rodilana y sus yesos renacentistas

Transcripción

rodilana y sus yesos renacentistas
RODILANA Y SUS YESOS RENACENTISTAS
Generalmente, al hablar de yeserías en edificios históricos, uno instala su
cabeza en dos periodos: por un lado, piensa en las decoraciones islámicas con sus
regulares trazados laberínticos; por otro, acuden los siglos del Barroco y la gran
cantidad de bóvedas tabicadas con decoración que se produjeron con este material.
Muy rara vez nos detendremos en el Renacimiento ya que, en nuestro entorno, el XVI
fue un siglo marcado por la prosperidad económica, lo que indefectiblemente llevó
aparejado el uso de la piedra como material de construcción a poco empaque que
tuviese la obra. Se suma a esto que a partir del último tercio de siglo la austeridad
decorativa dimanada de El Escorial hacía casar mal su mesura con las filigranas y
jeribeques que generalmente se asocian al uso del yeso.
Dicho esto y, como las normas están para no cumplirse, uno puede disfrutar
cualquier mañana de domingo con una espléndida excepción a la regla a muy pocos
kilómetros de Ávila. Basta dirigirse hacia el norte camino de Valladolid. A la altura de
Medina del Campo se tomará una pequeña carretera provincial (VA-404) que discurre
entre lomas de viñedos camino de Pozaldez, Matapozuelos y Mojados. Antes de
alcanzar estas poblaciones –con magníficos templos también- nos toparemos con
Rodilana, hoy una pequeña aldea que ronda el centenar y medio de habitantes en
cuyo extremo septentrional se encuentra la iglesia de San Juan Bautista.
Visto desde el exterior resulta un edificio desgarbado. Rodeándolo se advierten
los últimos restos de un templo anterior, probablemente del siglo XIII, reaprovechados
en el cuerpo inferior de la torre que cuenta con una portada abierta al oeste tal como
ocurre, por ejemplo, en San Nicolás de Madrigal de Altas Torres. Esta presencia se
acompaña al interior con una buena pila aguabenditera de similar cronología decorada
con arquillos en la embocadura.
Rodilana. Iglesia de San Juan
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Pila aguabenditera
La impresión al acceder al interior es de las que sientan. A un anodino cuerpo
de tres naves se adosa una de las cabeceras más singulares que puedan verse en
Castilla. Está cubierta por una cúpula ovalada que, aún a falta de una muy necesaria
restauración, muestra una magnífica decoración concéntrica repleta de yeserías
renacentistas policromadas y doradas que rematan en la zona central en una venera
de cuyo centro pende una gran clave con representación de ocho hombres barbados y
ángeles de alas explayadas.
El prodigio se debe a los hermanos Jerónimo y Juan Corral de Villalpando, si
bien es cierto que se les atribuye por analogía con otras obras, ya que hasta el
momento no se ha encontrado documento que lo certifique. El conjunto se viene
fechando hacia 1563 y presenta un programa iconográfico alusivo a la salvación en tres
registros superpuestos, en que entre elementos propios de la arquitectura clásica –se
ha propuesto para los autores una formación italiana dado el sentido romano de sus
composiciones- se disponen santos, apóstoles, evangelistas, padres de la iglesia o
virtudes conjugados con puttis, ángeles, mascarones, bucráneos, guirnaldas, jarrones,
representaciones de la muerte y escenas del Antiguo y Nuevo Testamento pintadas en
grisalla, etc.
El registro más bajo acoge una serie de 18 personajes dispuestos bajo veneras
alternadas con parejas de columnillas jónicas entre los que se identifican ángeles
tenantes de las arma christi y músicos, los cuatro evangelistas y los santos Jerónimo,
Ambrosio, Gregorio y Agustín, padres de la iglesia. Al parecer, tras el ático del retablo,
se dispone una imagen de la Dolorosa. Todo este registro corre entre entablamentos
plenamente renacentistas que únicamente se quiebran a la altura de las ventanas en
los costados.
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Bóveda del presbiterio
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En el segundo registro se dispone en relieve una imagen de Cristo bendiciendo
y portando la cruz sobre el ático del retablo mayor. A sus costados las dos primeras
escenas en grisalla representan a la Virgen y a Juan Bautista, y prosiguen en sentido
contrario a las agujas del reloj narrando desde el Nacimiento de Eva hasta la
Ascensión de Cristo presentando la historia de la salvación. E. García Chico ha
atribuido estas pinturas al pintor de Medina del Campo Antón Pérez. Entre ellas
marcan la separación cariátides y atlantes.
Detalle de la decoración sobre el retablo mayor
Tras un nuevo entablamento, el último registro de casetones con decoración.
En ellos se suceden alternativamente relieves de la muerte vestida con túnica y bustos
femeninos, pese a que en alguno de ellos parezca haberse repintado simulando bigote
y perilla. Como fondo todas las imágenes muestran guirnaldas pintadas cuyo color se
encuentra casi del todo perdido.
Da paso a esta capilla un arco triunfal de medio punto también decorado con
yeserías. Aquí se trata de piñas pinjantes en el interior de figuras tetralobuladas, al
modo en que también se encuentran en la parroquial de Donjimeno (Ávila) o en los
casetones de la capilla la Concepción de la Catedral. Para facilitar el paso de la planta
ochavada de la cabecera a la ovalada se dispusieron dos pechinas junto a este arco
donde se representan la Fe portando cáliz y lanza y la Sinagoga como una anciana
derrotada, cegada y con las tablas de la ley y la lanza quebradas.
En suma, se trata de un conjunto que bien vale el corto viaje, tan clásico como
abigarrado y efectista que, pese a realizarse para una población humilde, no
desmerece en absoluto de otras piezas de los Corral de Villalpando como la capilla de
los Benavente en Santa María de Medina de Rioseco o la cercana cúpula de la Casa
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Blanca de Medina del Campo. A esta igualmente casa bien la definición del arte de los
Corral que hiciera Fernando Chueca al señalar que “…es como flor alegre del Páramo,
frágil y a la vez efímera pero voluptuosa, de fresca lozanía a la vez que cándida
fragancia; de arabesco licencioso, de revestidura lujosa, realizado en una materia de la
España humilde, intemporal y perpetua”.
Detalle de la decoración hacia el Este
Detalle de la decoración hacia el Norte
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Representación de la fe en una de las pechinas
Raimundo Moreno
PARA SABER MÁS, VER:
AA. VV.: La obra en yeso policromado de los Corral de Villalpando, Madrid, 1994.
MARCOS RÍOS, J. A.: La escultura policromada y su técnica en Castilla, siglos XVI-XVII,
Tesis doctoral, U. Complutense de Madrid, 1998, I, pp. 154-160.
MARCOS VILLÁN, Mª y FRAILE GÓMEZ, A. Mª: Catálogo monumental del antiguo
partido judicial de Medina del Campo, Valladolid, 2003, pp. 225-236.
PÉREZ VILLANUEVA, J.: “La escultura en yeso en Castilla. La obra de los hermanos
Corral”, en Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, II, 1933-34, pp. 359383.
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