DLU edicion 61 - De La Urbe

Transcripción

DLU edicion 61 - De La Urbe
P E R I O D I S M O U N I V E R S I TA R I O PA R A L A C I U D A D
AÑO 13
#
En el trajín
de la muerte
FAC U LTA D D E C O M U N I C AC I O N E S / U N I V E R S I D A D D E A N T I O Q U I A
MEDELLÍN, OCTUBRE DE 2012 ISSN16572556
61
2 Mirada
Daniel Palacio Tamayo. [email protected]
P
Fotografía: Julio César Londoño
El Centro
es un
hervidero
de asuntos
sin resolver
resente. Los titulares de prensa hablan de salvar 56 manzanas del Centro de
Medellín. Su propósito lo acompañan en las portadas con fotos de escuadrones de la Policía, de Espacio Público y de agentes de Tránsito, que forman
en la plazoleta de La Alpujarra, preparados para ese rescate.
Pasado. Eulalia Hernández Ciro, historiadora y magíster en Estudios Socioespaciales, recuerda que en el proceso de investigación de su tesis de maestría encontró
una foto “de un montón de policías con sus motos en el Parque de Bolívar” -cuando
apenas llegaban a la ciudad las primeras motocicletas- que buscaban reforzar la seguridad del Centro de la ciudad.
De la misma manera, como la presentación de esos dos planes de seguridad para
el Centro se transformó de fondo, los íconos de Medellín han cambiado y los lugares
donde se concentra el poder, también. “En la ciudad, siempre se ha creído que los
problemas se arreglan aumentando la fuerza pública y con todo esto de la política de
los defensores del espacio público”.
Presente. La Oficina de Espacio Público de Medellín, ubicada en las Torres de
Bomboná, fue atacada el primero de octubre, seis días después de la presentación del
Plan de Intervención del Centro.
Pasado. “La dimensión del espacio público se ha limitado a las ventas callejeras
y lo que se ha querido es limpiar esos sectores, pero sin pensar en todo lo que eso
implica para la gente que no tiene nada más que hacer”, asegura Eulalia en su tesis
Geografías del Desarrollo en el Centro de Medellín 2009-1950. Espacios, tiempos y
poderes. Para ella, la historia de los sectores pobres de la ciudad no se ha tenido en
cuenta en los momentos de transformación; han primado los intereses de las élites.
El ideal antioqueño que se ha priorizado ha influido en la configuración de la ciudad
y sus centros económicos y de poder, así como en la destrucción de vestigios arquitectónicos con los que contaba desde el siglo XVIII.
En 1950, Wiener y Sert diseñaron un Plan Piloto para Medellín, ciudad que admiraron por sus características. Sin embargo, por la inestabilidad política, tuvieron
muchos inconvenientes en la implementación del Plan. Uno de ellos: el crecimiento
desmedido de la población a causa de la violencia y el proceso de industrialización.
Pero se conservó una idea: extender el Centro hacia el Sur, incluyendo los edificios
administrativos que antes estaban repartidos en cercanías de la carrera Carabobo:
la Gobernación en el hoy Palacio de Cultura, la justicia en el Palacio Nacional y la
Alcaldía en el hoy Museo de Antioquia.
Pasado. Donde es hoy La Alpujarra había unos tugurios, “uno siempre piensa
que eso ha sido así”, anota Eulalia, al tiempo que recuerda que esto se hizo con el
propósito de acortar tiempo y costos de desplazamiento de los ciudadanos y ganar en
eficiencia de los funcionarios.
Presente. La Alpujarra muere a medida que cae la noche. Su plazoleta se cierra
y se le niega el tránsito al ciudadano. Eulalia anota en su tesis -ganadora en 2012 de
la Mención de Honor en el Premio Nacional a la Investigación en Antropología, Arqueología e Historia que otorga el Instituto Colombiano de Antropología e Historia
(ICANH)- que “en términos socioespaciales la ciudad vivió un intenso proceso de segmentación, segregación: territorios negados, lugares considerados como peligrosos,
signados por la muerte y generadores de miedo”.
Pasado. En términos económicos, el mercado en el Centro de Medellín estuvo
asociado a la plaza pública. Los alimentos se vendían, primero, al aire libre en el
Parque de Berrío -donde hoy se hacen los músicos populares-; luego, las ventas se
trasladaron a la Plaza de Mercado Cisneros, que era cubierta como un proceso de
higienización (muy propio de los antioqueños) para, además, valorizar esos lotes que
serían, en unos años, el polo de desarrollo. Lo que se hizo allí fue una verdadera
“operación inmobiliaria”, asegura Eulalia. No era extraño ir a Guayaquil a tomarse
un ‘poncherazo’: fotografía ante un telón con un paisaje de fondo y un caballo para la
escena; los fotógrafos también fueron removidos del sector. Para Eulalia, con seguridad, sería una bonita tradición que se podría conservar si no se hubiera reprimido. Y
se buscó la ‘rehabilitación’ del sector de La Alpujarra con el propósito de “legitimar,
para sancionar jurídicamente la ocupación ilegal de los espacios y de esta forma articularlos efectivamente”.
Pasado cercano. En los años 90 se inició la expansión de La Alpujarra con la
construcción del Edificio EPM, el Palacio de Exposiciones y el Teatro Metropolitano.
Todo el sector representa el ideal de progreso antioqueño, con una ciudad turística
que presta servicios y realiza grandes eventos. Mientras que el “Centro de la ciudad
ha sido abandonado por algunos sectores económicos y estratos sociales; el espacio
público ha sido tomado por la población marginada de la actividad económica, a la
que la ciudad no le brinda otros espacios y posibilidades para su desarrollo personal
y familiar”.
Fotografía: Natalia Botero
La situación del Centro es tensa. Las manifestaciones
vividas a comienzos de octubre evidenciaron problemas
no resueltos. El corazón de Medellín es un hervidero
de contradicciones, desplazamientos, segregaciones,
segmentaciones, imposiciones y propuestas. Una tesis
galardonada da cuenta de esta historia hilvanada por
un único ideal: el progreso del hombre paisa.
No. 61 Octubre de 2012
3
El nuevo edificio de EPM se convirtió en un ícono de la ciudad que, junto al
Metro, en la década del 90 mostraron la capacidad de resistir a los años más aciagos
de las instituciones y un decisivo proceso de renovación urbana.
Uno de los proyectos más particulares fue el Parque de los Pies Descalzos. Eulalia retoma en su trabajo una de las discusiones que se dieron en el Concejo de
Medellín: “Una ducha para pobres, cómo la administración había gastado [plata] en
una ducha pública para gamines”. La solución pasó por la prohibición y terminó en
la regulación.
Pasado. En el Código de Policía de 1914, Eulalia recogió la siguiente definición
de indigente: “[…] individuo que, no poseyendo renta o beneficio que le proporcione
el alimento y el abrigo necesario para la vida, ni teniendo derecho para que otras
personas se lo suministren, se halle habitualmente inhábil para obtenerla por medio
de su trabajo personal”.
Pasado cercano. Mientras se inauguraba, el “Edificio Inteligente”, muy cerca de
allí y de La Alpujarra, en Guayaquil, el alcalde Luis Pérez Gutiérrez ordenó el cierre
de ‘Las Cuevas’ luego de que el exalcalde Sergio Naranjo lo hubiera intentado infructuosamente, hasta que tuvo que permitir el regreso de los indigentes por la dificultad
en su control. En la administración de Pérez, los habitantes de calle fueron obligados,
en definitiva, a irse a la ribera del río donde hoy continúa el consumo de drogas, y
la cara de niñas “prostitutas que cambiaban sexo por cigarros de droga”, como lo
describió por aquella época el periodista José Alejandro Castaño en El Colombiano.
Fotografía: Natalia Botero
Cambios y trastornos
Presente. Se habla de que Medellín está frente a la oportunidad de convertirse
en una ciudad internacional, prestadora de servicios al mundo y de que los dos
próximos conciertos de Madonna y el asentamiento de empresas de tecnología son
muestra de ese logro. Mientras tanto, con los planes de intervención en el Centro
se ha llevado a que los ‘indeseables’, o ‘lunares’ como los llama Eulalia en la tesis,
se desplacen a las fronteras del Centro, incluso a barrios circundantes como Buenos
Aires, Boston y Prado Centro.
Se habla de una intervención para el rescate del Centro de la ciudad. Sin embargo, Eulalia dice que si bien la seguridad y la convivencia, como se contempla en el
Plan del alcalde Aníbal Gaviria, son importantes, el tema no se puede reducir. “No
se puede llenar esto de cámaras y policías; esa no es la solución. ¿Qué es el Centro? y
¿qué significa para una ciudad? No es simplemente el lugar de consumo, es muchas
más cosas. Es un problema histórico con muchos matices para imponer el modelo de
la seguridad”.
Pasado cercano. En 2004, durante la administración de Sergio Fajardo se creó
la Gerencia del Centro. Una de las obras claves de su administración fue la peatonalización de Carabobo; sin embargo, para Eulalia fue una “obra pública que lo que
hizo fue valorizar el negocio de privados, los comerciantes fueron los beneficiados,
aumentó la valorización de los terrenos, eso es lo ideal para caminar, pero también
estandarizó las construcciones, adoquines iguales; así, entonces se pierde lo bonito de
algunos edificios del sector, las fachadas diferentes, las curvas en las calles; el pasaje
reivindica lo peatonal pero está a favor del consumo y no de la cultura”.
Un plan no es hegemonizar memorias de un ideal de hombre antioqueño; por el
contrario, se debe rescatar la diversidad, asegura Eulalia al mencionar antiejemplos
de intervenciones en el Centro y que no tuvieron en cuenta las condiciones humanas.
Pasado-presente. En la Plaza Cisneros hacían las manifestaciones políticas, pero
con la construcción del “Parque de la Luz”, los postes impiden cualquier gran concentración. El Bazar de los Puentes fue un fracaso, se mantiene desocupado porque
“esos espacios no tienen nada que ver con lo que ellos [los venteros] tenían antes, un
lugar de tránsito; antes tenían los productos al aire para que la gente los viera, ahora
con los bazares los concentraron para controlarlos”, más que como una oportunidad
de mejorar sus condiciones.
La proliferación de ventas ambulantes inició luego de la década del 80 cuando destruyeron la plaza Cisneros e intentaron regular El
Pedrero; la prensa lo llamó la “guayaquilización de Medellín”. Además, fue creciendo por
los índices de pobreza y desempleo en la ciudad,
a medida que crecían sus laderas y se dificultaba su planeación.
Presente. En las aceras hay vendedores
informales de toda índole. Está quien llena su
chaza de chancletas y atrae a los clientes con un
perifoneo que se confunde entre tantas voces
y aplausos para llamar la atención y ofrecer, a
todo pulmón, la promoción del día. En una esquina, con una grabadora se ofrecen los éxitos
musicales del momento, por supuesto, piratas.
El Centro parece eso, el de mayor energía para
soportar la vida del rebusque. ¿Para qué revitalizarlo? Se pregunta Eulalia, el Centro no está
muerto, se revitaliza porque no se comparten
esas prácticas y lo que hay que hacer es buscar
armonía en su convivencia.
Eulalia Hernández Ciro, historiadora
Fotografía: Julio César Londoño
Centro de debates
La primera semana de octubre fue tensa en Medellín. Los disturbios, en los que participaron los trabajadores informales en el Centro, dejaron ver que algo no está bien. El 18 de
octubre tuvo lugar un debate en el Concejo de Medellín: vendedores, habitantes, oenegés y la Personería hicieron presencia y sentaron sus posiciones.
•-La Personería informó que hay 11406 venteros con autorización y 2500 sin permiso. Se han denunciado tratos crueles y degradantes principalmente hacia los niños, niñas y adolescentes como método de limpieza social; incluso se han denunciado humillaciones por parte de la Fuerza Pública en la Estación de la Candelaria, siendo el CAI del Parque Bolívar el
más denunciado.
•El primero de octubre, durante las manifestaciones violentas en el Centro, “no se vio presencia de la policía en ningún momento, sí jóvenes encapuchados con palos y piedras
en las manos” que fueron lanzados contra la fachada de Espacio Público. La Personería intervino para que no lastimaran a los funcionarios, pero los intentaron agredir y debieron huir,
además porque no contaron con las garantías necesarias.
•El director de Asoguayaquil pidió la instalación de un CAI en el Parque de las Luces por robos a funcionarios y secuestros exprés de ciudadanos. Habitantes del barrio Prado Centro
se quejaron en términos como: “La Fundación Jesús Pobre invade kilómetros cuadrados con indigentes en el barrio”. “Para qué recibo almuerzo, si robo; para qué recibo almuerzo, si
no tengo donde dormir…”.
•Igualmente, se pidió que las intervenciones en el Centro no sean pensadas solo para quienes viven del Centro. También se debe considerar a quienes viven en el Centro, cuyos
bienes bajan de valor; a quienes tienen el sentido de apropiación de la Comuna 10, que la visitan más de un millón de personas a diario. Según cifras oficiales, solo se presentan 2 robos
diarios.
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
4 Editorial
Pragmatismo
hablar, ni de ser, ni de estar. Pero hablar de justicia en este momento no puede ser
únicamente hablar de reparación. Cuando la política se convierte en el arte de lo posible y cuando el ser prácticos se hace necesario, se puede afirmar que el primer acto
de justicia que los colombianos debemos reclamar es la finalización del conflicto. Ser
pragmático ahora es creer que prolongar la confrontación no ayuda a la reparación
integral, sino que es una forma de estimular su mutación y el surgimiento de otras
violencias.
El pragmatismo y el realismo toman distancia. Lo primero implica tener conciencia sobre la necesidad de terminar el conflicto. Y ser realista es asumir, por un
lado, que el proceso de negociación puede fracasar y generar un nuevo desgaste de la
vida política; por otro -y ante la posibilidad de éxito- es comprender que la construcción de la paz es posterior al cese al fuego y supera los alcances de cualquier mesa
de diálogo.
Hablar de medidas de justicia transicional es necesario como un ejercicio de
previsión pero no bajo la terquedad de quien se queda en el presente. Esas medidas
tendrían que estar más orientadas al posconflicto, a su construcción. Cuestión de
dignidad. Sin caer en patrioterismos, es indigno para Colombia que las condiciones
de desigualdad permanezcan y se profundicen, que por cuenta del conflicto, se siga
aplazando el debate sobre esas condiciones.
La sociedad colombiana tiene derecho a vivir un momento político distinto, para
que el modelo económico, las reformas a las políticas de salud y educativas, la seguridad alimentaria y la pobreza, dejen de ser temas secundarios opacados por el ruido
de los fusiles. Si se apuesta por la inclusión democrática no es para que se enfríe la
confrontación, sino para que se traslade al ámbito de las ideas, de las propuestas y
se movilice hacia esos asuntos que son indispensables para construir esa “paz estable
y duradera”.
y realismo
E
l debate frente a la etapa inicial del proceso de negociación entre el Gobierno
y las FARC, incluso antes de ahondar en los detalles que conforman los puntos de la agenda, se centra en cuánta justicia debería sacrificarse en nombre
de la paz. La respuesta a esa cuestión -se asume que los alcances del diálogo solo se
reducen a la terminación del conflicto- es un primer paso para abordar los asuntos
de fondo hacia la construcción de “una paz estable y duradera”.
En torno a los diálogos se habla de un concepto de justicia que soporta lecturas
variadas y contradictorias. Por una parte se equipara justicia con cárcel, se reclama
una sanción ejemplar para la guerrilla. Por otra, se justifica la postergación del conflicto hasta lograr condiciones de vida justas. Más que un juego de ideas, este escenario resume la paradoja de la historia política colombiana: las opciones se debaten
entre asumir la política -la participación y la deliberación- como una continuación de
la guerra. O mantener una institucionalidad cerrada y que la guerra se convierta en
una extensión de la política.
Ni la cárcel ni las reparaciones administrativas pueden resarcir esa parte de
Colombia que, por responsabilidad de uno u otro bando, no ha tenido el derecho de
Tome partido:
Opinión
Casto o Promiscuo
Alfonso Buitrago Londoño [email protected]
Roy Peter Clark, coach de editores y periodistas, publicó en su blog del Poynter
Institute de la Florida una entrada titulada: “Por qué los escritores de no ficción deben
tomar un ‘Voto de Castidad’”. La Editorial de la Universidad de Antioquia publicó un
libro suyo titulado Asesoría editorial a periodistas. Una guía básica para editores de
prensa y reporteros.
A propósito de un reciente caso de “mala práctica no ficcional” —cometido por James Fry en el libro A Million Little Pieces y sacado a la luz pública en el show de Oprah
Winfrey: imprecisiones, exageraciones y cosas que no sucedieron— Roy se inspira en el
famoso manifiesto Dogma95, de los directores de cine daneses Lars Von Trier y Thomas
Vinterber, para proponerle al mundo de los escritores de no ficción un “voto de castidad” que, por decir lo menos, tiene mucha letra menuda.
Se trata de un decálogo que todo escritor de no ficción debería acoger y practicar
con disciplina religiosa: cero fabricación, cero distorsión, cero composición de personajes, cero extensión o compresión de tiempo y espacio, cero diálogos inventados, cero
verdades superiores, la tentación estética sucumbirá ante la castidad documental, la
investigación será tu mantra y, antes de pecar, harás publicas todas tus tentaciones.
Para no quedar como un fanático, en el último mandamiento, llamado “Cláusula de
escape”, Roy dice: “Nadie puede o debe ser forzado a tomar este voto de castidad, pero
hay escritores que pueden encontrar la disciplina y estándares inherentes a él, liberadores y enaltecedores. Si no te gustan estos estándares —incluso mejor, si los desprecias—
formula los tuyos propios. Ten el coraje de presentarlos para escrutinio, compártelos con
el mundo. Toma partido por algo antes de que algo tome partido por ti”.
En aras de la cortesía profesional que se merece quien en esta época se la juegue
por publicitar la castidad, consideremos la opción de seguir sus votos y veamos cuáles
serían las intenciones y el método que llevaría al escritor de no ficción a no caer en la
tentanción.
Dice Roy —con respecto a las intenciones—: “Rechazamos la noción de una ‘verdad
superior’ en literatura, una frase que ha sido usada muy a menudo en la no ficción como
una racionalización para inventar cosas. Es suficientemente duro, y suficientemente
bueno, intentar expresar un conjunto de ‘verdades prácticas’”.
Y con respecto al método: “La no ficción no resulta de un método puramente científico, pero los escritores responsables informarán a sus lectores lo que saben y cómo
Número 61
Octubre de 2012
lo supieron. Las fuentes en un libro o historia deben ser suficientemente claras para
que otro reportero, investigador o contrastador de datos, actuando de buena fe, pueda
seguir los rastros del reportero original y obtener resultados comparables”.
En España, tierra más famosa por la Celestina que por sus castos, el periodista
Albert Chillón publicó un libro titulado Periodismo y Literatura. Una tradición de relaciones promiscuas (Universidad Autónoma de Barcelona-Aldea Global, 1999), un libro
que por su solo título debería estar proscrito del voto que venimos comentando.
Chillón, cual académico libertino y empedernido, hace una extensa y documentada
defensa de la promiscuidad paridora del periodismo narrativo. “Defoe y Manzoni [son]
dos ejemplos altamente significativos de un fenómeno cultural y comunicativo capital:
el nacimiento coetáneo del periodismo y de la novela moderna. A mi entender, es imposible comprender el origen y la formación de uno sin el de la otra. No es que —como suele
creer el sentido común de los comunes y el sentido común de los ilustrados— los grandes
escritores de ficción se dedicasen también al periodismo, sino que a partir del siglo XVIII
y sobre todo, del XIX aparece con fuerza en Europa y Estados Unidos una nueva sensibilidad realista, muy atenta a la captación de las palpitaciones de los nuevos tiempos”.
Fruto de esas palpitaciones, que por casi 300 años han mezclado la sangre de la
ficción y la no ficción, el periodismo narrativo no ha podido escapar a su origen bastardo ni a los escándalos a los que lo han sometido a algunos escritores que confunden su
herencia —quienes vivimos de este oficio recordamos el caso de Janet Cooke, descrito
por García Márquez en su artículo “¿Quién cree a Janet Cooke?”, publicado después
de que la joven periodista norteamericana tuviera que devolver el premio Pulitzer por
inventarse un niño de ocho años que se inyectaba heroína en las calles de Nueva York
y, más recientemente, recordamos: “Los 36 artículos falsos de Jayson Blair”, publicados
en el New York Times entre 2002 y 2003—.
Tampoco a la aparición de castos que nos exijan que dejemos las reglas claras. “Que
tomemos partido” o que “compartamos con el mundo” nuestras propias reglas. No hay
problema, Míster Roy, yo tomo partido: con mi sangre promiscua, lo apoyo en su castidad. A todas estas, pocos alzan la voz por el lector —el personaje principal de toda historia, como diría un editor—, quien disfruta y padece con tan centenaria tradición.
Director periódico: Ramón Pineda. Coordinación editorial: Juan David López Morales, Juan David Ortíz Franco. Redacción:
Daniel Palacio Tamayo, Fernanda González Velásquez, Estefanía Henao Arboleda, Juan David López Morales, John Júpiter Morales
Valencia, David Metaute, Juan Raúl Muñoz Tejada, Leidy Ramos, Felipe Hincapié, Daniela Carvajal, Angie Rivero, Juan Pablo López
Buitrago, Diana Carolina Bermúdez, Estefanía Carvajal Restrepo, Juan David Ortiz Franco, Johnatan Clavijo, Diego Londoño. Diseño:
Julieth Duque Hernández. Corrección: Alba Rocío Rojas. Colaboración: Alfonso Buitrago, Andrés Colorado Vélez, Rafael González
Toro, Gonzalo Medina Pérez. Fotografía: Julio César Londoño Álvarez, Natalia Botero Oliver, Estefanía Carvajal Restrepo, Estefanía
Henao Arboleda, Felipe Hincapié, Juan Raúl Muñoz Tejada, Angie Rivero, Daniela Carvajal, Ramón Pineda, Esteban Cardona Arias.
Caricatura: Ricardo Cortázar. Portada: Cementerio Universal, Estefanía Carvajal. Impresión: La Patria, Manizales. Circulación:
10.000 ejemplares. Director Sistema Informativo: Jorge Ignacio Sánchez. Director TV: Jorge Alonso Sierra. Director radio: Luis
Carlos Hincapié. Director digital: Diego Agudelo. Editor general: Alfonso Buitrago. Comité editorial: Luis Carlos Hincapié, Patricia
Nieto, Elvia Acevedo, Ramón Pineda, Raúl Osorio, Jorge Ignacio Sánchez, Gonzalo Medina, Ximena Forero Arango. Universidad de
Antioquia, Bloque 15, Museo Universitario, Aula Taller 1.
Universidad de Antioquia. Rector: Alberto Uribe Correa. Decano Facultad de Comunicaciones: Jaime Alberto Vélez.
Jefa Departamento de Comunicación Social: Deisy García Franco.
Las opiniones expresadas por los autores no comprometen a la Universidad de Antioquia.
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No. 61 Octubre de 2012
FACULTAD
DE COMUNICACIONES
Ciudad Universitaria
Calle 67 N° 53-108
Medellín - Colombia
5
La operación continúa
Las acciones militares y el uso de la fuerza en contra de las organizaciones
armadas de la comuna 13, siguen demostrando su fracaso. 10 años después de
la Operación Orión la población civil continúa en medio del fuego cruzado. La
víctima más reciente es Duke, otro rapero que se suma a una lista que cada vez
se hace más extensa mientras la Policía, con eficiencia, se ocupa de retirar los
carteles con los que la comunidad exige la verdad sobre sus víctimas y los responsables de las acciones que hicieron de la 13 un territorio de guerra.
Una delgada línea
Opinión
Cuando el mundo
enmudece
En Antioquia, la más educada, no se pierde un peso ni se transgrede lo
legal. Por eso, que el hijo del Gerente de Comunicaciones de la Gobernación de
Antioquia haga su práctica de ciencia política como periodista de Teleantioquia
Noticias, más que un asomo de favorecimiento, podría ser un guiño de buena
conducta entre un padre y su hijo. Además, que durante el especial de los 209
años de la Universidad, se cancele a última hora la presencia estudiantil, con el
pretexto de que la invitación era para un ‘capucho’ que quisiera quitarse la capucha, es otra lección sobre la apertura y el pluralismo que demuestran las ‘cacaos’
frescos de la política colombiana.
La retaguardia nacional
Juan Manuel Santos y Angelino Garzón, han dado una muestra de gallardía
al permitir que la opinión pública conozca sus padecimientos, pero sobre todo,
que ante el pudor que esa situación produce, un país, mayoritariamente machista, imagine los detalles del procedimiento médico mediante el cual se detectaron
sus respectivos cánceres prostáticos. Seguramente la retaguardia nacional está
mejor cubierta que la de nuestros dignatarios.
Andrés Colorado Vélez [email protected]
U
na mañana, tras un sueño de varios años, Gustavo Cerati se despertó convertido definitivamente en el rey del rock latinoamericano. Estaba echado
de espaldas y, al alzar la cabeza, vio su cuerpo ligero de peso, la piel de sus
manos y brazos lozana y vital agarrando con todas sus fuerzas una guitarra y, en torno suyo, un racimo de sonrisas y lágrimas que colgaban de los labios y los párpados
del sinnúmero de personas que llenaban la habitación donde se encontraba. “¿Qué
me ha ocurrido?”, preguntó. Pero no hubo quién le respondiera. No porque nadie atinara a decir algo, sino porque esta escena, justo del matiz onírico de Kafka o de quien
ha oído a Soda e idolatra a Gustavo Cerati, no es otra cosa que un sueño estéreo que,
a la postre, se ha convertido en el mayor sueño de los fanáticos del grupo de rock
argentino. Un sueño, se deduce por los conceptos de la ciencia médica moderna, que
no va a ser. Por lo tanto, el mural que las directivas del Instituto San Roque, donde
Cerati cursó la secundaria, en el barrio porteño de Villa Urquiza, en clave de homenaje y de aliento, cuyo título es ‘Te veré volver’, en sintonía con el eslogan del regreso
de Soda en el 2007 ‘Me verás volver’, no irá más allá del deseo. O eso, por lo menos,
deseo yo, a mí que también me gusta Soda, que considero es uno de los tres grupos de
rock en español cuya mayoría de letras resisten un análisis literario y quedan en pie;
lo que a la postre, Gustavo, es lo que siempre me ha hecho verte como el verdadero
juglar de la Ciudad de la Furia.
Según los pronósticos de los médicos, Gus, las enfermedades o accidentes cerebrovasculares (ACV) son tan graves que se constituyen en la segunda causa de muerte en
el mundo; la primera causa de discapacidad y la primera causa de pérdida de memoria.
Entonces, de volver, en vista de que recuperar la conciencia en adultos después de tres
meses de pérdida causada por falta de oxígeno al cerebro es poco probable, en el mejor de los casos, lo harías con medio cuerpo paralizado, con pérdida de la visión y del
lenguaje. Sí, escuchaste bien, del lenguaje. Ya imagino, Gustavo, no necesito verte para
saberlo, que esto último ha producido un temblor en tus piernas mayor a la mueca que
hiciste la tarde en que Spinetta pasó por tu habitación de la clínica Fleni y te dijo que
“sos el ángel inquieto que sobrevuela / la Ciudad de la Furia. / Comprendemos todo /
tu voz nos advierte la verdad / Tu voz más linda que nunca”. Y ni qué decir al lado del
leve movimiento de mano cuando Ricardo Mollo, de Divididos, te cantó al oído.
Un par de semanas antes de que se cumpliera el segundo año del
incidente en el que el mundo se te enmudeció, Gus, el Congreso
argentino aprobó la Ley de Muerte Digna; pero Lilian, tu mamá, negó
cualquier posibilidad que no fuera la de acompañarte también en este
momento de tu vida. Pues ella asegura que no vas para atrás, que
escuchás, que estás absolutamente entero, fuerte y que, aunque no
abrís los ojos, reconocés a quienes están a tu lado.
Un par de semanas antes de que se cumpliera el segundo año del incidente en el que
el mundo se te enmudeció, Gus, el Congreso argentino aprobó la Ley de Muerte Digna;
pero Lilian, tu mamá, negó cualquier posibilidad que no fuera la de acompañarte también en este momento de tu vida. Pues ella asegura que no vas para atrás, que escuchás,
que estás absolutamente entero, fuerte y que, aunque no abrís los ojos, reconocés a
quienes están a tu lado. Ese estoicismo, que muchos asimilarían a la fe de cualquier madre, tiene, sin embargo, amarre en tu promesa: ella sabe bien que apenas perdiste una
batalla y que vos, que sabés bucear en silencio, querés regresar sólo a besarla. Pero no
se te olvide, Gustavo, que ahora estás más solo que nunca en la selva y nadie puede ir a
rescatarte. Ni siquiera los eufóricos fans argentinos, peruanos, bolivianos, ecuatorianos,
chilenos y colombianos que empapelan las clínicas por las que has pasado con mensajes
optimistas plegando a los cielos para que te despertés, pues tan irracional es su amor
por vos que, antes que muerto o en coma, prefieren que volvás convertido en un muñeco
de ventrílocuo, cual Woytila del rock en español al que Fito, Charly o Calamaro, con el
permiso de Lilian, paseen por las catedrales de Rock al Parque en Bogotá, el Lollapalooza de Santiago de Chile y las demás capillas que semana a semana celebran su rito
rockero, para verte, para adorarte. Pero qué se le va a hacer, Gus, lo que para arriba es
excéntrico, para abajo es ridiculez.
Taverna, tu sonidista desde hace 29 años, nos cuenta que en ese último show, allá
en Caracas, habías estado especialmente gracioso y comunicativo con el público. Y que
si bien, al verte con el gesto cambiado y pálido, te preguntó si te sentías bien cuando se
juntaron como de costumbre en tu camerino a intercambiar impresiones del concierto.
Nada vislumbraba que 24 horas después el mundo se te fuera a enmudecer, que en
remolinos se fuera a flotar tu cuerpo; adoración de los obnubilados fans –perdón por
el pleonasmo- de Soda Stereo, que queriendo un zoom anatómico, tanto hombres como
mujeres, te gritan, en coro, “¡sinceramente, sería tan bueno tocarte!”. Pero yo no. Yo,
en cambio, Gustavo, ante tu cuerpo en coma, de látex, no siento nada, nada personal.
Y de allí, por tu bien, que deseo no verte volver. Menos, cuando después de 15 años de
música junto a Zeta y Alberty (¿sí te acordás, Gus, que tocaron por primera vez con ese
nombre el 19 de diciembre de 1982 en el cumpleaños de Alfredo Lois y que el último
concierto fue el 21 de diciembre de 2007 en el Estadio de River, en Buenos Aires?), de
siete álbumes de estudio y una docena de trabajos en vivo, de 1.488 conciertos en 97
ciudades de 18 países de América y Europa, tras 10 años de separación de Soda, un
millón de personas a lo largo y ancho de Latinoamérica estuvimos ahí, en 22 shows,
para verte volver.
Está bien, es cierto. Tendrías un millón de motivos para volver: los hijos, el beso
que le prometiste a Lilian, tus infaltables: cigarrillo, rumba, sexo y fama. Pero volverías
sin razón. Y vos, que fuiste el ser alado que sobrevuela la Ciudad de la Furia, que ya
sabés que es volver a lo grande, con el cuerpo paralizado, sin visión ni lenguaje es mejor
que no volvás, pues de lo contrario estaremos a un millón de años luz de vos o vos de
nosotros; y en un jardín por el que nadie pasa, fuera de contexto, sólo te quedaría ver
el mundo como un espía, un espectador, como a través de una persiana americana. No
vuelvas, Gus. No vuelvas.
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
6 Del más allá
Almas santas,
Fotografía: Estefanía Carvajal
almas pacientes,
almas cautivas,
rogad a Dios
por nosotros,
que nosotros
rogamos por ustedes
para que el Señor les dé su gloria
Chucho Huevo, animero de Copacabana
Se les reza, se les invoca, se les ruega. Las ánimas del purgatorio son todo un ejército de presencias
que esperan salir del Purgatorio, que son capaces de encontrar lo que se ha perdido y despertarlo a
uno a la hora que lo necesita. Este culto es de vieja data y en Antioquia se vive con fervor… Ánimas
del Purgatorio, ¿quién las pudiera aliviar?, que Dios las saque de penas y las lleve a descansar.
Fernanda González Velásquez [email protected]
L
a preocupación por el bienestar de los espíritus en el más allá no ha sido
exclusiva ni originaria del Cristianismo. Los griegos de la era de Príamo, domador de caballos, y Agamenón, pastor de hombres; tenían por uso común
poner una moneda bajo la lengua de los cadáveres como óbolo que se le tributaba a
Caronte, barquero del Hades, para pagar el viaje al más allá. Éste era quien guiaba
las sombras errantes de los difuntos recientes de un lado al otro del río Aqueronte.
Aquellos que no podían pagar tenían que vagar un siglo por las riberas del río hasta
que Caronte accedía a guiarlos sin cobrarles, por el río Estigia, según Virgilio en La
Eneida o el Aqueronte, según Dante en La Divina Comedia.
En el siglo XI se declaró el 2 de noviembre como fecha para el culto a los difuntos. A mediados del siglo XII en la Iglesia Católica se empezó a establecer un “tercer
lugar” donde irían las personas después de la muerte: el Purgatorio. Pero sería en el
siglo XIII cuando, en el Concilio de Lyon (1274), se promulgó el Purgatorio como un
lugar donde se purgan las penas. Finalmente, en 1300, se consolidó como doctrina
con el anuncio de que las almas que se encuentran en ese “tercer lugar” se alivian
con los sufragios de los fieles, especialmente con la Santa Misa.
En 1307, Dante Alighieri escribe La Divina Comedia, en la cual describe el Purgatorio, segundo libro de los tres cantos. Le antecede la del Infierno y le sigue la del paraíso. El Purgatorio comprende un Antepurgatorio, el Purgatorio y el Paraíso terrestre, custodiado por Catón, el joven. Lo ubica en una playa en donde los negligentes y
los que murieron sin tiempo de arrepentirse esperan para llegar al Purgatorio como
tal. Este lugar, según la obra, está ubicado en una montaña tras un extenso valle: se
divide en siete giros donde los pecados, a medida que se avanza de forma ascendente en los círculos, hasta cerca del Edén, son cada vez menos graves. Un ángel que
empuña una espada de fuego resguarda el Purgatorio. Asociados a los siete pecados
capitales, donde la lujuria es el menos grave y se purga en el círculo más cercano al
Paraíso, se encuentran en este orden: los soberbios, los envidiosos, los iracundos, los
perezosos, los avaros, los golosos y los lujuriosos.
En sus inicios, la Iglesia concibe el Purgatorio como un lugar de purificación
del alma pecadora; dicha limpieza se representaba a través del fuego. La idea de un
fuego purificador hizo que los creyentes pensaran en el sufrimiento del alma en el
Purgatorio y acudieran a misas y sufragios para reducir la angustia de las almas.
Sin embargo, cuando sesiona el Concilio Vaticano II (1962), el Purgatorio pasa de
No. 61 Octubre de 2012
ser un lugar físico a un estado de conciencia en el que pierden vigencia el fuego y el
sufrimiento de las almas. Aun así, para la mayoría de los católicos la concepción del
Purgatorio continúa amarrada a la idea de la culpa, del sufrimiento y, por supuesto,
del fuego purificador.
¿Quiénes son las Ánimas Benditas?
No hay un consenso entre los creyentes sobre el carácter que tienen las Ánimas
Benditas, sin embargo, todos relacionan su condición con la conducta que tuvieron
en vida. Para muchos, las Ánimas tuvieron un comportamiento intermedio entre el
bien y el mal, por eso van a un lugar “regular” como el Purgatorio, donde tienen una
segunda oportunidad y pagan sus problemas, sus deudas y son buenas. Para otros,
las Ánimas pueden tener sentimientos de posesión, de venganza, que desencadenan
situaciones donde demuestran celos o inquietud, como lo haría un ser humano: “Pueden ser malas, empiezan a hacer daño: que le mueven las cosas, que lo asustan, porque ellas se quieren hacer sentir para que sepan que están ahí. Todas no son buenas”,
afirma Sergio González creyente en las Ánimas de los N.N.
Sergio recuerda que un día que se encontraba con algunos amigos en su casa y
conversaban, entre otras cosas, sobre el tema de las Ánimas del Purgatorio. Pudo
sentirlas: “Estábamos ahí en la sala y movieron algo en la cocina y fuimos a ver y
no había nada. Y nos fuimos a jugar cartas, y otra vez sentimos ruidos. Volvimos, y
el chocolate regado. Entonces, yo le dije a mi hermana: ‘Oíste, Sandra, ¿quién vendría?’. Y empezaron a prender y apagar el bombillo. Y ellos se asustaron y yo les dije:
‘No se asusten porque ahí se queda y no se va’. Rezamos y se fue”.
Francisco Restrepo, exsepulturero del Cementerio San Pedro, asegura que “las
ánimas apagan la luz”. En sus años de juventud en Jericó, Antioquia, llegó a su casa
en las horas de la noche. Puso la lámpara en la sala y caminó hacia la cocina, “y
se apagó. Y cuando voltié a ver desde el corredor, vi una lucecita en la sala que no
era la de la lámpara”. Él las pudo presenciar mientras trabajaba en el Cementerio
San Pedro. Un grupo de hombres, mujeres, ancianos y jóvenes lo rodearon: “Eran
blanquitas, una belleza, vestidas de una bata blanca”. Su encuentro con ellas fue
silencioso, no hablaron, solo reían. Él respondió, sin temor, con un Padrenuestro y,
casi simultáneamente, “fueron desapareciendo”.
A pesar de que los devotos identifican de manera distinta el carácter de las
Ánimas, se puede inferir que la religiosidad popular les otorga cualidades vivientes.
Primero, posiblemente porque les fue designado un lugar por las conductas que tuvieron en vida y aún estando en éste, todavía no se han podido desprender de ciertos
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patrones sentimentales. Y segundo, porque probablemente para los creyentes es una
práctica más natural y cercana sentir que dialogan con espíritus con los que comparten similitudes emocionales.
Peticiones y sueños benditos
A Óscar Mejía, vigilante, las Ánimas lo han ayudado a despertar en el horario
adecuado para comenzar su jornada. Los primeros días se levantaba confundido, sin
esquirla de sueño, a las tres de la mañana y se preguntaba: “Ve, ¿y yo por qué no
tengo sueño?”, hasta que miraba el reloj y constataba que era la hora que le había
pedido a las Ánimas para que lo despertaran.
Gran parte de la devoción a las Ánimas que se presenta en horas de la noche, de
la mañana y durante el sueño acercan al creyente no solo a los momentos de reflexión
propios del comienzo y del final del día, sino que, además, al no estar en vigilia se
crea una cercanía de los vivos hacia los muertos o hacia la muerte. Por eso, es habitual entre los devotos que las horas propicias para generar, de forma consciente o no,
una veneración e ilusión hacia las Ánimas, sean las más próximas al sueño.
Fotografía: Estefanía Carvajal
En la devoción a las Ánimas, existen peticiones enlazadas unas con otras: las que
se hacen a la Virgen del Carmen y a Dios, las que se les solicitan directamente a las
Ánimas Benditas, quienes, a su vez, ruegan por los creyentes. Almas santas, almas pacientes, almas cautivas, rogad a Dios por nosotros, que nosotros rogamos por ustedes para
que el Señor les dé su gloria. Amén., reza en la Novena Bíblica por las Benditas Ánimas.
Gustavo Restrepo, sepulturero del Cementerio San Pedro, le reza a las Ánimas
Benditas un Padrenuestro, pero hubo épocas en las que “cuando económicamente
podía, le mandaba a hacer una misa por el agradecimiento que tengo con mis patroCultos: un acto de fe
nes difuntos”. Para la Novena Bíblica, lo más “precioso” que se le puede ofrecer a las
En los cementerios, los creyentes de las Ánimas les rezan a los difuntos tocando
Ánimas son las misas.
sus bóvedas. Gustavo Restrepo, en el Cementerio San Pedro, dice que toca tres veces
En cuanto a las peticiones, para que el alma llegue al Cielo y salga del Purgatorio,
la tumba de sus antiguos patrones para que sepan que llegó alguien a visitar. “Buelos creyentes también rezan y algunos les ofrecen misas por el descanso de su alma.
nas, fieles espíritus del Purgatorio, digo el nombre, toco y rezo. Durante la oración,
Muchos oran a cambio de favores que comprometen, sobre todo, la vida cotidiana
pido por el descanso de Fulano de tal”. Y cuando debe irse: “me despido, pido perdón
de los devotos: se les encomiendan la casa, la seguridad de los hijos y la protección
por los pecados y que nos favorezcan de todo mal y peligro”.
en el trabajo.
En el cementerio de Maceo, los devotos soban la tumba o “le tiran una piedrita”
Gustavo recuerda la época de Pablo Escobar cuando las funerarias debían espea la lápida de los amigos o de un familiar y se les ora “rezando un rosario”, como lo
rar turnos para sepultar a los muertos en el Cementerio San Pedro. “En ese tiempo
hace la inspectora Laura Hernández. Asimismo, los Días de la Madre y del Padre
no había horno crematorio, así que todos eran entierros. Al día se enterraban entre
se les hace misa a las madres muertas y cada ocho días, en el mes de noviembre, se
20 y 25 cadáveres”, la mayoría era de jóvenes. A la hora del entierro, aparecían los
realizan misas a los difuntos “a las cuatro o cinco de la tarde”.
amigos del difunto: “Ellos ahí parados al pie para darle la última miradita. Ahí misFrancisco Restrepo hacía este culto cuando estaba reciente la muerte de su espomo empezaban unos a fumar marihuana, otros a tomar alcohol, otros a hacer tiros
sa y aún trabajaba en el cementerio: “Yo tocaba la tumba y me decía un compañero
al aire y uno empezaba a ver armas a la lata, y entonces, era uno con ese miedo”.
mío: ‘¡Y si de pronto le contesta!’. Yo le decía: ‘Mejor, me pongo a conversar con ella;
A diario, había entierros con disparos de balas seguidos del siguiente ritual:
ella es ánima’. Pero nunca me llegó a contestar”. Tampoco a Gustavo ni a Laura las
“Le ponían la grabadora, le tiraban humo de marihuana y lanzaban tiros al aire”.
Ánimas les han respondido al llamado con ruidos en el interior de las tumbas.
De repente, irrumpía una voz joven con la orden: ‘¡Tápelo ya!’, y ahí mismo otros,
En el culto de los rezos a cambio de favores, se conduce a pensar en el trueque
‘¡Todavía no!’. Gustavo, con miedo, iba a tapar el cadáver, en medio de las balas, el
religioso que hacen los fieles con las Ánimas. Ellos les reducen el tiempo que deben
permanecer en el Purgatorio y, en contraprestación, reciben protección, compañía y
alcohol, la droga y las palabras soeces, pero aferrado a las Ánimas. Desde que agadiferentes favores cotidianos. Sergio González acostumbra hacer pactos con las Ánirraba sus herramientas hasta que llegaba a la bóveda, les rezaba para “que no me
mas y ellas lo aceptan a través de señales como, por ejemplo, la llamada de la mujer
fuera a pasar nada”.
Laura Hernández, Inspectora de Policía de Maceo, Antioquia, también recuerdeseada: “No me ha llamado, así que no aceptó el pacto. Yo le dije que dejáramos eso
da cómo durante su trabajo se encomendaba a las Ánimas en los levantamientos
así, ni yo voy los martes a rezarle ni usted me hace nada”.
de cadáveres que debía hacer a finales de la década del 90. Durante esos años, el
Además de estos convenios que los creyentes entablan con las Ánimas, la gran
paramilitarismo y los grupos guerrilleros se disputaban el Magdalena Medio, así
mayoría de los fieles sienten que no han sido lo suficientemente “buenos” como para
que prefería ir sin acompañamiento de la Policía, únicamente se trasladaba al lugar
ir directo al Cielo y tampoco se consideran “malos” como para merecer el Infierno.
con el Auxiliar de Inspección. Una vez frente al cadáver ambos se persignaban, una
Por eso, hacen una proyección de sus almas en el Purgatorio y desean que en un futuoración y un ruego: “Que nos protegiera de todo peligro”, pues los grupos armados,
ro, cuando se conviertan en Ánimas Benditas, sus familiares, amigos y desconocidos
generalmente, se encontraban cerca.
oren por ellos. Gustavo le reza a las Ánimas porque eso no le cuesta y “pensando en
La Inspectora está agradecida con las Ánimas, ya que durante 20 años la han
el mañana, como yo voy a llegar a ese fin, quiero que alguien lo haga por mí también,
librado de amenazas e incluso de la muerte. No obstante, Laura es consciente de que
que alguien se acuerde de mí”. La Novena Bíblica lo sintetiza en la siguiente sentena las Ánimas no se debe acudir por todo. Una joven de su pueblo sufrió un percance
cia: “Hoy oramos nosotros por un difunto, y más tarde cuando hayamos pasado a la
con ellas porque “todo era ‘¡Ay, Ánimas del Purgatorio!’. Hasta que un día ‘sintió que
eternidad, otros orarán por nuestra alma para que logremos acortar nuestro purgase la llevaban’. Ella como que reaccionó y le pidió que la dejaran tranquila”. Y a partorio y llegar más pronto al paraíso eterno”.
tir de ese día, “jamás las volvió a mentar para nada porque se la estaban llevando”.
La tradición de las Ánimas Benditas se ha transmitido de generación en geneAmparo González comparte la creencia de que no se debe abusar con las peticioración mediante el rezo en familia todo noviembre, mes de los muertos, ciertos días
nes a las Ánimas. “Uno nunca va decir: ‘¡Ayyy, Ánimas, que me gane un chance!’,
del año y a determinadas horas del día. Igualmente, fueron pasando de manera oral
no. Uno va pedir que le vaya bien, que lo protejan”. Asegura que la solicitud es más
historias como la de la persona que cuando le iban a hacer daño la veían rodeada de
bien para ser favorecido “de todo mal y peligro”.
personas y no le pasaba nada o en la casa que iban a robar los ladrones, escuchaban
Francisco Restrepo cree que las Ánimas salen a caminar por todos lados a las
o sentían personas en su interior.
ocho de la noche y a las doce de la madrugada: “Yo cuando estoy haciendo algo o
Gustavo Restrepo recuerda que en Cisneros, Antioquia, durante su niñez le incaminando, me detengo y dejo que pase dos o tres minuticos después de esa hora para
culcaron la creencia en las Ánimas Benditas: “A mí me levantaron con esa fe. Cuanseguir con lo que estaba haciendo”, con el fin de no tropezarse con ellas.
do estaba pequeño me contaban que iba una persona sola y lo estaban esperando
Sergio González cree sentir las Ánimas a través de los sueños.
para matarlo y lo veían en medio de más gente y no lo mataban. Esa
Les pide que lo busquen en los sueños y le ofrezcan pistas sobre
gente eran las Ánimas”.
En el culto de los rezos
cómo conquistar a la mujer que él desea: “Yo hago de cuenta que la
Laura Hernández también asegura que en Maceo, Antioquia:
persona que está ahí es un ser tangible. ‘A mí me gusta esta mucha“Desde pequeña, mi mamá me enseñó a rezarle a las Ánimas. Ama cambio de favores, se
cha. ¿Vos cómo lo harías?’. Pero dímelo a través de sueños. Sé mi
paro González también recuerda haber sido educada bajo ese culto:
conduce a pensar en el
cómplice y ve y pregúntale qué le gusta a la muchacha. Búsqueme en
“Mi mamá es una que cree mucho en ellas, Ánimas del Purgatorio,
un sueño y dígame: ‘Ella se enamora por estos lados’”.
y nos crió a nosotros con esa creencia”. Ella vive en Copacabana,
trueque
religioso
que
hacen
Entre sueños, Sergio escuchó que le susurraban “Yo necesito de
pueblo en el que en noviembre hace presencia el Animero, personaje
los fieles con las Ánimas.
ti”. Como estuvo viendo la noche anterior cuentos paranormales,
que conduce a las Ánimas por las calles en busca de rezos para que
pensó que “eran cosas de la película y no le paré bolas”. Sin embargo,
descansar
Ellos les reducen el tiempo puedan
después de dar varias vueltas en la cama hasta conciliar el sueño,
Chucho Huevo es el nombre del Animero de Copacabana que
volvió a escuchar la misma voz que le decía: “¡Hey!, búscame, bústodos los días del mes once sube a las 12 de la noche al cementerio,
que deben permanecer
came” y le mostraba varias partes del Jardín Cementerio Universal.
entra y, por medio de un ritual que solo él sabe, las despierta y les
en el Purgatorio y, en
Entonces, “ahí sí dije: ‘Eso no es película’”. Y días después visitó el
pide que lo sigan. “Un Padrenuestro, un Ave María, por las Benditas
cementerio en busca de una tumba con un N.N.
Ánimas del Purgatorio. ¡Ay! de aquel que no los rece, ¡ay de aquel!”
contraprestación, reciben
Algunas peticiones se hacen después de despertar. Amparo Gonson las palabras que repite constantemente durante las tres horas
protección, compañía
zález le reza a las Ánimas en la mañana, “ellas me despiertan a la
que dura el recorrido. Una campana que toca incesantemente deshora que me debo de levantar, claro, por otro lado, el radio; pero yo
pierta a los dormidos. Los que creen pueden rezar, pero no mirar al
y diferentes favores
me despierto”. A veces, le pide a una sola Ánima: “Una vez estaba
Animero; se dice que es de mala suerte ver la procesión de Ánimas
cotidianos.
yo durmiendo y sentí un ruido. Y me acordé que le había pedido al
que va detrás de él.
Ánima de mi papá que me llamara. Y yo digo que fue eso. Ahí mismo me acordé de mi papá y me levanté”.
Detalle de la capa del animero
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
8 Del más acá
La fe
se va
con
cada
página
que
pasa
Un recorte de prensa puede decidir el futuro de una familia que, tiempo
atrás, ya ha vivido dolores indecibles por la muerte de un esposo, un
hijo, un familiar. Con la promulgación de la Ley de Víctimas en 2011,
la Biblioteca Central de la Universidad de Antioquia se convirtió en una
estación más del viacrucis que muchos tienen que vivir en Colombia
cuando la violencia de los grupos armados ilegales ha tocado sus puertas.
Rafael González Toro [email protected]
L
Fotografía: Felipe Hincapié
a ilusión se vuelve más efímera que la noticia de ayer. La promesa, para muchos, es lo que un pequeño pedazo de diario pueda decir de su ser querido.
No importa que vuelva el dolor. El recuerdo, esta vez, es un bálsamo para
curar las penas del sufrimiento material, muy lejos del de los sentimientos, que dejó
esa muerte violenta de su ser querido.
Con ese anhelo, llegan decenas de víctimas de los grupos armados ilegales (guerrilla y paramilitares) cada día a la Biblioteca Central de la Universidad de Antioquia. Buscan que un recorte de prensa mencione la circunstancia del asesinato. Y que
este pedazo de papel les sirva para acceder al Registro Nacional de Víctimas. Esto les
puede permitir una reparación administrativa, a la que tienen derecho por Ley, y así
sobrellevar otra parte de la pérdida: la desazón de no tener con qué vivir después del
asesinato de un miembro de su familia.
Si bien, como lo aclara Paula Gaviria, directora de la Unidad para la Atención
y Reparación Integral de Víctimas, la presentación del recorte de prensa no es un requisito indispensable para ingresar al Registro; ese pedazo de papel sí agiliza ese trámite y hace que el camino sea más expedito al momento de lograr una compensación
monetaria por parte del Estado. Una reparación a la que también tienen derecho
por la Ley 1448 de 2011 (Ley de Víctimas). Un paliativo para soportar tanto dolor.
De ahí que las ilusiones se renuevan o se van todos los días con el pasar de
las páginas de los periódicos archivados en el cuarto piso de la Biblioteca. Como un
registro de esa realidad, los estudiantes del curso de Taller de Medios I (primer semestre de 2012) cuentan, en este Especial, algunas de esas historias de impunidad,
desarraigo e impotencia. Fragmentos del dolor que los grupos armados ilegales desparramaron por campos y ciudades de Colombia y que hoy, a pesar de lo duro de la
remembranza, se convierten en la única forma de obtener aunque sea un poco, muy
poco, de bienestar.
Luz Marleny y su hijo Dúber
No. 61 Octubre de 2012
Fotografía: Estefanía Henao Arboleda
Sala de prensa de la prensa de la Biblioteca Central, Uniersidad de Antioquia
I. Los recuerdos se hacen más borrosos en la sala
En los archivos de prensa reposa parte de la historia reciente de Colombia. Las
noticias en las páginas desgastadas de periódicos cubiertos de polvo son el único sustento con el que cuentan los familiares de muchas víctimas del conflicto armado en
Colombia para hacer comprobar la veracidad de sus dramas y avanzar en el proceso
de reparación por vía administrativa. La colección de periódicos de la Biblioteca Central de la Universidad de Antioquia es uno de esos lugares.
Rubiela Luján camina por la Plazoleta Barrientos. Observa a los estudiantes con
nostalgia y le susurra algo a Rosalba Vélez, la vecina a la que está ayudando a buscar
el recorte sobre la hija de 17 años que le mataron en Puerto Berrío. “A mi Kelly la
tiraron al río Magdalena el 23 de mayo de 1999. La encontramos tres días después
porque les ofrecimos una recompensa a los pescadores”.
Rubiela tiene 56 años y ha vivido casi toda su vida en Medellín. Es una mujer de
carácter fuerte y enorme carisma, de esas que consiguen amigos en una fila de cinco
minutos. Siempre aconsejando, siempre ayudando; éste, según ella, será su epitafio.
Rosalba tiene 53 y acaba de dejar a su esposo: “Me cansé de que me diera mala vida”.
Es secretaria de lunes a viernes y abuela el resto de semana. Casi no habla de su hija.
Es de las que piensa que no hay que mencionar a los muertos porque se les impide
el descanso.
Las dos viven en Manrique Guadalupe, “casi en la punta de la montaña”, y son
vecinas hace más de 20 años. Caminan con paciencia mientras los estudiantes corren
de un lado a otro. “Seguro van tarde pa’ clase de ocho”, le dice Rubiela, entre risas,
a su vieja amiga. Hacen la fila para reclamar los periódicos y Lázaro, el hombre
que creó el archivo de prensa, y que sigue trabajando allí, saluda con familiaridad a
Rubiela: “¿Usted otra vez por acá? La tercera es la vencida”. Ella sonríe y le pide los
periódicos que ya revisó. Es la primera vez que viene con Rosalba. “Ella trabaja, y
como yo ya hice esas vueltas, entonces le estoy ayudando porque tengo experiencia.
Pero le dije que esta vez me tenía que acompañar porque no he encontrado nada”.
Lázaro empieza con la explicación. “Estos periódicos tienen unas páginas especiales para buscar la información; empiezan en la Plana Tres, hechos de violencia y
después pasan a la página Antioquia. No dejen de leer el que dice Sucesos Breves.
Recuerden leer todo titular con su respectivo párrafo”.
Cada una tiene cuatro hijos, pero a Rosalba ya le han matado dos. A Rubiela, solo
uno, su hijo mayor, en abril de 1994, en una cancha de fútbol de Robledo Kennedy.
Dicen que fueron unos encapuchados que se llevaron a varios de los jóvenes que
estaban jugando fútbol.
La mesa se torna triste por momentos. Una señora de 65 años busca un recorte,
pero no sabe leer. Su nieto, de 13 años, le ayuda a buscar. Ella se dedica a mirar las
fotos del periódico con la esperanza de toparse con el rostro de su hijo. Lleva un
rosario en la mano derecha; creer en Dios le da paciencia. Rosalba y Rubiela pasan
las páginas, cambian de periódico y, en ocasiones, la mesa también parece un club de
costura. Comentan cuanta noticia de paramilitares y guerrilleros encuentran. Kelly
podría estar ahí y cuanto escándalo de Amparo Grisales aparece, “definitivamente a
esa vieja no le pasan los años”, sentencian.
“No todo tiempo pasado fue mejor”, en eso concuerdan. Es difícil recordar, devolverse en el tiempo 20 años, regresar ocasionalmente al presente y encontrarse
encerrado en una sala con 20 personas que están buscando muertos en las páginas
de un periódico. Ese lugar es una máquina del tiempo.
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Rosalba está cansada de leer y le arden los ojos, se queja. “¿No ves con esas?”,
Rubiela le sugiere que pueden ser las gafas. “Sí veo, pero ya me están doliendo los
ojos, como no son recetadas”. Cambian de gafas, después de los 40 cualquier lente
soluciona la presbicia. “¡Ay, no!, éstas me marean más, tienen más aumento”. Se
repite el cambio.
Como si a la sala entera le dieran cuerda, todos empiezan a leer más rápido. Son
las nueve y media de la mañana y el tiempo se agota. Los asistentes pasan, esperanzados, las amarillentas páginas. Tal vez, cansados, no quieren volver a ese lugar y
desean encontrar, en el último minuto, el recorte que tanto han buscado. Se escucha
en el fondo un “eso sí es bonito, mi verdolaga del alma, siempre ‘goliando’ al Medellín”. Después, todos siguen en lo suyo.
Buscan en El Colombiano y en El Mundo, desde el 25 de mayo hasta el 5 de junio
de 1999 y no encuentran nada; es lo más común en las personas que visitan la sala.
Rubiela se ve cansada: “Yo no he podido encontrar ese reporte y aquí nos dicen que
si era menor de edad no aparece, que si murió en el hospital, tampoco. Entonces,
mire qué proceso tan fastidioso éste. Que si no sale en la prensa, entonces no le van
a pagar a medio millón de colombianos que no han podido encontrar el recorte acá.
Yo estoy viniendo hace 15 días y he visto gente que ha venido tres y cuatro veces y
no han podido encontrar el papel”. Salen decepcionadas de la Universidad; hoy no
tuvieron suerte. Son las diez de la mañana y se les agotó el tiempo en la sala.
Estefanía Henao Arboleda
II. No hubo lugar en el diario para los del campo
“León Jaime Restrepo Sánchez, de 36 años, fue atacado con arma de fuego anoche en el centro de la ciudad, cerca de la Avenida La Playa. Fue llevado a la Clínica
Soma donde falleció inmediatamente”. Una nota así de escueta, de construcción
simple, era lo que buscaba Sol Pino en la Sala de Prensa de la Biblioteca Central de
la Universidad de Antioquia, como parte de la documentación requerida para conseguir la reparación por la muerte de su esposo.
La cita para buscar algún recorte de prensa que le sirviera como soporte de las
circunstancias de la muerte de León Jaime duró dos horas, y le fue dada dos meses
atrás. Ese día olvidó llevar sus gafas. Un estudiante de la Universidad escuchó que
no era capaz de leer y decidió ayudarle. Después de dos horas de pasar las páginas
viejas de varias ediciones de El Mundo y El Colombiano, concluyeron que no había
nada sobre el asesinato.
A las once de la noche del miércoles 22 de mayo de 1992, Sol recibió una llamada
en su casa, ubicada en Betulia, en el Suroeste antioqueño. Le informaron que León
Jaime estaba herido. Veinte años después, a pesar de que los hechos no fueron esclarecidos, ella cree que el asesinato estuvo relacionado con un “ajuste de cuentas”. Cuenta
esto sentada en una jardinera de la Plazoleta Barrientos. Lleva el cabello corto y a sus
50 y tantos años sus párpados se ven ligeramente caídos.
“A él lo amenazaban, que tenía que llevar vacuna”, cuenta Sol. Él nunca pagó
lo que pedía el grupo guerrillero de la zona cuando se dirigía para su finca. Por eso
recibió boletas amenazantes en algunas ocasiones. Como León Jaime trabajaba como
contratista para una empresa de energía eléctrica, viajaba constantemente. En una
de esas, fue que se sumó a la lista de muertos que, en ese entonces, eran más o menos
10 al día registrados en los diarios locales. Dos años después, Sol salió desplazada de
Betulia tras la frecuencia de los “boleteos”.
Durante la búsqueda, el diario El Colombiano no arrojó ningún resultado, eran
pocos los muertos del campo que aparecían en sus páginas por esos días. El Mundo
tenía una sección permanente llamada Reseñas, donde se mencionaban homicidios,
atracos, secuestros y demás hechos judiciales. Era una página distinta a los obituarios. Sin embargo, al día siguiente de la muerte de León Jaime, no hubo reseñas. Ese
jueves 23 de mayo la noticia que se tomó no menos de seis páginas del diario liberal
fue la fuga de Pablo Escobar de La Catedral, en Envigado. Por eso, una vez más, las
víctimas perdieron la posibilidad de ser vistas frente a la aparente necesidad del país
de seguir mostrando a sus victimarios.
Ahora, Sol tiene que buscar otros documentos que le sirvan para tramitar su reparación en la clínica o en Medicina Legal. Porque, de cualquier forma, los muertos
de Antioquia en los noventa eran demasiados como para atiborrar los diarios con ellos.
III. Si no salió en la prensa, ¡no soy víctima!
Era un sábado como cualquiera en ese octubre de 2009. Como de costumbre,
Vicky* fue temprano a la tienda a comprar el diario, pero algo extraño sucedía. La
gente la miraba como si supieran algo de ella. Fue ahí cuando un conocido se le acercó y le dijo: “Doña Vicky, ¿no sabía? Es que anoche mataron a Daniel y a la novia”.
Él hablaba muy poco con su mamá. Por tiempos, vivía en casa de algún otro
familiar, pues Vicky vivía de arrimada donde su madre. Él, por medio de uno de sus
hermanos, que es conductor, trabajaba ayudando a alistar buses, al menos eso es lo
que ella asegura saber. Por eso, dice que no conoce los motivos de quién lo quería
muerto. Solo sabe que, luego de una fiesta, unos amigos le prestaron a él y a su novia
una habitación. “Nadie” vio al asesino que, antes de huir, descargó ocho tiros contra
el chico de 19 años y dos contra la joven de 15. Él quedó tirado en el suelo, al lado
de la cama; ella quedó tendida sobre el colchón con sus manos cubriéndole el rostro.
Tres años después fue que Vicky, a través de una amiga, se enteró de que el Estado daba reparación a las familias de las víctimas de la violencia. Entonces ella, a
quien un año atrás le habían asesinado uno de sus hijos en el barrio San Javier, pensó
que quizá podría recibir los beneficios estipulados entre 30 y 40 salarios mínimos
legales vigentes.
Después de averiguar sobre los trámites necesarios para que su hijo sea reconocido como una de las víctimas de la violencia, Vicky supo que para comprobarlo
debía reencontrarse con los recuerdos de lo sucedido la madrugada del sábado 12
de septiembre de 2009. Se dio cuenta de que era necesario buscar en el archivo de
prensa algún artículo que diera constancia de las condiciones en las que tuvo fin la
vida de su hijo.
Otra amiga de Vicky, quién también perdió un hijo en medio del conflicto, le
recomendó ir a la Biblioteca Central de la Universidad de Antioquia. En julio de este
año llamó a pedir su cita, pero como las víctimas son tantas hay mucha congestión;
solo le pudieron dar la cita para agosto.
Para los analistas del conflicto, la reparación económica puede servir para curar
las heridas del dinero, pero poco sirve para sanar las emocionales y las psicológicas,
más cuando el conflicto sigue vivo e hiriendo. “La compensación monetaria es un
componente importante de la reparación; pero, por sí sola, no constituye una real política de reparación”, dice Camila Moreno, antropóloga de la Universidad Nacional,
quien agrega que lo vital es la inclusión social de las víctimas, “de manera que logre
dignificarlas y reintegrarlas a la comunidad en condiciones plenas de igualdad”.
El día en que Vicky tenía su cita estaba optimista. Una vecina le dijo que cuando
mataron a su hijo Daniel, ella vio que la noticia la pasaron por la televisión, aunque
no recordaba en cuál noticiero. A lo mejor, también había salido en la prensa. El
turno para buscar el recorte es de dos horas; entonces, no pierde tiempo y apenas
llega se pone a buscar. Pide las ediciones de El Mundo y El Colombiano, entre el 13
y el 16 de septiembre de 2009, e inicia la búsqueda, página por página, de alguna
información relacionada con la tragedia que ella conoció por primera vez en la mañana de ese sábado.
A pesar de que “nadie vio nada”, de una manera discreta, Vicky se guarda la
identidad de los que mataron a Daniel. Piensa que las circunstancias del homicidio
fueron bastante extrañas, empezando por el hecho de que, al parecer, el asesino ya
los estaba esperando adentro de la habitación, ya que todavía llevaba puesta la capota
que usaba para conducir su motocicleta. Cree que quienes lo invitaron a la fiesta se
pusieron de acuerdo para hacerlo ir a ese cuarto y que la trampa ya estaba tendida.
Pero como prefiere seguir viviendo, se guarda sus sospechas; no se atreve a indagar
los motivos de la muerte de su hijo para no ser ella otra víctima fatal de la violencia
de Medellín.
*Nombre cambiado para proteger la identidad de la fuente.
John Júpiter Morales Valencia
¿Cómo funciona el servicio?
Juan David López Morales
• Los usuarios deben pedir cita previa en el teléfono 219 51 51, la cual se
asigna para el día hábil siguiente en los horarios de 8:00 a.m., 10:00 a.m., 2:00
y 4:00 p.m.
Fotografía: Estefanía Henao Arboleda
• La asignación de citas es de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 6:00 p.m.
• Al momento de pedir la cita, el usuario debe suministrar la mayor información posible: fecha de fallecimiento del familiar, nombre de la víctima,
lugar de los hechos y grupo armado responsable.
• No se atienden usuarios sin la cita asignada telefónicamente.
• Los sábados, domingos y festivos no hay servicio de consulta de la prensa ni de asignación de citas.
• El servicio se presta solo en la Biblioteca Central de la Universidad de
Antioquia, en la Ciudad Universitaria, calle 67 # 53-108, bloque 8, piso 4.
• El ingreso a la Universidad debe hacerse por la portería de la Avenida
Ferrocarril, en la cual se presenta la documentación del proceso de investigación con relación a la Ley de Víctimas.
• El usuario debe traer un disco compacto (CD) o una memoria USB para
guardarle la información encontrada. O disponer de un correo electrónico al
cual enviarle el archivo digitalizado.
• Si el usuario no sabe leer o presenta dificultades de movilidad, debe venir acompañado de una persona que pueda apoyarle en la búsqueda, lectura
y movilización (si es necesario).
• El servicio no tiene ningún costo.
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
10 Del más acá
IV. Una reparación tan dura como la violencia
lejos de la Comuna 13. “Es complicado irse de acá, pero quedarme sí me da bastante
miedo. Tengo dos hijos varones y aquí se ve mucho vicio y muerte. Cuando suenan
esos ‘aparaticos’ por ahí, me lleno de terror”.
El deseo de Rubiela también es seguir construyendo su futuro y el de su familia
en otro barrio, en una casa más grande. Espera que por medio de la Ley de Víctimas
y de Restitución de Tierras (1448 de 2011) pueda, por lo menos, tener una mejor calidad de vida. “Yo sé que con esa platica no me lo van a devolver, pero con eso puedo
conseguir en otra parte un hogar donde no haya tanta violencia porque así Fernando
no seguirá el ejemplo de lo que ve en la calle”.
Ha escuchado que recibirá entre 20 y 25 millones de pesos, pero ahora no está
segura si esta Ley la beneficie, ya que en los periódicos no ha encontrado noticias
que ratifiquen la muerte de su hijo. En Acción Social le argumentaron que no tienen
información de grupos armados de la época en que murió José. Pero aun así, los
Martínez esperan que su caso sea acogido y continúe en proceso.
Esta familia sigue en la búsqueda del Certificado de Defunción, papel de la
Fiscalía sobre la investigación del delito, el Registro Civil, la fotocopia de la Tarjeta
de Identidad y algunos recortes de periódico en donde puedan aparecer fotos o el
nombre de José Armando.
Con la entrada en vigencia de la Ley de Víctimas en el país, colombianos como
María Rosmira Cano Hernández pensaron, en un principio, que era una gran iniciativa del Gobierno Nacional para compensarlos por los hechos padecidos.
A Rosmira, una mujer de 65 años que no sabe leer ni escribir, la tomó por sorpresa enterarse de que uno de los requisitos que debía cumplir era buscar un artículo de
prensa. Le preocupaba el cómo hacer para encontrar esas noticias en su situación y si
podría encontrar a alguien que dispusiera de tiempo para ayudarla. María Rosmira
no tiene que reclamar por uno de sus hijos.
Fueron tres los que cayeron en manos de grupos armados que azotaban por esos
días a Girardota. El primer caso sucedió el 3 de junio de 1987, día en que asesinaron
a Óscar Ignacio Castrillón Cano. El segundo hecho fue en mayo de 1990, cuando
mataron a Cecilio Antonio. Y el último, la muerte de Carlos Arturo, el 13 de febrero
de 1997.
Marta Lucía Castrillón Cano, hermana de las víctimas, es la encargada de buscar toda la información en la prensa. Debido a su labor como
madre sustituta de una niña con discapacidad, que fue abandonada desde muy pequeña, ella se ha visto perjudicada con esta
Juan Raúl Muñoz Tejada
condición. Pero sigue en la búsqueda de la reparación.
“Yo en esta sala he visto a muchas personas en mi misma situación. Llegan y no encuentran nada. Esto es mucho
de suerte, da la casualidad que, de pronto, uno que otro encuentra; pero casi siempre uno pregunta y le dicen que no han
encontrado nada”, afirma Marta Lucía, quien ya asistió en tres
ocasiones para buscar las noticias, sin éxito alguno.
Mi hijo me habló en sueños, me dijo que no me preocupara,
Marta es una mujer delgada, de pelo corto y enmarañado
que él estaba muy feliz y que muy pronto se haría justicia.
que busca sin cansancio un recorte de periódico que le permita
-¿Y sólo te sale en los sueños? Porque el mío se me maniacceder a la reparación prometida por el Gobierno Nacional.
fiesta a través de goticas de agua… cuando a veces me cae una
Ella no está de acuerdo con las condiciones que ponen para acpequeña lluvia, ahí siento la presencia del mío.
ceder a los beneficios. En especial, por la desolación que genera
No es casual que Liliana y Janeth conversen en una misma
el no encontrar lo que busca tras varias horas de escudriñar en
mesa rodeadas de cajas de periódicos. Ellas se conocieron hace
los diarios.
ocho años en una de las tantas reuniones de colegio. Sus hijos
“Pienso que ese requisito que puso el Gobierno es solo para
fueron compañeros de curso y hoy sus recuerdos van más allá
poner trabas. Para no indemnizar a la gente, porque si saben
quién fue y qué pasó, ¿por qué no agilizan?, más con casos
del listado del obituario de un periódico.
viejos”, menciona la única mujer de los hermanos Castrillón
Para Janeth, no es fácil volver a contar la muerte de sus dos
Cano, ante la desolación que sufre, junto a su madre, al no
hijos. Tampoco explicar las razones por las que fue desplazada
poder acceder a la reparación.
de una vereda cerca de Barbosa. A ella, “le da pereza revivir un
Pero María Rosmira no es la única que se encuentra en
momento tan duro”. Es consciente de que las secuelas aún la
una situación como ésta. De los 4 millones de colombianos que
José Armando Martínez
perturban, que no puede dejar de tomar el medicamento que le
se estiman fueron víctimas del conflicto desde 1991, un alto
sugirió su siquiatra y que es mejor concentrarse en las páginas
porcentaje se encuentra igual porque, a pesar de que exista la
de papel.
disposición de ayudar por parte de la Universidad de Antioquia, no está en sus maLiliana, por su parte, cuenta que a su hijo lo mataron luego de salir de una fiesta
nos el hecho de que fueran registrados en la prensa.
con unos amigos. Era la madrugada del 6 de septiembre de 2009 cuando fue atacado
David Metaute
a tiros por una de las bandas que se disputaban el control de una zona entre Pedregal
y Castilla, al Norte de Medellín.
Las famosas disputas por las fronteras invisibles fueron la razón para que su
hijo no alcanzara a cumplir los 18 años. “Él no tuvo las fuerzas para correr. Estaba
‘farreado’ y solo a él las balas lo alcanzaron… Sus amigos se salvaron. Él siempre dio
la vida por sus amigos. Y así fue”, narra Liliana.
Janeth se levanta de la mesa. Al parecer, no está dispuesta a escuchar la misma
En 2009, época en la que el cielo del barrio La Caseta, de la Comuna 13 de Medehistoria. Y mientras se aleja frotando sus manos por el frío del lugar, Liliana lamenta
llín, era surcado por más balas que pájaros y el plomo impactaba como granizo en los
no tener en su bolso unos cuantos ‘confiticos’ para tranquilizar a su vecina y amenitechos y paredes de las casas, murió de 16 años José Armando Martínez. Su madre,
zar el rato.
Rubiela, no sabe con certeza quiénes fueron ni por qué lo hicieron; lo único que le
A David Estiven, su hijo, lo describe como un muchacho agradable, cariñoso y
queda claro es que es mejor saber poco o nada del caso de su hijo “porque hablar por
sociable. Era el primer hijo de su primer matrimonio; al poco tiempo, a su esposo lo
acá está prohibido”.
mataron cuando el pequeño aún no tenía un año. Ella tiene tres hijos. Vive con su
Rubiela recuerda que “en ese tiempo las bandas mataban al muchacho que no
hija en Medellín y sus dos mellizos viven en Guayaquil (Ecuador). “No piensan volver
colaborara”. Tal vez eso pasó con José, quien salió de su casa un miércoles 15 de julio,
mientras cese el peligro en Colombia”, asegura Liliana.
aproximadamente a las cuatro de la tarde, y fue encontrado muerto al amanecer del
Ella no necesita de preguntas y sus ojos, algo húmedos, reflejan los deseos de
viernes en “El Pinedo, un botadero de escombros y tiradero de vicio”.
contar e incluso recordar que su hijo fue un adicto a las drogas. Aclara que muchos
Las cuatro puñaladas que dejaron a José sin vida son las únicas que quedaron
meses antes de su muerte, estaba en un centro de rehabilitación en Bello y que la
en la memoria de su madre, pues no alcanzó a ver por completo el cuerpo cubierto.
gente del barrio comentaba la mejora física y mental de su muchacho.
Pero esta mujer, de 48 años, cada día no le encuentra justificación a la pérdida
Ella prefiere mantener los buenos recuerdos de un joven que, a pesar de ser menor
de su primer hijo. “Fue muy injusta la forma en que murió. Esa no es una solución
de edad y no poder estudiar por las “fuertes balaceras”, trabajaba en construcción y
para los problemas”.
vendía perfumes a 3.000 pesos en su barrio para ayudar con el sustento de sus cuatro
hermanas.
A raíz de varias amenazas, José debió salir de la Comuna en diferentes momentos. La madre dice que “las bandas van terminando, los cabecillas van cayendo; pero
a rey muerto, rey puesto”. Que él volviera y que su familia le hiciera falta, no era
garantía de continuar con vida.
“Mami, estoy muy aburrido, siento pasos de animal grande. Me quiero ir porque
aquí no se puede vivir tranquilo”, dijo José. Pero Rubiela se preguntó: “¿Para dónde
llevarlo en medio de esta pobreza, trabajando tres días a la semana en una casa de
familia y manteniendo a seis jóvenes?”.
Algunos meses después del asesinato, Ninfa, con su profundo dolor y decepción,
debió salir del barrio para no tener la misma suerte de José, el hermano que más
quería, ya que también la buscaban para matarla. “Nadie vive el dolor que uno lleva.
Le doy gracias al Señor, pues tres de mis hijas están lejos y no debo preocuparme de
que las vayan a matar”, sostiene Rubiela.
Ya son tres años y varios días sin la presencia de José y sin saber del caso. Su
mamá vive en el mismo lugar con su esposo, con sus tres nietos y con los dos hijos
que le quedan cerca, Natalia y Fernando. Habitan una pequeña casa de dos cuartos
y una cocina que en unas ocasiones se inunda por el agua, y en otras, por el dolor.
A pesar de que la navaja y la ropa fueron encontradas en El Pinedo, la Fiscalía
aún no da respuesta de lo ocurrido ni del asesino: “La muerte de mi hijo no la investigan, eso se quedó así”.
De 2009 a 2012, no hay mucha diferencia para la familia Martínez. Los habitantes del barrio La Caseta, donde termina la carretera y comienzan las montañas
invadidas por delgados callejones, escaleras y casas en madera, continúan con miedo.
En muchas ocasiones, el tronar de las armas es su despertador en las madrugadas.
La seguridad en el barrio de Rubiela sigue igual, “roban en las narices de la Policía y
entre todos se disparan y disparan”.
Fernando, con 10 años, solo sale de su casa para el colegio. Su madre no quiere
que sea víctima de un arma y mucho menos que apriete el gatillo. Por su parte, Natalia tiene como objetivo principal abandonar lo más pronto posible su hogar e irse
VI. La esperanza de las madres
en un trozo de papel
Fotografía: Leidy Ramos
V. Solo cumple un ‘requisito’:
que lo mataron en la Comuna 13
No. 61 Octubre de 2012
Fotografía: Estefanía Henao
11
Lázaro López, encargado de la Coleción de Periódicos
en la Biblioteca Central
Liliana esperó tres años para incluirse en la solicitud de registro que exige la Ley.
Cuenta que por las amenazas y las llamadas constantes de las bandas de su barrio se
abstuvo de narrar lo sucedido. En esa época, “Los Mondongueros” ejercían el control
y, para 2009, era una de las organizaciones criminales más poderosas del Occidente
de Medellín.
Con el pasar de los años, motivada por sus vecinas y por las personas que conocen del tema, el 24 de febrero de 2012 inició el proceso para acceder a la reparación.
Lo que hoy la desanima es “saber que hay madres que llevan años y aún nada”.
Acepta que necesita “la ayudita” del Gobierno, pero también, que no hay plata que
repare el daño causado y más cuando “la muerte de un hijo es algo que nunca se
olvida. Noche y día uno lo lleva en la mente, cada rincón de la casa me lo recuerda”.
Y es que, como dice el escritor argentino Martín Caparrós, morirse es también
“convertirse en un cuento que otros van tejiendo”. Para ella, volver a contar y hablar
de la muerte de su hijo es una especie de terapia, pero ese no es el mayor de sus
recuerdos. “Mi hijo tenía una risa muy linda. Le gustaba asustarme por la espalda.
Cuando estoy lavando, tengo la sensación de que mi hijo me va a asustar o va a llegar
a mi cama a medianoche a abrazarme y darme un beso”, relata con una sonrisa.
Hoy no fue el mejor día para Janeth. Además del frío y de escuchar historias que
poco le ayudan, el archivo de prensa que requiere aún no aparece. Ya resignada a no
encontrar el dato más cercano a su tragedia, para Janeth es otra visita con la prensa
que le quita tiempo. Para Liliana, una prueba más que la convence de que “reparar”
un familiar es un proceso tortuoso. Pero al final, entre risas y tristezas, hallándole
el ‘confitico’ a la vida, a las dos mujeres les consuela entrar a una universidad, así
sea “después de viejas y para más orgullo, derechito a una biblioteca”, dice entre
carcajadas Liliana.
Leidy Ramos
VII. Luz Marleny no volvió del trabajo
La noche del 18 de agosto de 1992, Luz Marleny no volvió a las 11:00 de la noche
a casa, como de costumbre. Su hijo, Dúber, de 10 años, no dejó de esperarla hasta las
7:00 de la mañana del día siguiente, momento en que le informaron del asesinato.
Esa noche, mientras Dúber estaba solo en su casa, Luz Marleny estaba trabajando de mesera en un bar de Barrio Triste. Mientras atendía clientes en el establecimiento, unos individuos aparecieron e hirieron a bala a uno de los presentes. Otro de los
proyectiles se alojó en la aorta de Luz Marleny, quitándole la vida a los 28 años de edad.
Así se puede buscar el recorte de prensa
El Sistema de Bibliotecas de la Universidad de Antioquia ofrece asesoría en
la búsqueda de información a los ciudadanos que tienen derecho a los beneficios de la Ley de Víctimas.
En tal sentido, la Biblioteca Central de la Universidad de Antioquia presta actualmente el servicio de búsqueda de información en sus colecciones de
prensa nacional, dirigido a los ciudadanos que tienen derecho a beneficios de
la Ley de Víctimas.
Profesionales encargados de esta colección asesoran a los interesados en
la búsqueda de la información. A partir de la fecha de los hechos, se localiza la
noticia en los ejemplares de la prensa nacional, se toma el registro y se le entrega al usuario una fotografía del artículo de prensa.
Por esos días, los grupos milicianos desarrollaban actividades contra el Estado
y con el narcotráfico como protección del negocio por medio de ajustes de cuentas.
Cuando comenzó la guerra del Estado contra Pablo Escobar, se tensaron estas fuerzas milicianas. Se radicalizó mucho más la violencia y la propuesta de la guerrilla
comenzó a ser permeada por métodos militares de la delincuencia común.
Dúber, en medio de su inocencia, no creyó la muerte de su mamá hasta que llegaron con ella para enterrarla en el Cementerio Universal. Sólo allí pudo comprender
las últimas palabras de ella cuando, con un par de tragos encima, le dijo: “Vea, mijo,
esta casa es suya. No se la deje quitar de nadie. Si a mí me pasa algo, esto es suyo”.
Hoy, Dúber continúa asociando esta muerte avisada con el problema que su
progenitora había tenido con unos vecinos en Campo Valdés. “Ellos eran los que
mandaban en el barrio en ese tiempo y, se cree, eran milicianos. Cuando se pusieron
a robarnos a nosotros, mi mamá les mandó la Policía, y creo que ese fue el motivo
para que la mataran”.
Veinte años después del suceso, Dúber está en la Biblioteca de la Universidad de
Antioquia buscando entre periódicos de la época un pequeño texto que constate la
muerte de su madre ante el Gobierno Nacional para conseguir los beneficios de la
Ley de Víctimas y Restitución de Tierras.
Una foto desgastada de ella es la única forma de no olvidar su apariencia. La
belleza en su rostro, el cariño que le brindaba, lo consentido que se volvía a su lado y
todo lo que se esforzaba en el trabajo, fueron las motivaciones para que la alegría no
abandonara la casa que compartían.
Mientras vuelve a revisar, página por página, El Colombiano del 18, 19, 20 y 21
de agosto de 1992, recuerda los días de tristeza cuando le tocó aceptar la muerte de
su madre y acercarse a su tío, el único familiar cercano que tenía y que lo mantuvo
hasta que también fue asesinado. Desde ese momento, y con sólo 12 años, buscó por
medio de ventas de frutas y secado de carros la forma de subsistir y pagarse el estudio, que dejó en el grado noveno para mantener a su esposa y a su único hijo.
La búsqueda en El Colombiano no resulta satisfactoria; las noticias que abundan
giran en torno a Pablo Escobar. Por esos días, los combos de los barrios mataban por
todos lados. La tasa de mortalidad, entre 1991 y 1992, era de 444 muertes violentas
por cada 100.000 habitantes, según estadísticas de la desaparecida Asesoría de Paz
y Convivencia de Medellín.
Dúber pasa de El Colombiano a El Mundo. Entre tantos homicidios y nombres,
no aparece Luz Marleny. Entre las noticias que advierten la llegada de las Milicias
Populares del ELN y las Bolivarianas de las FARC a los barrios, se da un panorama
de la violencia de la época; el periódico parece no dar abasto con el número de víctimas por día. Tampoco hay referencia de los hechos. Las aspiraciones de encontrar a
su madre en los periódicos se desvanecen.
“Éste proceso no debería de ser tan complicado. Nosotros trabajamos y no deberíamos tener que sacar tanto tiempo para estas cosas. Si en los papeles de la autopsia
aparece el nombre de la difunta y en el búnker de la Fiscalía le entregan la comprobación, creo que son suficientes pruebas”, afirma Dúber mientras sale de la Biblioteca
y se prepara para seguir vendiendo avena, empanadas y buñuelos en el centro de la
ciudad.
Felipe Hincapié
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
Concédeles
Señor el
descanso
eterno
Fotografía: Estefanía Carvajal
12 Del más allá
Medellín es tal vez la ciudad colombiana que más cementerios
tiene. Al San Lorenzo –que ya no existe-, al San Pedro y al Campos
de paz se le suman los que se conocen por el barrio en el que
están -el de La América, el de El Poblado, el de Belén, el de Belén
Rincón-, los que están en las afueras como Jardines Montesacro y
Jardines de La fe, y esos tres que parece uno solo: El Universal, La
Candelaria y el Judío. En noviembre, el mes de los muertos, hicimos
un recorrido y reportaje gráfico por algunos de ellos.
Fotografía: Daniela Carvajal
Fotografía: Angie Rivero
Cementerio Universal.
Cementerio San Lorenzo.
Cementerio Campos de Paz.
El Poblado de los muertos
Juan Pablo López Buitrago
Fotografía: Daniela Carvajal
E
n lo que era una finca para vacacionar, nació en los años 30, Manila, un barrio residencial,
de gente adinerada, que poco a poco, con el crecimiento de El Poblado cambió su vocación, y
se llenó de negocios, de restaurantes, hasta que su vía principal se convirtió en “la calle de la
buen mesa”. Pero entre ese ambiente, por alguna extraña razón, ha logrado permanecer, sin llamar la
atención, una construcción un poco extraña. Su entrada, como la de una hacienda veraniega, no delata
lo que hay en su interior: un camposanto. El cementerio de El Poblado es pequeño y sencillo, como un
teatro griego tiene una leve inclinación con diferentes niveles a los que se sube por escalas. Esta allí
desde mucho antes que se formara el barrio. Fue construido a finales del siglo XIX, y aunque ha tenido
reformas, ahí está, sobreviviendo a las especulaciones de su desaparición. Tiene poca demanda y muchas de sus 508 bóvedas, abiertas. “Silencio…silencio” se puede ver escrito en algunas de las bóvedas,
una orden inquebrantable que todo el cementerio parece obedecer, no lo perturba ni siquiera el bullicio
del tráfico de su vecina, la Avenida de El Poblado.
Cementerio Jardines de la Fe.
No. 61 Octubre de 2012
13
Fotografía: Angie Rivero
San Pedro de contrastes
B
ajo un cielo grisáceo, la lluvia se confunde con las lagrimas de quienes despiden a un ser
querido. La familia reza unida para que sus oraciones lleguen más allá de la lluvia, más allá
de las nubes. El San Pedro entró en la historia de Medellín en 1842 y al llegaron a morar
los cuerpos de personajes ilustres de la sociedad antioqueña como el artista Pedro Nel Gómez, el
pintor Francisco Antonio Cano, el geógrafo Manuel Uribe Ángel, Pedro Justo Berrío o los adinerados
Coroliano Amador y Pepe Sierra que algún día habitaron barrios como Prado o Villanueva. Su arquitectura, sus mausoleos, la importancia de sus muertos permitieron que en 1999 fuera declarado Bien
de Interés Nacional. Fue también el primer cementerio de América latina en ser declarado museo.
Las imponentes tumbas de los ilustres con su mármol, sus esculturas talladas por reconocidos artistas
como Marco Tobón Mejía, imponen su presencia, enmarcan el camino hacia la capilla, mientras en
los alrededores, las galerías de bóvedas sobresalen por sus lapidas que parecen carteleras, forradas
de letreros, de cartas, de fotos, de palabras de amor, de un “te amo mamá”, de un “te extrañaremos”
para esos muertos que vienen de las laderas, de los barrios populares. Un pasado ostentoso y un
presente que lucha contra el olvido, contra el anonimato es lo que le da una perturbadora belleza a
este camposanto.
Jardines de la Fe y del Corán
Angie Rivero
C
uando se piensa a dónde se quiere ir después de la muerte, llega como un sueño la idea de un
paraíso, un lugar de reposo con inmensos jardines, un espacio tranquilo y organizado. Algo
parecido es Jardines de la Fe, el cementerio que está en plena Autopista Norte, llegando a
Copacabana. Patricia García trabaja hace 8 años en la tienda de ese camposanto. Le gusta estar allí
porque, a diferencia de otros es un cementerio bonito y limpio. Su hijo, que murió hace dos años a
causa de una bala perdida, está enterrado allí. “Desde que llego siento que mi muchacho me acompaña. Una singularidad de esta morada de los muertos es que desde este año, los musulmanes tienen
un espacio allí, un lote con capacidad para 50 cuerpos, orientado en dirección a La Meca y en el
que pueden realizar los rituales fúnebres de su religión. A Patricia le parecen entierros muy bonitos,
porque no lloran, les hacen oraciones en un idioma que ella no entiende, y no usan ataúd sino que
los envuelven en una sábana blanca.
Daniela Carvajal
Cementerio Campos de Paz.
Polvo eres y en polvo te convertirás
Diana Bermúdez S. [email protected]
drecitas donde sólo cabe una persona. Una cuarta parte del cementerio es ocupada
solo por niños. Sus muros recamados de enredaderas verdes contrastan con las sencillas lápidas grises inscritas en hebreo y en español y selladas con La Estrella de
David o con el Menorah mayor que representa la luz de Dios en cada uno de los días
de la semana.
“Está estipulado que para rezar, los judíos hombres tienen que estar separados
n El rumor del astracán, novela de Azriel Bibliowicz sobre la inmigración
de las mujeres. Lo hacen con una pared o una tela para que no se distraigan lo unos
judía a Colombia, se narra que a los judíos se les advertía que para enterrar
a los otros. Así mismo pasa en el cementerio, tienen que estar divididos” cuenta
a sus muertos en campo santo cristiano debían bautizarlos “en la fe verdaGregory mientras caminamos hacia el centro y nos detenemos a ver el imponente
dera” o en su defecto llevarlos al cementerio de los suicidas. El Cabildo de la ciudad
monumento en memoria a los seis millones de judíos que fueron asesinados por el
de Medellín acordó en 1933 la construcción de un cementerio laico, ahora llamado
nazismo en los años 1939-1945.
Cementerio Universal. Su finalidad era recibir todo tipo de cadáveres sin importar
Casi al fondo encontramos la tumba de Wolf Feinapel. 15 de enero de 1993
su credo religioso o la causa de la muerte.
“padre te recordaremos hoy mañana y siempre”, dice la inscripción precedida de la
En cercanías del Cementerio Universal, la comunidad judía de Medellín, que en
Estrella de David. Descargamos la piedritas.
ese entonces llegaba a la provincia huyendo de los horrores y del exterminio que se
Del día en que visitó este cementerio por primera vez, Gregory recuerda poco.
vivía en la Europa de la Segunda Guerra Mundial, construyó para 1967, un cemenDos días llevaba en Medellín después de su estadía en un hospital cartagenero y reterio donde se hace el tratamiento de cuerpos e inhumaciones de los miembros de la
cién se enteraba de la muerte-exhumación y funeral de su padre.
comunidad conforme a sus milenarias tradiciones.
-¿Y cómo murió él? pregunto.
El entierro es acorde a la frase bíblica, polvo eres en polvo te convertirás. Un
-En un accidente automovilístico, en el que perdí la audición del oído izquierdo.
judío no se puede exhumar sino pasados cien años. Su religión hace hincapié en
Cuando enterraron a su padre Gregory tan sólo tenía diez años, sabe que ese
mantener la dignidad del fallecido… es deshonrosa la exhibición de un féretro abierdía estaba con él su prima Liliana, su hermana Chajaracé y su mamá Consuelo,
to. Y en los momentos de oración se rasgan las vestiduras, más no el talit - prenda
recuerda que ella lo apartó de los rezos mientras él lloraba junto a su hermana. El
especial de los judíos- para que en el otro mundo se puedan secar las lágrimas. Los
llanto también estuvo presente en el momento en que le
baños rituales a cargo de siete voluntarios judíos llamaapartan del cuerpo ya sin vida de su padre
dos Hebra Kadisha y los rezos dirigidos por el rabino
“Lloré mucho mientras mi mamá llegaba, y a causa
mientras diez hombres mayores pasan la pala con un
de ese llanto una perra enfermera me gritaba, sabes, eso
previo asentamiento en la tierra para evitar impurezas,
me rayó mucho tiempo, en fin. Nosotros íbamos a vacason otros de los rituales fúnebres de la tradición judía. Y
cionar a Cartagena así que yo estuve veinte días en un
como en los cementerios católicos no se les permite, su
hospital. Yo no sabía que mi padre murió junto a mí, no
comunidad se ha visto en la necesidad de construir sus
me decían nada por el estado en que me encontraba, mi
propios cementerios.
hermana había sufrido una hemorragia pulmonar y mi
Hoy acompaño a Gregory Feinapel al cementerio de los
madre, la menos afectada, estaba haciendo el trámite
judíos en Medellín. Por ser Shabat, día de descanso para ellos,
para llevar el cuerpo de mi padre a Medellín”.
debemos entrar por una puerta más chica contigua a la prinLa familia de Wolf Feinapel al enterarse del hecho,
cipal. Tocamos allí. Es la casa de Rosa y Alberto, los encarconsideró un irrespeto el funeral católico, así que Congados de cuidar el camposanto. Rosa pregunta a Gregory por
suelo, su viuda, decide enterrarlo en éste cementerio
su mamá, que como está, que cuando viene, que saludos, y él
para que ellos lo pudieran visitar. De mi padre tengo
asiente diciendo que vino de Las Vegas Nevada, que está bien,
pocos recuerdos, pero todos son recuerdos felices”.
que sí, que le da los saludos.
El tema empieza a incomodarlo, así que intento deYa adentro, desde el solar -con pizcos y un cachorro de
jarlo un rato solo en la tumba de su padre y no interferir
perro criollo- se ve el muro del cementerio, conectado por
mucho. Sé que no viene desde hace cuatro años y muchas
un pasillo de 18 mts el cual recorremos hasta llegar a un
cosas han de haber ocurrido en este tiempo… De repente
pequeño contenedor de quipás, que se ponen sobre sus cose levanta y me dice “es una gran mitzvá lo que estamos
ronillas, un acto de respeto que simboliza que estamos bajo
haciendo hoy, es para los judíos un deber muy granel cielo de Dios.
de asistir a entierros, visitar a los muertos y consolar
-¿Y no puedes venir con tu propia quipá? Pregunto
a los deudos, tener compasión por medio del consuelo,
-¡Si claro! sólo que no soy religioso, una persona ortoen imitación a Dios”. Pero no todos los judíos pueden
doxa siempre tiene la quipá.
entrar a su cementerio. Los Cohen, que son considerados
Él escoge cualquiera y entramos. Hacemos una pesacerdotes en su religión y tienen un rango “superior” y
queña estación para tomar piedrecitas de una fuente,
las mujeres en embarazo, ellos se quedan en la parte de
éstas simbolizarán la visita a un muerto judío contrario
afuera durante los entierros.
a la tradición cristiana de las flores, pues para estos son
A la salida, nos lavamos las manos, una de las cossímbolo de vida.
tumbres que los judíos, fieles a sus ritos, han conservado
El cementerio judío más grande del mundo
Tres hileras de lozas para los hombres y tres hileras
de generación en generación.
de lozas para las mujeres separadas por caminos de pieen Jerusalén.
Fotografía: Ramón Pineda
E
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
14 Del más allá
Limpio mi cuerpo,
mi alma,
mi espíritu y
mi corazón
en nombre de ti,
Señor Todopoderoso
Ahí están Eva, Kasandra, Adán y Marcelo, los segovianos.
Ahí están impresos en papeles color rosa, naranjado y
azul que van a los bolsillos, a las canecas, al pavimento
de las aceras de centro de Medellín. Y ahí están, también
en cuerpo y alma, arriba en La Ceiba, ese edificio de La
Playa que es su centro de operaciones, el escenario en el
que prometen dar solución gratis a cualquier problema.
Estefanía Carvajal Restrepo. [email protected]
I
magínese a usted mismo caminando por el Centro de Medellín que, a cualquier hora de cualquier día (no se cuentan los domingos), está atiborrado de
gente que vende cosas y de transeúntes que caminan rápido. Visualícese recibiendo un papelito, de tres por cinco centímetros y medio, de un hombre que tiene
cien en la mano y los agita y los mueve con destreza, sin dejar caer uno solo al piso,
sin dejarse afectar por los desprecios de quienes están hartos de que los encarten con
basura, sin renegar del trabajo por el que solo les pagan 17 mil pesos diarios.
Figúrese ralentizando su paso, volviéndose un obstáculo en el camino para los
que van de afán, olvidándose de agarrar su bolso con la paranoia acostumbrada por
los ciudadanos de bien que imaginan que en el Centro siempre hay un ladrón respirándoles en la nuca. Proyéctese leyendo las letras verdes o negras o azules o rojas o
naranjas que le ofrecen consultas gratis, como los ortodoncistas. Suponga que usted
es una persona sin prejuicios y que Eva, Kasandra, Adán o Marcelo le prometen la solución a todos sus problemas, o bien tienen la capacidad de satisfacer sus curiosidades.
Eva, Kasandra, Adán o Marcelo pueden ligar a su ser amado en 24 horas con una
foto, prenda de vestir o cabello. Esos cuatro brujos, que son segovianos, pueden alejar
malos vecinos, bloquear maleficios y curar enfermedades postizas. Además, si usted
está interesado en conocer el futuro, pueden leerle el tarot, el tabaco, el café y, por lo
demás, darle una limpiadita a su aura. Si usted es hombre y hace rato que el de abajo
no se levanta, Eva, Kasandra, Adán o Marcelo pueden hacer que nunca más vuelva
a pasar una vergüenza en la cama.
La triste realidad es que preferimos lo turbio a lo claro, las explicaciones rebuscadas de la seudociencia a las más directas y, a veces, menos espectaculares de la
ciencia; los enigmas en lugar de las explicaciones simples (Antonio Vélez, en Parasicología, ¿realidad, ficción o fraude?).
La oficina queda en el séptimo piso del edificio La Ceiba, al lado del Coltejer.
Una reja blanca sin llave separa al corredor de la sala de espera. Lo primero que se
ve al entrar es un letrero, en fondo blanco y con mayúsculas sostenidas que advierte
que no se atiende a menores de edad. Lo segundo, una secretaria pequeña encaramada en unos tacones altísimos. No hay nadie aparte de ella y de las figuras del Buda
hindú –moreno, delgado, sereno, de orejas alargadas– que están en la fuente de agua
estancada y que cuelgan de todas las paredes mostaza del recinto.
Le digo a la señorita que buenas tardes y que vengo para una consulta, a lo cual
me responde que espere, que el maestro ya se va a desocupar. La puerta del consultorio es de madera envejecida y tiene un rectángulo de vidrio transparente, en el que
con cristal más opaco se forma la imagen de una pirámide con un ojo en la punta
de arriba. Es la pirámide del billete de dólar. Es la pirámide de los masones. Es la
No. 61 Octubre de 2012
pirámide que por siglos ha simbolizado el poder de Dios. Es la pirámide del ojo que
todo lo ve: más intimidante que una cámara de seguridad.
Adentro del despacho de El Segoviano las sensaciones de terror y satisfacción
se confunden; no se podría esperar menos del establecimiento de un brujo hecho y
derecho. El piso es de baldosa estampada, de esas que imitan vilmente el tono y la
textura de la madera. Las paredes están pintadas de negro. No hay ventanas y la única fuente de luz es la de las velas de distintos colores que permanecen encendidas en
varios puntos del cuarto. El aire es sofocante, denso; el olor es una insólita mezcla de
las miles de esencias distintas que se guardan en la bodega de productos esotéricos,
justo al lado del cubículo en el que me encuentro.
En la mitad de la habitación, un Buda chino –el gordo que da plata con solo
frotarle la barriga– grande, como un perro labrador bañado en oro, descansa en
posición de loto mientras esboza una sonrisa de oreja a oreja. Dos velones blancos
lo alumbran. Al lado izquierdo del Buda, una estatua de María Auxiliadora sin la
mano izquierda (“no porque sea un ritual pagano, sino porque se le quebró”, me
contó después El Segoviano) carga al divino niño. La virgen es casi tan alta como yo:
puede medir hasta un metro con cincuenta. Frente a la madre del dios cristiano, tres
cruces con tres cristos cuelgan de la pared. Debajo de estos, en el piso, hay una ponchera azul clara con un poco de agua y, a cada lado del recipiente, una vela azul rey
encendida. A la derecha de los cristos, una figura de madera que representa a una
sacerdotisa de no sé cuál cultura indígena, sostiene entre las manos un atrapasueños.
Pero es en el muro del fondo donde está lo más terrorífico: una cruz inmensa
color ocre puesta al revés, sin Jesús. El símbolo del anticristo, aunque según la Iglesia Católica la cruz invertida simboliza la humildad de San Pedro. Debajo del INRI
volteado reposan una calavera dorada, una escultura de demonios con cachos y alas
de murciélago, y dos velas negras de llama ardiente. Sobre el altar demoníaco hay,
pegados a la pared, una serie de papeles blancos de todos los tamaños y caligrafías
posibles, cuyos mensajes no alcanzo a leer.
El hombre espera en la esquina diagonal a la puerta. Está sentado sobre una silla
giratoria de oficina mientras apoya los codos en un ostentoso escritorio de vidrio. Lo
rodean dos velas blancas y otros tres budas gordos más pequeños que el del centro
de la habitación. Arriba de su cabeza cuelga de la pared otra pirámide, pero con tres
signos que no distingo en cada una de sus esquinas. “¿A qué vienes?”, me pregunta
el brujo que no está vestido excéntricamente como uno esperaría, sino que lleva puestos un pantalón negro, una camisa verde manga larga, y una corbata también verde,
pero más oscura, con sujetador plateado. El Segoviano se parece a las esculturas de
Buda que lo rodean: es de mediana edad, calvo, trigueño, cara rechoncha y estómago
prominente. Lo único que lo distingue de la divinidad, a la que no sé si adora, es la
barba perfectamente pulida en forma de candado. Clavo mis ojos en los del brujo:
“Vengo porque me encuentro por todas partes el número tres”.
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Se ha encontrado que la intuición desnuda es mala consejera en materias de
azar. Creemos muchas veces que lo improbable es imposible; por lo que, en caso de
ocurrir un suceso de esa naturaleza, nuestra mente inventa argumentos paranormales, o le atribuye propósitos oscuros y desconocidos (Álvaro Vélez, en Parasicología,
¿realidad, ficción o fraude?).
Las artes de Marcelo
Se llama Marcelo y no es segoviano. Pero sí es brujo y sí vivió en Segovia. Aprendió sobre las ciencias esotéricas desde que tenía 8 años gracias a su abuela, quien era
una de las brujas más respetadas del pueblo minero. Sabe leer el tarot, el tabaco, la
mano; sabe trabajar con velas, con cristales, con números; sabe de magia blanca y
de magia negra; puede curar maleficios, quitar el mal de ojo, desalar negocios; pero
también puede ligar a la persona amada y desaparecer amantes, heterosexuales o del
mismo sexo. Marcelo se autodenomina médico general. Es un brujo universal que te
remite donde el espiritista, la parapsicóloga, el vidente, la exorcista, el astrólogo o la
psiquiatra. Depende de tus necesidades.
Marcelo dice que ha estudiado mucho y, también, que hubiera querido ser periodista. Pero desde chiquito ya sabía a qué había venido al mundo. A su consultorio
no va a buscarlo cualquier pelagatos; entre sus clientes cuenta con fiscales y políticos
importantes. Marcelo me cuenta sobre las teorías de los yoes y de los egos mientras
toma nota en un papelito de tres por cinco centímetros y medio. Además es sicólogo
empírico, aunque tiene caligrafía de médico, de médico general. También adivina
(que no es adivinación, sino intuición y una profunda capacidad de observación) que
soy una persona incrédula y desconfiada, pero muy sensible, “¿o me equivoco?”. No,
no se equivoca.
Marcelo usa un anillo de oro en el dedo corazón de la mano derecha; es un
talismán de protección, “primero se quiebra este anillo antes que entrarme a mí un
maleficio”. Marcelo lleva 23 años casado con una mujer que disfruta de la música, la
pintura y el arte. Con ella tiene tres hijas: la mayor estudia Derecho; la del medio,
Medicina; y la menor aún está en el colegio. Marcelo cree profundamente en Dios,
aunque no en las religiones, a pesar de que tenga su despacho atiborrado de figurones sagrados. También cree en su arte, en que eso que muchos llaman sobrenatural
no es sino el orden real de la vida, “bebé”. Pero no le gustan las “nuevas” prácticas
espirituales como el yagé. Porque el yagé “es solo una excusa para meter drogas y
hacer orgías, bebé”.
Marcelo habla rápido y aún no responde a mi pregunta. Marcelo habla mucho y
escucha poco, pero le basta con verme la cara para saber que no le copio, “¿o me equivoco?”. Hay que creer, “bebé”, hay que creer. Marcelo me adula diciendo que tengo
una energía muy limpia. Supongo que eso es bueno. Supongo que es por lo que siempre me dice mi madre, porque “apenas estás empezando a vivir”. Marcelo detalla lo
que yo ya sospechaba; que el tres es un número mágico, un número muy especial. El
tres es el número de los masones, de la Santísima Trinidad, de la perfección del círculo, es el número platónico del ser supremo: materia, espíritu e intelecto. El tres se
ha considerado el número de la perfección y, según Marcelo, que se me aparezca todo
el tiempo (en la hora, en las placas de los carros, en las nomenclaturas de las calles,
en los avisos publicitarios, hasta en los sueños) puede significar muchas cosas. Que
una guaca me está esperando, que la naturaleza me está dejando una señal, que soy
un ser iluminado, que alguien me está amarrando o que soy víctima de un maleficio.
Y para Marcelo, la única forma de saber por qué es que veo el tres hasta en una sopa
de letras es haciéndome una limpieza de aura, o limpieza general. Cuesta nada más
60 mil pesitos, “porque aquí no nos gusta abusar de la gente, y cuando uno sabe hay
que cobrar por eso”.
En Segovia la brujería es parte de un sistema mágico-religioso cuyas creencias
y prácticas se expresan de diferentes formas y en distintos contextos, moldeando así
parte de la identidad y memoria cultural de la región (Catalina Muñoz y Marian
Torres, en Cultura, cuerpo y brujería).
Limpieza de aura o limpieza general
Ingredientes:
Unas ramitas de ruda (para atraer el dinero).
1 sobre de canela en polvo (para atraer el amor).
1 ajo macho (para proteger de los maleficios y repeler las malas energías).
1 frasco de sal de mar.
2 copitas de esencia de rosas.
1 ampolleta de limpieza de aura, “este activador está reforzado con una ampolleta Triple Fuerza que lo hace tres veces más poderoso que cualquier otro”, (dice la
etiqueta del frasco que contiene un líquido morado con olor a limpiador de pisos).
1 jabón de canela (según Marcelo es importado de Venezuela; pero si usted analiza con cuidado la cajita del Jabón Sortario, puede leer Made in Colombia).
12 varitas de sahumerio de canela.
Preparación:
1. Ponga a hervir las ramitas de ruda con la canela y el ajo macho.
2. Cuando la mezcla haya hervido, vacíela en una ponchera o caneca y agregue
la esencia de rosas, la sal de mar y la ampolleta de limpieza de aura. Llene hasta el tope
el recipiente añadiéndole agua.
3. A las 7 o a las 12 de la noche, báñese del cuello para abajo con el líquido resultante.
4. Inmediatamente después, dúchese todo el cuerpo y lávese con el jabón de canela así: “con su mano derecha aplique el jabón sobre todo su cuerpo, comenzando
desde la cabeza hasta los pies, y sosteniendo el jabón con ambas manos ofrezca este
baño al Dios Todopoderoso repitiendo esta oración: Divina presencia de Dios, en
esencia y persona que soy Alfa y Omega, te ruego por todos los méritos y grandezas
que tienes que vengas a celebrar todos mis votos para la suerte mía, en mi amor, bienestar, sabiduría, fuerza y todo lo que me propongo conseguir sea prosperando por
tu grandeza y gran poder, AMEN. Luego enjuague su cuerpo y efectúe una segunda
aplicación comenzando desde los pies hasta la cabeza usando su mano izquierda” (así
reza la etiqueta del jabón).
5. Prenda una varita de sahumerio de canela en la habitación donde duerme, y
sígalo haciendo por 12 días.
6. Vuelva donde su bruja o brujo de confianza para que termine la limpieza con
una ceremonia.
Muchos han recurrido a los brebajes y a las unturas mágicas para intentar, con
mayor o menor fortuna, ganarse el amor de la mujer que los vuelve locos, pero, según
algunos, no falla tomar sebo de un macho cabrío, untarse el miembro con él y copular
seguidamente con la mujer quien, traspuesta, no amará jamás a ningún otro hombre
(Tomás Doreste, en Grandes enigmas).
Los rezos de Kasandra
Usted ha llegado con el código 278 a una oficina del séptimo piso del edificio La
Ceiba, al lado del Coltejer. Previamente se ha bañado con una preparación de yerbas y esencias que juntas huelen a detergente para pisos. La ceremonia de limpieza
debe ser exclusivamente realizada por una bruja: Kasandra, la segoviana. Ella le
pide que pase a un cuartico oscuro de dos por tres metros y que se quite los zapatos,
“mi amor”. Por instrucción de la bruja, usted se para a unos quince centímetros de
la escultura de María Auxiliadora cargando al Divino Niño. Ambos miran al piso.
Kasandra le pasa dos velas encendidas, de color morado casi negro, que usted tiene
que sostener con cada una de sus manos a la altura de los hombros.
Alrededor de la nuca, la segoviana le cuelga un collar de semillas grandes y pesadas. Le pide que cierre los ojos y que rece tres padrenuestros, mientras ella declama
sin parar: “Hoy limpio mi cuerpo, mi alma, mi espíritu y mi corazón en nombre de
ti, Señor Todopoderoso”. Con un atomizador, Kasandra riega sobre su cuerpo lo que
parece ser esencia de canela. Ella sigue con los rezos, y usted continúa de pie mirando
a la Virgen de cerámica. La bruja tiene los dedos untados de aceite. Usted lo sabe
porque ella le ha tocado ciertas partes de su cuerpo: los brazos, el cuello, la espalda.
Después le dice que lo va a pinchar, que no va a doler, pero que la única forma
de que las malas vibras salgan del cuerpo, y por ahí derecho del espíritu, es a través
de los pinchazos de la aguja “que está debidamente desinfectada, mi amor”. Y efectivamente, la mujer lo aguijonea justo donde acaba el cuello y comienza la espalda.
Ahora solo falta que usted rece mentalmente un avemaría y el ritual se dará por
terminado. Y usted seguirá siendo el mismo que siempre ha sido, o será una nueva
persona gracias al poder de la sugestión.
Abundan los estrelleros, y se bañan en parecida irracionalidad, ahora con desvergüenza. Lo que antes se hacía de modo encubierto, y con cierta pudicia (…), ahora se hace sin tapujos. Y aun con soberbia. Es rampante la irracionalidad (Alberto
Aguirre, en El Colombiano, 7 abril 1997), citado por Antonio Vélez en Parasicología,
¿realidad, ficción o fraude?, quien además agrega: Y es que los charlatanes han adoptado la seriedad y el tono científico de los profesionales genuinos, hasta un extremo
tal, que resulta difícil descubrir el engaño. El mimetismo es perfecto. Además, hay
explotación.
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
16 Del más acá
La página
social
de los
pobres:
la crónica
de policía (I)
Octavio Vásquez Uribe:
el cronista de
los hilos perfectos
Gonzalo Medina Pérez [email protected]
D
icen que el grado de ordenamiento de una sociedad se mide por la magnitud de sus hechos
violentos y por el grado de civilidad con que son
tratados. Si bien se ha mirado con mucho desdén a quienes
nos hemos ocupado de esta faceta trágica de nuestra realidad, lo cierto es que aquella sigue revelando los desajustes
de la organización social, económica y cultural en que nos
movemos.
La historia de Medellín está invadida de crímenes y de
cronistas judiciales que se han ocupado de adentrarse en
la intimidad de cada uno de ellos, superando escrúpulos,
miedos y hasta prejuicios. A modo de primeros antecedentes, señalamos dos casos de asesinatos sucedidos en nuestra
ciudad. El primero data de octubre de 1702, cuando el sacerdote Juan Sánchez de Vargas dio muerte a Andrés Vásquez con una espada, hecho ocurrido en el costado norte
del riachuelo de Aná, en uno de cuyos ángulos se halla hoy
el edificio Coltejer.
El segundo crimen se produjo el 2 de diciembre de
1873, en la vía que comunicaba a la capital del Estado Soberano de Antioquia con Envigado. En el momento en que
dormían, seis personas miembros de una misma familia
fueron asesinadas en horas de la noche por varios hombres. Los vecinos encontraron un hacha ensangrentada debajo de la tarima donde dormía el jefe del hogar.
En esta serie de tres entregas daremos cuenta de las
experiencias de sendos cronistas de policía que hicieron
historia en Medellín en períodos relativamente cercanos
entre ellos. Nos referimos al famoso “Don Upo”, el mismo
de su columna De los estrados judiciales, dueño de una
vena humorística plena de agudeza, a pesar –o precisamente por ello– del tono trágico de los sucesos que se ventilaban
en las audiencias a las que asistía.
Jairo Zea quien, por otra parte, fue un avezado exponente de la crónica roja, la misma que ejerció en el periódico El Colombiano. A pesar de su militancia comunista,
Zea no solo era hombre de confianza de don Fernando Gómez Martínez, el director, sino que iba diariamente a misa,
siempre protegido por el revólver que llevaba al cinto. Tan
dramático como el campo de cobertura periodística que
cubría, fue el final que tuvo el cronista Jairo Zea.
Finalmente, don Octavio Vásquez Uribe hizo historia
en el periodismo de policía de Medellín, gracias a su semanario Sucesos Sensacionales, el cual circulaba los fines de
semana con las novedades violentas protagonizadas, en su
mayoría, por anónimos habitantes de la ciudad, aunque
sin faltar los episodios representados por notables miembros de familias influyentes de la capital antioqueña. Homicidios pasionales, muertos en accidentes de tránsito, en
riñas callejeras o de bar, atracos a bancos, secuestros, entre
otras, eran las modalidades delictivas que nuestro personaje registraba en su publicación.
No. 61 Octubre de 2012
Octavio Vásquez Uribe, en la Revista Cierto.
Sí, dicen que la página social de los pobres es la judicial, en la que salen los que mueren
trágicamente. Medellín ha tenido una larga tradición de periodistas de crónica roja. Ellos,
a su manera, han contado la historia, los modos de ser de esta ciudad. Con la entrevista a
Octavio Vásquez Uribe, del viejo semanario Sucesos Sensacionales, De La Urbe inicia una
serie sobre tres grandes periodistas de este género en Antioquia.
U
no de los casos emblemáticos de los años 60, con el consiguiente estupor causado en la ciudad, e
incluso en el país, fue el ocurrido en el céntrico edificio Fabricato, hoy todavía existente, protagonizado por el portero del mismo y por una joven empleada. Y ahí estaba Octavio Vásquez Uribe
para cubrir el hecho y ayudar a descubrir al asesino. Este cronista es, precisamente, el personaje de nuestra
primera entrega, fruto de la entrevista que le realizamos el 26 de agosto de 1989.
Don Octavio, el cronista judicial de los años 50 y 60 era una especie de sabueso de la información. ¿En alguna medida emulaba o competía con los investigadores de los organismos de seguridad?; en general, ¿cómo eran sus relaciones con ellos?
Eran perfectas, tan perfectas que los funcionarios nos colaboraban con la foto, con los datos; no había
tantos prejuicios como ahora ni tanto miedo a perder los empleos. En aquella época, yo tenía mis buenas
fuentes de información, al punto de que cuando se registraba un crimen o un atraco –y fenomenales atracos me tocaron–, nosotros éramos los primeros en recibir la llamada. En mi carro, yo aplicaba la sirena y
llegaba al lugar de los acontecimientos muchas veces primero que la policía, por ejemplo, cuando Bernardo
Garzón mató a la esposa y se suicidó. Antes de que hiciera esto último, yo llegué al Palacio Nacional –situado entre Carabobo y Ayacucho, fue sede de los despachos judiciales y se hizo célebre por los numerosos
suicidios de personas que se lanzaban al vacío– cuando él ya se iba a lanzar. La cámara mía no logró ob-
17
Facsímil Sucesos Sensacinales.
turar en forma y apenas si le tomamos el pie. Cayó junto a mí. Ese fue un caso muy
espectacular porque las fuentes de información que yo tenía me sirvieron a tal punto
que supe que él se iba a suicidar.
El cronista judicial de ese período, más que emular o competir con las autoridades, era considerado como un maestro de la investigación. Yo recuerdo que una o dos
horas antes de salir mi periódico, agentes del detectivismo, empleados de permanecía, de juzgados, de inspecciones, se presentaban a mi oficina en espera de “Sucesos”
porque les servía para la investigación a los jueces o a los funcionarios de instrucción.
Y nosotros hacíamos investigaciones muy serias, investigaciones muy peligrosas que
las autoridades no adelantaban. Es bueno traer a colación casos tan horrendos como,
por ejemplo, “El crimen de La Laguna”, ese le tocó a otros periodistas que me antecedieron.
¿Cuál fue ese crimen?
Consistió en el asesinato de un muchacho, a quien le infirieron 11 puñaladas, por
ahí por El Bosque –donde hoy es el Jardín Botánico– en un sitio llamado La Laguna;
fue un homosexual, por violentarlo, por abusar de él. Entonces, a nosotros nos tocó,
principalmente, “El crimen del edificio Fabricato”. Esa fue una soberbia investigación que hicimos en Sucesos Sensacionales, […], de no haber sido por Sucesos Sensacionales no habría sido descubierto, como tampoco el de “El Chagualo”, o tampoco
el de “El Pedrero”, el de “El Encostalado” y tantos otros que sería largo enumerar.
¿O sea que la investigación se orientaba, más que a conocer las circunstancias en medio de las cuales se cometió el crimen, a tratar de identificar a los
responsables? ¿Hasta allá llegaba esa agresividad periodística?
Es que la tónica que yo le impuse al periódico fue la de no dormir mientras no se
perfeccionara la investigación. A los colaboradores míos yo les indicaba, les ordenaba
que, en los frentes de la noticia, de la información, debían estar presentes hasta tanto
adquiriesen la gran cantidad de datos. Posteriormente, visitarían las casas o lugares
que eran muy frecuentados por las víctimas, hasta terminar felizmente la investigación. Nosotros no descuidábamos la noticia y dábamos la noticia en forma continuada, de edición en edición, ahí estaba el éxito. Yo entiendo que dar una noticia ahora
y dejarla media, no continuarla ahí, es un mal periodismo que
se hace […]; pero es que en el medio actual en que vivimos yo
creo que no se puede objetivizar tanto la noticia. Hay veces en
que […] es necesario meter una buena mentira en procura de
realizar una buena investigación.
[…] Para el caso del edificio Fabricato, por ejemplo, la investigación tuvo un gran éxito y eso se debió a una mentira que
yo escribí en el periódico, y no solamente en el periódico, sino
que, simultáneamente, la daba a través del noticiero radial. Entonces, cuando yo afirmé que sobre los tejados de la iglesia de
La Candelaria, y del edificio Fabricato, y esto era una solemne
mentira, revoloteaban las aves de rapiña, los funcionarios de
policía que se habían negado a prestarnos atención, acudieron
al lugar que yo citaba; ya estaba yo allá cuando ellos llegaron.
Entonces, descubrimos partes del cuerpo de la niña sacrificada:
un fémur, la pelvis, y otras partes del cuerpo… Y abajo, en el
sótano, encontramos el cráneo de la muchacha, arriba en el
entejado encontramos el serrucho, en un piso la hachuela, herramientas que él utilizo en el descuartizamiento del cadáver.
Entonces, eso se debió a una mentira que, en ocasiones, hay que
decirla para lograr una buena investigación.
En ese caso, ¿fue con el fin de mover a las autoridades?
Con el fin de que las autoridades fueran. Yo las había llamado ya varias veces y no me habían querido prestar atención.
Y yo estaba ya en la plenitud de la certidumbre de que allí habían matado a esa muchacha. Yo ya había hecho un breve interrogatorio a “Posadita” y él no me afirmó que la había matado;
pero la manera como actuó…, esa manera de despabilarme, de
mirarme de soslayo, de lado, el complejo del individuo en frente
mío y, más que todo, fue el haber visto en un sector de la caja
toráxica, en el pecho, algo así como rasguños. Esto me indujo a
pensar que el hombre no quería confesar nada, pero me estaba
diciendo la verdad con sus gestos, con su expresión facial y con
su manera de actuar.
[…] Y le decía que el tipo era responsable, le decía a Orlando Durango, abogado defensor de oficio, que fue responsable
por aquello de que cuando ya la mató, bien pudo encostalar
los despojos de la muchacha, o en una caja de cartón – en ese
edificio había cajas de cartón y costales–. Sí, había inclusive
envolturas de cemento, de cal, porque él era albañil y él estaba
justamente haciendo un trabajo de albañilería en uno de los
patios del edificio. Justamente en una de cuyas paredes, con
sangre y desechos de la víctima, hizo una mezcla con cal, arena,
cemento, y embadurnó o revocó la pared.
[…] Es más, al doctor Germán Díaz López –profesor en medicina forense durante muchos años en la Facultad de Derecho
de la Universidad de Antioquia–, que a la sazón era el Médico Legista Jefe, le dije que
examinara bien a “Posadita” porque no solamente en el pecho tenía muchos rasguños
que me daban la impresión de que habían sido causados por la muchacha en el forcejeo, quizás por defenderse de él al utilizar sus uñas, dientes y pies, y todo eso, hasta
le lastimó tanto que él estaba hasta cojeando. Pudo ser de un puntapié que ella le dio,
un zapatazo. Le dije que analizara las manos de él que, a pesar de ser hombre bajito,
no solamente proyectaba en su mirada cierto aspecto raro, una mirada profunda,
muy aguda, sino que también de cada mano de él podía salir mano y media mía. O
sea que a mí se me hacía que era el perfecto estrangulador que definiera Lombroso
(médico y penalista italiano, autor de la famosa Teoría del Delincuente Nato: el individuo que posee tendencias innatas de orden genético, observables en ciertos rasgos
físicos o comportamentales de los criminales habituales).
El doctor Díaz López me prestó mucha atención y el hombre, pues, cayó por
indicio grave; no porque me hubiera confesado a mí que él fue el autor material del
crimen, que lo fue intelectual y material, no cabe duda. A tal punto que a él lo castigaron y le hubieran acomodado 31 años de prisión, pero pagó con menos de los 16
a que lo condenaron, por su buena conducta […]. De modo que si le pusieron menos
tiempo de sanción, de cárcel, ello también se debió a la ayuda misma que yo, en mi
calidad de director de Sucesos, presté al abogado defensor Orlando Durango en mis
propias oficinas, cuando fue a pedirme ayuda para efectos de hacerle la defensa de
oficio en los estrados judiciales. A este hombre, yo le facilité los periódicos en los cuales había publicado la información muy completa durante muchas semanas, uno de
cuyos tirajes del periódico ascendió a 169 mil ejemplares, siendo semanario.
En los estrados judiciales trataron de criticarlo porque se había servido del semanario Sucesos Sensacionales y él le hizo la defensa al periódico afirmando que
debido precisamente a la calidad de ese periódico, a la forma de dar a conocer una
información y de investigar era que se había logrado la investigación. Él se pegó de
una doble circunstancia: yo le dije que a pesar del crimen que había en el individuo,
había un personaje distinto en él. Es decir, que obedecía a esa dualidad, ese doble
personaje que hay en cada individuo que, según las circunstancias, siendo bueno se
vuelve malo, en fin.
Don Octavio, en pocas palabras, ¿cómo definiría usted
su estilo periodístico? ¿Qué lo ha caracterizado en la manera de presentar la información judicial?
A través de mi periódico, pues hombre, que hice una magnífica labor: le servía a la administración de justicia, le serví a
la sociedad, ayudé a descubrir muchos casos. Tenía también mis
secciones literarias o culturales, secciones como Cosquilleo, es
decir, llamándole la atención a tal o cual funcionario para que
procediera mejor. Otra sección era Funcionarios que trabajan,
de elogio a los funcionarios que trabajan. Lo que pasa es que
no todo el periódico era de crónica judicial. Recuerdo que la
primera página iba con los titulares de crónicas judiciales, que
eran para la segunda página, tal vez con algo que se trajera y
algún artículo de fondo. En la tercera, ya venía el editorial a
dos columnas, una sección o columna llamada Corrigiendo las
costumbres, o Bajando tejas, o Menudencias: esa era una crítica acerva pero muy constructiva; otras dos columnas eran para
Defiéndase, dándole consejos a la gente para defenderse del
hampa; esa la escribía el hijo mío, Orlando Vásquez Velásquez,
quien después fue el Ministro de Gobierno. La cuarta página ya
incluía alguna colaboración muy importante sobre los peligros
de algún sector de la ciudad, por la presencia de marihuaneros,
ladrones, etc.
Don Octavio, ¿tuvo usted algún o algunos autores preferidos que hubieran influido en su estilo periodístico?
Para crónica judicial, ninguno. Yo te digo: se nace poeta
como se nace chapín. Yo te digo que para estas cosas de investigación yo jamás he leído ni siquiera a Sherlock Holmes ni a
Agatha Christie. Creé un personaje llamado “Piquín, terror del
hampa”, para investigar un caso. Semanalmente me sentaba a
la máquina y hacía un capítulo; así hice un montón. Ese fue un
novelón que yo debería haberlo publicado.
¿Y cómo manejó usted lo de la censura y autocensura?
El periódico no me lo llegaron a censurar jamás. Claro que
cuando hubo aquí esa Oficina de Censura Previa, yo mandaba
los textos y ni me contestaban siquiera; publicaba el periódico.
Y tengo de la Curia un concepto hermosísimo suscrito por Monseñor Tulio Botero Salazar, entonces Arzobispo de Medellín, en
el cual me felicitaba por ese bofetón que le daba a una sociedad
descompuesta. Y, simultáneamente, me llegaba una felicitación
hermosa de Luis Gómez Martínez, el hermano de Fernando Gómez Martínez, también por mi trabajo periodístico.
Ana Agudelo, la víctima de Posadita.
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
18 Palabras propias
“ El único inamovible
sobre la mesa debe ser
la superación definitiva
del conflicto armado y social”
Luego del inicio de los diálogos entre el Gobierno y las FARC, Miguel Ángel Beltrán,
profesor de la Universidad Nacional que permaneció dos años en la Cárcel Modelo,
acusado de pertenecer a ese grupo guerrilero, habla sobre su proceso judicial, el
conflicto armado y el proceso de negociación.
Juan David Ortiz Franco
[email protected]
“
Se hacía pasar por ‘Jaime Cienfuegos’, su nombre es Miguel Ángel Beltrán
Villegas, profesor de sociología dedicado al terrorismo”. Esas fueron las palabras de Álvaro Uribe Vélez, entonces presidente de Colombia, durante un
Consejo Comunitario de Gobierno en Leticia, el 23 de mayo de 2009.
Un día antes la DIJIN presentaba como miembro de las FARC a un hombre que
llegaba deportado desde México; llevaba un tapabocas, un chaleco antibalas y una
mochila. Miguel Ángel Beltrán tenía entonces 46 años, era profesor de la Universidad Nacional de Colombia y, de la estancia postdoctoral que cursaba en la Universidad Nacional Autónoma de México, pasó a estar recluido en una cárcel acusado de
los delitos de rebelión y concierto para delinquir agravado.
Desde el pabellón de Alta Seguridad de la Cárcel Nacional Modelo escribió una
carta a sus padres donde resume sus posturas y deja ver al hombre detrás de las
ideas: “Mis queridos viejos, pueden sentirse felices de que su hijo esté hoy sentado en
el estrado de los acusados no por asesino y corrupto, sino por defender los ideales de
justicia y libertad que ustedes me inculcaron de niño y que llevo en mi corazón como
el más preciado tesoro que me ha regalado la vida. Por eso, si este tribunal que hoy
me juzga me llegase a condenar, asumiré con firmeza y dignidad su fallo, porque me
anima la convicción de miles de hombres y mujeres que soñamos con ‘otra Colombia
posible’”.
Pasadas las 6:30 de la tarde del martes 7 de junio de 2011, luego de dos años de
reclusión, Miguel Ángel Beltrán salió de la Cárcel Modelo. En el grupo que lo esperaba estaban algunos de sus compañeros y estudiantes de la Universidad Nacional.
Unos días antes, el Juzgado Cuarto Penal del Circuito Especializado de Bogotá lo
absolvió de los cargos que se le imputaban y ordenó su libertad.
No. 61 Octubre de 2012
En el momento de su captura, ¿qué representaba para el Gobierno colombiano
hacer pública la imagen de un profesor universitario vinculado con las FARC?
Es importante aclarar que no se trató de una “captura”, sino de un secuestro
que se realizó de manera bilateral entre Colombia y México, violando no sólo mis
derechos fundamentales sino tratados internacionales, pues en ese momento me
encontraba de manera legal en la ciudad de México, desarrollando una estancia
posdoctoral por invitación del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) de la
Universidad Nacional Autónoma de México y amparado por la figura de una comisión de estudios que me otorgó la Universidad Nacional de Colombia. El propósito
del Gobierno en ese momento, era demostrar que las universidades públicas estaban
siendo infiltradas por la guerrilla y de esta manera, tratar de deslegitimar las expresiones de oposición crítica a su política de seguridad democrática, haciéndolas ver
como aliadas con el “terrorismo”.
Hay algo sobre su proceso de lo que muy poco se conoce. Tiene que ver con
la forma en que evolucionaba su defensa antes de que la Corte Suprema de Justicia declarara la nulidad de las pruebas encontradas en los computadores de
‘Raúl Reyes’. ¿Qué ocurría con su proceso en ese momento?
Mi proceso judicial se encontraba en su fase final. Esto quiere decir que mi
libertad no fue producto de esa acertada decisión de la Corte, sino de la valoración
que hizo la juez de las “pruebas” presentadas durante los más de dos años en que se
prolongó el juicio, tal como quedó claro en el fallo absolutorio. Entre muchas otras inconsistencias se decía, por ejemplo, que como parte de la Comisión Internacional de
las FARC, me había reunido con integrantes de esta organización en Cuba, cuando
jamás he viajado a este país como pudo corroborarse a través de mis registros migratorios. Pero no sólo eso, hubo también testimonios como el de un ciudadano mexicano, pagado por el DAS, que realizó seguimientos durante mi estancia en México y
cuyo informe concluía que yo no tenía ningún nexo con las FARC. Aunque la juez se
19
Entonces, para usted, en el caso colombiano, ¿el término terrorismo es válinegó a admitir esta prueba por la imposibilidad de esta persona de hacer presencia
do exclusivamente para referirse a algunas actuaciones del Estado? ¿Los efectos
física en el juicio, era claro que se trató de un montaje judicial en mi contra.
que tienen origen en las acciones de la insurgencia son “daños colaterales”?
¿Cómo avanza su proceso disciplinario en la Procuraduría?
La discusión sobre el concepto de “terrorismo” nos remite al accionar de los
El proceso disciplinario iniciado por el actual procurador Alejandro Ordoñez
populistas rusos que, en la segunda mitad del siglo XIX, lo asumieron como arma
sigue su camino utilizando precisamente las mismas pruebas que ya fueron superapolítica para enfrentar el autoritarismo del régimen zarista. En este sentido históridas en el proceso judicial. Además de ello, la Procuraduría no brinda las garantías
co y sociológico, la guerrilla colombiana, por su concepción política e ideológica, no
de objetividad y autonomía requeridas, pues a lo largo del juicio, la representante
puede calificarse como una organización terrorista. Ahora bien, si se entiende por
del Ministerio Público demostró su clara parcialidad en mi contra. Actualmente, la
“terrorismo” el hecho de que algunas de sus acciones afecten a la población civil o la
Procuraduría, en una abierta violación a la libertad de pensamiento y de cátedra, ha
infraestructura económica, yo diría que las insurgencia armada comete acciones que,
pedido a las directivas de la Universidad Nacional que informen sobre mi participadesde este punto de vista, podrían ser calificadas de “terroristas”, pero que además
ción en conferencias, cursos, seminarios nacionales e internacionales, así como sobre
de no obedecer a una política sistemática, ocurren en el contexto de un conflicto armis artículos y ponencias publicadas o no.
mado y social que se ha prolongado y escalonado en estas cuatro décadas. Diferente
¿Cuáles son sus condiciones de seguridad en este momento?
es la responsabilidad de un Estado que, teniendo el monopolio de las armas, utiliza
Son delicadas. Ha habido hostigamientos, seguimientos, hurtos en mi lugar de
la violencia de manera recurrente para amedrentar a la población y conseguir su
residencia e incluso he sido informado de un plan para asesinarme. La situación llegó
obediencia. En este caso, estamos hablando claramente de un “terrorismo de Estaa un punto crítico y, pese a mi decisión de continuar con mis clases e investigaciones
do”, con rasgos similares a los que vivieron en su momento los países del Cono Sur
en la Universidad, tuve que abandonar el país, y a la fecha, el Estado colombiano no
bajo las dictaduras militares. Los mal llamados “falsos positivos”, que no son casos
ha podido brindarme las condiciones de seguridad para retornar.
aislados, así como el estímulo y promoción de los grupos paramilitares, constituyen
¿Qué cambió en su vida de profesor universitario luego de ese proceso?
una expresión de esta política.
El contacto con mis estudiantes, mis colegas y, en general, con la dinámica uni¿Es legítima la lucha armada en la actualidad?
versitaria para mí es fundamental. Desafortunadamente, ésta se ha visto sensibleAunque los escenarios internacionales han variado sustancialmente, en relación
mente afectada por mi imposibilidad de retornar a la Universidad, lo que me ha
con los contextos que en su momento hicieron posible pensar en la lucha armada
obligado a desarrollar mi actividad académica en otros espacios universitarios.
como una vía para desarrollar las transformación políticas y sociales de los pueblos,
¿Existe en la universidad colombiana un ambiente propicio para la opinión?
hay que tener en cuenta que, a diferencia de otras experiencias latinoamericanas, en
Mi percepción es que los espacios de expresión en las universidades se han resColombia las guerrillas no surgen como una decisión de un grupo de hombres que,
tringido notablemente. Por un lado, como consecuencia de los factores asociados con
estimulados por la triunfante Revolución Cubana, ven en la lucha armada revoluciola agudización del conflicto armado y social (claro ejemplo de ello es el asesinato del
naria la vía para acceder al poder, sino como respuesta a un conjunto de situaciones
sociólogo Alfredo Correa, por sus comprometidas investigaciones sobre desplazaobjetivas: políticas, económicas y sociales, que permiten entender sus orígenes hismiento forzado y, más recientemente, el exilio académico del profesor Renán Vega,
tóricos. Ahora bien, en la medida en que a lo largo de estas últimas cuatro décadas
Premio Libertador al Pensamiento Crítico, quien tuvo que abandonar el país por
estas condiciones de exclusión política y económica se han mantenido y el “terrorisamenazas contra su vida); pero por otro lado, también, debido al control que sobre
mo de Estado” sigue siendo una constante, la lucha armada en Colombia mantiene
ella ejerce una burocracia tecno-académica, de corte autoritario, que pretende transsu legitimidad. El hecho de que el gobierno del presidente Juan Manuel Santos haya
formar la universidad obedeciendo a esquemas que no responden a las necesidades
abierto una mesa de negociación con la insurgencia armada, en la que se pacta una
de nuestra sociedad; donde la agenda académica e investigativa está determinada,
agenda política, es de una u otra forma un reconocimiento de que las condiciones que
cada vez más, por las lógicas del mercado; donde la obtención de puntos salariares se
la han alimentado siguen vigentes.
impone sobre la producción de conocimiento y donde la actividad gremial y sindical
Si esas condiciones objetivas se mantienen, ¿se podría decir que Colombia
es sistemáticamente perseguida y estigmatizada.
es el mismo país de hace 40 años?
¿Cuál podría ser el propósito de adelantar una persecución en contra de la
Eso no supone admitir que el país es el mismo de hace 40 años. Fenómenos
academia y las universidades?
como la urbanización, la expansión de la economía del narcotráLa universidad ha sido un espacio para el conocimiento infico que ha penetrado todos los poros de la sociedad colombiana,
dependiente y para el ejercicio del pensamiento crítico, eso no es
así como la implementación de las políticas neoliberales con sus
funcional para una visión hegemónica de sociedad, basada en la
Creo en el diálogo como
nocivas consecuencias sociales, le ha dado al país otra fisonomía
explotación y la inequidad social y que impone el mercado como
y, por lo mismo, ha puesto en el escenario nuevas expresiones de
principio rector.
una salida política al actual
organización social. La misma insurgencia ha sufrido profundas
¿Cuáles cree que son los principales problemas de la univerconflicto armado y social.
transformaciones: las FARC que pactó la tregua bajo el gobierno
sidad colombiana?
del expresidente Betancur no es la misma que abrió los diálogos en
Son muy variados, y considero que las movilizaciones univerEl éxito del proceso de paz
la mesa de negociación de Oslo. Se observan cambios en su discurso
sitarias de estos últimos años los han puesto claramente sobre el
que se adelanta en este
y una apertura hacia otros sectores sociales.
tapete. Para empezar, están las dificultades de hacer investigación
Sin embargo, hay elementos estructurales que se mantienen, no
en medio de un conflicto interno que sacude al país y que han conmomento dependerá no
por casualidad uno de los primeros puntos de la agenda tiene que
vertido el campus universitario en escenario de guerra: la creciente
sólo de los compromisos
ver con el tema agrario que, lejos de resolverse en estos 40 años, se
militarización de sus predios y las agresiones y amenazas contra los
ha agudizado por el desplazamiento y el despojo del que ha sido obmiembros de la comunidad universitaria son expresiones de este
asumidos por las partes,
jeto la población campesina por parte de los grupos paramilitares y
fenómeno. Está, también, el tema financiero en un país donde la
sino también de la necesaria los ejércitos privados del narcotráfico. Del mismo modo, y pese a los
inversión para la guerra crece día a día, mientras el presupuesto
cambios que significó la Constitución de 1991, las garantías para
para la educación superior, en el mejor de los casos, se mantiene
participación e impulso
la oposición política y social siguen siendo un objetivo por alcanzar
constante cuando no se recorta. A estos problemas se suman los de
de amplios sectores de la
en un país donde ocurren el 60% de los asesinatos a sindicalistas
una universidad cada vez más encerrada en sí misma, que ha perdel mundo y donde, en el último lustro, han sido investigados por
dido su responsabilidad social para ponerse al servicio de las élites
sociedad colombiana.
sus vínculos con los grupos paramilitares más de 200 congresistas
y que busca homogeneizar el conocimiento, antes que reconocer la
de la República, para no hablar de los más de 3 mil militantes de
diversidad cultural e incorporar otros saberes populares y ancestrala Unión Patriótica asesinados, crímenes que en su mayor parte se
les. Las propuestas de reforma a la educación superior, de la mano
mantienen en la impunidad.
con las políticas neoliberales, solo han contribuido a agudizar estos
¿Cree en el proceso de paz que inician las FARC y el Gobierno Nacional?
problemas, tratando de hacer una universidad “más competitiva” que asume la eduCreo en el diálogo como una salida política al actual conflicto armado y social.
cación y la investigación como una mercancía.
El éxito del proceso de paz que se adelanta en este momento dependerá no sólo de
Luego de su absolución, ¿qué opinión le merece el aparato judicial colomlos compromisos asumidos por las partes, sino también de la necesaria participación
biano?
e impulso de amplios sectores de la sociedad colombiana, del amplio espectro de
Si bien en el proceso que se me adelantó triunfó la justicia al ser absuelto de los
organizaciones sociales y políticas que puedan hacer realidad los profundos cambios
delitos de rebelión y terrorismo, tras permanecer más de dos años privado de mi lieconómicos y sociales que requiere Colombia para poner fin a esta guerra que desbertad, la opinión que me llevo es que estamos ante un aparato altamente politizado,
angra al país.
donde permanentemente se violan las garantías procesales de los sindicados, se favoAunque ya se encuentran definidos, ¿cuáles cree que deberían ser los punrece a quienes tienen poder político y económico, y se estimula la autoincriminación
tos básicos de discusión en el marco de ese proceso de negociación?
del acusado.
Considero que los cinco puntos que están contemplados en la agenda que se de¿Para qué sirve la discusión sobre el concepto de terrorismo?
finió previamente son básicos para iniciar cualquier proceso de diálogo en el país. Es
El “terrorismo” como concepto ha perdido las connotaciones socio-históricas que
cierto que a diferencia de los diálogos que se llevaron a cabo en Tlaxcala y, posteriortuvo en sus inicios, durante la segunda mitad del siglo XIX. Actualmente, y tras los
mente, en El Caguán, el tema económico no aparece enunciado de manera explícita.
ataques a las Torres Gemelas y al Pentágono, el gobierno de los Estados Unidos hizo
Es innegable que cuando se aborden los temas específicos de la agenda pactada, como
de él un instrumento de persecución contra todos aquellos que disienten de las polítiel problema agrario, por ejemplo, necesariamente tendrá que plantearse una discucas imperiales y se oponen al pensamiento hegemónico. Política que fue seguida por
sión sobre el modelo económico dominante.
otras naciones del mundo. En Colombia, ha servido para estigmatizar a la oposición
En este proceso, es claro que hay inamovibles de parte y parte. ¿Cuáles son
política y social, desviando la responsabilidad del Estado y sus élites en la inequidad
los inamovibles que usted pondría sobre la mesa?
estructural.
A mi juicio el único inamovible sobre la mesa debe ser la superación definitiva
¿Qué representan en la actualidad organizaciones insurgentes como las
del conflicto armado y social.
FARC y el ELN?
La Ley de Víctimas y la de Restitución de Tierras han representado, por
Son expresiones de resistencia política y social que han encontrado en la lucha
lo menos, unos pasos en otra dirección por parte de Juan Manuel Santos. ¿Las
armada el camino para hacer valer sus derechos políticos, económicos y sociales, ante
considera suficientes?
la sistemática violación de los mismos por parte del Estado, y frente a un régimen
La Ley de Víctimas y la de Restitución de Tierras constituyen un paso importanpolítico que ha impedido su participación en el juego democrático.
te en el reconocimiento del conflicto interno que se desconoció durante el gobierno
¿Hay terrorismo en Colombia?
del expresidente Uribe. Sin embargo, son muchas sus limitaciones en términos no
Si de algún terrorismo se puede hablar en el país, es de un “terrorismo de Estasolo de la cobertura y las trabas burocráticas a la aplicación de las mismas, sino de la
do”, que ha recurrido a la utilización sistemática de la violencia, bien sea a través de
ausencia de garantías para la vida de los reclamantes. Una verdadera Ley de Víctisus aparatos represivos o sus grupos ilegales como los paramilitares, para perseguir
mas y de Restitución de Tierras pasa por el combate frontal a los grupos paramilitay eliminar la oposición política y social. El exterminio perpetrado contra la Unión
res y las organizaciones criminales que han sido responsables del despojo de más de
Patriótica, que en el lapso de 15 años segó la vida de más de 3 mil militantes, es una
6 millones de hectáreas a los campesinos.
prueba fehaciente de esta política que ha mantenido a la población colombiana en un
estado de permanente terror.
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
20 A ciencia cierta
En el mundo de la medicina,
existe un consenso, aunque no
es absoluto: en la aparición de
una enfermedad y en su cura,
juega un papel fundamental
-y a veces vital- el estado de
ánimo del paciente. Este
reportaje le da las claves para
El Grito, Edvard Munch, 1893.
entender esta relación.
Hay gente que
tiene atoradas
sus emociones
… y se enferma
Johnatan Jesús Clavijo Taborda [email protected]
P
aula Andrea Bustamante es técnica en Enfermería y trabaja con pacientes
que padecen enfermedades terminales y avanzadas, todo un compendio de
aflicciones que no tienen un fácil tratamiento. “¿Qué encontramos en el ambiente? –Cuenta ella– Pacientes con fácil recuperación y con ninguna recuperación.
¿Todo depende de qué? Del estado de ánimo”.
Esta conclusión, que puede parecer para algunos extraída de un libro de autoayuda, cada vez gana más fuerza en el campo de la medicina, y ha movido las bases
de esta disciplina -que promueve altos grados de especialización- para, en contraposición, impulsar una medicina holística que estudie al individuo desde la integralidad
de su ser. ¿Por qué?
El poder de las emociones
Si la anterior frase le pareció sacada de un libro de autoayuda, este subtítulo
le puede parecer la portada del libro. Para leer este tema, conviene despojarse de
prejuicios y comprender que el ser humano no es solo razón, tampoco es una máquina a la que, cuando le falla una parte de su estructura, se la cambia y listo, sigue
funcionando.
En primer lugar, se puede partir de la pregunta ¿qué son las emociones? Desde
la psicología, se puede decir que son instintos que se originan en el cerebro y que
llevan a la acción. Son sentimientos que nacen de manera inconsciente como el parpadeo o los latidos del corazón, y se manifiestan con una acción física. Por ejemplo,
la rabia que nos genera una situación hace que el corazón bombeé más sangre, lo que
genera que las venas se inflamen y sean más visibles en el cuerpo. Por cada emoción,
casi siempre hay una manifestación física inconsciente que nos plantea que, dentro
de nuestro cuerpo, se mueven muchas cosas cuando sentimos algo.
Constanza Rodríguez es una de esas personas que piensa que cuando está triste
se le bajan las defensas. Cada vez que se siente golpeada por alguna vivencia fuerte
que la afecte negativamente, es proclive a enfermedades; la gripa es su constante. El
No. 61 Octubre de 2012
profesor universitario Carlos Alberto Estrada, médico de la Universidad Tecnológica
de Pereira y especialista en Neurociencias de la Universidad de Antioquia, manifiesta que “es claro que una persona con un nivel de estrés alto es más proclive a ser
víctima de enfermedades infecciosas, como si el sistema inmunológico se deprimiera.
O sea, como si de alguna manera esa parte que es síquica moviera neurotransmisores
que, a su vez, mueven otras sustancias que actúan sobre el sistema inmunológico y,
de esta manera, estemos menos protegidos frente a los agentes patógenos del medio
ambiente y sobrevienen las enfermedades ante estados de estrés y angustia”.
Él explica que la relación de las emociones y las enfermedades cuenta con un
gran respaldo en el ámbito de la Medicina; aunque no es una verdad absoluta. “Hay
quienes pretenden que mientras no exista una demostración plena no será válido un
consenso total. Sin embargo, sí existe un consenso mayoritario respecto a la visión de
que las enfermedades y las emociones están relacionadas”. Y no se refiere solamente
a la aparición de las enfermedades, también a la recuperación del paciente que sufre
una enfermedad.
Paula Bustamante, enfermera, relata que “el estado de ánimo del médico influye
pues, si hace reír al paciente, estimula en él ese querer propio. También, cuando iniciamos un tratamiento en el que el paciente necesite morfina o cualquier medicamento
fuerte para su enfermedad, muchas veces no es ni el medicamento el que tiene efectos
en la persona. Dos pacientes diferentes pueden tener la misma dosis de morfina y a uno
puede funcionarle, mientras a otro no. Su estado de ánimo influye mucho”.
Psiconeuroinmu… ¿qué?
José Robinson Ramírez Pineda es coordinador del grupo de investigación en
Inmunomodulación de la Universidad de Antioquia. Al hablársele del tema dice que
difícilmente alguien en el país puede tener un conocimiento tan especializado. El
docente y médico Carlos Alberto Estrada afirma que solo puede explicar un contexto
básico. ¿Por qué todos le huyen?... Su nombre en sí mismo demuestra el nivel de complejidad: Psiconeuroinmunoendocrinología.
A los ojos de un espectador con conocimientos básicos en medicina, se descubrirá
que la palabra es la conjunción de cuatro sistemas: el psicológico, el neurológico, el
21
inmunológico y el endocrinológico. Saber de los cuatro sistemas y reconocer sus vías
de comunicación es bastante complejo… Un enredo, en términos comunes.
Andrea Márquez López Mato publicó un texto denominado “Introducción a la
Psiconeuroinmunoendocrinología” en el Tratado de Psiquiatría. En éste explica que
“la psiconeuroinmunoendocrinología (PNIE) comprende el estudio de la relación
de los mecanismos regulatorios y de control del organismo. La comunicación entre
sus componentes se establece mediante diferentes tipos de señalización molecular,
que conforman así distintos idiomas biológicos. De esta forma tendremos un idioma
neuropsíquico, dado por los neurotransmisores y neuromediadores; otro inmunitario, dado por las interleucinas e inmunomediadores, y otro endocrino, dado por las
hormonas y péptidos”. Hoy se sabe que los cuatro sistemas están interconectados y
tienen mecanismos de comunicación que influyen en el funcionamiento del cuerpo.
La PNIE plantea la conexión interna del cuerpo humano y esto tiene mucho que
ver con la relación de las emociones y las enfermedades. Sin embargo, esta área aún
está por explorarse y descubrir con mayor profundidad los mecanismos de comunicación interna del cuerpo humano.
Una clave: el hipotálamo
Según el profesor Estrada, “en unos años se va a hablar de una nueva forma de
la medicina, que se va a llamar la medicina hipotalámica”. La razón: el hipotálamo
es un órgano ubicado en el medio de los dos hemisferios del cerebro, que, a pesar
de ser pequeño, controla el equilibrio fisiológico del cuerpo. Si al organismo le falta
potasio, o le sobra, el cerebro llevará el reporte al hipotálamo y actuará al respecto.
“Este órgano es el encargado de todas las correcciones”.
¿Y cómo efectúa estas correcciones? El hipotálamo es el origen de dos sistemas
que gobiernan todo el cuerpo. Uno es el sistema endocrino, que ejerce el control a
través de unas sustancias que viajan por la sangre a diversas partes. La hipófisis es la
glándula clave en este punto, es la que libera las hormonas, que son órdenes químicas
para el cuerpo. “Por eso alguien llamaba a las hormonas como los mensajeros químicos de la vida. Nada se escapa del control, hormonal”. Y no se debe olvidar el segundo
sistema… El sistema nervioso autónomo, aquel que está relacionado con todos los
movimientos involuntarios de nuestro cuerpo, como la respiración, la palpitación del
corazón o el parpadeo.
Ahora, ¿esto qué relación tiene con las emociones y las enfermedades? “Sería
presumible pensar que esas emociones que afectan el cerebro y que se convierten en
‘corrientazos’ eléctricos que llegan al hipotálamo, hacen que éste tome decisiones
erróneas. Las enfermedades -excluyendo las infecciosas y los traumas como el gene-
La medicina de hoy, al menos la convencional, no está muy preocupada por la
integralidad del ser, aun cuando cada vez se nota más la importancia de una mirada
holística. Voces disonantes como la del profesor Estrada se alzan desde la academia.
También hay otras voces que impulsan la importancia de trabajar en un ser integral. Henry Rodríguez es Coach Profesional y ha trabajado con miles de personas,
impulsando en ellas una visión del mundo a partir de los valores y el liderazgo. Cree
firmemente en la responsabilidad que debemos asumir sobre nuestros actos y, por
esta razón, también cree que muchas de las enfermedades tienen relación con el
estado de ánimo.
Antes se creía que la medicina debía enfocarse solo en el cuerpo y, en particular,
en el órgano o sistema que presentaba síntomas de enfermedad. Así, las patologías
del corazón eran abordadas con un enfoque netamente cardíaco o las dolencias pulmonares, con un prisma de infectología. Esto suena lógico y razonable, irrebatible si
se quiere. Pero surgen preguntas: ¿Es todo? ¿Es suficiente? ¿El aporte del paciente se
debe limitar a su adherencia al tratamiento?
Henry Rodríguez lanza una afirmación audaz: “El cuerpo paga los precios que
no sanamos en nuestra alma”. En esta premisa, la idea de enfermedad trasciende
la visión convencional y se comprende que las emociones pueden ser causantes de
dolencias y aflicciones. Por ejemplo, una de las relaciones que con mayor frecuencia se realizan es entre el infarto y las personas que tienen atorados sentimientos y
emociones. “Creo que una persona que es capaz de expresar sus emociones y se hace
cargo de su mundo emocional tiene menos probabilidades de un infarto que aquellos
que se atragantan con sus sollozos y su ternura. Hay gente que tiene atoradas sus
emociones. Creo que llorar sana, drena y libera. Y hay muchos que aún creen que los
hombres no deben llorar”.
Continúa Henry Rodríguez diciendo que “el estado emocional mantenido y no
resuelto abre las puertas del cuerpo a la enfermedad. Desde Freud, hay estudios que
le otorgan un sustento a procesos mentales como causa de trastornos corporales.
En 1936, Hans Selye, médico austro-húngaro, mostró con sus investigaciones sobre
el estrés que hay evidencias experimentales de que ante situaciones de conflicto se
producen cambios fisiológicos de todo orden. Y en 1975, Robert Ader, psiquiatra de
la Universidad de Rochester (Nueva York), habló de “psiconeuroinmunología” para
asociar los trastornos del sistema inmune con los cambios psicológicos. El médico chileno, Fernando Morgado, y la experta en emocionalidad, Jane Crossley, escribieron
en el 2003 el libro De fantasmas y demonios, y al observar la historia de la medicina
dicen que el elemento común en las concepciones de Freud, Selye y Ader es que la
emoción humana actúa como puente real y significativo entre la mente y el cuerpo”.
Hipócrates, padre de la medicina, consideraba a sus pacientes no sólo como sujetos de dolor, sino también como agentes de su recuperación, según recuerda el Coach
Henry Rodríguez. Paula Bustamante concuerda con esta visión y, desde su práctica
de enfermera, cuenta que “la tónica en la que se trate al paciente influye mucho en
la recuperación. De ahí que exista actualmente la posibilidad de la hospitalización
en casa porque en el hogar el paciente se siente seguro, tranquilo, en su espacio… Y
esa seguridad de estar en casa con sus seres queridos le genera auto recuperación”.
El efecto placebo
Dos pacientes tienen la misma dolencia. Uno de ellos es tratado con un falso
medicamento, pero se le dice que es un fármaco sumamente efectivo para su enfermedad. El otro paciente recibe, efectivamente, el fármaco correcto. Los dos logran
recuperarse de la dolencia; sin embargo, el primero de ellos fue víctima del efecto
placebo.
Para Henry Rodríguez, el efecto placebo permite avanzar en la comprensión del
estado de ánimo y su incidencia en las enfermedades. “Parece inexplicable a la luz de
la razón. Al preguntársele al paciente que recibió placebo, dice que creía firmemente
en el medicamente recetado. Su confianza en ellos produjo el resultado inesperado.
¿Qué es confianza? Significa con fe. Un paciente entusiasta con su tratamiento tiende a recuperarse más rápidamente que uno escéptico y reacio a sus medicinas”.
Carlos Alberto Estrada -especialista en neurociencias- dice que “el estado de ánimo o, por lo menos, la certidumbre que tenga la persona de que el tratamiento la va
a mejorar, por alguna razón se correlaciona con una mejoría evidente. El estado de
ánimo sí incide”. Pero no es solo el medicamento: “Si una persona está convencida
de la actitud curativa de alguien, sea o no sea religiosa, se puede aliviar. El por qué
es un misterio. Lo que sí es claro es que ese efecto placebo empieza a generar una
percepción desde lo mental… nadie sabe cuál es el hilo mágico entre lo intangible,
que es la mente, y lo físico, lo observable, por lo menos instrumentalmente, que son
las neuronas. ¿Qué hace que ellas incidan en ciertos órganos que generen ciertas
sustancias con efectos terapéuticos?”.
Conclusiones y aclaraciones
rado por un disparo de bala- tendrían una relación directa con el sistema nervioso
central y con el sistema endocrino. Yo creo que manejar bien la medicina en el
futuro, será comprender el hipotálamo y su maquinaria bioquímica”, argumenta el
profesor Estrada.
Lo cierto del caso es que el hipotálamo también regula de alguna manera las
emociones, a través de sustancias bioquímicas. Cualquier afección de este órgano por
causa de las emociones puede afectar el resto. Por eso es viable pensar que la parte
psíquica genere inestabilidad en las funciones del hipotálamo, lo que puede generar
efectos nocivos para el organismo que generen enfermedades devastadoras o algo
por el estilo.
Estos argumentos de la PNIE y del hipotálamo, como órgano central propenso a
generar enfermedades en el cuerpo, son apenas objeto de estudio, pero plantean un
debate interesante. Como bien lo dice el profesor Estrada, “progresar en la ciencia es
hacerse preguntas para encontrar más preguntas. La ciencia no debe terminar en lo
que es tangible y demostrable”.
El cuerpo paga los precios
“No existen enfermedades, sino enfermos”… Esta frase, tan mencionada en las
escuelas de medicina, no es llevada a la práctica. La revisión puntual de la enfermedad en cada paciente resulta ser una de esas utopías de la academia. El actual sistema de salud no lo permite. Carlos Alberto Estrada es crítico al respecto: “El médico
general, quien debería tener una mirada más holística para remitir a los pacientes a
un especialista, tiene 15 minutos para atender porque son cuatro pacientes por hora,
de los cuales tiene que gastar cinco minutos para llenar papelería, dos o tres minutos
para escucharlo, tres para examinarlo; es decir, queda con un tiempo muy apretado.
Esto deja una visión de pieza de máquina que se dañó. Pero, de por sí, las subespecialidades propenden a esto”.
Lo más importante es mencionar que si bien existe un contexto científico y unas
evidencias claras, no es absolutamente comprobable que las emociones y los estados
de ánimo de las personas tengan una relación directa. Pero las evidencias llevan a
especulaciones y ellas son el inicio de la creatividad científica que desencadena luego
hipótesis que pueden convertirse en teorías, probadas luego en la práctica.
El profesor Estrada es enfático: “Si la relación entre las emociones y las enfermedades se afirma, se puede caer en el descrédito académico. Yo pienso que la Inquisición no ha terminado. Antes quemaban en las hogueras a personas que pensaban
en términos científicos porque ese pensamiento ponía en jaque un poder que, en ese
entonces, era el religioso, y, eventualmente, el de los monarcas. Ahora, los que antes
eran perseguidos, los científicos, en muchos casos se han convertido en los inquisidores; las hogueras ya no son el leño, sino el veto académico. Allí se quema a todo aquel
que no se ciñe a lo pragmático de la ciencia, o de la ciencia desde lo estrictamente
verificable, y cualquiera que se salga de estos parámetros, no hace parte de la élite de
esa corriente que es la ciencia, como antes quemaban a la gente que no estaba en la
élite de la religión o de la fe. Entonces, algunos científicos, están creando realidades
absolutas. Hacen de la ciencia otra religión”.
Por su parte, usted, lector, piense que si ha pasado muchos años de su vida con
rencores encima o de mal genio, ponga cuidado, cuídese, puede estar haciéndole
mucho daño a su cuerpo y provocando enfermedades terminales o de altos niveles de
complejidad. No hay pruebas suficientes, pero sí las evidencias necesarias para llegar a esta conclusión. El Coach Henry Rodríguez aporta la siguiente conclusión: “El
mundo emocional determina cómo ocurre el mundo para cada individuo. Si tenemos
disponible el mundo emocional, aparece la alegría, la gratitud y la salud. Desde allí
reconocemos el mundo y lo celebramos. Somos seres emocionales. No hay forma de
no sentir emociones. Aquel que niega sus emociones está negando todo aquello que
nos hace humanos. Vive tus emociones y exprésalas al mundo y así vivirás una vida
saludable”.
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
22 Semblanza
Dos generaciones, dos
formas de pensar, dos
mundos diferentes; pero
Gerardo Arbeláez y Luis
García Blair tienen algo, que
es mucho, en común: son
lutier y le han dedicado una
buena parte su vida a vivir
entre cuerdas, las de sus
amadas guitarras.
Dos vidas
afinadas entre cuerdas
acústicas y eléctricas
Diego Londoño [email protected]
L
as canas y la melena, el romanticismo y la modernidad, el romanticismo de
la dulzura pasada y las distorsiones, rapidez y agilidad. Arbeláez y Blair se
doblan en edad, pero están unidos por seis templadas cuerdas que, cuando
las tocan, pueden enamorar con sutileza o hacer mover la cabeza con brusquedad.
Las cuerdas del bolero, las cuerdas del rock.
Al llegar a Marinilla, en el Oriente antioqueño, luego de un extravío en la autopista que conduce de Medellín a Bogotá, pregunto dónde queda el taller de guitarras,
me responden con varias direcciones. Al caminar más de 10 minutos, me doy cuenta
de que son varios los talleres, varios los pioneros y representantes del instrumento en
este municipio guitarrero.
El día anterior había acordado encontrarme con un rostro que vi más de una vez
en etiquetas de guitarras de amigos, maestros y hasta mías; un rostro conocido en mi
adolescencia musical y rebelde.
-Entonces, nos vemos a las ocho, acá en mi taller, al lado de la autopista, por el cementerio de Marinilla, dijo.
-Así será, señor… Nos vemos mañana. Muchas gracias por todo.
Caminando, me topé de repente con un letrero grande a la entrada de un jardín
enlodado por la lluvia del alba: “Guitarras La Sonora. Gerardo Arbeláez, leyenda desde
1898”. A las ocho en punto, estaba pulsando el botón, que era avisado por un cartel que
decía: ´Fábrica, timbre aquí´.
Salió ese rostro que por tantos años había visto; para mí era casi familiar, como un
viejo conocido.
-Don Gerardo, ¿cómo está? Ayer hablamos para este encuentro, ¿se acuerda?, le dije.
-¡Ahh! ¿Cómo está? _fue el saludo simplón que recibí aquel jueves frío y madrugador
de agosto.
Su rostro cambió. Parecía resistirse a que alguien ingresara a su mundo, el de las cuerdas, la madera inmunizada, el roble, el cedro, el colbón, la masilla, las prensas y los trastes.
-Hombre, hoy estoy como ocupado; solo tengo un trabajador. Deberías pasarme esas
pregunticas por escrito y yo las miro. Y nos sentamos más tranquilos en otra oportunidad.
Sentí, por un momento, que había perdido el trabajo, las llamadas y la ilusión.
Que la madrugada preparada para recorrer los 47 kilómetros de distancia en un
microbús y los 4.700 pesos del pasaje se desvanecía entre la niebla oriental de Antioquia. Mi voz se quebró y mi ceño insistió -así quisiera- en no fruncirse.
-Don Gerardo, yo vengo desde Medellín solo para conversar con usted y verlo trabajar un rato. No es nada complicado, del resto me encargo yo. ¿Puedo ver su taller?
Me dejó ingresar. Doy unos pasos en las pequeñas baldosas coloridas de la casa
de paredes amarillas. El olor a madera ya se entrometía en el ambiente, y el rostro de
don Gerardo Arbeláez seguía tan rígido como la madera de sus guitarras.
Se ubicó en la mesa central del patio, agarró el mástil de una guitarra en construcción, que hacía parte de un cúmulo de maderos tirados en el suelo, y le dio dos
golpes en la parte superior con la intención de revisar su encaje. Luego, empezó a
pegar los 18 trastes enumerados en la madera, con la experiencia que sólo dan los
años y con la certeza de que algún día, eso que hasta el momento parecía tan sólo
un madero insípido, emitiría toda clase de notas y melodías. Acordes menores o, por
el contrario, felices y pegajosos desfilarían por las cuerdas cobrizas que más tarde
pondría también con cuidado. Me distraje un rato mirando la grabadora Silver re-
No. 61 Octubre de 2012
pleta de viruta de aserrín que teníamos enfrente. “Se va, se va la lancha, se va con el
pescador y en esa lancha que cruza el mar, se va también mi amor”, sonaba de fondo
en el 830 AM de Radio Reloj.
Su labor matutina empezó a mi lado, de a poco empezamos a conversar. Gerardo
Arbeláez, el creador de las guitarras La Sonora que se construyen hace más de 50
años, ahora martilla. De reojo, observa cómo tomo apuntes sobre lo que tímidamente
me cuenta, mientras yo sutilmente trato de romper el hielo.
Él es un hombre tranquilo que disfruta la vida que pasa a su lado. Sus días están
llenos de madera, cuerdas y música, los que disfruta oyendo y con los que alimenta
su alma. La música colombiana es su motor, los boleros su corazón. Admira y disfruta
al maestro León Castaño, al Dueto de Antaño, a Los Panchos y Los Diamantes. Su
experiencia se le nota en el hablar y sus años llegaron cargados de serenidad y de
una modestia admirable.
Su historia, con la amiga de pronunciadas curvas y caderas anchas, lleva tres generaciones encima. Empezó hace más de un siglo con su abuelo Isaac Arbeláez nacido
en la vereda Río Abajo, de Rionegro. La leyenda, que tanto respeto y recelo genera
para la familia Arbeláez, inicia en el cercano municipio de San Vicente, cuando Isaac
fue contratado como ayudante de ebanistería por un arquitecto español que llegó
a la población a restaurar la iglesia de Nuestra Señora de Chiquinquirá. El abuelo
resultó ser un buen aprendiz, el arquitecto empezó a quererlo mucho. Se hicieron
buenos amigos y, en los tiempos de ocio y de poco trabajo, con los conocimientos que
el jefe tenía no solo en maderas, construcción, también en música, quiso construir
una guitarra en su compañía.
Luego de esa guitarra, con errores -la segunda les salió mejor- nació la tradición
guitarrera del apellido Arbeláez. Esta práctica pasó de padre a hijos, como un azar
hecho destino: de Isaac a Lázaro, luego a Gerardo y tres hermanos más del batallón
de 17 que tuvo don Lázaro.
“Los hijos, seguimos los pasos de mi papá Lázaro. Desde muy niños, comenzamos a colaborar en cositas antes de salir para la escuela. Todo esto nos tocó en
Marinilla. Mi papá había acabado de crear un taller de guitarras, que sería muy
importante en toda la región”.
Según cuenta la reconocida pionera en etnomusicología en Colombia, María
Eugenia Londoño, la guitarra aparece prontamente con la invasión europea. En sus
inicios, era un instrumento utilizado popularmente en paseos familiares en los que
se interpretaban cantos de fiesta y coplas tradicionales, aunque también la gozaba
una minoría de alta influencia elitista, traída por habitantes, llegados en la época de
la colonización, desde Francia, Alemania, Italia, Portugal y España.
La Iglesia -que tenía el poder en el terreno cultural e intelectual en América- influyó en la enseñanza de la música, que hacía parte de las ceremonias religiosas. La
guitarra era importante y durante años se les enseñó a tocarla a los niños, conocimiento que se transmitió oralmente de generación en generación.
La guitarra fue utilizada en las celebraciones libertadoras de Simón Bolívar y
Francisco de Paula Santander, se interpretaban obras de corte colombo-español como
El Arias, La Vencedora o La Libertadora. En 1882, se fundó el Conservatorio Nacional de Colombia, en Bogotá, y se crearon otras escuelas de música en Cartagena,
Ibagué, Medellín, Cali, Tunja y Santa Marta. En ellas, se graduaron los primeros
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profesionales en música con título universitario en Instrumentos Sinfónicos y Piano.
En 1986, gracias a la labor del guitarrista y pedagogo Ramiro Isaza Mejía, padre
de la escuela de guitarra en Colombia, al guitarrista se le otorgaba el mismo título
profesional que a los demás músicos.
Después de toda esa historia, los Arbeláez fueron pioneros en fabricar instrumentos de cuerda, no solo guitarras, también tiples, bandolas y cuatros. Su proceso
como familia constructora y musical empezó desde 1860, sin manuales, sin comunicación, sin profesores, sin Internet; la única ruta era la prueba ensayo error.
Gerardo Arbeláez aprendió fácil, se apasionó y lleva más de 50 años construyendo, reparando y tocando guitarras, “tocando así sea poquito, y muy a la brava. Así
me enseñó mi papá. Yo me echo mis boleritos y mis tonadas de música colombiana.
Lo hago muy en solitario. Yo me dediqué fue a construirlas”. Para consolidar sus
guitarras, no solo en Medellín, sino en toda Colombia, tuvo la ayuda de muchos
músicos importantes como Darío Garzón, de Garzón y Collazos, Virgilio Duque y
Ángel María Camacho.
Sonidos eléctricos
Una de esas guitarras, construida por Gerardo en la fría Marinilla, llegó, por
coincidencia, a las manos de un joven citadino, Luis García Blair. En la casa de Jaime,
su tío hippie, encontró una guitarra rota, colgada de un cordón en un escaparate,
solamente con tres cuerdas. La pidió prestada y, con el tiempo, ya era suya.
En la etiqueta estaba la imagen de Gerardo Arbeláez vestido de suéter beige y camisa blanca, sostenía una de sus guitarras; a su alrededor, rombos rojos y amarillos,
y en forma de portada, el nombre ´La Sonora´. Ésta sería la primera adquisición musical de Luis. Con el tiempo, el color madera de la tapa frontal de aquél instrumento
perdería la ilusión: gracias a un par de temperas, se tornaría verde, rojo, negro y
amarillo, como un tributo a Bob Marley, así a él no le gustara la música reggae.
Pero su verdadera inspiración, su sueño desde niño fue la guitarra eléctrica. Su
cuerpo macizo, sus colores brillantes, los movimientos de estrellas del rock como
Slash, Jimmy Page o Hendrix, y el sonido acaparador de las cuerdas metálicas lo
atraparon como un videojuego de moda.
La guitarra eléctrica nació como un experimento con la intención de crear unas
con más volumen de sonido: se potenció el de la ya existente guitarra electroacústica y
nació un instrumento con personalidad y alma propia. Las primeras datan de los años
30 y son fruto de los esfuerzos de compañías como Rickenbacker y Vivi Tone Company.
A Colombia y Medellín, llegaron gracias a quienes tenían la posibilidad de salir
de este valle para deslumbrarse con “el primer mundo”. Marcas como Fender, Ibanez, Rickenbacker, Jackson o Gibson impresionaron aquí y se volvieron tendencia de
élite. Para ese entonces, tener una eléctrica no era tan común. “Soy hijo de Gloria
Blair y Luis García. En ese momento, la prioridad económica para mi familia eran
la casa y el estudio”, dice Blair a la vez que cuenta cómo pudo acercarse a la primera
guitarra eléctrica de su vida.
“A uno de mis mejores amigos le mataron el hermano, era guitarrista. Desde
su muerte, la guitarra que usaba quedó guardada en un garaje, desarmada y empolvada. Para ganármela, el reto era armarla y ponerla a sonar”. Y lo hizo, aunque no
sabía tocarla. “Yo por las guitarras siento amor, también odio cuando no suena como
quiero. Las guitarras son mis metas, son mis sueños”.
Blair, o El Flaco –así lo conocen en el mundo musical- es modelo 78, como el
Nissan Patrol o el imponente Chevrolet Camaro. Mide 1.94, sonríe sin querer y tiene
más de 20 guitarras eléctricas colgadas en su habitación en Envigado. Pero sigue
soñando con tener una más: una Gibson Les Paul Custom blanca como la de Randy
Rhoads. Los sonidos que prefiere son el glam y el hard rock; su guitarrista preferido
es David Gilmour, de Pink Floyd. Es un enamorado de la música en general, del
sonido eléctrico de sus guitarras, del Chocoramo con Coca-Cola y el cigarrillo Green.
Tiene dos vidas. Una inicia a las siete de la mañana, cuando ejerce como comunicador social de una reconocida caja de compensación familiar; allí aplica sus 15
semestres de universidad. La otra comienza a las cinco de la tarde hasta que el hambre haga de las suyas, o el reloj le recuerde su deber de madrugar. “En el día, llevo
la vida de mi mamá, o la vida que la sociedad me pone a vivir, y en la tarde llevo mi
verdadera vida”.
Blair Guitars es su taller de construcción, reparación y mantenimiento de guitarras. Allí se la pasa todas las noches desde hace tres años. Luego de pulirlas y, literalmente, ponerlas a “oler la madera a cebolla”, consiguió la experiencia como lutier de
las eléctricas, se independizó, y montó el negocio con 70 mil pesos. Y es que antes de
tocar guitarras, su afición fue destaparlas, repararlas, buscarle los rincones que no
conocía. Muchas veces no pudo volver a armarlas. “Siempre me le metía a las de los
amiguitos, a repararles los ruidos que yo mataba poniéndole un cable de la guitarra
al cuerpo del guitarrista, como un polo a tierra”.
Él es uno de los pocos personajes que construye guitarras eléctricas en Colombia. Este aprendizaje lo ‘fabricó’ durante años tras intentar, pintar, fallar y volver a
lijar. Cuando inició, le decían que lo que quería hacer solo era para los gringos o los
europeos, pero su sueño, además de construirle una guitarra a Slash, el guitarrista
de Guns N´ Roses y Velvet Revolver, es darle la marca de guitarras eléctricas a Colombia, aportarle a la historia, ser parte de ella. Esto lo dice sin desconocer que las
guitarras acústicas son la esencia y que el camino acertado para llegar a lo eléctrico
es pasar por la mística de lo acústico.
Hablar de lo acústico es como hablar del apellido Arbeláez o del mismo Gerardo.
Sin embargo, él piensa que para su marca de guitarras, una de las más populares en
Colombia, el futuro es oscuro. “En el caso mío, tengo cuatro hijos, dos hombres y dos
mujeres, y ellos se fueron por otros negocios más productivos. Si yo dejo el oficio, o
muero, hasta ahí llega la tradición. El tiempo dirá todo”.
Arbeláez y Blair transitan paisajes, sonidos, experiencias y cotidianidades circunstancialmente diferentes. Sus años disímiles han sido enteramente vividos al lado
de la robusta de seis cuerdas, de ese madero que, con muchas horas de lija, martillo,
regla, pintura, conocimiento y amor, queda listo para emitir sonidos, sensaciones y
personalidades: desde el bolero hasta el rock, pasando por el tango y la salsa.
A ambos les pregunto, al final, por lo que significa la guitarra en sus vidas.
Blair responde rápido: “Me dicen guitarra y de inmediato es como si me estuvieran
nombrando. Yo no me veo en ninguna parte, de lo que me queda de vida, sin una
guitarra…”. Gerardo piensa un instante y no puede responder…, no encuentra las
palabras.
Fotografías: Esteban
Cardona Arias
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
MUJERES
A U T O N OM A S
por la vida y la equidad
C
M
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CM
MY
CY
CMY
K
MUJERES AUTÓNOMAS, POR LA VIDA Y LA EQUIDAD
Para promover el respeto por vida, la equidad y la inclusión, la Secretaría de las Mujeres de la Alcaldía de Medellín adelanta la campaña Mujeres Autónomas, por la vida y la equidad.
En el mes de noviembre se cumplen diversas actividades en conmemoración del 25 de noviembre como Día internacional de la eliminación de la violencia contra las mujeres.
PROGRAMACIÓN MES DE NOVIEMBRE
Acto inaugural: 7 de noviembre.
La Alcaldía de Medellín y la Defensoría del Pueblo, firmarán el convenio para ofrecer asistencia
técnica legal para las mujeres víctimas de violencia. Presentación del programa de seguridad
pública para las mujeres de Medellín
Noviembre 1 – diciembre 10. Museo en la Calle.
Exposición fotográfica: “Mujeres Autónomas, por la vida y la equidad”
Plazoleta Alpujarra
Muestra fotográfica de mujeres urbanas y rurales que aman la vida y asumen cada tarea con la
esperanza de un presente y un futuro mejor para ellas y sus familias. Son de todos los colores y formas;
viven y luchan por construir una sociedad digna para ellas, pero también para los hombres que amen
el cambio.
Noviembre 6-7. Seminario: “El cine como instrumento de incidencia
en el empoderamiento de las mujeres en la ciudad de Medellín”
Centro Colombo Americano
17 de noviembre.Festival Medellín las mujeres y las artes
Jardín Botánico de Medellín. 9:00 am – 5:00 pm
El Festival ha programado actividades académicas, culturales y recreativas dirigidas a reconocer y
potenciar los derechos y talentos artísticos de las mujeres. Se destaca el homenaje a las 14 mujeres
de la “Esquina de las mujeres”.
Noviembre 20. Seminario: Periodismo no sexista.
Auditorio IDEA. 8:00 am - 5:00 p.m
El seminario dará a conocer los contenidos de periodismo y lenguaje no sexista como herramienta
necesaria para el tratamiento no discriminatario de noticias referidas al tema de violencias contra
las mujeres.
27 de noviembre. Seminario internacional: Medellín ciudad segura
para la vida de las mujeres
Gran Salón Plaza Mayor. 7:30 a.m - 5:00 p.m
La Corporación Vamos Mujer realizará diversos foros que tendrán como invitada internacional
a Marcela Lagarde. Ella ofrecerá conferencias sobre autonomía, desarrollo sostenible y actoría política;
identidad feminista y violencia contra las mujeres, feminicidio y política.
Cupo limitado: Informes 254 48 72.
Visibilizará el impacto familiar, comunitario y social del feminicidio, promover la cero tolerancia
institucional y social frente al feminicidio y presentar el estado de las respuestas institucionales
frente a las violencias.
Ponentes: Andrea Medina Rosas (México); Julia Pérez Cervera (España) Santiago Medina Villarreal,
Elda Patricia Correa, Sara Fernández, Rocío Pineda García y Sonia Vásquez Mejía (Colombia)
Ponencias: asesinatos de mujeres: impunidad en el sistema de justicia e invisibilidad política y social;
Programas de seguridad ciudadana y violencia contra las mujeres, derechos humanos de las mujeres
en la Corte Interamericana de Derechos Humanos; feminicidio: rutas de interpretación para su mayor
comprensión, comentarios al proyecto de ley. Rosa Elvira Cely.
Noviembre 15. Acto público de reconocimiento de la responsabilidad
del Estado con el caso Alba Lucía Rodríguez.
Plaza central Abejorral Antioquia 10 a.m.
La Campaña Mujeres Autónomas por la vida y la equidad incluye, además, el encuentro de madres
comunitarias que se realizará el 30 de noviembre en el Parque Norte y las jornadas pedagógicas
en el centro de la ciudad que promueven el respeto por la vida y la equidad, entre otras actividades.
Primera jornada: Noviembre 6. 9:00 – 11:00 am.
Segunda jornada. Noviembre 7. 3:00 – 5:00 pm
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6- 8 de Noviembre. Encuentro Mujer, autonomía y poder
El Estado de Colombia en cumplimiento del acuerdo de solución amistosa adelantado en la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos por el caso de Alba Lucía Rodríguez Cardona, invita al acto
público de reconocimiento de responsabilidad internacional.
Mayores informes: 3858694 - 385 57 65 - 314 873 20 09

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