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Una tierra es, ante todo, la gente que vive en ella, las personas que allí trabajan y que la quieren como el mejor regalo que han recibido de sus padres y que algún día habrán de entregar a sus hijos. Los hombres que, como el joven ‘filandorra’ de Riofrío de Aliste (Zamora) que aparece en nuestra portada, se muestran orgullosos de sus tradiciones, de lo recibido de forma ancestral y, a la vez, apasionados porque las generaciones venideras encuentren el legado, enriquecido por la nueva savia del esfuerzo. Los castellanos y leoneses son los verdaderos protagonistas del devenir de esta tierra, que será lo que nosotros queramos que sea con nuestro trabajo cotidiano. Sus reflexiones sensatas, honradas, sinceras o críticas, ilusionadas, en definitiva, constituyen una de las mayores riquezas de las que puede presumir Castilla y León. Son ejemplos como el de los diez pioneros que abren este volumen que en su momento supieron desbrozar una senda que muchos otros han transitado o como el del doctor Patarroyo, y los investigadores de biomedicina de la Comunidad, todo humanidad y todo inteligencia al servicio del hombre; pero también son realidades como la capacidad innovadora de Nicolás Correa, y de futuro como el que mira Pedro Duque o diseña Pevafersa y reclaman auténticos héroes anónimos como el último curtidor del Páramo, los vecinos de Tierra de Campos o de Riaño y personalidades como Jesús Torbado o Peridis. Es el testimonio de quienes han triunfado, como Ramón Calderón, y de quienes hacen de la solidaridad su éxito como Catalina Montes, Ana Santero, los integrantes de los servicios de rescate de montaña o aquellos que dejaron todo por ayudar a las víctimas del accidente ferroviario de Villada (Palencia). De quienes tienen una mirada crítica, como Elías Díaz y Alberto García Alix, y de quienes se han sentido acogidos en esta tierra, como Ibarrola o los emigrantes retornados; de quienes pelean por mantener lo más nuestro, como los Carochos o la historia de la que nos sentimos orgullosos y de quienes dibujan la arquitectura y la moda de Castilla y León del siglo XXI; de quienes se apoyan en el pasado más remoto –los dinosaurios- o de quienes, como Machado o Antonio Gamoneda, reflexionan desde la poesía en lo más profundo e infinito del hombre. Por eso, el tercer numero de Nueve Magazine, la publicación anual de la agencia de noticias Ical, ha querido convertirse en un foro público para poner en común sus pensamientos y sus diferentes miradas sobre Castilla y León. Toda una sólida herencia para pensar y construir día a día el presente y... el futuro. Diseño y maquetación: Alter bi Imprime: Mccgraphics. Planta Evagraf Depósito Legal: VI-236/07 2 24 28 34 38 46 50 58 62 66 82 86 94 98 104 108 112 118 124 130 138 144 156 172 176 180 192 196 224 228 234 Pioneros Manuel Patarroyo Castilla y León se sube al tren de la investigación biomédica Pedro Duque Pevafersa, el sueño de Helios Nicolás Correa El último curtidor del Páramo Ramón Calderón Jesús Torbado Tierra de Campos, nada más Peridis Riaño En alerta permanente Los vigilantes del cielo Ángeles de la guarda de carne y hueso Catalina Montes Un hogar para la esperanza Elías Díaz Agustín Ibarrola Emigrantes retornados Que de hoy en un año... Las catedrales del mañana Moda de Castilla y León Alberto García-Alix Charo López La historia, el mejor guión José Luis Sanz El Cid, el infanzón castellano que fue Príncipe de Valencia Ian Gibson La huella de Machado Antonio Gamoneda 3 Fueron capaces de empezar un camino entonces desconocido y abrieron una senda por la que hoy transita el desarrollo. En una época dura –seguro que tanto como la de hoy- y con pocos medios supieron mirar más lejos, ponerse manos a la obra y poner en práctica algo tan de moda -y tan viejo- como el propio hombre: innovar. Las ideas fueron –y siguen siendo- el motor de su vida y hoy pueden ser un ejemplo para quienes no quieren derrumbarse ante la primera dificultad y quienes quieren labrarse su propio porvenir. Son pioneros, la confirmación de que querer es poder.... si se acompaña de tesón. Las trayectorias y las voces de Julio Chamorro, Isidro Bocanegra, Concha Casado, Gerardo Cisneros, Enrique Sánchez Guijo, Cándido, Antonio Estéban, ‘la generación del Rombo’ de Valladolid, Milagros Pérez o los pizarreros de Riofrío de Aliste, en Zamora, no son relatos épicos del pasado sino historias cargadas de presente y, sobre todo, miradas ilusionadas al futuro. Julio Chamorro Texto: Paco Alcántara Fotografía: Miriam Chacón 4 pioneros “Hombre, ¿cómo me pregunta aquello de cuando cazamos quince lobos?”. La pequeña sala repleta de fotos y trofeos enmudece. “¿No se ha leído mi libro? Ahí lo cuento todo”. El entrevistador sí que ha devorado, casi de un tirón, “Gredos: un siglo entre piornales y roquedos”, pero quiere escuchar en voz de su protagonista algunos nuevos detalles sobre estas batidas que se organizaron en los años treinta del siglo pasado, en las que llegaron a participar más de cien caballos y cuatrocientas personas. Pero, Julio Chamorro no tiene edad, ni ganas de repetirse. La víspera de San Juan cumplirá 103 años, y los mejores recuerdos de su vida ya quedaron impresos en las páginas de esas memorias que rezuman un inmenso amor hacia el gran espinazo de Castilla, como definió Miguel de Unamuno a este macizo coronado por el Pico Almanzor. “Habré alcanzado esa cumbre 800 veces, diez arriba, diez abajo”, dice. No exagera Chamorro, quien mantiene tan frescos los recuerdos, como su pasión por estas montañas. Mira desde la ventana de su casa, en Hoyos del Espino, el perfil de la sierra y le llueven las vivencias. más emblemáticas de Ávila. Augura que los nuevos caminos que cruzan la sierra destrozan el terreno. “Es un desastre que suba tanta gente, hay que cerrarlos, porque solo sirven para que los furtivos lo tengan más fácil”, advierte. En el epílogo de sus memorias reclamó convertir este espacio en Parque La conciencia de Gredos Ahora, la preocupación de quien fue primer guía oficial de la Reserva Nacional de Caza de Gredos se dirige contra la construcción de nuevas pistas forestales y la caza furtiva que prolifera en esta parte de las cresterías Nacional y sentenció: “creo que lo que no se conoce, no se ama y lo que no se ama, no se conserva”. Julio Chamorro hace bueno este axioma. Sabe de los tesoros ocultos que se esconden en la sierra abulense como nadie. “Me duele que no se proteja”, afirma con voz queda. “En 1910, con seis años, acompañé a mi padre que ejercía de guía en una excusión y a los ocho alcancé por primera vez la cima del Almanzor”, rememora. Los albores del si- 5 Sabe que el contacto con la naturaleza crea una singular hermandad. Fue en otra jornada de caza cuando surgió “un afecto mutuo” con el actual monarca. Corría el verano de 1964, don Juan Carlos le confesó que tenías serias dudas sobre sus posibilidades de ser nombrado rey durante un día aciago. “No vimos ninguna pieza y pasamos las horas charlando”, asegura. A la mañana siguiente en las canales de las Cañas y del Morrión “tuvimos la suerte de cobrar un macho muy bueno”. No escurre la pregunta que ha tenido que responden cientos de veces, “entre Franco, don Juan Carlos y Alfonso XIII, quien mejor disparaba era éste último”. glo XX fueron años de muchas necesidades. “Era el mayor de ocho hermanos, nos criamos con patatas y torreznos y había que hacer de todo”, recuerda. Sustituyendo a su padre, trabajó de cartero, luego ejerció de carretero, también llevó ganado a Extremadura, pero nunca rechazó una caminata por la montaña. En 1916, “siendo un chaval, trabajó junto a su padre, encargado de la construcción de los accesos que conducen hasta el Refugio del Rey. Desde entonces, miles de senderistas dejan el coche en la Plataforma y marchan por el camino de las Escaleruelas. “Tuvimos que limpiar de piedras las gargantas para poder vadearlas -recuerda- pero, lo más duro fue buscar las vueltas para meter el camino por las rocas y pensando en que tenían que subir por allí con las carretas”. Lo consiguieron y “la yunta de vacas de mi padre subió la primera carreta hasta el refugio”. Con apenas 14 años, cuando todavía no se había creado el puesto de guía oficial de la Re- 6 serva Nacional de Caza de Gredos ya recibió su primer sueldo por escoltar a un ingeniero por la sierra. Recibió siete pesetas de propina y otras dos correspondiente a la Sociedad Gredos Tormes y “me convertí en Capitán General, porque era el último día de la fiestas del pueblo”. También presenció las últimas cacerías de Alfonso XIII y trepó por las canales más angostas junto a Franco. “Siempre iba de mi brazo”, rememora como si el ojeo hubiera tenido lugar hace unos días. “Le pedí cuatro cosas para mejorar estos pueblos y me las concedió”, afirma contundente para despejar dudas sobre la admiración que tributó a quien consideró, “mi tío Paco”. Una querencia que no le impidió reconvenirle el primer año que vino a cazar. “Yo no me comía las palabras, ni con Franco, ni con nadie”, dice. En un solo día el grupo de escopetas abatió 105 machos de monteses y “le tuve que recordar al General que a ese paso se cargaban el Coto”. El comentario surtió efecto y en la siguiente cacería, la cifra descendió a 45. De entre los cientos de aficionados a los que condujo por estos picos recuerda con afecto al doctor alemán Oesterheld-Rebsamen: “Entre 1932 y 1936 venía al menos una semana en diferentes épocas –evoca- y no solo cazaba, también acudía preparado con sus cámaras de fotos y de cine, quería hacer una película sobre las costumbres en España y yo le acompañé a rodar por algunos pueblos”. El médico hablaba muy poco español “por lo que me agencié un diccionario de 100 palabras español-alemán-francés, con el que organizamos un dialecto que funcionaba como un idioma”. En otra ocasión, “me tocó hacer de especialista en una película y ensayar, al borde la pulmonía, una entrada a caballo en la Laguna Grande”, señala. Finalmente, fue censurada, “porque era una parricidio con mucha dureza envuelto en desamores”, pero le permitió llevar en barca a la actriz Maria Jesús Valdés y conocer a Fernando Rey, entonces, gran galán del cine español. Chamorro también adquirió bastantes conocimientos botánicos. Los primeros científi- cos que se acercaron a la sierra en los años veinte del siglo XX buscaban plantas, “se quedaban boquiabiertos” cuando descubrían endemismos como la reseda gredense o el té de Gredos y se marchaban muy agradecidos cuando “les contabas que los pastores para curar la sarna de las ovejas aplicaban el verdegambre”. El guía centenario continúa oteando con sus pequeños ojos la cumbre del Morezón, “el mejor mirador”; la Laguna Grande, donde llevó a caballo a la mismísima Celia Gámez en el verano de 1943; o el Gargánton, por donde Franco cayó rodando y Julio Chamorro consiguió evitar un accidente. ¿Pasó alguna vez miedo en la sierra? Niega con la cabeza, aunque, en seguida, recobra otros recuerdos, “no fue miedo, pero, en una ocasión me tuve que colgar de una cuerda para entrar en un nido de águila, pensé que no me sacaban de ahí”. Hace años que contempla gargantas, valles, hoyas, y cantiles a través de las cientos de fotografías, vídeos y cartas de agradecimientos que guarda como un tesoro. “Las piernas ya me fallan y, cuando cumplí los 88 años, me quitaron el carné de conducir”, se lamenta. Los años y ese decoro de quien siempre ha ejercido de escolta, en la sombra, le impiden reconocer que se cuentan por cientos los que se sienten orgullosos de haber descubierto la sierra de Gredos con su primer guía, Julio Chamorro. Isidro Bocanegra Texto: Mari Luz Martínez Fotografía: Félix Ordóñez Una decena de patentes, varias medallas de oro, plata y bronce en el Salón Internacional de Invenciones y Nuevas Técnicas de Ginebra, doctor Honoris Causa de la ‘The Constantinian University’... el curriculo de reconocimientos de Isidro Bocanegra Marquina, burgalés de 54 años, es casi tan prolijo como el listado de sus inventos o, mejor aún, de sus proyectos que le han dado un nombre propio en el mundo de las soluciones de ingeniería. Bocanegra no es, ciertamente, el estereotipo del científico loco, más bien es todo un emprendedor que ha hecho de la innovación su medio de vida y está empeñado en acabar para siempre con la máxima del que inventen ellos. Isidro Bocanegra Marquina lleva desde los 18 años trabajando en la empresa que fundara su padre hace más de medio siglo: Talleres 7 ‘El Polo’, ubicada en el polígono de GamonalVillímar de la capital burgalesa, de la que hoy es director gerente. Recuerda que esta afición por los ‘inventos’ estuvo siempre en su personalidad y que encontró el apoyo de su padre en sus trabajos, mientras que el taller le puso los medios materiales para llevarlo a cabo. Hoy su actividad principal es el diseño y fabricación de máquinas especiales y soluciones ‘llave en mano’ para diversos segmentos industriales, en definitiva, la creación de máquinas “que no se encuentran en el mercado y con unas especificaciones muy concretas”, precisa. De esta forma, su labor pasa por centros de mecanizado para piezas en serie, líneas de montaje, robótica o visión artificial, entre otras, lo que le ha obligado a utilizar mucho de imaginación para encontrar soluciones a problemas cotidianos... y ha tenido éxito en este empeño. Así, su primer reconocimiento lo recibe en 1974, con 21 años, cuando recibió el tercer Premio Holanda con mención honorífica en la fase española del VI concurso europeo Philips para jóvenes científicos e inventores. Ya entonces, diseñó un sistema para disminuir las lesiones en un accidente de tráfico. “Demostré, con un prototipo, que podía lograr sólo tres metros de frenada después de haber chocado con un modelo en el que la cabina giraba sobre un cigüeñal y los cilindros hidráulicos te iban frenando”, relata Bocanegra, quien sin embargo se lamenta de que haya sido “el mejor invento que he hecho, pero por falta económica no se haya podido llevar a cabo”. Pese a la falta de materialización, aquello le supuso un espaldarazo hasta el punto de que le hicieron llegar de Inglaterra dos vehículos nuevos de la marca Morgan para que les instalara el sistema. También Seat, dice, se interesó en esta iniciativa pio- 8 nera. “Retomarlo o ponerlo a la práctica sería una ilusión”, expresa con anhelo. Desde entonces, los reconocimientos internacionales no han cesado. La primera medalla de oro de la feria de Ginebra le llegó en 1979, a sus 26 años, por la invención de ‘un antirrobo magnético’ que realizó con su hermano Fortunato y a ella se sumaron otras distinciones por desarrollos como una pulsera magnética (1987), un tapón hermético para botellas (1991), el motor de cilindros enfrentados (1994) o el motor de dos tiempos Bocanegra (1994). Doctor Honoris Causa en Ingeniería Mecánica por ‘The Contantinian University’, Rhode Island (Estados Unidos), en el año 2000 recibe la Medalla de Oro en el 28 Salón Internacional de Invenciones y Nuevas Técnicas de Ginebra (Suiza) por la invención del motor rotativo de dos cámaras y, tres años más tarde, repite distinción por su motor de combustión interna con válvulas rotativas y de transmisión lineal. Además, Talleres ‘El Polo’ ha desarrollado distintos tipos de motores monocilíndricos y bicilíndricos y, en la actualidad, Isidro Bocanegra trabaja sobre el desarrollo de sistemas de válvulas rotativas sobre motocicletas, en un proyecto que realiza en colaboración de la Junta de Castilla y León y la Universidad de Burgos. “Se trata de un nuevo proyecto de desarrollo de un nuevo motor rotativo, sin pistones ni aceite”, relata. El futuro, ahora, está en el aire. Es precisamente el sector eólico otro de los ejes de su trabajo en el que ha aplicado la máxima que le ha hecho triunfar en otras áreas: “La innovación ha de ser sencilla, útil y viable”, remarca. Así, se ha embarcado en diseñar La ilusión por inventar Se trata, sobre todo, de proyectos útiles y con posibilidades de desarrollo empresarial. En este caso, el desarrollo del motor rotativo se lleva a cabo entre su empresa y el Centro de Investigación y Desarrollo en Automoción (Cidaut) del Parque Tecnológico de Boecillo (Valladolid) y bajo la base del actual motor del Renault Megane. El motor de Bocanegra emplea una ingeniería que permite suprimir gran cantidad de piezas, “lo que a su vez hace posible reducir los costes de fabricación, el peso y el volumen, mientras se aumenta la potencia del motor ya que puede revolucionarse más”, explica. un aerogenerador con doble rotor contrarrotatorio que permitirá que las palas de los ya populares nuevos molinos de viento arranquen con menos velocidad y hagan un mayor aprovechamiento del aire, “lo que se traduce en mayor potencia generada y en la eliminación del efecto tornillo sobre la torre o mástil”, explica Bocanegra. Reconoce que aunque las ayudas que se reciben para sus proyectos “no son suficientes”, con el paso del tiempo se ha mejorado en este aspecto. De esta forma, considera aliados de la innovación a las universidades, los centros tecnológicos, así como las ayudas y subvenciones de las administraciones. Los enemigos, dice, “son el estrés, la ansiedad, la rutina, la conformidad y el temor al fracaso o al ridículo”. A juzgar por los resultados, nada de ello, parece arredrarle. Concha Casado Texto: Elena Fernández Fotografía: Peio García Concha Casado Lobato (León, 1920), etnógrafa, filóloga, investigadora, intelectual, autora de innumerables publicaciones e impulsora de museos es, sobre todo, conocedora, defensora, conservadora y divulgadora de la cultura y las tradiciones de su tierra. Mucho le debe la provincia a esta mujer que dedica empeño y entusiasmo a profundizar en los legados del pasado para procurar que tengan futuro en un mundo en el que prima lo inmediato y casi todo tiene fecha de caducidad. La agenda de trabajo de doña Concha está llena. A sus 86 años mantiene una actividad intensa que combina publicaciones, proyectos culturales y su tarea como comisionada de Patrimonio de la Junta y patrona de la Fundación Hullera Vasco-Leonesa. Entre esas labores, piensa ocupar “lo que me quede de vida” en tres proyectos que reflejan su inagotable mimo al patrimonio leonés. Así, igual que su tesis doctoral –dirigida por Dámaso Alonso hace seis décadas- estuvo protagonizada por el habla de la Cabrera Alta, su mayor aspiración para esa comarca es lograr que conserve su arquitectura tradicional “tan enraizada en el paisaje”. “Que se valore y restaure cuidadosamente. Sobre todo, Villar del Monte y Forna, donde se ha iniciado. Si seguimos unos años le daremos un buen empujón. Quiero ver todo el confort del mundo pero conservando las tipologías y los materiales tradicionales”, explica. También tiene como prioridades “el futuro del taller astorgano de alfombras y tapices artesanales de los hermanos Nistal y que no dejemos desaparecer la fábrica de curtidos de Santa María del Páramo, una reliquia de un pasado que quiere transformarse sin morir”. “Tengo esperanzas”, sostiene. No es difícil ser optimista si se repasan sus logros, como el Alfar-Museo de Jiménez de Jamuz, el Batán-Museo del Val de San Lorenzo, el de la arriería maragata, o el de Encinedo. “Lo hago por amor”, afirma. La clave para que las tradiciones y el patrimonio se conserven, radica, insiste, en la formación. Para valorar algo, razona, hay que conocerlo y transmitirlo, que no se pierda. A ello dedica su energía y pide lo mismo en las aulas. “La formación del profesorado es lo más importante”, asegura y advierte que “la falta de conocimiento, de formación, El amor a la tierra es la mayor barrera que me he encontrado”. Ella, en los colegios regala sus conocimientos a los pequeños para que “desde la escuela se valore la cultura tradicional”. “¿Veis mis canas?” preguntó a alumnos de entre ocho y diez años. “La gente más feliz que he conocido en mi vida son los artesanos, que aman lo que hacen, crean belleza y utilidad. Los más desgraciados, los que aprenden informática e inglés”, les dijo, aunque matiza que no está en contra de las nuevas tecnologías y sus posibilidades. “Un burro delante de un ordenador seguirá siendo un burro”. Ramón Menéndez Pidal, Julio Caro Baroja son “maestros extraordinarios” a los que Concha Casado, junto a Dámaso Alonso, reconoce como responsables de parte de su acervo cultural. Doctora en Filología Románica, colaboradora primero e investigadora después del Consejo Superior de Investigaciones Científicas 9 ración y Conservación del Patrimonio o el de Ciencias Sociales y Humanidades. “La cabeza me funciona muy bien y la ilusión también. Quiero seguir trabajando”, afirma antes de comentar que los frutos de su esfuerzo la estimulan más que los premios. “Lo que llevo dentro, como es desinteresado, es la gran satisfacción”, dice aunque reconoce especial cariño por algunos galardones (también una calle de San Andrés del Rabanedo lleva su nombre). “Me llenó muchísimo que me hicieran Hija Adoptiva de La Cabrera y de Carrizo de la Ribera”, explica. En su casa -con unas privilegiadas vistas a la catedral de León- conserva objetos que atestiguan que su labor inasequible al desaliento deja huella en colectivos e instituciones dispares y en mucha gente de la calle que le muestra su afecto. (CSIC), dirigió el Instituto de Filología Hispánica ‘Miguel de Cervantes’, que nació de la mano de Menéndez Pidal, y creó un programa de investigación sobre las ‘Fuentes de la etnografía española’. Su vida profesional transcurre fuera de León hasta que en 1988 se jubila “y vengo y quiero conocer más mi tierra y darla a conocer”. Conserva del pasado incluso a sus primeros compañeros de estudios. “Terminé el Bachiller en el 37 y nos reunimos cada año los que quedamos, pocos ya”, cuenta. Ve el futuro con cierto escepticismo en lo que atañe a la conservación de la cultura y patrimonio a los que tanta pasión profesa. “Me preocupa que se puedan destruir cosas que no se tienen que destruir. No hay una concienciación. Se ha perdido”, arguye. Para ella, la sociedad actual vive “una crisis de valores. Una cosa es 10 que no nos podamos estancar en la cultura tradicional, pero sí conocerla, valorarla y respetarla”. Quienes la conocen destacan que es una “entusiasta de la cultura y la tierra leonesa” o su “trabajo, generosidad y empuje”. “Los batanes, los palomares, los alfares y los pueblos siguen tan hermosos y podemos admirarlos gracias a ella”, escribió una becaria. También la definen como “la pesadilla de los políticos sin garra”. En un reciente homenaje el escritor José Luis Puerto la dibujó como “comprometida, intelectual activa e impulsora de iniciativas culturales”. En ese foro, que reunió a 200 amigos, compañeros, admiradores o deudores de su obra, se oyeron una vez más las voces que reclaman para doña Concha el Premio Castilla y León a la Restau- Defiende que la entrada a los museos sea gratuita. Sabedora de la despoblación y envejecimiento que vive Castilla y León, cree que “el amor al paisaje, a la naturaleza, a la cultura, la artesanía y las tradiciones” son compatibles con la generación de riqueza. “No quiero que se cobre. Repercuten en los pueblos, la gente se queda a comer o se toma un café”, señala. Tampoco es amiga de las ayudas. “Estoy en contra”, manifiesta taxativamente antes de recordar que hace años cofundó una asociación para la protección del patrimonio de La Cabrera. “Somos doscientos y pico socios, pagamos 5.000 pesetas al año, ya hemos restaurado 24 palomares y ahora estamos con molinos y fraguas. No quiero subvenciones”, sentencia. “Una cosa es la cultura y otra el dinero y el poder. No se puede uno aprovechar de la cultura para dinero y poder”, añade. A la vida le pide “paz y tranquilidad”. La suya es todos menos una jubilación relajada y reconoce que hay que tener “más sosiego y reposo”. Lo encuentra en los monasterios a los que se retira a descansar con cierta periodicidad. El silencio la recompone. “Conocer los valores de la cultura tradicional de mi tierra, valorarla y darla a conocer. Eso creo que ha sido toda mi vida”, resume. No pierde ni una oportunidad de reivindicar “la transmisión que debemos a otras generaciones de la cultura tradicional, la música, los refranes, la artesanía”. Sus llamamientos merecen, como mínimo, una reflexión. “¿Es posible que tengamos tanta belleza y no nos demos cuenta de que eso hay que conservarlo?”, cuestiona. Gerardo Cisneros Texto: J. Benito Iglesias Fotografía: Óscar Navarro Hablar del palentino Gerardo Cisneros es hacerlo del Atletismo con mayúsculas. Pocos técnicos deportivos pueden presumir en la actualidad, aunque él no lo haga, de haber acumulado un historial tan plagado de Campeonatos de Europa, del Mundo, Juegos del Mediterráneo y Olimpiadas –Munich (72) Montreal (76) y Los Ángeles (84)- donde atletas y clubs entrenados por él consiguieron títulos, subcampeonatos, puestos de honor y diplomas olímpicos. Ha sido, sin duda, de una vida unida al mundo del atletismo supervisando el trabajo de atletas al otro lado de las pistas o circuitos de campo a través, o ya en su última etapa como gestor público de promoción deportiva. En definitiva, una de las trayectorias profesionales más dilatadas y brillantes del deporte nacional e internacional, que comenzó en un momento en que correr por nada era cosa de locos. Una vocación por y para el deporte Cerca de 50 de sus 73 años los ha dedicado a impulsar la actividad deportiva desde sus inicios en 1955, donde ocupó siendo muy joven la jefatura del Servicio de la Sección Física del Frente de Juventudes. La posterior realización de tres cursos de entrenador nacional que convocó la Federación Española de Atletismo marcaron de por vida una vocación por y para el deporte. “Las pistas eran entonces de ceniza y raquíticas”, subraya con nostalgia, pero, a su juicio, estas carencias se suplían con “ilusión y espíritu de sacrifico acordes a los difíciles tiempos que se vivían”. Cisneros descubrió en los campeonatos escolares, pruebas en barrios y carreras navideñas a quien, bajo su supervisión técnica, marcó un hito en el campo a través nacional e internacional: Mariano Haro, apodado ‘El león de Becerril’. Corría el año 1957 y el eterno entrenador había sido primero atleta tanto en 800 metros como en campo a través: “Me clasifiqué quinto para ir al Campeonato de España pero mi madre y mi tía no me dejaron ir, alegando que me pondría malo y podía acabar tuberculoso”, recuerda divertido. Un curso de profesor de Educación Física en Madrid le vinculó definitivamente al deporte y durante 27 años a la docencia, primero en un colegio de Venta de Baños y posterior11 mente en la Universidad de Valladolid, donde combinó la teoría con el entrenamiento. Desde 1961, y por muchos años, el binomio Cisneros-Haro se inició con el primer Campeonato de España de Campo a Través. La primera experiencia internacional se produjo el mismo año como entrenador invitado al Cross de las Naciones de Manchester, “donde el equipo nacional pudo ganar pero Mariano se tuvo que retirar con una fiebre espantosa y eso le impidió rendir”, apunta Gerardo, para quien el mejor especialista en campo a través de la historia “comenzó ganando pruebas y casi no dejó de hacerlo hasta su retirada”. La estela de Mariano Haro en el mítico Club Educación y Descanso la siguieron otros atletas palentinos como Santiago de la Parte en la década de los 70. “Tuvo la mala suerte de coincidir con Haro, y fue siete veces sub- 12 campeón de España por detrás de él, pero también tenía unas condiciones excelentes”, sostiene uno de los mayores forjadores de atletas de elite de España. Cisneros tampoco olvida otras situaciones donde la historia marcó sus recuerdos deportivos con letras de oro. En uno de los primeros campeonatos del Mundo de Cross a los que acudió Mariano se dio una curiosa circunstancia histórica de mucho valor al ser subcampeón y ocupar la misma posición en la categoría junior su hermano José. “Casi no había ayudas para los deportistas y pese, a sus éxitos nacionales e internacionales, el pequeño de los Haro tuvo que dejar pocos años después el atletismo al tener que trabajar para vivir”, revela con nostalgia. Hasta el año 1981 los equipos nacionales entrenados por Gerardo Cisneros estuvieron entre los mejores del mundo, “pero a partir de ahí surgieron los etíopes y los kenianos, que siguen marcando hoy la supremacía siendo los dueños y señores del campo a través”, manifiesta al tiempo que matiza que el combinado español pocas veces bajó del tercer puesto en su larga andadura como seleccionador desde 1963 a 1987. ilusioné mucho pero tuve que tomar una decisión muy difícil para cualquiera. Dimití tras dos meses en el cargo al estar incómodo y encontrar deslealtades de algunas personas que no me iban a permitir trabajar en el futuro. Preferí irme a casa a dar tumbos”, asegura con vehemencia. Su mejor recuerdo como entrenador supuso que en los años 70 hasta siete palentinos formaran parte del mismo combinado nacional en un Campeonato del Mundo de Cross. “Nunca antes ni después ninguna otra ciudad tuvo un grupo tan destacado de atletas de fondo”, asevera con orgullo quien además representó a España como técnico olímpico en especialidades como 3.000 metros obstáculos, 5.000, 10.000 y maratón. Gerardo Cisneros atesora en su trayectoria una medalla y dos insignias de oro de la Fundación Provincial de Deportes, Universidad de Valladolid y Real Federación Española de Atletismo, respectivamente, así como dos medallas de plata al mérito deportivo de la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes y de la Junta de Castilla y León. Su currículum como entrenador se completa con dos Campeonatos del Mundo Junior de Cross por equipos, dos segundos puestos y un tercero; dos subcampeonatos en la misma categoría a nivel individual y los cuatro subcampeonatos mundiales en categoría absoluta que compartió entrenando a Mariano Haro. Y de laureado entrenador a comentarista deportivo, porque Gerardo Cisneros dejó su impronta en TVE durante dos temporadas en las pruebas del campo a través por la geografía nacional y algunas de carácter internacional. Su intensa vida profesional culminó entre 1985 y 2004 como director técnico de la Fundación Provincial de Deportes de la Diputación de Palencia, cargo con el que consiguió en 1989 el Premio Regional del Deporte de la Junta y el Premio Nacional del Deporte para entidades locales que otorga el Consejo Superior de Deportes (CSD). “Fue una faceta totalmente distinta a la alta competición pero no por ello menos apasionante porque llegaron a participar en actividades recreativas 277 localidades”, concreta. Si hay algo que este palentino guarda en su currículum profesional, pero no con tanta alegría, fue su efímero paso por la política tras ser elegido en 1987 como alcalde independiente de Palencia en las filas del PP. “Me Enrique Sánchez Guijo Texto: Eva Vicente Sutil Fotografía: Juan Lázaro Cuádruple medallista en los juegos paralímpicos y presidente del Comité Paralímpico Europeo desde julio de 2005, el bejarano invidente Enrique Sánchez Guijo es testigo en primera persona de cómo del deporte paralímpico ha vivido un antes y un después, algo a lo que ha contribuido de forma decisiva la reciente puesta en marcha del Plan Adop –Apoyo al Deporte Objetivo Paralímpico–. Sin embargo, y pese a esta evolución, considera que España está “muy por detrás” en reconocimiento a sus deportistas discapacitados y desde su “atalaya” europea se ha marcado 13 La superación de barreras como objetivo poner en marcha unos nuevos juegos europeos para la juventud. Quizá el primer síntoma de que la percepción del deporte para discapacitados iba a cambiar la tuvo en su ciudad natal, Béjar, en sus primeros pasos como deportista de élite. Según recuerda, Salamanca “estuvo muy a la altura”. Prueba de ello –dice- es que la prensa se hacía eco de sus competiciones incluyéndolas en las páginas de deportes y no en las de sociedad, como anteriormente sucedía con los deportistas discapacitados. Pese a ello, con una modestia que ha caracterizado toda su carrera, sostiene que no es pionero de nada... y menos en Castilla y León. Antes que él fueron muchos los que con su esfuerzo llevaron el deporte paralímpico español a los primeros puestos del palmarés mundial, pero Sánchez Guijo pone un nombre a esta energía colectiva: la burgalesa Purificación Santamarta, “una de las mejores de la historia, que lleva toda la vida compitiendo y ha sido un referente”, apunta. Sin embargo, el currículo de victorias del salmantino tiene suficiente mérito: cuatro medallas obtenidas en los Juegos Paralímpicos de Barcelona 1992 –oro en 4,400 metros lisos–, Atlanta 1996 –oro en 4x100 metros lisos– y en Sydney 2000 –oro en 200 metros lisos y bronce en 4x100 metros lisos–, además de numerosos premios en los campeonatos de mundo y de Europa de Atletismo entre los años 1993 y 1998. Lo que hace distinto a este deportista salmantino es que su espíritu de superación le llevó a devolver a la sociedad parte de lo que había recibido, poniendo su esfuerzo al servicio del deporte para discapacitados. Enrique Sánchez Guijo 14 emprendió una nueva carrera –esta vez administrativa– que le ha llevado, desde julio de 2005,a la presidencia del Comité Paralímpico Europeo, una “atalaya” en la que se ha marcado como objetivo “poner en marcha los juegos europeos de la juventud”. Desde este puesto, su lucha diaria no pasa sólo por cambiar infraestructuras sino mentalidades. “En el tratamiento del deporte de discapacitados todavía se sigue tendiendo a la sensiblería, buscando la parte más humana del deportista”, apunta, aunque él quiere huir de esa imagen ya que considera que estos deportistas “no tienen más mérito que otros, pero tampoco menos”. A medio camino entre la batalla diaria y sus responsabilidades, sostiene que “en España queda mucho por avanzar”, sobre todo en lo que al apoyo de la televisión pública se refiere al deporte de discapacitados y también en el reconocimiento a sus deportistas. “Es lamentable, pero España está muy por detrás”, señala, al tiempo que compara situaciones: en Grecia o Francia, la recompensa a un medallista de oro en los juegos olímpicos o en los paralímpicos tiene “exactamente el mismo importe económico”. Es precisame nte, este espíritu de lucha que ha caracterizado su trayectoria el que le lleva a pedir a los atletas más rebeldía. Sánchez Guijo cree que uno de los mayores problemas del deporte paralímpico es que “los atletas reivindican muy poco”. Según recuerda, en los primeros noventa, los deportistas “pelearon mucho” por la integración. Sin embargo, pese a los cambios vividos y al paso del tiempo, una reivindicación sigue uniendo a los deportistas discapacitados: “que se les reconozca como deportistas”. Sánchez Guijo defiende que el deporte paralímpico “es un deporte de elite, de competición en una situación diferente, pero no por ello deja de ser un deporte competitivo” y por eso los discapacitados “quieren que se les vea como deportistas de alto nivel, que es lo que la mayoría son”. En su versión institucional, y a punto de cruzar el ecuador de su mandato, su principal línea de trabajo es dotar a Comité Paralímpico Europeo de una infraestructura sólida. Así, se ha sacado a concurso para toda Europa la nueva sede del organismo y son varios los países europeos que quieren acoger a la institución. Sin embargo, su gran reto y en el que se meterá de lleno en la segunda etapa de su mandato será poner en marcha los Juegos Europeos de la Juventud, una cita que pretende convertir en escenario que garantice la presencia de nuevos valores deportivos europeos en futuros juegos paralímpicos. Todo ello presidida por su propia visión del trabajo que desempeña. Para él, “la cuestión fundamental no está en adaptar el deporte a las diferentes discapacidades ni la discapacidad al deporte sino en que cuando una persona discapacitada quiera hacer algo disponga de las herramientas suficientes como para garantizarle el desarrollo de una vida plena en derechos”. En definitiva, acabar con cualquier barrera. Cándido sociólogo y periodista Lorenzo Díaz, resume la importancia de quien fuera el pionero del turismo en la ciudad del Acueducto, y el precursor de los cocineros mediáticos españoles. Cándido López (Coca, 1903-Segovia, 1992) consiguió hacer de un modesto mesón en el que comían arrieros, tratantes y agricultores participantes cada semana en el mercado de la ciudad del Acueducto, en un lugar de cita de embajadores, ministros, actrices y toreros. Convirtió el buen trato a los clientes en un espectáculo del que aún presumen quienes le vieron convertir a la gastronomía en ingrediente básico del turismo de empaque. “El gran mérito de Cándido es haber transformado un simple horno de asar en uno de los principales tesoros turísticos de una ciudad”, señala Rafael Ansón, presidente de honor de la Academia Internacional de la Gastronomía. De aquel mesón que adquirió en 1930, con 27 años, por 20.000 pesetas a pocos metros del Acueducto, ha llegado su familia a abrir un restaurante y un hotel; pero no en este lugar, que se mantiene casi como un museo. Junto a él han surgido otros negocios hosteleros; de él han salido cocineros que han abierto prósperos restaurantes, y al otro lado de la calle se ha construido el centro de recepción de visitantes que no sólo contemplan el Acueducto con admiración, sino que también se ilusionan y fotografían frente a la fachada del viejo horno de asar. Fue el caso de Ortega y Gasset, de los hermanos Machado, de Ramón Gómez de la Serna o de Ramón Pérez de Ayala... Cándido llegó a competir con el Generalísimo Franco en cuanto a las apariciones del NODO. Y fue un adelantado a su tiempo porque no disponía de medios de gran difusión para promocionar su negocio. Pero incluso en las facultades de Publicidad se pone a Cándido como el ejemplo de un producto que no necesita hoy de anuncios. Un escritor contemporáneo de Cándido, José Antonio Flórez Valero, recuerda que voceaba en persona a la clientela una deliciosa retahíla alimenticia integrada por merluza, cordero, asado y tostón. Luego incorporó los judiones de La Granja y el ponche segoviano. De estos productos se ha conformado el mito culinario de la ciudad. En una época en la que España avanzaba hacia la modernidad, Cándido se vestía de collares y ejercía como sumo sacerdote en la ceremonia de partir del cochinillo con un plato, un gesto que se ha generalizado y popularizado. Fue por tanto el primer cocinero estrella o mediático que hoy han prosperado gracias a la televisión. Cándido lo logró sin esa oportunidad que da la pequeña, pero irreverente pantalla. Manuel Fraga Iribiarne, Lola Flores, El Cordobés, Toni Leblanc, Orson Welles, Gary Grant o Henry Fonda son algunos de los personajes que han colocado sus posaderas en las sillas del mesón de Cándido, estampado su firma en su libro, y dejado su rastro en la memoria del segoviano más ilustre del pasado siglo, pero también premios nóbel, jefes de estado, cantantes y personas de a pie. Texto: Florentino Descalzo Fotografía: Ángel Camarero La familia real ha demostrado en varias ocasiones su devoción por Cándido. Además, literatos y pensadores también se sentaron con entusiasmo en las mesas de Cándido. La incidencia de Cándido en la economía de Segovia supera, de lejos, la de todos los fondos de cohesión europeos. Con esta afirmación el El inventor del turismo 15 Pero Cándido López también fue un hombre de gran corazón y eso le valió para ganarse muchos amigos. Su nieto, Cándido López Cuerdo recuerda que fue amable y agradecido con los pobres que acudían al mesón para hacerse con algo que llevarse a la boca. Enseñó su profesión a muchos y hoy son más de 30 los grandes restaurantes de Segovia que tienen la gastronomía típica por bandera. Todos ellos pasaron por los cándidos fogones. Antonio Estéban Texto: Lucía Sánchez Fotografía: A. Castaño Tres generaciones de restauradores. Junto al busto de Cándido, posan su hijo Alberto y su nieto Cándido. Cándido López supo ver el negocio pero también el arte. Los muros del establecimiento lucen algunas pinturas de Lope Tablada, que permutó su trabajo con las viandas; una realidad que hoy, décadas después se cuenta como anécdota, pero que entonces se estableció como un acertado convenio por ambas partes. 16 El mesonero llegó a hacerse amigo personal de Dalí, con el que comparte una fotografía que demuestra la similitud de personalidades. Pero también protagonizó anécdotas –que se cuentan por cientos entre los segovianos que le conocieron- con Pío Baroja o con el vicepresidente de los Estados Unidos, Nelson Aldrich Rockefeller, quien llegó acompañado de su esposa y pidió pollo para comer, aunque en el restaurante sólo había pollos de perdiz entre los suculentos menús que el segoviano había preparado. Al término de la comida, la esposa le dijo a Cándido que no había comido un pollo como aquel en su vida. “Ni le volverá usted a comer”, le respondió con la ironía que le caracterizaba. “Ves esas plantas de ahí, pues algún día yo las convertiré en duros”. Antonio Estéban Villalobos, presidente de Soria Natural, tenía muy claro desde niño que era posible que ese manantial de sabiduría que había mamado desde la cuna de sus abuelos sobre las plantas medicinales fuera rentable. Tal era la ilusión que brotaba de sus ojos y el convencimiento de sus palabras que Aniceto, quizá el mejor amigo de su niñez, le auguraba durante sus paseos por el enigmático valla soriano de Sarabe que acabaría siendo un gran empresario. El periplo vital de Antonio Estéban es el que se necesita para cerrar el círculo humano que se inicia en su infancia en la casa de Alsasua rodeado de los conocimientos que su abuelo y su padre poseían de las plantas medicinales y que convertían aquella vivienda en una especie de centro de peregrinación de los vecinos para curar sus más diversas dolencias y culmina situando su empresa, Soria Natural, en el liderazgo del sector de la fitoterapia en España, tras un periplo vital por los más diversos sectores. 17 Las plantas convertidas en duros Antonio Esteban, es el mayor de siete hermanos. Nació en la localidad pacense de Talavera la Real (Badajoz), aunque pronto sus padres emigraron a Alsasua, en pleno corazón euskaldún de Navarra. “Quise comprobar eso que decían mis vecinos, de que los vascos eran distintos al resto de los españoles, yo viví esa sociedad, y por eso fui de bote en bote por toda España”, ironiza. Estudió peritaje industrial, hizo la mili y empezó una carrera laboral que le llevó a trabajar como mecánico de mantenimiento o vendedor de máquinas y herramientas hasta que decidió montar su primera empresa –un taller de maquinaria para panaderías- que fracasó. Vuelta a empezar: otra vez a trabajar para diversas empresas que le llevaría de nuevo por media España hasta recalar en Garray en 1978. Diez años sirvieron para volver a sentir el aliento del fracaso en su nuca. En 1988, la fábrica Trasmisiones Garray fue a la quiebra y Antonio Estaban tenía, otra vez, que empezar de cero. El desánimo no parece ser concepto que case bien con la personalidad de este empresario y, de las cenizas del cierre, decidió constituir Soria Natural, hoy casi 20 años después, empresa líder en el sector de la fitoterapia en España. “La gente de Soria decía, mira el loco de las plantas –recuerda- y, sin embargo, siempre tuve el apoyo de los sorianos. Me ayudaban a recolectar las plantas, siempre estuvieron dispuestos a echarme una mano, por eso, si a alguien tengo que agradecer algo es a la sociedad soriana que creyó en mi proyecto y fueron generosos”, afirma. Estos duros comienzos han creado una relación muy especial entre su tierra de adop18 ción y esta especie de ‘buscavidas’ moderno hasta el punto que, de alguna manera, le ha hecho asentar la cabeza. “No me marcharía de Soria por nada del mundo a pesar de sus limitaciones”, sostiene para señalar las dificultades que conlleva llevar una empresa de más de 400 empleados en un pueblo soriano. “El mercado laboral es complejo por la falta de mano de obra y porque se requiere, además, personal cualificado”, explica este empresario que quiere no resignarse a no pelear: “Un día le hice una huelga de hambre de 31 días al alcalde de Garray porque no me dejaba ampliar la fábrica”, recuerda y, a la vez, parece advertir: “Tenemos mucho que llorar por las dichosas infraestructuras”, apostilla. Sin duda, el suyo ha sido un periplo esforzado en el que no ha quedado hueco para el pesimismo y no se cansa de pedir a los jóvenes sorianos cariño hacia su tierra y esfuerzo para sus proyectos. Es una filosofía, la del trabajo que ha inculcado también a sus hijos, junto con el amor a las plantas, “Cuando yo falte, espero que cojan mi relevo porque ellos creen en esto tanto como yo”, augura. Aquel sueño desesperado de un hombre a las puertas del paro es hoy una empresa con una plantilla de 430 personas, con dos fábricas, una en Garray y otra en México; que tiene a su disposición 170 hectáreas de terreno, con 110 calificadas ya como cultivos ecológicos y una facturación que supera los 35 millones de euros. Es además, un proyecto profundamente arraigado en lo local, pero que mira al mundo sin complejos, con 24 distribuidores en todo el mundo y cuatro filiales en México, Estados Unidos, Alemania y Portugal. A punto de cumplir los 64 años, Antonio Esteban, no quiere hablar de jubilación. Estarse quieto no entra en sus planes y el futuro... no está escrito. La generación del rombo Texto: María Martín Fotografía: Leticia Pérez A principios de los años cincuenta del pasado siglo, los rumores de que en Valladolid se podría instalar una fábrica de automóviles corrieron como la pólvora entre unos ciudadanos atónitos que no daban ningún crédito a la viabilidad de la nueva empresa. Frente a otras comunidades más industrializadas, como el País Vasco o Cataluña, Castilla y León aún vivía más orientada a la agricultura que a cualquier otro negocio. En concreto, en la Valladolid de entonces, una ciudad pequeña -de apenas 130.000 habitantes-, provinciana, burguesa y universitaria, el único signo de industrialización lo ponían los Talleres del Norte de Renfe, donde se reparaban locomotoras y vagones de ferrocarril y cuya plantilla llegó a alcanzar los tres mil empleados. Por eso, cuando a finales de 1951 se puso en marcha Fábrica de Automóviles S.A. (FASA), en algunos corrillos de la ciudad se empezó a llamar “la Farsa, en lugar de la Fasa, porque pensaban que se iba a dar un coscorrón... Cosa que afortunadamente no sucedió”, recuerda Carlos Devesa Gil, empleado número 61, ingeniero técnico industrial y uno de los primeros directivos de la factoría. Lo mismo pensó la madre de Carmina Molina, cuando el 23 de febrero de 1953, vio cómo su hija, con 27 años, decidió dejar la doble La ‘generación del rombo’ posa con el mítico 4-4, el primer coche que se fabricó en Valladolid. ocupación que mantenía en la Jefatura de Intendencia y en una imprenta –con un único sueldo entonces no llegaba a fin de mes- para empezar a trabajar en FASA como contable. “Mi madre puso el grito en el cielo. Me decía: ¡Cómo vas a dejar dos trabajos fijos para irte a una fábrica de coches!”, recuerda Carmina. Tampoco lo vio claro en un principio Eduardo de la Fuente, que entró como botones en la nueva factoría, con el número 4, cuando aún no había cumplido la mayoría de edad. Por entonces, admite, “la gente era muy reacia y todos lo veíamos un poco difícil”. Sin embargo, “con mucho tesón y afán de superar muchas dificultades”, se logró levantar una empresa que supuso una auténtica revolución industrial para Valladolid y para toda Castilla y León. Años antes, FASA ya había nacido en la mente de Manuel Jiménez-Alfaro y Alaminos, teniente coronel del Ejército y apasionado del mundo del automóvil, hasta el punto de obsesionarse con la implantación de una fábrica en Valladolid, ciudad a la que le ligaban motivos familiares y también algunas amistades, entre ellas la del entonces alcalde, José González Regueral, quien puso a disposición de Jiménez-Alfaro unos terrenos en el Paseo Arco de Ladrillo, cuyo propietario quería vender. Antes de eso, recuerda su sobrina nieta, Carmen Rodríguez Jiménez-Alfaro, dedicó “más de 20 años de su vida a poner en marcha este proyecto”. Tras la Guerra Civil, viajó por Europa en busca de algún fabricante de automóviles que quisiera implantarse en España, 19 mercio, y se alargó hasta pasadas las doce de la noche, puesto que cuando JiménezAlfaro consiguió el sí de otros cinco socios capitalistas ya era 29 de diciembre, según aparece en la escritura de constitución de FASA. Junto al fundador y Santiago López, que ocuparía el cargo de secretario del Consejo de Administración, se embarcaron en el proyecto dos abogados, Francisco Mateo Martínez y José Luis Gutiérrez Semprún, y dos industriales, Eduardo Fernández Araos y Eusebio Caro Rodríguez. hasta que “dio con un francés que escuchó la idea de mi tío y quiso que trajeran el 4-4 a España, pero Francia no quería ninguna relación con España por la dictadura, de modo que todos los documentos fueron firmados por mi tío a título personal”, explica Carmen. De este modo, el contrato de fabricación del Renault 4CV en España se firmó el 12 de febrero de 1951, pero aún quedaba lo más difícil: lograr la aprobación de Franco a través del Instituto Nacional de Industria (INI), que controlaba la Seat en sus inicios, compañía para la que Renault aparecía como una fuerte competidora. Sin embargo, Franco se mostró finalmente partidario de la iniciativa privada, según ha trascendido de la reunión en la que dio su visto bueno al proyecto, que quedó pu- 20 blicado en el Boletín Oficial del Estado del 19 de octubre de 1951. Eso sí, con unas condiciones muy duras que debían cumplir en tres meses, entre ellas la de crear la empresa con un mínimo de 5 millones de pesetas. Así pues, con el tiempo en contra pero con su sueño más cerca de hacerse realidad de lo que nunca había estado antes, Jiménez-Alfaro contactó, a través del alcalde de Valladolid, con Alfonso Sánchez Huertas, quien encargó a su apoderado, Santiago López González, que reuniera a un grupo de capitalistas vallisoletanos para aportar los cinco millones de pesetas requeridos para dar el pistoletazo de salida a la factoría. El fructífero encuentro se produjo el 28 de diciembre, en la sede de la Cámara de Co- Cada uno de los seis fundadores compró 50 acciones de 1.000 pesetas, logrando una aportación inicial de 300.000 pesetas que debían completar en 15 días hasta alcanzar los cinco millones exigidos. Así se logró el 12 de enero de 1952, gracias a un número indeterminado de accionistas, en su mayoría vallisoletanos, quedando formado el primer Consejo de Administración, presidido por Nicolás Franco y con Manuel Jiménez-Alfaro como primer consejero director gerente. Cinco meses después se hizo efectiva la ampliación de capital a 60 millones de pesetas (con únicamente un millón de capital francés) y seguidamente se presenta el primer permiso de importación para 400 coches. La meta de Jiménez-Alfaro era construir un coche y una fábrica totalmente española. Sin embargo, “al principio, los coches sólo tenían de Valladolid el aire de las ruedas, pero el Gobierno nos obligó a nacionalizar el vehículo y ha hacer el 80 por ciento de las piezas en España”, recuerdaba Santiago López. Gracias a la importación del proceso de fabricación de Renault en Francia, los primeros vehículos salieron de la factoría vallisoletana en año y medio, después de que se situaran las instalaciones necesarias para el proceso de chapa, pintura y montaje entre el Paseo del Arco de Ladrillo y la estación de Ariza, en lo que fue Montaje-1, hoy desaparecido. Allí trabajó los primeros años Carlos Devesa Gil, responsable del control de calidad en la recepción de piezas, pese a que, según recuerda, “no teníamos nada que sirviera para comprobar las piezas”. “En esta época todo se reparaba, no había repuestos, por lo que existían muy buenos chapistas, soldadores, tapiceros, mecánicos... Todas esas pequeñas empresas se fueron absorbiendo por FASA”, explica Carlos. De este modo, la nueva fábrica se nutría de los profesionales de Valladolid, tanto de estas pequeñas empresas de servicios como de la principal industria, Talleres del Norte, muchos de cuyos trabajadores pasaron a formar parte de la plantilla de la fábrica de automóviles. “Empezó a extenderse el deseo de trabajar en FASA porque se ganaba bastante más que en cualquier otra empresa”, puntualiza el que fuera director de Montaje-1 y Montaje-2. Esta situación empeoró el ambiente inicial que se respiraba entre la primera plantilla de la factoría: “Escuchabas en el mercado: “A mí ponme el mejor pescado que mi marido trabaja en FASA”, critica Carmina. Y es que, muy lejos de las envidias que surgieron en la ciudad, al principio todos eran “como una gran familia”, aseguran Carlos, Carmina y Eduardo. Todos ellos recuerdan con especial cariño el día 18 de abril de 1953, cuando el primer 4-4 salió de la fábrica para presentarse frente al Ayuntamiento. Ese día fue un acontecimiento extraordinario para los trabajadores, que brindaron con cava “y por los 25”, señala Devesa, ya que en aquellos primeros tiempos el gran reto era poder fabricar 25 coches diarios. Una cifra minúscula si se compara con los 1.350 al día que llegaron a producirse como máximo histórico de la factoría de Carrocería y Montaje, con el inicio del Renault Modus. Aquel brindis quedó acuñado entonces como símbolo del sentimiento de orgullo y de la cohesión de los primeros trabajadores, verdaderos pioneros y artífices del espectacular despegue que desarrolló esta industria en los años posteriores. De las primeras imágenes que ofreció la nueva fábrica a la ciudad de Valladolid queda en el recuerdo de muchos el desfile de los once Renault 4CV que se expusieron frente al edificio de Caballería, en la Plaza de Zorrilla. Según recuerdan los protagonistas, hubo serios problemas para encontrar a once personas que pudieran conducir los coches, ya que entonces no eran muchos los que tenían carné y menos aún los que poseían vehículo propio. También fue difícil localizar a once muchachas trabajadoras para que posaran en cada uno de los flamantes 4-4, porque si la cifra de empleo femenino hoy es baja, entonces era casi inexistente. Entre aquellas once estaba Carmina Molina, una de las primeras mujeres que logró superar obstáculos y estereotipos y alcanzar el puesto de jefe administrativo de segunda. “A primera no llegué por ser mujer”, sentencia. Carmina entró en el año 1953 en la Delegación Administrativa, donde se elaboraba toda la documentación de los vehículos y otras gestiones, hasta que todo esto se mecanizó y se centralizó en Madrid. Ella no quería dejar Valladolid y finalmente le encontraron sitio en su ciudad natal, después de haber demostrado una sobrada experiencia y fidelidad a la empresa. “Recibí todos los premios que daban, de puntualidad, de limpieza, de asisten- cia”, rememora con orgullo. “Daban uno cada año y eran como 1.000 pesetas de extra”. Eduardo de la Fuente, por su parte, fue el cuarto empleado de FASA, el botones. “El número 1 fue Antonio Contreras, el cajero, aunque por entonces no había mucho dinero que guardar”, recuerda divertido. En cuanto cumplió la mayoría de edad, pasó a la oficina de proyectos como aprendiz y posteriormente se formó en la Escuela de Delineantes. “Toda mi vida laboral he estado en FASA, hasta el 93, cuando me prejubilé”. Entre sus recuerdos, predominan los buenos, pese a las penurias de los primeros años, “con cortes de luz y escasez de todo” y a los tumultuosos momentos de los años 70, con los movimientos huelguistas tras la apertura de Montaje-2, derivados de la crisis del petróleo y el proceso de transición política que vivía el país. Pero sin duda, la página más negra de la historia de FASA, que recuerdan con tristeza estos tres compañeros de tantos años de trabajo, es el incendio del 30 de octubre de 1974, que calcinó 10.000 metros cuadrados de la sección de Guarniciones de la recién estrenada nave de Montaje-2 y acabó con la vida de diez personas y causó heridas a 31. Carlos Devesa era por entonces el director de la fábrica y recibió la fatal noticia poco después de declarase el fuego, minutos antes de las seis de la mañana. “Estaban a punto de entrar los 1.400 trabajadores del turno de las seis”, explica, con el peso que producen en el habla los malos recuerdos. Ese margen de tiempo es lo que evitó que en lugar de diez fueran muchos más los muertos de esta terrible tragedia, que costó la vida a nueve trabajadoras del servicio de limpieza y del encargado de pintura, ya que 21 por entonces en Montaje-2 era donde se pintaban los vehículos. empuje, ya que a pesar de las necesidades económicas la matriculó en la Universidad de Valladolid. “Yo quería hacer una oposición a Hacienda, que era más seguro, pero mi madre me matriculó sin que yo lo supiera, y en Ciencias, porque pensó que no había que estudiar”. Se ríe Milagros recordando “lo que se pensaba entonces”. “Fue uno de los peores días de mi vida”, reconoce Carlos, mientras añade que nunca se supo realmente si fue un accidente o alguien lo provocó. “La reacción de la gente fue maravillosa. Como la fábrica quedó inutilizable, enseguida se estableció un turno de noche en Montaje-1 para pintar y que la cadena no se rompiera”. Al terminar el fugaz reencuentro de Carlos, Carmina y Eduardo, con motivo de este reportaje, prometen llamarse, mantener el contacto, verse más a menudo, porque todavía tienen muchos recuerdos que compartir. En su paseo por las actuales instalaciones de Renault España, la nostalgia les sobreviene, inevitable, y regresan atropellados muchos años de anécdotas y vivencias. Entonces, alguien les agradece su trabajo: “Si no fuera por lo que ustedes hicieron entonces, ninguno de nosotros estaríamos hoy aquí”. Y sonríen, orgullosos de haber sido juez y parte de una aventura industrial que encaminó a Valladolid de la mano hacia el futuro. Milagros Pérez Texto: Carolina Martínez Palancar Fotografía: Juan Lázaro 81 años, y ya van para 17 los que María del Milagro Pérez García se ve jubilada “por obligación”. Pero, como ha sucedido en cada tarea que se ha impuesto en la vida, las ganas no faltan, el tesón y la fuerza de voluntad tampoco. La que fuera la primera mujer doctorada por la Universidad de Valladolid, y nada menos que en algo tan poco femenino entonces como la Química, pasa sus horas 22 Siempre fue una alumna de matrícula. “Y tenía que ser así, porque yo estudié con becas, de lo contrario no hubiera podido”, recuerda. Las clases de la facultad de Química, “ellos sentados en un lado y nosotras en el otro”, tenían que compaginarse con su trabajo como profesora en ‘Las Francesas’ de Valladolid, donde ella había estudiado el Bachillerato. En la facultad de Ciencias conoció a Isabel Lera, ‘Isabelita’, con la que escribió un manual de Física y Química para Tercero de Bachillerato Laboral, que fue editado en 1959, tres años después de su doctorado. Y ese libro, recuerda Milagros, fue el que la permitió dar la entrada del piso en que el que hoy todavía reside en la capital madrileña. Investigadora a pesar de todos pintando, aprendiendo a manejar Internet y pegada a la actualidad de la investigación, a la que ha dedicado su vida. maternidad sobre todo, y lo que era trabajar de ocho de la mañana a nueve de la noche, “más que muchos de mis compañeros”. A María del Milagro le ha ido bien pero a fuerza de empuje y de competir en un mundo de hombres, en el que el ascenso estaba reservado para los que “sostenían a la esposa y a los hijos”. Ella, una de las primeras mujeres que entró por oposición en la antigua Junta de Energía Nuclear, no ha disfrutado de reconocimientos, ni de sueldo ni de palabra, pero sí ha sabido lo que era renunciar, a la La pequeña de seis hermanos, Milagros perdió a su padre en la Guerra Civil, cuando sólo tenía diez años. “Mi padre se llevó la llave de la despensa”, asegura, recordando las estrecheces que pasó la familia. Su madre, una mujer emprendedora por necesidad, tuvo que salir adelante sola, y si su hija pequeña se convirtió en una de las primeras investigadoras de España fue gracias a su En el año 1957 fue cuando entró en la Junta de Energía Nuclear. “No admitían mujeres pero los mejores diez expedientes eran de mujeres, así que tuvieron que dejarnos”, rememora. Trabajando lo mismo o incluso más, Milagros fue viendo como sus compañeros ascendían y ella quedaba relegada, hasta el año 1973, cuando ganó por oposición una plaza superior, de investigador, de lo contrario nunca lo hubiera conseguido. “Colaboradoras o investigadoras sólo éramos diez, secretarias sí había”, recuerda con sorna la investigadora. El panorama de la investigación era entonces “desolador”. “Cuando entré a crear el laboratorio de gases me encontré una ha- bitación inmensa y una caja de embalaje, y me dijeron ‘aquí tiene un aparato para gases ocluidos en metales’, y era un aparato endiablado, estuve con diarrea un mes; tenía que manejar 26 litros de mercurio y aquello de vez en cuando explotaba y los del laboratorio se iban corriendo”. Todavía la sociedad tiene una deuda con esta mujer, que sola creó un laboratorio que “no había en ninguna parte”. “No había ni libros siquiera”, añade. “Si yo tengo padre, yo dejo la Junta Nuclear y me marcho a casa, fíjate lo mal que lo pasaría entonces”, recuerda. Pero eso terminó y en 1969 Milagros pudo pasar seis meses investigando en Alemania, con una beca del Organismo Internacional de Energía Atómica. Allí logró aprender alemán a fuerza de voluntad, como todo. “Yo cuando empiezo una cosa la termino”, asegura esta octogenaria más decidida que muchos veinteañeros. Le ofrecieron quedarse para seguir trabajando allí, y a pesar de que los medios “no tenían nada que ver con los españoles, eso era otra cosa”, Milagros decidió volverse, y cuanto antes. Los 47 kilos en los que se quedó, por la comida alemana y porque nunca ha sido agradecida en la mesa, y que “anochecía a las tres y media”, la resolvieron a regresar a Madrid a pesar de todo. “Todos los hombres se volvían al mes con una depresión de caballo; yo la depresión no la cogí entonces, la tengo ahora porque no trabajo”. Sin querer, algunas de las frases de Milagros suenan hoy de máxima actualidad, como “el ser becaria toda la vida te pone en tensión nerviosa, hoy es el día que tampoco como, que me gustaría que hubiese una pastilla” o “Alemania estaba maravillosamente bien para trabajar, ahora para vivir… eso era muy triste”. Al francés de toda la vida, Milagros sumó entonces el alemán, y también el inglés, pero este último sólo para leer las publicaciones científicas. ¿Cree que ha renunciado a algo por desarrollar su carrera profesional? Y la respuesta sale con toda la fuerza: “¡Hombre pues sí, a tener hijos, que es la asignatura que deben de tener todas las mujeres”. “Menos mal que tengo un sobrino que ha estado conmigo 19 años, que es mi segundo hechura”, asegura. Su sobrino es quien enseña a Milagros a manejar Internet, a mandar correos, a consultar el diccionario de la Real Academia de la Lengua, a revisar sus documentos… En la terraza, mientras, esperan sus pinturas, a las que pone igual dedicación que a todo en su vida. “No sabe hacer las cosas a medias”, comenta por lo bajo su hermana mayor. Grupo Riofrío Texto: Juanma de Saa Fotografía: José Luis Leal Desde lejos, el sordo rumor de la maquinaria precede a la imponente vista que presenta la explotación pizarrera en Riofrío de Aliste. Desde el fondo de la cantera, las paredes recortadas en zigzag con la ayuda del hilo de diamante ofrecen un aspecto casi irreal de muros negros brillantes y grises, materia prima, que ha servido para cubrir los tejados en viviendas de medio mundo y como una candela que permite alumbrar la esperanza del desarrollo de una comarca –Aliste- castigada por la despoblación y pesimista ante su propio futuro. En medio del fragor, un rugido se acerca con furia. Se trata de un ‘dumper’, enorme camión de carga que forma parte del decorado de cualquier explotación de este tipo. Para no llevar tan siquiera un embrague, cuesta la 23 friolera de 110.000 euros pero, eso sí, cuenta con una flamante servotransmisión como parte del espectacular diseño pensado para cargar hasta 110 toneladas de cualquier material, en este caso, de pizarra. El escenario irreal queda reforzado con la aparición de otros peculiares personajes como las ‘ocas’, palas de gran potencia con martillo neumático incorporado encargadas de proporcionar a los ‘rachones’ de pizarra, una forma de paralelogramo que resulte más uniforme y manejable a la hora de convertir el material en pequeñas lajas idénticas, con medidas específicas, según la demanda de cada mercado. Grupo Riofrío decide tomar posiciones en el mercado de la pizarra en 1991 con la planta de Riofrío de Aliste y, desde entonces, no ha parado de crecer, extendiéndose por Castilla y León -donde cuenta con cuatro explotaciones en la comarca del Bierzo y en la zona de la Cabrera- y Galicia. En Riofrío de Aliste, localidad tan asociada con la pizarra como Sudáfrica con los diamantes, el grupo da trabajo a cerca de 200 personas, cifra que asciende a 450 en el ámbito regional y a 700 entre todas las explotaciones. “Hemos contribuido a fijar población en la comarca, con trabajos directos e indirectos y, siempre que ha sido posible, con gente de la zona, aunque hay trabajadores de muchos otros lugares”, comenta Plácido Carrera, director general de Grupo Riofrío. Plácido Carrera no es un recién llegado al sector pizarrero, como demuestra el hecho de haber sido durante 17 años director general e integrante del consejo de administración de una empresa ubicada en Galicia, antes de decidirse a emprender la aventura desde el corazón de la comarca zamorana de Aliste. “Los pizarristas llevamos muy dentro nuestro trabajo y procuramos conocer todos 24 Diamantes en Aliste los lugares que podemos donde hay pizarra. Vi muestras de pizarra por aquí en una visita y me contaron que había una pequeña explotación a punto de cerrar”, explica. Ése fue el germen de un grupo que, sólo en los últimos cinco años, ha experimentado un crecimiento insólito, convertido en impresionante en el pasado ejercicio, cuando las cifras se duplicaron respecto al año anterior. final de 2007, con una facturación que superará los 65 millones de euros. Grupo Riofrío exporta de forma mayoritaria a Francia, Alemania, Reino Unido, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Estados Unidos o Japón. La importancia que ha alcanzado Grupo Riofrío, consolidado como uno de los más importantes en el panorama nacional de la pizarra, y la riqueza que ha contribuido a crear desde su puesta en marcha no ha pasado desapercibida a las distintas administraciones aunque “tienen un asunto pendiente con Riofrío de Aliste y con nosotros en el apartado de las comunicaciones por carretera”, según recuerda Plácido Carrera. “Hay pizarra de Aliste por todo el mundo y, como lleva nuestro nombre y el logotipo, creo que ya se conoce en todo el mundo la comarca y Riofrío en particular”, afirma Carrera. Desde Riofrío de Aliste salen cada mes media docena de camiones de gran tonelaje cargados de pizarra o, lo que es lo mismo, 5.000 metros cuadrados diarios de lajas, lo que daría para cubrir los tejados de toda una urbanización, y no pequeña, precisamente. “del grupo salen unos 35 tráilers diarios en total, lo que da una idea del nivel de producción global”, apunta el director general. En 2006, Grupo Riofrío produjo más de 65.000 toneladas de pizarra, como producto final vendido, y se espera alcanzar las 90.000 toneladas al Desde los inicios en los que se marcó una tendencia empresarial en este sector, pionero por lo que se refiere a esta parte de Castilla y León, el futuro parece mostrar su mejor cara ya que, mientras en otros campos existe el riesgo manifiesto de que la materia prima se acabe, la madre naturaleza ha sido muy generosa en Riofrío de Aliste, permitiendo que los tataranietos de Cándido Carrera puedan seguir extrayendo rachones dentro de un siglo, si así lo desean. “Los estudios geológicos que manejamos sobre el terreno indican que, al ritmo actual de extracción, las reservas fijas darían para 250 años. Luego ya sería otra cosa saber si, con el tiempo, la profundidad alcanzada haría o no rentable la explotación”, explica. En cualquier caso, tras catorce años de actividad, las perspectivas a medio plazo pretenden consolidar el grupo de forma definitiva. “En los últimos años el crecimiento ha sido espectacular y, en concreto, en 2006, se ha duplicado la producción y el potencial. Hemos adquirido otro grupo de empresas del sector y esperamos asentarnos del todo en el mercado y seguir creciendo hasta donde podamos”. Además de hacer su decidida aportación al desarrollo económico de la comarca de Aliste y a fijar población, la empresa se ha ido adaptando a las exigencias de las principales directivas europeas en calidad y prevención de riesgos. De esta forma, Grupo Riofrío posee las homologaciones ISO 9000 e ISO 14000 y es la primera y única empresa española del sector pizarrero que cuenta con la homologación en prevención de riesgos laborales OSHA 18001. Por otra parte, la preocupación por el medio ambiente y el desarrollo sostenible, ha llevado a la firma a reducir a la mínima expresión el impacto de su actividad sobre el entorno natural. “Aquí no se ven escombreras. Llevamos la restauración prácticamente al día porque donde depositamos los escombros vamos vertiendo por bancales, echamos tierra y sembramos nueva vegetación para que salga con rapidez. La legislación es concreta en este sentido pero lo suficientemente flexible para permitir que la industria sea compatible con el medio ambiente”, comenta Carrera. 25 ¿En qué momento se encuentran sus investigaciones para lograr una vacuna definitiva contra la malaria? La primera vacuna que nosotros desarrollamos hace 20 años presentó una eficacia del 35 por ciento. Desde esa época nos hemos dedicado a buscar qué era lo que nos hacía falta. Se encontró que el parásito utiliza cerca de 60 proteínas para invadir los glóbulos rojos y nos dedicamos a ello. Luego nos fuimos al Amazonas a vacunar monos, que tienen un sistema de defensa prácticamente igual al de los humanos, razón por la cual los resultados que podemos obtener de ellos son prácticamente extrapolables al ser humano. “Pude pecar de Quijote o de tonto, pero no me arrepiento: doné la vacuna a la OMS con la mejor voluntad y no se hizo nada con ella” TexTo: elena Fernández FoTograFía: Peio garcía El investigador colombiano Manuel Elkin Patarroyo (1946), inventor de la primera vacuna sintética para prevenir la malaria, visitó Castilla y León para dar a conocer los avances en un trabajo que, a principios de 2009 espera culminar con la presentación de un preparado que alcance una eficacia de un 90 por ciento en la lucha contra esa enfermedad. Ajeno a las críticas que, asegura le han acompañado desde pequeño, se mantiene firme en su propósito de culminar un camino que recorre, en compañía de su familia y su equipo de trabajo, con el objetivo inalterable de resolver problemas y enfermedades. 26 Se ha atrevido a lanzar el compromiso de entregar una vacuna contra la malaria eficaz al 90 % en el año 2008. ¿Qué camino lleva el cumplimiento de un anuncio tan rotundo? Sí, sí, nosotros estamos comprometidos absolutamente y, entre 2008 y principios de 2009, estaremos entregando una vacuna ya funcionando en los humanos. Estamos acelerados enormemente, porque demorarnos significan vidas, significa enfermedad y problemas para la humanidad. Cuando consiga la nueva vacuna, ¿qué va a hacer con ella? ¿La donará a la OMS como hizo con la anterior? En esta oportunidad no. No me arrepiento de lo hecho, pude haber pecado un poco de Quijote, de idealista y de tonto tal vez. Lo hice con la mejor buena voluntad pero no se hizo nada con ella con el pretexto de que la eficacia era sólo del 35 por ciento y por razones que no quiero citar, pero que involucraron entre otras cosas muchos intereses económicos. Esta vez queremos crear una especie de consorcio de los países para que se pueda Manuel Patarroyo El investigador colombiano descubrió una vacuna contra la malaria, se la cedió a la OMS y no se aplicó. Ahora, revela que en 2009 tendrá listo un nuevo preparado, pero esta vez ha ideado un sistema para que llegue a los países en desarrollo producir y distribuir a precio de coste. Si no se me hubiera ocurrido esa idea quijotesca de donarla a la humanidad a través de la Organización Mundial de la Salud, mucha gente ya estaría vacunada. No sólo la malaria ocupa su tiempo, sus esfuerzos y los de su equipo. Cuéntenos en qué más trabajan en la actualidad. Nosotros tenemos la idea fundamental de encontrar una metodología lógica, racional, a ser posible matemática, para diseñar las vacunas y de esta manera hacer la síntesis química de las mismas. Tenemos como prototipo, y como enfermedad modélica la malaria, pero estamos también muy dedicados a la tuberculosis, al cáncer de cuello uterino y al método diagnóstico temprano. Usted se ha referido a las multinacionales farmacéuticas respecto a investigaciones que podrían avanzar y que no lo hacen por intereses económicos. ¿Vislumbra algún cambio en ese panorama? Respecto a sus actitudes, allá ellos con su conciencia. Lo que es cierto es que nosotros vamos por otro camino, por un camino que impone la solidaridad con respecto a los individuos independientemente de su posición económica –que limita mucho el acceso a los fármacos y vacunas–, política, social o lingüística. Está especializado en enfermedades tropicales, que afectan fundamentalmente a la población más desfavorecida. En España vivimos con intensidad el fenómeno de la inmigración. ¿Cómo ve en este terreno el papel de los países ricos? El mundo va a tener que mirar mucho más a los países en vías de desarrollo. Si no, se les vuelve un boomerang. Lo que toca es atacar y resolver el problema in situ. Que las personas tengan mejores posibilidades y condiciones de vida en sus propios países de origen, para que no estén anhelando irse a otros lugares donde les toca una vida menos dura pero de todas formas dura, puesto que siempre son extranjeros en una tierra que no es la propia. En alguna ocasión ha lamentado la poca implicación de los políticos en la investigación científica. ¿A qué atribuye esa desidia? Los científicos no nos preocupamos por ellos en esencia y los políticos tampoco se preocupan mucho por la ciencia. Lo que falta es una interlocución legítima. Sistemáticamente, yo he insistido en que se debe desarrollar enormemente la ciencia. A la velocidad que está yendo el conocimiento científico hoy en día, las grandes empresas necesitan que les hagan la traducción de ese conocimiento científico. En Estados Unidos más del 50 % de las empresas tienen doctores en física, química, matemáticas, etcétera, que ayudan a la ge- rencia a tomar las decisiones apropiadas. Lo mismo debe suceder acá con los políticos, debería haber gente que les ayudara, como acontece allí. ¿Qué puesto ocupa España en el escalafón mundial en materia de investigación científica? Para mí ha sido una sorpresa positiva enormemente grande ver el desarrollo científico y tecnológico que ha tenido en los últimos 20 o 25 años, que ha sido espectacular. No está como decimos coloquialmente para llegar a Marte en el primer tortazo, pero sí hay ya una buena serie de investigadores científicos de primerísimo nivel y unos grupos muy sólidos bien consolidados en el ranking de los principales países europeos. ¿Las dificultades vividas en alguna etapa de su vida han hecho que se planteara reorientar su carrera o abandonar la línea altruista que le define? Estoy acostumbrado a las críticas desde chico. Fui muy buen estudiante desde Primaria y generas envidias y maledicencias, y me acostumbré a que pueda haber cuestionamiento por cualquier causa. Procuro no ponerle cuidado, pero también aprendí que los amigos lo escogen a uno pero uno escoge a sus enemigos. Yo no tengo ninguno, no me interesa. Nunca nada ha hecho que me cuestione el proyecto de vida que llevamos acá, en el cual lo que queremos es resolver los problemas por el bienestar de la humanidad. El leit motiv, nuestro razón de vivir de nosotros. ¿Se siente suficientemente valorado por la comunidad científica en particular y por la sociedad en general? El cariño, el reconocimiento y el afecto de todas partes del mundo es algo de lo que 27 me siento muy honrado; es un honor y sólo tengo gratitud para quienes me distinguen. Los premios son como una palmadita en la espalda, un ¡Patarroyo, adelante, dale, estamos contigo! El único premio que de verdad quise yo y anhelé fue el Príncipe de Asturias, por el reconocimiento de los de casa, de los míos, de Iberoamérica. Y eso me empuja a estudiar y a trabajar, mucho y muy duro. En la comunidad científica algunos puede que por intereses hagan ataques. No le pongo cuidado porque mirando sólidamente nuestra producción científica, tengo en mi haber 270 publicaciones mundiales en revistas científicas. Eso es reconocimiento por la comunidad científica aunque haya algunos que quieran criticar ciertas cosas. Yo no digo que tengo los resultados perfectos, para nada. Esto es un proceso. ¿Qué consejo le da a los jóvenes interesados en dedicarse a la investigación y que puedan necesitar una motivación, un ejemplo como el que usted ofrece? Les diría que sueñen. Es absolutamente legítimo soñar, tener un proyecto de vida, una meta, un objetivo, un propósito, cualquiera que sea. Todos son legítimos mientras con ello uno no dañe a nadie y esa es la única limitación que puede tener: el daño al otro. También, otra sugerencia respetuosa sería que trabajen todos los días por ese sueño, que es lo único que les queda, la satisfacción de haber luchado por ello. Y si usted involucra en su sueño el trabajo y el bienestar de los semejantes, el éxito está a la vuelta de la esquina. Usted, a quien han dedicado tantos adjetivos calificativos, ¿cómo se define? El investigador colombiano creador de la primera vacuna contra la malaria, Manuel Elkin Patarroyo, junto a dos de las asistentes a la conferencia pronunciada en el Aula Magna de la Universidad de León Soy una pasión, una obsesión por resolver problemas para el bienestar de mis semejantes. ¿Cuál es el siguiente renglón que le gustaría añadir a su amplísimo currículum? Benefactor de la humanidad. Lo he querido desde niño. Ése ya lo tiene... Me falta todo el camino, estoy apenas comenzando. Castilla y León se sube al tren de la investigación biomédica Con cinco centros de excelencia, un banco de tumores, otro de ADN y varios proyectos de interés comunitario, la Comunidad avanza cada vez con mayor peso en este campo científico. Texto: Sonia Calleja. Fotografía: Susana Martín, David Arranz y Leticia Pérez La investigación biomédica ha experimentado en el conjunto de España un aumento exponencial en los últimos años hasta el punto de absorber más de la mitad de la producción científica. No en vano, desde la Cumbre de Lisboa en el año 2000, cuando se acordó potenciar la I+D+i, Gobierno central y autonómico han incrementado los recursos que destinan a esta materia, aunque todavía están lejos de alcanzar el tres por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) en el año 2010, tope que se fijó para poder competir con países como Estados Unidos. En esta carrera por avanzar en la investigación biomédica, por profundizar en el conocimiento de las moléculas y células del ser humano y cómo influyen en el desarrollo de determinadas enfermedades, Castilla y León no ha querido quedarse atrás. En su carta de presentación figuran cinco centros de excelencia, un banco de tumores y otro de ADN, así como diversos proyectos de interés sanitario que se desarrollan dentro de las unidades de investigación de Sacyl, en colaboración con universidades y otros centros de carácter nacional, como el Instituto de Salud Carlos III y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Aunque en la presente legislatura la Junta de Castilla y León destinó más de 16 millones a esta investigación, la cantidad todavía continúa siendo escasa para que la Comunidad alcance cotas a las que ya han llegado otras autonomías, como el caso de Cataluña, que cuenta con un Parque de Investigación Biomédica donde conviven cinco centros especializados, un millar de científicos y cerca de 100 grupos de investigación. Partiendo de esta realidad, “con la que es imposible competir”, los científicos que trabajan en Castilla y León, con medios y presupuestos “más modestos”, poco a poco se están haciendo un hueco en este campo de la ciencia, con el valor añadido o el don de la ubicuidad ya que la investigación, en ocasiones, se reduce a una efímera parte de su trabajo diario. 30 31 Neurociencias Este último es el caso del director del Instituto de Neurociencias de Castila y León, Miguel Ángel Merchán, quien, en unas reducidas instalaciones de la Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca, dirige un centro dedicado a la investigación del sistema nervioso y sus alteraciones. El Instituto surgió gracias a la fusión de varios laboratorios y equipos de trabajo y a raíz de la organización de un programa de doctorado en Neurociencias, en 1986, que aglutinó a cinco departamentos. Hoy es el máster sobre esta disciplina “con mayor prestigio del país”, explica. “Que la red de centros del cáncer se coordine desde Salamanca es indicativo” La docencia fue el origen de este centro que contará este año 2007 con un edificio propio, similar al del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, y que coincidirá en el tiempo con la apertura del Centro Nacional de Referencia del Alzheimer. El Instituto tiene abiertas tantas líneas de investigación como departamentos, y un total de 15 laboratorios que se reparten entre la sede de Salamanca y Valladolid. Sus líneas de investigación abarcan la enfermedad de alzheimer, retinosis pigmentarea, parkinson, epilepsia, dolor y drogodependencia y trastornos de la audición. Dar salida a la investigación Otro de los institutos referencia es el Centro de Investigación del Cáncer (CIC), organizado alrededor del Instituto de Biología Molecular y Celular del Cáncer, dependiente de la Universidad de Salamanca y el CSIC y cuya constitución se aprobó en 1997. Su director, 32 Eugenio Santos, considera que, aunque en datos absolutos la investigación no es muy grande, “sí tiene mucho peso en el país”. “Que la red de centros del cáncer se coordine desde Salamanca, es indicativo”. A su juicio, ahora es necesario que toda la investigación de “calidad” que se genera en Castilla y León tenga salidas, al tiempo que denuncia la falta de masa crítica que no está reñida con lo anterior. Del mismo modo, precisa el apoyo de la empresa y sus labores de mecenazgo, un paso que el tejido económico regional todavía “no se ha decidido a dar”. En todo caso, el dato positivo es que “Castilla y León ha cogido a tiempo el tren de la investigación biomédica, con centros pioneros”. El CIC trabaja desde su constitución para convertirse en un centro científico de excelencia capaz de competir en igualdad de condiciones con otros centros internacionales y por fomentar su conexión con redes temáticas de investigación oncológica, tanto nacionales como internacionales. Banco de ADN El Banco Nacional de ADN, ubicado en las instalaciones del CIC, es otro de los ejemplos de la apuesta de Castilla y León por la investigación en biomedicina. Pronto, ampliará sus actuales fondos de moléculas representativas de la población residente en España con la incorporación de cuatro tipos de muestras características de sendos tipos de enfermedades de prevalencia en el conjunto del país: dolencias cardiovasculares, neurodegenerativas, metabólicas y oncológicas. El centro, una de las cuatro plataformas tecnológicas creadas al amparo de la Fundación Genoma, contará con el apoyo de una red de bancos repartidos por el conjunto del país que coordinarán cuatro nodos centrales, uno por tipo de enfermedades, y que utilizarán los modelos de gestión y obtención de la información acorde con sus propios sistemas. Relevancia regional La investigadora Almudena Ramón Cueto pone nombre a una de las líneas de investigación más importantes que apoya financieramente la Junta. Esta vallisoletana, directora del laboratorio de la Unidad de Regeneración Neural del Instituto de Biomedicina de Valencia y el de Regeneración Neural en el Centro de Investigación Príncipe Felipe, lidera desde 2001 un equipo de investigación, dependiente del CSIC, centrado en la búsqueda de una terapia para reparar las lesiones de médula espinal en primates. “Castilla y Léon ha cogido a tiempo el tren de la investigación biomédidca, con centros pioneros” Instituto de Neurociencias de Salamanca 33 34 El proyecto está íntegramente subvencionado por la Consejería de Sanidad, a pesar de que el equipo de investigadores trabajó en una primera fase (2001-2003) en las instalaciones de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid y continúa, en la segunda (2004-2007), en las dependencias de la Fundación de Investigación Príncipe Felipe de Valencia. El equipo desarrolla dos líneas de investigación de forma paralela con primates y roedores. Además, dentro del proyecto. Esta es la primera vez en toda la historia de la investigación científica que un grupo centra sus esfuerzos en estudiar las posibilidades del autotransplante de la célula glial envolvente olfatoria para curar este tipo de lesiones en primates. Es decir, la primera vez que se utilizan las células que permiten que las neuronas funcionen- las gliales– para reparar las lesiones de médula espinal. (NIH) del organismo que aprueba los ensayos clínicos en Estados Unidos, y el experimento de combinación lo financió la Fundación Christopher Reeve. Una investigadora en el Instituto de Neurociencias de Salamanca Eugenio Santos en el laboratorio del Centro de Investigación del Cáncer en Salamanca Cueto está combinando el transplante de glía envolvente con otras estrategias reparadoras, en colaboración con el doctor Reggie Edgerton de la Universidad de California, en los Ángeles. La investigación cuenta con financiación del National Institute of Health Investigación cardiaca Junto a la provincia de Salamanca, Valladolid constituye también un núcleo de referencia médula ósea del propio paciente para reparar el tejido cardiaco destruido por un infarto de miocardio. Este centro fue el primero de España en realizar una operación de estas características. El Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM), integrado por la Universidad de Va- en la investigación biomédica con tres centros de relevancia: el Instituto Universitario de Oftalmobiología Aplicada (IOBA), el Instituto de Ciencias del Corazón (ICICOR) y el Instituto de Biología y Genética Molecular. El ICICOR está considerado como uno de los centros de investigación cardiaca por excelencia, algo que se debe, en parte a su línea de trabajo sobre la implantación en el corazón de células madre procedentes de la lladolid y el CSIC, se constituyó en 1998. Su principales líneas de investigación se centran en las bases moleculares de la quimiorrrecepción; papel del calcio en la señalización y función celular, así como en las bases del desarrollo del oído interno, de la hipertensión arterial, de enfermedades neoplásicas, uno a las de diferenciación de células madre sanguíneas en cardíacas, entre otras. Oftalmología El IOBA completa el mapa biomédico en la Comunidad. El centro nació en 1989 y se constituyó en instituto universitario en 1994. Partió con el objetivo de emular centros similares que ya existían en otros países, sobre todo en Estados Unidos, según explica su director, José Carlos Pastor Jimeno, quien recuerda que desde los inicios se organizó en tres áreas: clínica, investigación y docencia. Integrado por cerca de 90 personas –unas 70 contratadas por la Fundación General de la Universidad-, el centro compagina la investigación básica con la aplicada, bajo cinco grupos de trabajo: superficie ocular, cirugía refractiva y calidad de visión, retina y vítreo, glaucoma y tumores. Un investigador trabaja en el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca Almudena Ramón lidera un equipo de investigación centrado en la búsqueda de una terapia para reparar lesiones de médula 35 pedro duque Texto: María Martín. Fotografía: Rubén Cacho “La Luna está por inventar, no por comercializar” Después de dos experiencias en el espacio y muchos años de preparación, estudio y trabajo dentro de la Agencia Espacial Europea, el astronauta español Pedro Duque decidió hace unos meses poner los pies en tierra firme y embarcarse en “un reto” del que habla con pasión: poner en el espacio un satélite de observación de la Tierra que pondrá al alcance de cualquier particular información sobre porciones de territorio, extensiones agrícolas, bosques, etc. Este proyecto le ha llevado a Valladolid, donde, en el Parque Tecnológico de Boecillo, se instalará la antena receptora de los ficheros que envíe el satélite. 36 ¿Usted fue uno de esos niños que soñaba con ser astronauta? Me imagino que sí. El día que vi llegar el hombre a la Luna me imagino que sí soñé con ser astronauta, como todos, aunque los niños cada día sueñan con ser una cosa. Su padre fue controlador aéreo. ¿Con él empezó a mirar hacia las nubes? Sí, claro. Con él empecé a ir a los aeropuertos y me enseñaba libros de aviones y también la sala de control de vuelos. Por él entró la aviación en casa. Se licenció en Ingeniería Aeronáutica en 1986 y 12 años después se convirtió en el primer español en ir al espacio. ¿Cómo vivió aquel 29 de octubre de 1998? ¿Qué se siente allí arriba? Al principio, un poquito de desconcierto, porque va bastante deprisa. Tienes que recordar muy intensamente toda la preparación que has hecho antes para ser capaz de mantener la calma en esos momentos y al terminar, ocho minutos y medio después, estás flotando por la nave y empiezas a perder las cosas que normalmente uno deja encima de la mesa, como el casco o los guantes. Aparte del 37 pequeño desconcierto, la sensación es muy placentera, la de haber llegado por fin a algo que estabas buscando. Mirar por la ventana también es una recompensa muy grande. ¿No hay miedo de no poder regresar? Si uno tiene miedo es a que haya un fallo catastrófico en el cohete y luego, sí, a que pudiera haber algún problema en la entrada, pero es muy importante no tener miedo porque, de lo contrario, uno empieza a trabajar peor y podría estropear las cosas en un momento en el que realmente corra peligro. En sus viajes al espacio ha podido percibir una mínima porción de la inmensidad del universo. Parece pretencioso considerar que estamos solos en el universo. Está claro que hay suficientes estrellas en el Universo como para pensar que tendría que haber vida en algún otro sitio, pero hasta donde podemos llegar es ahí. No se sabe a ciencia cierta cuántos planetas con suelo y con temperaturas razonables hay en el universo, pero se cree que tendrían que ser miles de millones, con lo cual piensas que en alguno se tienen que dar unas condiciones parecidas, pero de momento no sabemos. ¿Algún día estará el espacio al alcance de todos? 38 La Luna no sé. La Luna está por inventar, no por comercializar, sino por inventar y eso, lógicamente, lo pone más lejos. Pero a una estación espacial se podría empezar dentro de unos pocos años y luego que bajen los precios. Realmente en la aviación han pasado 50 años hasta que se ha popularizado para todo el mundo, así que en esto, igual tarda lo mismo. Han pasado más de 40 años desde la llegada del hombre a la Luna y mucha gente se pregunta por qué no se ha regresado. ¿Ya no es una misión preferente? En su momento fue una misión preferente para Rusia y Estados Unidos por muchas razones, por desarrollo tecnológico, pero también para mostrar que la tecnología o del uno o del otro era mejor y por lo tanto, por ese motivo, destinaron bastantes fondos. Se llegó hasta el cinco por ciento del presupuesto nacional en Estados Unidos para vuelos espaciales y ahora mismo estamos en el 0,7 por ciento, lo que de por sí implica que ya no es una misión preferente y que no ha sido preferente durante muchos años. Ahora Estados Unidos por lo menos sí que parece que va a dedicar suficientes fondos como para hacerlo, y el resto de países y regiones, como Europa, estamos todavía pensándonoslo. Esto va a tardar más de lo que tardó la aviación. En tiempos de nuestros padres, en los años 50 o 60, volar a América costaba mucho más que todo lo que ganaba una persona en un año, lo cual quiere decir que la cosa ha cambiado bastante. Y en el espacio, para que empiece a haber vuelos regulares, tendrán que pasar una serie de años hasta que los precios bajen, lo normal. 2008 es el plazo dado por Deimos Imaging para lanzar su satélite. Queda menos de un año, ¿va todo conforme a lo previsto? ¿Será la Luna un destino asequible en pocos años? El director general de Deimos Imaging, bromea con un trasbordador de juguete en la sede de Deimos en Madrid Hay suficientes estrellas en el Universo como para pensar que tendría que haber vida en algún otro sitio, pero hasta donde podemos llegar... Sí, dentro de que es un proyecto de alta tecnología en el que todo tiene que estar perfecto, aunque todavía no es perfecto, va bastante bien. Tenemos seguro que el satélite estará finalizado este mismo año y ya hemos ido a verlo a Inglaterra un par de veces. Además, se están cumpliendo las expectativas en cuanto a qué hacer con él, es decir, los productos que ofreceremos a la gente, porque en general este proyecto servirá para medir porciones de terreno con un satélite y por lo tanto sirve para agricultura, superficie regada, abonos correctos, para ver cómo están los bosques, si se está talando... Dentro de un año es cuando de verdad vamos a tener un satélite de modo que quien lo necesite en España, seguro que lo va a tener. Y esto supone un cambio. Entonces, ¿en cuanto esté el satélite disponible los usuarios podrán solicitar estos servicios? Cuando esté listo el satélite, antes del lanzamiento, ya lo debemos tener todo operativo. La antena receptora estará este verano y se pondrá en el Parque Tecnológico de Boecillo (Valladolid). También estamos desarrollando toda una serie de programas de ordenador para que, cuando lleguen los ficheros de imágenes y las fotos digitales que mande el satélite, el programa sea capaz de analizar el estado de la cosecha, la superficie dañada por el fuego, por ejemplo... ¿Qué fue lo que le atrajo de este proyecto como para pedir una excedencia en la ESA? Varias cosas. Lo primero, la novedad de que una empresa privada haya comprado un satélite para la observación de la Tierra, porque todavía no se había hecho en Europa. Eso es un reto y los retos son los que mantienen el interés de la vida. Luego, la experiencia de dirección, que no había tenido nunca. Llega una edad en la que uno tiene que decidirse si lo va a hacer o no y yo he tratado de encontrar esa experiencia en este proyecto. El hecho de que sea una iniciativa realizada en España también me atraía, después de 18 años de vivir en el extranjero. Usted defiende este proyecto porque es una muestra de que merece la pena invertir en tecnología espacial. Es la manera de cerrar un ciclo que se pretende que ocurra con el dinero del Gobierno. Es decir, el Gobierno pone un dinero para que se inventen cosas nuevas, para que se llegue al espacio, para que se construyan los cohetes, los satélites y también para que se habiliten los usos para estos satélites y cohetes. Lo que se pretende es que todo esto que invierten los gobiernos camine por sí mismo y las empresas que se han desarrollado por medio de esas inversiones públicas ya no las necesiten y sean capaces de vivir por sí mismas. Gracias a este y otros proyectos, ¿cómo se está situando España respecto a otros países en cuanto a tecnología espacial? Es una de las áreas en las que no estamos atrasados. Existe una conciencia muy intensa en España con respecto, por ejemplo, a ahorrar agua, lo que hace que la gente invierta más en tecnología para ahorrar agua y esto hace que la tecnología sea mejor. Todavía no se usan satélites de una manera regular para esto, pero se usarán, seguro. A nivel prototipo, España está muy bien. También, en España hay grandes extensiones dedicadas a la agricultura y queremos tratar de hacer el trabajo con la menor cantidad de personas posible, porque en el campo cada vez hay menos gente y tienen que trabajar en el mismo terreno, de modo que esta tecnología puede ayudarles mucho. ¿Cuál va a ser el área de trabajo inicial? En principio, estamos situados en Castilla y León, una de las comunidades más extensas, pero también más importantes por producción agrícola de España, así que empezaremos desde Castilla y León y para toda España, porque vamos a fomentar que la gente utilice las tecnologías para mejorar sus productos y, al final, para producirlos mejor y más baratos. Pero si conseguimos desarrollar los productos bien, seguramente sean exportables y entonces desde el centro de Valladolid llegaremos al que lo necesite. Todavía no hemos hablado con mucha gente de muchos países, porque estamos empezando, pero ya estamos pensando en control de cultivo, en Los Andes y la Selva Amazónica, porque es muy importante saber qué está cultivando la gente por allí. Lo bueno de los satélites es que no se paran nunca; cuando no están volando encima de España están volando encima de otro sitio y pueden seguir sacando fotos. Son un medio universal. 39 el PEVAFERSA sueño de Helios Textos: M. Barcenilla / Juanma de Saá / María Jesús Pozo Fotografía: Miriam Chacón Prácticamente de la nada, con una combinación de curiosidad, empecinamiento, investigación e inversiones, Vicente Fernández fundó, en 1997, en la localidad de Toro (Zamora), una compañía que se ha situado a la vanguardia de la energía fotovoltaica en Europa. Ello explica el crecimiento casi exponencial de la empresa de paneles solares Grupo Pevafersa. En 2005, la producción de la fábrica, pionera en Castilla y León, se multiplicó por tres y facturó más de 21,9 millones de euros. La previsión es llegar a los 160 millones en el presente 2007. 40 41 La empresa arrancó dentro del sector de las instalaciones eléctricas y la idea de saltar a la energía solar surgió cuando el propietario decidió construirse su propia casa. Problemas para obtener los permisos para meter la luz y colocar los postes eléctricos llevaron a Fernández a probar con las placas solares. “La casa ya estaba hecha. Puse un par de placas y aquello no funcionaba ni a patadas. Puse seis y aquello tampoco funcionaba. Como la necesidad hace milagros, desmonté las placas, los inversores y los reguladores; compré el eje de un camión y construí un seguidor con el motor de un limpiaparabrisas. Ahí me di cuenta de que podía funcionar y empecé a investigar las posibilidades”, comenta Vicente Fernández. Sin ningún conocimiento del sector, pero con la “inquietud de montar y desmontar aparatos”, montó un taller de soldadura y comenzó a fabricar el primer seguidor. En poco tiempo, instaló la primera central de energía solar de Castilla y León y la piedra con seguidor de doble eje de toda Europa. Una operaria realiza el proceso de verificación de las soldaduras de las placas solares en la empresa Pevafersa ubicada en Toro (Zamora). 42 A quel moderno aprendiz de Helios, el Dios griego que tiraba del carro del fuego solar, transformó, años después, este primer inventó en Pevafersa, una empresa que mantiene ahora instaladas unas 1.500 plantas de producción de energía solar. La mayoría están ubicadas en Castilla y León, unas 1.400, y el resto se encuentra en Andalucía, Cataluña, CastillaLa Mancha, Madrid y Extremadura. A éstas se unen entre 23 y 25 plataformas nuevas al mes, con una producción aproximada de 250 kilowatios semanales. Con una superficie de 22.000 metros cuadrados, a la que se agregarán dos nuevas naves que triplicarán el espacio de soldadura actual, la compañía invirtió en las primeras instalaciones 9,5 millones de euros. Para poner en marcha el proyecto, adquirió en 2005 la exclusividad en la compra del sicilio bifacial para toda España, mediante un convenio firmado con la empresa mixta ruso-española Solar Wind. Creada en 2003 con la participación de científicos de la antigua Unión Soviética, está especializada en el desarrollo de la energía fotovoltaica para uso espacial. Entre su equipo figuran los responsables de la creación de las primeras células solares bifaciales, en 1970, y del primer módulo solar bifacial empleado en satélites, en 1972. Distribuidor europeo A través de esta fábrica, la compañía toresana distribuirá a toda Europa la totalidad de la producción de sicilio bifacial, procedente de la firma rusa en forma de paneles solares. Esta tecnología permite aprovechar la luz reflejada, de tal manera que cada célula genera hasta un 90 por ciento más de su potencia nominal y cada panel, hasta un 50 por ciento a mayores. Este hecho se produce, incluso en condiciones extremas como en el caso de las nevadas, cuando los paneles tradicionales quedan fuera de servicio al quedar cubiertos. En la empresa trabajan más de 125 empleados, cifra que podría llegar hasta los 300 a lo largo de los próximos meses. Tras ocho años de trayectoria, la compañía construyó una fábrica de plataformas giratorias a dos ejes, pionera en Europa, lo que supuso una inversión de 1,5 millones. El 30 por ciento de la producción de esta factoría se destinará al mercado internacional. Expansión del grupo En estos momentos, el Grupo dispone de oficinas en Segovia, donde amplió su actividad al campo de la cría de perdiz roja de alta Cada célula genera hasta un 90 por ciento más de su potencia nominal y cada panel, hasta un 50 por ciento a mayores selección genética, como actividad económica dentro del sector de las producciones ecológicas y vinculadas al medio ambiente. Además, también opera en Valladolid, donde Pevafersa adquirió, en abril de 2006, la antigua planta de Tecdis, ubicada en el Parque Tecnológico de Boecillo. La previsión es que 43 44 45 PÁGINA ANTERIOR: Obras de construcción de las nuevas naves que albergarán los laboratorios y la zona de corte de bloques de silicio de la empresa Pevafersa. Montaje de las placas solares en el polivinilo encapsulante (EVA). Verificación de la distancia entre las soldaduras y las conexiones de las placas. Proceso de verificación de las conexiones de las placas solares. la empresa esté a pleno rendimiento a finales de 2007. Esta planta se dedicará, principalmente, a proyectos de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i), aunque también tiene previsto fabricar un inversor para la industria del automóvil y una pequeña parte se destinará al tratamiento del sicilio. Los siguientes pasos de la empresa, probablemente, se dirigirán a la fabricación de placas solares curvas que imiten la teja. También, para aprovechar el sicilio que hay en España, Fernández considera que sería interesante crear fundiciones y fábricas. “Son inversiones muy grandes que si fuesen apoyadas por los organismos permitirían un desarrollo en esta zona más grande de lo que la gente puede pensar”. Proceso de fabricación Hasta que las nuevas instalaciones comiencen a funcionar, el proceso de fabricación de paneles solares en la factoría toresana comienza con la clasificación de las células 46 Panel bifacial de silicio por potencias, que oscilan entre los 170 y los 200 vatios, y que se importan cortadas de Alemania. Tras clasificarlas y descartar las células rotas o defectuosas, comienza el proceso de soldadura para confeccionar los paneles solares que se componen de series de 10 ó 12 células de silicio que, tras este paso, se unen de seis en seis por medio de conexiones exteriores para completar cada panel. Los paneles solares bifaciales, uno de los productos estrella del grupo, al igual que los de una sola cara, van montados sobre una plataforma giratoria, exclusiva de Pevafersa, que incrementa la producción de una estructura solar convencional en un 40 por ciento, ya que gira siguiendo la posición del sol para optimizar los rendimientos. En la empresa trabajan más de 125 empleados, cifra que podría llegar hasta los 300 a lo largo de los próximos meses Estas estructuras están formadas por 60 ó 72 unidades celulares fotovoltaicas, en función de si son monocristalinas y hexagonales (12 por 6) o si son cuadradas y policristalinas (10 por 6), ya que éstas son más grandes y se dejan menos espacios entre células. Ambos tipos de celdas, que se diferencian en la cristalización de los bloques de silicio, tienen una producción similar. Las uniones se realizan encima de una lámina de polivinilo encapsulante (EVA) fría, que más tarde servirá para cerrar el panel solar y evitar que el silicio se deteriore. Tras realizar las uniones, se pasa al proceso de comprobación y verificación de las distancias entre las células de silicio, las soldaduras y las conexiones, para enviarlas Este armazón se mueve por medio de un sistema hidráulico y dispone de software de orientación, un dispositivo de control de la producción y un sistema de control de averías por segundo, que transmite a la central de Pevafersa si se ha producido alguna avería. La factoría de Toro incluye los servicios de mantenimiento durante los primeros cinco años. A partir de ese momento, tendrá un coste del 8,3 de la producción de la instalación. Células fotovoltáicas de silicio (placas solares). a la zona de reparación si se detecta alguna rotura o alguna conexión defectuosa. Este procedimiento se realiza antes de proceder al encapsulado en la laminadora ya que, después de este proceso, si se detecta algún problema el panel resultará irrecuperable. Tras las comprobaciones, comienza el proceso de prelaminado, es decir la preparación para el tratamiento de las células de silicio que da al panel su aspecto final. El proceso de encapsulación dura entre 10 y 15 minutos. Se realiza con una máquina laminadora, de las que la factoría de Toro dispone de dos, y cuando finaliza se recorta el sobrante de la lámina de polivinilo con la que se realiza el encapsulado. Para terminar, los paneles solares se enmarcan en soportes de aluminio con un pegamento, cuya patente es de Pevafersa. Proporciona una sujeción más firme y se les coloca la caja de conexiones, tras lo que se comprueba su perfecto funcionamiento para detectar pequeños problemas, que suelen estar relacionadas con las conexiones, y solucionarlos. La fase final consiste en la limpieza de las piezas, su comprobación final y la preparación y embalaje para el transporte. Los paneles solares se enmarcan en soportes de aluminio con un pegamento, cuya patente tiene Pevafersa Con este mantenimiento, los profesionales de Pevafersa aseguran que la producción de energía solar no se interrumpa durante Un operario revisa la maquinaria encargada de soldar las placas solares 25 años. En su coste se incluyen las piezas de recambio, la mano de obra, los desplazamientos y el mantenimiento del sistema de control de averías al segundo, así como las labores preventivas para evitar las averías en las instalaciones. 47 cubrir estos dos turnos en España serían necesario cinco, además de mayores costes laborales. Ante este ejemplo, o cambiamos la concepción o la industria pasará a la historia. Aunque ya se empiezan a ver condiciones de cambio, como en Volkswagen y Siemens, donde se negocia trabajar los sábados sin incrementos salariales. ¿Las diferencias laborales son la principal causa? Hay que tener en cuenta que en Europa tenemos la divisa más fuerte y contamos con un nivel de vida que exige elevados salarios. Además de esto, los sindicatos mantienen la idea de reducir las jornadas laborales. Con este panorama no es posible competir. También tendrá algo que ver la inversión en I+D. En España seguimos a la cola de Europa. Nicolás Correa En los últimos años se ha empezado a notar la competencia que suponen otros países más baratos que España para la industria. El último caso es el de la empresa Renault y los recortes que podrían producirse en las plantas de Valladolid y Palencia. ¿Cómo valora la situación? Renault es una gran empresa que ha creado riqueza allí donde se ha implantado. Sin embargo, mientras los sindicatos no se den cuenta de que estamos compitiendo en un mercado globalizado y de que han entrado en juego países que se están industrializando, la industria en Occidente vendrá a menos. En China los turnos de trabajo son de doce horas diarias y siete días a la semana. Para 48 TexTo: MarI Luz MartíNEz FoTograFía: FéLIx OrDóñEz “En Europa se gasta más dinero en subvenciones al tabaco que en I+D” Sí. Además, en España debería haber más esfuerzo en la inversión tecnológica y menos en la subvención a sectores deficitarios. Queda mucho por hacer. El doctor Barbacid decía que en Europa se gasta más dinero en subvenciones al tabaco que en I+D. Es sólo un ejemplo. Todavía queda mucho por hacer en materia de centros tecnológicos, etcétera. En Burgos hemos promovido recientemente una iniciativa entre la Universidad y las empresas Antolín, Cropusa y Nicolás Correa. No sólo se han planteado problemas en Renault, la industria aeronáutica no pasa tampoco por un buen momento. ¿Cree que la crisis del A-380 de Airbus será sólo algo coyuntural? El lanzamiento de un gran proyecto industrial siempre tiene problemas y retrasos en sus fases iniciales, eso es algo esperable. Sin embargo, el proyecto irá adelante. El incremento de la navegación aérea lleva a pensar que sí habrá una gran necesidad de aviones para los grandes desplazamientos. De hecho, algunos estudios vaticinan que en los próximos 20 años será necesaria la construcción de 17.000 aeronaves, por eso creo que el proyecto será un éxito en el futuro. Además, los problemas en el A-380 se podrían compensar con el lanzamiento ya confirmado del A-350, un avión de tamaño más mediano. “en españa debería haber más esfuerzo en la inversión tecnológica y menos en la subvención a sectores deficitarios” Varias empresas de Castilla y León, algunas de ellas clientes de Nicolás Correa, trabajan para el proyecto de A-380. ¿Cómo les ha afectado la última situación? ¿Y a la propia Nicolás Correa? Vasco) y una en China. Cotizamos en bolsa, aunque somos de las más pequeñas, y éste será el último año de un ciclo bajo en nuestro sector, del que esperamos salir en 2007, un ejercicio para el que prevemos importantes crecimientos. Algunos de nuestros clientes han mostrado preocupación por esta situación, pero no hemos notado una caída de la actividad. Ante la necesidad de diversificar el tejido industrial de Castilla y León, ¿se configura la actividad aeronáutica como una solución de futuro a la vista de los acontecimientos? Es una industria muy interesante y nadie concibe el mundo actual sin que haya aviones. En concreto, es un sector en pleno desarrollo porque habrá que abastecer a los mercados crecientes, en los que se están incrementando los tráficos como en China. En Castilla y León contamos con empresas que fabrican piezas para aviones y lo lógico es pensar que sigan con este trabajo. Entre las compañías relacionadas con la aeronáutica está Nicolás Correa. ¿Cómo resumiría la historia de la empresa? Es una sociedad fabricante de fresadoras que nació hace 60 años y que el año pasado se fusionó con uno de sus competidores, Anayak, por lo que ahora cuenta con dos plantas en Burgos, otra en Itziar (País ¿Cuándo empezó ese mal ciclo? En España lo venimos padeciendo desde el año 2001, pero el incremento en la cartera de pedidos desde la primavera de este año hace prever que superará al cierre del ejercicio en un 80 por ciento a la de 2005 y que en 2007 se incremente todavía más. ¿Cuáles son las previsiones para 2007? Esperamos facturar 80 millones de euros, lo que supondría un crecimiento del 25 por ciento. Será un año en el que entraremos en una línea de rentabilidad. Hasta ahora hemos tenido años muy duros para el sector de las herramientas, incluso hay empresas que han desaparecido. Ahora toca consolidar la situación financiera, crecer para dentro y aprovechar el tirón de la demanda. Respecto al año que se acaba, ¿qué proyectos han sido los más destacados para la empresa? Lo más importante ha sido la fusión con Anayak, ya que aunque se produjo a finales de 49 José Ignacio Nicolás Correa dirige un holding de empresas que llevan su nombre, en la imagen en su despacho de la empresa en Burgos y a la derecha en la fábrica José Ignacio Nicolás Correa dirige una empresa de más de 400 trabajadores y compuesta por un holding de varias compañías en el sector de fresadoras, fabricación de herramientas y diseño. Va y viene de China con cierta frecuencia en los últimos meses. No en vano, la nueva planta que la empresa acaba de desarrollar en el país asiático ha sido uno de los grandes proyectos de este año. Nos recibe en la sede de sus oficinas en Burgos y cuenta varias anécdotas sobre las condiciones laborales chinas, explicación en parte del “salvaje” crecimiento que viene experimentando ese país, hasta convertirse, de momento, en la cuarta economía del mundo. Además, asegura que este concepto laboral es muy diferente al de Europa, algo que pone en riesgo la industria en el viejo continente. 50 2005, este año ha sido el de la consolidación y su puesta en marcha. Estoy muy satisfecho con las conclusiones de este proceso, sobre todo si se tiene en cuenta que eran dos empresas que competían en el mismo sector y que se ubicaban en dos lugares distintos. El otro gran hito ha sido el desembarco comercial en China. Nos decidimos porque es un mercado emergente en el que se estaban produciendo dificultades para la exportación. La planta está situada en el suroeste del país, cerca de la frontera con Vietnam, y está ya en funcionamiento. En 2007 debería ser una factoría en condiciones. ¿Cómo se distribuyen las ventas de Nicolás Correa? La exportación supone entre el 65 y el 70 por ciento. Este año hemos vendido más de 10 millones de euros en China, que es un mercado con un crecimiento imparable. Nuestro si- guiente gran reto es consolidar la penetración en Alemania, donde esperamos superar los 20 millones de euros. Si conseguimos posicionarnos en ambos países demostraremos “algunos estudios vaticinan que en los próximos 20 años será necesaria la construcción de 17.000 aeronaves, por eso creo que el proyecto será un éxito en el futuro” que podemos competir tanto en mercados emergentes como en potencias industriales tradicionales. El resto de nuestras ventas se reparte entre los Estados Unidos y Europa. ¿Cómo valora la situación de Castilla y León y qué expectativas prevé para el futuro, ahora que abandona el grupo de regiones Objetivo 1 de la UE? Castilla y León ha sido una región propicia para la industria tanto por su gente, traba- “Nuestra región es propicia para la industria por su gente, trabajadora y bien formada...” jadora y bien formada, como por el apoyo importante que ha habido de los fondos europeos. Se ha vivido una etapa propicia para la instalación de industrias y ahora empezamos un momento nuevo bajo el panorama de la globalización y la salida del Objetivo 1. Lo que hay que conseguir es el nacimiento y la implantación de industrias innovadoras que compitan desde Castilla y León. 51 El último CURTIDOR del Páramo Textos: Paco Alcántara. Fotografía: Eduardo Margareto La última tenería leonesa que realiza todo el proceso de curtiduría con métodos artesanos reclama su conversión en un Taller Museo Genaro González engrasa una piel en la tenería que regenta en la localidad leonesa de Santa María del Páramo que continua el proceso de curtir tradicional como lo hacían sus antepasados. 52 53 C uando Genaro González echa sal a las pieles, las descarna con una cuchilla o las zurra para que se estiren, está utilizando técnicas que seguramente ya pusieron en práctica los pobladores de las cuevas de Atapuerca hace miles de años. Aunque la gran eclosión se produjo en la antigua Mesopotamia, a partir del siglo III antes de Cristo y las tenerías ya proliferaban en todo el mundo romanizado, la tradición en nues- Una de esas fábricas de curtidos, heredera de estos conocimientos ancestrales y donde parece que el tiempo se detuvo hace décadas, se localiza en el municipio leonés de Santa María del Páramo. Entre sus paredes de tapial, este artesano de 44 años se afana por mantener viva la que, seguramente, puede ser considerada como la última tenería española que custodia los métodos tradicionales de la curtiduría. Razones para la desaparición de este oficio hay muchas, aunque Genaro las resume en una: “Es un trabajo muy duro, Este artesano de 44 años se afana por mantener viva la que, seguramente, puede ser considerada como la última tenería española Proceso manual de curtir la piel, Genaro realiza labores de lijado, y acorchado. tro país procede de la cultura musulmana, que se transmitió a moriscos, mudéjares y judíos. De hecho, como señala Joaquín Alonso, “en la judería de León residían buena parte de las tenerías”. 54 porque casi todo hay que hacerlo a mano, no podemos competir con las pieles sintética y, ahora, pocos valoran lo natural”. Este empresario representa la quinta generación de una saga que inició su tatarabue- instalaciones hace más de una década, fijó sobre el papel que “esta fábrica de curtidos es como una reliquia de un pasado que quiere transformarse sin morir”. La especialidad de este taller, como el de los otros cuatro que llegaron a funcionar en este pueblo eminentemente agrario del páramo leonés que supera los 3.100 vecinos, es la transformación de la piel de vaca para cuero “sillero”, que cuenta con compradores, fundamentalmente, en Andalucía y la costa levan- la Genaro con el orgullo de saberse heredero de una estirpe a punto de desaparecer. “Hemos tenido peticiones extrañas –comenta el curtidor– una vez nos trajeron la piel de un elefante, no pudimos tratarla porque superaba los cinco centímetros de grosor y apenas sí se podía mover”. El fuerte olor a carne cruda, la humedad, una luz tenue y el ruido de las palas batiendo el agua envuelven al visitante cuando se accede a la planta baja de la tenería, donde Hasta hace unos años, donde hoy sólo labora el último de los González en compañía de Jorge, un emigrante rumano al que enseña algunas tareas de este complicado oficio, se apiñaban hasta catorce obreros. Su padre, Fernando González, a sus 81 años aún recuerda que “allí, en el lugar en el que se ablandaban los pellejos, en el rendidero, había siempre dos personas”. Luego, se procedía al “esparrado y descarnado de las pieles, que se colocaban en unos caballetes y, con unos grandes cuchillos, se les retiraba la car- Genaro sacude después del lijado y cuelga las pieles para que se sequen. lo, don Froilán González Prieto, a finales del siglo XIX, y reconoce que con él cerrará la industria: “Mi mujer y yo no hemos tenidos hijos y ninguno de mis tres hermanos ha querido continuar en este gremio”. La etnógrafa Concha Casado, cuando recorrió sus tina, “donde hay mucha afición al caballo”. También reclaman sus pieles desde Asturias guarnicioneros que elaboran collares para yuntas de bueyes. Antaño, curtieron piel de equino para cubrir los chanclos de madera. “Hasta de Sanabria venían a por ellos”, seña- se ejecutan todos los trabajos de ribera, y le traslada a otra época. “En el pueblo palentino de Villarramiel, donde también hubo mucha tradición de curtidos -comenta con sorna Genaro- te dirían que no huele mal, que huele a pesetas”. ne del animal que no se había desprendido en el matadero”, aclara de nuevo. Fernando, rememorando que otros tres operarios se encargaban de este cometido. “¿Sabe cuando se distingue que un matarife ha retirado la piel a un animal con buen oficio?”, 55 “Es un trabajo muy duro, porque casi todo hay que hacerlo a mano, no podemos competir con las pieles sintética y, ahora, pocos valoran lo natural” Fernando González posa en la tenería que regenta en la localidad leonesa de Santa María del Páramo que continua el proceso de curtir tradicional como lo hacían sus antepasados. 56 Genaro González es el último curtidor de forma tradicional en la localidad leonesa de Santa María del Páramo. 57 interroga en voz alta Genaro con la respuesta ya preparada: “Cuando la desuella usando el mango de madera del cuchillo en lugar del filo de acero y, de esta forma, evita agujerear la pieza”. De un tiempo a esta parte, la primera operación a la que se someten las pieles que llegan del matadero consiste en extenderlas, echarles sal y amontonarlas, unas encima de otras. Apiladas en salitre pueden permanecer varios meses. Ahora, en lugar de ablandarse en los noques, como se hacía antaño, en una zona que se conocía como el labradero donde se abrían en el suelo estos pozos enormes llenos de agua, las pieles se meten en unas molinetas, en las que son volteadas dentro una pila de agua, mezclada con cal viva y sulfuro de sodio, durante varios días, “para que suelten el pelo y la carne que no ha desprendido aún de la piel”. En cada carga se tratan unos mil kilos de pieles, “unas 40 piezas”, explica el curtidor. Cuando llegan del matadero cada una pesa unos 40 kilos, “al finalizar el proceso, después del mes de continuo trasiego en las distintas dependencias de la tenería, no superan los 20”, desvela el último artesano de esta estirpe familiar. Relata Concha Casado que antiguamente la curtiduría se hacía con “corteza o casca de encina, que se traía de los pueblos zamoranos de Tábara y Arrabalde” y se molían en molinos movidos por caballerías, “como en las norias”. Joaquín Alonso, autor de uno de los pocos estudios sobre oficios tradicionales en la provincia de León, aporta otro dato sobre este proceso y es que “cuando las pieles adquieren la blandura suficiente para ser curtidas se introducían en unos pozos, hoy unos bombos de madera, donde se realiza el graneo, consistente en dar color con el ex- 58 “Esta fábrica es un museo viviente, a mí no me importaría que se programaran visitas de colegios y de otros colectivos” al lado de Astorga”, que cerró y “se perdió un inmenso caudal de conocimientos”. Su solución es clara, “proponer todo el conjunto como Bien de Interés Cultural”. tracto de la casca, esto es, el tanino, mezclado con agua”. Tanto Fernando como su hijo reconocen que este sistema es más lento que si utilizaran cromo, “pero al ser tintes vegetales, son totalmente ecológicos”. En unas enormes mesas de mármol, Jorge, el búlgaro, en silencio, engrasa y estira la piel con unas cuchillas de bronce. Luego, en la sala de zurraje, con un blanchir raspará de nuevo la pieza para quitarle toda la grasa y en otra mesa, se colocará en el brazo un gran cepillo de corcho y procederá al acorchado. Hubo años donde había tal demanda de pieles que “tuvimos que contratar un guarda para estar vigilante durante las noches, porque los bombos no paraban”, recuerda el padre, que, con buena memoria, detalla que “antaño se aprovechaba todo, el pelo y el rabo del animal se lo llevaban para fabricar cepillos y rellenar los collarones de las caballerías, y con la carne se hacían colas para pegar”. Joaquín Alonso es contundente: “Nadie debería permitir que esta fábrica desapareciera, no sólo porque el edificio que construyó Don Froilán para ubicar su taller de curtidos, donde aún se conserva el suelo original de madera, los neques y el techo vegetal, es un monumento patrimonial; sino por la impronta y la sabiduría que desprende cada una de las máquinas que se guardan en las distintas dependencias”. El investigador, que actualmente colabora en la creación de un Museo Etnográfico en Páramo del Sil, entiende que “no puede ocurrir con esta tenería como pasó con la fábrica de alfombras de Nistal, Mientras, indiferente al futuro de estas instalaciones, en la sala de engrasar Genaro aplica a las pieles una pócima, mezcla de grasa de animal y aceite de ballena. “Así conseguimos cuerpo, blandura y tirantez”. Como si fueran pendones, impregnadas de aceite, colgará las piezas en el secadero. “Es en el tacto donde se sabe que una piel está bien curtida, en la forma, que cuando vayas a doblarla no te salte”, aclara Fernando García, mientras supervisa todo el trabajo como si aún estuviera al frente del negocio. Desde que comenzó el proceso de curtiduría ha pasado un mes. La piel ha perdido más de la mitad de su peso. Genaro la muestra orgulloso y ofrece una idea: “Esta fábrica es un museo viviente, a mí no me importaría que se programaran visitas de colegios y de otros colectivos”. No es mala propuesta, porque la tenería que fundó Florián González es el último eslabón para recuperar el pasado artesanal de una comarca que ahora vive de la remolacha, pero que, hasta que se construyó el embalse de Luna, contaba unos potentes talleres de curtidos. Aún queda uno como testigo de esa época. campo de fútbol. Que mi colegio siga estando en el mismo sitio, junto a otros edificios y bares, es una maravilla para el que vuelve a sus orígenes y puede contemplarlo. Todos estos aspectos han supuesto siempre un atractivo que no quiero perder. El castellano y leonés tiene fama de ser directo y claro en sus planteamientos. ¿Cómo ha sorteado este obstáculo para hacerse contra todo pronóstico con un cargo apetecido por amplios círculos de poder económico e influencia social en Madrid? Ramón Calderón en su despacho del Santiago Bernabeu en el Paseo de la Castellana de Madrid. ramóncalderón Texto: José Benito Iglesias Fotografía: Juan Lázaro Ramón Calderón (Palencia, 1951) jamás atisbó en el más recóndito de sus sueños infantiles, cuando correteaba detrás de un balón en su ciudad natal, que llegaría a ostentar la codiciada Presidencia del denominado club de fútbol más importante del siglo XX. Afable, claro, cercano y con aspecto de galán de cine, este abogado y empresario taurino afincado en Madrid desde hace 35 años transmite un optimismo exacerbado no exento de cierta osadía. Habla con firmeza e irradia bonhomía, forjada en un entorno familiar del que salió, según apunta sin ambages, “para abrirme camino en Madrid con una insensatez absoluta”. Su futuro profesional estaba asegurado en el bufete palentino de su padre pero eligió empezar de cero. 60 Al contrario que buena parte de sus hermanos eligió la diáspora para seguir la tradición jurídica paterna. ¿Soñó en el colegio de La Salle, donde surgió su pasión por el fútbol, con presidir el club con más seguidores, títulos e ingresos económicos del mundo? La verdad es que no. Se trata de un hecho absolutamente impensable para mi cuando jugaba en el patio del colegio, que sigue existiendo aunque han cambiado la tapia por una verja. Recuerdo con cariño que al salir de clase organizábamos partidos de fútbol antes de comer en la plaza de toros, propiedad de mi familia y muy cercana. Los domingos acudía al campo del C.F. Palencia siempre y cuando no suspendiera matemáticas, porque, de ser así, me quedaba castigado sin fútbol. El equipo estaba en Tercera División junto al Cacereño, el Béjar, la Ponferradina y el Hullera, entre otros. En una Comunidad como Castilla y León donde el denominador común se basa en el desarraigo, la falta de oportunidades y la despoblación, ¿se siente un ‘rara avis’ al no renegar de sus orígenes y hablar mucho y bien de su Palencia natal cuando tiene ocasión? Estuve residiendo allí hasta los 18 años, aún está mi madre junto a varios de mis hermanos, tenemos un piso y la vinculación es grande y con un sentido amplio porque mi abuelo fue propietario de un cine y un teatro. Hace unos días, en un homenaje a la duquesa de Alba en el Teatro Muñoz Seca de Madrid, comenté que acudí mucho antes a un escenario teatral y a una plaza de toros que a un Sí es cierto que a la gente de mi región se le tacha de poco habilidosa para negociar y de radical sin tener mano izquierda, llamando ‘al pan, pan y al vino, vino’. Supongo que todo dependerá de las circunstancias que uno vive, pero considero que el carácter no se marca por la tierra donde se nace. En mi caso algún gen heredado me ha hecho mantener siempre en mi vida profesional y personal un talante bastante conciliador y negociador. Puede ser que este hecho haya jugado a mi favor a la hora de ser elegido presidente. Dicen quienes le conocen bien que se caracteriza por la vehemencia, la constancia y un buen olfato empresarial. He sido vehemente en muchas fases de mi vida y sobre todo en los aspectos relacionados con la defensa de los intereses del Real Madrid, porque cuando actuaba en las asambleas de socios quería dejar patente que las cosas no se estaban haciendo bien. En psicología se habla de la agresividad del tímido y a lo mejor por eso reaccionaba con rotundidad. El tiempo quizás me ha otorgado la razón y el haber actuado de forma honrada y directa ha conllevado que el socio se diera cuenta de que puedo representarlo mejor que otros. ¿Pensó que ya se merecía ser presidente tras varios años de directivo con Florentino Pérez y de haber aspirado en 1991 sin suerte a la vicepresidencia con Alfonso Ussía? Yo creo, con absoluta sinceridad, que ser presidente del Real Madrid es muy difícil merecérselo porque, a medida que van pasando los días y vas leyendo los periódicos, ves que el cargo tiene mucha más repercusión de la previsible para cualquier persona, a pesar de que yo lleve vinculado al club cinco años. No era consciente de la trascendencia de mi elección y sólo una concatenación de hechos que se han ido sucediendo te traen a un puesto que si a priori alguien se plantea conseguir se dará cuenta de que es dificilísimo. Dejó muy joven Palencia, estudió en Navarra, pasó unos meses en Inglaterra y se aventuró con un despacho de abogados en Madrid cuando lo fácil era residir donde su familia gozaba de una buena posición económica. ¿Se considera un emprendedor con suerte o piensa que el esfuerzo ha sido clave en su trayectoria personal y profesional? Lo que me considero es un insensato absoluto porque llegué a Madrid pensando en que si me iba mal en mi profesión de abogado volvería a Palencia donde mi padre tenía un bufete muy acreditado con mis hermanos. Todavía no sé por qué razón me instalé en la capital de España para intentar abrirme camino. Comencé a trabajar en una correduría de seguros como abogado y, al no dar para mucho, por las tardes me planteé abrir un despacho y lo conseguí a través de unos asuntos que me encargaron desde Pamplona. Empecé a manejarme pero no podía pagar el apartamento y era mi padre el que corría con los gastos. Nunca me he planteado hacer un presupuesto, mirar hacia el futuro o planificar la llegada de los hijos como hacen otros, a pesar de que sé que es un error, como me dice mi mujer. Algunos titulares de prensa nacional no deportiva le califican como ‘Un regateador al frente del Real Madrid’ o ‘Un niño bien llega a la Casa Blanca’. ¿Se queda con alguna de estas dos frases o piensa que ninguna de las dos hace justicia a su trayectoria? Es cierto que yo regateaba bien en los partidos de fútbol improvisados que jugaba con compañeros de colegio y amigos en la plaza de toros palentina, pero eso se debía a una ayuda añadida al golpear el balón en la barrera y al hecho de que mucha gente que venía no tenía la misma habilidad. Nunca he sido un niño bien porque llegué a Madrid en unas condiciones muy difíciles. A esa insensatez inicial antes aludida de no quedarme en Palencia se sumó la suerte, porque en mi vida he tenido muchísima y se ha combinado todo para que las cosas siempre me salieran bien, aunque lo lógico hubiera sido que en un 99,9 por ciento de posibilidades me hubieran salido mal. En 1979 ya era socio blanco y en 1993 fundó la Asociación para la Defensa del Patrimonio del Real Madrid. ¿Cree con sinceridad que el club ha sido realmente por y para la masa social en la era Florentino Pérez o que primaron más otro tipo de intereses? Considero que si el presidente de este club no pasa antes por las distintas fases que me ha tocado vivir, desde que en 1991 formé parte de una candidatura, uno no puede darse cuenta de verdad de lo que significa el socio, de la trascendencia que tiene y del impacto social de esta casa. En sus inicios Florentino puede ser que lo tuviera en cuenta pero no después. Espero que no me suceda lo mismo 61 y para ello no debo olvidar que el Real Madrid es de 85.000 personas que merecen respeto. El club no es ninguna sociedad mercantil integrada por gente que compra acciones, actuando como el devenir bursátil dicte. Usted se confiesa devoto de la Virgen de la Soledad, con cuya Cofradía desfila cada año que puede en la Semana Santa palentina. ¿Profesa la misma fe en su proyecto deportivo cuando el socio le reclama ya éxitos sin haber empezado a rodar el balón? La herencia viene de mi abuelo, un devoto tremendo que se quedaba extasiado orando “La Salve” todos los días de su vida ante la imagen mariana en un reclinatorio que todavía existe. Yo le acompañaba a veces a misa de una y desfilaba en Semana Santa junto a él y a mi padre. Sigo poniéndome la túnica de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, aunque el pasado año no pude acudir a las procesiones. Muchos somos católicos por tradición heredada y hemos vivido en un entorno familiar donde se profesaba esa fe cristiana, pero en el ámbito deportivo este hecho no parece trasladable. Los socios no sé si tendrán la misma fe que yo, pero está claro que lo que realmente quieren es que vengan jugadores importantes como va a ocurrir y que ganemos títulos el año que viene. Además de abogado es miembro de varios consejos de administración. ¿Ve con preocupación el escaso tejido empresarial que se asienta en su región de origen? ¿Qué cree que falta para que los jóvenes, como usted en su día, no tengan que emigrar? Es una pena que éste sea un hecho palpable y en la medida de mis posibilidades, que no son muchas, participo desde Madrid en 62 la Fundación para el Desarrollo de Palencia (Fundepa), donde tratamos de buscar fórmulas para atraer riqueza. Hubo un macro proyecto empresarial para Castilla y León previsto en un polígono situado en una amplia zona en Magaz de Pisuerga, en un eje estratégico de comunicaciones, que finalmente no prosperó. No sé cuál es la solución, no es fácil encontrarla y quizás sea un problema de tiempo y de que haya emprendedores que confíen en esta tierra, superando dificultades seguramente heredadas. Es preciso plantear iniciativas imaginativas con apoyo institucional para que la gente no se tenga que marchar pese a que la realidad es triste ya que, en mi caso, y 35 años después de emigrar, la capital palentina tiene pocos más habitantes que entonces. Impulsar la cantera es uno de los pilares de su proyecto. ¿Habrá cesiones de jugadores a equipos de Castilla y León, con los que tradicionalmente hay una buena relación como Real Valladolid, Salamanca, Numancia o Ponferradina, todos ellos en Segunda División A? Yo supongo que sí, aunque dependerá de los responsables del área deportiva, pero yo me encargaré de ayudar en lo posible porque todos esos clubs me parecen lo suficientemente representativos como para que el Real Madrid les pueda ceder algún jugador. Se trata de algo bueno porque los equipos de Castilla y León están cerca, las buenas comunicaciones ayudan y será factible llegar a acuerdos de colaboración. De momento no me constan contactos, pero con el Real Valladolid tradicionalmente ha habido buena relación, creo que también con la Cultural Leonesa y me consta que con la Unión De- portiva Salamanca también se ha mantenido un buen trato recíproco. ¿Le ha quitado el sueño asumir una responsabilidad que, no por anhelada en el tiempo, les ha pillado a usted, directivos, técnicos y personal de confianza con una ‘Casa Blanca’ donde había mucho que barrer y organizar con la liga a la vuelta de la esquina? La verdad es que, aunque cuatro o cinco horas, tengo la suerte de dormir a pierna suelta y me levanto muy descansado y con mucha ilusión porque el cargo de presidente del Real Madrid es especialísimo y sólo se vive una vez en la vida. Debo estar a la altura de las circunstancias y no se puede fracasar ni decepcionar a la afición. ¿Considera que le pasará como a su antecesor en al cargo, Florentino Pérez, cuando dijo al final de su etapa que, en ocasiones, el club le había restado tiempo para dedicarlo a sus actividades empresariales? Ahora vengo a las nueve de la mañana y me voy a las nueve de la noche todos los días, ya que era necesario ordenar esto cuanto antes. El club, sin serlo, funciona como una empresa donde, taquilleros o personal de seguridad aparte, trabajan más de 300 personas. Es lógico que haya gente de mucha confianza al lado del presidente y de las personas que aquí trabajan a diario. Seguramente en el futuro podré quitarme algo de peso, pero la repercusión de esta casa es muy importante al ser grande y magnificarse tanto lo bueno como lo malo. En cualquier caso, debo estar al tanto de todo lo que pasa y no dejar el Madrid en manos de alguien que, por la razón que sea, no es de mi confianza. “Los castellanos siempre fueron demasiado parcos, pero yo no vi tristeza, sino una acomodación a la vida” jesús Torbado Texto: Paco Alcántara. Fotografía: Leticia Pérez “Tierra mal bautizada. Un viaje por Tierra de Campos”, obra de Jesús Torbado (León, 1943), cumple cuarenta años, y prueba de su vigencia es que mantiene abierta la polémica por lo que contó el autor sobre este territorio que se extiende por Palencia, Valladolid, León y Zamora. Nadie le acusó de mentir, “les molestó que les pusiera delante del espejo”, asegura el escritor recordando el viaje de 600 kilómetros que realizó en el verano de 1966. Durante años, en algunos despachos oficiales se condenaron sentencias tan enjundiosas como que “en esta comarca no hay sitio para los fantasmas ni para la imaginación. Apenas hay sitio para los hombres” y vaticinó que “es tierra para morir”. Después de cuatro décadas, ¿su libro fue ‘un pecado de juventud’? Fue pura intuición, porque con 23 años, que es la edad que yo tenía entonces, uno cuenta lo que le parece sin respeto a nadie ni a nada. Es la gracia que el libro tenía y lo que menos gustó a mucha gente. Cuando hablas de un pueblo, de una comarca o de una ciudad, si los ensalzas, enseguida te dan una medalla; si cuentas la realidad, lo más fácil es que te manden al alguacil, o te den una patada en el culo. ¿Cómo se le ocurrió emprender este viaje por Tierra de Campos? Es una historia simpática, porque no se me ocurrió a mí, sino a Camilo José Cela, que entonces era el director de la Editorial Alfaguara, donde yo acababa de ganar el primer premio de novela con ‘Las corrupciones’. Cela pretendía hacer una Geografía Literaria de España que, en el fondo, era crear un grupo de discípulos o imitadores de su ‘Viaje a la Alcarria’. ¿A usted le realizó la propuesta? No tenía otra cosa que hacer y dije que sí. Le propuse un relato sobre Tierra de Campos, región que tampoco conocía bien, aunque yo había vivido de niño en un pueblo cercano a Sahagún y recorrido de joven algunas otras zonas, porque mi padre fue maestro en Herrín y Gallegillos. Lo sorprendente es que, aunque encargado, Cela se negó a publicarlo. Creo que porque veía que no era un libro inspirado en su obra. A él le gustaba que le imitasen y, de hecho, los dos o tres que se publicaron eran unos pastiches de ‘Viaje al Alcarria’. ‘Tierra mal bautizada’ no se parecía en nada. Así que me dijo que no encajaba en su proyecto. Lo mandé a Seix Barral y lo Jesús Torbado en el jardín de su casa de Madrid. 64 publicó sin más. Podría decir que este libro fue inspirado por Cela y lo escribí porque no tenía otra cosa que hacer. Cuando se lee su relato sobre Tierra de Campos se tiene la sensación de que acabó con una profunda desazón por lo que vio. No especialmente. Me produjo tristeza literaria, que no humana. Yo había vivido parte de ese mundo de chaval y me parecía divertidísimo. No veía que la gente echara de menos nada. Recuerdo los veranos trillando en la casa de mi abuelo, con la gente durmiendo en las parvas, ‘los veraneros’, que se llamaba así a la gente que contrataban para cosechar. Me parecía una vida mucho más alegre que ahora, porque actualmente las ansias de consumo y la televisión han corrompido un poco ese apego a la vida cotidiana. Supongo que había gente que lo pasaba mal, pero se contentaban con lo que tenían. Los castellanos siempre fueron demasiado parcos, pero yo no vi tristeza, sino una acomodación a la vida, que probablemente viene de la Edad Media. ¿Qué echó en falta en la gente de Tierra de Campos? Seguramente, la falta de empuje y de entusiasmo de la población, que ya entonces era una actitud de la Meseta que viene del siglo XVII y creo que se mantiene. Es un exceso de acomodarse a lo que hay. Pocas ganas de luchar, un ensimismamiento en el pequeño mundo y, sobre todo, que la gente con un poco de energía acaba marchándose, porque le hacían la vida imposible. Destaca usted en este viaje la desconfianza de la gente y el individualismo. Yo no soy un sociólogo, ni un psicólogo. A mí, me ha molestado siempre el arte de generalizar. ‘Todo es así’, y no es verdad. Yo no “Podría decir que este libro fue inspirado por Cela y lo escribí porque no tenía otra cosa que hacer.” me propuse estudiar nada en concreto, sino contar lo que veía. Es lo que reflejé, lo que observé, no tuve una intención predestinada de luchar por algo. Sí tiene muy presente las opiniones de Julio Senador, a principios del siglo XX, uno de los personajes que, con más tesón, criticó la situación del campo castellano denunciando el abandono secular que padecía. Este mensaje chocaba con el que ofrecían los poetas oficiales españoles de aquella época que daban una visión brillante, optimista y lírica de España. Un organismo franquista organizó unos viajes literarios, que luego se publicaban en la Gaceta Literaria. Uno fue a Tierra de Campos y, claro, cuando lo leí me quedé indignado y furioso ante aquella falsificación de la realidad que yo conocía. Quizás ese fue otro motivo que me hizo elegir este destino y buscar otros testimonios, como el del notario de Frómista, Julio Senador. Porque usted, a diferencia de los poetas, cuando se acercó a miradores como los de Autilla, no vio ese ‘gran mar infinito’. Eso lo vieron los poetas. Yo me encontré con una tierra muy dura, casi un predesierto donde se talaron casi todos los árboles para obtener más terreno cultivable. Si, además, cuando citas a Paredes de Nava, escribes 65 “Me gustan las casas de adobe y los palomares. Incluso, el poder hablar con esa gente mayor que aún vive allí, tan áspera...” El escritor leonés Jesús Torbado en la biblioteca de su domicilio en Madrid. que cuatro iglesias fastuosas estaban en ruinas, pues algunos se enfadan. ¿Se mantiene vigente el pensamiento de Senador? Ha cambiado la fisonomía de muchos pueblos, en algunos se ha producido un empuje, pero el fundamento no ha variado. Cuando voy a Tierra de Campos tengo la sensación de que aquello está condenado a convertirse en un desierto, porque no ha existido un gobierno español que haya puesto interés en mejorar, no sólo esta comarca, sino toda la Meseta. Si Tierra de Campos, está ‘mal bautizada, ¿cómo habría que denominarla? 66 Yo no cambiaría el nombre. Es una metáfora que describe una situación histórica. Por un lado, una comarca muy católica, pero que no le sirvió de nada. Por otro, una zona que exportó gente estupenda a medio mundo y se quedó en nada. Todo ese número de iglesias, muchas perdidas, o de castillos fantásticos, también en ruinas, le vino de Carlos I y de su enfrentamiento con los Comuneros, y aún no se ha recuperado. Sensación amarga anta el futuro, pero enamorado de este territorio. A mí, Tierra de Campos me gusta mucho estéticamente. Ese semidesierto, con colinas amarillas, ese paisaje que levantas la cabeza y ves la Cordillera Cantábrica desde 100 kilómetros, me sigue entusiasmando. Incluso, me gusta ese clima tan bronco. Me gustan las casas de adobe y los palomares. Incluso el poder hablar con esa gente mayor que aún vive allí, tan áspera, pero con un conocimiento portentoso del terreno y un habla muy rica. ¿Repetiría el viaje cuarenta años después? A mí no me importaría volver a realizarlo. Ahora en otoño, no en verano. Pero creo que el carácter tradicional, las canciones, las palabras, que era lo que a mí más me gustaba, se han perdido. Ya la gente habla lo mismo, la televisión ha unificado todo. Hace cuarenta años, en el verano de 1966, el escritor leonés Jesús Torbado, encontró emigración, ruina y abandono, en su viaje por Tierra de Campos. Utilizó una metáfora, tierra mal bautizada, para simbolizar lo que contempló en ese mítico peregrinaje por esta extensa comarca que se expande, como una gran mancha de aceite, por Palencia, Valladolid, Zamora y León. tierra de campos Texto: Paco Alcántara Fotografía: Eduardo Margareto Nada más Panorámica desde el castillo de Tordehumos (Valladolid) 68 69 c uatro décadas después, Tierra de Campos continúa perdiendo habitantes. Pero no se han cumplido algunas de las premoniciones que este autor plasmó en su libro “Tierra mal bautizada”. En estos años, ningún pueblo ha desaparecido. Urones de Castroponce es un buen ejemplo y representa la paradoja de la supervivencia. Hace diez años el censo superaba los 200 vecinos, ahora apenas si alcanza los 140. Cada año se producen tres muertes, mientras que solo nace un niño cada tres. Su teatro abre sus puertas, tanto para representar “La barraca de Colón”, a cargo de Teatro Corsario; como para oficiar una misa. Desde que la iglesia parroquial se encuentra cerrada por unas obras que se eternizan, “hasta cuatro entierros se han celebrado en el patio de butacas”, comenta y lamenta Raúl Gómez, de 33 años, alcalde y director teatral. Es verdad que siguen cayéndose tapiales de adobe, pero otros muchos edificios se reconstruyen, vuelven a la vida y reciben nuevos pobladores, como el numeroso colectivo de búlgaros, que, a mediados de los noventa del siglo pasado se asentó en torno a Mayorga y con su presencia ayudaron a elevar el censo de la zona en unos 500 habitantes. Es el caso de Aishe, una mujer, que se expresa en un español claro y cantarín, a pesar de que apenas lleva dos años residiendo en Melgar de Arriba. “En Tierra de Campos solo hay agua en los bares”, sentencia. No es una definición poética, pero sí certera en estos pagos. Ella y su marido pastorean un rebaño de unas 600 ovejas. Al escucharla, Florencio Bajo, el amo del ganado, y con setenta años 70 El alcalde de Urones de Castroponce (Valladolid), Raúl Gómez, en el teatro Corral de Anuncia de la localidad vallisoletana a sus espaldas, solo acierta a señalar lastimosamente, “ahora que hay un buen nivel de vida, se ha ido la gente”. Bien podría haber añadido el pastor que quienes sí disfrutan de estas mejoras son las aves invernantes. La recuperación de los humedales de Villafáfila, Boada, la Nava o Tamariz, ha convertido a estos espacios en lujosos hoteles acuáticos, donde recalan miles de aves migratorias. Además, la avutarda es la imagen de la comarca y los bandos de esta voluminosa ave, motivo de orgullo, porque en estos páramos se concentra la mayor población europea. El naturalista Joaquín Sanz-Zuasti ha contemplado la evolución de estos humedales entre Benavente y medina de rioseco la recuperación de lagunas, un campo de golf y hasta el canal de castilla, certifican que el agua modifica el entorno durante los últimos 25 años, “eran considerados lugares insalubres y transmisores de enfermedades como el paludismo, además de improductivos desde el punto de vista agrícola”. Parte del trabajo de la Administración consistió en convencer a los agricultores de que el futuro pasaba por “mantener una cohabitación entre los alados y las faenas agrícolas”. Un espíritu conservacionista “a golpe de subvención”, comenta socarrón otro reconocido ornitólogo, “las ayudas europeas para proteger la fauna ha convertido en ecologistas a estas gentes y hoy las más de 2.000 de estas pesadas aves que pueblan las llanuras, y los más de 30.000 gansos que pasan el invierno, valen su peso en oro”. Mucho menos predecible, ¡cosa de locos!, era aventurar hace unas décadas que estas tierras resecas pudieran acoger un campo de golf tapizado de un fino manto verde. Se en71 cuentra en Villarrín de Campos, cuenta con nueve hoyos, una laguna artificial, y prepara ampliación para alcanzar los dieciocho. Esta tierra zamorana desvestida de vegetación cuenta con las mayores concentraciones de palomares de todo el territorio. Más de sesenta se conservan en el término de Villarrín, trasformados en estandartes de la cultura castellana. En un estudio encargado por ADRI Palomares, se contabilizaron 497 de estos edificios en Tierra de Campos. De ellos, solo 185 están recuperados. También los rebaños de ovejas recorren aún esta estepa, aunque no es difícil que los pastores que las ordeñan hablen búlgaro o polaco. La transformación de la leche en queso continúa en manos de gentes como Pablo Alonso. Este empresario de Villalpando lleva a gala formar parte de la tercera generación de maestros queseros. “No hay secretos”, advierte, “solo leche sin químicos y dar un tiempo al queso para que se cure”. Campo de Golf en la localidad zamorana de Villarrín de Campos 72 De Villalpando a Medina de Rioseco, conviene hacer parada en Villagarcía. Cuenta Fernando López, jesuita y superior de la comunidad que reside en la grandiosa Colegiata de San Luís, que “es mejor no dar mucha publicidad a este monumento, porque, de esta forma, quien se acerca a conocerlo, se sorprende aún más”. Para sacudirse de tanta fastuosidad barroca como la contemplada en este antiguo noviciado, hoy reconvertido en geriátrico, nada mejor que trepar hasta lo alto de las ruinas del castillo de Tordehumos. Toda la enormidad de estos Campos Góticos ante los ojos del viajero. Los días de buena visibilidad, apuntan los lugareños, se distingue el perfil de la Cordillera Cantábrica. A un paso queda Medina de Rioseco, “la verdadera capital de Campos, la ciudad de las luces y del pecado”, que sentenció Torbado. Diego Fernández Magdaleno, apostó por vivir en la ciudad de los Almirantes con esta filosofía de vida, “quiero dedicarme a tocar la música que me importa, a leer los libros que convierten el mundo en una pasión inagotable y estar cerca de las personas sin la que todo esto perdería su más elemental sentido”. Este compositor, concertista y profesor de piano, con apenas diez años, tecleaba el órgano de Santa María. “Te estremeces cuando comienzas a escuchar el sonido que emiten los más de 1.000 tubos que construyó Francisco Ortega en 1732”. Diego ya recorría esta imponente iglesia gótica cuando apenas levantaba un palmo del suelo, “imagina el impacto que para un niño suponía contemplar la muerte tocando la guitarra”, un magnífico bajorrelieve de escayola policromada que sobresale en esa joya barroca que es la capilla de los Benavente. Tan sorpresivo como la dársena del Canal de Castilla, “ese alocado El pianista riosecano Diego Fernández Magdaleno en el órgano de la iglesia de Santa María de Medina de Riseco (Valladolid) proyecto de gigantes ilustrados”, que reclama un mayor protagonismo turístico, aunque, al menos, un barco recorre el tramo final en Rioseco, utilizando el sistema de exclusas que se diseñó en el siglo XVIII. Una apoteosis espacial y los emprendedores de Villamartín Pero es desde el aire donde el viajero se hace idea de la inmensidad de estas planicies. Aderito, vecino de Cuenca de Campos, cuando se bajó del ultraligero de Goyo, aún no repuesto de la emoción, necesitó de pocas palabras para explicar el milagro que acababa de visualizar, “desde tan alto parecían mejor labradas las tierras, casi como un huerto dividido en bancales”. Gregorio de la Rosa compró una pequeña aeronave e improvisó una pista de vuelo a las afueras de Fontihoyelo, muy cerca de Villalón. “A mí, de esta comarca me gusta hasta en la decadencia y el abandono”, alega este profesor de informática. Este ocaso se respira en la mercería Felipe Moro, un establecimiento que rezuma el ambiente añejo de otro ciclo vital. Estanterías de maderas donde se guardan paños, puntillas, botones, “el producto estrella de nuestro comercio fueron los lienzos, las sábanas” y, cómo no, “las mudas”. Mercería de los hermanos Moro en la localidad vallisoletana de Villalón de Campos 74 75 Anochece en la localidad vallisoletana de Montealegre Hubo una época donde las ferias de Villalón competían, incluso, con las de Medina del Campo. De ese espíritu comercial apenas si quedan restos. María Amalia, propietaria de la mercería, se enorgullece de su larga tradición comercial, su bisabuela era conocida por “la Carreterina”, por viajar en carro para adquirir tejidos, incluso, hasta Francia. Hoy los turistas no se acercan al corazón de Campos a comprar en mercados, si no a deleitarse del paisaje, la gastronomía, el patrimonio. También a contemplar otra apoteosis espacial, que disfruta desde el alcor sobre el que yergue el castillo macizo de Montealegre, una localidad fronteriza con 76 Anochecer en Tierra de Campos los Montes Torozos. “Hasta 35 pueblos se observan en días claros”, aclara un vecino que, a última hora de la tarde, también admira la puesta. “¿Sabe usted que aquí pasó muchos veranos Jorge Guillén, porque sus padres eran de este pueblo?”, interpela el lugareño al desconocido. No es el único personaje que disfrutó de estas vistas. En otra fortaleza, la de Ampudia, ya en Palencia, dejó su impronta Charlton Heston, cuando en 1961 rodó algunas escenas de “El Cid”, con el fortín de fondo. Tal que 45 años después, este “castillo señorial y cortesano del siglo XV” es conocido como “el de Fontaneda” y su visita, obligada en este tránsito por Tierra de Campos. Maria Teresa Berthet, la viuda de Eugenio Fontaneda, asegura que “lo que más me disgusta es no poder sorprenderme de la transformación que ha experimentado el castillo”, como les ocurre a los turistas que recorren por primera vez sus estancias convertidas en un singular museo, fruto del afán coleccionista de su marido. Aunque para sorpresa mayúscula, recorrer Cascón de la Nava y descubrir que este pueblo de colonización aún no ha cumplido 50 años y, a diferencia de sus vecinos terracampinos, mantiene una población joven y un censo creciente. La primera niña que nació en esta pedanía, María Jesús Nalda, tiene 43 años y trabaja en una cooperativa textil que constituyeron 9 mujeres hace más de una década. La familia de Prado también apostó por este territorio. Gracias a que residen en Villamartín, desde hace tres años en este pueblo la población aumenta y han conseguido que la escuela continúe abierta, aunque la edad media de sus vecinos ronda los 55 años. La historia del clan de Prado es sencilla, el padre nació en este pueblo y, como tantos otros de su época, emigró a Francia. Allí se casó. Hace una década, la familia regresó con sus cuatro hijos. Algunos con mujer y descendencia. Todos con estudios universitarios y ganas Vista panorámica desde la torre de la iglesia de Santa María de Medina de Rioseco (Valladolid) de aplicar los conocimientos empresariales adquiridos en la Galia. Crearon la marca “Selectos de Castilla” para comercializar los patés que fabrican en unas naves levantadas a las afueras de Villamartín. También construyeron una posada y pusieron en marcha una de las grandes aficiones sus miembros, un picadero de caballos. A Julián, el más renombrado delincuente del franquismo le rompió la clavícula cuando se arrojó del tren entre Frómista y Piña. Este vecino de Amusco tenía entonces unos 12 años, “iba sentado enfrente de mí, escoltado por la pareja de guardias civiles”. Todo sucedió muy rápido, “me tiró de la mano de mane- a los pies del canal de castilla, camino de Frómista, han crecidos proyectos solidarios, se conservan algunos de los más imponentes órganos ibéricos y se recuerda la escapada de el Lute ra muy fuerte, muy enérgica, y, en el revuelo, abrió la puerta y se lanzó al vacío”. Eleuterio Sánchez se rompió el brazo al precipitarse 77 María Teresa Berthet junto a la colección de elementos tradicionales de farmacia que posee en el castillo de Ampudia (Palencia) a las aguas del Canal de Castilla. “¡Madre de Díos, nunca se vieron tantos tricornios entre el cereal!”, rememora otro vecino. Indiferente a estas historias, Montserrat Torrent, la maestra de los organistas españoles, cuenta que “los dos mejores instrumentos de la zona son el de la iglesia de San Pedro, en Amusco, y el de Támara”. Cumplidos los ochenta años, esta concertista catalana continúa tecleando y sacando sonidos de estos grandes armarios musicales. “No existe un órgano igual que otro, todos suenan diferentes”, advierte Torrent, después de ofrecer un recital en la iglesia de Santoyo. “Tampoco se escucha igual cuando el templo está lleno o vacío”, asevera la veterana intérprete. El sonido que se escucha en San Cebrián de Campos es diferente, pero también armónico. Gentes de todas las edades, trajinando, hablando en voz alta, riendose les ve felices. Pasan la tarde divirtiéndose en la 78 piscina. Fidel Ramos justifica tanta holganza, “han estado trabajando toda la mañana en los talleres”. Este maestro, encabeza desde sus orígenes un proyecto que ha conseguido mejorar la calidad de vida de la totalidad de los deficientes psíquicos de la comarca, y de sus familias. “En este tiempo hemos cumplido un sueño, que una entidad de atención social genere empleo y riqueza para la zona”. La Fundación San Cebrián ha alcanzado los 27 años de vida y tiene inscritos a doscientas personas internas y otras cien externas, que son atendidas por una plantilla de 180 especialistas. En esta parte de Tierra de Campos, conforme el viajero se acerca a Osorno comprueba que en el perfil del paisaje ya no destacan solo las torres de las iglesias, sino los nuevos “pajarones de campos”, los silos, que, como advierte Guerra Garrido, “lo serán por los silos de los siglos, amén”. Pepe Barreda es el último sastre de Carrión de los Condes (Palencia) Las localidades ribereñas del Camino de Santiago, como Carrión y Villasirga, se aprovechan del tirón jacobeo y conservan gremios de reminiscencia medieval. Hasta que se jubiló hace dos años, era el párroco de Carrión, José Mariscal, quien explicaba a los turistas los trabajos más característicos que se realizaban en esta ciudad durante el medievo. Se ayudaba del pórtico románico de la iglesia de Santiago. Sobre el arco principal, en una arquivolta, señalaba las figuras en piedra del herrero, alquimista, zapatero, juez y hasta un vihuelista. Suman veintidós imágenes. Casi todos estos oficios han desaparecido. De la iconografía medieval solo se mantiene en activo el que representa a un sastre. Pepe Barreda, seguramente sin saberlo, puede presumir, con orgullo, de ser el último de Tierra de Campos. “Empecé de aprendiz con 14 años”, narra mientras hilvana una chaqueta de anchas solapas, “mi padre tenía abierto este taller y trabajábamos siete personas en esta pequeña habitación y dos pantaloneras en sus casas”. No todos miran para atrás con añoranza, Daniel Fernández se muestra animado, “creo que ahora esta parte de Castilla se está desescombrando. Yo soy optimista sobre el futuro de Carrión”. El que fuera director de la Caja Rural y Comarcal de Carrión también leyó en su juventud el clarividente relato que Julio Senador escribió a principios del siglo XX, donde retrató una Tierra de Campos, con pueblos en escombro, incomunicada y abandonada. Fernández apuntala la afirmación con algunas cifras, en Carrión de los Condes, donde reside desde siempre, “tenemos una población flotante de unas 500 personas diarias, es verdad que la agricultura y la ganadería se encuentran en recesión, pero se acerca mucho turista atraído por el Camino de Santiago y disponemos de unas comunicaciones inmejorables para que se asienten empresas”. Entre Osorno y la gran ciudad jacobea, pueblos como Villadiezma, Villaherreros o San Mames, han sido abducidos y Carrión, con sus 2.300 vecinos, se ha convertido en el único enclave con pálpito. Hasta Becerril, otrora con cine, estación de ferrocarril y tallas de Juan de Juni, languidece. En esta última localidad, José Luís Jato, clama frente a su rebaño que permanece indiferente ante el lamento, “esto se cierra”. También este pastor expone sus argumentos pesimistas, “en Becerril no hay ni panaderías, solo quedan dos tiendas y el pan hay que traerlo de fuera”. Puede que el inicio del declive en los pueblos de pan llevar, comience con la pérdida del oficio de panadero. ¡El 80 José Fernández es el maestro pastelero de La Perla Alcazareña en Villalcazar de Sirga (Palencia) granero de España, desde los tiempos de Numancia, hasta el ocaso del secano, no produce su pan! Sí quedan buenas pastelerías y restaurantes. En Villasirga una escultura en bronce recuerda a Pablo Payo, otro de los pioneros en comprender la importancia del Camino de Santiago cuando a los peregrinos, “se les confundían con pobres” y él les ofrecía unas viandas para paliar el cansancio. Muy cerca, José Fernández tiene abierto su obrador, de lunes a domingo. En maratonianas jornadas elabora almendrados, amarguillos, tocino de cielo, pastas y tartas. “La fórmula de los amarguillos no tiene secreto, se preparan con almendra, azúcar y clara de huevo”, descubre el pastelero, de 37 años y Las localidades ribereñas del camino de santiago, como carrión y Villasirga, se aprovechan del tirón jacobeo y conservan gremios de reminiscencia medieval. Un mojón marca el punto kilométrico en las carreteras palentinas de Tierra de Campos 81 res palentinos rotularon todos sus camiones con la imagen del niño torero y el lema que declamaron varias generaciones, “… y el toro dijo al morir, no quiero marchar de este mundo sin probar pipas Facundo”. De esa época da fe, Kiko, apelativo de Francisco Maeso, el más veterano de los empleados que a sus 79 años continúa paseando a diario entre las máquinas que empaquetan hasta 30 productos diferentes de frutos secos. Quico Maeso es uno de los trabajadores históricos de la planta de Facundo en Villada (Palencia) soltero, sobre el que descansa un negocio, “La Perla Alcacereña”, que abrió su bisabuelo en 1870. Pintores, escultores, restauradores, ceramistas, curtidores y, hasta, tostadores de frutos secos. En Paredes, Villada y Sahagún se mantiene viejos oficios, se renuevan otros y se conservan las mejores obras de grandes artistas de la tierra. También optó por quedarse en su pueblo Eduardo León. Representa la cuarta generación de “Curtidos Palentinos”, una fábrica que cuenta con siete empleados y trata 1.400 pieles de caprino y ovino, cada jornada. La tenería, permanece envuelta en un fuerte olor a carne cocida mezclada con ácidos. En Paredes de Nava se mantiene en funcionamiento tres fábricas de curtidos y dos lavaderos de lana. Son los únicos vestigios que se conservan del que fue uno de los grandes núcleos de producción de lana en el Reino de 82 Castilla. “Hasta 10.000 cabezas de ganado se llegaron a censar”, advierten quienes conocen la historia de esta localidad, que fue remozada a raíz de que en 2003, se conmemorase el V Centenario de la muerte de uno de sus grandes vecinos, Pedro Berruguete. La saga artística la continúo su hijo Alonso y, algo queda de este acervo creador, puesto que hasta cuatro artesanos del barro tienen abierto taller en “esta villa prieta, redonda, apersonada y con anchuras en su interior”, como la describió el poeta Juan José Cuadros. También los vecinos de Villada pueden presumir de ancestros con renombre, como el pintor Casado del Alisal. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, la fama se la otorgó la astucia de un empresario que en los primeros años del franquismo, allá por 1943, creó un tostadero de pipas. Facundo Blanco, y su mujer doña Lola, fueron unos adelantados. Cuando nadie imaginaba el poder de la publicidad, estos emprendedo- Camino de convertirse en un personaje célebre, “ya he salido en dos documentales en la tele”, Pedro Pablo Rodríguez, advierte al viajero que hay que subir, a ciegas, sesenta peldaños y otros 20 en una tortuosa escalera de caracol, hasta alcanzar el adarve. La planta del castillo de Grajal es “un canto a la simplicidad y a la regularidad”, señala Carlos Martín, tras recorrerse todas las fortalezas de Castilla y León. “Tome una linterna”, interrumpe el guía, feliz al comprobar las caras de satisfacción de los turistas cuando contemplan el paisaje desde alguno de sus cubos. A un lado, el caserío de este minúsculo lugar, de donde sobresale la iglesia de San Miguel y el Palacio de los Condes de Grajal. A la derecha, Sahagún y el páramo. De frente, la gran llanura. Final de un trayecto circular por la Tierra de Campos. Una comarca inmersa en una pandemia poblacional, pero que se aferra a la vida gracias al empeño de los que han optado por quedarse. La idea del llano absoluto es la primera y última percepción que el viajero obtiene cuando recorre esta comarca mesetaria que se expande por León, Zamora, Valladolid y Palencia. Cielo y tierra. El poeta Juan José Cuadros no necesitó de más palabras para definirla Tierra de Campos, nada más. Texto: Paco Alcántara Fotografía: Juan Lázaro ¿Qué queda de ese ‘Calero pequeño’, el hijo de Florián ‘el Calero’, que jugaba al ‘escondeverite’ entre los sepulcros en las ruinas del convento caído de Aguilar de Campoo? Casi todo, pero más viejo. Queda el entusiasmo por la vida, por emprender cosas nuevas y la tenacidad por continuar las emprendidas. ¡Cómo, no! Acometer sin rutina la tira diaria en el periódico, con el entusiasmo que da la novedad. Cuidar a la familia con mimo. Intentar concluir la Enciclopedia del Románico Español, que va por la mitad. Hacer otra serie de televisión y continuar contando con la colaboración de mucha gente para seguir emprendiendo cosas. Usted explica en uno de los capítulos de su biografía, cómo ya en 1977 los ‘amigos del Monasterio de Aguilar de Campoo’ profetiza- “soy partidario de una arquitectura doméstica, confortable y de calidad, de barrios bien equipados, a escala humana, con edificios acogedores” A sus 65 años, José María Pérez se define como una persona “polifacética, con muchos amigos”. Sus memorias, escritas con el mismo trazo sencillo con el que dibuja los personajes en sus tiras, resultan amenas, repletas de anécdotas y sin apenas acidez, porque no ha tratado de “ajustar cuentas con nadie”, sino de recordar a los muchos que le ayudaron en cuantas empresas acometió. José María Pérez en su estudio madrileño junto a un ejemplar del libro de sus memorias. 84 Además de su pasión por el Románico, fue el creador de las escuelas taller. Convenció allá por 1985 al ministro de Trabajo, Joaquín Almunia, y ese año se pusieron en marcha las de Valladolid y Aguilar. ¿Fue el sueño de un visionario? En parte sí, eran intuiciones. Un sueño realizable. España era un país que tenía que dar un salto hacia delante y lo teníamos que hacer una generación, los que entonces teníamos treinta y pocos años. Teníamos un reto ante nosotros que era modernizar España. Aquellas cosas que nos planteábamos, de recuperar el patrimonio y de llenarlo de contenido, en parte se estaba haciendo ya en Europa. Como decía Adolfo Suárez, se trataba de hacer normal lo que a nivel de calle era normal y, en Europa, era normal. Tan visionario como aquellos carteles coloristas del PSOE en la campaña electoral de 1977, donde ya apuntaban unas ciudades más humanizadas. Denuncia usted que hoy la arquitectura es ‘publicidad y marketing’, donde se prodigan los ‘arquitectos modistos’. Muy duro lo suyo con sus compañeros. Así llamo a los divos que realizan esos edificios espectáculo, que son en parte publicidad, en parte mercadotecnia, y que se ofrecen como paradigma. Arquitecturas alejadas totalmente de las necesidades del ciudadano. Yo soy partidario de una arquitectura doméstica, confortable y de calidad, de barrios bien equipados, a escala humana, con edificios acogedores. Frente a estos “modistos”, sobresalen profesionales como Sáez de Oiza, su maestro. En parte era un visionario tendente a hacer este tipo de arquitectura. Pero yo no llamaría peridis ban lo que hoy es la Fundación de Estudios del Románico. Leyendo sus memorias se tiene la sensación de que la pasión y las ganas pueden mover montañas. En parte sí, pero no hay que lanzarse. A veces yo lo he hecho sin paracaídas. Hay que pensar las cosas y luego contar con fuerzas, colaboradores, tener paciencia y ver que lo que te propones es razonable y está dentro de tus posibilidades. Pero siempre apostando por hacer cosas nuevas, innovar, crear y no tener miedo al fracaso, porque el mayor fracaso es no intentarlo. Los dibujó José Ramón Sánchez y los pensamos entre los dos. Era un sueño de cómo podían ser unas ciudades, entonces un poco tristes, que no estaban rehabilitadas, donde los jardines, salvo los del centro, no estaban cuidados. Eran ciudades muy sin hacer. Hoy el cambio es evidente. Por cierto, en 1982 su amigo Javier Solana le propuso acceder a la Dirección General de Bellas Artes. Lo rechazó y no se arrepiente. Estoy entusiasmado con no haberlo sido, porque habría tenido que renunciar a infinidad de cosas y mi biografía habría ido por otros derroteros muchos más tormentosos. Dedicándome a la política habría pillado una úlcera, casi seguro. 85 “si no hubiera sido caricaturista de el diario el país, muchas de las cosas que he emprendido no hubieran sido posibles, porque no me habrían abierto la puerta” al trabajo de Sáez de Oiza un espectáculo. Paseando por la Castellana, en Madrid, se puede comparar visualmente su Banco de Bilbao con los nuevos rascacielos de la Ciudad Deportiva del Real Madrid y, el edificio de Oiza, cada día es mejor. El segundo tomo de su biografía publicada por Valnera Ediciones en la colección ‘Memorias con Arte’ , se llama ‘luz cenital’ ¿Un guiño a su infancia? En mi trabajo me he inspirado de la luz que entraba por una claraboya en la escalera de la casa de María, en la plaza de Aguilar de Campoo. Iluminaba muchas habitaciones. Era un patio de luz para las habitaciones y lleno de flores y de plantas. 86 También aprendió del trabajo de algún compañero de clase, siendo muy joven. Sí. Como la casa que dibujó un amigo en el Colegio de San Gregorio, una línea horizontal a modo de tapia con flores por encima, y cuando el maestro le preguntó dónde estaba la casa, le respondió que detrás de la tapia. Acababa de definir, con una imagen y una palabra, una de las mejores tradiciones de la arquitectura doméstica, que esconde la vida detrás de los muros. La familia, el Románico, la arquitectura y las caricaturas... ¿las podemos poner en este orden de importancia? Casi la caricatura la pondría en segundo lugar, detrás de la familia, porque ha sido un hilo “...siempre he apostado por hacer cosas nuevas, innovar, crear y no tener miedo al fracaso. porque el mayor fracaso es no intentarlo” José María Pérez ‘Peridis’ trabajando en su estudio de la capital de España. conductor muy importante. La caricatura me ha abierto muchas puertas, aunque parezca mentira. Si no hubiera sido caricaturista de el diario El País, muchas de las cosas que he emprendido no hubieran sido posibles, porque no me habrían abierto la puerta. A quien lea estas memorias de ‘El cabo caricaturas’ le va a sorprender que lo suyo con el dibujo venga de lejos. Siendo un chaval, con diez años, ya compraba el Marca y admiraba las que hacía Cronos. Pero la del sastre de Aguilar me impresionó más. Podía cotejar todos los días la caricatura que tenía encima del piano de su casa con el personaje y allí fue donde me di cuenta de que la caricatura expresa los rasgos del carácter. Usted se muestra enormemente afectuoso con todos sus personajes, desde Carrillo, hasta Fraga. Me imagino que Quino, a Mafalda, Guille y Manolito les tiene un gran cariño. Esos personajes que tu recreas forman luego parte de tu vida, incluso tienes una buena amistad con ellos. ¿Cómo se dibujaría usted hoy? Un poco más gordo, un poco más calvo y un poco más viejo. El libro te ofrece la oportunidad de tener una pequeña inmortalidad. Y pensé que, en lugar de ir solo, es mejor llevarse a la familia y a los amigos. Hay mucha gente anónima que nadie conoce fuera de los lugares donde actúa, y me estoy refiriendo a mis amigos de Aguilar y a mis compañeros de la Escuela, de la infancia o aquellos que me ayudaron a publicar en el diario Informaciones o en El País.Cuanto te sitúan en el podium, aunque sea por unos minutos, quiero que se sienten en él todas esas gentes que me han aupado. Quien lea sus memorias es fácil que concluya que usted ha querido recordar y dejar constancia de los muchos amigos que le han ayudado. 87 Texto: Paco Alcántara. Fotografía: Eduardo Margareto El paseo en barco por el pantano leonés de Riaño es un viaje repleto de atractivos para el visitante y de recuerdos penosos para los lugareños. En 1987, hace ahora 20 años, los vecinos del Valle tuvieron que abandonar sus pueblos, que fueron anegados Una zodiac sale del embarcadero del pantano de Riaño. 88 89 C arlos Cuenya, el maestro, recorre todos los días durante una hora el pantano de Riaño con su canoa. Disfruta dando paladas, pero no olvida lo que hay abajo: “para mí es una forma de reconciliarme con el embalse”, confiesa. Nada más acabar las clases de la mañana baja hasta el embarcadero y se da su paseo para relajarse, pero la memoria es tozuda y “constantemente me recuerda lo que aquí está enterrado”. Para él es imposible deslizarse por estas aguas y no mirar hacia el fondo. “Eso que pasó fue un crimen”, remacha lacónicamente. después de la Guerra Civil”. Otros, bautizaron la gran pantalla de hormigón donde durante años lució la pintada ‘Riaño, no’, como “el muro hispano de las lamentaciones”. Apenas si han transcurrido veinte años del desalojo de los últimos vecinos que se negaban a abandonar sus hogares y las heridas aún están recientes. Quizás, por la cercanía de acontecimientos tan violentos, a las gentes del Valle de Riaño no les gusta recordar este episodio. Lo más común es escuchar lamentos del tipo “entonces lo teníamos todo, hasta turismo y hoy apenas queda nada”. Los pueblos se fracturaron entre los “Me he acercado dos veces a los terrenos de mi pueblo y he pasado por encima de donde fue mi casa”. Hace una pausa, traga saliva y pierde la mirada, “juré que no volvería más” Amanecer entre la niebla en el pantano de Riaño. Lo que hay en las profundidades son las ruinas de siete pueblos leoneses: Riaño, Huelde, Anciles, La Puerta, Salio, Escaro y Pedrosa del Rey. Para muchos, el desalojo de estas localidades, en verano de 1987, “fue el episodio más cruel de los provocados en España 90 que no querían marchar y lo que optaron por abandonar y aceptar las indemnizaciones que daba el Gobierno. Cuenya reconoce que, es tal el muro de silencio que hay en torno a la presa, que ni tan siquiera a los chavales que acuden al colegio en el nuevo Riaño se les habla de él. “Algunas veces en jornadas dedicadas al medio ambiente pero es un asunto tabú”, explica. Juanjo Peña, el director de este centro escolar, nació en Pedrosa del Rey, comenta que es muy duro navegar por las aguas de este “uno de los picos más emblemáticos de la montaña palentina”. La barca coloca la proa rumbo hacia la cola de las Tierras de la Reina, donde estuvo Pedrosa del Rey. Tras pasar por debajo del viaducto, aparece, imponente, la cumbre del Gilvo, el Cueto Cabrón y el Yorda, con sus cerca de dos mil metros de altura. “ Lo primero que preguntan los viajeros cuando suben es si se puede ver la espadaña de alguna iglesia” Fernando es el responsable del camping de Riaño y de los deportes de aventura en el pantano El remolino del agua que deja la lancha al pasar por el puente del pantano de Riaño pantano que retiene el caudal del Esla. “Me he acercado dos veces a los terrenos de mi pueblo y he pasado por encima de donde fue mi casa”. Hace una pausa, traga saliva y pierde la mirada, “juré que no volvería más”. Se acercó en una época del año en la que se había producido un descenso del nivel de las aguas y, entre el barro, encontró enseres de su familia. “Lloras y es muy duro”, se lamenta. Este profesor, sin embargo, también reconoce que la sensación que obtiene el turista, es muy diferente: “A ellos no les han sepultado parte de su vida, solo ven la belleza de estos parajes”. Fernando Suárez, apenas lleva dos años viviendo en Riaño. Procede de Ribadesella, es un especialista en deportes de aventura y, entre otras muchas actividades que realiza, regenta el camping. Llegó con mil proyectos para poner en práctica porque está conven- 92 cido de que “el agua es vida”, y estas montañas conservan todo lo que el “amante de la naturaleza puede ambicionar”. Suárez capitanea el barco que realiza, durante los meses de calor, el viaje turístico por esta inmensa lámina de agua que es capaz de almacenar más de 660 hectómetros cúbicos. Tras el éxito, el Ayuntamiento estudia comprar una embarcación más amplia y cubierta. “Lo primero que preguntan los viajeros cuando suben es si se puede ver la espadaña de alguna iglesia”, señala con una sonrisa, “les debe de dar mucho morbo y, en principio, no les saco del error”. Es imposible, las máquinas demolieron todos los edificios y, en concreto, según indican algunos lugareños, la torre del templo de Riaño la dinamitó el propio párroco. Aclarados los entuertos, nada más comenzar el recorrido se deja atrás el Espigüete, Durante el paseo de algo más de una hora, el piloto va explicando la similitud de estas montañas con las vecinas de los Picos de Europa: “la roca tiene la misma antigüedad y el color es idéntico”. También instruye al viajero sobre la presencia de pretéritos pobladores de la comarca, “Por estas praderías transitaron las legiones romanas”, relata. Pero, la geografía y la historia pasan a un segundo término cuando aparece un bando de cormoranes en el cielo, un grupo de somormujos en el agua o una garza real, “la gente se queda extasiada”, señala con admiración. Hay más emociones, porque los minutos más espectaculares del viaje se producen cuando el patrón de esta embarcación, de apenas veinte plazas, para el motor y avisa de la presencia de un rebaño de rebecos en las paredes casi verticales. En silencio hay que coger los prismáticos y observar. más atractiva para los cazadores que pagan hasta tres millones de pesetas por un buen macho”, explica. La cabra es mucho menos curiosa que el rebeco, es fácil ver algunos ejemplares a media tarde, cuando se acercan a los comederos donde los celadores les han dejado su ración de pienso. Encaramados a lo alto de una peña, vigilantes, estos bóvidos de pequeñas cuernas, y no más de veinticinco kilos de peso, observan el discurrir de la barcaza, “el rebeco se siente seguro cuando permanece por encima, dominando el territorio”, explica el guía mientras señala que en la ladera de enfrente se encuentran otros rebaños de cabras hispánicas. Estos animales fueron reintroducidos hace apenas unas décadas, procedentes de Gredos, después de que desaparecieron en el siglo XIX. “Los trajeron para repoblar la Reserva Nacional y hacerla En el cielo, los buitres planean en círculos buscando algún animal muerto. Jesús se preocupa. Hace un par de días que ha dejado su manada de caballos en un aprisco y “si una de las yeguas se despeña no tiene salvación”, cuenta sin perder la sonrisa. Este funcionario del Ayuntamiento de Riaño tiene 31 años y cruza el pantano en su pequeña zodiac cada vez que necesita conocer el estado de sus diez potras. Aunque no es precisamente un amante de esta agua, “es la única posibilidad de llegar a ellas”. De no ser en barca, tendría que dar un rodeo muy largo y no compensaría Jesús reparte sal a sus yeguas que pastan en las laderas del pantano de Riaño. Para llegar hasta allí utiliza una zodiac desde el embarcadero del pueblo. tener animales. “Les llevo sal y las muevo de un lugar a otro”, comenta mientras va reconociendo cada ejemplar. En invierno, cuando nieva mucho, “hasta lleno la balsa neumática de hierba y cruzo el pantano para que puedan comer fresco”. Jamás ha probado la carne de caballo. Vende todos los animales a intermediarios que llevan las piezas a mercados de Francia e Italia. “Los animales dan muy poco”, comenta para dejar claro que mantiene la manada porque es una forma de andar por el valle. “Es un lujo”, remacha. A pesar de la belleza de estas montañas, ni llega el turismo, ni los ganaderos encuentran atractivo para continuar con esta actividad que antaño era una especie de monocultivo en toda la comarca. En estos últimos años, apenas media docena de familias mantienen los rebaños como medio de vida. ¿Y el pantano?, “no sirve para nada”, reconoce 93 Los últimos rayos de luz del día en el pantano de Riaño. Jesús, que regresó de León donde emigraron sus padres cuando las excavadoras tiraron su casa y la tienda de comestibles que regentaban. “Volví porque a mí me tira el monte más que la ciudad”, reconoce. Fernando está entrando con su barco en uno de esos rincones mágicos de Riaño. Las paredes se cierran y aparecen las primeras señales: “Esa roca tiene esculpida la faz de una especie de guardián”, describe. Es la entrada al Valle de Anciles. Al fondo, las aguas de la presa no han conseguido tapar los restos de la iglesia de este pueblo que, según comenta el zoólogo Pancho Purroy, “era famoso por sus cosechas de garbanzos y patatas”. Los habitantes de este pueblo también era conocidos, recuerda el investigador, “porque eran especialistas en depredar truchas”. 94 Hoy Anciles es el valle del silencio, solo se escucha el ruido del aire. “Quizás –asegura Purroy– el mejor observatorio ornitológico de la comarca”. recorrido año pasado y “es impresionante, porque vas continuamente mirando al suelo siguiendo las huellas que han dejado los corzos, venados o los jabalíes”. De regreso a Riaño, Fernando va desgranando las muchas potencialidades del pantano. Atento al paisaje señala una pequeña isla. “Es una antiguo cementerio medieval, el viento y el agua actúan como arqueólogos muy efectivos, porque su actuación está dejado a la intemperie cráneos y hueso”, continua explicando. En el embarcadero donde atraca el barco turístico apenas se ven otra media docena de embarcaciones. Los vecinos del valle mantienen vivo el recuerdo de una época que no volverá. En el bar Jilbo, en el nuevo Riaño, Maruja Macho ha colocado en una vitrina las madreñas que su marido realizaba cuando vivían en su pueblo, “¿qué le voy a decir?”, se pregunta esta mujer cercana a los setenta años, “esto que estamos viviendo nosotros es como cuando pierdes a tus padres, nunca los olvidas y usted sabe”, añade con una honda tristeza, “que lo más triste es no tener pueblo”. Para el invierno, “cuando caiga la nieve”, este monitor de numerosos deportes de aventura está preparando unas rutas donde se combine “cruzar el pantano en canoa y realizar un travesía en raquetas”. Ya la realizó el Guardianes de la Montaña El GREIM, con base en El Barco de Ávila (Ávila), acumula desde su creación en el año 1981 cerca de 600 rescates, desde torceduras y esguinces de tobillo de ‘domingueros’, hasta aparatosos y trágicos accidentes de montañeros expertos a los que Gredos les juega una mala pasada. en alerta permanente Texto: Paco Alcántara / Patricia García Robledo Fotografía: Rubén Cacho Un bombero entra en la sima de El Carlista durante el simulacro de espeleosocorro en el Cañón de Río Lobos (Soria) El trabajo de los grupos de rescate pasa desapercibido en el día a día, pero sus condiciones físicas y sobre todo psíquicas se convierten en elemento imprescindible ante situaciones extremas. Bajo una mezcla de responsabilidad y riesgo, estos equipos de salvamento conviven en Castilla y León entre la veteranía de los que llevan 25 años trabajando en las montañas más 96 escarpadas y los que abren su abanico de acción a actividades subacuáticas, espeleo-socorrismo, montaña y recate urbano desde hace tres años. Se trata de equipos como los Grupos de Recate e Intervención de Montaña (GREIM) de la Guardia Civil y o el Grupo de Especialistas de Bomberos de Castilla y León (Gebocyl) en el que ya se han integrado más de 150 profesionales El sargento de la Guardia Civil Fernando Rivero trabaja en el GREIM desde hace un año y medio, aunque atesora doce años de experiencia en el equipo que trabaja en la vertiente sur de la Sierra de Gredos, con base en Arenas de San Pedro (Ávila). En la montaña, los rescatadores han vivido momentos de angustia y de peligro por intentar socorrer a las víctimas e, incluso, se han llegado a registrar bajas entre los agentes. Para Rivero, uno de los rescates más significativos tuvo un final feliz. “Hace tres años, en invierno, pudimos rescatar con vida a un montañero que había quedado sepultado por un alud y que permaneció bajo la nieve tres horas, hasta que fue localizado por los perros de salvamento”, recuerda. La Sierra de Gredos, próxima a Madrid, Toledo y Extremadura, se convierte en un espacio natural de enorme atractivo para el turismo. Su superficie escarpada, la belleza de sus riscos, picos y lagunas le otorgan un encanto especial que cautiva a miles de visitantes cada año. A ello, hay que sumar que los deportes de montaña han ganado muchos adeptos en los últimos años. El senderismo, la escalada, la bicicleta de montaña, la espeleología o el barranquismo son modalidades seguidas con afición que no siempre van aparejadas de los conocimientos correctos y suficientes. Uno de los bomberos intenta entrar en la sima de El Carlista para rescatar a una persona que se ha quedado atrapada. La Sierra de Gredos entraña un serio peligro por tratarse de un terreno desprotegido en aspectos como la señalización y cambiante en cuanto a la meteorología. La imprudencia e inexperiencia de los afectados se encuentran detrás de la mayor parte de los accidentes de montaña, pero también por “la pérdida de respeto a la montaña”, apunta Rivero, especialmente por parte de los conocidos popularmente como ‘domingueros´. “Los rescates han cambiado desde los años 80, cuando se fletaba en menos ocasiones el helicóptero y se efectuaban casi siempre en camilla, por lo que eran muy duros”, indica el sargento Rivero, tras destacar que suelen contar con el apoyo de los guardas de los refugios Elola y Victory. Ahora, el helicóptero de la Guardia Civil con base en Torrejón de Ardoz (Madrid) colabora en la evacuación de los heridos, si bien no siempre facilita la labor de los agentes que deben esforzarse por La imprudencia e inexperiencia de los afectados se encuentran detrás de la mayor parte de los accidentes de montaña continuar trabajando en las laderas rocosas de las montañas pese a las molestias que les ocasiona el rotor del aparato. Los rescates de montaña, en España, son gratuitos, recuerda Fernando Rivero, quien precisa que el hecho de que no se cobre al accidentado no significa que salgan “gra- 97 tis”. La intervención de medios aéreos, por ejemplo, incrementa el coste de los rescates en 1.800 euros por hora de actuación. Los deportes de montaña, como la escalada en hielo, en roca o el esquí, obligan a realizar operaciones de rescate “muy complicadas”, aunque en menor medida puesto que los implicados suelen ir bien preparados y se registran menos accidentes. Los guardias civiles que desean formar parte de estos cuerpos de elite deben formarse primero en la Escuela de Candanchú del Instituto Armado. Para entrar en la unidad, los agentes deben superar unas duras pruebas físicas y realizar un curso en el que se incluyen diferentes actividades como esquí, montaña, escalada, pruebas básicas de socorro, barrancos y espeleología. Pero también deben cumplir un perfil psicológico muy específico: ser personas muy serenas y equilibradas, capaz de soportar períodos prolongados de actividad sin poner en peligro su vida, la de sus compañeros o la integridad física de los accidentados. con más experiencia como la Guardia Civil o los sanitarios del Sacyl”, aclara Francisco Rivas, director del equipo integrado por bomberos de los 14 parques que hay repartidos por la región y cabo del Parque de Bomberos de Palencia. Desde su constitución, poco después de que decenas de bomberos de la región comprobarán las ventajas de estar coordinados en las playas de Carnota, quitando con sus manos chapapote, este grupo ha participado en numerosos operativos de salvamento: rescates de alta montaña, inundaciones –como la que anegó un barrio de Ciudad Rodrigo- o intensas nevadas, pero sobre todo ha hecho incidencia en su propia formación. Más de 200 actividades formativas les permiten mantenerse en forma física y psíquicamente para el rescate, un concepto que ha cambiado sustancialmente en los últimos años: “No vale concentrar a grupos de voluntarios para recuperar a una persona atrapada en una cueva o ayudar en unas riadas son necesarios profesionales con muy buena prepa- Bomberos de salvamento El otro grupo de rescate, el novel –no por su inexperiencia, sino por tratarse de un cuerpo con tres años de vida–, y tiene carácter altruista. Los más de 170 profesionales que integran el Gebocyl colaboran, fuera de su horario de trabajo, con la Agencia de Protección Civil e Interior de la Junta. “Nuestra presencia suele pasar desapercibida porque, hasta ahora, siempre reforzamos a otros equipos 98 ración y bien coordinados”. De ahí, que una parte importante de la tarea que realizan estos equipos consista en programar simulacros: “De esta forma, cuando participemos en un caso real, cada miembro del grupo sabrá cual es su cometido”, señala. El Grupo participa hoy en un simulacro en la sima de El Carlista, en el corazón del Cañón del Río Lobos, en Soria. El primero que baja es Andrés Elvira Durán, un bombero de Salamanca, que desciende por una cuerda junto a sus compañeros de rescate hasta un pozo situado a 128 metros de profundidad y realiza el regreso inmovilizado en una camilla, “con los ojos tapados por unas gafas negras para recibir con mayor nitidez las sensaciones de los ruidos extraños y de los movimientos bruscos” de los porteadores y, por supuesto, “del miedo que se pueda sentir” atado a unas angarillas. Luis Miguel Puertas es el responsable facultativo del simulacro. Su trabajo consiste en llegar hasta el lugar donde se encuentra el accidentado, realizar un primer diagnóstico, proceder a la cura de urgencias y acompañar al herido a la vuelta. Sin embargo, la dirección del rescate es lo más importante ya que en la cueva hace mucho frío, la humedad es elevada y la única iluminación procede de la llama del carburo colocado en el casco de cada miembro del equipo de espeleo-socorro. “Si tienes que andar esperando a recibir instrucciones, lo pasas muy mal, es muy importante que la logística sea eficiente”, sostiene el facultativo del simulacro, El responsable del simulacro es Alberto San José, bombero del Ayuntamiento de Valladolid. Tiene bajo su responsabilidad coordinar a 30 especialistas que se repartieron en tres equipos de evacuación. Con las instrucciones precisas, los grupos entran en la cueva sabiendo lo que tienen que hacer. Se trata de un simulacro sencillo, que se prolonga durante apenas diez o 12 horas. En 2000, en la cueva de los Lecherines, en el Pirineo oscense, tuvieron que sacar a tres accidentados, dos de ellos muy graves, desde una profundidad de unos 500 metros. Entonces, el operativo se prolongó durante más de 20 horas y participaron unos 80 profesionales. Una pizarra muestra un dibujo de la sima donde se va a realizar el simulacro de espeleosocorro en el Cañón de Río Lobos (Soria). Dos bomberos se preparan para entrar en la sima, utilizan ropa especial y cascos con luz. Los bomberos bajan muy despacio entre las rocas. El equipo saca a la persona atrapada en la sima de El Carlista en el Cañón de Río Lobos (Soria). 99 EVA 12 Los vigilantes del cielo Las extremas condiciones climáticas caracterizan la vida y el trabajo del EVA 12, el Escuadrón de Vigilancia Aérea ubicado en plena montaña burgalesa Texto: Mari Luz Martínez. Fotografía: Félix Ordóñez, y Eva 12 ‘Donde nadie está, estamos nosotros’. Éste es el lema del Escuadrón de Vigilancia Aérea número 12 (EVA 12), que se encuentra en los términos municipales de Espinosa de los Monteros (Burgos) y Soba (Cantabria), en el denominado Picón del Fraile (1.659 metros), ubicado en el extremo oriental de la Cordillera Cantábrica. Es uno de los catorce que existen en España y forma parte del sistema de defensa español. El alejamiento de grandes núcleos de población y las duras condiciones climáticas que los cerca de sesenta militares que trabajan Lo único que nos entra de fuera es el fluido eléctrico y, aún así, tenemos una planta de generación de energía por si se cae el fluido exterior, que podría dar energía a la Unidad durante mucho tiempo”, argumenta. Además, añade que el agua se coge de la lluvia y la nieve y se almacena en un gran aljibe, y los alimentos, así como el combustible, se protegen en el interior de la estructura de hormigón, unas exigencias a las que deben hacer frente para adaptarse a este paraje natural “privilegiado” y “desconocido” en el que están ubicados. Por ello, son especialmente “respetuosos” y “exigentes” con el medio ambiente. “Todos los residuos que generamos los evacuamos fuera de la Unidad, al igual que las aguas residuales”, subraya. Una de las misiones que tiene asignadas el Ejército del Aire es la vigilancia y la protección del espacio aéreo de soberanía nacional. Como parte del Sistema de Mando y Control Aéreo del Ejército del Aire (SYMCA), el EVA 12 tiene como misión principal la detección, el procesamiento y la transmisión de datos radar a los centros de mando y control de Torrejón de Ardoz (Madrid) y Zaragoza. “Donde nadie está, estamos nosotros” en estas instalaciones bunquerizadas tienen que soportar, hacen que éste no sea uno de los destinos más demandados. Temperaturas de hasta veinte grados bajo cero y continuas precipitaciones en forma de nieve durante todo el invierno son los dos principales escollos a los que los miembros de esta unidad se enfrentan. Muchos de quienes allí viven un invierno menos primaveral que el resto de los españoles, aún recuerdan cómo en el invierno pasado, la nieve les aisló 28 días seguidos. Pese a ello, esta unidad está preparada para poder superar una incomunicación de unos tres meses, según asegura el jefe del EVA 12, el comandante Miguel Ángel Esteban, un tiempo en el que “se puede funcionar de forma autónoma”, afirma. Cuando se produce una situación de aislamiento prolongado, “el personal se pone nervioso y pregunta por posibles relevos”, dice. “Si empieza a nevar ahora y no podemos salir hasta febrero tenemos víveres para sobrevivir sin prácticamente ayuda del exterior. Un grupo de montañeros entre la nieve del Picón del Fraile en el Portillo de Lunada (Burgos) 101