hegemonia y estrategia socialista

Transcripción

hegemonia y estrategia socialista
Versión española de
ERNESTO LACLAU
ERNESTO LACLAU
y CHANTAL MOUFFE
HEGEMONIA
Y ESTRATEGIA
SOCIALISTA
Hacia una radicalización
de la democracia
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
M É X I C O - A R G E N T I N A - BRASIL - C O L O M B I A - C H I L E - ESPAÑA
ESTADOS U N I D O S D E AMÉRICA - GUATEMALA - PERÚ - V E N E Z U E L A
Primera
Primera
Segunda
Primera
edición en inglés, 1985
edición en español, 1987
edición en español (FCE.Argentina), 2 0 0 4
reimpresión, 2 0 0 6
PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN EN ESPAÑOL
Hegemonía
T í t u l o original: Hegemony andsoaaiisi straíegy. Tomarás a radicaldemocratkpolitics
ISBN de la edición original: 1-85984-330-1
® 1985, Verso, Londres
D . R . ® 2 0 0 4 , F O N D O D E C U L T U R A E C O N Ó M I C A D E A R G E N T I N A S.A.
El Salvador 5665; 1414 Buenos Aires
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I M P R E S O E N A R G E N T I N A - PRINIVD
IN
ARCUN-I-INA
Hecho el depósito que marca la ley 11.723
y estrategia socialista fue publicado originariamente en 1985 y ha
estado, a partir de entonces, en el centro de muchas discusiones teóricas y
políticas importantes, tanto en el mundo anglosajón como en otras partes.
Muchas cosas han cambiado desde aquel tiempo en la escena contemporánea. Para referirnos tan sólo a los desarrollos más importantes, es suficiente
mencionar el fin de la Guerra Fría y la desintegración del sistema soviético.
A esto debemos añadir las drásticas transformaciones en la estructura social
que están en la raíz de nuevos paradigmas en la constitución de identidades
sociales y políticas. Para percibir la distancia epocal entre el comienzo de los
años ochenta, cuando este libro fue originariamente escrito, y el presente, tenemos tan sólo que recordar que, en aquel tiempo, el eurocomunismo era todavía visto como un proyecto político viable que iba más allá tanto del leninismo como de la socialdemocracia, en tanto que, a partir de entonces, los
debates principales que han absorbido la reflexión intelectual de la izquierda
han sido aquellos centrados en los nuevos movimientos sociales, en el multiculturalismo, en la globalización y en la desterritorialización de la economía,
y en el conjunto de problemas vinculados con la cuestión de la posmodernidad. Podríamos decir -parafraseando a Hobsbawn— que el "corto siglo X X "
concluyó en algún punto a comienzos de los años noventa y que hoy en día
encaramos problemas de un orden sustancialmente nuevo.
Dada la magnitud de estos cambios epocales, nos sorprendimos, al ir sobre las páginas de este libro no tan reciente, al advertir lo poco que teníamos
que poner en cuestión respecto de la perspectiva intelectual y política que en
él se plantea. La mayor parte de lo que ha ocurrido desde entonces ha seguido de cerca el camino sugerido en nuestro libro, y aquellos problemas que
eran centrales para nuestras preocupaciones en aquel momento han pasado a
ser cada vez más prominentes en las discusiones contemporáneas. Podríamos
incluso decir que hoy vemos la perspectiva teórica desarrollada en aquel entonces —centrada como lo estaba en la matriz gramsciana y en la centralidad
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de la categoría de hegemonía- como un enfoque más adecuado a los problemas contemporáneos que el aparato intelectual que ha acompañado a menudo las discusiones recientes sobre la subjetividad política, sobre la democracia
y sobre las derivas y las consecuencias políticas de una economía globalizada.
Ésta es la razón por la que queremos recapitular, como introducción a esta segunda edición, algunos puntos centrales de nuestra intervención teórica, y
contraponer algunas de sus conclusiones políticas a ciertas tendencias recientes en la discusión en torno a la democracia.
Comencemos por decir algo acerca del proyecto intelectual de Hegemonía. .. y de la perspectiva teórica a partir de la cual fue escrito. E n la mitad de
los años setenta, la teorización marxista había llegado, claramente, a un punto muerto. Después de un período excepcionalmente rico y creativo en los
años sesenta -que tuvo su epicentro en el althusserianismo, pero también en
un renovado interés en Gramsci y en los teóricos de la escuela de Francfort-,
los límites de esa expansión comenzaban a ser claramente visibles. Había un
hiato creciente entre las realidades del capitalismo contemporáneo y lo que el
marxismo podía legítimamente,subsumir bajo sus propias categorías. Es suficiente recordar las contorsiones crecientemente desesperadas que tuvieron
lugar en torno a nociones tales como "determinación en la última instancia"
y "autonomía relativa". Esta situación, en su conjunto, dio lugar a dos tipos
de actitud: o bien negar los cambios y retraerse -de modo muy poco convincente- en un bunker ortodoxo, o bien adicionar, ad hoc, análisis descriptivos
de las nuevas tendencias que eran simplemente yuxtapuestos, sin integración,
a un corpus teórico que se mantenía sin cambios sustanciales.
Nuestro modo de tratar la tradición marxista fue enteramente diferente, y
podría quizás formularse en términos de la distinción husserliana entre "sedimentación" y "reactivación". Las categorías teóricamente sedimentadas son
aquellas que ocultan sus actos de institución originaria, en tanto que el momento de la reactivación hace nuevamente visibles esos actos. Para nosotros
-oponiéndonos aquí a Husserl-, esta reactivación debe mostrar la contingencia originaria de aquellas síntesis que las categorías marxistas intentaban establecer. E n lugar de adherirnos a nociones tales como "clase", la tríada de niveles (lo económico, lo político y lo ideológico) o la contradicción entre
fuerzas y relaciones de producción como fetiches sedimentados, lo que intentamos fue revivir las precondiciones que hicieron posible su operatividad discursiva, y nos interrogamos acerca de su continuidad o discontinuidad en el
capitalismo contemporáneo. E l resultado de esta operación fue el percibir que
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el campo de la teorización marxista había sido mucho más ambivalente y diversificado que el travestido monolito que el marxismo leninismo presentaba
como historia del marxismo. Esto debe ser afirmado sin ambages: el efecto
teórico perdurable del leninismo ha sido un brutal empobrecimiento del campo de la diversidad marxista. Mientras que al final del período de la Segunda
Internacional los campos en <jue la discursividad marxista operaba habían pasado a ser crecientemente diversificados -en un espectro que, especialmente
en el austromarxismo, se extendía desde el problema de los intelectuales a la
cuestión nacional, y de las contradicciones internas de la teoría del valor a
la relación entre socialismo y ética-, la división del movimiento obrero internacional y la reorganización de su ala revolucionaria en torno a la experiencia soviética condujeron a la discontinuidad de e,ste proceso creativo. E l caso
patético de un Lukács, que enfeudó su innegable capacidad intelectual a la
consolidación de un horizonte teórico político que no iba máskllá del conjunto de estereotipos de la Tercera Internacional, es extremo pe£> ciertamente no único. Es importante mencionar ^ue muchos de los problemas con los
que se enfrenta la estrategia socialista 0 las condiciones del capitalismo tardío ya están contenidos, in nuce, en el austromarxismo, pero tuvieron poca
continuidad en el período de entreguerras. Sólo el ejemplo aislado de Gramsci, escribiendo desde las cárceles mussolinianas, puede ser citado como un
punto de partida cuyo nuevo arsenal de conceptos -guerra de posición, bloque histórico, voluntad colectiva, liderazgo intelectual y moral- es el punto
de arranque de nuestras reflexiones en Hegemonía y estrategia socialista.
Revisitar -reactivar- las categorías marjistas a la luz de esta serie de nuevos problemas y desarrollos tenía que conducir, necesariamente, a deconstruir
aquéllas -es decir, a desplazar algunas de sus condiciones de posibilidad y a
desarrollar nuevas posibilidades que trascienden t<|do aquello que puede ser
caracterizado como aplicación de una categpría- Sabemos, por "Wittgenstein,
que no hay algo como la "aplicación de una regla" —la instancia de la aplicación es parte de la propia regla-. Releer la teoría marxista a la luz de los problemas contemporáneos implica necesariamente |leconstruir las categorías
centrales de esa teoría. Esto es lo que ha sido denofninado nuestro "posmarxismo^±¡psotros no inventamos este rótulo - é l aparece sófo maígTñáTiñente
(y no como rótulo) en la introducción de nuestro libro-. Pero puesto que se ha
generalizado como caracterización de nuestra obra, podemos afirmar que no
nos oponemos a él en la medida en que se lo entienda correctamente: tanto
como proceso de reapropiación de una tradición intelectual, como de ir más
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allá de esta última. Y en el desarrollo de esta tarea es importante señalar que
ella no debe ser considerada tan sólo como una historia interna del marxismo. Muchos antagonismos sociales, muchos problemas que son cruciales para la Comprensión de las sociedades contemporáneas, pertenecen a campos de
discutsividad que son externos al marxismo y que no pueden ser reconceptualizados en términos de las categorías marxistas, dado, especialmente, que es
su misma presencia la que pone en cuestión al marxismo como sistema teórico cerrado y conduce a la postulación de nuevos puntos de partida para el
análitis social.
]
tíay un aspecto en particular que quisiéramos subrayar en este punto. Toí do ctmbio sustancial en el contenido ónticq de un campo de investigación
conduce también a un nuevo paradigma ontológico. Althusser decía que detrás tíe la filosofía de Platón estaba la matemática griega; detrás del racionalismo del siglo XVII, la física de Galileo, y detrás de la filosofía de Kant, la
teoría de Newton. Para plantear el argumento de modo trascendentah_k_pregunta estrictamente oniológica se interroga acerca de cómo los entes tienen
que ser parajque la objetividad.de uncampo.específicp resulte posible. La ontología implícita en el freudismo, por ejemplo, es diferente e incompatible
con la que subyace en un paradigma biologista. Hay un proceso de realimentación mutua entre la incorporación de nuevos campos de objetos y las categorías onto^ógicas generales que gobiernan, en un cierto momento, el campo
general de la objetividad. Desde este punto de vista, nuestra convicción es
que en la transición del marxismo al posmarxismo el cambio no es sólo óntico sino también ontológico. Los problemas de una sociedad globalizada y
regida por i* información son impensables a partir de los dos paradigmas que
han gobernado el campo de la discursividad marxista: primero el hegeliano y
más tarde ef, naturalista.
Nuestrojjpnfoque se funda en privilegiar el momento de la articulación política, y la A e g o r í a central del análisis político es, en nuestra perspectiva, la
hegemonía, mi tal caso, repitiendo nuestra pregunta trascendental: ¿cómo tiene que ser upa relación entre entidades para que una relación hegemónica resulte posibl|f Su condición inherente es que una fuerza social particular asuma la repre||fiíácI3n efe uña'totalidadque c r f á ^ c a l m t n t é T n c o í ^
con ella. Es^upo:defunivers
el^unícojg^gunacomunidad política puede alcanzar. Desde "este" punto de vista, nuestro análisis debe
ser diferenciadcTde aquellos en los que la universalidad encuentra, en el campo social, una expresión directa, no mediada económicamente, y de aquéllos
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en los que las particularidades simplemente coexisten sin que sea pensable
ninguna mediación entre ellas -como en ciertas formas del posmodernismo-.
Pero si una relación de representación hegemónica va a ser posible, su status
ontológico tiene que ser definido. Éste es el punto en que, enjmestro-análisisi
la noción de lo social,concebido como espacio^discursivo-es decir, que haga
posibles relaciones de representación que son estrictamente impensables den-,
tro de un paradigma fisicalista o naturalista- pasa a adquirir una importancia]
capital. E n otros trabajos hemos mostrado que la categoría de "discurso" tiene
uná~tradición que remonta a las tres principales corrientes intelectuales del siglo XX: la filosofía analítica, la fenomenología y el estructuralismo. E n las tres,
el siglo comenzó con una ilusión de inmediatez, de un acceso no mediado
discursivamente a las cosas mismas -el referente, el fenómeno y el signo, respectivamente-. E n las tres, sin embargo, esta ilusión de inmediatez se disuelve, en un cierto punto, y debe ser reemplazada por una u otra forma de mediación discursiva. Esto es lo que ocurre en la filosofía analítica en la obra del
último Wittgenstein, en la fenomenología con la analítica existencial de Heidegger, y en el estructuralismo con la crítica posestructuralista del signo. E s
también, en nuestra opinión, lo que ocurre en la epistemología con la transición verificacionismo/Popper/Kuhn/Feyerband, y en el marxismo con la obra
de Gramsci, en la que el absolutismo de las identidades de clase del marxismo clásico es reemplazado por identidades hegemónicas constituidas a través
de mediaciones no dialécticas.
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Todas estas corrientes han alimentado nuestro pensamiento en cierta me-1
dida, pero el posestructuralismo es el terreno en el que hemos encontrado la J
principal fuente de nuestra reflexión teórica y, dentro del campo posestructuralista, la^econstrucción y lateoría lacaníana han tenido una importancia decisiva en la formulación de nuestro enfoque acerca de la hegemonía. E n j a
Reconstrucción, la noción de in^ecidibjl^dad ha sido crucial. Si, como el trabajo de Derridalo muestra, los indecidiblélTdominan al campo que anteriormente había sido considerado como gobernado por la determinación estruc- |
tural, debe concluirse que la hegemonía es una teoría de la decisión tomada \
en un terreno indecidible. Niveles más profundos de contingencia requieren—*
articulaciones hegemónicas, lo cual no es sino otro modo de decir que el momento de la reactivación no es otra cosa que la recuperación de un acto de institución política que sólo encuentra en sí mismo su fuente y su motivación. Por
razones similares, la teoría lacaniana aporta herramientas decisivas a la formulación de una teoría de la hegemoni'a^JQdla categoría de pointde capitón (pun-
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HEGEMONÍA Y ESTRATEGIA SOCIALISTA
) to nodal, en nuestra terminología) o significante-amo, quehnpjjcaja noción
/ 4 s ^ i £ J J i L g J y o particular asume una función "universal"_estructurante
dentro^ de un cierto campo discursivo -en realidad, cualquier tipo de organi\ zación q l l é ^ s e c á r ñ j ^
el resultado de esa f u n c i ó n - ^ n ^ u e la
e m e
¿a^acL/iÉ'r se del elemento predetermine a esta última. De*mo3o simiyar, la nocTón del sujeto anterior aTFsubTelmzacíoí
la centralidad de
lia categoría de "identificación" y hace posible, en tal sentido, pensar en trans i c i o n e s hegemónicas que son plenamente dependientes de articulaciones políticas y no de entidades constituidas fuera del campo político, tales como los
"intereses de clase". E n verdad, las articulaciones político hegemónicas crean y
retrospectivamente los intereses que ellas diceñ*re^resaTtaE
"~~
J
, La "hegemonía" tiene ccmdkiaaes de posibilidad muy precisas, tanto desde el punto de vista dejo nur nnn rfrhwwSn requiere para ser concebida como
hegemónica como desde_la perspectiva de la construcción AP np <mjpm UP^P.
mQnico. Respecto del primer aspecto, la dimensión de indecidibilidad estruc) tura] anres mcnrinnadht ec la-condición misma de LaJiPg?monh Si la objetividad social, a través de sus leyes internas, determinara- todo tipo de arreglo
estructural existente -como lo preconiza una concepción sociologística de lo
social- no habría espgc j " p*™ | .¡ -<,rt;^„Uy. .
hegemónicas contingentes
- l i Tampoco, ABKAP luego,j^ffJ¡a j ^ í t i c a c ^ o ^ a ^ i y i o ^ j j i t ó n o m a - . A los
I efectos de que la hegemonía sea po^ie, eTrequerimiento esque elementos
I y propia naturaleza no los predetermina a entrar en un ciertoTipo cíe ar/ tículációñ" más bien que en otro, se ven, sin embargo, configurados de un
/ cierto modo como resultado de una j^^^f^^l
aj»"™ La^vmbjlidad de
i ^°>^^ ^J^^^^ ^^ ^f
~
contingencia específica- es, en tal
sentido, la^gMiciónj¡|e toda formación hegemónica. Pero hablar de articulación contingente es enunciar la dimensión central
)a_"pojírir ". Este prit vilegio atribuido al momento político en la estructuración de lo social es un
aspecto esencial de nuestro enfoque. Nuestro libro muestra cómo, históricamente, la categoría de hegemonía fue originariamente elaborada en la socialdemocracia rusa como intento de referirse a una intervención política autónoma, que fue posible por la dislocación estructural entre actores y tareas
democráticas resultante del desarrollo tardío del capitalismo en Rusia; cómo
más tarde la noción de "desarrollo desigual y combinado" extendió el área de
operatividad de la hegemonía a las condiciones generales de la política en la
era imperialista, y cómo cftnGramsci esta dimensión hegemónica es presentada como constitutiva de Ta sqbl£tmdad"de los agentes históricos -que cea
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s
l:í
san, de este modo, de ser meros agentes de clase-. Podríamos añadir que esta
dimensión de contingencia, y la autonomización concomitante de lo político,
son aun más visibles en el mundo contemporáneo, en las condiciones del capitalismo avanzado, en el que las rearticulaciones hegemónicas son mucho
más generalizadas de lo que eran en tiempos de Gramsci.
E n lo que se refiere a la subjetividad hegemónica, nuestro argumento
empalma con el conjunto del debate en torno de la felación entre universalismo y particularismo, que ha adquirido una centfalidad considerable en
años recientes. L a relación hegemónicAtigne, sin duda, ur¿^^mensión_iiniversalista, pero se trata de un tipo muy particular de universalismo, cuyos
^^o^isurítTvIoTeTlrnpom
^No es d. resultado de una decisión
contractual, como en el Leviatán de Hobbes, ffigstft míe ejyjn_culo hegemoTuco^ajasjorma la identidad de los s"uletos^ejLe.mónicos. Nojisjájis££sariamente ligado al espacio público, como la noción hegeliana de "clase universal", puesto que las rearticulaciones hegemónicas comienzan al nivel de la
.^edM'cmr ^
a la nociórTrñ^nosta del proletariado como clase universal, puesto que no resulta de una reconciliación humana final queconduciría aTTexdTicióVdTI^^a^'y al fin'dTIa rwRtíca; el^
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¿Cuál es, en tal caso, la universalidad especiñcáinnerente en la hegemo-.
nía? E n nuestro texto sostenemos que ella resulta de la peculiar dialéctica que \
establece entre lo quellamamos lógica de la diferencia y lógica de la equivalencia. Los actores sociales ocupan posiciones diferenciales en el interior de
"aquellos discursos que constituyen el tejido social. E n tal sentido ellas son, estrictamente hablando, particularidades. Por el otro lado, hay antagonismos
sociales que crean fronteras internas a la sociedad. R e s p e c t ó l e ksjuerzas
opresivas, ,PffiffiffiBfo> un conjunto de particularida<j^.e^t^^^ejitre j i relacion^s_da»^^lericia. Resulta necesario, sinembargo, representarla totalidad de esta cadena más allá del particularismo diferencial de los eslabones j
equivalentes. ;Cuáles son los medios de representación? Como lo afirmamos, |
esos medios de representación sólo pueden consistir en una particularidad /
ru n c^prpn se^ivide. dado que, sin cesar de ser particular, ella tran^ogna a
sncuejw) en la igr^e^emt^ó^ de unajmivejga^idad que lo trasciende - l a de *
K c a f l e ^ equivatoicial--jEsTa *re^a^ímíf'porTa qüe"una cierta particularidad "f ^
aJÜme la representación de una universalidad enteramente inconmensurable | í ~
con la particularidad en cuestión, es lo que llamamos una relación hegemónica. j
SmóHrésüTud^^
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HEGEMONÍA Y ESTRATEGIA SOCIALISTA
PREFACIO A LA S E G U N D A E D I C I Ó N E N ESPAÑOL
no puede escapar a esta tensión irresp
¡e entre univer, íidad
suruncion^de uniyejsalidad_hegemqnica no esta nunca, derinmvajnejvj£^¿áuirida, sino que es, por el contrario, siernorí^r^y^rsible. Aunque
nosotros estamos radicalizando, sin duda, la inturción gramsciana en varios
respectos, pensamos que algo de este tipo subyace a la distinciór» que Gramsci estableció entre clase corporativa y clase hegemónica. Nuestra noción de
una universalidad contaminada se aparta, por consiguiente, de una conceprinn^^mTirr la r T T T j ^ p r r j ^ Y ^ " ? ^ " laj^.ÍMgr¿alidad tiene un contenido
jjropiq, independiente de toda articulación hegemónica. Pero también evita
el otro extremo, representado, quizás en su forma más pura, por el particularismo de T.ynrarqL cuya concepción de la sociedad como pluralidad de juegos
de lenguaje inconmensurables, en los que las interaccion.es sólo pueden ser
'
'
" ' toda
' articulación
• - • pe
poUñca.
» ^ Í ^ e b i d a ^ c o m o . ¿ a f i o (tort)," hace
imposible
3
1
I,a consecuencia es que nuestro e n j a o j i C ^ a ^
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o
^universalidad PoUpj» y, en tal sentido, como dependiente de las fronteras jnrpm^wjp_[a.^fltvT^T Esto nos conduce a lo que es quizás el argumento central de nuestro libro, que se vincula con la noción de antagonismo. Hemos explicado por qué, en nuestra opinión, ni las oposiciones reales tía Realrepugnanz
de Kant) ni la contradicción dialéctica pueden dar cuenta de la relación específica que denominamos "antagonismo social". Nuestra tesis es que los antagonismos no son r e l a c i o n e s j z ^ ü v c u ú ] ^
de
toda objetividad.Xa sociedad se constituye en torno a sus límites, que son límites antagónicos, y lajj&ción de límite antagónico debe ser concebida literalmente, es decir, que no hay "a^tuci^de^a.razan" que se exprese a través de
las relaciones antagónicas, ni hay tampoco ninguna clase de superjuego que
someta a los antagonismos a su sistema de reglas. Po^esto, no_concebimos a"1
lo políticocomiijina superestructura sino_£ueJejLtribuimps elj^^y^deuna I
~o~htoTo$0aelo social. De este argumento se sigue que, para nosotros, lajgivi^sión social_és~inhereme a lap^hdcaj^ajnbi^n —como lo sostenemos en la úl-|
t^ima parte deTTiFro- a J^osihiljn^n^rnJsrn^^i)pa p n l í t j c £ 4 r - á ' a j
Quisiéramos poner énfasisen este último punto. Él antagonismo está, sin
duda, en el centro de la actual relevancia de nuestro enfoque, tanto al nivel
teórico como político. Esto podría parecer paradójico, dado que una de las
principales consecuencias de las profundas transformaciones que han tenido
lugar en los quince años posteriores a la publicación de este libro ha sido que
la noción de antagonismo ha desaparecido del discurso político de la izquierda. Pero a diferencia de aquellos para quienes esto representa un progreso, pae
n
ocr
t
c
15
ra nosotros ésta es la principal fuente de nuestras presentes dificultades. Uno
hubiera podido esperar que el colapso del modelo soviético hubiera dado un
renovado ímpetu a los partidos socialistas democráticos, una vez liberados de
la imagen negativa del proyecto socialista que su antiguo antagonista proyectara. Sin embargo, con el fracaso de la variante comunista ha sido la idea misma del socialismo la que ha pasado a estar desacreditada. Lejos de ser revitalizada, la socialdemocracia entró en crisis. E n lugar de una reformulación del
proyecto socialista, a lo que hemos asistido en la última década ha sido al
triunfo del neoliberalismo, cuya hegemonía ha pasado a ser tan generalizada
que ha tenido incluso un efecto profundo en la propia identidad de la izquierda. Podría incluso argumentarse que el proyecto de la izquierda está hoy
en una crisis más profunda que cuando este libro fue escrito, a comienzos de
los años ochenta. Con la excusa de la "modernización", un creciente número
de partidos socialdemócratas ha abandonado su identidad de izquierda para
redefinirse, de modo eufemístico, como "centroizquierda". Sostienen que la
distinción entre izquierda y derecha ha pasado a ser obsoleta y que lo que se
requiere es una política de "centro radical". L a tesis básica de lo que se. presenta comoOfercera vía" es que la caída del comunismo y las transformacíones socioeconómicas» ligadas al advenimiento de una sociedad informática y
a los procesos de globalización han conducido a la desaparición de los antagonismos sociales. Una política sin fronteras resultaría ahora posible ""—una
"win-win politics"—, fundada en soluciones que favorecerían a todo el múñelo Esto^sTgTTifica que la política ya no se estructuraría más en torno a la división social, y que los problemas políticos habrían pasado a ser meramente
técnicosT t5e acuerdo con Ulrích Beck y con Anthony Giddens —los teóricos
de esta nueva política—, vivimos en la actualidad en las "condiciones de una
"mode rnizaciójireflexiva", en que el modelo adversaria! de la política, de "nosotros contra ellos", habría perdido toda validez. Según ellos hemos entrado\
en una nu^vTeraen que la política debe ser encarada de un modo enteramen- \
te diferente. L a política radicaT debería centrarse en los problemas deja "vida y"se"r "generativa", permitiendo a los distintos g upos realizar sus objeti- i
vos; yja^dejpocraf.'a dé*b~e ser encarada bajo la forma de un diálogo*, en el I
que las controversias deben resolverse escuchándose los unos a los otros.
-
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Se habla mucho en la actualidad de la "democratización de la democracia". No hay nada malo, en principio, con esa perspectiva, y a primera vista
parecería coincidir con nuestra idea de una "democracia radical y plural".
Hay> sin embargo, una diferencia crucial, por cuanto nosotros nunca conce-
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HEGEMONÍA Y ESTRATEGIA SOCIALISTA
I bimos el proyecto de radicalización de la democracia que sostenemos como
/ teniendo lugar en un terreno neutral, cuya topología no sería afectada, sino
( conTo'Ulia trafísformación profunda en las relaciones "He^pod^^ístelítes. Para nosotro£erHbletÍYijL^ra el estarjlgcimientoide una nueya hegelnontarque
requiere k creación de nuevas fronr^xaS-PnlíticasTno su dejaparifción. Sin duda es algo positivo que la izquierda haya finalmente comprendido la importancia del pluralismo y de las instituciones liberal democráticas, pero el problema es que esta comprensión ha sido acompañada por la creencia errónea
de que esto implicaba el abandono de todo intento de transformación del
presente orden hegemónico. De ahí la sacralización del consenso, el desdibuj amiento de las fronteras entre la izquierda y la derecha, y el nuevo movimiento hacia el centro.
I
Pero este viraje extrae conclusiones erróneas de la caída del comunismo. Es
importante, ciertamente, entender queja democracia liberalno es, el enemigo
ajiesmiirjiitfíi rreir,.a través de la revolución, una sociedad^enteramente nue^ja^Esto es, desde luego, lo que ya argumentábamos éTTeste librolríediante
nuestra insistencia en redefinir el proyecto de la izquierda en términos de una
"radicalización" de la democracia. Desde nuestra perspectiva, e^-pr^blgma con
las democracias liberales "actualmente existentes" "p rs,
t]]*™^**
constitutivos cristalizados en los principios de libertad e igualdad para todos, sino
j:on el ^ m a ^ ^ quejredefine y limita la operación He e<:r»< vaWes, p r \
esto, mtóswoDro^ecto de una "democracia radical y plural" fue concebido co-1
mo una ftapa 4ín la orofundización de la "revolución democrática", como la 7
extensión. dejasjuchas democráticas por lajg^^dad^la 1J^
jel¿ciones sociales.
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_£¿nca pensamos, sin embargo, que el abandono d^lmodelo jacobino
amjgo/enemigo^^^
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^cráticaae^g copHucir a la adopción del modelo liberal, que concibe a la democracia como, una simple competición de intereses que tiene lugar en un terreno neutral -aunque el acento se ponga en la dimensión dialógica-. Sin
embargo, ésta es precisamente la forma en que muchos partidos de izquierda
visualizan en la actualidad el proceso democrático. Por esto, son incapaces de
¿ffij3¿J^^ J^
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de poder y no pueden ni siquiera imaginar la posiprnaácTae establecer unaju^gyahegemonía. Como consecuencia,
el elemento anticapitalista que había estaco siempre presente en la socialdemocracia -tanto en sus variantes de izquierda como de derecha-jia sido hoy
en día erradicado de sus versiones presuntamente modernizadas. De ahí la
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17
ausencia, en su discurso de toda referencia a una posible alternativa al orden
eranórraco presente, que es aceptado como el único viable -como si el reco""ñocimiento del carácter ilusorio de un corte total con la economía de mercado cerrara toda posibilidad de diferentes modos de regulación de las fuerzas
del mercado y significara que no hay alternativa a una aceptación total de las
lógicas de estas últimas—.
La justificación usual del "dogma de la ausencia de alternativas" es la
batrzTOÓTT7y"ei argumento generalmente utilizadp^yntra las políticas redistri*b1!rtjvat^nria1r|ernócratas.es que los controlesfiscaTe/rTgiQospor parte de los
gobiernos "
posibilidad realista en un mundo en el que los mercados globales no permitirían ninguna desviación de la ojaojiaxla neoliberal. Es
te argumento da por sentado el terreno ideológico que ha emergido como re<nlrarlo d,f, años H hcgfimnnía n r P
y tr^nsfojma en una necesidad
histórica lo que es upa <mia^n coyiinniral. Presentadas como gobernadas exclusivamente por la revolución informática, las fuerzas de la globalización son
desgajadas de sus dimensiones pnlfrira^ y aparecen como un destino al que todos Qepemos someternos. ;De tal modo, se nos dice que no hay más políticas
económicas de izquierda o de derecha sino solamente jjuenas^^malas!
y_
Pensar en términos de relaciones hegemónicas significa romper con estas
falacias. F^plprar el llamado "mundo globalizado" a t»vés de la categoría de
hegemonía elaborada en este libro puede ayudarnos a Atender que la presenre, coyuntura, lejos de reflejar el único orden social natural o posible, es la expresión de
el resultado de jugadas hegemonica^por parte de fuerzas soaafcs especificas que han
sido capaces de implementar una transformación profunda en las relaciones
entre las corporaciones capitalistas y los Estados nacionales. La hegemonía
puede ser desafiada. La izquierda debe comenzar a elaborar una alternativa
creíble frente al orden neoliberal, en lugar de tratar simplemente de administrar a este último de un modo más humano. Esto, desde luego, requiere trazar nuevas fronteras políticas y reconocer que no puede haber política radical^
sin la identificación de un adxexsaxia Es decir que lo quejejrequiere es J a
i
c
n
l o
1 ; h a r a l
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ÁCT e
aceptación
ád^I : :íjCS^^^]£^^^?^L^
lay también otro aspecto en el quílírjp^rfprctiva teórica desarrollada en
este libro puede contribuir a restaurar la centralidad de lo político; se vincula
al esfuerzo por señalar las deficiencias de lo que con frecuencia se presenta como la visión más prometedora y sofisticada de una política progresista: el modelo de "democracia deliberativa" propuesto por Habermas y sus seguidores.
H E G E M O N Í A Y ESTRATEGIA SOCIALISTA
V
*
L
" "
PREFACIO A LA SEGUNDA E D I C I Ó N E N ESPAÑOL
S
Es útil contrastar nuestro enfoque c o n el de ellos, dado que existen en reali-
rencia de los habermasianos, n o vemos en esto algo que socava el proyecto de-
dad ciertas similitudes entre la c o n c e p c i ó n de la democracia radical que soste-
m o c r á t i c o , sino su m i s m a c o n d i c i ó n de p o s i b i l i d a d .
nemos y la que ellos defienden. C o m o ellos, nosotros criticamos el modelo
U n a palabra final acerca del m o d o en que encaramos las tareas m á s urgen-
a g ^ e j « i v o R £ d e j n o a 2 . c i a , que¿golujce el proceso d e m o c r á t i c o a la e x p r e s i ó n de
tes de la izquierda. Varias voces se h a n o í d o recientemente p r o c l a m a n d o :
intereses y preferencias manifestados a través de u n v o t o que selecciona a los
" ¡ V o l v a m o s a la l u c h a de clases!". Ellas sostienen que la izquierda se ha i d e n t i -
líderes que llevarán a cabo las p o l í t i c a s escogidas. C o m o ellos, nosotros obje-
ficado demasiado estrechamente c o n cuestiones "culturales" y que ha abando-
t ¿ m o s _ a u e ésta es una v i s i ó n empobrecida de la_goiittca d e m o c r á t i c a , q u e j i o
nado la l u c h a c o n t r a las desigualdades e c o n ó m i c a s . Ya es t i e m p o , se dice, de
ESSJÍflglSJsLíEQ.^^^
- q u e n o son dadas a p r i o -
dejar de lado la o b s e s i ó n c o n la " p o l í t i c a de las identidades" y de prestar nue-
r i - ¿ o n c o n s t i t u i o ^ y_reconstituidas a través de los debates en la esfera p ú b l i -
vamente a t e n c i ó n a los reclamos de la clase obrera. ¿ Q u é pensar de estas c r í t i -
ca. La p o l í t i c a , argumentamos, n o consiste simplemente en registrar intereses
cas? ¿ E s t a m o s h o y en una c o y u n t u r a opuesta a aquella que p r o v e y ó el trasfon-
preexistentes, sino q u ^ ^
e-
d o de nuestra r e f l e x i ó n , que se f u n d ó en criticar a la i z q u i e r d a p o r n o tener
tos p o l í t i c o s ^ A c e r c a de estos t ó p i c o s nos encontramos de acuerdo c o n los ha-
Suficientemente en c o n s i d e r a c i ó n las luchas de los "nuevos m o v i m i e n t o s so-
bermasianos. A d e m á s , coincidimos c o n ellos en la necesidad de tener en cuenta
ciales"? Es verdad que l a e v o l u c i ó n de los p a r t i d o s de i z q u i e r d a ha sido de u r í \
la pluralidad de voces que u n a sociedad d e m o c r á t i c a abarca, y en el requeri-
c a r á c t e r t a l que su p r i n c i p a l p r e o c u p a c i ó n h a n pasado a ser las clases medias,
en d e t r i m e n t o de los trabajadores. Pero esto n o se debe a n i n g u n a u n i l a t e r a -
*-miento de una a m p l i a c i ó n del campo de las luchas d e m o c r á t i c a s .
Hay, sin embargo, i m p o r t a n t e s puntos d&djyexgencia, que giran en t o r n o
l i z a c i ó n de los p r o b l e m a s de " i d e n t i d a d " , sino a su incapacidad de c o n c e b i r
Nal marco t e ó r i c o que i n f o r m a nuestras respeffifv^sn&ncepciones. E l papel cen-
u n a alternativa al n e o l i b e r a l i s m o y a su a c e p t a c i ó n a c r í t i c a de los i m p e r a t i v o s
\ t r a j j ^ g j a n o c i ó n de antagonismo d e s e m p e ñ a en nuestro trabajo c^rra^toda
de " f l e x i b i l i d a d " . L a s o l u c i ó n no es abandonar la l u c h a " c u l t u r a l " para volver
ibiljdadd^
consenso rarionaj,_de u n
tros ' p l e n a m e n t e inclusivo. Para n o s o t t O j . j i ^ ^
y j d o m i n a d a enteramente p ^ a . a i g u m e n ^
"'n
nosonp<:
fíHmi1
11 na. j.mpn,sib.ijid ad
a la p o l í t i c a "real". U n a de las tesis centrales de Hegemonía
y estrategia socialis-
ta es l a necesidad de crear u n a cadena de equivalencias entre las varias luchas
d e m o c r á t i c a s y en c o n t r a de las diferentes formas de s u b o r d i n a c i ó n . C o m o l o
1
conceptual^F.l c o n f l i c t o y la d i v i s i ó n no sonj en nuestro a n á l i s i s , disturbios
hemos a r g u m e n t a d o , las luchas c o n t r a el s e x i s m c x e l racismo, la.di&
que desgraciadamente n o pueden ser eliminados, n i i m p e d i m e n t o s e m p í r i c o s
c l o n s e x u a l / ¿ e n defensa d d j £ e c h ^ D n f o
,
ser articuladas c o n las
que hacen i m p o s i b l e la plena r e a l i z a c i ó n de u n a a r m o n í a que es inalcanzable
>rje los tnfláájadores en u n nuevo p j ^ e c t q J ^ e p ^ n i c o de la i z q u i e r d a . ÍV'r;
porque nunca seremos capaces de dejar c o m p l e t a m e n t e de lado nuestras par-
j p n e . r | o en u n a t e r m i n o l o g í a que se ha t o r n a d o p o p u l a r recientemente, en l o
ticularidades a los efectos de actuar de acuerdo c o n nuestro yo racional - u n a
que insistimos es en que la i z q u i e r d a necesita encarar t a n t o las cuestiones l i -
a r m o n í a a la que, sin embargo, debemos esforzarnos p o r acercarnos—J-^jjyg
gadas a la " r e d i s t r i b j ^ i ó n * ^ m o " a l
t
sostenemos es que .sjn_g^m3ifittCYl ^YM ln»una p o l í t i c a pluralista_y d e m o c r á 1
tica s e r í a j r n o o s i b l e . Creer que u n a r e s o l u c i ó n final de los conflictos es eventulumente posible - i n c l u s o si es vista c o m o u n a a p r o x i m a c i ó n a s i n t ó t i c a a la
idea regulativa de u n consenso r a c i o n a l - , lejos de proveer el h o r i z o n t e necesario para el proyecto d e m o c r á t i c o , pone a éste en peligro. C o n c e b i d a de roodo t a l , la democracia p l u r a l i s t a pasa a ser u n ideaj_que se autorrefuta. j a que
es l o que e n t e n
r e c o n o c i n T C n t o ._Esto
j
1
—•^k0r^ ^ "A- i — r - ^ ^ í ^ * - - —
Z
demos p o r
d e m o c r a c i a radical y p l u r a l :
^
H o y en d í a este p r o y e c t o resulta m á s p e r t i n e n t e que n u n c a —lo que n o
quiere decir que sea m á s fácil de realizar—. E n verdad, a veces pareciera c o m o si, m á s que pensar en j a d - k a l i z a r " la democracia, la p r i o r i d a d fuera defenderla c o n t r a las fuerzas que, insidiosamente, la amenazan desde d e n t r o . E n lugar
de^rrforzar_sj is_instituciones, pareciera que el t r i u n f o de la d e m o c r a c i a sobre
;
el m i s i n o m o m e n t o de su r e a l i z a c i ó n c o i n c i d i r í a c o n el de su d e s i n t e g r a n ^ .
Por esto, subrayamos que es v i t a l para la p o l í t i c a d e m o c r á t i c a reconocer que
toda fcrma de consenso es el resultado de u n a a r t i c u l a c i ó n h e g e m ó n i c a , y que
siempre existirá una e x t e r i o r i d a d que i m p e d i r á su r e a l i z a c i ó n plena. A dife-
su adversario c o m u n i s t a ha c o n t r i b u i d o a su debilita.mietuf). L a falta de i d e n t i f i c a c i ó n c o n el proceso d e m o c r á t i c o e s t á alcanzando p r o p o r c i o n e s p r e o c u pantes, y el c i n i s m o respecto de la clase p o l í t i c a e s t á t a n e x t e n d i d o que e s t á
socavando la confianza b á s i c a de los ciudadanos en el sistema p a r l a m e n t a r i o .
20
H E G E M O N Í A Y ESTRATEGIA SOCIALISTA
N o hay, ciertamente, m o t i v o s para alegrarse acerca d e l estado actual de la p o lítica en las sociedades liberal d e m o c r á t i c a s . E n algunos p a í s e s esta s i t u a c i ó n
e s t á siendo h á b i l m e n t e explotada por demagogos populistas de derecha, y el
é x i t o de figuras tales c o m o H a i d e r y Berlusconi atestigua que esa r e t ó r i c a
puede atraer a u n n ú m e r o considerable de seguidores. E n la m e d i d a en q u e
la izquierda abandone la l u c h a h e g e m ó n i c a e insista en su p o s i c i ó n centrista,
f
PREFACIO A LA EDICIÓN EN ESPAÑOL
hay pocas esperanzas de que esta s i t u a c i ó n pueda ser m o d i f i c a d a . S i n du<&,
comenzamos a ver la emergencia de una serie de resistencias al i n t e n t o de Sus
corporaciones transnacionales de_imponer su_poder sobre t o d o el planeta. P«-
Este l i b r o se p u b l i c ó en i n g l é s en enero de 1 9 8 5 , y ha estado desde entonces
ro sin u n a v i s i ó n acerca de c u á l p o d r í a ser u n m o d o alternativo de organizar
en el c e n t r o de u n c o n j u n t o de debates, a la vez t e ó r i c o s , y p o l í t i c o s , que tie-
las relaciones sociales, u n a v i s i ó n que restaure la centraUdadrdela p o l í t i c a p o r
n e n lugar actualmente en el m u n d o a n g l o s a j ó n . D i g a m o s t a n s ó l o algunas
$ojbre la t i r a n í a de las fuerzas del mercado, esos m o v i m i e n t o s t r a e r á n de per-
palabras acerca de este c o n t e x t o , para que resulte m á s claro, al lector de l e n -
manecer en u n nivel m e r a m e n t e de^pasixp. Si de l o que se trata es de cons-
gua e s p a ñ o l a , el sentido de nuestra i n t e r v e n c i ó n .
t r u i r u n a cadena de equivalencias entre lasluchas, d e m o c r á t i c a s , se necgsjlaues-
2-m
' ynor^cesita^mbiénsaber
IJ^uno quiere
estaSlecer7^Esto*fe¿
adyersgjJQ. Pero.jest_o no es.jufictente.
je esr,áhichaado. qué, clase>dfr¿ociedad
jrrp por forreóte laJzq.H^dVuna adecu^Ha
Desde el p u n t o de vista teórica,
tresycuestiones h a n sido d o m i n a n t e s en'
estos debates: la c r í t i c a al esencialismo
filosófico,
el n u e v o papel asignado al
lenguaje en la e s t r u c t u r a c i ó n de las relaciones sociales y la d e c o n s t r u c c i ó n de
l a c a t e g O r í a d e " s u ] g r o ^ f t J ^ - q < r e ~ r é s p e c t a a l a - c o n s t i t u c i ó n de las identidades
c o m p r e n s i ó n d e k naturaleza d f las relaciones de-poder y de l a d i n á m i c a de
colectivas. E l p r i m e r aspecto es b i e n c o n o c i d o y n o requiere demasiados" es-
l a p o l í t i c a . L o que e s t á en juego es la c o n s t r u c c i ó n de una nueva h e g e m o n í a .
clarecimientos: desde distintas tradiciones - l a c r í t i c a w i t t g e n s t e i n i a n a a la n o -
N u e s t r o l e m a debe ser: "Volvamos a la l u c h a h e g e m ó n i c a " .
c i ó n de u n sentido d e t e r m i n a b l e al margen de los d i s t i n t o s "juegos de lenguaje", la a f i r m a c i ó n de la facticidad e h i s t o r i c i d a d del ser en Heidegger, la c r í t i c a
Ernesto Laclau y C h a n t a l M o u f f e
N o v i e m b r e de 2 0 0 2
postestructuralista a la
fijación
de la r e l a c i ó n significante/significado en la
c o n s t i t u c i ó n del s i g n o - las principales corrientes del p e n s a m i e n t o c o n t e m p o r á n e o encuentran u n d e n o m i n a d o r c o m ú n en el rechazo de la m e t a f í s i c a de
la presencia, que h a b í a c o n s t i t u i d o la piedra angular del pensamiento filosófico
tradicional.
Esta c r í t i c a presenta u n a segunda c a r a c t e r í s t i c a : la c e n t r a l i d a d a t r i b u i d a al
lenguaje en áreas cada vez m á s amplias de las relaciones sociales. N u e v a m e n te, é s t e es u n rasgo c o m ú n en la o b r a de pensadores tan diferentes c o m o W i t t genstein y Heidegger, D e r r i d a y Lacan. S i n embargo, esto n o ha significado
la e x p l i c a c i ó n s i m p l e m e n t e lingüistica
(en el estrecho sentido de lenguaje ha-
blado o escrito) de l o social, sino m á s b i e n el r e c o n o c i m i e n t o de que aquellas
l ó g i c a s r e l a c i ó n a l e s que fueran o r i g i n a r i a m e n t e analizadas en el c a m p o de l o
l i n g ü í s t i c o (en el sentido r e s t r i n g i d o ) t i e n e n u n á r e a de p e r t i n e n c i a m u c h o
m á s a m p l i a que se c o n f u n d e , de hecho, c o n el campo de l o social. Es decir,
que en el m i s m o m o m e n t o en que se generaliza en las ciencias sociales el m o delo l i n g ü í s t i c o , se desarrolla t a m b i é n u n a creciente d u d a acerca de los
7.1
lími-
HEGEMONÍA Y ESTRATEGIA SOCIALISTA
22
PREFACIO A LA E D I C I Ó N E N ESPAÑOL
tes del lenguaje. E l concepto de "discurso", que presentamos en el c a p í t u l o
tercero, se v i n c u l a a esta perspectiva t e ó r i c a .
23
ó n i c a J E s t e es el p u n t o en el que, en nuestro texto, i n t e n t a m o s ligar la p r o m á t i c a t e ó r i c a de la c r í t i c a al esencialismo y a la c o n c e p c i ó n del sujeto u n i -
Finalmente, los efectos de las dos transformaciones anteriores se h a n c o m -
t a r i o y f u n d a n t e , c o n el c o n j u n t o de problemas v i n c u l a d o s a la emergencia de
binado para hacer entrar en crisis la c a t e g o t í a de "sujeto", aquella u n i d a d car-
nuevos antagonismos y a la t r a n s f o r m a c i ó n de la p o l í t i c a en el m u n d o c o n -
tesiana que era a t r i b u i d a p o r las ciencias humanas tradicionales*a los agentes
tempotáneo.
sociales. É s t o s son actualmente concebidos c o m o sujetos "descentrados", co-
Esto nos h a c o n d u c i d o a redefi-nir el proyecto socialista e n t é r m i n o s de*^
m o constituidos a través de la u n i d a d relativa y d é b i l m e n t e integrada de una
una^radicalizacjprt i l r )u driüLfc^aCÍlafeTdecir, c o m o a r j ^ ^ c / ó j i ^ e Us huchas
p l u r a l i d a d de "posiciones de sujeto".
c o n t r a las d i f j r e n t e s ^ p r r n ^ s j j e ^ b r ^ r d J ^ a c T ó n
E n nuestro l i b r o hemos tratado de analizar el i m p a c t o p o t e n c i a l que tie-
- d e clase, de sexo, de raza así
x
c o m o de aquellas otras a las que se o p o n e n losjnoyuTnJentos e c o l ó g i c o s , an-
ne este c o n j u n t o de perspectivas t e ó r i c a s para una serie de debates p o l í t i c o s
t i n u c í e a r e s y anriinsrjnicionales—. Esta democracia radicalizada V plllfál, q u é * /
recientes en la izquierda europea.
p r o p o n e m o s c o m o o b j e t i v o de u n a nueva izquierda, se inscribe en la t r a d i -
N u e s t r o discurso se liga, en p r i m e r t é r m i n o , a la l l a m a d a "crisis del mar-
ción del proyecto político "moderno" formulado a partit del I l u m i n i s m o , e
xismo^. H e m o s subrayado el hecho de que esta crisis, lejos de ser u n f e n ó m e -
i n t e n t a p r o l o n g a r ^ r^ro^fuj-idizar la r e v o l u c i ó n d e m o c r á t i c a i n i c i a d a en el s i - ^
n o reciente, se enraiza en una serie de problemas c o n los que el m a r x i s m o se
glo X ^ l f t ^ c m u n u a d a ^ e n fe's%íscursos socialistas d e l siglo X I X , y que debe ser "
veía enfrentado desde la é p o c a de la Segunda I n t e r n a c i o n a l . E n t a l sentido,
extendida h o y a esferas cada vez m á s numerosas de la sociedad y d e l Estado.
nuestro texto sugiere que el h i l o de A r i a d n a que preside la s u b v e r s i ó n de las
N u e s t r a tesis es que para llevar a su c o n c l u s i ó n u n proyecto t a l , es necesario
c a t e g o r í a s del m a r x i s m o clásico es la g e n e r a l i z a c i ó n de los f e n ó m e n o s d e l j ^ -
abandonar u n cierto n ú m e r o de tesis e p i s t e m o l ó g i c a s d e l I l u m i n i s m o , ya que
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fin
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c a
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t a r d í p , y el s u r g i m i e n t o de
gica de c o n s t i t u c i ó n ele l o social que r e c o m p o n e * ^ u n n i v e T l l i s t i n t o d e l postulado p o r la t r a d i c i ó n marxista, los fragmen-
-
es s ó l o a t r a v é s de u n a c r í t i c a del racionalismo y del esencialismo c o m o es p o sible dar cuenta, de manera adecuada, de la m u l t i p l i c i d a d y d i v e r s i d a d de las
luchas p o l í t i c a s c o n t e m p o r á n e a s .
tos sociales, dislocados y dispersos p o r esa desigualdad del desarrollo. Pero es-
Este c o n j u n t o de problemas es abordado, en el presente l i b r o , a p a r t i r de
to significa que la h e g e m o n í a , c o m o l ó g i c a de la facticidad y la h i s t o r i c i d a d
una r e f l e x i ó n t e ó r i c a y p o l í t i c a que tiene c o m o p u n t o de m i r a las luchas so-
que n o se liga, p o r t a n t o , a n i n g u n a "ley necesaria de la historia", s ó l o puede
ciales en los p a í s e s d e l capitalismo m a d u r o . D e b e m o s decir, s i n embargo, en
ser concebida sobre la base de una c r í t i c a a t o d a perspectiva esencialista acer-
el m o m e n t o en que este trabajo se hace asequible a u n p ú b l i c o m á s a m p l i o
ca de la c o n s t i t u c i ó n de las identidades colectivas. É s t e es el p u n t o en el que
del m u n d o e s p a ñ o l e h i s p a n o a m e r i c a n o , que n o consideramos q u e su validez
la l ó g i c a p o l í t i c o argumentativa de G r a m s c i puede ser ligada a la c r í t i c a
filo-
se restrinja a áreas sociales o geográficas particulares. Pensamos, p o r el contra-
Esto no es t o d o , sin embargo. S e g ú n a r g ü i m o s en el texto, el pensamien-
c i ó n que es su resultante y de las consiguientes recomposiciones h e g e m ó n i -
to de G r a m s c i es sólo u n m o m e n t o t r a n s í c i o n a l en la d e c o n s t r u c c i ó n del pa-
cas - h e t e r o d o x a s respecto a las c a t e g o r í a s clasistas del marxismo— es m á s
r a d i g m a p o l í t i c o esencialista del m a r x i s m o clásico. Porque para G r a m s c i , el
evidente t o d a v í a en los p a í s e s de la periferia capitalista. E n ellos asistimos
sófica radical que antes s e ñ a l á r a m o s .
rio, que la experiencia del 'ffésarrollo desigual y c o m b i n a d o " ! de la disloca-
n ú c l e o de toda a r t i c u l a c i ó n h e g e m ó n i c a c o n t i n ú a siendo una clase social f u n -
constantemente a la r e d e f i n i c i ó n de las fronteras de l o p o l í t i c o , y a la emer-
damental. Es a q u í justamente d o n d e la realidad de las sociedades industriales
gencia de identidades populares y colectivas que n o se recortan en t é r m i n o s
avanzadas - o p o s t i n d u s t r i a l e s - nos obliga a ir m á s allá de G r a m s c ^ y a decons-
de la d i v i s o r i a de clases. Y t a m b i é n - n i q u é d e c i r l o - el c o n j u n t o de p r o b l e -
r r n i r la n n r i n p m ^ r n i d r " r l n r r Tnrinl" Y esto p o r q u e la n o c i ó n t r a d i c i o n a l
mas v i n c u l a d o s a la experiencia de la democracia y a las posibilidades de su
de "clase" s u p " " ' ^ I? " " i j h d de las posiciones de sujeto de los diversos agen-
r a d i c a l i z a c i ó n es a u n m u c h o m á s apremiante que en las sociedades i n d u s t r i a -
tes; en tanto que en las condiciones del capitalismo m a d u r o , dicha u n i d a d es
les avanzadas. Es p o r eso p o r lo que queremos cerrar este prefacio c o n una i n -
<jpmprp prpraria y s o m e t i d a a u n constante proceso de rearjjculacjión
c i t a c i ó n a que este discurso en t o r n o a la democracia, a las dificultades de
hege-
24
H E G E M O N Í A Y ESTRATEGIA SOCIALISTA
c o n s t i t u c i ó n de la m i s m a y a la p l u r a l i d a d de sus p u n t o s de p a r t i d a sea c o n t i n u a d o y expandido p o r otros - y , p o r supuesto, t a m b i é n c r i t i c a d o y c o n t r a d i c h o cuando c o r r e s p o n d a - desde u n a variedad de experiencias y situaciones
concretas. Si el p l u r a l i s m o que nuestro texto preconiza h a de ser realizado en
la p r á c t i c a , s ó l o puede hacerlo i n c o r p o r a n d o otros textos, tradiciones y expe-
INTRODUCCIÓN
riencias, que expandan constantemente el tejido a r g u m e n t a t i v o a t r a v é s del
cual u n sentido c o m ú n d e m o c r á t i c o se construye.
Londres, agosto de 1 9 8 7
E l pensamiento de izquierda_se encuentra h o y en u n a encrucijada. Las "evi
'ciencias
del pasado —las tQjrjji
t i c o , la de-
las propias luchas y o b j e t i v o s - aparecen seriamente c u e s t t |
nudo mismo de
das por una av»-
l a n c h a de transformaciones h i s t ó r i c a s que ha h e c h o esta,
el terreno en el
t e r m i n a c i ó n de la natura
que a q u é l l a s se hajbían c o n s t i t u i d o . A l g u n a s de estas tran$
rmaciones correst\ Praga y al golpe de
p o n d e n , sin d u d a , a desilusiones y fracasos: de Budapest
Estado polaco, de K a b u l a las secuelas de los t r i u n f o * comunistas en V i e t n a m
y C a m b o d i a , lo que ha sido crecientemente cuestionado f s t o d a u n a f o r m a
de concebir a l socialismo y a las vías que h a b r á n de c o n d u | | r a él; y este cues- > •
t i o n a m i e n t o h a realimentado u n pensamiento c r í t i c o , corÉDsiv© pero necesar i o , acerca d A l o s f u n d a m e n t o s t e ó r i c o s y p o l í t i c o s que
habían c o n s t i t u i d o tra-
dicionalmerMfc el h o r i z o n t e i n t e l e c t u a l de la i z q u i e r d a . Pero ru> se trata t a n
s ó l o de eso. %}n c o n j u n t o de f e n ó m e n o s nuevos y positivos e ^ á t a m b i é n e r í ^
la base de acjuellas transformaciones que hacen i m p e r i o s a la t # e a de recuest i o n a m i e n t o t e ó r i c o : el s u r g i m i e n t o del rmevo f e m i n i s m o , l o f o n o v i m i e n t o s
c o n t e s t a t a r i c á de las m i n o r í a s é t n i c a s , nacionales y sexuales, l a f luchas e c o l ó - »
gicas y a n t i i i u t i t u c i o n a l e s , así c o m o las de las p o b l a c i ó n f
c
• ^ « • ^ ¡ " • ' j " , el m o -
'
v i m i e n t o anjpiuclear, las formas atlpicasjque h a n a c o m p a ñ a d o a las luchas so-
/
cíales en l o f p a í s e s de la jperiferia capitalista, i m p l i c a n l a ^ x t e n ^ ó y i ^ ^ j a
I
c o n f l i c t i v i d ^ sorial a u n a a m p l i a variedad de terrenos que crea el potenfagi
j
^-pero
p e r o s'olo
p op toet enncciia l - para el avance hacia sociedades m á s libres, demoérá- /
s ó l o ^c?I
ticas e igualitarias.
Esta p r p l i f p r a r i ó n de luchas se presenta, en p r i m e r t é r m i n o ,
a los_cuadros racionales y organizados'de
(i
n exla soCte
ce:
d á c f - ^ e s t o e s T d e f o r Q é n " s o c i a l - . Numerosas voces, procedentes especialmfnr
te del c a m p o liberal conservador, h a n insistido en la crisis de g o b e r n a b i l i d a d
de las sociedades occidentales, en el peligro i g u a l i t a r i o que amenaza c o n d i solverlas. Pero las nuevas formas que ha asumido l a c o n f l i c t i v i d a d social h a n
25
26
INTRODUCCIÓN
H E G E M O N Í A Y ESTRATEGIA SOCIALISTA
27
hecho t a m b i é n entrar en crisis otros marcos t e ó r i c o s y p o l í t i c o s , m á s cerca-
d e t e r m i n a d o a elegirla; pues de este m o d o , si n o v a n exactamente a d o n d e de-
nos a a q u é l l o s c o n los que i n t e n t a m o s dialogar c r í t i c a m e n t e en este v o l u m e n :
sean, l l e g a r á n al menos
los correspondientes a los discursos clásicos de la izquierda y a sus m o d o s ca-
m e n t e m e j o r que en el m e d i o de u n bosque". (Descartes, Discurso del
r a c t e r í s t i c o s de concebir a los agentes del c a m b i o social, a la e s t r u c t u r a c i ó n
tercera parte.)
de los espacios p o l í t i c o s y a los p u n t o s privilegiados de
desencadenamiento
\de las transformaciones h i s t ó t i c a s . L o que e s t á actualmentc^ea-cfkis es toda
finalmente
a alguna parte d o n d e e s t a r á n p r o b a b l e método,
E l h i l o c o n d u c t o r de nuestro a n á l i s i s l o h a n c o n s t i t u i d o las t r a n s f o r m a c i ó n
nes d e l concepto de h e g e m o n í a , en t a n t o superficie discursiva y p u n t o
nodaL
^ i n a c o n c e p c i ó n del socialismo fundada en la centralidad o n t o l ó g i c a de la c k -
*ruñcTamental de l a t é o r i z a c r o n p o l í t i c a marxista. N u e s t r a c o n c l u s i ó n b á s i c a a l
se^vrera, en la a f i r m a c i ó n d e ¿ z R e v o l u c i ó n c o m o m o m e n t o r u ñ d a c i o n a l e n
respecto es la siguiente: d e t r á s d e l concepto de " h e g e m o n í a " se esconde algo)
e r t r a n s i t o de u n t i p o de socitaiá
m á s que u n t i p o de r e l a c i ó n p o l í t i c a complementario
a otra, y en l a j l u s i ó n de la p o s i b i l i d a d de
de las c a t e g o r í a s b á s i c a s
una v o l u n t a d colectiva perfectamente u n a y h o m o g é n e a que t o r n a r í a i n ú t i l el
de l á t e o r í a marxista; c o n él se i n t r o d u c e , en efecto, u n a lógica de lo social que
m o m e n t o de la p o l í t i c a . E l c a r á c t e r p l u r a l y m u l t i f a c é t i c o que presentan las
es i n c o m p a t i b l e c o n estas ú l t i m a s . Frente al r a c i o n a l i s m o del m a r x i s m o clási-V
luchas sociales c o n t e m p o r á n e a s ha t e r m i n a d o p o r disolver el f u n d a m e n t o
co, q u e presentaba a la h i s t o r i a y a la sociedad c o m o t o t a h d a d é T T n t e l i g i b l e s ,
ú l t i m o en el que se basaba este i m a g i n a r i o p o l í t i c o , p o b l a d o de sujetos " u n i -
constituidas en t o r n o a "leyes" c o n c e p t u a l m e n t e explicitables, la l ó g i c a de la
versales" y c o n s t i t u i d o en t o r n o a u n a H i s t o t i a concebida en singular: esto es,
h e g e m o n í a se p r e s e n t ó desde el c o m i e n z o c o m o una o p e r a c i ó n suplementaria
el supuesto de "la sociedad" c o m o una estructura inteligible, que puede ser
jY contingente, requerida p o r los desajustes coyunturalesrespectoVu^paradig-
abarcada y d o m i n a d a intelectualmente a p a r t i r de ciertas posiciones de clase
m a e v o l u t i v o cuya validez esencial o " m o r f o l ó g i c a " n o era en n i n g ú n m o m e n -
\
j
I
/
l
y r e c o n s t i t u i d a c o m o o r d e n racional y transparente a p a r t i r de u n acto f u n -
t o cuestionada. ( D e t e r m i n a r c u á l es esa l ó g i c a e s p e c í f i c a de la c o n t i n g e n c i a es
J
dacional de c a r á c t e r p o l í t i c o . Es decir, que la izquierda está asistiendo al acto
u n a de las tareas centrales de este libr.o.) Por eso la a m p l i a c i ó n de las á r e a s de
'
final en la d i s o l u c i ó n d e l i m a g i n a r i o j a c o b i n o .
a p l i c a c i ó n d e l concepto, de L e n i n a G r a m s c i , fue a c o m p a ñ a d a de l a expan-
L a m i s m a riqueza y pluralidad de las luchas sociales c o n t e m p o r á n e a s h a
s i ó n d e l c a m p o de las articulaciones contingentes y de l a r e t r a c c i ó n al h o r i -
gen¿aaoTpor c o n s i g u i e n t e ^ u j i a x r i s j s ^ t e ó r i c a . Es en este p u n t o i n t e r m e d i o ,
zonte de la t e o r í a de la c a t e g o r í a de "necesidad Histórica", que h a b í a c o n s t i -
de r e e n v í o s r e c í p r o c o s entre l o t e ó r i c o y lo p o l í t i c o , d o n d e se u b i c a r á nuestro
t u i d o la p i e d r a angular d e l m a r x i s m o c l á s i c o . S e g ú n a r g u m e n t a r e m o s en l o s O
discurso. H e m o s i n t e n t a d o evitar en t o d o m o m e n t o que los v a c í o s t e ó r i c o s
dos ú l t i m o s c a p í t u l o s , es la e x p a n s i ó n y d e t e r m i n a c i ó n de la l ó g i c a social i m -
generados p o r la crisis fueran llenados p o r u n descriptivismo impresionista y
p l í c i t a e n el concepto de " h e g e m o n í a " - e n u n a d i r e c c i ó n que va, c i e r t a m e n -
sociologizante, que vive de ignorar las condiciones de su p r o p i a discursividad.
te, m u c h o m á s allá de G r a m s c i - la que nos provee de u n anclaje a p a r t i r del
L o que nos hemos propuesto hacer es exactamente lo contrario: concentrarnos
c u a l las luchas sociales c o n t e m p o r á n e a s s o n pensables e n su especificidad, a la
en ciertas c a t e g o r í a s discursivas que nos p a r e c í a n constituir, prima facie, p u n -
vez q u e nos p e r m i t e bosquejar una nueva p o l í t i c a para l a izquierda, f u n d a d a
tos privilegiados de una p l u r a l i d a d de aspectos de la crisis que a n a l i z á b a m o s ,
en el p r o y e c t o de u n a r a d i c a l i z a c i ó n de l a democracia.
e i n t e n t a r d e s e n t r a ñ a r , en las varias facetas de esta r e f r a c c i ó n m ú l t i p l e , el sen-
Q u e d a p o r responder u n a p r e g u n t a : ¿ p o r q u é encarar esta tarea a p a r t i r de
t i d o posible de una historia. A q u í , desde luego, t o d o eclecticismo o v a c i l a c i ó n
n n q rrítira y d e c o n s t r u c c i ó n de las diversas superficies discursivasjdejjmarxis-
discursiva estaban excluidos desde u n c o m i e n z o . S e g ú n se dice en u n " m a n i -
mn c l á s i c o ? Digamos, en p r i m e r t é r m i n o , que n o existe « « d i s c u r s o y un sis-
fiesto" i n a u g u r a l de los tiempos clásicos, al orientarse en u n terreno nuevo es
t e m a de c a t e g o r í a s a t r a v é s d e l cual l o Jj^gT^ha^larfa sinpp.diagnne.s. A l
necesario proceder a semejanza de "los viajeros que, e n c o n t r á n d o s e perdidos en
operar d e c o n s t r u c t i v a m e n t e en el i n t e r i o r de las c a t e g o r í a s marxistas n o pre-
a l g ú n bosque, no deben errar, t o r n a n d o p r i m e r o en una d i r e c c i ó n y luego
t e n d e m o s estar haciendo " h i s t o r i a universal", es decir, i n t e n t a n d o i n s c r i b i r
en otra, n i i t m c h o menos detenerse en u n p u n t o , sino marchar siempre l o
nuestro~cliscurso c o m o m o m e n t o de u n proceso l i n e a l y ú n i c o d e l c o n o c i -
m á s rectamente que puedan en una m i s m a d i r e c c i ó n y no cambiarla p o r l i -
m i e n t o . A s í c o m o ha c o n c l u i d o la era de las e p i s t e m o l o g í a s n o r m a t i v a s , ha
geras razones aun cuando al comienzo haya sido s ó l o el azar el que los haya
c o n c l u i d o t a m b i é n la de los discursos universales. L a a p r o x i m a c i ó n a c o n c l u -
y
H E G E M O N Í A Y ESTRATEGIA SOCIALISTA
INTRODUCCIÓN
siones políticas similares a las que se formulan en este libro podría haberse he»
cho desde formaciones discursivas m u y diferentes -desde ciertas formas de
cristianismo, por ejemplo, o desde discursos libertarios ajenos a la tradició©
socialista- sin que ninguna de ellas pueda aspirar a constituirse en la verdad
de la sociedad (o en l a filosofía insuperable de "nuestro tiempo'^de la q u e hablara Sartre). Pero, p o r eso mismo, el marxismo es una de las tradiciones a.
partir de la cual esa nueva concepción de la política r e s u r f a t u l i u u l a b L , y para nosotros la validezde ese punto de partida se funda, simplemente, en el
hecho de^o^e^l^onstituye nuestro prnpin pasado.
en u n a c o n c e p c i ó n i g u a l m e n t e ingenua y p r i m i t i v a d e l papel y grado de u n i -
A h o r a bien, si redimensionamos de tal m o d o las pretensiones y el área de
validez de la teoría marxista, ¿no estamos rompiendo c o n algo profundamente inherente a dicha teoría, a saber, la aspiración monista a rescatar a través
de sus categorías la esencia o el sentido subyacente de la Historia? L a respuesta es necesariamente afirmativa. Es solamente renunciando a toda prerrogativa epistemológica fundada en la presunta posición DJUetógicamente privilegiada de u n a "clase universal", que el grado de validez actual de las categorías
marxistas puede ser seriamente discutido. E n este punto es n<-ferario r W i r l n
sTrí^mbages: hoy nos encontramosTiibicadog en un, t^enodaramente.ppsmarxista. N i la coñcepcion^íeia sCbjetividad y de las clases que elTnarxisTmo
elaDorara, n i su visión del curso histórico del desarrollo capitalista, n i , desde
luego, la concepción d e l comunismo c o m o sociedad transparente de la que
habrían desaparecido los antagonismos, pueden seguirse manteniendo hoy.
Pero si nuestro proyecto intelectual en este libto es posmarxista, está claro que
él es también oosmarxista. Es prolongando ciettas intuiciones y formas discursivas constituidas e n el interior del marxismo, inhibiendo y obliterando
otras, c o m o hemos llegado a construir u n concepto de hegemonía que, pensamos, puede llegar a ser u n instrumento útil en la lucha p o r u n a democracia, radicalizada, libertaria y plural. A q u í la referencia a Gramsci, si bien parcialmente crítica, es capital. E n nuestro texto hemos tratado de rescatar en
alguna medida la variedad y riqueza que existió en el campo de la discursivid a d marxista en la era de la Segunda Internacional, y que la imagen empobrecida y monolítica d e l "marxismo leninismo" de las eras estalinista y posestalinista tendería a borrar -imagen que reproducen casi sin cambios, aunque
c o n propósitos opuestos, ciertas formas actuales de "antimarxismo"—. Los defensores de u n "materialismo histórico" glorioso, homogéneo e invulnerable,
y los profesionales de u n antimarxismo al estilo "nouveaux philosophes", n o
advierten hasta q u é punto sus apologías y denigraciones respectivas se fundan
procedentes o r i g i n a r i a m e n t e de u n cauce ú n i c o , se diversifican en u n a varie-
28
2f
d a d de una d o c t r i n a — c o n c e p c i ó n que, en todas sus determinaciones esenciales, sigue siendo t r i b u t a r i a d e l i m a g i n a r i o estalinista—.
Nuestra a p r o x i m a c i ó n a los textos marxistas h a sido, p o r el c o n t r a r i o , u n
i n t e n t o de rescatar su p l u r a l i d a d , las numerosas secuencias discursivas - « n
buena m e d i d a h e t e r o g é n e a s y contradictorias— que c o n s t i t u y e n su t r a m a y fu
riqueza, y que son la g a r a n t í a de su p e r d u r a c i ó n c o m o p u n t o de referencia del
análisis p o l í t i c o . L a s u p e r a c i ó n de una gran t r a d i c i ó n intelectual n u n c a tiene
lugar bajo la f o r m a s ú b i t a de u n colapso, sino m á s b i e n <3omo las aguas que,
d a d de dilecciones y se mezclan c o n corrientes procedentes de cauces d i s t i n tos. É s t e e* el m o d o en que aquellos discursos que c o n s t i t u y e r o n el c a m p o del
m a r x i s m o c l á s i c a pueden c o n t r i b u i r a la f o r m a c i ó n del pensamiento de u n a
nueva izquierda: legando parte de sus conceptos, transformando o abandonando otros, y d i l u y é n d o s e en la i n t e r t e x t u a l i d a d i n f i n i t a de los discursos
emancipatorios,
la que l a p l u r a l i d a d de l o social se realiza.
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