inteligencia emocional. pueden desarrollarse
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inteligencia emocional. pueden desarrollarse
> CULTURA PREVENTIVA FICHA TÉCNICA AUTOR: GUILLÉN SUBIRÁN, Clara. TÍTULO: El 90% del éxito de un líder depende de su inteligencia emocional. Las competencias emocionales pueden desarrollarse. FUENTE: Gestión Práctica de Riesgos Laborales, nº 75, pág. 12, octubre 2010. RESUMEN: Las actuales teorías sobre liderazgo demuestran que la clave para ser un buen líder no está relacionada con factores innatos, sino con competencias emocionales. Los líderes emocionalmente inteligentes se conocen bien a sí mismos, gestionan sus emociones y las de sus colaboradores y construyen relaciones sólidas, duraderas y basadas en la confianza. Inspiran y motivan porque demuestran pasión, compromiso y una sincera y profunda preocupación por las personas. Además, utilizando estas habilidades, un líder emocionalmente inteligente, obtiene resultados. La noticia esperanzadora es que las competencias emocionales pueden ser desarrolladas en la medida en que uno desee. La capacidad de una persona para mejorar, aprender y desarrollar sus habilidades depende fundamentalmente de su actitud. Por ello, éste es el primero de una serie de artículos que intentan reflexionar sobre el desarrollo de estas competencias, y el significado de la inteligencia emocional en el trabajo. DESCRIPTORES: • Cultura preventiva • Inteligencia emocional • Liderazgo 12 • Gestión Práctica de Riesgos Laborales 012_a_Inteligencia emocional.indd 12 El 90% del éxito de un líder depende de su inteligencia emocional. Las competencias emocionales pueden desarrollarse Las actuales teorías sobre liderazgo demuestran que lo esencial para ser un buen líder no está relacionado con factores innatos, sino con competencias emocionales. Éstas pueden ser desarrolladas en la medida en que uno desee. La capacidad de una persona para mejorar, aprender y desarrollar sus habilidades depende fundamentalmente de su actitud. Dra. Clara Guillén Subirán. Doctora en Medicina y Cirugía. Especialista en Medicina del Trabajo. Jefe de Departamento de Enfermedades Profesionales de IBERMUTUAMUR. Nº 75 • Octubre de 2010 28/09/2010 21:08:09 www.riesgos-laborales.com n el entorno en el que hoy nos movemos, una ventaja competitiva primordial es la capacidad de una organización para adaptarse a nuevos escenarios y la flexibilidad para competir ante nuevos retos. Las organizaciones tienen vida propia, mejoran y evolucionan en la medida en que las personas que forman parte de ellas lo hacen. Una organización, como objetivo estratégico, ha de promover un proceso de transformación que implique comunicar, motivar, involucrar y escuchar a todas las personas que pertenecen a ella, potenciando sus talentos. Tiene que ser capaz de aprender y, es misión de sus directivos, orientar a las personas que trabajan en ella en el aprendizaje de las habilidades y de las competencias necesarias. En un entorno tan turbulento, flexible y disperso como el actual, el liderazgo y la persona son las claves de una organización. E Las actuales teorías sobre liderazgo demuestran que lo esencial para ser un buen líder no está relacionado con factores innatos, sino con competencias emocionales. Los líderes emocionalmente inteligentes se conocen bien a sí mismos, gestionan sus emociones y las de sus colaboradores y construyen relaciones sólidas, duraderas y basadas en la confianza. Inspiran y motivan porque demuestran pasión, compromiso y una sincera y profunda preocupación por las personas. Además, utilizando estas habilidades, los líderes emocionalmente inteligentes, obtienen resultados. La noticia esperanzadora es que las competencias emocionales pueden ser desarrolladas en la medida en que uno desee. La capacidad de una persona para mejorar, aprender y desarrollar sus habilidades depende fundamentalmente de su actitud. Por ello, éste es el primero de una serie de artículos que intentan reflexionar sobre el desarrollo de estas competencias y el significado de la aplicación de las mismas en el entorno laboral. En ellos, abordaremos con más detenimiento las cinco dimensiones de la inteligencia emocional: > La conciencia de uno mismo, entendida como la capacidad para saber lo que sentimos en un momento determinado y para guiar nuestras decisiones, evaluando de forma realista estos sentimientos y confiando en nosotros mismos. > La autorregulación, como la capacidad de manejar nuestras emociones para que nos ayuden a Nº 75 • Octubre de 2010 012_a_Inteligencia emocional.indd 13 La inteligencia emocional es la capacidad para comprender las emociones y conducirlas de tal forma que podamos utilizarlas para guiar nuestros procesos de pensamiento y nuestra conducta para obtener mejores resultados desarrollar nuestras tareas y de saber recuperarnos del estrés emocional. > La motivación, como la capacidad para valernos de nuestras preferencias personales para alcanzar objetivos, impulsarnos a tomar iniciativas, ser más eficaces y perseverantes y superar con determinación posibles frustraciones de cualquier índole. > La empatía, como la capacidad para ponerse en el lugar del otro y comprender lo que está sintiendo. > La capacidad de relación, como la capacidad de influencia sobre los demás mediante el ejemplo, siendo figura de referencia y estableciendo, de forma permanente, sinergias grupales. ¿Qué es la inteligencia emocional? La inteligencia emocional es la capacidad para comprender las emociones y conducirlas de tal forma que podamos utilizarlas para guiar nuestros procesos de pensamiento y nuestra conducta para obtener mejores resultados. Este término fue utilizado por primera vez por dos psicólogos americanos, Peter Salovey y John Mayer aunque adquirió su mayor difusión con la publicación del libro de Daniel Goleman, “Inteligencia emocional”. La teoría de la inteligencia emocional de Salovey y Mayer aporta un nuevo marco conceptual para investigar la capacidad de adaptación social y emocional de las personas. Su modelo se centra en las habilidades emocionales que pueden ser desarrolladas por medio del aprendizaje y la experiencia cotidiana. Definen inteligencia emocional como la habilidad de las personas para percibir, usar, comprender y mejorar las emociones. Desde su modelo, la inteligencia emocional implica cuatro grandes componentes: percepción y expresión emocional, facilitación emocional, comprensión emocional y regulación emocional. Goleman define la inteligencia emocional como la capacidad de manejar con competencia una serie de habilidades estrechamente relacionadas con las actitudes. Entre las habilidades emocionales se incluyen la conciencia de uno mismo; la capacidad para identificar, expresar y Gestión Práctica de Riesgos Laborales • 13 28/09/2010 21:08:10 > CULTURA PREVENTIVA TA B L A 1 ¿Qué es una competencia emocional? INTELIGENCIA INTERPERSONAL/ APTITUD SOCIAL/ COMPETENCIAS SOCIALES INTELIGENCIA PERSONAL/ APTITUD PERSONAL / COMPETENCIAS PERSONALES Ámbitos y competencias de la inteligencia emocional Conciencia de uno mismo (conciencia de nuestros propios estados internos, recursos e intuiciones): – Conciencia emocional: reconocer nuestras emociones y sus efectos. – Valoración adecuada de uno mismo: conocer nuestros puntos fuertes y débiles. – Confianza en uno mismo: seguridad en la valoración que hacemos de nosotros mismos y de nuestras capacidades. – Autorregulación de nuestras capacidades. Autorregulación (control de nuestros estados, impulsos y recursos internos): – Autocontrol emocional: mantener bajo control las emociones e impulsos perjudiciales. – Confiabilidad: fidelidad al criterio de sinceridad e integridad. – Integridad: asumir la responsabilidad de nuestra actuación personal. – Adaptabilidad: demostrar flexibilidad para adaptarse a las situaciones cambiantes o para superar obstáculos. – Innovación: sentirse cómodo y abierto antes las nuevas ideas, enfoques e información. Motivación (tendencias emocionales que facilitan el logro de nuestros objetivos): – Motivación de logro: tener el empuje de mejorar el funcionamiento para satisfacer los niveles de calidad internos. – Compromiso: secundar los objetivos de un grupo u organización. – Iniciativa: estar preparado para actuar y aprovechar las oportunidades. – Optimismo: ver el “lado positivo” de los acontecimientos. Empatía (sentir las emociones de los demás, comprender sus puntos de vista e interesarse activamente por sus preocupaciones): – Comprensión de los demás: tener la capacidad de captar los sentimientos y los puntos de vista de otras personas e interesarnos activamente por la cosas que les preocupan. – Aprovechamiento de la diversidad: aprovechar las oportunidades que nos brindan los diferentes tipos de personas. – Conciencia organizacional: capacidad de darse cuenta de las corrientes emocionales y de las relaciones de poder subyacentes en un grupo. – Orientación al servicio: anticiparse, reconocer y satisfacer las necesidades de los clientes. Habilidades sociales (capacidad para inducir respuestas deseables en los demás): – Liderazgo: guiar y motivar a grupos y personas. – Influencia: utilizar eficaces de tácticas de persuasión. – Catalizador del cambio: iniciar o dirigir los cambios. – Gestión de los conflictos: capacidad de negociar y resolver conflictos. – Trabajo en equipo y colaboración: ser capaces de crear la sinergia grupal en la consecución de las metas colectivas. – Comunicación: emitir mensajes claros y convincentes. – Colaboración y cooperación: ser capaces de trabajar con los demás en la consecución de una meta común. Fuente: Goleman D. La práctica de la inteligencia emocional. controlar los sentimientos; la habilidad para controlar los impulsos y posponer la gratificación, así como para manejar las sensaciones de tensión y de ansiedad; la capacidad de conocer la diferencia entre los sentimientos y las acciones y la adopción de mejores decisiones emocionales, controlando el impulso a actuar e identificando 14 • Gestión Práctica de Riesgos Laborales 012_a_Inteligencia emocional.indd 14 las distintas alternativas de acción y sus posibles consecuencias. En realidad, el término inteligencia emocional aglutina todo un conjunto de conocimientos y conceptos que ya se venían estudiando desde diferentes disciplinas y con distintas finalidades. Nuestra inteligencia emocional determina la capacidad potencial que tenemos para aprender las habilidades prácticas de la misma: la conciencia de uno mismo, la motivación, el autocontrol, la empatía y la capacidad de relación. Nuestras competencias emocionales muestran hasta qué punto hemos sabido trasladar este potencial a nuestro mundo laboral. Las competencias emocionales se agrupan en cuatro ámbitos: el autoconocimiento, el dominio personal, el conocimiento de los demás y la gestión de las relaciones. Cada uno de ellos está basado en una capacidad subyacente de la inteligencia emocional, capacidades que son vitales si las personas quieren aprender las competencias necesarias para tener éxito en su trabajo. Los dos primeros son competencias personales, es decir, habilidades que determinan cómo nos gestionamos a nosotros mismos y los dos últimos son competencias sociales, habilidades que determinan cómo gestionamos las relaciones con los demás. La Tabla 1 muestra la relación existente entre las dimensiones de la inteligencia emocional y el marco de las competencias emocionales propuesto por Goleman: veinticinco competencias necesarias para desarrollar un trabajo con coherencia y eficacia. El liderazgo emocional se basa en valorar tanto al individuo como el logro de objetivos, respetando la dignidad individual, la integridad en las relaciones personales y la responsabilidad social con el entorno. La importancia de la inteligencia emocional en el ámbito laboral La inteligencia emocional constituye un verdadero diferencial a la hora de establecer una ventaja competitiva, tanto a nivel individual, como colectivo. Las habilidades de la inteligencia emocional son sinérgicas con las cognitivas y los “mejores” trabajadores han de tener unas y otras. A pesar de la importancia que tienen los conocimientos, la experiencia y el coeficiente intelectual son las competencias emocionales, las que determinan resultados superiores en el ámbito profesional. Cuanto más complejo sea un trabajo, mayor es la Nº 75 • Octubre de 2010 28/09/2010 21:08:11 www.riesgos-laborales.com importancia de la inteligencia emocional, aunque sólo sea porque su deficiencia puede obstaculizar el uso de la experiencia o la inteligencia técnica que tenga la persona. El desarrollo de las competencias emocionales se ha convertido en un elemento clave de las organizaciones por distintos motivos: la existencia de modelos de cultura organizacional débiles en los que existen pocas conexiones entre los trabajadores y la empresa (falta de identificación); los conflictos entre empleados y directivos a nivel comunicacional y operativo; la necesidad de conseguir una motivación real en el trabajo en equipo y en el liderazgo de grupos y los cambios producidos en las relaciones con los clientes y la necesidad de diferenciarse mediante servicios. Existen diferentes situaciones que no incentivan ni promueven la inteligencia emocional en el ámbito laboral y que pueden suponer un fracaso en el liderazgo: > La incomprensión de la importancia del clima emocional en relación a la eficacia laboral. > La ceguera y escasa búsqueda de nuevas oportunidades para las organizaciones. > La poca flexibilidad para afrontar desafíos y superar obstáculos. > La incapacidad para actuar de forma eficaz frente a la presión y de dejar al margen sentimientos como el enfado, la alarma… > La falta de fiabilidad generadora de confianza. > La tendencia a desvirtuar el optimismo que permitiría oponer resistencia a los contratiempos y adoptar un enfoque positivo generador de salidas creativas en situaciones de conflicto. > La incapacidad empática para comprender al cliente, a los empleados e incluso a los propios compañeros de trabajo. > El escaso aprovechamiento de la diversidad y su sistemática negación para enriquecer las organizaciones. > La incomprensión de las tendencias económicas, políticas y sociales del momento. Nº 75 • Octubre de 2010 012_a_Inteligencia emocional.indd 15 > El mal uso de las estrategias de persuasión. > La poca proclividad a establecer y fortalecer los vínculos entre las distintas partes de la organización y sus componentes. El hecho de subrayar la importancia de las habilidades emocionales no implica negar la importancia de las habilidades cognitivas y de la experiencia, todas ellas forman parte de un sistema complejo en el que cada parte cumple una función. Se trata, únicamente, de devolver a las competencias emocionales habitualmente soslayadas, el papel que les corresponde. Spencer y Spencer señalan que las competencias cognitivas consideradas aisladamente no constituyen el rasgo distintivo más característico de los trabajadores “estrella”. En los trabajos relacionados con la tecnología, el marketing, las profesiones liberales y la dirección, casi todo el mundo posee un cociente intelectual de 120 o más y algún título superior obtenido en una reputada universidad. Lo que diferencia a quienes sobresalen en el desempeño de esas profesiones es la motivación, las habilidades interpersonales y su competencia política. En “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”, Covey desarrolla dos grupos de hábitos necesarios para ser personas maduras y generar relaciones sanas con los demás. El primer grupo de hábitos a desarrollar, que él denomina “victoria privada” tiene por objetivo pasar de ser dependientes del entorno (paradigma del tú) a conseguir ser autónomos –él dice independientes– (paradigma del yo) y para ello, propone ser proactivo, empezar con un fin en la mente y hacer primero lo primero. Al segundo conjunto de hábitos que nos permiten pasar a ser interdependientes (paradigma del nosotros) lo denomina “victoria pública” (pensar en ganar/ganar, buscar sinergias y buscar primero comprender y luego ser comprendido). Weisinger, autor del libro “La inteligencia emocional en el trabajo”, señala que en una organización emocionalmente inteligente, los empleados tienen como responsabilidad aumentar su propia inteligencia emocional mediante el desarrollo de la autoconciencia, el control de las emociones y la automotivación. También responden del uso que hacen de la inteligencia emocional en las relaciones con los demás, desarrollando técnicas de comunicación eficaces, un buen conocimiento interpersonal y ayudando a los demás a ayudarse a sí mismos; además, todos se sirven de esta inteligencia para aplicar mejoras a la organización. Para liderar es esencial transmitir a los demás confianza y seguridad. Estas sólo emergen desde la autenticidad. Boyatzis, Goleman y Mckee afirman que “las personas más resonantes son aquellas que sintonizan mejor con los demás y las que mantienen relaciones más transparentes, porque la resonancia minimiza el ruido del sistema”; “… un líder produce resonancia, es decir, el clima emocional positivo indispensable para movilizar lo mejor del ser humano”; “el líder expresa sinceramente sus propios valores y sintoniza con las emociones de las personas que le rodean”. BIBLIOGRAFÍA > > > > > > > > > > Boyatzis R., Goleman D., McKee A. El líder resonante crea más. Barcelona: Plaza y Janés, 2002. Covey S. Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva: la revolución ética en la vida cotidiana y en la empresa. Barcelona: Paidos Ibérica, 1997. Covey S. El octavo hábito: de la efectividad a la grandeza. Barcelona: Paidos Ibérica, 2005. Covey S. Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva: lecciones magistrales sobre el cambio personal. Barcelona: Paidos Ibérica, 2009. Goleman D. Inteligencia Emocional. Barcelona: Kairós, 1996. Goleman D. La práctica de la inteligencia emocional. Barcelona: Kairós, 1999. Mc Clelland DC. Testing for competence rather than for intelligence. American Psychologist 1973: 28: 1-14. Sivadon P., Medrano L., y Fernandez-Zoila A. Tiempo de trabajar, tiempo de vivir: Psicopatología de sus ritmos. Barcelona: Herder, 1994. Sternberg R. La inteligencia exitosa. Cómo una inteligencia práctica y creativa determina el éxito en la vida. Barcelona: Paidos, 1997. Weisinger H. La inteligencia emocional en el trabajo. Buenos Aires: Javier Vergara editor, 1998. Gestión Práctica de Riesgos Laborales • 15 28/09/2010 21:08:11