlo primero. Puedes estar enojado, pero
creo que no serías capaz de delatarme.
Su mirada era directa, sobre su exterior frío él vislumbró al diablillo
que ella acostumbraba a ser. Mierda, Tael la estrangularía con sus
propias manos, pero Mac no podía de dejar de compartir su diversión.
Ella era una muy valiente y pequeña descarada cuando tenía que
serlo.
—Mocosa.—Él permitió que el borde de su boca se contrajera en
la sonrisa que de otra manera hubiera tenido escondida, mientras
usaba el sobrenombre para ella que había usado cuando eran niños.
Él vio su sorpresa, mirándola endurecer sus labios, luchando por
no responder a su sonrisa.
—Sea como sea—carraspeó con firmeza mientras lo enfrentaba,
descruzando sus brazos para permitir que sus pulgares se
engancharan en la pretina de su pantalón apretado. —Revisé los
esquemas bien, así como los análisis del computador en el momento
que fuiste transferido completamente hacia el androide. La elevación
de energía fue mínima, pero estaba ahí. No sé que buscar. Y todas
mis conclusiones me llevan a creer que si no permites que se realice
la desfragmentación no habrá ninguna maldita oportunidad de poder
lograr que vuelvas al lugar que perteneces.
Traducción de: Pao
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La caída de
Mac apretó los dientes, permitiendo un pequeño gruñido sordo
vibrase en su pecho. O mejor, del pecho del androide. Mierda, ella
hizo un excelente trabajo, a pesar de saber que sabía que no era real.
—Amareth, si no puedes sacarme de este jodido cuerpo, que Dios
me ayude, porque le contaré todo lo que sé a Tael—replicó
furiosamente, sabiendo que no lo haría, no importando lo que
ocurriera, pero la amenaza estaba ahí. Él mismo le enseñara el valor
de una buena amenaza.
—Si esto no resulta, Mac, entonces no esperaría menos de ti —
dijo cansadamente.—Pero sostengo mi decisión anterior. Cuando
fuiste transferido al androide, de alguna manera pudimos inducirte a
un coma profundo. Sin esa opción, estarías muerto de cualquier
manera. Por lo menos de esta forma estás vivo.
— ¿Es así como lo llamas a esto? — Él explotó clavándola con
una mirada dura. — Esto no es entretenido, Am. Es malditamente
incómodo.
Ella bufó irónicamente.
—Por la mirada de la Señorita Richards, diría que aprecia
inmensamente esto. ¿Quién diría que la programación del androide
era tremendamente buena? Su primer pensamiento al despertar fue
joder. Nunca imaginé que llegarías tan lejos con esto.
Ella se inclinó dándole una mirada interrogadora, pero Mac
mantuvo su boca firmemente cerrada. Sabía por qué fue a buscar a
Elyiana, por qué parecía familiar y al mismo tiempo una extraña. Así
como también sabía por qué su primer pensamiento fue joder a la
brujita hasta la sumisión. Ella lo había hechizado con aquellos malditos
libros, como también hechizó al resto del mundo.
—¿Cuándo entraré en desfragmentación?—preguntó y no le
contestó su pregunta.
Amareth se encogió de hombros.
—Mientras más rápido mejor. Pero no tenemos mucho tiempo.
Estás en el androide desde hace casi una semana. Necesitamos
sacarte de ahí.
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Él miró de reojo a su propio cuerpo, pero estaba pensando en
Elyiana. En su Piernas. La muchacha lo hechizó, robó su corazón y le
enseñó a soñar de nuevo. Todo antes de que incluso la conociera.
—Am. —Él golpeó con sus dedos contra la protección de vidrio. —
Si esto no resulta, debes cuidarla. ¿Me estás escuchando?
Él no se giró hacia ella, pero podía sentirla. Su mirada aguda, las
preguntas corriendo por su cabeza.
—Resultará — dijo finalmente con firmeza.
—Me escuchaste. Ahora debes prometerme. —Ella nunca
rompería una promesa a él.
—Sabes que lo haré, Mac. ¿Crees que no sé que te enamoraste
de ella? —tristemente preguntó. — Te conozco, hermano. Sé lo que
veo. Me aseguraré que ella quede segura.
Él sacudió su cabeza desoladamente.
—Empecemos con esto, maldición. Estoy cansado de ocupar esta
maldita pila de electrónica y cables en que me pusiste. Quiero mi
propio cuerpo nuevamente si no es mucho pedir.
La puerta del laboratorio se abrió furiosamente. Sorprendido, Mac
se giró para ver a Elyiana, mirándolo con rabia, su cuerpo rígido por
la tensión.
—Antes de hacer cualquier maldita cosa, me explicarás todo,
MacDougal. —Ella apuntaba un dedo imperioso hacia él, sus ojos
violetas quemando por la rabia. —Justo aquí y ahora, por Dios, sino te
mataré yo misma.
Mac quiso sonreír. Quería ir hacia donde ella estaba, envolverla
en sus brazos, abrazarla y convencerla, como también a sí mismo, de
que todo resultaría bien, que muy pronto sería nuevamente él mismo.
Quería decirle que la amaba. Y que Dios lo ayudara, quería escuchar
que ella le dijera lo mismo.
—Enciérrala en su dormitorio—él ordenó a Amareth.—Cuando
vuelvas iniciaremos el proceso.
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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La caída de
Se giró dándoles la espalda y entró a paso firme en el laboratorio
de al lado, antes que perdiera todo el control sobre sí mismo. El
pensamiento de perder a Elyiana era más atemorizante que pensar en
nunca sostenerla nuevamente en sus brazos. Pero peor era el
pensamiento de que nunca podría regresar a ella como sí mismo, sino
como una máquina. Eso no podría soportarlo.
CAPÍTULO 18
—Encerrarme en mi… —los ojos de Elyiana se ensancharon, su
boca se abrió y perdió toda sus deseos de refrenar su rabia. —¡Ni una
mierda!— Siguiendo rápidamente a Mac, miró de reojo a Amareth, que
sabiamente levantó sus manos y retrocedió. —¡Hijo de puta!—Elyiana
murmuró. Su mano se cerró en su camisa y lo empujó duramente. El
tejido se rasgó cuando ella lo forzó a que se volviera a encararla.
—Esto no te concierne, Elyiana.—Mac respondió, sus ojos fríos
sin ninguna emoción mientras se alejaba de ella. Distanciándose.
Bueno, era muy tarde para eso. Muchas cosas ocurrieron en un
período muy corto de tiempo. ¿Realmente habían pasado sólo algunos
días? Parecía toda una vida.
—¡Ni un carajo que no me concierne! —Ella masculló. —Invadiste
mi casa, aceptaste mi ayuda, nos pusiste a mi amigo y a mí en peligro.
—Oh sí, y por ese motivo estarás encerrada aquí. Hasta que sea
seguro para que puedas partir. —En un segundo, su fachada de fría
indiferencia se derrumbó. Con su cabello suelto nuevamente, sus
fosas nasales dilatadas, tenía esa mirada de león. Hambriento,
predador y peligroso. Sus dedos se envolvieron alrededor de su brazo
llevándola nuevamente al lugar donde se encontraba Amareth.
Traducción de: Pao
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Dios no, no podía dejarla así. No sin respuestas.
—¡No!—Luchando contra él, plantó sus pies en el suelo y jaló el
brazo de su alcance. Elyiana sintió que su garganta se cerraba y sus
ojos ardían.
Respirando profundamente y lo miró.
—Dios mío, Mac. Tuviste tu polla enterrada tan profundamente en
mí que hubo momentos que sentía que eras parte de mí.—Respirando
con dificultad, enderezó sus hombros. Sostuvo su mirada sacudiendo
la cabeza, buscándolo. Su garganta dolía, su voz era baja y grave. —
Eso hace que me concierna, mierda.
—¡Maldición de los infiernos, Elyiana!—Él rugió. Volviéndose para
alejarse de ella, golpeó con su puño la pared. Ella no pudo evitar
estremecerse, pero se mantuvo firme e intentó insistentemente
aquietar los temblores que asolaban su cuerpo. Mac sacó su puño del
hueco y lo miró como si no fuera parte de él.—Mierda.—murmuró
sacudiéndose el polvo del yeso de las falanges de los dedos.
—Tenemos una fuga. —Amareth dijo suavemente mientras se
inclinaba y se apoya en el borde de la puerta.
—Cállate, Am. —Mac advirtió a regañadientes.
—Ella merece respuestas, Mac—dijo. Mac la miró furiosamente,
abiertamente hostil.
Por un momento Elyiana pensó que él podría cruzar
el
laboratorio, agarrar Amareth y patearle el culo. En cambio, llevó la
mano a su cabello y le indicó con la cabeza para que continuara.
—Correcto.
—Como decía, existe una fuga, un espía, traidor si prefieres. —
Amareth siguió, en todo momento mirando a su hermano
cautelosamente.
—No soy una tonta, no necesito que me des un maldito
diccionario. —Elyiana cortó. La tensión estaba haciendo con que
tuviera deseos de arrancarse los cabellos. — Sólo… — ella hizo una
Traducción de: Pao
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La caída de
pausa, apretando sus ojos cerrados por un segundo, mientras miraba
nuevamente a Amareth. —Sólo dímelo.
Con un movimiento de cabeza, Amareth continuó a detallar los
eventos que la llevaron al intento de salvar la vida de Mac. Tenía la
sensación que su corazón iba a explotar mientras se daba cuenta de
que todo lo que había comenzado a sospechar, era verdad. Todo su
ser luchaba contra ello, queriendo creer que era una mentira, que no
podía ser verdad. El dolor retorció su estómago, dolor y miedo. Aún
así, luchó por asimilar la información, para reconocer lo que estaba
escuchando y procesar el hecho.
Desde el ataque del asesino, había intentado entender lo de la
herida, la cibernética. La manera en que él era sexualmente, su
resistencia, su eyaculación, su falta de transpiración. La manera en
que comía y la forma peculiar en que podía inmediatamente
adormecerse o despertarse y nunca estar cansado. Tenía que haber
una explicación razonable. Pero lo que sospechaba no podía ser
cierto. No, no podía aceptar las cosas que su mente le estaba
gritando. Él era real, lo había sentido, había mirado dentro de sus ojos
y visto al hombre del que podía enamorarse.
Las cosas extrañas e inexplicables que la habían alertado desde
el principio, tenían sentido ahora. Lo que temía que fuera verdad
desde el momento que vio toda esa cibernética en su hombro, era
real. El hombre que ella acogiera en su casa, en su cuerpo, no era un
hombre sino un… robot. Un androide del sexo.
Pero ella había visto sus ojos oscurecerse de deseo. Las cosas
que le había susurrado mientras se movía dentro de ella, llevándola a
la locura, ningún robot lo haría. Un robot del sexo muy convincente. La
necesidad de gritar, de negar lo que estaba escuchando irritaba la
garganta de Elyiana. Se mordió el labio para contenerse y se enfocó
en lo que Amareth le estaba diciendo.
—No esperábamos que ocurriera de la manera que lo hizo. Pero
sin la transferencia completa seríamos incapaces de salvar a Mac.—
La voz de Amareth parecía distante, como si hablara a través de un
velo de niebla.
Traducción de: Pao
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La caída de
—¿Entonces lo que me estás diciendo es que el espíritu de Mac
fue transferido al robot junto con las memorias de su cerebro? —podía
sentir a Mac observándola, pero no lo podía mirar. Aún no.
—Creemos que eso es lo que ocurrió.—Amareth respondió con
naturalidad. Elyiana la estudió mientras explicaba. —Nosotros
creemos…
—¿Quién es nosotros? —Elyiana preguntó su voz muy áspera,
muy débil.
Amareth encontró su mirada, mientras con un suspiro continuaba.
—Yo creo que Mac supo en su subconsciente que estaba
muriendo y se rebeló contra ello. Usando su fuerza de voluntad
inflexible y testaruda eligió poner todo de sí mismo para sobrevivir. Y
lo hizo.—Elyiana siguió encarando a Amareth. Intentando creer en las
cosas que ella le decía. Amareth se movió incómodamente
descruzando sus brazos. —Ya hablé con el equipo sobre eso y ellos
también concordaron con la teoría.
Finalmente, ella giró la cabeza y encontró su mirada.
—¿Puedes arreglar esto? —Elyiana preguntó suavemente. Ella lo
quería entero, a pesar de saber que cuando estuviera completo no la
iba a querer. Él estaba apresado en el cuerpo del androide del sexo.
No era de sorprenderse que no lograra saciarse de ella.
Miró nuevamente a Amareth con tiempo de apreciar la irritación
brillando en sus ojos.
—Nosotros creemos que…
Elyiana levantó una mano.
—No, puedes o no puedes hacerlo.—El aire estaba demasiado
cargado para respirar.
Amareth arqueó una ceja.
—Podemos —ella dijo con firmeza.
—Bueno.—El alivio la inundó, pero dejó una sensación de vacío.
Sentía nada más que un dolor inmenso que aumentaba a cada minuto.
Traducción de: Pao
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La caída de
Sin mirar hacia atrás, se volvió para salir del laboratorio cuando Mac
la tomó del brazo y la hizo volverse para enfrentarlo.
—¿Fugándote? No esperaba esto de ti, Piernas—su cuerpo se
tensó cuando él la sostuvo. El tormento estaba ahí, en sus penetrantes
ojos verdes.
—Bueno, decídete, MacDougal. ¿Me quieres aislada en mi
dormitorio o qué? —El dolor era muy intenso. Le estaba costando
mucho contener las lágrimas.
Los penetrantes ojos color esmeralda buscaron los suyos y con su
pulgar limpió una lágrima que ella dejó escapar. Él inclinó su cabeza
hasta que su boca casi tocara la suya.
—Amareth, vete.
Él la devoraría. Mac tiró a Elyiana contra su cuerpo, el hambre y el
dolor, la necesidad y el deseo explotando en él con una angustia que
no podía contener. La necesitaba. La necesitaba para calmar el fuego
incandescente de su pasión, la oscuridad, el remolino de agonía. Él no
era real, pero esto lo era. Esta pasión, esta necesidad por ella. Esta
emoción que lo asolaba, el sentimiento de desamparo que tanto
abominaba y que lo llenaba de fuerza. Ella lo llenó con vida, una vida
que no conocía aún antes que se desencadenara este problema.
—Dios, eres preciosa—susurró mientras la sostenía contra su
cuerpo, observando cómo los fuegos de necesidad y emoción
agitaban sus ojos violetas. —Me haces sentir fuerte y débil al mismo
tiempo, Elyiana. Me haces querer todas las cosas que sé que jamás
serán mías.
Él no desearía la vida que tenía para alguien tan gentil, tan
perfecta en cuerpo y alma. Ella era todo lo conocía como bueno y
hermoso en este mundo. Y sabía que estaba corriendo el riesgo de
destruir eso, arriesgaba todas las cosas que amaba de ella si
intentaba mantenerla con él.
—Mac. —Su nombre era un grito sin aliento y le llegó
directamente a su inexistente corazón.
Traducción de: Pao
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La caída de
Su mano se levantó, su palma ahuecando su mejilla mientras
observaba cubrir su piel. Él podía sentirla, caliente y viva. Suave como
la seda, viva sobre su toque.
—No te tomaré nuevamente con este cuerpo—gruñó. —No es mi
cuerpo. No soy yo tocándote, sosteniéndote. No te tomaré así.
Sus labios temblaban mientras su pulgar los acariciaba. Ellos eran
seda sobre su toque, llamándolo, un silencioso llamado por más.
—No es el cuerpo lo que importa—ella susurró. —Lo que está
dentro es lo que importa Mac. Y yo te…
—No. —Él detuvo las palabras. No soportaría escucharlas, no
ahora, no cuando todo era tan incierto.
—Mac.—Su respiración fue un grito lloroso cuando lo miró, las
lágrimas inundaban su mirada que debía ser llenada por risas, No el
dolor que veía en ellos en ese momento.
Él mismo hubiera llorado si fuera posible. Podía sentir la emoción
expandiéndose dentro de él, la agonía distinta a cualquier cosa que
conociera antes, quería poder llorar para derramar las lágrimas por
todo lo que nunca conociera hasta ahora.
Fue por eso que estaba tan desesperado por llegar donde ella
estaba cuando su mente era un caos. A través de sus libros, de sus emails y de sus simples llamadas de teléfono para emprenderla contra
ella por su romanticismo, ella se abrió camino hacia su corazón. Y él ni
siquiera se había dado cuenta. ¿Cómo no percibió cuánto lo llenaba,
cuánto sus palabras lo afectaban?
Quizás lo había hecho. Quizás fuera por eso que estaba tan
determinado a enfrentarla. Quería tocarla, probar la pasión salvaje de
la que sólo había leído y que ridiculizara. Él quería sentir el calor de su
espíritu, el sabor de su deseo. Y lo sintió. Muchas veces. Y aún así, no
lo había hecho.
Se quedó mirando sus propias manos una vez más. Sólo el
espíritu de quien era la tocaba. Él no estaba tocándola. No era su
mano la que experimentaba la suavidad de su piel, sus labios
saboreando sus besos, o su polla llevándola a un orgasmo explosivo.
Traducción de: Pao
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La caída de
—Vete—dijo a regañadientes, alejándose de ella.
No podía soportar seguir tocándola de esa forma, no podía
soportar la idea de que su último beso, o el último toque de sus dedos
en su piel, fuera con un cuerpo que no era suyo.
—Mac, aún eres tú. —Él podía escuchar las lágrimas en su voz
mientras se volvía dándole la espalda—. No importa qué eres, aún
sigues siendo tú.
—No, Piernas—dijo cansadamente. —No soy yo.
Él miró hacia la unidad que mantenía su cuerpo rígido y
silencioso. ¿Incluso eso era realmente él?
Sacudió su cabeza con la aflicción cocinándose a fuego lento en
el fondo de su alma. Había pasado toda su vida buscando venganza
¿Qué ganó con eso? Más sangre, muerte y traición. Y los sueños, los
deseos que una vez alimentaron su alma, fueron dejados atrás,
sofocados por el ansia de poder y de venganza.
No, incluso ese cuerpo casi roto, carente de su espíritu, tampoco
era realmente él. Mac era ese hombre que se rió de la vibrante
sagacidad de la muchacha que se encontraba detrás de él. Mac era el
hombre que la amaba, que la deseaba, el hombre que vio y escuchó
con sorpresa los sueños que la motivaban.
—No quiero dejarte solo. —Su voz estaba ronca por las lágrimas,
por la emoción. —Tú me metiste en esto, Mac. Hiciste con que me
importaras. No me alejes ahora.
Se pasó los dedos por su largo cabello antes de cruzar los brazos
sobre su pecho, sosteniéndose para no acercarse a ella.
—Ve con Amareth, —dijo firmemente. —Esto se terminará pronto,
Piernas, entonces podrás retornar a tu vida… a tus sueños.
Y él los devoraría, palabra por palabra, en cada libro que ella
escribiera. Cuando esto terminara, ¿Qué haría ella con El MacDougal,
un hombre con sangre en sus manos y con sentimientos de venganza
en su alma?
Traducción de: Pao
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La caída de
—¡Cobarde!—Ella lo acusó bruscamente, su voz vibraba con rabia
y dolor.
Se volvió hacia ella, mirándola fijamente mientras ella temblaba.
Su cabello enmarcaba su rostro en mechas platinadas, negras y
moradas que deberían parecer ridículas, pero en ella parecían
completamente naturales.
Ella era como una de aquellas hadas de los cuentos que su madre
le leía. Una criatura mágica del reino de las hadas que le traía belleza
y vida en su despertar.
—Oh, aye—él suspiró. —Eso soy yo. Un cobarde. Porque
conozco al hombre que soy y la muchacha que eres y temo que
aunque tan mala como sea tu opinión de El MacDougal, la verdad es
mucho peor. Una verdad que quizás ninguno de los dos pueda
soportar completamente.
—Y yo temo que estás tan lleno de mierda que esto ya no es
gracioso—estalló, sorprendiéndolo. Exasperándolo.
Él arqueó una ceja retrocediendo, conteniendo el impulso de
empujarla a sus brazos y mostrarle exactamente como El MacDougal
solucionaba el problema con las mujeres que hablaban mucho. Una
sonrisa casi curvó sus labios con ese pensamiento. Ella le recordaba
su propia arrogancia y sus fallos como ninguna otra persona podía
hacerlo. Ella le recordaba todo lo que sacó fuera de su vida, y quizás
no tenía oportunidad de recuperar.
—No me levantes esa maldita ceja así—ella resopló, sus labios
afinándose con el disgusto. —Contigo, Mac, el cuerpo no tiene
importancia. Siempre serás un cerdo arrogante.
Él sonrió. No pudo evitarlo. Ella estaba ahí, con sus manos en sus
caderas, sus ojos echando chispas de fuego violeta, su rostro
enrojecido con rabia y pasión y aún se enojaba con él como si no
tuviera ninguna razón para temerlo, ninguna razón para ser cautelosa.
Otros estarían temblando de miedo ante su furia, pero no Elyiana,
su Piernas. Ella lo conocía como nadie más y se había olvidado de
ese detalle.
Traducción de: Pao
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—Elyiana… —susurró su nombre, pretendiendo decir mucho más
de lo que sabía que debía decir. Pero su salvación vino en forma de
golpes en la puerta que Amareth hiciera antes de entrar rápido.
—Mac necesitamos empezar. —No había ninguna disculpa en su
tono de voz, pero su mirada estaba llena de remordimiento. —El
equipo está listo. Tenemos que hacerlo ahora.
Él siguió mirando a Elyiana.
—Y está más que listo para ti —ella bufó con desdén femenino. —
Fíjate si no puedes perder la parte de El MacDougal en algún lugar y
devuélveme solamente a Mac. Por lo menos con él se puede tratar.
Ella se volvió y salió rápidamente, su cabeza bien levantada y su
cuerpo vibrando con rabia.
—¿Serás lo suficientemente estúpido como para perderla?—
Amareth preguntó cuando Elyiana golpeaba la puerta detrás de ella.
Mac devolvió su mirada sombría hacia ella.
—¿Fuiste lo suficientemente inteligente para tomar lo que
querías? —le preguntó a ella.
Ella hizo una tensa mueca.
—Quizás necesite alguien que me muestre cómo hacerlo—sugirió
antes de indicarle la cama al lado en el laboratorio. — Vamos a
conectarte y hacerlo. Y pide a Dios que puedas recordar como lo
hiciste la primera vez.
CAPÍTULO 19
Traducción de: Pao
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—Había un blip1 en la pantalla de transferencia cuando lograste
poseer al androide—. Amareth informó cuando se sentó en la camilla
delante de ella, mirándola de cerca. —Voy asumir por los informes y
diagnósticos que hay hasta ahora, que tú sabías que estabas
muriendo. —Ella hizo una pausa y él la vio tragar en seco, pero su
expresión no cambió. Estaba tranquila y compuesta.
—Estaba muriendo, Am—dijo suavemente. —Ambos lo sabemos.
Unos ojos iguales a los suyos lo miraron antes que ella alejara la
mirada.
—Hace mucho tiempo que no me llamas Am—, ella susurró—Con
el acento… — Ella sacudió su cabeza, carraspeando mientras sus
manos se dirigían a su cabeza. —Las entradas para conectarte al
computador están atrás del cuello. Este modelo fue proyectado para
parecerse a un macho humano
lo máximo posible, por eso
escondimos la entrada que abre el cerebro computarizado.
Ella levantó su cabello y Mac admitió para sí mismo que la
sensación de sentir la abertura en la parte de atrás de su cabeza era
bastante desagradable.
—Sabes que jamás contaría tus secretos ¿No, Am?
Había cosas que él necesitaba decir antes que se lo llevaran
abajo, y no tuviera ninguna otra oportunidad de decirlas.
Ella se detuvo, su mirada encontró la suya un momento antes de
que ella se moviera hacia atrás.
—Sé que jamás los contarías—finalmente concordó fríamente,
mientras en su voz había una confianza que él se preguntaba si se la
merecía.
Sintió una sensación súbita de algo golpeándolo en algún lugar y
se estremeció. Mierda, odiaba eso.
1
Es la relación entre el número de veces en que aparece en el radar con el número de veces que
podría ser visto. Sería un punto de luz en la pantalla del radar o sonar indicando la posición de un
objeto detectado, como también un fenómeno temporal o insignificante.
Traducción de: Pao
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—Am—la detuvo cuando ella retrocedía hacia la hilera de
computadores en frente.
Ella se volvió para enfrentarlo, sus ojos verdes más oscuros, su
mirada un poco húmeda. Él siempre le enseñó a esconder sus
emociones, hasta de él. Y estaba haciendo eso exactamente.
—¿Te dije lo orgulloso que estoy de ti? —preguntó mientras,
inclinaba su cabeza y la miraba.
Ella se encogió de hombros incomodada.
—Sabía que lo estabas, o no estaría aquí—finalmente dijo con
confianza.
—Oh, eso es verdad —él suspiró, sacudiendo su cabeza. — Pero
Am, ¿Alguna vez te dije que estaba equivocado?
Eso la hizo detenerse. Ella lo miró, un súbito resplandor de dolor
en sus ojos mientras lo miraba.
—¿Equivocado en qué?—se volvió hacia los monitores, tocando
varios de los comandos antes de parar y volverse hacia él cuando no
le respondió.
—Te amo, Am—él dijo, extendiendo su mano para tocar su mejilla
repentinamente muy pálida. —Estaba equivocado en nunca decirte
esto, en pensar que debías saberlo, y no entender que debía
demostrártelo. Estaba equivocado en enseñarte a contenerte, hasta de
aquellos que te aman. Estaba equivocado, y si no sobrevivo,
prométeme que conversarás con Tael. Prométeme que le darás una
oportunidad de saber la verdad sobre tus secretos.
Su respiración se atoró cuando ella se volvió rápidamente hacia
él, sacudiendo su cabeza fuertemente.
—Estabas en lo correcto, Mac—dijo dolorosamente, y él sabía
que era dolor lo que vibraba en su voz, temblando en cada línea de su
cuerpo y se avergonzaba de sí mismo por no haber enfrentado jamás
el dolor que su hermana vivía.
—No, Am—suspiró. —No lo estaba. Puedes ser fuerte y ser
amada también. Puedes llorar cuando sientes dolor y aún así hacer lo
Traducción de: Pao
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que se necesita. Y puedes arrepentirte, Am, necesitar hacerlo, de la
misma manera en que me arrepiento ahora. Te debería haber
protegido, y no criarte en el medio de los demonios a los que sabía
que nos enfrentábamos. Te podía haber protegido sin que hubieras
ensuciado tus manos de sangre. Y sacando eso, podría haberte
mostrado un poco de amor sin olvidarme con lo que estábamos
luchando.
—Detente. —Ella se agarró del borde de la encimera con un
desamparo que partía su corazón. —Hiciste lo que tenías que hacer.
Nos cuidaste. Nos criaste para que sobreviviéramos…
—¿Pero te crié para conocer el amor? —preguntó suavemente. —
Nunca le contaste a él. Han pasado cinco años, jamás le has contado
la verdad a Tael, nunca le contaste de las consecuencias de aquella
noche. Nunca lo dejaste que se aproximara, a pesar de ver el deseo
de él de estar cerca de ti.
—Era lujuria—estalló. —Era sólo eso. Concordaste que era sólo
eso.
—¿Quién soy yo para saber sobre el corazón de un hombre? —la
cuestionó con pesar. —Tenía conciencia de tu dolor. Sabía de tu
tristeza por el llanto que escuchaba en el medio de la noche y de las
pesadillas que tenías. Sabía que no podía protegerte. Todo lo que
podía hacer era envalentonarte para que enterraras esto como enterré
mi propio dolor.
Su voz estaba aumentando. Sabía eso, conocía la emoción que
pulsaba dentro de él y lo desnudaba ante la hermana de quien
siempre luchó por esconder sus emociones.
Él lo había escondido para enseñarle cómo hacerlo. Para
mostrarle cómo bloquear su amargura y dolor. Y ése era su peor
pecado.
Se giró hacia él, su rostro distorsionado por el esfuerzo para
contenerse, sus ojos brillando las con lágrimas no había derramado en
cinco largos años.
—No puedo contarle —susurró.
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—La decisión es tuya—dijo con una voz más suave, más afilada
con cargo de conciencia. —Para que sepas, Am, estaba equivocado.
Esconder las amarguras, el amor, esconder las cosas que te
atormentan en las horas más profundas de la noche solo te traerá
más dificultades. Eso lo aprendí hoy —admitió. —Veo mis pecados y
los reconozco por lo que son. Y lamento no poder volver atrás,
entonces lo hubiera hecho diferente. Muy diferente Am.
—¿Qué ocurrió contigo? —dijo entre dientes furiosamente. —Este
no eres tú, Mac. Tienes algo malo…
Él se movió para que ella no se alejara de él, sus manos
sosteniendo las suyas mientras la empujaba hacia él, mirándola,
conteniendo el deseo de sacudirla, pero él sabía que era su culpa. Eso
había sido lo que le enseñara.
—Aprendí sobre mis puntos débiles— estalló. —Cuando mis
recuerdos estaban desordenados, mi vida era una mezcla de todo,
busqué una cosa, Am. Busqué otros sueños, sueños de otro corazón,
de otra persona. Leía sus malditos libros y la odiaba por lo que ella me
mostraba. La odiaba a tal punto que casi hice quebrar la editorial, y a
ella, porque me mostraba todas las cosas a las que había dado la
espalda. Estaba debilitado, perdido y me sentía solo, y fue hacia ella
donde me dirigí. Sus sueños lo tomé como míos. ¿No lo ves,
muchacha? Yo la amé mucho antes de ir hacia ella. La amaba y la
odiaba por eso, porque pude ver en esos malditos libros lo que ella
podía darme, lo que yo había sacado de mi vida. Ella me usó, Am para
crear a esos héroes de los que escribía, y sus heroínas eran ella
misma, lo veo ahora. Porque ví su corazón, y ella me mostró el mío.
¿No lo ves? Yo estaba equivocado y que Dios me ayude, quizás no
tenga otra oportunidad de decirte que yo no me hubiera aceptado a mí
mismo hasta que la elección me fue quitada. Estaba equivocado, Am,
porque me negué a amar. Y ahora, quizás no tenga la oportunidad de
compensar ese pecado solo. El más ofuscado e imperdonable pecado
jamás imaginado. Olvidé cómo amar.
—Haré todo correctamente—llorisqueó, suplicante, implorando. —
Juro Mac, que te traeré de regreso.
Él levantó su mano, tocando su cabello, después su mejilla.
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—Si no lo logras, no será porque fallaras—dijo tiernamente. —Soy
yo, Am. Yo fallé. Mucho antes. Quiero que siempre recuerdes eso.
Esto no es culpa tuya. Y no aceptaré que te culpes si esto no resulta.
Este pecado es mío, Am.
—Mac… —Una sola lágrima cayó de sus ojos, bajando
lentamente por su rostro pálido.
Él limpió la humedad, mirándola fijamente por largos segundos
llenos de dolor.
—Está bien llorar —dijo, mirando fijamente la lágrima, deseando
poder él mismo derramar las suyas. —Acuérdate de esto, Am. Es
bueno llorar.
Es bueno llorar. Mac miró silenciosamente el techo del laboratorio
mientras Amareth permanecía al lado de la camilla.
—Lleva doce horas desfragmentar el cerebro computarizado —
dijo con voz ronca. —En el momento que concluya, empezaremos la
transferencia. Yo creo que sentiste alguna cosa, de alguna manera
sabías que existía una oportunidad de alejarte de la muerte. Durante la
desfragmentación estarás consciente. Trata de recordar quién eras.
Qué recuerdo, impulso o lo que te haya llevado fuera de tu cuerpo
hacia el androide. Y ese será el camino que te llevará de nuevo a tu
propio cuerpo.
— Encontraré el camino, Am —le aseguró. —Lo prometo.
Por lo menos, esperaba que pudiera.
—No serás capaz de moverte o de hablar —comentó. — No tengo
la seguridad si estarás pendiente de lo que estará ocurriendo a tu
alrededor, pero supongo que será como si estuvieras durmiendo. Fue
como programamos el robot para esta fase de cualquier manera.
Tienes que estar bien para que sepamos cómo funciona.
—Estaré bien para hacer esto —arrastró su voz irónicamente.
El silencio vino junto con sus palabras. Finalmente, él la miró,
dejando de mirar el techo.
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—Siempre supe que me amabas—dijo ella. — Siempre supe que
lo hiciste para protegernos a Jaime y a mí. No me arrepiento de la
persona en que me transformé.
Mac tenía muchos arrepentimientos.
—Eres una buena muchacha, Amareth MacDougal —le dijo
sinceramente. —Una de las mejores que conozco. Ahora ponte a
trabajar y quiero que sepas que no importa lo que ocurra, todos
hicimos lo mejor que pudimos.
Ella exhaló ásperamente antes de alejarse, con el arrepentimiento
ondeando en su mirada. Un segundo después sus fuerzas lo
abandonaron como si un interruptor fuera desenchufado y él vio,
literalmente, cómo su vida empezara a parpadear delante de sus
propios ojos.
CAPÍTULO 20
La desfragmentación era un procedimiento muy poco cómodo y no
era por las sensaciones de estática y eléctricas que pasaban por su
cerebro, sino por los recuerdos olvidados, que traían su pasado en un
fogonazo de visión interior. Recuerdos de sus padres, su vida antes de
su muerte. La promesa que hiciera de proteger siempre a Amareth y a
Jaime, cuando ellos eran muy jóvenes.
Su madre había llorado. Recordó oírla gemir mientras ellos
mataban a su padre, su voz áspera mientras repetía su nombre
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innumerables veces hasta que finalmente le dispararon y le quitaron la
vida a ella también.
Recordó la enfermedad provocada por sus propias heridas, su
remordimiento y dolor por no haber sido capaz de de salvarlos. No
había sido lo suficientemente fuerte, y se maldijo por su debilidad.
Vio los sucesos pasando por él, los años posteriores cuando
criaba y entrenaba a Amareth, enseñándole a ser dura, fuerte, en caso
de que le ocurriera cualquier eventualidad. Ella tenía que ser fuerte,
tenía que cuidar de Jaime hasta que él creciera. Ella tenía que
proteger sus propiedades y su poder y tenía que aprender que no
podía confiar en nadie más.
Si él tuviera un corazón, se le hubiera partido mientras observaba
a la joven muchacha, que una vez fuera risueña y se transformó en
una adulta tranquila y determinada, dispuesta a matar para proteger a
los que amaba. Pero ella amaba. Lo sabía. Sabía que ella amaba.
El proceso era largo, y la paciencia no era una de sus virtudes.
Infelizmente, dormir durante el proceso no era una opción. Estaba
consciente de todo el proceso.
Conforme el proceso empezó con la cuenta regresiva para la
transferencia, Mac percibió que las puertas del laboratorio se abrieron.
Impotente, incapaz de moverse para ver quién era el intruso,
solamente podía escuchar los pasos acercándose en su dirección.
Mierda ¿Dónde estaban los guardias que deberían estar en la puerta?
¿Dónde estaba Amareth?
—Deberías haber muerto esa noche, MacDougal. — Un shock
resonó en su sistema cuando escuchó esa voz. —Hubiera sido mejor
para todos nosotros que estuvieras muerto ahora.
Benjamín. Ben era un MacDougal, uno de los más jóvenes que
escapara de la masacre de las familias hace mucho tiempo.
—Estoy cansado de organizar tu muerte, Mac—lo dijo
sarcásticamente, su voz áspera, nada como el bueno y amigable
hombre que Mac conocía. —Tú y la puta de tu hermana debían haber
muerto con tus padres años atrás, en vez de meterme en esto.
Pagarás por hacerme tomar esta actitud, Mac.
Diez segundos para la transferencia…
La voz del computador dentro de su cabeza era un sonido distante
mientras luchaba para moverse, para protegerse. Su cuerpo estaba
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inmóvil, los sensores conectados a su mente al sistema neuronal del
androide fueron desconectados. Era hombre muerto.
—Por lo menos de esta vez no será tan sucio… —él continuó. —
Los robots no sangran ¿verdad, mi amigo? —se rió silenciosamente.
— Ellos sólo joden a pequeñas escritoras estúpidas. Voy a divertirme
mucho matándola casi tanto cuanto lo hago contigo.
Un sonido de tela y de un suspiro satisfecho.
—Quizás la joda hasta su muerte—meditó. —Eso sería muy
agradable, si pudiera soportar tus descartes. Ya estoy cansado de
esos, Mac.
Cinco segundos para la transferencia…
Mac se concentró en construir impulsos nerviosos en su mente.
Sólo había una posibilidad. Apenas una manera de salir y él lo sabía.
—¿Mac, sabes lo que una pistola láser puede hacer a los
componentes electrónicos? —Ben canturreó en voz baja, diversión y
placer sin piedad resonaban en su voz.
Iba a arrancarle la jodida cabeza. La furia crecía dentro de él.
Cuatro segundos para la transferencia…
Podía sentir el poder surgiendo en su cabeza, un campo eléctrico
envolviéndose alrededor de él como un zumbido estático de un millón
de abejas trabajando en conjunto
—Prepárate, MacDougal. Sucio bastardo. Y ahora pagarás…
Tres segundos para la transferencia…
La furia lo dominó y lo consumió mientras escuchaba la potencia
del láser, sintió la sensación de su propia muerte, mucho más
poderosa ahora que antes.
—Podría morir contigo, pero sabré que será mi hijo el que seguirá
con esto. No la perra de tu hermana o el perro de tu hermano. Porque
ellos serán los próximos. Ellos van a morir Mac, así como también tu
pequeña escritora.
Iniciando la transferencia…
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Mac lanzó todo lo que tenía para seguir la súbita ola de energía,
su espíritu corriendo por escaparse. Nada importaba, sólo escapar,
sobrevivir, vivir… Su gruñido mudo de furia fue seguido por el sonido
del disparo láser, el arma lanzada en el computador antes que todo se
oscureciera…
Sus ojos se abrieron de repente. Sus ojos. Su cuerpo. Débil, pero
vivo y lo suficientemente fuerte para procesar inmediatamente el
hecho que Ben estaba girándose hacia la unidad que estaba abierta,
el shock en su rostro cuando él vio a Mac mirándolo fijamente.
Su dedo apretó el gatillo del láser. Lanzándose hacia un lado, Mac
cayó al suelo duro y frío un segundo antes que las chispas volaran
alrededor, la electrónica en el interior de la unidad reaccionó al disparo
de la explosión de energía. Las alarmas sonaban, los gritos se
aproximaban.
—¡Bastardo! —Ben gritó con furia enloquecida cuando otra
explosión casi alcanza los pies de Mac cuando se dirigió a la
seguridad cuestionable del banco donde se encontraba los
computadores que controlaban la unidad de soporte de vida.
Segundos más tarde, las chispas llovían alrededor de él mientras
se lanzaba en una carrera en dirección a las piernas desprotegidas de
Ben. Ellos cayeron, las maldiciones lanzadas llenaban el sonido de la
pelea cuando la puerta del laboratorio se abrió violentamente.
Caos era una palabra suave para los gritos, el choque de cuerpos
y la lucha, como para darle sentido al enmarañado de violencia
desarrollándose alrededor de él. Mac pudo darle un duro golpe en los
testículos a Ben, dejándolo inútil antes que se arrodillara, con su puño
listo y preparado para dejarse caer en cualquier otro que osara
atacarlo.
—Mac… —Jaime lo miró, sus ojos verdes oscuros estrechados,
estaba horrorizado y su rostro pálido, mientras su mirada iba de su
puño a su rostro. —Mac, está todo bien. Lo derribaste. Nosotros lo
tenemos ahora.
Ellos lo tenían. Su cabeza giró para ver a los guardias levantando
a Ben, su delgado cuerpo encogido mientras luchaba por respirar.
Amareth se movió delante de él, su arma láser apuntaba hacia la
cabeza del hombre.
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La caída de
—No. —Mac respiró con dificultad, luchando por alcanzarla. —
Para Am…
Luchó por levantarse, empujando la mano de Jaime a un lado,
determinado a levantarse solo, aún estando débil.
Amareth se volvió hacia él, sus ojos estrechados, llenos de rabia.
—Él intentó matarte, no una vez, sino dos veces— replicó con los
ojos ardientes. —¿Crees que su muerte me importa?
—A mi sí—levantó su brazo, sus dedos sosteniendo la mano que
agarraba el arma. —Me importa a mí, Am. Enciérrenlo. No está
trabajando solo y necesitamos esa información. Nos arreglaremos con
lo demás… —osciló en sus pies, haciendo una mueca. —Cuando
pueda mantenerme de pie solo.
Se habría caído si no fuera por Jaime y por los guardias que
estaban atrás de él.
—Llévenlo a la unidad extra—Amareth estalló. —Y encierren a
este bastardo arriba —señaló a su primo despreocupadamente.
La unidad extra con ruedas fue ubicada en el lugar, pero los
computadores no, ya que aún estaban con chispas en el otro lado del
laboratorio. Mac se relajó agradecido, y muy contento por poder relajar
sus piernas inestables.
—¿Dónde está Ellie? —Él necesitaba verla. Saber que estaba
segura también.
—Ella está segura, Mac—exhaló ásperamente. —Ella está en su
dormitorio descansando segura. Me aseguré de eso.
Tomó aire, cansado, asustado por la debilidad de su cuerpo. Pero
condenadamente contento de estar en él otra vez.
—¿Cuánto falta para que esto esté terminado? —masculló entre
dientes. —Esta debilidad es una mierda.
—Otras doce horas, no menos—el doctor informó. —O puedes
salir antes pero pondrás tu vida en riesgo. Me rindo con ustedes dos.
No existe nada más que pueda hacer. La unidad hará lo que falta.
Él concordó con la cabeza lentamente.
—Am, quédate con Elyiana en todo momento. No la dejas ni un
minuto. Jaime y Tael se quedaran conmigo y el médico en jefe. Quiero
los laboratorios cerrados y este cuarto sellado. Nadie entra o sale sin
un código mío.
Él estaba bien consciente que Tael se estaba moviendo para
realizar todo lo requerido aún antes de haber dado la orden. Confiado
que por lo menos nadie podría entrar, se acostó nuevamente y
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La caída de
permitió que sus ojos se cerraran cansadamente. ¿Cuánto tiempo
había pasado desde que durmiera por última vez? ¿Descansara? No
podía recordar cuándo fuera la última vez que lo hiciera.
—Nosotros cuidaremos de todo — ella prometió. — Duerme, Mac.
—La voz de Amareth estaba ronca llena de angustia. —Descansa
ahora.
Él cerró sus ojos e hizo exactamente eso.
CAPÍTULO 21
La puerta se abrió y Elyiana se abrazó a sí misma. Scott estaba
detrás de ella masajeando sus hombros, intentando confortarla. Las
horas habían pasado, pocas horas que parecían días. Si él se había
ido, si su Mac estuviera muerto, no estaba segura de poder lidiar con
ello. Con el corazón en la garganta, ella enfrentó a Amareth.
—La transferencia fue exitosa—. Amareth dijo en forma firme.
Elyiana dio un suspiro de alivio. ¿Había estado respirado después de
todo? —Capturamos al espía y ya está detenido. Lidiaremos con él
luego.
¿El espía? Elyiana miró un momento a Amareth antes de
preguntar.
—¿Cómo ocurrió?
—Era nuestro primo. Estaba en el laboratorio en el momento de la
transferencia e intentó matar a Mac nuevamente. Fracasó. Sin querer,
él probablemente ayudó para que todo ocurriera bien. Mac se despertó
y lo sostuvo hasta que pudimos llegar a él. — Amareth explicó.
Traducción de: Pao
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La caída de
Elyiana luchó para comprender, viendo ira en los ojos de Amareth.
Su cuerpo estaba rígido con rabia.
—¿Pero Mac está bien? ¿Él está herido? —Su propio cuerpo
dolía por la tensión, por la preocupación de que la transferencia
resultara. Saber que nuevamente habían intentado matarlo le
enfureció.
Amareth sacudió la cabeza.
—No, no está herido, Mac está bien. Es muy importante que
permanezca en recuperación por un período de tiempo. Aún está
débil. Pero se recuperará completamente.
—Oh, qué bueno. —Había estado rezando todo el tiempo,
pidiendo, implorando y finalmente negociando con Dios que Él dejara
a Mac sano. Silenciosamente, le agradeció a ÉL por escucharla.
—¿El bastardo de tu primo está muerto? —Elyiana preguntó
ríspidamente.
—Infelizmente no. Mac no dejó que lo matara. —Amareth
murmuró.
—¿Pero él no se escapará? —preguntó. —¿Puedo confiar en ti
para hacer que pague por lo que hizo?
Una sonrisa feroz curvó los labios de Amareth.
—No, él no se escapará de esto, y sí lo pagará. Tienes mi palabra
que eso es lo que va a ocurrir.
Aplacando su rabia, Elyiana asintió, satisfecha de que Amareth
lidiara con el hombre de forma justa. Aunque prefiriera que estuviera
muerto después de lo que le hizo a Mac. El MacDougal. Querido Dios.
¿Podría esto tener algún sentido? Probablemente no, se respondió a
sí misma en silencio. Lo mejor que podía hacer en ese momento era
volver a su casa. Donde pudiera lamer sus heridas. Respirando
profundo, preguntó.
—¿Entonces es seguro para nosotros volver a casa ahora?
Amareth frunció el ceño y cruzó sus brazos.
—Sí, es seguro. ¿Pero no quieres esperar a que Mac despierte?
Elyiana tragó en seco y bajó la mirada a sus manos, el dolor
pulsaba a través de ella con cada golpe de su corazón. Sí, quería
verlo. Pero él no la quería, no quería su amor. No ahora. No más.
—No, creo que lo mejor que nos vayamos lo más rápido posible.
— Mirando hacia arriba encontró la mirada dura de Amareth. —Quería
saber si estaba bien. Estoy muy agradecida de que esté a salvo. —El
MacDougal la odiaba, no la soportaba. Recordando el desprecio que
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La caída de
El MacDougal sentía por ella, la expresión enojada en su rostro
cuando la había llamado, el dolor floreció en su pecho. Él no querría
tener ninguna relación con ella. Saber esto era angustiante.
—¿Puedo hacer que cambies de idea? Mac va a querer verte. —
La voz de Amareth se suavizó, su rostro se desenfocó cuando las
lágrimas llenaron los ojos de Elyiana.
Esto se terminará pronto, Piernas, entonces podrás retornar a tu
vida… a tus sueños. No, él no querría verla. Él le dio la espalda, le dijo
que se fuera. Ahora Mac ahora estaba perdido para ellas para
siempre.
Sacudiendo su cabeza respiró profundo mientras se quitaba las
lágrimas errantes.
—No, no, me quiero ir lo más rápido posible.
—Si es eso lo que quieres, no te mantendré en contra de tu
voluntad. — Amareth dijo. —Iré a hacer los arreglos. —Deteniéndose
en la puerta, se volvió hacia Elyiana. —Si cambias de idea me avisas.
Eres bienvenida a quedarte el tiempo que quieras.
—¿Amareth?
—¿Sí?
— Sabes lo que significa… ghraw mo cry ah ¿Qué significa?
Las cejas de Amareth se juntaron, entonces sus ojos se
ensancharon.
—¿Quieres decir ghrá mo cridhe?
—Sí eso.
Amareth la miró fijamente un momento, entonces le contestó.
—Quiere decir, amor de mi corazón.
Una chispa de esperanza brilló en su corazón, caliente y brillante
antes que rápidamente la apagara. No, sólo fue un sueño, se dijo a sí
misma. No era real, en la realidad le había dado la espalda. Que cosa
poderosa podía ser la imaginación. Los deseos inconscientes tenían
un modo de revelarse. Él no la amaba. No iba a esperarlo para que él
la rechazara nuevamente.
Carraspeando ella encontró la mirada de Amareth.
—Gracias—dijo con determinación, con la esperanza de que
Amareth se retirara antes que se derrumbara lloriqueando de angustia.
—De nada —Amareth dijo suavemente cuando la puerta se cerró
detrás de ella.
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La caída de
Su corazón se estaba rompiendo, pero sabía que estaba haciendo
lo correcto. No podía quedarse para ver el frío desprecio en los ojos de
El MacDougal. No ahora. Scott la abrazó mientras ella hipaba con su
rostro enterrado en sus manos.
—Mira amor, porque no vas con él, le dices que lo amas. —Scott
dijo restregando su brazo. Intenté eso, ella pensó, pero no resultó. —
Si él te da la espalda, patearé su lamentable culo hasta hacerlo puré.
— Al escuchar el bufido de Elyiana él se puso rígido. — Bueno, no es
una maldita máquina ahora. Probablemente pueda con él.
—Sí, Scott tú podrías. Pero no quiero a ninguno de los dos
heridos. Él no quiere escuchar mi declaración de amor. No cambiaría
nada. No quiero herir a nadie más.
Scott la abrazó fuertemente. Ella recostó la cabeza en su hombro
y lloró.
—Ve y dile la verdad. Estaré aquí para ti.
—Está todo bien, Scott. Era muy feliz con la vida que tenía. ¿Por
qué él tuvo que venir y tirar todo al infierno?
—No sé, bebé. Lo siento tanto—dijo besando su cabeza. —Ellie,
vamos a esperar. Conversa con él.
Ella sacudió su cabeza.
—¡No! No puedo. ¿No lo ves? Él nunca me quiso. No era él
mismo. Era un maldito androide sexual. Todo lo que ocurrió entre
nosotros pasó porque él no sabía nada. Él nunca fue real en primer
lugar.
Scott levantó su barbilla con un dedo y encontró su mirada.
—Creo que esta vez estás equivocada, Ellie.
—No, Scott. No lo estoy y quiero irme a casa —dijo con firmeza.
Con tiempo, su corazón estaría curado. Del mismo modo cuando sus
padres murieron… de algún modo su corazón estuvo mejor. Curaría
nuevamente. Pero la pérdida ahora era tremenda y se sentía vacía.
Necesitaba llegar a su casa y acercarse a las cosas con las que
estaba familiarizada, e intentar dejar partir al único hombre que amó.
—Entonces nos iremos a casa— dijo con un suspiro, llevando su
cabeza nuevamente a su hombro.
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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La caída de
CAPÍTULO 22
Ella se había ido. Mac se detuvo en el medio de su dormitorio,
Amareth estaba muda detrás de él, y miró fijamente a la cama
perfectamente arreglada.
—Mac, no podía forzarla a que se quedara. Si hubiera…
—No te culpo. —Y no lo hacía. Permitió que la culpa cayera sobre
sus propios hombros.
Amareth desobedeció una orden directa por primera vez en sus
vidas. Pero ella respetaba a Ellie, Mac sabía que existían muy pocas
personas además de él que Amareth quisiera y respetase. Ella no
hubiera forzado a Elyiana a quedarse, a no ser que su vida corriera un
peligro real. Las informaciones que se obtuvieron con el interrogatorio
de Ben hacían creer que no lo estaba.
Él no había dejado que ella susurrara sus palabras de amor, no
permitió las promesas que necesitaba en ese momento. No podía. No
en ese momento. La falta de ellas habría alimentado la necesidad de
correr, de distanciarse aún más del rechazo. Su Elyiana no se
quedaría en un lugar donde sintiera que no era querida. El problema
era que ella no era solamente querida sino que además era
necesaria. La necesitaba para sobrevivir al pantano de emociones y
hambre que lo carcomían en ese momento. Ella era su mujer. No la
dejaría escapar.
—¿Mi avión está listo? —se volvió hacia ella, viendo la indecisión
en su rostro.
— Mac, dale un tiempo para que ella…
—Amareth, ahora no es un buen momento para que me critiques.
—Dijo fríamente con la voz arrastrada. —Tú dejaste que partiera y yo
entiendo por qué lo hizo. Pero esa es mi mujer y seré un imbécil si
permito que se aleje de mí tan fácilmente.
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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Lora Leigh/Verónica Chadwick
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Detrás de ella, Tael cruzó los brazos sobre su pecho, mirando a
Mac pensativamente.
—Tu avión está listo. Ya hice los arreglos—dijo firmemente. —Dos
de los mejores pilotos y yo te acompañaremos. Aún no estamos fuera
de peligro con esta conspiración en contra de la familia, Mac.
Permítenos protegerte al menos.
Mac asintió fuertemente. Había aprendido el valor de permitir que
sus guardaespaldas hicieran su trabajo después del ataque que había
provocado su temporada dentro de un cuerpo que no era suyo.
—Eso no te correspondía. —Amareth vociferó cuando se volvió
hacia Tael furiosamente. —Estás traspasando los límites, McLeod.
Él bufó sarcásticamente.
—Me preguntaba cuándo te darías cuenta de eso —levantó su
mirada hacia Mac. —Tengo a dos hombres que la siguieron a ella y su
amigo en su regreso a la casa y se quedaran allí custodiando. Nos
encontraremos con ellos cuando lleguemos.
Amareth silbó furiosamente ante la información. Su mirada
chispeante dirigida a Tael con una promesa de venganza.
—No había ningún peligro para ella. No la hubiera dejado partir si
lo hubiera.
—Ese no es el punto —Tael dijo irónicamente. —Mi trabajo es
despejar el camino a El MacDougal, Amareth. Tú eres su jefe de
seguridad y segundo en el mando, pero yo soy tu jodido fantasma.
Recuerda eso. Y mi trabajo es asegurarme de anticipar cosas como
estas.
—Controlador de mierda— ella vociferó, pero Mac vio miedo en
sus ojos cuando ella desvió la mirada del otro hombre.
—Un golpe a la perra en jefe. —Él se encogió de hombros
despreocupadamente. —Acostúmbrate a eso.
Mac se sonrió con el intercambio de palabras, aunque no estaba
lo suficientemente divertido como para olvidarse de la furia. Iba a
quebrar cada hueso en el cuerpo de Scott Forester cuando llegara
allá, sólo porque estaba con ella. ¿La estaría consolando?
¿Abrazándola? Encogiendo sus hombros debajo de la cara camisa de
seda que vestía, Mac se dirigió a la puerta.
Lentamente estaba acostumbrándose de nuevo a su propio
cuerpo. Ya no era súper fuerte, pero tampoco era débil. Era tan alto y
musculoso como el androide pero las similitudes terminaban ahí. Su
cabello era más corto, a penas tocaba el cuello de la camisa y más
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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oscuro que cuando era más joven. Su cuerpo tenía cicatrices, su nariz
aún mostraba una fractura de años atrás y podía sentir su propio
sentimiento de mortalidad ahora.
—Mac, dale un tiempo. —Amareth sostuvo su antebrazo cuando
él pasó por su lado. —Ella necesita enfrentar todo lo que ocurrió.
Mac miró hacia abajo a su hermana, viendo un torbellino de miedo
en su mirada. Sombras de las que él nunca se había percatado antes.
—No, Am —se negó a su pedido. —No le daré tiempo para que
pueda construir sus defensas contra mí. No le daré tiempo para que
pueda encontrar razones por las cuales esto no deba existir. Ella es
mía y no seré tan tonto como para dejarla ir.
—La elección es de ella también, Mac. No puedes forzarla — Mac
sabía que ella mantuvo su voz baja por Tael. Si había una persona
ante quien jamás mostraría debilidad, entonces ese sería Tael.
—No utilizaré la fuerza —aseguró. —No será necesario. Durante
el tiempo que esté afuera, quiero que el castillo esté preparado para
mi llegada. Habrá un matrimonio allí, Am y risas y alegría van a llenar
el vacío de los salones o voy a derrumbar piedra por piedra el maldito
castillo. —Su casa ancestral estaba llena con los gritos de su madre y
el dolor que asoló las familias MacDougal y McLeod tanto tiempo
atrás.
Amareth dio un paso atrás lentamente.
—¿Y si no es lo que ella quiere? —preguntó.
—Entonces es mejor que ella decida de forma diferente —dijo
entre dientes. —Porque estaré condenado si la dejo escapar.
No había nada más que decir con respecto a eso.
—Vamos a volar, Tael—. Él salió con pasos largos del dormitorio,
seguido por Tael y varios de los guardaespaldas mientras recorría su
camino hacia la parte opuesta de los laboratorios principales.
—Las coordenadas ya están programadas en el aeroplano—
informó Tael. — Sabía que iríamos hacia allá.
—Quiero que nuestros guardaespaldas estén en alerta máxima
desde el momento que lleguemos —Mac informó. —No sé qué diablos
está ocurriendo aquí Tael, pero no tendré nuevamente a mi familia en
peligro, ninguno de ellos. ¿Entendido?
—Entendido.
Y Mac sabía que lo había hecho. Tael tomaba la seguridad
mucho más en serio de lo que Amareth creía.
Traducción de: Pao
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— Vamos a volar entonces —ordenó. —Estoy cansado de
esperar.
Más de doce horas en la unidad de recuperación después otras
cuatro horas recuperando fuerzas, dieciséis horas era mucho tiempo
para esperar y él estaba preocupado. Si hubiera sabido que ella
escaparía de ese modo hubiera dado órdenes de mantenerla
encerrada. Pero Mac pensó que ella se quedaría. En su arrogancia,
creyó que estaría esperando por él. Se olvidó que Elyiana era más
fuerte que eso. Que se negaría a esperar a un hombre que no podía
aceptar su amor y mucho menos revelarle el suyo.
El vuelo hacia Australia fue realizado en un tiempo récord. No
había tiempo para desperdiciar y él estaba preocupado. Aterrizaron en
el jardín delantero de la casa de Elyiana mientras las nubes
provenientes del océano oscurecían la tierra alrededor de ellos con la
amenaza del temporal que se aproximaba.
—Retira a todos de la casa —espetó en el micrófono ubicado
junto a su oído. — No quiero nadie a la vista después que Forester
deje la casa.
—Él salió hace una hora atrás, Señor MacDougal— respondió uno
de los guardaespaldas. —Ella lo despidió con un beso en la mejilla y
un amistoso adiós con la mano.
Había un hilo de diversión en la voz del guarda espalda.
—Esa es una maldita buena noticia —él murmuró. —Odiaría
haber tenido que matarlo frente a Elyiana.
A pesar de saber que no lo haría. Sabía que Elyiana no haría
ningún intento de tocar al otro hombre y no permitiría que él la tocara.
Si había una cosa que aprendió con sus libros, era que se
comprometía y su lealtad y fidelidad eran sin límite. Su corazón
pertenecía a él ahora y ella no lo engañaría.
Saltó del avión mientras los otros descendían y se movían más
allá de la línea de visión de la casa. Fue una jugada con la que Tael no
concordó cuando Mac discutió sobre eso con él más temprano, pero
viviría con eso. Todo resguardo fue tomado para garantizar que el
área estuviera segura y que no podía ser observada sólo por él mismo
y Elyiana.
—Piernas, abre la maldita puerta. —Él no se molestó en golpear
cuando llegó al panel de madera. Sabía que ella estaba esperando,
escuchando.
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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Estaba en lo correcto. La puerta se abrió de repente revelando a
una furiosa gata lista para rasgar su garganta.
—Vete de mi propiedad—ordenó furiosamente. —Si te quisiera
aquí te habría enviado una invitación, MacDougal.
El desdén en su voz hizo que apretara los dientes al máximo.
—Mac —dijo entre dientes. —Mi nombre es Mac.
—Tú eres El MacDougal —dijo irónicamente. —Probaste eso en
los malditos laboratorios. Enciérrala en su dormitorio —ironizó
lanzándole sus palabras nuevamente. —Tú me perteneces, Elyiana —
llevó sus palabras más allá del sarcasmo. — Estás tan lleno de
mierda, tú arrogante, superior hijo de…
Estaría maldito si tuviera que soportar escuchar su furia y dolor
por otro segundo. Antes de saber lo que pretendía, la acercó, sus
labios cubriendo los suyos, calmando la explosión de rabia cuando el
hambre empezó a aplastarlo en olas, sustituyendo la furia.
Que Dios lo ayudara, ella tenía un sabor mejor de lo que había
creído. Su piel era más suave, sus labios se amoldaban mejor a los
suyos, su gemido de sorpresa y shock era un golpe a sus sentidos
diferente de cualquier cosa que hubiera conocido.
Amareth estaba equivocada. El Novio a Batería que ella creara no
era de ninguna manera superior al sentido de percepción del macho.
Él podía saborear a Elyiana como al vino más adictivo, dulce y picante,
su pasión chicoteaba a través de su sistema con una furia elemental
que no tenía nada que ver con la tormenta repentina que estallaba
alrededor de ellos.
Pero la tormenta alimentaba algo dentro de él que no sabía que
existía. Sin separar sus labios de los de ella, escuchándola gemir con
el eco de los vientos que golpeaban alrededor de ellos, la levantó y la
aplastó contra él, moviéndola hacia la humedad que caía sobre la
tierra.
La lluvia rápidamente mojó sus ropas y el vestido delgado de ella.
Los colores oscuros se transformaban en sombras sobre su cuerpo
mientras las piernas de ella se sostenían en sus caderas, sus manos
rasgaban su camisa. Hambre primitiva y feroz crecía dentro de los
dos, cantando por sus venas haciendo su corazón acelerarse.
Ella era la tormenta. Ella era el viento. Los relámpagos y la lluvia.
Ella era tan embriagante como la tormenta, tan resistente como la
tierra alrededor de los dos.
Traducción de: Pao
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—Te amo, Piernas —gimió cuando sintió sus manos debajo de la
camisa, sintió sus labios en su cuello mientras él mordisqueaba su
oído. —Con mi alma, con todo lo que soy y lo que jamás podría ser te
amo, muchacha…
CAPÍTULO 23
El hambre que sentía no era como cualquier cosa que conociera
antes, esta necesidad de ser una parte de él. Como un relámpago que
movió su mundo cuando sus palabras llegaron a su corazón.
Levantando su cabeza ella buscó sus ojos.
—¿Mac? —El sonido su voz fue engullido por el temporal.
Parpadeando para alejar las lágrimas, la lluvia llegaba a su rostro, sus
dedos trazaban la cicatriz de su mejilla. Todo parecía cambiar de
lugar.
—Mi Elyiana, te amo—Era una declaración, una promesa.
Inconfundible.
—Te amo—. Ella no tenía la seguridad si realmente dijo las
palabras o simplemente las murmurara. Mac la besó alejando todo,
menos la sensación de él. Sus labios se deslizaron sobre los de ella,
su lengua acarició el interior delicado de su boca. Él la embriagó con
su sabor. ¿Cuánto había extrañado su sabor? Inhaló profundamente,
nunca tendría suficiente de su aroma. Limpio, especiado, masculino,
que la hacía estar hambrienta por él.
Con un gruñido, mostró los dientes cuando rasgó sus bragas,
lanzando la estropeada seda a un lado. Caliente y frenético, su deseo
era como una cosa viva exigiendo satisfacción. Sus dedos la
encontraron, acariciándola, manteniéndola bien abierta, y se introdujo
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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en ella. La humedad fluía de ella, bañando su mano mientras gemía
montando sus dedos.
La respiración irregular hacía a su pecho estremecerse mientras
subía y bajaba sobre la palma de su mano. El vello de su pecho, las
cicatrices, éste era él, realmente él. Temblorosa contra él, ella luchó
para llegar más cerca de su cuerpo, su piel. Su boca estaba caliente,
voraz y ella inclinó su cabeza hacia atrás con un gemido, para darle un
mejor acceso a su garganta. El toque de él, su necesidad por él,
parecían ampliadas. Sus manos quitaron sus ropas, luchando con el
botón de sus pantalones, su cierre, mientras él retiraba sus dedos de
dentro de ella, esparciendo su crema resbaladiza alrededor del orificio
fruncido de su culo.
Finalmente liberando su erección, ella se levantó en sus brazos
posicionando la cabeza larga de su polla en su entrada. Un silbido
escapó de ella mientras bajaba sobre su eje grueso. Agarrándose a él,
arqueó su espalda, su brazo la sostenía mientras él trabajaba su
erección en el guante apretado de su coño. Tan caliente, su eje
pulsaba dentro de ella, expandiéndola, tomando posesión.
─Mía─, gritó con voz ronca por encima del ruido de la tormenta.
Empujando aún más profundo dentro de ella mientras su dedo
sondaba y presionaba firmemente contra su ano, exigiendo rendición.
─Si ─respondió débilmente mientras lo aceptaba en su cuerpo, su
corazón.
Su boca se cerró sobre su pezón por sobre su vestido mojado, su
lengua áspera sobre la punta. Con una mordida de dolor, su dedo
entró en su culo y su polla creció dentro de ella. Un placer intenso robó
su inspiración. Apretándose contra él, empujándolo dentro de ella,
parecía como si estuviera consciente de cada pequeña sensación.
Cada vena pulsando de su polla, sentir sus bíceps abultados debajo
de sus manos, el placer de su lengua áspera sobre su pezón.
─Tan bueno… Tan perfecto. Dios, te amo Ellie, mi Ellie. ─Mac
gimió cuando embistió y ella se arqueó para encontrarse con sus
estocadas.
Subiendo y bajando sobre él, los vellos crespos de su pecho, iban
rozando sus senos ultra sensibles, adicionando otra capa de
sensaciones. Los relámpagos alumbraban alrededor de ellos.
Sosteniendo sus caderas, él apretó sus dientes mientras martillaba
dentro de ella como un pistón. Truenos sacudieron el mundo de ellos y
por un momento, ella se detuvo al borde de su clímax, presa del puro
Traducción de: Pao
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placer. Gritando, enterró sus uñas en él mientras caía en el vórtice de
un orgasmo tan fuerte que pensó que podía despedazarla. Su coño lo
apretó, convulsionando alrededor de él mientras subía nuevamente,
sólo para ser lanzada en otro torbellino de éxtasis.
No demoró mucho en seguirla. Con un rugido que acalló sus
propios gritos debilitados, su cabeza cayó hacia atrás y la llenó,
bombeando con chorros calientes de su semilla dentro de ella. Se
desmoronó contra él, su cabeza contra su pecho.
Los latidos de su corazón sonaban fuerte y rápido en su oído. Las
lágrimas mezcladas con la lluvia se deslizaban por su rostro mientras
ella besaba su pecho. Ella no percibió que la había llevado a la casa
hasta que la sentó en el suelo de su baño y empujó su vestido mojado
por sobre su cabeza.
Acariciando con su mano en su hombro, él murmuró.
─Mmm eres tan suave ─ con ambas manos tomó sus senos,
levantándolos, sus pulgares rodeando sus pezones. ─Bonitos. ─Míos.
Dios, como quería creer que esto era real. Que él realmente la
amaba. Pero él la había rechazado, le había dado la espalda. En el
momento que percibió quién era ella y quién él era, se volvió duro, frío
y la dejó afuera de todo. ¿Qué ocurrió para que viniera a confesar su
amor? Levantando su mirada hacia él, ella no podía evitar las
lágrimas. Su cuerpo temblaba por las ondulaciones residuales de
placer.
─Mac, por qué…?
─Porque, no sabía Ellie. No sabía si esto iba a resultar. Si yo te
decía como me sentía, si te hubiera permitido decir las palabras, ellas
estarían allí para que tú lidiaras sola si yo no volvía ─explicó mientras
tomaba una toalla del estante antes de secarla.
Ella se horrorizó por cómo alguien tan inteligente podía ser tan
ignorante.
─Me heriste, Mac. Me alejaste. Si hubieras muerto en la
transferencia, tendría que soportar el dolor. Sola. Para siempre. ─Ella
lo golpeó en el estómago y se estremeció con el dolor que irradió
hasta su brazo. Él podía no ser una máquina, pero aún era tan duro
como una piedra.
Golpeado por sus palabras, la miró. Sus cejas estaban fruncidas
sobre los tempestuosos ojos verdes. Él tomó su puño y lo llevó hasta
sus labios. Presionando un beso en cada falange de sus dedos.
Traducción de: Pao
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─No debería amor. Quizás lo hice mal. Pero quería oír esas
palabras con mis propios oídos. Tocarte con mis manos.
Su dolor era tangible. Había estado asustado, aterrorizado. Ella
podía ver eso ahora. Algo había cambiado en él cuando estuvo preso
dentro de esa máquina, replica de él mismo. Alguna cosa se partió, se
abrió dentro de él. Sus emociones estuvieron libres. No fue fácil para
él aprender a sentir nuevamente. Enfrentar cosas que lo aislaron del
amor. Dando un paso al frente, ella lo abrazó por la cintura. Cerrando
sus ojos, escuchó el ritmo constante de los golpes de su corazón.
─Podría escuchar los latidos de tu corazón por el resto de mi
vida. Parece algo tan maravilloso.
─¿Lo harás? ─preguntó roncamente, su mano alisando su
cabello.
Esperando que terminara su pregunta, ella se tensó. ¿Perdonarlo?
Si. ¿Dejarlo ir? No.
─¿Haré qué? ─preguntó cautelosamente.
─¿Escucharás los latidos de mi corazón por el resto de tu
vida? ─Sus manos bajaron por su espalda mientras apretaba su
erección en contra de su estómago tembloroso.
Ella se congeló un instante mientras se alejaba para mirarle el
rostro, con miedo de preguntar lo que quiso decir con eso. La
comisura de su boca se curvó, sus ojos verdes del color del mar y
claros como el cristal brillaban con pasión, con amor.
─Estoy pidiendo que te cases conmigo, mujer ─dijo bruscamente.
Ella se olvidó de respirar.
─Lo sé ─dijo, grabando ese momento.
Sus grandes manos la agarraron del culo y la empujaron contra su
cuerpo.
─¿Y? ─hizo una mueca arqueando una ceja.
─Me casaré contigo, MacDougal. Con una condición ─dijo
seriamente.
─Lo que quieras.
Ahuecando su rostro con las manos, era una deliciosa sensación
el de su barba áspera rasguñando las palmas de sus manos.
─Nunca más me alejarás, Mac. No importa cómo te sientas, no te
escondas de mí. No puedes negarme el derecho de compartir todos
los momentos contigo. Te amo y siempre te amaré. Prométeme eso.
Con el pulgar, él limpio una lágrima de su mejilla.
Traducción de: Pao
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La caída de
─Te lo prometo amor. Con todo lo que tengo dentro de mí. Te lo
prometo.
EPÏLOGO
Tres semanas más tarde
Castillo MacDougal, Escocia
─Ellos están seguros en el castillo, ─Jaime explicó entrando en
las oficinas de seguridad improvisadas en el perímetro externo de las
tierras ancestrales de los MacDougal. ─Sin embargo, están peleando
nuevamente. Mierda, nunca escuché a Mac gritar tanto, Amareth.
¿Crees que la golpeará?
Amareth levantó los ojos de los informes que ella sostenía en su
mano y lo miró en silencio fijamente a su hermano menor durante
largos minutos.
─Él no la golpeará ─finalmente dijo con confianza.
Mac fue cambiando lentamente, evolucionando de una manera un
tanto confusa y algunas veces un poco triste para ella. El tiempo que
pasó en el cuerpo del androide fue un momento evidentemente de
revelaciones para él. Era tan fuerte como antes, pero tenía una mejor
disposición para reír y hasta la había abrazado la semana pasada.
Con Elyiana era un hombre totalmente diferente. La tocaba
continuamente, raramente estaba lejos de ella y parecía deleitarse
con su presencia ya sea estuvieran peleando o follando. Y eran
propensos a estar haciendo cualquiera de las dos cosas cada vez que
estaban juntos.
Traducción de: Pao
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La caída de
─Todavía es malditamente extraño. ─Jaime hizo la observación
mientras se quedaba al lado del vidrio a prueba de láser y miraba el
castillo. ─Hace que sea incómodo estar cerca de ellos a veces.
Ninguno de ellos estaba acostumbrado a la intensa emoción que
reflejaban los ojos de Mac. Él aún era un tirano, eso estaba muy
arraigado en él como para cambiar. Pero ya no era frío e
insensible. No escondía su afecto hacia ellos, y se los daba
desinteresadamente. Demostraba su confianza en ellos y Amareth no
había percibido cuánto había necesitado eso.
─Quizás se tranquilicen en unos días más. ─Ella levantó su
hombro como si no le importara. La verdad sea dicha, estaba celosa.
De repente recordó todo lo que no tenía.
Por un momento, su corazón se detuvo con un flash de
recuerdos. Normalmente podía contenerlos, impedir que la
atormentaran, pero últimamente esos recuerdos salían a flote dentro
de ella como una bestia destructora comiéndola viva.
Abre para mí, Amareth… La voz de Tael había sonado sombría y
pastosa, producto de los medicamentos que le diera por las heridas.
Pero ni aquellas heridas y tampoco el dolor lo detuvieron aquella
noche.
Él la sostuvo debajo de él, abriendo sus muslos con una confianza
y determinación que la dejó sin respiración. Entonces presionó dentro
de ella, su polla gruesa y caliente forjando un camino dentro de las
paredes apretadas de su coño, mientras ella corcoveaba y gritaba
debajo de él.
Ella llegó al clímax con la primera estocada y no fue su último
orgasmo. No fue la única manera que la hizo gozar. Él le exigió todo y
ella se lo dio, deleitándose con ello.
La mañana siguiente, él despertó mientras ella se duchaba,
desorientado, la medicación y los excesos de la noche lo agotaron. Y
él no recordaba. Ella supo que él no recordaba nada cuando volvió al
dormitorio y vio su mirada. Y se moriría antes de recordárselo.
Traducción de: Pao
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La caída de
Pero su toque. Ella quería sollozar al recordar sentirlo, el hambre
que él hacía crecer dentro de ella. Su toque aún la afectaba y eso lo
hacía imposible de olvidar.
─Tael está en camino. ─Jaime informó mientras se sentaba en
una silla al lado de ella.
Ella se tensó con la información. No necesitaba a Tael ahí.
─Si, necesitamos de él aquí ─ella se burló. ─Fantasma, mi culo.
Este hombre piensa que es indispensable.
Ella se levantó nerviosa al saber que luego estaría junto a él.
─¿Cuándo llegará? ─finalmente preguntó.
─En algunas horas. ─Jaime se apoyó cerca de los monitores,
jugando con los controles hasta que tuvo una visión clara a través de
la tormenta furiosa de afuera, antes de relajarse nuevamente en su
silla.
─Estaré descansando en mi dormitorio. Avísame cuando esté listo
para aterrizar.
Jaime gruño una afirmación mientras ella se giraba a través de la
pequeña casa de piedra hacia los dormitorios de atrás. Cerró la puerta
y se dirigió hacia la cómoda y abrió el primer cajón. Allí,
inocentemente, estaba el control remoto que había jurado que nunca
usaría allí.
Lo tomó, presionó el botón de activación y esperó en silencio
mientras las puertas de al lado suyo se abrían lentamente.
─Amareth. ─Su voz suave llegó a ella. ─Ven, amor, te estuve
esperando.
Manos grandes tocaron sus hombros y fueron bajando hasta sus
brazos. Su piel caliente, dedos con callos, acariciaban ganando una
respuesta suya que estaba teñida con amargura.
Permitió que la llevara a la cama, sus manos acariciaban su
cuerpo mientras sus labios y lengua saboreaban su cuello.
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─Te eché de menos ─el gruñido hambriento era casi perfecto. El
modo como sus dientes mordisqueaban el lóbulo de su oreja,
rasgando su camisa mientras se la sacaba del cuerpo.
Sus manos sostuvieron sus antebrazos musculosos mientras ella
cerraba los ojos para impedir que las lágrimas cayeran. Era casi
perfecto.
─Mírame, Amareth. ─Él le levantó el rostro, mirándolo con esos
ojos ceniza, oscuros de pasión.
Su cabello negro caía sobre su frente, despeinado de la noche
anterior.
─Abrázame─ susurró, haciendo retroceder su rabia sobre la
ilusión, permitiendo que la fantasía la envolviera, pero había muy poco
a lo que aferrarse.
─Siempre te voy a abrazar, amor. ─Su acento no era tan denso,
pero estaba ahí. ─Te abrazaré para siempre.
El tono de su voz no cambió y las emociones nunca cambiaban.
Una lágrima se deslizó por su mejilla mientras levantaba la cabeza
para recibir un beso. Sus labios tocaron los suyos, calientes, firmes,
era un beso dominador y exigente.
Amareth gimió con sus caricias, sus senos hinchados mientras
ella permitía que la fantasía creciera en su mente, dejando de lado las
mentiras y el engaño de lo que ella estaba haciendo, permitiendo que
el calor y la dureza de su cuerpo hicieran volar todo lejos.
─Tael ─susurró su nombre con un suspiro de hambre y de
necesidad.
─Si, muchacha, te tengo ─susurró mientras le sacaba su
camiseta revelando sus senos hinchados a su mirada oscura.
Sus manos cubrieron sus senos lentamente, sus pulgares
raspaban los pezones distendidos y su respiración quedó retenida en
su garganta. Sí, eso era bueno, muy bueno.
─Vamos a sacarte la ropa, amor ─susurró. ─Te quiero desnuda
delante de mí, desnuda y lista para que te toque. ¿Recuerdas como te
Traducción de: Pao
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La caída de
toco, Amareth? ¿Recuerdas qué tan caliente, qué tan salvaje puede
ser?
Ella recordaba. Oh Dios, recordaba qué tan caliente y salvaje fue
cuando la había tomado.
─Sí ─su gemido estrangulado era de pura necesidad carnal
cuando enderezó sus caderas hacia adelante contra la erección que
presionaba su estómago.
─Ponte salvaje para mí, Amareth ─susurró, su dedo pulgar y el
índice pellizcando su pezón mientras su otra mano le bajaba el
pantalón, deslizando su mano hacia adentro. ─ Mojada, salvaje y
hambrienta por mí, bebé. Voy hacer que grites cuando te corras
alrededor de mi polla.
Ella lloriqueó. Sí, eso era lo que quería, lo que necesitaba. Tael,
caliente y exigente, empujando su polla dentro de ella, haciéndola
gritar de necesidad. Ella se inclinó con el suave empujón que le dio
para que se recostara en la cama, sintió sus manos deslizando sus
pantalones por sus piernas, tocando sus muslos.
─Sí, tócame ─gimió con las manos en sus cabellos cuando sintió
su lengua en su sensible carne desnuda, lamiendo los jugos dulces
que fluían por su coño.
Él gimió ante el sonido que emitía, mientras ella caía más y más
profundamente en el toque y la necesidad que tan desesperadamente
ansiaba.
Él lamió alrededor de su clítoris chupando lentamente, de forma
destructora. Sus dedos separaban los labios resbaladizos, deslizando
sus dedos para penetrar su coño vacío. Sus músculos convulsionados,
apretaban la penetración mientras sus caderas se sacudían en
respuesta.
─No me hagas esperar ─ ella susurró dispuesta a implorar.
Ella estaba tan mojada, tan caliente, tan lista para ser follada, que
sabía que no llevaría más que unas cuantas estocadas para empujarla
al precipicio.
Traducción de: Pao
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─Te encanta la espera ─ él susurró cerca del nudo de nervios que
estaba acariciando.
Y así era. Era loca. Perversa. Tael la hizo esperar para tomarla en
la primera noche. Él la hizo gritar, implorar por él, había hecho cosas
con ella que no tenía la valentía de programar al androide para que lo
hiciera.
Entonces Tael lamió y chupó todo de una vez. Delicadamente,
amorosamente trabajó en su carne con pericia, hasta que ella estaba
respirando con dificultad y transpirada, lista para implorar por su
clímax cuando lo sintió arrasando con todo.
Luego él estaba moviéndose para subirse encima, empujando sus
piernas hasta encajar las caderas cuando la cabeza de su polla
empezó a penetrarla en las profundidades húmedas y ávidas de su
coño.
─Jódeme ─ exigió con sus ojos abriéndose sólo lo suficiente para
tener una vaga impresión de sus facciones.
Tael, su Tael. Fuerte, valiente la estaba tomando nuevamente,
amándola.
Él empujó con duros golpes, sacando un grito de su pecho
mientras ella se arqueaba en sus brazos, el placer/dolor de la
penetración enviaban rayos de sensaciones que serpenteaban por su
cuerpo.
Sí, eso era. Eso era lo que necesitaba. Se contorsionaba debajo
de él, sus muslos lo sostenían mientras él martillaba duro y
profundamente dentro de ella, jodiéndola en un ritmo casi brutal y
sentía su útero apretando como respuesta.
─Más duro. ─Ella necesitaba más. Necesitaba de sensaciones
rápidas y oscuras para que la enviaran por un espiral.
─Sí, muchacha, más duro. ─Y él le dio más duro, empujando en
las profundidades de su coño cuando su boca se abrió en un grito
silencioso y su clímax explotó dentro de ella con una fuerza
vertiginosa.
─Te amo ─ ella susurró en un soplo, una plegaria.
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
165
Lora Leigh/Verónica Chadwick
B.O.B.
La caída de
─Te amo, muchacha. ─Respuesta programada. Su pecho se
apretó de dolor cuando él se retiró de ella, atrayéndola hacia sus
brazos en la cama.
Programado, solo lo suficiente para que sea un pequeño bálsamo
para las necesidades que aumentaban dentro de ella. Él no era su
Tael, pero estaba lo suficientemente cerca de serlo. ¿O lo era?
FIN
Traducción de: Pao
Corrección de Ire y Carla
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