Muerte del Sr. Gral Rafael Uribe Uribe
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Muerte del Sr. Gral Rafael Uribe Uribe
Bis repetita placent . . . . honrar la memoria del gran colombiano Ctttraspasó los linde1'os de la Patria, el Iiberali8mo de Ir,,,,·,'ucia del San Juan le ha levantado en la ciudad de un hermoso IllOlIUmento al Gral, Ra(ael UTihe U1'i1I1Pjor quizá de cuantos existan hoy en el territorio de República, Mas, como IZO todos conocen, siquiera 'de ulla mediano, al hombre q~te supo con verd.adero altnúshonrar y servir a su patria como ningún otro colombia/o ha hecho. ha dispuesto la Junta encargada de la m'ecdel monumento, qtte se publique en e8te (olleto la relapormenorizada de los hechos que, con motivo de ¡;tt b!rrte tuvieron lugar en Bogotá segú,n los narró un diario aquella época. Por esta serie de docwnentos podrán conocer los lectoalgul/os detalles más, tal vez ignorados para e1l08, de la l""IIU),ción que se produjo en el país entero cuando se tuvo del atentado y mue1'te del Sr, DI', y Gral Dn, EL URIBE URIBE, alta mentalidad de la raza, hom,uperiO?' de la América. y glorio de nuestra Patria, Cllflg¡!e Ita sido confiada hayal bmnce que desnf[a impainmóvil las tempestades del cielo; el aire cor'rosivo de . la envidia de los hombres y la ingratitud de los este (olleto os enseñará que el sentimiento prola tristeza causada, las lágrimas derramadas, los 110hechos a Uribe Uribe con motivo de su nmerte, 1'evisel carácter de la miÍs grande apoteosis que hasta hoy colombiano alguno. EMILIANO REY, A.r I L Muerte del Sr. Gral. y Dr. don RlIFltEL URIBE URIBE "' ... El atentado • una y cuarto p. m. serian cuando el General salió de su cadel Senado, bajando por la calle 9" hasta dar con la de y tomalldo luégo por ésta' con dirección a la plaza de Hacia la mitad je la primera calle de la Carrera, algual sur de la cantina denominada El oso blanco, y yendo el por el andén del costado oriental del Capitolio, un hombre es delante, inteutando detenerlo, e inwntinenti otro le asestó, letlrás. con una hachuela, un tremendo golpe en la cabeza. El la parte posterior derecha de la cabeza, en la región occi~AI'iPlt,,1 fracturando el hueso. Este golpe lo dio Leovigildo GaGeneral cayó inmediatamente al 3uelo, bañado en sangre, y Jesús Carvajal le dio un nuevo golpe, con instrumen~o igual I~::i'~~l)~p:~or Galarza. Los asesinos huyeron, y algunas personas ti" por la calle se acercaron a recoger al General. El Sr. Mantilla, Millistro del Tesoro, el Senador Jorge Vélez, el Uribe, el Sr. Alejo Recamán y el Sr. Julio Hernár.dez, huir a 108 asesinos, dieron voces de que los detuviesen, y coal General en un coche, lo llevaron a su casa. En la casa cuál sería la impresión de la familia al sentir un trosubía por la escalera~' ver que se conducía moribundo el a quién pocos miuutos antes habían "isto salir perfectamenColo<:ad.o el general en su cama, se reanimó, y dando una asommuestra de "igor, se puso en pie, quiso agacharse y entonces el desmayo. 'OCCl8 momentos después las notabilidades médicas de Bogotá se en torno del lecho del enfermo. Camacho y Zea Uribe fueron los primeros en exponer de que el caso era d"sesperado. deijpués de artkular a las 2 p. m., unas cuantas pa· seguia privado del conocimiento y "íctima de una • resolvieron proceder a una operación, de la cual espcrahan algunos se ohtendría rebultado fu\"orahlp. Pract ronla los Dot'tores Ucró~, Henao, t'amuebo, 1<'ranco, Zea Urihe ' chado, Esgucrra y Lóppz de Mesa, delante de numerosos eoleg,,~. trajf>ron de la hel ida dos astillas de hue~o. como de tres pul~ada largo cada una; encontraron hC'ridas en las menilJg-ps y en la III cerebral y abierto el seno lateral. El GellPral prE'selltaba ade una cortada bajo el ojo izquierdo, una herida pcqu{'fH\ sobre la 11 y otra en el pómulo derecho. Después de hacE'rle IH~ Hltnras y \' dajes necesarios, fue levantado de la mesa operatoria casi sin' I'U DI l'eSplraclOn, a las 3 y 40 minutos de la tarde. • Los asesinos Perpetrado el atroz delito, los asesinos habí,.n huído e1'l direc a la calle 9' Carvaj,¡] fue detenido en In esquina de dieha cillle entreg-ado al agente de policÍ'l número 161. Galarza bajó en ni ción a Santa Clara, y en la esquina de dicha iglesia se detuvo aterradora impa\"idez, al leer loa carteles fijados en el muro. Al oír los gritos de la gente, que pedian se le detUVIese, el pitán Agustin lIlereado, que estaba allí, se diri¡tió a él, y prpvíe que Galarza pudiese atacarlo, desenvainó el sable y consigió que larza 1~0 se moviesf' mientras el agente número 141 se apoderaba él. Oculta bajo la ruana llevaba la hachuela con que habia a~eil do al General Uribe el golpe fatal. Ambos fUeron conducidos al cuartel central dI' Policia, donde les redujo a prisión y se les inc.)municÓ entre si y del público. ¿Quiéne~ son los asesinos? Son dos ·oscuros hIjos de la gle carpintero el uno, herrero el otro, afiliados al ComU'; Calda., fllllcionaba o funciona en el Puente NÚI1ez y cuyo verdadero caráe se ignora. ;.Obraron motu prop"io al cometer el ateMado? ¿Han sido pIes instrumentos, armados por un cerebro que preparo el golpe dispuso el di a, ia hora, el sitio? ImposiiJle saherlo. Quizás las vestigaciones que se adelantan hayan dado alguna luz sobre el to y pronto sepamos a qué atenernos sobre este particular. El men fue pemeditado y dispuesto con ¡,an~re fría. El jueYes, desde horas de la mm1ana, dos individ'lOS rondaban por frente a la casa General ~. su~ inmediaciones, y acaso no seria dificil reconocerlos los dos malhechores que se encuentran actualmente en la Central. Semallalmente llegaban a casa del General Uribe muchos mos en que se le amE'nazaba de muerte. 1IIanos canallestas lOs caron alguna ,'eZ delltto de cubierta dirigida a la ser)ora esposa General. ¿Es que de tiempo atnls se tramaba el asesinato del tre Jeep? Solian algunos amigos suyos acompal1arlo cuando iba al se encaminaba al Senado y él-que nunca portaba .armas de n na especie-les suplic'lba que le dejasen solo en cuanto conocía le acompallab¡¡n para guardarlo en caso de Ulla agresíón. El Jueves, al dirigirse al Senado, iba completamente 8010. hora el~~' aq:lella el1 que las c(llles est¡in más ahandonhdas y ' 'hilbia po 1~la (11 la cuadra. Todo fa"olCció pue" el l' de lo~ criminalt'S. EII"s no h'lbí' n t"lll'(1 CJ t 1'ato a"1 gUllopan neo " , < COII (~l qU,e "l.empre se <1l's,'elo, por las cla<es pnpulares, e.pecial. por aquella que se dpuomlna obrera', 1110tl"'08~ (1 L, 1t'IH.:or " .. pet~otel1la~l. 11 I",., 1I 110: mucho m('nos de rencor de ciw;(>; la vida po se d,:sal ".II,LlJll en una atmosfel'1l de "alma impertllrbable: no I!r'osl mIl que dos III t,'sanos decidieran, plant'aran \' ej ecutaran el aSf'sl~la(Ot :" 110 queda a In m~lIte lll'Ís pxplit-;leióll qu e la de la eXlst.pncla de ter('eros inspiradores del ddito. Exi,ten eso, Ir(~s? ¿.QUICI"'S son? ¿Cómo empozaron su obra, dónde trazaroll del Crlmel': !lel"'11 ellos algo que ver C(oI1 lo; anóllilDvs que ••,n'.,OT. cl.,te tral1lll al General? Aquí está lo arduo dd prohlema, qlllsll'rumos s¡¡lwr cuanto antes, porqllP es la explica cion de y una eXjJ!JcaC10I1 del hecho es lo que touos deseamos, (A • • \. (T En la calle !<o biE'1l había sido le"ant¡ldo el cuerpo el 1'1 General," 111',"",10 easa, cualldo la IIoticia del iltentado circulaba en no¡:otá ron ra de ('hispa eli'crícil, La primEra impresíón fue de e3tll)lor, touo se resistía a creer aquello. Al e~tup0r slg'uió la ;rlllig-namezclándos,' con ella el dolor, Geutes de todo ,"olor polítieo " posición socinl ,"orrian a la casa del herirlo a exteriorizar su y a inquirir la opinión ¡le los médicos, La Polieia cubrió las que dau ac('c~o a la casa del General. para imp~dir dentro la aglomcrución de gente, y se dispersó en patr'lllas por las , . el reu n \' ("t) 11 tlH. El Sr. Presid"llte de la República elwió con su ededn , su mil· de pella 11 la seliora egposa del General. En el lUlmr donde pI (¡enC'rill había caído, las gentes s(' agrupa· lamentarse :lIIt(' 10H dos pozos de sangre que al)¡ hauiall 'JUl'" y eran nluchas las personas q'Je queriendo g-uardur UlI r{'('lle) do grande hOIl/hre', dI> pse gran liberal, tpllian en aquella sangre l"IIILlel08, sus tarjt'tclS, etc. Comunicada rilpiuamente a los Dí'partanlPJltos la notieia riel p~ellmiento, proulo eUlllenzaron a lIe~ar telegramas ell que se ave· por el estado del Uelleral. La investigación Poco despllés de las dOR p , Ill .. les funcionarios <1 " h~ Yesti""ciólI Poli e!.. a qUiC'llCS el DI' COll~ha Iwbia daao ~"mlSl(\ll ('sre,,:al 'esent'lron 1'11 la ,"asa dí'1 (,p. , , . 1 d l' el eselarec"lll~nto de e ItO, se j J l . , . parece con el fin de avocar ('1 conocimicnto dc:~ hpeho, , Inutll el General no pudo relldir dpcl¡¡raClOn nlll!';una, , bros de la ruin0ría liberal de las ('amaras fueron de ;:le~~rrel'l\, a pedir al Sr, ,PI esirlente la, n.ayol' He,t,n"le . ." El leE prometlO dtJ¡¡rlu" s,lllbrechcs" o IDveaugauo n , 0- infol'ma que a un ¡::rupo de liberales que ~e llPPl'f'ó a l.1 PUt·s, les dijo que e.a in\'!:stigación se adeJanlal'la como nÍlwllna t:n Colombia. " , En las, prilllems horas dI' la 'noche del juC\'PS hahía cl"!',1I11 varto" Indlnduos. ulg'unos de ellos del Comite Caldas \' los ríos de instrucción llenaban sus funciones con actividatÍ laudahle, nos dijo que aquella noche el cuaderno dcl sumario hal>la akali a ochcl,ta foja~. IlOS , . Visita del Dr. Concha Poco después €le salir los médicos, manifestandn que la vida neneral sólo se prolollgaria algun~s horas, E'ntró a la Ci:i:::U y flle la el lecho del enfermo el Sr. Presidcute Dr. Concha. • Protesta de las Cámaras Reunidas las Cámaras a la hora acostumbradil, la del aprobó una hpllisima proposición de protesta, que rup elJ\'illdll al neral, trlln,mitida inmediatnmente a los Departamcntoe~' fijad" las E'squinas. En otro lugar de este Diario las ell<'Olllnlran nu lectores. La ritmara baja aprobó rambién, un,illimemplIte ~. e;¡ nominal, una prop<,sición de protesta. Al propio tiempO, dinrsas entidades manclarún fijar cartclp8 protes!,I, Jos diario~ de la tarde reprobaron rud.lmellte el aten",y,u.. las empre~as del Kine y del Tatnli su~pelldieroll ~IIS fllndones l1al de la consternal'Íón que el atenlado había producido. Al cerrar la noche Al cerrar la noche se notó en el General una ppl[lIel1a El pulso recobró un poeo de fuerza y comenzó a delírar, despnés pedir ag'uil. A pesar de la aparente mejoría, not:ibase que el eslado del fermo se rea~nlVl.lba. El l+eneral lanzaba agudos qUt'jidos, que iban hal'Íendo verdaderamentE' desgarradores a medida que la avanzaba. Los inédicos manifestaron nuevamente su de""pera La aglomeratión de gent~ en el patio ~. corredores rle la en las calles circuIl\'ecÍnas era enorme, e illcontahles los t<'i,'grau que ll"gaban. Jlaó" las 11 p. m., el Genera 1 llamó con ,'OZ fuerte a su sao pero 110 hauló nuda. Veia:;e que la vid'l se iba extinguicndo poco ,1 poeo en aqlllel, goroso oq::ilni!:iIllO, y que el fi.ltal desenlace ~st.il ha el~dma ... A la~ :! a. m .• del viernes se le le apltl'o una IIIycl'elon fina. Minutos d('spué, tuvo un leye ataque de vomito, y f'rIlll )' 10 cuando, lanzando un quejido eSlremel'eclor, quedó muerto. ¡Ren~mc.i;~~{)" a ?:ntar el cuadro que en aquellos momentos prp. la ca"l del (,en"ra!. La familia, (,Illoqllccida, se arrojaba so. el. lecho, estredlal~do aquella cabeza que túntaR COPaS gUrlrclaba v tantas cosas P<"IlS0, df'8garrada ahora pOI' el tirma indi~ll(l de U;l ; estrechando ¡¡quellas. manos, tibias aÚIl, estrechalldo aqucl .,.¡JO. templad~ pn el trabajo y la fatIga, que no habia caído bajo de ¡I1IlUIllCraS batallas y que se tronchaba al golpe bestíal do por un salvaje ell el corazón mismo de la Atellas suramerí. ,Y muchos hombres vigoroeos llorando C0mo níl)os; muchos pe ferreos, a qUlencs no Importa el peligro ni conmUP\'e la "ista a muerte que rOl,da en torno de ellos, enternecidos cual pecho de Icella': muchos semblantes que sólo conocieron arrog;,ncias y fiere. contraidos en la !Ilupca trágica del llanto in~olite"íble. A;si, en medio de UI,a desolacíóñ desgarradora, llegó el día. El c~d¡tvcr del Genelal fue culocado en la caja mortuol'Ía y lle· a la sala de la casa. Al amanecer, las ~allps adyacentes a la 9' estaban atestadas de viduos-hombrea y mujeres-que pugnaban por ir a ver el cadú· y a poco comenzó el inacabable desfile por las escaleras. ~lul· de obreros y ele personas de elevado rango, selioras de la alta. leaa.a y humildes hijas del pueblo entraban a la cámara mortuol'Ía. enjugándooe loo ojos. las diez llegaron los médicos iegistas. Se practicó la autopsi,1 cadáver fue emhalBamado. La casa continuó invadida por gran número de personaR y asa varios miles el número de tarjetas y de firmas que deja· los visitantes. Se habia dispuesto que el cadáver fuese traladado al salón d<:> para colocarlo allí en "apilla ardiente, y a las ó p. m., del -Senado, que concurrió en Corporación, en THedío de número de obreros, que llevaban las coronas enviadas a la C'l· por una calle de hallar que formó un batallón de la policla, lIe· en hombros por miembros del Congreso, y cubierto el férretro la bandera nacional, se le llevó a ese s<11ón, testigo de tttntas lu · y de tántos triur,fos suyos. 011 En la Cámara ardiente Convenientemente arrealado el salón del Congreso, se colocó all ¡ úd, Y hacia las cinco "y media p. m .. se descubrió el rostro dl'l tiver, En aquellos momentos comenzó el desfile, ante el muerto de una abigarrada muchedumbre, cuyo total ~e calcula en n.o de setenta míl personas y que pasaba reverente ante el cada· húmedos los ojos y retratados en el semblante el estupor, la 111' l1acióln, la pena. .. ' En virtud de proposición aprobada en la seslQn. de ese dl?, el "do dt'bíll velar, por turno, toda la noche? al pIe del eadaver. cosa se habla dispuesto por la Cámara baja, y dl1r;JOte toda la Senadores y Representantes, de cuatro en cuatro estos, de dos acompaftan;m el cadá\'er. La afltlpneia dc gente que quería verlo no disminuía, aun Ilocbe avanzase. Eran la~ dos de la mallana del ¡;ábado 17, cuando los que. en uniforme de parada, hacian la p;uardia al muerto ,\' agentps de polida hiclCroll salir del salón a todos lo que alli Era que se tnlÍa a los asesinos a reconocer el cad/her. Ve;;tidOl potidas, guardados por cosa de treSc.ielltos ap:elltes, para que la chedumure no los maltratase, se los trajo desde la ('entral. UlIS rlelallle del féretro. dijeron que reconocían en pI muerto ,,1 mI Uribe, pero que ignoraban quiénes fuesen los autore' del Alli, al contrario de lo que nos cuentan que sucede pn la OficÍl.a de \'e8ti~acjón, fue Car"ajal qui€>n mostró más sangre fria, e8él fria aterradora que los a$esinos han podido conservar tan la po. Galarza, por el cono·ario. dejó ver una tutuación, .Y las I,:;!!'ii.... le asomalon a los ojos. Eludieron toda ¡>I'egullta capciosa del r......r.j nano y, como habian venido, se los condujo nuevamente a la Ce,olllil Al amanecer de ese dia. engrosó el número de personas iban a visitar la Cámara ardiente, y fue innH'nsa toda la hasta el momento eu que el cádaver fue conducido a la Basílica. Las protestas • Desde el jueves por la noche los tableroR de avisos ce a llenarse con carteles de protesta, mandados fijar por di'"elsu tidades. La más hermosa de todas fu~ indudablemente, la muy cab.aei resca del Directorio nacional \Jonservador. De todos los pUlltos del país llegaban telegramas de protesta el inalldito asesinato. Unánime fue la protesta de la Prensa y la actitud misma de ~ sociedad y del pueblo hogotanos era un reflejo de la actitud que esos momentos tomaba Colombia, era un fragmento de la colosal testa que en aquella hora el pais entero levantaba. Decreto de honores En la tarde del viernes, el Poder ejecutivo dictó honores que ya dimos a conocer en edidan anterior. Invitando al entierro D!'sde el viernes por la tarde habían comenzado "itaciones al entierro. Las doq Cámaras del Congreso, la y la Dirección nacional del liberalismo;. el PI'~sidpllte, ~e la v sus MlI1Istros, el Estado Ma\or del EjerCIto, los GIClhlOS unidos l()s obreros de los ferrocarriles, las sociedades de "0";1'11 y Tip¿gnítica, las Logias y los Diarios de la ciudad, el Direc,tor beral de Cundillamarca, el Director y empleadc8 de la gran número de asociaciones y particnl"res, El siba· la. hOl'ils de ];t maüana, pasaban de setenta los carteles de U""AL .\' ".lorn1810. • A las 11 del día A esta hora era ya difícil transitar por la parte oriental de la de BO)¡\'ar ~. por las calles 10 y de la Carrel'a, a cansa de la . . n de ¡(L1lte. Los trali\'ins cirCl,laban difícilmente y los ca. COIl IO<,ron,," Ileg;ilhall de Ldas partes a la plaza. En el salóll del Congreso, junto al cadáver estaba reunido el l de illllba. C;Íl1lara~. ' Un escuadrón de caballel'iu y dos batallones de infantería for11 call" de honO!'. desde la psquina de la calle 9", por la carrera !i\ Plaz,\ dé Bolívilr. La pnlicía. cllbl'Ía la. carrera 7", desde d" la Ba<¡Jica h"sta el palacio presidencial. El ('ad¡her fue llevado en bombros desde la Cámara ardiente . la B,l~ilicil. Las bandas ejecutaban marchas fúnebres. A In. 11 ~. ~O se dio principio al funeral, ofiti{ldo por tres sacerdotes. El cadú I'er flle colocarlo en un bermosisimo catafalco. Ocupnban la Nave centl'Hl el Sr. Presidente de la li"u .1' SlIS ~linistros. los miembros del Congreso, la Corte sud,· jn"ricin. el Í'~inndo mnyor, el cuerpo diplomático, los perioy pO'rsonalid¡¡,Jes saliel1tf>s del comercio, la Banca y la política. ves lat<'rale, estaban colmadas de gente; así como el atrio, la l'I'al~' la plaza. El "jército se coloeó enl re el atrio y la verja del parque y los dr; l!Ol'onas fueroll alineados en el costado norte de la plaza. Hacia el cementerio Desde las 10 a. 111., era continuo ~I desfile de gelites loacia el l'io. Por la Avenida de In Rcp,'lblica y el Camellón de la. multitud de personas enluthdas se dirigían a tomar puesto necrópoliR, antes de que !legase el cortejo. .. Era la 1 de la tarde cuando el cadáver fue sacado de la Baslli· comel17.ó 11 a"dar la Fúnebre comitiva. Cosa de setenta coches ban adelante llenos de coronas. Las habia de todos tamallOS hermo,as, y' llamaban particularmente la atendón las de la ';eiión y Con\'cnción del Partido liberal, la dpI Sr. Presidente de la de la Diputación del Norte de Santander, la de la boyaeense, d(,\ Dírectorio liberal de Alltloqula, de los .Iide GirHrdot. de los liberales de Chaparral, de la DlputaclOn ilque,fla de Bo\',i"ú lilo"ral l' la de la Sociedad de agricultores. Tr',,,, de los 'coches iball el lujoso carro fúnebre enviado p~ .. 108 D'lv.iriS8, IS8 coronas df'l CUPI'pO diplom¡'¡ti('o y de los MIllIStros 1~:~~!~~r~lfis corOllas del ejé .. cito, la Escuela de. derecho, el ea11, del General, el ca .... o mortuo .. io de los Sres. G'lI'l1.v, 108 Iiberules de Antioquia, la de 108 empleados de esta imprenta, la tapa del ataúd, cubierta con la ballrlcra nacional vada por Senadores y Representante;, y luégo UII glll('80 IIIH'))e~ particulares. Venían en seguida el Estado ma.\'or, la Escllel" oc rra, la Escuela de brigadieres, y detrás el ataúd, COII el c"olÍ\'"r " vuelto en la bandera, la cara descubierta y lI"vado en homhro<. In medi~tamellte despés de la caja mortuoria iball el Dr. ('oncha, 8111 Ministros y el cuerpo diplomatico, luégo las Deleg-aciollps d" \"ari{JI pueblos de la I:>abana y de los Departamentos'y gran canti,)a') d pueblo. El cortejo tornó por la calle do Florián, salió a la de La. Tercera y continuó por la Avenida dp la Repúhlitfl. La. call1'S p.,~ donde pasaba estaban atestadas de gente que se aglomeraba en lo. andenes. El Dr. Concha anduvo un rato a pie y subió luego al eoebe presidencial. Cuando el cortejo fúnebre llegó a la calle 26, de San Di~l(o para abajo, difícilmente podia andar. El fuerte destacamcllto de polida :Jo. locado en las puertas del eementerio se vio en grave aprieto para contener la muchedumbre. El cadáver tue introducido y se le colocó frente a la pIJerta del cementerio antiguo, mientras los oradores despmpcr1¡¡ban su comNI~o El Dr. Concha, que habia entrado al cementerio poco allt~s de ser introducido el cadáver, se encaminó inmediatamente a la ('apilla y de alli salió para volver al Palacio, I!uando el Sr. Dwz GralladOl pronunciaba su discurso. El Ejército, colocado frente del cement~rio, hizo al cadiÍ\'rr del General los honores militares con salvas de artilleria y fU8ilerla, mientras las bandas tocaban la música que un A'runde artista pUfO al himno fúnebre compuesto por U1haud para el Ejército gernHillÍto. Los discursos A nombre del Senado de la República hablaron los Dres. Bote Saldarriaga, Segovia y Díuz Grana~os; oradores de la Cámara dp R presentantes fueron los Dres. Antonio J. Uribe y Francisco de P. Bor da. El Dr. Marco Fidel Sllárez habló en representación del Gobierne El Dr. Laureano Garcia Ortiz, en nombre de EL LIBERAL. ColllO enviado de la Convención liberal de la Dirección nacional del Partido del Directorio de Cundinamarca y de algunas poblnciolles de lns p,.. vincias, el Dr. Fabio Lozano T., el Dr. Julio H. Palacio, como ami del General; el Dr. Rafael Abello Salcedo en nombre de los de Girardot; los Dres. Juan C. Dávila. Carlos Eduardo Arosta r lIfatheus Briser10 en su propio nombre; el Dr. Luis F. Latorre, nombre de los liberales de Facatativá; el Sr. Jesús (lonzúlez F nombre de los gremios de obreros liberales unidos y de los emple dos de EL LIBERAL. El Dr. Vicente OIafte Camaeho, orador Academia colombiana de Jurisprudencia. no pudo pronunciar su curso porque, a causa de la aglomeración de gente, le tue entrar al cementerio. Comenzaba a hablar el Dr. Juan C. D¡Í"ila, cuando el ca(láv que empezaba a presentar seI1ales de descomposición,. fue a la tosa, excavada junto a las de lIIurillo y Santarrd"r.