Quiero ver parte de este libro

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Quiero ver parte de este libro
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“Soy un hombre enfermo… Soy malo.
No tengo nada de simpático”
Dostoievski, Memorias del Subsuelo
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MOTHERFUCKERS!
DE LOS VERANOS DEL AMOR AL AMOR ARMADO
Traducción de Carmen Toledano
La Felguera | Ediciones
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PRIMERA EDICIÓN: octubre 2009
CONTACTO CON LA EDITORIAL:
P.O. Box 18.101
28080, Madrid, España.
P.O. Box 593
38200, La Laguna, Tenerife
Canarias, España.
[email protected]
www.lafelguera.net
Traducción: Carmen Toledano.
ISBN: 978-84-937467-0-4
Depósito Legal:B-36.754-2009
Printed by Book Print Digital S.A.
Serigrafía de la sobrecubierta: Rockwear
El contenido de esta obra puede ser distribuido, copiado y comunicado libremente, siempre
y cuando su uso no sea comercial. Para cualquier otro uso o finalidad, se requerirá expresa
autorización de la editorial.
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AGRADECIMIENTOS:
A Ben Morea, Dave y Stuart Wise, por su amabilidad e interés, así como a Dan Georgakas, Helen Garvy y la editorial
Homebrew Books. Al International Institute of Social History
de Ámsterdam, por permitirnos consultar sus archivos sobre
Black Mask, Motherfuckers y, en general, la riquísima experiencia de la contracultura y la nueva izquierda en los Estados
Unidos. A nuestra dedicada traductora Carmen Toledano,
por su gran esfuerzo, profesionalidad y comprensión.
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BANDA SONORA |
Jefferson Airplane
“We can be together”, * (RCA,1969)
“We can be together
Ah you and me
We should be together
We are all outlaws in the eyes of america
In order to survive we steal cheat lie forge
fred hide and deal
We are obscene lawless hideous dangerous
dirty violent and young
But we should be together
Come on all you people standing around
Our lifes too fine to let it die and
We can be together
All your private property is
Target for your enemy
And your enemy is
We are forces of chaos and anarchy
Everything they say we are we are
And we are very
Proud of ourselves
Up against the wall
Up against the wall fred (motherfucker)
Tear down the walls
Tear down the walls”
(*) La letra de esta canción está inspirada en
el panfleto “BAMN” de los Motherfuckers,
en el que se recogen literalmente algunas de
sus frases (ver panfleto en la página 249).
La canción fue interpretada en el Dick
Cavett Show, el 19 de agosto de 1969. Fue
la primera vez que se pronunció la palabra
“fuck” en una televisión comercial
americana.
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ENCONTRARSE CON LA AVENTURA MOTHERFUCKER fue, desde luego, un
recorrido apasionante y sorprendente no exento de dificultades. Su historia, hasta la fecha, ha sido un puzzle incompleto, una sucesión de episodios, comentarios y referencias literarias o cinematográficas fraccionadas y contradictorias (¿Quién no recuerda al supuesto Ben Morea que
aparece en la mediocre película I shot Andy Warhol (*) ?), es decir, ha sido
un diálogo roto.
LOS EDITORES
VENCIDOS POR LA MÁSCARA NEGRA...
Hace ya tres años que comenzamos a trabajar en esta obra. A medida que
íbamos dando con nuevos datos, relaciones personales que confundían
intencionadamente la amistad con la militancia, algunos nuevos libros
que aquí y allí se editaban y que en sus pasajes contenían fantásticas alusiones a Black Mask o Up Against the Wall, Motherfuckers!, comprendíamos lo gigantesco de esta empresa. Y también lo excitante que suponía
entrar en contacto con todo aquello, y que merecía ser transmitido, tras
observar cómo, cuándo, dónde y, sobre todo, de qué manera era presentado su discurso.
Esta labor de investigación supone para nosotros el punto y final
editorial a un determinado recorrido temático iniciado hace varios años
a través de algunos fenómenos que nos han interesado de forma notable.
Nos referimos a las obras ya editadas por LA FELGUERA EDICIONES:
Historia de un Incendio; King Mob. Nosotros, el Partido del Diablo o Nos
Estamos Acercando. La Historia de Angry Brigade. De alguna manera, todos
estos discursos y artefactos acerca del terror cultural, esa mayúscula interrupción a la hegemonía cultural representada por los elementos más
(*) Mary Harron, 1996.
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radicales, y a veces más brillantes, fueron sus antecedentes y también sus
secuelas. Así, si observamos el recorrido de todas estas obras, podemos
entenderlas como una historia que guarda una íntima conexión temporal y también de estilo. Unidas entre sí, parece que sus protagonistas se
hablan y unos, realizando una especie de guiño cómplice, terminan por
acabar el trabajo de destrucción emprendido por otros.
Nueva York, Madrid, Ámsterdam, Londres y Tenerife han sido
alguno de los escenarios visitados en esta intensa actividad compiladora
e investigadora para que, por vez primera en castellano, se publiquen los
textos, panfletos, pósters y varios materiales más acerca de una de las
experiencias más radicales y anárquicas del pasado siglo. Una experiencia que atravesó los siempre difusos límites entre el arte y la política para,
finalmente, explotar en el mismo centro del capital, de la cultura y de la
vida moderna en el tiempo del pop art, las neveras o los hippies.
Volver a ellos requiere, sin embargo, sumergirse en esa convulsa
década de los sesenta, dibujando un contexto que nos ayude a comprender el origen y evolución de un grupo que no fue ajeno a los movimientos y revoluciones que sacudieron gran parte de Occidente. En esta línea,
el prólogo de Servando Rocha es todo un esfuerzo de perspectiva histórica que reconstruye esos años, huyendo deliberadamente de los grandes
acontecimientos para centrarse en hechos y relaciones, complicidades y
reflexiones, que tejen una red casi eléctrica sin la cual sería imposible
adentrarse en el complejo mundo de este grupo.
Igualmente valiosa es la aportación de los hermanos Wise.
Durante los trabajos preparatorios para la edición de King Mob. Nosotros,
el Partido del Diablo, Dave Wise nos sorprendió con la entrega del magnífico texto que incluímos en la presente obra, sin que nosotros entonces
se lo hubiésemos ni tan siquiera pedido (le habíamos sugerido, eso sí, un
prólogo acerca de King Mob), lo cual no deja de ser sorprendente. Los
gemelos y siempre activísimos hermanos Wise, responsables del grupo
inglés King Mob, aprovechan su texto para rescatar su apuesta política
que, desde la Escuela de Bellas Artes de Newcastle, les deparó algunos
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capítulos tan especiales como el mes que compartieron con los
Motherfuckers, relatado como un diario de verano que en ocasiones
parece una road movie dirigida por Ben Morea. Sin pretenderlo, nuestro
interés por todas esas apuestas contraculturales surgidas en el ámbito
anglosajón nos ha brindado una estrecha relación con los Wise, protagonistas en Londres y también protagonistas en Nueva York, donde colaboraron en Black Mask, participaron en varias acciones callejeras y estuvieron justo en el momento en que comenzaba a vislumbrarse el paso
que iban a dar sus miembros: de redactores de una revista y guerreros
antiarte a constituirse en una oscura y brillante banda callejera. El interés de esta aportación teórica es enorme y la razón de ello es obvia. En
este libro se incluye uno de los textos más brillantes publicados en Black
Mask, en concreto “Cultura y Revolución” (Black Mask #8), y que fue firmado también por los Wise. En el texto, se llega a afirmar lo siguiente:
“No, Sartre, no te salvarás por sentarte en el estrado juzgando a
Occidente mientras tú mismo, como filósofo/novelista, eres Occidente.
Camus, nos das asco: tu muerte nos ha robado el placer de matarte nosotros mismos”. Por tanto, que juzgue el lector que tipo de osadía insurreccional se vivía en aquel tiempo. Para ello, los Wise son piezas fundamentales, cuyas aportaciones no concluyeron al abandonar Nueva York.
En el último número de la revista, el décimo, cuando ya se hallaban
sumergidos a pleno pulmón en la deriva nihilista y radical de King Mob,
incluyeron una ferviente reivindicación del dadaísmo berlinés, el más
expresamente político y revolucionario de la tradición dadaísta, concluyendo con que “ahora debemos pasar del final del arte a la política, equipados con el instinto del juego para destruir la política”.
Aquí tienes, por fin, la única traducción completa de todos los
números de la revista Black Mask (*), elaborada sin las prisas de las novedades editoriales y convertida en un auténtico trabajo de interpretación
(*) La investigación iniciada acerca de Black Mask nos condujo a interrogarnos acerca del
origen de dicho nombre. Así, exponemos una curiosa hipótesis sobre este asunto en la
página 223.
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y corrección con el propósito de comprender a un grupo que, por ese placer de estar entre la acción y la teoría, parecen llegar a sus conclusiones
teóricas una vez realizadas sus acciones.
Conocemos, al igual que ellos, que en una contienda en la que
el equilibrio de fuerzas es una quimera, la solución pasa inevitablemente por la búsqueda de caminos imprevisibles. Forzar al sistema a mostrar
su imagen más violenta se configura, entonces, como una estrategia no
exenta de peligro. Y es en este terreno donde los Motherfuckers (y su
antecesora Black Mask) pueden presumir de haber logrado un éxito que
contradice a aquellos otros que se han limitado a calificarlos, de una
forma asombrosamente falsa, como un grupo de artistas especializados
en la realización de happenings. Sus argumentaciones teóricas son la
muestra de una seria apuesta por descifrar algunas de las contradicciones
más evidentes del sistema y, especialmente, de las resistencias al mismo,
sin voluntad alguna de ser académicos. Su revista Black Mask así lo
demuestra pero, ante todo, su estilo marcó la diferencia.
Una explicación que podríamos extrapolar perfectamente a los
numerosos flyers y pósters que produjeron durante esos años y que no
están todos recogidos en la revista (*). Nuestra intención, lejos de recopilar todo lo que produjeron, ha sido seleccionar los más significativos,
queriendo mostrar aquí el lado más directo de su discurso en los temas
que marcaron su época.
Todos estos niveles de lectura han supuesto un verdadero reto de
traducción y corrección que, pese a la voluntad de ser fieles a esa informalidad y estilo poco refinado -cargado de estructuras sintácticas algo
confusas-, hemos tenido que retocarlos, en algunos casos, cuando la
reflexión de este grupo nos situaba en auténticos callejones sin salida.
(*) Como el lector podrá comprobar, los flyers, pósters y panfletos producidos por Black
Mask & Motherfuckers están firmados bajo distintos nombres: Up Against the Wall,
Motherfuckers! (o escrito como “up against the wall, MOTHERFUCKERS”), IWWC
(International Werewolf Conspiracy from Hell), UAM/MF, Motherfuckers y Armed
Love.
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Mucho más fácil y directa resulta la entrevista que Iain McIntyre
realizó a Ben Morea en 2006. Lejos de entrar en un debate teórico sobre
algunas propuestas y lo que éstas podrían tener de contradictorias, el
entrevistador parece centrarse conscientemente en repasar con Morea
toda su trayectoria personal y la de los diferentes grupos y acontecimientos en los que estuvo involucrado, dejando para el final la necesaria pregunta sobre la repercusión que en la actualidad ha tenido su legado. Tom
Motherfucker, en su biografía, nos da algunas pistas y cita dos ejemplos
de movimientos de rebelión contemporánea en los que, según él, se aprecia ese legado: el punk y su anárquico rechazo a la cultura establecida, y
el Black Block con su defensa de la acción directa violenta. No obstante,
no sólo en esas experiencias y fenómenos radicales pueden verse sus
prácticas y tácticas discursivas, máxime cuando las citas llenas de entusiasmo, las referencias a la gran actividad que desarrollaron en tan corto
espacio de tiempo y el hecho de ser la presencia más irreductible en la
contracultura americana de finales de los sesenta, se encuentran desperdigadas en numerosos libros, investigaciones e, incluso, novelas. De una
u otra manera, fueron una oscura experiencia, extraña y de una seducción enorme, muchas veces desconocida, que nombraba lo innombrable:
¡Contra la pared, hijos de puta!
Las comunicaciones que hemos intercambiado con Ben Morea
y el interés con el que ha seguido la recta final de esta edición no hace
más que confirmar el acierto que hemos tenido a la hora de publicar un
libro en donde el propio Morea aporta unos cuantos recientes poemas y
que hemos querido respetar en su versión original. Cuestiones estas por
las que estamos sumamente agradecidos.
Los Editores
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Índice
“UNOS HELL ANGELS CON MANIFIESTOS POLÍTICOS”. BLACK MASK &
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MOTHERFUCKERS Y SU TIEMPO. Servando Rocha.
UN VERANO ENMASCARADOS. Dave&Stuart Wise.
55
THE MOTHERFUCKER & BLACK MASK MAP.
81
BLACK MASK Nº 1 (noviembre, 1966)
83
BLACK MASK Nº 2 (diciembre, 1966)
95
BLACK MASK Nº 3 (enero, 1967)
107
BLACK MASK Nº 4 (febrero-marzo, 1967)
119
BLACK MASK Nº 5 (abril, 1967)
127
BLACK MASK Nº 6 (mayo-junio, 1967)
139
BLACK MASK Nº 7 (agosto-septiembre, 1967)
149
BLACK MASK Nº 8 (octubre-noviembre, 1967)
161
BLACK MASK Nº 9 (enero-febrero, 1968)
173
BLACK MASK Nº 10 (abril-mayo, 1968)
189
Panfletos y manifiestos motherfuckers:
EL ASESINO DE MITOS
CONCIENCIA ARMADA DE ÁCIDO
EN DEFENSA DE SOLANAS
UN PEQUEÑO TRATADO SOBRE MORIR
EL REGRESO DE LAS MELENAS
207
211
213
215
217
ENTREVISTA A BEN MOREA, por Iain McIntyre.
221
CRÉDITOS Y PROCEDENCIA DE LAS ILUSTRACIONES
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LAS VALLAS DE WOODSTOCK DERRIBADAS. Alguien saquea un almacén
propiedad de la organización y reparte gratuitamente entre la muchedumbre sacos de dormir y también tiendas de campaña. En el Lower
East Side exhiben navajas y armas blancas, aunque también tienen armas
de fuego. Se preparan para algo mayor.
“UNOS HELL ANGELS CON MANIFIESTOS POLÍTICOS”
BLACK MASK&MOTHERFUCKERS Y SU TIEMPO (*)
“Los Motherfuckers fueron de los más decididamente
sucios, desagradables y elevados grupos que mis ojos
hayan podido ver”
Susan Stern, ex Weathermen
Proveen de comida a los sin techo de la ciudad, al mismo tiempo que
retan a la industria del rock and roll, a los empresarios rebeldes y a MC5.
La visita de la banda de Detroit acaba con sus miembros huyendo de la
ira motherfucker. No piden nada. Lo toman todo. Simulan el asesinato de
un poeta y realizan una abierta apología de una asesina real, Valerie
Solanas y sus disparos contra el arte (Andy Warhol). Intentan derribar
los museos, inundan de vagabundos salas de arte y pretenden acabar con
todos los policías de la ciudad. Están frente al Pentágono, desafiando a
los policías que lo custodian, mientras los yippies pretenden hacerlo levitar. No eran hippies, ni tampoco una organización. Eran una banda
callejera politizada, una tribu, un oscuro grupo de afinidad convertido
en una verdadera familia cuyo discurso giraba en torno a una constelación de ideas que incluían a Dadá, la anarquía y la autodefensa armada.
Armed Love.
(*) Servando Rocha, inédito
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EN 1966 AÚN EL DISCURSO DE LA NO VIOLENCIA capitalizaba el izquierdismo a nivel internacional. Un año antes, en 1965, Ben Morea y Ron
Hanne ya consideraban la idea de expresar de alguna manera una despiadada crítica, anárquica y violenta, contra el arte y la cultura. Mientras
Malcom X era asesinado y los disturbios se extendían por buena parte
del territorio americano, ambos, con ayuda de unos pocos amigos, editarían un inusual y potente periódico de no más de cuatro páginas llamado Black Mask, del cual se llegarían a editar diez números entre 1966 y
1968.
La furia que desprendía las páginas de aquel extraño y precario
periódico se dirigía contra casi todo lo conocido pero, en especial, realizaba una profunda y devastadora crítica hacia la nueva izquierda, el arte
y la cultura. De esta forma, su discurso arrancaba con la anarquía de
Dadá y el rechazo anticivilizatorio del futurismo, pero, anclado también
en la actualidad americana, anunciaba en su primer número que “está
surgiendo un nuevo espíritu. Como las calles de Watts [el barrio negro
de Los Ángeles envuelto en disturbios un año antes] ardemos con la revolución”. Metidos de lleno en la contracultura y entusiasmados por el estilo negro de gente como H. Rap Brown, hablaban abiertamente de una
violenta revolución cultural en la línea de la gran negación propuesta por
Marcuse. No obstante, Black Mask parecía declarar la guerra no sólo a la
autoridad en todas sus formas, sino también a la misma izquierda. Y, además, anunciaban la emergencia de un “nuevo espíritu” encarnado según
ellos en el nuevo proletariado, los brutalizados negros de los guetos.
La publicación muy pronto contaría con un pequeño grupo de
seguidores que irían adquiriendo una gran popularidad por medio de
sus acciones directas. Después de la salida en papel de las ideas de Morea
y los suyos, en octubre de 1966 repartieron centenares de flyers en los
que anunciaban que tenían intención de “cerrar” el Museo de Arte
Moderno de Nueva York (MOMA). Persuadido por la publicidad de la
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acción, el director llamó a la policía y cuando llegaron los miembros y
simpatizantes de Black Mask, acompañados de un puñado de hippies,
pandilleros y anarquistas, se encontraron el museo cerrado y rodeado
por una fornida barrera policial. Se habían confirmado sus intuiciones.
Aquel extraño y potente estilo tomaría finalmente un cuerpo propio,
sagaz y sorprendente, en sus siguientes acciones, al mismo tiempo que
ahondaría en la crítica ya emprendida (“El arte se ha convertido en otra
herramienta del imperialismo”, dirían en Black Mask #2). Pero poco
antes, uno de los principales colaboradores de la revista, el artista Dan
Georgakas, había visto a Morea colocando carteles que advertían
“Museo cerrado” en las paredes del MOMA. Georgakas, al día siguiente, entraba entusiasmado en Black Mask. El grupo, entonces, ya contaba
con una potentísima base teórica, con miembros políticamente muy acreditados y con una clara estrategia a seguir en lo sucesivo.
El trabajo era frenético… y también la inconsciencia de hacia
dónde se dirigían. Explorando esa capacidad por subvertir la cultura y el
arte a través de una especie de salvajismo ácrata, anunciaron que la famosa calle refugio del dinero en movimiento, esto es, Wall Street, iba a ser
transformada en “War Street”. Varias decenas de encapuchados caminaron calle abajo hasta llegar a Wall Street, cubriendo sus rostros con pasamontañas y portando una calavera que simbolizaba la muerte en
Vietnam. Por vez primera, grupos izquierdistas se manifestaban encapuchados por las calles de Nueva York.
También se sucedieron un sinfín de acciones de todo tipo, como
la distribución de flyers en los que se afirmaba que en una importante
galería de arte de Manhattan, situada en la East 57th Street, se iba a
repartir, de forma gratuita, comida y bebida. Ante el anuncio, se presentaron más de un millar de indigentes pidiendo comida. La convocatoria
era falsa y la policía intervino con violencia. En realidad, la acción se
efectuó para dinamitar la inauguración de una exposición en la que participaban reconocidos artistas y a la que también pensaban acudir personalidades del mundo del arte y de la cultura.
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EN ENERO DE 1967 EL LOWER EAST SIDE se encontraba lleno de flyers que
anunciaban una exposición de artistas denominada “Angry Arts” y que
tenía como motivo central protestar contra la guerra de Vietnam. Entre
los participantes estaban Osha Neumann (conocido posteriormente
como Tom Motherfucker) y también Ben Morea, aunque ambos aún no
se conocían. A pesar de la radicalidad ya expuesta por Black Mask por
medio de sus textos y panfletos, aún Morea y los suyos creían en una cierta capacidad revolucionaria del arte. En cambio, y pese a lo sorprendente que pudiera parecer, el líder yippie-hippie Abbie Hoffman ya poseía
una mayor lucidez al respecto. Para él, el evento resultaba un sinsentido
absoluto por cuanto “exigir a los artistas un arte antiguerra es como exigir a los cocineros que hagan comida antiguerra” (1). Finalmente, una
veintena de activistas contra la guerra, surgidos de ese mismo festival
artístico, justo cuando eran las diez de la mañana y se celebraba misa,
irrumpieron en la catedral de St. Patricks de Nueva York portando enormes pósters en contra de la guerra. El escándalo fue importante. Al parecer, el motivo de la interrupción del acto religioso habían sido unas
declaraciones del cardenal Spellman en las que afirmaba que la guerra en
Vietnam era una guerra “por la civilización”. Pero el festival “Angry Arts”
puso en evidencia la insuficiencia de ese arte y, sobre todo, de esos artistas, para lograr liberar la imaginación, detener la guerra y cambiar el
mundo. ¿Qué podían hacer ellos, un puñado de amantes del viejo avant
garde, en medio de una guerra como la de Vietnam? Un nuevo tipo de
acción, en este caso anárquica y revolucionaria, iba a tomar la iniciativa.
El evento concluía sin grandes aspavientos, aunque un grupo de artistas,
de entre los que surgirían muchos de los futuros motherfuckers, decidieron seguir reuniéndose.
(1) Raskin, Johan, For the hell of it: the life and times of Abbie Hoffman. California, 1996.
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El nombre que eligieron, Up Against the Wall Motherfucker,
era tomado de una línea de un poema titulado “Black People!” del poeta
negro radical Leroi Jones:
“... tú no puedes robarle nada a un blanco, él ya te ha robado
cualquier cosa que pudieras querer de él, incluso su propia
vida. Todas las tiendas se te abrirán si tu pronuncias la palabra
mágica. Las palabras mágicas son: ¿Contra la pared hijo de
puta, esto es un atraco!”
Aquel grupo, cuyo radio de acción era muy modesto (el Lower
East Side de Manhattan), se movía alrededor de un indiscutible y natural líder como era el bajito Ben Morea. Criado en Manhattan, había vivido una adolescencia en contacto con bandas de puertorriqueños y con
el mundo de la droga (2). Sin haber conocido a su padre, pronto se habituó a vivir según las estrictas reglas de la calle, y con ello también llegó
su paso por el ambiente de la heroína y su adicción, muy común entre
los músicos de jazz. Morea repartía su tiempo entre los clubs de jazz y la
marginación hasta que fue detenido y encerrado un tiempo por posesión
de drogas. Durante esta época Morea consideró la idea de que estaba a
punto de morir, sobre todo cuando, maltrecho y enfermo, permaneció
un tiempo en la enfermería de la prisión. Fue allí donde entraría en un
programa para reclusos que utilizaba el arte, en concreto la pintura,
como terapia. Morea realizó sus primeros trabajos de pintura abstracta,
muy rudimentarios, pero entonces ya había descubierto su vía de escape.
Concluía una etapa y empezaba una nueva vida que lo llevaría a la clandestinidad en los últimos sesenta y primeros setenta y, también, a convertirse en un personaje cuyos rasgos casi míticos lo emparentan con
Burroughs o Debord.
(2) No existen datos biográficos sobre Morea más que pequeños retazos diseminados en
varias obras. Es su compañero de militancia Osha Neumann quien en Up Against the Wall
Motherfucker. A Memoir of the 60´s with Notes for the Next Time (Seven Stories, 2008) realiza un retrato veráz y fiable de éste. Página 53 y siguientes.
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Morea empezó de forma compulsiva a pintar: arte abstracto y
expresionismo alemán, admiración por el convulso estilo de Jackson
Pollock, cuadros hechos de forma casi automática y compulsiva y, al
mismo tiempo, militancia política desde las filas de la insurgencia artística. Fue la pareja de anarquistas Judith Malina y Julian Beck, fundadores del Living Theatre, quienes lo pusieron, por vez primera, en contacto con las ideas libertarias. Su visión era, por supuesto, heterodoxa, algo
que estaría presente en la trayectoria de Morea y su actividad. Mientras
tanto el Living Theatre iba a enfrentarse a la represión política en su propio país, viéndose obligados a actuar en el exilio.
“Como hombres creativos decimos «destruid los museos», aunque tengamos tan poco interés como tú en
cerrar el Museo de Arte Moderno, pero para nosotros
es un símbolo de la represión absoluta del hombre (…).
Este acto forma parte de una lucha más amplia, ya que
estamos unidos a la «guerrilla» y a los «negros» y, literalmente, declaramos que «buscamos una revolución
total, cultural, social y política»”
Black Mask #1
Si aquella pareja lo condujo a profundizar en las posibilidades
transformadoras que entonces (en torno a 1965) sugería el arte en los
Estados Unidos, fue el ya veterano anarquista Murray Bookchin quien
recondujo su torpe anarquismo hacia la radicalidad, dándole una potente base teórica (3). Bookchin, desde su concurrido apartamento de
(3) Sobre Morea, Bookchin, en un intercambio de correspondencia tras un incidente con
los situacionistas franceses, dijo: “Admiro la valentía de Ben y respeto su integridad revolucionaria. Me cae bien. Es mucho más sagaz y tiene más capacidad teórica de lo que hoy
en día es corriente”, citado por Miguel Amorós en Los Situacionistas y la Anarquía
(Muturreko Burutazioak, 2008). Además, Bookchin no sólo revitalizó el anarquismo en
el Lower East Side por medio de un grupo de discusión libertario, sino que en 1967
fundó una importante revista ácrata, que al mismo tiempo era colectivo, llamada
Anarchos.
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Nueva York, había creado una especie de grupo de discusión por el que
pasaron numerosos representantes de tendencias diversas, desde los
japoneses Zengakuren hasta el situacionista Raoul Vaneigem en su polémica visita a suelo americano.
Los planteamientos del viejo anarquista eran entonces rompedores, pero también poco comprendidos entre los anarquistas más clásicos.
Por vez primera, un anarquista con capacidad de difundir más o menos
masivamente sus ideas hablaba de problemas contemporáneos como la
ecología o el uso de la tecnología. Además, comenzó a desarrollar de
manera acérrima una idea absolutamente fundamental en el pensamiento típicamente motherfucker como fue el “grupo de afinidad”. Para él, el
grupo de afinidad tomaba su nuevo ideario a partir de las formas de organización informales y desde la amistad y complicidad de los grupos anarquistas antes y durante la guerra civil española. Pero fue Morea quien,
tomando estas premisas, lo puso en práctica y terminó por dotarlo de un
aspecto entonces novedoso en los grupos activistas: el elemento callejero
y urbano, nada más y nada menos que la pandilla callejera, profundamente revolucionaria, como célula subversiva.
***
¿Y QUE ERA AQUELLO TAN FORMIDABLE que acontecería en poco menos de
dos años desde la aparición de la revista Black Mask? Los Motherfuckers
no fueron una organización política, ni tampoco una comuna (4). A par(4) El desconocimiento sobre la verdadera naturaleza de los Motherfuckers ha llevado a
que algunos autores cometan los errores más lamentables. Así, en el voluminoso Hippie
Dictionary de John McCleary, editado por The Speed Press, se puede leer que fueron,
nada más y nada menos, “un grupo de happening, performance y artistas conceptuales
formado en 1967 en el Lower East Side de Nueva York”. Resulta difícil en un solo párrafo recoger tantas falsedades e inexactitudes.
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tir de su forma nómada de organizarse y de sumar apoyos entre los sectores del lumpen, de las pandillas callejeras y de la disidencia artística, es
decir, entre toda una amplia y heterodoxa escena maldita en las antípodas de la militancia formal, forjarían la célebre idea de crear “una banda
callejera con análisis político”. De este modo, inauguraba un tipo de
grupo de afinidad político similar a las bandas urbanas nacidas tras la
Segunda Guerra Mundial, pero cuyo objetivo era la revolución social y
que, en los ya intensos sesenta, adquiría unas connotaciones casi apocalípticas. ¿Y cómo era ese grupo de afinidad? ya el anarquista Sebastián
Faure lo había definido claramente: “Los hombres que pertenecen a la
misma clase, que se sienten necesariamente cercanos por una comunidad de intereses, en los cuales las mismas humillaciones, las mismas privaciones, las mismas necesidades, las mismas aspiraciones, plasman,
poco a poco, un temperamento y una mentalidad más o menos idénticos”.
De este modo, un motherfucker era todo aquel que gastaba su
tiempo en las actividades que el grupo proponía, que compartía todo o
parte de su ideario y que, sobre todo, estaba dispuesto a dejarse deslizar
hacia otra cosa distinta, profundamente distante de otros grupos contemporáneos. Fruto de este feedback y del sobrado respeto que Morea
tenía ya en la calle, grupos de puertorriqueños, a los que los
Motherfuckers denominaban “The Wine Nation”, empezaron a acudir a
los encuentros, reuniones y acciones motherfuckers. El cambio era también formal y nominativo; perdías tu viejo nombre, pero también tu vieja
vida. Ahora eras un motherfucker a tiempo completo, lucías una vieja y
sucia chaqueta de cuero negra y hasta tu tradicional apellido cambiaba.
De hecho, los mismos miembros se llamaban a sí mismos La Familia (5).
En cualquier lugar, a partir de la revolución sexual, el naturismo,
la cultura hip, lo espiritual y la fuerza de corrientes místicas como el
(5) Por supuesto, este nombre no tiene absolutamente nada que ver con La Familia, la
secta supremacista y lunática liderada por Charles Manson y responsable de varios célebres asesinatos.
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budismo o la filosofía Zen, el pacifismo o la ecología, un nuevo discurso
negador, a medio camino entre Marcuse y el anarquista Murray
Bookchin, emergía con una fuerza atroz y, al mismo tiempo, liberadora.
Cuando el grupo de discusión creado en torno a Bookchin se
disolvió, Morea radicalizó su crítica al arte y la ideología. De alguna
manera ya contaba con la teoría, había pulsado ciertas teclas (interrupcciones políticas y sabotajes artísticos) y el resultado había sido formidable. Había llegado el momento de dar un paso importante. Entonces,
pocos grupos podían compartir ese ideario. Los Motherfuckers eran,
definitivamente, algo extraño. A lo sumo, experiencias pasadas como el
dadaísmo, sobre todo los comunistas dadaístas alemanes y su defensa de
los consejos obreros, vanguardias artísticas de ruptura como el futurismo
(devaluado por el nacionalismo defendido por Marinetti) o el constructivismo ruso o la Bauhaus, podían compartir tal discurso. Y, en aquellos
años, otros como Rebel Worker en Chicago y, en Francia, la
Internacional Situacionista y Socialismo o Barbarie, se les asemejaban en
algunos aspectos. En el medio más cercano, esto es, en la misma ciudad
de Nueva York, este recorrido que unía arte con política los emparentó
con una concreta visión de la desviación social en forma de hippies salvajes y con un movimiento –eventual e irónicamente convertido en una
especie de virtual partido– conocido como Yippie! que había logrado
hacer tambalear al poder por medio de sus potentes performances, desafíos y la arrogancia hacia las autoridades mostrada por sus miembros,
sobre todo Jerry Rubin y Abbie Hoffman. A su alrededor, atraídos por
esa oscuridad que emanaba de sus acciones, un puñado de anarquistas sin
organización, artistas outsiders y pandilleros, empezó a frecuentar su
entorno.
***
EN LA LÍNEA DE REALIZAR ACCIONES LLAMATIVAS Y ESPECTACULARES que
criticasen el arte y la cultura dominante, durante una lectura de poemas
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del célebre Kenneth Koch (enero, 1968) un robusto motherfucker llamado
Alan Van Newkirk sacó una pistola (falsa) y “disparó” sobre el poeta, al
tiempo que gritaba la frase popularizada por Black Mask pero creada por
el poeta negro Leroi Jones: “¡Poesía es revolución!”. Koch se desmayó.
Precisamente, mientras esto sucedía, Morea y algunos otros colgaban del
balcón del edificio un gran póster en el que se veía el rostro de Leroi
Jones y junto a su frase. Sucedían más cosas: altercados en el seminario
sobre arte moderno organizado por el Loeb Student Centre, durante el
cual los cristales del recinto fueron destrozados y se inscribieron pintadas como “Burn the museums, baby” o “Art is dead”. Los artistas de Nueva
York miraban con miedo y desprecio la actitud anárquica y dadaísta de
los black maskers, la militancia los consideraba una oscura banda y Abbie
Hoffman dirá de ellos que “vivían como ratas” (6).
Un mes después, en febrero de ese mismo año, con la acción de
“intercambio cultural de basura por basura” contra el Lincoln Center, se
llamarían por vez primera Up Against the Wall Motherfucker. En ese
mes, se había distribuido un provocativo panfleto en el que se hacía un
llamamiento a “cerrar” el Lincoln Center. La acción fue importante,
toda vez que, en la praxis, Black Mask ya había desaparecido. No sólo
estaba el hecho de la superación por parte del grupo de lo que había sido
una especie de pequeño comité redactor de una revista underground
como Black Mask, sino porque la calle y el vértigo de los acontecimientos, es decir, la vida misma en aquel año de 1968, ya exigían otro estilo.
Este momento coincide con la redacción furibunda de decenas de flyers
y panfletos que irían sustituyendo los densos análisis publicados en Black
Mask. Y es también aquí cuando surge la idea de La Familia. Si bien a
Black Mask le sucedieron los Motherfuckers, lo cierto es que una constelación formada por varias decenas de chicos de la calle, algunos de ellos
puertorriqueños, formaban el grupo de simpatizantes que se habían
labrado Morea y su entorno. La Familia, a modo de un amplio clan anar(6) Abbie Hoffman, Autobiography. Four Walls Eight Windows, 2000.
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quista, era quien iba a ser responsable de la práctica totalidad de las
acciones de esa época, aunque fuesen firmadas por Up Against the Wall
Motherfucker o, simplemente, The Motherfuckers.
La acción contra el Lincoln Center marcó un punto de no retorno. El Lower East Side, como territorio hippie liberado, estaba entonces
colapsado por una gran huelga de basura. Suciedad y ratas llenaban las
calles. Un grupo de motherfuckers recogieron algunas decenas de bolsas de
basura que metieron en un coche. Llegaron hasta el edificio, mientras
repartían panfletos y Morea portaba una bandera negra. El lugar estaba
ya fuertemente custodiado por la policía. La basura se dejó tirada y esparcida por sus escaleras y los manifestantes se retiraron. Esta acción fue la
única filmada, en este caso por la productora underground Newsreel,
bajo el título de Garbage.
A mediados de 1968, la presencia del grupo en el Lower East
Side era importante. Su trabajo en la comunidad les llevó a crear el East
Side Survival Organization (ESSO), con la colaboración de la Iglesia de
Judson. En el centro, organizado como espacio cultural, se prestaba de
forma gratuita asistencia sanitaria, asesoramiento legal, se proporcionaba documentación falsa para poder eludir el reclutamiento de Vietnam,
así como proveían de comida y ropa a quienes lo necesitaban.
No obstante, el universo del grupo era notablemente reducido.
Automarginados de organizaciones mayoritarias, violentos con otros
izquierdistas e intransigentes con los comunistas. Freaks, yippies, pandilleros y anarquistas eran su audiencia, la cual se movía en torno a una
modesta tienda de revistas, que a su vez era una cafetería, llamada Gem
Spa, situada en una esquina entre la plaza de St. Marks (en alguna ocasión, lo escribieron como “St. Marx”) y la Segunda Avenida. Allí quedaban, repartían panfletos y planeaban acciones futuras. Fue en este lugar,
precisamente, en donde vivirían sus primeros enfrentamientos con la
autoridad, convertidos luego en regulares durante dos intensos años al
ser hostigados continuamente por la policía.
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Los acontecimientos se sucedían de forma muy rápida. La ocupación por parte de los estudiantes de la Universidad de Columbia paralizaría la ciudad. Pero antes de los graves incidentes en Columbia, uno
de los aspectos más populares en el inconfundible estilo motherfucker fue
la oposición violenta durante las manifestaciones contra la guerra de
Vietnam, y que irían creando el camino necesario para una especie de
formalización de esa actitud, al pasar Black Mask a denominarse Up
Against the Wall Motherfucker. Los Motherfuckers se especializaron en
romper cercos policiales. Esta práctica se realizó con éxito ante la fuerte
barrera policial en la manifestación antiguerra convocada frente el
Pentágono (octubre de 1967) en la cual los yippies, con Abbie Hoffman
al frente, realizaron el ya famoso exorcismo que pretendía hacer “levitar”
el Pentágono. Morea y los black maskers, liderando un bloque formado
por amigos y simpatizantes, atravesaron el cerco policial que rodeaba el
edificio y se abalanzaron contra éste. Una vez rota la barrera pudieron
exhibir una bandera del Frente Nacional de Vietnam, pero fueron rechazados por decenas de soldados.
Este tipo de actitud había sido estudiada y realizada en decenas
de convocatorias y marchas organizadas por la principal organización
estudiantil de izquierdas y capitalizadora del pensamiento de la nueva
izquierda, Students for a Democratic Society (SDS). A la sección de
Nueva York de SDS pertenecían muchos de los miembros de Black Mask
y, cuando la organización desaparece a causa de las disputas ideológicas
internas, se crea Up Against The Wall Motherfuckers. La idea de resistir
el ataque de la policía les llevaría a aprender artes marciales y a estudiar
el manual de la Guardia Nacional para reprimir desórdenes civiles.
Al mes siguiente de los enfrentamientos en el Pentágono, reventaron un banquete al que asistió el Secretario de Estado Dean Rusk, acudiendo con bolsas llenas de vísceras y sangre, al mismo tiempo que repartían un panfleto entre los asistentes. En el escueto texto, se autonombraban “Fuerzas de Liberación” y advertían al mismo Rusk que su presencia
no era bien vista, y que no tenía su “permiso” para entrar en la ciudad
de Nueva York.
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El Gem Spa de Nueva York, lugar
de encuentro motherfucker, en la
actualidad.
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LOS ACONTECIMIENTOS SE DESBORDARÍAN con el asesinato del apóstol de
la no violencia Martin Luther King. A las pocas horas, incendios,
saqueos y choques con la policía demostraron el enorme hartazgo de
negros, chicanos, izquierdistas e incluso liberales ante la impunidad de
los matones y del Gobierno. Esto sucedía el 4 de abril de 1968 pero, tres
semanas después, cientos de estudiantes se hacían con la Universidad de
Columbia.
Ocupación de la universidad de Columbia, abril de 1968.
Ante los planes de la dirección universitaria por destruir las
zonas residenciales de los estudiantes negros, ubicadas junto al campus
en Harlem, a fin de construir un gimnasio, la universidad se puso en pie
de guerra. Columbia cedió en alguno de sus planes y una parte del nuevo
y lujoso pabellón deportivo fue también abierto a los negros de Harlem.
La medida seguía siendo intolerable y racista, pues los negros debían
entrar al recinto por una puerta trasera. Además, la universidad concentraba la ira de los estudiantes de izquierdas desde hacía tiempo al pertenecer al Instituto para el Análisis de la Defensa, un organismo que ase32
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soraba al Gobierno en cuestiones militares y de represión de disturbios.
Aquel lugar era el ejemplo de lo que debía ser la América blanca: segregada, elitista y militarizada. Los estudiantes negros tomaron por la fuerza el nuevo edificio y SDS se hizo con el resto de dependencias, causando graves destrozos en el mobiliario. En medio de este panorama se lanzó
un llamamiento para tomar la universidad formando una gran comuna
en la que participaron los Motherfuckers.
Durante la ocupación y encierro, hostigados por un férreo cerco
policial que impedía entrar en el campus, pero también salir de este,
Mark Rudd, líder de la organización SDS (y posterior miembro del grupo
armado Weathermen), daba un discurso que terminaba al grito de “Up
against the wall, motherfucker! this is a stick up!”. Rudd, quien había
conversado y conocido a Morea y a otros motherfuckers, rompía, al menos
en ese momento, con las soluciones liberales y defendía una revolución
social amplia y radical. La retórica ofrecida por los Motherfuckers, que
ya había sido calibrada durante la interrupción que habían hecho de un
pasado congreso de SDS, estaba infiltrándose entre los sectores más
duros de la militancia. Tom Motherfucker (7) recuerda una anécdota a
propósito de aquella convención de SDS. Según él, Rudd había sido
interpelado por Morea, quien le había dicho que aquel encuentro era
“una mierda y lo sabes”. Tras la convención, Rudd había ido a dar una
vuelta junto a Morea y varios motherfuckers y, según cuenta, “había sido
impresionado por nuestra impaciencia hacia la teoría” y la necesidad que
tenían de vivir la acción directamente desde la calle. Rudd, tras ello, había
creado un pequeño grupo de acción dentro de SDS, lo cual se oponía a
los estudios marxistas y la teoría, ambos omnipresentes en buena parte
de SDS. En este punto, entre otros, podemos ver el principio del fin de
SDS y la ruptura, en 1969, con la teoría. Poco después, Rudd y varios
más ex miembros de SDS pasaban a la clandestinidad y formaban los
(7) Osha Neumann en Up Against the Wall Motherfucker. A Memoir of the 60´s with Notes
for the Next Time. Seven Stories, 2008.
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Weathermen, primer grupo armado americano integrado por blancos.
Es posible que el congreso al que Neumann se refiera sea el de 1967 en
Ann Arbor, aunque otra fuente, en este caso el ex SDS Todd Gitlin,
cuenta que los Motherfuckers subieron por la fuerza al escenario durante una convención de SDS celebrada en marzo de 1968 en Kentucky y,
simulando ejercicios de kárate, dejaron claro que lo único que se podía
hacer con el capitalismo era machacarlo. En junio, Gitlin los sitúa en
otro encuentro de SDS “vistiendo de negro”, así como “haciendo onde-
Portada del periódico contracultural Rat que recoge la ocupación de Columbia. En la
redacción de Rat colaboraron varios motherfuckers.
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ar una bandera negra anarquista en contra de otra roja y distribuyendo
panfletos en los que defendían los grupos de afinidad, que eran ilustrados con un dibujo en el que se veía a un hombre y una mujer practicando sexo oral” (8). Los contactos directos de Morea con SDS se sitúan,
como mínimo, desde 1967, cuando varios miembros de Black Mask acudieron a un encuentro de SDS en Ann Arbor (9).
Inmediatamente de producirse la ocupación de la universidad,
algunos motherfuckers (unos seis o siete, aproximadamente) accedieron al
edificio. Había rumores de que los negros contaban con varias armas
automáticas. Muchos blancos comprometidos con la lucha estudiantil se
sintieron incómodos ya que, en la práctica, eran los negros los que controlaban la protesta, rebautizando Columbia bajo el nombre de Nat
Turner Hall de la Universidad Malcom X. Algunos tuvieron miedo,
otros no. Entonces, varios negros militantes “invitaron” a los blancos a
dejar la protesta. El grupo de motherfuckers rechazó largarse: “¡Que te
jodan! Eres un negro burgués y no tienes ni idea de nada. Tengo algunos
amigos aquí y pienso quedarme”, contestó Mark Motherfucker a la “invitación” realizada por los negros más radicalizados (10). A medida que la
protesta iba endureciéndose, decidieron trasladarse hasta el edificio de
Matemáticas, para allí establecer una especie de base de operaciones,
desde la cual se redactaron varios panfletos y se hicieron pintadas (11).
En medio del caos que gobernaba el espacio universitario, una
visitante, la feminista Valerie Solanas (líder y creadora de SCUM), fue a
ver a su amigo Morea, a quien había conocido tiempo antes en las calles
de la ciudad cuando vendía Black Mask. Solanas había quedado fascina(8)Todd Gitlin, The Sixties. Years of Hope, Days of Rage. Bantam Books, 1987.
(9)Según señala Dan Georgakas en Realizing the Impossible. Art Against Authority, de Josh
MacPheee y Erik Reuland. Ak-Press, 2007.
(10)Osha Neumann en Up Against the Wall Motherfucker. A Memoir of the 60´s with Notes
for the Next Time. Seven Stories, 2008.
(11)En el documental Columbia Revolt (Newsreel Films, 1968) pueden verse varias de
éstas, como la de “Up against the wall, mother”. Reproducida en la página 141.
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da por el contenido del boletín, y de una u otra forma también por la
personalidad y el estilo del mismo Morea, de quien diría que, llegado el
momento del triunfo de su SCUM sobre la sociedad patriarcal, sería “el
último hombre vivo sobre la tierra”. Solanas, a pesar del cerco policial,
pudo entrar en el interior de la ya destartalada facultad de Matemáticas
de Columbia a través de una ventana. Allí se encontró con Morea, a
quien le hizo una extraña y visionaria pregunta: “¿Qué sucedería si disparase a alguien?”, a lo que Morea le respondió que ello dependería de
contra quién disparase y si éste finalmente moría. Tan sólo dos meses
después, en junio de 1968, Solanas alcanzaría fama mundial como consecuencia del, precisamente, intento de asesinato cometido sobre el artista Andy Warhol. El suceso, defendido y vanagloriado por los
Motherfuckers, fue calificado por ellos como “la verdadera venganza de
Dadá”, al mismo tiempo que afirmaban que Solanas era “una de los
nuestros”. El panfleto, que tuvo gran resonancia, fue escrito el mismo
día en que sucedió el tiroteo y luego repartido dos días después en el
Museo de Arte Moderno de Nueva York por Ben Morea y Steve
Motherfucker.
Pin distribuido por la organización SDS en el que se incita a la creación de “2-3,
muchas Columbias”.
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El contingente de Motherfuckers, junto a estudiantes imbuidos
por el black power y los sectores más duros de la protesta estudiantil, se
hicieron fuertes en el mismo despacho del rector, en donde el poeta
David Shapiro fue fotografiado fumándose relajadamente uno de los
puros de la máxima autoridad académica de Columbia. El llamamiento
que hacían era claro: “¡Todo el poder para las comunas!”, título de un
panfleto repartido durante la protesta. Mark Rudd, portavoz de SDS,
proclamó que si bien no podían destruir por completo la Universidad, al
menos, podían hacer añicos Columbia. El lema de “una, dos, muchas
Columbias” comenzó entonces a extenderse por toda la ciudad e incluso el país, a pesar de que la policía finalmente logró expulsar a los ocupantes. El panfleto concluía animando a “golpear al profesor en el estómago si se cruza en tu camino y a destruir los cuadros de Rembrandt”.
La policía los expulsó violentamente. El paisaje, tras su paso, era
absolutamente devastador: costosos cuadros rajados o pintados con frases groseras, montones de basura en pasillos y oficinas, mobiliario destrozado. Columbia terminaba, pero ellos habían ya iniciado un camino
sin retorno posible.
La beligerante actitud motherfucker en la toma y resistencia de
Columbia, lo que logró fue incrementar, aún más, la popularidad e
influencia que los Motherfuckers tenían ya entre los comunistas más
extremos, ansiosos por dar un paso más allá en su “coherencia” ideológica, y los ácratas. Por ello, al poco tiempo de aquella experiencia, viajaron hasta Michigan, en donde participarían en un agitado congreso
nacional de SDS. Su postura consistió en boicotear el encuentro de mil
maneras. La lucha en el interior de SDS –que conduciría a que un año
después la enorme organización desapareciera, dividida entre los reformistas y los partidarios de la acción directa violenta (luego
Weathermen)– era, al mismo tiempo, un debate idéntico al que se estaba produciendo en el seno de la contracultura y la nueva izquierda. A
modo de cruda crítica al “exceso” de teoría de que hacía muestra SDS,
escribieron un panfleto, titulado “Chapter Report”. En realidad, el
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pequeño panfleto era un escueto manual para fabricar cócteles molotov
pero, igualmente, servía para ridiculizar y atacar a los militantes de SDS
por representar a la clase media blanca, y ellos, los Motherfuckers, se
autoproclamaban precisamente como la pesadilla de esa clase media.
***
DESDE EL IDEAL PUESTO DE OBSERVACIÓN, pero también de difusión y discusión, que eran los alrededores de St. Marks Place, los Motherfuckers
soñaban con escenas de una violencia y confrontación política sin precedentes en la historia contemporánea. En ese lugar, en los alrededores del
Gem Spa, los Motherfuckers/La Familia quedaban para charlar… y también para mucho más. En uno de sus panfletos, que distribuyeron por
medio del periódico The Rat, cuentan cómo un día aparecieron con un
retrete que instalaron en la plaza. Varios de ellos cagaron e invitaron a
los transeúntes a hacer lo mismo, mientras gritaban que “América caga
dinero”. Vestidos con chaquetas de cuero negras o marrones, cuando no
con ropas tribales, tenían navajas que solían llevar encima, pero también
pistolas y escopetas. Había que armarse. Se tenía que estar preparado. El
siguiente paso era la ruptura con esa visión ya caricaturizada, blanda y
escapista que era el prematuramente declarado obsoleto movimiento
hippie. Su discurso no era únicamente difundido por medio de sus panfletos, sino también por regulares artículos publicados en el periódico
contracultural The Rat (en el que que escribirían varios motherfuckers) o
gracias al pequeño boletín The Hip Survival (12). De hecho, aunque en
parte nacidos en su seno, tenían fuertes conexiones con decenas de ban(12)The Hip Survival Bulletin apareció regularmente en el interior de las páginas de The
Rat. Salieron cinco números a modo de boletín de actividades y llamamientos hacia la
comunidad hippie.
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das callejeras que operaban entonces en la ciudad, en especial con latinos y puertorriqueños. Los negros lo estaban haciendo, dirán; trabajaban por y para la comunidad y pertenecían a la calle. Ese era el foco del
conflicto. Su pose hiperviolenta y su increíble capacidad organizativa los
colocaban al frente de aquel movimiento de liberación.
Pero los negros y el black power tenían su propio recorrido e iban
por libres. Aún manteniendo contactos con grupos y líderes de la nueva
izquierda, fue tan sólo en 1969 cuando los Black Panthers realizaron
encuentros internacionales en los que, calificando ya a Amerikka como
un estado abiertamente fascista, hacían un abierto y claro llamamiento a
la coalición de fuerzas entre los sectores revolucionarios del país, ya fueran blancos o negros, es decir, un gran frente antiimperialista. Los
Weathermen, el Ejército Rojo (y blanco) Americano, cayeron en esa fascinación por la militancia y los sacrificios de gente como los black panthers. América se declaraba (casi) en estado de excepción.
El momento crucial para un nuevo reto llegaría en agosto de
1968. Aquel mes, yippies (13) y disidentes contra la guerra de Vietnam
habían decidido convertir la Convención del Partido Demócrata, que se
celebraría durante ese mes en la ciudad de Chicago, en un auténtico
infierno. Para ello, se organizaron un sinfín de marchas y acampadas;
centenares de autobuses llegaron de todo el país para apoyar la protesta.
(13)Black Mask y luego los Motherfuckers/La Familia mantuvieron estrechos contactos
con algunos yippies. En el caso concreto de Ben Morea, mantuvo una declarada simpatía hacia personajes y figuras yippies como Abbie Hoffman y Jerry Rubin. Esa simpatía
ha llegado hasta nuestros días, lo cual sorprende si observamos el altísimo grado de
rechazo que black maskers y motherfuckers mostraron hacia buena parte de la nueva izquierda, pero, igualmente, es un claro ejemplo de la base hippie radicalizada de los mismos.
Junto a los yippies, estrecharon lazos con los diggers de San Francisco y con algunos militantes de SDS. En el fondo, la actitud de una vida abnegada y entregada a la causa revolucionaria mostrada por estos yippies era admirada por Morea y los suyos, a pesar de su
misticismo, pacifismo y folclore. Rubin en Do It! (Nueva York, 1970, páginas 115-116)
afirmaba que “la revolución no es lo que creéis, la organización a la que pertenecéis o por
la que votáis: es lo que hacéis durante todo el día, vuestro modo de vivir”
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Increíbles rumores se propagaron por medio de la prensa: LSD vertido
en el agua, armas y guerra química en las manifestaciones, grupos de chicos airados armados hasta los dientes, etc. El clima de histeria y miedo
aumentaría con la llegada de los líderes yippies Abbie Hoffman y Jerry
Rubin. Todo aquello, con el previsible tratamiento de mano dura que
iba a ofrecer la impopular policía de Chicago, parecía la evidencia perfecta que necesitaban los Motherfuckers para que, de una vez, la nueva
izquierda pusiera punto final a la época del flower power y la no violencia.
En gran medida, las estrategias de boicot al acto –tildado por los manifestantes como el “Festival de la Muerte”, por lo que organizaron un
paralelo “Festival de la Vida”– pasaban por tácticas no violentas. Aún
así, muchos manifestantes no dudaban de que si la policía decidía ensañarse con ellos responderían con violencia ante esta provocación. Se
hicieron cursos de autodefensa y se debatió la posibilidad de la autodefensa armada. Todo esto era un imposible. Con la ciudad tomada por
cientos de policías y soldados, infiltrados policiales en cada grupo o marcha, seguidos y filmados día y noche por la prensa y la policía, muchos
pronto vieron que aquello tenía toda la pinta de una encerrona.
Morea llegó poco antes a la ciudad de Chicago en compañía de
Tom Motherfucker. Nada más pisar el aeropuerto ya era seguido por la
policía, conocedora de la fama que le precedía. Cualquier movimiento
era registrado por los agentes. Morea temió una encerrona pero, igualmente, decidió finalmente no acudir al “Festival de la Vida”, por cuanto
consideraba que aquello era ajeno al estilo callejero de su ciudad, Nueva
York, y que estaba ante un acto convertido en circo mediático. De alguna forma, sus planes pasaban por un progresivo endurecimiento individual y colectivo en el sentido de ser más consecuentes con una vida verdaderamente revolucionaria. Los Motherfuckers, constituidos al estilo de
un clan y también una tribu, bajo el nombre informal de La Familia,
iban a vivir su propia catarsis, un nuevo renacer que los conduciría al
nomadismo, lo chamánico, el desierto y las comunas. Morea abandonó
finalmente Chicago. Tom Motherfucker permaneció en la ciudad, y tras
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Cubierta del primer número de Anarchos, la revista realizada por Murray Bookchin y el
Eastside Anarchist Group de Nueva York. En su página 63 se recoge como “publicaciones anarquistas” Black Mask (P.O. Box 512, Cooper Station, New York, N.Y. 10003).
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el proceso seguido contra los llamados 10 de Chicago (14) fue considerado por la acusación particular como uno de los inspiradores de aquellos
incidentes.
***
EN TORNO A OCTUBRE DE 1968, distintos grupos teatrales y colectivos
underground estaban organizando en el Fillmore East de Nueva York todo
tipo de actos con el fin de recaudar fondos destinados a la defensa de los
estudiantes que habían estado peleando duro en la Universidad de
Columbia y que ahora, una vez detenidos muchos de ellos, se enfrentaban a un complicado proceso legal.
La convivencia entre los militantes y los modos organizativos,
pero también de estilo y personalidad, de Bill Graham -un célebre
empresario vinculado al rock and roll y la contracultura-, hicieron que ya
desde un primer momento surgieran roces con varios motherfuckers, quienes en octubre habían hablado acerca de hacer, al menos a lo largo de
un día, actos desarrollados en el local y organizados por ellos.
Inicialmente, Graham aceptó, pero dos días antes de empezar los actos
denegó el permiso. Regularmente, el Fillmore East programaba conciertos de rock and roll y teatro militante, pero mucha gente no podía hacer
frente al precio de las entradas. No obstante, hubo algo más que una simple discusión. Una noche, Graham le gritó a Morea que no tenía ningún
miedo de lo que pudieran hacerle él y su banda. El empresario se mostró aparentemente imperturbable; dijo ser un judío que había huído de
los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y que su madre, por esta
razón, había fallecido en el campo de concentración de Auschwitz. Ni
Morea ni ningún otro le iban ahora a intimidar, dijo. En esta discusión,
Graham llegó a exhibir a Morea dos balas que, al parecer, le habían sido
enviadas por los Hell Angels, quienes habían puesto precio a su cabeza.
(14)Proceso contra varios líderes de la protesta, como los yippies Hoffman y Rubin o el
black panther Bobby Seale.
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En medio de Paradise Now, una de las obras más importantes del
Living Theatre, algunos de estos motherfuckers se levantaron de los asientos y, portando unos grandes porros de marihuana, comenzaron a lanzar
gritos y octavillas con el título de Boletín del Teatro Libre. Graham, atónito, recogió uno de los panfletos y leyó:
“Esta tarde del 22 de octubre de 1968 las masas recuperan este teatro
para sí mismas. En un principio nuestras peticiones eran modestas: una
tarde libre a la semana para las gentes de la comunidad libre. Bill
Graham (que en el marco de estructuras legales arcaicas tenía técnicamente el control del teatro) ha rechazado nuestras peticiones. Ahora nos
tomamos aquello que en cualquier caso es nuestro. Ahora el teatro pertenece a las masas... hemos perdido una vez, ahora lo tomamos... el
Fillmore ha dejado de ser de uno para ser de todos... ¡Debemos defender
este territorio liberado!”.
Graham no daba crédito (15). Entre el público surgieron gritos
de “¡Fuera cerdos!” o “¡Revolución!” y algunos activistas del grupo saboteador, como Morea o Tom Motherfucker, alcanzaron el escenario para,
micrófono en mano, comenzar a explicar la política abusiva de precios
impuesta por el dueño del teatro y su nulo respeto por las actividades
que se pretendían organizar en su interior. Además, Morea, tal y como
(15)El incidente ha sido también recogido en The Living Theatre. Arte, exilio y escándalo,
de John Tytell. Los Libros de la Liebre de Marzo, 1999, página 64: "Todo el tema de la
rigidez fue puesto a prueba una noche en el Fillmore East de la Segunda Avenida, cuando el Living Theatre representaba la primera escena de Paradise Now a beneficio del
fondo de defensa legal para SDS, de la Universidad de Columbia, que se enfrentaban a
una pena de prisión en relación con una huelga efectuada en la primavera anterior. Un
grupo radical del bajo East Side, conocido como los Up Against the Wall Motherfuckers,
ocupó el escenario durante la representación, pidiendo que Bill Graham, dueño del
Fillmore East, restableciese su política de una noche libre para la comunidad. Si rehusaba, amenazaban con quemarle el teatro. Julian pasó horas negociando en el escenario
con Graham (…). Graham finalmente accedió a las demandas, aunque en realidad nunca
respetó el acuerdo".
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recogería al día siguiente el periódico Village Voice, anunció que “el show
ha terminado. La vida empieza ahora”. Una vez los hechos llegaron a este
punto, hizo su aparición el ya desquiciado Graham, afirmando que si
iban a tomar por la fuerza el teatro primero habrían de pasar por encima
de su cadáver.
El caos era total, mediando Julian Beck del Living Theatre.
Finalmente, se propuso que un día a la semana sería cedido a los
Motherfuckers de forma gratis para organizar actividades, actos éstos que
debían ser aprobados previamente por Graham. Esto, lógicamente, era
inaceptable para Morea y, aún así, Graham advirtió que, además, el uso
del teatro “habría que pagarlo”, a lo que Morea contestó que ellos ya lo
habían pagado “con nuestras vidas”. En un callejón sin salida y con el
serio riesgo de que su local fuese destruido, el empresario finalmente
accedió a conceder un día, el jueves, para actividades organizadas por los
Motherfuckers. Esas actividades consistieron en conciertos de rock o el
reparto de cómida y drogas gratis (LSD y marihuana). Más tarde, la
gente, que se había hecho con una multicopista propiedad del teatro,
imprimió y distribuyó una escueta octavilla en la que podía leerse: “Bill
Graham, empresario hippie que ha hecho fortuna con nuestra música
pero reivindica para sí el derecho de propiedad, que se libere un poco.
Libre Bill Graham. Libre todo”.
El cruce de declaraciones entre los ocupantes y el empresario se
mantuvo durante semanas en una paz precaria. Graham quería reconducir la disputa hacia un terreno más “civilizado” e, incluso, organizó un
debate desarrollado sobre el escenario del teatro contra el propio Morea
y al que asistieron los Motherfuckers. Para estos, Graham estaba compinchado con “los cerdos” (la policía, según la expresión de la época creada
por los Panteras Negras) y, bajo pretexto de que utilizaban el espacio para
drogarse, pretendía echarlos por la fuerza. Morea lo veía de una forma
bien distinta. En un panfleto repartido entre el público del Fillmore
East, afirmaban que Graham, en realidad, “tiene miedo de nosotros,
miedo de lo que nosotros vamos a aprender, miedo de que juntos poda44
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mos destruir su mundo y crear el nuestro propio”. En las semanas
siguientes, los Motherfuckers enseñaron a fabricar cócteles molotov, a
ejercitarse en artes marciales (jiu-jitsu), dieron charlas, etc., explotando la
situación cuando la policía amenazó con irrumpir por la fuerza para detenerlos y desalojarlos a causa del consumo de drogas. Aceptaron abandonar el local tras varias semanas de autogestión. El sueño del “Free
Fillmore” terminaba.
Mientras tanto, la banda de rock and roll más conocida del
momento entre los hippies, MC5, de Detroit, tocaron en el Fillmore
East. Los Motherfuckers exigieron entradas gratuitas para la “comunidad”, a lo que Graham se opuso. El concierto acabó con graves incidentes, con mucho público fuera, en la calle, al no poder pagar la entrada, y
con la banda huyendo por la puerta de atrás a toda prisa en su limusina,
que era golpeada por grupos de cabreados motherfuckers que los insultaban llamándolos “vendidos”, “cerdos” y “bastardos” (16).
***
LOS INCIDENTES EN EL FILLMORE EAST DIERON PASO A UN NUEVO AÑO,
1969, que marcaría el principio del fin para el grupo. Esta crisis no sólo
afectó al núcleo de los Motherfuckers, sino que marcó a toda la contracultura. El estilo utopista y espontáneo, colorido y festivo, se tornaba
cada vez más en algo indefinido y trágico. En muchas ciudades americanas, grupos de black panthers eran asesinados por bandas parapoliciales y
la cuestión de la violencia aparecía en el horizonte como algo monstruo(16)Este suceso ha sido recogido fielmente por el ex MC5, Wayne Kramer, en su artículo “Riots I Have Know and Loved”. Existe una traducción al castellano en La Felguera
#11, aunque originalmente fue publicado en la revista musical online Lef on the Dial.
También otro ex MC5, en este caso Danny Fields, definió a los Motherfuckers y sus
intenciones en el Filmore de la siguiente manera: “Querían cocinar allí y que sus bebés
se cagaran en las sillas. Eran gente muy desagradable. Barbudos, gordos, airados, beligerantes, feos, perdedores. Y duros.” (en Por favor, mátame. La historia oral del punk, de Legs
McNeil y Gillian Mccain, página 128. Discos Crudos)
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so e inevitable. La década concluía, pero también lo hacían muchos de
sus discursos: la no violencia y el intento por construir un movimiento
de masas. Las drogas fueron también parte de este profundísimo cambio
al aparecer la heroína y sustituir al famoso LSD, que era considerada una
droga de experimentación individual e introspección. Y con la heroína
circulando a toneladas por los barrios de Nueva York, la vida política
empezó a mutar hacia algo poco definido y que estaba a medio camino
entre la inevitable connivencia con la pequeña delincuencia, los traficantes, y la cierta empatía entre activistas y consumidores/vendedores por su
único lugar común, el cual no era otro que el gran desprecio hacia la
policía.
Durante el verano de ese año se producía el mayor evento hippie de la historia, el festival de Woodstock, que reuniría a varios cientos
de miles de asistentes. La lectura de aquel acontecimiento era diversa.
Para los empresarios hippies y la audiencia pop, así como para los miles
de nuevos hippies que se sumaban a la cultura de la contracultura que ya
generaba grandes beneficios, aquello iba a ser una experiencia inolvidable. No todos los veían de esa manera. Los Motherfuckers acudieron al
festival y, junto a la comuna Hog Farm, “liberaron” el espacio. Superados
los organizadores por la gran multitud de asistentes, grupos de motherfuckers cortaron las rejas que rodeaban el recinto y tiraron abajo algunas
vallas. Cientos de personas se colaron a través de ellas sin pagar entrada
alguna. No obstante, su participación en el sabotaje al festival no sólo se
redujo a lograr que muchos entrasen de manera gratuita. Varios de ellos
saquearon tiendas y distribuyeron entre la gente sacos de dormir y comida. Así, en medio de aquel acto de desobediencia y comunidad que
rechazaba la mercantilización del hippie que ya habían denunciado,
hacían realidad, aunque momentáneamente, su idea de “familias-tribuscomunas que constituyen la fundación de la Nación Hip”. Tras los actos
de rebelión en Woodstock estaban, según los Motherfuckers, grupos de
“guerreros psicodélicos” (17).
(17)Panfleto “Summer Solstice, New Mexico” distribuido a finales de 1969.
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Los Motherfuckeres, que ya desde hacía tiempo estaban armados, ahora veían el asunto de la autodefensa armada como algo perentorio. En su imaginario, Morea y los suyos se veían siendo eliminados por
operaciones de guerra sucia, víctimas de un ajuste de cuentas con bandas rivales o pereciendo en medio de un fuego cuya procedencia sería
indeterminada. Desconfiaban y endurecían su retórica. Aislados a medida que el año pasaba, empezaron a valorar la idea de abandonar la ciudad en busca de otros lugares con fuego real y donde se librase una lucha
a muerte. Es entonces cuando se producen diversos atentados con explosivos atribuidos a los Motherfuckers durante una campaña de acciones
conocida como “Armed Love”. Los ataques tenían como objetivo empresas armamentísticas o vinculadas con la guerra de Vietnam. Para ello,
hicieron uso de distintos nombres como International Werewolves
Conspiracy From Hell, entre otros.
Algo estaba pasando en el seno del grupo. Comenzaba una
época en que cada motherfucker debía dejar claro su compromiso real y
absoluto con la causa. No todos lo tenían claro, y menos cuando se vislumbraba el abismo de la confrontación armada. Esta idea ya se presentía desde mucho antes. Ya en el número 4 de Black Mask afirmaban que
“la poesía sale del cañón de un fusil”, tal y como había declarado décadas antes Maiakovski y, posteriormente, su poeta del amor armado Leroi
Jones.
Durante ese año, Morea intimó con Barry Motherfucker, un
militante nacido en Brooklyn, ex adicto a la heroína y traficante de
droga. El grupo empezó a moverse en círculos cada vez más oscuros en
medio de un territorio peligroso en el cual bandas de todo tipo dominaban Nueva York.
Boston, una ciudad hasta entonces fuera del circuito del grupo,
cambiaría al grupo para siempre. Por medio de varios amigos tuvieron
conocimiento de que un grupo de chicos de la calle, que vivían en medio
de un parque del centro de la ciudad, estaban siendo hostigados y represaliados por grupos de matones y guardias de seguridad. Los
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Motherfuckers acudieron a la ciudad y permanecieron junto a los chavales durante varios días hasta que fueron atacados con bates de béisbol.
Los Motherfuckers respondieron usando sus navajas y pronto se formó
una batalla campal. Al llegar la policía, Morea estaba en una esquina
rodeado por dos marines miembros del grupo agresor. Los marines resultaron heridos de gravedad y Morea fue detenido. Afortunadamente, el
arma no apareció, aunque estuvo dos semanas en la cárcel. Finalmente,
fue absuelto y puesto en libertad.
Con el temor a la cárcel o la muerte, continuaron algunos
enfrentamientos con otras bandas, como los Gypsy Jokers. Las cosas se
complicaban (18). Todos los miembros del grupo eran sometidos a seguimientos y provocaciones por parte de la policía. El clima se estaba
haciendo insoportable. Cada vez con mayor interés, las noticias que les
llegaban sobre la vida en ciertas comunas interesó a Morea. Además, la
fase de resistencia en el barrio parecía agotada. El antiguo movimiento
se había vuelto viejo y cansado, obsoleto.
Aprovechando su disposición a ayudar a varios desertores en el
propósito de fugarse de las autoridades, los Motherfuckers, a bordo de
autobuses y coches, hicieron un larguísimo viaje hasta el áspero territorio de Nuevo México. Allí iniciaron una nueva etapa caracterizada por
las terribles condiciones del clima y el enorme abismo con la vida de una
ciudad como Nueva York. En mayor o menor medida, el grupo se sentía
desplazado y fuera de lugar. Prestaron apoyo a la lucha de los chicanos
(18)Norman F. Contor, en La Era de la Protesta (Alianza Editorial, 1973, página 344),
cuenta un suceso acerca de ese nuevo ambiente en el gueto acontecido tiempo antes en
la zona de acción de los Motherfuckers: “También en el Lower East Side de Nueva York
se marchitaba la bonita idea del amor, de las flores y de la fraternidad. En octubre de
1967, un hippie llamado Groovy y una drogadicta fueron asesinados en los bajos de un
sórdido edificio. De pronto los hippies del East Village se dieron cuenta de que vivían
en el gueto. Y los guetos son sucios, feos y peligrosos. Los diggers del Village [entre los
que, quizás, Contor incluiría a black maskers y motherfuckers] comenzaron a llevar armas.
Y las drogas, los drogadictos y los traficantes de drogas eran también sucios, feos y peligrosos”.
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por medio de la organización La Alianza, entonces perseguida y con
varios de sus miembros en prisión. Les ofrecieron armas y autodefensa
en caso de que lo requiriesen, pero nunca entraron en acción. Desde
Nuevo México editaron pequeños panfletos firmados por una extraña
simbiosis de nombres que realzaban su idea ya muy tribal: “Sun Eagle
(Armed-Love-MotherfuckerTribe)”, mientras afirmaban su nueva naturaleza como “bandidos freaks psicodélicos” (19). Su debate, lo que les atormentaba, era entrar de lleno en una experiencia individual que les cambiase por completo bajo su idea de “evolución/revolución” constante. La
revolución era uno, pero también todo. La vida como una totalidad.
Liberación, cambio, cosmos y todo un sinfín de complicada terminología desde aquel voluntario exilio y que les llevaba a afirmar que ahora
eran “una cultura tribal”, ni más ni menos que “una comunidad de familias armadas con drogas / magia / armas” (20).
Pero el tiempo pasaba y muchos decidieron regresar, escogieron
otros caminos o empezaron una vida distinta en compañía de sus parejas. Morea permanecía cada vez más tiempo aislado, en las montañas.
Barry Motherfucker dejó el grupo para crear un pequeño grupo de bandidos. Ritchie Motherfucker, quien había sido un entusiasmado motherfucker desde los tiempos de la ocupación de la universidad de Columbia,
fallecía solo en las montañas, sin asistencia médica. Decenas de hippies
y outsiders, desertores y criminales, vagaban por aquel territorio. Habían
robos y eventuales choques con las patrullas policiales. Se vivía como se
podía, pero siempre mal y con miedo a ser detenido. Varios motherfuckers
crearon otros pequeños grupos; hubo acciones, aunque la prioridad era
otra: sobrevivir. Nuevas noticias llegaron desde Nueva York. Una organi-
(19)Panfleto “Summer Solstice, New Mexico” distribuido a finales de 1969.
(20)Panfleto “Conciencia armada de ácido” publicado a finales de 1968 en The Rat.
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zación armada llamada Weathermen (21) había aparecido. Entre los buscados por la policía estaban algunos de sus viejos amigos de SDS, como
Mark Rudd. Una explosión en un edificio de apartamentos había acabado con la vida de tres de sus militantes mientras manipulaban un explosivo.
El rastro de Morea se perdía en las montañas de Sangre de
Cristo, entre la leyenda y también ante su parte de verdad. Lo cierto es
que estuvo cinco años en compañía de su mujer, vagando de sitio en sitio
y siempre montado a caballo, dedicándose a la caza furtiva y al comercio
ilegal con caballos, enfermando, malviviendo y huyendo de la policía,
para luego trabajar como maderero. Su biografía se difuminó, y pocos,
muy pocos, fueron los que supieron algo de él en todo aquel tiempo.
Reapareció casi 35 años después, a finales de los noventa, y concedió su
primera entrevista para hablar, por fin, de su vida como un motherfucker,
aquel grupo que fuera definido como “una especie de Hell Angels con
manifiestos políticos” (22).
.
(21)Resulta indiscutible la influencia que los Motherfuckers ejercieron sobre
Weathermen. En Fire, periódico vinculado al grupo armado, en un artículo fechado en
enero de 1970 se afirmaba que “la violencia está en el aire”, así como que “dos años
antes, en Nueva York un grupo llamado los Motherfuckers empezó a moverse en grupos
de afinidad”. Desde entonces, continua diciendo el artículo, “cientos de grupos se han
formado por todo el país”, entre los cuales estaba Weathermen.
(22)Todd Gitlin, The Sixties. Years of Hope, Days of Rage, Bantam Books, 1987.
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