MÚSICA Y CANCIONES EN EL GRUPO
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MÚSICA Y CANCIONES EN EL GRUPO
MÚSICA Y CANCIONES EN EL GRUPO Si tuviéramos que destacar unas actividades connaturales a los scouts por encima de otras, resaltaríamos tres: los campamentos, las veladas y las canciones. Tan importantes son las canciones en la vida scout, que ya Baden Powell, en su primera edición del libro fundacional “Escultismo para muchachos”, al exponer la Ley Scout señala en la 8ª ley: “El scout sonríe y canta ante sus dificultades” (traducción de la edición Interamericana de 1948). De hecho, en la explicación que añade a cada una de las leyes scouts, Baden Powell precisa que “nunca murmura en sus dificultades, ni echa la culpa a los demás, ni refunfuña, sino que silba y sonríe”. De hecho, la ley original en inglés dice: “A Scout smiles and whistles”, y “whistle” es exactamente “silbido” y, como verbo, “silbar”. Bien es cierto que “whistle” puede llamarse tanto al silbato de los árbitros de futbol, como a un instrumento musical. Especialmente en Irlanda, el whistle es un instrumento muy popular: es una especie de flauta pequeña y estrecha, de metal o incluso de plástico, de seis agujeros, con apenas una escala de registro y que se usa mucho en la música celta y en la música popular folk irlandesa. Volviendo a la ley scout, en muchas de las traducciones y adaptaciones realizadas por cada una de las Asociaciones scouts, el hecho de cantar o silbar desaparece rápidamente. Ya en la primera edición de la ley scout de Chile, primer país de habla hispana en el que prende el escultismo, la ley octava pasa a ser la quinta, y en 1924 se escribe como: “el scout es intrépido, alegre y vivo, y jamás anda con la cabeza inclinada”. De hecho, en la Ley scout de MSC de los años 80 se escribía: “El scout supera las dificultades con alegría” y la Ley de ASDE dice: “El Scout es animoso ante peligros y dificultades”. Como podéis apreciar, las posteriores traducciones de la Ley Scout no contemplan el canto ni el silbido dentro de la ley scout, pero todas nuestras actividades respiran y utilizan la música como una herramienta imprescindible. También es verdad que las asociaciones scouts de Venezuela, México o Perú sí mantienen el hecho de cantar o silbar en la ley scout. Ciertamente podemos suponer que cuando Baden Powell cita que el scout “nunca murmura en sus dificultades, ni echa la culpa a los demás, ni refunfuña, sino que silba y sonríe”, el hecho de silbar no parece que sea lo más importante. Entre las propuestas de actividades concretas que Baden Powell escribió en “Escultismo para muchachos”, expone cómo orientarse, cómo seguir huellas, cómo organizarse en patrullas, cómo hacer nudos, fuego, construcciones, cocina de campamento, cómo se cuida la higiene personal, actividades de salvamento… En total, un sinfín de actividades para ejercitar el método scout, entre las cuales también cita las canciones. Al respecto del fuego de campamento, expresa: “Alrededor de la fogata se puede cantar, recitar y aun llevar a cabo pequeñas representaciones”. De hecho, en una de las pocas referencias musicales de su libro, Baden Powell explica la danza guerrera de los scouts, que toma de una danza guerrera de la tribu africana Kikuyu: el “Eengonyama”, un canto coral que los zulús dedicaban a su jefe, comparándolo con un león (en el libro viene hasta la partitura). Yendo al fondo del asunto, y sin pararse mucho en si las traducciones de la ley scout son fidedignas o no, todos sabemos que la idea de Baden Powell era que el verdadero objeto de realizar el juego scout y todas estas actividades en la naturaleza para ejercitar los aprendizajes y las destrezas necesarias, no eran únicamente para ser buenos guardabosques, sino para ser útiles a los demás y a su país. Y para este fin, la música, las danzas y las canciones son un patrimonio y unas herramientas excepcionales. En la pedagogía scout, como buena muestra de aprendizaje significativo, para que de verdad algo nos toque el corazón y se impregne de los valores, las personas tenemos que vivir las emociones y experimentar las sensaciones. De ahí que toda vivencia que genera un recuerdo indeleble, un momento en la memoria, suele conllevar un verdadero aprendizaje. Y en esta función, pocas cosas hay como la música y las canciones. Es por ello que en los scouts se han prodigado los himnos y las marchas, porque en los himnos se conjuga a la perfección ―si el himno es bueno― el ritmo que facilita la memoria y la letra que transmite los valores. Ejemplo supremo de himnos scouts fue el primer himno oficial de los Exploradores Españoles. Esta asociación, fundada en 1912 por Teodoro Yradier, organizó un primer campamento nacional en Riofrío (Ávila) en el verano de 1914. Don Teodoro, padre del escultismo español, pensó inmediatamente en dotar a los exploradores de un himno como Dios manda. Conocido popularmente por “Caricia y besos”, contiene todo el ideario más arcaico y anticuado del sabor scout (la letra completa la tenéis en el anexo). No en vano, había sido compuesto musicalmente en 1913 por Melecio Brull Ayerra, un músico navarro de reconocida fama en el Madrid de principio de siglo, y la letra se debe a Mariano Benavente González. El original estaba compuesto en Si bemol mayor, lo que hace difícil tocarlo a la guitarra. Sin embargo, el ritmo es vivo y de dos por cuatro, como corresponde a un himno de ritmo marcado. La letra hace continuas referencias al cumplimiento del deber, honrar y guardar la patria, y permanecer unidos, pues aun siendo simples gotas de agua, entre todos somos capaces de formar ríos y llegar al mar. Aunque nos parezca mentira, este himno se mantenía en activo en los años sesenta: era el himno de la Delegación Diocesana de Escultismo, y en nuestro grupo era cantado habitualmente cada día en la izada de bandera. Cayó en desuso en los grupos scouts católicos en los años setenta, aunque continuó siendo el himno de ASDE hasta hace muy pocas fechas. Por el testimonio directo de los scouts de aquella época, sabemos que no era muy habitual cantar o danzar en las actividades scouts de aquellos primeros años. Tampoco era usual llevarse guitarras ni instrumentos musicales a los duros campamentos scouts de aquellos años; se llevaba el material necesario y no había mucho sitio para proteger instrumentos tan sensibles. En los scouts siempre hemos tenido canciones propias. La primera canción del grupo scout que ha pasado a la memoria fue la que compuso Santiago del Valle, marianista y profesor del Colegio del Pilar, para el campamento diocesano de todos los grupos scouts de Valencia celebrado en 1964 en la fuente de la Caballera (Titaguas). La canción, llamada “Montañas y pinares”, ha pasado a ser más conocida como “Campamento de Titaguas”, por la letra del estribillo; y aunque no fuera un himno oficial, se ha convertido en todo un símbolo de las canciones scouts valencianas. La letra habla de valores scouts como el amor a la naturaleza y el ver en ella la obra de Dios. Aunque no tengamos constancia de que Don Santiago del Valle, el autor, fuera scout, aparecen valores propios de la ley scout como la alegría y la lealtad; y valores propios de los primeros años del escultismo: pureza, sacrificio (letra completa en el anexo). Con todo, es una canción magnífica, cuya letra no ha perdido prácticamente actualidad. Musicalmente es muy acertada: tiene una amplitud de registro vocal menor de una octava, lo que hace que pueda ser cantada por cualquier persona, con un ritmo calmado que imita el estilo de las canciones del oeste cuando el vaquero acaba el duro día de trabajo, con un suave ritmo “paam-paam-pa-pa-pa-pa” que se repite en las estrofas, y que altera en el estribillo para hacerlo sincopado: “Paam–pa-pa-pa-pa-pa-paam”, lo que le da un leve aire dinámico. Es una canción ideal para ser acompañada por cualquier instrumento de viento (flautas), acordeón, armónica o guitarra, incluso un violín, y que fácilmente se canta a dos voces haciendo una tercera justa a la melodía. Para nuestro gusto, debería tocarse en la tonalidad de Sol mayor, ya que desconocemos la partitura original. En los años setenta, la animación pedagógica da un cambio radical, y con ella aparecen de forma primordial las canciones y las danzas. Especialmente hay que destacar que desde este momento ya no se cantan en el grupo canciones propiamente scouts; esto es, en las acampadas y en los fuegos de campamento se alternarán las canciones scouts con canciones de cantautores y lo que se llamó la canción-protesta. Dentro de las canciones scouts se consolidan algunas como: “La canción del clan”, “Anikuni”, “Rum, rum. deri, dera”, “Canción de la mañana (Ya la noche se fue…)” o el “Amigo tú vendrás”, que realmente se cantaba en las marchas, con la patrulla en fila, y cuya voz iniciaba el jefe de patrulla, y era contestado por la patrulla. Los orígenes del movimiento musical abanderado por los cantautores son múltiples y es complejo simplificarlos; pero podemos destacar como raíz los movimientos sociales por los derechos civiles en Estados Unidos. A principios de los años cincuenta, Pete Seeger hace muy populares canciones y himnos como “We shall not be moved”, que aquí en España cantábamos traducido como “No nos moverán” o el “If I had a hammer” (“Si yo tuviera un martillo”). En los años sesenta todas estas corrientes se plasman en figuras reconocidas a nivel mundial. Justo en 1963 se publicaba el “Blowin’ in the wind”, o “The times they are a-changin'”, ambas de Bob Dylan y el “Puff the Magic Dragon”, que hicieron mundialmente famosos a Peter, Paul and Mary y que a nosotros nos llegó en la versión catalana de “Puff era un drac màgic”. A todos estos antecedentes hay que añadir los movimientos en la canción francesa, liderada por Jacques Brel y George Brassens, y que tanta influencia tuvo en España y, en especial, en la Nova Cançó catalana. Paradójicamente, al mismo tiempo que en Valencia empezábamos a cantar el “Montañas y pinares”, Raimon publicada en 1963 su célebre “Al vent”, y amalgamando todas estas influencias, recibiendo toda este nuevo estilo de música, hacen su irrupción en España los cantautores. La aparición de canciones como las de Paco Ibáñez, que canta su célebre concierto en la sala Olympia de París en 1968, o Lluís Llach, que editará su primer disco, “Ara i aquí”, en 1970, son el pistoletazo de salida, y quizás discos señeros de todo un nuevo movimiento musical. Este estilo de música, que contiene algunas raíces de música folk, de canciones directas, de melodías sencillas y ritmos marcados, con una instrumentación escasa ―prácticamente se pueden tocar con una única guitarra acompañada―, utilizando unas veces una letra de carácter social, o como se decía entonces, comprometida, o utilizando otras veces los versos de los poetas más clásicos, conecta directamente con el estilo scout. A partir de los años setenta no hay excursión, acampada o fuego de campamento donde no se canten: “Qualsevol nit pot sortir el sol” de Jaume Sisa: “L’estaca”, “Laura”. “Viatge a Itaca” o “Que tinguem sort” del Llach; “Al alba”, de L. E. Aute; “Canto a la Libertad”, de Labordeta; “Palabras para Julia”, de Paco Ibáñez; “La otra España (Con sombrero de ala ancha)” y “A mis soledades voy”, ambas de Mocedades; “La canción del hombre libre (Quizás mañana…)” o “La unión del mundo”, del grupo Aguaviva; y tantas y tantas canciones que tarareamos desde rangers. En 1981 ocurrió otro hito musical, y es que el MSC decidió crear un himno para todas las asociaciones scouts. Aquel himno, conocido popularmente por su primera estrofa: “Vamos hacia delante, mil cumbres a escalar” se presentó en el campamento de pioneros de Zuaza (Vitoria) en el mes de agosto de 1981. Pese a que MSC siempre había sido refractaria a crear símbolos unitarios para las asociaciones y huía de todo lo que olía a naftalina y cavernícola, encargó a un compositor y a un letrista la confección de un himno, y el resultado fue excelente. Compuesto en un ritmo binario de dos por cuatro, lo que refuerza la idea de marcha, de andar el camino, recrea una marcha scout, y todo lo que va saliendo a nuestro paso. Los valores que aparecen en el himno son mucho más actuales, menos patria y más hermandad: “Siempre listos, somos scouts, la amistad, la unión, nuestro afán”… “Mira si al compañero puedes ayudar”. Mariano Zuazo, que era el jefe de grupo y Delegado Diocesano de Valencia, fue en persona quien, antes de asistir al campamento, nos enseñó a los pioneros aquel himno; y a partir de aquel momento se añadió a nuestro patrimonio musical. Además de las canciones de los cantautores que los miembros del grupo iban incorporando poco a poco a la memoria musical del grupo, hay que reconocer que a finales de los años setenta y principios de los ochenta, ASDE creó y promocionó los Festivales de la Canción Scout. En aquellos festivales se crearon algunas canciones que, con el posterior paso de aquellos grupos scouts al MEV, aportaron un bagaje de canciones propiamente scouts: “Hay mil millones de estrellas”, “Carta a un scout”, “La flor roja”, “Te vas de la manada” o “Por ser scout”, fueron aquel tipo de canciones que en nuestro grupo scout eran desconocidas, pero que a partir de 1985, con el contacto entre los diferentes grupos de la Asociación, se han ido quedando en el repertorio del X-El Pilar. Al salir de acampada en estas actividades mixtas ―Intertropas, Sant Jordi…― descubrimos otras unidades con repertorios enormes y sorprendentes de danzas y animaciones de lo más variado; los grupos de las comarcas centrales del país ―como “La Vall”, de Albaida, o “La Valldigna”, de Tavernes― iban a la cabeza. A lo largo de los años ochenta y noventa, las canciones que se cantaban en el grupo scout suponía un amplio espectro de ritmos, estilos y gustos. En un fuego de campamento igual se empezaba con “Scout, scout, acércate al fogón…”, o un “Yupi, ya, ya yupi, yupi, ya”, para cantar luego una danza como: “Yo quiero bailar con una negra zumbona, que se llame Ramona y que se sepa menear…”, o lo que se llamaba un Bang: “Bravo, bravo, bravo, bravísímo” o un “Está, esté, estí, estó, está, estu-pendo, eh, eh”; entre actuación y actuación de las ramas, podían cantarse canciones como: “Caperucito Rodríguez Cortés”, “El valle azul”, “Me asfixio entre las calles”, “La vacuna” de Rosa León, “Viva la gente” o “Un día Noé a la selva fue”, “Pecos Bill”. Asuranceturix el Bardo guiando el coro (Ador, 1986) Por en medio volvería a haber otra danza al estilo del “Flau, cataflau,” o “Els cavallers”; y para cerrar la velada se cantaban canciones con un ritmo más suave al estilo del “La vall del riu vermell”, “Epo, i ta-ta-ie…” o “Angelito de ojos tristes (papaoba)”. Para despedirse con un “Buenas noches lobatos, lobatos lobatos,…”. A partir de los años noventa, el MEV empezó a organizar también los festivales de la canción scout, y el grupo X se animó a participar en ellos. Pero especial mención supuso participar y ganar el concurso para la creación de un himno asociativo. La canción, compuesta por Quique Rodríguez, fue presentada por el grupo en el salón de actos de las Escuelas Profesionales “San José”. Para poder convertirse en un himno popular, debía tener algunas características propias: estar en valencià, “la nostra llengua”; debía contener aquellas palabras y conceptos que hicieran referencia a los scouts de Valencia: “som, som valencians…”; y tenía que expresar, en un lenguaje moderno y actual, los valores propios de los scouts: la paz ―”desitgen i demanen pau”―; que es un movimiento educativo: “Hi ha un foc morint, hi ha un xic dormint”; la defensa de la naturaleza: “la bellesa que de nit tenen els estels, som deutors del mar, que aquesta terra està en perill i hem de defensar-la tots”; la comunidad: “feste amic del món, lluita perquè tots els veïns siguem germans”; la presencia de Dios: “Junts preguem a Déu”; y la actitud activa y comprometida en la sociedad: “Som scouts que cridem pertot arreu”. La estructura de la canción está organizada en cinco párrafos de misma música, esto es sin estribillo, de forma que una vez se aprende el primero, los demás párrafos tienen la misma melodía y la misma estructura de cuartetos, lo que facilita el aprendizaje. Aunque para reforzar la condición de himno, el tercer párrafo se repite al final y hace las veces de estribillo. Musicalmente estaba compuesto, y debería tocarse en Mi mayor, tonalidad especialmente brillante y de máxima sonoridad. De la misma manera que las canciones de rock están compuestos en esta tonalidad, el himno del MEV está pensado así para que tenga un espíritu alegre y festivo. El registro vocal es de si grave a la, lo que permite que todas personas, a excepción de los que no tienen voz humana puedan cantarlo. Ciertamente la tonalidad de Mi mayor es difícil para acompañar al himno a la guitarra, especialmente al repetir por segunda vez el estribillo, que se hace un cambio de tonalidad a Do mayor sostenido, lo que le hace especialmente complejo para tocar los acordes. Así mismo, la tesitura vocal, en este cambio sube casi una octava, y por tanto hay que tener cierto control de la voz. Con todo, el resultado si se acompaña con algo de percusión sencilla (bongos, o triángulo, o caja china), es muy agradable, pues comienza con un ritmo suave, simulando el final de un fuego de campamento, para acabar con la petición de un mundo mejor, plasmado en el deseo de un “Bon dia ens done Déu”. Ciertamente es realmente complicado explicar por qué en el grupo se han ido incorporando concretamente unas canciones y no otras. Por ejemplo, se han cantado muy pocas canciones de Raimon o de Ovidi Montllor, probablemente los grandes cantautores valencianos. Tampoco Serrat ha sido muy cantado, y eso que es sin duda el autor más influyente de la música española. Ni Pablo Guerrero, o Vainica Doble. Alguna canción se cantaba de Rosa León, de Víctor Manuel, o de la Orquesta Mondragón, pero pocas. Del gran caudal de música sudamericana no se ha cantado nada de Mercedes Sosa, pocas veces el “Gracias a la vida” de Violeta Parra o “El arriero” de Atahualpa Yupanqui. Por el contrario, sí se ha cantado mucho a Silvio Rodríguez, y también a Javier Krahe o Joaquín Sabina, como epígono de los cantautores y del tipo de canción desenfadada y graciosa. Probablemente se debe al gusto particular de unos pocos jefes, y a la limitada capacidad musical de los animadores, lo que ha hecho que se toquen unas canciones y no otras; y luego, el uso, la facilidad de la letra ―los textos en catalán son más difíciles, al no hablarse la lengua―, o el buen gusto de la canción han hecho que se fijen y permanezcan en nuestra memoria. Pero si alguna tradición musical ha tenido el Grupo X Scout, y que todos los scouts ―fueran lobatos o jefes― han vivido año tras año, era cantar en el patio del Colegio, tras la llegada del campamento de verano, la Canción de Despedida: “Por qué perder las esperanzas de volverse a ver, por qué perder las esperanzas si hay tanto que hacer. No es más que un hasta luego, no es más, que un breve adiós, muy pronto junto al fuego, nos reunirá el amor. Con nuestras manos enlazadas en torno al calor, formemos compañeros, un gran círculo de amor. No es más que un hasta luego, no es más, que un breve adiós, muy pronto junto al fuego, nos reunirá el amor. Pues el Señor que nos protege y nos ha de bendecir, seguro que otro día, nos habrá de reunir. No es más que un hasta luego, no es más, que un breve adiós, muy pronto junto al fuego, nos reunirá el amor”. Letra que, por cierto, seguro que decís que no es así, pues tiene un origen incierto. El original es una canción tradicional escocesa ―“Auld Lang Syne”―, y cada grupo scout la ha adaptado, cambiado, transmutado y, por fin, aprendido de forma diferente. Un elemento fundamental, cuando hablamos de canciones y letras, es el cancionero. La mejor manera de conseguir que los scouts canten en excursiones y campamentos, en las veladas y fuegos, es darles el texto bien mascadito, para que sólo haya que leerlo, nada de memorizar, que es muy malo… En los primeros tiempos, las patrullas decidían, antes de las reuniones y salidas, las canciones que se iban a interpretar, y luego las copiaban laboriosamente en un papel para tenerlas a mano. Cuando algún scout era especialmente hacendoso, reunía estos papeles en lo que era el precedente más lejano del cancionero. La proliferación de máquinas de escribir y fotocopiadoras haría el resto… A fines de los setenta el grupo ya disponía de uno mecanografiado, con 116 canciones, en el que encontramos muchas en valenciano y catalán, y también bastantes de carácter religioso, para eucaristías y celebraciones. El que lo sustituyó, a mediados de los ochenta, alcanza ya las 150, e incluye hasta un índice alfabético y otro por materias, bastante curioso, pues las divide entre “Canciones scouts”, donde ya se incluye el himno de MSC; de tuna ―”Clavelitos”―; cánones ―”Ani Kuni”, “Eram sam sam”―; “regionales”, con muchas valencianas y catalanas; “del mundo”, casi la mitad del cancionero, variadísimas; y, por último, las “canciones guay”, que unían clásicos del grupo como “Itaca” y “Arremójate la tripa”, con letras de Nacha Pop, Los Secretos o Alaska y los Pegamoides. Precisamente, la evolución musical en el grupo puede decirse que, de algún modo, ha ido vinculada con el asentamiento de la democracia y pareja a la evolución social de cada momento. Así aquellas canciones protesta o sociales fueron dejando espacio a los movimientos musicales de la “movida” primero y del pop-rock después. Son los años en los que grupos como Loquillo y los Trogloditas, La Unión, Rebeldes, La Guardia, Alaska, Nacha Pop o Burning se compaginan con Ismael Serrano, Sopa de Cabra, Sau o Rosana, convirtiendo los habituales guitarreos, sobre todo de pioneros y ruta, en momentos inolvidables. Hoy en día, la tendencia se mantiene. En el grupo se toca de todo, desde canciones históricas, algunas de ellas de la transición, hasta aquellas que habitualmente suenan en las radiofórmulas; pero hay algo que, a pesar del transcurrir de los años, no ha cambiado: las canciones que más se tocan son aquellas que más gustan a los guitarristas… Y es que el grupo ha tenido solistas excelsos en el arte de las seis cuerdas. Algunos, como los Quiques (Marmaneu y Rodríguez), se atrevían hasta con el repertorio clásico: “Romance anónimo”, el “Asturias” de Albéniz, los “Recuerdos de la Alhambra” o “Adelita”, de Tárrega, la “Danza Andaluza” de Granados, o los clásicos de Joaquín Rodrigo: el “Concierto de Aranjuez” o la “Fantasía para un gentilhombre”; y también con clásicos modernos, como “Río Ancho” y “Entre dos aguas”, de Paco de Lucía, o el fandango de “Curro Jiménez”. Cuando en los campamentos se ponían a ensayar o a tocar, se hacía el silencio para escucharlos. Con todo, ellos siempre decían que el que tocaba bien era Pepelu Roch… La guitarrista (Iglesuela del Cid, 1980) En los últimos años, se nota una crisis de vocaciones en esto del rasgueo de las cuerdas. Y sería un desastre que desaparecieran los guitarristas, por la larga tradición del grupo y por el calor que dan en las excursiones y acampadas; además: ¡anda que no se liga cuando tocas, con todo el mundo alrededor mirándote…! Tampoco nos gustaría dejar de citar a los excéntricos: no sólo de guitarras vive el grupo. Así, Nacho Urios tocaba el banjo de seis cuerdas, y un poco el piano, igual que Nacho Miquel; pero como era complicadillo llevar un piano al campamento, sólo podías escucharlos en su casa… Carlitos Gascó tocaba el acordeón ―¡toma ya!―, y otros, la armónica, o la guimbarda o arpa de boca. Para montar una orquesta no alcanza, pero no está nada mal… No podemos cerrar este capítulo sin volver a hacer referencia a los Festivales de la Canción Scout, momento de encuentro con otros grupos scouts de toda la provincia de Valencia y en el cual comprobábamos que no estábamos solos en este mundo, y que había muchos jóvenes viviendo junto con nosotros el escultismo. Como se ha dicho, el grupo participó por primera vez en el año 1991, festival doble en el que recibimos el primer premio en el concurso al Himno del MEV. De entonces a hoy, tan solo en los años 1998, 2005 y 2007 no hemos participado. Si bien en los primeros años el encargado de componer las canciones era Enrique Rodríguez, a partir del año 1994 cada rama presentaba una canción en un festival interno que se ha consolidado como una de las actividades estrellas del Campamento de Navidad. Cinco han sido los años en los que nuestras canciones han sido premiadas. En el año 1996, con la canción “¿Es difícil ser scout?”, compuesta por Guillermo Duyos, recibimos el tercer premio, al igual que en el año 2003, con el tema “Tiempo para soñar” que fue el resultado de la empresa que los pioneros de aquella posta emprendieron. Un segundo premio conseguimos el año 1994, con la canción “Solo puedes soñar”, escrita por Guillermo Duyos y Diego Mestre. Y por fin, en los años 2001 y 2002, ganamos el Festival. En el primer caso, la canción de Guillermo Duyos y Gracia de Mazarredo titulada “Al irme” fue un homenaje, coincidiendo con el 40 aniversario del grupo, a todas las personas que habían contribuido con parte de su tiempo a que dicho aniversario fuera una realidad (la podéis escuchar en: http://www.gsxelpilar.org/recursos/musica/audios). Una anécdota de aquel festival es que, debido a que a la hora de comer se puso a diluviar, y dado que el festival se celebraba en el barrio de la Amistad, cercano al colegio, la entrega de premios se hizo en el antiguo pabellón del cole. Así que, no solo ganamos el festival, sino que, además, recibimos el premio “en casa”. Al año siguiente presentamos “Al mar”, una canción de Diego Mestre, que en aquel entonces estaba de jefe en el grupo scout de La Coma, y en la que introdujimos el sonido acompasado de los palos de lluvia, recreando el murmullo de las olas marinas a las que tanto debe nuestra ciudad. Sin duda, las dos victorias consecutivas fueron muy celebradas, ya que se rompía así, aunque solo fuera un espejismo, la hegemonía del grupo scout Kiomara, admirado por su buen hacer en estas –y otras– lides. Anexo I CAMPAMENTO EN TITAGUAS (1964) HIMNO DE LA ASOCIACIÓN SCOUT (1965) Montañas y pinares, riachuelos y cascadas, gorjeo de las aves, fondo de mi canción. Seréis, para ser buenos, mejores cada día, con este faro y guía: cumplid vuestro deber. Caricia y besos de auras y brisas, como sonrisas de amanecer. Pureza y alegría, lealtad y sacrificio, unidos al servicio de nuestro ideal. Escultismo en Titaguas bajo el limpio azul del cielo, sonrisas y anhelos, Dios en mi corazón. Volvamos a las noches tranquilas y serenas donde el alma se llena de amor y de amistad. Escultismo en Titaguas bajo el limpio azul del cielo, sonrisas y anhelos, Dios en mi corazón. Primero aurora después lumbrera, nuestra bandera tiene que ser. Gloriosa madre Patria querida, más que a mi vida, yo he de guardarte. Tu santo nombre, será mi sueño, y aunque pequeño, sabré yo honrarte. Siempre adelante, siempre adelante, cumpliendo alegres nuestro deber. Siempre avanzando, nada hay distante, que es humillante retroceder. Unid las almas, juntad las vidas al fuego santo de un solo hogar. Las gotas de agua, si van unidas, formando ríos llegan al mar. ¡¡Llegan al mar!! HIMNO DE MSC (1981) Oeeee, eeee. Oeeee, eee. Vamos hacia delante, mil cumbres a escalar ríos, valles y campos cruzas al pasar nada te detiene, en tu caminar el paso es ligero, firme tu voluntad. Siempre listos somos scouts... la amistad, la unión, nuestro afán. Unidos caminando, las voces sonarán Mira si al compañero puedes ayudar Una mano tiendes pronto al recordar tus obras son tu meta, tu norte la unidad Siempre listos somos scouts... la amistad, la unión, nuestro afán. Rocíos de mañana, saludas al pasar los prados y los mares y hombres del lugar árboles y juncos, yedra y rosal alegran tu sendero, goza de su bondad. Siempre listos somos scouts... la amistad, la unión, nuestro afán. HIMNE DEL MEV (1994) Hi ha un foc morint, hi ha un xic dormint, hi ha un mateix crit amb to suau amb el qui tots desitgem i demanem pau. Vine amb mi a cantar, vine amb mi a escoltar, eixe cant que enmig dels pins fa el vent, i la bellesa que de nit tenen els estels. Som, som valencians. Som deutors del mar. Som scouts que cridem per tot arreu bona sort i que un bon dia ens done Déu. Junts preguem a Déu, junts tenim la veu, per dir que aquesta terra està en perill i hem de defensar-la tots al mateix crit. Fes-te amic del món, mira amb ulls d’amor, sempre amb el cor i amb veritat, lluita perquè tots els veïns siguem germans. Som, som valencians. Som deutors del mar. Som scouts que cridem per tot arreu bona sort i que un bon dia ens done Déu.