Carátula, Revista Cultural Centroamericana - No. 53 /Abril

Transcripción

Carátula, Revista Cultural Centroamericana - No. 53 /Abril
» Bienvenidos
Hoja de ruta
⇒ ATROPELLO A UN GRAN ARTISTA! DANIEL MORDZINSKI
⇒ SERGIO RAMÍREZ: Un tesoro perdido
⇒ JULIO CORTÁZAR: Palabras de agradecimiento al momento
de recibir la Orden Independencia Cultural Rubén Darío, en
Managua, 1983.
Reynaldo Ruiz Mercado - Slideshow
Crítica
⇒ MARGARITA ROJAS: En medio de la oscuridad -
Arte
⇒ Reynaldo Ruiz Mercado: Galería de Fotos
La imaginación espacial y el tiempo histórico
⇒ ARTURO VÁZQUEZ SÁNCHEZ: El ombligo del pez
⇒ JUAN GALVÁN PAULÍN: Conversaciones sobre Perséfone
⇒ ILEANA RODRÍGUEZ: Somos polvo de estrellas, de Ernesto
Cardenal
⇒ SANTIAGO MONTOBBIO: El mar, la poesía y la pintura
Cine
⇒ GUADI CALVO: Tiempos dorados del cine negro argentino
⇒ FRANKLIN CALDERA: Historia del cine en 25 carteles:
cartel #15 -Tom Jones, de Tony Richardson
⇒ ADRIANA PALACIOS: Memoria e Imagen - Palabras Mágicas
⇒ COREA TORRES: Espíritu de jazz en El perseguidor de
Cortázar
Narrativa de Centramérica cuenta
⇒ CARLOS CORTÉS: ¿Qué cuenta Centroamérica?
CUENTO:
⇒ FRANCISCO ALEJANDRO MÉNDEZ (Guatemala):
El gran fascinador
⇒ VANESSA NÚÑEZ HANDAL (El Salvador): Látex
⇒ RODRIGO SOTO (Costa Rica):
Breve historia de nuestro Reyno
Visite nuestro archivo
NOVELA:
⇒ HUGO VALDÉS (México): El crimen de la calle Aramberri
Poesía
⇒ RAFAEL MITRE: La Jauría (selección)
© CARÁTULA, 2004-2013. Cada autor es responsable de sus comentarios.
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» Hoja de Ruta
ATROPELLO A UN GRAN ARTISTA
DANIEL MORDZINSKI
Queridas amigas y amigos: créanme si les digo que no me queda más remedio que
molestarles con esta historia... porque la historia lo merece y porque ustedes, queridos
amigos, son los únicos que la pueden sostener. Acaso con su firma de apoyo, pero eso ya
lo verán mejor que yo.
La indignación y la pena me devoran y me digo que treinta y cinco años de retratar las
letras no merecen que me rinda ahora; y menos ante un hecho como el que les quiero,
necesito relatarles:
DANIEL MORDZINSKI, es un
fótografo nacido en Buenos Aires,
Argentina en 1960.
Actualmente reside en París,
Francia y se desempeña como
Durante más de diez años utilicé, en virtud de la alianza entre El País y Le Monde un
corresponsal del diario El País y de
despacho en el séptimo piso de la redacción parisina del vespertino, donde guardaba miles
otros medios. Se lo conoce
de negativos y diapositivas originales, que hace unos días desaparecieron, así, sin más.
popularmente como "el fotógrafo
Miguel Mora, el corresponsal de El País en Francia, llegó el 7 de marzo último a este
de los escritores".1 2 También es
despacho y se encontró con que lo habían vaciado totalmente sin avisarnos y que todas
fotógrafo oficial de los festivales
nuestras cosas habían desaparecido. Nos pusimos a buscar y encontramos en un sótano el
"Hay Festival", Vivamérica de
gran archivador --que yo mismo pinté de negro hace 10 años--. Nadie sabe ni quiere saber
Madrid y FILBA de Buenos Aires.
por qué decidieron "desaparecer" mi trabajo de toda la vida. Miles de fotos tomadas a lo
largo de veintisiete años. Veintisiete años de esperas, nudos en la garganta, noches en
vela, revelados angustiosos... Más allá de la injusticia y del absurdo, me encuentro con la
gran paradoja de que Le Monde brinda sus mejores titulares --y estoy seguro de que con
los más sinceros sentimientos-- para defender la libertad de expresión en Asia, el respeto
por las tradiciones cuando hay una guerra o una catástrofe en exóticos lugares como
Afganistán, Bosnia o Mali, pero miles de fotografías, centenares de dossiers con la leyenda
« Cortázar », « Israel » « Escritores latinoamericanos », « Semana Negra de Gijón »,
« Carrefour de littératures », « Saint Malo », « Mercedes Sosa », « Astor Piazzola » etc, no
les dicen nada y tiran todo a la basura sin consultar nada a nadie.
Necesito vuestra ayuda, aunque no haya nada que recuperar me gustaría que al menos
quede constancia de que lo sucedido en Le Monde es más que una negligencia: es un
profundo desprecio por un trabajo que forma parte de la memoria de nuestra cultura
Su especialización son los retratos
de poetas, novelistas, ensayistas y
dramaturgos. Ha realizado más de
150 exposiciones a nivel mundial
de sus creaciones
contemporánea, al menos en la medida en que sus protagonistas son los escritores que le
dan naturaleza y dignidad a nuestra lengua y a nuestro mundo.
Solo se han salvado las cientos de fotos que alguna vez digitalicé para libros o
exposiciones, el resto desapareció para siempre.
De veras que me da pena molestarles pero sé que comprenderán mi dolor y mi desazón.
Un abrazo grande.
Daniel Mordzinski
París, 18 de marzo, 2013
Por favor enviar las firmas de apoyo a [email protected]
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en esta edición de hOJA DE rUTA
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de
recibir la
Orden Independencia Cultural Rubén Darío, Managua, 1983
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» Hoja de Ruta
Un tesoro perdido
Sergio Ramírez
La pérdida de cualquier memoria de la cultura deja un hueco de un tamaño que sólo el
paso del tiempo vendrá a decirnos que es de verdad insondable. Destrucción de bibliotecas,
quema de libros, desaparición de documentos, pinturas rasgadas a cuchilladas o
desaparecidas en incendios, de eso nos acordamos siempre como golpes de los que la
humanidad nunca se repone. Y ahora, destrucción de fotografías.
SERGIO RAMÍREZ (Masatepe, 1942).
Escritor nicaragüense. Integrante
de la "Generación de la
Autonomía", se gradúa Doctor en
Derecho como el mejor alumno de
su promoción. Al derrocamiento de
la dictadura somocista es electo
miembro de la Junta de
Reconstrucción Nacional y, en
1984, vicepresidente de la
República. Premio Alfaguara 1998,
su obra literaria abarca más de
treinta libros, ocho colecciones de
cuentos, una docena de libros de
testimonios y ensayos y las
Hemos perdido un tesoro por la insidia de los irresponsables que destruyeron los miles de
negativos que componían el archivo histórico de Daniel Mordzinski, un artista fundamental
de nuestro tiempo que se ha pasado la vida haciendo que los escritores dejen las huella de
sus figuras y de sus rostros en las poses, circunstancias y composiciones más singulares
que nadie haya nunca imaginado. Todo un paisaje viviente de la literatura. Obras de arte
que fueron enviadas a la nada.
No hay excusas suficientes para este acto, y sobre todo viniendo de la administración de un
periódico como Le Monde que ha sido símbolo de la excelencia del periodismo. Es una
historia de prestidigitación nefasta. Un armario sacado de una oficina, sin conocimiento ni
consentimiento del dueño de ese tesoro vaciado y desaparecido, destruido. Tirado a la
recopilaciones El cuento
nicaragüense (1976), El
pensamiento vivo de Sandino
(1975) y El cuento
centroamericano (1974).
Es Director de Carátula y editor de
su "Hoja de Ruta".
Enlaces:
» Página oficial de Sergio Ramírez
» Blog en el Boomeran(g)
basura, triturado, quemado. Qué hoguera ésa de imágenes volviéndose cenizas.
» Facebook Oficial
A Daniel, nuestro fotógrafo imprescindible, el artista como pocos, los responsables de este
atropello le deben más que una excusa. Nosotros, mientras tanto, quienes hemos
comparecido delante de su cámara, le debemos solidaridad. Este es un duelo compartido. Y
una protesta. Una condena.
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Orden Independencia Cultural Rubén Darío, Managua, 1983
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Managua, 1983
Julio Cortázar: palabras de agradecimiento al recibir la
Orden de la Independencia Cultural Rubén Darío
Sergio Ramírez
Rendimos homenaje al cronopio mayor Julio Cortázar, cuyo centenario de nacimiento
celebraremos el año entrante, al cumplirse los 50 años de la publicación de Rayuela,
aparecida por primera vez en 1963, una novela sin la cual no puede pensarse en la
literatura hispanoamericana contemporánea. La manera de rendir este homenaje es
reproduciendo las palabras que Julio pronunció en Managua en febrero de 1983, hace 30
años, al recibir la Orden de la Independencia Cultural "Rubén Darío" que le fue conferida
por el gobierno revolucionario, siendo Ministro de Cultura Ernesto Cardenal.
JULIO CORTÁZAR, nació en
Bruselas el 26 de Agosto de 1914,
de padres argentinos. Llegó a la
Argentina a los cuatro años. Paso la
infancia en Bánfield, se graduó
como maestro de escuela e inició
estudios en la Universidad de
Buenos Aires, los que debió
abandonar por razones
económicas. Trabajó en varios
pueblos del interior del país.
Enseño en la Universidad de Cuyo y
renunció a su cargo por
desavenencias con el peronismo.
En 1951 se alejó de nuestro país y
desde entonces trabajó como
traductor independiente de la
Unesco, en París, viajando
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constantemente dentro y fuera de
Europa. En 1938 publicó, con el
Comentarios
seudónimo Julio Denis, el librito de
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sonetos ("muy mallarmeanos", dijo
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después el mismo) Presencia. En
1949 aparece su obra dramática
Los reyes. Apenas dos anos
después, en 1951, publica
Bestiario: ya surge el Cortázar
en esta edición de Hoja de Ruta
deslumbrante por su fantasía y su
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revelación de mundos nuevos que
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Orden Independencia Cultural Rubén Darío, Managua, 1983
irán enriqueciéndose en su obra
de
recibir la
futura: los inolvidables tomos de
relatos, los libros que desbordan
toda categoría genérica (poemascuentos-ensayos a la vez), las
grandes novelas: Los premios
(1960), Rayuela (1963), 62/Modelo
para armar (1968), Libro de Manuel
(1973).
El refinamiento literario de Julio
Cortázar, sus lecturas casi
inabarcables, su incesante fervor
por la causa social, hacen de él una
figura de deslumbrante riqueza,
constituída por pasiones a veces
encontradas, pero siempre
asumidas con él mismo, genuino
ardor. Julio Cortazar murió en
1984 pero su paso por el mundo
seguirá suscitando el fervor de
quienes conocieron su vida y su
obra.
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» Crítica
En medio de la oscuridad: La imaginación espacial y el
tiempo histórico
Margarita Rojas
Una nueva aproximación al narrador costarricense Carlos Cortés es ejercida por la
pluma, lectura, e imaginación de Margarita Rojas González, colaboradora puntillosa,
descubridora de aristas ocultas en los textos y subtextos de los autores a los que sigue. En
medio de la oscuridad, valga la paradoja, alumbra el camino de la lectura de algunas
historias de Carlos Cortés (Cruz de olvido; Tanda de cuatro con Laura), mediante una
interpretación inteligente que conduce a un más allá de la superficie semántica y creativa
de su obra. Con un carácter sustantivo, Margarita penetra aguda y profundamente en el
cuerpo narrativo de Carlos, quien cada vez más, merced a su literatura, se torna
emblemático en las letras del país centroamericano.
"viéndolo todo con aquellos ojos que
eran como lámparas en la noche invisible,"
Carlos Cortés, Tanda de cuatro con Laura
Novelistas y cuentistas costarricenses contemporáneos -como sus contemporáneos
latinoamericanos nacidos entre 1950 y 1962-, prefieren la ciudad para ambientar el
escenario de los acontecimientos narrados
[1]
. Dentro de San José, además, hay una
predilección marcada por una zona en particular: la formada por los barrios Amón, Bolívar y
Otoya, que son casi los únicos que conservan edificaciones históricas, del siglo 19 o inicios
del siglo 20. Después de la luz roja, de Mario Zaldívar, gran parte de Cruz de olvido y
Tanda de cuatro con Laura, de Carlos Cortés, Mariposas negras para un asesino y El
laberinto del verdugo, de Jorge Méndez Limbrick; Paisaje con tumbas pintadas en rosa y
Faustófeles, de José Ricardo Chaves, y Los Peor, de Fernando Contreras, transcurren en
esos barrios de la capital. Dentro de estos, a menudo aparecen lugares escondidos o
secretos, que contienen diarios, libros, documentos históricos, es decir, la memoria de la
ciudad o del país. Así, estos se vuelven equivalentes a la Historia. Pero esta no es conocida
por todos ni es todo lo feliz que se podría desear: a lo largo de las sendas abiertas por sus
personajes por las calles de la urbe se desenmascaran verdades históricas amargas,
infelicidades, son los “monstruos”, la decadencia o las perversiones de un país, una familia
o un individuo, que rara vez salen a la superficie.
En cada escritor la ciudad adquiere rasgos distintos, por ejemplo, en Mariposas negras para
un asesino y El laberinto del verdugo se inventan zonas de San José que no existen y se
unen a otras conocidas; en El laberinto…, además, las descripciones adquieren
connotaciones futuristas: hay un metro que llega a la Universidad de Costa Rica y centros
comerciales o edificios grandes donde ahora solo existente pequeñas casas. La relación con
el tiempo o la Historia se concreta en el archivo laberíntico que posee el Archivero de la
Noche, donde resguarda miles de documentos del país.
La ciudad imaginada
En la afanosa búsqueda de los asesinos de su hijo, el protagonista de Cruz de olvido (1998)
recorre incansablemente una ciudad y, al hacerlo, descubre espacios desconocidos y
ocultos, vinculados todos con la Historia de Costa Rica. Algo similar le ocurre al joven
huérfano Andrés en Tanda de cuatro con Laura (2002), otra novela de Carlos Cortés,
cuando resulta encantado por los fabulosos restos del pasado y los siniestros habitantes
que esconden las salas, los sótanos y los apartamentos del edificio que alberga el
majestuoso cine Rex.
La configuración espacial de ambas novelas revela no sólo una extraordinaria imaginación;
también metaforiza una particular visión del país gracias a la especial conjunción de esos
lugares con la Historia. Las complejas estructuras y oposiciones del “topos” organizan un
mundo desconocido, que el viaje del protagonista va revelando poco a poco, ante él y ante
su Lector Modelo. Cruz de olvido es la novela de las múltiples pérdidas del protagonista,
Martín Amador: huérfano de padre y autoexiliado, pierde violentamente al hijo –con el que
de todas maneras no tenía una relación-; los sandinistas, a los cuales él estaba ayudando,
pierden las elecciones –con el triunfo electoral de Violeta Chamorro-; allí mueren su novia y
un escritor amigo. Si bien hacia el final recupera al hijo, cuando regresa al hogar natal,
debe constatar la decadencia familiar y la pérdida de contacto con la realidad de parte de
su madre.
En Tanda de cuatro con Laura todo gira
alrededor del cine y los cines y, para eso, el
texto se concentra espacialmente en el Cine
Rex, de San José; en este se entrecruzan dos
historias, cada una con su propio final. Una se
refiere a la decadencia de las familias dueñas
de los cines josefinos, incapaces de
mantenerlos, de lo cual es testigo Andrés, el
protagonista de la otra historia. Esta segunda
se inicia cuando el joven huérfano conoce a la
mujer-enigma de la que se enamora, cuando
ella llega a comprar drogas a la casa-videoclubbunker, que aquel comparte con su amigo
Korea y la que violentamente los obliga a
abandonar. En el cine Rex transcurre su nueva
aventura; allí viven otros extraños seres que
conoce en sus giros por la ciudad, algunos extranjeros–Soriano, Alejandra, la madre de
esta, sudamericanos procedentes de México-, y otros nacionales, pertenecientes a otra
época, como el Sátiro, y Peralta, de las familias dueñas de cines. En un cine abandona a
Andrés la prostituta que lo acoge cuando Andrés era niño, después de que él y su amigo
Korea se fugan de un reformatorio, donde abusaron de ellos. Aunque la historia de los cines
termina con el incendio del cine Rex y la muerte del dueño, el final de la historia de Andrés
sigue abierto, ya que él continúa buscando a Alejandra.
La ciudad de noche
En Cruz de olvido, la primera ciudad que aparece es Managua, asediada y oscurecida por la
falta de electricidad pero también por la pérdida del poder que tanto costó en 1979.
Tampoco San José está más clara: como el personaje entra aquí de madrugada, se trata
también de un lugar en tinieblas, “una ciudad sola, vacía y muerta” (29). La casa familiar
tampoco le depara abrigo pues, como su familia, está en una total decadencia: inundado el
primer piso, en penumbras, habitada por cuatro ancianas que chapalean en medio de
muebles podridos y viejos objetos sucios y pestilentes, lo único vivo son las cucarachas.
El periodista Martín realiza varios peregrinajes por San José de noche; una de las veces la
voz de la narración la asume un muerto, el Maestro, metido dentro en un saco de gangoche
en un ataúd con hielo en la batea de un ‘pick up’ (VIII) mientras sus acompañantes,
borrachos, lo trasladan por los principales edificios josefinos. Después del alucinante paseo
por la ciudad, el ataúd es tirado al río que recoge la basura, la “cloaca pública”.
Un sector especial y poco conocido de San José se revela cuando asesinan a la amante –un
travestido o trasvesti- del Fiscal General del país y este le encarga a Martín encontrarlo.
Con la ayuda de un guía, este recorre la denominada “ruta de la seda, el camino hacia el
mundo homosexual de San José": “tabernas porno, territorios liberados para
homosexuales, lesbianas y bisexuales, salas de masajes, discotecas, saunas, clubes e
maripepinos –‘striptease’ masculino-- puteros disfrazados, reservados para concursos de
‘drag queens’ y fiestas secretas y discretas, y salones de baile” (265).
Los cines, los barrios y las familias
La capital de Costa Rica reaparece en Tanda de cuatro con Laura, en la cual se entrelazan
la nostalgia y la denuncia por la desaparición de los viejos cines josefinos. A uno de estos
entra el descendiente de una de las familias dueñas en la apertura de la novela, el cine
Rex, ubicado frente al Parque Central en San José. El ingreso del hombre permite la
descripción del cine y el recuerdo de algunos datos biográficos suyos.
Con la aparición de Andrés, el recorrido por el Rex se enriquece; en algún momento se
recuerda que la primera visita que realizó de niño a ese cine, fue abandonado allí por la
supuesta tía que lo había criado. Sin embargo, su propio presente lo hace ahora tornar al
pasado del cine, cuando debe refugiarse en el Rex y lleva a cabo entonces una detallada
exploración de imaginarios y recónditos rincones que esconden inimaginables objetos
pertenecientes a las películas que se proyectaron décadas atrás.
Con Curling, el guía, descienden primero al sótano por una escalera de caracol que los lleva
hasta una “bodega mal húmeda malamente iluminada con luces de emergencia e invadida
por un olor a cloaca” (48). Por un viejo ascensor de madera y vidrio Andrés sube a la
azotea, donde lo deja Curling para que solo se enfrente a otras zonas como la galería de
espejos entre el segundo y el tercer piso o el paseo por el famoso baño de hombres,
procedente de otro cine: el Adela. También es testigo de la decadente transformación del
edificio: el mezzanine del segundo piso fue convertido en una cafetería; la sala principal y
los palcos son ahora un parqueo; en la parte superior, el apartamento de los viejos dueños
ha sido tomado por un extraño sudamericano, que lo tiene a la vez como ‘atelier’ de un
pintor, atiborrado de cuadros, telas, pinturas, películas, afiches en las paredes, ropa militar
y armas. Finalmente, se da cuenta de que para subsistir, los dueños del cine han dedicado
varias salas a los videojuegos y la exhibición de pornografía. El recorrido por los meandros
internos del cine lleva al lector a una imaginativa exploración espacial, que también revela
interesantes conexiones con otras salas, por ejemplo, la parte vieja, “que compartía
cimientos con el venerable y desaparecido teatro Moderno” (22).
No solo en el Rex o el videoclub de Andrés se hallan las profundas huellas que el cine deja
en sus aficionados; también la casa misma del Sátiro se convierte en un inmenso signo que
remite a películas y actores famosos. El día de una fiesta llega allí Andrés y observa las
paredes cubiertas de fotos y afiches, los invitados disfrazados de personajes de películas,
Blade Runner proyectada en paredes, música de Muerte en Venecia cuando baja las
escaleras; en el segundo piso halla una sala de cine.
De esa forma el texto desliza retazos de información histórica de varios cines de la capital,
indaga la historia de una parte de San José, los barrios josefinos de la década de 1950 y su
fin veinte años después. Así, la historia del cine Rex se articula con la de las dos familias
dueñas de esta y otras salas: paralelamente a la revelación de las profundidades
desconocidas del edificio que lo alberga, se van conociendo los secretos de los sucesivos
propietarios que se lo habían traspasado, en series que hacen alternar presente y pasado,
en un juego de suspenso entre las historias.
No es, sin embargo, una historia feliz: los cines esconden tras sus muros oscuras historias
de matrimonios fallidos, abusos, abandonos e incluso asesinatos, pues esas familias
disfuncionales que fracasaron en su propio proyecto, tampoco supieron administrar los
cines, los abandonaron y convirtieron en estacionamientos o los dejaron quemarse hasta
los cimientos para cobrar los seguros.
La ciudad de abajo
¿Cuál podría ser la imagen espacial que sintetiza esa búsqueda de lo desconocido, historia
familiar e historia social? En ambas novelas de Carlos Cortés son los túneles, los sótanos y
otros ambientes bajo tierra. ¿Y qué hay bajo el nivel del suelo? El tiempo, la Historia. Como
esta no se conoce completamente, para descubrir sus estratos ocultos los protagonistas
deben realizar un viaje. La literatura sirve entonces para “desenterrar”, para poner a la luz
del sol lo desconocido en el presente.
En Cruz de olvido el primer espacio es Managua, “un mundo espectral” (14), percibida
como un infierno (14), “ciudad sin ciudad” (16): oscura por los apagones y caliente.
Posee, además, unos ambiente semejantes a catacumbas que se utilizan para fumar
marihuana y también un barrio secreto, ubicado en un extremo de la ciudad, que era la
zona donde vivían los combatientes salvadoreños. Aquí encuentra Martín a su amante, la
comandante Laura, quien duerme durante el día en “un sótano sin hendijas ni filtraciones
de luz, muerta, fuera del tiempo y del espacio” (27). San José también posee lugares
parecidos, por ejemplo, la “ciudad subterránea debajo del corazón político de la ciudad
real” (200).
La parte subterránea que conoce Martín bajo San José es una red de varios cientos de
kilómetros de pasadizos “que conducían hasta los viejos cementerios del siglo XVIII” (200),
que atravesaban las épocas de la historia del país. La red del acueducto lo lleva hasta los
sótanos de la antigua Penitenciaría de San José, que también se relaciona con la Historia:
su estructura se había copiado de una fortaleza europea del siglo 19 y, a mediados del siglo
20, “se había convertido en un infierno capaz de albergar a miles de presos en las peores
condiciones de hacinamiento de depravación” (312).
El periodista se vuelve a encontrar con la Historia cuando, bajando por una “vieja calzada”,
halla la desembocadura del viejo acueducto de San José, de 200 años, que lo conduce a su
vez "hasta las entrañas de una ciudad muerta" (200). Allí mismo encuentra “la casetilla de
cemento de la primera planta eléctrica de San José” (200) y un puente de piedra por donde
habían salido de la capital, en el siglo 19, los soldados que participaron en la guerra contra
los filibusteros yanquis. La calzada paralela contiene dos pasadizos, uno de los cuales
llevaba hasta la antigua Penitenciaría Central, en cuyo piso inferior se hunde y se ahoga en
un canal lleno de agua y cadáveres.
Otro tipo de temporalidad se revela en los espacios subterráneos de Tanda de cuatro con
Laura cuando el joven desciende al sótano del cine Rex. Allí se ha formado un verdadero
museo del cine: además de mil latas de películas mexicanas, se conservan objetos
promocionales de varias películas; una colección de muñecos de tamaño natural de La
guerra de las galaxias; objetos varios de Tiburón, guantes y reproducciones de cera de
actrices, junto con otras cosas no relacionadas con el cine como partes de animales
disecados, mascarillas mortuorias; espadas, maquetas de monumentos, fotografías de
acontecimientos históricos. Se trata de un conjunto perteneciente a distintas épocas, es
decir, la temporalidad múltiple o pancrónica del arte.
Un efecto similar genera la estructura narrativa de esa novela. Como continuación del
capítulo 22, el capítulo 1 cuenta el final de la historia. En el epílogo se narra la muerte de
Ronny Vargas, cuya entrada al cine se relata en el capítulo 1 -entra el cine a las 4 a. m.,
cuando Soriano incendia la torre y los últimos pisos del edificio. La historia de Andrés
empieza en el capítulo 2 y concluye en el epílogo. Desde el punto de vista temporal la
historia de los cines se presenta con la forma de una serpiente que se muerde la cola.
Otros espacios urbanos
En Cruz de olvido aparecen otros espacios que
se vinculan con el secreto y permiten enlazar el
presente de Martín con su juventud, su pasado.
Por un lado, dos lugares privados: un estudio
fotográfico de un conocido y la casa de su
profesor de periodismo, el “Maestro”; por otro,
el espacio relacionado con la literatura. La
galería de Pajarito, el primero, contenía
colecciones de fotografías de personas
muertas, no publicadas, y colecciones de fotos
“porno-gay”. Eran documentos privados,
secretos, que esconden a la vez otro secreto
vinculado con la homosexualidad: (Pajarito)
“mantenía un modesto estudio fotográfico en
Barrio Amón: Foto Estudio Madonna, mejor conocido como La pajarera o El clóset. La
especialidad eran los maes salidos, salidos del clóset” (219).
Martín va a la casa del Maestro, cuando se entera de su muerte. Entonces recuerda la
devoción juvenil con la que se acercó de estudiante a ese lugar, para él una especie de
templo. El Maestro había sido modelo de periodistas y escritores, profesor sin cátedra;
quien intentó sin éxito convertirse en escritor. Su biblioteca esconde otra habitación, oculta,
accesible únicamente a los iniciados, con una “entrada secretísima”. Un espacio semejante
es un ambiente predilecto, el llamado “la basílica”, conectada con el bar, lugares ambos
donde Martín y sus compañeros asistían para aprender del Maestro, lugares de iniciación
[2]
En la intensa búsqueda de Martín, un último espacio aparece en una vieja zona de San
José, la casa del escritor de la novela perdida. El protagonista “se interna por un sendero
casi secreto” cerca del viejo zoológico josefino, para llegar finalmente a la antigua mansión
.
abandonada de Ricardo Pacheco, imaginario pintor y escritor costarricense que vivió y
murió en Francia. Es la zona del apartamento donde Martín vivió de joven y desde el cual
iba a buscar en la casa del escritor su supuesta novela perdida titulada Los costarrisibles
[3]
.
Historia y ficción
La rica y compleja estructura espacial de estas novelas se mezcla de una forma particular
con la Historia y la ficción. Cruz de olvido es una novela fuertemente anclada en el devenir
histórico de la región centroamericana de las dos últimas décadas del siglo 20,
particularmente los acontecimientos que agitaron Costa Rica al ser tocada por la violencia
de la guerra civil en Nicaragua. Es la época cuando los “contras” invadieron Honduras y
Costa Rica, financiados por el gobierno de R. Reagan de los Estados Unidos, el cual creó
bases militares y estaciones de radio para atacar Nicaragua. La euforia del triunfo
sandinista en 1979 se apaga cuando gana las elecciones Violeta Chamorro, quien gobernó
desde 1990 hasta 1997.
Ese es el momento del que parte la novela, si bien el acontecimiento que desencadena la
acción es de tipo familiar o individual: se trata del regreso obligado de Martín a Costa Rica,
después de diez años, por el asesinato de su hijo. Este hecho, sin embargo, tiene una
referencia igualmente histórica, pues se refiere a uno real ocurrido en 1986, en el que
murieron una mujer y seis menores, en la Cruz de Alajuelita. El periódico La nación, en el
cual trabajó Carlos Cortés desarrolló por varios años una investigación periodística que se
prolongó por varios años
[4]
.
En Managua, Martín es pareja de una guerrillera salvadoreña que muere asesinada a
puñaladas por sus propios compañeros: “¿Cuántas? ¿16, 24, 25 puñaladas? ¿Cuántas
puñaladas te dieron a vos los compas?” (315), traición que evoca, por un lado, la de Roque
Dalton “el poeta, el guerrillero salvadoreño que terminó eliminado por su propia guerrilla,
igual que la comandante Laura” (299). Además, ella se puede vincular con la comandante
Ana María (Mélida Anaya Montes), segunda en el mando del Frente Farabundo Martí, a
quien supuestamente mandó a matar el 6 de abril de 1983 otro líder y rival ideológico,
Cayetano Carpio. Este se suicidó una semana después y aparentemente fue exculpado
legalmente si bien esto no fue público.
Por otro lado, Martín resulta cercano a la cúpula del poder revolucionario si bien esto no lo
enorgullece pues desde el inicio el joven desecha con desencanto la ametralladora regalada
por el comandante Cero (Edén Pastora) que este había usado en el asalto al Palacio
Nacional -22 de agosto de 1978- con otros trastos viejos (15).
En Managua Martín también es amigo del escritor Chuchú Martínez, que puede ser el
escritor y piloto panameño José de Jesús Martínez, conocido como Chucho, muy vinculado
con el Frente Sandinista, inspirador de la Brigada Simón Bolívar, ganador del premio Casa
de las Américas con el libro Mi General Torrijos y fallecido en 1991.
Con respecto a Costa Rica, la interrelación historia-literatura se presenta mediante la
caricaturización de personajes de la vida pública. La caricaturización es una especie de
juego que apela al conocimiento generalizado de los lectores –la Enciclopedia, en términos
de Umberto Eco- sobre esos personajes conocidos por todos. El gobierno de Costa Rica de
las décadas del conflicto sandinistas-contras, fue el de Luis Alberto Monge (1982 a 1986),
quien en la novela puede estar representado por el Procónsul. Con este recorre Martín la
capital una noche, deteniéndose en multitud de bares, lo cual le permite conocer la dudosa
personalidad del primer mandatario.
El llamado “Maestro” puede estar inspirado en Enrique Benavides (1916 - 1986) y este se
vincula con el autor de la novela no solo porque como Carlos Cortés fue columnista y
editorialista de La nación; Benavides es, además, el autor del libro El crimen de Colima
(1966), que lo dio a conocer, y fue “uno de los primeros ejemplos de periodismo
investigativo”
[5]
. En la novela el Maestro es un periodista autodidacta (138), director del
Diario de Costa Rica, que había sido marginado por el presidente de la República debido a
[6]
la publicación de un editorial en su contra
(130).
Otro ejemplo de mezcla entre historia y ficción es la figura del escritor “Ricardo Pacheco”,
quien parece referirse al ensayista Napoleón Pacheco (1902-1980), costarricense que murió
en París, autor de una novela desconocida (308) y del ensayo “El costarricense en la
literatura nacional”.
En Tanda de cuatro con Laura, la novela toma prestados datos del lenguaje
cinematográfico, de la historia de los cines josefinos y de una secta esotérica. La historia de
los cines empieza con la referencia a una familia que fue propietaria de la mayor parte de
los cines: en la novela la familia es Peralta, en la historia se trata de la familia Urbini,
descendientes de Mario Urbini, quien llegó a Costa Rica en 1917, entró en el negocio del
cine primero con el Teatro Variedades; con su pariente Felipe J. Alvarado, adquirieron en
1926 el Teatro América y crearon el “Circuito Urbini”
[7]
; después de la desaparición de casi
todos los cines de San José, la familia Jinesta Urbini mantiene el Teatro Variedades desde
2005.
También al cine se refiere la ilustración de la tapa del libro que deja ver, debajo de una
pierna femenina que abarca el primer plano, un afiche con el título Laura. Se trata de una
película de 1944, del director alemán-norteamericano Otto Preminger, cuya fotografía ganó
un Oscar, y en la que actúan Gene Tierney y Dana Andrews. Considerada un clásico del
cine negro, se basa en una novela policíaca de Vera Caspary, que cuenta la indagación
obsesiva –como la de Andrés por Laura-de un detective por la muerte de una mujer que al
final está viva
[8]
.
La obsesión que gobierna la búsqueda de Laura por parte de Andrés, así como el nombre
de uno de los personajes de la novela, Alejandra y su nacionalidad, recuerdan al escritor
argentino Ernesto Sábato, especialmente en la novela Sobre héroes y tumbas, cuya
protagonista se llama también Alejandra.
En Tanda de cuatro con Laura Andrés y Korea leen las obras del maestro Samael Aun Word
o Samael Aun Weor, creador y profeta de una secta llamada “Gnose” o “ciencia del
auto•conocimiento”. Ese era el seudónimo del colombiano Víctor Manuel Gómez Rodríguez
(1917-1977) -activo entre 1947 y 1977-, cuyo movimiento gnóstico mezcla aspectos
religiosos, cristianos y orientales, con conocimientos del zodíaco, yoga, magia sexual,
platillos voladores y otras curiosidades semejantes. Su “curso de educación esotérica”, “de
autoeducación íntima y verdadero saber práctico”, se dedica a “todos los desilusionados de
escuelas, religiones, logias y sectas”
[9]
.
Tanto la Managua de Cruz de olvido como el San José de Tanda de cuatro con Laura
duplican un espacio urbano conocido, hacen un reflejo de la ciudad de arriba en la ciudad
de abajo, como un espejo, solo que el reflejo de abajo no solo está invertido sino que no es
conocido por todos. Mientras las ciudades de arriba, rodeadas por la oscuridad, no conocen
un tiempo, las ciudades subterráneas se vinculan con el tiempo, con la Historia. De esta
forma se reitera la idea de la exploración por espacios recónditos cuyo conocimiento deja
ver secretos políticos escondidos por algunos personajes.
La decoración de la casa del dueño del Rex trata de vestir sus paredes con las proyecciones
y los disfraces, mediante el múltiple lenguaje de la cinematografía; ambas novelas
configuran un Lector al cual mediante la ficción se le da a conocer la verdadera Historia del
país. Sin embargo, no es una Historia “positiva”: ya desde el inicio de Cruz de olvido lo que
priva frente a los acontecimientos relatados es un profundo desencanto; sentimiento que se
extiende, conforme la indagación de Martín por su país avanza, a la literatura, la política, la
familia y la pareja. En Tanda de cuatro con Laura el conocimiento del pasado acerca de los
cines y las familias que los administraron no hace que subsistan ni unos ni otras: el ocaso
de los cines coincide con el fin de las familias y nada puede salvarse de la ruina inevitable.
La imagen que puede condensar esta visión de la Historia en estas novelas es la de los
familiares de Martín que cenan en Cruz de olvido, hacia los cuales el agua lleva los objetos
del pasado: ropa, radioemisoras sintonizadas en 1965, viejas fotografías, juguetes de
Martín-niño. “Una tristeza general lo convertía todo en putrefacción” (241): eso es lo que
encuentra Martín de su pasado familiar, lo que descubre en lo que se han convertido sus
recuerdos más viejos.
[10]
Referencias bibliográficas
Chaverri, Amalia, “Cruz de olvido: historia, ficción y catarsis”, ponencia presentada en el VIII Congreso de filología,
lingüística y literatura Carmen Naranjo, Cartago: Instituto Tecnológico de Costa Rica, www.tec.cr/sitios/docencia /
ciencias _lenguaje/.../achaverri.pdf Comunicación, pp. publicada también en Letras, Heredia: Universidad Nacional,
n. 35,2003, pp. 37-54.
_____, “Tanda de sueños, visiones y ficciones” modificado 102002, Istmo, 2001.
______, "Cruz de olvido. La (in)fidelidad de la ficción", Ancora, La nación. 27 junio 1999.
Cortés, Carlos, Cruz de olvido, México, Alfaguara, 1999.
____, Tanda de cuatro con Laura, México, Alfaguara, 2002.
Montero Rodríguez, Shirley, “La crisis de la identidad nacional en Cruz de olvido de Carlos Cortés”, Intersedes,
Universidad de Costa Rica, v. X, n. 19, 2009, pp. 159-183.
____, “Las voces del relato o el desdoblamiento del yo en la novela Cruz de olvido de Carlos Cortés”, Pensamiento
actual. v.9, ns. 12-13, 2009, pp.79-88.
____, “Los límites de la fragmentación del relato en Cruz de olvido de Carlos Cortés”, Revista de Filología,
Lingüística y Literatura, v. 34, n. 1, 2008, pp. 67-82.
Moya, Rónald, “Caso del psicópata: una luz en el enigma” en Revista Dominical, La nación, San José, 17 de
noviembre, 1996.
_____, OIJ dice ir en camino seguro nueva prueba contra psicópata. Realizan perfil y evalúan indicio surgido hace
cinco meses”, San José, La nación, 13 de abril, 1999.
____, “293 muertes pendientes más crímenes sin resolver”, La nación, San José, 13 de diciembre, 1999.
Moya, Rónald y Adrián Meza “OIJ cree que grupo cometió crimen”, La nación, San José, 20 de abril, 2002.
Rojas G., Margarita, «Presentación de Tanda de cuatro con Laura de Carlos Cortés», Universidad Nacional, 30 de
octubre de 2002, manuscrito.
____, La ciudad y la noche. La narrativa latinoamericana contemporánea, San José: Farben, 2006.
Rojas, Margarita y Flora Ovares, «De la utopía al desencanto. La narrativa», Cien años de literatura costarricense,
San José: Norma, 1995, pp. 231-245.
____, «In vino veritas: la narración del viaje», Taller de Letras, Santiago: P. Universidad Católica de Chile, n. 29,
2001, pp. 87-98.
NOTAS
[1] Para conocer en detalle el modelo propuesto y ver ejemplos de otras novelas y cuentos latinoamericanos del
mismo período, cfr. Margarita Rojas G., La ciudad y la noche. Narrativa latinoamericana contemporánea (San José:
Farben, 2006).
[2] Margarita Rojas G. y Flora Ovares, 2001 «In vino veritas: la narración del viaje», Taller de Letras (Santiago:
Universidad Católica de Chile, n.29) 87-98. En el artículo se describe este cronotopo como la conjunción especial de
un tipo de lugares como cervecerías, salones, comedores o tiendas donde llega un viajero que ha superado una
prueba en otro lugar. La iniciación sufrida no acaba hasta que se narra la experiencia ante interlocutores con quienes
comparte también bebidas y recuerdos: “sólo por medio de la palabra y gracias a la presencia atenta de sus
interlocutores, el narrador descifra el misterio que encerraban aquellos lugares y así conjura los fantasmas del
pasado”, loc. cit..
[3] Cfr. M. Rojas G. y F. Ovares, 100 años de literatura costarricense (San José: Farben, 1995) pp. 113-114 y 149.
El tema de la novela perdida reaparece y se desarrolla por secciones en otro libro de Carlos Cortés, La gran novela
perdida. Historia personal de la narrativa costarrisible (2007), en la cual lo “perdido” está dentro de la misma
literatura.
[4] Carlos Cortés fue redactor en La nación entre 1982 y 1983, editor y jefe de redacción de 1989 a 2003; entre
1985 y 1989 fie editor y redactor de la revista Rumbo, del mismo diario.
[5] Autor de numerosas obras, Enrique Benavides escribió Casos célebres (1969), Crítica de la crítica, Nuestro
pensamiento político en sus fuentes; “en los últimos años dedicó su columna con mayor frecuencia a una cruzada
anticomunista fervorosa. Acusó duramente a la administración de Rodrigo Carazo, de quien había sido admirador y
amigo, y lanzó elogios y loas a la siguiente de Luis Alberto Monge“, Manuel Bermúdez, http://wvw.nacion.com/
ancora /2004/julio /25/ ancora7.html.
[6] http://wvw.nacion.com/huellas/personajes1.html
[7] Fernando Borges, Teatros de Costa Rica (1941, 2ª edición: San José: Editorial Costa Rica, 1988) pp. 91-98.
[8] http://39escalones.wordpress.com/2009/03/24/el-riesgo-del-amor-idealizado-laura
[9]. http://www.google.co.cr/...samael+aun+weor, www.es.wikipedia.org;
[10] Para consultar la bibliografía completas de Carlos Cortés, cfr. http://veintisieteletras.com/fotos/titulo /18/
Dossier_Prensa_18.pdf
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en esta edición de Crítica
⇒ MARGARITA ROJAS: En medio de la oscuridad La imaginación espacial y el tiempo histórico
⇒ ARTURO VÁZQUEZ SÁNCHEZ: El ombligo del pez
⇒ JUAN GALVÁN PAULÍN: Conversaciones sobre Perséfone
⇒ ILEANA RODRÍGUEZ: Somos polvo de estrella, presentación del libro
Ernesto Cardenal en el Festival de Poesía de Granada, 2013
⇒ SANTIAGO MONTOBBIO: El mar, la poesía y la pintura
⇒ COREA TORRES: Espíritu de jazz en El perseguidor de Cortázar
de
CARLOS CORTÉS
Carlos Cortés. Nació en 1962 en San
José de Costa Rica. Narrador, poeta
y ensayista. Fue jefe de redacción
del periódico La Nación de Costa
Rica. Estudió periodismo y
comunicación en Costa Rica, España
y Francia. Graduado del Instituto
Francés de Prensa, en París en
1996, al año siguiente obtiene un
postgrado en sociología de los
medios y la cultura en la
Universidad de París II.
Es colaborador de La Jornada
Semanal, Cuadernos
Hispanoamericanos y Gatopardo y
miembro del consejo de redacción
de Revuelta, en México, y miembro
fundador de la revista caratula.net,
de Nicaragua. Su obra ya
consolidada contiene títulos por
demás importantes que lo confirman
como uno de los autores de
trascendencia en la literatura
centroamericana.
Narrativa:
Encendiendo un cigarrillo con la
punta del otro, Heredia,
Universidad Nacional, (1986),
Premio Carlos Luis Fallas; Mujeres
divinas, San José, EUNED, (1994);
Cruz de olvido, México, Alfaguara,
(1999), Premio Nacional de
Literatura Aquileo J. Echeverría en
novela; Tanda de 4 con Laura,
novela, Colombia, Alfaguara, 2002;
La gran novela perdida. Historia
personal de la narrativa
costarrisible, San José, Perro Azul,
(2007), Premio Nacional de Ensayo;
La última aventura de Batman,
cuentos, Alfaguara, (2011), Premio
Nacional de Cuento.
Poesía:
Diálogos entre Mafalda y Charlie
Brown en Antología de una
generación dispersa, de Jorge
Bustamante et al., San José,
Editorial Costa Rica, (1982); Erratas
advertidas, San José, EDUCA,
(1986); Los pasos cantados,
Heredia, Universidad Nacional,
(1987); salome descalza/barefoot
salome, San José, Alianza Francesa,
(1989); La carne contigua,
Guatemala, Litográfica de
Quetzaltenango, (1991); ¡El amor es
esa bestia platónica!, San José,
EUNED, (1991); Los cantos
sumergidos, San José, Universidad
de Costa Rica, (1993). Canciones del
prodigioso citarista del río, León,
España, Instituto Leonés de Cultura,
(1998). El que duda no ama, San
José, EUNED, (1998); Autorretratos
y cruci/ficciones, Guatemala,
(2005), Premio Mesoamericano Luis
Cardoza y Aragón. La editorial
francesa Gallimard escogió su obra
como parte de la antología de
narrativa latinoamericana del siglo
XXI publicada en el 2010, con un
prólogo de Mario Vargas Llosa.
MARGARITA ROJAS
Margarita Rojas González nació en
San José, Costa Rica, donde vive
actualmente. Estudió filología y
música en la Universidad de Costa
Rica y semiótica en la Università
degli Studi di Bologna. Es profesora
e investigadora de la Universidad
Nacional. Entre 2006 y 2010 fue
directora del Sistema Nacional de
Bibliotecas, del Ministerio de
Cultura y Juventud. Ha sido beca-riainves-ti-gadora Fulbright en la
Universidad de Pennsylvania, pro-
feso-ra invi-tada en el postgrado en
literatura de la Uni-ver-sidad de Villa-nova (Pen-nsyl-va-nia, Esta-dos
Unidos) y en la Universidad Francois
Rabelais, Tours, Francia (2007).
Como investigadora, es autora de
varios artículos sobre la narrativa
latinoamericana contemporánea en
diversas revistas. Su publicación
más reciente es el libro La ciudad y
la noche. La nueva narrativa
latinoamericana (Farben, 2006).
También, en coautoría con Flora
Ovares y Sonia M. Mora, en la
editorial venezolana Monte Ávila
publicó Las poetas el buen amor,
varios ensayos sobre poesía escrita
por mujeres latinoamericanas.
Sobre la literatura costarricense es
coautora de La casa paterna.
Escritura y nación en Costa Rica,
Premio Nacional de Ensayo en 1993;
Cien años de litera-tura costarricense, Premio Ancora de 1995;
dos tomos de En el tinglado de la
eterna comedia. Hizo la
recopilación completa de la obra de
Luisa González Gutiérrez y escribió
un capítulo del libro de las revistas
literarias costarricenses Crónicas de
lo efímero (2011) de Flora Ovares.
Acerca de la literatura
centroamericana, su libro El último
baluarte del imperio. Latinoamérica y España en la crítica
antimodernista, mereció el Premio
de Ensayo Editorial Costa Rica en
1995. Es coautora de El sello del
ángel. Ensayos sobre literatu-ra
centro-ameri-cana (2000) con la
que ganó el Premio Nacional Aquileo
Echeverría en ensayo.
» Crítica
El ombligo del pez
Arturo Vázquez Sánchez
Esa imbricación temblorosa entre filosófica-poética que consigue Arturo Vázquez Sánchez
en la interpretación de las obras literarias que le son entrañables, sobre todo en la poesía –
aquí con la de Lezama Lima-, induce casi siempre a la sugerencia de ciertos universos de
la creación que de pronto quedan ocultos ante la, a veces, epidérmica lectura. Arturo
Vázquez incide en lo sustantivo, su mirada es un escalpelo que abre los bordes del cuerpo
literario en cuestión, para tomar los elementos que relacionen el texto poético con los
conceptos filosóficos de Walter Benjamin, María Zambrano, Carl Jung, Kant y Heidegger
entre otros. Situado en el Curso Délfico tan caro a los lectores del cubano Lezama Lima,
Arturo hurga con los sentidos abiertos para hacer el ejercicio táctil, jugoso, de esa
correspondencia filosófico-poética-esotérica, ahora en este tiempo que la obra lezamiana
adquiere los visos de una jerarquía magistral, por demás merecida, en el territorio de las
letras en lengua española.
A: Clara Xanthina Barreiro Blanco,
Carmiña Blanco Sieira,
Nora Luz Vázquez Sánchez.
En toda Trinidad, sea pagana o cristiana, una de ellas es mortal.
El Curso Délfico herencia que nos dona José Lezama Lima, es guía de Resurrección.
Abertura Palatal, Horno Transmutatorio, Galería Aporética, enseñanza de José Prats Sariol.
Jorge Arturo Ortega, con Lezama en el Desierto, invoca con el fuego al Mito y en su origen
la Gorgona se triplica: Esteno, Euriale y Medusa. Esta última mortal; su cabeza adorna el
escudo de Atena -sic-; de una de sus venas salta sangre doble que emplea Asclepio para
curar o matar (Garibay).
José Lezama Lima, hombre de Resurrección y de gran fe católica, sabe ingresar al reino de
Ka.
El título de Arturo Ortega nos guía a la memoria lezamiana: La Poesía hace llover en el
desierto, aparece el árbol, y después el hombre.
Solitón -energía sin energía que es indestructible, y es creado por la Naturaleza-, Desierto
donde florecen los cactus y sus animales nocturnos.
Considero que Lezama Lima no escapa a la manera del pez, porque el pez es símbolo de
Resurrección (Chevalier; Jung).
Si el vocabulario es mítica batalla, Jorge Ortega; las batalla con el léxico son épicas, y la
épica es origen de la Poesía (Borges).
Vayamos al Relato -Mytho- que brinda Jorge Ortega: José Lezama Lima, señor de los
prodigios por su verso bíblico.
La Poesía, sustento del Vacío, donde se tienden, entienden, extienden los puentes entre
Espíritu, Pensamiento y Materia (Jung; Peat).
No hay coincidencias, porque la burguesía es lo que ha querido que pensemos -causalidad,
coincidencia-; la Palabra es mágica. (Benjamín).
Ortega otorga: Plétora que es abundancia de sangre o humores en el cuerpo;
superabundancia.
Creo que Lezama Lima no tiene necesidad, ésta produce la Ananké, que conduce a la
tragedia.
Lezama Lima: PoetaMagoPoeta pulsa la lira de Delfos; guitarrón en Paradiso.
Óscar de Pablo en el Entender y no entender a Lezama…, donde no basta el desafío de
enfrentar la obra de Lezama con los instrumentos racionales del ensayo crítico…; -sea
racional, use su intuición- (Zaid).
De Pablo nos guía con Christopher Cadwell: Toda creación modifica al mundo social del
arte, y al propio creador.
Óscar asegura que el desarrollo poético es de un verso a otro; yo siento que, es la
hermandad de letra a letra, y en el poema que hace Acto de A/Parición en la p. 36 se
encuentra la Trinidad:
La mano o el labio o el pájaro nevaban
Y allí las letras por su contigüidad y semejanza (Jakobson), Trinidad de la Resurrección:
mano, labio, pájaro –J, L, M, O, P, R-.
Esteno, Euriale, Medusa; Padre, Espíritu, Hijo.
Donde tejen Danáe y el Nilo, y el Narcisismo que es sexualidad mortal.
Sí podemos precisar todo poema, porque la precisión es la Sabiduría (Lezama).
Con Lezama Lima: Los Vínculos, las Imágenes, el Caracol y la Escalera, de Salvador
Gallardo donde la causalidad -la Ley- puede crear lo Incondicionado-; (leer el ensayo de
Lezama sobre Kant); porque la posibilidad infinita es la tarea de la Poesía (Gallardo).
Salvador argumenta con Deleuze: El barroco es una función operativa, y no una esencia; la
esencia es el Vacío, que no causa el horror vacui, sino que hace la labor de la Tau, esa
serpiente que entra a lo invisible y nos trae lo visible (Lezama).
Y si el soplo de la gorgona produce el pliegue, la Escritura la despliega en la Resurrección.
Salvador Gallardo precisa: la poesía de José Lezama Lima es un suceso prodigioso, porque
el sujeto en Lezama es concentración.
Lezama Lima lee con la partitura de la Naturaleza, él perfora el Vacío y lo expande: el
caracol es el animal más apegado a la Tierra y la envuelve en un hilo.
Tokonama.
Hernán Bravo Varela se dirige Hacia una Teología Insular, La Poética de Lezama: una
ciencia de los hechos y cosas de la Divinidad, Canto del Solitón.
Lezama extrae lo telúrico -Eterno Femenino-por la estrecha convivencia de seres y cosas en
el mismo habitad: Asombro (Bravo).
La oscuridad no es muerte, sino las orillas a la Resurrección por el pez, parafraseando a
Jung.
La Palabra es Taumaturgia, de Carlos Ulises Mata, reconoce la Galería Aporética al citar que
la obra de Dante cuando cumplía cien años, y sólo se habían realizado doce comentarios.
Horno Transmutatorio: Cien años, doce comentarios, Abertura Palatal: Resurrección por la
metáfora crística.
Así también la 1ª referencia a Don Quijote en 1672 por Nicolás Antonio en su Biblioteca
Hispana.
Y la atención en Lezama por María Zambrano, Julio Cortázar, Octavio Paz, Cintio Vintier,
Carlos Monsiváis..,
La Escritura de Lezama Lima es espiral, quienes le anteceden: concéntricos.
Definir a la Poesía es un intento perezoso (Lezama).
Lezama Lima sabe y guía que la Trinidad es Unidad (Ulises).
Leer a Lezama Lima es Sincronicidad en que se acerquen las mujeres más bellas y
misteriosas.
Ulises argumenta las evidencias de Lezama Lima: taumaturgo, individual, intemporal; La
Poesía que es Imago, potencia genitora, flujo creador; Sobrenaturaleza, Cantidad
hechizada.
Donde Martí es mártir y genitor en la Imagen.
Góngora, pregonero y relator de la gloria.
Rimbaud, hijo secreto del hechicero.
Lezama Lima: creador de peces.
Carlos Ulises continúa: no es mediante los ejercicios que proporcionan Dámaso Alonso y
Alfonso Méndez Plancarte como se logrará descifrar a Lezama Lima.
Ulises aprende de Lezama: la crítica debe presentarse con la desnudez de la Creación.
Y es por ésto que no es la necesidad -la Ananké- que conlleva a la Tragedia.
Sino que es la Ética, Alegría, Entusiasmo y renovar nuestras emociones con las que
materializamos el Pneuma.
El Ombligo del Pez se encuentra en .., esa oscuridad del sentido…, por una profunda fe
poética.
Lezama Lima por una religión personalísima (Ulises).
Lezama oyó la voz de lo Divino.
Dos Lecturas Mexicanas sobre la obra de José Lezama Lima, de Javier Hernández Quezada,
asegura que cada país tiene un “poder creativo”, y sus sujetos metafóricos, porque cada
cultura se manifiesta al exhibir los aspectos simbólicos que lo determinan e influyen.
Quezada define a la Imago: espacio textual, abierto a la infinita incorporación, y así la
Imago mexicana es importante porque vincula imágenes, sentidos, sintetiza el soporte del
pasado; el empuje de una clase artística que establece criterios.
Considero que la Imago es la Resurrección, la otredad del pneuma, baste citar el poema de
Lezama Lima a Ernesto “Che” Guevara comandante nuestro, respiraciones asmáticas con la
Resurrección.
Javier Hernández, guía de la Isla al Ombligo de la Luna, Mexitl, cuando José Lezama Lima
habla de México instaura un diálogo, -lo que nos permite ser históricos, oír uno del otro.
(Heidegger)-, profundo con aquellos que analizan la imagen.
Así Javier sabe de los cimientos latinoamericanos: México-Argentina-Cuba organizan una
expresión.
La Trinidad por la Unidad de la Resurrección.
Hernández Quezada muestra el trocadero, entender la Imago es tender y extender la
Expresión americana y Paradiso.
Lezama Lima Canta en México: mutaciones, esa forma de devenir, porque sin ceremonial
no puede haber imaginación, ni lenguaje.
Lezama magistral: La Nación, que es ética o espiritual.
Y la ética, recordemos, proviene del Ethos griego, que es personalidad, cambia el destino, y
ésta se crea con la lectura.
José Lezama Lima precisa acerca de las influencias: los tontos de siempre que preguntan
(tema macabro).
Resurrección por la Letra lezamiana -Nt-, gusto en ir a perforar el Vacío.
Lezama Lima radical, inicia por las raíces, y gusta ir por las ramas por los frutos ante los
Escritores de la “discreción -prudencia estética- que limita los alcances del símbolo.
Javier Hernández nos aprehende: la literatura de José Lezama Lima está libre de ataduras
ideológicas.
Más: la cocina, sincretismo religioso. El sexo, arquitectura barroca.
Hernández trae a Carlos Fuentes que indica con su aura: La Poesía como conocimiento
mismo.
Lezama Lima conoce el número 8, igual que Jung: El cuerpo más Espíritu creadores del
Vacío e “inversión”, y el ombligo del pez es penetrar lo oscuro, viaje de regreso,
Resurrección.
Hernández, Quezada brinda alegría: la inocencia hace descender a las profundidades -en
García Ponce-.
Perforación al Vacío de Quezada, la creación poética: Misterio.
Sergio Ugalde Quintana con Un Secreto Homenaje: Efraín Huerta y José Lezama Lima pauta
musical de la amistad en ambos poetas.
Y allí el Sueño de la Imaginación con el poema: El Encarnizado,donde el adjetivo es
sustantivo y vislumbre del Verbo.
Porque Encarnizado hace oír y ver la sangre, la carne, los huesos y el tejido del Espíritu.
Es no sólo el homenaje a Un gongorino manso, sino la otredad de la imaginación que sueña:
…, la saetilla de blando cristal
Semejaba el rastrear de una iluminada lagartija
Mutación del caracol, y el aguijón leptosomático que:
…, Hoy se despide de tus goces
un “gongorino manso” medio podrido
en el callejón de los encarnizados.
21 de Marzo de 1970.
José Lezama Lima sabe de la Ananké, y él decide por el entusiasmo, renovar la emoción,
alegría, -Sincronicidad- al Cantar: …, En todo americano hay siempre un gongorino manso,
que estalla su verba al paso y del vino confortable, no trágico como en el español…, (los
subrayados son míos).
Lezama Lima y el Agua de Garcilaso, de David Huerta: la Imago “de Durall-Lezama” con el
si pudierdes de Garcilaso, porque “el poeta toledano de la 1ª mitad del Siglo XVI es raíz y
fundamento.
La Sincronicidad de la Ottava rima, por el 8 de Jung, de Boscán, con la Muerte de Narciso,
de Lezama: Imago.
David Huerta profundo conocedor de la guerra, me consta por una reunión que tuvimos en
la Casa del Escritor en la Cd. de Puebla, y quienes la han generado no tendrán la
Resurrección, por ser crueles.
Huerta, como todo poeta, que tenemos nuestras obsesiones, trata de eliminar el comercio y
economía de las armas.
Pero la sangre, el líquido precioso (León-Portilla), que contiene al Chalchihuitl (Gutierre
Tibón), agua de los sueños en la comunión con lo Sagrado y lo Divino equilibran el fiel de la
balanza.
La guerra desaparece con el Curso Délfico, centímetro taurobólico, porque cada libro de
Poesía hace girar las aspas del Cielo (Lezama), aspas, as del ombligo del pez que nada en
estas letras con la paz y Voluntad del Cielo (Confucio):
en esto sueño, o ciertamente toco
la blanca mano
(Garcilaso).
Arturo Vázquez Sánchez.
5 de Enero del 2013 e Invierno.
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en esta edición de Crítica
⇒ MARGARITA ROJAS: En medio de la oscuridad La imaginación espacial y el tiempo histórico
⇒ ARTURO VÁZQUEZ SÁNCHEZ: El ombligo del pez
⇒ JUAN GALVÁN PAULÍN: Conversaciones sobre Perséfone
⇒ ILEANA RODRÍGUEZ: Somos polvo de estrella, presentación del libro
Ernesto Cardenal en el Festival de Poesía de Granada, 2013
⇒ SANTIAGO MONTOBBIO: El mar, la poesía y la pintura
⇒ COREA TORRES: Espíritu de jazz en El perseguidor de Cortázar
de
JOSÉ LEZAMA LIMA
Participa a los veinte años en la
manifestación del 30 de septiembre
de 1930 en la que resulta muerto el
líder estudiantil Rafael Trejo;
surgía, según sus propias palabras
“la historia de la infinita posibilidad
en la era republicana”. Pero además
se involucra en los alzamientos
estudiantiles contra la dictadura de
G. Machado.
Nacido en La Habana, 1912, fallece
en esa su misma ciudad en 1976, de
la que salió solamente en dos
ocasiones: una visita a México (en
Puebla justo en la Capilla del
Rosario encuentra muchos más
motivos para acendrar su barroco) y
otra a Jamaica, a causa tal vez, de
su singularidad y de una precaria
salud por el padecimiento desde su
infancia de un asma crónica y
problemas causados por la obesidad,
que lo orillaban al aislamiento y que
parece pudieron ser la causa de su
muerte, tras una larga estancia
hospitalaria, el 9 de agosto de 1976.
Poeta, ensayista y novelista, ingresó
en la universidad para cursar la
carrera de derecho. Julio Cortázar
fue quizá uno de los primeros en
advertir la singularidad de su
propuesta.
Lezama Lima es considerado junto
con José Martí y Alejo Carpentier
los puntales de las letras cubanas.
Fundó las revistas Nadie parecía,
Espuela de plata, Verbum y
Orígenes, de las que fue fundador,
con J. Rodríguez Feo; en 1944, en
Orígenes colaboraron esa pléyade
de creadores literarios cubanos
cumbre de su literatura: Eliseo
Diego, Virgilio Piñera, Cintio Vitier,
Gastón Vaquero, Fina García
Marruz, José Rodríguez Feo, Ángel
Gastelu, el pintor René
Portocarrero, sin descartar, por
supuesto sus acercamientos y
amistad con María Zambrano y Juan
Ramón Jiménez.
Gana el Premio Maldoror de poesía
de Madrid en 1972, y en Italia el
Premio a la mejor obra
hispanoamericana traducida al
italiano, por la novela Paradiso.
Creó, como una manera de
entender la poesía el Curso délfico.
Bibliografía: Muerte de Narciso
(poesía) 1937; Juego de las
decapitaciones (cuento); Patio
morado (cuento); Coloquio con Juan
Ramón Jiménez 1938; Enemigo
Rumor (poesía) 1941; Aventuras
Sigilosas (poema) 1945; La Fijeza
(poesía) 1949; Arístides Fernández
(ensayo) 1950; Analecta del Reloj
(ensayos) 1953; La expresión
americana (ensayo) 1969; Tratados
en La Habana (ensayo) 1958; Dador
(poesía) 1960; Antología de la
poesía cubana 1965; Órbita de
Lezama Lima 1966; Paradiso
(novela) 1966; Los grandes todos
(Antología); Posible imagen de
Lezama Lima 1979; Esfera imagen.
Sierpe de Don Luis de Góngora; Las
imágenes posibles (ensayo) 1970;
Poesía Completa 1970; La cantidad
hechizada (ensayo) 1970;
Introducción a los vasos órficos
1971; Las eras imaginarias (ensayo)
1971; Obras completas 1975; No me
gustaba Colombia (ensayo) 1977;
Oppiano Licario novela inacabada,
aparecida póstumamente en 1977;
Fragmentos a su imán (poesía)
1978, entre otros.
ARTURO VÁZQUEZ SÁNCHEZ
Según propia confesión Arturo
Vázquez dice:
Nací donde el árbol tiene sus raíces
en el agua: Álamo, de la Vera Cruz,
México,
cuando los pájaros bajaban a beber
en el río por las tardes. Al momento
de nacer las abejas siguieron a mis
padres, me pasaron de una
habitación a otra y las abejas nos
seguían.
Digo que soy Licenciado en
Lingüística y Literatura Mexicana,
por la Universidad Autónoma de
Puebla. A punto de ser Maestro en
Literatura Mexicana por la misma
Universidad.
En 1999 participé en La Habana,
Cuba en la Casa de las Américas
con la ponencia: Borges: Aleph del
Sur.
Fui becario en el género de Poesía
FONCA-CONACULTA, Puebla, (2002)
con el proyecto: Al encuentro de la
Diosa Negra.
Invitado especial, por el Gobierno
de Tocantins Brasil, en la Feria
Internacional del Libro en Lengua
Española (2006), y presenté el
libro: Miscelánea Erótica, editado
por la UAP. También di una
conferencia en la Universidad de
Paraíso, Tocantins Brasil: Blanco, de
Octavio Paz y la raíz In Xóchitl In
Cuícatl.
En el 2009 presenté mi libro de
poesía, en la Facultad de Filosofía y
Letras: Stoicheia. Participé en el X
Congreso Internacional de Poesía en
el Centenario de José Lezama Lima:
La Imago y la Sangre en el poema a
Octavio Paz (2010). El proyecto
actual que me ocupa, y que la Diosa
Negra nos proteja y guíe, es realizar
el Doctorado en José Lezama Lima,
en la Imago. Ya tengo el poema
seleccionado y es el que el
PoetaMagoPoeta crea al Che
Guevara.
» Crítica
Conversaciones sobre Perséfone
Juan Galván Paulin
“…El tema de Perséfone es la vía amorosa en su ritualidad…”, además, “…una voz que al
perseguirse encarna alma y le da al cuerpo la profunda densidad de una certeza que se
consuma existencia;” así se expresa Juan Galván Paulín sobre la Perséfone de Homero
Aridjis, libro de atribulado recorrido sobre el misterio femenino, considerado uno de los
poemas de mayor extensión en la creación poética latinoamericana. Galván Paulín
incursiona además en Perséfone –la que destruye la luz-, con su característica vena de
sensibilidad embebida de sugerencias sensuales, cual debía ser, al tratarse de la mujer en
su más íntima esencia, guiado, después de haberlo hecho suyo, “a través del astrolabio de
sus versos”
…ah, que Perséfone, el poema de Homero Aridjis anuncia en la vastedad de su relato el
sentido de la expedición a los inframundos personales, a todo paraíso por terrible evocado,
y su periplo; jornada que alcanza su cumplimiento en los versos finales: una voz que al
perseguirse encarna alma y le da al cuerpo la profunda densidad de una certeza que se
consuma existencia; conciencia de uno mismo-otro entregada por una muerte padecida en
el recinto –le llamamos interior y hasta la definen psique- donde la luminosidad
devastadora de la noche, ese cubil que opone su forma equívoca de santidad a la
denostación de sus parroquianos, y a veces es el único lugar posible para que la voz de
alguien, extraviado de la vida, encuentre de sí al menos una falaz sombra, un eco
desmentido en la resaca; ese cubil, ese burdel, una ciudad envilecida en redenciones
moralistas, es reconocido como el de la tentación y la caída, la crucifixión amorosa, la
resurrección para quien el vacío de sus horas lo hace atreverse: He llovido y he visto por
cuarenta horas [la tentación, los cuarenta días en el desierto]./ He orado bajo esta luz
refleja y secundaria [el lupanar y su penumbra como un sol de medianoche: brújula de la
conciencia para el ascenso espiritual o el descenso o la atadura de una carne que también
clama sus victorias]./ He visto a mi deseo como a un extranjero bajo el día./ Sólo basura
encarnada, sólo piedras con ojos son las formas, son el movimiento que descubre la
mañana./ Son muertos asombrados lo que encuentra la luz/[…]/ Y lo que vi, no lo vi yo,
sino otro: el de allá, donde la red del aire aprisiona al pájaro y nadie nos ve y nadie nos
conoce. (pp.258-259)… pero si me he referido a los versos finales no es porque hubiera yo
apurado una conclusión, ni pretendido develar el sentido de Perséfone; apenas una
intuición sobre el final de la jornada a la que puede tener acceso el hombre, el poeta, un
adolescente pasmado, si acierta a mantenerse lúcido, pues el poema en su inicio: La noche
se abre, piernas bruscas, es una violenta desgarradura incurable para la fuente amniótica
que es la mirada inaugural sobre la vida; este verso es un umbral, entrada deletérea al
mortal ámbito genitor de la Diosa para un renacimiento o una condena: al abrirse la noche,
con la violencia con que una mujer apura su entrega y devora, todo aparece y todo es,
originario: Los colores, los sonidos se abren./ El instante se abre./ La visión se está
abriendo.(p.9)… descenso al inframundo que ejerce siempre su paradoja de padecimiento y
goce, no una ambigüedad sino la exacta condición del placer, la tribulación medida para
pensar nuestra dimensión humana, pues quien abre la puerta de este gineceo, de toda calle
que nos conduzca al término de la peregrinación, va a la búsqueda de la luz fecunda del
encuentro con la propia sombra: Uno se asimila al antro en pausas o en un lapso./[…] uno
germina en las posibilidades para volver al punto de partida, después de bosquejar el
porvenir./[…]/ Uno aprende su nombre, y lo musita en tardes que no tienen otro sentido
que el segundo en que se queman.(16-17)… pero quien desciende hacia y en la Diosa
descendida, entronizada en su reino de […] treinta y tres alcobas, en treinta y tres cuerpos
que se abren y se cierran en rojas floraciones. En lechos […] donde las mujercillas se
acuestan boca al cielo […] donde son sentidas y soñadas por hombres de otra estirpe […]
donde el gambito de dama encauza y brilla.(p.17), es el hombre, uno, cualquiera, todos;
así Aridjis conjuga a Perséfone con Inana-Ishtar y la celebra Isis en silencio… y así es,
Perséfone nos resuena griega por la inmediatez de nuestras lecturas y el apremio por
explicarla; es griega por la propia filiación de Homero Aridjis con la Hélade, pero es
también la sumeria acadia en su iluminador significado mitológico de que la vida proviene
de la muerte: Anonadado por el espíritu de lo visible./ Siento mi origen en el origen de la
vida […]/ Veo bajo la luz tus manos, sin estar despierto ni dormido./ Mi cuerpo no es este
cuerpo que proyecta sombra.(p.118)… una cosmontología que da cumplimiento al atributo
de la Diosa, un contenido del ser en tanto eterno, permanente e inmutable que se cumple
ciclo a ciclo: así el cautiverio de Perséfone por Hades, o su ingreso al lugar de la Muerte por
curiosidad y voluntad propia: el ocultamiento o resguardo de lo fértil, la tierra en su
descanso funerario, y luego su ascenso, la plena manifestación de que la vida es otra vez
para providencia de los hombres: Lejana ahora de mí. Con los mismos pechos deseados y
frutales, siguiéndola pesadamente adonde vaya, adelantándose a su próximo ademán,
entre risas que se abren y se cierran./ Perséfone camina con sus frutos arriba, con su raíz
en medio./[…]/ A cada paso que da, retrocede algo en ella.(pp.98-92)… y esta Perséfone
también se abraza con la “putilla del rubor helado” de Gorostiza: Ceñida y vaporosa llama
desde las esquinas.(p.10)… en su sentido de alumbramiento, instaurador de la mirada y,
por tanto, de la realidad, el verso La noche se abre, piernas bruscas, es una revelación, el
significado del tiempo que se intuye en su progresión y en afortunada pérdida de la
inocencia: ingreso al paraíso de la Diosa, de lo aparentemente estático conmovido por un
eros masculino derrotado por su preferencia a callar lo vergonzante o lo que no puede
alardearse (el dueño del antro en su impotente usura, gobernando un imperio cuyo destino
es la decrepitud renovada; los parroquianos atesorando en sus cópulas el miedo de saberse
invisibles; las hieródulas haciendo circular la savia del rencor, la oscuridad de su señora, la
venganza del anonimato con que regalan a quien se afana sobre su cuerpo): Perséfone se
levanta de las piernas del hombre, sin mirar de donde se levanta […]/ Perséfone y el
hombre se dirigen a la busca de un lecho […]/ Al fondo está la parte capital del antro. Gime
la noche allá un tiempo doble, un presente anudado y simultáneo.[…] La imaginación y la
memoria tratan de captar el movimiento de Perséfone, la habitación en que yace, el
hombre que dentro de ella gira[…].(pp.18,19-22). Este descenso iluminador va de su
crápula al miedo, y de ellos a la profecía, a lo que solo puede entenderse a un paso de la
muerte: […] la visión se está abriendo./Imagen por imagen [progresión del ser hacia el
origen]/[…] Como un fruto de bendición del segundo que navega por aguas alumbradas [en
su doble acepción luminosa, que da luz y pare, y es útero para que el hombre descienda a
su raíz más original: la de su nada]… y en Perséfone la noche es su más claro ámbito en su
tenebra, su identidad; es el vestido que la cubre de palabras, de gemidos, el estertor de su
desnudez en toda su estridencia… la noche es el más claro ámbito para una fertilidad, esa,
la de la lucidez en su más profundo delirio, para que todo advenga y encarne… el antro, en
su descripción, es el más acabado retrato de la condición humana; esa ante la que
cerramos la puerta y los ojos pues es nuestra imagen, siempre el espejo al que tememos
asomarnos: el antro es el lugar al que acudimos para intentar conjurar ese miedo a ser en
el simulacro de un ritual del que queremos extraer un origen y una voz; sobre todo, un
anhelo que la amnesia que da las buenas costumbres y la buena conciencia han condenado
para otros infiernos… eso, tentación y hechizamiento del infierno como únicos lugares
posibles para la sinceridad, para la expansión de la sevicia y un placer suicida que se quiere
más cercano del crimen; porque en la celebración de Aridjis, el antro es también lo
adúltero, lo que trastoca en su desgaste el origen del placer, uno que olvidamos cuál es y
que al imponerlo a las putas definitivamente olvidamos: sí, un ritual donde la vida y la
muerte son el eje del gozo más absoluto, pero que la codicia distrae, y la hipocresía, y otra
vez el miedo a mirar en ella nuestro rostro, hacen desaparecer; y desaparecido torna rabia
y resabio y rencor, y dará lo mismo embriagarse que entrar en una de las sacerdotisas: en
lugar de infierno, pues éste al menos conserva la condición terrible de todo símbolo, el
antro se vuelve un pozo donde el vacío es una niebla de espectros, ni más ni menos que los
que acarician nuestras pesadillas… pero el antro es también el axis en el que confluye la
ciudad; ahí está reunida cada forma larvaria del ser –siempre un yo mismo- a punto de
eclosión o de guardarse para siempre: Entra un jorobado con la espalda demasiado
consciente: Libidinoso mira a Susi, a Marta. […]/ Entran Magdalena y Carmen abriéndose,
quitándose los abrigos y los guantes.[…]/ Un viejo con pata de palo cruza el salón tras de
ellas.[…]/ Llega Mariana encinta con un vestido ajustado de flores verdes.[…]/ Llega un
negro con su tiempo negro. Se arroja a lo oscuro como una sombra adentro de otra sombra.
[…]/ Llega la mujercita./ Se detiene a la entrada.[…]/ Abre su abrigo […]/ Sus pechos
diminutos tiemblan separados./ Está desnuda de la cintura para arriba.[…] Desde el fondo
del salón aplaude el dueño.(p.218)… y es la noche el territorio para la concavidad de la
Diosa, siempre lúbrica, seductora, maternal y funeraria, siempre el interior, el ocultamiento
para revelarse y provocar el cataclismo, así el del alma o de la carne, o de la memoria, su
permanencia… el antro y Perséfone, una entera mujer acariciada a retazos, para que todo
hombre sólo pueda tener de ella lo que la evocación o el arrepentimiento alcancen a
atesorar de la contundencia de su ser… así el antro, la puta y la noche son ámbito y
personaje, el gemido con el que el poeta construirá su voz –la hará existir-, un hombre que
cree recorrerlos o habitarlos pero que, en realidad, es transverberado por la evidencia de
sus sonidos o la humedad y calor de su piel; y es en ese ser traspasado por la noche que
una identidad cierta emerge para desplegar su lucidez a todos los seres y las cosas,
también a la devastadora sentencia del deseo: La noche camina por las calles. Lleva cara
de invierno y piernas pálidas [la calle y la noche son el tugurio que tiene su núcleo profético
en el prostíbulo, ahí donde en su disfraz quedan descarnados los asistentes, peregrinos
llegados de la lejanía de su propia nada]/ Crece sobre la ciudad en vocecillas de mujer.
(pp.9-10)… la noche –Perséfone- y su oscuridad, las sombras como evidencia ausente de lo
real, que al propiciar la imaginación no crea espectros sino la realidad en una exacta
apariencia otra para los sentidos; nos hace videntes y todo aparece entonces, todo es
desde lo que puede recordarse: Cóncava toma manos, rostros, actitudes./ Duerme boca
arriba en los hoteles, en posición fetal en las alcobas [vírgula del desamparo, retorno al
momento en que somos, que anuncia al de la muerte: nada somos][…]/ Tose en la
habitación de enfrente un horario quebrado [y en ella anida todo]. (pp.10-11)… La noche,
la calle, el antro, lo que se anhela y despliega su deseo, eso es Perséfone, señora Inana
orgiástica, Astarté que se maquilla Isis para iniciar el ritual en el que será adorada: […]
tiene una manera extraña de mirar de soslayo, de conflicto y de Virgen cuando está de
perfil./ Al abrir su cartera emerge la reproducción de un Hijo de Dios de rostro puntiagudo
[Perséfone Magdalena, María visitada por Gabriel, siempre la Diosa en su trinidad de
amante, madre y plañidera] […] un vagabundo se lo dio como talismán falible [ese objeto
que el azar hace aparecer en la mano de quien nos lo otorga para cubrirnos con su
bienintencionada venturanza, que aleja las sombras, es decir, las hace aparecer, porque el
Dios advenido carne es humano; antes que mortal, sujeto del azar, la impúdica tragedia del
albedrío] (p.11)… en Perséfone, esa noción del nosotros que se dilata o puede florecer en
toda relación es lábil, de una fragilidad a veces dolorosa que obliga que obliga a imaginarla
(nos mentimos) de otro modo, y no porque Perséfone sea una prostituta, al contrario,
porque ella, Ishtar, es una totalidad; hieródula o Diosa, mujer en la plenitud de su voluntad
–aunque la creamos conculcada por el dueño del antro o de quien la alquila-, es Ella en la
decisión o no de permanecer, en este caso, con el poeta, con el relator y testigo de sus
actos, incluso los que él se atreve a imaginar; y en tanto Ella es su pasión y su vida, no su
oficio, su albedrío es el que matiza, para el poeta (debería ser para todos) el peso y el
volumen de ese nosotros: una totalidad aquí distinta, una comunión atada por la
impermanencia del instante amoroso y no en la cómoda eternidad que nos supone la
costumbre; entonces la valencia de ese nosotros, de ese amor, es vital: la de la
incertidumbre: Pero los recuerdos de desnudez no recrean esta cópula/[…] Perséfone no
vuelve./ Morosa deja cabalgar su lado sombra, su puerta del infierno, su larva del demonio.
(p.22). Con Perséfone Aridjis va al descubrimiento del amor, uno que nos es desconocido y
mortal cuando se presenta, debo decir adviene, porque es una eucaristía con la que nos
instaura la vida; por eso el poema es crónica y liturgia, largo ritual de iniciación en el que
se padece la revelación de la vida y de la muerte en el centro exacto donde el alma deviene
cuerpo, pues el acto amoroso se torna dimensión intolerable, una devastación fulgurante
hasta para la cordura, pero entonces el hombre se levanta redimido… el tiempo vivido en el
antro, en la piel de Perséfone, en el abismo de su entrepierna, le permite a Aridjis
relatarnos un génesis, lo real habitado por primera vez por su densidad; entonces también,
a través del astrolabio de sus versos, podemos ver… El amor levanta los cuerpos de toda
superficie. (p.258)… el poeta penetra en la noche, no a las sombras, al vórtice de las
piernas de una mujer, a esa fértil muerte del placer donde, en la agonía propiciada por la
instantaneidad, lo eterno roza la piel y deja tatuada la memoria… el tema de Perséfone es
la vía amorosa en su ritualidad: la mujer: el descenso del hombre a su misterio…
Utilizo la edición de 1967: Homero Aridjis, Perséfone, Joaquín Mortiz, México.
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en esta edición de Crítica
⇒ MARGARITA ROJAS: En medio de la oscuridad -
La imaginación espacial y el tiempo histórico
⇒ ARTURO VÁZQUEZ SÁNCHEZ: El ombligo del pez
⇒ JUAN GALVÁN PAULÍN: Conversaciones sobre Perséfone
⇒ ILEANA RODRÍGUEZ: Somos polvo de estrella, presentación del libro
Ernesto Cardenal en el Festival de Poesía de Granada, 2013
⇒ SANTIAGO MONTOBBIO: El mar, la poesía y la pintura
⇒ COREA TORRES: Espíritu de jazz en El perseguidor de Cortázar
HOMERO ADJIRIS
El reconocido poeta mexicano es
originario de Contepec, Michoacán,
además de escribir poesía, es
también novelista y periodista,
actualmente un personaje
connotado en la lucha que se libra
para la defensa del medio ambiente.
de
Nació en 1940, de padre griego y
madre mexicana.
Laboró cierto tiempo en la
diplomacia de su país fungiendo
como Embajador en los Países Bajos
y en Suiza; Embajador de México
ante la UNESCO (2007-2010);
Presidente del PEN Internacional
(Organización Mundial de Escritores
1997-2003). Incansable difusor de la
cultura fundó el Instituto
Michoacano de la Cultura;
organizador del 1er. Festival
Internacional de Poesía de Morelia,
y en la ciudad de México dos
festivales internacionales de poesía.
Creó el 1er. Museo de Máscaras
Mexicanas.
Reconocimientos: Beca del Centro
Mexicano de Escritores (1959-60);
Premio Xavier Villaurrutia para
mejor libro del año, por Mirándola
Dormir (1965). Beca de la John
Simon Guggenheim Memorial
Foundation (1966-1967 y 19791980). Beca del gobierno francés
(1966-1968). Premio DianaNovedades (1988) por Memorias del
Nuevo Mundo; Premio Grinzane
Cavour por 1492. Vida y tiempos de
Juan Cabezón de Castilla, mejor
novela extranjera traducida al
italiano (1992). Doctor Honoris
Causa in Humanities, Universidad de
Indiana (1993). Premio Roger
Caillois (1997), Llave de Oro de
Smederevo para Poesía, Serbia
(2002). Primer Premio Estatal
Eréndira para las Artes, Michoacán,
México (2005); Miembro Emérito,
Sistema Nacional de Artistas
Creativos, México, desde 1999.
Miembro Honorario, Sociedad de
Autores Helénicos; Rachel Carson
Distinguished Lecturer, Florida Gulf
Coast University, Fort Myers,
Florida, 2007.
Bibliografía:
Poesía: Los ojos desdoblados, Ed.
La Palabra, México, 1960; Antes del
reino, Ed. Era, México, 1963;
Mirándola dormir (1964) y
Perséfone (1967) Ed. Joaquín
Mortiz, México; AjedrezNavegaciones, Ed. Siglo XXI, México,
1969; Los espacios azules (1969),
Quemar las naves (1975), Vivir
para ver (1977), Construir la
muerte (1982), Imágenes para el fin
del milenio & Nueva expulsión del
paraíso (1990), por Ed. Joaquín
Mortiz, México; El poeta en peligro
de extinción, Ediciones El Tucán de
Virginia, México, 1992; Tiempo de
ángeles, Espejo de Obsidiana,
México, 1994; Ojos de otro mirar,
Ediciones El Tucán de Virginia,
México, 1998; El ojo de la ballena
(2001), Los poemas solares (2005),
Los poemas soñados (2011), del
Fondo de Cultura Económica,
México, 2011;
Novela: La tumba de Filidor, Ed. La
Palabra, México, 1961. El poeta
niño (1971), El encantador solitario
(1973), Fondo de Cultura
Económica, México; 1492 vida y
tiempos de Juan Cabezón de
Castilla, Ed. Siglo XXI, México,
1985. Memorias del nuevo mundo,
Editorial Diana, México, 1988. La
leyenda de los soles, Fondo de
Cultura Económica, México, 1993.
El señor de los últimos días:
Visiones del año mil (1994), ¿En
quién piensas cuando haces el
amor? (1996), La montaña de las
mariposas (2000), La zona del
silencio (2002), El hombre que
amaba el sol (2005), y Sicarios
(2007), por Alfaguara, México; Los
invisibles, Fondo de Cultura
Económica, México, 2010; Los
perros del fin del mundo, Alfaguara,
México, 2012.
JUAN GALVÁN PAULÍN
Nació en la Ciudad de México el 9 de
octubre de 1955. Es un poeta y
ensayista que invoca la inquietud
por el conocimiento profundo de
obras que enmarcan la necesidad de
independencia.
Estudió Sociología, Ingeniería
Agrícola y Lengua y Literatura
hispánicas en la UNAM. Ha sido
director en Casas de Cultura del DIF,
Estado de México; asesor en el IMC;
coordinador de talleres literarios en
la Sierra Alta de Hidalgo y en la
Ciudad de México; coordinador de
literatura y profesor en el Instituto
Superior de Cultura y en el Centro
Cultural Helénico, en donde ha
impartido cursos de religiones del
mundo y seminarios sobre el sistema
poético de José Lezama Lima.
Director de la revista filosófico
literaria Crónicas del Emir. También
ha ejercido como maestro del
Seminario de Literatura y Bitácoras
de Historia del Arte. Ha coordinado,
con Sally Margoles, un taller de
creación que conjuga danza y
literatura.
Colaborador de Casa del Tiempo, La
Jornada Semanal, México en el
Arte, Noah, Periódico de Poesía, y
Siempre.
OBRA PUBLICADA: Cuento: De
biznagas y otros nombres, Gob. del
Edo. de Hidalgo/CECA-Hidalgo,
Tremolina, 1995. || Fotografía del
cementerio Judío de Praga, Los
libros del Emir, 2001. || Novela:
Plúmbago Polanco, Los libros del
Malecón, 2005. || Poesía: Ritual en
piedra, Cuadernos de Estraza,
1978. || Desnudo peregrino de mi
boca, UNAM, 1991. || La arena de
sus huellas, Los libros del Emir,
2003. || Ensayo: Me mato por una
mujer traidora; la pintura de
Abraham Angel, UAEM, 1988.
Enlaces:
» Opiniones y comentarios:
[email protected]
|
» Crítica
Presentación del libro de Ernesto Cardenal
Somos polvo de estrella
Ileana Rodrìguez
El panegírico al poeta Ernesto Cardenal es por demás obvio, pero no menos merecido. La
exégesis realizada por Ileana Rodríguez en este Somos polvo de estrella, repasa detalles
brillantes de la poética ¿cardenalicia? ¿cardenaliana? en un texto, que como su título
anuncia, es polvo de una brillante luz emitida solamente por esos enormes diamantes del
universo que son las estrellas.
ILEANA RODRÍGUEZ (Jinotepe,
Nicaragua), Licenciada en Filosofía
por la Universidad Nacional
Autónoma de México. BA.
Philosophy and Ph.D. en Literatura
Hispánica de la Universidad de
California, San Diego La Jolla,
California,es profesora en The Ohio
State University donde ejerce
como Humanities Distinguished
Professor of Spanish. Sus áreas de
especialización son la Literatura y
Cultura Latinoamericana, la Teoría
Postcolonial, los Estudios
Feministas y Subalternos con
énfasis en Literatura
En la Cantiga 4, el poeta se pregunta: ¿Qué hay en una estrella? y se responde. “….
Centroamericana y del Caribe.
Nosotros mismos/ Todos los elementos de nuestro cuerpo y del planeta/ estuvieron en las
Su último libro publicado se
entrañas de una estrella./ Somos polvo de estrellas” (81).
titula Hombres de empresa, saber
Así se titula esta recopilación de poemas de Ernesto -como lo llaman sus amigos-, del
pueta Cardenal. Para otros es Ernesto Cardenal, el gran poeta de Nicaragua, epónimo del
otro poeta, al que sus amigos llamaban Rubén y que para otros era Rubén Darío, el otro
gran poeta de Nicaragua.
y poder en
Centroamérica: Identidades
regionales/Modernidades
periféricas: Managua: IHNCA,
2011. Títulos anteriores son:
Y así como éste fue primero entre sus pares en lengua castellana, al grado de que los niños
Debates Culturales y Agendas de
españoles piensan que nació en Castilla; así, el poeta Cardenal es primero también pero en
Campo: Estudios Culturales,
una dimensión más amplia, lanzado al universo, a “ese tormentoso río luminoso…”, hecho
Postcoloniales, Subalternos,
de estrellas, polvo, gas.
Transatlánticos, Transoceánicos
Esta invocación recuerda la de Julieta en la muerte de Romeo donde desea que la noche
tome a Romeo entre sus brazos y lo corte en mil estrellas para que embellezca el rostro de
los cielos, y todo el mundo se enamore de la noche del otro gran poeta, al que
probablemente sus amigos llamaban Bill, pero para otros era William Shakespeare, el gran
poeta dramaturgo inglés.
(Santiago de Chile: Cuarto Propio,
2011).
Es autora de Liberalism at its
Limits: Illegitimacy and
Criminality at the Heart of the
Latin American Cultural Text.
Pero también Somos polvo de estrella me recuerda la poesía fílmica de Patricio Guzmán en
(University of Pittsburgh Press,
su Nostalgia de la Luz, en la que compara las arenas del desierto de Atacama con el polvo
2009); Transatlantic
de los huesos de los desaparecidos y, estos, con las galaxias estrelladas, para decir, con
Topographies: Island, Highlands,
Ernesto Cardenal, que somos solo polvo, pero polvo iridiscente, de estrellas.
Jungle. (Minneapolis, London:
En este libro que presentamos hoy podemos testimoniar el amplio recorrido del poeta
Ernesto Cardenal por una temática personal, nacional, continental, mundial y sideral y la
línea ética, sin vacilación alguna, que lo alienta.
University of Minnesota Press,
2005); Women, Guerrillas, and
Love: Understanding War in
Central America (Minneapolis,
En Somos polvo de estrella encontramos desde sus propias experiencias amorosas en los
London: University of Minnesota
Epigramas, pasando por la historia política de Nicaragua en su Hora 0, y luego continental
Press, 1996);House/Garden/Nation:
en Oda a Marilyn Monroe, Gethsamany KY y Machu Picchu, y de ahí a las elegías, las
Space, Gender, and Ethnicity in
interpelaciones, hasta llegar al éxtasis de la contemplación pura: Es la visión que escudriña
Post-Colonia Latin American
con igual intensidad interiores y exteriores, “en la noche iluminada de palabras,” en
Literatures by Women (Durham:
soledad, como “son sola la luna y solo el sol en el cielo”; en esa sola reflexión que le llevó
London: Duke University Press
de la historia continental de los indios americanos, a los conquistadores, exploradores y
1994); Registradas en la historia:
oidores, y de ahí, al origen de las especies, al universo y las galaxias, a preguntarse por el
10 años del quehacer feminista en
principio del principio y el fin del fin, por lo que se ve y por lo que no se ve, en lenguaje
Nicaragua (Managua: Editorial
sencillo y en silencio.
Vanguardia, 1990); Primer
Porque “Lo típico de nuestro universo es negro espacio vacío” (90). Solo en su conjunto,
puede uno, caminante, ver las estelas de la mar y la continuidad de una reflexión sigilosa,
profunda, averiguando el por qué de las cosas, recordando el yo mismo de otros tiempos y
sus lugares, y de cómo el niño Ernesto de Granada, en este pequeñísimo rincón del
universo donde estamos el día de hoy, va cubriendo todos los espacios. Por eso Cardenal
es el poeta firmamento, poeta cósmico, el pueta Ernesto, simplemente para sus amigos.
inventario del invasor (Managua:
Editorial Nueva Nicaragua, 1984).
Ha editado los volúmenesEstudios
Transatlánticos: Narrativas
Comando/ Sistemas Mundos:
Colonialidad/ Modernidad. With
Josebe Martínez. (Barcelona:
Primero está el asombro. Más tarde vendrá la elegía, la interpelación, el éxtasis. La
Anthropos, 2010);
vivencia del mundo le produce al joven Ernesto gran incredulidad y esta se manifiesta en
Convergencia de tiempos: Estudios
una suave hipérbole en la que oímos el sentir del poeta, por ejemplo, “tú eras lo que yo
Subalternos/Contextos
más amaba y… yo era el que te amaba más”; mismo que oímos en la contemplación de la
Latinoamericanos—Estado, Cultura,
belleza: “y ni tú misma, Myriam, eres quizás tan bella/ ¡porque no puede ser real tanta
Subalternidad(Amsterdam: Rodopi,
belleza!” “Pobrecitos nosotros, tras lo fugaz intenso” (113), dirá más tarde. Y más tarde
2001); Latin American Subaltern
aún, cuando el amor sea cósmico, cuando reviente “el ser cada uno dos/ y todos
Studies Reader
uno” (106) O, cuando se atreva a decir “Ex-amada mía, amada todavía” (107), y confiese:
( Durham: Duke University Press,
“Renuncié a esas muchachas por el acto sexual cósmico” (110); comprender un día “que
2001); Cánones literarios
ser enamorado de Dios/ era ser enamorado de la nada/ Y apasionadamente
masculinos y relecturas
enamorado” (111).
transculturales. Lo trans-
Esa expresión de amor que asoma en los Epigramas alcanza su plenitud en los salmos y
cantigas en los cuales uno se siente trasportado a esa vastedad de los cielos en el que
impera la inmensidad y el silencio; ese espacio sin centro ni borde; esa materia donde la
nada no es nada, que se expande y se contrae sin poderla pensar porque no tenemos la
palabras; mundo sin puntos de referencia donde todo es todo.
femenino/masculino/queer
(Barcelona: Anthropos,
2001); Process of Unity in
Caribbean Society: Ideologies and
Literature (con Marc Zimmerman.
Minneapolis: Institute for the
Y el asombro es mística, en un intimismo exteriorista que sabe despertar en nosotros
Study of Ideologies and Literature,
idénticas preguntas: “¿De dónde vino esto y adónde va?/ Un enamorado mirando hacia
1983); Nicaragua in Revolution:
aquí dirá/ que tiritan azules los astros a lo lejos” (120). La conversación es con Neruda. El
The Poets Speak. Nicaragua en
retorno a Claudia está mediado por el chileno. Claudia en el universo, en las galaxias “Y
Revolución: Los poetas hablan (con
cuando vos Claudia Argu•ello no estés viva/ ¿no estás viva?/ Hay átomos en la tierra, en el
Bridget Aldaraca, Edward Baker,
agua y en el aire/que después estarán en una muchacha como Claudia/ (la de entonces).”
and Marc Zimmerman. 2nd ed.
Para reiterar esa verdad de muchos años: “La que más quisiste y no te quiso…lector/a,
puedes dar estos versos/ a quienquiera que sea que no te quiera” (122). Enamorar con los
versos de Ernesto Cardenal como el cartero lo hizo con los versos de Pablo Neruda en Il
Postino; si, el diálogo es con Neruda pero muy a otro nivel, donde “los astros que tiritan a
los lejos” alzaron el vuelo hacia “Universos paralelos con copias exactas de uno mismo/
donde vos no podrías distinguir si estás en uno o en otro/ O tal vez uno dentro del espacio
del otro” (129) —como en el verso.
Minneapolis: Marxist Educational
Press, 1981); Marxism and New
Left Ideology (con William L. Rowe,
Studies in Marxism. 1 Minneapolis:
Marxist Educational Press, 1977).
En la actualidad trabaja sobre
abuso—en particular incesto,
La elegía, en Cardenal, queda reservada para sus poemas histórico-políticos— Hora 0; El
Estrecho Dudoso; Economías de Tanwantinsuyu; El secreto de Machu-Picchu. Ahí
encontramos los paisajes propios de la naturaleza americana inédita —guayabos,
mameyes, guanábanas; la suave naturalidad de los paisajes–veraneras, jalacates,
jilinjoches, malinches. Los cantos a los caciques como Tahirassawichi, Apalka, Manco
Capac, reconstruyen el pasado indígena con distancia afectiva y nostalgia moderada, y
presentan las sociedades indígenas como el locus de la utopía: No tenían nombre de
cacique, caudillo, emperador, sacerdote, líder, gobernante, jefe “y no consignaban en sus
piedras sucesos políticos,/ ni administraciones, ni dinastías,/ ni familias gobernantes, ni
partidos políticos.” Habla el poeta sobre estas sociedades con fervor, contrapunteadas con
las sociedades de blancos: “los europeos son las tinieblas, Nónki,” son Pachacuti, tiempo
que se desordena y reordena, mundo al revés.
Elegía plena es la figura épica de Sandino en Hora 0 en la cual la aliteración acumula el
asombro histórico que suscita el héroe y su ejército: “Y tenía economizado…y no era ni
militar…y cogió tres mil dólares…y se fue a Nicaragua”; gozamos las dobles negaciones
contrapuestas: “no era militar ni político,” ni uno ni otro; ni disciplina ni desorden. Misma
técnica de El Tao donde dice: “Y el Tao estaba en Dios/ Y el Tao era Dios.../ Y el Tao se
hizo carne y habitó entre nosotros.” Lo épico histórico o místico es asombroso y digno de
elegía en la contemplación del común “con sombreros de palma y con caites, o descalzos…
con los pantalones despedazados…hechos jirones….peleando contra el aeroplano con tropas
pedofilia y violación—tal como
estos casos son reportados en los
medios de comunicación.
Enlaces:
»http://people.cohums.ohio-state.
edu/rodriguez89/
de zacate.” La clave es menor, pero el verso es mayor, libre, aliterado, por acumulación,
por contraste, de cierre lírico tranquilo y cotidiano.
También son elegíacas las estrofas que hablan de la flora y la fauna propia del país (la
guardatinaja, la guatusa, los pocoyos y cadejos), paisajes en acuarela, tranquilos, como el
“alcaraván triste que cantaba las horas,” como la cigarra: “En Pascua resucitan las cigarras…
millones y millones de cigarras/ que cantan y cantan todo el día.” O en el giro de la
naturaleza hacia la religión, y de ahí, a espacios de memoria llenos de tristeza suave, como
es la tristeza, y de afecto, “con su olor a Nicaragua… a tierra recién llovida… a raíces
desenterradas, y a hojas mojadas.” Oír el susurrar de las cosas nos adentra en la voz del
otro: conocemos el momento y el poeta en su momento. Tanto el asombro como la elegía
yacen en la sencillez del verso.
Así como en Los Salmos tenemos la interpelación, donde el poeta habla con Dios sobre
todas las cosas, sobre los judíos, las políticas totalitarias, así en las Cantigas prevalece el
éxtasis. Y si los primeros son rogativas al señor para que se apiade ante el horror del
mundo, y agradecimientos a él por haberlo librado del mismo, así en los segundos, que
comienzan con la imagen del cielo, “un comal sobre el mundo… un comal azul/…un comal
muy negro,” terminan en las galaxias que son, en la Cantiga 4, dispersión, vacío, hoyo
negro, compresión de átomos, explosión, infinitas creaciones de creaciones: ‘¿son solo para
mirarse las estrellas?’
Leer el texto es situarse frente a un estallido de luces y de vidas, ante un juego
interminablemente iluminado, que causa un júbilo gozosamente infinito, perdurable,
sempiterno, inagotable como la imaginación del niño, perennemente renovada,
inextinguible, sin frenos ni obstáculos.
En la Cantiga 22 habla del caos, de “la súbita aparición de la materia/ y el espacio
explotando de la nada”. La expansión del universo y la creación son contiguas. Antes de la
expansión no había materia, ni espacio, ni tiempo—creación sin necesidad de creador o
creación cuando el creador dejó de participar. Esto es lo impensable, a-teórico, lo nuevo
por pensarse “la realidad real”, preguntas que nos inquietan a todos; límites absolutos que
sólo pueden preguntarse poéticamente y para los cuales solo hay metáforas,
extrapolaciones, nunca “la realidad real” que se va tornando cada vez más ficción, más
poiesis. El universo que nos presenta Ernesto Cardenal es lúdico—universo burbuja,
“espuma infinita de universos” “ese arriba que es todo vacío… todo silencio” “donde las
supernovas explotan en total silencio”, zona de sueños “Donde no podemos hablar de
dónde.”
Esta recopilación de la poesía de Ernesto Cardenal muestra la amplia cauda de la temática
de su poesía, su interés por las cosas, en contemplación, en la búsqueda perenne de
justicia, la línea inquebrantable de su ética, el candor del niño unida a la experiencia del
anciano. Humboldt, el poema que cierra este magnífico libro habla de Alejandro cuando
era Alejandrito, un niño de ocho años que no quería ser soldado sino viajar y ver el
mundo. Somos polvo de estrella muestra a Ernesto cuando era niño, “acólito. Arrodillado”
que oía al P. Cassini, anciano, decir “Dios que es la alegría de mi juventud…/ o mejor
traducido/ que es mi alegría y mi juventud,” ese “niño arrodillado a sus pies con sotanita
roja” (Cantiga 40, 107) era ya un místico que un día sería el gran poeta Ernesto Cardenal,
nuestro pueta.
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en esta edición de Crítica:
⇒ MARGARITA ROJAS: En medio de la oscuridad La imaginación espacial y el tiempo histórico
⇒ ARTURO VÁZQUEZ SÁNCHEZ: El ombligo del pez
⇒ JUAN GALVÁN PAULÍN: Conversaciones sobre Perséfone
⇒ ILEANA RODRÍGUEZ: Somos polvo de estrella, presentación del libro
Ernesto Cardenal en el Festival de Poesía de Granada, 2013
⇒ SANTIAGO MONTOBBIO: El mar, la poesía y la pintura
⇒ COREA TORRES: Espíritu de jazz en El perseguidor de Cortázar
de
» Crítica
El mar, la poesía y la pintura
Santiago Montobbio
Con lenguaje sencillo pero mayormente entrañable y sentido, cargado de “luz y aire”,
Santiago Montobbio establece el reconocimiento a la poesía de los colores que es la pintura
de su amigo Lluís Ribas –hijo de pescador-, con el cual, mancomunadamente, se expresa
en el libro Els colors del blanc. Santiago hace que la remembranza se torne palabra
reflexiva, se vuelva poema, para reflexionar sobre la amistad –su amistad con Lluís
Ribas-, conversar de manera coloquial de su ars poética y consignar la relación gozosa
que guarda con la experiencia creativa, generando con ello un texto cálido, embebido de
mar, de bella manufactura, con el cual roza los espíritus, sensibilizándolos hacia la
conmoción que provoca la poesía en cualquiera de sus formas.
A finales de los noventa yo veía en algunas conocidas librerías de Barcelona –como en la
desaparecida Crisol de la Rambla Cataluña, recuerdo -una preciosa revista de arte, y que
merece este adjetivo que le dedico y bien lo saben quienes la conocen, y también si aclaro
que la publicaba el pintor Lluís Ribas, con el gusto y el instinto de artista que tiene y le
caracteriza. No conocía al pintor, y era una revista de arte, pero un día me animé a
enviarles por correo algunos poemas. Y al momento y sólo recibirlos me llamaron para
decirme cuánto les habían gustado, y que harían una sección de poesía en la revista y los
publicarían en ella. Fueron acogidos de manera inmediata y con decidida generosidad. Y así
fueron apareciendo en los números de la revista Notas de 1997, hasta que ésta dejó de
publicarse. Porque las empresas vinculadas al arte y la cultura son difíciles, necesitan
mucho entusiasmo, dedicación y entrega, y también mucho romanticismo, y sin duda el
hermoso proyecto de esta revista lo tenía, pero pese a ello no siempre pueden tener una
larga vida. Pero lo recuerdo porque ésta fue la manera en que nos conocimos, y que dice
muchas cosas de nosotros dos y del mutuo respeto y estima que nos tenemos: él me
conoció a través y por mi poesía, y yo a él a través de su pintura, que se publicaba y a la
que se referían, claro, en esta hermosa revista de arte, y por la revista misma y la bella
aventura que constituía. Bella, valiente y de una generosidad desprendida y poco común.
Porque a Lluís lo conocí también, como vemos, por su generosidad, y por la decidida
acogida y apoyo que prestó a mi poesía, y que me alegró y agradecí mucho. El camino del
arte es difícil. La vida del artista es difícil, y difíciles son sus principios. Hay obras hacia las
que la industria de la cultura muestra una gran resistencia hacia el reconocimiento de sus
méritos, y que pese a saber todo el mundo en la profesión que se tratan de obras de
mérito, incluso a veces insignes, se van abriendo camino muy poco a poco, y cuesta mucho
que sean reconocidas y se les exprese de modo público la estima que merecen y se les
debe. La generosidad es un don, como la capacidad de amar o la amistad, y el don también
de crear. Lluís Ribas los tiene. Y otros artistas. Y yo lo sé bien. Mi primer libro, conformado
con poemas escritos a mis veinte y veintiún años y publicado en una colección modesta,
mereció el reconocimiento espontáneo de ilustres autores. Era el año 1989. Y, ahora, en
1997, estos poemas de mis veinte años eran acogidos y apoyados por un pintor también
ilustre, y se publicaban junto a sus magníficos cuadros y los de otros grandes artistas en
una bella revista de arte. Era un artista también, pero pintor en este caso. Y esto también
es muy significativo. Todo, a veces, es significativo. A veces, o siempre. En arte y en una
vida. Y lo es, desde luego, el modo en que nos conocimos Lluís y yo, a través de nuestro
arte, del arte que hacíamos cada uno, Lluís su pintura y yo mi poesía, y del respeto y el
aprecio que sentimos cada uno por el arte del otro nació nuestra amistad, que devino ya
amistad también personal y desde esa conjunción tan especial de factores, el aprecio por el
arte del artista, y la amistad por el amigo, que es amigo y es artista, permitió nuestra
colaboración y dio y ha dado bellos frutos.
Así puedo recordar que el año 2006 realicé una lectura de poemas en este Espai Lluís
Ribas, dentro del Festival de Poesía de Sant Cugat de ese año. De modo especial hay que
destacar entre ellos el libro de arte que hicimos juntos, Els colors del blanc, en el que mis
palabras acompañaron a sus cuadros, mi texto a su pintura, en lo que fue la conjunción de
las artes de ambos. Porque yo miré sus cuadros con la mirada del poeta, los sentí y escribí
sobre ellos desde la poesía y mi percepción de poeta, y es que no podía hacerlo de otro
modo y ya así se lo advertí a Lluís cuando me lo propuso. Que le hacía la propuesta a un
poeta, y no a un crítico, con lo que ello conllevaba de limitación por mi parte, aunque
tantos poetas hayan escrito sobre pintura, y constituya esta literatura reflexiva sobre ella
por parte de poetas ya una tradición y que en época moderna podemos hacer partir de
Baudelaire. Pero a Lluís le pareció bien. Me dijo, es más, que es lo que quería. Y así
nacieron mis palabras e hicimos este libro, el libro de un poeta sobre un pintor, o de un
poeta y un pintor, y que une poesía y pintura. Porque yo abordé este libro y su pintura
como poeta, y desde mi sentir y mi vivencia de artista. Y en esto Lluís no se equivocaba, si
esto es –como supongo- lo que quería. Para mí no fue un encargo profesional, o un trabajo
(y para mí el arte nunca ha sido un trabajo), sino la posibilidad que me traía una nueva
vivencia del arte, y adentrarme en él, en sus vericuetos y honduras de otra manera, con
una mirada hacia adentro y a la vez una mirada de poeta sobre la pintura. Así que hacer
este libro, para mí, fue una bella aventura, y una vivencia como artista, y del arte, y creo
que en él libro esto se refleja y que el libro hace cierta una afirmación que contiene y que
asegura que “las artes no son compartimentos estancos, sino una vivencia compartida”. Y
esta vivencia se ha hecho poema. Quiero decir que cuento la vivencia y bella aventura que
fue hacer este libro en un poema, hay un poema a esta aventura y experiencia dedicado.
Es natural, porque soy poeta. Julio Ramón Ribeyro decía que, como él era cuentista, veía el
mundo en cuentos. Y un poeta, como yo, ha de verlo en poemas. Pero no todo en un poeta
se vuelve poema, o de todo hace un poema un poeta. Y que esta vivencia de hacer este
libro con y sobre la pintura de Lluís se hiciera poema habla de su verdad y de la intensidad
con que esta experiencia de unión de las dos artes viví, y la entrega con que lo escribí. Pero
lo dice ya el poema, y voy a leerlo:
MANDO UN LIBRO DE ARTE A UNA POETA DE NUEVA YORK
Lo he hecho con el pintor Lluís Ribas. Me he retrasado en este envío
porque la poeta ha cambiado de dirección y no tenía la actual.
Esta poeta vivió en España y luego, hace ya muchos años,
tradujo poemas míos al inglés y los publicó
en la revista que dirigía en Nueva York, donde también
en la Universidad da clases. Quizá vaya a ver la exposición de Lluís
cuando esté en su ciudad. Porque estos cuadros
han podido verse aquí, en Barcelona, en Sant Cugat,
ahora van a Los Ángeles y luego irán a Nueva York.
Ha sido una bonita aventura hacer este libro,
acompañar esta pintura, meditar sobre el arte
y unir cuadros y palabras y música
en un solo lienzo o página
para que en final intimidad convivan.
Está bien que esta aventura se esparza por el mundo.
Yo canto, pienso, escribo. Desde la poesía
se puede pulsar el mundo. Quizá esta chica vaya, como digo,
el día de la inauguración, como yo fui a la que una amiga pintora
exponía en la Rambla Cataluña, al lado de casa,
justo en la casa que era de mi bisabuela y en la que vivió mi madre de pequeña,
y le llevé recuerdos suyos. La poeta de Nueva York
no sabía si encontraría la galería. Esta exposición
me gustó mucho. Quizá ella también vaya a la de Lluís Ribas
y aparezca tan guapa y elegante y con el mismo sombrero
con que lo hace en la fotografía de su página web.
Mandar un libro es un acto de amistad,
una confianza. Es un recuerdo.
De su aprecio por mi poesía y sus traducciones al inglés.
De ese tiempo antiguo y que para mi poesía
aún está presente. A Nueva York otra vez llegue.
Es un poema. Les he leído un poema, escrito en marzo de 2009, tras hacer en octubre de
2008 este libro con y sobre la pintura de Lluís les he leído un poema, y parece normal en
un poeta. Pero hay en ello una sorpresa, y es algo singular. Porque yo había estado veinte
años de silencio, y no escribía desde mi juventud. Y ese marzo, tras haber presentado en
febrero el libro que hicimos juntos, y haberlo escrito en octubre, volví a escribir poesía con
gran pasión e intensidad, tras tantos años de silencio. Pero, como Lluís sabe tan bien como
yo, el arte es una actividad misteriosa. Así se ha dado en mí, así en mí ha sucedido. El caso
es que volví a tener la preciosa experiencia de la creación, la alegría de la creación, como
dice Pavese (y recuerdo en un poema), y fue muy hermoso. Y pensé en algún momento en
Lluís, y en que quería compartir algunos de estos poemas con él. Porque ha apreciado mi
poesía desde el principio, la valora y ha valorado siempre, y la apoyado, y es un gran
amigo de mis poemas; por estas razones, claro, por supuesto. Pero también por otras aún
más determinadas y personales, y es que creía que en estos nuevos poemas había, hay
alguna relación con su pintura, de algún difuso pero claro modo. En octubre había estado
escribiendo el ensayo sobre su pintura, por lo que había estado conviviendo intensamente
con ella, meditando sobre ella, y con ella adentro. Así en el ensayo, y en relación a su
pintura, reflexionaba, por ejemplo, sobre la luz y el aire. Y creo que en estos poemas
nuevos hay más luz y aire que en los anteriores, en los de mi primera juventud y que ya
conocía; más luz, más aire, y la vida a veces resplandece de modo más luminoso. Y yo veía
y veo, o quiero ver, un hermanamiento, un sutil hilo que une estos poemas con su pintura,
en este sentido; que estos elementos tan fundamentales en su arte y en sus cuadros han
estado luego en alguna medida más presentes que lo que lo estaban anteriormente en mis
poemas por haber estado hacía muy poco conviviendo yo interiormente con ellos. Me
parece que es así, y por esto pensé en Lluís, y en compartirlos con él.
Y, cuando en octubre de 2010 preparamos una charla-coloquio entre un poeta y un pintor
también aquí, en el Espai Lluís Ribas, dentro de la décima edición del Festival de Poesia de
Sant Cugat, para hablar de esta experiencia que era hacer juntos un libro y de la
convivencia entre pintura y poesía, como así hicimos, y creo que resultó una experiencia
tan singular por inusual como especialmente valiosa y un acto de cultura en que todos
disfrutaron, pensé que podía referir lo que de nuevo refiero, cómo, por esa convivencia, un
artista ha incidido en otro y puede percibirse, percibirse en algunos poemas. Y quise así
decirlo y leer algunos de estos poemas, y fue, de hecho, la primera vez que pudieron
conocerse estos nuevos poemas que había escrito tras veinte años de silencio en esa
ocasión, ese día de octubre aquí, en el Espai Lluís Ribas. Fue la ocasión en que pude
compartir estos poemas con Lluís y sus amigos aquí, en el Espai, y quiero de nuevo
hacerlo. Así voy a leer estos tres poemas en que están el arte, la luz y el aire, y en que veo
la presencia y también el fruto en ellos de la convivencia previa con la pintura de Lluís y mi
meditación sobre ella:
LA BRISA QUIERE CALLE. LA VIDA QUIERE CALLE
Luz y aire, en la llegada del buen tiempo.
Ya está bien de tanta oscuridad, de tanto reloj
al que dan cuerda las sombras. La brisa quiere calle
y pide paso para inundarla de caricias
que la luz y el aire se perciban. Habrá
quien las sienta, quien las pinte, las escriba.
Sutil arte habrá en las manos de un artista.
SIEMPRE LA LUZ SE ESCONDE EN ALGÚN SITIO
Yo la busco. Palpita en lo oscuro. Tiene
forma de anillo o de árbol partido
que cruza el camino. Es un rayo, un grito.
Aun negra ha de estar de algún secreto modo
en las palabras. Negra o secreta o dormida
ha de estar acaso como música. Yo la busco
o más exactamente me la encuentro.
Desde ella también canto. En ella también
navego. También ella tiene lugar en mis poemas.
Adivinadla tras ellos, cifrada y secreta.
EL AIRE PUEDE SER TAMBIÉN UN AIRE TRISTE
Una verdad puede vibrar en él y ser terrible.
El aire es la patria de la libertad, no de la muerte,
pero puede esparcir su llegada entre campanas
y que el campo sea un árbol que solloza
y ya no encuentra agua en el río
donde ser reflejo y estar vivo. Un son
en el aire decide el destino, como un chasqueo
de los dedos, el tono de una campana,
el pequeño susurro de algún beso. Hay
que estar en el aire vivo, en el aire vivir,
en su transparencia ser luz que nos alcance
u oración que al más recóndito lugar lleve.
En el aire está Dios y no se ve, pero el hombre
en sus movimientos lo presiente. Del aire soy,
el aire has de ser, hasta que último te diga
en la muerte, donde ya no existe.
Porque la muerte es un lugar sin aire.
En nuestra charla de entonces, al hablar de la convivencia entre poesía y pintura, y de la
experiencia que es hacer un libro de arte entre un poeta y un pintor, yo podía y quise decir
esto, porque es verdad y es bonito. Que un artista ha incidido en otro, por esa convivencia.
Lo dije y quise decirlo, y quiero decirlo de nuevo. Lo expliqué, supongo, como pude, y para
ello leí estos tres poemas (que estaban inéditos, y eran una primicia) para explicarlo, como
he hecho también ahora. Estos tres poemas en que están la luz y el aire, tan presentes en
su pintura. Yo había reflexionado sobre ellos, a raíz de su presencia en su arte de pintor, en
nuestro libro. Lo uní a Jorge Guillén, en cuya poesía son también elementos fundamentales,
aspiraciones a las que tiende y reclama. El aire, que está en la pintura de Lluís Ribas y así
decía, y la luz. Al respecto, recordaba un verso de Seferis (“Hace años dijiste:/ En el fondo
soy una cuestión de luz”), y decía que lo habría podido firmar Lluís, que en su vida había
sido fiel a él –como si fuera un imperativo de vida- y lo había cumplido. Y por esto hablé de
la luz y el aire, elementos fundamentales en su pintura. De Seferis y Guillén. Yo siempre he
apreciado a Jorge Guillén y también la pintura de Lluís Ribas, pero mi poesía, creo que al
menos en parte por haber convivido intensamente con su pintura y estos elementos, en la
nueva poesía, hay más luz, como fue lo primero que me dijo de ella una amiga. Más luz y
más aire. Incluso en algún poema se reclama. En el primero de los que he leído creo (pero
lo pensé después, claro) que está Lluís. Que el sutil arte que habrá en las manos de un
artista es el suyo. Que la convivencia con su pintura hizo, de manera natural, que unos
meses después, al volver a escribir, estuvieran más presentes estos elementos, e incluso se
reclamaran, en estos poemas. Que aquí por primera vez se leyeron y dieron a conocer, y
no podía para mí haber lugar más grato para ello, ya que es un espacio de amistad y de
arte con el que mi poesía ha convivido.
Hay, pues, una manera en que la percepción se acerca y acompasa a la pintura de Lluís,
tras la convivencia tan intensa con ella, para poder escribir sobre ella. Es una proximidad
de visión, de fundamento, digamos, en la percepción y en el sentir, que se matiza acaso
tras esta convivencia, o que ésta en los poemas se deja ver. De raíz, tal fuente. En la
concepción y en el sentir, en la manera de percibir el mundo y de sentirlo, y de volverlo
arte. Pero a veces el punto de partida es también de arte y arranca de su pintura, pero de
modo más determinado. Puedo referir a este respecto un caso concreto y que recuerdo
bien. El Espai Lluís Ribas anunció la inauguración de una exposición de cuadros de Lluís que
eran Notas de viaje, y miré este anuncio con especial atención, y pensé que asistiría si
podía. La atención especial con que miré estos cuadros, estas notas de viaje, no era casual,
ni gratuita. Siento predilección por las notas de Lluís, porque pienso que en ellas están la
frescura y espontaneidad más inmediatas y verdaderas, la frescura y el rapto con que se
crea, y cómo se crea en el momento, y, como pasa con el apunte o la nota que se ejecuta
de modo rápido, casi impensado, y es ya sólo traslación de sensación guiada por la
sensibilidad y el instinto del artista, y está por ello más cerca de la raíz de la creación, de
mostrar y ejemplificar en ellas ese temblor que hay en el crear, en el momento de la
creación y su principio, su iluminación primera, porque estas notas ligeras y a la vez
profundas, por rápidas en su ejecución, son o están cerca de ser su principio mismo. Como
en la novela y el poema. Como pasa, quiero decir, también en otras artes, como en la
literatura: las obras de largo aliento, compleja y morosa elaboración tienen mucho valor y
contienen muchos matices que las hacen ser de gran interés, por supuesto, pero muchas
veces los artistas son más ellos, o están más ellos, de un modo más sencillo y más sincero
y directo, despojado de artificio, en las notas o apuntes que escriben o pintan de modo más
espontáneo o informal, o fragmentario. Así es apasionante la literatura fragmentaria, y
apasionante es a veces por eso la lectura de cartas y diarios, la literatura íntima publicada
muchas veces de manera póstuma y no escrita pensando en que iba a ser leída y que nos
acerca a veces más que ningún otro escrito al escritor que los escribió. Y así pasa, me
parece, con las notas de Lluís, en las que se puede ver su respiración, su latido, su pulso de
artista, y justo cuando éstos nacen y se dan, y son pintura en su primer impulso. Por
suerte, estas notas de Lluís no se conocerán de modo póstumo, sino que se dan a conocer
ya ahora, y así tiene un precioso libro, 96 notes, constituido por ellas, y en que paisajes,
rostros, bodegones y detalles son registro de diversos momentos del sentir, registro del
tiempo y su dibujo a través del alma del artista. Siento predilección por estas notas de Lluís
Ribas, y ello se enmarca en y responde a, como vemos, una concepción más general y una
predilección en este sentido que tengo en todo arte. Y ahora Lluís, entonces, en ese marzo
de 2009, hacía una exposición de notas, y de notas de viaje, que contemplé con atención, y
con ello disfrutó el corazón y la mirada, que se llenaron de esos momentos que el artista en
ellas trasladaba. Momentos de él. De su corazón. Porque eran esquinas o lugares de
Venecia o París o San Sebastián o Palma de Mallorca, pero a quien veíamos y sentíamos en
estos lugares y esquinas, en estas notas, era a Lluís y su sentir y corazón de pintor. Y de
persona. El artista y el hombre, la persona también que hay en el artista y su sentir. En un
bello artículo, Sobre el paisaje, Rilke observa que Leonardo señala un punto de inflexión en
la pintura del paisaje, porque fue el primero en que al pintar el paisaje se pinta a sí mismo.
Siglos después, con esta innovación convertida por algunos ya en tradición, Lluís Ribas
constituye un ejemplo extremo de ello, y por esto en estas notas estaba y lo veíamos a él.
En estas notas, en los cuadros, pero también en los lugares. En los lugares que había
pintado también estaba él, y quizá por esto había ido a ellos, había hecho estos viajes. Para
encontrarse en ellos y pintar estas notas. Para encontrarse a sí mismo y decirlo en estas
pinturas de estos lugares, que aparentemente eran de ellos, y lo eran, porque estos lugares
allí estaban, en estos cuadros, pero también y sobre todo estaba Lluís, porque estos
lugares aparecían tal y como él los había visto, filtrados por el tamiz de su sensibilidad y de
su espíritu, de su alma de artista. Y los había visto como sólo él los había sabido ver, como
es propio de un artista, y así habían quedado en los cuadros, lugares por él sentidos y
vistos y pintados. Por esto había ido a estos sitios, o el resultado de haber allí ido éste
había sido: encontrarse y pintarse a sí mismo. Y esto me hizo pensar o encontrarme con un
viejo pensamiento mío, y es que no se viaja, o al viajar uno encuentra lo que ya tenía
dentro. Lo tenía dentro de él, y el lugar de viaje en que está y desde su corazón de artista
percibe le hace encontrarlo, le permite encontrarlo y le lleva a él. Algo que ya tenía dentro
y estaba en él, que era, digamos, un recodo de sí, y en este recodo que en una nota de
viaje pinta lo encuentra, se encuentra a sí. Por esto ha ido allí. Por esto ha viajado. He
recordado a Rilke, pero quiero recordar en relación a lo que digo la frase de Pascal que
recordaba Cernuda cuando hablaba de la enseñanza que fue para él y lo que aprendió de la
convivencia con la poesía inglesa. La frase de Pascal es: “no me buscarías sino me hubieras
encontrado”. Y por esto se viaja. Así. Para encontrarse, o encontrar lo que ya teníamos
dentro. A estos pensamientos me llevaban estas notas de viaje de Lluís, pues veía en ellas
una prueba y muestra de la verdad de éstos, pero, a la vez, son pensamientos míos, y
antiguos, y arraigados, que están en mi sentir de la vida y mi concepción de artista. Lo
podemos ver en el principio de un poema tan lejano y de mi juventud como puede aclarar
el que esto es así si digo que fue escrito en 1988 y yo nací en 1966. Es el principio del
poema Vuelta, y dice así: “Nadie hay más iluso que el viajante, que aquel que por sur o
norte jura/ tener que encontrar patria y que con gran denuedo así/ a su atormentado
corazón complica en pos/ de los irrisorios alambres de la huida:/ nadie, no, nadie puede
haber más iluso/ que el viajante ni que su imposible/ paloma perseguida. Porque todo viaje
es por el alma./ Todo viaje de verdad precisa infiernos, colecciona dagas/ y va derecho al
alma o jamás sale de ella o todo él/ es ya verdad, infierno y alma”. Pero estas notas de
viaje de Lluís me hacían volver a estos pensamientos, y me hicieron escribir un poema,
como me lo había hecho escribir el libro que había hecho con él. Es un poema que tiene
como arranque la contemplación de estos cuadros, y el adentrarme en mí mismo y mis
propios sentires y pensamientos que me provocaron, y que con ellos hice. Parte de los
cuadros, del encuentro con estas notas de viaje y –como pasa en los viajes- conmigo
mismo, y este poema se hace con ellos, con estos pensamientos y tras ver estos cuadros,
pero a la vez es un poema por completo y sólo mío, porque míos eran estos pensamientos
y los trasladaba y sabía ver encarnados en estas notas de viaje de Lluís, y conformaron
también el sentir y la perspectiva hacia los viajes que expreso en el poema, y que no es
casual, me parece, que escribiera poco después de haber visto esta exposición y que me
hiciera sentir y vibrar. Porque la exposición fue el 10 de marzo de 2009 y el poema está
escrito el día 13. Lo leo a continuación:
ITALIA Y FRANCIA, LA ESPADA Y LA CAMPANA
lugares donde respirar y donde estar, más exactamente: estar en casa.
Viajar es siempre falso. No se viaja.
No escapa uno de sí mismo
ni encuentra nada que no esté ya en sus adentros
ni habrá lugar en que le esperen misterios
sino estaba ya para ellos predispuesto.
Viajar no es nada. No se viaja.
Dentro de uno mismo la vida ya se cumple
y se realiza. El adentro es embrión,
es latido, es semilla. Tierra única.
Más Italia y Francia y el Mediterráneo
antiguo y libre (porque el mar es siempre libre)
y el amor y los veranos y los tiempos que recuerdo
como infancias todavía respiradas
en el libre aire de la noche
que no aúlla. Italia, Francia, el amor,
tu alma y tu cara. Por encima,
debajo, sobre, siempre en las palabras.
El arte acompaña y trae más arte, te lleva hacia ti mismo y a través de tu arte. El arte es
un encuentro. De ti, y de ti en tu arte. Y a veces es un encuentro muy real y muy
determinado, quiero decir que parte de un encuentro concreto y que realmente se ha dado.
Así estos cuadros de Lluís, sus bellas notas de viaje, y lo que me hicieron pensar en lo que
siente y encuentra cuando las pinta, y que es a sí mismo, me llevó hacia mí mismo y
también en este sentido. Fue encuentro y raíz y fundamento, pero hacia mis adentros, mi
interior y mis honduras, y por esto este sentir y este pensar, esta convicción y percepción
hacia los viajes y percepción de los mismos, se concretó en mi poema en Italia y Francia,
porque son mis tierras, las tierras que tengo más cerca –y, de hecho, y como sabemos, las
tengo en mi sangre, y están en mis dos primeros apellidos-, y con las que además siento
que formamos (y en especial Cataluña) una natural comunidad de cultura. Lo pienso y lo he
dicho, y aquí aparece, pensamiento, convicción y sentir hechos poema. Pero a lo que me
lleva un encuentro real, concreto, que son estos cuadros de Lluís. Y hay un poema en que
queda constancia de que he asistido a esta exposición, la exposición de un amigo pintor en
Sant Cugat, que es Lluís y esta exposición de sus notas de viaje, aunque en este poema
aparecen de manera lateral y su asunto central es otro. Pero éste también nos interesa,
además de que me agrada que se vea esta presencia, esta realidad de mi asistencia a la
exposición de Lluís en el poema, y voy a leerlo:
UN AMIGO QUE HACE TIEMPO QUE NO VEO.
Un amigo de infancia, un amigo antiguo.
Hay alegría, lo he dicho, en ser amigo,
y con éste tan antiguo nos vuelve primera la vida,
con pantalones cortos, álbumes de cromos y canicas
a la hora del patio, largas filas de batas iguales,
pan con chocolate como toda merienda
en enormes cestos de mimbre, la comida horrible,
algún cura chalado o extraño y que no sabíamos
por qué tenían allí, educando, vamos a ver,
cómo iba a estar educando niños, de extraño que era
o particular o completamente ido. Pero quizá
precisamente por eso la Compañía lo tenía.
Sueño con ese amigo antiguo. Es un sueño
lo que digo. Porque el otro día me encontré uno
por la calle, tras muchísimos años de no verlo.
Yo salía de la exposición que inauguraba un amigo pintor
en Sant Cugat, y me dirigía a la estación
para volver a casa. Me paró él,
con precaución y también amable.
Porque ese amigo ya es olvido pero fue una herida.
Se portó de verdad mal. Un amigo que hiere o traiciona
o malhabla a las espaldas o trama en contra tuya,
si era de verdad amigo y la vida con él intensa compartimos
es un dolor muy vivo. Hace tanto tiempo
que el dolor ya no perdura. Palabras amables,
noticias. Está casado, tres hijos, allí vive.
Nada importa ya. Todo da lo mismo.
La traición, el dolor y el engaño también son la vida
y en la vida hemos de traspasarlas. Para seguir
en ella vivos. Falsas palabras. “Cualquier cosa que quieras,
ya lo sabes”. “Mi teléfono es el mismo”. Pero estas palabras no son ciertas,
no son verdades sino formas. Porque no volveré a verlo,
así lo prefiero. Desde luego, no nos llamaremos.
No me ha dolido el encuentro, pero no tengo
deseo de volver a verlo. El dolor
y la herida pasan, pero no hay porque
tenerlos a la vista y recordar cómo estuvieron
tan abiertos.
Este poema no está en La poesía es un fondo de agua marina sino en el nuevo libro que
sale a principios de año y lo completa y complementa, Los soles por las noches esparcidos:
empleo estos verbos con cuidado, y así son ciertos, porque en marzo y abril de 2009 escribí
438, y La poesía es un fondo de agua marina reúne 183 de ellos, y este nuevo volumen
reunirá los restantes, los que se escribieron junto y a la vez que ellos y que por tanto
forman parte de una misma obra. Este nuevo libro, de hecho, es la segunda parte de una
misma obra, y por esto digo que completa y complementa al anterior, y es cierto, ya que
entre los dos forman y son una obra, que se habrá dado, se dará a conocer a través de
ellos, en dos volúmenes. Este poema que he leído ahora se encuentra en este segundo
volumen que aparecerá en la misma colección de poesía El Bardo en que se ha publicado el
primero y del que hablamos hoy, La poesía es un fondo de agua marina, aunque como es
en realidad una misma obra en dos libros, podemos en verdad hablar de los dos, y así me
encuentro haciéndolo, porque se entrecruzan y complementan. La editora leyó los poemas
de este nuevo libro en verano, y al vernos al regreso de éste ya en Barcelona, me dijo que
era distinto, y, creo, más íntimo, más triste. Y también, quizá como ejemplo (y de modo
coloquial): “El del amigo de Sant Cugat, tela”. Quería decir, claro, que era un poema duro.
Quizá para excusar su dureza, le respondí: “La vida también es esto”, mientras hacía un
gesto vago y que le quitara importancia. Porque la amargura y el dolor se sienten y se
escriben, pero sentimos también que hemos de apartarlos de nuestra conversación o
nuestra mesa como una sombra o un fantasma, y no lucirlos y expresarlos. Amelia
comprendió y asintió y entonces me dijo: “No, no, luego lo arreglas”. Fue muy gentil al
decir estas palabras, pero la verdad es que no sé si el dolor o la sombra se arreglan. Sé
que están, y que también son la vida ellos. Mi gesto vago debió resultar elocuente y
expresar lo bastante, y a él respondieron las palabras de Amelia. Puede ser, quizá es
verdad, en todo caso, que al elegir los poemas que han de salir primero, y aun sabiendo
que han de salir todos, porque todos son verdaderos, uno deja para después los más
llagados o los más heridos. Puede ser. Lo es en este caso. En La poesía es un fondo de
agua marina se publicó un poema dedicado a la amistad, pero, aunque están también
presentes sus sombras, las sombras que en ella puede haber, es un poema gozoso y de
afirmación en ella, en la amistad y en la vida, pues su primer verso asegura que “La
amistad es fuerza y pasión de la vida”. Y por ser un poema de celebración y gozo lo
prefería, seguro, al otro, aunque sea también cierto. Voy a leer este poema sobre la
amistad que hay en La poesía es un fondo de agua marina, y no porque sí. Dice así:
LA AMISTAD ES FUERZA Y PASIÓN DE LA VIDA.
Nos ilumina. Nos libera, nos comunica y saca
fuera de nosotros mismos. Es hermoso compartir
el pan muy blanco que guardamos adentro
y ser amigo, dar a la vida la medida
de unos corazones y unas manos que están juntos. Pero en la amistad
hay también tantas mezquindades, tantas fisuras. Hay aun
al final de esa agua pura a veces tanto desengaño.
Porque el hombre es vil, oscuro. Se arrastra
cual serpiente por la tierra y en un momento
que además suele ser difícil
nos traiciona y la vida emponzoña.
La vida es así, tiene estas cosas. Tantas veces
la amistad no ha sido en verdad correspondida,
ha sido un interés, o un simulacro. Empecé con la luz
y la libertad y acabo, casi, con la Biblia. Pero
el hombre es el mismo, y ya en ella estamos retratados,
y perfectamente nos servirían sus símbolos.
Aun en la amistad de verdad estamos solos
ante los enigmas de la vida, y la soledad
también nos cerca. La soledad es una fiera
y está detrás de cada espera. Pero la amistad,
con todo, es luz y fuerza de la vida,
una de sus cosas más hermosas, una ayuda y una compañía.
Ser y tener amigo, sentir que vivir puede ser recíproco.
Yo soy amigo, amigo me he sentido
desde niño. Quiero compartir
el pan blanco que dije y la íntima alegría
que pese a todo hay en el hecho de estar vivo.
Los días así adquieren más pleno sentido.
No, no he leído este poema porque sí. Porque quiero que en mis palabras que hoy aquí
digo y junto a Lluís esté presente la amistad, y lo esté de un modo afirmativo y gozoso.
Porque creo que Lluís estaría de acuerdo con este poema, y lo firmaría, porque comparte su
sentir, porque para él la amistad es fuerza y pasión de la vida, y la ilumina. Lluís tiene el
don de la amistad. Que es un don, como el del amor, el de la capacidad de amar y de
crear. Lluís tiene también estos dones, porque se crea con amor y desde el amor. El arte es
un acto de amor, y del amor precisa. Crear es amar. Sólo si se ama se crea. Lo destaqué
en el libro que escribí para la pintura de Lluís, y en él decía: “Entiendo que además este
enunciado del pintor implica también una apuesta por la inocencia en el arte, en tanto que
elemento necesario al crear éste. Ha de estar de acuerdo con esta afirmación, ya que nos
ha hablado de su deseo de pintar siempre con la misma ilusión que el primer día, ilusión
que es también, claro, inocencia. Con ilusión, inocencia, amor. Con el desprendimiento y la
convicción que sólo da el amor. Un amor profundo, absoluto, conforme a la naturaleza del
verdadero amor, ya que siento cierta la afirmación de Rivarol: “¡Para amar suficiente hay
que amar demasiado!”. El arte necesita este absoluto amor, pero en sus obras acaso nos lo
devuelva. Porque cuando recuerdo la preciosa frase de Paul Léautaud (“El amor siempre
proporciona talento”), pienso siempre que me gustaría creerla verdadera en relación al
arte, además de adoptarla como lema general para la vida”. Esto decía, y tampoco lo decía
porque sí. De hecho, un artista, si es verdadero, nunca dice nada porque sí. Y por esto esta
convicción de amor es muy real en mí y creo que define mi destino de artista, y por esto
también el amor está en mis poemas, como está la amistad. Amistad y amor. Hay un
poema de este libro que habla de “la lumbre/ del amor, lumbre, luz o eje único/ que hace
soportable el mundo”, y voy a leer, si me permiten, otros dos poemas del mismo y en los
que el amor es su eje:
LA FRUTA REDONDA DEL AMOR,
su última puerta, que a Dios
nos lleva, o corazón adentro,
a tierras frescas, donde
fermenta el tiempo y por una vez
adquiere sobre labios un sentido.
La fruta redonda del amor.
Vale la pena empeñar la vida
en subir al árbol que la tenga.
Pero no siempre la mano llega.
Vivir es más difícil. A veces vivir
es vivir sin amor, y alentar escondido.
Pero también nos nutre lo perdido.
EL AMOR ES LIBRE Y ES ENTERO. EL AMOR TE ATA
y te exige su camino pero en él la libertad
fatal se cumple. La libertad del aire
y de la vida. La libertad de ser
como más finalmente somos. El amor es espera, es torrente,
es silencio. El amor es labio apretado sobre el día
y un mar muy lejano al fondo de los sueños.
Sólo por amor me he perdido. Sólo
en el amor me he anegado, me he oscurecido,
y fiera ha sido en él la vida pero a la vez muy pura
y de modo completo y único sentido.
En el amor me he consumido
pero el amor es siempre la conciencia
de cumplir con un destino. El tiempo,
el día, el olvido, la memoria, el mundo,
el roto vacío. El amor les da forma,
nombre. Les da rostro. Sólo el amor
les da sentido y siembra el alma.
He ido a parar al amor, ya lo ven, pero yo hablaba de la amistad, algo a lo que quizá no es
tan usual referirse y que nos une a Lluís y a mí, porque sentimos entre nosotros una honda
amistad, pero también por algo más, y es que creo que para él, como para mí, la amistad
es algo esencial en la vida. Creo que para Lluís, como para mí, y para decirlo de modo
sencillo, la amistad es muy importante. Como lo decía en mi poema, y el también lo diría:
“La amistad es fuerza y pasión de la vida”. Pero indicaba también que la amistad es un don,
como lo es el arte. Y, como las cosas esenciales de esta vida, arrancan de la infancia y se
tienen desde niño. Y así dice el poema respecto a la amistad, y creo que Lluís también
podría decirlo: “Yo soy amigo, amigo me he sentido desde niño”. Pero hay otra fuerza y
pasión de la vida, y que la ilumina, a la que Lluís está unido desde niño y también nos
vincula a ambos y a nuestro arte y es el mar. De hecho, pensaba titular estas palabras El
mar, la poesía y la pintura, pero, ante el valor singular que tiene para ambos la amistad y
que nos une y nos significa, pienso que su título también podría ser El mar, la amistad, la
poesía y la pintura, y que la amistad estuviera en él. El otro día, en el cumpleaños de una
amiga, y en recuerdo del “Ars longa vita brevis” escribí en el libro de dedicatorias que le
preparaban: “Quizá la vida es corta, como dicen los clásicos, pero también la amistad es
larga, como el arte”. Así puse en este espontáneo gesto de afecto y con estas palabras en
el libro que recogía las notas de felicitación a una amiga, porque sentí de pronto que la
amistad era tan larga como el arte, tan fundamental e indispensable, y nos haremos idea
de lo que ello quiere decir si recordamos o sabemos que para mí el arte es la vida. Pero
también la amistad. La vida es amistad. Y ésta puede ir unida al arte, y ser por ello un
especial gozo, como es el caso de Lluís Ribas y mío. Amistad de arte y de vida, respeto y
compañerismo, colaboración gozosa entre nuestras artes y maneras de sentir el mundo.
Que pueden encontrar algún punto de cercanía, pero, sobre todo, que están ambas cerca
del mar. Por concepción del arte y de lo que implica en la vida, la vida que es, la vida
misma. Poesía, pintura y amistad. Pero me dejo de la preocupación del título, que es algo
que puede advenir después y que además unas palabras o un poema pueden no tener, y
las prosigo donde estaba, y es en este otro elemento de vinculación y unión entre ambos
que es el mar, donde Lluís ha nacido y ha empezado a hacer sus dibujos, en la arena de
sus playas. Así empieza con acierto, porque señala este extremo de modo destacado, su
nota biográfica: “Nace en El Masnou (Barcelona), el 28 de diciembre de 1949. Villa costera
que dista unos 20 km. de Barcelona. Pueblo en el que en aquellos tiempos vivía una gran
comunidad de marineros. Lluís Ribas, hijo de un pescador, pasaba muchas horas en la
playa trazando en la arena sus primeros dibujos. Su madre sueña un trabajo menos duro
para él que el oficio de pescador y le anima y le acostumbra a ver la belleza en las cosas
más insignificantes como puede ser ver crecer unos geranios en el patio de su casa bañado
por la cálida luz mediterránea”. Lluís Ribas está unido al mar desde niño, es parte de su
infancia, su infancia misma, y a él está ligado su arte y para su arte lo precisa. Y es sencilla
y exactamente así, como es natural en el hijo de un pescador, condición con la que se abre
su biografía y es obvio que así se haga, pues es la realidad y lo natural y además resulta
determinante, claro, de su unión y vinculación tan real con el mar, y con el principio de su
vida, y en quien se da esta presencia y unión en su caso de esta manera tan específica, tan
concreta. De ella viene su arte, por ella lo precisa, y a veces se ha hecho patente, se ha
puesto de manifiesto de modo concreto. Lluís conoce el mar, además de necesitarlo. Ha
vivido en él, es su vida, y por esto también la de su arte. Y este conocimiento, que le da su
nacimiento en el mar, y casi –podríamos decir- del mar, y esta presencia del trabajo de la
pesca allí, en él ha estado alguna vez presente, pues recuerdo que en un número de la
revista Notas en que aparecían mis poemas había una espléndida serie de fotografías de
Lluís (la fotografía es otro de los dones que posee como artista, y que practica con
maestría) y que eran fotografías marinas y de pesca, además de muy hermosas, y en ellas
estaban las redes y las barcas y los colores que en ellas con las fotografías había sabido
ver, como si las pintara. Los colores del blanco, y los colores del mar. La luz del mar y
sobre el mar y las cosas del mar, que él tan bien conoce y además precisa. Recuerdo esta
bella serie de fotografías, pero prosigo, y lo hago donde estaba. Lluís necesita el mar, lo
necesita para el arte y para la vida, de él vienen él y su arte, y para ambos lo precisa, y así
es y lo sabe desde niño, como se saben y son las cosas esenciales.
En algunos de estos poemas se habla del mar, y del mar y del arte, del mar y la poesía y
las palabras, pero quiero leer un poema de este libro de título marino que es más esencial y
definitivo en relación a esto que digo, porque en él el mar se une a los niños y a la infancia:
EL MAR ESTÁ AL FINAL DE ALGUNOS NIÑOS.
Habita su corazón y es quizá su brújula,
su ritmo, su latido. El mar está al final
de todo lo que resplandece en esta vida.
El mar es una infancia. El mar es la libertad, la música.
Yo quiero ser el mar que te encuentre y te adivine
cuando se despierte la mañana y en tu alma
su ritmo seguir, como un niño
que al final o en su corazón lo cifra.
El mar es una infancia, y desde niño dibujar en las arenas de sus playas, y desde niño ser y
sentirse amigo. Desde la infancia los dones queridos de la amistad y el arte y la capacidad
de amar. El mar es una infancia, dice así el poema, y en la vida de Lluís lo es, pero el mar
es también la libertad y el arte, y la libertad que necesita el arte y el mar le da, y cómo el
mar es necesario para el arte. Así es necesario para Lluís, una fuerza que precisa para
nutrirse y que le sea fuente y raíz de su arte, como la luz y como el aire, y así lo ha dicho y
es, y de un modo muy determinante, y tanto es así que de acuerdo con esta verdad ha
decidido y cambiado su vida. Así y por esto abandonó Nueva York, pese a encantarle la
ciudad, y ser una obvia consagración para un pintor vivir y tener taller allí, para volver a
este mar y su luz, que necesita para vivir y pintar, y recogía sus declaraciones al respecto
en el libro que le dediqué, porque me parecen no sólo muy significativas sino casi
representación y emblema de una vida, y por esto quiero de nuevo aquí traerlas. Ha dicho
Lluís Ribas, y allí reproducía: “Yo me siento profundamente latino, soy un hombre de mi
mar y creo que ello me ha marcado. Lo entiendo como un destino, como una fuerza
superior a mí. Sólo teniendo al Mediterráneo cerca me encuentro bien, me siento cómodo.
Diría que necesito esta luz para poder pintar, necesito ver el mar, sentirlo en el ambiente.
Cuando me alejo de él lo encuentro a faltar”. Añade en otra conversación: “Pero aún me
faltaba algo, no me era suficiente con pintar como lo hacía. En realidad, lo que buscaba era
trasladar a la tela la luz. Soy un enamorado de la luz mediterránea, la necesito. Y
concretamente la de las Baleares, por esto tengo estudio en Mallorca, donde hay una luz
maravillosa. Y en Sant Cugat también tengo la luz que necesito. Cuando estuve pintando en
New York, tenía el estudio en el East Side, en la calle 80 esquina con York Avenue, cerca
del Metropolitan Museum; todo era muy cómodo, el ambiente magnífico, la ciudad me
entusiasmó, cuanto más conoces New York más la amas, pero me faltaba la luz, mi luz. No
podía pintar a gusto y preferí regresar”. No se puede decir mejor que con sus palabras, y
por esto he querido también ahora transcribirlas. Lluís necesita el mar, el mar para pintar.
El mar es el arte, y también es libertad, “la libertad, la música”, y el mar va unido al arte y
a ella, y así es en el caso de Lluís Ribas, porque precisa el mar para pintar, y es para él el
mar libertad, como es el arte, y con sus cuadros este mar y esta libertad que os ha
expresado. “La libertad es un don del mar” es una frase de Proudhon que me gusta citar y
también empleé en el libro de Lluís, porque con sus cuadros este mar y la libertad que es,
ha representado. La libertad que da el mar, como un don, y la libertad que como él y
también como un don hay en el arte. Así lo he expresado en algún texto discursivo, y he
señalado que el arte es un ejercicio radical de libertad, pero también aparece esta libertad
unida al arte y al mar en un poema –porque, como vemos, todo se hace poema-:
ME PERSIGUE UNA MÚSICA Y YO LA SIGO POR LA CALLE.
Mi silueta dibuja, dentro de mí mismo.
Esa silueta y esa música me asaltan
mientras la nada en ellas se deshace
porque las palabras a pesar de su fuerza indagan
y exploran y adivinan. Son
revelación y abismo. Así mis pasos
y mis versos nacen
y se conducen por la música
y hay una luz en ella
que rompe lo oscuro del camino. No quiero
que esa música se pierda y en su aliento
yo sea un abandono. No quiero que el olvido
me engulla a mí en esta música que por la calle sigo.
La música es la patria del que pasea, del que busca,
del que anda y respira, del que puro y limpio
hacia su alma en el aire se encamina.
La libertad y el mar son una música.
Así termina el poema: La libertad y el mar son una música. Y termina bien, quiero decir,
con una verdad. La poesía está cerca de la música y sus misteriosas raíces, y también lo
estaban los cuadros de Lluís Ribas de Els colors del blanc sobre los que escribí, y también
respondían a esta vivencia del arte que el poema refleja. Porque el arte nos persigue, como
una música por la calle, tal aquí aparece: nos persigue y nos trabaja aun en sueños, nos
cerca y nos sostiene. Y Lluís Ribas lo sabe, porque pintó estos cuadros que formaban Els
colors del blanc respondiendo a un impulso profundo y como quien desarrolla una música,
como respuesta a algo que viene de las honduras, que nace de lo más profundo, de las
raíces del ser, y por esto de modo recurrente nos persigue y pide ser pintado o dicho. Así el
arte, así nos persigue y nos vive o lo vivimos, o vivimos en él y para él. De un modo
recurrente y obsesivo, porque responde a una verdad muy profunda y que a veces puede
tener y necesitar para su expresión o manifestación externa un proceso o una gestación
largos y singulares. Reflexioné sobre este aspecto en Els colors del blanc, porque de este
modo pintó sus cuadros Lluís Ribas, y por esto ha de saber y sabe muy bien lo que dice mi
poema. Como lo sabía Ernesto Sábato, de quien reproducía una observación al hablar a
este respecto en este libro que hicimos juntos, Lluís con sus pinturas y yo con mis palabras.
Decía en ellas en este libro que hice para Lluís: “Así Ernesto Sábato dice en un breve texto,
titulado Idea fija en el creador: “El tema no se debe elegir: hay que dejar que el tema lo
elija a uno. No se debe escribir si esa obsesión no acosa, persigue y presiona desde las más
misteriosas regiones del ser. A veces, durante años”.
El arte nos persigue y desde lo más adentro nos percute, y seguimos sus dictados. Pero el
arte es también la libertad, y el mar, y la música. La libertad es un don del mar, y el arte
es libertad. Y el mar está unido a la vida y al arte, de él nace la vida, lo sabemos, pero
también el arte. De él viene. Y así lo dice el poema que lleva el título de este libro que hoy
presentamos, La poesía es un fondo de agua marina, y que no sólo tiene este signo
distintivo sino que también da la clave de su organización, que es precisamente la de su
mismo sucederse, la de esta agua del mar en su fluir, y por tanto en su libertad. Dice el
poema:
POR ORDEN DE APARICIÓN: ASÍ ESTARÍA BIEN PONER
los poemas que estos días escribo, seguidos
y al hilo de cómo me salen, de la rueca
de la poesía de su luz. Rueca antigua
que de nuevo las palabras hila. Al empezar
a desatarse ésta y los poemas ser cuantiosos
he comenzado también a numerarlos, para que ese orden de aparición
no se pierda. Porque quizá sea una indicación,
un signo. Quizá, sí, estaría bien juntar las palabras
en el orden en que han surgido, según la sucesión
en que han brotado, agua oscura y clara.
Así los poemas van seguidos, se suceden
en sus motivos y en sus ritmos, se completan
y persiguen en su música. De un poema nace otro,
a veces son poemas por un mismo latido hermanados,
y el orden de aparición permitiría ver cuánto tienen de música
que se entreteje y se anuda (he utilizado ya estos verbos, pero son precisos)
y se entrelaza y vuelve en sus motivos. Al fondo de esta música
está la poesía. La poesía es un fondo de agua marina.
La poesía es también una gruta en la que sin señales
ni linternas ni equipo yo me adentro. La poesía
es madriguera, fuente que mana, latido que puede seguirse
tal y como va saliendo. Ya lo he dicho pero quiero repetirlo:
la poesía es un fondo de agua marina. En él
me adentro, navego y crezco. Sobre sus pasos
desando el tiempo y también avanzo. Respira el mundo
y se cifra la vida. En este fondo me sucedo,
me hallo. Sí. La poesía es un fondo de agua marina.
Así están los poemas en este libro, La poesía es un fondo de agua marina, por orden de
aparición, pero no están todos, como he dicho, y los que en él no están aparecerán ahora
con el nuevo año en Los soles por las noches esparcidos, y lo harán también en este libro
por orden de aparición, y los dos, por tanto, se organizarán con esta libertad que da y que
pide el mar, en su sucederse y su fluir, nada más, tal y como se han escrito, en su mismo
ser y del modo en que se han dado. Pero los poemas de los dos libros son marinos, porque
vienen del mismo sitio, tienen igual cuna y fuente, que es el mar, el fondo del mar. De él
dice un poema de este libro que proceden las palabras, de lo profundo del mar, y por esto
quiero también leerlo:
AÑORO LA TEMPLANZA O AÑORO ACASO
la añoranza. Añoro un ánfora
que en lo profundo del mar duerme.
Puede empezar un poema como un juego,
pero en sus sonidos las palabras
siempre se llaman y convocan
y aparecen con un nuevo brillo,
renacidas. Acaso surgen de esa ánfora
y del mar en que está oculta.
Un ánfora antigua, allí caída,
con el tiempo vuelto costra y dibujando formas
en su vieja arcilla. No es mal sitio
del que pensar procedan las palabras.
Aun cuando más impensadas nacen, más espontáneas,
sobre el alma hurgan, y en el alma nos retratan.
Un poema es un misterio pero nunca es un juego,
aunque su principio o su ritmo pueda parecerlo.
El poema puede ser la añoranza o ser un ánfora.
El poema está hecho, como ellas, para tener la vida adentro.
Del mar viene el arte, del mar nace, y por esto así lo dicen mis poemas y por esto lo
necesita Lluís Ribas para pintar. El mar y la libertad. Para el arte, la poesía y la pintura. En
mi caso, la poesía, que a la libertad se une, o dice que es libertad este poema:
LA POESÍA ES TIERRA DE NADIE,
es tierra libre. En ella puede el hombre
en su más profunda verdad cumplirse.
No dejéis que el mundo oscuro
la arruine, en el silencio la anegue
y deje que muera. No dejéis
que la poesía se pierda. Es la libertad
que la tierra fecunda, el aire
que precisa. No la arrojéis a los lobos
disfrazados de niños ni equivoquéis
sus caminos. Porque el hombre
para vivir la necesita.
La poesía es libertad, pero lo es y necesita serlo todo arte, y así igual que la poesía la
pintura. Y la música. Y la poesía y la pintura aparecen unidas en un poema que ha quedado
para el nuevo libro, y como son las dos artes que practicamos, que nos unen a los dos
artistas que estamos hoy aquí, y que muchas veces están en verdad tan cerca, como lo
están en este poema, quiero adelantarme a la aparición de este libro en que se publicará
pronto y leerlo para ustedes:
LA PINTURA SE OLVIDA DE SÍ MISMA
y ya la poesía no acompaña. No hay palabras
y no hay música. A veces todo es un extravío.
El arte o el tiempo exigen también
sus ahogos, sus pantanos, sus silencios.
Las palabras entrechocan los dientes
entre el frío del olvido y otro día
u otro tiempo nacerá
para que germinen sus sonidos.
Arte y vida son destino.
En La poesía es un fondo de agua marina hay otro poema dedicado a la poesía y que dice
muchas cosas, encierra y contiene muchos significados y muchos caminos:
LA POESÍA INUNDA LOS PASILLOS, LAS AULAS,
las calles, las alcobas. La poesía
es tan libre como un pájaro
y no se resiste a dejar de ser misterio.
La poesía nos puebla, nos inunda, nos penetra.
Pertenecemos a la poesía. La tierra es poesía.
Pero está también la noche, y el miedo,
y las fauces del tiempo y el olvido.
También la poesía es su signo.
Si abandono la poesía, del hombre abdico.
Aun en el silencio en ella vivo.
Vemos que leo poemas de uno y otro libro, que hay poemas dedicados a la poesía que han
quedado para uno y otros para otro, y esto puede mostrar su imbricación, y cómo los
mismos motivos en ellos reaparecen y se entrecruzan. De hecho, se complementan y son
dos partes de una misma obra, como he indicado. Pero, a la vez, y como resulta inevitable
cada vez que se hace una selección y se compone un libro, son libros distintos. Así supo
verlo mi editora tras leer los poemas del nuevo libro en verano, y quizá, como me decía, los
poemas de éste tienen un tono más íntimo y quizá también mayor tristeza y desgarro. Sí,
acaso sea así. Quizá sean más tristes pero a la vez también más íntimos. No lo sé. Quizá
también, como decía, uno, al ir eligiendo los poemas a publicar y con los que formar los
libros en que aparecen, va dejando guardados para sí, como quien los protege, los más
íntimos. Creo que así ha pasado con mi poesía de juventud, y que el último libro que reunió
sus poemas, y eran los que de ella quedaban y es Absurdos principios verdaderos, tenían
también este cariz más interior e íntimo, y más oscuro. Pero a la vez profundamente
verdadero. Porque también hay verdad en las sombras y en la oscuridad y la tristeza.
También así puede haber pasado con este segundo libro, Los soles por las noches
esparcidos. Puede ser. En todo caso, creo que en los dos libros hay poemas esenciales. Y
que están estrechamente imbricados, y sus poemas se entrecruzan y complementan, y así
de hecho podemos referirlo. He dicho que en la nueva entrega hay aspectos sombríos, pero
también los hay en este primer libro de esta obra, porque los hay en la vida. De hecho, en
este poema de la poesía que inunda los pasillos, las aulas, las calles, las alcobas de La
poesía es un fondo de agua marina se dice: “Pero está también la noche, y el miedo,/ y las
fauces del tiempo y el olvido./ También la poesía es su signo”. Y está, y está en sus
poemas. Así quizá uno, en el fondo, no haya mejorado tanto, ni haya podido arrancarse de
un modo de verdad final la pesadumbre. Hace dos años leí aquí alguno de estos nuevos
poemas por primera vez, y recuerdo muy bien que tras uno de ellos, Magda exclamó con
alegría que estos poemas nuevos le gustaban más. Fue muy gentil, y recuerdo el poema
que se lo hizo exclamar. Era un poema que hablaba de la mañana, y con la mañana
empieza el día, y la mañana es esperanza. La mañana es una afirmación en la vida, como
parece que lo son más estos nuevos poemas (y así el periodista que me dedicó la sección El
Creador en La Vanguardia el 6 de febrero, Rafael Lozano, en su artículo-reportaje al
referirse a estos nuevos poemas habló de una “reconciliación con la vida”), pero la vida es
compleja, y también su afirmación y la mañana, y por esto, si los pensamos con
detenimiento, y nos adentramos en ellos, y vamos hacia el fondo, y no sólo nos mecemos,
digamos, con su arrullo, observaremos detalles que quizá nos hagan matizar esta
afirmación. No dudar de su verdad, porque es verdad que en estos poemas hay más luz y
más aire, como decía, y son sin duda más una afirmación en la vida, pero sí que esta
verdad puede matizarse y hay elementos que los unen a los anteriores, a mis poemas de
juventud, y no en vano es así, ya que soy la misma persona y el mismo artista. Voy a leer
este poema que le gustó a Magda:
LA LIGERA MAÑANA TAMBIÉN EMPIEZA,
también alienta, está bajo las cosas. Aunque escondida,
aunque pequeña. Debajo de las cosas hay una mañana
y tú tienes que encontrarla. Pero no es fácil.
No siempre se encuentra. A veces una vida no basta
para encontrar en ella una mañana.
La mañana, sí, es la mañana, pero no se encuentra, no basta una vida para encontrarla.
Así sale la mañana en este poema, que parece más suave y más amable, pero que es, en
tanto que mañana, una ausencia, un vacío, una oquedad. Así está la mañana, porque,
como ya nos indicaba el poema dedicado a la poesía y que también está en este libro, está
también la noche, y el miedo, y las fauces del tiempo y el olvido, y también la poesía es su
signo. En estos poemas está también la noche, y el misterio, y el misterio que hay en la
noche. Así estas palabras, las palabras de estos poemas son palabras del amor y del mar,
pero también son palabras de la noche. Y lo sabemos desde el principio, y lo supimos ya
ese día, porque leí un poema dedicado a las cartas que se escriben para destinatario alguno
y en los que se encierra el misterio de la noche, y lo recuerdo porque también le gustó a
una amiga de Lluís Ribas, y así tuvo la gentileza de decirlo, como Magda del poema
dedicado a la mañana, y con su grato recuerdo y como con el sentimiento de tender así un
hilo entre los dos actos hechos aquí, en la vida y sentir que la reanudamos, que el tiempo
no interrumpe nada –como cantó de la muerte Luis Rosales- y se puede continuar el acto
que unió hace dos años poesía y pintura en este Espai con el de hoy, que hace lo mismo,
voy a leer este poema:
ESCRIBO UNA CARTA QUE NO VA A NINGÚN SITIO.
No la escribo a destinatario alguno.
Sé el buzón en el que echarla. Hay buzones
para estas cartas sin destino, secretos,
ocultos, escondidos pero que a la vez
la ciudad pueblan. Las personas escriben estas cartas
y las echan en estos buzones escondidos.
Un cuerpo especializado y también oculto de correos
las recoge. Se dirigen siempre al olvido.
Dicen que en lo que escriben está
la cifra de la noche. Que las puebla
la noche, y que si pudiéramos leerlas
en sus líneas encontraríamos los secretos
más íntimos y ocultos de la vida. Eso dicen.
Pero quizá estas cartas están vacías.
Quizá son una metáfora del infierno
y de cómo alienta y está presente en nuestras vidas.
Es el poema que leí hace dos años, y que está en este libro, La poesía es un fondo de agua
marina, porque en él está también la noche, además del mar y del amor y la amistad. La
poesía también es un don de la noche. Y así hay otros poemas están llenos de noche, como
lo está la vida, y la poesía, y nos lo decía el poema dedicado a ella, a la poesía, o a ellas –a
la poesía y a la vida-, y he recordado. Y por esto está la noche en estos poemas, en los de
La poesía es un fondo de agua marina, y no sólo en los del nuevo libro, Los soles por las
noches esparcidos. Poemas llenos de noche, inundados de ella. Encontraríamos muchos y
muchos serían los ejemplos a mostrar, y también alguno que enlazara con el que leí
entonces y de nuevo he leído, en la unión de la noche con el misterio, como éste:
ROTO DE ALMA Y DE OLVIDO
hurgo en unos pocos motivos.
Me palpo, me alcanzo, me persigo.
El verso es rostro y es dibujo
en el que una música camina
acompasada con el corazón más hondo
de esa alma y ese olvido. Me gustaría
ser un alba, una siempre fresca mañana,
pero la noche me reclama y soy en ella
augurio y amenaza. Camino
temblando entre misterios. Perdona
si lo digo muchas veces, pero sólo puedo
cantar lo que es más cierto.
“…la noche me reclama, soy en ella/ augurio y amenaza, y camino/ temblando entre
misterios.”, dice este poema. Pero encontraríamos algunos aún más llenos de noche, dos,
incluso, que podemos leer seguidos, como seguidos hemos leído dos sobre el amor, y que
dicen igual afirmación (“Soy de la noche”), aunque son dos poemas distintos, pero los dos
poemas de la noche, como dice en ambos que lo es el poeta, y uno de ellos afirma que
estas palabras, estas palabras de estos poemas son palabras de la noche, y otro,
sencillamente, que todo es noche. Voy a leerlos, uno tras otro, como un continuo, pero
también veremos que estos poemas tienen conciencia de ser poemas de la noche y
constituir acta de ella, y a ello se refieren:
LA NOCHE ES LA FRONTERA DEL OLVIDO.
La noche es la frontera de mí mismo.
Soy de la noche. Estoy dentro
de la noche y de mí mismo. Un pozo oscuro.
Me cerco y me persigo. Las palabras
son el agua que encierra en él la luna
y manan de la tierra honda y en la tierra
son el aire y son el alma. La noche
no tiene medidas, pero en las palabras yazgo.
Nacen solas y a escondidas. Estas palabras
son terribles, únicas. Siempre son las últimas.
De la vida son la cifra.
LA NOCHE ME CONSTRUYE, ME DA FORMA. SOY DE LA NOCHE.
Todo es noche. Creo que he hablado de ella en palabras previas
pero poco hay más que decir sino que, simplemente,
constituye al mundo. Alienta tras el paso de los días
y a la nada se avecina. Al hombre cerca,
le da medida. No tengo particular inclinación o deseo
de ahondar en sus misterios. Pero extiende sus manos de esparto
sobre el tiempo y lo penetra.
Todo es noche.
He señalado que estos 438 poemas que escribí en marzo y abril de 2009 y que leí y di a
conocer por primera vez aquí en octubre de 2012 están escritos tras veinte años de
silencio. Comprendo que esta larga gestación y período de silencio resulta un proceso de
creación singular, y que es natural por ello que se me pregunte por él. Y así se me
preguntó por él aquí ese día. Es natural, aunque el arte es misterioso, y el artista no sabe
mucho qué decir, y quizá lo ha dicho ya en su arte. De hecho, un poema de mis veinte
años y que lleva el título de uno de mis libros, El anarquista de las bengalas, afirma: “A
todas horas trabajo,/ y en especial cuando la gente afirma/ que no hago nada”. Creo que
esto dije para contestar ese día, entre otras cosas. También (quizá, supongo) que al
contarle a la escritora hispano-mexicana Angelina Muñiz-Huberman esta experiencia
curiosa, cuando menos, que resultaba el haber escrito 942 poemas en unos meses, tras
veinte años sin hacer nada, como le dije, ella de modo claro me atajó para decirme: “Esos
veinte años no estabas sin hacer nada. Estabas trabajando”. Creo, sí, que algo de esto les
dije, porque es lo que les puedo decir, y es lo cierto. Hoy quiero remarcar que así acaba el
poema dedicado a la poesía que he leído: “Si abandono la poesía, del hombre abdico./ Aun
en el silencio en ella vivo”. Así que la poesía tiene conciencia de ese silencio del que nace y
quizá ha necesitado, y que en todo caso está. Y la poesía lo sabe, lo conoce. Tiene, sí,
conciencia de él. Y hay un poema muy significativo y que está en el nuevo libro, y que
muestra, como decía, que hay en él poemas fundamentales, y dará una sencilla y clara idea
de que es así el decir que es el primer poema, el primero de los poemas que escribí tras
veinte años de silencio. Y que es un poema que tiene ya sólo por esto un muy especial
valor, pero también por las características y lo que dice, por la conciencia que expresa y
que expresa de sí. Quiero explicarlo con más detalle, porque me parece que muestra y
ejemplifica hasta qué punto los poemas del nuevo libro, Los soles por las noches
esparcidos, son necesarios, y resultan inevitables, y han de unirse a los de La poesía es un
fondo de agua marina, y por esto es un placer que el lector muy pronto vaya a poder
leerlos, y como adelanto leamos ya hoy aquí algunos, y pueda verse cómo en ambos libros
se encuentra una poesía que tiene una alta conciencia de sí, y del amor con que se da.
El amor con que se da, y que necesitan la poesía y la pintura. El amor con que el artista en
su arte se da, cómo el arte es una entrega. Absoluta y sin condiciones. Total. Una entrega
obligada, y también un deber inexcusable que cumplir. De fatal cumplimiento, y en el que
hay, si es preciso, que empeñar la vida. Entiéndaseme bien, y quede claro lo que digo: no
sólo dedicarla a ella, sino también jugársela en ese arte o empeñarla, empeñarla en él o en
el silencio o el olvido, cualquier forma que la dignidad nos traiga, aunque no sea amable. El
arte se ha de cumplir, se ha de cumplir en la vida del artista, y se ha de cumplir así, de la
manera que en la vida le sea dada o Dios le traiga. Aunque no sé si Dios trae el dolor o la
amargura a la vida de un artista, su marginación o soledad, sino que quizá esto más bien lo
traen o se lo hacen soportar otros hombres: Dios al artista le da su sed, y es bastante para
su arte. La sed, quiero decir, de buscarlo en él, de buscarlo en su arte, en su poesía o su
pintura, cuadros o poemas en los que queda cifrada una vida y que quizá podamos luego
contemplar como un himno o una letanía. Y también por esto el artista ha de hacer arte,
cumplir su vida en él, empeñarla o jugársela. Recuerdo que un poema de mis veinte años,
de 1988, expresa esta conciencia. Se titula Acqua alle corde y así lo dice: “Y si todo en el
vivir se cumple/ desierto y silencio ahora.// Desierto,/ silencio, el corazón grande y abierto/
para el nuevo artista que venga, el puño/ cerrado y en la frente para el memo, has/ dicho
siempre la verdad, la vida te has jugado/ en las palabras, no te detengas, si es preciso/ en
tu desierto y tu silencio el orgullo ten/ de ignorar ahora el resto de la tierra”. Y es así, en
efecto, y Lluís Ribas también lo sabe bien, y lo ha dicho con sus cuadros y una vida de
amor y entrega al arte y que queda cifrada en ellos. Como la mía en mis poemas. Poemas
que quiero compartir con ustedes, y es un gozo hacerlo otra vez en este espacio que me
trae la amistad y el arte, una amistad por el arte traída y que es un regalo de la vida,
porque en ella se unen dos fuerzas que son sus fundamentos. La amistad y el arte, la
poesía y la pintura. Y el mar, el mar de los cuadros de Lluís y de mis poemas, del título con
que en este libro se reúnen y presentan, y que es también el mar el que lo hace nacer y los
dispone, como sabemos por el poema que hemos leído y en el que se encuentra el título de
este libro y a la vez la clave de su organización: el mar de la infancia de Lluís, y el mar que
uno de mis poemas une a la infancia, y dice que es una infancia, y la infancia, como
sabemos que asegura otro, sustenta el mundo. La infancia, la amistad, el amor. El mar, la
poesía y la pintura. Que puede verse aquí en cuadros, en los que resplandece, y que da
lugar a los poemas de este libro y que desde su título cobija. Quería, y como una forma
más de amistad, y por si les hacen compañía, leer algunos más de ellos, además de darles
las gracias por venir a este hermoso acto, a ustedes, y aún más especialmente a Lluís por
la invitación a estar hoy aquí y poder compartir y leer mi poesía en la compañía de su
pintura, bajo su sombra y su cobijo, de la pintura y la amistad que acompañan hoy como la
alegría de un pájaro o un sentimiento de afecto y libertad que podamos sentir en su vuelo y
que me gustaría que sintieran ante el vuelo que hay o puede haber también en los poemas,
en los poemas de un poeta, pues de un poeta, si lo es, puede decir el Que voy de vuelo de
San Juan de la Cruz en ellos. Y así y aquí, mientras les hablo y entre mis palabras, les voy
leyendo y dejando alguno, como pan tierno y blanco, como infancia o como pájaro, alegría,
amor o compañía que traiga, colme y se cumpla en “el mar, la poesía y la pintura”.
Y pienso que este nuevo libro, que es el mismo, también va unido al mar, y a éste también
la vuelta a la escritura que ambos constituyen. Porque su primer poema empieza: “Escribo
sobre este acantilado de tu recuerdo o sobre el último mar de mi nostalgia”. Iba a decir su
primer verso, pero me he corregido y antes de así escribirlo, porque es un texto en prosa,
una prosa o un poema en prosa, que constituye el arranque de mi vuelta a la escritura, y
como si tuviera conciencia de ello así lo dice o augura, porque ésta es su primera palabra:
escribo. Como un dictado del corazón surgió, y de muy adentro. Porque el corazón lo sabía,
y dictó esta palabra, obligó e impuso a que la primera palabra de los muchos poemas que
iba a escribir en mi vuelta a la escritura y tras veinte años de silencio fuera precisamente
ésta: escribo. Así empieza el escribir, con la conciencia de su ser y de sí mismo: escribo. Y
la dice en una prosa, como si del todo no lo supiera o quisiera hacerlo con disimulo.
Seguramente es esto último porque yo no podía saberlo, pero el corazón sí lo sabía. Lo
sabía, a diferencia de mí. Yo no sabía que mi vuelta a la escritura fuera a ser tan
caudalosa, arrolladora incluso, un verdadero mar de poesía y cuyos poemas se dan a
conocer en estos dos libros. Y que empiezan así y con una prosa: escribo. Como un dictado
del corazón, digo. Como si el corazón lo supiera, y quizá lo sabía. Sí. Porque el corazón lo
sabía, tenía que saberlo. Y así lo dice y empieza esta vuelta a la escritura: escribo. En una
prosa. Que está, como otros cuerpos quizá celestes además de marinos y para ésta poesía
tan definitivos, en este segundo libro, más nocturno pero a la vez por el arte y la verdad
alumbrado, porque en él está la noche pero también el sol, y sus poemas son –si queremos
verlos como su título- los soles por las noches esparcidos. Y empieza así: escribo. Empieza
con su conciencia, con su conciencia de sí, de la esclusa que se abre o el mar que nace y
con el que vuelve a fluir la palabra y nacer el arte: escribo. Así empieza esta prosa, y otra
más adelante de este segundo libro y que como decía contiene elementos tan reveladores
de esta obra, de este modo lo explicita: “El otro día, con el primer sol de febrero, escribí a
medias algunas notas, en la terraza de un bar de al lado de casa. Pero se coló ya un
poema, aún en prosa. Era una prosa que era ya un poema porque en ella un poema se
prefiguraba, y hablaba ya del escribir otra vez, del volver a escribir por amor, del otro y el
mismo que ahora soy mientras escribo. Fue una premonición o un anuncio. Este texto
quedó con esas pocas prosas, abandonado como ellas. Pero a los pocos días empecé otra
vez a escribir poemas, y lo hice, por supuesto –es la verdad-, por amor. Los poemas se
suceden y entre los papeles han aparecido esas notas abocetadas, sólo apuntadas, y entre
ellas ese primer poema. Porque ahora no hay duda de que ese texto extraño e híbrido era
un poema, el primer poema después de tantos años, la primera vuelta del canto o del agua
o del destino desde cualquier recodo de tu rostro o un perdido camino. Estos serían algunos
de sus posibles títulos. Pero quizá mejor no le ponga ninguno, y quede más oculto,
huérfano, secreto en su sentido y su motivo. Porque es un pórtico, el dintel a poner en una
puerta, la puerta misma. Una premonición, un anuncio. Y ahora la poesía ya es un vendaval
y lo inunda todo. Por eso todo va a parar en un poema”. Esto lo dice, claro, cuando ya era
manifiesto y así ya lo señala, cuando ya llevaba, quiero decir, un buen trecho de la misma
escrito, y quedará patente si digo que esta prosa es el número 137 de los poemas. Cuando
ya se sabía. Pero lo sabía ya el corazón, y lo dijo, obligó a decirlo como en un dictado y de
un modo que puede parecer maravilloso y desde luego es premonitorio con su primera
palabra: escribo. Palabra que va unida al mar y al amor, y en la cual por tanto está ya la
poesía desde el principio, desde su primera palabra la palabra del mar y del amor, porque
así dice esta primera frase y no verso, ya que abre el libro de poemas una prosa, quizá
también para indicar o augurar que el mar es libertad y en este mar de poesía y arte no
hay fronteras: “Escribo sobre este acantilado de tu recuerdo o sobre el último mar de mi
nostalgia”. El mar y el amor. Desde los que escribo. Escribo: primera palabra ésta del mar
y del amor y que abre esta poesía, la poesía que es un fondo de agua marina, y en su mar
también noche alumbrada, en ese mar en el que sus poemas son los soles por las noches
esparcidos.
Así que esta poesía, este escribir nace y es ya desde su primera palabra del mar y es el
amor. Es el mar y es el amor, y este escribo augural anuncia quizá los poemas como
Cernuda dijo en verso de los marineros, si recordamos, porque los marineros son las alas
del amor, y la poesía es un fondo de agua marina, y alas de amor sus poemas, como los
marineros, y los soles por las noches esparcidos. Y así en esta poesía escribo, siento que
escribo y presiento, o sé que voy a escribir desde su primera, auroral y definitiva palabra:
escribo. Que es un dictado del corazón y en y con él un anuncio, que se hace verdad,
porque es un anuncio que luego se cumple, se multiplica y desarrolla en poemas u olas de
este mar, es corazón que desde sus alas canta y se hace canto de amor, alas del canto,
semilla que germina y crece y puebla poemas y olas de este mar, constituye y hace nacer
la poesía como un fondo de agua marina, y en este mar de amor y también de noche los
poemas como los soles por las noches esparcidos. Así del mar nace el arte, la poesía. Del
mar y del amor. Del fondo del mar y de la noche oscura, y que en esa semilla y ese
principio que es el fondo del mar esa noche oscura con su poesía y los poemas alumbra. Así
escribo, y así lo dice la primera palabra de este nuevo libro, y que tiene nada más y nada
menos que el principio de la obra entera: escribo. Como un augurio o un anuncio, una
semilla que se cumple y se despliega en 438 poemas en marzo y abril del año 2009 y que
estos dos libros reúnen en su totalidad, y en otros 500 en el verano y otoño de ese mismo
año. Porque como un dictado del corazón lo auguraba y lo sabía su primera palabra, con la
que empiezan: escribo. Porque el corazón lo sabía. Voy a leer este primer poema en prosa,
porque me parece que ya es inevitable. Así empieza este mar de la poesía y su noche
alumbrada, tras el “escribo” que es su primera palabra:
I
ESCRIBO SOBRE ESTE ACANTILADO DE TU RECUERDO O SOBRE EL ÚLTIMO MAR DE MI
NOSTALGIA.
Escribo hacia ti y con la sombra a cuestas, o escribo triste, o escribo libre y sin dirección
precisa pero hacia la vida y hacia ti y hacia la única vida que eres tú para mí, una vida
secreta y última, la más verdadera, la más honda, la más fresca. Escribo. Escribo de nuevo.
Y no escribo igual, soy yo en eso, me miento y no te alcanzo y nada logro sino sufrimiento
y sueños. Escribo sobre el ala rota de una gaviota y no estás tú. Escribo pero no escribo,
porque no te alcanzo, ya te lo digo, no te cumplo aquí, en el papel, y por eso sólo el
silencio reina o existe de veras, un silencio que te cubre y que me anega y sobre el que la
vida se traspasa y en el que quizá podría decir que ya estoy muerto.
II
Escribo y he escrito las pasadas líneas y acaso son un poema o tienen de poema, y
recuerdan a como era mi escribir cuando escribía. Esto quizá es inevitable. Esto, quizá
también, demuestra su inutilidad o su mentira, o, al menos, su fragilidad tan íntima. No lo
sé, y me da igual saberlo. Rompo el silencio y aun así no se rompe, no está roto. Estoy
atado a mí mismo, a mi yo antiguo, y a la vez soy otro. Hacia tu amor soy otro y lo inundo
todo. El amor mueve la tierra y persigue el aire. El amor es plena fruta, un redondo sueño
y sólo por amor puede volver el arte y hacerse hecho, ser presencia. Pero el amor y el arte
se escapan tal agua entre los dedos. El arte ya no es nada, el amor inunda y no se marcha
pero no se alcanza, el silencio es un muro por el que no trepo o soy hiedra que en él se
agarra y queda allí atrapada, dormida. Silencio sobre la vida y sobre el mundo y nada que
decir sobre él. Silencio sobre el silencio, rotura todo, esta vida seca, que en este anegarse
se cumple y se marchita, se queda en nada. Silencio, tiempo y nada: sobre él el olvido me
recubra, y una soledad inmensa diga su nombre al final de todo, detrás de nada, sobre mi
rostro último, sin papel ni calle, en el aire triste.
Este es el primer poema del nuevo libro, de Los soles por las noches esparcidos, y el
primero de los que volví a escribir, y sería suficiente motivo para terminar estas palabras
con él. Este poema es ya sólo por esto especialmente significativo, pero no sólo éste lo es.
Hay otros poemas que tiene también un alto valor de símbolo. Pienso en el primer poema
de la edición de París, y que es el segundo de esta edición española de El Bardo. Ha dicho
un pintor de la poesía, Ramón Gaya: “La poesía no acabará de definirse nunca, pero eso no
quiere decir que debamos dejar de definirla, sino por el contrario, cada día debemos poder
dar de ella una nueva definición o añadir algo nuevo a nuestras definiciones anteriores”. Y
parece que este poema responde o podría responder a este pensamiento. Y podría
responder también a otras actitudes o concepciones esenciales ante el arte. Al final de su
vida, el poeta Manuel Altolaguirre nos dejó una Confesión estética que considero preciosa y
me agrada especialmente, y por esto empleo a veces algunas de sus palabras. Aunque
podría siempre emplearlas todas, porque es por completo sustantiva, y muy rica en sus
sentidos. La recordé y la empleé, claro, también en el libro que escribí para Lluís Ribas y su
pintura, y digo el coloquial claro porque es natural que así lo hiciera, dada la comunión que
siento con la concepción del arte que allí expresa, y también porque en este libro puse
mucho de mi pensamiento sobre arte, y de mi vivencia de él. De mi manera de vivirlo y de
sentirlo y desde allí, desde el adentro concebirlo. De una concepción del arte que nace del
sentir. Y por esto en este libro estaban unas palabras de esa Confesión estética de Manuel
Altolaguirre que quiero emplear también ahora: “Aún no he llegado a ser un buen lector de
mi poesía. Aún no he logrado sentir todo lo que espero haber dicho”. Son palabras
esenciales y muy profundas y ricas de sentido, y a ellas responden también, o con ellas
coinciden, las que forman este poema que recuerdo leí ese día aquí y por esto quiero volver
a leer. Porque este poema, más que intentar definirlo, lo nombra en sus infinitos caminos y
posibilidades, en la puerta que para el corazón es, el corazón del lector y también del
mismo poeta que lo ha escrito, que puede no saber del todo lo que ha dicho, y que puede
esperar –como esperaba Altolaguirre y yo espero- aún sentir cosas, y decir más de lo que
espera haber dicho. Lo dice muy bien en su confesión estética Altolaguirre, y también esto
dice o viene a decir mi poema, a este sentir también responde. Porque expresa lo que el
poema puede ser y decir, llegar a decir, al mismo poeta y que el poeta no sabe al escribirlo,
y al lector.
El artista es siempre el mismo y a la vez siempre es distinto. Es otro y nuevo, por
encontrado y recién descubierto en su camino, en el cuadro, la partitura o el poema, y
mientras lo anda con nuevos pasos, como es inevitable cada vez que se crea. El artista es
siempre el mismo, y a la vez es siempre nuevo. Lo hemos visto con el hilo que puede
tenderse entre mi poesía de juventud y la de ahora, nueva y la misma, en tanto que obra
de la misma persona y artista pero con variaciones y diferentes matices. He querido
también señalarlo al leer algunos de los poemas que leí aquí hace dos años, porque el
tiempo, en arte, no interrumpe nada, ya que el arte se hace con él, con el tiempo, pero si
es de verdad arte lo traspasa y lo trasciende. Queda en él cifrado y contenido, y la vez
trascendido. Y lo vemos en los cuadros de Lluís de hoy. He hablado de mi predilección por
sus notas y apuntes, por lo que con ligereza y frescura, y a la vez inigualable sabiduría,
plasma y sabe plasmar en sus obras de pequeño formato, y aquí nos encontramos algunas
de estas obras, y entre ellas algunas como las de la exposición de notas de viaje que me
hizo adentrarme en mis propios pensamientos y en mi sentir y de los que nació un poema.
Lo he dicho y querido decirlo, y es un placer que estén aquí también estos cuadros, para
decirnos también ellos que el tiempo, en arte, no interrumpe nada. Y a la vez trae
encuentros con él y con su andar, con el andar del tiempo en su camino. Encuentros, y
senderos que llevan a uno mismo, que en uno ya estaban y a la vez son distintos. Esos
caminos casi infinitos o llenos de posibilidades se adentra en alguno de ellos y el artista da
por él sus pasos, por este camino que en el arte encuentra y en él se encuentra a sí mismo.
Así lo ha hecho Lluís Ribas, dentro de estas notas y obras de pequeño formato, en este
tiempo que no ha interrumpido nada pero le ha traído más arte, y un camino particular en
el que ahondar en sí mismo y en esta dirección y modo de pintar y de explorarse que tanto
quiero. Así, parece que Lluís pensara también mis pensamientos, y estuviera de acuerdo
con ellos, los pensamientos que partían de los viajes y los encuentros que hay en ellos, y
creyera también que no se viaja o al menos no es necesario hacerlo. El artista ya viaja en
el cuadro o el poema. La pieza de arte que crea es el verdadero lugar en el que viaja y
crea. Y Lluís lo ha dicho de manera tácita al pintar sobre el mismo lugar, que es uno de sus
lugares, además de hermosísimo, como es el monasterio de Sant Cugat, en el que ha
querido y sabido ver sus colores y plasmarlo en diversos momentos y distinta luz, y así,
siempre el mismo y a la vez nuevo y distinto, siempre recién encontrado, se ha pintado y
encontrado a sí mismo. En este espléndido monasterio de Sant Cugat que él con tanta
belleza ha sabido pintar, y que ha dado lugar a todo un conjunto o serie de cuadros, y de
los que hay alguno aquí. Y es un placer, y una alegría. Porque señala una continuidad con
un hacer que en su pintar siempre ha estado presente y ha cultivado y he dicho que por él
siento predilección, los apuntes o las notas en los que está tan espontáneo y fresco y es a
la vez tan sabio, y aún más en concreto supone el adentrarse en un camino ya emprendido,
y que he comentado y está aquí presente. La pintura de paisajes o lugares que encuentra
en los viajes, pero en los que se encontraba a sí mismo, y de manera tácita y obvia nos lo
dice ahora, cuando pinta una y otra vez el mismo lugar y no nos extraña, porque Lluís –lo
había dicho- al pintar un lugar se pinta a sí mismo, y pienso que es emocionante y
especialmente hermoso que este lugar sea el monasterio de Sant Cugat. Habría otros
precedentes que aducir –el Joaquim Mir que pintaba una y otra vez el jardín de su casa,
atento a los distintos momentos del día, o Monet dando una y otra vez forma a los
nenúfares del estanque del jardín de su casa de Giverny, siempre los mismos y a la vez
siempre distintos, o a la catedral de Rouen, también en cada cuadro recién aparecida-, pero
quiero señalar que es un camino que ya estaba en Lluís y por eso lo ha tomado y ha ido a
parar a él. Que ya podía presentirse en sus notas de viaje, que era un secreto que estaba
en ellas encerrado, una semilla o posibilidad que había dentro de su percepción y de su
arte, y ahora ha desarrollado o se ha hecho visible de manera clara. El tiempo no
interrumpe nada, pero pasa, y pasa en arte, y trae hallazgos. Y así a Lluís le ha traído este
ahondamiento en sí mismo que ha sido pintar los colores del monasterio, como antes los
colores del blanco, y siento que mis poemas no pueden estar en mejor compañía que entre
los cuadros que están hoy, estos cuadros que quiero de especial modo, entre ellos algunas
de las notas de viaje que me llevaron a un poema, y el nuevo camino que en su pintar eran
y llevaron al pintor a los cuadros que pintó del monasterio, y, claro, los cuadros del mar, el
mar que nos une, el mar que es infancia y libertad y está en mi poesía y su pintura, en su
niñez y sus primeros dibujos en la arena y en el título de este libro, está en nuestro
corazón siempre, como su más íntimo y necesario latido, detrás nuestro, con nosotros, y
para hacer arte lo necesitamos. De él viene nuestro arte. Y de su fondo la poesía. Y los
muchos caminos que encierra y es, que tiene dentro, que puede ser el poema pero también
el cuadro, y es por esto sobre todo, porque canta más que enumera, dice, simplemente,
algunos de los caminos y cosas que puede ser y hay en él por lo que quiero terminar
leyendo este poema, que leí también aquí hace dos años y quiero volver a leer ahora, con
el arte que el tiempo ha traído y el poema promete, anuncia, augura. El poema es todo, y
es semilla.
Los caminos que trae el poema y que trae el cuadro y que trae la vida. Por esto quería leer
este poema final, y por esto también me enredo o es camino que me lleva a otros caminos,
o a otros poemas, y así recuerdo que el que hemos leído y en el que se aúnan la poesía y la
pintura, como en este acto de hoy aquí, y aparece también la música, termina con este
verso: “Arte y vida son destino”. Y recuerdo también otro poema que termina de este
modo: “A veces sólo el arte logra dar con el camino”. El arte, la vida, y el arte que es en
ella camino, el destino que en ella, la vida, se cumple, y el camino en que se encuentra.
Todos los posibles caminos que encierra el arte, que el arte trae y contiene, y que son los
de la vida. Por esto quería leer este poema definitorio y que quizá es casi un conjuro de la
poesía y el poema, el primero o el segundo (según sea la edición francesa o española) de
La poesía es un fondo de agua marina, pero como quería leerlo por esto y con este sentido
recuerdo otros poemas, y también uno que aparece en el nuevo libro, en Los soles por las
noches esparcidos, porque responde al pensamiento y aborda la perspectiva con que sentía
la poesía y los caminos que el poema encierra, y que son los de la vida, y por lo que quería
leer este poema. Voy a leer también éste del nuevo libro, entre medio de estas palabras,
porque se entromete, digamos, en el curso de las mismas, lo recuerdo y aparece, y quiero
hacerlo porque también así en el acto de hoy anunciamos el nuevo libro, como dimos a
conocer estos poemas por primera vez aquí hace dos años, y muestra y prueba cómo los
poemas de ambos libros se entrecruzan y no porque sí (nada, casi nada pasa porque sí, ya
lo sabemos) sino porque forman y son una misma obra. Aquí el poema, inédito y como
primicia en el Espai Lluís Ribas, al que me han traído mis pensamientos. Parece que este
espacio de arte y amistad, de convivencia de arte, de pintura y poesía y amistad, resulta el
lugar propicio para dar a conocer por primera vez como primicia mis poemas. Parece que la
vida de manera espontánea de nuevo así lo trae y a mí me agrada, porque hay en ello
como una afirmación de estas fuerzas que nutren la vida. Y aquí el poema:
LA VIDA TE SORPRENDE SIEMPRE AL FINAL
de un miedo o un silencio. La vida
no regresa pero también vuelve
a su cauce, es arroyo secreto y misterioso,
lago subterráneo que de pronto aflora,
isla que otra vez nace, luz perdida
y que de nuevo restalla sobre el día.
La vida, la poesía, el amor, el mar,
la noche, la sombra, el frío, el dolor, la dicha.
Nada sorprende más que el cerrado sentido
que oculta a veces estar vivo.
Todos los caminos y todos los extravíos.
Esto dice el poema, y por esto que dice, por lo que expresa y sugiere es precisamente por
lo que quería leer este poema que es un conjuro sobre lo que el poema es, y a él volvemos,
a él vamos, en él seguimos. A ustedes, a vosotros ahora, aquí, en este querido espacio
para mí, lo leí entonces y así voy a leerlo, como una invitación a lo que el poema puede
ser, a que quizá leamos luego más, o al menos que haya esta puerta abierta y esta
invitación para que lo hagáis en vuestras casas, en el silencio de la noche y la mañana,
porque la poesía es de la noche y la mañana, de la amistad y del amor y el fondo del mar,
la poesía es de todo tiempo y momento y el poema es todo, como dice este poema, todo y
todo lo que él dice y voy a leer otra vez aquí para ustedes, y a invitarles a que de nuevo en
casa y el silencio de la noche lo lean. Porque cada lector hace suya la poesía o lo que hay
en un libro de poemas con los que lee y escoge, y, por supuesto, por la manera en que se
adentra en ellos, los siente y los vive. Cada lector es único, como lo es cada poeta. Así un
lector puede leer algunos poemas de este libro, o en su lectura conformar un personal
itinerario u orden de preferencias y de regresar a ciertos poemas que más le llaman. Lluís
Ribas en ocasiones ha realizado alguna visita comentada de una exposición de sus cuadros.
Es bonito que un artista así lo haga, y que el espectador pueda contemplarlos con la
compañía de la mirada de quien los ha creado y los comenta. La de hoy ha sido una lectura
guiada de los poemas de este libro, y guiada desde cierta perspectiva, que ha privilegiado o
querido preferir los poemas que conforman los pasos de cierto itinerario, y que es el que
nos une a Lluís y a mí y por esto ha habido en ella poemas del mar, de los viajes y de luz y
de aire y de poesía y de pintura. Pero los poemas son más, y los lectores no sólo son más
que Lluís y yo sino que, además, cada uno es distinto y único. Y espero que cada lector
pueda sentir las cosas que en estos poemas yo he dicho, cosas que al leerlos serán de
nuevo dichas y dichas para él, y habrá algunas, a veces, que sólo él sabrá escuchar, y para
él habrán sido escritas. Por esto quiero leer también este poema como final de mis palabras
y del acto de hoy, no sólo porque pueda verse un intento de definición de la poesía, o de la
transmisión de la vivencia que es y constituye y sus posibles caminos y a veces senderos y
también precipicios y extravíos, sino que quiero leerlo sobre todo para que su lectura haga
de invitación a que lean luego más poemas y no sólo los que han conformando la lectura y
el itinerario de hoy, o al menos que haya a través de este poema final esta puerta abierta.
Y así y ahora, por fin, este poema o conjuro como final y despedida, invitación y puerta
abierta:
EL POEMA ES EROSIÓN Y PÉRDIDA.
El poema es testimonio. El poema es testamento.
El poema es de todos y es de nadie. El poema es siempre tuyo.
El poema es corazón lleno de heridas muy abiertas.
El poema es el retrato oscuro del olvido.
El poema es lodo. El poema es todo. El poema
es lirio y río. El poema es aire libre. El poema
es un niño y un respiro. El poema tiembla
como araña que la soledad desteje. El poema es alba
y es río (ya lo he dicho) y es latido. El sol del poema
también sabe del frío. El poema está
siempre despierto, siempre herido. En el poema está
el corazón secreto del estío. El poema
te vive y te persigue. El poema te escribe.
El poema es un destino. El poema es un paisaje
que nunca es el mismo. El poema es luz
jamás oída. El poema restalla nuevo sobre el día.
El poema es susurro, es temblor, aliento estremecido.
El poema es tigre y es paloma. El poema
es triste, es libre. El poema es misterioso
y no se pierde ni se agota su sentido.
El poema es sombra. El poema es haz
y suma de los posibles caminos. El poema
es revelación y abismo, destello único.
El poema también es montaña y agua y alba
siempre aludida. El poema, daga y última muralla.
El poema está escondido. En las palabras lo descubro.
En el poema siempre soy yo mismo. En el poema
SANTIAGO MONTOBBIO
ardo, alumbro. Navego noche adentro. Naufrago,
me consumo. En el poema vivo. Hacia ti
en el poema me construyo.
Santiago Montobbio nació en
Barcelona (España) en 1966 y es un
importante autor de su generación.
Santiago Montobbio - Espai Lluís Ribas - Sant Cugat del Vallés (Barcelona), 13 de diciembre de 2012
Pese a haber estado unos 20 años
sin poder escribir un sólo verso,
retomó la escritura con una
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intensidad llamativa, ofreciendo una
nueva ola de poesía única y
altamente apreciable.
en esta edición de Sección
Licenciado en Derecho y en Filología
⇒ MARGARITA ROJAS: En medio de la oscuridad -
Hispánica por la Universidad de
La imaginación espacial y el tiempo histórico
Barcelona. Profesor de Teoría de la
⇒ ARTURO VÁZQUEZ SÁNCHEZ: El ombligo del pez
Literatura y Crítica literaria de la
⇒ JUAN GALVÁN PAULÍN: Conversaciones sobre Perséfone
Universidad Nacional de Educación a
⇒ ILEANA RODRÍGUEZ: Somos polvo de estrella, presentación del libro
Distancia (UNED). Publicó por
Ernesto Cardenal en el Festival de Poesía de Granada, 2013
primera vez como escritor en
⇒ SANTIAGO MONTOBBIO: El mar, la poesía y la pintura
laRevista de Occidente en mayo de
⇒ COREA TORRES: Espíritu de jazz en El perseguidor de Cortázar
1988 (Madrid, Nº 84). Su libro
"Hospital de Inocentes" mereció el
reconocimiento de ilustres autores.
Cabe destacar, especialmente, los
testimonios de Juan Carlos Onetti y
Ernesto Sabato. Ha publicado
también Ética
confirmada y Tierras (Francia,
1996). Sus obras en prosa se han
de
editado con frecuencia en El Norte
de Castilla (Valladolid) por decisión
de Miguel Delibes. Ha sido traducido
a varios idiomas. Ocupa la
vicepresidencia de España de la
Association pour le Rayonnement
des Langues Européennes (ARLE),
de Neuilly-sur-Seine, y es
corresponsal en Barcelona de su
revistaEurope Plurilingue, que
publican las Éditions Université
Paris 8 (Paris).
Enlaces:
- Poemas de Santiago
Montobbio http://www.poemas-delalma.com/santiago-montobbio.
htm#ixzz2Or78APAH
LLUIS RIBAS (El Masnou, 1949) es un
pintor catalán cuyos cuadros de
gran formato e hiperrealistas
reflejan sobre todo la belleza de la
mujer enmarcada en la naturaleza,
preferentemente en el mar, si bien
también son excelentes sus retratos
de la sociedad magrebí.
Estudió hasta los 18 años en la
prestigiosa2 Escola Massana de
Barcelona, donde tuvo como
profesores a Nel.lo, Noé y
Parramón, entre otros. Sin embargo,
descubrió la pintura mucho antes,
con sólo nueve años, de la mano del
artista José María Martínez. Además
de dirigir fotonovelas y revistas de
cómics, trabajó como ilustrador,
fotógrafo y diseñador gráfico antes
de, desde 1975, dedicarse
exclusivamente a la pintura.
[editar]Trayectoria artística
Ha realizado un centenar de
exposiciones individuales, además
de numerosas colectivas y ha
participado en varias ferias de arte,
entre las que destacan InterArte
(Valencia), Arco (Madrid), EuropArt
(Ginebra), Brocanters i Galeristes
(Palma de Mallorca), EuroAntica
(Palma de Mallorca) y ArtExpo
(Barcelona). Además, su obra figura
en importantes colecciones privadas
de Europa, Estados Unidos, Japón y
Canadá.
Ribas aparece referenciado en
varios diccionarios de arte
contemporáneo: Guía del Arte,
Diccionario Enciclopédico Ràfols,
Enciclopedia Pintores Catalanes,
Arte Español, Annuaire de l'Art
International y Enciclopedia de
Artistas Contemporáneos.
Desde 1995 dispone de su propia
galería,3 Espai Lluís Ribas, en el
centro de San Cugat del Vallés
(Barcelona), ciudad en la que ha
realizado numerosas iniciativas
artísticas, como la creación de un
club de amigos del arte o el impulso
a premios de pintura para artistas
noveles. También dispone de un
estudio de pintura en la comarca
catalana del Ampurdán y en
Mallorca, de donde obtiene la luz
mediterránea que inunda sus
cuadros, en los que domina hasta el
virtuosismo los blancos y las
transparencias.
|
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» Crítica
Espíritu de jazz en El perseguidor de Cortázar
Corea Torres
La renovada prosa de Cortázar está mejor que nunca, El perseguidor, ese cuento de la
debacle existencial de un músico, representa para aquellos que emprenden su lectura, un
camino a descubrir permanentemente, dado que se le encuentran otros detalles no
apercibidos en una primera pasada. Corea Torres ejerce con vigor lúdico el repaso sobre
Johnny, personaje clásico de la “cuentística” cortazariana y quizá portador de la obsesión
de Julio por el jazz y por la observancia de los derroteros tan sórdidos de personajes
acostumbrados a la decadencia y a revolcarse en el lodo de sus fracasos, nada como la
narrativa del amigo argentino para presentarlos. “Queremos tanto a Julio”.
Cortázar, ¡ah! el siempre nuevo y querido amigo. El camino renovado, la presencia intacta
del escritor vigente.
Autor de historias que padecerán poco el inevitable, el inexorable, el imprescindible correr
del tiempo. Porque sus historias son tiempo. Porque sus historias son vida y espacio. Sentir
del hombre con sus vicisitudes en la alfombra de este mundo sin rostro.
Razones para regresar al entorno cortazariano: su descarnada provocación para leerlo. Te
hipnotiza desde el inicio hasta el desenlace del texto, y como es su costumbre endosa
narraciones sumamente originales utilizando una prosa subyugante, renovadora.
Julio tiene -iba a decir tenía, pero me detuve a tiempo, porque a pesar de su desaparición
física, continúa con nosotros, precisamente por su obra- esa apabullante manera de
introducirnos en las complejas vivencias de sus personajes. Cuando se decide, que es en
cada escrito, recurre a su capacidad creadora para armar el entramado que quiere y
entonces le resultan las piezas inigualables que lo caracterizan, es así como nace este
cuento al que deseo referirme y que tiene por título El perseguidor, auténtica escritura de
interioridades, un poco compleja y por lo tanto cerebral. Cuento que guarda una estrecha
relación entre vitalidad y profundidad y que exhibe de manera plena la técnica narrativa
particularmente tan definida de Julio: interesar en el alma de los protagonistas,
presentándolos tal como son en su deambular cotidiano.
Un saxofón extraviado. Una biografía que se va escribiendo conforme transcurre el mismo
desarrollo de la historia, al alimón. Un escritor atacado por huestes de reproches al acceder
a la intimidad del biografiado, y que por lo tanto según este, no llega a cubrir todas las
expectativas interpuestas en sus visiones de vicioso marihuano y de sensible músico. Un
personaje principal encarnado en músico, excelente saxofonista -sexofonista se oye decir
por ahí- devorado constantemente por sus demonios interiores, consecuencia de una vida
egoísta, consumida por el vicio y la insatisfacción. Además de los anteriores pululan otras
vidas paralelas a Johnny que se dejan asomar sólo a ratos pero con insistencia prefabricada
para acompañar sus hábitos, sentimientos y resurrecciones. Dédée, la marquesa, Lan y los
niños, entre ellos Bee su pequeñísima hija muerta en tanto Johnny está en París y que llega
a conseguir movilizar con profundo desafío los recuerdos de su pasado.
Dentro de todos los elementos que logran acompañar la atribulada última parte de su
destino está la música. Johnny desconoce a ciencia cierta los motivos que impulsan su
accionar y hay ratos que se eleva cual ángel hasta la cumbre de la creación musical,
entonces quienes están cerca de él se dan cuenta, que están frente a un gran artista y por
eso se le obsequian materialmente tratando de orientar su camino hacia la consecución de
una obra con la cual se pretende establecer que hay una nueva forma de tocar el jazz, una
nueva forma de sentirlo y traspasarlo a las masas.
El pobre Johnny está verdaderamente volcado hacia sí mismo, integrado a su intimidad,
tiene un propio lenguaje que no es comprendido, pero que va dejando traslucir una
dolorosa anterioridad. Su aliento está conformado exclusivamente para dar vigor al saxofón
que le consiguieron para seguir tocando pues el suyo ya lo había perdido en el metro
durante una de tantas veces que andaba colgado en las irrisorias y confundidas veredas de
la cannabis.
Bruno -que así se llama su mejor amigo, el escritor exitoso autor de la biografía
mencionada- le ha conseguido el saxo para cumplir con los compromisos contraídos en los
clubes donde toca y en las casas donde graba sus, diríamos testamentos musicales
Amorous y Streptomicyne. Bruno también está confundido con la amistad de Johnny y con
su propio accionar, hasta tal grado de llegarse a cuestionar duramente: “¿Por qué no
podré ser como él, por qué no podré tirarme de cabeza contra la pared? Antepongo
minuciosamente las palabras a la realidad que pretenden describirme, me escudo en
consideraciones y sospechas que no son más que una estúpida dialéctica. Me parece
comprender por qué la plegaria reclama instintivamente el caer de rodillas. El cambio de
posición es el símbolo de un cambio de voz, en lo que la voz va a articular, en lo articulado
mismo. Cuando llego al punto de atisbar ese cambio, las cosas que hasta un segundo antes
me habían parecido arbitrarias se llenan de sentido profundo, se simplifican
extraordinariamente y al mismo tiempo se ahondan”.
Atenido al estricto factor literario El perseguidor ha conseguido constituirse como pieza
cuasi perfecta de la narrativa, expone certeramente el talento estilístico de Julio quien logra
hacernos caer en el despeñadero sin fin de su lectura hasta terminar, porque a partir de
ella hagamos las consideraciones que nos conciernen de nuestra propia vida, de la íntima
reflexión acerca de los avatares que se nos presentan en tanto humanos comprometidos
con nuestra propia relación con los demás.
Como en el caso de Rayuela la trouppe de amigos está presente, sus vinculaciones
plantean un mapa de desencantos e insatisfacciones, un modo de estar en la existencia que
les ha tocado en suerte, y las atmósferas de la miseria, tanto material como espiritual, se
hacen presente con todo el desparpajo que le es posible a Julio: “Dédée ha dicho que iba a
preparar unos nescafés. Me ha alegrado saber que por lo menos tienen una lata de nescafé.
Siempre que una persona tiene una lata de nescafé me doy cuenta que no está en la última
miseria; todavía puede resistir un poco”. Gran virtud del narrador argentino de ingresar con
pisada de trapo en los corredores de la conducta sin tener que asociarse al aspaviento y
mucho menos a la exageración, es, digamos, una suerte de referencia de las actitudes de
esos personajes embebidos de fracasos existenciales, incapaces a veces de superar las
caídas, y más bien, se pensaría que Julio con el protagonista de El perseguidor, redondea el
tránsito, el viaje hasta tocar fondo –es visible la referencia a ese enorme jazzista que fue
Charlie “Byrd” Parker, atribulado artista admirado por Cortázar-. Johnny, hasta donde
logramos observar, está consciente de esa debacle, pero no lo toma a lo trágico, que lo es,
en todo caso.
No es necesario acotar que Cortázar es un
artista que expresa la visión de lo que observa
en los procederes del prójimo, y para ello
dispone de muchos materiales de referencia
para dibujar la imagen de su personaje Johnny,
aquí acude a la fascinación que él mismo siente
por el jazz, pone en su naturaleza al
saxofonista como un individuo poseedor de
“una música que no facilita los orgasmos ni las
nostalgias, de una música –que a Bruno, el
indoblegable amigo de Johnny- le gustaría
poder llamar metafísica, para contar con ella,
para explorarse, para morder en la realidad
que se le escapa todos los días –merced a su afición por la droga-. Cortázar sabe resolver
ese manto de dilemas que obscurecen la razón de Johnny, acudiendo al don de su estilo
escritural, al eficaz armado de la atmósfera y presencia que plantea el retrato del músico.
La naturalidad y destreza que distinguen su prosa es de todos conocida, porque se nota
que jamás se conforma con limitarse a captar las escuetas y más conocidas facetas de
expresión de sus modelos de personajes. Así las cosas rasgos como mentalidad,
circunstancias, costumbres y toda la serie de objetos que le son necesarios los ocupa con
toda la soltura posible, es decir, realiza una relación acaso minuciosa de cosas que pueblan
los sitios donde se registran las acciones, agotándolas hasta sus últimas consecuencias
pero con la congruencia de quien está atento de los sucesos y que le sirven para dar a
entender y situar el ambiente en el imaginario lector. Es preciso hacer notar el influjo
chejoviano cuando, a veces, con sólo colocar, quizá con cierto descuido, un sofá, un disco,
una cajetilla de Gauloises, porque hay que decirlo, en este como en muchos de sus relatos,
París, el jazz, los amigos casi siempre hacen acto de presencia en sus narraciones.
Obsérvese pues en El perseguidor dentro de sus muchas virtudes, la admirable exactitud de
las palabras y situaciones, el diseño de los diálogos y la constante renovación del perfil de
los personajes para administrar con suma pericia las expectativas planteadas.
Estriba con mucho que la lectura que hagamos de El perseguidor sea suelta, desamarrada
de prejuicios, para que podamos asistir a la tocada de saxofón que suena allá entre líneas,
y que parece ser más que nada un desgarrador lamento de una alma despistada buscando
anclas, para decirlo sin cortapisas: el sentido último de la existencia.
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en esta edición de Crítica:
⇒ MARGARITA ROJAS: En medio de la oscuridad La imaginación espacial y el tiempo histórico
⇒ ARTURO VÁZQUEZ SÁNCHEZ: El ombligo del pez
⇒ JUAN GALVÁN PAULÍN: Conversaciones sobre Perséfone
⇒ ILEANA RODRÍGUEZ: Somos polvo de estrella, presentación del libro
Ernesto Cardenal en el Festival de Poesía de Granada, 2013
⇒ SANTIAGO MONTOBBIO: El mar, la poesía y la pintura
⇒ COREA TORRES: Espíritu de jazz en El perseguidor de Cortázar
de
En 1959, Julio Cortázar publica El
Perseguidor, su célebre cuento
sobre Charlie Parker. El comienzo
("Dédée me ha llamado por la tarde
diciéndome que Johnny no estaba
bien, y he ido en seguida al hotel")
anticipa un festival del pretérito
perfecto y el lugar que tendrá el
narrador, el crítico y biógrafo que
admira y desprecia al músico, que lo
ayuda y explota su amistad. Es un
cuento pastoso y un poco raro, que
condensa episodios de la vida de
Parker, aunque por razones
incomprensibles se lo convierte en
adicto a la marihuana y no a la
heroína, con la consecuencia de que
el cannabis termina teniendo
efectos sobre la salud que ni las más
feroces campañas de moralidad le
imaginaron. En 1988, César Aira
escribe su mucho menos célebre
cuento Cecil Taylor. Publicado años
más tarde en antologías colectivas,
es uno de los primeros textos de un
autor que casi no escribió cuentos.
Aira vio siempre en Cortázar un
antimodelo literario y su músico de
jazz le sirve para plantear una idea
alternativa o antagónica del arte y
los artistas. El Parker de Cortázar
encarna cierto cliché romántico al
que no fue tampoco ajeno Clint
Eastwood en Bird: el músico
intuitivo y demente que no alcanza
a comprender el alcance de su
propio genio y vive obsesionado por
la búsqueda de un absoluto mientras
el narrador, condescendiente y
burgués, lo pinta como un tipo
irracional capaz de decir: "Yo
empiezo a entender de los ojos para
abajo, y cuanto más abajo mejor
entiendo". Johnny no es más que un
saxofonista tonto con un don, que
en su primitivismo se maravilla
durante los viajes en subte de que
el tiempo pensado no coincida con
el tiempo vivido. El pianista de Aira,
en cambio, es lúcido y cultivado. En
los trenes piensa en las paradojas de
Zenón que le permiten deducir que
no será reconocido porque "nunca
llegará a actuar ante un público
cuyo coeficiente de sensibilidad e
inteligencia haya superado un
umbral". Taylor es perfectamente
consciente de lo que hace y
descubre que ni siquiera el
esnobismo logrará transformar su
virtuosa excentricidad en una
mercadería vendible. Mientras
Cortázar exalta a sus cronopios
bohemios y a sus héroes
revolucionarios, Aira ve en su
personaje una excusa para
coquetear con su propio destino, del
que se conduele con elegancia: "En
realidad el fracaso es infinito,
porque es infinitamente divisible,
cosa que no sucede con el éxito".
Tal vez convenga mirar esta
cuestión desde otra perspectiva. En
Green Card, una película de Peter
Weir de 1990, Gérard Depardieu
hace de un pianista marginal cuyos
oyentes piensan que la profusión de
notas disonantes que toca son una
broma pesada. Algo parecido le
ocurrió siempre a Cecil Taylor, que
necesitó muchos años para que el
radicalismo de su free-jazz fuera al
menos tolerado. Pero no fueron
solamente los críticos populistas los
que lo defenestraban, sino colegas
como el idolatrado Miles Davis, un
continuador de Parker cuya deriva
hacia la innovación permanente lo
llevó también a conocer el abucheo
de los reaccionarios. Pero Davis no
es un vanguardista como Taylor –
quien se estableció de entrada en
un camino personal y definitivo–
sino otro romántico genial,
modernista y ansioso. En su
estridente Autobiografía, Davis
liquida a Taylor con esta frase: "No
me gustaron sus planteamientos. Era
sólo un montón de notas tocadas por
las notas mismas, porque sí". Más
allá de que la respuesta del pianista
fue muy fina ("Davis toca bastante
bien para ser un millonario"), la
música es un asunto complicado.
Para un lego es muy difícil pararse
frente a un disco de Cecil Taylor.
Disfrutarlo requiere acaso de
elementos adicionales a la mera
escucha.
*Tomado de La Audacia de Aquiles
COREA TORRES
Corea Torres. (Chichigalpa,
Nicaragua, 1951). Escritor, poeta,
crítico literario. Estudió Ingeniería
Química en la Universidad Autónoma
de Puebla y laboró en la industria
del papel y cartón para envoltura
por más de 20 años. Lector desde
siempre. Maestro de talleres
literarios en la Casa del Escritor de
Puebla. Coordina la Sala de Lectura
Germán List Arzubide. Autor de la
columna Libros de la revista
semanal MOMENTO en Puebla.
Asesor literario independiente.
Colaborador del suplemento
cultural El Nuevo Amanecer de El
Nuevo Diario, de Managua. Editor de
la sección Crítica y colaborador de la
revista virtualwww.caratula.net Ha
publicado:ahora que ha
llovido (Poesía, 2009
CNE). Miscelánea erótica(Poesía
colectiva 2007, BUAP). Los
guajolotes de donde La Güera,
Antología de cuento Puebla
directo (Ayuntamiento de Puebla y
BUAP, 2010). Colaborador de Radio
ABC, 1280 AM, Puebla, con su
columna Libros al medio día, los
viernes. Ha publicado poesía,
cuento y ensayo en diversos
periódicos y revistas poblanas.
Enlaces:
» Email: [email protected]
» Centro Nicaraguense de Escritores
» Narrativa
¿Qué cuenta Centroamérica?
Carlos Cortés
«¿Es posible una literatura que no se lee a sí misma? ¿Puede contar para el mundo si no
cuenta para ella? La literatura centroamericana debe ser leída, ser legible y legitimada en
los seis países del área para ser posible en cualquier otro. Y, antes que en la región como
un todo –imaginario, como cualquier identidad-, en cada uno de sus países.
Centroamérica cuenta encontró un camino intermedio entre la reflexión y el
pragmatismo...»
CARLOS CORTÉS
Nació en 1962 en San José de
Atravesamos la inmensidad azul del lago de Nicaragua, rodeados de isletas y volcanes
Costa Rica. Narrador, poeta y
como estatuas expectantes. Sergio Ramírez se vuelve en el bote y me pregunta por
ensayista.
cuántos años Joaquín García Monge publicó la revista Repertorio Americano. Le contesto
Fue jefe de redacción del periódico
que 40. Ambos coincidimos en que si la hubiera hecho desde alguna de las capitales
culturales de Latinoamérica esta hazaña asombrosa no pasaría casi inadvertida en el siglo
XXI. Le digo que los mismos costarricenses no nos hemos enterado aún de su importancia.
La Nación de Costa Rica. Estudió
periodismo y comunicación en
Costa Rica, España y Francia.
Seguimos adentrándonos en “la mar dulce”, tal y como llamaban al lago Cocibolca los
Graduado del Instituto Francés de
colonizadores españoles, como si nos sumergiéramos en la tinta del olvido con la que
Prensa, en París en 1996, al año
parecen impregnados los hechos históricos en Centroamérica. Una tinta espesada en
siguiente obtiene un postgrado en
sangre. Mito de Sísifo del subdesarrollo, la historia del istmo se devora a sí misma y se
sociología de los medios y la
condena a recomenzar de nuevo con cada ciclo –circo- que deja atrás. La región no se
cultura en la Universidad de París
reconoce en su propio espejo.
II. Es colaborador de La Jornada
Semanal, Cuadernos
Es lo que Sergio llama la “identidad incomunicada” y que él ha intentado paliar desde que
en 1971 organizó el I Festival Cultural Centroamericano. Al año siguiente se produjo el
terremoto de Managua y siguieron tres décadas de incesantes cataclismos naturales,
políticos y sociales en el área.
Hispanoamericanos y Gatopardo y
miembro del consejo de redacción
de Revuelta, en México, y miembro
fundador de la revista caratula.
Al contemplar el lago, tan extenso como el Titicaca y tan mítico como aquel, en su falsa
net, de Nicaragua.
mansedumbre, al pie del volcán, no dejo de pensar en los poemas de Pablo Antonio Cuadra
y de Ernesto Cardenal. Un lago hecho de palabras. La imagen contrasta con mi arribo a
Managua y los ensordecedores afiches de Daniel Ortega y Rosario Murillo que anuncian
“Nicaragua, cristiana, socialista y solidaria”.
Su obra ya consolidada contiene
títulos por demás importantes que
lo confirman como uno de los
autores de trascendencia en la
La noche de mi llegada bromeo con los escritores nicaragüenses de la Generación Perdida –
literatura centroamericana:
muy chavalos para vivir la revolución de 1979 y muy escépticos para creer en la
restauración liberal de 1990- sobre los antiguos lemas sandinistas. En la nueva “robolución”
–cito textualmente- danielista la frase del Che, “Hasta la victoria siempre”, deriva en
“Vamos por más Victoria…” (en alusión a la cerveza del mismo nombre). El novelista
guatemalteco Francisco Alejandro Méndez, impertérrito en su cínica lucidez, añade: “…por
más Victoria’s Secret”.
Narrativa
Encendiendo un cigarrillo con la
punta del otro, Heredia,
Universidad Nacional, (1986),
Premio Carlos Luis Fallas; Mujeres
divinas, San José, EUNED, (1994);
En Managua, los vestigios del terremoto son más permanentes que los de una década de
Cruz de olvido, México, Alfaguara,
revolución. Como dijo alguien, es más fácil salir de una dictadura, aunque sea para caer en
(1999), Premio Nacional de
otra, que salir de la pobreza. Una semana antes, en Guatemala, el escritor Méndez Vides
Literatura Aquileo J. Echeverría en
me había dicho: “Este país no existe, lo destruyeron”, refiriéndose a una tradición cultural
novela; Tanda de 4 con Laura,
arrasada por la violencia.
novela, Colombia, Alfaguara, 2002;
La gran novela perdida. Historia
En Granada, atravesamos el portal de 1550 de la Casa de los Tres Mundos. Fue todo lo
quedó del incendio de la ciudad ordenado por William Walker, el 22 de noviembre de 1856.
Después de cumplir el mandato y de organizar una parodia de entierro, el general
Henningsen colocó un rótulo en la plaza: “Aquí estuvo Granada” (como hicieron los
romanos con Cartago).
personal de la narrativa
costarrisible, San José, Perro Azul,
(2007), Premio Nacional de Ensayo;
La última aventura de Batman,
cuentos, Alfaguara, (2011), Premio
Me abruma el peso de la historia invisible. La tinta indeleble de la historia que el escritor
debe revelar.
Más de 40 escritores locales, mexicanos y europeos nos reunimos en el encuentro de
Nacional de Cuento.
Poesía
Diálogos entre Mafalda y Charlie
narradores Centroamérica cuenta, en la Casa de los Tres Mundos, con el objetivo de
Brown en Antología de una
repensar una identidad literaria en infinita deconstrucción. Es como el tiempo, cuando
generación dispersa, de Jorge
queremos definirlo ya se fue. Con un ojo siempre despierto, nos acompaña el franco-
Bustamante et al., San José,
argentino Daniel Mordzinski, el famoso “fotógrafo de los escritores”, a quien tengo 16 años
Editorial Costa Rica, (1982);
de no ver.
Erratas advertidas, San José,
EDUCA, (1986); Los pasos
En la apertura, Ramírez plantea el contexto de las sesiones: “Por la incomunicación feroz
que asola la región, a pesar de la indiscutible identidad centroamericana que encuentra
señales comunes en su historia, su geografía, su composición étnica, sus artes culinarias,
en su música, y allí está, en su literatura. Es una identidad, por supuesto, diversa, porque
aun siendo países tan pequeños, cada país centroamericano tiene su propio peso específico,
pero siendo parte de esa identidad. Una identidad incomunicada, allí está la contradicción”.
cantados, Heredia, Universidad
Nacional, (1987); salome descalza/
barefoot salome, San José, Alianza
Francesa, (1989); La carne
contigua, Guatemala, Litográfica
de Quetzaltenango, (1991); ¡El
¿Y cuenta Centroamérica?, para la literatura latinoamericana e internacional. ¿Y, sobre
amor es esa bestia platónica!, San
todo, para sí misma? ¿Y qué cuenta? Ramírez convenció a Francia y a Alemania, a pesar
José, EUNED, (1991); Los cantos
de la crisis financiera en sus respectivas naciones, de que lo apoyaran en un vasto
sumergidos, San José, Universidad
programa de cooperación literaria entre Europa y Centroamérica, cuyo primer paso es el
de Costa Rica, (1993). Canciones
encuentro.
del prodigioso citarista del río,
León, España, Instituto Leonés de
¿Por qué un escritor de su fama y trayectoria se embarca a los 70 años en un desafío que
parece insalvable? “Son cuentas pendientes con mi pasado”, me dice. “En 1971 montamos
en San José el I Festival Cultural Centroamericano, que incluyó una bienal de pintura, una
Cultura, (1998). El que duda no
ama, San José, EUNED, (1998);
Autorretratos y cruci/ficciones,
feria del libro, festival de teatro, encuentro de escritores… En 1973, cuando debía tocar el
siguiente, me fui a Alemania, y ya no se repitió. Imagínate lo que hubiera significado hoy,
tras 40 años, 20 festivales… el rostro de Centroamérica sería otro. Y súmale que EDUCA –
Editorial Universitaria Centroamericana- siguiera existiendo… De modo que nunca es tarde
para empezar de nuevo. No pierdo tampoco la esperanza de que una editorial
centroamericana vuelva a existir”.
Guatemala, (2005), Premio
Mesoamericano Luis Cardoza y
Aragón. La editorial francesa
Gallimard escogió su obra como
parte de la antología de narrativa
latinoamericana del siglo XXI
Cuatro décadas después, el péndulo literario ha cambiado –los géneros, las tendencias, la
publicada en el 2010, con un
importancia relativa entre los países-, pero algunas de las contradicciones siguen siendo las
prólogo de Mario Vargas Llosa.
mismas: Centroamérica produce una de las escrituras más interesantes de Latinoamérica,
con un mercado interno reducido y, salvo pocas excepciones, escasas industrias culturales editoriales, mercadeo, circuitos comerciales, producción audiovisual, etc.- que le den
visibilidad externa.
La pregunta de fondo sigue planteándose en torno a la relación centro/periferia. ¿La
legitimidad de la literatura centroamericana proviene de su reconocimiento en las grandes
capitales culturales o de la propia región? ¿Sergio Ramírez, Gioconda Belli, Rodrigo Rey
Rosa u Horacio Castellanos Moya –por mencionar algunos casos- serían leídos y
considerados del mismo modo en Centroamérica si no fueran publicados por grupos
editoriales internacionales?
La respuesta tácita fue que hay que estar adentro y afuera (si se puede y cuando se
pueda). La realización del encuentro Centroamérica cuenta, en sí mismo, es una apuesta a
recuperar un espacio cultural propio y de asumir las enormes resistencias y diferencias que
constituyen su mayor riqueza. Hoy se habla de literaturas regionales, en plural, y de una
tradición de tradiciones que va de resabios neomodernistas y costumbristas, en algunos
países, a patrones de consumo cultural de primer mundo entre la oligarquía local –por
cierto, más integrada entre sí que cualquier otro aspecto social-.
Cuando en 1968 Sergio Ramírez fundó EDUCA, siendo secretario general del Consejo
Superior Universitario Centroamericano (CSUCA), el istmo parecía ser la tierra prometida y
su literatura una ciudad maya por desenterrar. En 2013, el Popol-Vuh convive con Paulo
Coelho y el anhelo de una identidad común con procesos identitarios particulares y
diferenciados. La región, como el mundo, pasó del sueño colectivo a la euforia individualista
de los tiempos hipermodernos, de la violencia política a la inseguridad ciudadana, de la
dictadura militar a la del mall.
La narrativa centroamericana expresa esta transición de muchas y distintas maneras. La
pervivencia de los megarrelatos históricos –desmitificadores y extraoficiales en Costa Rica;
post-revolucionarios en los demás países- se mezcla con las pequeñas historias, el
maximalismo poslatinoamericano –dentro de la tendencia de la novela histórica- con el
minimalismo de autores como Rey Rosa y Castellanos Moya, las literaturas de género y
homoeróticas, la(s) escritura(s) experimental(es), la ficción real y la crónica, las formas
múltiples de la novela negra y criminal…
Desde un punto de vista temático, la violencia cotidiana, la recuperación de la memoria
después del genocidio y la guerra civil –o el espacio en blanco que deja el horror al no
poder expresarse-, el desarraigo y la enajenación por la expatriación forzosa y fenómenos
como la mara y el narcotráfico son ámbitos del nuevo espacio literario. No hay que olvidar
que los países centroamericanos son los más violentos del mundo, con excepción de
Nicaragua y Costa Rica.
¿Es posible una literatura que no se lee a sí misma? ¿Puede contar para el mundo si no
cuenta para ella? La literatura centroamericana debe ser leída, ser legible y legitimada en
los seis países del área para ser posible en cualquier otro. Y, antes que en la región como
un todo –imaginario, como cualquier identidad-, en cada uno de sus países.
Centroamérica cuenta encontró un camino intermedio entre la reflexión y el pragmatismo y
una de las ideas que cobró fuerza fue rescatar una editorial regional que recupere los
fragmentos rotos del espejo colectivo, de la tradición común, y que la amplíe a los nuevos
territorios de la literatura actual.
La pregunta pendiente es: ¿y deben hacerlo los escritores o solo deben escribir? La historia
cultural centroamericana, viva en el presente, es la mejor respuesta.
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Comentarios
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en esta edición de Narrativa de CENTROAMÉRICA CUENTA:
⇒ CARLOS CORTÉS: ¿Qué cuenta Centroamérica?
CUENTO:
⇒ FRANCISCO ALEJANDRO MÉNDEZ (Guatemala): El gran fascinador
⇒ VANESSA NÚÑEZ HANDAL (El Salvador): Látex
⇒ Rodrigo Soto (Costa Rica): Breve historia de nuestro reyno
NOVELA:
⇒ HUGO VALDÉS (México): El crimen de la calle Aramberri (Capítulo I)
» Narrativa de Centroamérica cuenta
El Gran Fascinador
Francisco Alejandro Méndez
El Gran Fascinador descansaba recostado sobre la cama de arriba de la litera de concreto.
Fumaba la última colilla de cigarro. Cada vez que el humo explotaba contra el techo, su
Francisco Alejandro Méndez (27 de
maliciosa sonrisa mostraba los blancos e inmaculados dientes afilados.
noviembre, 1964) Escritor,
ensayista, periodista guatemalteco.
De repente arqueó los labios cuando se percató que esa ultima colilla, ya tirada en el suelo
gimió por no estar más ya entre sus dedos. También se percató que la pared quiso
Es licenciado en Periodismo por la
conservar partículas del humo que salieron de sus labios.
Universidad de San Carlos de
De pronto, el crujir de las rejas lo distrajo. Uno de los guardias pegó una patada en la
cadera a su nuevo compañero de celda. Un individuo, renco, moreno claro con la piel
tapizada de tatuajes, se desplomó sobre el agujero acondicionado como inodoro. El mismo
tipo maldijo al policía, quien aseguró con un candado la suite de los dos reos y se marchó
con una sonrisa que casi degüella su cara.
Guatemala y egresado de la
maestría en Estudios de Cultura
Centroamericana, con énfasis en
Literatura por la Universidad
Nacional de Costa Rica; es egresado
del Doctorado en Literatura
El Gran Fascinador, con un ágil movimiento y partiendo de la posición de lagarto
Centroamericana, por la UNA;
asoleándose, tomó la de un perro echado en zaguán, es decir de medio lado. Su mirada
tiene una especialización en
fusiló al nuevo compañero de celda. Sus ojos, como scanner, repasaron cada resquicio
literatura contemporánea
sucio y maloliente del recién llegado. Éste, hipnotizado por alguien que, sin poderse
estadounidense por la universidad
explicar por qué, observaba tendido en la cama de cemento como un ser fascinante.
de Lousville, Kentucky.
Me caés bien, le sonrió el Gran Fascinador, con una entonación suficientemente
Ha obtenido los siguientes premios
convincente. No era esa voz paternal e implacable, sino aquella inigualable que pudo haber
en periodismo y en literatura en su
salido de dios, [de no haber sido afónico]
país: Segundo Lugar en el II Premio
—Dormite un rato. Luego nos las ingeniaremos para obtener dinero. Por mi parte, estoy
completamente limpio, ¿y, vos...?
Tierra, excelencia periodística,
categoría Escrita (1999). Mención
Honorífica del Premio Anual de
Cuando el otro pensaba qué responderle, El Gran Fascinador dirigió su índice derecho a sus
Periodismo Cultural Carlos
labios y con la sutileza de una orden provenida del más alto rango militar lo conminó a que
Benjamín Paiz Ayala, género
no contestara a la pregunta. Sus cejas gesticularon un rechazo total a todo lo que pudiera
Entrevista (1997). Periodista del
salir de la boca del que estaba de pie tratando de equilibrarse frente a él. Retomó la
Año de suplementos, Prensa Libre,
posición de cocodrilo: los ojos fueron parpadeando hasta que ya no se abrieron más.
1997. Premio Unico de Cuento,
Francisco Vittoria, Oficina de
El renco obedeció. Se recostó sobre la plancha se cemento que fingía ser una cama. En el
instante en que iba a conciliar el sueño, sintió dolor en su pierna izquierda, la única que
tenia. En el sitio de lo que había sido su extremidad, descansaba la prolongación de una
prótesis sin bronceado.
Derechos Humanos del Arzobispado
(1997). Premio Único del Premio
Anual de Periodismo Cultura,
Carlos Benjamín Paíz Ayala, género
En ese momento sintió como si un rayo cayera sobre su triste figura: una reverberación del
Entrevista (1994). Premio Unico de
golpe propinado por el guardia le estremeció la cara. Trató de emitir la palabra precisa
Cuento, en el certamen de Santa
para quejarse con su compañero, para expresarle su dolor y rabia de haber sido capturado
Lucía Cotzumalguapa, a nivel de
de nuevo, pero su fuero interno le recordó la orden de permanecer en silencio.
Centroamérica y México (1992).
Su ojo izquierdo se acostumbró a lo tenue del ambiente. El derecho tampoco no estaba.
Su trabajo periodístico ha sido
En su lugar bailaba una esfera blanca, que reemplazaba al que le había sido arrancado por
realizado en medios escritos,
los buitres cuando se reponía de una borrachera.
televisivos y radiales, en los que ha
Ese que está allá arriba es un gran tipo, se dijo inconscientemente, sin saber exactamente
por qué de nuevo había pensado en él.
sido enviado a coberturas en
Estados Unidos, México, Cuba y
Centroamérica. Sus cuentos han
Gracias, hermano, yo también ando limpio, intentó gritar, pero también se contuvo
sido traducidos al kakchiquel,
mientras su única pierna acariciaba el cielo raso de la cama de arriba. Al Gran Fascinador
inglés y francés. Ha publicado
no le hubiera importado lo que él pensara; tampoco si estaba agradecido por la invitación
artículos y obra literaria en revistas
que le hiciera para obtener plata al día siguiente.
de Centroamérica y México. En la
actualidad se desempeña como
Un silencio total se apoderó de la celda. El Grillo contuvo la respiración. Por más que trató
no escuchó la de El Gran Fascinador. Ha de morir cuando duerme, volvió a decirse con
palabras que fueron tragadas por sus labios. De las celdas vecinas se escuchaban
murmullos, retumbos y el necio ritmo de un pica hielo abriendo un agujero clandestino en
la pared del confinamiento hacia el reino de la libertad. En algunas cuadras el humo de
catedrático universitario en la
Universidad Rafael Landívar,
Universidad del Valle, y
Universidad Francisco Marroquín.
marihuana y de crack huía prófugo hacia el firmamento. En la celda de la esquina, la
PUBLICACIONES
última del corredor, un radio reproducía música salsa a alto volumen. Las luces del
2012 Novela Juego de muñecas,
pabellón se apagaron. Una sirena trinó. Como en un cuadro de Goya, la cárcel se
Flacso, Guatemala
transformó en un animal nocturno herido, agazapado, lamiéndose las heridas provocadas
2010 Diccionario de Autores y
por un depredador. El negro, como todas las noches se adueñó de cada rincón de la
Críticos Literarios de Guatemala,
penitenciaría.
La Tatuana, Guatemala.
2009 Ombres du Jaguar.(edición
Antes que amaneciera El Gran Fascinador descendió del camarote. En ese momento la
sombra que se reflejaba en la pared mostraba a una serpiente reptando hacia un ratón,
inminente presa hipnotizada. Se detuvo y aterrizó con la delicadeza de un paracaídas en la
cama de su nuevo compañero. Tomó la posición de mono: sentado. Se acercó con
propiedad a su compañero y le ordenó: Tememos que hacer algo. Ya te lo dije. Estoy
limpio.
Vos estás loco, le intentó reclamar el tuerto. Vengo llegando y ando igual o peor que vos.
bilingüe francés-español). Editorial
Equi-librio, París, Francia
2009 Relatos policiacos (serie
Chanán), De león Palacios,
Guatemala.
2008 Diccionario de Literatura
Centroamericana (co-autor).
No tengo nada, pero de sus labios únicamente salieron palabras cargadas de obediencia y
prestas a aceptar lo que le ordenara esa voz. Entiendo perfectamente lo que pensás y
dejáme decirte que sí que lo tenés, lo amenazó el héroe al mismo tiempo que se acercó al
desfigurado rostro de su victima. Quitáte ese falso ojo. Yo veré cuánto consigo por él.
Editorial Costa Rica,
2007 Tiempo de narrar. Cuentos
centroamericanos
contemporáneos. (Antologador).
Editorial Piedra Santa, Guatemala.
Mi nombre es Luis, pero me dicen Grillo, apuntó mientras se incorporaba para descubrir la
2006 Reinventario de ficciones.
figura de El Gran Fascinador. Se incorporó y rengueó por el estrecho corredor frente a la
Catálogo Marginal de Bestias,
litera. Su figura desprendió una torpe sombra en la pared. El Gran Fascinador recordó la
Crímenes y Peatones, La Tatuana,
imagen de los chacales paseándose de un lado a otro en las jaulas de los zoológicos.
Guatemala.
[Algunas veces circulan con pasos cortos; otras con trotes torpes y sin cadencia.] El Grillo
2006 Eclosión de las vanguardias
se detuvo frente a un agujero con aspiraciones a mingitorio.
en América Central, Editorial
Cuando terminó de orinar contempló su maldita silueta frente un pedazo de espejo
incrustado en la pared. Acercó los dedos medio e índice de su mano derecha a su rostro.
Ambos dedos hurgaron entre su carne y extrajeron la pelota blanca de su cavidad ocular.
En el suelo había papel periódico. Seleccionó el menos sucio. El Gran Fascinador se
percató que de la cavidad vacía del Grillo corría un líquido amarillo. El tuerto lavó la sucia
circunferencia con las gotas de un agua maloliente que poco a poco salía del chorro ubicado
a la par del agujero donde aún chorreaban gotas de su orina. Con un pedazo de periódico
limpió su ojo, o lo que siempre lo consideró como tal. Lo envolvió en otra hoja y se lo
ofreció a nuestro héroe. El Gran Fascinador lo metió dentro de la bolsa de su pantalón. En
ese momento la sirena volvió a trinar en todo el presidio. A los dos minutos se encendieron
Cultura, Guatemala.
2005 América Central en el ojo de
sus propios críticos (compilador,
autor), Universidad Rafael
Landívar, Guatemala.
2005 Reinventario de ficciones,
catálogo marginal de bestias,
crímenes y peatones, Editorial La
Tatuana, Guatemala.
2003 Pequeñas Resistencias II
las luces y a las cinco, los guardias abrieron todas las celdas.
(antología), Editorial Páginas de
Espuma, Madrid, España.
El Grillo y nuestro héroe caminaron hacia las duchas. Al primero le correspondió bañarse
en el pabellón de los nuevos. Se desvistió y dejó al descubierto su pierna sintética. Con el
agua fría lavó la cavidad ocular ahora al descubierto. Sintió el olor del líquido amarrillo
resbalándose por su cara, cayendo de la barbilla a su pecho; luego, deslizándose hacia su
vientre, para encallar en su pierna de mentiras y desaparecer en el caño. Recordó las
2003 Parientes Lejanos, Cuentos
de Animales. Antología, Editorial
Páginas de Espuma, Madrid, España.
2002 - 2009 Completamente
Inmaculada (novela), San José
primeras gotas que derramó en la celda: seguramente se juntarán más adelante, pensó el
Grillo.
Costa Rica, Editorial Perro Azul;
Editorial cultura, 2da. Edición
Durante todo el día el Grillo buscó a su compañero, pero no lo encontró por ninguna parte.
2002 Ruleta Rusa, (cuentos)
Ni en la lavandería, el gimnasio, el comedor, los campos deportivos o la carpintería. Antes
Guatemala, Fondo de Cultura
del almuerzo, el Grillo fue a la capilla. Nunca rezaba, pero sabía perfectamente que era un
Económica.
lugar ideal para comprar drogas, cuchillos, revistas pornográficas o simplemente, comprar
2002 Crónicas Suburbanas,
favores. El capellán era el mago del mercadeo con todos los presos. Cuando la sirena
Guatemala, Editorial X.
avisó que era hora de almorzar, enfiló hacia el sector del comedor, pero convencido que allí
2000 Cuentos Centroamericanos,
no encontraría a su socio en la venta del ojo postizo.
Editorial Andrés Bello, Barcelona,
selección de Poli Delano.
Mientras tanto, a pocos metros, pero escondido entre pasadizos y falsas habitaciones, El
Gran Fascinador charlaba con el representante de los presos. La escena que perfectamente
se desarrolla sucedía cuando ese tipo que incluso era más importante que el director del
presidio y el ministro de seguridad, mostraba su mano a nuestro héroe.
1999 Literatura de fin de Siglo,
Líneas Aéreas, Madrid, España,
Antología de Escritores
Hispanoamericanos.
Aquel hombre, que por cierto era un reo condenado a cadena perpetua por estafador del
1999 Sobrevivir para contarlo,
fisco, tráfico de influencias y sindicado de asesinar a varios comerciantes, conocido en el
(cuentos), México, Editorial Praxis.
bajo mundo como Santo Negro, defensor de los corruptos, se maravillaba con las
1997 Manual para desaparecer, San
revelaciones que nuestro héroe le ofrecía tras las lecturas de las líneas de su mano. Nunca
Salvador, Editorial Arco Iris.
pagaba un centavo por esa noble labor, pero a cambio El Gran Fascinador tenía la total
1997 El otro cuento (Antología de
certeza que no recibiría atentados por no pagar los impuestos dentro de la cárcel.
escritores guatemaltecos),
La escena reflejaba también al típico Santo Negro rodeado de un séquito de sicarios,
proxenetas, guardias de presidios y más de algún fortachón que algún día desaparecería
cuando sus servicios fueran prescindibles.
El cuadro era inconfundible: cortinas celestes y rosadas, una televisión de 40 pulgadas que
arrojaba una película de policías y ladrones, pero en la que ganaban los segundos; fax,
celulares, botellas de wisky y en fondo la efigie de San Simón.
Santo Negro desparramado en un asiento reclinable; El Gran Fascinador apostado en un
banco de madera y todos los demás con la mano cerca de la pistola por si se ofrecía, [no
fuera que nuestro héroe hiciera un movimiento indebido y pum, pum, pum] el ceño
fruncido y cada uno con su alma de traición.
El Gran Fascinador tomó su mano con suma delicadeza. Con una ráfaga de pupila a pupila
de enfrío los ojos. Sus dedos acariciaron la palma de la mano derecha. El índice giró por
sobre sus marcadas líneas. Resbaló su mano izquierda, que sostenía la de Santo Negro.
selección de Marco Antonio Flores.
1991 y 1995 Graga y otros cuentos,
Guatemala, Serviprensa.
Lanzó otra mirada hacia la camisa a cuadros que ocultaba una escuadra.
Volvió a cruzar los ojos con los del Santo y lo interrogó con malicia: porqué hiciste abortar
el bebé que llevaba en su vientre la secretaria del director. [Santo Negro se bañó de sudor;
su rostro se tornó vulnerable, las manos lo delataban; el Gran Fascinador lo sabía
perfectamente] Pronto obtendrás su libertad. Uno de los hombres que está dentro de este
recinto intentará traicionarte, pero lo matarás antes de que eso ocurra. Acepta comprar los
objetos que te pidan.
Cuando El Gran Fascinador terminó su trabajo hubo silencio total. Uno de los
guardaespaldas intentó huir, pero fue abatido por la veloz arma de Santo Negro. Los otros
recogieron el cadáver sin quitarle la vista a nuestro héroe, quien no se inmuto. Con una
mirada de felino se acercó a Santo Negro y lo conminó a que le comprara un objeto que
pronto se lo mostraría. Lentamente deslizó su mano hasta el aún hediondo papel
periódico. Lo extrajo de su bolsa pero sin quitarle la vista a cada uno de los matones,
incluso al que estaba apostado en un rincón, esperando su turno en el horno del sector de
la herrería. Con la pericia de un mago; abriendo el papel periódico, ahora pañuelo a la
vista de todos mostró la esfera. Santo Negro soltó una carcajada. Recordó las
predicciones quirománticas que momentos antes le había advertido nuestro héroe.
De una caja de metal sacó cinco puros de marihuana y dos billetes de la más baja edición.
Se los tiró con desgano y de inmediato le ordenó que se desapareciera. Sus colegas y
súbditos maleantes lo condujeron a través de los pasadizos hasta que abrió una sucia
puerta a la par de la oficina del director del presidio. Santo Negro ordenó al proxeneta que
lanzara al tejado la asquerosa esfera manchada de amarillo. El súbdito obedeció de
inmediato; la tomó con la mano que conducía a los adolescentes hacia el despeñadero.
Santo Negro sonrió cuando escuchó el impacto de la chibola de vidrio en las asoleadas
láminas de zinc. Luego la imaginó deslizarse por el canal de metal y caer en el tragante de
las aguas negras.
Muchos reclusos también oyeron rodar por el techo el ojo del Grillo, pero nadie se
comprendió de qué se trataba. El propio Grillo también la oyó, pero tampoco adivinó que
ocurría cuando las láminas de zinc estremecieron el comedor y reflejaron la sombra de una
enorme pelota cayendo al vacío.
El Gran Fascinador también escuchó, pero él sí sabía perfectamente de qué se trataba.
Tomó la pose del tigre: al acecho.
Antes que anocheciera la mirada del Grillo con la de nuestro héroe se entrecruzaron.
Ambos caminaron sin decirse una palabra hacia su celda. Cuando el guardia cerró el
candado y se alejó degollándose la cabeza con una carcajada, el Grillo preguntó por la
venta de su ojo. Como respuesta recibió dos puros y un billete. Ambos fumaron sin hablar
hasta que el sueño los venció. Justo en el preciso momento en que el Grillo iba a dormir
escuchó que de arriba, la voz pegajosa, quizá por el efecto de la marihuana le ordenaba:
Preparate, mañana vendemos tu pierna.
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en esta edición de Narrativa de CENTROAMÉRICA CUENTA:
⇒ CARLOS CORTÉS: ¿Qué cuenta Centroamérica?
CUENTO:
⇒ FRANCISCO ALEJANDRO MÉNDEZ (Guatemala): El gran fascinador
⇒ VANESSA NÚÑEZ HANDAL (El Salvador): Látex
⇒ RODRIGO SOTO (Costa Rica): Breve historia de nuestro Reyno
NOVELA:
⇒ HUGO VALDÉS (México): El crimen de la calle Aramberri (Capítulo I)
» Narrativa de Centroamérica cuenta
Látex
Vanessa Núñez Handal
Insertó el bisturí a la altura del ombligo. Con un tajo limpio y firme cortó en dirección al
abdomen. Aunque no hubo tiempo para anestesiarlo, el muchacho no se movió. El cirujano
Vanessa Núñez Handal (nacida en
hizo dos o tres cortes. Las vísceras saltaron con un sonido viscoso, como de látex, que a
San Salvador, El Salvador, 21 de
ella siempre la hacía estremecer. Los órganos vibraron unos instantes por el fluir de la
septiembre de 1973). Abogada,
sangre que, un par de minutos después, se detuvo.
escritora, editora y profesora
El cirujano le indicó, al tiempo que se quitaba los guantes pegajosos, que cerrara el cuerpo
universitaria.
con una costura suelta. En medicina legal lo volverían a abrir, dijo al tiempo que se
Ha ejercido como abogada desde
marchaba, llevando tras de sí a las enfermeras y a los dos agentes policiales que desde la
1997. Realizó estudios de maestría
puerta no habían perdido movimiento y que, después de cruzar un par de palabras con el
en ciencia política y,
médico, se retiraron intercambiando bromas.
posteriormente, obtuvo una
Tras los pasos que pronto se desvanecieron en el pasillo, ella sintió que el silencio la
inundaba. Entonces el cuerpo desparramado sobre la mesa le resultó grotesco. Su
expresión era angustiante. Probó cerrar sus párpados, pero fue inútil. Observó el reloj. Eran
casi las tres de la madrugada. Intentó pensar en nada y terminar lo antes posible. Tomó la
maestría en literatura
hispanoamericana en la
Universidad Rafael Landívar de
Guatemala.
aguja con el hilo hilvanado. Presionó con fuerza las vísceras tibias que se le deslizaron bajo
Ha sido ponente invitada de la
los guantes. El sonido se produjo de nuevo. Un escalofrío le recorrió la espalda.
Universidad de Liverpool,
Empujó los órganos con una gasa. Ésta se empapó de sangre al instante. Se inclinó sobre
el cuerpo para ayudarse con su peso en la tarea. Haló la piel con fuerza, al tiempo que
empujaba las vísceras que se negaban a volver a su posición original y, cuando estaba a
punto de introducir la aguja en la piel contraída, el parpadeo de la lámpara la hizo mirar de
forma intermitente los ojos marchitos del cadáver que, por un momento le pareció que la
miraban. Luego de un retumbo sordo la luz se apagó por completo.
Inglaterra; del Instituto
Latinoamericana de Viena,
Austria; de la Universidad
Marroquín de Guatemala; de la
Universidad de Guadalajara,
México y de la Universidad
Centroamericana José Simeón
Sintió entonces un intenso frío. Pensó en dirigirse a la puerta pero se contuvo. Le pareció
Cañas de El Salvador. También
haber escuchado algo. Decidió quedarse donde estaba. Colocó por instinto sus manos sobre
participó en el programa para
el cuerpo abierto. Comprobó que la tibieza comenzaba a abandonarlo para dar paso a una
artistas de la Residencia
frialdad húmeda.
Casamarles, Barcelona, España en
el año 2010.
Minutos interminables transcurrieron en la oscuridad y, como nadie se acercara a la sala, a
tientas fue desplazándose por la habitación, mientras sus pies tropezaban con las mesillas
Ha publicado diversos cuentos en
de rodos. Su antebrazo rozó el cabello marchito del cadáver. Caminó unos cuantos pasos.
antologías y revistas de países tales
Su mano sintió el frío del metal de la puerta voladiza. Buscó la ranura. La empujó despacio.
como España, Alemania, Colombia,
Y, cuando estaba a punto de salir, se detuvo. Giró la cabeza. Aguzó el oído. Estaba segura.
El Salvador, Guatemala y México,
Había escuchado a sus espaldas, con claridad, el sonido viscoso de cien guantes
entre las que destaca la antología
estrujándose.
de Narrativa salvadoreña
(Alfaguara, 2012).
Ha publicado dos novelas, ambos
con el sello editorial F&G Editores:
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Los locos mueren de viejos (2008)
y Dios tenía miedo (2011), mismas
Comentarios
que fueron presentadas dentro del
Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace
responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y
productivo de opiniones.
marco de actividades de la Feria
Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados
mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los
apruebe.
en esta edición de Narrativa de CENTROAMÉRICA CUENTA:
⇒ CARLOS CORTÉS: ¿Qué cuenta Centroamérica?
del Libro de Guadalajara, México,
en los años correspondientes.
CUENTO:
⇒ FRANCISCO ALEJANDRO MÉNDEZ (Guatemala): El gran fascinador
⇒ VANESSA NÚÑEZ HANDAL (El Salvador): Látex
⇒ RODRIGO SOTO (Costa Rica): Breve historia de nuestro Reyno
NOVELA:
⇒ HUGO VALDÉS (México): El crimen de la calle Aramberri (Capítulo I)
» Narrativa de Centroamérica cuenta
Breve historia de nuestro Reyno
Rodrigo Soto
Origen del Reyno
Rodrigo Soto. Escritor y videasta
Luego de larga y pacífica vecindad, y habiendo mantenido relaciones amistosas durante
costarricense nacido en 1962.
largos años, en el año cero de Nuestra Era ambos pueblos decidieron fundirse en un solo
Reyno.
Su obra literaria incluye cuentos,
novelas, ensayos y poemas. En dos
Las razones de esta alianza no difieren de las que han impulsado todas las que conoce la
humanidad: una combinación de afinidades e intereses comunes, temores compartidos,
ocasiones ha recibido el Premio
atracción o magnetismo, sana curiosidad y pura conveniencia.
Nacional de Cuento de su país y en
una resultó finalista en el
Cuentan –aunque la Historia, mezquina para los detalles, no lo registró en sus libros– que
Certamen Latinoamericano de
la alianza se decidió durante las festividades en un pueblo vecino. A la luz de las hogueras
Cuento “Casa de las
y al calor del vino, en medio de la animación de las danzas rituales, los dignatarios de
Américas” (Cuba).
ambos pueblos, alentados por las delegaciones que los acompañaban, sellaron en cuestión
de horas los términos del pacto que fundó el Reyno. No hubo, pues, en este caso, asedio de
una parte ni resistencia de la otra, pues desde el inicio pareció a ambos que una alianza
resultaría mutuamente beneficiosa y la encontraron deseable.
Cuentos suyos han sido incluidos en
antologías iberoamericanas como
16 Cuentos Latinoamericanos,
McOndo, Líneas Áreas, Pequeñas
La noticia del entendimiento no demoró en ser conocida por las respectivas delegaciones,
Resistencias, Por favor, sea breve o
que la celebraron con orgías y bacanales que se prolongaron durante varias semanas.
la Antología Pan-Americana de
cuento, entre muchas otras.
Usos y costumbres (1): Partidas de caza
Algunos de sus trabajos han sido
Durante aquellos años solían organizarse partidas de caza en las que participaban jóvenes
traducidos al portugués y al
de ambos sexos ataviados a la usanza tradicional y armados con tenedores, cuchillos y
francés.
cucharas, y aún a veces con palillos orientales.
Como videasta, ha escrito y dirigido
Las partidas se decidían al filo del anochecer, pero no era sino hasta pasadas las ocho o las
nueve cuando emprendían la marcha. Indiferentes a la luna menguante o creciente, se
adentraban en la espesura del bosque en pos de restaurantes hindúes, japoneses, italianos,
numerosos videos sobre temas
relacionados con los derechos
humanos, los derechos de las
y también chinos y peruanos y españoles. De ordinario la presa estaba señalada de
mujeres, la inseguridad ciudadana
antemano, aunque no faltaban ocasiones en las que se decidía sobre la marcha.
en Centroamérica, los pueblos
indígenas, así como sobre la ciudad
Durante los felices años del Reyno, las destrezas de la población en las artes de la caza se
desarrollaron de manera ostensible. Rara fue la ocasión en que retornaron a su tierra sin
haber dado cuenta de alguna presa extraña, apetecida o deliciosa.
Primer período: consolidación
Si bien la alianza había sido formalmente suscrita y refrendada por las autoridades de
ambos pueblos, mucho faltaba todavía por acordar y convenir. Más que un asunto de
interpretación de la letra menuda, la dificultad consistía en hacer frente a infinidad de
situaciones imprevistas y no contempladas en el pacto original: desde las diferencias en el
uso y la interpretación del lenguaje, hasta la normalización del sistema de pesos y
medidas; desde la definición de un calendario de festividades comunes, hasta los acuerdos
sobre el régimen de gobierno; desde la división de las tareas domésticas, hasta la
negociación de las cuotas de autonomía que conservaría cada pueblo...
Estas tareas consumieron muchos meses, e inclusive años, y fueron la ocupación principal
de los representantes electos al gobierno de la naciente federación, que por entonces no
cabían en sí del optimismo.
De esta época datan las célebres frases: “Te quiero mucho, mi amor” Y: “Ángel mío, sos lo
de San José y su historia.
más bello que me ha pasado en la vida y siempre te voy a querer”, proferidas en el foro en
medio de la apoteósica ovación de los presentes.
Usos y costumbres (2): Jardinería.
Considerándola altamente beneficiosa tanto desde el punto de vista estético como por sus
menos tangibles (pero igualmente reales) efectos sobre el ánimo de la población, la
jardinería fue tenida en muy alta estima e impulsada por las autoridades del Reyno.
Los jardines exteriores e interiores se pusieron de moda, y aún quienes residían en
apartamentos o pequeñas unidades habitacionales se contagiaron de la fiebre verde y
aprovecharon hasta el mínimo rayo de sol para cultivar flores y plantas ornamentales:
orquídeas, bromelias, anturios, azaleas y claveles, y hasta las humildísimas chinas
florecieron en tiestos y macetas, en tanto los espacios más amplios y soleados fueron
aprovechados con arbustos como el güitite, el platanillo y la reina de la noche, con árboles
como el níspero y la papaya, y con plantas de banano o palmeras exóticas. Rastreras y
trepadoras se posesionaron de los muros y extendieron su “amable colorido” (en palabras
del poeta) sobre superficies otrora desiertas.
El Reyno, por decirlo así, floreció, tanto en el sentido metafórico (e incluso metafísico),
como en el literal.
Período intermedio: estancamiento
El bienestar y la prosperidad que la alianza trajo a ambos pueblos se extendió hasta bien
entrado el año segundo de Nuestra Era. A la sombra del Reyno prosperó el comercio carnal,
y las relaciones amistosas con pueblos vecinos se multiplicaron y fortalecieron. Abundaban
las invitaciones a participar en festividades civiles y religiosas, y el perfeccionamiento de los
instrumentos de gobierno consumía buena parte de los esfuerzos oficiales. Se hicieron
significativas inversiones en infraestructura, transporte y comunicaciones, y las artes en
ningún momento fueron descuidadas.
Las primeras señales del estancamiento vinieron, no del sector productivo ni mucho menos
del político ni de los artistas o intelectuales, sino de los miserables, relegados y marginales
que, en las profundidades del Reyno, habían aguardado anhelantes y pacientes que el
bienestar también los alcanzase. Sordos movimientos de descontento se gestaban en los
rincones más olvidados del Reyno, y esporádicos pero violentos estallidos de violencia
anunciaban de manera inequívoca que se avecinaban tiempos difíciles. Ya fueran sofocados
por las fuerzas policiales o mediante la negociación y la persuasión, aquellos ocasionales
estallidos de descontento no pasaban inadvertidos y minaban calladamente la fe, firme
hasta entonces, en que la nueva alianza resolvería de una vez y para siempre los viejos,
atávicos problemas de ambos pueblos.
Usos y costumbres (3): paseos campestres.
Durante aquellos felices años, generalizóse también la costumbre de emprender paseos
campestres los fines de semana. Los nobles y dignatarios de ambos pueblos instalaron la
moda y difundieron la costumbre, en su afán inmediato de hacer conocer los parajes más
hermosos de sus respectivos territorios a quienes hasta hace poco eran apenas sus
vecinos. De esta forma, era usual que un fin de semana los nobles del norte visitaran a los
del sur, para que ellos les revelaran las bellezas naturales o los monumentos históricos más
significativos de su pueblo, y que el fin de semana siguiente los del sur visitaran el norte
con idéntico propósito.
Ya fueran cabalgatas o caminatas, se tratara de visitar la plácida costa, la abrupta montaña
o pueblos remotos y afirmados en sus tradiciones, los paseos campestres se convirtieron en
una actividad usual que llegó incluso a disputar al fútbol la primacía como principal
entretención de los días libres.
Durante los paseos campestres era frecuente tomarse fotografías, hoy dispuestas en
álbumes que en general nadie quiere ver, pues al hacerlo producen un sentimiento
indefinible en el que se mezclan el dolor, la tristeza y la nostalgia.
El período de las revueltas
Se conoce como “período de las revueltas” el que se extiende desde mediados hasta finales
del año II de Nuestra Era. Durante aquellos aciagos meses, las manifestaciones de
descontento se generalizaron a lo largo y ancho del Reyno.
Ya hemos dicho que las revueltas se originaron en los sectores más relegados y
potencialmente violentos de ambos pueblos; resta agregar que, conforme las
manifestaciones de descontento se hacían más frecuentes, obligando a rápidas
intervenciones de las autoridades del Reyno, se propagaba entre las capas más amplias de
la población el sentimiento de que, con la nueva alianza, los problemas también se habían
duplicado, pues cada pueblo debía lidiar también con los asuntos atávicos y no resueltos
del otro pueblo federado en el Reyno. Los gérmenes del descontento se extendían; un
sordo malestar fermentaba los ánimos de la población.
Al inicio, cada vez que una crisis se superaba, renacía la confianza en que las ventajas de la
alianza superaban por mucho sus inconvenientes. Los dignatarios y nobles de ambos
pueblos se encargaban de reafirmar este convencimiento entre la población. No obstante,
con el paso de los meses y el recurrir de las revueltas, su capacidad de persuasión
disminuyó, sin duda como consecuencia de la pérdida de certidumbre en la viabilidad y
conveniencia del Reyno.
Así, sectores cada vez más amplios fueron contagiándose con el escepticismo, el cansancio
y la desazón.
Usos y costumbres (4): El vino
Los años del Reyno se caracterizan también por un desmedido aumento en el consumo del
vino entre la población, y la consecuente disminución de las bebidas tradicionales de ambos
pueblos: la cerveza, en el norte, y el aguardiente de caña y el ron, en el sur.
Todo parece indicar que las nuevas formas de socialización promovidas durante aquellos
años, favorecieron una bebida que, por no producirse en aquellas latitudes, pasaba hasta
entonces por excéntrica y estaba de hecho reservada a los sectores más pudientes de
ambos pueblos.
Nuevas políticas de importación impulsaron su consumo masivo. La Memoria de Aduanas
que aún se conserva revela el crecimiento de las importaciones de la bebida de todos los
países productores, y al correlacionar estos datos con la información demográfica
disponible, resulta claro que el vino se convirtió en una bebida de consumo diario, con un
promedio per cápita que oscila entre dos y las tres botellas por semana.
Sin embargo, es preciso aclarar que, a diferencia de lo que ocurrió con el Imperio Romano,
no existe en este caso indicio alguno de que el aumento en el consumo del vino esté
relacionado con la crisis y posterior disolución del Reyno.
Crisis y disolución
Entonces, hacia finales del año III de Nuestra Era, estallaron los conflictos que llevarían de
manera abrupta (aunque no del todo inesperada) a la disolución del Reyno. Los pueblos del
norte, disconformes, alegaron amargamente que su carga de tributos era mayor que la de
sus vecinos del sur, y denunciaron el pacto constitutivo de la federación. Los del sur, por su
parte, argumentaron que sus posibilidades de tributo habían tocado su límite, y que no
tolerarían mayores imposiciones federales.
La disputa era de larga data, y como suele suceder en estos casos, había sido elevada ante
diversas instancias que se pronunciaron reiteradas veces al respecto, sin acertar nunca con
una solución que satisficiera plenamente las necesidades y demandas de ambas partes.
Los esfuerzos de los emisarios consiguieron reunirlos en torno a una mesa de
negociaciones, pero las propuestas presentadas no resultaron satisfactorias a ninguna de
las partes.
En medio de las negociaciones emergieron añejos rencores y desavenencias que se creían
superadas. El clima de las conversaciones se agrió; tanto entre los pueblos del norte como
entre los del sur, sonaron tambores de guerra. No faltaron líderes radicales que, apelando a
un viejo orgullo nacionalista, instigaran a la revuelta y proclamaran la necesidad de
retornar a las viejas fronteras nacionales.
En medio de semejante agitación era difícil que imperase la cordura.
Y de esta forma, en medio del júbilo enardecido de la plebe y de la frustración y la
impotencia de los nobles de ambos pueblos, se acordó la secesión y disolución del Reyno.
Colofón
Breve, sin embargo, fue la euforia independentista, pues no demoraron en hacerse
evidentes las ventajas que para todos había traído la federación. El comercio –sobre todo el
carnal– decayó dramáticamente, y sus consecuencias sobre el bienestar anímico de la
población se hicieron sentir de inmediato. Una mueca de tristeza y amargura se instaló en
los rostros. En las casas, por las noches, los padres contaban a sus hijos historias de “los
buenos viejos tiempos” de la federación.
Todavía hoy, los manuales de historia con los que se enseña a los niños en las escuelas de
ambos pueblos, se refieren a aquellos años como un período de bienestar, armonía y
prosperidad que, por diversas razones, no pudo prolongarse en el tiempo; como a una de
esas épocas doradas que se evocan con tristeza, con nostalgia e incluso con cierta devoción.
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⇒ VANESSA NÚÑEZ HANDAL (El Salvador): Látex
⇒ RODRIGO SOTO (Costa Rica): Breve historia de nuestro reyno
NOVELA:
⇒ HUGO VALDÉS (México): El crimen de la calle Aramberri (Capítulo I)
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» Narrativa de Centroamérica cuenta
El crimen de la calle Aramberri (Capítulo Uno)
Hugo Valdés Manríquez
Sin que nadie te lo dijera ya lo sabías, Inés: los asesinos eran conocidos, amigos —
¿familiares acaso?— de las mujeres victimadas. ¿Por qué, Inés, por qué creías saberlo? No
Hugo Valdés Manríquez, Monterrey,
hubo indicios de que alguien forzara la entrada, y como atrancaron la puerta de la cocina,
Nuevo León, 1963. Licenciado en
sin que hubiesen puesto mano en el travesaño, sólo pudieron salir por la principal. ¿Quién
Letras Españolas por la Universidad
más haría las cosas con tanta naturalidad sino gente cercana a las víctimas?
Regiomontana, 1981-1984.
El propio don Delfino (un hombre bajo de cuerpo y complexión delgada, hoy adolorido y
En 1990, Editorial Grijalbo publica
deshecho, en permanente estado de postración y, no obstante, con la ira atravesada en el
su primera novela, The Monterrey
rostro) aseguró a la policía que por las noches acostumbraba revisar todas las puertas: la
news (reeditada en 2006 por la
del pasillo, la de la recámara y la de la cocina —por cada una de las cuales se accedía al
Universidad Autónoma de Nuevo
patio— y, por supuesto, la de la calle. Al salir esa mañana repitió el ritual de seguridad
León). En 1992, el Fondo Editorial
revisando los travesaños, salvo el del acceso que miraba hacia Aramberri: su mujer, al
Tierra Adentro del Consejo
terminar de despedirlo, se encargaría de poner la tranca por dentro.
Nacional para la Cultura y las Artes
Los asesinos tocaron a la puerta y alguna de las dos mujeres les franqueó la entrada. ¿Cuál
de las dos, la señora o la joven? La señora, por supuesto, en vista de la ropa que usaba.
Empezaste a llamarlos asesinos, así en plural, por una razón que ya el esposo y padre de
las víctimas había advertido a la prensa: no había manchas de sangre en los lugares donde
hurgaron para buscar el dinero, ni una sola, a pesar de que las dos mujeres fueron halladas
como reses dentro de una carnicería. Uno o varios se dedicaron a buscar mientras otro o tal
vez dos hombres más las mataban. ¿Las iban a vender, carajo, a ofrecer por pedacitos?
¿Por qué tanta saña en matar así a dos personas que ni siquiera tenían dinero bastante,
dinero de verdad como para comprarse una quinta en el Obispado? ¿Lo sabías, estabas ya
en la pista?
publica Días de nadie (reeditada
en 2003 por el Fondo Estatal para
la Cultura y las Artes de Nuevo
León). En 1994, Ediciones Castillo
publica El crimen de la calle
Aramberri, en la colección Más
Allá, volumen número 6 (reeditada
en 2008 por editorial Jus y la
Universidad Autónoma de Nuevo
León). En 1999, Ediciones Castillo
publica La vocación insular,en la
Te había costado trabajo vencer la barrera humana, las vallas de curiosos, policías,
colección Más Allá, volumen
reporteros y familiares de las víctimas que llenaban el pasillo, la sala —en semioscuridad
número 30. En 2013, el Fondo
porque don Delfino impidió que se corriesen las cortinas— y la recámara. Era ese olor, que
Estatal para la Cultura y las Artes
sentiste al penetrar en la recámara, lo que aguzó tu curiosidad, tu morbo. Sobre todo tu
de Nuevo León publica Breve
curiosidad. ¿Cómo, exactamente, mataron a las mujeres?, fue lo que empezó a
teoría del pecado, novela ganadora
obsesionarte desde ese momento.
del Premio Nuevo León de
Hubieras querido un minuto de silencio para horadar el vocerío enloquecedor de tanto
curioso dentro de la casa, una pausa para pensar y embridar los pensamientos sin que los
rumores se filtraran en ellos ocupando su lugar, sin que dejaran la odiosa impresión de que
ya no pensabas por cuenta propia sino por obra de la indignación de los demás. Pero no
podías callarlos, y te dio vergüenza sólo de imaginarte allí frente a todos pidiendo un
momento de su atención para invitarlos al silencio, un minuto nada más, un minuto que
sirviera para honrar la memoria de las muertas y para que pudieras pensar.
No lo sabías porque lo hubieras visto, ¿o sí?, o lo viste y ya no lo recordabas, pero tuvo que
ser un reportero quien cogió el borde de las cortinas para llamar la luz de la tarde, y fue
don Delfino quien detuvo el impulso y dejó todo como estaba, al menos como lucía cuando
llegó de su trabajo. Era demasiada la gente, y a muchos no había necesidad de saludarlos
Literatura 2012.
En 1998, el Fondo Estatal para la
Cultura y las Artes de Nuevo León
publica su ensayo El laberinto
cuentístico de Sergio Pitol. En
2002, el Fondo Estatal para la
Cultura y las Artes de Nuevo León
le publica El laboratorio del
crepúsculo y otros ensayos. En
2006, el Fondo Estatal para la
Cultura y las Artes de Nuevo León
apretándoles la mano: se había declarado esa intimidad propia de tertulias y lugares
le publica Ocho ensayos sobre
colmados de personas en que basta tocarse o darse palmaditas en los hombros o los brazos
narrativa femenina de Nuevo León.
para decirse que se sabían todos reunidos.
En 2012, Ediciones Intempestivas y
el Fondo Estatal para la Cultura y
Viste al reportero José Manuel Plowels con una cámara Agfa colgándole del cuello y una
falsa expresión de apuro y mortificación que ocultaba apenas la sonrisa por el gusto de
tener delante un buen tema, de seguro el mejor de su carrera, para realizar un reportazgo.
las Artes de Nuevo León publican
Reseñas intempestivas. Un corte:
2001-2011.
A nadie le importaba, al menos en la primera visita al lugar de los hechos, inventariar el
interior de la casa; pero había que contar a Plowels entre las excepciones: libreta en mano,
se tomó la molestia de describirla, lo mismo que parte de su mobiliario, cuando ya se había
enfangado bien en el horror de la escena, pareciéndole al cabo la cosa más natural de la
Tierra.
Ganador, en 1994, del Quinto
Certamen Nacional de Literatura
Alfonso Reyes, convocado por el
Ayuntamiento de Monterrey en
colaboración con el Consejo
Situada en la acera sur de la calle Aramberri, la casa tenía una sola puerta y dos ventanas.
Nacional para la Cultura y las Artes,
Enseguida de la puerta, bajo cuyo montante se veía el número 1026, había un pasillo de, a
por su ensayo El laberinto
lo sumo, cuatro metros en cuadro. Este pasillo tenía dos puertas más: una, en la pared sur,
cuentístico de Sergio Pitol. Premio
daba hacia el patio, y la del poniente se abría a la sala a través de una puerta de dos hojas.
Universidad Autónoma de Nuevo
Enseguida de la sala estaba la recámara donde se cometieron los asesinatos, y luego una
León a las Artes (UANL) 2007.
pieza pequeña que tenía funciones de cocina y comedor, donde había una chimenea y una
Medalla al Mérito Cívico Diego de
ventana enrejada desde la cual se avistaba el gallinero. Los servicios sanitarios se
Montemayor 2011. Premio Nuevo
encontraban en el centro del patio.
León de Literatura 2012.
Y tú, Inés, ¿viste la casa con tanto detalle como el reportero? Recordabas la castaña de
donde se llevaron el dinero y una repisa bajo un cuadro religioso, pero sobre todo ese olor,
ese maldito olor de carnicería, de sangre abierta al mundo, nueva, cruda, muerta, ese olor
pegajoso cuyo gusto hipnotizaba el olfato retándolo siempre a adivinar su semejanza con
otros olores.
Al fin viste los cuerpos. Qué pequeñas se veían las dos mujeres, particularmente la señora.
Ambas fueron encontradas y, por lo visto, asesinadas en sus respectivas camas. Te hubiera
asombrado aquella simetría ritual de no haber deducido que la muchacha dormía cuando
comenzó el ataque —pues se le descubrió sólo en ropas interiores—, y que por lo tanto fue
muerta en el mismo lugar donde despertaba apenas mientras a un par de pasos victimaban
a la señora Lozano.
La primera a la que vieron los gendarmes y luego el personal del Juzgado fue a la señorita
Florinda Montemayor, soltera de veintiún años de edad, debido a que la cabecera de su
lecho coincidía con la puerta que comunicaba a la sala. Estaba en posición horizontal y en
la misma dirección de la cama, tendida sobre su costado izquierdo con la cabeza al oriente
—como mirando hacia la puerta de la cocina—, los pies al poniente y las piernas algo
flexionadas.
Al retirarle la colchoneta con la que se le halló cubierta, pudo observarse que tenía las
manos atadas por detrás, fuertemente, con un cordel de ixtle en apariencia usado. Los
médicos cirujanos que hicieron su autopsia registraron en el parte forense una gran lesión
en la zona anterior del cuello causada al parecer por un instrumento cortante que casi
desprendió la cabeza del tronco. El instrumento interesó la piel, tejido celular, algunos
músculos y las dos carótidas y yugulares. El cadáver de Florinda yacía sobre sangre ya
coagulada que atravesaba el colchón, formando una mancha bajo la cama.
A la señora Antonia Lozano de Montemayor, de cincuenta y cuatro años de edad y
originaria de Zuazua, se le halló en la otra cama, situada en el ángulo sureste de la pieza.
Su cadáver estaba atravesado, con los pies fuera de la cama; aunque no tenía los zapatos
puestos, por el vestido y las medias negras que llevaba podía inferirse que había iniciado su
día de labores cuando sucedió el crimen. La herida que los cirujanos certificaron en su
cadáver era semejante a la que presentaba el cuerpo de Florinda, sólo que con mayor
profundidad en el lado izquierdo que en el derecho. Sobre su cama había dos pesos de
plata del cuño mexicano, uno de ellos con ligeras manchas de sangre.
Cuando acabaste de apreciar la escena estabas seguro de que la muchacha y tal vez hasta
la propia señora fueron violadas. ¿Por qué lo pensaste, si en los días que siguieron la
prensa se empeñó en afirmar que no se cometió violación a ninguna de las dos mujeres?
Porque era muy probable que la prensa mintiera, y quedaba sobrentendido que nadie diría
lo contrario aunque las hubieran ultrajado, como seguramente lo hicieron las bestias que
las dejaron con una muerte tan horrenda que ni siquiera se les pudo velar como a todo
mundo, con las ventanillas de sus ataúdes en alto.
Al pasar a la cocina, advertiste un picoteo contra la madera de la caja que estaba cerca de
la puerta. Mientras llegabas a ella oíste de nuevo aquel granizar telegráfico. En cuclillas
pudiste ver una emplumada masa blanca que se movía de un lado para otro seguida por un
insistente piar de hambre. Claro, era seguro que no comieron nada desde una noche atrás.
Alzaste la caja y, enseguida, al abrir la puerta, los pollos corrieron al patio con su andar
precipitado poniéndose a salvo de que los machacaran de un pisotón. Abriste la reja del
gallinero y la gallina entró, alborotada y rápida, en busca de granos.
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» Poesía
Selección
La Jauría
Rafael Mitre
Compartimos con nuestros lectores una selección de ocho poemas del poemario «La
Jauría», con el que el poeta Rafel Mitre fuera seleccionado como ganador en la pasada
Convocatoria para Publicación de Obras Literarias 2012 del Centro Nicaragüense de
Escritores.
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
JAURÍA IMPÍA
PERSONALIDAD UNO
ARS POÉTICA
JAURÍA INEXORABLE
HUELLAS
JAURÍA INVOCADA
EL ÁNGEL QUE SE ABRE CON NAVAJAS
SAMANAS
Rafael Mitre (seudónimo de Rafael
Benavente Zeledón). Matagalpa,
Nicaragua septiembre de 1981.
Subdirector de la revista literaria
Tarantella. Arquitecto.
Sus poemas han sido publicados en
JAURÍA IMPÍA
1.
los suplementos literarios de los
periódicos “La Prensa” y “El Nuevo
Diario”, en la muestra poética
Soy el perro de mi sueño
que crece en la calle
mientras ando,
el perro ancestral que esperó
naciera para morderme,
el perro pintado con crayolas
que sirve de custodia a mi interior,
el alias que me saluda
con un ladrido
en la ventana colgada de un clavo,
“Poetas pequeños dioses” (Leteo
Ediciones), en la antología poética
binacional “Cruce de poesía,
Nicaragua-El Salvador” (400
elefantes), en la antología
“Novísimos poetas nicaragüenses
del tercer milenio” (ediciones 400
elefantes);en el número 111 de la
revista Hispamérica de la
Universidad de Maryland, Estados
el que suelta todas las correas,
y libera todos los bozales,
el ciego que tiene por sombra
un perro.
Soy esto,
el tiempo de esto,
que será sólo líneas.
Unidos 2008 (“Poesía Invocada:
Antología de la poesía joven
nicaragüense. Francisco Ruiz Udiel)
y en el número 118 de la Revista
Austriaca Lichtungen (Junge poesie
aus Nicaragua) 2009.
¿Cuánto tiempo pasé evadiéndome?
¿cuántas veces le puse el dedo
en la boca al que venía tras de mí?
¿cuándo dejó de funcionar el gregario?
Ha sido traducido parcialmente al
inglés y alemán y organizado
eventos literarios en León y
Matagalpa, así como participado,
en dos ocasiones, en el festival
Soy el que se tropieza mientras huye
internacional de poesía de
el otro al que le duele,
Granada.
soy el niño que comprime en su boca,
como una uva, el corazón,
soy el otro, detrás de mí,
tomando su rostro de un sueño borrado.
2.
Soy absorto
como el rumor de un río,
como nube que pasa solitaria
en una charca,
como la lluvia
y el anciano que espera;
soy tantos que al congregarme
falta, al menos, uno.
Debe de existir
una cámara de vigilancia
en los graves momentos
porque me veo desde lo alto
como si recordara con el aire.
Soy el que no se evade,
el asustador mío;
el que corneó la luna de las charcas,
el que picotearon los pájaros
que anidan en las bisagras
de los letreros desvelados,
el que se hirió
con los fragmentos de sí mismo
mientras buscaba.
Me he separado
como un prisma a la luz,
como el rocío a la luz.
Hay un yo que tiembla,
e inclusive, un yo, de ese yo,
que sigue temblando,
conmocionado, en una silla.
3.
Amo el tiempo
que requiere lo mal logrado,
amo la muerte que suena
sus nudillos al verme,
amo a mi tambor que toca
ausencia.
Soy atónito como el que ve
en ambiguos pisos cerámicos,
pero en el aire,
partes de un todo quebrado.
Soy mi onírica fauna,
soy la colmena de pasillos en el aire,
soy mi dolor
sin que el gesto lo alce.
Yo,
multitud de almas perdidas,
soy el profeta de mi sombra
y me colman los espasmos.
Yo,
el de manzanas impares
y exilios absolutos,
hablo con suturas,
langostas y aves
de vuelo circular.
Tengo incestos de dolores
que paren nata;
dolores que corren por los pasillos,
abriendo los nervios,
halándolos
cual cuerdas de paracaídas,
hacia el umbral.
Yo
encontraba una luz sin forma
al final de toda sumersión
y en ella
pulsaban risas.
¿Cuántos hombres solos soy?
¿cuántos siglos de insomnio tengo?
Toca
—le digo a mi corazón—
el tambor toda la noche;
toca —le digo a mi alma—
la visceral guitarra.
4.
Cuando mato a mi angustia
ésta anida a otro árbol,
y, en el bosque
de nervios expuestos,
se escuchan miles de cantos,
que unidos, son el grillo
del silencio en la noche.
Al abrir los ojos la muerte
abandona mis sueños
y vuela posándose en todo.
Todo en mí
es tan grande y efímero
que no sé si vuelvo para nombrarlo
o si vuelvo cuando la vida
de un recuerdo,
—que bien podría ser la vida
de un hijo de recuerdos—
se deshace en mis manos.
¿De dónde viene
este deseo tan grande,
este detenerme
cuando ya otros han partido?
Por donde quiera veo cabezas
que se hunden en la tierra
como barcos en el mar.
5.
Escribo consignas con que cambiar
la conciencia de mis multitudes;
escribo una antología
bajo el criterio de lo distante,
una zaranda tamiz de rata
que muere en la arteria
que sostiene al corazón.
Yo quiero,
a cuesta de cualquier dolor,
extraer mi silencio
—ahogada algazara en la lejanía—
a cuesta de cualquier dolor
resolver mis miradas muertas en el aire;
la voz que debería ser fácil dicción
y que se detiene,
ronroneo de gato en mis cuerdas.
Yo tomo un pedazo de esa raíz
—espinazo por donde pasan
descarrilados los recuerdos—
y la asperjo en un sitio físico
donde ya indefensa
la veo.
Yo tengo un naturalista
dibujando padecimientos,
yo
—el que ha tirado el anzuelo
para que pique la noche—
estornudo la sombra,
que luego de ser tamizada,
es roja como un atardecer.
6.
Cuando surge la renuncia
y desespero, devorando
de un sólo tajo sudores,
intencional, empiezo el poema
fresco de culpa.
Entre la pared
y el ejército de innumerables yo,
escribo
—animal enfermo
debajo de un rellano—.
Y si un sólo pensamiento
no encuentra papel,
tiemblo de angustia.
Y así como las sombras
van creando la noche,
ocultando los objetos,
estas líneas,
y todas las mías,
son la fachada de otras
que se prefieren mudas.
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PERSONALIDAD UNO
Cambian en el espejo
por otro a un hombre.
Yo no sé su nombre:
piedras le han tirado a su reflejo.
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ARS POÉTICA
Su sede es un pájaro oscuro que no se encuentra,
pero cuyo sonido se recuerda con los ojos al revés.
Pájaro desplumado en la noche,
pájaro braille musitando el silbido de un ahogado,
pájaro callado que mira con el ojo de la luna;
como una ventana donde está un hombre soñando con volar.
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JAURÍA INEXORABLE
1
Sé que cuando entro
me envuelven,
que cuando los busco
se van,
y dejan su recuerdo:
Yo entrando.
2
Réplicas de bestias que no existen,
espectros
que se apoyan de las paredes.
Las intento escribir
con el óxido de mi espejo
y no me salen.
En charcos de íntimo sudor
sus voces de soga
se rompen.
En líquidas llanuras
de palomas
los sonidos acechantes
de sus nudillos
nadan como peces.
Medias astas
en los resquicios del aire;
ya pronto que vienen y no lo hacen,
dejando en mis labios el temblor,
y en mis ojos el abismamiento.
¡Bestias malditas,
gargantofílicas de botellas rotas!
3
Mirar por la ventana es tocar recuerdos,
sobarlos
como gatos sobre las piernas, y soñar
púas.
La angustia pone cuatro paredes,
un techo y un piso a los cambios,
mientras una corriente de aire gira
y se filtra por una oquedad.
Parecen saltar perros
por un pedazo de muerte:
es un teléfono,
una calle recién pavimentada
con la espera;
ella partiendo cebollas,
con sus ojos, en una ventana.
Estos perros parecen saltar a ratos
y desesperarse
ladrando en el idioma de un hombre sin piel.
Allá,
donde acaso miramos
con la esperanza de hacernos ahogar,
el sol se mata,
llenando de tifus los alrededores.
4
Cambio de pensamiento por temor
a que los perros huelan mis anacronismos.
Estas cosas son ecos fáciles
esperando el concierto de los poros —lo sé—
La infelicidad planea hacer dobles consistentes
y en su error, zurce como a un muñeco, mi rostro
Nada……………………………………………..
Vivo como si la peste escuchara mis insultos,
vivo como si mi alma tuviera grietas de atardeceres.
Mi memoria es una mosca sorbiendo calendarios.
Mi piel,
mis estornudos,
mis excrementos
inventan el polvo de los caballos que no vienen…
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HUELLAS
Era necesario explicarme
el asombro
esas huellas que desaparecen
y vuelven y mutan
pretendiendo olvidos.
Era imposible verte a los ojos y decirte:
—Míralas, son todas variaciones de tu ausencia.
Y esperar que entendieras.
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JAURÍA INVOCADA
1
Tu crueldad es la naturaleza
que habita en la belleza que erijo.
Te amo
como el deudo a su muerto.
La búsqueda sonrío
donde pie derecho del izquierdo
éramos,
mano diestra de la siniestra.
De cada muerte
nace un pájaro negro
y, a veces, hay muertes
que crean bandadas.
Se degrada la luz
y pronto habrá un ciego;
de vos se tendrá sólo su recuerdo.
2
Sos el ave que salta del sol
a la ventana;
cuyo canto es nuevo siempre.
Sos la estrella
que curva las páginas
de todos mis poemas.
Habría que quitar al sol para mirarte.
3
Voy hacer que te amés
dándote mi alma
como un sobretodo.
Haré un agujero en tu pecho
para que llores hasta el aire.
Tu soledad será
como la del corazón de las piedras.
Por vos
yo
habría hecho de la espuma
un vestido de novia,
habría rizado
un rayo de sol
para hacerte un anillo,
le habría dicho a la lluvia
¡detenete!
para ponerte extensiones de plata en el pelo.
Pero mira,
cambias como el humo en una taza de café.
Mis dedos se gastan como tizas
si toco tu estatura.
4
Estoy tan avergonzado;
mi alma es un suicidio,
mi amor un celentéreo.
Las ansias de lo imposible
te hacen eterna.
Los esfuerzos por olvidarte
son pan para mis sueños.
Ovaste una eternidad
y alzaste el vuelo.
Partiste
y dejaste una lejanía
a donde zarpé hace milenios.
Dios te mantuvo
cautiva
hasta que dijo:
—He ahí un poeta,
tómale,
tiene el corazón en cinta.
Costilla encendida en la noche,
costilla
cuyo fuego es la melena de un león,
costilla que en el agua
es aguja de sutura colgada del cielo;
te has llevado los números
con los que podría contar mi tristeza.
Yo te quería porque
tu silencio
era como el silencio
de la que espera la caricia.
En el árbol seco,
visible sólo por su miseria,
soy el pájaro que canta mudo,
presa de tu canto.
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EL ÁNGEL QUE SE ABRE CON NAVAJAS
A D.M.
Los ángeles
son elaboraciones pacientes,
ya todo en ellos es cansancio,
alma llena,
no esplendor,
o sonrisa.
Vagan por el mundo,
condenados al ridículo,
guardando en sí mismos lo incomunicable,
siempre adentro y absortos.
Tal es el caso de ella,
la que iba huyendo,
la que vi bajando las escaleras
y perderse veloz
en el concreto.
El ángel que se abre con navajas;
me ha dicho
—frase que no quería seguir en sus labios—:
—Ayer mi padre rogó no pasar llave a mi cuarto.
No vana felicidad, no tonta, estúpida victoria.
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SAMANAS
Estrechó mi mano,
sonrió uniéndose a otros rumbo al hotel.
Yo estaba tan a gusto
que luego de la despedida,
habiéndome levantado de la mesa,
empecé a buscar entre los invitados.
Y al salir,
todavía volvía para desengañarme de una sorpresa.
Y al llegar al hostal
y ver la mesas vacías,
de nadie que rasgara una guitarra.
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»Arte
Fotografías de Reynaldo Ruiz Mercado
(Slideshow)
Caratula
"Mis primeros contactos con la fotografía fueron con un vecino que hacía fotografía y luego
las proyectaba en la pared de la sala de su casa con un viejo retroproyector; eran
momentos de la vieja ciudad, de su gente y sus alrededores, yo me acercaba como todo
niño curioso a observar la pantalla simplemente por curiosidad o pasar el rato observando
imágenes.
REYNALDO RUIZ MERCADO,
nació en la ciudad de Masatepe del
Hace como 5 años empecé a tomar fotos con una pequeña cámara automática pero ese
Departamento de Masaya-Nicaragua
pasatiempo se volvió en algo más grande y es que la fotografía es otro mundo, cada
el 6 de Julio de 1986. Hijo de
imagen cuenta miles de historias, es un mundo escondido; esto me llevó a estudiar
Reynaldo Ruiz Casco y Zobeyda
grandes fotógrafos profesionales como Christophe Agou, Blake Andrews, Andy Morley,
Mercado Téllez.
Susan Meiselas, Alberto Korda, entre otros.
Realizó sus estudios primarios en la
No he hecho estudios fotográficos, lo que se y he aprendido ha sido de forma autodidacta,
escuela Benjamín Mercado y
leyendo, estudiando por internet, aprendiendo de algunos libros fotográficos, pero
estudios secundarios en el Instituto
sobretodo, en las calles.
Publico Autónomo de Masatepe en
el cual se graduó con Honores en
Lo que me cautiva y motiva son personas o acontecimientos que se salen de lo cotidiano.
Actitudes, gestos y circunstancias que provocan ser plasmados en una fotografía. El arte
fotográfico donde la generalidad de las personas solo verían cosas o circunstancias
naturales."
Excelencia Académica, siendo el
Mejor Alumno de la promoción del
2003; posteriormente se graduó
como Ingeniero Industrial en la
Universidad Nacional de Ingeniería
de Nicaragua, en el año 2008.
Enlaces:
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© CARÁTULA, 2004-2013. Cada autor es responsable de sus comentarios.
Carátula no asume responsabilidad alguna por las opiniones expresadas por sus colaboradores o lectores.
» Cine
Tiempos dorados del cine negro argentino
Guadi Calvo
Pocos géneros cinematográficos como el policial representan mejor su momento histórico.
La misma inercia de sus temáticas obliga a asentarse en la realidad con derecho a cruzar
naturalmente sectores sociales, cuestiones políticas, problemáticas religiosas y culturales
que difícilmente pueden involucrarse a través de otros géneros.
El cine policial, noir, thriller, o como quiera que se denomine a los subgéneros que de él
parten, remite inmediatamente a un conflicto donde la eterna lucha del bien y el mal,
justos y pecadores, policías y ladrones, tiene como trasfondo un conflicto más vasto
relacionado a problemas sociales como la marginalidad, la desocupación y un largo etcétera
que agobia a las sociedades desde siempre.
La aparición del género podría situarse en 1901, cuando el director francés Ferdinand Zecca
realiza para los estudios Pathé Histoire d'un crime. El film narra en flash-back, los
últimos momentos de un condenado a muerte que recuerda el crimen por el que fue
apresado. El film consagró internacionalmente al género en si, a su director monsieur
Zecca y a la productora Pathé.
El cine policial fue producto de una mixtura entre la novela negra y la estética barroca de
los cines alemán y nórdico del período mudo, como reacción a la moralina decimonónica de
la literatura y al cine clásico. La definición de cine noir llegaría recién en 1946 y se le
adjudica al crítico italiano Nino Frank que colaboraba en diferentes medios franceses.
A finales de la década del treinta, el cine de Hollywood combinó las frustraciones de las
políticas del New Deal, que no habían logrado resolver muchos de los conflictos sociales de
entonces y el miedo por los procesos fascistas que habían surgido en Europa. La llegada a
Hollywood de muchos artistas e intelectuales que habían escapado de aquellos procesos
influenció en la industria cinematográfica, especialmente en la fotografía y la dirección de
arte. Sumados estos elementos al interés por la literatura policial y su subgénero hardboiled, instalado desde las décadas del veinte y treinta, especialmente entre 1929/32,
cuando la mítica revista de pulpa de celulosa (pulp) Black Mask daba a conocer a escritores
como Dashiell Hammett y Erle Stanley Gardner. Más tarde aparecería Raymond Chandler
con su personaje Philip Marlowe, que junto al Sam Spade de Hammet, se convertirían en
modelos de los investigadores privados o detectives de toda la literatura y el cine que les
continuó.
Todos estos elementos finalmente hacen que, entre los años cuarenta y cincuenta,
eclosione en Hollywood el cine policial. La ya poderosa industria cinematográfica instala el
género con films como Stranger on the Third Floor (1940) dirigida por Boris Iggster,
El Halcón Maltes (1941) de John Huston, La Carta (1941) de William Wyler; desde
entonces y casi sin excepción, los grandes directores de Hollywood realizarán films
policiales: Otto Preminger, Billy Wilder, Fritz Lang, Michael Curtiz, Charles Vidor o Howard
Hawks, son entre otros muchos, quienes dotaron a este género de todos los elementos
para que llegara a ser lo que es hasta hoy.
El policial gaucho
A partir de entonces, en todos los países con cinematografías propias y con sus propias
características, el género consiguió un mercado. En América latina, por aquellos años el
cine estaba casi circunscripto a las producciones de México, Brasil y Argentina.
Pero quizás haya sido en el cine argentino donde el género policial se afianzó con mayor
fuerza. Ya en los años treinta, películas como Monte Criollo (1935) y Palermo (1937) de
Arturo Mom, Fuera de la ley (1937) e Historia de crímenes (1942) de Manuel Romero y
Con el dedo en el gatillo (1940) de Luis Moglia Barth, entre otras, marcarían la una
tendencia que en la década siguiente superaría holgadamente las cien producciones de este
género.
Entre los años cuarenta y cincuenta, directores como Carlos Hugo Christensen, Hugo del
Carril, Hugo Fregonese, Don Napy, Román Viñoly Barreto y Daniel Tinayre, llevarían el cine
policial a su máximo esplendor.
Estos directores, influenciados por los film policiales norteamericanos y el neorrealismo
italiano, aproximaron sus lentes al escenario político conmovido por la irrupción del
peronismo, que no escatimó esfuerzos en generar una producción competitiva en los
mercados internacionales.
El aliento oficial hizo que el cine argentino mejorara aspectos técnicos y narrativos. La
fotografía, con fuerte influencia del expresionismo alemán, sumado a cierto aliento
documentalista y con la necesidad de expresar una realidad absolutamente nueva, el cine
argentino se vigoriza y crece. El cine policial retrató como pocos géneros el nuevo escenario
de la Argentina, con todos los conflictos que esos tiempos de cambio acarrearon en la
sociedad.
El cine policial en la literatura argentina se había iniciado tardíamente con algunos textos
lindantes al género de Horacio Quiroga y Roberto Arlt. Recién adquiriría interés con la
aparición de colecciones como El Séptimo Círculo de Emecé Editores (dirigida por Jorge Luis
Borges y Adolfo Bioy Casares), la Colección Misterio, la Biblioteca de Oro de Molino, Evasión
y Serie Naranja de Editorial Hachette y Pistas, entre otras. Algunas revistas también se
dedican al género policial: Leoplán y Vea y Lea, que hasta organizó concursos de narrativa
policial. También por entonces se popularizaron programas radiales como Ronda policial o
Lisandro Medina, el agente de la esquina.
Carlos Hugo Christensen (1914-1999) quizás sea el
gran maestro del género. En su amplía cinematografía,
con más de cuarenta largometrajes, incursionó varias
veces en el policial, de los que podemos destacar dos
de los films más importantes del cine argentino. En
1948 filma La muerte camina en la lluvia, basada en
la novela L'assassin habite au 21, del belga StanislasAndré Steeman. La ciudad de Buenos Aires sufre una
ola de crímenes. Los hechos se cometen con pasmosa
regularidad en la calle los días de lluvia, nada parece
unir los crímenes. El asesino, desafiante, se da tiempo
para dejar junto a sus víctimas una tarjeta con el nombre "S. López". Gracias a un
periodista, Lucho Rivas (Horacio Peterson), el investigador del caso, inspector Lima
(Eduardo Cuitiño), consigue de un informante el dato de que tras el último crimen, el
culpable había entrado en la pensión []"Babel". Allí viven la dueña con una variopinta
cantidad de huéspedes: Valeria Duval (Margarita Corona), la novia del periodista, Lila
Espinoza (Olga Zubarry), un actor que se dice ruso, Boris Andreieff (Guillermo Battaglia),
un cirujano (Oerestes Soriani) a quien se le retiró el permiso para ejercer la profesión, el
doctor Robledo (Nicolás Fregues), un mago llamado Merlín (Pablo Acciardi), el relojero
Lamas y el matrimonio Vargas (Agustín Orrequía y Amalia Sánchez Ariño). El suspenso y la
intriga agobian al espectador como un perfecto juego de relojería que solo será develado a
último momento.
Este mismo libro había tenido una primera versión cinematográfica en 1938, a cargo del
realizador francés Henri-Georges Clouzot, pero de ninguna manera alcanzó la intensidad
dramática, ni el nivel estético del trabajo de Christensen.
En 1952, Christensen entraría nuevamente en el sinuoso camino del género policial con un
film compuesto de dos episodios, basado en dos relatos independientes. Los cuentos son
del norteamericano William Irish, en quien Alfred Hitchcock se basaría para filmar La
ventana indiscreta (1954) y François Truffaut La novia vestía de negro (1968) y La
sirena del Mississippi (1969).
Christensen utilizaría No abras nunca esa puerta y Si muero antes de despertar. En el
primer episodio, Alguien al teléfono, Ángel Magaña intenta vengar la muerte de su
hermana, encarnada por Renée Dumas, una muchacha que se suicida por deudas de juego.
En el segundo, El pájaro cantor vuelve al hogar, Roberto Escalada personifica un ex
presidiario que silba cuando comete crímenes, y que después de años regresa a casa de su
madre ciega, personificada por Ilde Pirovano, quien lo cree regenerado. Ambas historias
tienen en común la atmosfera agobiante y la certeza de que algo fatal e irrevocable está a
punto de suceder.
Con estas dos películas, Carlos Hugo Christensen, logra posicionarse para siempre como el
gran director de policiales argentinos.
Otro de los grandes directores argentinos de la época fue Hugo Fregonese (1908-1987). De
producción independiente e inspirada en una noticia de la prensa amarrilla, Apenas un
delincuente (1948) comienza con una leyenda que avisa: “Esta es una historia de la
ciudad. Sucedió o pudo suceder hace varios años”; imágenes caóticas y vertiginosas de
Buenos Aires y una voz en off que responsabiliza del delito al propio vértigo ciudadano.
José Morán, interpretado por Jorge Salcedo, es un empleado desesperado por escapar de la
mediocridad y para ello desarrolla un plan: estafar a la empresa donde trabaja, esconder la
plata mientras cumple los seis años de prisión y disfrutarlo a su salida. Pero no tiene en
cuenta que en la cárcel las cosas se pueden complicar y ese plan perfecto empieza a
mostrarse como una trágica emboscada.
Daniel Tinayre (1914-1994) de origen francés, será
otro de los directores que anclarán en el género con
notorio éxito. De estilo quizás un tanto obvio, con
Deshonra (1952) logra un film ajustado, con una
historia contundente. El tema será las cárceles de
mujeres, para lo que utilizará un elenco casi irrepetible:
Fanny Navarro, Tita Merello, Mecha Ortiz, Aída Luz,
Rosa Rosen y Golde Flami.
La enfermera Flora Peralta (Fanny Navarro) es
condenada injustamente. Entra a prisión embarazada y
su lucha es evitar que su hijo nazca en cautiverio.
Tinayre no desaprovechará, con cierto sensacionalismo,
tratar temas controversiales para la época, como el aborto y el lesbianismo. El director
navega a dos aguas frente al peronismo, por un lado destaca los avances en el campo de
las políticas carcelarias, pero no deja de criticar cierta sensación de opresión que los
opositores denunciaban del General Perón.
Hugo del Carril (1912-1989), es otro de los grandes directores argentinos, a quién su fama
como cantor de tango y galán de cine quizás haya opacado, muy injustamente, su carrera
como director. En 1960 filma Culpable, la historia de un delincuente que intenta resistirse
al arresto de la policía que ha rodeado la casa donde se esconde. El film subraya la
necesidad de la resistencia a pesar de la fuerza del oponente. Es interesante notar que en
los años en que se filmó esta película, el pueblo peronista luchaba contra el poder cívicomilitar que en 1955 había derrocado al gobierno popular del presidente Perón, lucha que se
conoció con el nombre de la Resistencia Peronista.
Son muchos más los directores que transitaron el género policial en esa década de oro del
cine argentino. Cabría nombrar a Román Viñoly Barreto (Uruguay, 1914-1970) con La
bestia debe morir (1952), y El vampiro negro (1953). Estos film permiten observar la
creatividad plástica de Viñoly Barreto, un cine que recuerda las primeras obras de Fritz
Lang. La locura, la degradación moral y la crueldad fueron temas recurrentes en sus
trabajos.
Otros trabajos son El pendiente (1951) de León Klimosky (1906-1996), El misterio del
cuarto amarillo (1946) de Julio Saraceni (1912- 1998), basada en la novela del mismo
nombre del escritor Gastón Leroux, Captura recomendada y Camino al crimen, ambas
de 1950, de Don Napy (1902-1962), Mercado negro (1953) y La delatora (1955), de
Kurt Land (Austria 1913-1997), que forman parte de ese poderoso corpus cinematográfico
del cine argentino que durante el peronismo vivió sus años de mayor esplendor.
El cine negro al igual que el resto de la cinematografía argentina, sufrió las consecuencias
de los avatares de la política y la economía, pero a pesar de todos esos males nunca pudo
ser detenido y hoy, tonificado, ha adquirido una importante atención internacional.
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GUADI CALVO (Buenos Aires, 1955).
Escritor, periodista y crítico de cine,
especializado en problemáticas
(violencia social, política,
migraciones, narcotráfico) y cultura
latinoamericana (cine, literatura y
plástica).
Ejerce la crítica cinematográfica en
diferentes medios de Argentina,
Latinoamérica y Europa. Ha
colaborado con diversas
publicaciones, radios y revistas
digitales,
comoArchipiélago (México), A Plena
Voz(Venezuela), Rampa (Colombia),
Zoom (Argentina), Le Jouet
Enragé (Francia), Ziehender Stern
(Austria), Rayentru (Chile), el
programa Condenados al éxito en
Radio Corporativa de Buenos Aires,
la publicaciónCírculo (EE.UU.) y
oLateinamerikanisches
Kulturmagazin (Austria).
Realiza y coordina talleres literarios
y seminarios. Es responsable de la
programación del ciclo de cine
latinoamericano "Latinoamericano
en el centro" , uno de los más
importantes del país, que se realiza
en el Centro Cultural de la
Cooperación de Buenos Aires.
Ha publicado la colección de
cuentos El Guerrero y el Espejo
(1990), la novela Señal de Ausencia
(1993) y La guerra de la sed (2009),
con prólogo de Sergio Ramírez.
Es colaborador de la sección de
"Cine" de Carátula.
» Cine
Historia del cine en 25 carteles - Cartel No.15:
La pop-ularización del cine del Reino Unido
Tom Jones, de Tony Richardson
Franklin Caldera
Franklin Caldera, en su historia del cine en 25 carteles, nos regala esta vez Tom Jones, de
Tony Richardson, demostrando que el arte del cartel refleja la magia y encanto del cine,
acompaña cada cartel con una crónica de la película en menos de 500 palabras y nos
brinda una rápida mirada a la historia del cine. El uso en la revista de estos carteles es
exclusivamente cultural y educativo y en ningún momento se espera obtener beneficios
comerciales.
Durante el período 1930-1960, dominaron el cine británico la London Films, de Alexander
Korda, y la Organización Rank, bajo cuya cobertura Michael Powell y Emeric Pressburger
realizaron joyas del Technicolor (fotografiadas por Jack Cardiff) como Narciso negro (1947;
con Deborah Kerr) y Las zapatillas rojas (1948; con Moira Shearer).
Ligada al movimiento literario de los jóvenes airados, surgió a finales de la década de 1950
la Nueva Ola británica (Free Cinema), con visión centrada en la nueva clase obrera
laborista, enfocada no desde conflictos laborales, sino a través de problemas personales de
los protagonistas.
Filmes emblemáticos del movimiento (en blanco y negro) son: Almas en subasta (Room at
the Top, 1958) de Jack Clayton; Pasiones sin freno (Look Back in Anger; 1959), pieza de
John Osborne (con Richard Burton); Sabor a miel (1961), pieza de Shelagh Delaney (con
Rita Tushingham), y La soledad del corredor del fondo (1962; con Tom Courtenay), las tres
dirigidas por Tony Richardson; Sábado por la noche, domingo por la mañana (1960) de
Karel Reisz (con Albert Finney), ambas escritas por Alan Sillitoe; y El llanto del ídolo (This
Sporting Life; 1963) de Lindsay Anderson (con Richard Harris, especie de Marlon Brando
irlandés).
Aunque surgida del Free Cinema, Tom Jones (1963) de Richardson, sobre novela picaresca
de Henry Fielding, fue una superproducción caracterizada por su meticulosa reconstrucción
de época (en Eastmancolor) y agudo sentido de la ironía y la experimentación formal.
Con un reparto que parecía arrancado de la novela (encabezado por Finney) y una actitud
más franca ante el sexo (la cena con mensajes eróticos entre Finney y Joyce Redman), el
éxito del filme globalizó el cine británico.
El auge de la contracultura pop impuso un giro hacia la comedia “anti-establishment” con
elementos del teatro del absurdo: A Hard Day’s Night (1964) de Richard Lester (con los
Beatles); Darling (1965) de John Schlesinger (con Julie Christie como mujer inglesa
liberada); y la trilogía de Anderson con Malcolm McDowell (If..., 1968; O Lucky Man!, 1973;
Hospital Britannia, 1982).
Kenneth More fue el último astro exclusivo del cine británico. Desde la década de 1960, el
Reino Unido comparte directores y estrellas con Hollywood: Schlesinger dirigió Midnight
Cowboy (1969) en Nueva York (con Dustin Hoffman y John Voight); y Clayton, El Gran
Gatsby (1974; con Robert Redford).
Peter O’Toole protagonizó Lawrence de Arabia (1962), producción Columbia dirigida por
David Lean; Richard Harris y Vanessa Redgrave estelarizaron Camelot (1967) de Joshua
Logan; Finney acompaño a Audrey Hepburn en Un camino para dos (1967) de Stanley
Donnen; y Alec Guinness fue Obi-Wan Kenobi en La guerra de las galaxias (1977) de
George Lucas.
Junto a las superproducciones de Ismael Merchant y James Ivory (Una habitación con
vistas, 1982; con Helena Bonham Carter y Daniel Day-Lewis; Howard Ends, 1992; con
Emma Thompson y Anthony Hopkins, ambas sobre novelas de E.M. Forster), surgieron en
el Reino Unido directores contestatarios como Neil Jordan (El juego de las lágrimas, 1992),
Mike Leigh (Secretos y lágrimas, 1996) y Danny Boyle (Trainspotting, 1996; con Ewan
McGregor).
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en esta edición de Cine
⇒ GUADI CALVO: Tiempos dorados del cine negro argentino
⇒ FRANKLIN CALDERA: Historia del cine en 25 carteles:
cartel #15 -Tom Jones, de Tony Richardson
⇒ ADRIANA PALACIOS: Memoria e Imagen - Palabras Mágicas
TONY RICHARDSON, nació el 5 de
junio de 1928 en Shipley, Yorkshire,
Inglaterra. Graduado en Oxford fue,
junto con Lindsay Anderson y Karel
Reisz, fundador de la revista
cinematográfica Sequence.
Desde 1958 dirige el Royal Court
Theatre de Londres, donde dio a
conocer dos obras de John Osborne
que posteriormente llevaría a la
pantalla: Look Back in Anger y The
Entertainer.
En Un sabor a miel, adaptación para
el cine de una obra teatral de
Shelagh Delaney narra las relaciones
entre una adolescente embarazada
y un homosexual. La acidez de esta
historia, y la visión sombría de la
sociedad británica que contiene, la
integran en el Free Cinema.
Con La soledad del corredor de
fondo y Tom Jones (Oscar al mejor
director en 1963) se convierte en
uno de los más destacados
representantes del movimiento, que
fue paralelo a la Nouvelle Vague
francesa y que significó la
renovación del cine de la Gran
Bretaña y el principio de su
evolución a lo largo de los últimos
30 años.
Se radica en los Estados Unidos,
donde rodó Los seres queridos, La
última carga y Ned Kelly su
filmografía quedó prácticamente
limitada al academicismo.
Tony Richardson falleció el 4 de
noviembre de 1991 en el hospital de
San Vicente, en Los Ángeles.
FRANKLIN CALDERA (Managua,
1949).
Poeta, ensayista, traductor y crítico
de cine. Es abogado. Desde 1968
publica enLa Prensa
Literaria poemas, críticas literarias
y de cine y traducciones de poesía
en lengua inglesa. Fue uno de los
asiduos de la cafetería La India, el
emblemático sitio de reunión de los
poetas y pintores de la Generación
del 60 y leyó sus poemas en La
tortuga morada, la primera
discoteca de la Managua de antes
del terremoto.
Desde temprana edad tuvo gran
afición por el cine y junto con
Ramiro Arguello es uno de los
auténticos y últimos cinéfilos y
contadores de películas de nuestro
tiempo. Ha escrito numerosas
críticas y crónicas en revistas
nicaragüenses e internacionales y ha
participado en seminarios junto a
cinéfilos de la talla de Guillermo
Cabrera Infante y Manuel Puig.
En 1983 escribió con a Ramiro
Arguello, Datos útiles e inútiles
sobre cine; en 1996, Luces cámara
acción: cien años de historia del
cine. Guarda un libro de poesía a la
espera de publicación. Es co-editor,
con Ligia Guillén, de la revista
“Poesía Peregrina”.
Reside en la Florida desde 1985,
donde goza de los constantes
reestrenos de películas noir.
Es colaborador de la sección de
"Cine" de Carátula.
» Cine
Memoria e Imagen
Palabras Mágicas
Adriana Palacios
Una leyenda escrita sobre el asesinato de Sandino en 1934 por órdenes de Anastasio
Somoza García, seguida de tomas diurnas del lago de Managua con una voz femenina en
off son las imágenes con las que da inicio el documental Palabras Mágicas (para romper
un encantamiento) de Mercedes Moncada.
Aquí, es la voz de realizadora que habla para convertir al lago en la representación de
Sandino, de Managua, de Nicaragua, y la suya propia: “yo soy como este lago, que no es
como un río que fluye y es siempre nuevo, sino que guardo y acumulo”. El lago deviene
poética de restos, vertedero, basura, una doble metonimia: ideales y abyección. Todo lo
anterior transcurre en los primeros cuatro minutos del film, donde, a mi modo de ver, se
registran los acordes que escuchamos a lo largo de la película: memoria, traición,
repetición de la historia.
Palabras Mágicas (para romper un encantamiento) es un documental narrado en primera
persona, que repasa, a partir de la memoria de su realizadora, los últimos cincuenta años
de historia política de Nicaragua. El hito de la narración es el triunfo de la Revolución
Popular Sandinista en 1979, que, en el film, es denominado ‘Día 0’. En este sentido, la
tensión fundamental está dada por la relación entre pasado y presente.
La película es un vaivén entre el ‘Día 0’ y el tránsito del somocismo a la década
revolucionaria y a la post revolucionaria. Es en dicho vaivén donde se sitúa la realizadora
para hablar afectivamente de la historia pública, de sus sueños y desencantos. En este
afán ella se apoya visualmente en un cóllage de material de archivo—videos y cortos de las
épocas de las cuales trata la película. Se trata de un cóllage en el que cada imagen
representa un ápice y una totalidad y tiene un peso en la estructura y narración de la
historia. La realizadora se rinde en silencio ante ellas y las alterna con tomas estetizadas de
elementos de la ‘cultura nacional’: la naturaleza circundante al lago de Managua—también
la basura y comunidades empobrecidas aledañas que se tornan una extensión de este
paisaje—, los volcanes, la gigantona y las fiestas en honor a Santo Domingo de Guzmán,
patrono de Managua.
El film tiene un guión cuya cadencia, a decir de Jean Franco, vacila en lo que pareciera ser
un conjuro. ¿Son éstas las palabras mágicas aludidas en el título de la película? ¿Es este el
encantamiento? Podríamos pensar que sí. No obstante, el apoyo en el material de archivo
nos da la posibilidad no solo de ver otros encuadres sino de escuchar otras voces, sonidos,
que pueden causar desconcierto si esperábamos que el archivo de este documental, leído
como un testimonio, fuera el archivo de la intimidad.
¿Es la Revolución el encantamiento?
Luego de que el Frente Sandinista de Liberación Nacional –FSLN- ganó las elecciones
presidenciales en 2006, la memoria hegemónica de la Revolución pasó de ser una épica
patriótica cristalizada a un campo de experimentación escritural y de batalla simbólica en la
esfera pública. Hay nuevos relatos y genealogías, viejos sentidos reactualizados,
borraduras, extrañamientos, olvidos, cruces y silencios. Nuevamente, como durante los
años 80, está en escena la reconstrucción de ‘una’ memoria de la Revolución como política
pública del Estado.
Más, el Movimiento Renovador Sandinista y el Movimiento de Rescate del Sandinismo,
facciones disidentes, también arguyen ser legítimas depositarias de la memoria de la
revolución ya que la llevan en carne y hueso, y junta con los valores esenciales del
sandinismo; porque ni el FSLN ni su historia después del 90, después del 94, después del
98, después del 2000, después del 2006, después del 2011 serán jamás lo mismo.
Aquí anoto que Palabras Mágicas es de interés porque, como producto cultural, se inscribe
bien en la coyuntura actual de discusión pública sobre los usos políticos del pasado y de la
memoria de la Revolución Popular Sandinista mencionados anteriormente. Palabras Mágicas
es un vehículo de memoria. Más que el signo Revolución, en esta pieza entran en tensión
los significados de la dictadura somocista, los años ochenta, la guerra, y lo que algunas
hemos denominado como post sandinismo—el regreso al poder de Daniel Ortega en 2006.
En este comentario del film deseo posicionarme como espectadora insider porque soy hija
de los ochenta y porque la memoria es una de mis temáticas de estudio. Por tanto, en este
texto deseo centrarme en dos aspectos. El primero que tiene que ver con las políticas de
mirada hacia el pasado, y el segundo, con la pedagogía de la memoria. Una política de
mirada es una modalidad crítica de representar y citar el pasado, desordenando la
convención, tiene que ver con la administración de imágenes y sentidos. Sin imagen no hay
memoria. Por tanto, al hablar de las pedagogías de la memoria me refiero a los medios y
formas culturales a través de los cuales se transmiten y comunican experiencias entre
personas de diferentes generaciones, entre quienes vivieron un acontecimiento y quienes
no.
En el film se siente la fuerza imaginaria del archivo, el que se presenta como un material en
bruto, como una sucesión de imágenes de decadencia, júbilo y violencia—algunas de las
cuales perfectamente empatarían con el formato de nota roja que vemos actualmente en
los telenoticieros o en los talk shows. En un principio sentí que el gesto de Moncada era
plantear una forma de memoria confrontativa (Grinberg 2012) hacia el proceso
revolucionario, a través del uso, por ejemplo, de la participación de niños en la insurrección
o las imágenes de la entrega de ataúdes de caídos en la guerra. Pero fue una sensación.
Para quienes vemos la película, la pregunta que surge es si existe la posibilidad de
reconocer o de reconocerse en estas imágenes, particularmente en las de la década de los
ochenta. Y, más concretamente abrazar sus sentimientos. ¿Sabemos quiénes son los
sujetos de este proceso? ¿Sabemos que están haciendo? ¿Sabemos a quiénes interpelan?
¿Por qué dicen lo que dicen? A propósito de estas preguntas fue que advertí en el párrafo
anterior que yo era una espectadora insider. Por supuesto que un film tiene niveles de
recepción distintos y va cobrando sentido en relación con sus públicos. Sin embargo, pienso
sobre cuál es el valor de la imagen, no muda, pero sin texto o comentario, y sobre cuál es
su capacidad de generar ‘afectos’ en nuestra generación desconfiada y desmemoriada, ante
las ‘respuestas éticas’, a decir de Judith Butler, o políticas que la realizadora parece urgir.
Lo digo especialmente porque el film fija su visualidad en las juventudes. En las juventudes
revolucionarias y en las juventudes actuales, que la realizadora representa a través de un
grupo de jóvenes ‘piedreros’. ¿Sugiere acaso la realizadora que son estas juventudes,
ciudadanías, la consecuencia más abyecta de la revolución? ¿Son ellos solamente
máquinas de muerte o violencia activadas por los partidos políticos— en su caso alude al
FSLN— en momentos de tensión y crisis provocadas por los procesos electorales? ¿No es
acaso esta representación una re-basurización de estos jóvenes? Pienso nuevamente en la
imagen del niño detrás de una barricada que he aludido anteriormente, a quién alguien,
probablemente un periodista, le pregunta: ¿Qué tenés en la mano? y el niño responde:
“una bomba de contacto”. El entrevistador nuevamente pregunta: “¿No te importa morir?
Y el niño responde con voz cansada y temerosa: “No, porque sé que [pausa] más tarde
[pausa] esto va a llegar [pausa] a [pausa] pasar a la historia.”
Contraponiendo estas dos imágenes, una del presente representada por los ‘piedreros’ y
otra del presente representada por este niño, me pregunto ¿qué lugar otorgar a cada uno
de ellos? ¿Bajo qué ética de la violencia defender lo uno y lo otro? ¿Podemos escuchar otra
pregunta aquí? No es acaso la pregunta: ¿No te importa matar? Si bien este punto podría
darnos una reflexión enorme sobre la cultura de la violencia en nuestro país, y la
militarización de sus niñas y juventudes, la película toma posición y salvaguarda este
aspecto de la ‘épica insurreccional’ en detrimento de la violencia presente.
Al final del film sentí que este cóllage se fija en la galería de recuerdos cliché/readymade
del somocismo y la revolución. Porque tanto hemos visto imágenes tan similares, sino es
que las mismas, que nuestra mirada se obtura, y no las puede registrar más que como
estereotipos, perdieron toda su fuerza originaria. Si es que no provocan un campo de
invisibilidad, nos confunden. Un día la fotógrafa Claudia Gordillo me dijo que no debía
aplastar el valor representacional de la imagen y la formulación implícita dada por su
encuadre. Sin embargo, me gustaría agregar, siguiendo a la crítica cultural Nelly Richard,
que la imagen también se compone de discursos/textos que son los que la enmarcan en un
universo particular de significados. Es ahí cuando la imagen cobra potencia no solo respecto
a su capacidad transitiva sino a su potencial generador de conocimiento crítico de lo que
observamos. Y de esto es justamente de lo que se trata.
Sin texto o conocimiento del contexto es imposible una “rememoración eficaz” del pasado,
como la llama Hugo Vezzetti. La rememoración eficaz implica actos de memoria abiertos a
las prácticas de la inteligencia. La desmitificación misma del proceso revolucionario tendría
como consecuencia una revisión profunda de una de las décadas más violentas de la
historia de Nicaragua y de las ciudadanías que instituyó, la sociedad que la hace posible.
Trabajar una memoria ejemplar sobre la guerra y el servicio militar patriótico, el incesto
como política sexual estatal, los fraudes electorales, las relaciones familias-gobernanza y
los malos usos del bien público. Este es el debate fundamental que activa el film y en
donde entran todas las ciudadanías.
Al contrario de lo que comenté en los párrafos anteriores, cuando el film se mueve hacia
las imágenes de archivo de la postrevolución hay una mayor propensión a la captura de las
espectadoras por parte del relato. Esto lo pude percibir a partir de comentarios de
espectadoras del film. No solo porque son acontecimientos recientes que les ha tocado vivir
sino porque también hay un “humor social” (Vezzetti) que permite empatizar con la crítica
que hace Moncada al FSLN actual, directamente a Daniel Ortega y Rosario Murillo. En esto
consiste la transmisibilidad del relato y de la memoria, en la existencia de un marco de
relaciones y representaciones sociales que posibiliten su comprensión.
Palabras Mágicas es solo un ejemplo más de cómo hablar del pasado; de cómo asumir un
pasado en un mercado de subjetividades donde los grupos culturales no solo buscan un
rendimiento político favorable de estas narraciones en disputa, sino reconvertir su estatus
ciudadano; insistir en la justicia y la reparación. El impulso de Mercedes Moncada de
indignación pero también de resentimiento. Se suma a otro archivo, el de la ‘revolución
traicionada’. Moncada dice antes de moverse a los años 90: “cuando el humo se disipó, y
finalmente pude ver, ya no éramos los mismos, Él [Sandino] ya no estaba, solo queda el
espacio que ocupaba, que ahora está vacío.” Estas palabras me recordaron inmediatamente
a la sentencia dura con la que Violeta Barrios de Chamorro inicia sus autobiografía y que
perfectamente podría ser el subtexto de Moncada: “Los ideales de la Revolución han sido
traicionados” (1).
Hoy la voz de Moncada no es única, se une a otras de su generación como las de los
excombatientes del Batallón de Lucha Irregular Sócrates Sandino y otras. Quiero creer que
una apuesta por la discusión pública del pasado, por la contradicción, que es lo que
finalmente permitirá la democratización del relato histórico en este país.
Palabras Mágicas. Para romper un encantamiento. Dir. Mercedes Moncada, 2012.
Conversación personal con Jean Franco en Managua (Agosto 2012)
Esta idea es de Ileana Rodríguez, surgió mientras mirábamos juntas la
película (Enero
2013)
Gringber Pla, Valeria.“En defensa de la afectividad: cine, justicia y ciudadanía”. En
Revista de Historia No 27. IHNCA-UCA, 2012 (en prensa)
Butler, Judith. Frames of War. When is life grievable? Londres/ NY: Verso, 2010.
Vezzetti, Hugo. Pasado y presente. Guerra, dictadura y sociedad en la Argentina.
Buenos Aires: Siglo XXI, 2002.
La traducción es mía. Barrios de Chamorro, Violeta. Dreams of the Heart: the
autobiography of President Violeta Barrios de Chamorro of Nicaragua. NY: Simon &
Schuster, 1996.
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⇒ ADRIANA PALACIOS: Memoria e Imagen - Palabras Mágicas
MERCEDES MONCADA RODRIGUEZ
Con el largometraje documental La
pasión de María Elena (2003) ganó el
premio al mejor largometraje
mexicano en el Festival de
Guadalajara y diversos premios en
otros festivales internacionales. En
enero de 2005 finalizó el
largometraje documental El inmortal,
exhibido en la Berlinale, San
Sebastián (Horizontes Latinos) y
Sundance, entre otros festivales, y
elegido mejor largometraje
documental iberoamericano en
Guadalajara. La sirena y el buzo, su
película anterior, fue estrenada en
The International Forum of New
Cinema – Berlinale, en 2009.
ADRIANA PALACIOS (1982)
Estudio leyes en la UNAN-León. Es
miembro del Grupo de Estudios del
Instituto de Historia de Nicaragua y
Centroamérica (IHNCA-UCA) y del
colectivo de pensamiento ex/CentrO
(http://excentro.blogspot.com/).
Ha trabajado sobre la autobiografía
de Violeta Barrios "Sueños del
Corazón o la política
postrevolucionaria nicaragüense",
proyecto de investigación que
presentó recientemente en la 12va
Conferencia de Latinoamericanistas
de Ohio- OLAC. También ha publicado
"Políticas de miedo y ciudadanías
abyectas. La memoria de los años 80
en Nicaragua" (Revista de Historia
No.28, en prensa), así como
participado en los congresos
internacionales Memoria, Cultura y
Ciudadanía organizados por el IHNCAUCA.
Actualmente, en colaboración con
Ileana Rodríguez, escribe un artículo
sobre los testimonios de mujeres
recogidos en Memorias de la Lucha
Sandinista de Mónica Baltodano que
será públicado en Colombia.
© CARÁTULA, 2004-2013. Cada autor es responsable de sus comentarios.
Carátula no asume responsabilidad alguna por las opiniones expresadas por sus colaboradores o lectores.
Webmasters:
y @vivas.
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