Originario de Santa Maria Xochixtlapilco el pintor

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Originario de Santa Maria Xochixtlapilco el pintor
Originario de Santa Maria Xochixtlapilco el pintor Oaxaqueño Sergio Hernández
menciona que no regresará a vivir a Oaxaca hasta que Ulises Ruiz Ortíz haya dejado el
poder, pues ha hecho mucho daño a la gente y la cultura.
El artista que se autoproclama Huajuapeño presento un libro-catálogo sobre su obra
editado por la Fundación Cultural Banamex. Su trabajo lo podemos apreciar en el
frontis de la biblioteca de la Universidad Tecnología de la Mixteca, el cual es un trabajo
en Cerámica de baja temperatura. Alguna vez existió un cuadro de el en la Casa de
Cultura de Huajuapan, dicha obra al parecer fue desaparecida por algún responsable,
ya que en los últimos años nadie sabe dónde quedo.
Sergio Hernández (Huajuapan de León, Oaxaca, 1957) es un desterrado por decisión
propia. A partir del conflicto social que vivió Oaxaca en 2006, decidió abandonar su
tierra y desde la Ciudad de México seguir trabajando. La distancia, sin embargo, no
agota su fuerza creativa, ni esa inquietud por el color y las formas nacidas en él casi
“por curiosidad”, desde pequeño, como nace en cualquier niño bullicioso el impulso
por pintar.
“En este momento no voy a estar en Oaxaca, hasta que cambie el gobierno, un
gobierno que ha lastimado mucho a la cultura, a los jóvenes y ahí no tengo nada que
ver. Desde aquí hablo, pero mientras esté ese personaje (Ulises Ruiz) yo no voy a vivir
en Oaxaca”, afirma de manera determinante el pintor, que se ha dado un reposo para
asistir a la presentación del libro-catálogo sobre su obra, editado por Fundación
Cultural Banamex y Editorial Turner.
Hernández no tiene miedo a hablar y tampoco le cuesta trabajo, ya otros como la
crítica de arte Teresa del Conde, han alabado del artista, que se trata de “un
interlocutor brillante”, además de un “ávido lector, un amante de la música, un
magnífico grabador y, por lo tanto, un gran dibujante”, que considera a la pintura
“como los sueños”, apenas permanentes y volátiles, sin tiempo para pensarse y al arte
como un medio en el que es necesario asumir una postura.
La vida del artista ha estado siempre marcada por el exilio. Siendo aún niño, su familia
debió salir de su pueblo natal y armárselas en ciudad Nezahualcóyotl, pero el ímpetu
desosegado de Sergio Hernández no encontró reposo, “me supongo que como todos
los niños inquietos comencé con el deseo de dibujar y la curiosidad, creo que eso fue
mi detonador de la infancia, quizás esa percepción de una vida en provincia, llena de
colores, los mercados, el campo, los ríos, la música, fueron espacios propicios para
desarrollar la creatividad”, recuerda.

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