Tema: "Guardaré Mi Alma Con Diligencia" Deuteronomio

Transcripción

Tema: "Guardaré Mi Alma Con Diligencia" Deuteronomio
ESTUDIO BIBLICO # 384-IGLESIAS EN LAS CASAS
MARTES 8 @ 15DE FEBRERO DE 2005
IGLESIA, CRIS'l'IANA MEGA ZOE
PASTO� EDITH CRUZ
Tema: "Guardaré Mi Alma Con Diligencia" Deuteronomio 4: 9,15
Cuán importante es que guardemos nuestras almas.
A veces desconocemos lo importante que es. Es con
paciencia que guardamos nuestras almas. Es el alma el alimento de la vida. No lo es el cuerpo sino lo invisible, el
alma, lo que nadie ve de nosotros. Sepamos que somos almas. Jesús encontró nuestras almas perdidas y nos libró,
lo hizo con su muerte. El se encargó de mi alma. El alma es lo inmaterial, lo que no se puede ver, es el asiento de
los sentimientos y la voluntad del hombre.
parecidos. 1
Tesalonicenses
5: 23
A veces confundimos lo que es el alma y el espíritu porque son
Pero el espíritu es más elevado porque le gusta buscar más a Dios, pero el
alma busca más a la carne porque ahí es donde se asientan los sentimientos, nuestra personalidad.
cuidado tenemos que tener con nuestras almas!
Mateo
22:37
¡Cuánto
Esta es la que siente, la que desea. La guardaré del mal.
Es en el alma donde se asientan nuestros deseos, todo lo que nos hace sentir y nos hace
conmover. Por eso, tenemos que amar a Dios y amarlo �on toda el alma. Cuando logramos amar a Dios con toda
el alma logramos vencer. A veces se busca a Dios por razones personales: porque hay problemas, necesidades,
etc., pero no es que se busca a Di�os para amarlo con toda nuestra alma, que es lo que debe ser. Sucede que el alma
es voluntariosa.
Pero, cuando nuestra alma desea amar a Dios con todas nuestras fuerzas entonces buscaremos a
Dios donde El está. Tenemos que ser capaces de amar a Dios con toda nuestra alma, es ahí donde está el aliento
de vida. No vamos a vivir para nadie más sino para El. Jesús es la vida y sin Él perecemos.
1
Pedro
1:9 "Obteniendo el fin de nuestra fe que es la salvación de vuestras almas." Podemos desear, poseer
todo, pero si perdemos nuestras almas vamos a una condenación eterna. Tenemos que conservar nuestra alma más
que nada. Luchemos por la salvación de nuestra alma. A veces también nos olvidamos que nuestro cuerpo tiene
que ser para Cristo. Tenemos que conservar nuestra alma limpia para el día del rapto. 1
Tesalonicenses 5:
23
Convertirse es apartarse del mal, es desear conservar el alma limpia y el cuerpo y conservarlos para el Dios
tres veces Santo. Habiendo purificado nuestras almas siendo obedientes mediante el Espíritu. Para que el Espíritu
Santo more en nosotros tenemos que cuidar nuestra alma y ser obedientes a la verdad que hemos conocido.
Tenemos que caminar en mucha obediencia, no es fácil. Purifiquemos el alma en obediencia.
Ser obediente es ,
cumplir con los decretos y mandamientos. ¡Cómo hay que luchar para que el alma se conserve limpia!
Por eso
batallamos en oración en búsqueda. La verdadera fe de un creyente es obedecer. Somos peregrinos, estamos en
esta tierra por poco tiempo. No nos apeguemos a este mundo. Busquemos el Cielo, miremos arriba a Dios.
I
Pedro 2:11
No nos vamos a levantar con el Señor con un cuerpo contaminado. Y en el alma se asientan los
deseos. Como somos extranjeros aquí en esta tierra hay una guerra, una batalla con nuestro cuerpo y el alma. Si
'
estamos concientes que estamos en una guerra no nos contaminamos con este mundo que nos arrastra para
destruimos, pues si el alma se pierde pasará la eternidad en el Infierno.
Pero, nosotros tenemos moradas en el
Cielo, vestidos nuevos, nombre nuevo, galardones, coronas, y nada de eso se ha de despreciar.
Hay cosas que están a nuestro alcance hacer y no convienen, si las hacemos luego nos hacen sentir mal.
Nuestra alma es muy valiosa para Dios. El la quiere perfeccionar, nos la dio Dios y quiere que se la devolvamos,
entregándosela para el moldearla. La carne suspira por todo lo que es placer y quiere refrenar nuestro crecimiento
espiritual. La carne lucha todos los días porque no quiere ir a Dios en oración. Por eso, en nuestra vida tenemos
que batallar y ganar el alma, llevársela al Dios que nos la dio. Si no batallamos la echamos a perder.
El que guarda algo es porque tiene el deber, la responsabilidad de cuidarlo. Cuando guardamos algo es para
que nadie nos lo quite.
Moisés le decía al pueblo que guardara el alma.
Ella nos va a llevar a Dios por eso
tenemos que cuidarla con celo, amarla, protegerla, esconderla de todo este mundo que la quiere destruir. El que
quiera puede vivir la vida en un constante sube y baja, pero si no cuida su alma tendrá mucho dolor.
Si no
cuidamos nuestra sensibilidad con Dios, la perdemos. Tenemos que tener nuestro cuerpo dispuesto a luchar.
Podemos encontrar gracia delante de Dios. Pero cuando algunos pecan y no agradan a Dios tienen que clamar
por misericordia porque su alma se quiere perder. Al cuidar nuestra alma podemos sentir a Dios. Hermano, no la
expongamos a tanta tentación. Cuidemos que nuestra alma no se exponga a deseos vergonzosos.
Exponemos el
alma cuando pasamos por grandes peligros de tentación y pecado y la dejamos ahí. Cuidemos nuestra alma como
un niño pequeño. Guardémosla con mucha diligencia, con mucha prisa. Si no lo hacemos la echamos a perder.
Jesús dejó toda su gloria por nuestra alma que estaba perdida.
Entonces, ¿cómo no la vamos a cuidar con
diligencia? ¿Cómo vamos a aventurarnos a exponerla? Nuestros ojos han visto lo que Dios ha hecho.
El que
conserva su alma ha de contar las maravillas que Jehová ha hecho con él y con los suyos. Cuando la mujer sabia
edifica su casa, se llena de sa�_i.duría, teje sus ropas y con sus oraciones cubre a los suyos. Así guarda su alma.
Manteniéndonos en santificación, cuidando el alma podemos contar las maravillas de Jehová, el que hace
pacto con nosotros. Hagamos una vida sólida en Dios guardándonos para que Dios libre nuestras almas y la de los
nuestros. Dios no traiciona a nadie.
Si no podemos cuidar nuestra alma entonces somos capaces de traicionar.
Guardemos el alma para no corrompemos. No levantemos otros dioses que no sean el Dios verdadero.
Guardemos nuestras vidas para que no haya en nosotros perversión.
A veces nos echamos a dormir y no
cuidamos ni celamos nuestra alma y ésta se corrompe y hay perversión y Jehová no está. Entonces necesitamos
humillación.
oculto.
No nos echemos a dormir.
Enterémonos de todo lo que debemos enterarnos.
Que nada quede
Aunque nos destroce saber las cosas como son, aunque el dolor traspase el corazón y nadie entienda
nuestro sufrir. Pero es la manera de luchar y de ganar. No hay amigos el día en que las cosas se descubren, no hay
nada.
Pero seamos valientes, es fácil contar las maravillas de Dios, pero no lo que trae dolor. El luchar por el
alma nos dejará ver las maravillas. Entonces como Iglesia, contemos las maravillas, pero para eso hay que luchar.
Somos la Iglesia del Señor Jesús, dañar nuestras almas sería de destrucción y vergüenza eterna. El que no
guarda su alma la cor¡ompe pues deja de vivir en la verdad y en la obediencia y le viene la destrucción. Como
cuidamos a un niño así cuidemos nuestra alma. No le demos lugar a la carne, a la ira, a nada que luego nos
avergüence.
No simpaticemos con lo que nos quiere destruir. Seamos vencedores. Dios nos ha dado esa
cim::ici(fad. Amén.

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