¿Cuánto mejoro el stock de materia orgánica al aumentar la
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¿Cuánto mejoro el stock de materia orgánica al aumentar la
III Simposio Nacional de Agricultura ¿Cuánto mejoro el stock de materia orgánica al aumentar la producción de residuos de cultivos? El rol de la biomasa área y subterránea en el balance de carbono del suelo en siembra directa S. Mazzilli1, A. Kemanian2, G. Piñeiro3, O. Ernst1 CARBONO ORGÁNICO DEL SUELO El deterioro ambiental generado por sistemas de producción agrícola ha llevado a aumentar los estudios en la dinámica de carbono orgánico del suelo (COS). Se ha hecho especial énfasis en el estudio del COS, ya que es conocida la asociación directa que existe entre el stock de COS y la productividad en sistemas agrícolas. El COS está fuertemente asociado a la fertilidad, la estructura física, la infiltración y retención de agua para los cultivos (Bauer y Black, 1994; Lal, 1997; Reeves, 1997), pero también es una alternativa para mitigar el aumento de CO 2 en la atmósfera (Davidson y Ackerman, 1993; Carbonell-Bojollo et al., 2012; Clay et al., 2012). Este interés ha dado un impulso renovado a la agricultura en siembra directa, la rotación de sistemas de cultivospasturas perennes (Studdert y Echeverría, 2000; Russelle et al., 2007; Ernst y Siri-Prieto, 2009), y más recientemente al desarrollo de sistemas de cultivos multiespecíficos (Malézieux et al., 2008). El balance de anual de carbono en un suelo depende: (1) de las entradas de carbono o sea, la biomasa de carbono (aérea y subterránea) que ingresa al suelo como residuos de cultivos y la tasa de humificación de esos residuos (o la proporción de residuos que finalmente se transforma en COS) y (2) de las salidas que dependen de la tasa de descomposición del COS y, en presencia de procesos erosivos, hay que sumarle la tasa de erosión (ke) (Hénin y Dupuis, 1945). Los ingresos de C potencial al suelo, en cultivos anuales, están fijados por la productividad primaria neta (PPN) de los cultivos, que al restarle la cosecha, determina la biomasa de residuos aportados por el cultivo al suelo. La PPN anual de cada cultivo representa, entonces, la máxima entrada posible de C al suelo, y depende de la tasa de crecimiento del cultivo y del tiempo que dura su estación de crecimiento. De esta forma, todas las causas que disminuyan la PPN, como por ejemplo, la deficiencia de nutrientes, plagas, etc. condicionan indirectamente la formación y acumulación de COS (Amundson y Baisden, 2000). A su vez, la magnitud de la biomasa extraída durante la cosecha afectará fuertemente la cantidad de C que efectivamente puede ingresar al suelo. Otro aspecto importante de la PPN, es la proporción de ésta que es de ori- 1 Universidad de la República – Facultad de Agronomía. Departamento de Producción Vegetal (EEMAC). Department of Plant Science. The Pennsylvania State University. 3 IFEVA/CONICET. Facultad de Agronomía. Universidad de Buenos Aires. 2 147 III Simposio Nacional de Agricultura gen aéreo (productividad primaria neta aérea –PPNA-, que se acumula en tallos, hojas, etc.) o subterráneo (productividad primaria neta subterránea PPNS- que se acumula en raíces, órganos subterráneos o es liberada al suelo como rizodeposición). La partición de la PPN en PPNA o PPNS es afectada al transformar ecosistemas naturales en agroecosistemas, y también por las características de los cultivos y de manejo realizados (Janzen et al., 1998; Bolinder et al., 2007). En general, se considera que el coeficiente de humificación de la biomasa subterránea es mayor que el de la biomasa aérea (Broadbent y Nakashima, 1974; Gale y Cambardella, 2000; Puget y Drinkwater, 2001) y por tanto, sistemas que aumentan la proporción de PPNS podrían tener un balance de COS más favorable solo debido al cambio de partición y no a la productividad total. IMPORTANCIA DE LA PRODUCCIÓN DE RASTROJOS La investigación del efecto de la biomasa aérea en el balance de COS, y en especial la producción de rastrojos, ha sido más exhaustiva que la investigación del efecto de las raíces sobre la dinámica del COS. A pesar de que esta última se ha investigado por décadas (Broadbent y Nakashima, 1974), los estudios son limitados lo cual puede ser parcialmente explicado por la dificultad que genera el estudio de raíces (Rasse et al., 2005; Kong y Six, 2010) en contraparte a la facilidad de evaluar residuos aéreos. Hay entonces un desbalance de información: mientras la biomasa subterránea pareciera tener una importancia crítica en el balance de COS, la información experimental es limitada. A nivel regional y mundial numerosos trabajos han asociado la producción de biomasa aérea con cambios en los stoc- 148 ks de COS. Un ejemplo de esto son los trabajos realizados en Pendelton-Oregon (USA), donde en sistemas con bajos niveles de erosión, existió una fuerte relación entre los ingresos de residuos y los cambios en los stocks de COS (Rasmussen y Smiley, 1997). A nivel regional, los trabajos de Studdert y Echeverría (2000), en el sur de Argentina, muestran la misma tendencia en cuanto a la relación entre ingresos de C aéreos y cambios en el stock de COS. A nivel local, existen numerosas publicaciones que apuntan en el mismo sentido y demuestran que, así como el sistema de laboreo, el balance de COS es afectado a través de la cantidad y calidad de la biomasa producida por unidad de tiempo y por dejar el suelo expuesto a la erosión (García-Prechac et al., 2004) Pero, además del efecto de los rastrojos sobre la dinámica de COS, se han detectado otra serie de ventajas asociadas a la presencia de residuos sobre la superficie del suelo. En este sentido, se desarrolló, a nivel regional, como alternativa para el control de la erosión y la pérdida de fertilidad del suelo, la permanencia en el tiempo de una capa de rastrojo sobre la superficie del suelo (Díaz-Zorita et al., 2002; Ernst et al., 2002). Esto parte de la idea de que bajo un sistema de no laboreo, como el que actualmente domina en el país, los residuos de cosecha de los cultivos dejados sobre la superficie del suelo, normalmente, persisten por más tiempo que los incorporados (Creus et al., 1998). Los efectos de los rastrojos sobre el suelo en sistemas de siembra directa son conocidos: atenuación de las variaciones de temperatura, protección de la superficie contra el impacto de la gota de lluvia y el viento, una mayor oportunidad de infiltración para el agua, disminución de la evaporación y aumento de la disponibilidad de humedad para los cultivos (Díaz-Ambrona et al., 2005; Richmond y Rillo, 2009). III Simposio Nacional de Agricultura IMPORTANCIA DE LA PRODUCCIÓN DE RAÍCES Y MÉTODOS DE ESTUDIO La estimación de la tasa de humificación de los residuos al COS y la distinción entre aportes aéreos y subterráneos es compleja y varios métodos han sido aplicados para este propósito. Uno de los métodos consiste en dejar o remover los residuos aéreos en ensayos de largo plazo, utilizando el tratamiento de suelo desnudo como referencia para medir el impacto de tasas diferenciales de entrada de residuos aéreos (Larson et al., 1972; Barber, 1979; Plénet et al., 1993; Kätterer et al., 2011). El problema de este método, al no tener residuos en superficie, es que la remoción de rastrojo genera condiciones extremas. Otro método ampliamente utilizado, son las bolsas de descomposición (Parker et al., 1984; Robinson et al., 1997; Moretto et al., 2001), aunque un problema asociado es el disturbio que se genera en el suelo al colocar las bolsas a la profundidad deseada. Por último, otro método utilizado es «marcar» las entradas de carbono orgánico, basado en la abundancia natural de isótopos de 13C en experimentos de largo plazo (Angers et al., 1995; Bolinder et al., 1999) o con pulsos de 14C (Kisselle et al., 2001) o 13C (Kong y Six, 2010). A pesar de la complejidad para su estudio, es conocido que los residuos subterráneos tienen relativamente más influencia que los residuos aéreos en el balance de COS (Broadbent y Nakashima, 1974) y varios experimentos de largo plazo sustentan esta afirmación (Campbell et al., 1991; Balesdent y Balabane, 1996; Clapp et al., 2000). La potencial mayor estabilización de los residuos subterráneos ha sido atribuida a la protección física dentro de los agregados del C derivado de biomasa subterránea (Gale et a l . , 2 0 0 0 ; Wa n d e r y Ya n g , 2 0 0 0 ; Puget y Drinkwater, 2001; Rasse et al., 2005). No obstante, son escasos los trabajos que cuantifican la contribución aérea y subterránea de los ingresos de C, particularmente en cultivos de diferente composición química y bajo condiciones de campo en sistemas de siembra directa. RESULTADOS LOCALES SOBRE LA IMPORTANCIA RELATIVA DE BIOMASA AÉREA Y SUBTERRÁNEA Diseño experimental y evaluaciones realizadas En el año 2007, se instaló en la Estación Experimental «Dr. M. A. Cassinoni» (EEMAC) de la Facultad de Agronomía, Uruguay, un experimento de largo plazo, en el cual se pretende estimar el origen del C nuevo, el que se está formado a partir de los residuos agregados por los cultivos. El experimento tiene cuatro tratamientos, en un diseño de bloques completos al azar, con tres repeticiones: maíz continuo (M/M), soja continua (S/S) y dos tratamientos de intercambio de rastrojos, en los cuales la biomasa aérea fue intercambiada entre las parcelas de soja y maíz luego de la cosecha, resultando en un tratamiento con aportes aéreos de maíz y subterráneos de soja (M/S) y un tratamiento complementario con aporte aéreo de soja y subterráneo de maíz (S/M). Para cada zafra, se tiene información de la producción aérea y subterránea de cada cultivo. Esto implicó estimar biomasa aérea de residuos a cosecha y biomasa de raíces a floración, dado que es esperable encontrar el máximo de producción de raíces en este estadio. Para la estimación de biomasa de raíces se utilizó el método del barreno que consiste en tomar muestras de suelo, en este caso, con un barreno de 5 cm de diámetro en la fila y la entrefila. Las muestras fueron lavadas hasta obtener las raíces sobre tres tamices de malla 149 III Simposio Nacional de Agricultura de 2; 0,5 y 0,05 mm y posteriormente recuperadas con pinzas. Los datos de la fila y la entre fila fueron promediados. En este trabajo se presenta la información de los dos primeros años, por lo que se tomaron en cuenta: el muestreo de suelo al momento de la siembra la primera zafra (noviembre 2007) y antes de la siembra del tercer ciclo de cultivos (noviembre 2009). Además, sólo se presentarán datos de los primeros 20 cm de suelo. Las muestras de suelo fueron fraccionadas de acuerdo al método propuesto por Cambardella y Elliot (1992). Este método parte del hecho que el COS es una sustancia heterogénea en composición y ciclado, y, por tanto, separa COS en materia orgánica particulada (MOP) y materia orgánica asociada a la fracción mineral (MOAM). La fracción MOP es la fracción más joven y está mínimamente transformada en relación al residuo que le dio origen y en poca asociación con los constituyentes minerales del suelo. En contraste, la fracción MOAM, es la más estable dado su asociación con la fracción mineral del suelo. Por otra parte, se analizaron sub muestras de biomasa aérea y subterránea de soja (C3) y maíz (C 4), así como las muestras de suelo de cada momento de muestreo y fracción para C, N y la relación 13C/12C. La evaluación de la re- lación 13C/12C es una forma natural de marcado isotópico y es potencialmente útil para identificar el origen del C en el COS y la tasa de ciclado en muchos sistemas. La herramienta parte de la base que plantas C3 tienen una señal isotópica de δ13C -26‰, mientras que un planta C4 tiene una señal isotópica de δ13C 12‰. El uso del fraccionamiento físico del COS y los isótopos estables, en conjunto, brindan una poderosa herramienta para conocer los flujos de C en los sistemas de producción a nivel de campo. Además, la clave en este experimento es que la situación inicial era de una mezcla entre plantas C3 y C4, por lo que a la siembra ambos tipo de plantas permitían detectar cambios en la señal isotópica. Principales resultados obtenidos Durante estos primeros años de evaluación, no existieron cambios en los stocks de COS en los primeros 20 cm de profundidad de perfil (datos no presentados). Los niveles productivos alcanzados fueron muy altos en relación a lo esperado para la zona (9400 ± 500 y 3700 ± 200 kg ha-1 de grano en términos medios para maíz y soja respectivamente). Existió una fuerte diferenciación entre el C producido aéreo y el producido subterráneo (Figura 1), tal como Figura 1. Producción de carbono aéreo (sin granos) y subterráneo en los dos años iniciales del experimento según cultivo. 150 III Simposio Nacional de Agricultura Figura 2. Diagrama de tratamientos y cambios en la señal isotópica del suelo en los primeros 20 cm y señal isotópica de residuos aéreos y subterráneos de soja. ya había sido previamente indicado por otros autores para este tipo de cultivos anuales (Bolinder et al., 1997). La relación entre producción aérea (sin granos) y subterránea fue de 5:1 para maíz y 8:1 para soja, lo que indica que la soja, además de tener menos producción aérea tiene una menor partición de C a raíces por cada unidad de C producido aéreo. Si bien no hubo cambios en los stocks de COS, ya a los dos años de iniciado el experimento pudieron detectarse cambios en la señal isotópica del suelo, en especial en la fracción MOP. Los cambios en la señal isotópica de 13C siguieron principalmente la señal isotópica de la biomasa subterránea en ambas fracciones (Figura 2). Este cambio indica, en especial para la fracción MOP, una mayor presencia de C originado en la biomasa subterránea. Centraremos el análisis en la fracción MOP, ya que fue en esta fracción en la que se detectaron diferencias estadísticamente significativas. La señal isotópica de esta fracción al inicio del experimento fue de -21‰, lo que la deja en una posición intermedia entre una planta C 3 y una C 4 y está de acuerdo al tipo de vegetación que se estaba desarrollando previo al experimento. Como era de esperar, el δ13C MOP se volvió más negativo en el tratamiento de S/S (hacia -26‰) y menos negativo en el tratamiento de M/M (hacia -13‰). La señal δ13C MOP en los tratamientos de intercambio se movieron principalmente hacia la señal isotópica de la biomasa subterránea, a pesar de la cantidad de carbono ingresado como residuo aéreo. Para la fracción MAOM, se observó la misma tendencia. La única condición en donde los tratamientos se movieron ha- 151 III Simposio Nacional de Agricultura cia la señal del residuo aéreo, fue en el tratamiento M/S en los primeros 10 cm de suelo (datos no presentados). Esto está indicando que el agregado de 4,5 Mg C ha-1 de rastrojo de maíz por año impactó en la señal isotópica sólo en ese horizonte de suelo. La tasa de descomposición de la MOP no cambió significativamente al cambiar el cultivo que creció sobre el suelo (soja o maíz), aunque sí se produjo un cambio en la tasa de descomposición entre el horizonte de 0-10 y el de 10-20. Como los stocks de COS permanecieron constantes, y la tasa de descomposición tampoco varió entre cultivos, la cantidad de carbono nuevo que está ingresando al sistema fue similar en todos los tratamientos. A su vez, como los ingresos totales de C en maíz (aéreo + subterráneo) fueron casi el doble que en soja, la humificación (hMOP) de los residuos en la fracción MOP tendió a ser menor en maíz en relación a soja (Cuadro 1). En acuerdo con los cambios en la señal isotópica de δ13C, la proporción de carbono nuevo en la fracción MOP derivada de la biomasa subterránea fue mayor que la derivada de los residuos aéreos. La estimación de la contribución del aporte del carbono subterráneo al total del carbono nuevo presente varió desde un 50% a casi el 100% depen- diendo del valor de tasa de descomposición considerado (kMOP) y la profundidad considerada. Como era de esperar, la proporción de MOP derivada de la biomasa aérea aumentó en la medida que se evaluó en las capas superficiales del perfil del suelo. Esta importancia relativa de la biomasa subterránea fue igual de importante para soja y maíz. Los resultados sugieren que una proporción muy importante del carbono aportado por residuos aéreos es respirado y no estabilizado en el suelo, mientras que lo opuesto ocurre para la biomasa subterránea (Figura 3). Dado el corto tiempo desde el inicio del experimento, no pudieron detectarse aún diferencias en la fracción MOAM. Pero los resultados obtenidos no hacen más que destacar el aporte diferencial que hacen la biomasa subterránea en la dinámica del COS y está en línea con una serie de trabajos internacionales que han llegado a estimaciones similares por distintos métodos (Puget y Drinkwater, 2001; Kong y Six, 2010). Esta diferenciación en el aporte de residuos aéreos y subterráneos no son tenidos en cuenta por la mayoría de los modelos de simulación disponibles en la actualidad (Parton et al., 1988; Coleman y Jenkinson, 1996; Kemanian y Stöckle, 2010). En resumen, la información presentada, aunque preliminar, sugiere que la Cuadro 1. Tasa de descomposición (k MOP) y humificación de ingresos de carbono (h MOP) en la fracción MOP para los primeros 20 cm de suelo. Profundidad Cultivo kMOP hMOP y 0-10 10-20 0-20 Maíz Soja Maíz Soja Maíz Soja 0,054 0,067 0,029 0,028 0,033 0,045 -1 0,014 0,042 NA * NA * 0,012 0,033 Proporción de nuevo C MOP 0,097 0,123 0,057 0,030 0,063 0,083 ·NA: no aplicable, dado que para la estimación de la tasa de humificación de 10-20cm se requiere estimar la fracción de la biomasa aérea que se humifica a esa profundidad. No existieron diferencias estadísticamente significativas entre cultivos para ninguna variable. 152 III Simposio Nacional de Agricultura (y-1) Figura 3. Porcentaje estimado de carbono nuevo presente en la fracción MOP derivada de la biomasa subterránea y en función de un rango de posibles valores de k para dos horizontes del suelo de diferente espesor. biomasa aérea es rápidamente respirada y sólo una pequeña porción es humificada y, por tanto, transformada en COS, y esto se vuelve más evidente en la medida que se considere mayor profundidad en el perfil del suelo. Los resultados indicarían que, por ejemplo, la disminución de los ingresos aéreos de C debido a la remoción de residuos, como fardos o para producción de bioenergía, podría ser potencialmente compensada a partir de un incremento en la producción de biomasa subterránea. A su vez, si bien no es información que surja directamente de los datos, el gran impacto de la biomasa subterránea puede ser una de las principales razones de por qué los sistemas de producción de cultivos-pasturas en la región siempre tienden a mantener mayores stocks de COS (Ernst y Siri-Prieto, 2009), dado que las pasturas perennes asignan mayor proporción de C a raíces que los cultivos anuales (Gentile et al., 2003; Bolinder et al., 2007). CONSIDERACIONES FINALES Los resultados son contundentes en cuanto que la biomasa subterránea tiene una influencia directa mayor en el balance de COS que los residuos aéreos en sistema de siembra directa como los que actualmente se llevan a cabo en la región. Esto abre una serie de oportunidades para implementar sistemas que maximicen no solo la producción total de biomasa sino la producción de raíces. La primera forma relativamente directa de producir más raíces sin modificar mayormente el sistema actual de agricultura es lograr mayores producciones en cada uno de los cultivos que integran la rotación, dado que existen relaciones entre la biomasa aérea y subterránea producida que son especiedependiente y por tanto más producción total va a estar asociado a más raíces. La segunda forma es la elección de cultivos. En este trabajo mostramos que soja y maíz difieren en la relación entre biomasa aérea y subterránea. En este sentido debe considerarse la produc- 153 III Simposio Nacional de Agricultura ción que logra cada cultivo y la producción anualizada que depende también de la secuencia de cultivos en el año. La tercera forma seria la selección de especies (y posiblemente cultivares) de cultivos de cobertura, puros o en mezclas. Una cuarta forma sería la implementación de sistemas de cultivos que roten con especies perennes con o sin pastoreo, es decir adecuar los sistemas de cultivos directos a una rotación cultivo-pastura. Por último, esta investigación destaca que además de los residuos aéreos en mantener cobertura aérea de residuos para prevenir erosión y mantener COS, las raíces juegan un rol importante que usualmente no es discutido pero que puede ser fundamental en el mantenimiento de COS y en general en mantener la sostenibilidad de los sistemas de producción agrícola. BIBLIOGRAFÍA AMUNDSON R, BAISDEN WT. 2000. Stable isotope tracers and models in soil organic matter studies. En: Sala O, Mooney H, Howarth B, Jackson R. [Eds.]. Methods in Ecosystem Science. Springer Verlag. pp. 117-134. ANGERS DA, VORONEY RP, COTE D. 1995. Dynamics of soil organic matter and corn residues affected by tillage practices. Soil Science Society of America Journal, 59: 1311-1315. BALESDENT J, BALABANE M. 1996. 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