madrid literario

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madrid literario
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RECORRIDOS DIDÁCTICOS POR MADRID
MADRID LITERARIO
FIDEL REVILLA Y ROSALÍA RAMOS
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NOTA SOBRE LOS AUTORES:
Fidel Revilla González: Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad Autónoma de Madrid. Catedrático de Historia de Educación Secundaria en Madrid hasta 2005. Asesor y colaborador del Ayuntamiento
de Madrid en la puesta en marcha del programa Madrid para los Niños entre 1980 y 1986. Director del
Centro Madrileño de Investigaciones Pedagógicas entre 1984 y 1986. Autor en colaboración de la serie de
Recorridos Didácticos por Madrid publicados por esta misma editorial desde 1989. Autor también con Rosalía Ramos de: Historia de Madrid, Paseos por la Historia de Madrid, Historia breve de Madrid, entre otros.
Desde hace treinta años pertenece a Acción Educativa, y desde ella ha realizado, dirigido y coordinado cursos, seminarios, grupos de trabajo sobre la Geografía y la Historia de Madrid y su aprovechamiento didáctico. Ha publicado numerosos artículos en diferentes revistas del ámbito educativo.
Rosalía Ramos Guarido: Licenciada en Historia por la Universidad Autónoma de Madrid. Ha colaborado con
el Ayuntamiento de Madrid en el programa Madrid para los Niños y Madrid para la Escuela entre los años
1980 y 1990. Técnica coordinadora de la Concejalía de la Mujer en Móstoles hasta el año 2001. Autora
en colaboración de la serie de Recorridos Didácticos por Madrid publicados por esta misma editorial desde
1989. Autora también con Fidel Revilla de: Historia de Madrid, Paseos por la Historia de Madrid, Historia
breve de Madrid, entre otros. Colabora con diferentes asociaciones y entidades en el conocimiento de la ciudad de Madrid.
© De los textos: Fidel Revilla González y Rosalía Ramos Guarido, 2010.
© De esta edición: Ediciones La Librería, 2010.
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Telf.: 91 541 71 70
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ÍNDICE
Introducción
9
I
Madrid y la literatura
13
II
El barrio de los literatos: origen y evolución
29
III
El barrio del Parnaso durante
los siglos XVII y XVIII
IV
45
Aspectos literarios durante el siglo XIX y
primera mitad del XX
67
V
Cafés y tertulias literarias
87
VI
Recorrido por el Madrid Literario
103
VII Lugares madrileños en los que vivieron
escritores relevantes
131
Bibliografía
140
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INTRODUCCIÓN
Han pasado veinte años desde que
publicamos el primer recorrido por el
Madrid Literario. Desde entonces han
cambiado muchas cosas del barrio de
los Literatos, de las Letras o del Parnaso, que de todas las formas se le
conoce.
Madrid desde que se convirtió en
capital, primero de la corte de la monarquía y luego del Estado, atrajo
multitud de escritores y artistas que
pretendían ser famosos y vivir con
las ayudas de los monarcas o a la
sombra de otros personajes poderosos de la corte. Nuestra ciudad, hasta entonces, no había sido objeto de
curiosidad ni de tratamiento de la literatura, desde entonces encontramos residiendo en ella a los autores
más representativos y célebres del siglo de Oro y también de los siglos posteriores. Comprobamos igualmente
que, a partir de la capitalidad, Madrid
aparece descrita en muchísimas de las
obras de la literatura española: en
novela, teatro y poesía.
En lo que conocemos como barrio
de los Literatos, que es por donde vamos a realizar nuestro recorrido, vivieron durante el siglo XVII autores
como Cervantes, Calderón de la Barca, Lope de Vega, Tirso de Molina y
Góngora. Allí se situaron los primeros
teatros en los que estrenaban sus
obras: el corral de la Pacheca, luego
teatro del Príncipe, y el de la Cruz.
Allí está la iglesia de San Sebastián, hito religioso del barrio, en la que
fueron bautizados y se casaron muchos de los autores de los siglos XVIII
y XIX. Allí fue enterrado Lope, aunque
se hayan perdido sus restos.
Cerca de la iglesia estuvo la imprenta en la que se editó el Quijote y
en las proximidades el convento en
el que fue enterrado Cervantes, aunque tampoco conservemos sus restos.
En las inmediaciones de la casa en
la que vivió Cervantes estuvo el Mentidero de Representantes, lugar en el
que se reunían los cómicos, los autores y los productores para llegar a
firmar acuerdos y contratos de representación de las obras.
Durante los siglos XIX y XX siguieron viviendo en el barrio escritores
como don Jacinto Benavente o Echegaray. Asimismo se siguen ubicando
centros que continúan dando valor
teatral y literario a la zona. En la calle del Príncipe se sitúa el teatro de la
Comedia; en la calle del Prado, el
Ateneo; en la Carrera de San Jerónimo, el teatro Reina Victoria.
Otro foco literario y cultural fueron
las tertulias. En el barrio se ubicaban
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Madrid Literario
algunas de las más famosas, comenzando por la del Parnasillo en el
teatro del Príncipe, la de la fonda de
San Sebastián, la de la cervecería
Alemana, la del café del Prado, la del
desaparecido café Venecia, o las del
propio Ateneo.
Son muchos los atractivos que hay
en la zona para poder conocer mejor
la literatura española y para saborear
un poco más la realidad madrileña.
Las calles por las que vamos a pasear son prácticamente las mismas que
en nuestro recorrido anterior, pero la
realidad urbana es diferente. Nos encontramos con un barrio casi peatonal aunque en los bordes sigue teniendo muchísima circulación.
Ha cambiado parte de la fisonomía
y de la edificación, se han rehabilitado o mejorado edificaciones, las plazas de Santa Ana o la del Ángel pueden ser un buen ejemplo, el espacio
y el mobiliario y su ocupación son
también diferentes. Pero sobre todo,
han cambiado los usos de los locales
comerciales y de ocio. La Asociación
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de Comerciantes del Barrio de las Letras, con sede en la calle Huertas, ha
editado, junto al Ayuntamiento de
Madrid, un Directorio de Servicios que
recoge todos los que hay en el triángulo marcado por las calles de la Cruz,
Carretas, Carrera de San Jerónimo,
Paseo del Prado, calle Atocha hasta
la plaza de Jacinto Benavente, casi el
mismo que abarca el tradicional barrio de las Letras. En él observamos
que el número de hoteles, restaurantes, cervecerías, cafeterías y similares es de 245. Si añadimos los
70 bares de copas y pubs, llegarían
a 316. No hay un espacio de la ciudad de similares características. Es
cierto que en este gremio hay cambios frecuentes de cierres y aperturas,
pero el número es impresionante. Hay
11 librerías y otra seis más dedicadas
a libros antiguos. Otro sector que se
ha ido asentando en el barrio es el de
las galerías de arte y algunas tiendas
especializadas en artículos para bellas
artes, aunque han disminuido el número de anticuarios que operan. Es-
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Introducción
Placas de las calles de Cervantes,
Quevedo y Lope de Vega.
tos datos son cambiantes pero reflejan la realidad de la zona en el momento que escribimos.
Además de la Sociedad Cervantina
de la calle de Atocha, se ha abierto
en la calle de San Pedro, 22, la Asociación Borgesiana, dedicada a mostrar libros y recuerdos de Jorge Luis
Borges y a promover el estudio y el
conocimiento de su obra.
Todo lo anterior nos permite afirmar que en este barrio de los Literatos, del Parnaso, de las Musas o de
las Letras encontramos el mayor número de referencias y de elementos
literarios de la ciudad que merecen
ser observados y estudiados.
Intentamos en este libro actualizar lo que ha cambiado, pero a la vez
intentamos paliar algunas carencias
que hemos ido observando en nuestro anterior libro. Introducimos un capítulo dedicado a tertulias y cafés porque los consideramos esenciales en la
producción literaria del siglo XIX y primer tercio del XX. Incluimos también
un listado de escritores que han vivi-
do en Madrid en algún momento de
su vida, localizando el lugar donde
han nacido, residido algún tiempo o
han fallecido. Con ello ampliamos un
poco el estudio del este Madrid Literario y aportamos algunos datos curiosos que enriquecen la publicación.
En cualquier caso, proponemos un
paseo por una parte hermosa de la
ciudad, en la que podemos ponernos
en contacto con reminiscencias y recuerdos de muchos autores sobresalientes de la literatura española, a la
vez que ofrecemos la posibilidad de
conocer un poco más esta zona de
Madrid a todos aquellos que siente curiosidad por la historia y la realidad
urbana. ¡Ojalá! este recorrido didáctico suscite en nuestros lectores nuevos deseos de profundizar un poco
más en los textos literarios de los autores aquí reseñados.
Los autores
Madrid primavera de 2010.
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Monumento dedicado a Tirso de Molina en su plaza.
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MADRID Y LA LITERATURA
Con este capítulo, que no aparecía
en nuestra publicación anterior, tratamos de establecer algunas relaciones entre nuestra ciudad y su tratamiento literario a lo largo del tiempo.
Nos salimos por tanto del marco estricto del Madrid de los literatos o del
considerado Parnaso madrileño. Es
evidente que sólo vamos a dar unas
cuantas pinceladas para que sea más
fácil comprender la amplitud del tema que abordamos.
Una primera constatación es que
Madrid apenas aparece en la literatura antes de que Felipe II la convierta en capital de España en 1561.
Su nueva situación como sede de la
Retrato de Felipe II.
corte promueve un abundante tratamiento en muchos de los textos de
los autores del siglo XVII y también en
los siglos posteriores.
La llegada de la corte no provocó
un plan de embellecimiento de la ciudad, se fueron haciendo algunas modificaciones como ampliaciones de
calles, derribos de edificios que impedían el paso de la comitiva por
ejemplo por la calle Mayor, pero siguieron predominando las construcciones humildes, las casas a la malicia, de las que hemos hablado en
nuestro recorrido por el Madrid de los
Austrias 1. La riqueza y el boato se
guardan para el interior de las viviendas. Allí se instalan muebles costosos, grandes y ricos tapices, ricas capillas, abundante servidumbre, etc.
Esta diferencia entre el exterior y el
interior llama poderosamente la atención a los viajeros extranjeros que pasan por Madrid.
El siglo XVII es un período de crisis
económica no da o al menos no se
dedican recursos a grandes palacios
públicos o privados, se reforma el Alcázar, se construye el palacio de Uceda, se edifican muchas iglesias aun-
REVILLA, F. y RAMOS, R.: Recorridos didácticos por Madrid. El Madrid de los Austrias. Ediciones La
Librería.
1
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Madrid Literario
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Cárcel de Corte.
que ninguna demasiado grande, y
edificios públicos como la Casa de la
Villa o la Cárcel de Corte. Construcciones todas ellas insuficientes en forma y en riqueza para la ciudad que
es la capital del mundo.
Las referencias a Madrid en la novela, en el teatro, en las crónicas es
muy abundante durante todo el siglo
de Oro. Los autores más ilustres: Cervantes, Lope, Calderón, Quevedo,
Góngora, Gracián, Vélez de Guevara,
entre otros, describen y sitúan diferentes acciones en la nueva corte.
El tratamiento literario va más allá
de la descripción de la imagen externa de la ciudad. Hay interpretaciones
y visiones subjetivas de lo que es Madrid, de su significado. Con frecuencia nos muestran una ciudad ambivalente, en la que se dan cita
blasones, luces y oropeles con suciedades, inmundicias y cautiverios. Esta imagen queda perfectamente di-
bujada por los personajes de El criticón de Baltasar Gracián, escrito a mediados del siglo XVII. Esto es lo que
cada uno de los personajes comenta:
«A la vista ya de la Corte, y mirando Andrenico a Madrid con fruición
grande le preguntó el Sabio;
»¿Qué ves en cuanto miras?
»Veo, dijo él, una real madre de
tantas naciones, una corona de dos
mundos, un centro de tantos reinos,
un joyel de entrambas Indias, un nido del mismo Fénix y una esfera del
Sol Católico, coronado de prendas en
rayos y de blasones en luces.
»Pues yo veo –dijo Critilo– una Babilonia de confusiones, una Lutecia de
inmundicias, una Roma de mutaciones, un Palermo de volcanes, una
Constantinopla de nieblas, un Londres de pestilencias y un Argel de cautiverios.
»Yo veo –dijo el Sabio– a Madrid,
madre de todo lo bueno, mirada por
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Madrid y la literatura
Tejados de Madrid desde el Viaducto.
una parte y madrastra por la otra, que
así como en la Corte acuden todas las
perfecciones del mundo, mucho más
de todos los vicios, pues los que vienen a ella nunca traen lo bueno, sino lo malo, de sus patrias. Aquí ya no
entro, aunque se diga que me volví
del puente Milvio» 2.
El texto contrapone las visiones de
Andrenio y Crítilo. El primero ensalza
unas cualidades únicas y positivas,
mientras que el segundo la percibe
como una ciudad confusa, inmunda y
pestilente. El Sabio tercia con una de
cal y otra de arena. Todas las referencias
geográficas e históricas pretenden dar
pistas al lector de las percepciones y
de los sentimientos del autor.
Son abundantes las referencias a
Madrid en las obras literarias. Cervantes sitúa La gitanilla, la primera de
sus novelas ejemplares en los campos
2
BARELLA J.: Madrid en la Novela. Vol. I. pág. 204.
de Santa Bárbara, por la plaza de
Alonso Martínez y la calle Sagasta. En
El diablo cojuelo de Luís Vélez de Guevara, D. Cleofás y el Diablo recorren
Madrid por los tejados observando
las actuaciones y las miserias de la población. Relatan el recorrido desde la
calle Mayor hasta el Prado.
Castillo Solórzano, en La niña de
los embustes, se refiere a las bajadas
al río tres veces por semana de Catalina a lavar la ropa de la posada, al
nacimiento de su hija en la calle Majaderitos, hoy Cádiz, al aprendizaje
del oficio en la calle Cantarranas, habitada, sobre todo, por comediantes
y cómicos.
Las academias también aparecieron a finales del siglo XVI. Son instituciones donde los escritores se reúnen y leen sus escritos, en ellas se
celebran certámenes literarios y en al-
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Madrid Literario
guna ocasión se producen disputas
entre escritores: una entre Luis Vélez
de Guevara y Soto de Rojas, motivó
el cierre de la que se ubicaba en la
casa del conde de Saldaña.
Se construyen nuevos palacios incluido el Palacio Real conformándose
una nueva imagen de la ciudad con
los Borbones: la ciudad de la monarquía ilustrada. Es una imagen nueva
de la corte y de la sociedad. Torres Villarroel, autor del XVIII en su obra Visiones y visitas de Torres con Don
Francisco Quevedo por la corte, escrita
en el primer tercio del siglo, pone en
boca de D. Francisco lo siguiente:
«Sin duda esta Corte más poderosa,
más rica y más alegre que en mi siglo; porque lo galano, sobresaliente
y costoso de los trajes, la muchedumbre de los coches y la multitud de
gentes racionales acreditan la plenitud e hinchazón de su poder» 3.
En este recorrido se van refiriendo
a las calles, las casas, a personajes y
a lugares. Contrasta la riqueza que algunos muestran en la ciudad con la
miseria del resto de España y así lo
reflejan los autores.
Junto a los cambios urbanos aparecen nuevas formas de expresar las
opiniones: la prensa y los cafés, que
son lugares públicos donde todos pue3
4
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den hablar, en ellos se organizan tertulias a las que asisten personajes de
la literatura, de la música, del arte,
etc. don Ramón de la Cruz nos describe un café público, «con una araña grande, gran mesa y espejo al
fondo. Cuatro mesitas, con dos taburetes cada una […] y en medio
un brasero de pie grande, con cuatro
taburetes, donde acude igualmente el
público del teatro y los que pasean por
la tarde» 4. Junto al café nos sitúa a
los personajes que por allí pasan en
especial al literato, al que las mozas
en el sainete El café del extranjero,
recomiendan ir a su casa a despachar el correo.
También D. Ramón se refiere a las
tertulias donde militares y abates
compiten por el cortejo y donde los
primeros siempre ganan. La botillería,
título de un sainete de 1766, es igualmente un lugar de encuentro y concurrencia sobre todo a partir de las
seis cuando salen de la comedia. Una
conocida estaba en la calle de la Cruz
y otra en la Carrera de San Jerónimo,
llamada Canosa, quizá la más famosa.
A las tertulias y cafés dedicaremos
un capítulo más adelante, dada su relación con los escritores del XIX y primer tercio del XX.
ÁLVAREZ BARRIENTOS, J.: Madrid en la Novela II, pág. 50.
SANCHO, J. L.: Madrid en la Literatura, pág. 47.
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Madrid y la literatura
Mariano José de Larra,
pintado por Gutiérrez de
la Vega.
En el siglo XIX Madrid cambió mucho en lo urbanístico y en los servicios. Igualmente son copiosas las referencias literarias a la realidad
madrileña. Larra, Mesoneros, Galdós
o Baroja son algunos de los autores
que más páginas dedican a la capital
y a los personajes que por ella pululan.
Larra en sus artículos y en sus críticas teatrales se refiere con frecuencia a Madrid. El «vuelva usted
mañana», que desde él se repite,
critica la ineficacia y la lentitud de la
administración cuyo prototipo es
Madrid. Igualmente en sus escritos
culpa a la ciudad de los males de la
patria.
Introduce en su artículo «El álbum»
una visión un tanto extranjerizante y
en él dice que: «La cuna, la riqueza,
el talento, la educación actuando de
consuno, han subdivido a los hombres
hasta lo infinito, y lo que se llama en
general la sociedad es un amalgama
de mil sociedades colocada en escalón», y más adelante dice que «hay
más puntos de contacto entre una
reunión de buen tono de Madrid y
otra de Londres o de París, que entre
un habitante de un cuarto principal de
la calle del Príncipe y otro de un cuarto bajo de Avapiés, sin embargo de
ser estos dos españoles y madrileños».
Quedan patentes en este texto las
grandes diferencias sociales y culturales existentes en la ciudad. Además, en su obra, podemos encontrar
diferentes críticas a los ociosos y habladores, que se pasan la vida sin hacer nada, que coinciden en los palcos
del teatro y en las reuniones para lucirse.
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Respecto a las casas nuevas, a las
que dedica uno de sus artículos en el
que refleja la ocupación de los espacios dedicados a huertas, existentes
en el interior de la ciudad. Escribe Larra: «Dirigímonos, pues, a ver las casas nuevas; esas que surgen de la noche a la mañana en todas las calles
de Madrid; esas que tienen más balcones que ladrillos y más pisos que
balcones; esas por medio de las cuales se agrupa la población de esta coronada villa, se apiña, se sobrepone
y se aleja de Madrid, no por las puertas, sino por arriba, como se marcha
el chocolate de una chocolatera olvidada sobre las brasas»5.
Mesonero Romanos es uno de los
autores que más escribió sobre Madrid durante el XIX y es uno de los que
más influyó en las descripciones y estudios sobre la capital. Sus Escenas
matritenses recorren muchos de los
aspectos de la vida madrileña; el Manual de Madrid y El antiguo Madrid
son una fuente relevante de datos de
la realidad madrileña del momento en
que los escribe. Al final de la larga introducción histórica que hace en El antiguo Madrid dice que «al revestirse
Retrato de D. Ramón
Mesonero Romanos.
5
6
LARRA, M. J.: Las casas nuevas.
MESONERO ROMANOS: El antiguo Madrid, pág. LXXX.
18
de este nuevo manto purpúreo y verdaderamente imperial, al ascender
de hecho al primer lugar de nuestras
poblaciones y a uno de los más importantes de las capitales de Europa,
la morisca villa del Oso y el Madroño, no puede menos de imponerse el
sensible sacrificio de ver desaparecer
hasta los últimos restos de su vieja fisonomía» 6. Entre esos restos y con la
oposición y queja del propio Mesonero, desaparece la casa donde había vivido Cervantes. La especulación,
la piqueta y la débil voluntad municipal dio al traste con ella y desapareció en el siglo XIX uno de los lugares cervantinos de mayor proyección.
A continuación se ofrece para recoger
y consignar los recuerdos de la villa

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