60 - Archidiócesis de Madrid
Transcripción
60 - Archidiócesis de Madrid
DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 1 DOLENTIUM HOMINUM N. 60 – año XX – N. 3, 2005 REVISTA DEL PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PASTORAL DE LA SALUD DIRECCION CORRESPONSALES S.EM. CARD. JAVIER LOZANO BARRAGÁN, Director S.E. MONS. JOSÉ L. REDRADO, O.H., Redactor Jefe P. FELICE RUFFINI, M.I., Secretario COMITE DE REDACCION BENEDETTINI P. CIRO BOLIS DRA. LILIANA CUADRON SOR AURELIA D’ERCOLE P. GIOVANNI EL-HACHEM DRA. MAYA GRIECO P. GIANFRANCO HONINGS P. BONIFACIO IRIGOYEN MONS. JESÚS JOBLIN P. JOSEPH MAGNO P. VITO NEROZZI-FRAJESE DRA. DINA PLACIDI ING. FRANCO SANDRIN P. LUCIANO TADDEI MONS. ITALO BAUTISTA P. MATEO, Bolivia CASSIDY MONS. J. JAMES, U.S.A. DELGADO P. RUDE, España FERRERO P. RAMON, Mozambique GOUDOTE P. BENOIT, Costa de Marfil LEONE PROF. SALVINO, Italia PALENCIA P. JORGE, México PEREIRA P. GEORGE, India VERLINDE SRA. AN, Bélgica WALLEY PROF. ROBERT, Canadá TRADUCTORES CHALON DRA. COLETTE CASABIANCA SRA. STEFANIA FARINA SRA. ANTONELLA FFORDE PROF. MATTHEW QWISTGAARD SR. GUILLERMO Dirección, Redacción, Administración: PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PASTORAL DE LA SALUD, CIUDAD DEL VATICANO; Tel. 06.698.83138, 06.698.84720, 06.698.84799; Fax: 06.698.83139 www.healthpastoral.org - e-mail: [email protected] Publicación cuatrimestral. Suscripción: 32 € comprendidos los gastos de envío Impreso en la Editrice VELAR, Gorle (BG) En la cubierta: vidriera de P. Costantino Ruggeri Poste Italiane s.p.a. Spedizione in Abbonamento Postale - D.L. 353/2003 (conv. In L. 27/02/2004 nº 46) art. 1, comma 2, DCB Roma DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 2 Sumario 4 Mensaje para la XIV Jornada Mundial del Enfermo Benedicto XVI 43 El ministerio católico de la salud en Canadá Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal de Canadá 7 Discurso del Santo Padre durante su visita al Hospital Infantil del “Niño Jesús” Benedicto XVI 48 Los profesionales de la Salud Departamento de Pastoral de la Salud, España Carta del Santo Padre al Cardenal Lozano Barragán Benedicto XVI 61 Homosexualidad y campaña contra la homofobia en México S.E. Mons. Rodrigo Aguilar Martínez 9 2 10 Saludo de homenaje al Cardenal Lozano Barragán con ocasión del Jubileo de Oro Sacerdotal S.E. Mons. José L. Redrado, O.H. 11 Homilía con ocasión del Jubileo Sacerdotal de Oro S.Em. Card. Javier Lozano Barragán 64 Protocolo de entendimiento entre la Región Lombardía y la Región Eclesiástica Lombardía para reglamentar el servicio de asistencia religiosa católica en las entidades sanitarias y asistenciales públicas y privadas acreditadas TESTIMONIOS ARGUMENTOS 14 Dolor-Música-Oración Prof. Pierluigi Zucchi, S.O. Prof. Bonifacio Honings, O.C.D. Prof. Maria Rosa Voegelin 70 He recobrado mi cuerpo “perdido” a causa de la enfermedad – Experiencia S.E. Mons. José L. Redrado, O.H. 31 Seguridad y salud humana Dr. Shigeki Sumi 73 La enfermedad de Alzheimer: una experiencia de sufrimiento y crecimiento S.E. Mons. Bruno Bertagna 35 Enfermos en la cárcel, la importancia de la intuición pastoral Revdo. Waldemar Woźniak 77 Nota sobre la Jornada Mundial de la Salud Mental S.Em. Card. Javier Lozano Barragán 40 Nota del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud sobre el denominado derecho a la salud reproductiva 78 Comisión Episcopal para la Pastoral de la Salud de la República Centroafricana Dr. Reginamaria Eder Las ilustraciones de este número proceden del volumen: “Archivio Segreto Vaticano” a cura di Terzo Natalini, Sergio Pagano, Aldo Martini. Firenze, Nardini Editore, 1991 DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 3 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 4 Mensaje del Papa Benedicto XVI para la XIV Jornada Mundial del Enfermo ADELAIDA, AUSTRALIA, 11 FEBRERO 2006 Queridos hermanos y hermanas: El 11 de febrero del 2006, memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen de Lour- 4 des, se celebrará la 14ª Jornada Mundial del Enfermo. El año pasado la Jornada se desarrolló en el Santuario mariano de Mvolyé en Yaoundé, y en esa ocasión, en nombre de todo el Continente africano, los fieles y sus Pastores reafirmaron su compromiso pastoral a favor de los enfermos. La próxima Jornada se celebrará en Adelaide, Australia, y las manifestaciones culminarán con la Celebración eucarística en la Catedral dedicada a San Francisco Javier, incansable misionero de las poblaciones de Oriente. En esa oportunidad, la Iglesia desea inclinarse con particular solicitud sobre las personas que sufren, llamando la atención de la opinión pública sobre los problemas ligados con la dificultad mental, que afecta a un quinto de la humanidad y constituye una real y verdadera emergencia socio-sanitaria. Al recordar la atención que mi venerado predecesor Juan Pablo II dedicaba a esta manifestación anual, también yo, queridos hermanos y hermanas, quisiera estar presente espiritualmente en la Jornada Mundial del Enfermo para detenerme a reflexionar en sintonía con los participantes sobre la situación de los enfermos mentales en el mundo y solicitar el compromiso de las Comunidades eclesiales dando testimonio de la tierna misericordia del Señor. En muchos Países aún no existe una legislación al respecto y en otros falta todavía una política bien definida sobre la salud mental. Asimismo, hay que notar que la prolongación de conflictos armados en varias regiones de la tierra, el acontecimiento de DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 5 terribles catástrofes naturales, la expansión del terrorismo, además de causar un número impresionante de muertos, han generado en no pocos supérstites traumas psíquicos, de los que difícilmente se recuperan. En los Países que cuentan con un elevado desarrollo económico, los expertos reconocen también como origen de nuevas formas de transtorno mental la influencia negativa de la crisis de los valores morales. Esto aumenta el sentido de soledad, minando e incluso disgregando las tradicionales formas de cohesión social, comenzando por el instituto de la familia y marginando a los enfermos, especialmente aquellos mentales, a menudo considerados como un peso para la familia y para la comunidad. Quisiera hacer resaltar aquí el mérito de quienes, en formas y niveles diferentes, trabajan para que no disminuya el espíritu de solidaridad, y se persevere más bien en la atención a estos hermanos y hermanas nuestros, inspirándose en ideales y principios humanos y evangélicos. Por tanto, animo los esfuerzos de quienes trabajan para que se otorgue a todos los enfermos mentales el acceso a los cuidados necesarios. Lamentablemente, en muchas partes del mundo los servicios a favor de estos enfermos son carentes, insuficientes o en ruina. El contexto social no siempre acepta a los enfermos de mente con sus limitaciones, y también debido a esto hay dificultad para lograr los necesarios recursos humanos y financieros. Se advierte la necesidad de integrar mejor el binomio terapia adecuada y nueva sensibilidad frente a la dificultad, de modo que se permita a los agentes del sector salir al encuentro con mayor eficacia de los enfermos y de las familias que por sí solos no tienen la capacidad de seguir adecuadamente a sus familiares en dificultad. La próxima Jornada Mundial del Enfermo es una circunstancia oportuna para manifestar solidaridad a las familias que tienen a su cargo a personas enfermas de mente. Deseo dirigirme ahora a vosotros, queridos hermanos y hermanas afligidos por la enfermedad, para invitarles a ofrecer junto con Cristo vuestra condición de sufrimiento al Padre, con la seguridad de que cada prueba acogida con resignación tiene DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 5 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 6 merecimiento y atrae la benevolencia divina sobre toda la humanidad. Manifiesto mi aprecio hacia quienes los asisten en los centros residenciales, en los Day Hospital, en los Departamentos de diagnósticos y cuidados, y los exhorto para que hagan todo lo posible a fin de que nunca falte al necesitado la asistencia médica, social y pastoral que respete la dignidad propia de cada ser humano. La Iglesia, especialmente mediante la obra de los capellanes, no dejará de ofrecerles su ayuda, ya que está totalmente convencida de que está llamada a manifestar el amor y la solicitud de Cristo hacia los que sufren y los que se ocupan de ellos. A los agentes pastorales, a las asociaciones y organizaciones del voluntariado recomiendo que sostengan, con formas e 6 iniciativas concretas, a las familias que tienen a su cargo enfermos mentales, a favor de los cuales auspicio que aumente y se difunda la cultura de la acogida y de la comparticipación, gracias también a leyes adecuadas y a planos sanitarios que prevean recursos suficientes para su aplicación concreta. Urge la formación y la actualización del personal que trabaja en un sector tan delicado de la sociedad. Cada cristiano, según su propia tarea y su responsabilidad, está llamado a brindar su aporte a fin de que se reconozca, se respete y se promueva la dignidad de estos hermanos nuestros. Duc in altum! Esta invitación de Cristo a Pedro y a los Apóstoles la dirijo a las Comunidades eclesiales esparcidas en el mundo y, de manera especial, a los que están al servicio de los enfermos, porque con la ayuda de María Salus infirmorum, den testimonio de la bondad y de la paternal solicitud de Dios. La Virgen Santa consuele a los que están marcados por la enfermedad y sostenga a los que, como el buen Samaritano, suavizan las llagas corporales y espirituales. A cada uno aseguro un recuerdo en la oración, mientras gustoso imparto a todos mi Bendición. Desde el Vaticano, 8 de diciembre de 2005. BENEDICTO XVI DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 7 Discurso del Santo Padre Benedicto XVI durante su visita al Hospital Infantil del “Niño Jesús” VIERNES, 30 DE SEPTIEMBRE 2005 Señores administradores del hospital y distinguidas autoridades; queridos niños: Al final de mi visita, me alegra entretenerme con vosotros, agradeciéndoos vuestra cordial acogida. Doy las gracias al señor presidente de este hospital pediátrico “Niño Jesús” por las palabras que me ha dirigido en nombre de todos vosotros, palabras de fe y de verdadera caridad cristiana. Saludo a los presidentes de la región y de la provincia, al alcalde de Roma y a las demás autoridades aquí reunidas. Mi gratitud va también a los administradores, a los directores y a los coordinadores de los departamentos del hospital, así como a los médicos, a los enfermeros y a todo el personal. Con afecto me dirijo sobre todo a vosotros, queridos niños, y a vuestros familiares, que están junto a vosotros con mucha solicitud. Gracias de corazón a vuestro representante, que me ha ofrecido un hermoso regalo en nombre de toda la familia del “Niño Jesús”. Estoy cerca de cada uno de vosotros y quisiera haceros sentir el consuelo y la bendición de Dios. El mismo deseo quiero expresar a quienes se encuentran en las sucursales de Palidoro y Santa Marinella, igualmente tan cerca de mí. Para mi primera visita a un hospital, he elegido el “Niño Jesús” por dos motivos: ante todo, porque este centro pertenece a la Santa Sede, y lo sigue con solicitud el cardenal Secretario de Estado, que está aquí presente. Al pasar por algunas salas y encontrarme con tantos niños que sufren he pensado espontaneamente en Jesús, que amaba tiernamente a los niños y quería que los dejaran acercarse a él. Sí, como Jesús, también la Iglesia manifiesta una predilección particular por la infancia, especialmente cuando se trata de niños que sufren. Este es, pues, el segundo motivo por el que he venido a visitaros: para testimoniar también yo el amor de Jesús a los niños, un amor que fluye espontáneamente del corazón y que el espíritu cristiano acrecienta y refuerza. El Señor dijo: “Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mt 25, 40. 45). En toda persona que sufre, más aún si es pequeña e indefensa, Jesús nos acoge y espera nuestro amor. Por tanto, queridos amigos, es importante el trabajo que realizáis aquí. Pienso en las operaciones de vanguardia, que dan renombre al “Niño Jesús”; pero pienso también y sobre todo en el trabajo ordinario, de cada día: la acogida, la hospitalización y la asistencia solícita a los pequeños pacientes – ¡y son tantos! –, que se dirigen a vuestras estructuras sanitarias. Esto requiere una gran disponibilidad, una búsqueda constante para multiplicar los recursos disponibles; exige atención, espíritu de sacrificio, paciencia y amor desinteresado, para que las madres y los padres puedan encontrar aquí un lugar donde se respire esperanza y serenidad incluso en los momentos de mayor aprensión. Permitidme expresar aún unas palabras precisamente sobre la calidad de la acogida y de la atención que se reserva a los enfermos. Aquí vuestra preocupación es asegurar un tratamiento excelente no sólo bajo el perfil sanitario, sino también bajo el aspecto humano. Tratáis de dar una familia a los pacientes y a sus acompañantes, y esto requiere la contribución de todos: de los dirigentes, de los DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 7 DH n.60 spa 1-80 8 12-01-2006 10:21 Pagina 8 médicos, de los enfermeros y de los agentes sanitarios en las diferentes unidades, del personal y de las numerosas y beneméritas organizaciones de voluntarios, que diariamente prestan su valioso servicio. Este estilo, que vale para toda clínica, debe caracterizar de modo especial a las que se inspiran en los principios evangélicos. Además, para los niños no hay que escatimar ningún recurso. Por tanto, en el centro de todo proyecto y programa debe estar siempre el bien del enfermo, el bien del niño enfermo. Queridos amigos, gracias por vuestra colaboración en esta obra de gran valor humano, que representa también un apostolado muy eficaz. Rezo por vosotros, sabiendo que esta misión vuestra es ardua. Pero estoy seguro de que todo resultará más fácil si, al dedicar vuestras energías a todos los pequeños huéspedes, sabéis reconocer en su rostro el rostro de Jesús. Al recogerme en la capilla, me he encontrado con los sacerdotes, las religiosas y cuantos acompañan vuestro trabajo con su dedicación, en particular asegurando una oportuna animación espiritual. Que la Iglesia sea precisamente el corazón del hospital: de Jesús realmente presente en la Eucaristía, del dulce Médico de los cuerpos y de las almas, sacad la fuerza espiritual para confortar y curar a cuantos están internados aquí. Por último, permitidme una reflexión exquisitamente pastoral, como Obispo de Roma. El hospital “Niño Jesús”, además de ser una obra inmediata y concreta de ayuda de la Santa Sede a los niños enfermos, representa una vanguardia de la acción evangelizadora de la comunidad cristiana en nuestra ciudad. Aquí se puede dar un testimonio concreto y eficaz del Evangelio en contacto con la humanidad que sufre; aquí se proclama con los hechos el poder de Cristo, que con su espíritu cura y transforma la existencia humana. Oremos para que, junto con la asistencia, se comunique a los pequeños huéspedes el amor de Jesús. Que María santísima, Salus infirmorum – Salud de los enfermos –, a quien sentimos aún más cerca, como Madre del Niño Jesús y de todos los niños, os proteja a vosotros, queridos enfermos, y a vuestras familias, a los dirigentes, a los médicos y a toda la comunidad del hospital. A todos imparto con afecto la bendición apostólica. DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 9 Carta del Santo Padre al Cardenal Lozano Barragán A Nuestro Venerable Hermano S. E. R. Cardenal JAVIER LOZANO BARRAGÁN Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud Me uno a toda la amada comunidad mexicana de Roma y de tu patria, Venerable Hermano, y con satisfacción comparto en este momento feliz las manifestaciones sencillas y profundas de reconocimiento dedicadas a tí en estos días en que se celebrará el jubileo de oro de tu sacerdocio. De hecho, antes de que Nuestro predecesor Juan Pablo II, de inmortal memoria, te confiase el cargo de Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, tú ya habías desarrollado gran parte de tu ministerio sacerdotal en variadas y múltiples obras y servicios en favor de la Iglesia en tu patria donde brillaron tus cualidades pastorales y la conciencia del deber. No considero necesario evocar aquí detalladamente los consejos útiles de tu trabajo en la Sociedad Teológica Mexicana, en el Instituto Teológico Pastoral CELAM, y sobre todo en el cargo episcopal de la archidiócesis de Ciudad de México y luego los doce años de guía prudente de la grey de Zacatecas donde con particular amor promoviste la renovación del clero, la consolidación de las estructuras de la diócesis y el diálogo con la cultura. A los méritos de tu provechoso apostolado, es preciso añadir también los numerosos y grandes servicios que tú ofreces en calidad de miembro activo de varios Ministerios de la Curia Romana. Y, como hemos dicho antes, tu actividad se ha distinguido durante estos nueve años en beneficio de la Pastoral de la Salud. Por tanto, Venerable Hermano, tenemos razones para dirigirte personalmente a través de esta carta nuestras sentidas felicitaciones con ocasión del 50º aniversario de tu Sacerdocio que, por gracia de Dios, se cumple el próximo 30 de octubre. Nos unimos a tí, pues, no sólo con particular benevolencia, sino también con esta carta, dando gracias a Dios, Autor de todo bien, y manifestándote las merecidas congratulaciones por un ministerio tan fecundo y variado. Finalmente, al formular los augurios de muchos años aún de buena salud en la viña elegida de la Iglesia al servicio de Dios, te impartimos de corazón Nuestra Bendición Apostólica, prenda segura de las gracias celestiales y signo evidente de nuestra benevolencia. Desde el Vaticano, 26 de octubre de 2005, primer año de Nuestro Pontificado. BENEDICTO XVI DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 9 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 10 Saludo de homenaje al Cardenal Javier Lozano Barragán con ocasión del Jubileo de Oro Sacerdotal 30 DE OCTUBRE DE 2005 Eminencia Reverendísima: En nombre del Pontifico Consejo para la Pastoral de la Salud y de todas las personas presentes, dirijo a usted, Eminencia, una palabra de homenaje con ocasión del 50º aniversario de su ordenación sacerdotal. 10 1. La circunstancia que nos ve reunidos esta tarde en esta bellísima Iglesia de Santa María en Trastevere es conocida por todos, esto es, la celebración del 50º de Misa, como se acostumbra decir en Italia, del Cardenal Javier Lozano Barragán, Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud. 2. Eminencia, como bien sabemos la cifra 50 es bíblica; y en su caso, se trata de festejar medio siglo de servicio generoso y fiel a Dios y a la Iglesia. 3. Su Jubileo es un kairos en el sentido de que se celebra al término del año de la Eucaristía y en el mes del Sínodo de Obispos sobre la Eucaristía; deseo subrayar con esto el nexo profundo que une el sacerdocio a la eucaristía que estamos por celebrar. 4. Como el Santo Padre ha recordado en la carta que le ha dirigido, en estos 50 años de rico y fecundo ministerio sacerdotal, usted ciertamente ha experimentado la bondad y la benevolencia de Dios hacia su persona, pero también su amor y su misericordia al haberle llamado y haberle otorgado el grande don del sacerdocio. A esta grande gracia, usted ha respondido diciendo sí al proyecto de Dios, siguiendo el ejemplo de la Virgen Santísima, confiándose plenamente a Dios que hace crecer esa semilla espiritual que en la caridad pastoral lo configura a Cristo, eterno Sacerdote y Buen Pastor. Frente a tan sublime misterio de la vocación y del don del sacerdocio, sólo nos queda cantar con el salmista: Misericordiam Domini in aeterno cantabo DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 5. Como lo hace desde hace 50 años, dentro de poco, usted elevará el cáliz de la sangre de Cristo, el cáliz de la salvación, fuente y cumbre de su vida sacerdotal; el sacerdocio es el ministerio sagrado de la Iglesia por la “salus animarum”. La eucaristía es la mejor respuesta a la interrogante fundamental: ¿cómo dar gracias al Señor por todos los beneficios espirituales recibidos durante estos 50 años? Levantaré el cáliz de salvación, invocando su Nombre. Que esta Santa Eucaristía refuerce cada vez más su amistad con Jesús eucaristía y reavive en los fieles, en nosotros, el deseo de conocer, amar y servir a Dios en todo y en todos. Una vez más, en nombre de todos muchísimos augurios de paz, gozo y bien en el Señor. Así sea. S.E. Mons. JOSÉ L. REDRADO, O.H. Obispo titular de Ofena, Secretario del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 11 Homilía con ocasión del Jubileo Sacerdotal de Oro BASÍLICA DE SANTA MARÍA EN TRASTEVERE ROMA, 30 DE OCTUBRE DE 2005 Cincuenta años de sacerdocio son un regalo muy especial del Señor. La vocación al sacerdocio ministerial ya es de suyo algo que causa asombro. La vida en sí misma es el gran don que el Señor nos ha donado; celebrar un aniversario como éste es motivo aún más grande para agradecer sinceramente a Dios. El ha entregado este don en nuestras manos y a cada uno nos ha confiado una tarea que en último análisis es para que desarrollemos aún más el don recibido. El distribuye estos dones como mejor cree. Según mi parecer, el más grande de ellos es el que nos hace hijos de Dios y, luego, entre los hijos de Dios, el conceder a algunos el don del sacerdocio ministerial. Así, pues, llegando al quinquagésimo aniversario de la acogida de este don que ha configurado toda mia vida, mi respuesta no puede ser otra sino la de agradecer al Señor por todo lo que han significado estos cincuenta años para mí. El Señor me ha dado la vida, me ha hecho el don fundamental de la filiación divina con el Bautismo y con los demás sacramentos y hace cincuenta años quiso ofrecerme el don especial que me causa más asombro: mi Ordenación sacerdotal. Cada don comporta también una obligación que se debe desenvolver de acuerdo con la forma como el Señor quiso manifestarse en cada uno de nosotros. El ayuda para que el desarrollo del don siga perteneciendo también a El. Hoy deseo agradecer al Señor por todo lo que durante estos 50 años ha querido realizar a través de mi persona. Estoy convencido de que todo el bien proviene de El, mientras todas las faltas provienen de mí. Por esto, junto con el pleno agradecimiento al Señor, deseo pedirle sinceramente perdón y misericordia por las veces que he faltado al no haber estado a la debida altura. En mi Ordenación sacerdotal mi lema fue la gloria de Dios; en la Ordenación episcopal ha sido ser testigo de la Resurrección del Señor, que ha sido también el de mi creación como Cardenal. Cuando recordé el año pasado el Jubileo de Plata episcopal, celebré la Eucaristía como agradecimiento; hoy, al recordar el Jubileo de Oro sacerdotal, deseo ofrecer la Eucaristía como oración para obtener la misericordia y el perdón de Dios. Pero hoy es también un día de agradecimiento a todos vosotros y a todos los que han delineado mi vida sacerdotal durante estos 50 años. Tengo presente mi Diócesis de origen, Zamora, mi Seminario, mi Obispo que me llamó para ser sacerdote, Su Excelencia José Gabriel Anaya y Diez de Bonilla; el Obispo que me ordenó: el Cardenal Carlo Confalonieri; también tengo presente al Pontificio Colegio Pío Latinoamericano donde fui ordenado, a mis Superiores de entonces; a mis profesores de la Pontificia Universidad Gregoriana; a mis colegas profesores del Seminario de Zamora; a los queridos Cardenales y Obispos del Consejo Episcopal para América Latina con quienes he trabajado por más de veinticinco años, a los diferentes Centros teológicos que me acogieron como profesor tanto en América como en Europa; a la Archidiócesis de México, donde fui Obispo auxiliar durante cinco años y medio; a la Diócesis de Zacatecas de la cual el Señor me concedió ser su Obispo por doce años; al llorado Papa Juan Pablo II que me llamó para que colaborase con él en la Curia Romana; a Su Santidad el Papa Benedicto XVI que se ha dignado confirmarme en el mismo cargo y que DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 se ha hecho presente especialmente hoy con su sentida carta de augurios que hemos escuchado hace poco. Advierto también una presencia especial de todo el Colegio cardenalicio que, por intermedio del Cardenal Secretario de Estado, Su Eminencia Angelo Sodano, me ha enviado la cordial carta de augurios que también hemos leído; del Dicasterio de la Pastoral para la Salud con su Secretario S.E. Mons. José Luis Redrado y con el Vice-Secretario, el Revdo. P. Felice Ruffini, mi Secretario personal Mons. Antonio Soto y los demás oficiales del Dicasterio, junto con los Miembros y los Consultores, por la acogida y el trabajo que venimos desarrollando desde hace ya nueve años, y de toda la Curia Romana. También merece ser recordada en forma especial mi familia. En particular mi madre, que tuvo una parte muy importante en mi vocación sacerdotal y me acompañó desde cerca durante los primeros veinte años de mi vida sacerdotal, hasta su muerte. Mis hermanos, mis sobrinos, todas las personas a las que debo mucho. 11 DH n.60 spa 1-80 12 12-01-2006 10:21 Pagina 12 Un agradecimiento especial debo dar a las Hermanas que me han acompañado durante toda mi vida episcopal: Sor Estela y Sor Eloísa. Al llegar a Roma hace nueve años, fui acogido con particular amistad por muchas familias romanas, que me honran con su especial consideración. Me han hecho sentir en mi casa. Deseo agradecer aquí a las familias Romagnoli-Castellano, Magliarditi, Giunchiglia, Padoan, Colucci y al Prof. Giovanni Minisola, así como a muchas familias más de las cuales soy deudor. Gracias a todos. Son cincuenta años de sacerdocio que el Señor me ha concedido sin mérito alguno de mi parte. El actuar in persona Christi, haciendo contemporáneamente presente su obra salvífica, es el don más gratificante que puedo recibir, y es la mejor realización que puedo encontrar para dar sentido a mi vida. Gracias infinitas al Padre que me ha concedido su Espíritu a fin de que pudiese conformarme a Cristo Capite, Pastor, Siervo y Esposo de su Iglesia. Permítanme una vez más presentar mi más profundo agradecimiento, que recibirá en el cielo, al Santo Padre Juan Pablo II, que me llamó para ayudarlo en su tarea de orientar, promover y coordinar en su nombre la Pastoral de la Salud; y deseo una vez más agradecer al Santo Padre Benedicto XVI, no sólo por haberme confirmado como Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, sino también por toda la benevolencia que he recibido de él antes de que fuera elegido Sumo Pontífice. No puedo concluir sin manifestar mi agradecimiento sincero y muy cordial al P. Matteo, Párroco de esta Parroquia de Roma, marcada con el número uno entre todas las existentes en la Urbe, por su disponibilidad hacia el parroquiano más cercano, ya que mi habitación forma precisamente ángulo con esta bellísima Basílica. Desde cuando le he manifestado mi deseo de celebrar aquí mi Jubileo, ha aceptado con mucha cordialidad y mucha disponibilidad para que todo sea posiblemente bello y eficiente. Junto al párroco deseo agradecer también a la Comunidad de Sant’Egidio. Su solicitud y eficacia han sido indispensables para este evento significativo. Gracias, gracias por todo. La vida está en las manos de Señor. Por el espacio que el Señor aún querrá concederme para trabajar en su Iglesia, os pido que me ayudéis a implorar al Señor Jesús, Sumo y DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 Eterno Sacerdote, la gracia para realizar en el mejor modo posible mi misión. La Virgen ha estado en el nacer de mi sacerdocio, especialmente bajo la invocación de Guadalupe. En su Santuario en México, recibí la Ordenación Episcopal, agradecí por el don gratuito del Cardenalato y he celebrado el Jubileo de Plata episcopal. Hoy, en esta Basílica de Santa María en Trastevere, entre las más antiguas y bellas dedicadas a la Santísima Virgen, tengo el privilegio de celebrar mi Jubileo de Oro Sacerdotal. En el icono central del ábside podemos contemplar a Cristo que abraza con ternura a su madre y le dice: Ven elegida mía y te colocaré en mi trono; la Virgen le responde: Su mano izquierda sobre mi cabeza y con la derecha me abraza. Quiera la Virgen acogerme en sus brazos maternos y también yo sea estrechado por Cristo en su infinita misericordia; que este sea el sentido de esta Eucaristía y la prenda del abrazo final de perdón y de acogida que benignamente espero recibir. S.Em. Card. JAVIER LOZANO BARRAGÁN Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud Santa Sede DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 13 Argumentos Dolor - Música - Oración Seguridad y salud humana Enfermos en la cárcel, la importancia de la intuición pastoral Nota del Pontificio Consejo para la Pastoral de la salud sobre el denominado derecho a la salud reproductiva El ministerio católico de la salud en Canadá España: los profesionales de la salud Homosexualidad y campaña contra la homofobia en México Protocolo de entendimiento entre la Región Lombardía y la Región Eclesiástica Lombardía DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 14 Dolor - Música - Oración EVALUACIÓN DE LOS EFECTOS DE LA MÚSICA Y DE LA ORACIÓN EN LA EFICACIA DE LA TERAPIA FARMACOLÓGICA EN SUJETOS AFECTOS DE CEFALEA MÚSCULO-TENSIONAL (DOLOR CRANIO-FACIAL) PRIMERA PARTE Parte General Para entender mejor el planteamiento del estudio que afrontaremos, nos complace iniciar proporcionando las definiciones más acreditadas que la literatura da sobre el dolor, la música (músicoterapia) y la oración. 14 Definición del dolor Sobre el dolor presentamos: 1) la definición del Comité para la Taxonomía de la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor: “El dolor es una experiencia sensorial y emocional displacentera, la cual se encuentra asociada a un daño tisular, real, potencial, o bien, descrito en términos de dicho daño” (I.A.S.P., 1979), y la definición de la Escuela Algológica Florentina: “El dolor es una entidad psicofísica de valores universales, en cuya percepción están en causa factores individuales, culturales y religiosos diferentes y a cuyo encuadramiento participan no sólo las ramas de la medicina y de la biología, sino también las de las ciencias humanas (Filosofía y Psicología)” (P.L. Zucchi, 1983). Definición de la Musicoterapia Rolando Benenzon la define de este modo: “La Musicoterapia es una técnica psicoterapéutica que emplea el sonido, la música, el movimiento y los instrumentos del cuerpo, sonoros y musicales, para determinar un proceso histórico de vínculo entre el terapeuta y su paciente o grupos de pacientes, con el objetivo de mejorar la calidad de la vida, rehabilitar y recuperar a los pacientes para la sociedad”. Definición de la Oración De las diferentes definicio- nes que se da sobre la oración, hemos elegido la que aparece en el Dizionario Enciclopedico di Spiritualità (vol. 3, Città Nuova, 1990) y la que nos proporciona el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC). El Diccionario Enciclopédico de Espiritualidad define la oración del siguiente modo: “La oración es un fenómeno primario de la vida religiosa, es el corazón, el gesto central, hasta el punto que ella caracteriza al hombre religioso de aquel que no es religioso. Como la religión, se trata de un hecho universal, que lo encontramos en la fe popular de todos los pueblos y de todas las culturas. Presupone la fe en un Dios personal y presente. Dios está en la conciencia del que ora no como una idea filosófica o teológica, sino como una realidad, como una persona presente. La relación con Dios es vivida como distancia y también como contacto. El creyente no tiene ninguna duda sobre la posibilidad de comunicar con Dios aunque no lo ve; sabe también que está obligado, en sentido estricto, a orar. Por esto la encontramos en todas las religiones teístas como acto fundamental de la vida religiosa, incluso allí donde la fe en un Dios personal (o en dioses personales) sólo se configura de modo vago, o está ofuscada por falsas representaciones. Este es un signo de que el hombre no degenerado no puede vivir sin la oración”. El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) define la oración de la forma siguiente: La oración supone un esfuerzo y una lucha contra nosotros mismos y contra las astucias del Tentador. El combate de la oración es inseparable del “combate espiritual” necesario para actuar habitualmente según el Espíritu de Cristo: se ora como se vive porque se vive como se ora (CCC, 2752). En el combate de la oración DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 debemos hacer frente a concepciones erróneas, a diversas corrientes de mentalidad, a la experiencia de nuestros fracasos. A estas tentaciones que ponen en duda la utilidad o la posibilidad misma de la oración conviene responder con humildad, confianza y perseverancia (CCC, 2753). Las dificultades principales en el ejercicio de la oración son la distracción y la sequedad. El remedio está en la fe, la conversión y la vigilancia del corazón (CCC, 2754). Dos tentaciones frecuentes amenazan la oración: la falta de fe y la acedia que es una forma de depresión o de pereza debida al relajamiento de la ascesis y que lleva al desaliento (CCC, 2755). La confianza filial se pone a prueba cuando tenemos el sentimiento de no ser siempre escuchados. El Evangelio nos invita a conformar nuestra oración al deseo del Espíritu (CCC, 2756). “Orad continuamente” (1 Ts 5, 17). Orar es siempre posible. Es incluso una necesidad vital. Oración y vida cristiana son inseparables (CCC, 2757). La oración de la ‘Hora de Jesús’, llamada con razón ‘oración sacerdotal’ (Jn, 17), recapitula toda la Economía de la creación y de la salvación. Inspira las grandes peticiones del ‘Padre Nuestro’” (CCC, 2758). Aspectos históricos Todos los históricos concuerdan que el primer ejemplo del efecto positivo de la Musicoterapia en el organismo es el que encontramos en la Biblia en el siguente paso (1 Samuel 16, 23): “Cuando el espíritu de Dios saltaba a Saúl, tomaba David la cítara, la tocaba, Saúl encontraba calma y bienestar, y el espíritu malo se apartaba de él”. DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 15 Otros documentos que ponen en primer plano la influencia que tiene la Musicoterapia en el cuerpo son los antiguos papiros egipcios de medicina, que Petrie descubrió en 1899 en Karoun y que se remontarían al 1500 a.C. En estos papiros sobresale la influencia terapéutica de la música con respecto a la fertilidad y al bienestar de la mujer embarazada. Dicho planteamiento lo encontramos también en recientes estudios (R. Coluzzi, Musicoterapica e Gravidanza, Il Microtauro Editore, Roma, 2004). Asimismo, en la cultura egipcia se pensaba que el dios Thot hubiese creado el mundo no con el pensamiento o la acción, sino únicamente con su voz. De la abundante literatura vemos que se han efectuado estudios sobre el efecto de la música en varias patologías, partiendo de una base empírica. En las sociedades primitivas se consideraba con frecuencia que todo ser, viviente o muerto, podía ser identificado a través de un sonido propio al cual respondía. Es por esto que durante los ritos mágicos para la salud de su paciente, los médicos exorcistas trataban de descubrir el sonido al que podía responder el enfermo. Los griegos utilizaron la música como verdadera y real terapia para preservar y curar muchas enfermedades físicas y mentales. Desde la época pre-homérica del mito de Orfeo y Eurídice, se señalaban los beneficiosos efectos terapéuticos de la música. De hecho, se narra que Orfeo, hijo de Apolo, dios de la música, y de Caliope, musa del canto, crease con su arte condiciones tan agradables que hasta los pájaros se le acercaban creando en él una aureola, los peces salían de las aguas para escuchar su canto, los árboles se doblaban para acercarse a él. Se narra en los textos de mitología que Orfeo, enamorado de Eurídice, que muere por la mordida de una serpiente, fue hasta el infierno para encontrar a su enamorada y hacerla volver entre los vivos. Frente al río Estigia, que separa el mundo de los vivos de aquel de los muertos, en- cuentra al barquero Caronte. Orfeo comienza a cantar y Caronte, fascinado por melodía lo lleva a la otra orilla e incluso lo acompaña por un trecho. También Cerbero, la bestia de tres cabezas, al sentir el canto de Orfeo, se vuelve manso y se pone a sus pies. Todo el Hades permanece inmóvil mientras escucha el canto de Orfeo, y de todas las partes del infierno llegan las almas de los difuntos inebriadas por su cantar. Lamentablemente, Orfeo muere despedazado por un grupo de sacerdotisas embria- gadas de Dionicio; Zeus, entristecido, pondrá en el cielo la cabeza del sublime cantor en la constelación Lira. Con Platón (427-347 a.C.) se introduce el concepto que el mundo está constituido según principios musicales, que la música tiene poder en la parte irracional de Yo, y que la filosofía es la expresión más elevada de la música. Para Platón, la música representa una forma de higiene mental por lo que escribe que “toda nuestra vida tiene necesidad de euritmia” (República). Para Aristóteles (384-322 a.C.), experto musicólogo, las artes del ritmo contribuyen para mejorar la moral, obtener calma, serenidad y la desaparición del ansia. Plinio el Viejo (23-79) narra que Catón recordaba un motivo musical para la terapia del dolor provocado por los calambres musculares, y Varrón (116-27 a.C.) indicaba otros motivos para curar la gota. Enrico Cornelio Agrippa (63-12 a.C.) relaciona las cuatro partes vocales a los elementos cósmicos: el bajo con la tierra, el tenor con el acqua, el DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 contralto con el aire y el soprano con el fuego. Asimismo, comparó el modo dórico con el agua y la flema, aquel frigio con el fuego y la bilis amarilla, el lidio con el aire y la sangre y el mixolidio con la tierra y la bilis. Sin embargo, en cada cultura y en cada época la música posee un poder sugestivo, casi mágico para cada individuo: baste pensar en nuestra tradición al poder calmante de las canciones de cuna o a las cantilenas para niños. El hombre ha identificado el sonido como fuerza cósmica presente desde los orígenes del mundo y que ha asumido la forma verbal. Este concepto es remarcado en el primer capítulo del Evangelio de Juan: “En el principio la Palabra existía y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios”. En el curso de la historia, el sonido no tiene sólo un significado individual, sino también un alcance social. Algunos investigadores consideran que en los primeros tiempos del Cristianismo, las campanas de las iglesias servían para alejar los espíritus del infierno de estos lugares de culto. Aurelianus (214-275 d.C.) recordaba el empleo de la música para el tratamiento general de la locura y para la terapia local de la siática. San Agustín (354-430 d.C.) subraya en el VI volumen de su “De musica” la experiencia musical como algo fundamental para la existencia del individuo. En el medievo, a partir del siglo V, son los monjes los depositarios tanto de la ciencia médica como de la música. En el monasterio de S. Gallo en Suiza, se atribuían poderes muy beneficiosos a las composiciones musicales del célebre monje Notker Balbulus. En el siglo XIV las Escuelas Médicas de Salerno y Montpellier, pusieron en evidencia la importancia de la música como “simpatía universal”, definida de ese modo por Arnaldo de Villanova de la Escuela de Montpellier. Paracelso (1493-1541), ciertamente es el más conocido de los médicos del Renacimiento, y define la enfermedad como el resultado de un desequilibrio 15 DH n.60 spa 1-80 16 12-01-2006 10:21 Pagina 16 profundo, cuyo origen es al mismo tiempo físico, mental, emocional, pasional y musical. En su libro Anatomía de la melancolía (162), Robert Burton (1577-1640) puso de relieve los efectos terapéuticos de la música en los estados patológicos de la mente, particularmente en la melancolía. En el siglo XVIII, Mesmer, amigo de Mozart, Haydn y Gluck, y defensor de la célebre tesis del influjo de los planetas en los fenómenos fisiológicos y patológicos, sostenía que la música desempeñaba un papel esencial en la vida del individuo. En Schopenhauer (17881860), así como en todo el período del Romanticismo, la música ha sido considerada como Ciencia de la armonía, y de este modo ha constituido el trámite más directo de acceso al Absoluto. Schopenhauer afirma que mientras el arte en general es la objetivación de la voluntad de vivir, la música es la revelación inmediata o directa de la misma voluntad de vivir. Al respecto, dice: “La Música es la objetivación e imagen de toda la Voluntad tan directa cuanto lo es el mundo o, antes bien, como son las Ideas cuyo fenómeno multiplicado constituye el mundo de cada uno de los objetos: la Música no es, pues, como las demás artes, la imagen de las ideas, sino la imagen de la voluntad en sí, de la que también las ideas son objetividad. Por tanto el efecto de la Música es mucho más poderoso e insinuante de aquel de las demás artes, ya que estas nos dan sólo el reflejo, mientras que aquella nos da la esencia”. Para Kant (1724-180) la Música representa un a-priori semántico, por tanto es a-semántica, es decir suscita emociones que recuerdan un significado, bien diferente del lenguaje verbal en que primero se recuerda el significado y luego la emoción. Hegel (1770-1831) exaltará la Música afirmando que ella es la expresión del Absoluto en la forma del sentimiento: de la noción pitagórica de la música como armonía a la teoría romántica, la perspectiva nunca ha cambiado. Según Stravinskij y Wackenroder (1773-1798) la Música expresa sólo a sí misma; representa un lenguaje de la interioridad que ha perdido la relación con el mundo. En sintonía con los románticos, ellos consideran que la Música es expresión del Absoluto Interior. En el siglo XIX, tenemos los trabajos de Helmholtz (18211894; la teoría fisiológica de la música) y los de Stumpf (Tonpsychologie, 1890) que ponen en evidencia los influjos que tiene la música en la psique. Knoblauch (1888) introdujo el término amusia para indicar una alteración en la percepción musical. Nietzsche (1844-1900) concentró su pensamiento en la música en su obra juvenil El nacimiento de la tragedia (1872), en la que hace una neta distinción entre el arte apolíneo y el arte dionisíaco. El arte apolíneo se identifica con el arte plástico y figurativo que tiene por objeto el mundo de las apariencias. El arte dionisíaco se identifica con la Música, que es esencia, diferenciándose así de las demás artes que cambian la fisionomía de la apariencia. Nietzsche considera la música como la lengua primordial que manifiesta la verdad esencial de la vida. El lenguaje musical se diferencia del lenguaje verbal porque no tiene ninguna referencia inmediata con la realidad, porque representa el lenguaje de la emoción, que está en estrecha relación con la vida afectiva de cada uno. DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 Freud (1856-1939) manifestó siempre una sustancial lejanía para los efectos terapéuticos de la música en ámbito psicológico y psicoanalítico. Lenin (1870-1924), al igual que Freud, mantuvo una posición negativa frente a la música, el dictador ruso acostumbraba afirmar: “No puedo escuchar a menudo la música, influye en mis nervios, me dan ganas de decir estupideces y de acariciar a los hombres que, viviendo en un infierno sucio, logran crear tanta belleza. Pero hoy no se pueden hacer caricias. Te comerían la mano. Hoy es necesario golpear sobre las cabezas, pegar sin piedad no obstante que en el plano ideal somos contrarios a toda violencia” (R. Vizioli, La Musica e il Cervello, Piccin Editore, Padova, 1987). También a Hitler (18891945) y a Stalin (1879-1953), afligidos por un delirio mesiánico el primero y por un delirio persecutorio el segundo, parece que la música lograse tranquilizarlos durante los momentos de agitación. En el siglo XX, Victor Bott, afirma que “la medicina antroposófica se sirve de la pintura, del modelaje, de la música, del arte de la palabra y de la euritmia terapéuticas” (Médicine Antroposophique, Vol II, París 1976, p. 177). A comienzos del 1900 en algunos hospitales de Estados Unidos, de Argentina y de Europa (Inglaterra, Bélgica, Italia, Suecia, Dinamarca y Francia) se invitaban a los músicos para aliviar el dolor físico y moral de los pacientes. Nicola Abbagnano (19011990) considera que después de la interpretación hegeliana de la música ha cambiado muy poco en la definición romántica que hoy todavía está fuertemente presente. En su Dizionario di Filosofia (U.T.E.T., Torino, 2001), Abbagnano, afirma: “Esta definición ha encontrado y encuentra también frecuentes encarnaciones en la figura de músico, sacerdote y profeta, que sabe escuchar la voz del Absoluto y traducirla en lenguaje sonoro del sentimiento. También hoy difícilmente se renuncia a añorar esta representación romántica DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 17 de la Música, que permite que los que se entienden de ella se sientan raptados en un horizonte místico en el que los acordes musicales son palabras de una divinidad escondida”. Don Campbell y Rolando Benenzon (R. Benenzon, Manuale di Musicoterapica, Borla Ed., Roma,1998) son considerados como los mayores expertos contemporáneos en el campo de las relaciones entre música y bienestar. Sobre todo Don Campbell ha estudiado los efectos positivos de la música, especialmente de Mozart, sobre la creatividad, el aprendizaje, la salud y la curación indicando esta condición como “Efecto Mozart”. De hecho, por “Efecto Mozart” se entiende la influencia positiva que tiene la música en el estado emotivo, físico y mental del individuo. En suo libro “L’effetto Mozart” (Baldini e Castaldi Ed., Milano, 2002), Don Campbell hace notar numerosos ejemplos de los efectos positivos de la música clásica: – en algunos monasterios de Bretaña, los monjes hacen que sus animales escuchen la música porque han descubierto que las vacas, tratadas con Mozart, producen más leche; – en el estado de Washington, los oficiales del departamento para la inmigración tocan Mozart y música barroca durante las clases de inglés para los nuevos que han llegado de Camboya, Laos y de otros países asiáticos, porque están convencidos de que esto acelera el aprendizaje; – en el Saint Agnes Hospital de Baltimora, los enfermos en las secciones de terapia intensiva, escuchan música clásica. El Dr. Raymond Bahr, director de la unidad coronárica, afirma que media hora de música produce el efecto de 10 mg de Valium; – en Edmonton, Canadá, se transmiten por la calle cuartetos para arcos para calmar el ritmo frenético del tráfico peatonal; – en el Japón, las distilerías Ohara, afirman que la densidad del fermento empleado para preparar el “sake” (vino de arroz), aumenta de casi 10 ve- ces (mejorando por tanto el producto), si es que el fermento es sometido al influjo de la música de Mozart; – en los primeros años 50, Tomatis y V.E. Negus observaron que en muchos casos los pájaros nacidos de huevos covados por padres de una especie diferente no cantan, o sólo imitan los sonidos de los pájaros que los han covado. Esto indujo a Tomatis a estudiar el papel del sonido en el útero. En contraste con la opinión médica que predominaba en ese entonces, Tomatis declaró que el feto es capaz de escuchar y descubrió que el oido comienza a desarrollarse en la décima semana de embarazo y funciona completamente en la edad intrauterina de 4 meses y medio. Esto se explica por el hecho de que los sonidos de baja frecuencia (como los que produce la voz humana) tienen una gran profundidad de penetración en los tejidos biológicos. Estudios de otros investigadores han concordado sobre la capacidad de parte del recién nacido de distinguir sonidos y melodías desde los primeros meses de vida y que a cuatro meses los niños también son capaces de distinguir entre intervalos musicales consonantes y disonantes: potenciales de acción inducidos por sonidos en sucesión y de una duración inferior a 100ms determinan la percepción de disonancia o consonancia (Trainor, 1933; Tramo, 1993; Cariani, 1996). Estudios referentes a las relaciones entre música y temperatura corporal han puesto en evidencia que la música relajante tiende a disminuir los niveles térmicos del organismo, mientras que la música excitante tiende a mantener más elevados los valores térmicos (Mc Farland, 1985). Análogamente a la temperatura, también la frecuencia cardiaca y respiratoria, tiende a disminuir escuchando la música relajante y a aumentar con la música excitante (Iwanaga,1997; Staum, 2000). Iwanaga (1955) considera también que la música con tiempos comprendidos entre 70 y 100 golpes por minuto se prefiere a ritmos más veloces o más lentos, la preferencia de cada individuo se orienta DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 hacia ejecuciones musicales con velocidades que más se acercan a la propia frecuencia cardiaca. Hughes (1998) ha puesto en evidencia que para favorecer el aprendizaje de los niños, en las escuelas se ha empleado el efecto Mozart, haciéndoles escuchar la sonata para piano en Re Mayor (K 448) de Mozart. En ámbito neurológico se ha puesto en evidencia que la escucha de la sonata de parte de sujetos afligidos de crisis epilépticas se traducía en una reducción de la amplitud de ondas electroencefalográficas (Hughes, 1998). Estudios efectuados acerca del umbral del dolor han demostrado que dicho umbral aumenta durante la escucha de música agradable, porque estimularía la liberación de endorfinas (Hetz,1992; Jones,1992). En una sección de unidad coronárica se ha demostrado que la música producía el deseado efecto de relajamiento en pacientes sometidos a bypass coronárico (Barnason, 1995). En el siglo XXI, la música como instrumento terapéutico fue afrontada en estudios muy rigurosos que se llevaron al Congreso Internacional de Venecia “Las Neurociencias y la Música” (25-27 de octubre de 2002), organizado por la Fundación Pier Franco y Luisa Mariani. En el reciente libro de Vittorio Volterra (Melancolia e musica. Creatività e sofferenza mentale. Ed. Franco Angeli, Milano, 2003), se presenta el parecer de numerosos psiquiatras y fisiólogos con respecto a la música como tratamiento privilegiado para la melancolía y la depresión. En la Musicoterapia podemos identificar dos corrientes de pensamiento diferentes: la línea Benenzon-Lecourt y la línea Alvin-Nordoff-RobbinsCremaschi. Rolando Benenzon (Argentina) y Edith Lecourt (Francia) incluyen la Musicoterapia en las terapias psicoanalíticas. Este planteamiento terapéutico se sigue sobre todo en los países latinos. Se habla de suministro de piezas musicales pregrabadas y en la relación 17 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 18 médico-paciente sobresale sobre todo el papel del musicoterapeuta. Juliette Alvin en Gran Bretaña, Paul Nordoff y Clive Robbins en Estados Unidos y Giulia Cremaschi Trovasi en Italia utilizaron la música para estimular el mundo interior del interlocutor, a quien se le lleva a descubrir sus capacidades. Es el paciente que representa la parte activa y que está en el centro de la terapia. El musicoterapeuta constituye sólo el estímulo al proceso de crecimiento del paciente. Neurofisiología de la escucha 18 La parte del Sistema Nervioso especializada para elaborar los sonidos está constituida por el Sistema Uditivo del que son visibles los pabellones auriculares, colocados simétricamente a los lados de la cabeza. El Sistema Uditivo se subdivide en periférico y central. Sistema Auricular Periférico El Sistema Auricular Periférico comprende las estructuras situadas fuera del encéfalo, esto es, el oido externo, que se encarga de la transmisión, el oido medio (huesesillos), para la transformación y el oido interno (cóclea), encargado de la transmisión del estímulo sonoro. Il Sistema Central Auricular comprende las áreas corticales específicas, a las que responden con sus interconexciones las vías aferentes y eferentes. Las ondas sonoras son ondas de presión, que son recogidas por los pabellones auditivos, son transmitidas por medio del oido externo al oido central, en el que se transforman en vibraciones mecánicas gracias a una serie de huesesillos y son enviadas a la cóclea del oido interno. En la cóclea las vibraciones mecánicas se transforman en vibraciones fluidas gracias al líquido del que está anegada. Las terminaciones nerviosas, stiuadas en la cóclea, traducen las vibraciones hidráulicas en imput electroquímicos, que son enviados al encéfalo (Fig. 1). Fig. 1 - Funciones del Sistema Auricular Periférico y Central Estímulo sonoro OIDO externo OIDO medio OIDO interno TRANSMISIÓN TRANSFORMACIÓN TRADUCCIÓN Sistema Auricular Central La actividad nerviosa generada en la cóclea es transmitida al Sistema Nervioso Central a través del huso coclear del VIII nervio. Desde el punto de vista ontogenético el Sistema Auricular Periférico es muy parecido en todas las especies animales, mientras que el Sistema Central Auricular es más bien diferente en la especie de roedores y del gato con respecto al de los primates. El Sistema Central Auricular contiene numerosos centros subcorticales en los que puede ocurrir la discriminación. La estimulación auditiva llega a la corteza cerebral sólo después de una activación secuencial de al menos cuatro centros subcorticales: el núcleo coclear, el complejo olivar superior, los núcleos del lemnisco lateral y el geniculado media. Ambos hemisferios tienen un papel para la escucha de los sonidos a través de interconexiones entre el lado derecho e izquierdo, como se ha demostrado clínicamente en estudios efectuados con pacientes afligidos de lesiones cerebrales. La corteza auditiva derecha es fundamental para la percepción de la tonalidad, de la melodía, de la armonía, del timbre y del ritmo; éste es identificado y elaborado por las zonas más externas de las áreas auditivas corticales (Tramo, 1993; Sidtis, 1988; Liegeois-Chauvel, 1998). Estudios neurofisiológicos han demostrado que existe el interés de áreas diferentes del encéfalo, según como los movimientos son ritmados métricamente (tup-tup-tuptup) o no DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 VIII nervio cránico CORTEZA (tup-tutup-tup-tu-tup), como ocurre, por ejemplo, con los golpes de un dedo sobre la mesa (Sakai, 1998). Si el golpear, ritmado métricamente, se actúa con el dedo derecho, se pone en actividad la corteza frontal izquierda, la corteza parietal derecha y el cerebelo derecho. Si el golpear no es ritmado métricamente, se obtiene también la intervención de la corteza frontal derecha y de todo el cerebelo (Tramo, 1993). La corteza uditiva es muy diferenciada, como ocurre para la corteza visual, en la que las lesiones causan síntomas peculiares bien específicas (Ungerleider, 1982; Kaas, 1999; Calvert, 1977; Romanski, 1999; Mendelson, 1993). La voz y la música se identifican como caras diferentes de la misma medalla. Knoblauch (1888) introdujo el término amusia para indicar una alteración en la percepción musical; se puede diferenciar en amusia sensorial y amusia motoria. La amusia sensorial comprende la incapacidad de escuchar, leer o entender la música, mientras que la amusia motoria se refiere a la dificultad en cantar o escribir música o tocar un instrumento. Ilustres investigadores han estudiado las relaciones entre la afasia y amusia (Auerbach, 1906; Henschen, 1920; Kleist, 1928, 1962; Head, 1926). Lesiones cerebrales han puesto en evidencia que la pérdida de la función verbal (afasia) no está necesariamente acompañada por la pérdida de las facultades musicales (amusia) y, por otro lado, se han descrito casos de amusia sin afasia. Esta desasociación clínica indica que existe una autono- DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 19 mía funcional entre las dos patologías, incluso si se nota que las capacidades verbales y musicales generalmente se desarrollan juntas (Schuppert, 2000). Consideraciones sobre la Música y la Musicoterapia De lo dicho antes podemos efectuar algunas reflexiones importantes sobre la Música y la Musicoterapia. La Música constituye: – un tipo de intervención que tiende a favorecer las expresividades interiores mediante una forma particular de comunicación; – un elemento de integración complementario de importancia en la relación médico-paciente; – una disminución en cada sujeto de tensiones debido a pulsiones afectivas-relacionales; – una indudable fuente de estímulo cognitivo para el paciente; – una ocasión cultural de importancia individual y social; – un parámetro condivisible y comprensible para todos porque transmite un lenguaje universal en la relación médicopaciente-ambiente; – un punto de unión importante ya sea porque es activa, pues el sujeto es emisor de sonido, o porque es pasiva o de escucha, en que el sujeto se deja transportar por ella, favorece la comunicación no verbal, el desarrollo de la creatividad y de las capacidades de socialización mejorando la propiacepción, el tono del humor, las capacidades empáticas del individuo y de éste con relación al grupo. Parte especial pia farmacológica, mejorando ya sea sus efectos psíquicos que aquellos físicos. La razón más verosímil parece ser la dificultad de insertar la terapia musical en protocolos médicos y fisiátricos, respetando dentro de las estructuras hospitalarias el recorrido laboral del personal paramédico y la organización de los servicios: se trata de factores limitantes dentro de un protocolo terapéutico para introducir también el aspecto musical, que muchos ni siquiera lo consideran de utilidad para el paciente. Estudios efectuados anteriormente en ámbito teológico por reconocidos estudiosos (Ratzinger J., Bertone T., 2000; Saraiva Martins J., 2004) y por los autores de este trabajo, demuestran que la oración puede incidir tanto en la parte psíquica (VAS) (Zucchi P.L., Honings B., 1996; Honings B., 2004) como en la física (diámetro del área de hiperalgesia del dolor (Zucchi P., Honings, B., Voegelin M.R., 2001; 2003). En este estudio, los autores han examinado no sólo los efectos benéficos de la oración tratados anteriormente, sino también un eventual efecto de la música en el reforzamiento de los efectos terapéuticos. La investigación se ha efectuado considerando la eficacia de la música sobre la intensidad del dolor en sujetos afectos de cefalea múscolo tensiva, sea en la mejora psíquica (diminución de la VAS) como física (disminución del diámetro del área de hiperalgesia). En dicho estudio se ha considerado también la posición espiritual del sujeto, con el fin de investigar el influjo que la fe tiene en el eventual fortalecimiento de la cura farmacológica a través de la música y de la oración. Material y método Un grupo de 60 pacientes afligidos de cefalea múscolo tensiva, han sido separados mediante procedimiento randomizado en tres grupos. Todos los pacientes han sido sometidos durante 10 días consecutivos a terapia con FANS; los sujetos del primer grupo (grupo TER terapia) no han tenido otros tratamientos. En los sujetos del segundo grupo (grupo MUS música) la terapia farmacológica ha sido acompañada de la escucha de piezas musicales, y en los del tercer grupo (grupo PRE - oración), de la lectura meditada de un paso evangélico. En tres sesiones, en el primero, en el quinto y en el 10 día, la intensidad del dolor percibido ha sido medido con el método VAS (TAB I), y la entidad del sufrimiento físico con el diámetro del área de hiperalgesia (ID) (TAB II), determinado con el método del demografismo (Zucchi, Honings, Voegelin, 2003). Tab. I - Valores Promedio VAS Agnósticos Creyentes TER (9) MUS (8) PRE (7) TER (11) MUS (12) PRE (13) Días 8.4 ± .5 8.1 ± .8 8.4 ± .5 9.2 ± .6 8.6 ± .9 8.5 ± .6 0 7.3 ± .6 5.9 ± .7 5.3 ± .6 8.9 ± .7 6.3 ± .8 5.8 ± .6 0+2h 6.9 ± .5 5.1 ± .7 5.3 ± .5 7.8 ± .6 5.7 ± .8 5.5 ± .7 5 5.6 ± .5 4.0 ± .8 3.7 ± .5 6.6 ± .6 4.5 ± .7 4.0 ± .6 5+2h 5.4 ± .6 4.2 ± .6 3.3 ± .5 6.5 ± .7 4.2 ± .6 3.9 ± .5 10 4.6 ± .5 3.8 ± .6 1.3 ± .4 5.7 ± .7 3.8 ± .6 2.7 ± .4 10+2h TER = sólo terapia farmacológica; MUS = terapia farmacológica y música; PRE = terapia farmacológica y oración Introducción Tab. II - Valores Promedio ID Como afirma Benenzon, no existe estudio alguno que ponga en evidencia de modo científico (reclutamiento de sujetos según el criterio random; examen de los sujetos de estudio ciego; evaluación de los datos con cálculo estadístico) de que estímulos externos como la música logren reforzar la tera- Días 0 0+2h 5 5+2h 10 10+2h Creyentes MUS (8) TER (9) 13.4 ± 1.6 12.0± 1.0 12.5 ± 1.7 9.9 ± 1.1 11.3 ± 1.6 7.8 ± .9 9.7 ± 1.5 5.5 ± .7 8.7 ± 1.6 4.8 ± .6 7.2 ±. 1.7 3.1 ± .3 PRE (7) 13.4 ±1.9 9.1 ± 1.8 9.5 ± 1.2 5.4 ± .9 4.8 ± .7 2.4 ± .7 Agnósticos TER (11) MUS (12) 13.0 ± 1.1 12.7± 1.2 12.8 ± 1.3 10.1± 1.1 11.9 ± 1.2 8.7 ± 1.0 9.5 ± 1.4 6.7 ± 1.0 8.7 ± 1.2 5.3 ± .9 7.6 ± 1.3 3.9 ± .9 PRE (13) 13.1± 1.7 9.4 ± 1.5 8.4 ±.1.3 5.7 ± 1.1 5.2 ± 1.1 2.8 ± 1.0 TER = sólo terapia farmacológica; MUS = terapia farmacológica y música; PRE = terapia farmacológica y oración DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 19 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 20 Fig.2 - Desarrollo de la VAS en el 1° 5° y 10° día de terapia a) FANS; b) FANS+música; c) FANS+oración a) 10 creyentes credenti agnósticos agnostici 9 8 7 VAS 6 5 4 3 2 1 0 5° I° 10° días de giorni diterapia terapia b b) 10 creyentes credenti agnósticos agnostici 9 8 7 VAS 6 5 4 3 2 1 0 c) 10° 5° días de giorni diterapia terapia 10 creyentes credenti agnósticos agnostici 9 8 7 VAS 6 5 4 3 2 1 I° 0 5° 10° días de terapia giorni di terapia Fig.3 - Desarrollo del diámentro del área de hiperalgesia en el 1°, 5° y 10° día de terapia: a) terapia FANS; b) Terapia FANS y música; c) terapia FANS y oración. a) 14 creyentes credenti agnostici agnósticos 13 12 diámetro (cm) 11 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0 I° 5° 10° días de giorni di terapia terapia b) 14 creyentes credenti agnósticos agnostici 13 12 diámetro (cm) 11 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0 I° 5° 10° días de giorni diterapia terapia c) 4 creyentes credenti agnósticos agnostici 2 diámetro (cm) 20 I° 0 8 6 4 2 0 I° 5° 10° días de giorni diterapia terapia d d l di d l’ i l i l ° ° ° i di DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 En cada sesión dichas medidas se han realizado antes de que se suministre la terapia y dos horas después de haberla efectuado. Al final del ciclo terapéutico, se ha solicitado a los sujetos su posición espiritual con respecto a la fe religiosa (examen ciego de los sujetos). Seguidamente a esta fase, cada uno de los tres grupos ha sido dividido en dos subgrupos: creyentes y agnósticos. En el grupo TER ha habido 9 creyentes y 11 agnósticos; en el grupo MUS 8, creyentes y 12 agnósticos y en el grupo PRE, 7 creyentes y 13 agnósticos. Se observa: – una neta diferencia en el resultado de la terapia en los tres grupos, para creyentes y agnósticos; – una neta diferencia entre creyentes y agnósticos en cada grupo; – una fuerte disminución del parámetro en los grupos MUS y PRE en las primeras dos horas (acción del fármaco más veloz) para creyentes y agnósticos; – una disminución en la dispersión en los grupos MUS y PRE al final del tratamiento para creyentes y agnósticos (homogenización del grupo). Los resultados están representados gráficamente en la Fig. 2 Se observa, en paralelo con los datos de la VAS que: – una neta diferencia en el resultado de la terapia en los tres grupos, para creyentes y agnósticos; – una neta diferencia entre creyentes y agnósticos en cada grupo; – una fuerte disminución del parámetro en los grupos MUS y PRE en las primeras dos horas (acción del medicamento más rápido) para creyentes y agnósticos; – una disminución en la dispersión en los grupos MUS y PRE al final del tratamiento para creyentes y agnósticos (homogenización del grupo). Los resultados están representados gráficamente en la Fig. 3 Para evaluar el efecto de los diferentes tratamientos, se ha hecho un promedio de las variaciones de los dos parámetros entre el inicio y el final de la terapia (TAB III- TAB IV). DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 21 Tab. III - Valores promedio de la diferencia en VAS entre el inicio y el final del tratamiento TER Nt MUS Creyentes 3.88±.73 9 5.25±1.20 Agnósticos 3.54±.78 11 4.75±0.92 U -.858 -1.039 P NS NS TER = sólo terapia farmacológica; MUS = terapia farmacológica y música; PRE = terapia farmacológica y oración; Nm 8 12 PRE Np 7.14±.64 7 5.69±.72 13 -3.056 <5% Nt = número de sujetos Nm = número de sujetos Np = número de sujetos Tab. IV - Valores promedio de la diferencia en el diámetro del área de hiperalgesia TER Nt 6.22±.1.31 9 5.36±1.06 11 -1.41 <10% Creyentes Agnósticos U P MUS 8.87±1.05 8.83±0.89 -.16 NS Nm 8 12 TER = sólo terapia farmacológica; MUS = terapia farmacológica y música; PRE = terapia farmacológica y oración; Hay que observar que la disminución promedio del diámetro del área de hiperalgesia, es superior a la disminución de la VAS, incluso únicamente con la terapia FANS PRE Np 11.00±0.76 7 10.30±0.72 13 -1.66 <5% Nt = número de sujetos Nm = número de sujetos Np = número de sujetos En la fig. 4 y 5 están representadas las distribuciones de las variaciones de dos parámetros en los grupos de creyentes y de agnósticos, respectivamente. 21 Fig. 4 - Creyentes. Reforzamiento de la música y de la oración en la disminución de la VAS. 70 60 70 50 50 40 40 30 30 20 20 10 10 0 cr terapia cr terapia cr terapia ey preghiera oración cr terapia 60 % % b) cr cr terapia terapia cr cr terapia terapia ye música musica % a) 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 0 10 0 1 2 3 4 dV 5 6 7 8 9 10 dV % = porcentual de sujetos dV = disminución della VAS a) confrontación entre sólo terapia y terapia con música b) confrontación entre sólo terapia y terapia con oración Fig. 5 - Agnósticos - Reforzamiento de la música y de la oración sobre la disminución de la VAS. 70 60 70 50 50 40 40 30 30 20 20 10 10 0 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 ag terapia terapia ag ag terapia terapia ey preghiera oración ag 60 % % b) ag ag terapia terapia ag ag terapia terapia ye música musica % a) 0 0 1 2 dV % = porcentual de sujetos dV = disminución della VAS 3 4 5 6 7 8 9 10 dV a) confrontación entre sólo terapia y terapia con música b) confrontación entre sólo terapia y terapia con oración DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 22 Fig. 6 - Creyentes. Reforzamiento de la música y de la oración en la disminución del diámetro del área de hiperalgesia. 70 60 70 50 50 40 40 30 30 20 20 10 10 0 0 2 4 6 8 10 12 14 cr terapia terapia cr cr terapia terapia ey preghiera oración cr 60 % % b) cr cr terapia terapia cr cr terapia terapia ye música musica % a) 0 16 0 2 4 6 8 10 12 14 16 dI (cm) dI (cm) % = porcentual de sujetos dI = disminución del diámetro (cm) Fig. 7 - Agnósticos. Reforzamiento de la música y de la oración en la disminución del diámetro del área de hiperalgesia. 70 b) ag ag terapia terapia ag ag terapia terapia ye música musica 60 70 50 40 40 % 50 30 30 20 20 10 10 0 0 0 3 6 9 12 15 ag ag terapia terapia) ag ag terapia terapia ye oración preghiera 60 % a) % 22 0 2 4 % = porcentual de sujetos dI = disminución del diámetro (cm) En las tablas V y VI se muestra el significado de las diferencias entre los diversos tratamientos en los creyentes 6 8 10 12 14 16 dI (cm) dI (cm) a) confrontación entre sólo terapia y terapia con música b) confrontación entre sólo terapia y terapia con oración y en los agnósticos para la VAS y para el diámetro del área de hiperalgesia, respectivamente. Tab. V - Significatividad de la diferencia en la disminución de la VAS para varias parejas de tratamientos en sujetos creyentes y agnósticos. Creyentes Agnósticos U N1-N2 P U N1-N2 p TER-MUS 2.226 9-8 <1.‰ 2.696 11-12 <1‰ TER-PRE 3.4 9-7 <1‰ 4.06 11-13 <1‰ MUS-PRE 2.8 8-7 <5‰ 2.32 12-13 <5‰ N1, N2 numerosidad de los grupos TER = sólo terapia farmacológica; MUS = terapia farmacológica y música; PRE = terapia farmacológica y oración; U valor de la U de Mann-Withney; p = significatividad Tab. VI - Significatividad de la diferencia en la disminución de la VAS para varias parejas de tratamiento en sujetos creyentes y agnósticos. Agnósticos Creyentes N1-N2 P U N1-N2 p U 9-8 <5.‰ 4.05 11-12 <1‰ TER-MUS 3.02 9-7 <1‰ 4.21 11-13 <1‰ TER-PRE 3.36 8-7 <5‰ 3.35 12-13 <5‰ MUS-PRE 3.28 N1, N2 numerosidad de los grupos TER = sólo terapia farmacológica; MUS = terapia farmacológica y música; PRE = terapia farmacológica y oración; U valor de la U de Mann-Withney; p = significatividad DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 23 Fig. 8 - Distribución de las variaciones de dV de la VAS (izquierda) y del área de hiperalgesia dI (derecha) para creyentes ( ___ ) y agnósticos (…..) en tres tratamientos: a) terapia farmacológia; b) terapia farmacológica y música; c) terapia farmacológica y oración a) b) 70 60 50 50 40 40 30 30 20 20 10 10 0 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 cr terapia cr terapia ag terapia terapia 60 % % 70 cr cr terapia terapia ag ag terapia terapia 0 10 0 2 4 6 dV a) 50 50 40 40 30 16 20 10 10 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 0 10 23 0 2 4 6 dV 8 10 12 14 16 dI (cm) b) 70 70 cr cr terapia terapia ye oración preghiera ag terapia terapia ey preghiera oración 60 cr terapia ey preghiera oración cr terapia ag terapia ey preghiera oración ag terapia 60 50 50 40 40 % % 14 30 20 30 30 20 20 10 10 0 12 cr crterapia terapia ye música musica ag agterapia terapia ye música musica 60 % % 70 cr cr terapia terapia ey música musica ag terapia ye música musica 60 a) 10 b) 70 0 8 dI (cm) 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 0 0 2 4 dV 6 8 10 12 14 16 dI (cm) Para evidenciar la diferencia entre creyentes y agnósticos tanto en la variación de la VAS como en la variación del área de hiperalgesia, en la Fig. 8 se muestra la distribución de dichas variaciones en las dos poblaciones para los diferentes tratamientos. Tab. 7 - Significatividad de las diferencias entre creyentes y agnósticos con respecto a la variación de la VAS sólo en la terapia farmacológica (TER), en la terapia farmacológica más la música (MUS) y en la terapia farmacológica más la oración. Tab. 8 - Significatividad de las diferencias entre creyentes y agnósticos en lo que se refiere a la variación de la VAS en sólo la terapia farmacológica (TER), en la oración farmacológica más la música (MUS) y en la terapia farmacológica más la oración. En las TAB VII y VIII se muestra la significatividad de las diferencias entre creyentes y agnósticos en lo que se refiere a la variación de la VAS y del área de hiperalgesia, en los tres tratamientos. N1-N2 U P TER 9 – 11 .858 NS MUS 8- 12 1.039 NS PRE 7- 13 3.06 <5‰ N1-N2 numerosidad de los grupos; U valor de la U de Mann-Withney; P = significatividad N1-N2 U P TER 9 – 11 1.48 <10% MUS 8- 12 .161 NS PRE 7- 13 1.66 <5% N1-N2 numerosidad de los grupos; U valor de la U de Mann-Withney; P = significatividad DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 24 que el cerebro izquierdo es predominante ya que corresponde a la palabra y a la intelectualización; sin embargo se debe dar igual valor también al cerebro derecho ya que es capaz de elaborar las formas, los sonidos y las emociones. Es con este hemisferio que tiene lugar la percepción artística y musical y la consiguiente activación de los procesos emocionales. Por tanto se puede hipotizar que un estímulo emocional gratificante pone en marcha procesos de reacción y de reparación frente al sufrimiento e, incluso frente al daño físico provocado por la patología. Comparando la entidad del potenciamiento inducido por la música con aquel inducido por la oración en ambos grupos de sujetos (Fig. 9-10), se observa un mayor efecto producido por la lectura meditada con respecto a la música. Observamos que el proceso con el que las dos diferentes estimulaciones interfieren positivamente con la acción del Conclusiones y discusión Fig. 9 - Diferente efecto de la música y de la oración en la variación de la VAS en los creyentes y en los agnósticos a) b) 100 80 80 70 70 60 60 50 50 40 40 30 30 20 20 10 10 0 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 ag ag música musica ag oración preghiera 90 % % 100 cr música cr musica cr oración cr preghiera 90 0 10 0 1 2 3 4 dV 5 6 7 8 9 10 dV Fig. 10 - Diferente efecto de la música y de la oración en el diámetro del área de hiperalgesia en los creyentes y en los agnósticos. a) b) 100 100 cr música cr musica cr oración cr preghiera 90 80 80 70 70 60 60 50 50 40 40 30 30 20 20 10 10 0 0 0 3 6 9 12 15 ag ag música musica ag oración preghiera 90 % % 24 En el estudio efectuado resulta estadísticamente importante el reforzamiento en el efecto terapéutico inducido por estímulos externos como la música clásica y la lectura meditada de un texto evangélico. El efecto del reforzamiento del estímulo musical en la terapia farmacológica, se puede vincular con el modo como el sistema nervioso central adquiere dicho estímulo. En efecto, sabemos que el cerebro está dividido en dos hemisferios y que cada hemisferio recibe de modo prioritario las informaciones que provienen de la mitad contralateral del cuerpo. Recientemente, se ha comprobado la especialidad de cada hemisferio: el hemisferio izquierdo controla la lógica, lo racional y los símbolos. El hemisferio derecho, en cambio, examina el aspecto intuitivo, emocional, artístico, el reconocimiento de las formas y de la música. La cultura, sobre todo occidental muestra medicamento, no puede ser considerado el mismo. Mientras la percepción de la música y la consiguiente activación emocional tiene lugar en el hemisferio derecho, la lectura implica el hemisferio izquierdo y produce una activación emocional amplificada en el hemisferio derecho a través de un proceso de integración entre los dos hemisferios (Fig. 11). Como consecuencia a un estímulo gratificante, se tiene una activación del sistema nervioso periférico y del círculo sanguíneo determinadas influencias en el diámetro del área de hiperalgesia (disminución). Es muy conocido el dicho popular italiano que “la risa produce buena sangre” (Corazón que no se alegra nunca cría buena sangre). Lamentablemente, mientras existen muchos trabajos que estudian la liberación de sustancias químicas como las endorfinas luego de estímulos dolorosos, se tienen escasos e imprecisos conocimientos acerca de la na- 0 3 6 9 dI (cm) dI (cm) DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 12 15 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 25 turaleza de las sustancias que se activan por estímulos agradables, aunque se puede hipotizar razonablemente que en tales circunstancias haya una activación de las vías de la antinocepción. Otra observación es la que se refiere a la entidad de la mejora del dolor inducido por dos tipos de estímulo, en los sujetos creyentes con respecto a los agnósticos. En efecto, de los datos mostrados en las Fig. 9 y 10, se puede notar que la diferencia entre música y oración es mayor en los creyentes que en los agnósticos. De este resultado, se puede hipotizar un efecto de elevación del nivel nociceptivo (disminución del dolor) que la fe induce a nivel psíquico (disminución VAS) y físico (disminución del área de hiperalgesia) con un adecuado potenciamiento de la terapia farmacológica (disminución de asunción de fármacos). PARTE SEGUNDA Interpretación teológica Según las dos definiciones proporcionadas, el dolor denota una experiencia psicofísica, es decir, sensorial y emotiva desagradable, asociada a un daño real y potencial del tejido. Además, la Escuela Florentina pone de relieve algunos factores caracterizantes de gran importancia; en la percepción dolorosa están en causa factores individuales, culturales y religiosos diferentes, que para ser enmarcados, exigen la participación no sólo de las ramas de la medicina y de la biología, sino también de aquellas de las ciencias humanas. En el contexto de esta plurivalencia, con particular atención al grado de espiritualidad del sujeto, junto con los medicamentos anti inflamatorios no esteroideos (FANS), se ha es- Fig. 11 - Esquema que representa el efecto del input auditivo (música) y visual (lectura religiosa meditada) sobre la función central y periférica. ENCÉFALO Area VISIVA Area AUDITIVA ojo o oid RATIO PERCEPCIÓN MÚSICA REACCIÓN Hemisferio DERECHO + FE EMOCION sistema límbico LECTURA RELIGIOSA MEDITADA Hemisferio IZQUIERDO ACTIVACIÓN vías antinociceptivas SOMA (reducción área de hiperalgesia) Fig. 12 - Reparación (Terapia) del desorden. Reparación del desorden físico (medicamentos) del desorden psíquico (música), del desorden ético-religioso (oración). Orden de la Gracia I N M A N E N C I A T R A S C E N D E N C I A Soma alteración Desorden del Pecado (original) Desorden físico Reparación (terapia) necesidad Fármacos + + Psique alteración Desorden psíquico (o mental) necesidad Música El dolor como pasión + + Pneuma interrupción Desorden ético-religioso (o desorden total) tudiado el influjo terapéutico de la música y de la oración meditativa, mediante la atenta lectura de un texto del Evangelio. Las diferentes tablas ponen de relieve un considerable potenciamiento de los efectos terapéuticos ante la intensidad del dolor en sujetos afligidos por cefalea muscular, tanto en la mejora psíquica (disminución de la VAS) como en aquella física (disminución del diámetro del área de hiperalgesia). En lo que se refiere a la musicoterapia hay que precisar que se trata de una técnica que utiliza el sonido, es decir la música, el movimiento y los instrumentos corporales, sonoros y musicales para determinar un proceso histórico de vínculo, entre el terapeuta y su paciente o grupos de pacientes. El objetivo de todo el proceso terapéutico entre el terapeuta y su paciente tiende a mejorar la calidad de vida de los pacientes, rehabilitarlos y recuperarlos a la sociedad. En lo que se refiere a la oración, se trata de una relación dialogal entre Dios y la persona humana que medita sobre un texto del Evangelio, en el que Dios y el hombre se hablan y se escuchan en forma recíproca. La oración, ante todo como fenómeno religioso, distingue al hombre creyente de aquel agnóstico. Lo mismo que la religión, la oración es un factor universalmente presente en todas las piedades populares y en las diferentes culturas; en cuanto diálogo religioso, la oración presupone el credo en un Dios Personal, presente para hablar, escuchar, comunicar y comunicarse. Antepuestas estas aclaraciones se llega a la explicación filosófico-teológica de los efectos terapéuticos de los medicamentos, de la música y de la oración, partiendo del concepto de dolor como pasión1 para actuar la reparación (terapia) del desorden provocado por el pecado original (Fig.12). necesidad obligatoria Oración DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 El término “pasiones” pertenece al patrimonio cristiano y significa emociones o impulsos de la sensibilidad que empujan a actuar o a no actuar en 25 DH n.60 spa 1-80 26 12-01-2006 10:21 Pagina 26 vista de lo que se ha sentido o imaginado como bueno o como malo. Estas emociones son componentes naturales de la psique humana y sirven de trámite y aseguran el nexo entre la vida sensible y la vida del espíritu2. Las principales pasiones son el amor y el odio, el deseo y el temor, el gozo, la tristeza y la cólera3. San Juan de la Cruz habla de cuatro pasiones naturales, esto es, el gozo, la esperanza, el temor y el dolor4. Denomina naturales e involuntarios aquellos impulsos en los que la voluntad no participa ni antes ni después, porque en esta vida es imposible eliminarlas5. De hecho, las pasiones en sí no son ni buenas ni malas, sino neutrales. Sin embargo, según como dependan o no de la razón y de la voluntad, en ellas están presentes el bien y el mal moral. Por tanto, las emociones y los sentimientos se pueden convertir en virtudes o se pervierten en los vicios. Esta capacidad humanizadora y, por tanto, moral del dolor, en cuanto pasión o movimiento sensorial y emotivo, sirve como principio interpretativo. Encuentro una confirmación en el caso de Saúl narrado en el primer libro de Samuel: “Permítenos, señor, que tus siervos te busquen un hombre que sepa tocar la cítara, y cuando te asalte el espíritu malo de Dios tocará y te hará bien”. Dijo Saúl a sus servidores: “Buscadme, pues, un hombre que sepa tocar bien y traedmelo.” Tomó la palabra uno de los servidores y dijo: “He visto a un hijo de Jesé el belemita que sabe tocar... Mandó Saúl a decir a Jesé: “Te ruego que tu hijo se quede a mi servicio, porque ha hallado gracia a mis ojos”. Cuando el espíritu de Dios asaltaba a Saúl, tomaba David la cítara, la tocaba, Saúl encontraba calma y bienestar y el espíritu malo se apartaba de él” (1 Samuel, 16, 16-23). El Catecismo de la Iglesia Católica indica en esta situación temática que en la vida cristiana el Espíritu Santo realiza su obra movilizando todo su ser, incluidos sus dolores, sus temores y sus tristezas, como es evidente en la Agonía y en la pasión del Señor. Los sentimientos humanos, por tanto también el dolor, pueden recibir en Cristo su perfección en la caridad y en la beatitud. Es por esto que la doctrina católica sobre la moralidad de las pasiones me sirve como fuente para explicar los efectos terapéuticos en cuestión. El dolor como experiencia psicofísica desagradable, advertida a nivel sensorial y emotivo, y asociada a un daño real y potencial de tejido, es una reacción orgánica de carácter espontáneo, esto es, natural. Para la explicación teológica es muy importante tener en cuenta que la emoción del dolor como pasión es un componente natural de la psique humana, que hace de trámite y asegura el nexo entre la vida sensible y emotiva del cuerpo y la vida intelectiva del alma. Datos de la ciencia Desde el punto de vista científico, el efecto del reforzamiento actuado en la terapia farmacológica, inducido mediante el estímulo externo de la escucha musical y/o por aquel interno del diálogo religioso de la oración, está vinculado con el sistema nervioso central. En efecto, sabemos que el cerebro está dividido en dos hemisferios: izquierdo y derecho. El hemisferio izquierdo controla la lógica, lo racional y los símbolos, mientras que el hemisferio derecho examina el aspecto intuitivo, emocional y artístico. Es interesante notar que el cerebro izquierdo es dominante porque corresponde a la palabra y a la intelectualización. Por otro lado, el cerebro derecho es capaz de elaborar las formas, los sonidos y las emociones. De acuerdo con estos datos de la ciencia, la percepción musical puede poner en marcha el proceso emocional del dolor e inducir al hemisferio derecho del cerebro a una reacción gratificante hacia el sufrimiento y el daño físico introducido por la patología. Explicación filosófico-teológica El tema científico sobre el cerebro, con sus dos hemisferios, lleva al teólogo a detenerse primero sobre los elementos DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 constitutivos del hombre, es decir, sobre su unidad de alma y cuerpo. Reconociendo que posee un alma espiritual e inmortal, el hombre no se equivoca cuando se reconoce superior a las cosas corporales y se considera mucho más que una partícula de la naturaleza o de un elemento anónimo de la ciudad humana6. De aquí surge la importancia de un discurso filosófico sobre el intelecto y su voluntad, es decir, sobre las capacidades espirituales del alma. Unidad de alma y de cuerpo La importancia de las facultades espirituales deriva del hecho que cada hombre es una unidad de alma y de cuerpo, en que el cuerpo es humano, precisamente porque está animado por un alma espiritual7. Por el hecho que el alma es la forma del cuerpo, el intelecto y la voluntad, precisamente en cuanto facultad del alma espiritual, pueden ejercer un influjo determinante en el cuerpo y sus pasiones o emociones sensoriales. Es lo que se desea explicar teniendo en cuenta la eficacia de la música sobre la intensidad del dolor en sujetos afligidos por cefalea músculotensiva, tanto en la mejora psíquica (disminución de la VAS) como en aquella física (disminución del área de hiperalgesia). Se parte constatando que el dolor, en cuanto tal, no es objeto propio del intelecto y, como consecuencia, ni siquiera de la voluntad. De todos modos, la unidad ontológica entre soma, psique y pneuma, en cuanto elementos constitutivos de cada persona humana, implica no sólo la posibilidad sino también la real efectividad de un nexo entre las sensaciones y las emociones del cuerpo y las operaciones estrictamente espirituales del alma. Con Santo Tomás vemos que esto no compromete la espiritualidad intrínseca del alma, porque una posible y efectiva dependencia del cuerpo, de parte del alma no es «subjetiva» sino «objetiva». De hecho, cuando las operaciones espirituales requieren el cuerpo, éste no es solicitado como instrumento causal eficiente, sino sólo como medio DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 27 de orden causal formal. Se explica que el intelligere (intuslegere= leer dentro de parte del intelecto) no se realiza mediante un órgano corporal, pero necesita sólo de un objeto corporal. Así se expresa el Aquinate: “Se debe decir que el entender (el conocimiento intelectivo) es una operación propia del alma si se considera el principio del cual nace la operación; en efecto, no nace del alma por medio de un órgano corporal como la vista mediante el ojo; su nexo con el cuerpo se refiere al objeto: de hecho los fantasmas, que son los objetos del intelecto, no pueden existir sin el concurso de los órganos cor- porales”8. En el hombre una hay una sola alma, aquella racional, que desempeña también las orperaciones de las almas inferiores, vegetativa y sensorial. En efecto «aun siendo simple en cuanto a su esencia, el alma es potencialmente múltiple en cuanto principio de diferentes operaciones; y dado que la forma perfecciona la materia en orden no sólo al ser sino tambien en orden al actuar, es necesario que el alma, aun bajo forma única, perfeccione las partes del cuerpo en diferentes modos como conviene a cada operación única»9. He aquí porque el estímulo externo de la música, objeto propio del oido, órgano corporal, para ser gratificador y reforzar la terapia farmacológica, debe ser objeto de la facultad espiritual del intelecto. Para interferir positivamente con la acción del medicamento, el estímulo sonoro debe convertirse también en objeto de la inteli- gencia, es decir causa informal. De hecho, la unicidad ontológica de la persona del paciente no admite una distribución dualista entre sensaciones emotivas del cuerpo y operaciones espirituales del alma. El hombre es persona, es decir, un subsistente en el orden del espíritu, gracias al acto del ser único e irrepetible del alma. Su acto del ser es prioritariamente acto del ser del alma y, mediante el alma, se convierte también en acto del ser del cuerpo10. Por esto, el efecto de gratificación y potenciamiento del estímulo musical a nivel coporal y somático es causado por su recepción de parte del alma, es decir, por el influjo que tienen las facultades espirituales sobre el organismo. De esta explicación de carácter más bien filosófico paso ahora a aquella netamente teológica. La música y la reparación de la armonía intra-personal Al interpretar de manera auténtica, es decir con la autoridad que Dios mismo le ha concedido, la Iglesia nos enseña que el primer hombre no sólo ha sido creado bueno, sino que también ha sido constituido en un estado de amistad con su Creador y en una armonía consigo mismo, con el prójimo y con la creación. Nuestros primeros padres Adán y Eva fueron constituidos en un estado «de santidad y de justicia original», es decir, en un estado «de participación en la vida divina» y, como consecuencia, en un estado de potenciamiento de todas las dimensiones de la DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 vida. Todo el hombre era potenciado por la irradiación de su amistad con Dios, es decir de la intimidad divina, de modo que no habría debido ni morir ni sufrir. En otras palabras, el hombre ha sido constituido en un estado de armonía interior, de armonía entre el hombre y la mujer, y, en fin, de armonía entre la primera pareja y toda la creación. El hombre era íntegro y ordenado en todo su ser, porque era libre de la triple concupiscencia que lo hacía esclavo de los placeres de los sentidos, de la avaricia de los bienes terrenos y de la afirmación de sí contra los imperativos de la razón11. Santo Tomás de Aquino afirma precisamente: “Pasiones como el temor y el dolor, que tienen como objeto el mal del mismo sujeto en el que se encuentran, son incompatibles con la perfección del estado original”12. Merece precisar, porque es muy importante, que esta armonía de la justicia original que en su designio Dios había previsto para el hombre, se perdió debido al pecado de nuestros padres. La armonía en la que Adán y Eva fueron colocados gracias a la justicia original fue destruida; el poder de las facultades espirituales del alma sobre el cuerpo se rompió; la unión del hombre y de la mujer quedó sometida a tensiones; sus relaciones estarán marcadas por la concupiscencia y por la tendencia al sujetamiento. Se rompe la armonía con la creación: la creación visible se volvió ajena y hostil al hombre. Por el hombre, la creación será sometida a la caducidad; el hombre regresará a ser polvo, aquel polvo del que fue hecho13. Todo pone en evidencia “que la subordinación del cuerpo al alma y de las facultades inferiores a la razón no se debía a la naturaleza; de lo contrario habría permanecido incluso después del pecado, porque las dotes naturales han permanecido también en los demonios después del pecado. Queda claro, por tanto, que también la primera subordinación de la razón a Dios no depende exclusivamente de la naturaleza, sino del don sobrenatural de la gracia”14. 27 DH n.60 spa 1-80 28 12-01-2006 10:21 Pagina 28 De lo expuesto, la explicación teológica del potenciamiento del estímulo de la música podría ser esta. El dolor como pasión, es decir, sensación emotiva del cuerpo, al no estar subordinado a la razón, produce un estado de desarmonía entre alma y cuerpo. Según las diferentes tablas, el recurso a la musicoterapia denota que el estímulo musical potencia el tratamiento farmacológico tanto a nivel psíquico como físico. La música realiza, efectua así una mayor reparación de la armonía en la persona que sufre. Entre su alma y su cuerpo, entre soma y psique, tiene lugar una menor desarmonía. ¿De qué depende? Percibida como objeto por las facultades espirituales, por el intelecto y por la voluntad, la música clásica actúa de modo gratificador y fortalecedor sobre el dolor. Esta racionalización del estímulo musical hace que el dolor no sólo se vuelva más soportable sino que también disminuya su umbral. La naturaleza del hombre y la gracia de Dios se sirven de la música clásica para restablecer mayormente la armonía perdida entre el cuerpo y el alma. La musicoterapia entra así en el designio creador de Dios con el hombre de la ciencia y de la técnica, llamado a «dominar» la tierra como «administrador». Imitando al Creador «que ama a todas las cosas existentes» (Sab 11, 24), el hombre participa en la Providencia divina hacia las demás criaturas. De aquí su responsabilidad frente al mundo que Dios le ha confiado15. Esta explicación parece encontrar una confirmación plausible en la explicación del reforzamiento de parte de la oración. La oración y la reparación interreligiosa El hombre constituido en un estado de santidad, es decir, de amistad con Dios, estaba destinado a ser totalmente «divinizado» por Dios en la gloria. Seducido por el diablo, quiso ser «como Dios», pero «sin Dios antes que Dios y no según Dios»16. La Escritura nos muestra las consecuencias dramáticas de esta primera desobediencia. Adán y Eva pierden inmediatamente la gracia de la santidad original. Temen a aquel Dios de quien se han concebido una falsa imagen, es decir la de un Dios celoso de sus prerrogativas17. En la siguiente explicación teológica es fundamental, por un lado la ruptura entre el hombre y Dios, es decir, la desarmonía religiosa y, por el otro, la reparación de la armonía producida por la oración. En efecto, comparando la entidad del potenciamiento inducido por la música con aquel inducido por la oración en ambos grupos de sujetos, creyentes y agnósticos, se observa un mayor efecto producido por la lectura meditada con respecto a la música. De los datos que se muestran se nal, es decir, de la armonía intra-personal, interpersonal o social y aquella cósmica, ha sido el pecado, esto es, el alejamiento de Dios, Sumo bien absoluto, para dirigirse hacia los bienes que cambian y son relativos, entonces la reparación radical se produce necesariamente mediante el acercamiento a Dios, Sumo bien y absoluto. En otras palabras, si las des-armonías del hombre han sido causadas por un acto de desorden religioso, es obvio que la reparación de las armonías exige, in radice, un acto de orden religioso. Ahora bien, está fuera de duda que recurrir a la oración constituye este acto de orden, precisamente porque implica una ac- pone en evidencia que la diferencia entre música y oración, es mayor en los creyentes que en los agnósticos. De este resultado, se puede hipotizar un efecto de amplificación que la fe induce a nivel cognitivo sobre la reacción emocional y, por tanto, sobre el reforzamiento de la terapia18. Se trata, pues, de explicar por qué denotamos un mayor resultado terapéutico gracias a la oración meditativa, es decir, de la relación dialogal del hombre con Dios. La explicación me parece relativamente simple. Si la causa radical de la pérdida de la justicia origi- titud teologal de fe, esperanza y sobre todo de caridad. “La revelación de la oración en el Antiguo Testamento se encuadra entre la caída y la elevación del hombre, entre la llamada dolorosa de Dios a sus primeros hijos: «¿Dónde estás?... ¿Por qué lo has hecho?» (Gn 3, 9.13) y la respuesta del Hijo unigénito al entrar en el mundo: «He aquí que vengo a hacer, oh Dios, tu voluntad (He 10, 5-7). De este modo la oración está unida a la historia de los hombres, es relación a Dios en los acontecimientos de la historia»19. En este sentido, la oración no es tanto un DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 29 acto de la facultad espiritual del intelecto sino más bien de la facultad espiritual de la voluntad. Dice el doctor de la Iglesia más joven: «Para mí la oración es un impulso del corazón, una simple mirada que echamos hacia el cielo, un grito de gratitud y de amor en la prueba como en el gozo»20. De todos modos, desde el punto de vista teológico, es evidente que la reparación radical es ante todo y sobre todo un acto de la voluntad. Para la autorizada confirmación de lo dicho, dejamos la palabra a Santo Tomás: «Todo el orden de la justicia original se debía al hecho que la voluntad humana estaba sometida a Dios. Sumisión que consistía sobre todo en la voluntad que tiene el cumplimiento de mover todas las demás facultades hacia el fin. Por tanto, con su alejamiento de Dios (ex aversione a Deo), la voluntad ha traido el desorden en todas las demás facultades del alma. Es por esto que la privación de la justicia original, que aseguraba la sumisión de la voluntad a Dios, es el elemento formal del pecado original: mientras todo el desorden de las demás facultades es como el elemento material... y dicho desorden de nombre genérico lo podemos denominar concupiscencia»21. Teológicamente, se explica a nivel causal el mayor potenciamiento de la oración meditativa con respecto a los fármacos y a la musicoterapia. Con la oración, el hombre repara in radice la causa de la desarmonía entre el cuerpo y el alma. En efecto, retomando una relación dialogal con Dios, una relación viva y personal con el Dios vivo y verdadero, Dios coloca al hombre nuevamente en un estado de amistad, de intimidad con El. La explicación teológica de la mayor eficiencia de la oración con respecto a la terapia farmacológica y la música consiste en el hecho que la oración repara el estado de santidad de la que tuvo origen el estado de justicia original, es decir, de subordinación del cuerpo al alma, del alma a Dios. De la subordinación pneumática, es decir trascendente, del alma a Dios, se irra- dia la subordinación del cuerpo al alma, esto es, a sus facultades espirituales del intelecto y de la voluntad. Nuestro estudio quiere ser una prueba de que la salvación, ya realizada por Cristo y en Cristo, se manifiesta precisamente a través del cuidado integral de los enfermos. Prof. PIERLUIGI ZUCCHI, S.O. Director del Instituto para el Estudio y la Terapia del Dolor (I.S.T.D.). Firenze, Italia Centro Don Carlo Gnocchi, Marina di Massa, Italia Prof. BONIFACIO HONINGS, O.C.D. Profesor Emérito de las Universidades Pontificias PUL y URB, Roma, Italia Prof. MARIA ROSA VOEGELIN Catedrática de Física Médica Departamento de Fisiopatología Clínica, Universidad de Estudios, Firenze, Italia Notas Ver las diferentes tablas y figuras. Catecismo de la Iglesia Católica (CIC), 1763-1764. 3 CIC, 1772. 4 Subida al Monte Carmelo, 1,13,5. 5 Subida, 1, 11,2. 6 Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo contemporaneo, Gaudium et Spes (GS), 14. 7 CIC, 364-366. 8 SANTO TOMÁS, De Anima, 1 ad 12. 9 SANTO TOMÁS, De Anima, 9 ad 14. 10 BATTISTA MONDIN, Dizionario Enciclopedico del pensiero di San Tommaso D’Aquino, Edizioni Studio, Domenicano. Bologna 1991, p. 50. 11 CIC, 374-377. 12 SANTO TOMÁS, Summa Teologiae, I, 95 ad 2. 13 CIC 400; ver también Gn 3,7; 3, 1113; Gn 3, 16; Gn 3, 17.19; Gn 2, 17; Rm 5,12. 14 SANTO TOMÁS, Summa Teologiae I, 95, 1 in corpore. 15 CIC, 373. 16 CIC, 398; ver también Gn 3, 3-11; Rm 5, 19; Gn 3,5. 17 Rm 3, 23; Gn 3, 9-10, CIC, 399. 18 Figura 9 y 10. 19 CIC, 2568. 20 SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS, Manuscritos autobiográficos, C 25 r. 21 SANTO TOMÁS, Summa Teologiae III, 82, 3. 1 2 Bibliografía ABBAGNANO, N., Dizionario di Filosofia, U.T.E.T., Torino, 2001. Agrippa, H. C., De occulta philosophia, sive de magia libri tres, Cologne, 1533. ALDRIDGE, D., Creativity and Cons- DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 ciousness: Music Therapy in intensive care, Arts in Psychotherapy 18 (1991) 359-362. AUERBACH, S., Beitrag zur lokalisation des musikalischen Talentes im Gehirn und am Schadel, Arch. Anat. Physiol., (1906) 197-230. AURELIANUS, Tardarum passionum libri V, Basle (1529). BARNASON, S., The effect of music interventions on anxiety in the patient after coronary artery bypass grafting, Heart Lung 24 (1995) 124-132. BENENZON, R., La nuova musicoterapia, Phoenix Editrice, Roma, 1997. BYERS, J.F., SMYTH K.A., Effect on a music intervention on noise annoyance, heart rate, and blood pressure in cardiac surgery patients, Am. J. Crit. Care, 6 (1997) 183-191. BRUGGE, J.F., MERZENICH, M.M., Responses of neurons in auditory cortex of the macaque monkey to monaural and binaural stimulation, J. Neurophysiol. 36 (1973) 1138-1149. BURTON, R., The Anatomy of Melancholy, Oxford, 1632. CALVERT, G., BULLMORE, E.T., BRAMMER, M.J., CAMPBELL, R., WILLIAMS, S., MCGUIRE, P.K., WOODRUFF, P.W., IVERSEN, S.D., DAVID, A.S., Activation of auditory cortex during silent lipreading, Science, 276 (1997) 593-596. CARIANI, P.A., DELGUTTE, B., Neural correlates of the pitch of complex tones I, Pitch and pitch salience, J. Neurophysiol. 76 (1996) 1698. DESCARTES, R., Meditationes de Prima Philosophia (1637). En: Abbagnano, N., Storia della Filosofia UTET, Torino, 1982. Catecismo de la Iglesia Católica (CIC, n.2752-2758), Libreria Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano,1992. COLUZZI, R., Musicoterapica e Gravidanza, Il Minotauro Editore, Roma, 2004 I Congreso Internacional de Venecia “Las Neurociencias y la Música “, organizado por la Fundación Pier Franco e Luisa Mariani, Venezia, 25-27 Octubre, 2002 DON CAMPBELL, L’Effetto Mozart. Curarsi con la musica, Ed. Baldini-Castoldi, Milano, 1997-1999-2002 FREUD, S. Die Traumdeutung (1900) Ed. It. L’interpretazione dei sogni, Avanzini e Torraca, Roma 1968. GRIMSLEY, D. L., KARRIKER, M. W., Bilateral skin temperature, handedness and the biofeedbak control of skin temperature, J. Behav. Med., 19 (1996) 87-94. HEAD, H., Studies in Neurology, Oxford Med. Publ., 2 (1920) 560-593. HEITZ, L.SYMRENG, T., SCAMMAN, F.L., Effect of music therapy in the postanesthesia care unit: a nursing intervention, J. Post.Anesth. Nurs, 7 (1992) 2231. HENSCHEN, S. E., Aphasia, Amusia und Akalkulie. En: Klinische und anatomische Beitrage zur Pathologie des Gehirns, Nordiska Bokhandeln, Stockholm, vol. 5, 1920. HONINGS, B., Iter Fidei et Rationis. Theologica, Moralia, Iura. En: I Theologica, L.U.P., Roma, 2004. HUGHES, J.R., The Mozart Effect on epileptiform activity. Clin Electroencephalog, 29 (1998) 109-119. IWANAGA, M., Relationship between heart rate and preference for tempo of music, percept. Mot. Skills, 81(1995) 435-440. IWANAGA, M., TSUKAMOTO, M., Effects of excitative and sedative music on subjective and physiological relaxation, Percapt. Mot. Skills 85 (1997)287-296. JONES, J.G., Historical overview of pain management undermedication to state of the art. En: Sinatra, R. S., Hord, A.H., Ginsberg, B., Preble, L.M., (Eds), 29 DH n.60 spa 1-80 30 12-01-2006 10:21 Pagina 30 Acute Pain: Mechanism and Management, Mosby Yearbook, St. Louis, MO, 1992. JONES, R., HUX, K., MORTON-ANDERSON, K.A., KNEPPER, L., Auditory stimulation effect on a comatose survivor of traumatic brain injury, Arch. Phys. Med Rehabil, 75 (1994) 164-171. KANT, E., Kritik der Reinen Vernunft, (1781), E., Laterza, Bari ,1958. KAAS, J.H., HACKETT, T.A., What and where processing in audirory cortex, Nat. Neurosciences 2 (1999) 12-25. KIRCHER, A., Magnes sive de arte magnetica opus tripartitum, Ed. 3, Roma, 1654. KLEIST, K., Gehirnpathologishe und lokalisatorische Ergebnisse uber Horstorungen, Gerauschtaubheiten und Amusien, Mschr. Psychiat. Neurol. 68 (1928) 853-871. KLEIST, K., Sensory Aphasia and Amusia. The myeloarchitectonic basis, Trans. F. J. Fish and J.B. Stanton, Pergamon Press, Oxford, 1962. KNOBLAUCH, A., Uber Storungen der musikalischen Leistungsfahigkeit infolge von Geirnlasionen, Dt, Arch. Klein. Med., 43 (1888) 331-352. LEW, H.L., SLIMP, J., PRICE, R., MASSAGLI, T.L., ROBINSON, L.R., Comparison of speck- evoked v tone- evoked P300 response: implications for predicting outcomes in patients with traumatic brain injury, Am. J. Phys. Med Rehabil, 4 (1999) 367-371. LIEGEOIS-CHAUVEL, C., Contribution of different cortical areas in the temporal lobes to music processing, Brain 121 (1998) 1853-1861. MACDONALD CRITCHLEY., HENSON, R., A., La Musica e il Cervello, Ed. Piccin, Padova, 1987. MANAROLO. G., L’angelo della musica, Edizione Omega, Torino (1996). MCFARLAND, R.A., Relationship of skin temperature changes to the emotions accompanying music, Biofeedback self Regul 10 (1985) 255-267. MENDELSON, J. R., SCHREINER C.E., SUTTER, M.L., GRASSE, K.L., Functional topography of cat primary auditory cortex: responses to frequency modulated sweeps, Exp. Brain Res. 94 (1993) 65-74. MOREL, J., BULLIER, B., Anatomical segregation of two cortical visual pathways in the macaque monkey, J. Vis. Neuroscience, 4 (1990) 555-578. NEGRI DELLANTONIO, A., Fisiologia e psicologia delle sensazioni, Ed. La Nuova Italia Scientifica, Roma, 1994. PLINIO IL VECCHIO, Historiae Naturalis libri XXXVII, Venezia, 1513. RATZINGER, J., BERTONE, T., Istruzione circa le preghiere per ottenere da Dio la guarigione, (CDF), Libreria Editrice Vaticana, 2000. SARAIVA MARTINS, J., La depresión. Fenómeno clínico, antropología bíblica, fe cristiana, Dolentium Hominum, 55 (2004) 16-20. SAKAI, K., Neural representation of a rhythm depends on its interval ratio, j. Neuroscience, 19 (1999) 1074-1082. SCARSO, G., ROSSI, A., MASCIA, L., Urcioli, R., La musica nella terapia del coma, Ed. Minerva Medica, Torino, 2003. SCHEDEL, H., Liber Chronicorum (Nurenberg Chronicle), Augsburg, 1497. SCHOPENAUER, A., Scritti sulla musica e le arti, Edizioni Discanto, Fiesole 1981. SCHUPPERT, M., MUNTE, T.F. Receptive amusia: evidence for cross- hemispheric neural networks underlying music processing strategies, Brain 123 (2000) 546-559. SIDTIS, J.J., VOLPE, B.T., Selective loss of complex-pitch or speech discrimination after unilateral lesion, Brain Lang. 34 (1988) 235-241. STAUM, M.J., BROTONS, M., The effect of music amplitude on the relaxation response, J. Music Ther., 37 (2000) 22-39. STRAVINSKIJ, I., Poetics of Music, Jamin, Paris, 1945. SUTTER, M. L., SCHREINER, C.E., Topography of intensity tuning in cat primary auditory cortex: single- neuron versus multiple neuron recordings, J. Neurophysiol 73 (1995) 190-203. TRAINOR, U., Music and speech processing in the first year of life, Music Percept, 11 (1993) 185. TRAMO, M. J., BHARUCHA, J.J., Musical priming by the right hemisphere post-callosotomy, Neuropsychologia, 29 (1991) 313-323. TRAMO, M.J., Enhanced: music of the emispheres, Contemp. Music Rev. 9 (1993) 113 UNGERLEIDER, L.G., MISHKIN, M., Visual behavior. En: Ingle, D.J., Goodale, M. A., Mansfield, R.J.,(Eds), Analysis of visual Behavior, R.J.W.(1982) 549-586 VOLTERRA, V., Melancolia e musica. Creatività e sofferenza mentale, Ed. Franco Angeli, Milano, 2003. WACKENRODER, W.H., Fragment aus eine briefe, Josephs Berlinger (1814) SCHINDLER, O., La musicoterapia: proposta per una sistemazione categoriale ed applicativa, Musica e Terapia, 2 (1993) 4-7. WALKER, J.S., EAKES, G.G., SIEBELINK, E., The effect of familial voice intervention on comatose head-injured patients, J. Trauma. Nurs., 2 (1998) 41-45 ZATORRE, R.J., PERRY, D.W., Functional anatomy of musical processing in listeners with absolute pitch and relative pitch, PNAS 95 (1998) 3172-3177. ZUCCHI, P.L., HONINGS, B., Faith as a transcendent element facilitating therapeutic results in suffering patients, Dolentium Hominum, 3 (1996) 16-28 ZUCCHI, P.L., HONINGS, B., VOEGELIN, M. R., Pain Faith Prayer. Therapeutic effect of Faith and Praier on subjects with painful pathologies. Blind study on a group of 1104 patients, Compendium of Pain Semantics, 11 (2001) 1-384. ZUCCHI, P.L., HONINGS, B., VOEGELIN, M. R., Efecto de la lectura evangélica meditada en el área de hiperalgesia y en la percepción del dolor en el síndrome álgico lumbar, Dolentium Hominum, 53 (2003) 44-51. Centros de información sobre el sonido Institute for Music and Neurologic Function, Beth Abraham Hospital, 612 Allerton Avenue, Bronx, NY 10467. International Society for Music in Medicine, Ralph Sprintge, Director SportKrankanhaus Hellerson Paulmannshoher Strasse 17, D-5880 Ludenscheild, Germany. Música (Music and Science Information Computer Archive) c/o Dr. Norman M. Weinberger, Center for the Neurobiology of Learning and Memory, University of California, Irvine, CA 92717. Arizona State University c/o Barbara Cowe, Department of Music Therapy, Tempe, AZ 85287. The Naropa Institute c/o Laurie Rugenstein, 2130 Araphahoe Ave. Boulder, CO80302. Audio-Therapy Innovations, Inc. P.O. Box 550, Colorado Springs, CO 80901. Life Sounds, Chris Brewer, Director, P.O. Box 227, Kalispell, MT 59903. Music Educators National Conference (MENC), 1806 Robert Fulton Drive, Reston, VA 20191. The American Orff Schulwerk Association, P.O. Box 391089, Cleveland, OH 44139. DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 The Suzuki Association of the Americas, 1900 Folsom Street 101, Boulder, CO 80302. American Association of Kodaly Educators, 1457 South 23rd Steet, Fargo, ND 58103. Kindermusik International, P.O. Box 26575, Greensboro, NC 27415. Musikgarten, 409 Blandwood Avenue, Greensboro, NC 2741. Center for Music and Young Children, Ken Guilmartin, Director, 66 Witherspoon Street, Princeton, NJ 08542. Don Campbell, P.O. Box 4179, Boulder, CO 80306. Music for the Mozart Effect, Vol. IIV, Spring Hill Music, Box 800, Boulder, CO 80306. The Mozart Effect, Music for Children, Vol. I-IV, The Children’s Group, 1400 Bayly Street, 7, Pickering, ON L1W 3R2. The Open Ear Center, Pat Moffit Cook, Director, 6717 NE Marshall, Bainbridge Island, WA 98110. Chalice of Repose Project, Therese Schroeder- Sheker, Coordinator, School of Music-Thanatology, 554 W Broadway, Missoula, Mt 59802. The International Association for Voice Movement Therapy & Voice Movement Training, Paul Newham, Director, P.O. Box 4218, London SE 22 OJE, U.K. Centre Tomatis, Christian Tomatis, Directeur, 144 Ave. des Champs Elysées, Paris 75008, France. Diapason S.R.L., Via Caltanissetta 5, 20129 Milano, Tel: 02/58039053. American Music Therapy Association, 8455 Collesville Road, Suite 930, Silver Springe, MD 20910. Nordoff-Robbins Music Therapy Clinic, New York Univrsity, 26 Washington Place, New York, N.Y. 10003. Temple University c/o Kenneth Bruscia, Department of Music Education and Therapy, 930 Park Mall, TU 298-00, Philadelphia, PA 19122. The Children’s Group, 1400 Bayly Street 7, Pickering, ON L1W 3R2, Canadá. Kindling Touch Publications, Dee Coulter, Director, 4850 Niwot, Longmont, CO 80503. Mid-Atlantic Institute for Guided Imagery and Music, Carol Bush, Director, Box 4655, Virginia Beach, VA 23454. Association for Music and Imagery, 331 Soquel Avenue, Suite 201, Santa Cruz, CA 95062. Southern California Center for Music and Imagery, P.O. Box 230386, Encinitas, CA 92024. The Bonny Foundation, 2020 Simmons Street, Salinas, KS 67401. Centros de musicoterapia durante el embarazo en Italia La Culla Musicale Centro de musicoterapia pre e postnatal Via della Libertà 9 16129 Genova (Italia) Tel. 010 580500 [email protected] Centro de Musicoterapia Benenzon Via Cristoforo Colombo 7 10070 Robassomero, Torino (Italia) Tel. 011 9241088 www.centrobenenzon.it Recorridos de preparación al nacimiento Via Fratelli Bandiera 29 04100 Latina (Italia) Via Leone IX 16 00165 Roma (Italia) Tel. 0773 606050 – 0773 695256 [email protected] DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 31 Seguridad y salud humana La parábola de la oveja perdida es una de las más famosas de la Sagrada Escritura. Un hombre que tiene cien ovejas, deja las noventinueve en las colinas y va en búsqueda de aquella que se ha perdido. Del mismo modo, el Padre celestial, el Buen Pastor, no quiere que ninguna de ellas se pierda. Un pastor bueno va siempre en búsqueda de la oveja perdida. Desde el nacimiento de los Estados modernos durante los siglos recientes, los líderes de las naciones han considerado la seguridad nacional como una prioridad. Es verdad que en el pasado las amenazas a la seguridad de un país provenían de los países limítrofes. En cambio, en los últimos años numerosos peligros no provienen desde fuera sino desde dentro del mismo país y entre ellos podemos citar: la pobreza, la degración ambiental, las enfermedades infectivas, el crimen y el terrorismo transnacional organizado. Hoy se ha vuelto necesario un nuevo consensus sobre la seguridad y deberíamos dirigir mayor atención a cada una de las ovejas perdidas, convenciendo a los líderes políticos que el interés de cada una de ellas es un valor central que merece un cuidado particular. El concepto de seguridad humana es de importancia vital a fin de que el acercamiento concentrado en el hombre constituya uno de los valores de los líderes políticos, de modo que la prioridad del individuo constituya un interés de parte de la administración y de la política. 1. La seguridad humana Después que terminó la Guerra Fría, la estructura de las relaciones internacionales cambió de manera drástica. El fenómeno de la globalización, junto con la liberalización económica y el progreso de la tecnología informática están sacudiendo la estructura del acercamiento tradicional de los Estados soberanos. Dicho proceso acelera el nivel de interdependencia del mundo, procurando no sólo beneficios para la población, sino también problemas, ampliando la división entre ricos y pobres, a nivel nacional e internacional. En la actualidad, 1,1 miles de millones de personas están obligadas a vivir con menos de un dólar diario. Los movimientos sin precedentes de personas, de mercancías, de dinero y de información a veces aceleran la difusión de problemas transnacionales como el tráfico de seres humanos, el contrabando de armas y la propagación de enfermedades infectivas. Asimismo, contrariamente a las expectativas de ese tiempo, el término de la Guerra Fría dio lugar a numerosos conflictos civiles cuyas causas las podemos encontrar en el contexto religioso, étnico y económico, que van a juntarse con el fenómeno de los refugiados y de los desplazados dentro de un país. Cada uno de estos retos se vincula con otros de manera compleja. En 1945, cuando se creó Naciones Unidas, la preocupación principal de los que construyeron este sistema era la seguridad de un Estado, concentrada en la protección de los propios límites y de la población. Se forjó un orden mundial, basado en este concepto tradicional. Una de las principales justificaciones de los gobiernos militares de los países de América Latina en los años sesenta era el concepto de seDOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 guridad nacional. Muchos inocentes han sido encarcelados y hasta asesinados en nombre de esta seguridad nacional. El Japón considera que para superar las nuevas y directas amenazas de las que hemos hablado antes, ya no es suficiente solo el concepto tradicional de seguridad del Estado. Cada ser humano tiene una capacidad propia y debería ser respetado como persona prescindiendo de su nacionalidad, raza, género y otros datos personales. El concepto básico de seguridad humana requiere un cambio de modelo de seguridad, que pase de las ideas de seguridad limitadas a un Estado a ampliar su punto focal, incluyendo la perspectiva de los individuos. La señora Sadako Ogata y el Prof Amartya Sen, junto con diez miembros de elevado nivel, presentaron en mayo del 2003 un informe sobre la cuestión de la Seguridad Humana al Secretario General de Naciones Unidas, Kofi Anan. Según este informe, la seguridad humana debe proteger la esencia vital de todos los seres humanos, de manera que refuerce su libertad y realización, y tiene necesidad de una estrategia de protección para asegurar su sustentamento y su dignidad. Algunos se preguntan cuál es la diferencia entre una respuesta humanitaria y la seguridad humana. Mi pensamiento es que la respuesta humanitaria es un concepto de ayuda y de sostén a favor de las poblaciones que se encuentran en situaciones muy difíciles, pero que se detiene aquí. A veces tiene connotaciones parternalistas. La seguridad humana permite que los individuos sean autónomos y las iniciativas de los individuos son de importancia esencial. 2. Salud y seguridad humana Fray Akio Nemoto, un sacerdote franciscano que ha transcurrido muchos años en 31 DH n.60 spa 1-80 32 12-01-2006 10:21 Pagina 32 un “hospice” de Sufáfrica ocupándose de enfermos de VIH/SIDA, me narró una vez la historia de un paciente de dicho hospice. Una madre que era consciente de estar cercana a la muerte debido al VIH/SIDA, escribió una carta a su amada hijita de tres años, con la condición de que su niña la leyese sólo cuando habría cumplido dieciseis años, es decir, cuando habría sido bastante madura para comprender su significado. En su carta la madre le explicaba como había contraido la enfermedad a través del adulterio del padre, cuanto amaba a la niña y que habría querido ver a su primer chico. Esta historia nos dice que para todas las personas la salud está en primer lugar, y que estamos dispuestos a sacrificar cualquier cosa con tal de recibir los cuidados sanitarios adecuados. No obstante la salud constituya un valor central para los seres humanos, la realidad es muy diferente. En muchos países en vías de desarrollo, los líderes políticos se preocupan más bien de la tradicional seguridad del Estado. Los fondos destinados a la salud y a la educación son los primeros que se cortan cuando un gobierno debe reducir los gastos, porque se les considera como sectores no esenciales y como si contaran poco para un país. Hemos visto que en varios Países en Vías de Desarrollo muchos problemas asociados a la carencia de buenos cuidados sanitarios se deben a la falta de voluntad política y a una administración equivocada más que a la escasez de los recursos. El reto principal en estos casos es cómo convencer a los líderes de gobierno a dirigir mayor atención al campo sanitario. El Prof. Mely CaballeroAnthony, Asistente de a Nanyang Technological University, tiene razón cuando afirma que para “que nazca a voluntad y el compromiso político, los hombres de gobierno deben estar convencidos de los méritos que encierra la seguridad humana. Más aún, deben estar convencidos de que la salud es una prioridad para las autoridades y la política. La estrategia más obvia es crear un vínculo claro entre la seguridad humana y los valores que reclaman quienes detienen el poder.” Con el fin de alcanzar dicho objetivo, deberíamos contar con un sistema en el que la seguridad humana constituya un punto fundamental. La sociedad civil debería estar incluida en un proceso de formulación de políticas sanitarias; si los líderes políticos no están convencidos profundamente de la importancia de los cuidados sanitarios, su popularidad no será sostenida. Se debería corregir la existencia paralela de la predispoción a perder todo con tal de salvar la propia vida y la falta de voluntad política de dirigir la debida atención a la cuestión de los cuidados médicos. Creo que si no se pone en práctica, el concepto de seguridad humana pierde su vali- gevidad en el mundo, que sobrepasa los 80 años; sin embargo, hace cincuenta años, dicho promedio era precisamente de 50 años. Este éxito se debe a tres elementos. Ante todo, el pleno acceso de las personas a los cuidados sanitarios adelantados. Segundo: el sistema de abastecimiento de agua limpia que ha llevado a la reducción de las enfermedades transmisibles. El abastecimiento de agua limpia representa una condición fundamental para la salud. Tercero: eliminación de los parásitos. Quisiera subrayar que el éxito japonés se basa en una combinación de sistema sanitario y sistema educativo muy adelantados”. Para combatir la pobreza, los requisitos son: “paz, seguridad y buen gobierno”. Estos tres elementos convencerán a cada individuo de la sociedad que “el mañana puede ser mejor del hoy”, y la palabra clave más importante para este fin es “esperanza”. Con la “esperanza” en el corazón, las personas pueden hacer una inversión, pueden proporcionar educación, que es una inversión para el futuro, y pueden dez y su referencia. Con esta convicción, Japón asume un papel de guía para traducir concretamente la idea de la seguridad humana. Esto se basa también en las experiencias hechas en el País. El ex-Primer Ministro Ryutaro Hashimoto explicó dicho backgraound en su discurso en Sudáfrica en 1999 con las siguientes palabras: “Hasta el día de hoy, el pueblo japonés goza del promedio más alto de lon- favorecer la salud. Las personas pueden permitirse encontrar a su partner con afecto y con respeto, lo cual lleva a la igualdad de género. Japón considera que este proceso de desarrollo crea un sentido de pertenencia entre las personas teniendo como base el partenariado entre donadores y receptores. En los encuentros del G-8 de los veranos 1997 y 1998, Japón emprendió una iniciati- 3. Iniciativas de Japón para hacer operativo el concepto de seguridad humana DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 33 va para construir una red de acción que trataba de combatir los parásitos en Asia y en Africa, que llevó a la creación de un “Centro internacional para el estudio de los parásitos” en la Mahidon University, de Bangkok. En el 2000, en el Summit del G-8 de Okinawa, el Primer Ministro japonés Yoshiro Mori subrayó la importancia de combatir las enfermedades transmisibles, y llegó a crear el “Fondo global para la lucha contra el VIH/SIDA, TBC y malaria”. Por primera vez Japón llamó la atención de los líderes mundiales sobre la cuestión de estas enfermedades transmisibles en términos concretos, reduciendo así la separación existente entre personas necesitadas y la agenda de los líderes políticos mundiales. En el pasado, los responsables políticos, incluidos los líderes del summit, se preocupaban menos de la salud de lo que hicieran para la depresión, el trabajo y la tasa de intercambio, pero ahora se dan cuenta de la importancia de una buena salud. Desde que fue creado en el 2002, durante tres años de operaciones, el Fondo Global ha recogido casi 4 mil millones de dólares USA y tan sólo Japón ha contribuido con 250 millones de dólares. El 30 de junio de este año, el Primer Ministro Junichiro Koizumi ha anunciado el nuevo compromiso del Japón con quinientos millones de dólares USA para el Fondo Global de los próximos años. El Fondo ha sido creado de manera tal que refleje el concepto de seguridad humana. En cada país, su mecanismo de coordinación ha sido establecido en un proceso de decision making, en el que están representados no sólo los funcionarios gubernamentales sino también las organizaciones religiosas y civiles. Aunque los Estados tienen mucha responsabilidad en la distribución de los servicios sanitarios a la población, existe también la convicción de que las capacidades del Estado son limitadas y, por tanto, la seguridad humana debe permitir que las organizaciones no gubernamentales y aquellas internacionales proporcionen tales servicios. La salud es de- masiado importante para ser dejada en manos de pocas personas. Esta teoría se puede aplicar también a la conciencia de las poblaciones de los países ricos. En nuestros días, hay disponibilidad de las medicinas contra el VIH/SIDA, la TBC y la malaria para la población de las naciones industrializadas y sus pequeños ahorros pueden llegar a salvar la vida de los que viven en los Países en Vías de Desarrollo. El Fondo Global coloca la salud de estas poblaciones como tarea de los países industrializados. También ésta la podemos considerar como realización de la seguridad humana. 4. Proyecto de Cuidados Sanitarios Básicos (Lusaka, Zambia) Quisiera proporcionar otro ejemplo concreto de proyecto sanitario basado en el concepto de seguridad humana. El gobierno japonés ha incorporado el principio de seguridad humana en su política de asistencia al desarrollo internacional. La Japan International Cooperation Agency (JICA), una agencia de realización de la Official Development Assistance of Japan, dirigida por la Sra. Sadako Ogata, ex Alto Comisionado de ACNUR, está trabajando para hacer específicamente más operativo este concepto. En el George Compound, cerca de Lusaka, la capital de Zambia, la JICA sostiene una serie de proyectos sanitarios, cuyas actividades son realizadas por voluntarios de la comunidad. Algunos asentamientos no planificados fueron creados debido a una rápida migración desde los alrededores antes de que llegase la planificación urbana. Estas personas migraron sobre todo de las zonas agrícolas por razones de la depresión económica. Debido a la limitación de los cuidados sanitarios y por la carencia de desarrollo de las infraestructuras en la zona, la tasa de mortalidad infantil de los niños por debajo de cinco años era del 15%. La falta de un sistema sanitario causó una epidemia de colera DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 durante la estación de las lluvias, junto con un rápido aumento de TBC y de la varicela. A partir de 1994 Japón ha proporcionado ayuda en dinero para construir una red hídrica. Pero lo que es más importante es el inicio de un modelo comunitario sanitario básico en 1997. La reducción de la tasa de mortalidad infantil y la mejora de las condiciones de salud y sanitarias es un objetivo de dos actividades principales: un programa de cada vez mayor control de parte del staff sanitario y de voluntarios formados por los agentes sanitarios de las comunidades. Un experto sanitario ha dicho que ha habido una creciente conciencia en la comunidad, en lo que se refiere a la importancia de la salud y a la necesidad de mejorar la situación en su zona. El éxito de estas actividades y el completamiento de una red hídrica ha llevado a una importante reducción del número de muertos por colera, de 70 por 10,000 vidas antes de que comenzara el proyecto (1994) a una por 10,000 vidas (2000). Es evidente también una significativa mejora de la salud de los niños. La comunidad ha creado, además, un pequeño fondo para el mantenimiento de los baños públicos y para los gastos de los voluntarios. Este proyecto ilustra que el sistema se puede realizar allí donde la gente de la comunidad puede tener confianza y se pueden sostener vínculos críticos entre la comunidad y el gobierno. Aquí tenemos un buen ejemplo de lo que se puede hacer para que la salud de todos sea considerada como un deber. 5. Fondo Fiduciario para la Seguridad Humana En 1999, Japón lanzó otra iniciativa para traducir el concepto en acción. Se trata de la creación ante Naciones Unidas de un Fondo Fiduciario para la Seguridad Humana, al que en febrero del 2005 Japón contribuyó con cerca de 256 millones de dólares USA. Aplicando los conceptos de “protección” y de “ayuda concreta” en su accionar, el Fondo 33 DH n.60 spa 1-80 34 12-01-2006 10:21 Pagina 34 que hace de la persona el punto central de su propia acción, sostiene proyectos tendientes a la protección y a permitir que las personas aumenten su capacidad de recuperación. El Fondo financia proyectos que deben realizar las organizaciones de las Naciones Unidas y en partenariado con organizaciones que no son de la ONU, con el fin de hacer adelantar el impacto operacional del concepto de seguridad humana. Japón se complace de la participación de la Good Samaritan Foundation como partner de UNICEF, OMS y de cualquier otra organización de la ONU para la realización de proyectos. Estas organizaciones serán seleccionadas según los parámetros siguientes: (1) Proporcionar beneficios concretos y sostenibles a las personas y a las comunidades amenazadas en su supervivencia y dignidad. (2) Realizar un cuadro de protección y ayuda concreta que comprenda, de manera completa, tanto medidas de protección ‘partiendo desde arriba’, así como de ayuda concreta “partiendo desde la base’. (3) Promover el partenariado con la sociedad civil, organizaciones religiosas, ONGs y otras entidades locales y animar la realización de parte de estas entidades. (4) Poner en marcha acerca- mientos integrados que impliquen con preferencia a más de una organización en la planificación y en la realización. (5) Extender una amplia escala de elementos interconexos que tengan en cuenta las solicitudes multi-sectoriales en materia de seguridad humana, como por ejemplo las migraciones debido a conflictos y a la pobreza, a la educación sanitaria y la prevención de los conflictos. (6) Concentrarse en aquellas áreas de seguridad humana normalmente dejadas de lado y evitar los dobles de programas y de actividades existentes. El cálculo del budget de un proyecto es de cerca de un millón de dólares en un año en casos ordinarios, aunque límites más elevados o más bajos aún no han sido definidos exactamente. Los requisitos presupuestados deberían calcularse teniendo en cuenta la factibilidad y las necesidades de cada proyecto. El presupuesto puede ser mayor cuando se trata de proyectos de naturaleza global, regional o que durarán varios años. 6. Conclusión Se ha puesto en práctica el concepto de seguridad humana. En estos tiempos difíciles de crisis e incertidumbres, Ja- DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 pón cree que las seguridades humanas ofrecen esperanza. La esperanza es la llave para el desarrollo de las poblaciones que se encuentran en situaciones graves. El concepto es que el pequeño interés por una oveja perdida no se sacrificará en nombre de la seguridad del Estado que, más bien, se ocupará de cada oveja como si el problema se refiriese a todas las ovejas. Partnership, protección y acción son palabras clave para la seguridad humana y Japón espera que este nuevo concepto de seguridad sea aceptado ampliamente para afrontar nuevos retos. Dr. SHIGEKI SUMI Embajador de Japón ante las Organizaciones Internacionales en Viena. Ex Director General del Departamento de Políticas Globales del Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón. Ex miembro del Consejo de Administración del Fondo Global para la lucha contra el VIH/SIDA, TBC y Malaria. Bibliografía Human Security Now, Commission on Human Security, New York 2003 Overview of Health and Human Security Case Studies, Mely CaballeroAnthony 2002 Communicable diseases and Japanese Foreign Policy, Kaoru Ishikawa 2004 Project: Human security, JICA FRONTER 2005, 6 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 35 Enfermos en la cárcel, la importancia de la intuición pastoral 1. Introducción El tema de esta intervención podría hacer pensar que se refiere solamente a los capellanes de las prisiones. En verdad, al principio estaba dirigido precisamente a ellos, dado que este tema no es tenido en cuenta por la mayoría de los textos sobre la capellanía penitenciaria, pues están concentrados más bien en los acostumbrados problemas pastorales. Sin embargo, el contenido de esta exposición puede ser útil para los voluntarios que visitan a los detenidos, así como también para el personal que trabaja en los penitenciarios. En lo que se refiere a los voluntarios, esperamos que esta lectura contribuya para una mejor comprensión del significado del ministerio pastoral en las condiciones de aislamiento carcelario. El artículo se concentra en los aspectos clínicos y pastorales que comporta el problema de la enfermedad. El aspecto pastoral del problema ha sido afrontado bajo forma de estímulo para una percepción profesional de las condiciones de ciertas enfermedades en las cárceles, lo cual puede generar una mejora del ministerio pastoral. Generalmente, los detenidos están expuestos a las mismas enfermedades de los que están temporalmente fuera de la prisión o que gozan de libertad permanente. Sin embargo, la selección de las enfermedades que se presentarán en este trabajo ha requerido una atenta consideración ya que particulares patologías se pueden desarrollar en la cárcel de manera diferente que en condiciones de libertad. 2. El aspecto neurológico Muchos detenidos cometen actos criminales o casi crimi- nales que conllevan la posibilidad de heridas físicas y transtornos neurológicos antes de entrar en la prisión. Daños de este tipo se pueden sufrir también durante la permanencia en un penitenciario – por ejemplo debido a los golpes recibidos de parte de otros detenidos. Uno de los grupos neurológicos comunes es el de las heridas a la cabeza (Weiner, Levitt, 1994). En efecto, ocurre que los hospitales de las prisiones admitan a pacientes que se han provocado heridas en la cabeza (Szaszkiewicz, 1997, p. 114). Dicho grupo generalmente comprende minusválidos mentales o alcoholizados que – desconsideramente o en situaciones de delirio - golpean la cabeza contra la pared u otras superficies duras, con el resultado de provocar lesiones graves, como la ruptura de la base cránica, conmociones cerebrales y hematomas. Un prisionero se puede procurar heridas con la intención de que sea llevado a la enfermería de la prisión en la que ya se encuentra internado un cómplice, por ejemplo para poder comunicar con él y establecer una línea de defensa común durante el proceso. Asimismo, algunos disturbios neurológicos ya presentes en situación de libertad pueden empeorar durante la permanencia en la cárcel. Entre estos, sería necesario indicar los siguientes: hemicranias (cf. Diamond, Dalessio, 1986; cf. Dalessio, 1987), vértigos (cf. Weiner, Levitt, 1994), epilepsia (cf. Engel, 1989), insomnia y disturbios del sueño (cf. Weiner, Levitt, 1994), transtornos neurológicos que derivan del alcoholismo (p.e convulsiones, delirium tremens; cf. Victor, Adams, Collins, 1971), disturbios neurológicos que son el resultado de enfermedades internas (cf. Weiner, Levitt, 1994; según DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 estos autores, la prisión favorece el desarrollo de enfermedades del sistema digestivo y de aquellas cardiacas). Podemos describir el aislamiento carcelario como una situación continua y permanente de peligro e incertidumbre (en sentido físico y también psicológico; cf. Moczydłowski, 1991, p. e.), que puede constituir una razón ulterior por lo que los individuos recluidos en la prisión pueden resultar imprevisibles en un modo incon- cebible para los individuos libres (cf. Britton, 1999; cf. Hollin, 2001, pp. 99-125; cf. Harrower, 2001, pp. 9-40; cf. Schneider, 1980). A este punto, es necesario considerar también la diferencia que existe entre el mundo de los individuos libres y el de los prisioneros. Otra dificultad que puede surgir cuando se comunica con los prisioneros es la aparición simultánea de enfermedades neurológicas con transtornos psicológicos y distubrios de la personalidad. 35 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 36 3. Disturbios psicosomáticos 36 La hipótesis que constituye la base de los disturbios psicosomáticos se refiere al papel de la tensión emotiva, de las situaciones conflictuales y de los daños psicológicos al comienzo y en el curso de numerosas enfermedades somáticas. Un acercamiento contemporáneo a la enfermedad presupone una percepción multifactorial de la etiopatogénesis de los síntomas de la misma enfermedad, incluida la existencia de factores no sólo biológicos, sino también psicológicos y sociales. Además de su indudable impacto en el condicionamiento del curso de la enfermedad (que es de alcance diferente según los pacientes) los últimos factores permiten determinar el acercamiento terapéutico adecuado (Jarosz, 1983). En la etiología de las enfermedades psicosomáticas, F. Alexander, T. French y G. Pollock (1968) indican, entre otras, situaciones de estrés de frecuente complejidad, ligadas al conflicto central. Dichas situaciones o se presentan en alivio de los síntomas de la enfermedad somática o en una escalation periódica de los mismos síntomas. M. Sufczyńska-Kotowska, A. Golczyk-Wojnar, y M. Wojnar (2000, pp. 139-155) incluyen en la categoría de los disturbios psicosomáticos el asma bronquial, la úlcera péptica del estómago y del intestino, las colitis ulcerosas y la inflamación del intestino, la hipertensión arterial y la cefalea. E. Ścigała (1993) divide los transtornos psicosomáticos en tres grupos. El primero comprende las enfermedades que tienen como factor etiológico un estímulo psicológico e incluye las siguientes afecciones: neurosis vegetativa, cefaleas que derivan de la tensión psicológica, vómito habitual, anorexia mental (anorexia nerviosa), así como también algunos tipos de obesidad. El factor principal (aunque no único) común a las enfermedades del segundo grupo está constituido por disturbios psicosomáticos. El grupo incluye enfermedades como: úlcera péptica del estómago y del duodeno, enfermedad inflamatoria intestinal (inflamación del intestino), hipertensión arteriosa espontánea, enfermedad de las coronarias, asma bronquial, enfermedades alérgicas. El tercer grupo, en fin, incluye aquellas enfermedades en las que el factor principal que empeora el curso de la enfermedad es el factor psicológico. Como consecuencia, incluye la diabetes, el hipertiroidismo y el reumatismo primario crónico. Indudablemente, los malestares psicosomáticos pueden empeorar en condiciones de encarcelamiento que se relaciona con una noción ampliamente conocida como estrés provocado por la prisión. El estrés está ligado a un pre-estrés, que deriva de una actividad criminal y de los riesgos que esta comporta. La investigación referente a la población carcelaria que he llevado a cabo, entre otros, mediante el método de la observación participada, ha demostrado que el prisionero no admite su temor, no obstante que sea obvio que su modo de vida esté ampliamente marcado. Dicho acercamiento al temor tiene origen en una fórmula según la cual “el ataque es la mejor defensa”, que constituye una de las reglas básicas de la conducta criminal. El término “temor” parece estar ausente de la conducta criminal, o por lo menos no es mencionado durante las conversaciones con la gran mayoría de los prisioneros que no toleran aquellos compañeros de prisión que no temen confesar sus temores. Además, la población carcelaria se puede caracterizar por el tipo de temor que podríamos denominar como temor subcultural (el temor de ser un criminal) y el temor subcultural debido a la prisión (temor que deriva por estar prisionero). El primero surge cuando se comete un crimen, y se refiere al temor del mal físico, de resultar herido y, al final, de morir (debe ser entendido como temor de ser matados, y no temor de lograr salvarse). El segundo se refiere al temor de sentirse inferiores y ser considerados una nulidad. Asimismo, se pueden distinguir dos tipos de estrés, es decir el estrés subcultural criminal (que deriva por ser un criDOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 minal) y el estrés subcultural carcelario (que deriva por ser prisionero). A su vez, todo esto está estrechamente vinculado con los disturbios psicosomáticos. 4. El carácter necrófilo G. W. Allport describe la personalidad como la organización dinámica en el individuo de aquellos sistemas psico-físicos que determinan la adaptación exclusiva al propio ambiente (1949, pp. 43-48). Según H. J. Eysenck, se trata de una organización más o menos estable y durable del carácter, del temperamento, del intelecto y del físico de una persona, que determina la exclusiva adaptación al ambiente (1970, p. 2). Ambas definiciones son fundamentalmente idénticas, aunque la segunda es más detallada y estructural que la primera. S. Siek adelanta una visión dinámica de personalidad, que la define como la organización de instrucciones y modelos de reacción, creada como resultado del desarrollo y de la adaptación (1986, p. 14). En los años 20 y 30, el carácter era erróneamente identificado con la personalidad. La estructura de la personalidad se refiere a los siguientes elementos: temperamento, carácter, necesidades psicológicas, impulsos, actitudes, valores, motivos e imagen de sí mismo. Según A. A. Roback, el carácter es una disposición psicofísica que resiste a los impulsos reprimidos según un principio de regulación (1952, p. 568). W. S. Mierlin describe el carácter como la individualidad de la personalidad. Según su parecer, el carácter es la organización de las carácterísticas psicológicas que se manifiestan solamente en ciertas situaciones y que condicionan un camino individual y específico que cumplir a particulares disposiciones y aptitudes sociales (Siek, 1986a, p. 121). H. Remplein proporciona al carácter una dimensión ansiológica, considerándolo como un aspecto de la personalidad que se manifiesta en la capacidad de percibir los valores así como en la aspiración activa a parti- DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 37 culares valores (1963, p. 135). En su obra dedicada al carácter, J. Pastuszka lo vincula – entre otros – a la voluntad. El término “voluntad” todavía se emplea en la filosofía y en la psicología idealista, mientras que la psicología contemporánea experimental ha sustituido el término “acto(s) de voluntad” con la noción de “proceso decisional”. En efecto, la psicología contemporánea pone un reto al modelo clásico del acto consciente de voluntad (particularmente el estadio de bre la personalidad y usurparla completamente, subordinando los elementos individuales a sí mismo. E. Fromm hace un profundo análisis de dicho carácter (1999). El término “necrofilia”, en términos generales, significa atracción por todo lo que está muerto. Se aplicaba para describir dos fenómenos diferentes: a) necrofilia sexual, p.e. el deseo de un hombre de tener una relación sexual u otro tipo de contacto sexual con el cuerpo de una mujer muerta; b) necrofilia no sexual, p.e. el de- sobre algo puramente mecánico. Es la pasión de hacer a pedazos las estructuras vivientes” (1999, p. 372). La necrofilia, entendida como desorden del carácter, y por tanto como desorden de la personalidad, es un fenómeno muy raro. De hecho, lo frecuente es encontrar razgos de ella. Sin duda, entre la población carcelaria puede existir también un individuo de este tipo y, por tanto, el capellán debería estar preparado para esta eveniencia. 5. Una personalidad disturbada pensamiento) considerando que la mayor parte de nuestras acciones se determina a nivel subconsciente. Al respecto, la mencionada teoría refleja el impacto del psicoanálisis y del existencialismo. Por el contrario, J. Pastuszka considera el carácter como cierto sistema de la voluntad, referente al propio autocontrol, a la obediencia compatible con particulares reglas, a la constancia de la propia conducta, así como a la eficacia del accionar de la propia voluntad (1962, pp. 25-29). El carácter necrófilo se muestra aquí en confrontación con el background de la propia personalidad – por razones de que su poder fatalista es tan fuerte que puede prevalecer so- seo de estar cerca a los cadáveres, mirarlos y tocarlos y, ante todo, de desmembrarlos. Dicho término, sin embargo, por lo general no se aplicaba para hacer referencia a pasiones radicadas en el carácter. Erich Fromm fue más allá del uso común del término, como resultado de un estudio que realizó sobre la biografía de figuras brutales, entre las cuales Hitler. Para Fromm, “la necrofilia se puede describir en un sentido caracteriológico – como una atracción pasional por todo lo que está muerto, en decaimiento y enfermizo; representa la pasión de transformar cualquier cosa viva en algo sin vida; de destruir el propio bien; de focalizar toda la atención DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 “Una personalidad disturbada” se puede definir también con el término “psicopatía”. Esta palabra, sin embargo, ya no es usada por la psicología clínica contemporánea, mayormente debido a la influencia del humanismo. En efecto, el término “psicopatía” ha dado origen a numerosas equivocaciones. Para evitarlos, algunos autores aplican todavía el viejo término, que consideran más expresivo. La literatura americana introduce también el sinónimo de “personalidad asocial”. Otros términos comunes que se refieren a dicha noción son “personalidad psicopática” (término colocado de forma aproximada entre “personalidad disturbada” y “psicopatía”), “sociopatía” “caracteropatía”, “personalidad sociopática” y “personalidad caracteropática”. Todos estos términos se refieren a una personalidad disturbada, aunque cada uno de ellos subraye un aspecto ligeramente diferente de estos transtornos. Según A. P. Sperling, una personalidad psicopática es “la personalidad” de un individuo incapaz, parcial o totalmente, de comprender las normas éticas existentes, lo que se refleja en su comportamiento antisocial o inmoral” (1995, p. 379). J. Szostak afirma que “una personalidad disturbada no es una enfermedad mental, ya que las personas afectadas por este tipo de malestar no muestran los síntomas básicos de una enfermedad mental – como ilusiones y alucinaciones, por 37 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 38 ejemplo. Por tanto, es posible diagnosticar una personalidad disturbada como una condición que se caracteriza por ciertas dinámicas, incluidos los cambios en las áreas particulares de la propia vida psicológica con la dominación de los disturbios emotivos” (2002, p. 54). Las características de la personalidad disturbada, por ejemplo, pueden estar relacionadas con la inmadurez psicológica (incluida la inmadurez 38 emotiva, especialmente en la esfera de los sentimientos principales), desarmonía psicológica (la existencia de razgos recíprocamente contradictorios dentro de la personalidad), la falta de respeto por los estándar morales y legales (que lleva a la convicción extrema de que “no hay ley y no hay moralidad”), irresponsabilidad, comunicación social simplificada y basada en el deseo, incapacidad de prever las consecuencias de las propias acciones, ausencia de realismo en la programación y, en definitiva, conflictos internos. Esto, así como numerosos disturbios más, están ligados entre sí y forman grupos capaces de distinguir al menos cerca de una docena de tipos de personalidad disturbada (como por ejemplo, personalidad evasiva, dependiente, neurótica, esquizoide, histérica y fanática; además de esto, está la personalidad necrófila que, en mi opinión constituye el tipo más grave de personalidad disturbada). El término “personalidad criminal” tiene un significado más amplio que la noción de “personalidad disturbada”. Esto ocurre porque un acto criminal puede ser cometido no sólo por un individuo con una personalidad disturbada, sino también por personas afligidas por psicosis, neurosis o por individuos que están bajo la influencia de agentes psicoactivos. 6. Psicosis y neurosis Las neurosis son consideradas disturbios mentales menos graves que las psicosis, de las que se diferencian porque permiten su comprensión en la propia experiencia. El síntoma principal de las neurosis (psiconeurosis) es el temor (Haslam, 1997, pp. 295-331). Las diferencias entre psicosis (un psicótico) y neurosis (un neurótico) las encontramos claramente manifestadas por A. P. Sperling (1995, pp. 337-341). La neurosis hace difícil el control de la realidad y deriva de esto. Sin embargo, un neurótico entiende la realidad y la percibe en el modo justo. Como consecuencia, además del área de los síntomas, logra mantener un contacto normal con el propio ambiente. Por el contrario, un psicótico está completamente desprovisto (privado) de este contacto. No puede o no desea verificar la veridicidad de sus juicios confrontándolos con los hechos por notar, lo cual lleva a la desaparición de la distinción entre fantasía y realidad. Tratando de mantener la imagen de sí mismo, un psicótico no sólo distorsiona la realidad, sino que incluso llega a negarla completamente. Oprimido por las propias distorsiones del mundo, no se da cuenta de su realidad exterior. Las psicosis pueden ser funcionales (cuando no se ha identificado ningún cambio en el sistema nervioso; el único hecho que se puede identificar es que la personalidad no funcione adecuadamente) y orgánicas (que se caracterizan por la necesidad de cambios físicos). De hecho, la prisión crea condiciones favorables al desarrollo de psicosis y neurosis. Entre otros, de ella deriva “la segunda vida de la prisión” – es decir una comunicación específica entre los mismos prisioneros y entre los prisioneros y los guardias de la cárcel. La segunda vida de la prisión ofrece su sistema moral así como su base normativa y legal. DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 7. La preocupación del capellán de la prisión Esta intervención no trata el problema de los detenidos que dependen de agentes psicoactivos (como alcohol, droga y medicinales). El amplio alcance así como también la elevada intensidad de este problema representa una fuente adecuada para preparar otro artículo. De todos modos, es preciso recordar que los mencionados agentes psicoactivos pueden constituir un background favorable para el surgimiento de piscosis orgánicas, por ejemplo, y pueden desarrollar también un papel significativo en la génesis de otros disturbios. La psicología pastoral sugiere que el capellán de las prisiones debería preocuparse para encaminar a los prisioneros a una vida basada en una armonía entendida en sentido amplio (Woêniak, 2002b, pp. 7779). Dicha armonía puede tener al menos 11 dimensiones 1) entre la esfera espiritual, psicológica y corporal, 2) dentro de la esfera de la imagen de sí mismo, 3) en el empleo del tiempo, 4) en el estilo de vida, 5) entre la mente y las emociones, o los sentimientos, 6) entre los estractos más íntimos de la persona (una referencia al análisis transaccional), 7) entre las necesidades, los valores y las normas, 8) en la comunicación entre el hombre y Dios, 9) en las relaciones interpersonales, 10) en las relaciones entre un individuo y un grupo, 11) en el contacto con el ambiente natural. El capellán puede ser visto como objeto por manipular, tanto a nivel consciente como inconsciente. Puede ser usado por un prisionero que desea gozar de una buena reputación de parte del capellán, por ejemplo. Una manipulación inconsciente podría ser actuada por un prisionero psicótico, por ejemplo. Consideradas las mencionadas condiciones, el hecho de poseer un feeling para la manipulación de parte del capellán aumentará indudablemente su influencia positiva sobre los prisioneros. Los complejos problemas que se refieren a los encarcelados, con sus disturbios y sus DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 39 enfermedades requieren cierta intuición de parte del capellán (cf. Woêniak, 2002a, pp. 465472). Debería adaptar sus acciones tanto al tipo de penitenciario como también a cada uno de los encarcelados, caracterizados por una particular personalidad de tipo criminal, o por una enfermedad específica. De hecho, es responsabilidad del capellán respetar la ley referente tanto a los penitenciarios como a los prisioneros. Está obligado a conformarse con las reglas de seguridad y de orden público y con otros reglamentos existentes en la cárcel. Además, también está obligado a guardar el secreto de oficio. Revdo. WALDEMAR WOŹNIAK Instituto de Psicología Universidad Cardenal Stefan Wyszyński Varsovia, Polonia Bibliografía ALEXANDER F., FRENCH T., POLLOCK G., Psychosomatic Specifity, University of Chicago Press, Chicago, 1968. ALLPORT G.W. Personality. A Psy- chological Interpretation, Constable and Comp., London, 1949. BRITTON P., Profil mordercy (orig. title: The Jigsaw Man). Oficyna Wydawnicza De Facto, Poznań, 1999. DALESSIO D., Wolf’s Headache and Other Head Pain, Oxford University Press, New York, 1987. DIAMOND S., DALESSIO D., The Practicing Physician's Approach to Headaches, Williams & Wilkins, Baltimore, 1986. ENGEL J., Seizures and Epilepsy, FA Davis, Philadelphia, 1989. EYSENCK H. J., The Structure of Human Personality, Methuen, London, 1970. FROMM E., Anatomia ludzkiej destrukcyjnosci (orig. title: The Anatomy of Human Destructiveness), Dom Wydawniczy REBIS, Poznań, 1999. HARROWER J., Psychology in Practice: Crime, Hodder & Stoughton, London, 2001. HASLAM M., Psychiatria (orig. title: Psychiatry. Made Simple Books), Zysk i S-ka Wydawnictwo, Poznań, 1997. HOLLIN C. R., Psychology and Crime. An Introduction to Criminological Psychology, Routledge, Sussex - New York, 2001. JAROSZ M., Psychologia lekarska, PZWL, Warszawa, 1983. MOCZYDŁOWSKI P., Secret Life in Polish Prisons. Indiana University Press, Indiana, 1991. PASTUSZKA J., Charakter człowieka, TN KUL, Lublin, 1962. REMPLEIN H., Psychologie der persönlichkeit, Reinhard, München, 1963. ROBACK A.A., The Psychology of Character, Routledge and Kegan, London, 1952. SCHNEIDER H.J., Das geschäft mit dem verbrechen. Massenmedien and kriminalität, Kindler Verlag GmbH, München, 1980. DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 SIEK S., Formowanie osobowości, Akademia Teologii Katolickiej, Warszawa, 1986a. SIEK S., Struktura osobowości, Akademia Teologii Katolickiej, Warszawa, 1986b. SPERLING A.P., Psychologia (orig. title: Psychology. Made Simple Books). Zysk i S-ka Wydawnictwo, Poznań, 1995. SUFFCZYŃSKA-KOTOWSKA M., GOLCZYK-WOJNAR A., WOJNAR M., Zaburzenia psychosomatyczne. En: A. Popielarska, M. Popielarska (ed.). Psychiatria wieku rozwojowego, Wydawnictwo Lekarskie PZWL, Warszawa, 2000. SZASZKIEWICZ M., Tajemnice grypserki. Wydawnictwo Instytutu Ekspertyz Sądowych, Kraków, 1997. SZOSTAK J., Psychologia sądowa. Wyższa Szkoła Handlu i Prawa im. Ryszarda Łazarskiego, Warszawa, 2002. ŚCIGAŁA E., Poznawcze uwarunkowania choroby wieńcowej i zawału serca. Wydawnictwo Naukowe UAM, Poznań, 1993. VICTOR M., ADAMS R., COLLINS G., The Wernicke-Korsakoff Syndrome, FA Davis, Philadelphia, 1971. WEINER H.L., LEVITT L.P., Neurology, Williams & Wilkins, Baltimore, 1994. WOŹNIAK W., Duszpasterstwo Zakładów dla Nieletnich. En: P. Kurzela, A. Liskowacka (ed.). Umiłować Chrystusa. Program duszpasterski na rok 2002/2003, Komisja Duszpasterstwa Ogólnego Episkopatu Polski & Księgarnia św. Jacka, Katowice, 2002a. WOŹNIAK W., Duszpasterstwo zakładów poprawczych a terapia. En: J. Woźniak (ed.). Duszpasterstwo więzienne w III Rzeczypospolitej, Instytut Teologiczny Księży Misjonarzy, Kraków, 2002b. 39 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 40 Nota del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud sobre el denominado derecho a la salud reproductiva Introducción 40 En 1994 se celebró en El Cairo la Conferencia Mundial sobre “Población y Desarrollo”. En este forum internacional la Santa Sede expresó las reservas de la Iglesia frente a la ideología de la “Salud Reproductiva” que se inspira en una concepción utilitarista y neomaltusiana. El 14 de setiembre del 2001 publicamos conjuntamente con los Pontificios Consejos para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes y de la Familia, una Nota dirigida a las Conferencias Episcopales con el fin de llamar su atención sobre la puesta en juego del Manual de Naciones Unidas sobre la “salud reproductiva” en los campos para refugiados, e indicamos elementos doctrinales y principios de la moral católica capaces de ayudar a los obispos a elaborar una adecuada pastoral para la misión de la Iglesia a favor de los refugiados. Ahora, con ocasión de conmemorarse el décimo aniversario de la Conferencia de El Cairo y en el ámbito del programa dicasterial sobre el derecho universal a la tutela de la salud, proponemos una reflexión y una puntualización de nuestro Pontificio Consejo para la Salud sobre el “denominado derecho a la salud reproductiva”. I. Definición y ámbito 1. Mediante la expresión derecho a la salud reproductiva cierto lenguaje internacional trata de indicar el concepto de salud reproductiva real y verdadero junto a una serie de derechos conexos. Todo se configura forzadamente como un aspecto “nuevo” en el panorama de los derechos fundamentales y en particular en lo que se refiere a la dimensión de la salud humana y los derechos relacio- nados con ella. En efecto, en el contexto internacional la salud reproductiva está ligada a la procreación1, así como a los demás ámbitos en los que se debate con fuerza, como por ejemplo, el de la discriminación positiva por sexo (gender perspective) o de la orientación sexual (sexual orientation). En el ámbito de la salud reproductiva intervienen conceptos particularmente controvertidos en cuanto conciernen dimensiones entre las más íntimas y privadas de la persona, como la sexualidad, las relaciones sexuales y la procreación (considerada cada vez más como reproducción); así como también las cuestiones que por su naturaleza son determinantes para las relaciones entre los miembros de la familia. En este sentido la salud reproductiva está vinculada con el perfil de la igualdad y de la desmarginalización de las mujeres, así como ligada a los aspectos educativos de los jóvenes y de los adolescentes acrecentando de elementos conflictuales las relaciones inter-generacionales (derecho/deber de los padres vs. derechos de los adolescentes). En el plano exquisitamente de la teoría general de los derechos humanos, concurre también a la problematicidad de dicho ámbito el hecho que como concepto y derechos conexos, la salud reproductiva surge en el contexto de las políticas demográficas y no estrictamente de aquel de la producción jurídica (del derecho internacional de los derechos humanos). 2. Si deseamos captar la “evolución”, el primer paso se dio por el reconocimiento de un derecho a la elección reproductiva, fundado en las afirmaciones de algunos documentos internacionales que proclaman el derecho fundamental de parejas e individuos a decidir libre y responsablemente en torno al número y a la cadencia de los DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 nacimientos. Se hace referencia a la Resolución 2211 (XXII) de la Asamblea General de la ONU de 1966 sobre crecimiento de la población y desarrollo económico; al párrafo 16 de la Proclama de Teherán de 1968; al párrafo 14(f) del Plan de Acción de la Conferencia Mundial sobre Población de 1974. En cuanto a la obligatoriedad del derecho a la elección reproductiva, se puede considerar que ella se vuelve efectiva con el artículo 16(e) de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación hacia la mujer de 19792. El segundo período lo podemos relacionar con el debate y las normas orientativas de la Conferencia sobre Población y Desarrollo (El Cairo 1994) y de la IV Conferencia sobre las Mujeres (Beijing 1995), en las que surgió una consideración directa de la salud reproductiva bajo el impulso de la OMS y de la FNUAP. Teniendo en cuenta las formulaciones del Programa de Acción de El Cairo, el concepto de salud reproductiva – parafraseando la definición de salud contenida en el Preámbulo de la Constitución de la OMS – debe entenderse como “el bienestar general, sea físico que mental y social, de la persona humana, en todo lo que concierne el aparato genital, sus funciones y su funcionamiento y no sólo la ausencia de enfermedades o de patologías. Por tanto, esto presupone que una persona puede conducir una vida sexual satisfactoria y en total seguridad, que sea capaz de procrear y lo haga libremente, a menudo o no, según lo desee. Esta última condición implica que hombres y mujeres tienen el derecho de ser informados y de utilizar el método de planificación familiar que elijan, así como de otros métodos que elijan para la regulación de los nacimientos que no sean contrarios a la ley, métodos que deberán ser seguros, DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 41 eficaces, disponibles y aceptables, así como el derecho de acceso a servicios sanitarios que permitan que las mujeres lleven a término el embarazo y el parto y proporcionen a las parejas todas las posibilidades de tener un niño en buena salud”3. Según esta definición el derecho a la salud reproductiva es presentado con un acercamiento omnicomprensivo, que trata de comprender numerosos contextos, diferentes sujetos y una multiplicidad de situaciones jurídicas, pero evidentemente le falta aquella coherencia jurídica sustancial necesaria para ser inscrito en el derecho internacional de los derechos humanos. En efecto, se delinean situaciones referentes a la pareja, a la mujer, al niño que nacerá, pero comprendidas en un mis- mo ámbito, el del derecho a la salud reproductiva. En esta línea es emblemática la posición expresada por la OMS en agosto de 1994 antes de la Conferencia de El Cairo en la que manifestaba la necesidad de afirmar ese “derecho” dejando a una sucesiva praxis la tarea de definir los contenidos y los límites, esto es, el alcance jurídico4. II. La salud como plena armonía y sano equilibrio y su inherente derecho a ser tutelada 3. En su Mensaje con ocasión de la Jornada Mundial del Enfermo del 11 de febrero de 2000, el Santo Padre Juan Pablo II, dio una visión de la salud que toma en cuenta todas las dimensiones de la persona humana, así como su vocación cristiana y el bien por realizar a favor de los demás. Dice el Papa: “Esta visión de la salud, fundada en una antropología respetuosa de la persona en su integridad, lejos de identificarse con la simple ausencia de enfermedades, se presenta como aspiración a una armonía más plena y a un sano equilibrio físico, psíquico, espiritual y social. Desde esta perspectiva la persona misma está llamada a movilizar todas las energías disponbles para realizar su propia vocación y el bien de los demás”5. 4. La procreación humana representa un grandísimo valor y dignidad, porque comunica la vida a un nuevo ser humano, es decir a una nueva persona. A partir de un acto interpersonal de amor, inseparablemente unitivo y procreativo, los cónyuges se convierten no sólo en padres, sino también y principalmente en cooperadores de Dios en la transmisión de la vida. Por tanto, la ideología de la salud reproductiva viola no sólo el derecho natural del niño que está por nacer, sino está en contraste también con la Revelación divina. El carácter moral del componer el amor conyugal con la transmisión responsable de la vida, no depende sólo de la sincera intención y de la valoración de los motivos, sino que se determina por criterios objetivos. Criterios que fienen su fundamento en la naturaleza misma de la persona humana y de sus actos y están destinados a mantener en un contexto de verdadero amor el sentido ínteDOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 gro de la recíproca donación y de la procreación humana6. 5. La visión personalizada de la salud, es decir, la salud como tensión hacia una armonía más plena y un sano equilibrio está en contraste: 5.1 Con una visión reductiva de la salud y de la sexualidad – propagandada por la ideología de la llamada “salud reproductiva” – que reduce la salud a la de los órganos sexuales y al goce del placer sexual. Esta reducción, sin reglas y sin compromiso, quita valor a la sexualidad humana y separa el acto procreativo de la intimidad conyugal y, por lo mismo, reduce e instrumentaliza los actos propios de la procreación. 5.2 Con el empleo inmoral de los medios contraceptivos y abortivos, proclamado por el derecho a la salud reproductiva y ampliado por el pansexualismo dilagante. Este uso, cierra de hecho a un sano equilibrio de las dimensiones física, psíquica, espiritual y social de la salud de la persona y al verdadero amor que, precisamente, se armoniza cada vez más intensamente en el ámbito de la vida conyugal y familiar. 6. Hay que tener en cuenta que la salud y la vida son un don de Dios y, por tanto, propiamente hablando, no tenemos derecho a ellas. Sin embargo, es nuestro deber tutelarla y custodiarla, en el respeto de la dignidad del hombre y de la ley de Dios. “La vida y la salud física son bienes preciosos confiados por Dios. Debemos cuidar de ellos racionalmente teniendo en cuenta las necesidades de los demás y el bien común”7. De todos modos, la plena armonía de la salud se alcanza en definitiva en el misterio de la muerte y resurrección del Señor, “médico de nuestras almas y de nuestros cuerpos, que quiso que su Iglesia continuase con la fuerza del Espíritu Santo, su obra de curación y de salvación”8. Conclusión Lo dicho, pone en evidencia el contraste jurídico entre la 41 DH n.60 spa 1-80 42 12-01-2006 10:21 Pagina 42 concepción holista de la salud y la concepción utilitarista de la salud reproductiva y, por tanto, de la sexualidad. La primera abraza a la persona humana en su unidad, armonía y equilibrio físico, psíquico, espiritual y social y, por consiguiente es capaz de favorecer no sólo una madurez en el plano de la sexualidad, sino también de caracterizar la procreación responsable como expresión del amor recíproco conyugal y de las relaciones de pareja conformes a auténticas normas morales y a profundos valores humanos. La salud reproductiva, en cambio, denota precisamente la tendencia, a extrapolar tanto estos valores como aquellas normas, ya que propone sin reservas no sólo la separación entre sexualidad y procreación, sino también el empleo de la “contracepción de emergencia” y el recurrir al aborto químico. Se trata de una diferencia esencial en lo que se refiere a la dignidad de la persona humana, que es el principio de todo derecho, el fundamento, límite y fin: la salud holista está conforme con ella, la salud reproductiva es contraria. En cuanto lícita, la primera permite una regulación responsable de la transmisión de la vida, la segunda admite, aún siendo ilícito, un irresponsable control de los nacimientos9. De hecho, “Dios, Señor de la vida, ha confiado a los hombres la insigne misión de conservar la vida, misión que ha de llevarse a cabo de modo digno del hombre. Por tanto, la vida debe ser salvaguardada desde su concepción con el máximo cuidado. La índole sexual del hombre y la facultad generativa humana superan admirablemente lo que de esto existe en los grados inferiores de vida, por tanto, los mismos actos propios de la vida conyugal, ordenados según DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 la genuina dignidad humana, deben ser respetados con gran reverencia”10. Notas 1 Cfr. en este sentido UNITED NATIONS, Population and Human Rights, New York 1990, Doc. ST/ESA/SER. R/107, p. 10 y s. 2 Sobre esta cuestión hasta la Conferencia de El Cairo, ver N. FINCANCIOGLU, Contraception, Family Planning and Human Rights, en UNITED NATIONS, Population and Human Rights, cit. p.87103. 3 Programa de Acción, capítulo VII, pár. 7.2. 4 Cfr. El Summary del Position Paper de la OMS a la Conferencia de El Cairo: WHO, Health Population and Development, Ginebra 1994, Doc. WHO/FHE/94.2, p. 8 s. 5 Cfr. JUAN PABLO II, “Mensaje con ocasión de la VIII Jornada Mundial del Enfermo”, 11 de febrero de 2000, n. 13, en Dolentium Hominum 42 (1999) 9. 6 Cfr. Gaudium et spes, 51. 7 CIC, 2288. 8 CIC, 1421. 9 Cfr. PABLO VI, Humanae vitae, 12 y 13; JUAN PABLO II, Familiaris consortio, 32; Evangelium vitae, 13. 10 Gaudium et spes, 51. DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 43 El ministerio católico de la salud en Canadá Marcada herencia Razones de este mensaje 1. Desde el comienzo, un número infinito de hombres y mujeres plantaron en nuestro país las nobles raíces del ministerio católico de la salud; su valentía y amor devoto por los enfermos y los que sufren aún hoy nos dejan sin respiro cuando revisamos esta historia. Las religiosas han sido el corazón de este ministerio, asistidas por laicos y clérigos. Podemos recordar los esfuerzos de vanguardia de Jeanne Mance, Marguerite d’Youville, Catherine Mace y Marie Maillet, así como del Beato François de Laval, de los primeros jesuitas, y de las religiosas agustinas en Quebec. No obstante la escasez de sus recursos, su valor y su dedicación al ministerio sanante de Jesucristo nunca disminuyeron, ni siquiera frente a las condiciones y a las dificultades del Canadá de los inicios. Gracias a su compromiso hacia los valores del Evangelio y su flexibilidad para cambiar con los tiempos, ellos nos han dejado una fuerte herencia que debemos preservar y guardar para las generaciones futuras. Sin lugar a dudas, podemos afirmar que el trabajo de base de las religiosas promete mucho para el futuro. En forma diferente quizás del pasado, la atención a los enfermos no puede estar reservada simplemente a pocas personas entregadas a este servicio, sino que debe constituir cada vez más una preocupación de cada cristiano y de toda la comunidad cristiana. En esta carta dirigiremos nuestra atención en primer lugar a los principios generales del ministerio sanante de la Iglesia que constituye un deber de todos los fieles. En la segunda parte, afrontaremos más específicamente las preocupaciones de los que, por profesión y a tiempo completo están comprometidos en los servicios sanitarios de la Iglesia. 2. Es necesario plantearse la siguiente pregunta: ¿Por qué la Iglesia, el “pueblo de Dios” ha dirigido siempre tanta atención al ministerio de la salud? ¿Por qué – hoy más que antes – debe abrazar dicho ministerio como parte vital e integrante de su misión y de su vida? ¿Hay una diferencia en la presencia y el compromiso católico en los cuidados sanitarios? Si la hay ¿cuál es esta diferencia? Es nuestro deseo que, mediante esta carta pastoral los católicos, y en general los cristianos, sean cada vez más conscientes de que la misión de curar a los enfermos forma parte esencial de la vida de cada cristiano y de una sociedad justa. Quisiéramos que todos los católicos entendiesen su llamada bautismal para curar y tener más familiaridad con la visión y los principios-guía de ese ministerio como deber de cada cristiano cuando se encuentra delante de un hermano suyo que sufre y necesita de los demás. “El Buen Samaritano”, ha dicho Juan Pablo II, “es quien se detiene para atender a las necesidades de los que sufren”1. I. APECTOS ESENCIALES DEL MINISTERIO SANANTE DE LA IGLESIA Nueva esperanza en Cristo 3. Ya en la primera carta pastoral, Nueva Esperanza en Cristo, afrontamos la cuestión de la enfermedad y de la curación. Esa carta merece ser releida también hoy. En ella articulamos el corazón y el alma del ministerio sanante de la Iglesia, es decir, la persona y el ministerio sanante y compasivo de Jesucristo. Con Jesús, la curación de la mente y del cuerpo se convierte en el signo claro que el ReiDOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 no de Dios ya está presente. Cuando Jesús cura a un leproso o proclama la parábola del Buen Samaritano, es señal evidente de su compasión. Pero, más aún, indica la nueva vida del Reino: la curación total y permanente del ser humano en todas sus dimensiones y relaciones. La palabra de Jesús que sana abraza toda la persona. Cura el cuerpo y, lo más importante, restablece en los que sufren una relación sana con Dios y con la comunidad2. Jesús “Médico divino” 4. Ya a partir de esta declaración de fundación podemos notar algunos puntos importantes referentes a la salud y al ministerio sanitario. Primero, como pueblo de Dios, la Iglesia camina siguiendo los pasos de Jesús, el Médico divino, que se encarnó “para que tengamos la vida, y la tengamos en abundancia” (Jn 10, 10). De aquí que hemos elaborado nuestra pastoral de la salud siguiendo el modelo del misterio sanante de Jesús, su compasión hacia los que sufren, y el modo como dio a sus discípulos el poder de curar. La Iglesia siempre ha considerado la curación como uno de los poderes del Espíritu que nos ha dado Jesús. Por tanto, en virtud de su bautismo, todos los cristianos están llamados a abrazar este ministerio como dimensión integral de su vida en Cristo: “Cuanto hicísteis a uno de estos hermanos míos, más pequeños, a mí me lo hicísteis” (Mt 25, 40). Curar toda la persona 5. Segundo, el ministerio santante de Jesús es total e inclusivo en su alcance; se dirige a la salud y al bienestar de toda la persona en cada una de sus dimensiones (física, espiritual, mental, emotiva y social). El 43 DH n.60 spa 1-80 44 12-01-2006 10:21 Pagina 44 ministerio sanante de Jesús alcanza todo y, por tanto, “cura todo” en una persona. Al igual que Jesús, la Iglesia se preocupa del bienestar de toda la persona. Como el “Médico divino”, ella reconoce que hay muchos y variados tipos de sufrimiento humano que pueden afligirnos: una enfermedad del alma causada por el pecado personal; una enfermedad de las emociones y de la psique causada por daños psicológicos y traumas del pasado; una enfermedad del cuerpo causada por la enfermedad física o por accidentes; e incluso una enfermedad en el tejido social de un pueblo. Por tanto, la pastoral de la salud de la Iglesia abarca todas las posibles aflicciones humanas; su ministerio busca únicamente la liberación total y el bienestar de la persona humana. miento tiene un valor redentor. Si es visto a la luz del Evangelio, el sufrimiento “encuentra su valor salvífico”3. El sufrimiento es siempre una prueba – a veces una prueba muy seria – sin embargo los cristianos creen que, íntimamente unidos al sufrimiento de Cristo, nuestros disgustos y nuestras heridas nos permiten participar en la obra salvífica de Jesucristo4. En la carta apostólica Salvifici doloris, el Papa Juan Pablo II afirma claramente que “llevando a efecto la redención mediante el sufrimiento, Cristo ha elevado juntamente el sufrimiento humano a nivel de redención. Consiguientemente, todo hombre, en su sufrimiento, puede hacerse también partícipe del sufrimiento redentor de Cristo”5. Nosotros encontramos apoyo a este credo en tra la enfermedad en todas sus formas, y haga todo lo posible para conservarse en buena salud”6. Dios no se alegró por nada de la aflicción de Jesús, ni encuentra placer alguno al ver nuestros sufrimientos. No fue el sufrimiento de Jesús en la cruz que agradó a Dios, sino el amor que Jesús tuvo por nosotros sufriendo y muriendo según la voluntad del Padre celestial. Cuando es el caso, como fue con Jesús, tenemos la llamada “soportación activa” del sufrimiento, no la aceptación pasiva. San Pablo: “Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia” (Col 1, 24). Esto no quiere decir que Dios busca el placer en el sufrimiento y en el dolor de los seres humanos. Tampoco quiere decir que los cristianos deben aceptar pasivamente el sufrimiento sin tratar de aliviarlo o de eliminarlo desde sus raíces. Realmente, “entra en el plan mismo de Dios y de su providencia que el hombre luche con todas sus fuerzas con- con razón. Parece que existe siempre una afinidad espiritual entre ambos. El deseo del enfermo de sanar es profundamente humano y bueno, especialmente cuando asume la forma de oración confiada dirigida a Dios. El libro del Sirácida es explícito: “Hijo, en tu enfermedad, no seas negligente, sino ruega al Señor, que El te curará” (Si 38, 9) Durante su ministerio, las multitudes se acercaron a Jesús – directamente o gracias a la ayuda de amigos y parientes – para que los curase. Jesús tuvo siempre compasión ante sus invocaciones y a menudo hacía referen- Orar por los que están enfermos o sufren 8. La oración cristiana siempre ha estado estrechamente ligada al sufrimiento humano, y Signos de la venida del Reino de Dios 6. Tercero, el ministerio sanante de Jesús indica la “venida” sin precedentes del Reino de Dios en medio de nosotros. Cada vez que Jesús ha curado a un ciego, a un cojo, a un leproso o a un paralítico, ha sido siempre una señal de que el Reino de Dios está cerca. Esto explica por qué su ministerio sanante fuese tan fundamental para proclamar el Reino de Dios. Como Jesús, cada cristiano está llamado a ser médico y, por tanto, ser para su prójimo una señal que el Reino de Dios está a nuestro alcance. Nosotros consideramos el ministerio sanante como una tentativa de remover toda forma de sufrimiento y de alienación que impida que una persona se abra totalmente a Dios y a la iniciativa amorosa que El muestra hacia nosotros. El misterio del sufrimiento 7. Hay también otra dimensión de fe en el misterio del sufrimiento que no debemos perder de vista. Mientras se debe hacer todo lo posible para aliviar el dolor y el sufrimiento, tengamos en cuenta que cuando es aceptado en la fe el sufri- DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 45 cia a la fe de los enfermos como cuando dijo: “Vete, tu fe te ha salvado” (Mc 10, 52). Por el contrario, en otras ocasiones la incredulidad y la falta de fe no permitieron que los curara (cfr. Mc 6, 5-6). Esta relación entre oración y curación sigue siendo un misterio. La falta de curación física o emotiva no es una señal que la oración de una persona es vana o que su fe es insuficiente. En su ministerio, especialmente en la liturgia y en la unción de los enfermos, la oración de la Iglesia es confiada y enfática: “Cúralos, Señor, en el cuerpo, en el alma y en el espíritu, y líbralos de todo dolor”7. tratar la vida como si fuera un producto como los demás, como algo que puede ser empleado para otros fines. Las mercancías son valoradas solamente según el precio o por el uso que se hace de ellas. Pero no es así cuando está implicada la vida humana y la salud. Ellas contienen una dignidad inherente dada por Dios y no pueden ser reducidas simplemente a una valoración utilitarista. Están ordenadas a la verdadera dignidad y al bien integral de una persona, de conformidad con el plan y el deseo divino. Aunque parezca que la enfermedad quite dignidad a las personas, en verdad la dignidad intrínseca del paciente nunca disminuye. Respeto por la vida y la dignidad del hombre 9. Una de las características del ministerio sanante de la Iglesia es un profundo respeto por la vida y la dignidad del hombre. Desde su concepción hasta la muerte natural, la vida humana es un don inmenso. Cada ser humano, creado a imagen de Dios, tiene un incalculable valor y una propia dignidad. Como tal, nosotros debemos tratar la vida como el don más precioso que debe ser respetado, salvaguardado y cuidado, especialmente cuando la vida es débil y vulnerable. La dignidad de la persona requiere también que respetemos y honremos la buena salud y el bienestar, que respetemos nuestros cuerpos, nuestras mentes y nuestras relaciones. Por tanto, en sentido profundo son llamados ministros de vida los que están comprometidos en el misterio de la salud y de la curación. Este servicio a la vida requiere fidelidad al Evangelio y a la enseñanza moral de la Iglesia. Mientras las ciencias biomédicas hacen entrever prometedores progresos para el cuidado de enfermedades graves e invalidantes, sin embargo no raramente presentan serios problemas en lo que se refiere al respeto por la vida humana y la dignidad de la persona. No todo lo que es tecnológicamente realizable es moralmente admisible. En la sociedad actual, existe una fuerte tentación de Equidad en el campo sanitario 10. La preocupación sanitaria y sanante de la comunidad cristiana no se limita a la salud de los individuos en cuanto tales – y menos aún termina en ella –, sino que se extiende también al ambiente físico y social en el que todos vivimos y trabajamos. También aquí, en nuestra sociedad y en nuestro país, existe lo que podríamos denominar el sufrimiento y dolor “colectivo” o “societario”. Esto significa que cada cristiano debe ser promotor de justicia y debe ayudar a corregir aquellas estructuras sociales injustas que causan terribles sufrimientos a algunos grupos de población. Trabajar para promover la salud y el bienestar no quiere decir sólo curar los síntomas, sino significa también afrontar las causas sociales y políticas del sufrimiento y de la injusticia. Hoy, por ejemplo, se reconoce cada vez más la relación causal entre pobreza y poca salud. La reptante privatización de los cuidados sanitarios en Canadá está llena de peligros, por ejemplo cuando dichos cuidados se consideran como provecho más que como una respuesta compasiva a los sufrimientos y a las enfermedades humanas. En especial, la equidad en el campo sanitario obliga a la sociedad a proporcionar a todos DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 sus ciudadanos un nivel sanitario adecuado. Mantener la universalidad y la accesibilidad a todos los cuidados sanitarios sigue siendo el objetivo primario de esta equidad. Las argumentaciones para decidir quien puede obtener los cuidados sanitarios no se pueden basar en el mérito, en el valor social, o en la capacidad de pagar. Todos tienen derecho. La buena salud para todos, entendida como bienestar físico, emotivo, espiritual y social, constituye un valor central esencial. Si no se satisfacen las necesidades legítimas de todos los ciudadanos, sufre todo el tejido social. Un test moral básico para toda sociedad es el modo con el que se trata a los débiles y a los pobres. En Canadá existen varios grupos que aún tienen mucha dificultad para acceder adecuamente a los cuidados sanitarios, y no se trata solamente de los que son económicamente pobres, sino de aquellas personas que viven en las zonas rurales del país. Existe asimismo una desigualdad en la forma con que algunos de estos grupos pueden recurrir a médicos o enfermeros prontamente disponibles, a veces no disponen de agua limpia, y mucho menos tienen un fácil acceso a los diagnósticos y cuidados especializados adelantados. A menudo deben ser trasladados a centros sanitarios lejanos de casa. Consideramos que los que sufren nunca deben ser dejados solos. Creemos también que el ministerio sanitario es mejor desarrollado y satisfactorio por quien está más cerca al que sufre. Solidaridad y comunión globales 11. Además de lo dicho hasta ahora, los fieles están llamados a una solidaridad global en su ministerio sanitario y sanante. Aunque este ministerio, al igual que la caridad, comienza “por casa”, en Canadá, no se detiene aquí. Nuestra compasión cristiana se debe extender – y efectivamente se ha extendido – a la comunidad que sufre de todo el mundo y a la plaga de los millones de personas que en otros países y 45 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 46 continentes, sufren por las devastaciones de la guerra, del hambre, de la sequedad, de la desnutrición, del VIH/SIDA, y el flagelo de la pobreza debido a acuerdos comerciales injustos. En forma conjunta debemos encontrar el camino para asistir y aliviar a los que sufren en todo el mundo. Sin este sentido de solidaridad global, nuestra pastoral de la salud no habrá absuelto su tarea. Nuestro amor y nuestra compasión por los enfermos y los afligidos aquí en Canadá deben llegar a todos los confines del mundo. 46 II. SERVICIOS SANITARIOS CATÓLICOS Quisiéramos hablar ahora de las preocupaciones de quienes, debido a su profesión y a tiempo completo, están comprometidos en los servicios sanitarios católicos. En la comunidad cristiana tenemos los que han asumido los cuidados sanitarios como una vocación y una profesión: médicos, enfermeros, fisioterapeutas, radiólogos, farmacéuticos, capellanes, y un número ilimitado de profesionales y voluntarios. A todos ellos, deseamos manifestar nuestra más profunda gratitud y aprecio por su delicado e incansable servicio. Deseamos manifestar también nuestra profunda gratitud por el trabajo desarrollado a nivel nacional de la “Catholic Health Association of Canada” (CHAC). Una coyuntura crucial 12. Hoy nos encontramos frente a un vuelco crítico en nuestros servicios católicos. En los últimos decenios, tanto en la sociedad como en la Iglesia y en el ámbito sanitario han habido cambios importantes que tienen relación directa con la dispensación futura de los servicios y programas sanitarios católicos, y que al mismo tiempo representan retos y oportunidades. Nosotros creemos que se trata de un tiempo oportuno para reflexionar sobre la respuesta de la Iglesia a estos nuevos retos. Un número cada vez más grande de religiosas dejan la dirección de los hospitales católicos y de las instituciones sanitarias de larga permanencia que fundaron, desarrollaron y dirigieron, primero en Quebec y luego en todo el país. De igual modo, se deben afrontar cuestiones de sostenibilidad, identidad y leadership de la sanidad católica en nuestra sociedad pluralista. Frente a las crecientes restricciones financieras, a las reformas gubernamentales en campo sanitario, a exigencias de mayor credibilidad, a las nuevas tecnologías y a las cuestiones bioéticas en juego, debemos ser creativos para que la Iglesia, con su presencia y su misión, haga sentir su voz en este importante ámbito de los cuidados sanitarios. Nuevos retos y oportunidades 13. La sanidad ha tomado hoy nuevas orientaciones y nuevos servicios. Mientras los hospitales siguen siendo un importante punto de referencia en cada sistema sanitario, las necesidades y las estructuras de sanación a largo plazo son cada vez más solicitadas. Los cuidados sanitarios superan hoy los confines de nuestros hospitales públicos y cada vez más se vuelven de base comunitaria. Esto comporta el cuidado de los que sufren de enfermedades crónicas y mueren en casa. Incluye también el cuidado de parte de los miembros de la familia, ante la necesidad de los ancianos, de los que están solos, de los minusválidos, de los drogadictos y alcoholizados o de los que sufren desequilibrios mentales. No debemos olvidar también a los agentes sanitarios que, a su vez, tienen necesidad de asistencia pastoral, de una formación en materia de fe y de ser apoyados. Una buena administración reconoce que la solicitud hacia los agentes de pastoral tiene un impacto directo en quienes reciben los cuidados. Nuestros hospitales y nuestras instituciones de larga permanencia deben ser cada vez más faros de esperanza, centros de acogida y de excelenDOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 cia, en los que la compasión, el cuidado holista, la reflexión ética y la leadership guiada por la fe sean palpables y bien evidentes. Es aquí que los agentes sanitarios católicos pueden y deben constituir la diferencia. Es aquí que su voz, su presencia y su papel de “advocacy” para con los enfermos pueden brindar una contribución diferente y absolutamente indispensable al sistema sanitario católico existente. Como la “posada” de la parábola del buen Samaritano, nuestras instituciones sanitarias deben ser paraísos en donde los marginados y los menos afortunados son admitidos y atendidos. Papel creciente de los laicos 14. A lo largo de los años, la responsabilidad de los servicios sanitarios católicos ha sido confiada siempre a los laicos. Esto es fuente de esperanza real porque muchos laicos tienen un deseo sincero de servir y poseen capacidades necesarias, el entusiasmo necesario y la dedicación para asumir un papel de leadership en la nueva dirección de la sanidad católica. Los laicos en general, incluidos los jóvenes, deben ser animados a informarse mejor e interesarse a todos estos aspectos nuevos y retos de la sanidad católica. El compromiso a desarrollar programas de leadership basados en la fe en este campo es de importancia vital. La leadership laica en la sanidad debe ser buscada escrupulosamente, animada y reforzada. Sólo cuando los cristianos están formados en este sentido, podemos esperar en la preservación y promoción de la sagrada herencia que hemos recibido del pasado. Cada miembro cristiano de la comunidad debe estar mejor informado sobre las nuevas áreas de “atención” en el sistema sanitario. En lo posible, y teniendo en cuenta los dones y talentos de los que disponen, los miembros de la comunidad deben ser animados a dedicarse a los cuidados sanitarios como una vocación y a asumir una mayor responsabilidad en este ámbito. Creemos que es a nivel comunitario local que DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 47 puede ser mejor escuchado y animado este llamamiento a un mayor compromiso en la sanidad. En cada parroquia y diócesis, se debería estimular una mayor convicción sobre las necesidades sanitarias de nuestros días. Los que ya trabajan como profesionales en este ámbito deben recibir mayor apoyo, ser animados, asistidos y formados en la fe. vo al acercarse la fin de la vida; solicitud y preocupación por los vulnerables y los enfermos en la sociedad, que a menudo son dejados de lado y no son capaces de proveer a sí mismos. La Iglesia hace que su fe religiosa esté impregnada en todos estos aspectos de sus cuidados sanitarios. ...En estrecha partnership con otros Una misión guiada por la fe... 15. Como en el pasado, la sanidad católica tiene hoy una misión y un aporte particular que ofrecer en los servicios sanitarios de nuestra nación. Como hemos dichos antes, la base es el ministerio sanante y la compasión de Jesús. Cuando se reflexiona suficientemente sobre esta convicción de fe, cuando es vivida totalmente, y se le asegura una adecuada exposición pública, entonces la identidad y la misión sanitaria católica nunca serán puestas en duda. Nuestro compromiso en este campo seguirá siendo la “diferencia” en el esquema general de las cosas. Dicha diferencia nace por el hecho que nuestra fe infunde e impregna la “calidad especial” en nuestros servicios sanitarios católicos y el modo en que estos son administrados, conducidos y dispensados profesionalmente. El sello de la sanidad católica es evidente bajo varios aspectos: profundo respeto por la dignidad de cada persona; tratamiento justo y adecuado a cada uno sin distinción; cuidado espiritual y religioso; reflexión continua sobre las cuestiones éticas de los tiempos; cuidado compasi- 16. La sanidad católica no obra sola o en forma aislada. Trata de colaborar estrechamente con otras instituciones religiosas y organizaciones sanitarias con las que comparte valores y objetivos comunes. Junto con nuestros hermanos cristianos, podemos afrontar los defectos que caracterizan el sistema sanitario público y nacional. Buen ejemplo de ello es la colaboración con la Ecumenical Health Care Network (EHCN), y cuando estuvimos en grado de introducir la noción de “pacto” en el informe final de la Comisión Romanow. Dicha recomendación invita al gobierno federal a “...instituir un nuevo ‘Pacto Sanitario Canadiense’. Dicho Pacto debería afirmar de modo claro los valores y los objetivos del sistema sanitario público canadiense y proporcionar un conjunto de principios guía para los legisladores, los managers y los dispensadores sanitarios. Conclusión Los mencionados principios dinámicos y elementos constitutivos son un testamento “viviente” del compromiso cons- DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 tante de la Iglesia hacia la sanidad y la pastoral de la salud. “Vayamos adelante con esperanza”, así nos animó el Papa Juan Pablo II al comienzo del nuevo milenio. Tenemos razón para esperar. No obstante, la credibilidad de nuestra esperanza – y por tanto de la pastoral de la salud de la Iglesia – comprende dos elementos: la palabra y la acción, nuestra palabra debe ser apoyada por nuestra acción. El Evangelio de Mateo explica bien esta dinámica: “Estaba enfermo y...” (25, 36). En fin de cuentas, la credibilidad del ministerio sanitario católico, nace de la entrega de todos los agentes que corren el riesgo y ofrecen su vida a este servicio. Es esto que los hace creíbles. Ellos no se acontentan simplemente de pronunciar palabras amables, sino que mantienen su palabra ocupándose efectivamente del enfermo, del afligido y del pobre. CONSEJO PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CANADÁ Notas 1 JUAN PABLO II, Mensaje con ocasión de la X Jornada Mundial del Enfermo, 11 de febrero de 2002. 2 Conferencia Episcopal Canadiense, New Hope in Christ: A pastoral Message on sickness and healing, 1 setiembre de 1983, p. 10. 3 JUAN PABLO II, Mensaje con ocasión de la XII Jornada Mundial del Enfermo, 11 de febrero de 2004. 4 Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, 1521. 5 JUAN PABLO II, Carta Apostólica Salvifici doloris, 19. 6 Ritual Romano, Ordo Unctionis Infirmorum eorumque Pastoralis Curae, n. 3. 7 Ritual Romano, Ordo Unctionis Infirmorum eorumque Pastoralis Curae, n. 75. 47 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 48 Los profesionales de la salud* LOS NECESITAMOS. NOS NECESITAN Presentación 48 Es un colectivo numeroso y necesario. En España, más de un millón. Son todas aquellas personas que ejercen su profesión en el mundo de la salud y de la enfermedad. Todos sabemos lo que suponen para el enfermo y la familia, y lo que suponen dentro del mundo sanitario para realizar sus fines de educar y promover la salud, prevenir la enfermedad y asistir y cuidar a los enfermos. Es un colectivo necesitado. Los profesionales de la salud son y se sienten necesitados de escucha, cercanía, respaldo, apoyo y ayuda para vivir su trabajo de forma sana y saludable. Muchos de ellos son sanadores heridos, como consecuencia del desgaste que les produce su propio trabajo. Es una preocupación de la Iglesia. Atender a quien cuida a los enfermos es una forma indirecta de atender a los enfermos. La comunidad cristiana siente la imperiosa necesidad de cuidar a quien cuida, acoger y acompañar al profesional de la salud, reconocer su trabajo y su carisma de curación, escuchar sus dificultades, saber de sus posibles crisis relacionadas con su trabajo. A ellos debemos reconocimiento y gratitud, por su labor, debemos prestarles atención, escucharlos y enriquecerse con sus aportaciones, para promover un laicado cristiano comprometido en el mundo de la salud. Con este material de educación en la fe pretendemos: – Acercarnos a la realidad actual de los profesionales de la salud: quiénes son, qué hacen, cuáles son sus fines y tareas, cuáles son sus valores y actitudes, a qué retos y desafí- os han de hacer frente, cuáles son sus necesidades y preocupaciones. – Promover la relación entre la comunidad cristiana y los profesionales de la salud. Impulsar el diálogo y la colaboración mutua. Revisar y potenciar la atención, el cuidado y la formación que la comunidad cristiana ofrece a los profesionales de la salud. – Promover una presencia significativa de los cristianos en el mundo de la salud, impulsar su misión y su testimonio, y potenciar la Asociación de Profesionales Sanitarios Cristianos, en España aprobada por la Conferencia Episcopal Española el 19 de noviembre de 1993. Los contenidos se agrupan en tres partes: en la primera, la más amplia, nos acercamos a los profesionales de la salud para conocerlos, fundamentalmente a través de sus testimonios; en la segunda, abordamos la mutua relación entre la comunidad cristiana y los profesionales; en la tercera, nos centramos en los profesionales cristianos y su compromiso en el mundo de la salud y ofrecemos, como ejemplo, el marco integrador de la Asociación de Profesionales Sanitarios Cristianos. Finalmente, adjuntamos una selección de textos del Magisterio referidos específicamente a los profesionales de la salud, una oración y una sucinta bibliografía. Los destinatarios son los enfermos y sus familias, las comunidades cristianas y sus equipos de pastoral de la salud, los servicios de asistencia religiosa, las congregaciones religiosas sanitarias y otras, las instituciones sanitarias y socio-sanitarias, y en especial todos los profesionales de la salud sean o no cristianos. 1. Los profesionales de la salud Los profesionales de la salud forman un colectivo inmenso y plural. En España, más de un millón. Son todas aquellas personas que ejercen su profesión en el mundo de la salud y de la enfermedad: médicos, enfermeras, fisioterapeutas, psicólogos, capellanes, técnicos de laboratorio, auxiliares de clínica, trabajadores sociales, farmacéuticos, gerentes, administrativos, celadores, personal de mantenimiento... Todos son igualmente importantes y todos y cada uno son imprescindibles. Si una parte no funciona, se resiente el todo. Un enfermo no podría ser operado si el personal de la limpieza no hubiese limpiado adecuadamente el quirófano y las enfermeras y auxiliares no lo hubieran preparado y el celador trasladado. El farmacéutico hace que el enfermo disponga de la medicación; el personal de cocina le proporciona los alimentos que precisa; gracias al personal de lavandería el enfermo y los profesionales disponen de ropa limpia, etc. Los enfermos buscan del médico la curación. Esperan la mano amiga de la enfermera que les cuide, la frase amable de la limpiadora, la delicadeza del celador cuando moviliza su cuerpo desvalido en la cama y a través de los largos pasillos del hospital. Confían en que hoy les resulte más fácil ingerir los alimentos, en que el aire llene sus pulmones, en que el dolor desaparezca, en que ese brazo y esa pierna que se resisten a moverse comiencen a obedecerles. En su interior anhelan, muchas veces sin saberlo, que el médico que les ha correspondido en suerte sepa decirles lo que les ocurre y les proporcione los remedios que * Material elaborado por el Departamento de Pastoral de la Salud (España), para la preparación de la Jornada Mundial del Enfermo año 2005. DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 49 les alivien. Ansían que todos los profesionales que pululan a su alrededor les reconozcan como personas, como seres humanos. Acercamiento al mundo de los profesionales de la salud Como primer paso vamos a acercamos al mundo de los profesionales de la salud para conocer su trabajo, su servicio a los enfermos y a la sociedad, sus valores y actitudes, los retos y desafíos a los han de hacer frente, sus necesidades y expectativas, sus sufrimientos y alegrías. Escuchamos lo que ellos mismos nos dicen. Tareas de los profesionales – En el Centro de Salud donde ejerzo me llega el enfermo, solo o acompañado de algún familiar. Su enfermedad, generalmente, no es grave pero para el enfermo es muy importante porque no le permite llevar su vida diaria de manera normal... A veces, el enfermo tiene unos síntomas que me hacen sospechar que está tocado por algo más profundo. Mando realizar unas pruebas, análisis, radiografías… Unas veces me alegra ver que esas sospechas no se confirmen, pero otras... Con alguna frecuencia visito en sus casas a enfermos de SIDA. Estos unen al dolor físico de una enfermedad que saben que puede ser mortal a un plazo más o menos largo, el dolor por el rechazo social que, afortunadamente, nuestra sociedad va suavizando. Necesitan más que nadie sentirse queridos y me piden que los acepte en su enfermedad y les consuele. [Médico de Familia] – Mi trabajo lo realizo en la consulta o en el domicilio, y en cualquier otro lugar donde haya que asistir a alguien. Procuro darle siempre un trato personalizado. Todos los días, antes de empezar la consulta, tengo diez-quince minutos de “escuela de salud”, donde hablamos de cualquier tema relacionado con la misma: noticias de actualidad, donaciones, voluntades anticipadas, tolerancia, cómo preparamos para la muerte, el duelo, información al paciente terminal. Una vez por semana acudo a la escuela para compartir con niños y profesores distintos temas: alimentación, estética corporal, higiene, técnicas de relajación, dibujo e interpretación. [Médico rural] – En Urgencias nos toca trabajar con personas, muchas de ellas en situaciones extremas, por su estado terminal, por su situación personal, familiar o social. Personas que sufren no sólo enfermedad, sino también miedo, abandono, soledad, marginación. Unas llegan con problemas de alcoholismo o drogodependencia, otras con enfermedades mentales, en crisis agudas y violentas. Hemos de atender a personas víctimas de agresiones, a ancianos abandonados, enfermos angustiados por su salud, aquejados por el dolor, aunque su vida no corra peligro [Auxiliar de Clínica]. – Me gusta mi trabajo. Como los familiares tienen que salir para que yo pueda limpiar, eso me facilita preguntarle cómo está, qué le ha pasado, o decirle algo. Mientras limpio, veo sufrir a médicos y enfermeras cuando no pueden con los casos, cuando alguien no tiene remedio. Está bien que hagan cursos para poder con el duelo y para facilitárselo a otros; de lo contrario, los pobres, no podrían con ello. Me gusta mi trabajo, pero reconozco que no lo sabemos hacer bien, que somos demasiado «tiesos», que a todos los que llevamos uniforme nos gusta mucho llamar la atención a los pacientes y familiares... Corregimos a la gente o informamos con desgana, como si estuviéramos siempre saturados de trabajo o incomodados por las visitas. [Limpiadora] – Voy por la planta acariciando vidas, cuidando a unos y a otros, adivinando el dolor. Ayudo a los padres a no envolver a los niños en una gran mentira, sino a saber disfrutarlos hasta el final y despedirse de ellos con todo el cariño expresado. Al morir un niño y tras cuidar a los padres paso por las habitaciones, porque cuando un niño muere, todos los padres se resienten y sufren también la próxima pérdida. Hablo de la muerte con naturalidad, como parte de la vida, y recuerdo a los padres la importancia de DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 acompañar con sensibilidad esta experiencia para favorecer la elaboración positiva del duelo de sus otros hermanos. Creo que es mejor comunicar la verdad de manera sencilla y que hay que expresar también los sentimientos y dejar que el niño cuente todo lo que le pasa por dentro, respondiendo con la verdad a todas sus dudas. [Psicóloga infantil] – En el Servicio de Neonatos del Complejo Hospitalario trabajamos un grupo de profesionales con años experiencia. Sa- 49 car adelante con vida muchos prematuros o recién nacidos enfermos o ya nacidos, nos descubrió la necesidad de trabajar su calidad de vida: sanarlos en las mejores condiciones, ayudar a los padres a asumir su crianza, y sanar nuestra mente de profesionales, encerrados en ocasiones en el círculo del fracaso o en la desesperanza de ver un día con vida feliz y plena a estos niños [Pediatra]. – Soy profesor de una Escuela de Enfermería. Es apasionante el trabajar con jóvenes. Enseñar que es más importante coger la mano moribunda, un gesto amable, una sonrisa que todas las medicaciones posibles. Enseñarles a ser servidores competentes y dedicados, promotores de la humanización de la asistencia, defensores de los derechos de los enfermos, trabajadores de una sociedad más sana y testigos de Jesús en el mundo de la salud. Para enseñarlo tengo que vivirlo yo y eso no siempre es fácil: yo también tengo limitaciones y a veces estoy necesitado de esperanza y de ilusión en grandes dosis [Profesor de enfermería] Sentido y fines de los profesionales de la salud Los profesionales de la salud DH n.60 spa 1-80 50 12-01-2006 10:21 Pagina 50 prestan un servicio vital a la sociedad: conocer, diagnosticar y tratar la enfermedad, cuidar a quienes están enfermos, fomentar la salud que tengan y educarles para que puedan gozar de una salud mejor, ser personas dedicadas al cumplimiento de esa tarea que la sociedad les encomienda. Los modos de entender la profesión médica a lo largo de la historia han sido distintos y han estado influidos por multitud de circunstancias. En los albores del siglo XXI resulta muy útil recordar cuáles son los verdaderos fines de la Medicina, agudamente resaltados en un documentado informe del prestigioso Hastings Center: La prevención de la enfermedad y de las lesiones, y la promoción y el mantenimiento de la salud. El alivio del dolor y del sufrimiento causado por la enfermedad y las dolencias. La asistencia y curación de los enfermos y el cuidado de los que no pueden ser curados. Evitar la muerte prematura y velar por un morir en paz. – A lo largo de más de 25 años mi preocupación, como profesional de enfermería, ha sido aprender el arte de cuidar, porque el eje central de la enfermería es el ejercicio del cuidar. Cuidar es acompañar adecuadamente a los enfermos, conocer sus valores y creencias, sus necesidades y sus recursos. Cuidar es ayudarles a ser autónomos, a realizar su propia vida, a valerse por sí mismos. Cuidar es acompañarlos en su camino respetando su ritmo. Cuidar a un enfermo es una responsabilidad, es una obligación de justicia. Pero no es tarea fácil. Conlleva conocer su vida, sus problemas, su mundo interior con mucho tacto y respeto. Exige grandes dosis de escucha, de atención, de silencios, de tacto y de respeto. [Enfermera] – Es imprescindible una vocación profesional auténticamente convencida de sus responsabilidades. Ese impulso vital es el deber moral de actuar al servicio del ser humano como fin primordial, de ayudarle en sus necesidades de curación y cuidados. Ese deber ético es similar para todos, porque es lo nuclear de las profesiones sanitarias, pero los niveles de exigencia no son los mismos. Cada uno tiene que descubrir el verdadero sentido de su vocación, en qué mimbres se sustenta y con qué nutrientes se fortalece para no caer en el desánimo o en el desgaste. En mi caso se ha producido con el tiempo un proceso de discernimiento, maduración y elección continua, que no ha concluido. La propia vida me ha llevado al ejercicio de la Medicina, sobre todo asistencial, pero también a orientar grandes dosis de trabajo hacia la formación y desarrollo de la Bioética. Esto lo siento como don y como una tarea; es un privilegio y un compromiso. En mi caso, creer no me exime de discurrir con racionalidad y prudencia en el ámbito de la moral, incluso con riesgo de equivocarme [Médico y bioeticista] tirme ni contrariado ni ofuscado; y cuando tengo éxito, intento no ser altanero ni que ello me aleje de Dios. [Médico Interno Residente] – A lo largo de los años he ido aprendiendo conocimientos de mi especialidad, pero he tenido que aprender otros conocimientos y habilidades que nunca me habían enseñado: mecanismos de relación con el enfermo, formas de transmitir malas noticias, cómo acompañar en el dolor y en las alegrías o serenar a quien lo precisa... [Médico Internista]. – Estoy para servir, estudio para ser un buen profesional, para explotar al máximo mis posibilidades. Es mi obligación asistir cada día mejor, a los que ponen su vida y sus sufrimientos en mis manos, no para vanagloriarme de ello sino para mejorar, en lo posible, el uso de los recursos que disponemos. Cuando fracaso en mi propósito, procuro no sen- do en constante y acelerado cambio tecnológico, social y cultural. Los profesionales de la salud hemos de conocer y afrontar los retos que el cambio nos plantea, tanto para nuestra propia salud, estilo de vida, proyecto vital y búsqueda de la felicidad como para ofrecer a los pacientes y sus familiares una atención de calidad, teniendo en cuenta la globali- DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 Retos y desafíos que se les plantean Son muchos y variados. Juan Viñas afirma en su ponencia Las profesiones sanitarias en la encrucijada. Retos del profesional de la salud del siglo XXI: “Vivimos en un mun- DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 51 dad de la persona y sus necesidades vitales con profesionalidad”. Y señala, entre otros, estos retos y desafíos: – Conjugar debidamente la especialización con la necesaria visión global de la persona. Lo primero es la visión global de la persona y sus necesidades y después la especialización. Sólo así podremos entender a la persona enferma y ayudarla con más eficacia. – Superar el positivismo científico. Este no explica el amor, las relaciones humanas, las emociones, los sentimientos, las creencias y las dudas. Hay algo más que el materialismo. Creer en el bien de la humanidad no es algo irracional sino que ayuda a dar sentido a la vida y a nuestra felicidad. – Afrontar la enfermedad y la muerte de manera distinta, como parte del ciclo vital. – Estar preparado para dar información y, sobre todo, educación al enfermo, su familia y a la sociedad en general. – Luchar por una medicina mejor, utilizar bien los recursos sin malgastarlos y tratar que la asistencia llegue a todos. – Prepararnos para ofrecer a los pacientes de otras razas, culturas, religiones y costumbres una asistencia de calidad. – Hacer sostenible y de calidad el sistema sanitario. Hemos de utilizar mejor los recursos de que disponemos y participar en las organizaciones de la mejora de la calidad de la asistencia, teniendo muy claro que cada enfermo es un fin en sí mismo, tenga o no tratamiento curativo, gaste o no muchos recursos, vuelva o no al trabajo y a ser útil a la sociedad. – Dedicar tiempo y recursos a ponernos al día en todos los aspectos de la profesión, técnicos y humanos. – Rendir cuenta a la sociedad de nuestra actividad y de los recursos que pone en nuestras manos. – Ayudar, como ciudadanos que somos, a mejorar la sociedad. Nuestro comportamiento y ejemplo de vida fuera del trabajo tienen un impacto en los demás. Necesidades de los profesionales Los profesionales de la salud son necesarios. Es obvio. Se dice en el libro del Eclesiástico: “Recurre al médico, pues el Señor también lo ha creado; que no se aparte de tu lado, pues lo necesitas” (Si 38, 1213). A su vez, los profesionales de la salud son y se sienten necesitados de escucha, cercanía, respaldo, apoyo y ayuda para vivir su trabajo de forma sana y saludable. Muchos de ellos son sanadores heridos. He aquí el análisis que un grupo de profesionales hace de su situación: – Vivimos hoy una situación de crisis de valores, de incertidumbre y preocupación, ocasionada por los profundos cambios que se están dando en los avances de las ciencias médicas, en las relaciones de los profesionales con los pacientes y con las instituciones sanitarias de las que dependen, y en el impacto de las nuevas directrices administrativas legales y políticas. – Nos afecta la frustración y el desencanto ante las dificultades profesionales, y nos vemos desconcertados ante los avances de la ciencia y de la técnica que requieren un permanente discernimiento, que no siempre es satisfecho. – Experimentamos la impotencia en medio de una sociedad que nos pide el imposible de curarlo todo e incluso vencer a la muerte, y sentimos la soledad en medio de un mundo que ignora, cuando no desprecia, lo más radicalmente humano. – En los profesionales de la salud se da la paradoja de que siendo valorados de modo muy encomiable por la gran mayoría de los enfermos y de sus familias, sin embargo, es cada vez más manifiesto el nivel de insatisfacción, frustración y otros sentimientos penosos que hacen presa de un número considerable y creciente de nosotros. En síntesis, los profesionales tienen necesidad de: – Desahogo y de cauces para ello, dada la sistemática represión que han de practicar al DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 contacto reiterado con el sufrimiento de enfermos y familiares. – Contrarrestar y compensar las quejas y reclamaciones que reciben de enfermos y familiares, algunas de las cuales obedecen a negligencia o mala práctica por parte de los profesionales, pero muchas tienen como causa defectos del sistema sanitario, del que ellos son también víctimas directas. – Encontrar, ellos también, un sentido satisfactorio a un trabajo duro y que no suele ofrecer muchas gratificaciones. Interrogantes y preguntas – En la UCI donde trabajo, hay pacientes con la misma patología y de la misma edad. Se realizan las mismas técnicas, se administran los mismos tratamientos, pero unos mueren y otros viven. Empiezo a preguntarme el por qué de estas situaciones. Seguramente, para unos ha llegado su hora y para otros todavía no. Me costó algún tiempo entender esto... Se nos plantean problemas éticos ¿Hasta dónde seguir reanimando a un paciente? ¿Hasta siete veces, como ocurrió una vez y el señor salió por su propio pie y vino a darnos las gracias? ¿Dónde está el límite en la administración de tratamientos curativos, cuando sabemos a ciencia cierta que pueden no ser efectivos y alargan el sufrimiento, ya no tanto para el paciente, si está sedado, sino sobre todo para la familia? ¿Por qué no dar cuidados paliativos? [Enfermera] – Cuando en Urgencias ves tanto dolor, tantas preguntas sin respuesta, tantas familias deshechas, tantas vidas desaprovechadas y a la vez te ves inmerso en un complejo hospitalario tan grande y tan frío, tan despersonalizado y tan desmotivado... te planteas tantos interrogantes. [Enfermero de Urgencias] Desgaste y sufrimiento de los profesionales Lo que desgasta a los profesionales y les causa de sufrimiento es, según dicen ellos mismos: el estrés, consecuen- 51 DH n.60 spa 1-80 52 12-01-2006 10:21 Pagina 52 cia de la sobrecarga de trabajo; la impotencia personal para cambiar el entorno; la falta de recursos humanos y materiales; la falta de apoyo por parte de la dirección de los centros, así como la poca valoración del trabajo que realizamos; los problemas laborales; la falta de ilusión, el pasotismo; los continuos cambios de normativas, que dificultan el trabajo bien hecho; la falta de formación y de recursos para el ejercicio de la profesión; estar en constante contacto con el mundo del sufrimiento y del dolor, etc. – Me encuentro muchas dificultades al trabajar en el medio rural. La escasez de medios sanitarios y sociales para hacer frente a los problemas. La ceguera de mi jerarquía sanitaria ante los problemas de los profesionales del medio rural: no conoce directamente nuestras necesidades ni tiene una relación directa con nosotros, los controles de calidad son totalmente irreales, las incentivaciones nunca son equitativas, la formación continuada no existe..., sólo prima el gasto farmacéutico. No se valoran ahorros llevados a cabo con muchísimo trabajo y dedicación como es la atención y el control exhaustivo y continuo de pacientes domiciliarios y crónicos evitando su traslado a un medio hospitalario. Mi problema real es la soledad para llevar a cabo el trabajo. No sé marcar hasta dónde tengo que implicarme. Esto repercute en las facetas de mi vida, principalmente la de mi familia y mis amigos, y la mía propia. [Médico rural] – Un hospital es una empresa muy especial, funciona 365 días al año, mañana, tarde y noche. La base del hospital son las personas. Como tales pueden cometer errores, a veces inevitables por mucho que se tomen todas las precauciones. Cuando ocurre, genera una gran ansiedad, por el acto en sí y por la actitud a adoptar ante el profesional. La complejidad de los problemas del día a día te obliga a tomar decisiones rápidas que, a posteriori, hace que tengas fuertes dudas sobre si tu decisión ha sido acertada o no. Pero el hospital es así. Un laberinto complejo, donde el enfermo es lo más importante, y precisamente por esto, porque estamos tratando vidas humanas, la complejidad y el sufrimiento de la gestión alcanza a veces niveles difíciles de explicar. [Gerente] – Sufro cuando me equivoco en la técnica, o se estropea el estudio o parte de él por averías en la maquinaria; cuando se trata a los enfermos sin el respeto que merecen; cuando con prepotencia algunos profesionales pasamos a familiares o amigos delante de los enfermos que sufren, esperan y perciben esta injusticia; cuando percibo que gran número de profesionales no nos apreciamos, no tenemos autocontrol, no tenemos paz, nuestra autoestima está rota. [Técnico de Radiología] – Me impacta especialmente la muerte de los jóvenes y el dolor que veo a su alrededor. PROSAC me ha ayudado mucho y también mi experiencia en una comunidad cristiana de base. [Médico Internista]. – Uno de los momentos más difíciles para mí es cuando el inexorable momento final de un enfermo terminal me hace sentir el fracaso como profesional de la medicina. Comparto mi impotencia con el dolor de la familia. Me siento de algún modo parte de ella y al enfermo como mi prójimo [Médico de Familia] – Hoy, la tentación de tirar la toalla, de abandonarse sin más, se respira en el ambiente. Se nota el cansancio que en algunos ya es hartura. Demasiado tiempo peleándose con la cronicidad de la enfermedad mental y del hospital psiquiátrico. Pacientes y profesionales cansados de que la salud mental siga discriminada en la asistencia y la asignación de recursos socio-sanitarios. Desanimados por tener que renunciar a proyectos y posibilidades que quizá harían más digna la vida de las personas. Temerosos porque la eficacia y la eficiencia se conviertan en los únicos indicadores para valorar la calidad de una vida, sea la del paciente, sea la del profesional que le atiende cada día. [Psicóloga de enfermos mentales] DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 Gozos y satisfacciones de los profesionales Lo más enriquecedor y saludable para los profesionales – según dicen ellos – es el contacto con el enfermo y su familia, así como su testimonio que les ayuda a relativizar los propios problemas y anima a seguir trabajando con ilusión. También vivir la profesión con vocación y tener conciencia del trabajo bien hecho. El compañerismo y la buena actitud entre los distintos profesionales, cuando se da. – Como muchos enfermos siento el ahogo y la angustia que causa la incertidumbre sobre lo que sucederá mañana. Palpo su lucha, en ocasiones heroica, por la vida. Comparto sus esfuerzos y su desesperación. Trato de arrimarme a ellos con mi alma y transmitirles mi energía a través de mis manos y de mis palabras. Me alegro con sus alegrías. Reconocerme y presentarme ante ellos tal cual soy, con mis virtudes y mis defectos, me ha posibilitado un acercamiento. He aprendido que la esperanza es un grandioso fármaco y el cariño el mejor bálsamo en los momentos de desdicha. He comprendido que escuchar es el mejor remedio contra las negligencias y los errores y he comprobado que soy un ser humano como ellos. [Oncólogo] – Nuestra profesión nos ofrece una posibilidad de encuentro con el ser humano en su fragilidad y, en última instancia, una posibilidad de encuentro con lo mejor de uno mismo en el empeño por aliviar el sufrimiento ajeno. El contacto con el enfermo y su familia, así como su testimonio ayuda a relativizar los propios problemas y anima a seguir trabajando con ilusión. [Médico] – Los enfermos me mantienen y renuevan. Cada día me enseñan cosas nuevas, me ayudan a crecer y no dejan de regalarme una sonrisa, una mirada, un abrazo... No me cansan, sino que me empujan. Amo mi profesión, la miro cada día con más respeto y la ejerzo con entrega y pasión. Doy gracias por estar donde estoy haciendo lo DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 53 que hago: llevar amor, mucho amor. Sólo así se pueden alcanzar “pequeñas victorias”, que para mí son “grandes”: sacar una sonrisa, aliviar una soledad, calmar un dolor, coger la mano en el momento de la partida, compartir miedos que siempre resultan ser menos miedos [Médico rural] – Estoy disfrutando de mi última noche con mis compañeras con las que tanto he compartido y de las que tanto he aprendido. Doy gracias por el compañerismo vivido en la UVI y por estos años de trabajo en ella que me han ayudado a descubrir lo esencial de la vida, del ser humano, de mí misma y de los demás. Sé que aquí he resucitado un poco y eso me ayuda a seguir repartiendo vida y dando esperanza en mi casa, en la calle, en el hospital. Nunca podré olvidar la mirada de Marisol cuando despertó después de muchos días de lucha con la muerte. Había pasado muchas horas hablándole, diciéndole frases sencillas. Ahora por sus ojos salía gratitud, amor. Su mirada me transmitió paz e hizo que me sintiera bien [Enfermera]. Los profesionales también enferman Los profesionales de la salud también viven la experiencia de la enfermedad y de la vulnerabilidad en su propia vida, en la de sus familiares y allegados o de sus propios compañeros. ¿Cómo les afecta? ¿Qué les aporta para su quehacer profesional? – Hace unos meses se me diagnosticó una enfermedad tumoral maligna en estadio IV e inicié tratamiento con fármacos, pues el quirúrgico ya no estaba indicado. Para un médico cirujano es difícil de aceptar, pero no hay otra solución más eficaz. Con una espera esperanzadora en el devenir, acompañado y arropado por seres que te quieren, algunos incluso desconocidos, y recordando los versos de Teresa de Ávila -Nada te turbe, nada te espante, quien a Dios tiene nada le falta-, hemos ido dando pasos, no sin dudas, en el camino hacia el Misterio. Permitiéndomelo mi estado físico, opté por continuar en el hospital con mi actividad asistencial, docente e investigadora como cirujano, salvo el día de la administración de los fármacos. He experimentado la fragilidad de mi ser material y mental como enfermo y me siento más unido a aquellos que con sus cuidados e indicaciones terapéuticas intentan conseguir mi curación o al menos aplacar sus síntomas. En esos momentos de dificultad se hacen patentes las palabras del Huerto de los Olivos: Hágase tu voluntad [Cirujano]. – Soy enfermera y si volviera a nacer, elegiría la misma profesión. Cuando decidí estu- tensidad y a la par con serenidad de ánimo. Recuerdo al personal que me atendió en reanimación. Comprobé vuestra profesionalidad, vuestra actitud y aptitudes. Me confirmasteis algo que no se valora suficientemente: la disponibilidad y el buen talante en el trabajo. Aunque en ocasiones vuestro agotamiento, los conflictos laborales o los problemas personales os preocuparan o agobiaran, sabíais acercaros con una sonrisa, una mirada de acogida servicial y unas palabras de aliento. Ante la inmovilidad y dependencia física he apreciado mucho vuestras manos, ya fuera curando la herida, lavan- 53 diar enfermería, lo único que tenía claro era mi deseo de ser útil a los demás. Trabajé cuatro años en Medicina Interna. La juventud y la ilusión por el trabajo hicieron que fueran los mejores años de mi vida. No sólo atendí y acompañé a enfermos, sino que también hice grandes amigos. Caí enferma. Me diagnosticaron una polineuropatía periférica. Conocí la Fraternidad Cristiana de Enfermos y Minusválidos. En ella he descubierto que por muchas que sean las limitaciones de un enfermo o minusválido, son muchas más sus capacidades y que lo más importante es el trato personalizado y la escucha al enfermo. Por eso en mi quehacer trato de ayudar al enfermo a que se valore y sea “protagonista de su sanación”. [Enfermera] – Quiero expresaros mi profundo agradecimiento por vuestros cuidados durante mi estancia. Ha sido mi primera experiencia de paciente hospitalizado. La he vivido con inDOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 do mi cuerpo o sirviéndome de apoyo fundamental para los desplazamientos; y todo ello con exquisita delicadeza, casi mimo, y respetando el pudor ajeno. ¡Seguid así, que no os venza la rutina ni os doblegue el desánimo, y que la ilusión renovada sea vuestro horizonte vital en la andadura diaria! [Médico] Cómo ven los enfermos a los profesionales La larga experiencia de muchos meses de internamiento me dio la oportunidad de ser espectador de un variado desfile de profesionales. He visto profesionales: – Que demuestran gran competencia o también inexperiencia e inutilidad. – Que entablan una relación humana y profesional verdadera o que te tratan como un objeto. – Que realizan su trabajo con ganas e ilusión o con desgana y enfado. DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 54 – Que se ayudan mutuamente o que escurren el bulto y cargan el trabajo y la responsabilidad en los compañeros. – Que sufren con tu padecimiento, se preocupan con tus complicaciones y se alegran con tu mejoría o que no se implican y pasan. – Que ven en el enfermo a una persona y lo tratan como tal o que sólo te ven como un caso interesante o un número más. – Que se preocupan y tienen en cuenta los cambios de humor del enfermo, su inapetencia, su soledad, su sufrimiento interior, sus necesidades espirituales… o que no se fijan ni lo consideran tarea suya [Enfermo]. del enfermo a cuyo servicio estamos y es beneficiosa para la propia comunidad y los profesionales. Esta relación puede ser de diálogo y colaboración, de atención, cuidado y formación. Diálogo y colaboración Promover el diálogo y la colaboración con los profesionales de la salud es una tarea prioritaria de las comunidades cristianas. Es importante realizarla adoptando y cultivando, entre otras, las siguientes actitudes: confianza, respeto, apertura, renuncia a actitudes dogmáticas, condenatorias y culpabilizadoras, reconocimiento de los propios límites, etc. 54 posible, cultivando la salud en todas las dimensiones del ser humano. Nos lleva a interpelar a la sociedad sobre el ideal del hombre que se encierra tras ese modelo de salud tan tecnificada, medicalizada y burocratizada predominante. Nos lleva también a iluminar desde la fe de asuntos tan importantes como la defensa y el cuidado de la vida; el contenido humano de una verdadera calidad de vida; la salud como tarea responsable orientada al crecimiento integral de la persona y entendida como armonía con el medio ambiente; el consumo racional de los servicios sanitarios; el sentido cristiano de la enfermedad, de la donación de órganos y sangre; la experiencia humana del envejecimiento; el sentido humano y cristiano del morir. 2. Promoción de una asistencia integral al enfermo El enfermo necesita una atención integral. Esto supone conocimiento de sus necesidades reales. Los enfermos son personas, no son cosas, y la curación de estas personas requiere encuentros intensos y repetidos diálogos. La curación no viene sólo por la administración de medicamentos. Los enfermos piden una asistencia cada vez más humana, personal, comprensiva, cercana. No se tratan enfermedades, sino enfermos. La asistencia a enfermos se hace cada vez más compleja. Caminamos hacia una medicina de equipo, donde tienen cabida diversos profesionales: médicos, psicólogos, asistentes sociales, sacerdotes, para captar así la realidad compleja del hombre: somática, psicológica, social, cultural y religiosa. 2. La comunidad cristiana y los profesionales de la salud Habiéndonos acercado a la realidad de los profesionales de la salud, nos planteamos la relación mutua entre la comunidad cristiana y los profesionales de la salud. Supuesta la legítima autonomía que le corresponde al mundo sanitario, la relación es necesaria en bien Analizamos algunos campos en los que este diálogo y colaboración son hoy día, posibles, deseables, oportunos y necesarios, aunque no resulte fácil llevarlos a cabo. 1. Promoción de una cultura de la salud más responsable Nuestra fidelidad al evangelio nos lleva a ayudar a las personas a vivir su propia existencia de la manera más humana DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 3. Iluminación ética Podemos contrastar y difundir las reflexiones de la bioética cristiana que garantice la dignidad de las personas y la defienda de toda agresión, utilización y manipulación, especialmente cuando ésta es más débil: al comienzo de la vida, en la enfermedad, en el deterioro físico y mental, y en la proximidad de la muerte. Esto nos obliga a conocer y discernir los problemas éticos con- DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 55 cretos que se plantean en el mundo sanitario, ante los cuales el profesional de la salud tiene que decidir. Conocer cuál es el fondo de la cuestión en los temas fronterizos a la vida: píldora del día siguiente, terapia génica, células troncales (embrionarias y adultas), clonación, manipulación y utilización de embriones, atención a los enfermos en situación terminal, procedimientos eutanásicos (los declarados y los silenciados), distinción entre medios y fines. 4. Atención a las personas más desasistidas Su necesidad de salud tiene lugar en situaciones de marginación, lo cual supone también desasistencia sanitaria. Son las situaciones de pobreza económica, de desarraigo social, de soledad, de vejez, alcoholismo, drogadicción, o la situación de las personas discapacitadas o de los enfermos crónicos en general. A la Iglesia no le está permitido ignorar precisamente este mundo de los más necesitados de salud. Nuestra oferta de salud incluye el compromiso por una atención sanitaria más justa para con estas personas, así como también su defensa ante cualquier tipo de marginación social. Aquí tenemos también una colaboración con los profesionales de la salud, pues se trata de una labor que sensibiliza directamente a los profesionales. Unos y otros podemos trabajar juntos no sólo para ayudar a llevar un tratamiento ante determinadas patologías, sino mediante el compromiso común para luchar contra las causas de las mismas. Atención y cuidado del profesional de la salud La comunidad cristiana debe ser en medio de la sociedad piscina de Betesda (Jn 5), es decir, comunidad que cura. La misión sanadora de la comunidad hunde sus raíces en el mismo Evangelio, en lo que dijo e hizo Jesús. Jesús se sitúa allí donde el hombre está, donde le duele al ser humano: Pasó haciendo el bien y curando (Hch 10,38). La salud que Jesús ofrece comienza por la salud física, pero no se detiene ahí. Alcanza al hombre entero en todas sus dimensiones. No se limita al cuerpo ni se limita al individuo. Es una salud individual y comunitaria, reclama libertad y sentido, está inserta en la trama de valores y contravalores. A la luz del modelo sanador de Jesús, es importante revisar y potenciar la atención de la comunidad cristiana a los profesionales sanitarios, cuyo trabajo consiste en poner en marcha la fuente de la salud. La comunidad cristiana les puede prestar atención, cuidado y formación: 1. Acercarse a ellos El contacto cercano con los profesionales de la salud continúa siendo la forma privilegiada de atención a los mismos. No es programable, se lleva a cabo de la forma y en los momentos más inimaginables y da frutos insospechados. La disponibilidad para el contacto y el coloquio no superficial brinda ocasiones propicias para descubrir y atender sus necesidades personales. 2. Estar a su lado Estar al lado de los profesionales de la salud, sobre todo en los momentos de dificultad y de dolor, mostrar interés por su vida y ofrecerles desinteresadamente ayuda, es hoy una sencilla y evangélica forma de atenderles pastoralmente. En la vida del hospital, residencia o institución, y en la comunidad parroquial hay ocasiones para ponerla en práctica: los actos y fiestas de confraternidad que se organizan; los acontecimientos festivos; las desgracias; el momento de la enfermedad o de la muerte del propio personal o de sus familiares; etc. 3. Descubrir con ellos el sentido de su quehacer Ayudarles a descubrir y apreciar los valores éticos y evangélicos de su profesión, y también reconocer su carisma de curación (1Co 12,9). En su ejercicio clínico, en su trabajo burocrático o en sus decisiones administrativas pueden hacerse presente los valores de la solidaridad, la compasión, el resDOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 peto, la ayuda mutua, la justicia, la gratuidad, la reconciliación. 4. Apoyarles y cuidar de ellos Los profesionales de la salud, en tanto que cuidadores, necesitan ser cuidados. Un número creciente está padeciendo el síndrome de desgaste profesional. Son sanadores heridos que necesitan ser atendidos y cuidados. La comunidad cristiana, sintiendo la imperiosa necesidad de cuidar a quien cuida, ha de apoyar a los profesionales para que puedan vivir su trabajo de forma saludable, acompañarles en el desgaste derivado de su propio trabajo, escuchando sus dificultades, tensiones, estrés, comprendiendo sus posibles crisis, ofreciéndole recursos para evitar el quemarse o para recuperarse del desgaste. Los profesionales de la salud tienen familia, necesidades vitales, amigos, tiempo de ocio. Para lograr el necesario equilibrio personal entre la profesión, la familia, el ocio y el crecimiento personal (físico, psicológico, social y espiritual) toda ayuda es poca. La comunidad cristiana puede ser para ellos una gran ayuda con su asesoramiento y apoyo espiritual, su calor y su amistad. 5. Ofrecerles cauces y medios para su formación integral Los profesionales de la salud necesitan una seria preparación y formación continua para mantener la exigida competencia. Precisan cauces de encuentro donde puedan reflexionar, formarse, orar, celebrar su fe, fortalecer su sentido eclesial y asistencial, y su comunión con los demás profesionales. La comunidad cristiana puede prestarles varios tipos de ayuda: lugar para reunirse; oferta de materiales para la reflexión antropológica, teológica y pastoral sobre la salud, la enfermedad, el morir y la asistencia; acompañamiento para iluminar los graves problemas éticos, cada vez más complejos y numerosos, que se plantean tanto en el inicio y el final de la vida como en la relación clínica; organización de conferencias, seminarios o cursillos monográficos sobre estos te- 55 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 56 mas; información sobre los medios de formación que ya existen y a los que pueden acceder; 6. Orar con ellos y por ellos y celebrar su servicio La comunidad cristiana ora por y con los profesionales de la salud y celebra su compromiso y su servicio a los enfermos: También ellos rezan al Señor para que les conceda poder aliviar el dolor, curar la enfermedad y salvar tu vida (Si 38, 14), ¡Dichoso el que cuida del débil y del pobre! En el día de desgracia le libera el Señor (Sal 41). 56 7. Contar con ellos Un profesional de la salud preparado puede aportar sus conocimientos, su experiencia y sus puntos de vista a la comunidad cristiana y enriquecerla en sus tareas de educar en salud, de atender a los enfermos y sus familias, de formar a sus visitadores, de asesorar a la hora de decir su palabra sobre problemas humanos y éticos, en una palabra, de evangelizar el mundo de la salud, algo inalcanzable sin la incorporación y participación de los profesionales de la salud. Experiencias Parroquia Este curso 2004-2005 nos propusimos mostrar la cercanía, el reconocimiento y el apoyo de la parroquia de La Cena del Señor a los profesionales de salud que atienen y cuidan a los enfermos del barrio. El grupo de pastoral de la salud conectó con el Centro de Salud y en la Navidad escribimos a todos los profesionales que trabajan en el mismo una felicitación personal, acompañada con un regalo. El gesto les sorprendió gratamente y nos dieron las gracias. La comunidad parroquial ora por los profesionales en la eucaristía, en los funerales. Con ocasión de la Unción comunitaria de enfermos enviamos a los profesionales esta carta: Queridos amigos/as: Muchos enfermos, a los que atendéis habitualmente en vuestro centro, pertenecen a nuestra parroquia. A través de su testimonio, conocemos y admiramos la labor generosa y continuada de los profesionales sanitarios que cuidáis día a día a los enfermos y familiares de la comunidad con un concepto integral de la asistencia. Nuestra parroquia – que acompaña y ayuda a los enfermos y familias del barrio – desea expresaros su gratitud por vuestro servicio y mostraros su cercanía y apoyo. Sabemos que vuestro trabajo no siempre es fácil, que cansa y desgasta mucho. Y que también vivís momentos dolorosos cuando enfermáis o cuando enferma o muere uno de vuestros familiares. El Domingo de Pentecostés celebraremos la Unción comunitaria de Enfermos. En ella os tendremos muy presentes a todos. Daremos gracias por vuestro trabajo, inquietudes y preocupación por los problemas de salud de nuestros parientes y allegados. Y pediremos al Señor que os ayude en la preciosa y delicada labor de curar, aliviar y consolar que lleváis a cabo. Nos ponemos a vuestra disposición para colaborar en aquello que estiméis oportuno y que redunde en beneficio de los enfermos de nuestra comunidad. Con mi saludo más cordial. (Parroquia. Madrid) Hospital En el hospital un grupo numeroso de profesionales sanitarios cristianos colaboramos con los capellanes del Servicio de Asistencia Religiosa. Les ofrecemos nuestra cercanía y amistad. Reconocemos y valoramos su servicio al enfermo y a los profesionales. Les facilitamos, desde nuestro puesto de trabajo, el ponerse en contacto con los enfermos y sus familias. Preparamos, en lo posible, el ambiente idóneo para celebrar la Unción o el Bautismo de recién nacidos. Colaboramos en la atención al duelo de las familias (padres que perdieron a su hijo, etc.). Participamos con frecuencia en las Eucaristías hospitalarias. Colaboramos en la celebración del Día del Enfermo. Cooperamos en la redacción del Boletín DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 mensual que edita el Servicio de Asistencia Religiosa dirigido a todos los profesionales, a los enfermos y sus familias. De este modo tenemos una presencia como miembros de la Iglesia en este mundo sanitario. (Grupo de Profesionales Sanitarios Cristianos. Orense). 3. Cristianos en el mundo de la salud Entre los profesionales del mundo de la salud hay un buen número de cristianos que tratan de vivir su fe en el ejercicio de su profesión. Sin embargo, a pesar de todos los avances, la situación actual presenta datos preocupantes. José María Rubio, en su ponencia sobre Identidad y misión del profesional de la salud cristiano, afirma críticamente: “La presencia de los profesionales cristianos laicos en el ámbito sanitario es en general escasa, poco comprometida y con frecuencia desapercibida. En un grado menor pero significativo la presencia es testimonial y se manifiesta por el ejercicio profesional responsable y bien hecho, la dedicación, el trato humano, la consideración de la dignidad de las personas, el compromiso y la participación en comités y plataformas que defienden los derechos de los enfermos. En algunos casos, pocos, haciendo referencia explícita con el testimonio de sus vidas al Dios Padre que nos ama y busca el bien de todos”. Vivencia de la fe La fe de los profesionales sanitarios cristianos se sitúa dentro del debate actual entre los que interpretan la religión como algo anacrónico y privado y los que la consideran vigente y necesaria para la sociedad: “Para aquellos la religión está fuera del tiempo, pertenece al reino de la memoria y del folclore y resulta inadecuada y obsoleta, impropia de países avanzados, ruinosa para la ciencia, a contracorriente del sentido práctico y positivo de la vida. Es algo privado, que no interesa a la sociedad”, “es algo que se debe vivir privadamente, como el que fuma a es- DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 57 condidas”, “pero aún quedamos muchos profesionales sanitarios cristianos que creemos firmemente que la fe es más que nunca vigente y necesaria: para que la ciencia esté realmente al servicio del hombre y el progreso a favor de los débiles, para cimentar la cultura en el amor; para entregar la vida por los más altos ideales. La fe es necesaria para una sociedad despersonalizada y desorientada y no tiene sentido vivirla privadamente como si fuera una planta de interior; porque la fe sigue siendo capaz, y lo será siempre, de transformar, de forma pacífica y lejos de todo fundamentalismo, estructuras y sociedades; y así debemos manifestarla y vivirla públicamente convencidos de que la fe es una oferta saludable, la mejor para el hombre y la mujer de todos los tiempos”. Reino y curación de los enfermos son dos aspectos de su misión evangelizadora: Recorría toda Galilea proclamando la Buena Noticia del Reino y sanando toda enfermedad y dolencia (Mt 4, 23). La curación es la señal que Jesús ofrece para acreditar la autenticidad de su misión: Los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Noticia (Mt 11, 2). La misión del profesional sanitario cristiano consiste básicamente en servir al enfermo como lo hacía Jesús, ungido por la fuerza del Espíritu, en pasar la vida lo mismo que él haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por el mal (Hch 10, 38), en experimentar Su misión en el mundo de la salud El lugar propio del profesional sanitario cristiano es el mundo de la salud y de la enfermedad. En él se viven experiencias básicas del ser humano: el nacer, el enfermar, el curar, el morir. Son experiencias límite donde se vive el dolor y la impotencia, se revela la condición frágil y vulnerable del ser humano, se plantean las cuestiones últimas de la existencia y la persona se ve interpelada radicalmente sobre su propia identidad y destino. Es un mundo en constante transformación y desarrollo, lleno de luces y sombras, logros admirables y fracasos dolorosos, gestos ejemplares y flagrantes injusticias, tanto en las estructuras como en las personas. En este mundo el profesional sanitario cristiano se hace presente, no como agente de un servicio de atención religiosa al enfermo sino como profesional. En él actualiza el mandato de Jesús: Id y curad (Mt 10,1). Jesús anuncia y promueve el Reino de Dios haciéndose presente en el mundo de la enfermedad e impulsando la curación de los enfermos y los poseídos por el mal. Jesús no separa su actividad curadora y la proclamación del Reino. Al contrario, proclamación del y para comunicar la esperanza de un Dios Salvador. Su testimonio Los profesionales sanitarios cristianos están llamados a ser sal, luz y fermento en medio de la sociedad con su testimonio de vida: «Las imágenes evangélicas de la sal, de la luz y de la levadura, aunque se refieren indistintamente a todos los discípulos de Jesús, tienen también una aplicación específica a los fieles laicos» (Juan Pablo II, CL 15). Su tarea no es sólo hacer presente a la Iglesia en el mundo, sino también hacer presente al mundo en el interior de la Iglesia, a la que han de aportar su experiencia secular, los problemas, interrogantes y preocupaciones del hombre o de la mujer de hoy. El Vaticano II anima a los laicos «a presentar a la comunidad de la Iglesia los problemas propios y del mundo» (AA 10). Los profesionales sanitarios cristianos deben ofrecer información y asesoramiento a la Iglesia sobre los problemas sanitarios, sobre documentos y pronunciamientos en torno a cuestiones científicas o conflictos morales planteados en el mundo sanitario. Asociación de Profesionales Sanitarios Cristianos hoy de nuevo el Evangelio de Jesús, en ser como Él buena noticia de Dios para los enfermos y desvalidos, en estar a su servicio, en introducir en el mundo sanitario los valores evangélicos configurando la acción curadora según el espíritu de Cristo y anunciando con “gestos saludables” al Dios sanador que sólo quiere el bien del ser humano. El profesional cristiano se hace presente en el mundo de la salud ayudando al ser humano en el proceso de recuperación de la vida, crecimiento integral de la salud, señorío sobre el cuerpo, victoria sobre las fuerzas del mal, experiencias todas ellas privilegiadas para desvelar a Dios como “amigo de la vida” DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 Aunque «nada puede sustituir el apostolado personal, siempre fecundo y, en algunas circunstancias el único apto y posible» (AA 16), el apostolado asociado es «signo de la comunión y de la unidad de la Iglesia» (AA 18), y exige ser llevado a cabo mediante una acción común: sostener y formar a sus miembros; organizar y dirigir su acción apostólica. (AA 18). En las circunstancias actuales es necesario asociarse para conseguir los fines y alcanzar la mentalidad colectiva y a las condiciones sociales. La Asociación de Profesionales Sanitarios Cristianos nació en el marco de la Pastoral de la Salud y fue erigida por La LX Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española que aprobó sus Estatutos el 19 de noviembre de 1993. 57 DH n.60 spa 1-80 58 12-01-2006 10:21 Pagina 58 Sus fines: 1. Promover un laicado cristiano comprometido con el mundo de la salud que dé un testimonio evangélico en su quehacer profesional. 2. Crear cauces y ámbitos de encuentro, reflexión y compromiso entre los Profesionales Sanitarios Cristianos. 3. Ayudar a los agentes sanitarios en su desarrollo humano, espiritual y religioso y en su formación en Bioética. 4. Colaborar en la promoción de la salud, la atención integral al enfermo y en la humanización de la asistencia sanitaria a todos los niveles. 5. Contribuir a la defensa de los derechos de las personas, en la salud o la enfermedad, sin discriminación alguna por cualquier circunstancia. Es interprofesional Pueden ser miembros de la misma médicos, enfermeros, auxiliares de clínica, administrativos, celadores y todo el conjunto de profesionales que trabajan en la sanidad al servicio del enfermo. Sus actividades La Asociación celebra periódicamente jornadas, seminarios de bioética y otros medios de formación y encuentros a escala nacional, regional, diocesana y local; organiza grupos de estudio y reflexión, para esclarecer aquellos temas o cuestiones de índole ética, religiosa, profesional o científica; publica trimestralmente el Boletín PROSAC, difunde documentos y materiales de formación y experiencias de participación de profesionales en la mejora del mundo de la salud; y coopera con otras agrupaciones y colectivos. Necesidad de impulsarla El Congreso Iglesia y Salud, celebrado en Madrid en 1994, aprobó entre sus conclusiones: «impulsar la Asociación de los Profesionales Sanitarios Cristianos y los fines que se propone, para desarrollar más su colaboración intraeclesial (asesoramiento a los pastores; colaboración en la formación) y su participación activa en la humanización de la asistencia, la iluminación ética de la Medicina y la creación de una cultura de la salud más coherente con los valores cristianos». Y el Informe sobre Iglesia y Salud a la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (1995) propone «que las Delegaciones diocesanas de pastoral de la salud impulsen la Asociación de Profesionales Sanitarios Cristianos aprobada por la Conferencia Episcopal Española». Para el trabajo personal o de grupo 1. ¿Cuál crees que es la misión los profesionales sanitarios cristianos en el mundo de la salud? ¿Cuál ha de ser su aportación específica? 2. ¿Cómo viven su fe? ¿Qué testimonio dan? 3. ¿Qué hace la comunidad cristiana para promover un laicado cristiano comprometido en el mundo de la salud? 4. ¿Conocemos la Asociación de Profesionales Sanitarios Cristianos? ¿Qué podemos hacer para difundirla y apoyarla? El magisterio y los profesionales de la salud Selección de textos – La honradez y la competencia profesional son sin duda una condición indispensable que difícilmente puede ser suplida por ningún otro tipo de celo apostólico. [Ritual de la Unción 57] – La Unción no es ajena al personal sanitario y asistencial, pues es expresión del sentido cristiano del esfuerzo técnico. Por todo ello, sería muy de desear que el personal sanitario participara en la celebración para que pudiera abrir mejor el conjunto de su acción terapéutica a la vertiente sobrenatural, propia del sacramento. [Ritual de la Unción 67] – Médicos, enfermeros, otros miembros del personal sanitario, voluntarios, están llamados a ser la imagen viva de Cristo y de su Iglesia en el amor a los enfermos y los que sufren. [Juan Pablo II ChL 53] – Como servidores de la viDOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 da, encontráis en el ejercicio de vuestra profesión una ocasión privilegiada para contribuir a la edificación de un mundo que responde cada vez mejor a la dignidad del ser humano. En vuestra labor de salvaguardia y de promoción de la salud, no descuidéis nunca la dimensión espiritual del hombre. Vivificad vuestro servicio con la oración constante a Dios, «amante de la vida», recordando siempre que la curación, en última instancia, viene del Altísimo. [Juan Pablo II, 2004] – Jesús fue un incansable promotor de la salud. Dos deberes merecen una atención particular por parte del cristiano: 1. Defensa de la vida. ‘Con el nacimiento y desarrollo cada vez más extendido de la bioética se favorece la reflexión y el diálogo -entre creyentes y no creyentes, así como entre creyentes de diversas religiones- sobre problemas éticos, incluso fundamentales, que afectan a la vida del hombre. Los creyentes están llamados a desarrollar una mirada de fe sobre el valor sublime y misterioso de la vida, incluso cuando se presenta frágil y vulnerable. 2. Promoción de una salud digna del hombre. La visión cristiana del hombre contrasta con una noción de salud reducida a pura vitalidad exuberante, absolutamente cerrada a toda consideración positiva del sufrimiento. Se presenta como aspiración a una armonía más plena y a un sano equilibrio físico, psíquico, espiritual y social. [Juan Pablo II, Mensaje Jornada Mundial del Enfermo, 2000] – El momento de la enfermedad pone con mayor urgencia la necesidad de encontrar respuestas adecuadas a las cuestiones sobre el sentido del dolor, del sufrimiento y de la misma muerte. En Cristo está la esperanza de la verdad y de la plena salud, la salvación que El trae es la verdadera respuesta a los interrogantes últimos del hombre. [Juan Pablo II, Mensaje Jornada Mundial del Enfermo, 2005] – El tratamiento eficaz de las diferentes patologías, el empeño por seguir investigando y la inversión de recursos DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 59 adecuados constituyen objetivos laudables que se persiguen con éxito en vastas áreas del planeta. No se puede ignorar que no todos los hombres gozan de las mismas oportunidades. Por eso, dirijo un apremiante llamamiento para que se trabaje por favorecer el necesario desarrollo de los servicios sanitarios en los países, todavía numerosos, que no pueden ofrecer a sus habitantes unas condiciones de vida dignas y una tutela adecuada de la salud. [Juan Pablo II, Mensaje Jornada Mundial del Enfermo, 2001] – La vertiente ético-social se propone como una dimensión imprescindible del testimonio cristiano. Se debe rechazar la tentación de una espiritualidad oculta e individualista, que poco tiene que ver con las exigencias de la caridad, ni con la lógica de la Encarnación y, en definitiva, con la misma tensión escatológica del cristianismo. Si esta última nos hace conscientes del carácter relativo de la historia, no nos exime en ningún modo del deber de construirla. Es muy actual a este respecto la enseñanza del Concilio Vaticano II: «El mensaje cristiano, no aparta los hombres de la tarea de la construcción el mundo, ni les impulsa a despreocuparse del bien de sus semejantes, sino que les obliga más a llevar a cabo esto como un deber». [Juan Pablo II, NMI 52] – Profesión, vocación y misión se encuentran y, en la visión cristiana de la vida y de la salud, se integran recíprocamente. Bajo esta luz, la actividad médico sanitaria toma un nuevo y más alto sentido como «servicio a la vida» y «ministerio terapéutico». Servir a la vida es servir a Dios en el hombre: volverse «colaborador de Dios en la recuperación de la salud del cuerpo enfermo y dar alabanza y gloria a Dios en la acogida amorosa de la vida, sobre todo si está débil y enferma. [Pontificio Consejo de la Pastoral de la Salud, Carta a los agentes sanitarios] – Iglesia y Sanidad necesitan aproximarse, reconocerse y colaborar mutuamente en el servicio que ambas prestan al enfermo. La Iglesia aporta a partir de la palabra y la práctica de Jesús y de su rica tradición asistencial, una serie de convicciones sobre aspectos significativos de la asistencia sanitaria. Por ejemplo: la dignidad de la persona humana en sí misma, el valor primordial de los recursos que hay en cada ser humano, en su interior, en sus actitudes y comportamientos, tanto para curarse como para curar y cuidar a otros; la importancia de la relación personal y directa entre el cuidador y el enfermo; la imposibilidad de curar y cuidar al enfermo sin darle una parte de uno mismo y sin cargar con gidas, seguras en algunos puntos de doctrina o disciplina que admiten más flexibilidad o al menos actitudes de diálogo. Hemos de reflexionar con los seglares y discernir con ellos problemas, preocupaciones, experiencias. Esquivemos la tentación de admitir solamente la participación de los seglares que tienen una cierta formación intelectual, minusvalorando acaso la experiencia, el compromiso y el testimonio. Hay que potenciar la acción del laico sanitario a partir de su trabajo como profesional. [Mons. Javier Osés a los Delegados de Pastoral] – Llevad la ropa de trabajo en la iglesia, pero en los luga- 59 sus dolencias y miedos; la asistencia como tarea y responsabilidad de todos; la gran utilidad de la integración armónica de la ciencia y de la acción pastoral en el restablecimiento del enfermo. Finalmente, aporta un nuevo horizonte al sentido de las realidades que se viven en la Sanidad: la enfermedad, el sufrimiento, la curación, la asistencia y la muerte. [Comisión Episcopal de Pastoral, Mensaje Día del Enfermo 1992] – Impedimos el acceso de seglares que quieren el compromiso seglar y el diálogo con el mundo, cuando nos reafirmamos institucionalmente y buscamos poder en la Iglesia, con posiciones demasiado ríDOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 res de trabajo poneos vuestra ropa bautismal. Entreteneos en analizar las necesidades profundas de la gente: la búsqueda de sentido, los anhelos de paz, el ansia de justicia, el hambre de dignidad, la espera de un nuevo orden económico que asegure a todos los seres humanos los derechos más elementales. Absteneos de «simplificar» los problemas. Que el Señor os dé el gusto de las cosas esenciales. Que os haga ministros de la felicidad de la gente. Y que os haga colaboradores fieles de vuestro obispo y de vuestros sacerdotes. Amad y servid a vuestra Iglesia, no para buscar su gloria, sino para que sea sierva DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 60 fiel del Reino de Dios. Preocupaos de relacionaros con los otros grupos eclesiales, actuando de manera que brille la complementariedad de todos. Respetad las leyes internas de la técnica y de la ciencia, pero obrad de manera que todas las realidades temporales dirijan la mirada a «Aquel que fue traspasado». [Mons. Tonino Bello a los responsables diocesanos de la Acción Católica] Oración del profesional de la salud 60 Señor Jesús, Médico Divino, que en tu vida terrena has tenido predilección por los que sufren, y has confiado a tus discípulos el ministerio de la curación. Haz que cada uno de nosotros – consciente de la misión que le ha sido confiada – se esfuerce siempre por ser, en el servicio cotidiano, un instrumento de tu amor misericordioso. Ilumina nuestras mentes, guía nuestras manos, danos corazones atentos y compasivos. Haz que en cada paciente sepamos descubrir los rasgos de tu Divino rostro. Concédenos ser buenos Samaritanos, prontos a acoger, a cuidar y consolar a cuantos encontramos en nuestro trabajo. Ayúdanos a ofrecer nuestra generosa aportación para renovar constantemente las estructuras de la sanidad. Concédenos que habiéndote amado y servido constantemente a Ti en los hermanos que sufren, al final de nuestro peregrinar terreno podamos experimentar el gozo del encuentro contigo en tu Reino de alegría y de paz. Amén. DEPARTAMENTO DE PASTORAL DE LA SALUD España DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 Bibliografía Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud. Carta de los agentes de la salud, 1995. Departamento de Pastoral de la Salud. Congreso Iglesia y salud. Edice, Madrid 1995. ALARCOS F.J. Bioética y pastoral de la salud. San Pablo, Madrid, 2002. AYERRA M.P. Querido Dios. Cartas de Esperanza. Sal Terrae, Santander, 2004. BERMEJO J.C. El desgaste en los profesionales de la salud. Labor Hospitalaria Nº 274 (2004). CLAVÉ E. Ante el dolor. Reflexiones para afrontar la enfermedad y la muerte. Temas de hoy, Madrid, 2000. CONDE J. Introducción a la pastoral de la salud. San Pablo, Madrid, 2004. FRANCISCO DEL REY C. Memorias de una enfermera. La Esfera de los Libros, Madrid, 2003. DE LLANOS F. La Iglesia y los profesionales de la salud: hacia una colaboración imprescindible. Labor Hospitalaria Nº 274 (2004). GRACIA D. Medice, cura te ipsum. Sobre la salud física y mental de los profesionales sanitarios. Discurso en la Real Academia Nacional de Medicina, 2004. Labor Hospitalaria Nº 274 (2004). PAGOLA J.A. Claves para desarrollar la identidad y misión de PROSAC. Documentos PROSAC Nº 1 (2000). REDRADO J.L. Ser profesional en un mundo en cambio. Claves evangélicas. Documentos PROSAC Nº 2 (2003) RUBIO, J.M. Identidad y misión del profesional de la salud cristiano. Labor Hospitalaria Nº 274 (2004). SANDRIN L. Ayudar sin quemarse. Cómo superar el burnout sin quemarse. San Pablo, Madrid, 2005. VIÑAS J. Las profesiones sanitarias en la encrucijada. Retos del profesional de la salud del siglo XXI. Labor Hospitalaria Nº 274 (2004). DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 61 La homosexualidad y campaña contra la homofobia en México La Iglesia católica defiende, respeta y promueve la dignidad de todos y cada uno 1. Se sabe de una campaña, a nivel nacional, contra la homofobia. El término “homofobia” es relativamente nuevo y se usa para significar una “aversión obsesiva hacia las personas homosexuales”. “La homosexualidad designa las relaciones entre hombres y mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo”1. 2. Una campaña que promueva que la persona homosexual no sea rechazada, es algo digno de reconocimiento. Ya el Catecismo de la Iglesia Católica dice que “los homosexuales [...] deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto de ellos, todo signo de discriminación injusta”2. La persona homosexual tiene toda la dignidad que le corresponde como persona humana que es. La Iglesia Católica no insulta, ni ataca, ni incita a la discriminación de ninguna persona; por el contrario defiende, respeta y promueve la dignidad de todos y cada uno, también de los homosexuales. Los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados 3. Ahora bien, aceptada la persona con su dignidad de persona, hay que distinguir entre la inclinación homosexual y los actos homosexuales. 4. Por otro lado, “apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves, [la Iglesia] ha declarado siempre que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados. Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una complementariedad afectiva y sexual verdadera. No pueden recibir aprobación en ningún caso”3. En efecto, se puede ver Gen 19,1-29, que habla de la perversión en Sodoma y Gomorra; o san Pablo que dice a los Corintios: “No se engañen, ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales... heredarán el Reino de Dios”4. Contexto antropológico de una campaña contra la homofobia 5. Si la campaña contra ha homofobia pretende presentar ante la sociedad a la persona con inclinación homosexual como una opción personal legítima, con “derecho a ser diferentes”, asume postura de aparente humanidad y de respeto a la persona al pretender fundamentarse en los criterios del pluralismo, de la tolerancia, de la no discriminación; sin embargo se apoya sobre bases antropológicas falsas y engañosas, tergiversando los conceptos y el lenguaje. No puede sostenerse que así como algunos tienen la disposición a una relación y un amor heterosexual, otros tengan derecho a una relación y un amor homosexual, de manera semejante a la aceptación y el respeto que se la deba tener a la persona no importa que sea diestra o zurda, o por su diferente color de piel. 6. Ontológicamente es imposible tratar como igual lo que no lo es: una cosa es el matrimonio fundamentado en la relación heterosexual de varón y mujer y otra muy diferente las uniones de personas del mismo sexo. Sólo la diversidad sexual que se da entre un varón y una mujer permite la natural complementariedad afectiva y sexual y el posible don de una vida nueva. Ninguno de estos aspectos se da en las uniones del mismo sexo, puesto que son uniones intrínsecamente estériles, y el apaDOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 rente aspecto unitivo de su sexualidad se realiza a costa de forzar estructuras anatómicas y simular actividades fisiológicas y psicológicas naturales, sin excluir el uso de los más diversos productos mecánicos químicos. 7. Además, en la pretensión de adopción de niños por parte de parejas homosexuales, no se ve a la persona como alguien que garantiza la continuidad de la familia y la renovación de las generaciones, sino como el duplicado o la proyección del propio yo, o sea el hijo como un derecho a poseerlo. 8. Si a los hetero sexuales se les critica de homofobia, en realidad los homosexuales viven la «heterofobia», o sea el miedo al otro sexo, miedo de la diferencia sexual que es fuente y raíz de la legítima y sana alteridad. 9. Una campaña así, de legitimación del homosexual como algo natural, es parte de una creciente difusión a nivel mundial y con fuerte presión de tipo social, político y mediático, la cual ya no habla de sexo – sustentado a nivel biológico, psicológico, social y moral – sino de “género”, como algo únicamente social y cultural, por ello modificable a criterio de la persona, pudiendo elegir entre cinco o más géneros: hombre, mujer, homosexual-lesbiana, bisexual, transexual. 10. Dicha postura se mueve en un contexto de rechazo o simplemente ausencia de Dios como Padre y Creador del ser humano a su imagen y semejanza – por ello en la realidad sexuada de varón y mujer –; también se mueve en un contexto de un relativismo moral, según el cual no hay valores objetivos y universales, sólo preferencias subjetivas y personales: cada uno con derecho 61 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 62 a pensar, elegir y actuar como quiera. A ello se suma el hedonismo, que promueve la sexualidad como simple bien de consumo y medio para alcanzar placer. La continencia sexual, por el contrario, se considera como antinatural. 11. Recapitulando, la Iglesia defiende y promueve la aceptación y el respecto de la persona homosexual, con toda la dignidad que le corresponde por el hecho de ser persona; pero, por otro lado, ofrece y busca ayudarle a rescatar y asumir su identidad sexual de varón o mujer. Origen del impulso homosexual 62 12. En el proceso de ayuda, es importante examinar el origen del impulso homosexual. Se ha extendido la idea de que la homosexualidad sea un impulso innato, que tenga bases genéticas. Desde el punto de vista científico, no hay conclusiones firmes que lo demuestren. Como quiera que sea, aunque encontrara un origen genético, las causas son multifactoriales y en ellas se incluyen las de tipo intrapsíquico y ambiental; ciertamente no cambiaría el aspecto ético mencionado anteriormente, de ver la tendencia homosexual como objetivamente desordenada y que los actos homosexuales no pueden recibir aprobación en ningún caso. Hay que tomar en cuenta que no todo lo genéticamente determinado es normal, por ejemplo el albinismo. El ser humano es un proyecto genético con un ideal de vida a realizar, Es decir, no está determinado por sus genes. 13. Entre otros, podemos hablar de estos factores que pueden influir en la tendencia homosexual: – el hijo homosexual tenía una relación íntima con la mamá, relación caracterizada por cierto rasgo erótico más o menos escondido; por su parte la mamá prefería a menudo este hijo en lugar del marido. Con frecuencia, en este caso, la madre ha sido demandante y sobreprotectora. – En cambio, la relación entre padre e hijo era distante, carente de atención y más bien marcada por agresión y hostilidad. – Profundo odio y miedo del muchacho homosexual hacia el padre, pero también un enorme deseo de afecto y aceptación del mismo. – Falta de ejercicio de los padres para educar en la identidad sexual del hijo como varón o mujer. – Abuso sexual, violación – Pérdida de los padres por muerte o separación (divorcio). – Separación de los padres durante etapas críticas del desarrollo. – Fobia social. – Depresión, ansiedad, tendencias suicidas, patologías muy acentuadas. – Abuso de adicciones. Manifestaciones de la homosexualidad 14. Otro aspecto a tener en cuenta en el proceso de ayda es que la homosexualidad abarca, en realidad, una gama muy amplia de manifestaciones. Se pueden distinguir tres formas básicas, útiles para ubicar la situación de la persona concreta: – Homosexualidad verdadera y abierta: El motivo fundamental y primario de atracción hacia una persona del mismo sexo es la gratificación sexual, y son secundarios los motivos de dependencia afectiva y/o del poder o dominio sobre el otro. El deseo sexual es impersonal en este caso, o sea que prácticamente toda persona del mismo sexo y relativamente atractiva puede volverse objeto de deseo sexual; además, frecuentemente no se contenta con una sola persona, sino que busca más. – Falsa homosexualidad: Aquí cambia la situación; lo importante no es la gratificación del deseo sexual, sino la necesidad de satisfacer la dependencia afectiva y/o el poder sobre la otra persona. El vínculo tiende a ser con una persona o con pocas y bien definidas. – Homosexualidad imaginaria o temida: Es el miedo a DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 ser homosexual – sin serlo verdaderamente – por los motivos más diversos, por ejemplo por inseguridad sobre la propia identidad de varón o mujer; o por residuos de una fase adolescente no bien superada; o por fantasías o pensamientos insitentes en este sentido; o porque no se tiene ese modelo de conquistador que otros presumen tener; o por abuso de otra persona del mismo sexo sobre sí y queda la idea de que tambien uno es homosexual. La homosexualidad se puede curar 15. Contra la opinión de muchos, incluso profesionales, que sostienen la paradoja de admitir que se pueda pasar de la heterosexualidad a la homosexualidad, pero no de la homosexualidad a la heterosexualidad – consecuentemente optan por sugerir a la persona que acepte su situación y se adapte a la cultura gay –; sin embargo la homosexualidad se puede curar; así lo afirman muchos médicos, psicólogos, psiquiatras y sacerdotes que han ayudado a lograrlo. 16. Ciertamente hay casos en que la homosexualidad es irreversible, pero son pocos. Entre esos casos están, desde luego, aquellos en que el homosexual se siente bien así y no quiere tratarse. Sucede lo mismo en cualquier campo de la medicina, difícilmente se cura la persona que no se siente enferma o no sigue el tratamiento indicado. 17. No se trata necesariamente de curación al cien por ciento; pero tampoco que la persona permanezca a merced de sus tendencias; más bien que llegue a un grado de dominio personal de esas tendencias, las cuales pueden inclinar a unas personas más que a otras al acto homosexual, pero a nadie obliga o determina a practicarlo. 18. Si Dios nos ha creado a su imagen y semejanza o sea en la condición de varón o mujer, Dios mismo ayuda para restaurar el desorden homose- DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 63 xual. Cristo Jesús ha venido a redimirnos, “La esperanza no defrauda, porque Dios ha infundido su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo, que El mismo nos ha dado. En efecto, cuando todavía no teníamos fuerzas para salir del pecado, Cristo murió por los pecadores en el tiempo señalado. Difícilmente habrá alguien que quiera morir por un justo, aunque puede haber alguno que esté dispuesto a morir por una persona sumamente buena. Y la prueba de que Dios nos ama está en que Cristo murió por nosostros, cuando aún éramos pecadores” (Rom 5,5-8). 19. La homosexualidad es un desorden; pero hay que recibir y acoger a la persona homosexual con comprensión, con serenidad y también infundiéndole esperanza razonada de ayuda eficaz. Que la persona con tendencia homosexual se acepte y se quiera a sí misma 20. Por parte de la persona con tendencia homosexual, favorecerá que asuma lo siguiente: se acepte, se quiera a sí misma; tenga deseo genuino de superación, en general, en su vida; acepte la tendencia homosexual como un problema que quiere resolver; tenga deseos de trabajar con perseverancia en ello; acepte ayuda individual de varios tipos: físico, psicológico, psiquiátrico, pastoral, espiritual; acepte integrarse a un grupo de apoyo; confíe en que el Sacrificio redentor de Cristo es universal; por lo mismo, una todo sufrimiento y dificultad al Sacrificio de la cruz del Señor. Llamado a la castidad 21. También “las personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana”5. Los padres de familia: esmérense en dar una auténtica educación sexual 22. Como labor preventiva, los padres procuren estar cerca de sus hijos; se esmeren en co- DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 nocer y dialogar con ellos en auténtica educación sexual; conozcan los libros, los temas y lo que sucede en la escuela de sus hijos y en la relación entre los coetáneos sobre educación sexual. La Iglesia, fiel a su misión 23. La Iglesia quiere ser fiel a la misión encomendada por Cristo Jesús. Se ha de respetar al homosexual como persona humana, con toda la dignidad de cualquier ser humano, para ayudarle a rescatar e incrementar su identidad de varón o mujer y así sea plenamente imagen y semejanza de Dios Creador. S.E. Mons. RODRIGO AGUILAR MARTÍNEZ Obispo de Matehuala Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Familiar Notas 1 Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2357. 2 Ibid. n. 2358. 3 Ibid. n. 2357. 4 1Cor 6,9-10. 5 Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2359. 63 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 64 Protocolo de entendimiento entre la Región Lombardía y la Región Eclesiástica Lombardía para reglamentar el servicio de asistencia religiosa católica en las entidades sanitarias y asistenciales públicas y privadas acreditadas El día 21 del mes de marzo del año 2005, en la Fondazione Istituto di Ricovero e Cura a carattere scientifico (IRCCS) Ospedale Maggiore Policlinico, Mangiagalli e Regina Elena – Via Francesco Sforza, 28 – Milán entre 64 La REGIÓN LOMBARDÍA (C.F. 80050050154) representada por el Presidente pro tempore de la Junta Regional, Roberto Formigoni, nacido en Lecco el 30 de marzo de 1947 y domiciliado a los fines de la presente acta en Milán, Via Pola n. 14, autorizado para estipular el presente Protocolo de Ententimiento por D.G.R. n. 20593 del 11 de febrero de 2005 y la REGIÓN ECLESIÁSTI(C.F. CA LOMBARDÍA 97179710153) representada por el Presidente pro tempore de la Conferencia Episcopal Lombarda que por estatuto es el representante legal de la Región Eclesiástica, Card. Dionigi Tettamanzi, nacido en Renate (MI) el 14 de marzo de 1934 y domiciliado a los fines de la presente acta en Milán, Piazza Fontana n. 2, autorizado a la estipulación del presente Protocolo de Entendimiento con deliberación de fecha 7 de febrero de 2005 de la Conferencia Episcopal Lombarda y con el consentimiento de los Obispos de las Diócesis (Novara, Tortona, Vercelli y Verona) cuya circunscripción comprende parte del territorio de la Región Lombardía y, finalmente, habiendo obtenido el presente Protocolo de Entendimiento la debida “recognitio” de parte de la Santa Sede; antepuesto que 1. La Constitución de la Re- pública Italiana reconoce la dignidad de la persona humana y garantiza las libertades y los derechos inviolables, incluidos los que se refieren a la esfera religiosa, ya sea a nivel individual que en las formaciones sociales donde se desarrolla su personalidad; 2. el artículo 7 de la Constitución reglamenta las relaciones con la Iglesia Católica; 3. el acuerdo con protocolo adicional entre la Santa Sede y la República italiana, firmado en Roma el 18 de febrero de 1984, ratificado y llevado a su ejecución mediante la ley n. 121 del 25 de marzo de 1985, que comprende las modificaciones hechas al Concordato lateranense del 11 de febrero de 1929, establece en el art. 11 que la “...República italiana asegura que... la permanencia en los hospitales, clínicas o casas de asistencia públicas... no puede dar lugar a ningún impedimento en el ejercicio de la libertad religiosa o en el cumplimiento de las prácticas de culto de los católicos” y que “...la asistencia espiritual a los mismos se asegura mediante eclesiásticos nombrados por las autoridades italianas competentes por designación de la autoridad eclesiástica y de conformidad con el estado jurídico, el orgánico y las formas establecidas de entendimiento entre dichas autoridades”; 4. con referencia particular a la asistencia religiosa en las entidades sanitarias, el artículo 38 de la ley n. 833 del 23 de diciembre de 1978, que instituyó el Servicio Sanitario Nacional (SSN), prevé que en las estructuras de internamiento del SSN se “...asegure la asistencia religiosa en el respeto de la voluntad y de la libertad de conciencia del ciudadano” y que para este fin, la unidad sanitaria local provea “a reglamentar el DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 servicio de asistencia religiosa católica de acuerdo con los ordinarios diocesanos competentes según el territorio”; 5. el artículo 15 de la ley regional n. 48 del 16 de setiembre de 1988 establece que los “...internados deben ser colocados en la situación de participar en el ejercicio de su culto y reciban la visita del ministro de culto o de los religiosos de su elección”; 6. el artículo 11 de la ley regional n. 31 del 11 de julio de 1997, al establecer que las relaciones entre el servicio sanitario regional, que incluye a todos los sujetos públicos y privados que obran en el ámbito de dicho servicio, y a los ciudadanos, se inspiran entre otros en principios de respeto y de tutela de la persona, precisa que las empresas sanitarias locales (ASL), las empresas hospitalarias (AO) y todos los sujetos acreditados, incluso privados, tienen la obligación de respetar plenamente las disposiciones contenidas en la mencionada l.r.n. 48/1988; 7. con respecto al ordenamiento y a la organización del personal encargado de la asistencia religiosa, la ley n. 132 del 12 de febrero de 1968, en el artículo 19 prevé como estructuras hospitalarias necesarias también el servicio de asistencia religiosa y precisa, en el sucesivo artículo 39, que en el personal de las entidades hospitalarias se incluye también aquel que se dedica a la asistencia religiosa, constituido por ministros del culto católicos en lo que se refiere a la asistencia a los enfermos de confesión católica, tal como lo confirma el artículo 1 del decreto nº 130 del Presidente de la República del 27 de marzo de 1969; 8. el artículo 35 del decreto n. 128 del Presidente de la Re- DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 65 pública del 27 de marzo de 1969, reglamentó aún más el servicio de asistencia religiosa en las entidades hospitalarias, en particular afirmando que el ordenamiento “...del servicio de asistencia religiosa católica se determina por reglamentos internos, deliberados por las entidades hospitalarias, de entendimiento con los ordinarios diocesanos competentes según el territorio” y posteriormente reglamentó los modos o las formas para desempeñar el servicio; 9. el estado jurídico del personal encargado del servicio de asistencia religiosa ha sido reglamentado en particular mediante el decreto n. 761 del Presidente de la República del 20 de diciembre de 1979, y encuentra ahora su ordenamiento en los contratos colectivos nacionales de trabajo, luego de la privatización de la relación de trabajo (que era) público en el sector sanitario; 10. a la luz de las competencias legislativas ratificadas a las regiones por la reforma del título V de la parte segunda de la Constitución, que interviniera con ley constitucional n. 3 del 18 de octubre de 2001 y permaneciendo firme la competencia exclusiva del Estado en cuestiones de relaciones entre la República y las confesiones religiosas, la Región Lombardía debe asegurar el desarrollo del servicio de asistencia religiosa ante las empresas sanitarias locales, las empresas hospitalarias y las demás estructuras sanitarias públicas y privadas acreditadas; con el fin de reglamentar el servicio de asistencia religiosa católica en las estructuras sanitarias y asistenciales públicas y privadas acreditadas que obran en el territorio de Lombardía, antepuesto todo lo anterior SE ACUERDA llegar a un Protocolo de Entendimiento entre la Región Lombardía y la Región Eclesiástica Lombardía articulado como sigue: Art. 1) 1. Las premisas constituyen una parte esencial e integrante del presente Protocolo de Entendimiento. Art. 2) – Sujetos del servicio de asistencia religiosa 1. En el presente Protocolo de Entendimiento: a) las empresas sanitarias locales, las empresas hospitalarias y, en general, todas las demás estructuras sanitarias públicas y privadas acreditadas, así como las estructuras públicas y privadas acreditadas que se dedican a brindar servicios a la persona, incluso de carácter asistencial, son indicadas también con la expresión “entidades gestoras” o “estructuras de internamiento”; b) con la expresión “ordinario diocesano” se indica el ordinario diocesano para el culto católico competente con respecto a cada una de las estructuras de internamiento; c) por asistencia religiosa católica se entiende el servicio garantizado mediante los asistentes religiosos o de una “capellanía”, entendida como expresión del cuidado pastoral hecho por la comunidad cristiana en las instituciones sanitarias y en aquellas dedicadas generalmente a los servicios a la persona, incluso de carácter asistencial, formada por uno o más sacerdotes-capellanes a los que se pueden agregar también otros sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas y laicos, que obran como voluntarios. Art. 3) – Principios generales y destinatarios del servicio de asistencia religiosa 1. La Región Lombardía garantiza el desarrollo del servicio de asistencia religiosa católica en las estructuras de internamiento a las que se refiere el artículo 2. 2. El servicio de asistencia religiosa tiene la finalidad de favorecer el ejercicio de la libertad religiosa, el cumplimiento de las prácticas de culto y la satisfacción de las exigencias espirituales propias de las personas enfermas de confesión católica y de sus familiares, así como de los que se desempeñan bajo cualquier título en las mismas estructuras, compatiblemente con el cumplimiento de sus obligaciones de servicio en el respeto de la voluntad y de la libertad de conciencia de los ciudadanos. DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 3. El ejercicio de dicho servicio en la esfera de la acción espiritual y pastoral es prerrogativa de la autoridad eclesiástica competente. 4. De conformidad con lo dispuesto por las normas concordatarias y por la legislación estatal y regional vigente en materia, el Presente Protocolo de Entendimiento define las directrices y las directivas para reglamentar el servicio de asistencia religiosa, tal como se indica en el presente artículo. 5. Con respecto al apostolado y a la acción pastoral, la asistencia religiosa es ejercida por los asistentes religiosos en plena autonomía operativa, bajo la exclusiva dependencia del ordinario diocesano. 6. Para las actividades extrañas a la esfera religiosa y pastoral, los asistentes religiosos dependen de la entidad gestora. Por exigencias de conexión funcional del servicio de asistencia religiosa con los demás servicios, las entidades gestoras asumen sus propias decisiones de entendimiento con los asistentes religiosos. Art. 4) – Relación entre entidades gestoras y ordinarios diocesanos 1. Teniendo en cuenta y respetando las directrices y las directivas contenidas en el presente Protocolo de Entendimiento, a solicitud incluso de una sola de las Partes, las entidades gestoras y los ordinarios diocesanos estipulan adecuadas convenciones para el servicio de asistencia religiosa a desarrollarse en cada una de las estructuras de internamiento. 65 DH n.60 spa 1-80 66 12-01-2006 10:21 Pagina 66 Art. 5) – Finalidades del servicio de asistencia religiosa 1. El servicio de asistencia religiosa tiene como objeto las actividades que tienden a la administración de los sacramentos y de los sacramentales, al cuidado de las almas, a la catequesis y al ejercicio del culto. 2. Comprende también: a) el apoyo al proceso terapéutico de la persona enferma; b) la promoción de actividades culturales de carácter religioso; c) el seguimiento espiritual y humano y la relación de ayuda; d) el aporte en materia de ética y de humanización en la formación del personal en actividad de servicio y la eventual participación en los comités éticos; e) la promoción del voluntariado, en particular para la humanización de las estructuras, de los servicios y de las relaciones interpersonales; f) la atención al diálogo interconfesional e interreligioso; g) los servicios de carácter administrativo para la organización y las exigencias de oficina (certificaciones, correspondencia, archivo, custodia de los edificios de culto, de los paramentos y adornos sagrados). Art. 6) – Dotación del personal para la asistencia religiosa 1. Para cada entidad gestora se debe prever al menos un asistente religioso. El número de los asistentes religiosos varía en función de la capacidad de acogida de las estructuras de internamiento. 2. Hasta 300 camas utilizadas se ocupará un asistente religioso. De 301 a 700 camas, obrarán dos asistentes religiosos. Por encima de 700 camas los asistentes religiosos aumentarán de una unidad cada 350 camas. El parámetro es redondeado por exceso a los centenares. 3. En el ámbito de la convención a la que se refiere el precedente artículo 4, a solicitud del ordinario diocesano se pueden modificar los parámetros de referencia establecidos en el presente artículo, en consideración a la localización de los presidios y a las efectivas exigencias, así como con res- pecto a las estructuras dedicadas a la oferta de servicios a la persona. 4. En todo caso, con la salvedad de la previsión mencionada en el apartado 3 del presente artículo, las actas, los contratos y las convenciones en acto en el momento que adquiere eficacia del presente Protocolo de Entendimiento, que prevén un número de asistentes religiosos superior a aquel que se determina aplicando los parámetros establecidos en el presente artículo, siguen manteniendo su efecto hasta su natural término. Art. 7) – Asunción y cese de los asistentes religiosos 1. La asunción de los asistentes religiosos da lugar a la constitución de una relación tución es de competencia del ordinario diocesano. En la hipótesis de que en el ámbito territorial la entidad gestora comprende varios presidios, y los respectivos establecimientos se encuentren en diócesis diferentes, la competencia para designar y para sustituir corresponde a cada ordinario diocesano con respecto a los asistentes religiosos por asignar al presidio de referencia territorial. 4. La facultad de rescindir a los asistentes religiosos es ejercitada por medio del ordinario diocesano que tiene también la facultad de solicitar a la entidad gestora la rescisión de la relación de trabajo. La exoneración del servicio de los asistentes religiosos, por graves y documentados motivos indica- especial disciplinada por la normativa vigente y por el presente Protocolo de Entendimiento. El encuadramiento contractual y el tratamiento económico se determinan según lo establecido por el contrato colectivo nacional de categoría. 2. Los asistentes religiosos son asumidos por la entidad gestora, por designación del ordinario diocesano, con un contrato de duración indeterminada, a tiempo completo o parcial. Para fines de la asunción se tienen en cuenta los requisitos previstos por la normativa y por los contratos colectivos nacionales vigentes. 3. La desginación de los asistentes religiosos y su susti- dos por la entidad gestora, se dispone de conformidad con el ordinario diocesano según modos y formas establecidas en la convención mencionada en el precedente artículo 4. 5. El servicio de asistencia religiosa puede ser asegurado también por asistentes religiosos, encargados en virtud de instrumentos contractuales a definirse en la convención indicada en el precedente artículo 4, en los siguientes casos: a) cuando los asistentes religiosos dependientes deseen continuar el desarrollo del servicio, con el consentimiento del ordinario diocesano, más allá de la edad establecida para la jubilación por ancianidad; b) cuando el servicio de DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 67 asistencia religiosa se debe desarrollar en estructuras de internamiento con un número de hasta 300 camas utilizadas y, en otros casos particulares, a solicitud del ordinario diocesano. 6. En los casos de asistentes religiosos encargados, el tratamiento económico a brindar se relacionará con aquel atribuido al personal, según lo establecido por el contrato colectivo nacional y por el de la empresa, también en lo que concierne el compromiso garantizado. Art. 8) – Derechos y deberes de los asistentes religiosos y del personal colaborador 1. Corresponde al ordinario diocesano el nombramiento del asistente religioso-capellán responsable de la “capellanía”, de los demás asistentes religiosos y de sus colaboradores estables (sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, laicos). Dichos nombramientos deben ser comunicados a la entidad gestora. 2. Los asistentes religiosos pueden ser coadyuvados por otros sujetos, aun ocasionalmente, sin costo alguno para la entidad gestora, salvo el eventual reembolso por los gastos efectivamente realizados y documentados. El responsable de la capellanía comunicará a la entidad gestora el nombramiento de dichas personas. 3. Los colaboradores de los asistentes religiosos, el ordinario diocesano y los ministros de culto tienen acceso a los locales de las estructuras de internamientos bajo las mismas modalidades de los asistentes religiosos. 4. Los asistentes religiosos tienen derecho a participar en las iniciativas de actualización facultativa previstas por la normativa y/o por los contratos colectivos nacionales y empresariales vigentes, según las formas establecidas por la convención de la que habla el precedente artículo 4 entre la entidad gestora y el ordinario diocesano. 5. Los asistentes religiosos, cuando sepan de la presencia de pacientes de confesión religiosa diversa de la católica, tienen derecho a indicar la presencia de los mismos, siempre que así lo deseen, a los responsables de la confesión religiosa de pertenencia. 6. Los asistentes religiosos y los demás sujetos que los coadyuvan tienen derecho de consumir los alimentos (desayuno, almuerzo y cena) proporcionados por la entidad gestora, con costos y facilitaciones correspondientes a los reconocidos a los empleados de la misma entidad gestora. 7. Por cada una de las prestaciones de servicios de asistencia religiosa no hay ninguna compensación de parte de los destinatarios. Art. 9) – Horario de servicio, reperibilidad y sustitución de los asistentes religiosos 1. Considerando la naturaleza del servicio, los asistentes religiosos desarrollan normalmente sus tareas en horarios flexibles, en lo posible serán comunicados anticipadamente a la entidad gestora, por un tiempo de todos modos no inferior al prespectivo horario mensual previsto por la vigente normativa y por contratos colectivos nacionales de categoría del personal empleado de las entidades gestoras y/o por la convención de la que habla el artículo 4 del presente Protocolo de Entendimiento, y están siempre a disposición en las horas nocturnas para los casos urgentes. 2. En las estructuras de internamiento en las que se asignan a dos o más asistentes religiosos, la reperibilidad para los casos urgentes fuera del horario de servicio debe ser asegurada, por turno, por los mismos asistentes. 3. Mediante la convención a la que se refiere el precedente artículo 4, la entidad gestora y el ordinario diocesano disciplinan los casos de sustitución (por enfermedad, vacaciones, etc.) de los asistentes religiosos, posiblemente con sustitutos que garanticen la continuidad del servicio. Los sustitutos gozarán del mismo tratamiento económico previsto para el asistente religioso, en proporción con los días de servicio efectivo realizados. En los casos de urgencia, la misma convención puede prever la posibilidad de que la sustitución DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 sea dispuesta directamente por los asistentes religiosos, con inmediata comunicación a la entidad gestora y al ordinario diocesano. Art. 10) – Estructuras y bienes en dotación al servicio de asistencia religiosa 1. Para desarrollar el servicio de asistencia religiosa la entidad gestora asegura espacios adecuados destinados a las funciones de culto (iglesia o capilla y sacristía), a la actividad religiosa para los servicios mortuarios, para uso de oficina, para los asistentes religiosos y sus colaboradores, con respectivos arreglos, equipos y accesorios. En horarios concordados, para el servicio de asistencia religiosa se garantiza también el empleo aunque no exclusivo de otros espacios de la estructura destinados para reuniones. 2. Por lo general, la entidad gestora pone a disposición de los asistentes religiosos un alojamiento, adecuadamente equipado, ubicado generalmente dentro de la estructura de internamiento o de todos modos comunicante con ella. 3. En caso de indisponibilidad temporal de los espacios a los que se refieren los precedentes párrafos, la entidad gestora garantizará la activación del servicio de asistencia religiosa con estructuras provisionales, pero de todos modos adecuadas a las necesidades del servicio, y estableciendo al mismo tiempo el término dentro del cual la misma entidad deberá poner a disposición los espacios previstos por el presente Protocolo. 4. Los normales gastos de culto, así como los destinados a la conservación de los muebles, paramentos y equipos necesarios para el funcionamiento del servicio, el mantenimiento ordinario y extraordinario de los espacios usados, la limpieza (excluida aquella del alojamiento, si es externo a la estructura), así como los gastos de iluminación y calefacción de todos los locales destinados al servicio de la asistencia religiosa, están a cargo de la entidad gestora. Los asistentes religiosos son consignatarios responsables de los bienes mue- 67 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 68 bles e inmuebles destinados a la realización del servicio. 68 Art. 11) – Ambito de aplicación 1. Las entidades gestoras tienen la tarea, dentro de seis meses de la firma del presente Protocolo de Entendimiento, de reglamentar el servicio de asistencia religiosa de conformidad con lo previsto por el mismo Protocolo. En caso de retraso o de inobservancia del presente compromiso, la Región Lombardía se activará con respecto a las entidades gestoras responsables según las formas consentidas por la legislación vigente. 2. La Región Lombardía considera el servicio de asistencia religiosa en las entidades gestoras, tanto públicas como privadas, como factor humanizante capaz de concurrir a mejorar los servicios brindados y se compromete a favorecer su presencia en las estructuras sanitarias y en aquellas de asistencia social y socio-sanitaria, convencionadas, autorizadas y acreditadas. 3. Con respecto a las entidades gestoras privadas, a las que la Región Lombardía no pudiese imponer la aceptación del presente Protocolo, éste constituye un acto de orientación y de directiva general. las controversias que surgiesen entre las entidades gestoras y el ordinario diocesano, incluso con respecto a la interpretación y a la ejecución de las convenciones de las que trata el precedente artículo 4. Art. 12) – Comisión paritética y solución de las controversias 1. Dentro de tres meses de la firma del presente Protocolo de Entendimiento, se instituirá una adecuada comisión regional paritética, constituida por cuatro miembros, de los cuales dos en representación de la Región Lombardía y dos en representación de la Región Eclesiástica Lombardía. 2. A la comisión regional paritética se le confía la búsqueda de una solución de recíproco agrado de las controversias relacionadas con la interpretación y la aplicación del presente Protocolo de Entendimiento, incluso ante casos de retraso y/o de inobservancia de lo establecido por el anterior artículo 11, párrafo 1. Asimismo, se le confía también la solución de Art. 13) – Norma final 1. La Región Lombardía y la Región Eclesiástica Lombardía se comprometen a verificar periódicamente el contenido del presente Protocolo de Entendimiento, incluso con la finalidad de superar las eventuales dificultades e incongruencias que se manifestaran en la primera fase de actuación concreta y, de todos modos, a solicitud de cualquiera de las Partes. DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 Milán, 21 de marzo de 2005. Por la Región Lombardía El Presidente ROBERTO FORMIGONI Por la Región Eclesiástica Lombardía El Presidente DIONIGI TETTAMANZI DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 69 Testimonios He recobrado mi cuerpo “perdido” a causa de la enfermedad – Experiencia La enfermedad de Alzheimer: una experiencia de sufrimiento y crecimiento Nota sobre la Jornada Mundial de la Salud Mental DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 70 He recobrado mi cuerpo “perdido” a causa de la enfermedad – Experiencia Este era mi grito, precisamente el 22 de marzo, martes santo 2005. Después de un proceso de enfermedad – Malaria – me hice con mi cuerpo, lo sentí mío después de un mes que me parecía haberlo perdido. Curado, lo he encontrado. Os cuento mi experiencia. 1. Hace diez años 70 Era el año 1995, después de un viaje a la India comencé a sentirme mal, el cuerpo que no anda bien, que lo sientes, que te pasa algo: “Ulcera duodenal” y una operación de urgencia que me llevó a cuidados intensivos, a pasar días en Planta, controles numerosos, hasta que te llega una palabra: estás curado pero, aunque te den muchos consejos, vuelves a la vida normal, como si nada hubiera sucedido, y funcionas porque tu cuerpo ha sido “arreglado” y así, mientras no sientes el cuerpo, crees que todo va bien, hasta que de nuevo – después de diez años – vuelves a no funcionar, algo te está sucediendo. 2. ¿Qué me sucede? Nada, después de mil viajes al Africa, sin prevención alguna, pero esta vez, terminada la celebración de la Jornada Mundial del Enfermo – 11 de febrero – me vine del Camerún con la Malaria. Los primeros pasos fueron de despiste, pensando en la gripe que “rondaba” por esas fechas, hasta que, al fin, decido ir a Urgencias donde comienzan las pruebas y más pruebas, hasta que te dicen que debes ingresar en el hospital con Malaria da Plasmidium Falciparum, según he podido leer entre los numerosos papeles. Y comienza una fuerte cura, pasando primero por la Uni- dad de Cuidados Intensivos (UCI), toda una semana, y después en Planta de medicina, otros diez días. 3. Iter de mi enfermedad Toda una cuaresma y semana santa bajo controles médicos y asistencia de enfermería. Como decía el Papa en estas fechas, “enfermo entre los enfermos”, controlado, “vigilado”, que nada se escape. 3.1 La primera etapa – Cuidados intensivos. Casi sin darme cuenta en los primeros momentos, tanto que me preguntaba a mí mismo: ¿tan grave estoy que me “prohiben” visitas, llamadas...? Dicen que he sudado un mar, será verdad porque dado de alta me he encontrado con un montón de pijamas; tantos cambios, tantas pruebas y controles médicos, ahora esto, después lo otro y a “obedecer” que estás grave. Te lo traduce tu cuerpo sin fuerzas, sin ganas de nada, no es tuyo, más flaco, necesitado de todo, no es tuyo, es de los otros, de los médicos, de las enfermeras... No siento dolor físico, pero no puedo hacer nada por mí mismo, me faltan fuerzas y soy dependiente en todo hasta para llevar el alimento a la boca; ayer tan fuerte, tan autónomo, y hoy, enfermo, tan dependiente. No eres tú mismo. Después, tu cuerpo reacciona, los resultados de la técnica, medicación, controles..., dan pronto resultados positivos que advierto en mi cuerpo que, aunque necesitado de apoyo, comienza a reaccionar, a coger fuerzas. 3.2 Segunda etapa. Me dan el alta de Cuidados Intensivos y paso a Planta en la Sección de Medicina, pero seguido por el servicio de enfermería de Ortopedia, 4ª Planta; hospiDOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 talizado aquí, quizá por estar cerca de la vivienda de la comunidad y de mi habitación. Aquí me siguen meticulosamente, puntualmente, todo cuanto está indicado, y comienzo a notar una fuerte mejoría; comienzan a quitarme tubos, sondas...; me levanto todavía ayudado y, casi como un milagro, soy yo mismo que me siento fuerte y no necesito ayudas para levantarme, asearme..., una liberación. He recobrado mi cuerpo decía al médico, a las enfermeras. Comenzaba a ser autónomo. Mi cuerpo me lo decía, los otros lo apreciaban: el color, la voz, menos cansancio. Tu cuerpo ya comienza a ser tuyo. Pero “no correr” era la voz del médico, eran otras voces amigas. Conviene andar despacio y recobrar las fuerzas perdidas. 3.3 Llegados a este momento y dado de alta paso a la tercera etapa, ahora en comunidad, a mi habitación, pero siguiendo rigurosamente lo indicado por el médico, diría que sigo “controlado”. Tardaré algún tiempo en comenzar la vida ordinaria. Pero la batalla contra el enfermedad ha sido vencida y doy gracias a Dios, a los médicos, a las enfermeras. 4. Vivencia de mi enfermedad – experiencia En el número anterior – “Iter de mi enfermedad” – he manifestado ya parte de mi experiencia, los primeros pasos, aquello que sientes desde tu cuerpo como otro, distinto, enfermo. 4.1 Encuentro entre técnica y humanidad Pasando como enfermo por nuestro hospital de la Isola Tiberina – Roma, he vivido fuertemente la carga y el saber técnico; cuánta técnica, cuánta DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 71 ciencia ponen a tu disposición, un bombardeo; ésta ha sido una de las realidades que “he tocado con mano”; y si esto es una realidad que te da seguridad, otro tanto debo decir de las personas que he encontrado en los diversos servicios y que han sido para mí la mejor medicina; junto a la preparación técnica he apreciado su responsabilidad profesional, la acogida y cordialidad, el respeto a la persona, la humanización de la asistencia y la disponibilidad. 4.2 Mi Pascua 2005 Yo también, “enfermo entre los enfermos”, según la expresión del Papa, he hecho mi experiencia pascual, sin ser “protagonista”, celebrante o co-celebrante; tanto la cuaresma, como la semana santa y los primeros días de Pascua, los he vivido, por primera vez, desde la enfermedad, con sólo alguna presencia menos fatigosa en las celebraciones. Pero lo he vivido con serenidad, con paz, pidiendo al Señor que viniera en mi ayuda, porque mi corazón palpitaba más de lo ordinario y me faltaban las fuerzas (Salmo 21 y 37). Grité al Señor y me ha curado (Salmo 29). Mi viernes santo se ha convertido en domingo de Pascua. No asistí a la Vigilia Pascual, pero celebré la Eucaristía con los enfermos el domingo de Pascua por la tarde. Tenía “ganas” de anunciar que Cristo había resucitado, era verdad, yo mismo lo notaba en mi cuerpo mejorado. La Iglesia, contenta del triunfo de Cristo, cantaba llena de alegría: “Resplandece el Sol de Pascua, grita de alegría la tierra..., el Señor ha resucitado”. Resucitad con el resucitado, corred, haced experiencia. Está vivo. Ha resucitado. Esta realidad pascual ha coincidido con mi rápida curación, con el anuncio, tantas veces repetido por los médicos de que los resultados eran positivos; eran anuncios de vida, de resurrección, lo notaba en mi propio cuerpo, cada vez más mío. 4.3 En la enfermedad descubres otros valores En una carta de agradecimiento, enviada a la Dirección del hospital, decía que la enfermedad me había sido “beneficiosa”, porque me ha ayudado a reflexionar, ha sido una ocasión para detener la vida agitada, ‘estresada’, y también porque es una ocasión para la amistad y para darte cuenta de que, a tu alrededor, existen muchas personas buenas. Descubres personas nuevas en el hospital, en tu comunidad, en la vida de trabajo. Durante mi enfermedad me han acompañado los Superiores de mi Orden Hospitalaria; he tenido muy cerca las tres comunidades de la Isola Tiberina, el Servicio Pastoral, los Superiores y compañeros de trabajo del Pontificio Consejo, en Vaticano, muchas comunidades reli- giosas y laicos que han rezado por mi causa; he sentido cerca un “río” de oraciones, mucha solidaridad, muchos amigos, todos medicina del cuerpo y del espíritu que me han ayudado a superar la enfermedad con paz y serenidad. El dolor, la enfermedad suscita oraciones, es un momento para elevar al Señor súplicas. Como decía, yo he sentido que mucha gente ha rezado por mi curación . Yo también he rezado, como se reza cuando el cuerpo está roto, enfermo. Todos los días, durante la oración, pasaban por mi mente infinidad de rostros e instituciones. Y de modo particular lo he hecho el primer día que comencé a incorporarme en el trabajo, el 4 de abril, ofreciendo la Eucaristía en acción de gracias por mi curación y por todos los que habían contribuído a la misma: médicos, DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 enfermeras, comunidades, familia, personas amigas que han estado cerca con la técnica, con la solidaridad, con la amistad. He rezado por todos. 4.4 Terapia mediante la lectura y la música Me encanta leer. Termino el año con unos 50 libros leídos, pequeños y grandes. La lectura es tan necesaria como los alimentos. Decía San Bernardo que “un buen libro te enseña lo que has de hacer, te instruye sobre lo que has de evitar, y te muestra el fin a que has de aspirar”. Un vez pasada la primera “tormenta” de la enfermedad y recuperado, comencé poco a poco, por lecturas suaves, revistas informativas, los dos documentos últimos del Papa, a los sacerdotes y a los responsables de las Comunicaciones Sociales, Ravasi sobre la semana santa con textos de Bernanos, Claudel, Unamuno, Turoldo...; carta al Papa de Paolo Mosca; “Memoria e identità...”. Como “no tengo nada que hacer”, sino sólo cuidar mi salud, ésta ha sido una ocasión “privilegiada” para leer y también para escuchar música. He hecho un recorrido por los grandes maestros de la música: Mozart, Beethoven, Bach, Vivaldi..., Coros y órganos, cantos populares rusos, música de meditación y relajación. Canto gregoriano, trozos clásicos de semana santa y Pascua (Mandatum novum. Ubi caritas. Exultet, el Mesías, Aleluya de Händel...) ¡Cuánto me ha ayudado la música a “distraerme”, a serenarme, a elevar el espíritu, a curarme! ¡Cuánto cura la buena música! Es un buen medicamento. 4.5 “¡Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación!” Uno, durante el tiempo más crítico y duro de la enfermedad, experimenta una gran impotencia, no sólo en el cuerpo, sino en toda la persona. No tienes ganas de nada, ni de rezar “oficialmente”, se te cae el libro de las manos, no está tu cuerpo, ni tu mente, ni tu espíritu para la cantidad de salmos, lecturas, oraciones. Y elevas tu oración entrecortada, 71 DH n.60 spa 1-80 72 12-01-2006 10:21 Pagina 72 sencilla, ayudada de breves pensamientos de la Escritura, a veces de frases de santos. Recuerdo que, ya en Planta de hospitalización, cuando ya comencé a leer un poco, sin que se me nublaran los ojos, fui a mi despacho y cogí el libro de las Confesiones de S. Agustín; me caía “simpático” y apropiado eso de “tarde te amé...”, o “nos has hecho para tí y nuestro corazón no tiene paz hasta que no descanse en tí”. Todavía S. Agustín: “¿Por qué te has de preocupar? Quien te hizo, cuida de ti.” Y más tarde en las Obras completas de Santa Teresa de Avila busqué con avidez eso de “Nada te turbe”, la poesía 30 de la santa, donde invita a elevar el pensamiento, a aspirar a lo celeste. Estaba yo en tiempo bueno, positivo, reflexivo, oracional, y repasé, lentamente, varias veces esta poesía de la gran Teresa: Nada te turbe, Nada te espante, Todo se pasa, Dios no se muda, La paciencia Todo lo alcanza; Quien a Dios tiene Nada le falta: Sólo Dios basta. Fue para mí en esos momentos como una medicina espiritual. Si es verdad que he confiado mucho en la medicina, en las personas de saber, y me he “agrapado” para salir lo antes posible de mi enfermedad, he experimentado la presencia de Dios en mí a través de tantas “mediaciones”, personas que se han cruzado estos días en mi vida, animando, dando consejos. Esas “mediaciones”, esos textos breves de la Escritura y de otros autores, han sido medicina, porque me ha dado fuerza, esperanza, ganas de caminar. No puedo dejar de traer aquí un pensamiento de Teilhard de Chardin que me lo he “rumiado” varias veces. Dice así: “No te inquietes por las dificultades de la vida, por sus altibajos, por sus decepciones, por su porvenir más o menos sombrío. DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 QUIERE LO QUE DIOS QUIERE. Vive feliz. Te lo suplico. Vive en paz. Que nada te altere. Haz que brote, y conserva siempre sobre tu rostro, una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor continuamente te dirige. Cuando te sientas apesadumbrado, triste, ADORA Y CONFIA.” Podría seguir con mi experiencia, páginas y páginas, creo haber tocado aquello que más me ha sorprendido y he vivido. Experiencia y recuerdos compartidos. Muchas cosas humanas, pero también muchas cosas de Dios; El escribe, como decía el Papa Luciani, “no en bronce o en mármol, sino en el polvo de la tierra, para que quede bien claro que todo es obra, todo es mérito sólo del Señor”. S.E.Mons. JOSÉ L. REDRADO O.H. Obispo Titular de Ofena, Secretario del Pontificio Consejo para la Salud DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 73 La enfermedad de Alzheimer: una experiencia de sufrimiento y crecimiento PALAZZO DEL CAMPIDOGLIO, SALA PROTOMOTECA, ROMA 31 DE ENERO DE 2005 1. No obstante corra el riesgo de decir algo obvio, creo que es un deber anteponer que he aceptado la invitación de hablar en este calificado encuentro internacional no debido a una preparación médicoespecialista, que naturalmente no poseo, sino por mi cotidiana experiencia de hombre común y del ministerio sacerdotal que ejerzo desde hace muchos años, aunque no siempre en contacto directo con los pacientes y en especial con este tipo de enfermos. Como se observa a través de las estadísticas bien conocidas por los participantes en este encuentro, la enfermedad de Alzheimer afecta de modo considerable a nuestra sociedad. [Los expertos afirman que ella “representa la causa más común de demencia en la población anciana de los países occidentales”. Se calcula que afecta al 5% de las personas con más de setenta años e incluso al 20% de las personas con más de ochenta años de edad. Se considera que en Italia las personas afligidas por esta enfermedad son cerca de 700,000 de las cuales 50,000 en la región Lacio y que aumentarán debido al crecimiento de la expectativa de vida1. En Estados Unidos, las estadísticas hablan de aproximadamente 3-4 millones de enfermos del morbo de Alzheimer. El gasto público alcanza a cerca de 500 mil millones de dólares por año y el costo anual para seguir a un paciente afligido por esta enfermedad es de cerca de 47,000 dólares]2. Esta enfermedad constituye una tragedia a menudo silenciosa, pero poderosa para quien sufre de ella, para sus familiares y los que les ayudan o sustituyen en la asistencia a los pacientes, para los médicos y la misma colectividad. Los medios de comunicación social han llamado la atención del mundo el año pa- sado sobre este mal, con ocasión de la muerte de un ex Presidente de Estados Unidos, que desde hacía varios años sufría de esta enfermedad, cuyo proceso evolutivo puede llegar a 8-10 años después del diagnóstico inicial3. Personalidades de la economía, de la política, de la medicina y de la religión que se reducen en la fase final de la enfermedad a un estado de vida por lo menos aparentemente vegetativa, luego de un período más o menos largo de pérdida progresiva del uso de las facultades conoscitivas y volitivas. La enfermedad de Alzheimer aparece en torno a los 5060 años y está vinculada con procesos de lesión de la corteza cerebral. En el 25% de los casos encontramos un factor familiar. El exordio es solapado y marcado por déficit modesto de alguna de las funciones simbólicas (dificultad para hablar, escribir, leer, empleo de instrumentos), por cierta desorientación temporal y espacial, por falta de memoria con respecto a hechos recientes. Esto último empeora rápidamente mientras toma importancia el decaimiento intelectual, sobre todo de la crítica y del juicio. La incapacidad de orientarse en el tiempo y en el espacio se vuelve más dramática debido a la tendencia de alejarse de casa. Las funciones simbólicas aparecen muy alteradas. La actividad es desordenada, incongruente, absurda, o se reduce hasta llegar a la apatía. Pueden aparecer señales de carácter psicótico (delirios de prejuicios) y fenómenos crepusculares. A menudo estos pacientes manifiestan desinterés en todo, descuidan su persona, se repliegan sobre sí mismos, hay en ellos una tendencia a la melancolía. También son frecuentes las manifestaciones de ansia, una fácil irritabilidad, la incontinencia emocional, los desórdenes del DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 comportamiento (especialmente sexuales). Durante cierto tiempo puede permanecer una conciencia parcial de enfermedad que empeora el sufrimiento del enfermo y lo lleva a poner en acto una serie de subterfugios para escapar a la observación y a la intervención de los familiares. La evolución es larga, a veces está marcada por remisiones parciales y transitorias. El Yo demencial se caracteriza porque compromete no sólo los instrumentos de la mente, sino también su patrimonio mental. Por consiguiente, se puede afirmar que la demencia realiza la más grave forma psiquiátrica de ‘deshumanización’ del hombre. Aunque el demente no esté fatalmente condenado a esta deshumanización, no se puede negar que la tentativa de recuperación es extremadamente difícil y generalmente decepcionante. 2. Este cuadro clínico, que hemos recordado no con el fin de mostrar algo a los ilustres participantes en este Congreso (que sin duda podrán modificarlo, corregirlo e integrarlo gracias a sus conocimientos y experiencias), sino para focalizar el problema, nos ayuda a entender algo más sobre el efecto devastador de este terrible mal en la persona afectada, que se puede resumir de este modo: – bajo el perfil físico: decaimiento general progresivo; – bajo el perfil psíquico: ansia, depresión, pérdida de la memoria y de la conciencia de sí mismo; – bajo el perfil moral: humillación y frustración por las pérdidas advertidas, mientras dura el uso de la razón que terminará con la pérdida total o (por lo menos) aparente de ella. He constatado personalmente la lucha de un cohermano y amigo mío, que había desempeñado dignamente cargos de 73 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 74 gran responsabilidad en la diplomacia eclesiástica, contra el inexorable progreso del mal. He tenido conocimiento del drama de muchas personas más sobre todo por confidencias de familiares, necesitados de consolación y de apoyo sobre todo moral y religioso. Al sufrimiento de los pacientes se añade el de sus familiares: especialmente la humillación moral al asistir a la progresiva devastación de la personalidad de sus seres queridos que se vuelven moralmente irreconocibles a sus ojos (muy amorosos y muy equilibrados como padres y madres durante su vida precedente, que acusan 74 a sus familiares de traiciones y de violencias; profesores universitarios autores de numerosas publicaciones de elevado valor, que se reducen a una total incapacidad de pensar y de expresarse; renombrados hombres de ciencia que se vuelven capaces sólo de reirse continuamente), la dificultad para brindar una asistencia delicada y fatigosa, el pesado condicionamiento de la actividad profesional, política, cultural, el peso económico por soportar, la impaciencia ante las reacciones del enfermo y la tentación de abandonarlo y rechazarlo incluso en forma drástica. También es considerable el impacto negativo en las personas que asisten a los pacientes, o que en forma parcial o total sustituyen a los familiares, sea a domicilio que en las estructuras especializadas. El tratamiento a los pacientes es difícil y frustrante incluso para los mismos médicos tanto bajo el perfil humano como de aquel profesional ya que no existe una terapia específica y por que, de algún modo, el objetivo primario de esta consiste en la mejora a largo plazo de los malestares y de los déficit neurológicos asociados, y en último análisis, al verificarse una progresiva e inexorable destrucción de la persona humana en aquellas propiedades que la caracterizan (inteligencia y voluntad). La enfermedad de Alzheimer interroga a la misma sociedad, que está llamada a sostener, integrar y, si es el caso, a sustituir la obra de los familiares y a poner a disposición medios y estructuras para una asistencia adecuada. El grado de civilización de una sociedad se mide por el modo como provee a las necesidades de sus miembros en general y especialmente de aquellos enfermos y en forma particular de este tipo de enfermos. 3. La tragedia devastadora de la enfermedad de Alzheimer, que causa abundante sufrimiento físico y moral, ¿es o puede ser ocasión de crecimiento para quien de algún modo está involucrado en ella? Una respuesta de esperanza realista y no simplemente consolatoria no puede prescindir de una premisa antropológica común, en la que pueden verse involucrados también quienes – aún encontrándose en una posición de duda y de dificultad en campo religioso – no son prisioneros de apriorismos ideológicos. La tradición humanista de nuestra cultura, que ha inspirado también nuestra Constitución (no siempre interpretada correctamente), reconoce que la persona humana en todo el arco de su existencia está dotada de una dignidad original trascendente, en la que se fundan derechos legítimos del mismo sujeto y deberes inderogables. Según esta visión ampliamente compartida, no obstante desviaciones y regresiones episódicas o incluso bajo ciertos aspectos permanentes, la persona humana vale por lo que es, no sólo por lo que hace o por lo que posee. Sólo por el hecho de existir ella tiene un valor, un significado, una finalidad y una DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 misión que gratifica a sí misma y a los demás, debido a su necesaria dimensión social. En esta perspectiva, aun sólo humana, la persona nunca puede ser, ni debe sentirse inútil para sí y para los demás. De igual modo, nadie se debe arrogar el poder de considerarla inútil. “Precisamente por ser persona, entre todas las criaturas el hombre está revestido de una dignidad única. Cada hombre es fin a sí mismo y nunca debe ser utilizado como simple medio para alcanzar otras metas, ni siquiera en nombre del bienestar y del progreso de toda la comunidad”4. Por otro lado, la visión antropológica que deriva de la fe cristiana, radicada en nuestro pueblo no obstante las apariencias contrarias y emergentes precisamente en los momentos difíciles de la vida personal y en las situaciones dramáticas de la vida asociada, nos dice que Dios, al crear al hombre a su imagen, quiso hacerlo partícipe de su señoría y de su gloria. Al confiarle la tarea de ocuparse de toda la creación, tuvo en cuenta su inteligencia creativa y su libertad responsable. El Vaticano II, al escrutar el misterio del hombre siguiendo las palabras de Cristo (cfr. Jn 17, 21-22), nos ha abierto horizontes impracticables a la razón humana. En la Constitución Gaudium et spes puso explícitamente el acento sobre “cierta semejanza entre la unión de las personas divinas y la unión de los hijos de Dios en la verdad y en la caridad” (n. 24). Cuando Dios dirige su mirada al hombre, la primera cosa que ve y ama en él no son las obras que logra hacer, sino la imagen de Sí mismo; esa imagen que permite que el hombre tenga la capacidad de conocer y amar a su Creador, de gobernar a todas las criaturas terrenas y de servirse de ellas para gloria de Dios (cfr. Ibidem, 12). Por esta razón la Iglesia reconoce en todos los hombres la misma dignidad, el mismo valor fundamental, independientemente de cualquier otra consideración que pueda derivar de las circunstancias. Por tanto, y es muy importante, independientemente de que di- DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 75 cha capacidad no se pueda actuar porque está impedida por una dificultad mental. Esta concepción del hombre, hecho a imagen y semejanza de Dios, no sólo está confirmada por la Revelación neotestamentaria, sino que sigue enriqueciéndose. San Pablo afirma: “Pero al llegar a la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva” (Ga 4, 4-5). El hombre, por tanto, en virtud de la gracia, participa realmente de esta filiación divina, conviertiéndose en hijo de Dios en el Hijo”5. El enfermo cristiano, al configurarse en el bautismo a Cristo doliente, crucificado, muerto y resucitado, es de manera totalmente especial imagen del Cristo que sufre, que con su muerte destruye la muerte y con su resurrección da a todo el hombre, alma y cuerpo, una nueva vida. Con ocasión de la Conferencia Internacional promovida por el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios sobre el tema “A imagen y semejanza de Dios: ¿siempre? Los enfermos mentales” el Cardenal Joseph Ratzinger hablaba así de las personas que sufren mentalmente: “Imágenes de Cristo que hay que honrar, respetar, ayudar en lo posible, ciertamente, pero sobre todo imágenes de Cristo portadoras de un mensaje esencial sobre la verdad del hombre. Un mensaje que a menudo se tiende a olvidar: nuestro valor ante Dios no depende de la inteligencia, ni de la estabilidad del carácter, ni de la salud, que nos permiten tantas actividades de generosidad. Estos aspectos podrían desaparecer en cualquier momento. Nuestro valor ante Dios depende solamente de la opción que hayamos hecho de amar lo más posible, de amar lo más posible en la verdad. Decir que Dios nos ha creado a su imagen, significa que El ha querido que cada uno de nosotros manifieste un aspecto de su infinito esplendor, que El tiene un proyecto para cada uno de nosotros, y que cada uno de nosotros está destinado a entrar, siguiendo el propio itinerario, en la felicidad eterna. La dignidad del hombre no es algo que salta a la vista, no se puede medir ni calificar, escapa a los parámetros de la razón científica o técnica: pero nuestra cultura, nuestro humanismo, han hecho progresos sólo cuando esta dignidad se ha vuelto más universal y ha sido plenamente reconocida por un número cada vez mayor de personas. Toda marcha atrás en este movimiento de expansión, toda ideología o acción política que coloque a algunos seres humanos fuera de la categoría de los que merecen respeto, indicaría un retorno a la barbarie. Lamentablemente, sabemos que la amenaza de nuestra barbarie gravita siempre sobre nuestros hermanos y hermanas que sufren una limitación o una enfermedad mental. Una de nuestras tareas como cristianos es dar a conocer, respetar y promover plenamente su humanidad, su dignidad y su vocación de criaturas a imagen y semejanza de Dios”6. 4. Partiendo de esta premisa se puede elaborar una estrategia del crecimiento para las personas afligidas por la enfermedad de Alzheimer y para los que de algún modo resultan implicados. Obviamente, se trata de un crecimiento en humanidad y en espiritualidad. A menudo, este crecimiento ocurre en el enfermo antes de la fase terminal de la enfermedad. El sufrimiento – al igual que todas las demás condiciones humanas – es en sí ambivalente: puede acercar a Dios, si es “leido” con los ojos de la fe y de la recta razón, o alejar de El si es considerado según la lógica del bienestar como fin a sí mismo. Si el dolor es un misterio, también lo es la reacción frente a él, que sólo Dios puede aclarar. Frente al enigma del dolor Dios “ha respondido al interrogante sobre el sentido que llevamos en el corazón en estos momentos no a través de una explicación racional (o, mejor, racionalista ndr.), sino a través del compartir compasivo. Cristo se ha hecho hombre y ha DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 muerto para vencer nuestra muerte”7. “¿Dónde estabas, Señor, cuando sufría tanto?”, le preguntó S. Catalina de Siena cuando se le apareció Jesús. “Estaba junto a tí para cargar la cruz”, fue su respuesta. El crecimiento del enfermo tiene lugar mediante la recuperación o la profundización de la fe que lleva a aceptar la propia condición de limitación y a “descubrir con gozo la misión particular que le ha sido confiada en el Cuerpo místico de la Iglesia: en unión con Cristo doloroso, él puede colaborar en la salvación de la humanidad, valorando su oración con la ofrenda de su sufrimiento (cfr. Col 1, 24)”8. Considerándolo en esta perspectiva, el sufrimiento es la ocasión de un recorrido interior que, en virtud de la unión con la Pasión redentora, purifica y repara el mal propio y el de los demás, volviéndose salvífico hasta introducir en la vida mística – como las grandes figuras de santos del pasado y también muy recientes nos enseñan en sus escritos como Santa Teresa de Avila y Santa Teresa del Niño Jesús, Santa Faustina Kowalska, el beato Gaetano Catanoso y la Sierva de Dios María Pía Mastena y especialmente con su muerte en los hornos crematorios, Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) y San Maximiliano Kolbe. La profundización de la fe amplía las fronteras del amor – podríamos citar al respecto las palabras de S. Agustín: “Si angustiantur vasa carnis, dilatentur spatia caritatis”9 – y abre a la esperanza sobrenatural que lleva a exclamar: “Yo creo, ¡resucitaré, mi cuerpo verá el Salvador!”10. Incluso en la fase terminal, cuando el pobre cuerpo del enfermo parece reducirse a una masa de carne que vive sólo de vida vegetativa, es siempre un icono de Cristo, un templo del Espíritu Santo, que debemos honrar, respetar y amar aún más que el templo de piedra. La Iglesia ejerce este respeto también después de la muerte incensando los restos mortales en el momento del último saludo. Cada uno de nosotros sabe por la vivencia de otros que es- 75 DH n.60 spa 1-80 76 12-01-2006 10:21 Pagina 76 to es difícil: “Sé lo que debería hacer – decía un santo – pero no sé lo que haré”; con la gracia de Dios todo es posible. Un discurso parecido vale también para los familiares del enfermo y para las personas que los ayudan o sustituyen en la asistencia. Ver a Cristo en el ser querido enfermo, incluso en los momentos de mayor devastación humana, y dedicarse a él siguiendo el ejemplo de Catalina de Siena y de Francisco de Asís, de Damián Veuster el apóstol de los leprosos..., encaminarlo y acompañarlo por los senderos de la esperanza cristiana: ¡es una escuela de crecimiento en humanidad y en espiritualidad! Gracias a Dios son numerosos estos heroísmos escondidos y de ellos soy testigo privilegiado gracias a mi ministerio. También el médico puede lograr un crecimiento ocupándose de los enfermos de este morbo, así como de los demás enfermos, tanto bajo el aspecto profesional, enriqueciendo su conocimiento y experiencia, como bajo el perfil humano aumentando su empatía hacia el paciente, teniendo en cuenta la dignidad del enfermo como persona humana y como hermano en Cristo. Pero también la sociedad civil puede y debe crecer proporcionando adecuadas estructuras especializadas para curar al enfermo, sosteniendo e integrando y, si fuese necesario, sustituyendo a la familia según el principio de subsidiaridad o dotándole de personal preparado adecuadamente. Asimismo, la misma comunidad eclesial puede y debe crecer asegurando a los enfermos de Alzheimer en su domicilio y en los centros especializados de asistencia una cuidadosa atención pastoral no sólo con sacerdotes sino también con agentes de pastoral (por ejemplo con ministros extraordinarios de la Eucaristía y con personas que visiten a los enfermos y a sus familias y les aconsejen, consuelen y apoyen). Esta estrategia del crecimiento no excluye a los enfermos de otras confesiones o de otras denominaciones religiosas o de diferentes convicciones ideológicas porque Dios llama a todos a su casa sin violentar la voluntad, que la quiere libre pero también responsable de responder. Dicha estrategia es una propuesta que permanece abierta incluso a quien momentánea o permanentemente la rechaza, hacia el cual permanece íntegro nuestro respeto y nuestro amor, aunque esté unido al dolor de ver rechazada una oportunidad decisiva para su suerte. Al respecto, me agrada recordar el relato del sacerdote belga Eduardo Poppe, elevado por Juan Pablo II a los altares. En el territorio donde ejercía su ministerio pastoral, vivía un enfermo alejado de los intereses religiosos. El sacerdote iba a visitarlo y por respeto a sus convicciones, discutía con él sobre temas culturales. Después de cierto tiempo su Pastoral de los Agentes Sanitarios el 11 de febrero de 198512, y que específicamente sobre este tipo de enfermedades dirigió elocuentes discursos a los participantes en las Conferencias Internacionales organizadas por dicho Dicasterio de la Curia Romana, por ejemplo aquella: – sobre la enfermedad mental (28-29-30 de noviembre de 1996)13; – sobre la depresión (13-1415 de noviembre de 2003)14; – sobre los cuidados paliativos (11-12-13 de noviembre de 2004)15. En la misma línea tenemos el Mensaje de cuaresma del 200516. Sus palabras, algunas de las cuales hemos mencionado, pueden orientarnos en nuestra reflexión sobre la enfermedad de Alzheimer, que nos lleva a inclinarnos sobre nuestro prójimo que sufre con el ánimo del buen Samaritano siguiendo las palabras que Cristo dirigió al doctor de la ley: “Vete y haz tú lo mismo”17. S.E. Mons. BRUNO BERTAGNA Secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos Notas GATTANI L., Vademecum Alzheimer. BIRD T., Enfermedad de Alzheimer y otras demencias primarias, en Principios de medicina interna a cargo de Harrison, p. 2673-2677. 3 Ibidem, p. 2674. Internet: Alzheimer, a cargo de AfaR. 4 JUAN PABLO II, Discurso con ocasión de la Conferencia Internacional sobre la enfermedad mental, Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios (Roma 28-30 de noviembre de 1966) en L’Osservatore Romano, 1º de diciembre de 1996, p. 5. 5 Ibid. p. 5. 6 Dolentium Hominum n. 34 (año XII, Nº 1), p. 19. 7 CAFFARA Carlo, Arzobispo de Bolonia, Homilía con ocasión de la Santa Misa por las víctimas de Crevalcore, 14 de enero de 2005. 8 JUAN PABLO II, Discurso en la Plenaria del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, L’Osservatore Romano, 22 de enero de 2005. 9 S. AGUSTIN, Sermón 69, 1, PL 38. 10 NELLA CASA DEL PADRE, Io credo risorgerò, n. 600, p. 480. 11 AAS 76 (1984) 235-238. 12 Motu propio Dolentium Hominum, en AAS 77 (1985) pp. 459-461. 13 L’Osservatore Romano, 1º de diciembre de 1996, p. 5. 14 L’Osservatore Romano, 15 de noviembre de 2003, p. 5. 15 L’Osservatore Romano, 13 de noviembre de 2004, p. 5. 16 L’Osservatore Romano, 28 de enero de 2005, p. 4. 17 Lc 10, 37. 1 2 interlocutor le preguntó a quemarropa: “¿Cuándo se decide a hablarme de Dios?”. En otro caso, el interlocutor estaba cerrado a la perspectiva religiosa, aunque recibía por cortesía al sacerdote y le permitía encender una vela ante una imagen sagrada que tenía en casa – lo cual el P. Eduardo hacía toda vez que lo visitaba. Una noche se dio cuenta que el sacerdote no tenía fósforos y le dijo: “¿Desea un fósforo?”. A partir de esa pregunta comenzó el diálogo religioso. 5. Concluyo revelando la particular sensibilidad de Juan Pablo II que dedicó al dolor en general la Encíclica Salvifici doloris11, además de otros discursos pronunciados en varias circunstancias, de la institución del Pontificio Consejo para la DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 77 Nota sobre la Jornada Mundial de la Salud Mental 10 DE OCTUBRE 2005 Con ocasión de la Jornada Mundial de la Salud Mental que este año tiene como tema: “Salud mental y física durante toda la vida”, en mi calidad de Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, deseo hacer una reflexión para expresar la viva atención que la Iglesia pone en los problemas de la sanidad y de la salud. La salud es un patrimonio inestimable y para todos ella es fundamental para garantizar la paz y la justicia entre los pueblos. La condición sanitaria de cada uno de los individuos, de las familias, de las comunidades y de las naciones se determina según variables ambientales, biológicas, psicosociales, socio-culturales, espirituales, económicas y políticas, que interactúan entre sí. Hay factores económicos que afectan a la planificación y la actuación sanitaria así como el acceso a los cuidados sanitarios, la responsabilidad de los dispensadores de servicios sanitarios, la calidad y los resultados de los tratamientos, la intensidad y la amplitud de la investigación y de la formación. La promoción de la salud, la prevención de las enfermedades y una comparticipación de los riesgos conexos con la salud (ambientales, comportamientos de elevado riesgo – incluido el humo, las enfermedades sexualmente transmisibles, el abuso de sustancias estupefacientes y la dependencia – violencia y enfermedades), en el sentido más amplio, son responsabilidades conjuntas de planes nacionales sanitarios, compañías, gobiernos y dispensadores de servicios sanitarios. Dichas consideraciones, asumen particular importancia en el ámbito de la salud mental. La Organización Mundial de la Salud hace notar que 450 millones de personas en el mundo están afectadas por problemas mentales, neurológicos o de comportamiento y que 873 mil personas se suicidan cada año. La dificultad mental constituye una real y verdadera emergencia socio-sanitaria: el 25% de los países no cuenta con una legislación adecuada; el 41% no tiene una política definida sobre la salud mental; en más del 25% de los centros sanitarios los enfermos no tienen acceso a los medicamentos psiquiátricos esenciales; el 70% de la población dispone con menos de un psiquiatra por cada 100,000 personas. Los transtornos mentales afectan sobre todo a las poblaciones desfavorecidas desde el punto de vista intelectual, cultural y económico. Millones de criaturas están obligadas a llevar en sus cuerpos y en sus mentes las consecuencias de una alimentación escasa, de conflictos armados y de acontecimientos catastróficos naturales gigantescos con su pesada carga de morbilidad y mortalidad. Urge una fuerte acción preventiva de las enfermedades mentales. El diagnóstico precoz, la intervención ante las primeras señales de dificultad y de sufrimiento, la realización de medidas específicas de intervención, constituyen un instrumento primario para la tutela de la salud mental. Es necesario garantizar la difusión de una educación real a la salud y promover estilos de vida sanos coherentes con una cultura de los valores. La misma ciencia médica reconoce una relación muy estrecha entre la manifestación o el agravamiento de algunas patologías y transtornos mentales y la actual crisis de valores. Una confirmación de esto es la interdependencia entre SIDA, drogradicción y uso desordenado de la sexualidad. No se puede callar frente a la continua agresión a la serenidad y al equilibrio mental, constituida por modelos sociales que conducen a la instrumentalización del hombre y a peligrosos condicionamientos de su libertad. La crisis de valores y la afirmación de desvalores que aumentan la soledad, hacen caer las tradicionales formas de cohesión social, rompen los grupos de agregación, en particular en el plano cultural y desacreditan la institución de la familia. También la mentalidad domiDOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 nante de nuestras sociedades, cada vez más cerradas y egoístas, lleva a remover el sufrimiento y a marginarlo, con graves consecuencias sobre la salud mental de los ciudadanos. La Iglesia católica siempre ha brindado su aporte ya sea para prevenir que para asistir a los enfermos mentales y a sus familias en el plano médicoasistencial, social, espiritual y pastoral. Nosotros estamos convencidos de encontrar especialmente en los enfermos mentales la preciosa imagen de Dios que en el Cristo doliente, como dice el profeta Isaías “no tenía ni apariencia ni presencia; y no tenía aspecto que pudiésemos estimar” (Is 53, 2); es allí que se encuentra la fuerza redentora de toda la humanidad. Como consecuencia, son muchos los proyectos y los programas de formación, prevención y de asistencia, cuidado y seguimiento pastoral de los enfermos, que las iglesias locales, los institutos religiosos y las asociaciones laicales llevan adelante con amor, sentido de responsabilidad y espíritu de caridad. Mediante su acción demuestran que la enfermedad de la mente no crea fosos insormontables ni impide relaciones de caridad cristiana auténtica con quien se encuentra en la situación de víctima. Por tanto, dirijo esta reflexión a todos los responsables de la sociedad encargados de vigilar sobre la salud pública a fin de que traten de encontrar una ayuda urgente a favor de estos enfermos, muchos de los cuales se encuentran en las calles o en sus familias donde no pueden recibir la ayuda técnico-científica que necesitan; y dispongan de instrumentos eficaces para defender el derecho elemental de acceder a los cuidados y a la equidad en la salud en el respeto pleno de la integridad y de la dignidad del enfermo. S.Em. Card. JAVIER LOZANO BARRAGÁN Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud Santa Sede 77 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 78 Comisión Episcopal para la Pastoral de la Salud de la República Centroafricana RESUMEN DE LA CONASAN (COORDINACIÓN NACIONAL DE LA SALUD) EN LA RCA/ACERAC: JUNTOS POR LA VIDA Y LA SALUD. JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO, 11 DE FEBRERO DE 2005 Ficha de identidad del país 78 – Superficie 623,000 km2; 3,5 millones de habitantes; – lugar ocupado en el HDI (Human development index): n. 172 de 182 países; – expectativa de vida: 49 años en 1988 y 44 años en 1998; – tasa de alfabetización: 67% en la escuela primaria y 20% en la secundaria, menos del 40% son chicas; – mortalidad materna: 683/100,000 nacimientos en 1975; 948/100,000 nacimientos en el 2000; – mortalidad infantil (por debajo de cinco años): 194,0 %0 en el 2000; – pobreza absoluta, antes de la destrucción de un tercio del país (2002-03): 64% de la población. Contexto La prevalencia del VIH/AIDS en la RCA, con el 21% en las zonas urbanas y el 34% en las zonas rurales, es la más elevada de todos los países subsaharianos del Africa francófona. Un decenio de revueltas y desórdenes militares y políticos, y la guerra civil no han favorecido una acción intensa, concertada y continuada de parte del Estado en la lucha contra el SIDA. Las realizaciones de la Iglesia/CONASAN – Existe una red ecuménica de las Iglesias a favor de la salud (ASSOMESCA, con 170 especialidades sanitarias) dentro de la cual obra particularmente CONASAN (Coordinación nacional católica de la salud) que comprende una Oficina nacional y 9 equipos de coordinación diocesana de la salud con personal sanitario formado por 486 personas, que obra en 114 especialidades sanitarias. Desde hace 50 años, la Iglesia siempre ha apoyado de manera sustancial y directa a las estructuras estatales, con inversión y presencia de 22 religiosas en igual número de hospitales públicos. – En el 2004, se ha firmado una convención entre Estado/Ministerio de la Salud e Iglesia/CONASAN para regular la cooperación entre los dos partners que se ocupan de la salud de la población. – La Iglesia es la portavoz, la voz de los que no tienen voz y hace todo lo posible para garantizar el acceso financiero a los cuidados de parte de los más pobres (2/3 de la población). – Durante y después de la guerra civil (2002/03), la Iglesia ha lanzado con gran éxito, mediante un consorcio de 6 financiadores internacionales (CRS, UNICEF, etc.), un proyecto de urgencia sanitaria denominado TALITA KUM, que ha permitido la supervivencia de un millón de personas, curadas en un centenar de hospitales o centros sanitarios (sobre todo públicos). A menudo se manifiestan agradecimientos como el siguiente: «¡Todos nos han olvidado, pero Dios no nos abandona: la Iglesia ha permanecido con nosotros y ha arrancado nuestras vidas a la muerte!». Comité Episcopal Nacional frente al SIDA en la RCA (= CENFAS) – Desde el ACERAC en el 2001, la coordinadora de la DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 CONASAN reune como «mainstreaming officer» 9 comisiones episcopales sociopastorales que han lanzado el programa EVA (Educación a la Vida y al Amor) no sólo en las escuelas o entre los grupos de jóvenes, sino también en las parroquias y movimientos. Dicho programa tiene como grupo “target” a parejas presentadas como modelos para acompañar a los jóvenes y promover una cultura de la comparticipación dentro de la familia y entre padres y jóvenes en etapa de pubertad. – Durante los últimos tres años, se ha formado a 118 educadores, 2/3 de los cuales son parejas. Más de 5700 participantes han seguido también sesiones que han durado de 1 a 7 días. – Se ha realizado una programación para todo el año 2005 con el fin de valorar las actividades de la Iglesia en las 9 diócesis en materia de SIDA, una mejor coordinación y una movilización de las parroquias. Nuestras preocupaciones y acciones prioritarias – Garantizar a las poblaciones el acceso financiero y geográfico para los cuidados; – Mejorar la calidad de los cuidados preventivos y curativos; – Promover la salud física, espiritual y moral hacia un comportamiento social y sexual responsable («¿Dónde está tu hermano?»). Nuestros retos – Pobreza material y educativa de una gran parte de la población; DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 79 – Reconstrucción de 2 diócesis después de los saqueos y las destrucciones; – Confiabilidad y auto-financiación de los servicios sanitarios de la CONASAN; – Duración de los servicios y de los recursos humanos (africanización); – Brujería, falsas creencias, marginación y SIDA En la República Centroafricana, los infectados de HIV/SIDA mueren mucho más de soledad, de depresión, de temor y de discriminación que de infecciones oportunistas – esto nos interpela como Iglesia. En efecto, la Iglesia tiene un aporte específico que ofrecer trabajando para el desarrollo de las almas de nuestras poblaciones enfermas. Siguiendo el ejemplo del Buen Samaritano (¡que ni siquiera era enfermero!), su aporte específico debe ir mucho más allá de los cuidados del cuerpo y ofrecer un sostén espiritual a los enfermos. Sería auspiciable aprovechar mucho más dos instrumentos católicos específicos: – El Sacramento de la Eucaristía ¿no nos fue donado para reforzar nuestra comprensión que Dios se deja incluso comer con tal de asegurarnos su presencia y protegernos de todo mal, más que un escudo? – El Sacramento de la Unción de los Enfermos ¿acaso no nos ha sido donado como fuerza y gracia para encaminar nuestra vida hacia Dios (y no como anuncio de muerte)? ¿Como hacer para que la oración, la misa, las palabras y los actos concretos de solidaridad entre los cristianos se vuelvan una realidad única? De este modo podremos mostrar a todos los que sufren que «donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, yo (Jesús, Dios) estoy en medio de ellos» (Mt 18,20). Dr. REGINAMARIA EDER Coordinación Nacional 79 DOLENTIUM HOMINUM N. 60-2005 DH n.60 spa 1-80 12-01-2006 10:21 Pagina 80 www.healthpastoral.org - e-mail: [email protected]