Misterio y realidad en la casa embrujada de la calle Hidalgo

Transcripción

Misterio y realidad en la casa embrujada de la calle Hidalgo
Las reformas y adiciones al Artículo 6° Constitucional,
relativo al Derecho a la Información, replantean la
exigencia de actualizar las bases jurídicas y
reglamentarias para la operación archivística, y de
poner a la disposición ciudadana la información y
documentación que genera el Ayuntamiento
Pasó la época de los
archivos muertos;
hoy los archivos vivos
salen de la gaveta para
restaurar nuestra identidad.
Aguilar Barraza No. 62 Pte. Col. Almada Tel. 7126102
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Adrián García Cortés
Miguel Ángel González Córdova
Saúl Favela Uriarte
Director-Cronista Oficial
Editor Responsable
Diseño
Culiacán Rosales,Sinaloa
Miércoles 16 de julio de 2008
No. 172
Hasta fines del siglo XIX Culiacán
conoció servicios de primer orden
En su Síntesis Monográfica de Culiacán, editada en 2006, el
historiador Rosendo Romero Guzmán plasmó una semblanza
compacta pero cabal de este municipio, a cuyo apartado
denominado Bosquejo histórico pertenecen los siguientes párrafos
en los que se refieren los inicios de obras pioneras en materia de
servicios públicos vitales.
Tal y como queda indicado en esa producción editorial, esta
síntesis monográfica se constituye en un documento redactado en
lenguaje sencillo, descriptivo y ameno que busca ser de utilidad a
estudiantes, profesionales, inversionistas y funcionarios, así como
a padres y madres de familia.
En seguida se reproduce la relación que Romero Guzmán presenta
sobre el nacimiento de diversas empresas e instituciones cuya
presencia dejó huella en la historia de Culiacán:
Agua potable y drenaje,
omisiones ancestrales
Un ángulo del Casino en el Culiacán de los cuarenta
Tradiciones orales
Misterio y realidad en la casa
embrujada de la calle Hidalgo
Sucedió en el Culiacán de los cuarenta
Parte muy socorrida de las tradiciones orales es alimentada
por los relatos de hechos considerados como paranormales,
tales como casos de hechizos, aparecidos y otras especies
fantásticas, muchas de las cuales no tienen más explicación
que la de haber sido engendradas por la imaginación popular.
En su libro “Narraciones fantásticas”, Francisco
Salgado Favela, decano del periodismo culiacanense, resume
el resultado de un trabajo de investigación sobre esas
tradiciones orales en las que aparece como escenario esta
ciudad, y de las cuales forma parte la relación denominada
“¿Hechizo o demonios?” a la cual pertenecen los siguientes
párrafos cuya versión sintetizada requirió de cortes y enlaces
en los que se respetó el texto original.
Después de moverla hasta despertarla, le dijo: Vete a dormir a tu cuarto. Ya es muy tarde para que estés
levantada.
El fenómeno, siempre nocturno, estuvo presente
durante los siguientes días. Los medios de comunicación
impresa y la radio daban cuenta diariamente de lo sucedido,
con la lógica exageración y haciendo conjeturas mil,
tratando de dar explicación de lo que pasaba.
Veladoras ante la casa hechizada
-Esta casa está hechizada- decían con certeza
algunos de los curiosos que a diario se arremolinaban
frente a la finca. No faltaban las veladoras colocadas en la
banqueta y en salientes de las ventanas, lo cual aportaba
En torno de una mesa de juego
una visión espectral al ambiente que ahí prevalecía.
Dos sacerdotes habían sido invitados por doña
Finalizaba la década de los cuarenta del siglo XX cuando el
Tere para que tuvieran intervención y realizaran exorcismos
siguiente suceso tuvo lugar. Una solariega finca ubicada por la
y rituales conferidos para esta clase de eventos, cuando
calle Miguel Hidalgo al oriente, entre Andrade y Ramón Corona fue una noche los gritos desde el interior de la casona pusieron
el sitio donde durante varias noches se registraron extraños
en alerta a todo el mundo. Un par de maletas, impulsadas
fenómenos que nadie podía explicarse, y de los cuales fueron
por una fuerza invisible, salieron desde una de las
testigos los integrantes de un grupo de hombres, personas de
recámaras y resbalaron por el piso hacia el pasillo de
sociedad, que se reunían noche a noche para arriesgar su dinero
entrada, en donde se abrieron arrojando su contenido.
en juegos de azar, en los que eran diestros, según se aseguraba.
Los sacerdotes permanecieron impasibles,
La casa “embrujada”, según el decir de la gente, era
disponiendo el agua bendita y las oraciones, en tanto uno
habitada por don Juan Ramos Uzeta y su familia. De un carácter
de ellos observaba a Clementina que, semiescondida al
irritable, enérgico en el mando y típicamente malhablado, también amparo de las plantas del jardín, parecía divertida con lo
era señalado como una persona educada y de trato afable.
que pasaba.
Todas las noches, al pasar por la banqueta de la antigua
-¿No te da miedo?
morada, podía apreciarse que el zaguán estaba totalmente abierto
- No padre, esto pasa porque “el vieja” (era el
y la mesa de juego, colocada cerca de la pared, que hacía ángulo apodo de don Juan) es muy malo y regañón.
al fondo con una arquería de estilo colonial.
De nuevo se volvieron a escuchar ruidos en la
Como si se tratase de un ritual, don Juan preparaba la
cocina; los platos caían al piso con el natural estrépito. Los
mesa, colocaba sobre ella un grueso paño verde, sillas, fichero,
cajones de los trinchadores vibraban haciendo sonar la
barajas y pequeñas mesitas al lado de cada silla, generalmente en cuchillería y otros objetos en su interior.
número ocho.
Una muchacha llamada Clementina
En esta tarea ayudaba una muchacha que, contratada como
sirviente para los quehaceres del hogar, iba y venía trayendo
cuanto don Juan requería mediante órdenes que eran expresadas
en tono altisonante y adornadas con todo tipo de herejías.
No sin renegar también, la sirvienta cumplía con cuanto
se le solicitaba, siempre de mala manera por parte de don Juan,
quien no daba tiempo a Clementina éste era el nombre de la
chamaca- a tomar un respiro.
-¡Por Dios, Juan! le censuraba doña Tere, su esposa, Debes tratar de otro modo a la pobre Clemen; ¿no ves que es una
muchacha?
Una de esas noches en que el patrón de Clementina
parecía estar dominado por todos los demonios, fue cuando
aconteció lo inesperado y, supuestamente, lo inexplicable:
Empiezan los extraños fenómenos
Un paquete de harina salió volando desde la cocina hasta
la mesa de los jugadores. El hecho tomó por sorpresa a los
hombres quienes, como movidos por un resorte volvieron el rostro
hacia el fondo del portal, pero no vieron a persona alguna. La
puerta alambrada de la cocina estaba abierta, y en ese momento
vieron salir varios huevos que se estrellaron en el piso y en la
pared del lugar de reunión. A esto siguieron platos y tazas que se
rompían cerca de la cabeza de don Juan, y sobre el piso.
El escándalo levantó a los familiares, quienes pudieron
presenciar todavía cómo algunos objetos, salidos todos de la
cocina, pasaban volando hacia la mesa de los jugadores.
-¡Alabado sea Dios! exclamó doña Teresa haciendo la
señal de la cruz sobre su cabeza y pecho. ¡Es cosa del demonio.
No son más que castigos de Dios por su maldito vicio de la
baraja!Doña Tere se dirigió hacia la cocina donde encontró a
Clementina dormida, con la cabeza recargada sobre una pequeña
mesa. Parecía no haberse dado cuenta de lo sucedido.
Uno de los problemas más añejos que enfrentaba la ciudad al iniciar la
última década del siglo XIX era la carencia de servicio básico de agua
potable, razón por la que el suministro del vital líquido se hacía a través
del acarreo en burro desde el río. Como se quería desarrollar la ciudad
hacia el sur, las autoridades, y con ayuda del arquitecto Luís F. Molina,
desarrollaron en 1891 el proyecto de una red de distribución de 25
kilómetros de extensión, que se apoyó en la adquisición de cuatro
bombas de vapor y la construcción de un tanque de hierro que hiciera la
labor de almacenamiento de 300 mil galones de agua, depósito que se
instaló en el cruce de la actual avenida Álvaro Obregón y bulevar
Francisco I. Madero, en la esquina suroeste.
El drenaje era un servicio casi ausente en la ciudad; sólo algunos
edificios importantes usaban ductos para descargar las aguas usadas al
río Tamazula, panorama que se modificó a partir de 1890 al construirse
los primeros caños que ligaron las calles recolectando las aguas negras
que, sin tratamiento continuaron siendo vertidas a la corriente fluvial.
La energía eléctrica llegó a la ciudad en 1894 cuando Carlos Escobar
dio inicio al servicio de alumbrado público, pero, posteriormente, debido
a problemas técnicos y administrativos con la empresa, el Ayuntamiento
tuvo que contratar, en 1906, los servicios de The Electric Company, una
empresa de San Francisco, California.
Hospital del Carmen, obra
pionera en salud pública
Para atender los problemas de salud pública que se suscitaban debido
a las condiciones de insalubridad y falta de higiene, a iniciativa del
obispo Jesús María Uriarte y Pérez, entre 1880 y 1887 se construyó el
Hospital del Carmen, nosocomio que debe su nombre a doña Carmen
Amador, una de sus más fervientes impulsoras.
En esa época y por muchos años la ciudad de Culiacán tuvo
como límites, al sur, el actual bulevar Francisco I. Madero y la línea del
Ferrocarril Occidental de México; al norte, el río Tamazula; al poniente,
la avenida Nicolás Bravo, y al oriente, la avenida Juan B. Sepúlveda.
Se descorre el misterio de la casa
El sacerdote que había estado hablando con Clementina,
después de profundizar reflexivamente con base en sus
observaciones, pidió a doña Tere le permitiera volver a
platicar con la chamaca, y esta vez, sin más ni más, soltó la
comprometedora pregunta:
-¿Por qué lo haces?
Clementina levantó la cabeza; sus ojos muy
abiertos miraban hacia doña Tere y hacia el otro sacerdote.
Sin poder resistir más se abrazó al padre y comenzó a
llorar: -Es que don Juan me trata muy mal. Me grita y no me
deja descansar en las noches. Una noche sentí mucho
coraje y tuve deseos de tirarle con un plato. Me encontraba
en la cocina cuando, de pronto, la loza comenzó a temblar y
un plato salió volando hacia la mesa de juego, luego otro y
otro más...
-Yo me asusté prosiguió la chamaca- pero, al
mismo tiempo, me di cuenta de que sólo con pensarlo,
sucedía. Me fui a mi cuarto y desde ahí seguí deseando
que más cosas se reventaran sobre la cabeza de don Juan.
Entonces, me sentí cansada y me quedé dormida.
Mira Clementina el sacerdote trataba de ser lo
más bondadoso posible- debes prometerme que nunca más
lo volverás a hacer, ¿lo prometes?
La atribulada muchacha fijó su mirada en los ojos
del cura y asintió con la cabeza. Después abrazó a doña
Tere, pidiéndole perdón.
El padre colocó en el cuello de Clementina un
escapulario con la virgen del Carmen.
Desapareció como por hechizo
A la mañana siguiente, doña Tere buscó a Clementina por
toda la casa y finalmente vio que las pertenencias de la
muchacha ya no ocupaban el sitio acostumbrado. Ella había
desaparecido.
Eran la década de los cuarenta, difícil entonces para que se
conociera el cómo y el por qué de fenómenos que ahora se
Catedral desde los portales en el Culiacán de hoy
Identifican como Telequinesia o Psicoquinesis espontánea
recurrente, que consiste en el desplazamiento de objetos inanimados
sin evidente presencia de fuerza motora. Ni hechizo, ni demonios;
simplemente una manifestación de facultades paranormales que muy
raramente se manifiestan en algunas personas.
Salgado Favela, Francisco. Narraciones Fantásticas: Ed. Consejo
Ciudadano para el Desarrollo Cultural Municipal de Culiacán,
Culiacán, Sin., 2007, 125 p.

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