De la importancia de un campo sembrado de magueyes a la

Transcripción

De la importancia de un campo sembrado de magueyes a la
aceta
EL COLEGIO MEXIQUENSE
z Número 28
z julio-agosto
z Año 2004
de Ciencias Sociales y Humanidades de El Colegio Mexiquense, A.C.
Página-e: http://www.cmq.edu.mx
Fue presentado Modernización
administrativa / Propuesta para
una reforma inaplazable, del
maestro Ignacio Pichardo
Pagaza
Página 4
La mesa itinerante dedicada a
Cahuacan
Página 6
Las efemérides refuerzan la
identidad personal y colectiva
Página 8
El marco legal vigente no
responde a las aspiraciones de
las instituciones de asistencia
privada: maestra Gloria
Guadarrama Sánchez
Página 11
Fue presentado el Códice de Santiago Tlacotepec (Municipio de
Toluca)
De la importancia de un
campo sembrado de
magueyes a la relevancia de
la generación de
conocimiento original
M
ÉXICO, D. F.- La publicación del Códice de Santiago Tlacotepec
(Municipio de Toluca) es resultado del esfuerzo, dedicación y
sapiencia de los doctores Xavier Noguez Ramírez y Ethelia Ruiz
Medrano; de la conjugación de los compromisos editoriales de EL
COLEGIO MEXIQUENSE, A. C., y del Instituto Mexiquense de Cultura, y del
apoyo de madame Monique Cohen, curadora responsable de la sección de
Manuscritos Orientales de la Biblioteca Nacional de Francia, así como de
Marc Thouvenot, quien informó de la existencia de pictografías mexicanas
en la Biblioteca Nacional de Francia.
En el Centro Cultural Isidro Fabela (Casa del Risco), durante la
presentación de este libro —el cual enriquece la colección que EL COLEGIO
viene publicando para rescatar la rica tradición pictográfica de los pueblos
de lo que ahora es el Estado de México— quedó de manifiesto una vez
más el sentido de un esfuerzo editorial destinado a la divulgación del
conocimiento sobre el pasado para entender el presente, en particular el
relacionado con los añejos conflictos por tierras.
La importancia de tener magueyes
El doctor Xavier Noguez Ramírez.
Dossier «Los alumnos de EL
COLEGIO MEXIQUENSE, A. C.
»
C.»
Estructura familiar y demanda
educativa en Coatlán del Río
María Isabel V
ega Muytoy
Vega
Página 1
El origen del problema de la
propiedad de la tierra en la
historia de México
Rigoberto Sánchez Martínez
Página 6
El doctor René García Castro, profesor-investigador de la Facultad de
Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México, acumuló
un conjunto amplio de razones para fundamentar la importancia de publicar
dos pictografías que forman parte de la documentación de un litigio
ocurrido en el año 1565 entre dos indígenas naturales de Tlacotepec,
pueblo perteneciente actualmente a Toluca, y los estudios explicativos de
los doctores Noguez y Ruiz.
«Estamos pasando por una época en que los grandes descubrimientos
de los códices indígenas que hablan del centro de México y de una gran
cantidad de pueblos han llegado a su fin. En los últimos años se han venido
publicando documentos más locales, con estudios muy importantes. Son documentos de
pictografías de clara tradición prehispánica mesoamericana, que involucran a
personajes de la vida local, españoles pero sobre todo indígenas. Documentos que
transmiten circunstancias y problemas también locales: conflictos por tierras y por
posiciones de poder, por privilegios, que los grandes códices y documentos indígenas,
como las matrículas de tributos o el Códice Mendocino rara vez permiten apreciar en
los niveles micro», señaló el investigador.
Expresó que la publicación del Códice de Tlacotepec es «maravillosa porque revela
la vida, los conflictos y el microcosmos de un pequeño pueblo», y refirió que, como lo
ha dicho el doctor Noguez, hasta hace cinco años no se tenía conocimiento de
pictografías del siglo XVI relativas al Valle de Toluca, pero EL COLEGIO MEXIQUENSE ha
(pasa a la pág. 2)
Número 28 julio-agosto 2004 1
LA GACETA DE
publicado en el lapso el Códico
Xiquipilco-Temoaya, una matrícula de
tributos, y ahora el de Tlacotepec, que en
conjunto significan tres pictografías de
ese siglo con fechamientos muy precisos,
aparte de los llamados Códices
Techialoyan, pictografías tardías de la
segunda mitad del siglo XVII y la primera
del XVIII. Éstos han significado también un
incremento de los documentos
conocidos.
El doctor García Castro calificó
como excelentes los estudios de los
doctores Noguez y Ruiz. El de ésta es de
carácter histórico y aprovecha un análisis
iconográfico, y el del doctor Noguez es
netamente iconográfico.
Detalló que las dos láminas son parte
de un litigio que sucedió hacia 1565, en
el cual se involucraron un indígena de
origen nahua, advenedizo en Tlacotepec
pues sus padres llegaron al pueblo hacia
1530, y un matlatzinca. Ambos peleaban
propiedades: casa, terrenos y «algo que
era mucho más valioso: unos magueyes».
Sin embargo, los conflictos de ese tipo no
eran raros en aquellos años, precisó.
Queda revelado que «no sólo los
pueblos indígenas, como entidades
políticas, peleaban por límites y
produjeron documentos, sino que los
conflictos también fueron de tipo privado.
El Códice de Santiago Tlacotepec es un
magnífico ejemplo de este tipo de
conflictos», asentó, e hizo referencia a
Los códices de Cutzio y Huetamo, de
Hans Roskamp, libro coeditado por EL
COLEGIO MEXIQUENSE y El Colegio de
Michoacán. Se trata de dos láminas que
hacen referencia a dos grupos étnicos:
los tarascos y los otomíes-matlatzincas —
cuya presencia en esas tierras es muy
llamativa—, cada uno con su propio
códice.
«Este libro da una pista para afirmar
que los indígenas matlatzincas y otomíes
conocían muy bien la escritura de
tradición prehispánica mesoamericana»,
asentó. Y en cuanto al Códice de
Santiago Tlacotepec, dijo, se aprecian dos
maneras distintas de representar
iconografías o, por ejemplo, calendarios,
aun cuando la distinción sea de matiz.
«Encontramos una narración
maravillosa del complejo contexto en que
se vivía en el siglo XVI en el Valle de Toluca
por el caos poblacional y de organización
social, derivado de que el valle había sido
conquistado por los mexica 50 años antes
de la conquista española, con una
reorganización muy fuerte de hombres y
territorios, la cual apenas estaba tomando
su paso cuando llegaron los españoles,
que vuelve a reacomodar a hombres y
territorios. Los dos reacomodos tan
cercanos provocaron caos en las
propiedades y la asignación de las tierras,
incluso de tipo político para los indios
nobles, todo en el marco de una
colonización que empezaba a cuajar».
Los autores coinciden en que las
láminas reflejan ese mundo caótico, dijo,
y aprovechando el artículo “La vaca
sagrada”, del antropólogo Marvin Harris,
quien expone la muy diversa utilidad que
tiene una vaca para los hindúes, explicó la
importancia del maguey en otras épocas
por los múltiples beneficios que
proporcionaba: alimento (las pencas
tiernas); fibras para los tejidos: tilmas,
bragas y otra vestimenta de los
macehuales, la clase no privilegiada; las
pencas secas servían como combustible;
la miel y la savia, útil para curaciones, y el
empleo de las mismas pencas para hacer
techados. El maguey estaba ligado a los
dioses Mayahuel y Ometoxtli. «No era
cualquier producto, y cuando los
españoles llegaron vieron su utilidad le
llamaron “el árbol de las maravillas”. Lo
dijeron tanto conquistadores como
cronistas, y Francisco Hernández, el
protomédico de Felipe II, que llegó como
científico a realizar un estudio especial de
las plantas», afirmó el investigador.
Con esos argumentos, advirtió que
no se ha revalorado la importancia
histórica del maguey, cuya importancia
comparó con la del maíz en relación con
la sobrevivencia de la gente. Y los
EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C.
Dr. Carlos F. Quintana Roldán
Presidente
Mtro. José Antonio Álvarez Lobato
Secretario General
Dra. Cecilia Cadena Inostroza
Coordinadora de Investigación
Dra. Diana Birrichaga Gardida
Coordinadora de Docencia
LAE Georgina Rescala Pérez
Coordinadora de Administración y
Finanzas
Gaceta de Ciencias Sociales y
Humanidades de EL COLEGIO
MEXIQUENSE, A. C.
José Luis Cardona E.
Coordinador Editorial
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Coordinadora de Información
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Reportera
Luis Alberto Martínez López
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La Gaceta de Ciencias Sociales y
Humanidades de EL COLEGIO MEXIQUENSE, A.
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distribución gratuita.
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en trámite.
2 julio-agosto 2004 Número 28
academia
EL COLEGIO MEXIQUENSE
terrenos en el litigio en Santiago
Tlacotepec estaban llenos de magueyes.
El doctor Noguez habla de cuatro mil
magueyes en disputa, cuyo valor era de
dos mil pesos de oro, «un dineral, pese a
que ambos indígenas vendrían a ser de
clase media: muchos españoles hubiesen
querido esa riqueza.» Para comprender
ese valor refirió que un indígena pagaba
al año un peso de oro como tributo al rey
o al encomendero. «Esos individuos eran
entonces verdaderamente ricos y
poderosos, pese a ser de clase media. El
Códice revela por qué el litigio llegó a la
Audiencia y tuvo un desarrollo de 30
años», resuelto a favor de la familia
nahua.
Una colección que crece
Por su parte, el doctor Xavier Noguez
Ramírez comentó que, en el catálogo de
los códices Techialoyan (documentos
diferentes al de Tlacotepec) publicado en
1973 se consignaban 49, pero ahora esa
cifra llega a casi 60. Al tiempo, acotó que
hay otro códice de Tlacotepec, pero de la
comunidad de San Pedro, en el estado de
Puebla, el cual está en la colección de
documentos pictográficos de la Biblioteca
Nacional de Antropología del Museo
Nacional de Antrpología e Historia. Es
muy interesante, dijo, y en algunos libros
que tratan de códices coloniales se
confunden el de San Pedro y el de
Santiago, pero son diferentes, advirtió.
Explicó que Santiago Tlacotepec es
ya una población conurbada a Toluca,
debido a la desaparición de los límites
existentes hasta los años 50 y 60, y su
códice es «un producto más del programa
de rescate, investigación y publicación
facsimilar de códices procedentes del
actual territorio del Estado de México que
hemos desarrollado en EL COLEGIO».
Además de agradecer el apoyo de los
ex presidentes de la institución María
Teresa Jarquín Ortega y Alfonso Iracheta
Cenecorta, y del actual presidente, doctor
Carlos Quintana Roldán, hizo una
mención especial al respaldo del Instituto
Mexiquense de Cultura, con el cual se
han realizado importantes coediciones, y
tuvo palabras de encomio para la
licenciada Carolina Monroy del Mazo,
directora general del mismo, «a quien le
transmito mi gratitud por el apoyo
económico, ya que se trata de
publicaciones que tienen que ser
facsimilares, cuyos costos son más altos
que las ediciones de otro tipo», expresó.
El investigador se refirió ampliamente
al esfuerzo editorial de EL COLEGIO y
habló de los códices publicados hasta la
fecha. De la serie Techialoyan, un grupo
que sigue creciendo, el de Huixquilucan y
el de San Pedro Tototepec, «y ése muy
importante, que nos da la clave para
entender a todo este grupo, al que en
forma humorística le llamo “el último
tango de la Tlacuilolli”, el último esfuerzo
por hacer pictografías en Mesoamérica:
el Códice García Granados. Además, el
códice que trabajó René García Castro, el
de Xiquipilco-Temoaya. Es un magnífico,
enorme, interesantísimo documento
procedente de Tepetlaoxtoc, una
población que generó documentos, así
como en Puebla lo hizo Coatlinchan, que
si bien no jugó un importante papel, tiene
una enorme cantidad de documentos
pictográficos muy interesantes. En el caso
del de Tepetlaoxtoc, en la antigua
Acolhuacan (ahora, zona oriente del
Estado de México), se dan a conocer
muchos asuntos importantes, e incluye un
estudio de la maestra Perla Valle.»
«Y también hemos publicado estudios
monográficos amplios, como Tlacuilos y
escribanos, en coedición con El Colegio
de Michoacán, y más recientemente
Libros y escritura de tradición indígena,
con estudios muy interesantes y las
nuevas propuestas para entender la
documentación de origen nahua y la de
dos grupos, quizá en ese momentos los
más importantes: nahuas y matlatzincas.
«Es el segundo ejemplo del siglo XVI
que publicamos de manera facsimilar,
porque ya es insostenible el juicio de que
en el antiguo Matlatzinco no se habían
elaborado códices en dicha centuria, como
se ha registrado en numerosas obras
especializadas y de difusión. A mí me tocó
tratar el análisis iconográfico de las dos
láminas, que hubiese sido muy difícil sin el
trabajo de Ethelia Ruiz Medrano, dedicado
al legajo que acompañaba a las
pictografías. En las dos láminas, la pintura
indígena (Tlacuilolli) es particularmente
clara, de buena hechura, se materializa un
estilo asociado al tradicional prehispánico,
con las necesarias alteraciones producto
de la necesidad de transmitir los nuevos
mensajes procedentes del mundo
hispánico.»
El doctor Noguez Ramírez comentó
también que el documento entrega
En la presentación del Códice de Santiago Tlacotepec (Municipio de T
oluca)
ené
Toluca)
oluca),, los doctores R
René
García Castro, Xavier Noguez Ramírez y Carlos Quintana Roldán; el maestro Benjamín
Araujo Mondragón y la doctora Ethelia Ruiz Medrano.
las áreas de Oaxaca y la maya. Es una
coedición con la Universidad Católica de
Eichstätt», reseñó.
Y añadió: «de manera indirecta, el
asunto de los documentos pictográficos
como fuentes, en particular el caso de
Domingo Francisco de San Antón Muñón
Chimalpahin Cuautlehuanitzin, fuente
inagotable de información sobre esa zona
mexiquense de Chalco-Amecameca, se
publicó Chimalpahin y los reinos de
Chalco, de la doctora Susan Schroeder,
que está a punto de agotarse».
Añadió: «toca ahora dar a la luz un
interesante documento de mediados del
siglo XVI, cuyo original se encuentra bien
resguardado en la sección de fondos
mexicanos de la Biblioteca Nacional de
Francia. Su tema principal es el problema
de la propiedad agraria en un marco de
complejas —más de lo que nos
imaginamos— relaciones interétnicas en
lo que hoy se llama el Valle de Toluca, el
antiguo Matlatzinco, particularmente entre
información inédita sobre una etnia de la
que se tienen escasas referencias
etnohistóricas: los matlatzincas, cuyo
idioma ya iba en retroceso a favor del
náhuatl incluso antes de la Conquista. Por
ello se desconoce el nombre matlatzinca
de Tlacotepec. «En una dimensión más
amplia y de gran importancia, esperamos
que esta publicación sea una contribución
útil para un mejor entendimiento y
conocimiento de los procesos históricos
de la propiedad territorial, y que ayude a
resolver los complejos problemas
actuales y futuros que enfrenta y
enfrentará el Estado de México».
La libertad de investigar,
fundamental
La doctora Ethelia Ruiz Medrano centró su
intervención en agradecer a los doctores
María Teresa Jarquín Ortega, por haberla
invitado en su momento a participar en un
seminario sobre historia del Estado de
Número 28 julio-agosto 2004 3
academia
México realizado en EL COLEGIO, y
Salvador Rueda, que entonces era director
de Estudios Históricos del INAH, así como
a la actual titular, maestra Ruth Arboleyda
Castro, quien, dijo, «ha luchado contra
viento y marea para que los
investigadores tengamos un espacio de
libertad y de discusión, y que podamos
interactuar con otras instituciones y no
nos sintamos como si hubiéramos
vendido el alma al diablo».
Relató algunos de los momentos del
trabajo y destacó el esfuerzo editorial de
EL COLEGIO y del IMC, pues «cuando nos
ponemos a pensar que el corpus para
otros grupos antiguos y magníficos está
publicado en muchas ocasiones una y
otra vez, y pensamos que el corpus
mesoamericano, tanto el prehispánico —
que es infinitamente menor—, como el
colonial, que en términos de originales
no debe de llegar a más de 200 más lo
que exista en el Archivo General de la
Nación, por ser relativamente limitado
podría ser perfectamente digno de
publicarse y fuente importantísima.
«Pocas instituciones hoy en día, como
antes, se atreven a dar este tipo de pasos,
en un mundo que cada vez clama más
porque seamos prácticos y abandonemos
las ideas de rescate de la cultura, es
fundamental dar voz a actores que en
algunos momentos sólo la tuvieron ante
los tribunales. Es un esfuerzo magnífico,
casi heroico y sólo se puede comparar
con el esfuerzo que hicieron los grupos
indígenas durante la colonia para resistir,
enfrentar, negociar e imaginar que ellos
también podrían tener una voz en este
mundo. No sólo los que nos dedicamos a
este tipo de conocimiento, sino al
conocimiento en general, gracias a este
tipo de instituciones que nos dan también
la voz, podemos decir hoy que en este
país todavía se está generando
conocimiento original y que así seguirá
siendo seguramente.»
LA GACETA DE
Finalmente, el doctor Carlos
Quintana Roldán, presidente de EL
COLEGIO, hizo un reconocimiento al IMC
—representado en el acto por el
subdirector de Publicaciones, maestro
Benjamín Araujo Mondragón— y a los
investigadores Noguez Ramírez y Ruiz
Medrano por su trabajo, al tiempo que
reiteró el compromiso de la institución con
el rescate y difusión de códices,
documentos clave para entender la
historia del Estado de México y del país,
dijo.
Presentación del libro del
maestro Ignacio Pichardo
Pagaza
Cada país tiene su
idiosincrasia
administrativa y un
buen candidato no
siempre es un buen
gobernante
Modernización administrativa / Propuesta
para una reforma inaplazable (EL
COLEGIO MEXIQUENSE, A. C. / UNAM), del
maestro Ignacio Pichardo Pagaza, es un
libro escrito a partir de preocupaciones
variadas. De un lado, lo complejo de
trabajar ahora en el aparato público por
la carencia de recursos. De otro, el nuevo
entorno democrático en que se
desenvuelve la vida de los mexicanos.
Una tercera arista es la relativa a la
globalización, y una cuarta remite a la
exigencia ciudadana de obtener
resultados de sus gobernantes.
En la presentación de la obra en EL
COLEGIO (otras más se verificaron en la
El doctor Carlos Quintana Roldán, el maestro Ignacio Pichardo Pagaza, el ingeniero Agustín
Gasca Pliego y el doctor Luis García Cárdenas, al finalizar la presentación del libro
Modernización administrativa. Propuesta para una reforma inaplazable
inaplazable,, del ex gobernador
del Estado de México.
4 julio-agosto 2004 Número 28
Facultad de Ciencias Políticas y
Sociales de la UNAM, la sede del Instituto
Nacional de Administración Pública y
varias entidades federativas), el autor
resumió sus motivaciones, una de las
cuales lo llevó a hacer explícito su
rechazo a que a partir del año 2000
«estemos viviendo en la democracia y que
antes no la había. Me parece una falsedad
evidente. Pero sí necesitamos aceptar que
estamos en un entorno democrático
diferente, el cual, sin la menor duda,
ejerce presión y restringe la forma de
trabajar administrativamente».
Explicó también el significado de las
otras tres, pero en especial de un hecho
ineludible tanto de la realidad mexicana
como de otros países: el desinterés en
los estudios y en el aprendizaje de la
administración pública.
Comentó: «hubo una época en que
había un interés muy marcado. Después, a
raíz de los gobiernos neoliberales de
Thatcher y Reagan, la administración
pública cayó y, como consecuencia de la
caída del socialismo real, todo lo que
oliera a Estado y a gobierno estaba
marcado negativamente. Pero el péndulo
de la historia está regresando, e incluso
los organismo internacionales que
forman el Consenso de Washington
saben, y lo han dicho, que el Estado y el
gobierno son indispensables si se quiere
acelerar el crecimiento y evitar una
sociedad injusta.»
Y si bien nadie habla de un Estado
multifuncional como el de hace tiempo, es
inevitable pensar en un Estado y en un
gobierno eficientes. A ello se refiere la
tesis del «buen gobierno». A nivel
académico, «se ha desarrollado el
modelo posburocrático, al cual se alude
en el libro; pero en forma amplia ha
ganado más la expresión «buen
gobierno». Hay así un descuido en los
estudios de la administración pública y
una paradoja: por una parte, es cada vez
academia
EL COLEGIO MEXIQUENSE
más difícil administrar; por la otra, hay
cada vez menos interés en los temas de la
reforma de la administración.»
Después de las intervenciones de los
tres comentaristas invitados (damos
noticia de ellas un poco más abajo), el
maestro Pichardo Pagaza, investigador
especial de EL COLEGIO, aprovechó en su
intervención su larga experiencia en el
servicio público: en el gobierno estatal,
responsable de la hacienda pública y
secretario general de gobierno; luego,
gobernador; en el federal, subsecretario y
secretario; en la diplomacia, embajador;
asimismo, diputado federal; sin descontar
los cargos partidistas, que incluyen la
presidencia del PRI. Expuso entonces un
punto de vista: «así como se habla de las
reformas estructurales y se piensa en la
reforma del sistema eléctrico y de la
reforma energética en un sentido más
amplio; en la reforma hacendaria o
presupuestal, financiera y fiscal; así
político que busca un cargo de elección
popular para llegar a la titularidad de un
gobierno municipal, estatal, federal,
puede ser muy buen candidato, pero no
necesariamente muy buen gobernante. Y
esta paradoja la vemos con sólo abrir los
periódicos nacionales, estatales y de
todas partes: la señora o el señor fue un
excelente candidato, como dicen los
anglosajones vote getter, captador de
votos, sí, pero llega al gobierno y es un
pésimo administrador, un pésimo
gobernante. No es una crítica a la
democracia, que tiene todos los defectos
del mundo, pero es el mejor de los
sistemas. No es una crítica, es una
realidad. Así va a seguir siendo, que el
señor o la señora que triunfan en las
urnas no necesariamente resulten buenos
gobernantes o buenos administradores,
de ahí que haya que fortalecer la
administración para que el político que
En su número 16, correspondiente al periodo julio-diciembre
de 2004, la revista Economía, sociedad y territorio ofrece un
conjunto muy variado de artículos. La entrega abre con
«Redes y nuevas tecnologías de información y comunicación
en las asambleas vecinales de Buenos Aires», de Tomás
Calello, Federico Fritzche, Aída Quintanar y Marcelo Vio. De
Daniel Murillo se incluye «Falacias del desarrollo
sustentable: una crítica desde la metamorfosis conceptual».
Además, Morgan Quero ofrece el texto «De la ley de la calle
a la ley de las élites: la sociedad civil en la encrucijada de
la gubernamentalidad en América Latina». De Sergio
Franco y Cecilia Cadena es «Análisis de la distribución del
servicio de educación primaria en el valle de Toluca,
México»; Armando Nevárez y Ángel Mauricio Reyes
escriben «Productividad total de factores y reducción de
costos en la industria manufacturera mexicana, 1994-1999»,
y de Gabriela Bukstein se publica «La posición social de los
ingenieros civiles: comparación entre dos escalas subjetivas
y la incorporación de trayectorias laborales».
Las reseñas son elaboradas por Juan Manuel Barrera,
Carlos F. Quintana Roldán y María Teresa Jarquín Ortega,
están dedicadas, respectivamente, a Gerencia pública en la
globalización (UAEM, 2003), de Omar Guerrero;
Modernización administrativa. Propuesta para una
reforma inaplazable (EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C. / FCPSUNAM, 2004), de Ignacio Pichardo Pagaza, y La Gavia. Una
hacienda en la centro de la historia (Promotora La Gavia,
2003), de Xavier Guzmán Urbiola.
también, es indispensable que al hablar
de reforma del Estado se incluya la
reforma de la administración pública, su
modernización. Esa es la tesis que late en
el libro, y el contenido se refiere a los
principales temas de modernización
administrativa.»
Pero fue más allá. En alusión a lo que
ha venido sucediendo con el gobierno
federal luego de la alternancia política,
dijo de ésta que «implica una paradoja
gravísima, que sólo con una buena
administración podemos superar. El
llega encuentre un aparato que responda
a los objetivos que quiere alcanzar.»
La nueva gerencia pública y la
ética en el servicio público
Los dos temas que más le llamaron
atención al presidente de EL COLEGIO
MEXIQUENSE, A. C., doctor Carlos
Quintana Roldán, fueron, primero, el de
la llamada «nueva gerencia pública», en
boga como resultado de las reformas
impulsadas durante los gobiernos de
Margaret Thatcher y Ronald Reagan, y
fortalecidas por la caída del socialismo
real.
La mezcla de esas «tendencias» —
con su impulso al adelgazamiento del
Estado, la disminución drástica del déficit
fiscal y el recorte de los programas
sociales, la atención de los ciudadanos
como «clientes», volver mínima la
participación del Estado como regulador
del mercado— con prácticas de una
administración tradicional —manuales de
organización, sistemas formales de
control presupuestal y de planeación,
mejoramiento de los sistemas contables,
áreas de recursos humanos y hacer
catálogos de servicios— plantea una
incógnita en cuanto a un resultado que no
se aprecia todavía a cabalidad.
El segundo tema que encontró
especialmente relevante fue el de la ética
en el servicio público, sobre el cual el
maestro Pichardo Pagaza señala que
aplicada a la actuación de los servidores
públicos, «la ética debe tener una
acepción no sólo moral, sino también
legal y, por lo tanto, contar con claras y
quizá drásticas sanciones para aquellos
funcionarios que se alejen de los
principios éticos que deben ser
cumplidos.»
El doctor Quintana Roldán agradeció
el apoyo del director de la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM,
doctor Fernando Pérez Correa, para
coeditar el libro, y del doctor Luis García
Cárdenas, presidente del Instituto de
Administración Pública del Estado de
México (IAPEM), para hacer la presentación
de la obra.
El libro tiene un excelente nivel
académico; a lo largo de sus doce
capítulos y de las conclusiones queda
claro por qué la reforma administrativa es
inaplazable, y al no ceñirse a una sola
teoría para desarrollar sus argumentos, el
autor hace el aporte más importante,
guiado «por la lógica de una experiencia
administrativa interna, por la práctica de
la administración más que por un análisis
general y genérico.» De tal suerte, la
propuesta es ecléctica y el resultado es un
manual de teoría administrativa moderna,
que ofrece un «mapa de ruta» para
alcanzar dicha reforma de manera
coherente, sistematizada y muy clara,
afirmó el comentarista.
La modernización, sobre la base
de los lineamientos
constitucionales
El doctor Luis García Cárdenas,
presidente del IAPEM, señaló que el libro
«significa un acercamiento histórico,
crítico y propositivo a la modernización
administrativa, que combina la
experiencia del experto con la frescura del
apasionado por esta disciplina.»
Añadió: «parte del análisis del
contexto político de distintos periodos en
Número 28 julio-agosto 2004 5
academia
distintos países, caracterizado por
situaciones problemáticas, cuyos
elementos permanentes son crisis
económicas, rescates financieros
condicionados, compromisos electorales,
altos niveles de endeudamiento público,
globalización y la necesidad de mejorar la
eficiencia y competitividad del país y la
maquinaria gubernamental.»
Para el especialista, el elemento
vertebral del libro es «la necesidad de
modernización de las estructuras y formas
de gestión a que se enfrentan las
administraciones públicas tras superar
diversas fases en que las prioridades
vinieron marcadas por el aseguramiento
en la prestación de los servicios.»
El doctor García Cárdenas mencionó
como relevantes los aspectos relativos al
servicio profesional de carrera y la ética
en el servicio público, pero advirtió, como
lo señala el autor, que la modernización
de las estructuras administrativas «debe
partir de los principios constitucionales de
cada país, que son la expresión histórica
de su legitimidad.»
Saludó la publicación de la obra, a la
cual consideró una nueva prenda
intelectual del maestro Pichardo Pagaza, y
«muestra de su lucidez académica, de su
honestidad intelectual y de su ánimo
invariablemente inquieto y propositivo.»
La mejor ley, la que se hace
tradición de bienestar
Con citas al líder sudafricano Nelson
Mandela y al filósofo español Fernando
Savater, el secretario de Educación,
Cultura y Bienestar Social, ingeniero
Agustín Gasca Pliego, articuló su texto de
presentación de Modernización
administrativa / Propuesta para una
reforma inaplazable.
La primera, relativa a que no todo en
el mundo globalizado es malo, le sirvió
para destacar la importancia que se da en
el libro a las tecnologías y medios más
avanzados, condicionada al sentido
humanista que debe tener el servicio
público.
La segunda, en el sentido de que el
mejor gobierno es el que no se ve, ni se
siente, pues deja en libertad al ciudadano,
y se rige por las normas constitucionales
y por las reglas humanas de la
administración pública, le resultó
adecuada para señalar que en el libro se
expresa que la mejor ley es la que se hace
tradición de bienestar y servicio al
ciudadano.
El también presidente de la Asamblea
General de Asociados de EL COLEGIO
destacó la trayectoria del autor, en
especial su paso por la presidencia del
INAP y del Instituto Internacional de
Ciencias de la Administración. La idea
esencial del libro, dijo, es la de que la
democracia, la libertad, la eficiencia y el
servicio social deben significar beneficios
para el pueblo, sin trabas burocráticas.
6 julio-agosto 2004 Número 28
LA GACETA DE
«Éste es un libro para los hombres de
gobierno, y mucho también para quienes
participan en la administración pública»,
sostuvo, para luego añadir que la obra
«está dirigida a los estudiantes de Ciencia
Política y a quienes desean especializarse
en el derecho administrativo moderno».
Se detuvo también en la respuesta del
autor con respecto a la pregunta que él
mismo plantea sobre la validez de las
propuestas contenidas en el libro para
cualquier país, con independencia del
grado de su desarrollo: «cada país, cada
región tiene su propia idiosincrasia
administrativa», lo cual implica saber
aprovechar, adecuándolas, las
experiencias de otras latitudes.
La presentación de Modernización
administrativa / Propuesta para una
reforma inaplazable dio ocasión a la
comunidad académica de EL COLEGIO de
compartir puntos de vista y experiencias
con políticos y servidores públicos que
acudieron al Aula Mayor de la institución.
Mesa itinerante dedicada a
Cahuacan
Avances y retos de la
investigación sobre
una comunidad
prehispánica muy
importante en
términos económicos,
políticos y militares
NICOLÁS ROMERO, ESTADO DE MÉXICO.- El
resultado de las investigaciones y
estudios sobre la época prehispánica es
un puente entre el individuo del presente y
su identidad social, señaló la doctora
Emma Pérez Rocha, investigadora del
Instituto Nacional de Antropología e
Historia (INAH), al participar en la «Mesa
itinerante» dedicada a Cahuacan,
población de origen prehispánico que
ahora forma parte del municipio de
Nicolás Romero.
En la Universidad Tecnológica Fidel
Velázquez se realizó el encuentro de
cinco destacados investigadores, el
cronista municipal y un público muy
interesado, para exponer aspectos
interesantes de esa comunidad. La
doctora Pérez Rocha expuso el tema «La
época tepaneca en la región de
Cahuacan», y señaló que esta comunidad
fue dominada por los tepanecas y era la
cabecera de un señorío de ese pueblo,
según fuentes del siglo XVI, y después
quedó bajo el dominio de la Triple
Alianza (Tenochtitlan, Texcoco y Tacuba).
En seguimiento de lo que ya es una
forma tradicional de vinculación de EL
COLEGIO MEXIQUENSE, A. C., con la
sociedad, en que la maestra Rosaura
Hernández Rodríguez ha jugado un papel
fundamental con la organización de las
«Mesas itinerantes», los especialistas
compartieron con el público asistente los
avances de sus trabajos sobre Cahuacan,
con énfasis en la época prehispánica, a fin
no sólo de procurar el diálogo, sino de
avanzar en el siguiente paso, que es darle
forma a un libro que aglutine dichos
trabajos, como ha sido anteriormente con
la mayoría de los libros que integran la
serie «Cuadernos municipales».
El punto de coincidencia de los
investigadores fue que en México hacen
falta investigaciones históricas y
arqueológicas sistemáticas para lograr la
consolidación del patrimonio cultural, y
hacer una aproximación al pasado seria y
sensible al mismo tiempo, para entender
el presente. Otro punto de coincidencia
fue que las investigaciones y estudios de
la época prehispánica forman parte del
proceso de asimilación de la cultura.
Durante su participación en la mesa itinerante dedicada al pasado prehispánico de
Cahuacan, el doctor Alejandro Pastrana Cruz mostró algunas técnicas de corte de la
obsidiana.
academia
EL COLEGIO MEXIQUENSE
En su turno, la doctora Rosa Brambila
Paz, investigadora de la dirección de
Etnohistoria del INAH y quien expuso el
tema «El patrimonio cultural», dijo que
éste se constituye tanto por los vestigios
materiales prehispánicos como por las
leyendas, las historias, los cuentos y las
anécdotas que se relatan para formar una
identidad, es decir, la identificación de un
pueblo.
La Nueva España incluía en su
división administrativa a Xilotepec, con
sus vecinos de Cuauhtitlan, el Matlatzinco
y los Minerales. Y lo que ahora es
Nicolás Romero estaba incluido, hacia
1560, en esa provincia de Xilotepec, que
fue dividida en la segunda parte de la
Colonia, así que es necesario hacer un
deslinde territorial para estudiar en
concreto el patrimonio cultural del actual
municipio, expuso.
En la época prehispánica, la gran
provincia tributaria de Cahuacan
abarcaba parte de los municipios actuales
de Atizapán, Jilotzingo e incluso
Cuautitlán, debido a que las provincias
tributarias necesitaban diferentes nichos
ecológicos para entregar su tributo a la
Triple Alianza. Entonces Cahuacan y
luego el municipio de Nicolás Romero se
caracterizaron por ser pueblos receptores
de población, lo que hace problemática la
identidad cultural, añadió, e hizo
referencia a la migración de los
habitantes del municipio como otra
característica de la dinámica demográfica
actual.
La investigadora se detuvo en
analizar la importancia de los malacates,
instrumentos de la industria textil
prehispánica utilizados en la extracción de
la fibra de maguey. Cahuacan tributaba
textiles de colores (posiblemente de
algodón) y blancos (de ixtle), y los
vestigios de esas piezas contienen una
división en cuatro partes debido a que en
Mesoamérica la división del espacio era
cuatripartita. Explicó que malacates
provenientes de una colección particular
muestran esa división y representaciones
de plumas, animales, algunas ligadas al
culto solar y otras muy similares al tocado
de Huehuetéotl; pero puso énfasis en la
greca escalonada, representada en
muchos otros materiales de la época,
como vasijas y en la decoración bícroma
de tepalcates, provenientes de diversas
partes del país.
En el Valle de México, se encuentra
en objetos de Teotihuacan y en la pintura
mural. Ese motivo se puede rastrear
igualmente en el Occidente y en el Valle
de México en el periodo clásico, y en
códices, como decoración de un escudo,
atributo de virilidad, vestimenta de los
dioses y en las representaciones de
edificios. En la greca se distinguen tres
partes: escalera, gancho y parte central;
pero en la colección que estudia la
investigadora encontró grecas de tres y
cinco escalones, angulados y lobulares, y
ganchos rectos y en ángulo.
Aula Mayor, el programa
de radio de EL COLEGIO
MEXIQUENSE, A. C., se
transmite los miércoles, de
las 16:00 a las 16:30
horas, a través de las
frecuencias de Radio
Mexiquense en AM: 1600
para el Valle de Toluca;
1080 en el Valle
Cuautitlán-Texcoco; 1520
en Atlacomulco, para el
norte del estado, y 1250,
para el sur de la entidad,
en Tejupilco. Asimismo, se
puede sintonizar en la
página
www.edomexico.gob.mx/
portalgem/tvmex. Desde
la página de EL COLEGIO es
posible escuchar las
transmisiones anteriores:
www.cmq.edu.mx. El
correo electrónico del
programa es
[email protected].
Dichas representaciones hay quienes
las relacionan con deidades como las del
pulque, pero recuerdan también el cuerpo
de la serpiente y por ello se les asocia
con el culto a Quetzalcóatl; otros
estudiosos incluso las relacionan con la
tierra (la angular) y con los cielos (la
curva). Lo cierto es que los malacates
están representados como atributos de
Tlazoltéotl.
La investigadora planteó entonces
interrogantes relativos a la razón de que
representaciones iconográficas religiosas
están presentes en un instrumento de
trabajo y por qué en ciertas regiones se
concentran vestigios de malacates; el
lugar de fabricación de los hilos y el sexo
de quienes los elaboraban, y si la
producción era casera o para el
intercambio. Otro interrogante está
relacionado con el lugar de dónde
provenía el algodón, que podría cultivarse
en las barrancas de la región de
Cahuacan; en cambio, los magueyes han
sido cultivados desde tiempos remotos en
esa zona.
Es muy importante hacer una
investigación que lleve a conocer los
materiales para entender el patrimonio
cultural de Nicolás Romero. En la medida
en que ese patrimonio se estudie y se
conserve, se le dará valor a los vestigios,
dijo, e invitó a la población a facilitar los
que tengan a su alcance para que sean
estudiados.
Por otra parte, el doctor Alejandro
Pastrana Cruz, investigador de la
dirección de Estudios Arqueológicos del
INAH, habló de «La obsidiana de
Cahuacan». Hizo una amplia exposición
de los vestigios de esa roca volcánica
hallados en diferentes partes del país,
tanto en forma de rocas grandes como
de piedras pequeñas.
La obsidiana era un material muy
apreciado en la época prehispánica por
su filo y porque, pulido, resultaba en
objetos muy logrados. En el centro de
México, la mayor parte de la obsidiana
se extrajo de la famosa Sierra de las
Navajas, en el actual estado de Hidalgo,
y de allí mismo se abasteció a Cahuacan.
Se utilizó para hacer navajas, puntas de
flecha y raspadores de maguey para
obtener el pulque, de ahí que en los
magueyales se sigan encontrando
vestigios de objetos de obsidiana.
En el río de Los Chinapos, en el
actual Nicolás Romero, había una mina
de obsidiana y cerca del Pico de Orizaba
hay un yacimiento importante de
obsidiana gris. La gente subía a cuatro
mil metros para sacarla y llevarla a
Veracruz. Habló también de Guerrero y
su obsidiana útil para construir, en la
zona de Taxco, pero no para hacer
cuchillos.
El trabajo era arduo, sistemático y
peligroso por el filo de la obsidiana, y se
enseñaba de generación a generación,
dijo. En Los Chinapos se pueden
encontrar nódulos y bloques de
obsidiana que utilizaba la población local
para hacer instrumentos del mejor
material seleccionado. Dio una idea de
cómo se trabajaba la roca. La de
Cahuacan es gris transparente con
machas veteadas, y hay una similar en
Guatemala. Los aztecas registraron en
sus códices los sitios de donde se extraía
la roca, y Las Palomas, el sitio de la
obsidiana de Cahuacan, seguramente fue
representado con el glifo relativo a la
piedra, el núcleo de ésta y la navaja que
resultaba de tallar la roca. Asimismo, el
investigador explicó cómo los restos
estudiados por los arqueólogos permiten
saber a qué objetos se dedicaba la
obsidiana.
El arqueólogo Víctor Osorio
Ogarrio, investigador de la subdirección
de Rescate Arqueológico del Instituto
Mexiquense de Cultura, expuso el tema
«Tributos en la zona de Cahuacan». Dijo
que la presencia humana en Cahuacan se
remonta a 2,000 años atrás y conocer en
detalle qué sucedió en ese periodo tan
largo, está por hacerse. Lo que se conoce
representa apenas pequeños avances,
porque no ha habido una investigación
sistemática.
Centró su participación a los 70
años previos a la conquista española, y
explicó que Cahuacan era cabecera de
provincias ubicadas en la sierra que divide
los valles de México y Toluca. Las
provincias estaban sujetas a la Triple
Alianza y por ello le pagaban tributo. La
Triple Alianza se formó en 1428, cuando
Nezahualcóyotl e Izcóatl, señores de
Texcoco y Tenochtilan, derrotaron al
tepaneca Maxtla. Y por ello, antes de ser
Número 28 julio-agosto 2004 7
academia
LA GACETA DE
curso sobre el pasado de la actual Santa
sujeto de los aztecas, Cahuacan lo fue de
María Magdalena Cahuacán. Enfatizó su
los tepanecas.
agradecimiento a la maestra Hernández
A lo largo de 60 años se registraron
Rodríguez por coordinar la mesa desde
diversas batallas, como la de 1427 y en
octubre de 2003.
1469, bajo el reinado de Axayácatl; en
1428, con Ahuízotl en el poder también
hubo incursiones. Con base en fray Diego
Responden investigadoras de
Durán, el arqueólogo se centró en las
EL COLEGIO
rebeliones provocadas por el pago de los
tributos. Cahuacan aglutinaba a 13
poblaciones, de las que salía el tributo a
favor de Tenochtitlan, lo cual señala un
hecho curioso pues debía enviarlo en
todo caso a Tacuba, debido quizá a las
frecuentes rebeliones.
Con base en la Matrícula de los
Tributos, el arqueólogo Osorio Ogarrio
se refirió a algunos de los objetos que se
tributaban: mantas, trajes de guerreros,
escudos y leña, entre otros. No ha sido
posible ubicar con precisión la ubicación
de esas 13 poblaciones tributarias. Sobre
Fechas para conmemorar un
las que hay mayor duda son Tecpan,
acontecimiento grabado en una parte al
Chapulmaloyan y San Nicolás Coatepec.
menos de la memoria colectiva, las
El investigador planteó otras dudas
efemérides trascienden el anecdotario
resultado de la distancia —60
cívico y se inscriben en el registro
kilómetros— entre Cahuacan y
personal, porque incluyen las
Coapanoayan, la cual hace problemática
celebraciones más íntimas. Pese a esa
la explicación del destino de los tributos
relevancia, es notorio que al menos las
de la provincia.
que conforman el calendario cívico son
Por su parte, la maestra Rosaura
Hernández Rodríguez, investigadora de EL
COLEGIO MEXIQUENSE A. C., y
coordinadora del Programa Permanente
de Mesas Itinerantes, aseguró que
Cahuacan era un «campo de
entrenamiento», ya que allí los jóvenes
iban a prepararse para ser guerreros;
además, resaltó la importancia de las
mujeres, quienes realzaban múltiples
tareas, desde la producción de tejidos
hasta la de educar y cuidar a los hijos. En
los casos de las nobles, casarse con
alguna de ellas significaba un ascenso
para un joven guerrero de clase baja.
La historiadora hizo una semblanza
de Cahuacan, titulada «Cahuacan, un
pueblecito de la sierra», en que justificó la
importancia de dedicarle una mesa
itinerante con la participación de
investigadores especializados en el tema,
Doctora María del Pilar Iracheta Cenecorta.
destacado sobre todo en el periodo
Los usos políticos de las efemérides.
prehispánico.
La reunión fue
moderada por el
cronista municipal de
Nicolás Romero,
licenciado Gilberto
Vargas Arana, quien
expresó el
agradecimiento al
ayuntamiento, la
Universidad
Tecnológica y EL
COLEGIO
MEXIQUENSE, A. C.,
por exponer a
estudiantes,
profesores y la
población en general
los resultados de
Maestra Rosaura Hernández Rodríguez. La importancia de los
investigaciones en
medios de comunicación para difundir las efemérides.
Más allá de la
anécdota memorística
y la historia oficial, las
efemérides refuerzan la
identidad personal y
colectiva
8 julio-agosto 2004 Número 28
banalizadas cuando se les aprecia sólo
como un pretexto oportuno para el
descanso con un día o un «puente»
oportuno.
En los espacios (plazas cívicas,
monumentos o patios escolares) en que
se congregan autoridades y servidores
públicos, los estudiantes llevados por sus
profesores ahogan a duras penas los
bostezos que les provocan los discursos
dedicados a los próceres y la referencia a
hechos presentados fuera de contexto y
arropados en la demagogia, que resultan
así más remotos que las fechas de
referencia. Y lo mismo pasa con el resto
del público asistente.
A partir de algunas preguntas
básicas: ¿qué significado tienen en
nuestros días las efemérides?, ¿por qué
ha decaído su celebración?, ¿son
importantes?, ¿por qué y para quiénes?,
la GACETA entrevistó a investigadoras de
EL COLEGIO en busca de las respuestas de
quienes le dan a las efemérides una
dimensión reflexiva. Lo que nos dijeron
rebasó el ámbito de lo cívico y se
inscribió en el de la defensa de la
identidad de los pueblos y de la riqueza
cultural, pero incluyó también la esfera de
lo personal. Lo que sigue es un breve
resumen para nuestras lectoras.
La importancia de los medios de
comunicación
«Las efemérides deben ser difundidas en
los medios de comunicación masiva
porque señalan a los mexicanos y
mexiquenses de hoy que tienen un pasado
muy rico. No podemos ser una sociedad
que sólo recuerde a sus cantantes y los
escándalos políticos, pero para ello
Doctora María T
eresa Jarquín Ortega.
Teresa
Efemérides e identidades.
debemos tomar en cuenta los
antecedentes morales de tipo colectivo.
En todo caso, mañana deberemos
recordar lo que hoy pasa, tanto como lo
que pasó ayer y antier, pero será bueno
que se trate de lo trascendente para
nuestra continuidad social», señala la
maestra Rosaura Hernández Rodríguez.
academia
EL COLEGIO MEXIQUENSE
La serie «Documentos de investigación»
sigue creciendo. Los títulos del 80 al 84
son, respectivamente: «Civil Service
Reform in Comparative Perspective: The
Case of Local Government Change in
Mexico and the United States», de Cecilia
Cadena, Raymond Cox, Martha Laura
Hernández, María Esther Morales y
Ramona Ortega-Liston; «La capacitación
para el trabajo y la certificación de las
competencias laborales en la
administración municipal», de Carlos
Massé Narváez; «Migrantes y políticas
públicas. Apuntes desde la experiencia
del programa “Iniciativa Ciudadana Tres
por Uno” en los estados de México y
Puebla», de Felipe González Ortiz y
Liliana Rivera Sánchez; «Adorno. Teoría
crítica y dialéctica negativa», de Carlos
Massé Narváez, y «Etnicidad y
ciudadanía en México y Perú (17701850)», de Claudia Guarisco.
¿Interesado(a)? Consulte la página
www.cmq.edu.mx, mande un correo a
[email protected] o hable al 01 722
279 99 08, extensiones 221 y 222.
Por su parte, la doctora
María del Pilar Iracheta
Cenecorta, habló de la
necesidad social de tener una
identidad común, que casi
siempre se forma con las
tradiciones. «Celebrar una
fecha cada año reafirma la
identidad de las personas en
relación con un
acontecimiento que ha
afectado a la sociedad.»
Ejemplificó con la batalla del 5
de mayo, que refirma la
identidad del pueblo mexicano
con respecto a un invasor
extranjero, incluso para los
mexicanos que han emigrado a
Estados Unidos, en donde
celebran la efeméride estando
en otro país.
Previno sobre la
manipulación oficial de fechas,
lo que, con todo, no afecta a
las que son muy sentidas por
la sociedad, porque reafirman
características culturales,
religiosas y de cohesión
social. «Ésta es la importancia
de las efemérides», aseguró.
La doctora María del
Carmen Salinas Sandoval consideró que
las efemérides son relevantes tanto en la
educación formal como en la informal. En
el primer caso, porque dan los elementos
más indispensables para recordar fechas y
personalidades, aunque advirtió que la
enseñanza memorista tiene efectos
negativos si no se contextualizan los
datos transmitidos. En el segundo caso,
señaló la necesidad de que los medios de
comunicación difundan esos hechos a
públicos amplios como una manera de
darles conocimientos históricos o
actualizar a quienes ya los olvidaron.
La importancia de la educación
Las efemérides son los sucesos notables
ocurridos en diferentes épocas. No son
únicamente históricos, pues, por ejemplo,
en la astronomía se reúnen en libros con
datos útiles para los cálculos que hacen
los marinos. Esta comparación entre
astronomía e historia es adecuada porque
un marino necesita información para
conducir su barco, y socialmente es
indispensable conocer cómo se dieron
los hechos históricos por su impacto en la
memoria colectiva, indicó la doctora
María Teresa Jarquín Ortega.
«Resaltar los hechos importantes
para la historia de México permite darle
continuidad a las tradiciones con el
conocimiento de nuestras raíces y
ubicarnos en un contexto universal.
Ahora, se abarcan más aspectos
históricos que antes, pero cada quien, en
lo individual y como integrante de la
sociedad, tiene derecho a su identidad.
»De hecho, debemos hablar de
identidades para incluir a la personal (el
nacimiento, los ritos de la religión a que
se pertenezca, los civiles), la municipal, la
estatal, la nacional e incluso ahora la
mundial. El conocimiento y no sólo la
celebración de las efemérides resulta
clave para no perderse. La repetición de
la historia, sobre todo los
acontecimientos negativos, es resultado
del desconocimiento de la misma historia.
Se trata de un conocimiento muy
semejante al que va acumulando una
persona desde su infancia, cuando
aprende cosas tan útiles como no meter
la mano al fuego», señaló.
La investigadora admitió que la
conmemoración de las efemérides ha
perdido relevancia como resultado de una
educación memorística. Los hechos
históricos deben ser analizados y con ello
se puede rebasar la celebración simple de
una efeméride y hacerla relevante. Esto
implica también la contextualización
social de los hechos.
En referencia al tipo de estudios que
realiza EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C., la
historiadora admitió que es necesario un
libro que recopile las principales
efemérides del Estado de México.
Publicaciones de otro tipo, como la
Historia general del Estado de México,
que es uno de los ejemplos más notables
del programa editorial de la institución,
incluyen cronologías comparativas.
Adelantó que el maestro Norberto López
Ponce trabaja en un cuaderno que
permitirá ubicar las efemérides en el
contexto estatal, nacional y mundial.
Cuando se obliga a los niños a
memorizar se les niega la oportunidad de
comprender, insistió, y señaló que las
efemérides son identificadas en algunas
ocasiones como días de asueto. En ese
sentido, comentó que, en broma,
acostumbra decir que en el siglo XIX los
días de guardar y de
abstinencia se cambiaron a
efemérides.
En tanto, la doctora Mílada
Bazant Sánchez subrayó que el
recuerdo de un acontecimiento
local, nacional o internacional
es importante para reforzar la
memoria de un pueblo.
Los excesos del
pragmatismo
Para el doctor Xavier Noguez
Ramírez la celebración de las
efemérides ha palidecido en los
últimos años debido a que se
vive un tiempo lineal y de
progreso en que las cosas son
irrepetibles. «Las efemérides
tienen un valor para la
identidad personal, familiar,
colectiva, estatal y nacional,
porque nos hacen recordar que
hay ciclos de tiempo y de vida;
hay hechos que se repiten a
pesar de que México ya no es
una sociedad agrícola.
«En las sociedades
agrícolas se aprecia el ciclo de
la vida: se plantan, se hacen crecer y se
cosechan los productos que se
consumirán. Pero esta manera de ver las
cosas no es tan frecuente como lo era en
el pasado. Sin embargo, hay una
necesidad de recordar, porque utilizamos
como referencia la traslación de la tierra
alrededor del sol: 365 días, y esto es
importante más allá de su faceta
pragmática (sería relativamente fácil
deshacernos de las efemérides y que no
hubiese días feriados, lo que constituye
una tendencia general), porque hay una
necesidad psicológica colectiva para
saber que celebramos un mismo día,
como por ejemplo nuestro onomástico.
Las efemérides pueden o no ser
festivas, pero es importante, por razones
menos pragmáticas y relativas a veces al
inconsciente colectivo, que volvamos a
celebrar ciertas fechas que nos dicen algo
y nos dan una identidad secular o
religiosa. A final de cuentas, esto es lo
que la gente hace: a pesar de que no se
oficialice, celebra una efeméride a su
manera, como en los casos de los
barrios, pueblos, regiones, estados y
naciones.
Debemos dejar de lado el
pragmatismo neoliberal en que las
celebraciones sobran o tienen la
manifestación elemental de salir de
vacaciones para pelearse por un cuarto
en Acapulco. Debemos volver a las
celebraciones y darles su sentido original,
más allá de pensar en el día en que se
descansa porque hay un “puente”. En
Estados Unidos se ha llegado a tal grado
que las celebraciones se hacen en viernes
o en lunes, aunque no caigan en esos
días, para dar fines de semana más
largos. De esta manera, las fechas dejan
Número 28 julio-agosto 2004 9
academia
de responder a una realidad cronológica.
Es una exageración pragmática.
El maestro José Sosa, en el
seminario del PIETS
La participación
ciudadana depende
del tejido social; la
marcha contra la
violencia, «un mar
impetuoso»
La marcha contra la violencia que
conmovió al país permitió verificar que el
tema de la participación social en el
sector público (las actividades de
gobierno y las políticas públicas) es, en el
mejor de los casos, una agenda en
construcción, un proyecto que apenas se
está asentando y no una realidad tangible,
lamentablemente.
Ello da la pauta para dilucidar el
componente específico que el
desdoblamiento del tercer sector y de la
sociedad civil participativa puede tener,
con su efecto sociológico, en las políticas
públicas, más allá de la mera definición
normativa elaborada con base en la
concepción de que el gobierno debe
promover la participación social y que los
ciudadanos deben participar en las
actividades de gobierno.
Así planteó su participación en el
Seminario permanente de estudios sobre
la organizaciones civiles el maestro José
Sosa, profesor–investigador del Centro
de Estudios Internacionales de El Colegio
de México, quien presentó el tema
«Límites a la participación de la sociedad
civil en el trabajo gubernamental,
elementos críticos y factores
estructurales», y analizó algunas
configuraciones y reconfiguraciones de
los problemas de participación social
para animar la discusión con los
asistentes sobre «qué sigue y qué
hacemos» después de la marcha blanca.
Avisó de la próxima publicación de
un libro que dará cuenta de esas
preocupaciones y dijo que la participación
social está en el nudo de la discusión
entre democracia participativa y
democracia representativa —«concebida
la democracia como la forma de vida que
todos queremos»—, luego de que las
reformas electorales y los procesos de
reforma del Estado han influido en que el
perfeccionamiento de la democracia tome
un nuevo impulso en que la participación
social ha cobrado un nuevo sentido, y
empieza a ser concebida en términos
puramente normativos y a ser señalada a
partir de otro referente.
El maestro José Sosa advirtió que
ello ha llevado a considerar a la
10 julio-agosto 2004 Número 28
LA GACETA DE
participación social como la
una mejor gestión, y más eficaces
quintaesencia de la democracia
resultados y rendimientos, cuando esa
participativa, la cual es vista a su vez, con
cuestión está sujeta la experimentación y,
sus instituciones y sus canales de
desde el punto de vista del análisis
representación, como suficiente para que
político, a la demostración de que así
las sociedades actuales puedan resolver
sucede, expuso.
sus dilemas en este caso. La marcha
Así como hay una baja capacitación y
contra la violencia muestra que esto es
un perfil precario en algunos
falso, afirmó.
funcionarios, se desconoce el stock de
De esta manera —adelantó— la
capital humano de las ONG. La
participación social se ha convertido en
problemática está en que en todos los
una especie de llave mágica, capaz de
códigos asociados a la nueva gestión
romper con el vicio de que los
pública no se contempla de manera
representantes sólo representen a sus
explícita el empoderamiento del
propios intereses y la idea de que todos
ciudadano ni otorgarle a otras instancias
los gobiernos deben tener ciudadanos en
la responsabilidad pública. La nueva
sus aparatos de decisión como la única
gestión pública asume la existencia de un
forma de garantizar que sigan siendo
gran capital social del lado de la sociedad
representativos. «Nos enfrentamos a la
civil, en relación con el cual el gobierno
idea de que cada funcionario público
se debe retraer, pues el resultado se dará
deba tener frente a su escritorio una silla
por sí mismo. Por ello se habla de la
para el ciudadano; por el contrario,
transparencia de responsabilidades, pero
sugiero que no todo asunto público
no de la integración, advirtió. Ejemplificó
puede ser trabajado con un ciudadano»,
con la protección civil ante desastres y
expresó.
emergencias, cuando en realidad se trata
Consideró que las teorías
de un ejército de voluntarios el que
institucionalistas marcan la tendencia de
colabora.
identificar subestructuras o subprocesos
dentro de esquemas institucionales
relacionados con la rendición de cuentas
y la transparencia.
El investigador se detuvo en el
análisis de la vinculación de la
participación ciudadana con las ideas de
la nueva gestión pública, derivadas de
los procesos de modernización del
Estado conocidos como new public
management («nueva gerencia
pública», en la propuesta del
doctor Luis F. Aguilar Villanueva,
o «nueva gestión pública»,
expresión más neutra y
ortodoxa).
Al respecto, previno del
interés de los gobiernos por
reducir sus gastos pero, sobre El maestro José Sosa durante su participación en el seminario
todo, que descargar sus
organizado por el PIETS.
actividades y tareas embona
con los deseos de múltiples
En el mismo tono analítico, el
organizaciones de toda índole, como las
investigador de El Colegio de México se
de base: barrios, sindicatos, cofradías, e
refirió al hecho de que la participación
incluso grandes redes de organizaciones,
social tiene ahora una configuración
como el Centro Mexicano para la
global, cuando tradicionalmente era
Filantropía (CEMEFI), las cuales ven la
imaginada como un grupo de vecinos o
posibilidad de que si el gobierno ya no
ciudadanos interactuando con su
puede ser responsable de todo o no lo
gobierno.
hace bien, la sociedad asuma esa
Es decir, la participación social se
responsabilidad.
presenta como un recurso siempre
La nueva gestión pública que habla
disponible, pero esta manera de verla
de eficiencia, del uso de nuevos criterios,
impide reconocer la historia de los
de evaluación del desempeño, de nuevos
movimientos sociales y los esfuerzos de
sistemas para la planeación, la
estructuración organizativa que la
presupuestación y la evaluación, de
mayoría de las organizaciones han hecho.
repente recibe una especie de regalo
Vista así, «la organización social
desde la sociedad civil para decir: ahora
espontánea es una falacia», pues el
es posible que la sociedad coparticipe,
proceso organizativo lleva mucho tiempo,
cogestione y lleve a cabo actividades. El
y en muchos casos implica la dedicación
problema con esta coincidencia es que es
de una o varias personas. La capacidad de
un medio irresponsable, por una razón:
llevar un tema a la agenda pública o
presenta que cualquier mecanismo de
imponer una práctica como deseable,
coparticipación que involucre a un
exitosa o novedosa, requiere de ajustes.
organismo de la sociedad civil implica
«En un punto extremo, la participación
academia
EL COLEGIO MEXIQUENSE
social bien puede entenderse como un
vaso de agua en el desierto, y, en el otro,
un mar incontrolable que no se puede
encasillar como un recurso totalmente
utilizable. Y después de la marcha del
domingo 27 de junio queda más clara la
idea de que en realidad se trata de un mar
impetuoso y terrible, cuya fuerza se
desconoce», manifestó.
Dos ejemplos de caso en SLP y el
DF
El expositor presentó también los
resultados del estudio «Relaciones
intergubernamentales en la prestación de
servicios públicos. El caso del tanque
Tenorio San Sebastián en el estado de
San Luis Potosí», que analiza el
involucramiento de una amplia variedad
de actores, tanto los vinculados al
gobierno federal, como el ayuntamiento y
su Sistema Intermunicipal de Agua Potable
y Saneamiento (el actor central), y la
sociedad. Cuando se da una articulación
en el proceso, se generan redes
intergubernamentales que no se integran,
pues sólo deciden cooperar
específicamente para el proyecto, pero no
en otros problemas y necesidades, fue la
conclusión del trabajo, informó.
El estudio demuestra en términos
generales que es posible que una sólida
decisión gubernamental desplace y anule
cualquier iniciativa social, pese a la
apertura de los espacios para la
participación de productores, debido a
que en ese caso había un problema legal
importante: las aguas de la ciudad fueron
«regaladas» a un grupo de agricultores,
pues en los años 70 se creía que las
aguas residuales podían ser empleadas
en los terrenos de cultivo, pero cuando se
planteó el proyecto del tanque Tenorio,
no faltó quien advirtiera que esa agua ya
no era pública.
Lo curioso —añadió— fue que se dio
la articulación de todos los actores
gracias a la capacidad de liderazgo del
gobierno municipal y la contundencia que
proporcionó al movimiento lo urgente de
la construcción del tanque, la cual diluyó
cualquier resistencia.
Dio otro ejemplo, el relativo a la
relación entre inseguridad pública y
participación ciudadana en la Delegación
Tlalpan, en el DF y luego se preguntó si
son los factores de orden normativo,
ideológico y político los que determinan
la participación. Respondió
negativamente. «La participación social no
es un recurso que esté a disposición de
las autoridades públicas; por el contrario,
es un proceso de naturaleza social, que
apela a ciertas estructuras de
organización y agrupación en la que no
hay una fórmula de factores única, sino un
proceso de evolución marcado por tres
fases que describen, por ejemplo, la
experiencia de las articulaciones de
procesos de participación ciudadana en
los gobiernos locales de algunos países
de la Unión Europea.»
Detalló: la primera fase es de
fragmentación y descoordinación; en la
segunda, la participación ciudadana
adquiere un matiz gubernamental, porque
se trata de una fase simbólico-discursiva,
pues los políticos, las administraciones
públicas y los parlamentos se dan cuenta
de que ahí existe un capital político que
explotar y entonces arrebatan la iniciativa,
y son los alcaldes, los consejales, los
presidentes, los regidores quienes
argumentan que se trata de la fortaleza de
los ciudadanos, con lo cual se genera uno
de los más graves problemas, al cooptar y
tergiversar la participación; la tercera
señala procesos de 8 a 12 años para
lograr la integración.
El doctor José Sosa concluyó que
definir a la participación social no es
necesariamente un pilar del que dependan
el tercer sector, la sociedad civil y ni
siquiera el tejido social. La participación
ciudadana es producto y resultado del
proceso de creación de tejido social y no
necesariamente uno de los ingredientes
de la fórmula. Si no hay tejido social,
entonces la participación social es un
recurso escaso y desarticulado.
Esta presentación provocó una de las
más animadas discusiones en la sesiones
del seminario organizado por el
Programa Interdisciplinario de Estudios
del Tercer Sector, motivada además por la
marcha contra la violencia que se había
dado unos días antes.
del Tercer Sector (PIETS), ocasión en que
subrayó la posibilidad de considerar a las
instituciones como actores políticos.
Informó que se trata de un trabajo
que forma parte de su actual proyecto de
investigación, titulado «Ideas y fines de la
asistencia privada en el Estado de México,
1986-2000», cuyo proceso la ha llevado
a analizar las reformas al marco jurídico
de la participación de las organizaciones
civiles dentro del marco más amplio de
las políticas sociales y de la acción social
que caracterizaron a la década pasada, y
especialmente a los dos últimos años.
Se refirió a la Ley de fomento a las
actividades de la sociedad civil (LFASC) que
entró en vigor el 9 de febrero (GACETA
26), y detalló que el énfasis temático de
su trabajo está en las instituciones de
asistencia privada (IAP). Con base en
dicho ordenamiento y en el estudio de
estas instituciones, ha buscado explicar el
cambio que se ha dado en los últimos
años y la manera en que las IAP han
operado en el lapso.
Hizo una amplia exposición de los
estudios dedicados a fundamentar la
importancia de las reglas, en particular las
escritas, como huellas de los procesos de
automodelación que van estableciendo el
carácter y la competencia definitivos de
una institución. Además, afirmó que las
acciones individuales y colectivas están
organizadas por reglas que estructuran a
las organizaciones sociales y a las
relaciones humanas.
Las reglas representan también
acuerdos, principios, vínculos, derechos,
Participó la maestra Gloria
Guadarrama Sánchez en el
seminario del PIETS
Las normas y formas
de organización que
persisten no responden
a las aspiraciones de
las instituciones de
asistencia privada
A partir de las propuestas del nuevo
institucionalismo (NI), la maestra Gloria
Guadarrama Sánchez, investigadora de EL
COLEGIO MEXIQUENSE, A. C., ha venido
explorando la conformación del modelo
nacional de asistencia privada para
explicar su actual reconstitución, sobre la
base de que las instituciones son
fundamentales y trascendentes en la vida
social.
La investigadora expuso el tema «El
marco normativo de las instituciones de
asistencia privada» en el Seminario
permanente de estudios sobre
organizaciones civiles que lleva a cabo el
Programa Interdisciplinario de Estudios
La maestra Gloria Guadarrama Sánchez.
Las IAP y la normatividad que las rige.
obligaciones y prioridades, legitimados y
sancionados por los actores sociales,
pues al momento de entrar en vigor una
ley, el Estado y la sociedad dan
reconocimiento a ese sistema de
relaciones, que en el caso de las IAP es
fundamental porque el trabajo de éstas
descansa en la cooperación para la
acción social, y ésta tiene que ver con la
confianza. Al donar dinero a una
Número 28 julio-agosto 2004 11
academia
organización o a una institución, los
actores sociales quieren tener la
seguridad de que los recursos van a ser
aplicados a los propósitos que
consideran válidos para la donación. Se
ha demostrado que cuando existen reglas
claras, la cooperación se facilita y se da
en mejores términos, explicó.
La investigadora explicó que la
legislación que ha normado la función
asistencial en México arroja luz sobre la
relación entre el gobierno y los actores
particulares que han participado en esa
labor, y permite identificar las formas en
que se han resuelto los conflictos
derivados de esas relaciones. El orden
legislativo define las atribuciones del
Estado en cuanto a la regulación y los
derechos de los particulares que
participan en el sistema asistencial;
además, opera como facilitador de la
cooperación social.
Compartió con los asistentes a la
sesión sus indagaciones históricas sobre
el tema y dijo que desde principios del
siglo XX, la emergencia de instituciones
asistenciales de carácter privado ha
estado vinculada a un régimen fiscal que
contempla privilegios para quienes
participan en las acciones asistenciales.
Las reglas permitieron conformar
históricamente las variantes de
constitución de esas instituciones,
poseedoras de la ventaja de participar
con base en el reconocimiento que les
otorgaba el gobierno, y de las
prerrogativas y el prestigio que ello les
significaba. «El modelo que se gestó en
torno de esos estímulos fiscales ha sido
determinante para la operación actual de
las instituciones», señaló.
No soslayó, sin embargo, que las
trayectorias del desarrollo institucional de
las IAP han estado marcadas por periodos
críticos o situaciones coyunturales que
han influido en situaciones posteriores,
pues constituyeron patrones de
persistencia de un modelo de
organización y de arreglos institucionales
que operan todavía como limitantes de
las demandas de las organizaciones
civiles en cuanto a autonomía y una
mayor participación.
Las condiciones que enfrentaron las
instituciones después de la secularización
de los establecimientos de asistencia
privada emprendida por los gobiernos
liberales con las Leyes de Reforma y la
Constitución de 1857, y la consecuente
fractura de las relaciones entre la Iglesia y
el Estado — esto es, los conflictos
derivados y la puesta en juego de los
intereses de poderosos actores políticos—
resultaron claves en la formación del
modelo asistencial contemporáneo.
Asimismo, la constitución de la Junta de
Asistencia Privada y la aparición de la
primera Ley de instituciones de asistencia
privada durante el gobierno de Porfirio
Díaz resultaron de gran importancia para
un arreglo institucional prevaleciente
hasta la forma organizativa actual.
12 julio-agosto 2004 Número 28
LA GACETA DE
Desde la perspectiva del nuevo
institucionalismo lo anterior implica
dependencia del sendero y un modelo. A
este respecto, la maestra Guadarrama
Sánchez insistió en que un aspecto central
en la conformación del modelo de
asistencia privada es precisamente su
sistema de reglas, que en México y en
otros países registra cambios en las
relaciones entre el Estado y las
instituciones con periodos de expansión y
restricción. La percepción es que se
camina hacia una mayor autonomía en
términos de modernidad o de avance
hacia el progreso, pero los ciclos
históricos muestran que ha habido
periodos de mucha flexibilidad así como
de restricción en la participación del
sector privado en la acción social.
Las fuerzas que empujan esta mayor
participación provienen no sólo de las
demandas sociales y del impulso de los
emprendedores sociales, sino que tienen
objetivos políticos e involucran un
conjunto más amplio de relaciones
sociales tanto en la esfera económica
como en la política. De esta manera, se
debe tomar en cuenta al entorno social
cuando se estudia a las organizaciones de
la sociedad civil, dijo.
En su trabajo retoma cuestiones
como la vulnerabilidad, el bienestar y los
cambios en la concepción de lo público y
lo privado; y considera que las
condiciones históricas antecedentes
definen el rango de opciones disponibles
para la conformación institucional.
En las IAP ha persistido
estructuralmente el modelo que nació en
el porfiriato, reiteró, el cual señala que la
participación de los particulares debe
darse a través de instituciones o
asociaciones, la forma de las
organizaciones y el papel del Estado.
Desde luego, hay quienes demandan la
modificación del modelo y quienes
buscan su permanencia.
Para la investigadora, el modelo
institucional de asistencia privada enfrenta
muchas limitaciones para construir un
arreglo institucional que valore las nuevas
relaciones de las IAP con el Estado.
Se detuvo en explicar los efectos que
tuvo la secularización de la asistencia
privada en el siglo XIX con las reformas
liberales. Ejemplificó con el caso de las
Hermanas de la Caridad: la aplicación de
las disposiciones jurídicas llevó al cierre
de muchos hospitales y casas de
asistencia para pobres, lo cual dejó sin
apoyo a 21 mil personas. Igualmente, el
hecho de que asilos y casas de préstamos
fueran a partir de entonces administrados
por el Estado afectó a actores políticos
muy importantes. Ello no tuvo que ver con
la pobreza, sino con la pugna por el
poder político entre la Iglesia y el Estado,
y otro resultado fue que se incentivaron
formas laicas de asociación no vinculadas
de manera estrecha con la Iglesia. Desde
luego, hubo también una división
profunda de la sociedad mexicana.
Ciertamente, cuando años después
se creó la Junta de Beneficencia Privada,
en el gobierno de Porfirio Díaz, se creó
un arreglo institucional favorable tanto al
gobierno como a los actores políticos y a
las instituciones. De la misma manera, se
sentó el precedente del reconocimiento
por parte del Estado de la participación
legítima de los particulares en las
acciones y políticas sociales relacionadas
con la pobreza y de las exenciones de
impuestos como incentivos a quienes
colaboren en una obra social valiosa. En
pocas palabras, durante el porfiriato el
Estado se constituyó en regulador,
controlador y supervisor de los
patronatos de asistencia privada.
La maestra Guadarrama Sánchez
ofreció información sobre las posteriores
adecuaciones a la legislación, incluyendo
datos sobre el nacimiento de la figura
jurídica de asociación civil en 1928, el
regreso en los años cuarenta al modelo
implantado por Díaz y la aparición de las
instituciones de protección social, con la
creación del IMSS. A partir de entonces,
decayó la importancia de la asistencia y
no hay crecimiento de las organizaciones
civiles, a pesar de que la legislación no
era restrictiva en ese sentido. Décadas
después fue necesario reconstruir el
consenso entre gobierno y sociedad
sobre nuevas bases de participación de
los actores civiles y su reconocimiento
político.
El modelo asistencial privado no es
resultado únicamente de factores
internos, sino políticos, de consenso y de
los arreglos institucionales, y la
configuración del marco normativo está
relacionada con la construcción de
consensos y de legitimidad. La
configuración histórica de la asistencia
está así ligada a las facilidades fiscales, y
a la persistencia de normas y formas de
organización que ya no responden a las
aspiraciones de las instituciones, pues
significan limitantes para su labor.
La Ley de fomento a las actividades
de la sociedad civil es omisa en cuanto al
patrón constitutivo de las IAP, y aunque les
permite constituirse libremente bajo el
esquema de fundaciones, asociaciones,
asociaciones civiles, el esquema
constitutivo es el mismo que el del
patronato administrador de los recursos,
pero su modelo es el mismo y no encaja
en la Ley. En síntesis, hay un desencuentro
entre ambos patrones: el de la reciente
ley y el tradicional que han seguido las
IAP, sostuvo
EL COLEGIO MEXIQUENSE
breves
Noticias de EL COLEGIO
Propone la doctora Jarquín Ortega reflexión sobre
los valores que promueven las «historias oficiales»
La doctora María Teresa Jarquín Ortega, investigadora de EL
COLEGIO MEXIQUENSE, A. C., participó en el III Congreso
internacional «Historia a debate», realizado en Santiago de
Compostela, con la ponencia «Cuentos y recuentos de la historia
oficial del Estado de México», presentada en la mesa redonda
dedicada al tema general «Historiografía inmediata-Historias
oficiales».
En el magno encuentro hubo 700 congresistas, 430
instituciones académicas de 33 países, 130 profesores e
investigadores de historia de 23 naciones y se dieron a conocer
más de 200 ponencias; además, unos cinco mil historiadores de
todo el mundo siguieron el encuentro por la Internet.
Por México asistieron 16 investigadores de algunas de las
instituciones de educación superior e investigación más
prestigiadas, quienes abordaron temas muy variados.
La doctora Jarquín Ortega se refirió a la confusión que se
llega a presentar en el ámbito internacional entre el Estado
mexicano y el Estado de México, entidad federativa creada en
1824, pocos años después de que se consumó la Independencia.
Akua Schatz y su
Explicó que a lo largo del siglo XIX, el Estado de México
experiencia en EL COLEGIO
MEXIQUENSE .
sufrió constantes fragmentaciones territoriales que dieron origen
al Distrito Federal y los estados de
Hidalgo y Morelos, así como a gran parte
de Guerrero.
Desde su erección hasta bien entrado
el siglo XX, la entidad estuvo inmersa en
los acontecimientos históricos nacionales.
Fue hasta la década de los 30 cuando el
Estado de México conoció la tranquilidad
económica y social, con un gobierno
institucionalizado y dividido en los
poderes Ejecutivo, Judicial y Legislativo.
La investigadora entró al tema de la
investigación con el señalamiento de que
no fue sino hasta mediados del siglo
pasado (1951) cuando en el Estado de
México empezaron a aparecer «historias
oficiales». Estas obras —aseguró— han
respondido a intereses políticos y sociales,
y han favorecido la cohesión social, han
reforzado las actitudes de defensa y de
lucha frente a grupos externos y, sobre
José Juan Méndez Ramírez obtuvo el grado de Maestro en Ciencias Sociales
todo, han generado conciencia con
con Especialidad en Desarrollo Municipal con la tesis Organizaciones
respecto a la identidad de una entidad
sociales: puentes que permiten reducir los costos de transacción a través del
federativa. Así, los gobiernos se han
manejo de la información
información.. Felicidades.
Número 28 julio-agosto 2004 13
breves
LA GACETA DE
interesado en patrocinar ese tipo de estudios. Antes de la
primera mitad del siglo pasado y desde la conquista, el
conocimiento histórico se desarrolló localmente a la sombra de
la Nación, precisó.
En su ponencia, la historiadora propuso discutir el uso de
los recursos oficiales para la elaboración de estudios serios y de
análisis que respondan a interrogantes sobre los valores que
trataron de trasmitir las historias oficiales, la estructura o modelo
seguido en la estructura de los libros oficiales, el motor que
mueve a la historia en esas obras y, sobre todo, en qué época se
formuló la «historia oficial» y qué cambios ha tenido al paso del
tiempo.
En el congreso se dieron cita algunos de las más
prestigiados historiadores y las secciones temáticas incluyeron
los temas «Reconstrucción del paradigma historiográfico»;
«Historiografía global»; «Paradigmas singulares» e
«Historiografía y actualidad», y las mesas redondas dedicadas a
«Grandes debates», «Historiografía inmediata» e «Historia
inmediata».
PIETS. Esto la decidió a seleccionar a México, en lugar de Estados
Unidos, para continuar su preparación, que no sólo ha incluido
los temas abordados por el programa, sino mejorar su español y
conocer la cultura mexicana.
La maestra Akua Schatz investiga los procesos de toma de
decisiones por parte de la sociedad civil de México y los
mecanismos de que se vale para influir en las políticas públicas.
Este trabajo lo inició durante su estancia en el Centro de
Investigación sobre la Sociedad Civil, en Canadá, y su estancia
en el EL COLEGIO le ha permitido avanzar en la comparación de
los mecanismos que se aplican en ambos países. En México
destaca la presencia de los grupos indígenas desde el alzamiento
zapatista, así como otros mecanismos de influencia en las
políticas que no se utilizan en Canadá, explicó.
Destacó la oportunidad con que el PIETS lleva a cabo sus
actividades y en especial los temas que aborda. Y ya en términos
más bien personales, se refirió a la convivencia que ha tenido
con familias mexicanas y los recorridos que ha hecho por el Valle
de Toluca.
Akua Schatz elogia el trabajo del
PIETS y la Maestría en Ciencias
Sociales
Como hemos informado en estas páginas
(GACETA 27), EL COLEGIO, a través del
Programa Interdisciplinario de Estudios del
Tercer Sector (PIETS), forma parte del
Consorcio Trilateral de Sociedad Civil de
América del Norte (vigente para el periodo
2002-2006), cuyo objetivo principal es el
intercambio de estudiantes interesados en
temas de sociedad civil, organizaciones
civiles y voluntariado, y está conformado
por universidades mexicanas,
estadounidenses y canadienses.
Uno de los resultados visibles de ese
esfuerzo ha sido el intercambio de
alumnos entre las instituciones
participantes, que trajo a la hacienda Santa
Cruz de los Patos a Akua Schatz, egresada
de Política Internacional de la Universidad
de Carleton, Canadá, quien, en entrevista
con la GACETA, informó que hace un año,
aproximadamente, obtuvo información del
Las doctoras María del Carmen Salinas Sandoval y Mílda Bazant Sánchez en la sesión del
seminario de Historia contemporánea, primero que constituye EL COLEGIO para reestructurar
la investigación que realizan sus académicos.
De su participación en las sesiones de
la Maestría en Ciencias Sociales con
Especialidad en Desarrollo Municipal
destacó las facilidades que implica trabajar
con grupos pequeños, pues en Estados
Unidos y Canadá los grupos suelen ser de
hasta 100 alumnos.
A punto de regresar a Canadá,
compartió que cuando tuvo que dejar
Sudamérica y África, en donde también ha
hecho estancias, no sintió la nostalgia
adelantada de tener que dejar México, a
donde buscará regresar. «Ha sido un
placer estudiar aquí, y aunque parezca
cursi, todos los días tuve ganas de
levantarme y venir a EL COLEGIO».
En entregas posteriores,
informaremos de los estudiantes de EL
COLEGIO que han hecho estancias en
Estados Unidos como resultado del
Consorcio Trilateral de Sociedad Civil de
América Latina.
La Secretaría General y la Coordinación de Administración y Finanzas hicieron un esfuerzo
por reconstruir la barda de EL COLEGIO en las secciones que hacían falta. El trabajo fue
realizado por el personal de intendencia con una gran eficiencia.
14 julio-agosto 2004 Número 28
historia
EL COLEGIO MEXIQUENSE
Barrios indígenas de Toluca,
siglo XVI
Rosaura Hernández Rodríguez*
S
i tomamos en consideración que la ciudad española de
Toluca empieza a surgir en la segunda década del siglo
XVI, inmediatamente después de la caída de Tenochtitlan,
habrá que elegir como punto de partida la actitud de Hernán
Cortés al llegar a la población gobernada por Mazacoyotzin, y
después por Tochcoyotzin, de la familia indígena de los Chimal,
derrotados por la Triple Alianza medio siglo antes de que los
castellanos pisaran las tierras matlatzincas.
Por lo pronto, el capitán general procedió como un buen
cristiano: hizo bautizar a los caciques y nobles, y después
empezó a organizar un incipiente municipio indígena nombrando
a Tochcoyotzin como «gobernadorcillo», y a algunos de los
parientes cercanos de éste como alcaldes y regidores, dándoles
varas de autoridad. Esta medida tenía varias ventajas: reconocer
como gobernantes legítimos a parientes de los caciques que
habían sido derrotados por los aliados de los señores tenochca,
como lo era Moctezuma Xocoyotzin, a la sazón gobernante de
Tenochtitlan. Debido a que este soberano fue derrotado por
Cortés, el capitán español podía liberar a los subyugados por los
tenochca para de esta manera considerarse a sí mismo salvador
de los oprimidos.
Por otra parte —quizá la en verdad importante para la
economía del conquistador—, la tarea más urgente era la de
administrar los territorios y los tributos que estaban destinados a
los señores de México, y que en adelante serían para el monarca
español, Carlos V, y, por supuesto, para su capitán general en los
nuevos reinos.
Los tributos que recogían los aliados de los tenochca eran
codiciables: maíz, leña, miel, animales acuáticos y terrestres,
aves, ropa bordada. Para irla pasando era suficiente, pero ¿de
dónde procedían esos mantenimientos y ropa? Es muy probable
que Cortés se haya dado cuenta con rapidez de la cuidadosa
administración que hacían los empleados de Moctezuma,
quienes acostumbraban distribuir todo lo recolectado entre sus
principales aliados: Tetzcoco, Tlacopan y Azcapotzalco, la
antigua enemiga de la llamada Triple Alianza, porque en realidad
eran más de tres las fuerzas militares que participaron en la
conquista del valle de Matlatzinco. Así que en el «reparto de
utilidades» (tributos y tierras), hubo que agregar a Tlatelolco y
Azcapotzalco.
Pero, ¿qué tienen que ver estas cabeceras con el tema
«Barrios indígenas de Toluca en el siglo XVI»? Se puede
responder que las tierras de los aliados fueron las piezas del
* Maestra en Historia de México por la UNAM. Es investigadora de
EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C. De su amplia producción editorial
destaca el trabajo de coordinación de la mayor parte de la serie
«Cuadernos Municipales» y el libro Toluca 1603. Vista de ojos.
rompecabezas que rodeó a la cabecera del señorío Matlatzinca;
es decir, lo que se llamó en el siglo XVI la villa de Toluca.
Conocemos muy poco acerca de cómo era Toluca, la actual
capital del Estado de México. Las crónicas tradicionales —los
escritos del dominico fray Diego Durán y del mestizo Fernando
Alvarado Tezozómoc— mencionan únicamente las guerras entre
Toluca y sus vecinos, pero no describen a esa cabecera. Sin
embargo, tenemos noticias, que podríamos llamar la tradición oral
del común de la gente: los testigos a los que tocó vivir el
poblamiento de Toluca cuando el primer marqués del Valle,
Hernán Cortés, tomó posesión de estas tierras. Sus declaraciones
fueron hechas a lo largo de la segunda mitad del siglo XVI y los
primeros años del XVII. Eran niños o adolescentes cuando Toluca
empezó a tomar forma y poco a poco se hizo villa.
De sus relatos sobre los pleitos de tierras que sostuvieron el
marquesado del Valle, el gobierno indígena de Toluca y la
corona española puede seguirse el desarrollo de esta población.
Todo se deriva del reparto de tierras efectuado por la Triple
Alianza encabezada por Axayácatl, de Tenochtitlan.
Este soberano, vencedor de los matlatzincas de Toluca, dejó
a esta cabecera como territorio sujeto las aldeas que consideró
que le pertenecían. Por esta disposición, Toluca quedó rodeada
por tierras repartidas entre los soldados pertenecientes a los
aliados: Azcapotzalco, Tlacopan, Tetzcoco, y por tierras
destinadas a los principales jefes militares tenochca, que eran, a
la vez, parientes de Axayácatl
Ese fue el panorama que observó Cortés a su llegada.
Consideró que Toluca, propiamente dicha, estaría compuesta por
las siguientes aldeas:
1. Santa Clara Cuzcatlan.
2. San Juan Evangelista Cuaucingo.
3. Santa Bárbara Mixcóatl.
4. Santa Cruz Tlancingo.
5. San Miguel Aticóac (¿Atícpac?).
6. San Miguel Pinahuizco.
7. San Bartolomé Zucoyotitlan (¿San Bernaldino?).
8. Cuitlachmíctlan.
9. San Mateo Oztotitlan.
10. San Antonio Tlacintla.
Las aldeas mencionadas constituirían el núcleo de Toluca. Sin
embargo, su extensión fue mayor al parecer, pues incluía las
tierras que rodeaban a esta «villa» y que fueron donadas a los
aliados. Son las que se conocen como «tierras de México», «de
Azcapotzalco», «de Tlacopan», «de Tlatelolco». La corona
española alegó que las tierras de los aliados estuvieron
Número 28 julio-agosto 2004 15
historia
LA GACETA DE
Cuadro 1
Matlatzincas
Otomites
Mexicanos
San Mateo Oztotitlan
San Francisco Calixtlahuacan
Santiago Tlaxomulco
Santa Cruz (¿Azcapotzaltonco?)
Santiago Metepec
San Lorenzo
San Mateo Ocozacaticpac
San Buenaventura
San Antonio
San Pablo Huexoapan
San Andrés Cuezcontitlan
San Cristóbal
San Pedro Totoltepec
La Concepción
Nativitas
Santa Ana
La Tranfiguración de Capoltitlan
Santiago Tlacotepec
San Juan Tlacotepec
Cacalomacan
despobladas, que en ellas había unas pocas casas y que eran de
los guardasementeras y de los calpixques.
Con la llegada de los hispanos hubo que hacer un
reacomodo poblacional. Todo indica que se hizo poco a poco,
ya que el primer marqués del Valle no tuvo tiempo. Fue don
Martín, su hijo, el que, con la ayuda de don Miguel de San
Bartolomé, cacique de Capúlhuac, logró que los indios que
estaban en la serranía «se bajaran a la tierra llana». La maniobra
consistió en ubicar a las diferentes «naciones»: matlatzincas,
otomíes y mexicanos, en los «… dichos barrios aldeas y
estancias que hasta entonces no los tenían como fue Santa Ana,
San Miguel Totocuitlapilco y San Bartolomé Tlatelolco… »1
Quince años antes de la llegada de los hispanos,
Moctezuma Xocoyotzin había repartido las tierras midiéndolas
por cuerdas, y así quedaron hasta que llegó el marqués del Valle.
***
El siguiente reparto de tierras en Toluca estuvo condicionado a la
política española conocida como de «congregaciones» o
«reducciones» de indios. La idea partió de los comentarios de
religiosos, funcionarios civiles y conquistadores, entre ellos
Hernán Cortés, en relación con la conveniencia de tener a los
indios agrupados en poblaciones compactas, en vez de que
estuviesen dispersos entre los bosques y montes. Reunidos,
podrían aprovechar mejor las enseñanzas religiosas, y los frailes
no tendrían que desperdiciar el tiempo en caminatas fatigosas.
Otra ventaja era que éstos podrían atenderlos más fácilmente en
caso de muerte, y así «salvar sus almas». Por supuesto que junto
a estas piadosas ideas estaban los motivos económicos: recoger
los tributos, administrarlos, fomentar el comercio, las actividades
agropecuarias y la mano de obra indígena. En general, las ideas
eran buenas; pero como en todo hay abuso, los reyes, a través
de su Consejo de Indias, reglamentaron las actividades con las
Leyes Nuevas de 1542. La nueva legislación debía ser ejecutada
por los virreyes, las audiencias gobernadoras y los funcionarios
judiciales de cada provincia. ¿Cómo afectaron estas leyes a la
vida de los pueblos indígenas?
En 1547 —el mismo año en que murió Hernán Cortés—,
fue nombrado juez repartidor Pablo González (procedente de
Tula, hoy perteneciente al estado de Hidalgo), quien pidió
opinión a matlatzincas, mexicanos y «algunos otomíes y
mazahuas» para repartirles las tierras. Cinco años más tarde, el
mismo juez Pablo González confirmó (se puede decir así) la
posesión de las dichas tierras. Esto fue en tiempos del virrey don
Luis de Velasco, «guardián dirigente de Toluca», quien estuvo
presente y al que le tocaron tierras en su barrio, en Azcapotzalco,
y en San Bartolomé, Cacalomacán y Calixtlahuaca.2
Con estos repartos quedó conformado el núcleo de la villa
de Toluca. A su alrededor se ubicaron, al norte, Calixtlahuaca,
Azcapotzalco (Santa Cruz) y Mitepec Santiago; al oriente —
tierras de Ahuízotl—, San Cristóbal, San Andrés y San Mateo
(junto a estas tierras quedaron las de Tlacopa: Santa María
Petición española, 1594, AGN, Hospital de Jesús, Leg. 277,
Exp.2, ff. 248-249.
2
AGN, Hospital de Jesús, Leg. 277, cuaderno 2, f. 4014v.
1
16 julio-agosto 2004 Número 28
Madalena, San Lorenzo y San Pedro); inmediatamente y
siguiendo rumbo al suroeste, las tierras de Tlatelolco, como
fueron San Bartolomé y San Miguel Totocuitlapilco; y hay que
tomar en cuenta a las tierras de Calimaya: enfilando hacia el
norte, Tlacotépec, que colindaba con tierras de Axayácatl:
Cacalomacan, Capoltitlan y Santa María Asunción; y al oeste,
Zinacantepec, que también perteneció a Axayácatl.
Muchos de los barrios mencionados pueden reconocerse en
el siglo XVII como visitas de Toluca. Según don Agustín de
Vetancurt,3 fraile franciscano que vivió en el siglo XVII, de los
pueblos que se mencionan a continuación «todos tienen iglesias,
adorno de retablos y celebran sus fiestas anuales»(vease el
cuadro 1).
En sólo una centuria, las etnias de Toluca tenían organizado
su nuevo ritual, con sus santos patronos y sus festejos anuales,
que aprovechaban los de un pueblo para visitar a otro. Así se
constituyó un verdadero círculo de visitas (sin llegar a
peregrinaciones) a las iglesias en que se festejaba al santo
patrono correspondiente. En el mundo novohispano, los barrios
de Toluca conservaron su identidad étnica por mucho tiempo. Y
tal vez nosotros ya no lo percibimos a primera vista, pero si
revisamos cuidadosamente las crónicas de la época, podríamos
detectar las ocupaciones a las que se han dedicado
Cronología de los barrios indígenas
Año(s)
Hechos
1521-23
Hernán Cortés parte de Coyoacan hacia el
Matlatzinco.
1524 (marzo) Ordenanzas de buen gobierno expedidas por
Hernán Cortés.
1529
Se concede a Cortés el título de marqués del
Valle.
1533
Nace Martín Cortés, segundo Marqués del Valle.
1542
Carlos V promulga las Leyes Nuevas sobre la
situación de los indios.
1544
Llega el visitador Tello de Sandoval, encargado
de poner en vigor las Leyes Nuevas a favor de
los indios.
1547
Muere Hernán Cortés en Castilleja de la Cuesta.
Pablo González es nombrado juez repartidor de
tierras en Toluca.
1550-1564 Gobierno del virrey don Luis de Velasco.
1552
Pablo González reparte tierras en Toluca en
nombre del emperador y del virrey don Luis de
Velasco.
1566
Proceso contra el marqués del Valle (don Martín),
por conspiración.
1589
Muere Martín Cortés, segundo marqués del
Valle.
1593
Se inicia la política de congregación de pueblos
de indios.
1595-1603 Reducción de los indios a pueblos.
3
Fr. Agustín de Vetancurt, Teatro Mexicano: descripción breve de
los sucesos ejemplares, históricos y religiosos del Nuevo Mundo de las
Indias, 2ª ed., México, Porrúa, 1982 [ed. facc.], p. 62.
historia
EL COLEGIO MEXIQUENSE
tradicionalmente cada una de las etnias, y entonces corroborar si
los barrios que esos grupos ocuparon originalmente se seguían
dedicando, por ejemplo, al tejido de cestos, a la pesca, al
comercio de plantas medicinales, a la fabricación de ropa
bordada, etcétera. En esa búsqueda, quizá nos encontraríamos
con la sorpresa de que determinadas actividades persistieron
durante mucho tiempo, y tal vez hasta nuestros días.
Con base en Ernesto de la Torre Villar,4 reproducimos las
«Disposiciones dadas durante el gobierno del conde de
Monterrey en 1601 para la realización de las congregaciones», a
fin de que se conozca el procedimiento seguido. Esas
disposiciones fueron dadas a «... don Fernando de Villegas,
Alcalde Mayor de la Provincia de Mechoacan (que) habéis de
guardar en las congregaciones que de esa provincia os están
cometidas», pero son ilustrativas del caso que se analiza aquí.
7. El sitio que a cada indio de los que nuevamente
fueren a poblar, se le podrán señalar para labrar su casa
y tener dentro de ella árboles y tierra donde sembrar
algún maíz, chile y otras legumbres, cuanto baste para
su regalo y recreación, será un solar de los de México,
veinticinco varas en cuadra habiendo disposición, y no
la habiendo, cuanto sea posible, en que no se puede dar
regla cierta por ser tan diferentes los asientos de los
pueblos. Y advertiréis que con esto no dejen de labrar
las tierras que se les señalaren...
8. En este señalamiento de solares tendréis atención de
preferir en lo que fuere mejor y más cerca de la iglesia y
plaza, a los indios que entre ellos tienen por principales,
y a los que fueren gobernadores y ministros de justicia,
sin dar lugar en ninguna manera a que en razón de ser o
no ser principales los indios sean admitidos a probanza,
ni información, ni hay pleitos ni diferencias, sino que
vos, informado de palabra del ministro de doctrina y de
otras personas de crédito, lo dispongáis y gobernéis con
justificación, y prefiriendo los del dicho pueblo que
quisieren mejorarse, a los que vinieren de fuera.
Otra disposición establecía que
18. Al barrio que se hiciere de pueblo que nuevamente
se trae, si fuere cabecera se le permita por ahora que
cada año pueda elegir entre sí un alcalde y un regidor, y
si no lo fuere, críe un alguacil de entre ellos mismos,
que tenga cuidado de su doctrina y de cobrar el servicio
y tributo, porque como natural y más conocido de ellos,
los conocerá mejor y tratará con más suavidad, y los
indios recibirán alivio en que no los manden los
extraños, si bien se entiende que todos queden a orden
y disposición del gobernador que hubiere en el pueblo.
Cabe señalar que el documento del conde de Monterrey está
fechado el 14 de noviembre de 1601, lo que nos da pie para
decir que entrado ya el siglo XVII, Toluca comenzaba a tener
forma. Los edificios principales estaban en construcción: el
convento franciscano, el sitio para el mercado y las casas para
los españoles, y todo «rodeado» por los barrios indígenas, pero
no hubo una «traza» española como en otras ciudades de la
actual República Mexicana y las autoridades políticas fueron, por
mucho tiempo, dos: el Marquesado del Valle y la República de
Indios de Toluca.
Dando un salto hasta el siglo XIX, es decir, después de la
Independencia de Nueva España y en los primeros años de la
República, al formarse los municipios del actual Estado de
México, es oportuno señalar que la distribución urbana de Toluca
empezó a absorber poco a poco a los antiguos barrios
indígenas.
Hoy, pocas personas están enteradas de que el nombre de
algunas calles, barrios y pueblos incorporados a la ciudad por el
crecimiento de la mancha urbana remiten a los barrios indígenas.
Por dar un solo ejemplo de muchos posibles, tal es el caso de
[A]Pinahuizco, que recuerda uno de los antiguos barrios de
indios
4
Ernesto de la Torre Villar, Las congregaciones de los pueblos de
indios / Fase terminal: aprobaciones y rectificaciones, Serie «Historia
Novohispana», 1ª ed., México, UNAM / Instituto de Investigaciones
Históricas, Núm. 54, 1995, pp. 313-327.
Número 28 julio-agosto 2004 17
reseña
LA GACETA DE
En busca de la legitimidad.
Seguridad pública y populismo
punitivo en México, 1990–2000,
de Nelson Arteaga Botello
Carlos Massé Narváez*
E
l libro En busca de la legitimidad. Seguridad pública y
populismo punitivo en México, 1990– 2000 (Centro de
Estudios Iberoamericanos Mario Benedetti / Universidad
de Alicante, 2004, 206 p.), de Nelson Arteaga Botello, no podría
aparecer en mejor momento, debido al entorno de reclamo
social a las autoridades encargadas de la aplicación de la justicia
lo mismo en México que en otros países. Se trata de un reclamo
cada vez más fuerte, resultado del desarrollo reciente de las
democracias latinoamericanas en cuanto a la alternancia en el
poder, lo cual las señala como sólo formales.
Pero no encierra novedad el incremento de la criminalidad
en el mundo, y no sólo en AL. Hay evidencias claras de que el
modelo de desarrollo neoliberal globalizador beneficia
únicamente al monopolio y, en particular, de que en ese proceso
la economía informal aparece como solución para la
sobrevivencia de las masas, y que aun cuando pueda ser
considerada ilegal, permite la producción de bienes y servicios.
De manera paralela a la impotencia del Estado reducido y
controlado por la ultraderecha, el mercado abre sus puertas a
una criminalidad que está al alza. En tanto, la oferta de empleo
es mínima y el salario, paupérrimo.
El crecimiento de la criminalidad no tiene precedentes:
asesinatos de mujeres —en apariencia inexplicables—, piratería,
contrabando, tráfico de drogas y secuestros. Y no hay una
política de Estado eficaz y medianamente creíble que lo combata.
Unos días antes de escribir estas líneas, se llevó a cabo un
operativo contra la delincuencia en entidades federativas del
centro del país, que a nadie convenció. Lo que la sociedad quiere
ver es la reconversión de las instituciones mafiosas del Estado en
instituciones que realicen las actividades que son la razón para la
que fueron creadas. Cito al autor:
La fuerza del crimen organizado a escala global está en
su capacidad para conservar sus raíces étnicas, culturales
y territoriales que se engarzan con un nuevo tipo de
estrategia racional y cultural de ascenso social, económico y simbólico —en particular entre los jóvenes— que
tiene una gran aceptación en una cultura meritocrática a
la que el Estado no puede ofrecer sino desempleo,
ocupación a tiempo parcial, informalidad, estructuras de
trabajo flexible y salarios devaluados. (p. 59)
*
Doctor en Sociología por la UNAM. Es investigador de EL
COLEGIO MEXIQUENSE, A. C. Entre sus publicaciones más recientes
está «Elementos teóricos para el estudio de las relaciones entre:
cultura, poder y resistencia» (EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C., DI-83).
18 julio-agosto 2004 Número 28
Pero el mundo del crimen organizado estaría indicando más bien
transformaciones culturales profundas y la estructuración de una
sociabilidad radicalmente nueva, conformada por una especie de
nihilismo como expresión de la desesperanza de una sociedad
que ofrece cada vez menos expectativas a la vez de relaciones de
exclusión reproducidas de manera constante.
Parece prematuro decirlo, pero Arteaga Botello ha puesto el
dedo en la llaga. Como buen sociólogo, se adelantó a estudiar
lo que se estaba gestando: un proceso multiplicado por nuevos
factores o su desdoblamiento. Deduce efectos de la
globalización económica y su impacto en las sociedades
latinoamericanas (otro nivel descendente), para aterrizar en el
cambio de configuración territorial de México con el paso del
medio rural marginal predominante al medio urbano excluido, y
la caída del empleo así como de los servicios más elementales
para una vida digna: educación y salud (ambos, servicios
públicos). El cambio del modo de producción está finiquitando
los pocos resabios del Estado de bienestar, tal y como lo
requiere el capitalismo de nuestros días. Todo ello y más
introduce el autor en apoyo de sus tesis centrales relativas a la
pérdida de legitimidad del Estado como solucionador de los
problemas sociales ligados con la violencia. A cambio, el propio
Estado vive un reacomodo ante lo que parece estar
escapándosele de las manos, pues no está preparado para
enfrentarlo. Salidas como la de incrementar sus recursos
humanos no son las adecuadas ante el problema central de la
inseguridad y la violencia, aunque con ellas busca legitimarse.
Con demagogia, elabora estrategias y realiza acciones para
aplicar una novedosa forma de control social.
El libro de Nelson Arteaga —debo decirlo como
académico— tiene el mérito de ser publicado por el Centro de
Estudios Iberoamericanos «Mario Benedetti» de la Universidad
de Alicante, en donde estudió, lo cual no es usual ni frecuente.
Posee además el mérito de un enfoque sociológico abarcador.
Investiga el tema dentro del marco de factores estructurales, sin
descuidar la especificidad de los ámbitos de abordaje. Con ello,
va tejiendo una delicada construcción de conocimiento que no se
ciñe al mero ámbito de la violencia per se: va y viene del nivel
estructural a lo específico concreto, en el objetivo de explicar y
comprender a la violencia.
Para exponer su preocupación sobre cómo se llega a la
violencia directa, procede de manera sistemática, pero no
tediosa. Respeta y aclara las limitaciones temporales y
conceptuales de su análisis, y prevé los riesgos de una posible
interpretación sesgada del arribo de esa violencia directa.
También hace un recuento de los enfoques sobre ésta y de las
maneras en que el Estado se «recompone» a partir de los
cambios que devienen de la instrumentación de las políticas
EL COLEGIO MEXIQUENSE
públicas con respecto a la violencia. Se aprecia en el libro que
estas medidas, y las más recientes, están muy lejos de alcanzar
siquiera un entendimiento cabal del problema de la violencia
como malestar social.
Otro de los méritos del libro es su contribución analítica a
la explicación de cómo se instaura y crece peligrosamente la
violencia. Para ello, emplea la categoría de distancia social para
visualizar los efectos de la diferencia social en el entendimiento
o reconocimiento «moral» (en el sentido que le da Durkheim),
como
una zona inestable y variable, que refleja la desigualdad
y la fragilidad de la identidad social; mientras que la
frustración , el miedo y la ansiedad son elementos que
potencian la agresividad, la cual se materializa una vez
que las personas o los grupos establecen una estrategia
para acceder a los recursos que les permiten cumplir sus
objetivos —superar el miedo y la frustración. Cuando la
dinámica de la violencia ha sido puesta en marcha, la
distancia social se acentúa, con lo que el ciclo vuelve a
comenzar profundizando el miedo y expandiendo los
recursos disponibles para enfrentarla, paradójicamente,
con más violencia. (p. 27)
Un análisis detallado del proceso de globalización económica
lleva al lector a entender las condiciones estructurales del nuevo
escenario de la violencia. El agotamiento del taylorismo y su
paso al fordismo como procesos perecederos del capitalismo de
la posguerra. De ahí se llegó a la visión «monetarista»: baja de
los salarios, crecimiento con desempleo, desmantelamiento del
Estado benefactor y cierre a los créditos fueron políticas para
salvar a las grandes empresas. No se previeron, o no se
quisieron ver, los nefastos efectos sociales que ello conllevaría.
Y en los países latinoamericanos no se previó que la adopción
de los modelos taylorista y fordista implicaban la depredación
ecológica de nuestros ríos y cuencas, además de la
contaminación causada por el consumismo desbocado de las
clases pudientes.
»,
En el capítulo dedicado a «Violencia y globalización»,
Arteaga Botello explica cómo es que el incremento de la
violencia viene aparejado con la globalización económica:
el crimen organizado utiliza, al igual que hace el mundo
de los negocios y las empresas, la globalización del
mercado financiero para desarrollarse y reproducirse
[...]; de tal suerte que su acción repercute como nunca
antes en las relaciones económicas y políticas internacionales; en este sentido, «explota todos los
desequilibrios económicos, políticos y sociales por todo
el mundo». (p. 55) [La cita es de Jean Maillard, «Le
marché de la loi rend les délinquants prosperes», Le
Monde, abril de 2000]
El ámbito de acción del crimen organizado es difícil de imaginar,
pues va más allá del tráfico de drogas, armas y automóviles, y del
contrabando de casi cualquier cosa, como lo señala Manuel
Castells en La era de la información: el fin de milenio, citado por
Arteaga (p. 56-57): «incluidos material radioactivo [sic], órganos
humanos e inmigrantes ilegales; prostitución; juego; usura;
secuestro; fraude y extorsión; falsificación de objetos, billetes
bancarios, documentos financieros, tarjetas de crédito y carnés
de identidad; asesinos de alquiler; tráfico de información
delicada, tecnología u objetos de arte; ventas internacionales de
objetos robados; o incluso vertidos de basura ilegales de un país
en otro...» La colusión de intereses entre la política y las
actividades ilegales de la mafia resulta un componente esencial
de la economía mundial; el lubricante indispensable para el buen
funcionamiento del capitalismo.
Al analizar el asunto de la violencia en México, Arteaga hace
un recorrido del periodo al que llamamos de «crisis tras crisis»
(como parece ser nuestra historia contemporánea). Cuando la
desigualdad y la diferencia se ahondan aparece la distancia
reseña
social (y yo añadiría la relevancia que otorgan los medios de
comunicación —a través de la imagen— a la individualidad por
sobre la comunidad) entre grupos y clases, con lo que se crean
barreras para que los individuos reconozcan en el Otro a un par.
Aquí la distancia social sirve como mecanismo facilitador de la
violencia directa en sus diferentes expresiones.
Si a estas condiciones que favorecen la presencia de la
violencia se suma la insatisfacción y la incertidumbre generadas
en millones de mexicanos por la caída de los ingresos y el claro
deterioro de las condiciones de vida, la frustración y el miedo
son elementos que potencian la agresividad, la cual puede
materializarse una vez que las personas o los grupos sociales
establecen la violencia como una estrategia para acceder a los
recursos a los cuales consideren tener derecho. Esta dinámica
vuelve a cada uno de los mexicanos en objeto y sujeto
potencialmente portador de la violencia directa y refleja el
proceso de cambio de la precarización a las estrategias de
agresión, circunscritas no sólo a la esfera económica, pues
alcanzan también a la política y la cultura.
En seguida, el autor explica cómo se manifiesta este
trasfondo en la actuación de grupos sociales concretos, y ofrece
diversas interpretaciones del porqué del incremento de la
violencia y del alza de la criminalidad, y cómo éstas han de
combatirse: tanto desde el punto de vista de estos grupos como
del gobierno, hay un empeño en que la violencia ha de
enfrentarse con más violencia.
Este análisis da paso a nuestro autor para explicar, con base
en el análisis de las políticas públicas y de las leyes recientes en
la materia, la emergencia de los ganadores de este gris
panorama nacional. Aunque no utiliza el término
«patrimonialismo», su análisis muestra que los cuerpos
policíacos se benefician con el punto de vista gubernamental,
pero también del privado. La salida propuesta desde el gobierno
de Ernesto Zedillo Ponce de León hasta hoy ha sido, según La
Jornada del 14 de julio de 2004, el incremento del presupuesto
para la seguridad pública. Y resulta de sumo interés el análisis de
Arteaga en este punto, toda vez que explica las ambigüedades
legales que resultan de la confusión conceptual y hermenéutica
de los hechos y los conceptos en las leyes y los reglamentos, y
que señala a la vez la pobreza intelectual de quienes los
elaboran.
El populismo punitivo es otra interesante categoría de
análisis del autor. El discurso con que el Estado se autopresenta
como el redentor de los desprotegidos, las promesas que es
imposible cumplir, y el llamado a la armonía y al respeto entre
ciudadanos buscan fortalecer la unidad moral y el consenso
social con respecto a la violencia, así como reducir el crimen. De
esta manera, se intenta satisfacer a un sector particular del
electorado. Pero el libro no termina ahí, el autor nos ofrece el
ejemplo del DF como laboratorio de políticas para enfrentar la
violencia y el crimen organizado.
Por nuestra parte, aquí concluimos, en espera de haber
provocado el interés del lector por este libro que ofrece una
visión muy acabada de las causas estructurales y de los factores
que inciden directa e indirectamente en el incremento de la
violencia y en el nuevo papel que cumple el crimen organizado
en la etapa actual del capitalismo
Número 28 julio-agosto 2004 19
publicaciones
LA GACETA DE
Nuevas ediciones
Elvia Montes de Oca
Navas
Los dueños y las tierras
de la hacienda Santa
Cruz de los Patos
L
a historia agraria ha tenido un
lugar preferente en la vida del
pueblo mexicano. El reparto de
tierras que se hizo en la Nueva España a
partir de la conquista española, e incluso
desde el México antiguo, ha sido objeto
de estudios diversos y esas pesquisas han
dado lugar a múltiples obras divulgadas.
Este libro es el resultado de un
trabajo más de investigación sobre la
historia de una hacienda en particular:
Santa Cruz de los Patos, en Zinacantepec,
Estado de México, finca que hoy aloja a El
Colegio Mexiquense, A. C. Esta hacienda,
como otras, tuvo un origen incierto y
polémico.
El Estado de México fue tierra de
haciendas, muchas de las cuales tuvieron
su origen en el periodo colonial y
llegaron hasta el siglo XX —con cambios
de dueños y de dimensiones a través de
los años—, cuando la Reforma Agraria y
el reparto de tierras,
especialmente
durante el periodo presidencial del Gral.
Lázaro Cárdenas del Río, 1934-1940, las
haciendas como tales quedaron en el
pasado para que en nuestros días, tierras
y cascos de esas fincas, fueran
convertidas en ejidos, núcleos de urbanos
y muchos destinos más que, en cierta
medida, cierran un ciclo histórico de la
tenencia de la tierra para iniciar otros. La
historia de la hacienda Santa Cruz de los
Patos es un ejemplo del surgimiento de
las haciendas en México y de su
desaparición como tales en el siglo XX.
- Las tierras de la hacienda Santa Cruz
de los Patos
- Epílogo: la hacienda Santa Cruz de los
Patos, sede de instituciones religiosas
y académicas
- Reflexiones finales
- Anexo documental.
- Fuentes consultadas
2004, 260 págs.
ISBN 970-669-064-6
Clave: HA84333
Precio al público: $210.00
Contenido
- Presentación
- Introducción
- El reparto de tierras en el Nuevo
Mundo
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julio-agosto
2004
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EL COLEGIO MEXIQUENSE
Estructura familiar y demanda
educativa en Coatlán del Río,
Estado de México, siglo XIX:
¿artimaña política o interés
social?*
María Isabel Vega Muytoy**
INTRODUCCIÓN
E
ste texto tiene su origen en la localización de un expediente muy interesante y
poco común en el Archivo Histórico del Estado de México,1 que contiene una
serie de ocursos (comunicados y oficios de índole oficial) y un padrón de
habitantes del pueblo San Gaspar Coatlán del Río, perteneciente al actual estado de
Morelos, pero que hasta mediados del siglo XIX perteneció al Estado de México. Dicho
DOSSIER
Los alumnos
D E E L C O L E G I O
M E X I Q U E N S E
padrón resulta interesante pues fue elaborado supuestamente —más abajo se dirá
por qué— para dar constancia de que el número de habitantes que vivían en esa
localidad rebasaba las mil personas, requisito para solicitar el establecimiento de dos
escuelas de primeras letras —así se les llamaba a las escuelas de educación
elemental o primaria (Staples, 1985; Tanck, 1976, 1984 y 1990, y Vega, 1995)—,
una para niños y otra para niñas. En el padrón se registró el nombre de cada
habitante por familia, y la edad, estado civil y ocupación de los hombres que
desarrollaban alguna actividad productiva.
La revisión más detenida del expediente señaló la necesidad de completarlo con
otros más específicos y relacionados con la historia social y la demografía histórica,
cuya aplicación a los estudios de historia de la familia, la económica y la social, entre
otras, ha sido muy útil. 2 La estrategia metodológica se centró en el análisis de la
* La reconstrucción del pasado de cualquier población humana puede ser asumida por el
historiador desde diversos enfoques, pero sea cual sea la forma de abordar y analizar el pasado,
no será nunca una tarea fácil. El diplomado en Historia de la Educación del Estado de México
proporcionó a los estudiantes un bagaje amplio y variado de referentes teórico-metodológicos y
de experiencias en investigación que invitan a recuperar propuestas hechas por los
conferenciantes para fundamentar reflexiones y análisis más acabados en torno al hecho
educativo histórico. Elegir un tema de investigación no fue una tarea sencilla, pues aunque las
opciones son múltiples, el tiempo es escaso y las fuentes no son siempre accesibles, sin descontar
que los referentes deben ayudar a ofrecer una exposición coherente y novedosa. De esta suerte, el
ensayo que se presenta significó un verdadero reto académico para su autora.
** Profesora-investigadora del Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de
México (ISCEEM), División Ecatepec, y egresada del diplomado en Historia de la Educación del
Estado de México de EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C.
1
AHEM, Dirección de Educación.
2
Agradezco el apoyo teórico que al respecto me brindó la doctora Cecilia Rabell Romero en
el Seminario de Demografía Histórica del Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México.
Número 28 julio-agosto 2004 1
LA GACETA DE
estructura de las familias de la región y en ubicar la actividad
productiva de cada jefe de familia, a fin de establecer si era
determinante en el número de miembros de cada familia y en
la estructura de ésta al momento del levantamiento del padrón.
Como el objetivo explícito del levantamiento del padrón era
obtener la autorización para las dos escuelas, fue necesario
para este trabajo hacer una distribución de edades que
permitiera ubicar a los niños y niñas que, en los términos de la
Ley de 1837,3 estaban en edad de asistir a la escuela, con lo
que se definió la demanda educativa potencial.4
El ensayo se divide en cuatro partes: en la primera, se
expone la ubicación espacio-temporal del objeto de estudio; en
la segunda, se habla de los antecedentes de la población
ubicada en la región; en la tercera, se describen las
características de la estructura familiar de la población y su
relación con la actividad económica del jefe de familia;
finalmente, se analizan la edad y particularidades de la
población, y su relación con la demanda política envestida o
encubierta por la solicitud de que se impartiera instrucción de
primeras letras.
I. EL TERRIT
ORIO
TERRITORIO
La población que se estudia en este ensayo se asentaba al
suroeste del actual estado de Morelos, en el pueblo de San
Gaspar Coatlán del Río. Durante la primera mitad del siglo XIX,
y específicamente durante el periodo del primer régimen
centralista,5 el Distrito de Cuernavaca —establecido por el
artículo 9 del decreto del 23 de diciembre de 1837— designó
como cabecera a la ciudad del mismo nombre y quedó
dividido en tres partidos: el de Cuernavaca, el de Morelos (hoy
Cuautla) y el de Jonacatepec. Dentro del partido o prefectura
de Cuernavaca6 quedó comprendido el municipio de
Miacatlán, y bajo la jurisdicción de éste, el pueblo de San
Gaspar Coatlán del Río (López, 1994:64). Por ello, Miacatlán
fue la cabecera de San Gaspar durante el periodo.
Coatlán del Río se caracteriza por tener un suelo quebrado
y bien regado; clima caluroso, con inviernos templados, y está
situado a 1010 m snm. Su principal riqueza ha sido la pródiga
agricultura. Además, es rico en minerales, aún hoy sin explotar,
en especial oro, plata y carbón de piedra (DHBGM, 1995:817).
II. ANTECEDENTES DE LA POBLA
CIÓN
POBLACIÓN
En la región se establecieron los pueblos que surgieron de las
congregaciones que sufrió la población nahua en el siglo XVI.
Según Mentz (1988:71-2), los patrones prehispánicos de
asentamientos dispersos tuvieron notables modificaciones
durante el mismo siglo XVI y los primeros años del XVII, a raíz de
la gran crisis demográfica. Los franciscanos fundaron los
nuevos pueblos generalmente en las planicies, lo cual se
aprecia en el caso de Coatlán, antiguo centro ceremonial
situado en un cerro (al sur del actual Coatlán del Río, como lo
3
AHEM, Dirección de Educación, 1837. Bando Municipal del
Departamento de México para el Arreglo de la Instrucción de Primeras
Letras.
4
Se elaboró para ello una base de datos en Excel, que trasladada a
SPSS permitió acotar y cruzar algunas variables.
5
El primer régimen centralista comprendió de 1836 a 1846,
periodo en que la República Mexicana estuvo organizada en
departamentos. El Departamento de México integró en algunos casos a
la totalidad y en otros a parte de los actuales estados de Hidalgo,
Guerrero y Morelos, y el Distrito Federal (O´Gorman, 1994:84-5 y 94,
y Tena, 1964:1836).
6
El Distrito o Prefectura de Cuernavaca coincidiría casi exactamente
con el actual estado de Morelos, que fue erigido en 1869, cuando se
separó del Estado de México. Los distritos que integraban los estados o
departamentos de la república (según el régimen que imperara) eran
administrados por un prefecto —funcionario al que en el porfiriato se le
llamó «jefe político»—, que tenía atribuciones militares, civiles y
administrativas (Mentz, 1986:1).
2 julio-agosto 2004 Número 28
demuestran estudios arqueológicos), y que después fue
reubicado al margen del río Chalma, donde los franciscanos
erigieron una importante capilla de visita, alrededor de la cual
se congregó la población aledaña en 1604. De esta manera,
una de las congregaciones más importantes de pueblos nahuas
en la región suroeste de Cuernavaca fue precisamente la que se
estableció en Coatlán.7
Hasta principios del último cuarto del siglo XVI, la economía
y la sociedad del virreinato conservaban especificidades de las
comunidades prehispánicas: se usufructuaba el trabajo
mediante su explotación y la obtención de beneficios sobre sus
recursos. No obstante, con el dramático descenso demográfico
quedaron desolados parajes enteros. Esta situación generó
cambios de actitud en la sociedad española, que comenzó a
establecer empresas de agricultura comercial por toda la
región, las cuales requirieron gran cantidad de fuerza de
trabajo permanente, lo que llevó a introducir una enorme
cantidad de esclavos negros, en lo que también influyó la
prohibición que hizo la Corona en el sentido de emplear a los
indios para la pesada tarea de la elaboración del azúcar,
actividad en auge a partir del siglo XVII (Martin, 1985:29-31).
Aunque podría pensarse que la población asentada en Coatlán
del Río era mayoritariamente india, Mentz (1988:83-4) explica
que menos de la mitad de la población tenía esa condición,
pues había un número grande de mestizos y mulatos.
Al igual que la de los pueblos aledaños, la población de
Coatlán del Río tuvo un crecimiento constante a partir del siglo
XVIII, con sólo una pequeña disminución durante la guerra de
Independencia, ya en el siglo XIX. Con base en las
aproximaciones estadísticas de Peter Gerhard y los cálculos
realizados por Mentz (1988:79 y 81) para la población que se
estableció al suroeste de Cuernavaca, se puede afirmar que el
crecimiento constante fue de 1.1% anual durante el siglo XVIII y
de 0.6% en el lapso de 1793 a 1870. En Miacatlán, cabecera
municipal de Coatlán del Río, es evidente la tendencia del
crecimiento.
Tomando como base el padrón citado, la población
asentada en San Gaspar Coatlán del Río era de 1243
habitantes a principios de 1838,8 incluyendo las pequeñas
localidades de Buenavista y Milpillas (que juntas tenían 329
habitantes9), número elevado si se le compara con los datos
expuestos por Mentz (1988:84), que indican que Miacatlán no
llegaba a los mil habitantes hacia 1850.
III. OCUP
ACIÓN Y ESTRUCTURA F
AMILIAR
OCUPA
FAMILIAR
Fuentes secundarias confirman que la agricultura (maíz, frijol,
plátano, huacamote, jícama caña de canuteo y frutos de
huerta) era una de las más importantes actividades de la
población, aunque también destacaban la cría de ganado y la
«abundancia de jornales», que evidencia la escasez de mano de
obra y la necesidad de emplearse de los muchos que no tenían
tierra para subsistir. La tendencia se confirma con la evidencia
de que más de 70% de la población económicamente activa
(PEA) se desempeñaba como jornalera, actividad a la que le
seguían en importancia la de comerciante y la de artesano.
Únicamente 6% de la PEA era campesina con tierras, lo cual
hace pensar que la propiedad territorial estaba en pocas manos
(véase el cuadro 1).
Las mujeres adultas no indicaron actividad laboral, a pesar
de que en muchos casos se trataba de viudas con familia e
incluso de madres solteras. Resultan interesantes los casos de
mujeres solas que se declararon como madres solteras y sin
actividad laboral para sostenerse, así como una pareja con
hijos que se declaró en estado de soltería.
AGN, Congregaciones, ff. 60, 67, 98 y 116.
Un dato interesante es que en el censo de 1990 el pueblo de San
Gaspar tenía sólo 2146 habitantes (DHBGM,1995:817).
9
AHEM, Dirección de Educación, Vol.1, enero 6 de 1838.
7
8
EL COLEGIO MEXIQUENSE
Cuadro 1. Ocupación de los padres de familia
Ocupación
Número
Porcentaje
Jornalero
Comerciante
Labrador
Artesano
No se indica
Probablemente jornalero
260
45
21
23
1
3
73.7
12.7
6.0
6.5
0.3
0.8
Total
353
100
FUENTE: elaboración propia con base en el padrón de San Gaspar
Coatlán del Río (AHEM, Educación).
labradores, artesanos y demás sostenían familias más bien
pequeñas, o sea, no mayores de cinco integrantes. De la misma
forma, en las familias con jefes de familia comerciantes, era
común detectar que éstos estuviesen casados en segundas
nupcias y con mujeres mucho más jóvenes que ellos, incluso
más jóvenes que sus hijos del primer matrimonio, lo cual hace
pensar que muy probablemente la solvencia económica de los
comerciantes era ostensible y los presentaba como «buenos
partidos», independientemente de su edad.
Otra reflexión interesante surge de la distribución de toda
la población atendiendo a una clasificación más sofisticada, en
el sentido de tomar en cuenta un mayor número de referentes o
características del grupo doméstico. Sin embargo, el resultado
no dista mucho de las frecuencias arriba mencionadas. Se
puede observar que la mayoría de la población se integraba en
Cuadro 2. TTipos
ipos de familia
Variables
Nuclear sin hijos
Nuclear con hijos
Extensa
Sin padre
Sin madre
Otras
Madre soltera
Unión libre
Sin hijos extensa
Nuclear con hijos y sin padre
Nuclear con agregados no definidos
Extensa sin la existencia o presencia del padre
Extensa sin la existencia o presencia de la madre
Total
Número
Porcentaje
Porcentaje acumulado
90
507
350
73
32
46
9
2
87
2
5
36
4
7.2
40.8
28.2
5.9
2.6
3.7
.7
.2
7.0
.2
.4
2.9
.3
7.2
48
76.2
82.1
84.6
88.3
89.1
89.2
96.2
96.4
96.8
99.7
100.0
1243
100
100.0
FUENTE: elaboración propia con base en el padrón de San Gaspar Coatlán del Río (AHEM, Educación).
En total, el padrón registró 303 familias. Las primeras 225
censadas pertenecían al pueblo de San Gaspar Coatlán del Río y
se caracterizaron por tener un promedio de menos de cuatro
integrantes. Sin embargo, en las localidades de Buenavista y
Milpillas (las dos ya mencionadas que fueron censadas con San
Gaspar, cuya población era de apenas 914 habitantes, siendo
necesario un mínimo de 1000 pobladores para darle viabilidad
a la solicitud)10 el promedio de integrantes por familia fue mayor
a cuatro personas. En general, las familias tenían pocos
integrantes; pero su estructura era sumamente diversa:
predominaron las familias nucleares o simples11 en más de 43%,
con 70% de jefes de familia jornaleros. 37% eran familias
extensas12; las familias sin hijos, es decir, únicamente la pareja,
representaron 4%, y el restante 16% incluyó familias en que
convivía un cierto número de individuos, parientes o no,
clasificadas en el rubro «otras», y aquellas en que los integrantes
convivían en soltería o en unión libre, con y sin hijos.13
El predominio del jefe de familia jornalero fue resultado de
que ésta era la actividad laboral más frecuente. Sin embargo,
en las familias con mayor número de hijos, el jefe de familia
era generalmente comerciante.14 En cambio, los jornaleros,
AHEM, Dirección de Educación, Vol. 1, 1838.
Grupo doméstico integrado por el padre, la madre y los hijos
(Laslett, 1993:52).
12
Grupo doméstico en que conviven, además de la familia simple,
algunos familiares biológicos (Laslett, 1993:53). Para el análisis de esta
población se incluyeron en la categoría los agregados domésticos:
personas que sin tener un vínculo de sangre o político (como la
servidumbre) conviven con la familia.
13
Un caso curioso fue el de una mujer viuda, con un recién nacido,
y un hombre casado, pero no con ella (AHEM, Dirección de Educación,
Vol.1, enero de 1838).
14
En el padrón se encontraron casos de comerciantes con familias
nucleares de 6, 8 y hasta 10 hijos.
10
11
familias nucleares y, en un segundo nivel, en familias extensas
(véase el cuadro 2).
III. ¿INTERÉS EDUCA
TIV
O O GANANCIA POLÍTICA?
EDUCATIV
TIVO
De los 1243 habitantes de San Gaspar Coatlán del Río,
incluyendo, como ya se dijo, las poblaciones de Buenavista y
Milpillas (véase cuadro 6), 50.3% eran hombres y 49.7% eran
mujeres (cuadro 3).
La distribución de las edades para establecer el número de
niños y niñas que integrarían la demanda educativa potencial
dio como resultado los rangos de frecuencia incluidos en el
cuadro 4.
La distribución permite apreciar que más de la mitad de la
población era menor de 20 años; es decir, se trataba de una
comunidad mayoritariamente joven y con altas probabilidades
de aumentar. Los porcentajes de cada rango se exponen de
manera más explícita en el cuadro 6.
La población que integraba la demanda educativa
potencial y daba fundamento a la apertura de las dos escuelas
Cuadro 3. PPoblación
oblación de San Gaspar Coatlán del Río por sexo
Sexo
Hombres
Mujeres
Total
Número
Porcentaje
Porcentaje
acumulado
625
618
50.3
49.7
50.3
100.0
1243
100.0
100.0
FUENTE: elaboración propia con base en el padrón de San Gaspar
Coatlán del Río (AHEM, Educación).
Número 28 julio-agosto 2004 3
LA GACETA DE
Cuadro 4. Distribución por edad y sexo de los habitantes de
San Gaspar Coatlán del Río
Edad
Sexo
Hombres
Total
Cuadro 5. PPoblación
oblación que representaba la demanda educativa
potencial
Edad
Sexo
Mujeres
0-5
6-10
11-15
16-20
21-30
31 y más
115
85
74
73
138
140
124
80
51
102
153
108
239
165
125
175
291
148
Total
625
618
1243
6-10
11-15
Total
Total
Hombres
Mujeres
85
74
80
51
165
125
159
131
290
FUENTE: elaboración propia con base en el padrón de San Gaspar
Coatlán del Río (AHEM, Educación).
FUENTE: elaboración propia con base en el padrón de San Gaspar
Coatlán del Río (AHEM, Educación).
Cuadro 6. PPoblación
oblación de San Gaspar Coatlán del Río por edad (tabulación cruzada)
Edad
Porcentaje
Sexo
Total
Hombres
Mujeres
0-5
Elementos
% por edad
% por sexo
% del total
115
48.1
18.4
9.3
124
51.9
20.1
10.0
239
100.0
19.2
19.2
6-10
Elementos
% por edad
% por sexo
% del total
85
51.5
13.6
6.8
80
48.5
12.9
6.4
165
100.0
13.3
13.3
11-15
Elementos
% por edad
% por sexo
% del total
74
59.2
11.8
6.0
51
40.8
8.3
4.1
125
100.0
10.1
10.1
16-20
Elementos
% por edad
% por sexo
% del total
73
41.7
11.7
5.9
102
58.3
16.5
8.2
175
100.0
14.1
14.1
21-30
Elementos
% por edad
% por sexo
% del total
138
47.4
22.1
11.1
153
52.6
24.8
12.3
291
100.0
23.4
23.4
31 y más
Elementos
% por edad
% por sexo
% del total
140
56.5
22.4
11.3
108
43.5
17.5
8.7
248
100.0
20.0
20.0
Total
Elementos
% por edad
% por sexo
% del total
625
50.3 %
100.0 %
50.3 %
618
49.7 %
100.0 %
49.7 %
1243
100.0 %
100.0 %
100.0 %
FUENTE: elaboración propia con base en el padrón de San Gaspar Coatlán del Río (AHEM, Educación).
de primeras letras era la que se encontraba entre los 6 y los 15
años de edad: 290 niños y niñas (cuadro 5).
Sin embargo, en los oficios girados al Gobernador del
Departamento de México se afirma que los niños que estaban
sin educación eran «más de 380», lo que implica que muy
probablemente fueron considerados los niños de 4, 5 y 16
años. Además, como el requisito para una respuesta positiva
era que debía haber en una localidad «más de mil almas», los
documentos destacan, con base en el padrón, que el número
de niños y niñas rebasaba con creces esa cantidad. De manera
adicional, el Juez de Paz de San Gaspar argumentó en la
petición que el pueblo entregaba a su cabecera municipal,
Miacatlán, un promedio de 3000 pesos anuales, que no
4 julio-agosto 2004 Número 28
habían sido utilizados, hasta la fecha, para abrir una escuela.
Por lo mismo, se solicitaba la apertura de una escuela de
primeras letras, una investigación sobre el manejo de los
fondos que recibía el ayuntamiento de Miacatlán y que el
propio pueblo de San Gaspar administrara sus recursos en el
bien de su población. Con estos fundamentos, resulta evidente
que, de manera tácita, se estaba solicitando que San Gaspar
alcanzara la calidad de municipio libre.15
El proceso de investigación duró cerca de cinco meses, al
final de los cuales se autorizó la fundación de dos escuelas de
AHEM, Dirección de Educación, Vol. 1, expediente único, eneromayo de 1838.
15
EL COLEGIO MEXIQUENSE
primeras letras, una para niños y otra para niñas. Además, se
comprobó el mal manejo de fondos por parte del
ayuntamiento de Miacatlán, con lo que se autorizó que San
Gaspar Coatlán del Río tuviera la posibilidad de administrar
sus fondos. Hay indicios de que la Junta Departamental de
México autorizó el nombramiento de un tesorero; sin embargo,
el Prefecto de Cuernavaca ordenó que no se confirmara el
nombramiento del tesorero propuesto por el Juez de Paz de la
localidad, pues, según su apreciación, San Gaspar no cubría
los requisitos para convertirse en municipio libre.
En realidad, la petición de la apertura de las escuelas de
primeras letras resultó un excelente argumento para iniciar un
proceso muy bien pensado por cierto grupo local. Con todo,
se desconoce en qué concluyó el asunto. Lo cierto es que para
1850 el Distrito de Cuernavaca estaba dividido en cinco
partidos, y cada uno de éstos en municipalidades. Los partidos
eran los de Cuernavaca, Morelos, Jonacatepec, Yautepec y
Tetecala. El de Cuernavaca incluía dentro de su jurisdicción los
municipios de Cuernavaca, Sochitepec, Tlaltizapán, Jiutepec,
Tepostlán (sic) y Coatlán del Río (Mentz, 1986:14). El dato es
interesante para los propósitos de este ensayo porque en 1850
Coatlán del Río ostentaba ya el rango de municipio libre, sin
tener los requisitos legales para serlo, según el prefecto de
Cuernavaca, licenciado Alejandro Villaseñor (Mentz, 1986:15,
y DHBGM, 1995:817)16. De ahí la probabilidad de que el
proceso iniciado en 1838 para la creación de las dos escuelas
de primeras letras haya dado origen, de manera intencional, a
un largo pleito que le dio al pueblo la prerrogativa de tener su
ayuntamiento y, por tanto, capacidad de representación.
COMENT
ARIO FINAL
COMENTARIO
El análisis de la petición de San Gaspar Coatlán del Río
permite valorar la importancia histórica de la estructura de una
población en el contexto y definición de procesos más
complejos; para el caso, aún cuando el padrón analizado
adolece de referencias importantes como los apellidos de los
pobladores censados y su grupo étnico, por sólo mencionar
dos. No obstante la parquedad de los datos disponibles, las
perspectivas de la historia social y de la historia de familia
permitieron hacer conjeturas para acercarse a la estructura de
la población.
Asimismo, esa base y su manejo abren la puerta al
cuestionamiento de algunas ideas que se acercan al carácter
de los mitos, como que las familias de provincia (y / o de
pueblo) eran sumamente numerosas (para el caso de San
Gaspar Coatlán del Río, en el siglo XIX). En este sentido, es de
resaltarse que en nueve familias de las 303 consideradas en el
padrón las mujeres se declararon como madres solteras,
situación que la moral de la época señalaría como tema tabú y
que, en le mejor de los casos, se encubriría con una supuesta
viudez. Otro dato revelador es que en ese tiempo había
hombres al cargo de una familia sin el apoyo de una
compañera. Y otro más (no mencionado hasta ahora) es el
relativo a los casos en que mujeres solas se casaban o
«juntaban» con hombres hasta 20 años más jóvenes que ellas
y, desde luego, la confirmación de que las mujeres asumían en
determinadas condiciones el papel de jefas de familia ante la
ausencia de la figura masculina.
La evidencia señala también que la educación de niños y
jóvenes representaba un ideal de los gobiernos del México
independiente, lo mismo del centro que de la periferia, o si
eran grandes, pequeños, indígenas o mestizos, pues el cultivo
de las nuevas generaciones permitiría «alcanzar el progreso».
Sin embargo, ese ideal se entrelazaba con objetivos políticos
de importancia más inmediata para la comunidad. En el caso
de San Andrés Coatlán del Río, erigirse en municipio. Hay
desde luego coincidencias notables con situaciones actuales.
Finalmente: las estructuras humanas (como lo es el grupo
doméstico llamado «familia») no mutan fácilmente, pues
dependen de esquemas de larga duración cuya modificación
requiere de mucho tiempo. Es elocuente el ejemplo de San
Gaspar Coatlán del Río con su solicitud de escuelas, el padrón
levantado y el cambio de estatuto político que se buscaba de
manera encubierta
SIGLAS
AGN: Archivo General de la Nación.
AHEM: Archivo Histórico del Estado de México.
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Investigaciones Dr. José María Luis Mora.
16
Resulta interesante que el Censo de 1990 registró 2146
habitantes para San Gaspar (DHBGM, 1995:817).
Número 28 julio-agosto 2004 5
LA GACETA DE
El origen del problema de la
propiedad de la tierra en la historia
de México
Rigoberto Sánchez Martínez1
INTRODUCCIÓN
L
a importancia de abordar la problemática relativa a la
tierra se encuentra en el papel que ésta tiene para el
desarrollo individual y colectivo de las personas, pues,
como lo afirma Iracheta (2000:15):
«la tierra es al desarrollo de las ciudades como las
fábricas a la producción industrial; es la base material
para todas las actividades humanas. Pero es también un
elemento esencial para la vida en la medida en que
todos requerimos de suelo para asentarnos».
los pueblos prehispánicos fueron subyugados por la Corona
española.
Si bien ha habido esfuerzos significativos por lo que hace a
la elaboración de leyes y otros ordenamientos con que se ha
buscado atender la problemática, lo cierto es que su aplicación
no ha sido satisfactoria debido a factores y elementos
(restricciones administrativas, falta de transparencia de la
legislación y, quizá el más preocupante: la corrupción que
marca a la gestión urbana gubernamental) que ponen al
descubierto de manera cotidiana la mala actuación de los
responsables de aplicar la normatividad señalada.
La consecuencia histórica del problema de la tierra en
México han sido las rebeliones que iniciaron desde la Colonia
pero alcanzaron su momento más alto del periodo con el inicio
de la guerra de Independencia. Los desposeídos fueron también
protagonistas de las guerras en contra de los invasores
norteamericanos y franceses, proporcionaron la mano de obra
que le dio viabilidad a las haciendas y después lucharon al lado
de Emiliano Zapata.
En nuestros días, pese a lo que se logró después de la fase
armada de la Revolución de 1910, persisten diversos
problemas, entre los que destaca todavía el enfrentamiento de
grupos importantes de la población pobre, en especial los
campesinos e indígenas, con los caciques que persisten en
apropiarse de sus tierras y talar sus bosques. De manera
simultánea, la expansión urbana amenaza a comunidades y
montes, y las políticas públicas siguen desmantelando la
economía campesina y permitiendo, cuando no propiciando,
las agresiones al medio ambiente, mientras los grupos
empresariales avanzan en el control de la tierra, y la ineptitud y
la corrupción sigue siendo el sello de las autoridades
encargadas de atender los problemas relacionados con la
tierra.
En este artículo, se hace un breve un recorrido histórico en
busca de algunas de las causas de la persistencia del problema
de la tierra en México, con énfasis en la falta de voluntad de los
sectores público, privado y social para dar soluciones
adecuadas a los intereses de las mayorías, en contraste con la
esmerada atención que se ha prestado a los grupos
privilegiados.
Es decir, el suelo es el soporte material de las interrelaciones
humanas y un elemento estratégico para el desarrollo urbano,
en función del cual se gestan y realizan las actividades sociales
y económicas.
Sin embargo, como consecuencia del proceso de
urbanización nacional, el suelo, «base material para el
asentamiento humano, fue internalizado por la economía y se
convirtió en una mercancía escasa, y por ello, sujeta a fuertes
presiones especulativas.» (Iracheta, 1997:189). Ello genera
desigualdades en cuanto a su posesión y uso.
Como consecuencia, actualmente el acceso a ese suelo que
todos necesitan se da con base en la capacidad de pago de la
población; así, los que cuentan con mayores ingresos tienen la
oportunidad de elegir dónde asentarse, mientras que los que
carecen de recursos pierden la oportunidad de elegir e incluso
de contar con un pedazo de tierra, por pequeño que sea.
La situación ha generado «una serie de desequilibrios
espaciales y sociales, manifestándose particularmente en la
imposibilidad de acceso a este satisfactor por la población de
menores ingresos» (Covarrubias, 1983), lo cual ha traído
aparejados problemas como «la irregularidad de la tenencia de la
tierra y el precarismo urbano, entre otros» (Iracheta, 2000: 17).
El problema no tiene pocos años ni su origen está en los
cambios de la economía mexicana durante la aplicación del
modelo de sustitución de importaciones o de la integración de
México a la economía global, con todo y que en ambos casos
se generó un crecimiento urbano acelerado ya que tanto uno
como otro (en particular el segundo) profundizaron la existencia
de una sociedad dual. El origen se remonta a la Colonia,
cuando no sólo el suelo fue objeto de controles, sino también
DE LA COL
ONIA A LA REV
OLUCIÓN MEXICANA
COLONIA
REVOLUCIÓN
1
Egresado de la licenciatura en Planeación Territorial de la Facultad
de Planeación Urbana y Regional de la Universidad Autónoma del
Estado de México. Es asistente de investigación del Programa de
Estudios Urbanos y Ambientales de EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C.
Una vez consumada la derrota del imperio azteca, inician la
colonización y la conformación del virreinato de la Nueva
España, que se caracterizan por la explotación de la población
indígena y la imposición de los conquistadores por medio tanto
6 julio-agosto 2004 Número 28
EL COLEGIO MEXIQUENSE
de las congregaciones de los pueblos de indios, como de las
encomiendas y la evangelización.
Mediante la apropiación de la tierras de los pueblos
originarios se gestaron las grandes concentraciones
persistentes aún después de la consumación de la
Independencia. El ejemplo más notable fue el de las
haciendas, desmanteladas apenas años después de concluir la
fase armada de la Revolución de 1910, luego del auge al que
llegaron durante el porfiriato, en el cual mucho tuvieron que
ver también las consecuencias negativas de la aplicación de las
leyes que a mediados del siglo XIX dispusieron la
desamortización de los bienes eclesiásticos: lo que la iglesia
«perdió» lo ganaron los hacendados.
La lucha del pueblo mexicano fue inicialmente por
libertad, independencia y soberanía, y se extendió en un primer
momento de 1810 hasta 1821, pero no concluyó al
consumarse la Independencia, pese a que se perseguía un
«orden de igualdad y justicia social fundado en la abolición de
privilegios, en la protección de los trabajadores y en la
propiedad del labrador sobre la tierra» (Villoro, 1977:336).
Pero: «la estructura económico-social de México no sufrió
alteraciones sustanciales como resultado de la guerra de
independencia. Los terratenientes-latifundistas y las posesiones
de la Iglesia católica se conservaron inmutables. La mayor
parte de los trabajadores (especialmente los campesinos
indígenas) siguió siendo cruelmente explotada y prácticamente
sin derechos» (Alperovich, 1978:43), y en particular sin el
derecho a la propiedad de la tierra, pues el proceso de
concentración se mantuvo a favor de los hacendados criollos y
de latifundistas que vivían de la renta de sus propiedades.
El levantamiento en armas que significó la Revolución
Mexicana, 89 años después de consumada la Independencia,
tuvo como meta original derrocar a Porfirio Díaz, luego de más
de tres décadas de dictadura (Barrera, 2002), tanto como las
banderas que enarboló Madero: sufragio efectivo, no
reelección, y que condensan el anhelo democrático de las
clases medias.
Otra era la lucha de Zapata, quien exigía la devolución de
las tierras comunales a los campesinos. Es de sobra sabido
que al no desmantelar las estructuras del antiguo régimen,
incluido el ejército federal que estuvo al servicio de Díaz, se
abrió una brecha violenta entre Zapata y Madero hasta el
sacrificio de éste en 1913. Para Madero la justicia agraria fue,
si acaso, una vaga meta que le permitió una alianza breve y
transitoria con Zapata, a partir de la cual se fortaleció la
revuelta que llevó a Díaz al exilio.
Las expectativas que generó la caída del dictador en
relación con el problema de la tierra se cifraban en acabar con
las injusticias sociales y las prácticas surgidas desde la Colonia
con el despojo a los pueblos indígenas. Con todo, la
Revolución señaló un nuevo rumbo para el país con la
consigna zapatista de «tierra y libertad». «Las cosas cambiaban:
se peleaba por recuperar y obtener tierra, se luchaba por
mejorar las condiciones de trabajo, se buscaba un régimen
democrático y, por lo tanto, se debía terminar con la
organización porfirista.» (SEGOB, 1993:7).
Ciertamente, la Constitución de 1917 dio cauce legal a
esas y otras expectativas con la reforma agraria, los derechos
laborales, la educación laica y la devolución de la propiedad
de las tierras y aguas al Estado (Vázquez, 1989:699). Con la
Carta Magna se otorgó alguna seguridad al reparto de las
tierras a los campesinos. Sin embargo, la Revolución no ha
dado en los hechos todos los resultados que dieron origen al
movimiento, para nuestro caso, con respecto al derecho de los
campesinos y los pobres en general en cuanto al acceso al
suelo. El escritor Mariano Azuela dio en Los de abajo una
descripción de lo sucedido
La revolución gana indefectiblemente; luego que se
acabe le dicen, como les dijo Madero a los que lo
ayudaron: «Amigos, muchas gracias; ahora vuélvanse a
sus casas...
«Ustedes, que me levantaron hasta la Presidencia de la
República, arriesgando su vida, con peligro eminente de
dejar viudas y huérfanos en la miseria, ahora que he
conseguido mi objeto, váyanse a coger el azadón y la
pala, a medio vivir, siempre con hambre y sin vestir,
como estaban antes, mientras que nosotros, los de
arriba, hacemos unos cuantos millones de pesos»
(Azuela, 1991:43-4).
Un acontecimiento histórico del México posrevolucionario los
constituye el Cardenismo. Durante su paso por la Presidencia
(1934-1940), Lázaro Cárdenas «se encargó de llevar a la
práctica las preocupaciones sociales de la Constitución de
1917. Esto quedaría claro al ser aplicados por primera vez
hasta sus últimas consecuencias los artículos 27 y 127,
referidos a la propiedad de la Nación sobre las tierras, minas y
recursos naturales, y a lograr mejores condiciones para
campesinos y obreros, lo cual se consiguió mediante la
expropiación petrolera y la repartición de tierra, así como por
medio de mejores legislaciones para que se respetaran los
derechos obreros» (INDESOL, 1993).
En relación con el agrarismo cardenista, una vez que se
«implantó la amplia reforma agraria, la base latifundista de la
tradicional élite mexicana fue destruida al expropiar Cárdenas
más de veinte millones de hectáreas de tierras rurales y cerca
de 800 mil familias del campo obtuvieron parcelas al
convertirse en miembros de la comunidades ejidales creadas
durante el periodo cardenista» (Tutino, 1990:22).
Con todo, el reparto agrario cardenista no cumplió con
todas las expectativas que generó, pues fue finalmente
limitado, como lo reconoció el mismo Cárdenas en su último
informe de gobierno, ya que quedaron muchos latifundios y la
mayoría de sus colaboradores fueron corruptos y se
aprovecharon del reparto de tierras (Gutiérrez, 2003).
En general, las insurrecciones agrarias, las guerras
políticas y las reformas radicales que empezaron en 1910 y
culminaron con Cárdenas aportaron a México una revolución
agraria. Esa revolución colocó los cimientos del México
Moderno: una nación con estabilidad política, de crecimiento
económico espectacular; pero, sin embargo, desigual y de una
recalcitrante pobreza de masas, como lo señala Tutino
(1990:23).
En síntesis, la problemática por la posesión y la adquisición
de tierra continúa en nuestros días en la forma de un
enfrentamiento de intereses entre el pueblo y el Estado y los
grupos políticos, económicos y sociales apoyados por éste.
LA REFORMA AGRARIA
Un último hecho histórico fue la reforma de 1992 al artículo 27
de la Constitución y algunas leyes del régimen agrario, con la
finalidad de ajustar la propiedad de la tierra a las necesidades
actuales de nuestro país.
Con dicha reforma se dio «la posibilidad de privatizar el
ejido y la extinción de la tutela gubernamental sobre los
ejidatarios para darles libertad de disponer libremente de su
propiedad» (Favela, 2003:1); también «abre la posibilidad de
incorporar al desarrollo urbano tierra proveniente del régimen
ejidal mediante diversos mecanismos: La adquisición de tierras
parceladas en las que se adopte el dominio pleno, la
aportación de tierras de uso común a una sociedad mercantil o
civil, la expropiación y la donación.» (Favela, 2003:2).
Como quiera que se haya dado, el reparto agrario y el
apoyo al campesino productor ha estado condicionado a las
políticas públicas definidas e instrumentadas por gobernantes
que realmente conocen poco o nada de las necesidades de los
campesinos, de los indígenas y en general de la población de
bajos recursos, que los ha llevado a declarar concluido el
reparto agrario.
Uno de los resultados han sido los problemas en la
irregularidad en la tenencia de la tierra, los relativos a límites
Número 28 julio-agosto 2004 7
LA GACETA DE
entre propiedades, comunidades o ejidos, y el apoyo
discrecional a grupos o sectores que se han beneficiado de la
corrupción.
Más de una década después de que entraron en vigor las
reformas de 1992, queda claro que no han respondido a
algunas de las necesidades más sentidas de la población de
bajos ingresos y que, por contrario, han sido funcionales a los
requerimientos del sistema capitalista y de la economía global
a la que se ha incorporado el país de manera precipitada sin
considerar con detenimiento sus efectos, incluso los más
visibles en la forma del empobrecimiento de amplios segmentos
de mexicanos.
De esta suerte, los agentes económicos privados han
desplazado a los sectores populares en la apropiación y
utilización del suelo, apoyados en la acción del Estado que les
garantiza los beneficios de la producción, distribución y
consumo del suelo con mecanismos institucionales y normativos
que les dan prioridad sobre ciertas áreas (Huamán, 1998:14).
Y no podía ser de otra manera cuando se aplican políticas
neoliberales excluyentes por naturaleza, que no activan un
desarrollo económico y social orientado a satisfacer las
necesidades de los pobres
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