“Pinto lo que no puedo expresar con palabras”

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“Pinto lo que no puedo expresar con palabras”
(COLOR) - Pub: CULTURA_Y_NACION Doc: 00495B Red: 60% Ed: Primera EDICION Cb: 00 Enviado por:
Dia: 18/05/2006 - Hora: 19:15
OLIVERIO
GIRONDO
POETA
ARGENTINO
1891-1967
Un libro debe construirse como un
reloj y venderse como un salchichón.
Ningún prejuicio más ridículo que
el prejuicio de lo sublime.
La experiencia es la enfermedad
que ofrece el menor peligro de
contagio.
Lo cotidiano podrá ser una manifestación modesta de lo absurdo,
pero aunque Dios, reencarnado en
algún saca-muelas, nos obligara a
localizar todas nuestras esperanzas en los escarbadientes, la vida
no dejaría de ser, por eso, una verdadera maravilla.
¡La imitación ha prostituido hasta a
los alfileres de corbata!
Te has jugado la vida tantas veces
que posees un olor a barajas usadas.
Era un esqueleto capaz de envejecer los trajes recién estrenados.
El solo hecho de poseer un hígado
y dos riñones ¿no justificaría que
pasáramos los días aplaudiendo a
la vida y a nosotros mismos? ¿Y
no basta con abrir los ojos y mirar
para convencernos de que la realidad es, en realidad, el más auténtico de los milagros?
La certidumbre del origen común
de las especies fortalece tanto
nuestra memoria, que el límite de
los reinos desaparece y nos sentimos tan cerca de los herbívoros
como de los cristalizados o de los
farináceos.
Fui célibe, con el mismo amor propio con que hubiese sido paraguas.
¡Pensar que durante toda su existencia la mayoría de los hombres
no ha sido ni siquiera mujer!
Abandoné las carambolas por el
calambur.
entrevista Eduardo Newark
perlas cultivadas
ñ. 4
el
espejo
“Pinto lo que no puedo
expresar con palabras”
POR ANDRES HAX
duardo Newark tiene una
doble vida. Por el día, el
médico y psicoanalista
atiende a sus pacientes en su inmaculado loft, lleno de luz y de
libros, con una vista panorámica
de los techos del barrio de Las
Cañitas. A la noche baja por ascensor a otro loft, en el mismo
edificio, con el plano idéntico, pero de otro aspecto. Aquí está el
estudio del pintor Newark. Sobre
enormes mesas de trabajo están
organizados sus pinturas y pinceles. Y aquí, toda las noches desde
las nueve hasta las dos de la
mañana, Newark trabaja sus
fantásticos cuadros. Imagínense
una especie de Francis Bacon
porteño, pero que en vez de ser
siniestro es más bien juguetón y
satírico.
Newark también tiene una extensa obra cinematográfica que
consiste de decenas de cortos filmados en 8 mm. La más notable
tal vez se llama Estibador se necesita, protagonizada por Norman Briski. Se trata de la historia
de un bienudo de 40 años que
nunca trabajó en su vida. Impulsado por sus padres se va en busca de su primer empleo y termina en la Boca presentándose para
trabajar de estibador. La película,
filmada en el 85, es un especie
de adelanto a los reality de hoy.
La voz en off de Briski es la voz
del hermano del personaje del
corto, que es actuado por Briski
también. Es una joya under del cine cómico argentino, con un desenlace macabro y un humor negro delirante. Aún circula por
festivales de cine y Newark tiene
planes de subirla a su sitio personal de Internet. La entrevista con
Newark transcurrió en sus dos
mundos (que al fin y al cabo son
uno mismo: cerca del sillón de
sus pacientes y delante de sus telas en su estudio).
E
–¿Cómo coexisten las tres facetas de su trabajo: el cine, la pintura y el psicoanálisis?
–Bueno, hace unos años que la
faceta cinematográfica la puse
entre paréntesis. Lo que quedó es
un sucedáneo bajo la forma de
seminarios que hago periódicamente sobre cine y psicoanálisis.
–¿Haber filmado es crucial en
esta capacidad de análisis?
ñ
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–Cuando un paciente viene y me
dice “me muero de angustia”, le
pido que me cuente la película
interna que está viendo. Toda
persona se siente bien o mal
según las escenas que lo estén
habitando.
–¿Su formación cómo fue?
El psicoanalista,
cineasta y pintor
dice que lo que
nos atormenta por
dentro es como
una película.
¿Cómo fue la secuencia de estas distintas actividades?
–Yo empecé dibujando y pintando, y pensaba entrar a Bellas Artes. Pero hacia fines del secundario me encontré con un profesor
que nos mandaba a estudiar microbiología de libros de medicina, y tuve un giro vocacional. Al
recibirme de médico, comencé la
residencia en psiquiatría en el
momento en que Goldenberg
creó las residencias de psicopatología en hospitales municipales,
lo que acercó a mucha gente a la
posibilidad de hacer terapia. En
medio de la efervescencia de mayo del 68. Al concluir, hice un pasaje por el Centro de Asistencia
al Suicida, y un trabajo de investigación sobre familias con un integrante suicida. Finalizada esa
experiencia, le dediqué muchos
años a formarme, tanto dentro
del psicoanálisis como en otras
corrientes de psicoterapia.
–¿Cómo ve usted el impulso
suicida?
–Woody Allen dice que nunca
pasó un solo día en cual no haya
pensado en el suicido. El ser humano se interroga permanentemente acerca del sentido de su
vida. Cuando éste no aparece, se
encuentra frente a un vacío. Si
además ha tenido pérdidas irreparables, pueden surgir las ideas
de autoeliminación.
–¿Y para usted la pintura es una
forma de confrontar ese vacío?
–Cuando hablamos, hay un algo
que queda sin decir. Que solamente es expresable a través de
un acto artístico. La pintura para
mí es una forma de plasmar
aquello que no se puede expresar
con las palabras, porque éstas resultan insuficientes.
–¿Hay un gran componente de
humor en sus cuadros? Se dijo
de su última serie, “Semblantes”, que fue una crítica mordaz
a la clase acomodada de Buenos Aires. ¿Está de acuerdo?
–No tanto de toda la clase acomodada, sino de un sector de esa
clase que exhibe obscenamente
sus supuestos logros. Sea su casa
en el country con la cuatro por
cuatro al frente, o la rubia platinada y con cirugía, o la familia
sonriendo frente una pileta de
agua muy azul. Pinté lo que es
hacer semblante, hacer facha.
Como un reflejo de lo ocurrido
en los 90. La desmesura en el adquirir y en el exhibir.
NEWARK BASICO
ROSARIO, 1943. PINTOR
Vivió en Berkley, California, durante sus años de secundaria.
Después estudio medicina en la
UBA. Paralelamente a su carrera
como psicoanalista ha filmado
decenas de cortometrajes. Ultimamente se ha destacado como
pintor. Su última muestra personal fue en el Centro Cultural Recoleta en el 2004.

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