John Womack Jr. Posición estratégica y fuerza obrera. Hacia una

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John Womack Jr. Posición estratégica y fuerza obrera. Hacia una
Taller (Segunda Época). Revista de Sociedad, Cultura y Política en América Latina
Vol. 1 N° 1 (octubre de 2012)
ISSN: 0328-7726
John Womack Jr. Posición estratégica y fuerza obrera. Hacia una
nueva historia de los movimientos obreros. Fondo de Cultura
Económica, México, 2007. 443 páginas.
Florencia RODRÍGUEZ (Universidad de Buenos Aires- CONICET)
Posición estratégica y fuerza obrera… es un libro teórica e historiográficamente intenso que
ofrece un ejercicio crítico respecto de las estrategias obreras y su poder en un estado del arte
de largo plazo. La obra se organizó temáticamente en siete capítulos, que abordan los avances
en el conocimiento de la problemática en un orden casi cronológico. Primero, el autor
presenta un contrapunto provocador entre subjetividad y estructura respecto del debate
historiográfico sobre el estudio de la historia de la clase obrera. Segundo, a partir de un
abordaje histórico-epistemológico enfoca el problema, y presenta la relevancia de la
propuesta conceptual de “posición estratégica” para comprender los conflictos obreros. A
partir de allí, en los restantes capítulos revisa la historia del concepto de estrategia tal como
vino siendo utilizado en las ciencias sociales, en la práctica política y teórica de la izquierda –
socialistas alemanes, marxistas rusos y soviéticos-, en el sindicalismo comunista y entre los
marxistas académicos occidentales. Por momentos, los últimos se abordan desde una mirada
únicamente centrada en los EEUU., dejando sin relevar aportes relevantes producidos en
África, Asia y América Latina. En el capítulo final, analiza la “mirada burguesa” sobre el
problema. La conclusión no aparece separada del resto del texto y, desafortunadamente, no
está a la altura del desarrollo que se hilvanó; el cierre de la obra es breve, poco contundente
en relación a los planteos y desdibuja la potencia del trabajo.
El texto tiene al mismo tiempo virtudes y debilidades. Se trata de una propuesta
eminentemente teórica y conceptual, que, no obstante surge a partir de los problemas que le
plantea la investigación histórica del caso veracruzano – al cual sólo se presenta brevemente
en el texto—, lo excede. El objetivo del autor es poner de manifiesto la utilidad analítica y
política de dar cuenta de la existencia de lo que él define como “posiciones técnicas
estratégicas” del trabajo, analizarlas, explicarlas y difundirlas (pp. 20-26). Este concepto
expresa un poder específicamente técnico que poseen los obreros en determinadas posiciones
dentro del sistema productivo. Womack jr. explica que "dentro de un 'marco tecnológico' es
decir, 'dentro del proceso productivo', (…) 'posiciones estratégicas' eran cualesquiera que les
permitieran a algunos obreros detener la producción de muchos otros, ya sea dentro de una
compañía o de toda una economía…una idea que va más allá de las ‘relaciones sociales en la
producción o las relaciones sociales del trabajo’"(p. 50). Esta conceptualización se nutre de
una revisión y síntesis de aportes que van desde los aportes clásicos de Marx y Engels hasta
del marxismo británico y la nueva izquierda marxista de los años ´70, pero particularmente en
torno a la problemática técnica ingenieril que propuso John Dunlop en los años ´40.
A primera vista, la definición de “posición estratégica” es de una enorme simpleza. Esa
revalorización del poder del trabajo es importante en un momento de crisis mundial del
capitalismo, dado que el planteo respecto de las posiciones estratégicas y una apuesta a
discutir las raíces del poder –real y potencial- de la clase obrera en el trabajo resulta
enormemente provechosa y no es un tema presente en los prolíficos estudios sobre la
subjetividad del trabajo y los trabajadores que marcan el campo en los años recientes.
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Vol. 1 N° 1 (octubre de 2012)
ISSN: 0328-7726
Una vez explicitada la definición en la interpretación y el análisis del poder obrero, el libro
ofrece dos posibilidades de lectura. Por un lado, se puede intentar acompañar “la cruzada
womackiana” de rastrear en las teorías sociales el término “estrategia” anclado en un valor de
lo “técnico” y la aplicación conceptual del mismo. Este es el camino menos aconsejable, ya que
la revisión teórica se presenta de manera acotada y parcializada y es imposible revisar en 204
páginas las distintas vertientes del marxismo, las corrientes de nueva izquierda, la sociología
del trabajo, etc., en su organicidad teórica sobre una problemática que o no fue abordada por
ellos- en los términos del autor-, o fue abordada sólo parcial o tangencialmente. Esta revisión
tiene la enorme virtud de ser un inmenso estado del arte.
La otra posibilidad de lectura del texto, es rica, desafiante y novedosa, y allí radica la mayor
potencia del texto. Este segundo abordaje parte del recuperar el eje que planteó el autor
“determinar si los obreros en cuestión percibían o no sus posibilidades y si hacían o no lo que
podían con ellas, y poder explicar porqué hacían lo que hacían” (el resaltado es nuestro, p. 51).
Esas tres dimensiones vinculadas de la cita apuntan, al aporte sustancial del texto que radica
en la complejización analítica de la conciencia de clase obrera.
En su revalorización de lo “técnico y objetivo” del poder de la clase obrera el autor oscila entre
plantear que “no se puede hacer una ciencia de la victoria, pero conocer más ayuda a triunfar”
(p. 151), y proponer un contrapunto determinista, argumentando que quienes ocupan
posiciones estratégicas y realmente lo saben, las usan para triunfar. Así, la conciencia obrera
se traduciría del conocimiento de su poder, producto del control de ciertos aspectos técnicos,
en una práctica que serviría para conseguir sus objetivos (pp. 51-53). En este punto, el análisis
parece mostrar sus mayores dificultades producto del carácter eminentemente teórico del
texto, donde las referencias (p. 26; p. 52) no compensaron el enorme grado de abstracción del
planteo.
Asimismo, ese énfasis en lo técnico en detrimento de todas las otras dimensiones, parece ser
un subproducto de la forma en la que Womack Jr. tensó y abordó el debate con los estudios
sobre el poder de la clase obrera argumentando que, para analizar el poder obrero y el motor
de las luchas el investigador debe elegir, y descartar las demás. 1 De esta manera, la principal
debilidad del texto resulta de la combinación de este determinismo y aquella falta de
aplicación concreta. Su conclusión es unívoca: “la historia obrera sería mucho más interesante
que las actuales afirmaciones nostálgicas de dignidad si incluyera el poder industrial y
técnicamente coercitivo de los trabajadores en la explicación de por qué los movimientos
modernos han llegado hasta donde han llegado pero no más lejos… si sus lecciones ayudaran a
los trabajadores a recuperar su capacidad de presionar… e incluso… convertir su poder en
acciones ofensivas" (p. 204). ¿Cómo aborda Womack el estudio de las acciones de los
trabajadores que habiendo recuperado su capacidad de presionar convierten su poder en
acciones conciliadoras? Un estudio de la posición estratégica no puede ignorar esta
dimensión. Los aportes de Womack Jr. cobran más relevancia, establecidas las prioridades
De interés para todo investigador que aborde la lectura crítica del texto recomendamos la lectura del debate que
se suscitó a propósito de este libro, entre el planteo de Womack Jr –presentado como abanderado de un retorno a
la valorización de las dimensiones estructurales en el estudio de la clase obrera- y John French-Daniel James –que
se presentaron como “complejizadores” de los estudios sobre clase obrera al revalorizar las múltiples dimensiones
de la identidad de clase en sus análisis. Daniel James y John French; “The Travails of Doing Labor History: The
Restless Wanderings of John Womack Jr.”; Labor Studies in Working-Class History of the Americas; Volume 4; Vol.2;
2008 y John Womack Jr.; “On Labor History, Material Relations, Labor Movements, and Strategic Positions: A Reply
to French and James (as Nice and Civil as I Can Make It)”; Labor Studies in Working-Class History of the Americas;
Vol 5; Issue 2; 2008.
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conceptuales, cuando éstas son abordadas como dimensiones relacionales de una realidad
única y compleja y se recuperan otros aportes parciales de relevancia.
Más allá de las críticas, la principal virtud del trabajo es el estudio del poder de la clase obrera
y de su conciencia de clase, atendiendo a la tensión entre la estructura y lo subjetivo en la
configuración del poder propiamente obrero en el proceso de trabajo. El desafío para quienes
trabajamos en el campo de la historia de las luchas de la clase obrera consiste en relacionar,
cruzar y jerarquizar las dimensiones que confluyen en determinar el poder y conciencia
obrero.
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