Plan Lector 2006-2007 - Colegio Privado San Luis Gonzaga
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Plan Lector 2006-2007 - Colegio Privado San Luis Gonzaga
CUENTOS INVERNALES `lvaro Hormiga Candela CUENTOS SOLEADOS CUENTOS DE MASCOTAS Gonzalo Bonmat Zarzuela CUENTOS EN FAMILIA Jimena Manzanedo Delgado NUESTRO LIBRO CUENTOS DEL ÁRBOL Tikhon Andreev CUENTOS ENTRE AMIGOS Los cuentos Sara Moroæo Molina-Campuzano CUENTOS DE DINOSAURIOS Marta Navarro Asœa CUENTOS MEDIEVALES Alfredo Villalobos Cervantes CUENTOS SUBTERRÁNEOS David Garc a FernÆndez Sara Palomares Rodea CUENTOS ESPACIALES Daniel PØrez D az del Campo CUENTOS SUBMARINOS Paula SÆnchez GonzÆlez CUENTOS DE TERROR Roc o RullÆn e Irene Navarro CUENTOS MITOLÓGICOS Elvira Manzanedo Delgado CUENTOS ECOLÓGICOS JosØ G mez Carbonell CUENTOS DE MISTERIO Andrea L pez Solance CUENTOS MUSICALES Alberto Santamar a Gil CUENTOS CON HISTORIA Covadonga PØrez Rodr guez CUENTOS EN LA FERIA Patricia Capelastegui Vidal NUESTRO LIBRO Los cuentos Directora: Eliecer Cólliga Jefa de Estudios: Mª Flor Diez Equipo docente: Tutores de E. Primaria Alumnos de 1º a 6º de E. Primaria Colegio San Luis Gonzaga Plan Lector 2006/2007 Índice 1. Cuentos Invernales. 1.º A Primaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 2. Cuentos de Mascotas. 1.º B Primaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 3. Cuentos en Familia. 1.º C Primaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 4. Cuentos del Árbol. 2.º A Primaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19 5. Cuentos Soleados. 2.º B Primaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 6. Cuentos entre Amigos. 2.º C Primaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27 7. Cuentos de Dinosaurios. 3.º A Primaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31 8. Cuentos Espaciales. 3.º B Primaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35 9. Cuentos Mitológicos. 3.º C Primaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39 10. Cuentos Musicales. 4.º A Primaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43 11. Cuentos Medievales. 4.º B Primaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51 12. Cuentos Submarinos. 4.º C Primaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59 13. Cuentos Ecológicos. 5.º A Primaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67 14. Cuentos con Historia. 5.º B Primaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77 15. Cuentos Subterráneos. 5.º C Primaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85 ISBN: 84-933401-8-9 Deposito Legal: m. 27406-2007 16. Cuentos de Terror. 6.º A Primaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95 17. Cuentos de Misterio. 6.º B Primaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105 18. Cuentos en la Feria. 6.º C Primaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115 CUENTOS INVERNALES El invierno es una estación del año. Empieza el 21 de diciembre y termina el 21 de marzo. Nos gusta el invierno porque cuando nieva podemos hacer muñecos de nieve, guerras de bolas y también esquiar y patinar sobre el hielo. También nos gusta porque nació el niño Jesús, porque vienen Papá Noel y los Reyes Magos, y también porque dejamos la casa muy bonita con el árbol y el Belén. Además se reune toda la familia. Como en invierno hace frío, nos tenemos que abrigar mucho. Tenemos que ir con cuidado porque podemos resbalar con el hielo. Y durante el invierno tomamos las uvas y celebramos el cambio de año. 1 Autor: Álvaro Hormiga Candela 1.º A Primaria TUTORA Ainhoa García de Andoin Giménez 8 Cuentos invernales Los cuentos EL MUÑECO DE NIEVE Y LA HORMIGUITA PERDIDA 9 JUAN, MARTA Y EL MUÑECO DE NIEVE Érase una vez una hormi- Era un día de invierno y Juan, el hijo de Marta, fue al par- Era muy buena, pero tam- hora de irse a casa. guita que se llamaba Titi. que con su madre. Hicieron un muñeco de nieve, pero era bién era muy despistada. Un día sucedió que la hor- miguita perdida llegó a una casa y vio a un muñeco de nieve. ¡Y vio que se movía!, y le dijo: hormiguita, ¿qué te pasa? Y contestó: es que estoy perdida. Y le dijo el muñeco de nieve: quédate el invierno conmigo, yo te daré calor. ¡Vale!, respondió la hormiga. Pero como eres de nieve no puedes darme calor. Entonces le dijo el muñeco: refúgiate en mi gorro, ahí te daré calor. Luego, cuando estaban en casa, el muñeco de nieve cobró vida. tenía comida al lado y dijo: ¡bien!, ¡bien!, y empezó a comer. en verano tú te derretirás. Y al día siguiente, cuando la hormiguita se despertó, vio que Y le dijo el muñeco de nieve: buen provecho hormiguita. A partir de ese día se hicieron muy, muy amigos. Cuando pasó el invierno llegó la familia de la hormiguita y la hormi- guita se despidió: muñeco, hasta el siguiente año. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Autor: Carlos Argos Rivero Entonces un pajarito se posó en el muñeco de nieve y dijo: Y preguntó el muñeco de nieve: ¿por qué me derretiré en verano? Y el pajarito le contestó: porque el sol en verano es más fuer- te, pero en invierno el sol no sale porque las nubes lo tapan. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Autora: María Villalobos Cervantes 10 Cuentos invernales Érase una vez una ANA Y FLIS niña que se llamaba Ana y tenía un perro que se llama- ba Flis. Flis era muy travieso y también le gustaba jugar. Como estaba llegan- do el invierno, Ana decidió hacer un muñeco de nieve. Le puso la correa a Flis y se fueron los dos juntos. Ana dijo: ¡está nevando!, ¡está nevando! Y cuando había CUENTOS DE MASCOTAS ¿Por qué nos gustan los cuentos de mascotas? A los niños de 1ºB siempre nos gusta hablar de animales en clase. A nuestra profesora estamos todo el día contándole cosas de los cuentos de animales que leemos en casa. Es divertido estar en Primaria. Estamos aprendiendo mucho. Ya escribimos y leemos bastante bien. Un día vino Encarni (así se llama nuestra “seño”) y nos dijo que teníamos que escribir un cuento. Todos votamos y salió por mayoría hacerlo sobre mascotas. Algunos niños de clase dicen que sus mascotas son un miembro más de la familia. Roberto dice que su perro es muy listo, porque cuando quiere meter a sus cachorros en la cesta, le ladra para que vaya a ayudarle. Es un pastor alemán y se llama Luna. Álvaro también tiene dos perros. Uno se llama Nuno y otro Ginés. Íker tiene una ninfa a la que le ha puesto de nombre Paulina Rubio. A la ninfa le gusta mucho jugar con su abuela. La abuela es la de Íker. Alberto tiene en su casa a Rufus, que es dormilón y obediente. La verdad es que es divertido hacer un cuento sobre la mascota que tenemos o la que nos gustaría tener. Nuestra “seño” dice que a lo mejor sale algún escritor de nuestra clase. Estar en Primero es fantástico. mucha nieve dijo Ana: este es el lugar perfecto. Y se pusieron a hacer un muñeco de nieve. Les quedó tan bien que hizo ¡clin! y el muñeco habló: ¡hola! les dijo, y se quedaron como unas estatuas. Hacía mucho frío y dijeron: nos tenemos que ir. Se fueron y por el camino se encontraron con un reno que tenía un tri- neo y los invitó a montar en él. El reno los llevó a casa y cenaron. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Autora: Anabel Rodríguez Sanfrutos 2 Autor: Gonzalo Bonmatí Zarzuela 1.º B Primaria TUTORA Encarnación Jiménez García 12 Cuentos de mascotas 13 Los cuentos TORTUGA GIGANTE Érase una vez una tortuga que se llamaba Checa. Vivía en el Océano Índico. EL PERRO AYUDANTE Érase que se era un perro de un niño llamado Nicolás. Le llamaban “el ayudante”. Cuando al niño se le caía la servilleta, él la cogía. Se llamaba Chuli y era muy bueno. Era verde y estaba con su familia. Checa era la mayor. Tenía tres hermanos: uno se llamaba Josertón, otro Fermín y otro Gonzalo. El padre se llamaba Álvaro. Su caseta era Cuando Nicolás le decía: “¡la patita!”, él se la daba y siem- pidiendo ayuda, pero nadie les hacía caso. era bajo y delgado. muy grande. Un día los subieron a un camión. Checa gritaba En el camión los llevaron muy lejos, y entonces Checa esta- ba un poco asustada. También estaban asustados Álvaro, Gonzalo, Fermín y Josetón. Luego se escaparon, se queda- ron tranquilos y se les pasó un poco el miedo. Autor: Pablo Real Baeza pre estaban juntos. El perro era pequeño y blanco y el niño Un buen día sucedió que el perro se escapó. El niño Nicolás se pasó todo el día buscándolo. Sus padres también le ayudaron a buscarlo. Al final lo encontraron y tuvieron cuidado de no perderlo otra vez. Autora: María Corral Bellón 14 Cuentos de mascotas LA TORTUGA SE ESCAPA Érase una vez una tortuga que vivía en una pecera. Los días de primavera tomaba el sol. Los días de invierno se escondía en su caparazón. Era de color verde, pequeña y rápida. CUENTOS EN FAMILIA Una familia es el papá, la mamá y los hijos. Las familias dan paseos, van de fiesta, de viaje y tienen aventuras que terminan bien. A mí me gustan las familias porque son felices. Hay cuentos de familias de príncipes y princesas que al final se casan. Cuando pasa algún accidente siempre se salvan. Hay familias distintas. Los cuentos de familias de piratas son divertidos y los de payasos también. Si van de excursión al bosque o al campo lo cuidan y no lo ensucian. Los cuentos de familias de fantasmas son graciosos porque dan miedo pero es de mentira. A mí me gusta cuando mi familia cocina y hace comidas ricas. En la familia los mayores cuidan de los pequeños y si se ponen malitos se cuidan y se curan. También juegan, van de vacaciones, se gastan bromas y se ríen. A veces, cuando tienen miedo se ponen a cantar. En las familias de animales también se quieren. La familia es lo más importante. Tenía uñas largas y se llamaba Kira. A Kira le gustaba que le hiciesen cosquillas. Su dueño se llamaba Pedro. Un día Kira se escapó de la pecera por la ventana. Llegó a un pueblo que era muy triste. Los animales no tenían comida. Los señores no tenían dinero ni tampoco trabajo. Kira volvió a casa y cogió dinero y comida para todos. Autora: Carolina Ramírez Serrano 3 Autora: Jimena Manzanedo Delgado 1.º C Primaria TUTORA Pilar Nieto Laguna 16 Cuentos en familia UNA FAMILIA DE OSOS EN EL POLO NORTE Había una vez una familia de osos que vivía en el Polo Norte. Eran blancos y con la nariz roja. El papá tenía el pelo ama- rillo y la mamá osa lo tenía igual. 17 Los cuentos LA FAMILIA ESTÁ MALITA Todo empezó un día que fueron el papá, la mamá y los hijos al campo y como no llevaban abrigo, se pusieron malitos. Se bañaban en los lagos y comían hierba seca. Al día siguiente se quedaron en la cama y la cuidadora se Un día, el papá oso y la mamá osa, fueron de pesca. Un caza- dor los intentó cazar, pero no pudo. ¡Una familia de osos! - dijo el cazador -. Y la familia de osos salió desde la montaña y atacaron a los cazadores. Y la mamá osa y el papá oso se fueron pitando. FIN Autor: Gonzalo Giménez de Lucas puso triste por todo lo que tenía que hacer: toda la comida, limpiar y hacer la colada. La familia estaba cada día más enferma. Al día siguiente fueron al médico y les dijo que se tomaran Dalsy, y al día siguiente se curaron. Al final hicieron una fiesta y muchos días estuvieron bien y felices. Autora: Beatriz Aedo Díaz 18 Cuentos en familia UNA FAMILIA EN LA COCINA Érase una vez una familia de cocineros que cocinaron pes- cado, ensalada, puré, lentejas, tomate, espárragos, pollo, garbanzos, zanahorias, cebolla, chorizo, queso, uvas, kiwi, maíz, aceitunas, paella, patatas, bocata de salchichas y champiñones. CUENTOS DEL ÁRBOL "Cuentos del árbol". Éste es nuestro protagonista: El árbol. Nos pusimos a pensar en él y se nos ocurrieron todas estas ideas: - Los árboles descontaminan el aire. - El árbol da frutos. - Vivimos en una localidad llena de árboles. - Los árboles se protegen del frío dejando que se le caigan sus hojas. - En algunos árboles hay "hogares". - Conocemos dos clases de árboles, los de hoja caduca y los de hoja perenne. - En las montañas hay muchos árboles, por eso el aire está limpio. - Nuestro colegio está rodeado de árboles. - En el mundo hay miles de especies distintas de árboles. - El árbol es una planta que nos ayuda a vivir: la naturaleza es muy sabia. Nos dimos cuenta después de todo esto de algo importantísimo: hay que cuidar los árboles. ¿No os parece que el árbol se merece, como poco, ser el protagonista de nuestros cuentos? Un día pasó que el niño se cayó a la cazuela, se quemó la cocina y tuvieron que venir los bomberos, tiraron agua a la cocina y mojaron a toda la familia. Al final se fueron a otra cocina a cocinar un jabalí para los bomberos y les gustó mucho. Autor: Álvaro Santa Cruz del Río 4 Autor: Tikhon Andreev 2.º A Primaria TUTORA Carmen Candela González 20 Cuentos del Árbol Los cuentos EL ÁRBOL MISTERIOSO 21 EL SAUCE Y EL JARDINERO Érase una vez cuatro ami- Érase un jardín, un sauce y un jardinero. El jardinero cui- Jorge, Patricia y Marcos. A el jardinero se gos que se llamaban Sofía, daba mucho del sauce. Lo regaba todos los días hasta que ellos les gustaba jugar a tuvo que ir a que había en el patio del un tiempo. Y que hablaban con un árbol otro jardín por colegio. vino otro. un árbol, decidieron plantar otro árbol. Al cabo de unos ro sólo lo rega- Entonces, un día que estaban ya cansados de hablar sólo con meses creció otro árbol. El árbol era muy, muy ancho. Los niños descubrieron que las ramas del árbol estaban huecas y se movían mucho cuando no había viento. Un día Sofía vio que había un hueco muy grande en el tronco del árbol. Llamó a sus amigos y les dijo lo que había visto. El otro jardineba algunos días. El sauce lo pa- saba muy mal porque, además de regarlo poco, envenenaba el agua. Así, pasaron los meses. Todos los días se levantaba a las siete de la mañana. Esa era la hora a la que el antiguo jardinero llegaba al jardín y todas las noches esparcía unas Todos entraron dentro del árbol. Había una escalera muy cuantas ramitas secas, así, cuando pisara alguien las rami- que llegaron a lo más alto del árbol. Y, ¿a que no sabéis lo que Un buen día de primavera pasaba un periodista por allí y, al larga hasta arriba. Los cuatro subieron por la escalera hasta se encontraron? A Diego, el niño de la clase de Sofía, Jorge, Patricia y Marcos, más, pero que más travieso. Cuando se lo contaron a la profesora, le echó un buen castigo. Autora: Elena Castro Vico tas, el sauce lo escucharía y se despertaría. ver el árbol tan débil, escribió un artículo en el periódico. Cuando se enteró el antiguo jardinero de la noticia por el periódico, fue allí y todo volvió a la normalidad. Autor: Francisco Fariña Salguero 22 Cuentos del Árbol EL ÁRBOL Y EL GRANJERO Érase una vez un granjero llamado Ra- CUENTOS SOLEADOS Soy redondo como un aro y rubio pero no tengo pelo. También me llaman "estrella". Doy una luz más fuerte que diez bombillas. Si no te echas cremita te puede quemar. En los dibujos del colegio aparece sin cesar. Lo pintamos de amarillo, le ponemos ojos y boca y unos rayos muy larguitos para que cubra la hoja. Gonzalo lo lleva en su nombre y cuando nos portamos muy bien nos lo llama nuestra mamá. Es esa estrella calentita que nos ilumina. món y su árbol que se llamaba Lorenzo. Vivían en una granja al lado de un bosque. ¿QUIÉN SOY? Ramón, esa semana, le notó a Lorenzo algo raro. Entonces Ramón no se separaba de Lorenzo. Al día siguiente, Ramón llamó al médico de Lorenzo. El médico lo miró por todas partes y no vio nada de lo que él pensaba. Hasta que un día, el médico, supo lo que le pasaba. Lo que le pasaba a Lorenzo era que sabía hablar. Entonces cuando Ramón se enteró, se lo contó a todo el pueblo. Y el pueblo entero, todos los días y a todas horas, iban a darle los Buenos Días y a jugar con Lorenzo. A los pocos días empezaron a hablar todos los árboles del bosque. Autora: Alba Huerga Arribas 5 Autora: Sara Moroño Molina-Campuzano 2.º B Primaria TUTORA Carmen del Olmo Damián 24 Cuentos soleados Los cuentos "SOLEADO”APRENDE ALGO Hace muchos años, cuando nuestros abuelos eran niños, el sol veía a los niños felices. Corrían a su luz, se calentaban con sus calurosos rayos. El sol era muy popular y tenía muchos amigos: Marta la nube, Roberto el ruiseñor que cantaba al amanecer, Julián la estrella. Todos le llamaban "Soleado". A él no le gustaba la violencia. Un buen día de otoño, Soleado se sintió muy solo. No cantaba Roberto, los niños no jugaban a su luz. La única que estaba era Marta que con sus rayos traía fuertes vientos y mucho frío. El pobre Soleado dijo: - Marta ¿por qué no canta el ruiseñor y por qué no salen los niños? Marta le explicó todo pero el sol seguía sin entenderlo. Pasó una semana y el ruiseñor no cantó. Soleado creía que no eran sus amigos. Al terminar el otoño, veía cómo los árboles perdían sus hojas. No sabía qué pasaba. Aunque estuviera Marta, no estaba feliz. Después de muchos días, una mañana de primavera Soleado oyó algo muy extraño. Eran los niños que correteaban y jugaban, también estaba el ruiseñor y pudo ver cómo Julián se iba a dormir, algo que antes no podía hacer. Fueron pasando años y... Soleado por fin, lo entendió: "EN ALGUNAS ESTACIONES EL SOL ESTÁ MÁS LEJOS". Autor: Roberto Molina Abad 25 UNA PAREJA DE ASTUTOS SE SEPARAN Hace cientos de años hubo una pareja de astutos: el sol y la luna. Siempre jugaban a la pelota, al pilla pilla, al escondite y pasaban mucho tiempo juntos. Se reían, dormían alegres y así un año tras otro. ¡Eran felices! De pronto la luna se dio cuenta de que cuando el sol la tapa- ba, los niños salían a jugar y las mujeres a comprar. Y cuando la luna tapaba al sol, los niños, las mujeres y los hombres tenían que correr para ir a sus casas. - Tú te vas a una punta del planeta y yo a la otra, dijo la luna. Así pasó una semana, dos, tres... Aunque no se podían ver, se divertían con otros amigos. Un buen día la luna tuvo hijos: ¡las estrellas! y el sol también: "La luz de sus rayos". Los dos astutos... ¡vivieron felices! Autora: Ainhoa Rodríguez Trigo 26 Cuentos soleados EL SOL TRAVIESO Hace cientos de años, un sol llamado José vivía con su padre, su madre la señora luna y su hija la estrella que siempre lo desordenaba todo porque era muy revoltosa. El cumpleaños del sol era el tres de agosto. Al sol le encantaban las sorpresas al igual que a la estrella que se llamaba María. CUENTOS ENTRE AMIGOS En 2ºC sabemos lo importante que es la amistad y sabemos que debemos cuidar, ayudar y querer a nuestros amigos. Si no tuviéramos amigos estaríamos superaburridos, tristes y solos. Los amigos son personas muy importantes en nuestra vida. Con ellos jugamos, nos divertimos, lloramos y reimos. Nosotros tenemos muchos amigos, jugamos todos juntos y aunque a veces nos enfademos, terminamos perdonándonos. Cuida a tus amigos y tendrás amigos para siempre. A José le gustaba jugar al fútbol y además lo hacía muy bien. Sus padres siempre salían los sábados a comprar “calor de relleno“ que luego ponían de comida. ¡Estaba riquísimo! ¡¡¡LOS AMIGOS SON EL MEJOR TESORO DEL MUNDO!!! Un buen día sus padres salieron como de costumbre. El sol que nunca había visto la noche decidió ir a verla. -¡Acuéstate pronto José! - dijeron sus padres. Pero José salió de casa. Lo primero que vio fue un río. Se acercó y... ¡Había cocodrilos! El sol se dio un susto eeenorme y cayó al agua. Tuvo que montarse en un tronco y escaparse. Luego vio una salida, se acercó, se acercó, pero... ¡Era la boca de una ballena! Se quiso escapar pero no pudo y entonces cayó dentro de su estómago. Por suerte cogió una pluma que le habían regalado, acarició con ella la campanilla de la ballena y... ¡ACHÍS! la ballena estornudó. El sol cayó en la selva con los tigres que le persiguieron hasta que... ¡AMANECIÓ! Cuando aparecieron sus padres le dijeron: ¿Quieres ir a ver la noche? y el sol al oír la palabra noche dijo: ¡¡NOO, POR FAVOR!! Autor: Darío López Salamanca 6 Autora: Sara Palomares Rodea 2.º C Primaria TUTORA Ester Almarza Platero 28 Cuentos entre amigos Los cuentos AMIGOS, MUY AMIGOS Érase una vez un niño que se llamaba Juan, era pelirrojo y con unos ojos muy bonitos de color verde. Toda la gente le decía que le encantaban las pecas de sus mofletes. Un día le apeteció ir al parque, vio a un niño jugar con un balón y se acercó a él. - ¿Cómo te llamas? 29 DOS AMIGOS INSEPARABLES Érase una vez una niña muy guapa, alta y con ojos azules, que se encontró un amigo que hacía mucho que no veía, y le dijo... - ¡Hola Gonzalo! - ¡Hola Carmen! ¿Jugamos? - Síííí, contestó Gonzalo y empezó a llover. Los niños se fueron a casa de Carmen corriendo y jugaron -Yo me llamo Pepe, ¿y tú? -Yo, Juan. Estuvieron jugando durante toda la tarde y durante muchas tardes más. Al final se hicieron muy buenos amigos. Y jugaron para siempre y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Autor: Sergio Sallent Pedroche mucho tiempo, pero empezaron a aburrirse y salieron al patio. Al salir pasó algo alucinante, salió el arco iris y quedaron alucinados los dos, porque era la primera vez que veían el arco iris. Salieron con todo el mundo a ver el arco iris con tantos colores. Autor: Gonzalo Sánchez Martín 30 Cuentos entre amigos LA PRINCESA AVARICIOSA Érase una vez una princesa que era muy CUENTOS DE DINOSAURIOS Hace millones de años unos seres extraordinarios pablaron nuestro planeta, los dinosaurios, y luego desaparecieron misteriosamente. ¿Cuáles fueron los motivos? ¿Un cambio brusco de la temperatura? ¿La caída de un gigantesto meteorito provocando ese cambio climático? Hoy en día sigue siendo un misterio. El hombre, por naturaleza, se siente atraído por lo desconocido y misterioso y, no cabe duda, que el mundo de los dinosaurios es un tema fascinante que entusiasma a todos. Este interés ha sido fomentado por la literatura y el cine, cautivando tanto al público infantil como al adulto. También los alumnos de 3ºA de Primaria han hecho volar su imaginación y se han adentrado en este apasionante mundo de los dinosaurios convirtiéndose en los protagonistas de sus historias o creando fantasía dentro de lo fantástico. Debemos agradecer a los paleontólogos su dedicación y paciencia en la búsqueda de sus restos. Nuestro planeta es una caja de sorpresas de un valor incalculable; por eso, es nuestra obligación cuidarlo para que nos siga sorprendiendo con sus regalos. avariciosa. Tenía todos los juguetes del mun- do, todos los anima- les... todo lo que se le antojaba. Su madre, la reina, estaba harta de comprar tantas cosas. - Hija, tienes que dejar de ser tan avariciosa. -Vale, vale, contestaba la princesa, pero nunca hacía caso. Un día la princesa dice: -Mamá, me compras... y la reina le dijo: -¡Pero no me escuchaste lo que te dije ayer! y la princesa contesta: - lo siento. La reina no la perdona y la princesa está muy triste. La reina la castiga en su habitación. Vino un amigo de la princesa... La princesa le pidió perdón a su madre y nunca más volvió a ser avariciosa... O lo intentó. Autora: Carmen Armisen Allepuz 7 Autora: Marta Navarro Asúa 3.º A Primaria TUTORA Alicia Molina Soto 32 Cuentos de dinosaurios LA BÚSQUEDA 33 Los cuentos RALF Y EL AGUJERO NEGRO Soy Fernando, capitán del Museo Arqueólogico de Madrid. Mi jefe me dijo que capturase algunos dinosaurios. Yo le dije que para eso necesitaría a alguien más. De repente se abrió la puerta y aparecieron dos hombres; uno se llamaba Manu, era bajo y sabía mucho sobre dinosaurios; el otro se llamaba Álex, tenía el pelo largo y era fuerte, pero con un temor espantoso a los bichos. Salimos de la oficina. Álex estuvo preparando las provisiones y Manu el todoterreno. Cuando montamos en el coche, Manu me preguntó cómo íbamos a capturar dinosaurios si ya se habían extinguido. Yo le dije que retrocederíamos en el tiempo con esto y le enseñé una mano egipcia. Manu dijo que así estaba chupado y nos pusimos manos a la obra. Mientras viajábamos por el tiempo, Álex se estaba mareando. Después de un largo viaje llegamos a la época de los dinosaurios. Les dije que teníamos que buscar un sitio donde acampar. Cuando estábamos buscando ese sitio, de repente... ¡zas!, un trolosauros rex se disponía a atacarnos. Un hombre en taparrabo, con un montón de pelo y colgado de una liana llevaba un cuchillo y mató al trolosauros rex. Yo intenté decirle graaaaaacias, pero él dijo: - ¿Por qué hablas así? Hola, me llamo Érik. Nosotros le preguntamos: - ¿Sabes algún sitio donde podamos acampar? - ¡Claro, seguidme! - contestó el hombre. Fuimos hasta un árbol enorme. Arriba había una casa y dejamos nuestras cosas. Yo cogí la pistola de red, pues estaba dispuesto a atrapar una libelulosis y me fui a una charca que había cerca de allí. En la charca localicé a dos libelulosis, una se posó en un tronco, apunté y disparé. Le había dado. - ¡Ah, me ha mordido algo! -dije-. Bueno, lo importante es que tengo la libelulosis. Por el camino encontré una especie de escorpión prehistórico pero pasé de él. Llegó la noche y todos estaban dormidos menos yo, que sentía una presencia y me levanté. ¡Qué sorpresa! El escorpión prehistórico estaba justo encima de Álex. - Será mejor que no lo despierte o se llevaría un susto de muerte - pensé. Cogí las pinzas, agarré al escorpión y lo metí en una jaula. A la mañana siguiente estábamos preparando las cosas para partir, estaba lloviendo. De repente, cayó un rayo y un incendio diabólico se desparramó quemando todo: árboles, dinosaurios,... Teníamos que salir rápido de allí. Fuimos corriendo al todoterreno para activar la mano. Por el camino me encontré un huevo de terrodáctil, lo cogí, nos montamos en el todoterreno, activamos la mano y nos fuimos a nuestra época. En el museo todos nos estaban esperando. Le dimos los dinosaurios a nuestro jefe, él nos felicitó y le dijimos que nosotros nunca fallábamos. Al final, volvió a su mundo atravesando el agujero negro y se dio cuenta de que todo había sido una broma para que se asustara, pero se dio cuenta de algo más sorprendente: ¡Todo había sido un sueño! Autor: Fernando González-Sabariegos Hernández Autora: Marina Fragoso Pasero Había una vez un dinosaurio que se llamaba Ralf, era alto y vivía en el año 99. Un día hicieron una reunión de todos los habitantes de su ciudad y el jefe dijo: - ¡Llamad a todos los dinosaurios, se ha abierto un agujero negro que nos conduce al mundo de los humanos! Decidiremos entre todos lo que vamos a hacer. Ralf estaba muy angustiado porque no tenía teléfono y sin teléfono el rey de los dinosaurios le echaría de allí, pues no podría avisar a nadie. Decidieron que iban a ir al mundo de los humanos para explorarlo y para investigar sobre su forma de vida, sus costumbres, etc. Ralf empezó a tener miedo porque no sabía cómo eran los humanos. Todos los dinosaurios pasaron por el agujero, pero él se negó a pasar y Ralf se quedó solo. Incluso su madre, que también era muy miedica, se fue. Dentro de la casa Ralf estaba nervioso, no sabía qué hacer, se preguntaba si iban a volver, si algún día volvería a ver a su madre y muchas cosas más. Pasado un tiempo volvieron, pero no se comportaban como dinosaurios, sino como personas y decían cosas muy raras. Ralf se disfrazó de guerrero para combatir a los humanos. Después atravesó el agujero negro y en un momento se encontró en el mundo de los humanos. Se sintió muy raro al ver esas casas tan ordenadas, esos árboles llenos de hojas, esas ventanas tan relucientes, esa cosa verde que cubría el suelo de piedra y esa gente de color rosa que no tenía cola y con sólo dos piernas. 34 Cuentos de dinosaurios Érase una vez, en un país muy lejano, un niño que se llamaba Miguel. Tenía siete años y le gustaba jugar a muchas cosas. EL SUEÑO Un día cuando se fue a la cama empezó a leer un cuento de dinosaurios y pensó: - ¡Cuánto me gustaría ir al país de los dinosaurios! Después se durmió. De pronto, estaba en el país de los dinosaurios. ¡Cómo molaba! Había dinosaurios de todas las clases. Uno de ellos se llamaba Rocko. También había otros animales como búfalos, jabalíes, etc. Rocko presentó a Miguel a muchos de sus amigos; uno de ellos medía siete metros de altura. Algunos se marchaban a la caza de animales, otros se iban al río a beber agua, después volvían al atardecer y ya cuando anochecía, se dormían. CUENTOS ESPACIALES A lo largo de la historia muchos hombres han mirado al cielo preguntándose cómo será el espacio. Esa curiosidad nos ha llevado a descubrir poco a poco el universo y hoy son muchas las cosas que hemos aprendido. Muchos niños sienten una gran fascinación por los planetas, las estrellas, los satélites y por lo desconocido y misterioso. ¿Quién sería el primer astrónomo? Se cree que fue el primer hombre, el primero que miró al cielo y se preguntó qué eran esos puntitos brillantes que ahora llamamos estrellas. La astronomía nació casi al mismo tiempo que la humanidad. Los hombres primitivos ya se maravillaron con el espectáculo que ofrecía el firmamento y los fenómenos que allí se presentaban. La mayoría de la gente nos preguntamos si hay vida más allá de la Tierra, en el espacio. Ese es el gran misterio. Con todos los billones de estrellas incontables, planetas y lunas en el espacio, mucha gente piensa que la vida puede existir en otra parte, en el espacio. ¿Por qué no?, nosotros con nuestra maravillosa imaginación y fantasía, claro que lo creemos y por eso lo hemos querido plasmar en estos cuentos que aquí os presentamos. Son algunas de nuestras historias que hemos escrito para vosotros Por la mañana, cuando se despertaban, se iban al río a beber y después a cazar. Miguel y Rocko se daban paseos muy largos, no se cansaban y siempre capturaban algún animal. Cuando volvían, a veces, se quedaban a mitad de camino porque se hacía muy tarde, pero les daba lo mismo dormir en un lugar o en otro. Todo iba muy bien hasta entonces, pero hubo una pelea y todos se volvieron locos. ¡Querían comérselo Al principio lo estaba pasando muy bien pero ahora todos lo perseguían. Cuando estaban a punto de atraparlo, se despertó. Todo había sido un sueño, pero se había convertido en una auténtica pesadilla. Le gustaban mucho los dinosaurios pero para estar en su territorio, no. Al día siguiente se fue a comprar un muñeco de dinosaurio. Estaba contento de haber conocido a un dinosaurio aunque hubiera sido en sueños. Pero después de que intentaran comérselo, había cambiado de opinión. De todas formas había sido un sueño y nada había pasado en realidad. Siguió leyendo cuentos de dinosaurios. Algunos eran más emocionantes que otros pero le daba igual porque le encantaba ese tema. A veces, también soñaba con dinosaurios, pero ya sólo eran sueños, no pesadillas, y así Miguel siguó viviendo más aventuras. Autor: Jesús Ducay Rico 8 Autor: Daniel Pérez Díaz del Campo 3.º B Primaria TUTORA Purificación Pérez de Siles Hervías 36 Cuentos espaciales UN SUEÑO POR LOS PLANETAS UN SUEÑO POR LOS PLANETAS Esta es la historia de una familia que vivía en una ciudad muy alborotada, ajetreada y con mucho ruído. Un día decidieron comprar unas bicicletas especiales ya que eran voladoras, para comenzar juntos una nueva aventura por el espacio universal. Decidieron probarlas en un viaje a Marte, ya que habían oído hablar varias veces de él. La gente decía que era estupendo y maravilloso. Era un planeta de color rojo muy parecido a la Tierra, donde vivían unos marcianos muy simpáticos y agradables. Cuando llegaron allí, Antonio, el padre de la familia, regañó con el jefe de los marcianos porque les había invadido el territorio y éste, muy enfadado, los llevó presos a una celda fea y oscura. Lo que nadie sabía era que el bebé de la familia tenía poderes mágicos y pudo ayudar a todos utilizando varias naves que allí encontraron. Así escaparon del planeta. Pasaron a otro planeta llamado Saturno, ya que estaba muy cerca de Marte. Este planeta tenía unos anillos alrededor llenos de meteoritos que lo hacía muy curioso. Allí conocieron a Pilar, una persona un poco desarreglada y mal vestida que parecía muy pobre, ésta les enseñó el planeta y les ayudó a volver a laTierra, aunque puso una condición: que pudiera ir con ellos en el viaje de vuelta. Una vez todos en la Tierra le enseñaron las costumbres de allí, a ella le gustó mucho. Pilar estaba tan contenta y disfrutó tanto que en agradecimiento por todo, les invitó a un nuevo viaje en el que ella pagaría todos los gastos, porque en realidad no era pobre, sino muy rica. Esta vez a todos les apeteció ir a un nuevo planeta, Neptuno, ya que estaba lejos de la Tierra y hacía mucho frío porque estaba muy alejado del Sol. Tuvieron un viaje muy movidito porque chocaban continuamente con meteoritos. Cuando llegaron, la nave no daba para más porque estaba llena de bollos y agujeros y decidieron ir a investigar y ver si estaba habitado. Vieron venir a unos extraterrestres de color verde, altos y fuertes, pero Pilar sabía como tratarlos porque conocía su lenguaje. Al final resultaron ser muy buenos amigos, aunque había un problema, Ángela, la madre, iba a dar a luz y necesitaba un médico urgentemente. La llevaron al hospital y cuando dio a luz. ¡Ahhhh! ¡El bebé era un marciano feo y verde como los del planeta! Del grito tan fuerte y espantoso que dio, despertó al padre que le dijo: -Ángela, ¿qué te pasa? Estás gritando. Y ella le contestó un poco nerviosa: -No te preocupes, todo ha sido un sueño muy extraño que he tenido. Y continuaron durmiendo tranquilamente. Autora: Sandra Vigil Robledo 37 Los cuentos ¡ESTOY CON LOS MARCIANOS! Érase una vez una niña que se llamaba Marina que no tenía amigos en ninguna parte, ni en el colegio, ni en la urbanización, ni en ningún sitio, es decir, que estaba la pobre muy triste y sola. Nadie le pedía a ella si quería ser su amiga. Marina no paraba de decirle a su madre que quería tener amigos, divertirse y pasárselo bien con ellos. Un día, cuando creció, se hizo mayor y cumplió los diez años, decidió marcharse de su casa a dar una vuelta para buscar nuevos amigos. Paseando por el parque tranquilamente se encontró a un señor muy extraño. Tenía la cara azul, las orejas hacia arriba, y Marina, llena de curiosidad, le preguntó: -Oiga señor ¿está disfrazado? Y el señor contestó: -No, soy así. Y ella se extrañó muchísimo porque era muy raro. -¿Y qué eres? - preguntó. -Un marciano que viene del espacio a conocer tu planeta. Marina se asustó un poco, pero él le dijo: -No te asustes pequeña, no te haré daño, estoy encantado de conocerte. Y se marchó. Pero ella corrió detrás de él y le dijo: -¡Espera, espera! ¿Me puedes llevar contigo? Aquí no tengo amigos y estoy buscando, quizás en tu planeta pueda encontrarlos. Y él aceptó. Iban viajando por el espacio, viendo planetas y estrellas hasta que llegaron a Marte. Era un planeta raro y especial. La gente era igual que el marciano, pero las señoras tenían las orejas hacia abajo y también azules. Ella se asustó un poco, echaba de menos a su familia y se puso triste. Quería volver a la Tierra, pero una niña que paseaba por allí le preguntó: -¿Quieres ser mi amiga? Marina se puso muy contenta aunque pensó: ¡Pero si yo vivo en otro planeta! ¿Cómo voy a estar aquí?, pero se olvidaron de eso. Marina y Sirina, que así se llamaba la extraterrestre, se hicieron muy amigas. Sirina pidió permiso a sus padres para ir al planeta Tierra. Estos le dejaron sin ningún problema porque Sirina era muy responsable. Cuando regresaron, la madre, al verlas, se alegró mucho y ella le contó la historia. Nadie en el pueblo creía que Marina pudiera tener una amiga extraterrestre, pero al verlas la creyeron. Así se convirtieron en las mejores amigas del espacio. Autora: Elena Vela Hernández 38 Cuentos espaciales NAVI SE CONVIERTE EN DETECTIVE Navi era una nave grisácea como la Luna. Tenía las alas rojas como el fuego y su cola verdosa como la hierba. Podía hacer campos de fuerza, lanzar rayos láser, volverse invisible y muchas cosas más. Su voz era alegre y cantarina. Era la más joven de la familia porque apenas tenía tres años. Le gustaba jugar con su osito marrón amarillento y con sus construcciones. Vivía en el Sol y tenía una familia compuesta por ocho personas sin contar con ella. Tenía muchos amigos: marcianos, naves, astronautas. Su mejor amigo se llamaba Marcianoco, tenía el pelo verde y los ojos azulados como el mar. También tenía tres años y pasaban mucho tiempo juntos jugando. Un día ocurrió algo horroroso: raptaron a las familias de Navi y Marcianoco. Navi y Marcianoco decidieron convertirse en detectives para resolver el caso. Primero buscaron huellas en el lugar del crimen. Las encontraron y... estaba clarísimo, las huellas pertenecían a Llamarraca, es decir, ¡a su peor enemigo! Cómo no se habían dado cuenta antes! A este marciano tan feo le tenía mucho miedo todo el planeta porque era malísimo. Marcianoco dijo: -Llamarraca cambia de guarida cada dos por tres. ¡Nunca lo encontraremos! es un gran problema. -Ya lo sé -dijo Navi, pero no te preocupes. Llamaremos a Carlos, es un gran amigo y seguro que nos ayudará. En ese momento, yo estaba en mi clase escribiendo un cuento que nos había mandado mi profesora, titulado: "Navi se convierte en detective", cuando Navi me molestó: -Carlos, Carlos te necesitamos, es urgente. -Vale- dije yo - ¿qué queréis? Me contaron todo lo que había sucedido. -Antes -dije yo- tengo que preguntárselo a Puri y pedirle permiso para poder salir de clase. Puri dijo que si, con la condición de que no fuera sólo y yo elegí a mi amigo Daniel. Nos encaminamos al espacio en mi supernave. Dani y yo olimos las huellas, las miramos con la lupa y pusimos rumbo al satélite Naboo, el más lejano del espacio. Allí encontramos a Llamarraca, escondido en su guarida. Tras una eterna batalla, dura y cruel, Dani y yo le ganamos y así pudimos rescatar a las familias de Navi y Marcianoco. Yo volví al colegio para poder terminar de escribir esta historia y aquí la tenéis. ¿La queréis leer? Seguro que os gustará. Autor: Carlos Iglesias Martín CUENTOS MITOLÓGICOS Cuando les dije a los niños que había que hacer un cuento para el concurso, comenzamos a pensar de qué tema trataría, pues todos los cuentos son fantásticos. En uno de los libros de la Biblioteca de clase aparecían unos personajes de los que nunca habíamos oído hablar: Ojáncano, Anjanas... (La justicia de las Anjanas) Lamias (El bosque de los Grumos) al buscar en el diccionario el significado de estas palabras, descubrimos que eran personajes de cuentos tradicionales españoles. Seguimos buscando más cuentos y encontramos otros muchos personajes de cada zona de España: Cantabria, País Vasco, La Rioja, etc. También los niños preguntaron a sus padres y abuelos y todavía encontramos más brujas y duendes. Con toda esta información, los niños comenzaron a hacer sus cuentos con los personajes de nuestra literatura popular. Hemos aprendido que existen, en cualquier pueblo de nuestro país, personajes buenos, malos, traviesos, hechizados, revoltosos, etc. Y que en las noches del frío invierno, cuando aún no existían todos estos aparatos, que por un lado nos divierten pero que por otro nos quitan la imaginación, había gente que contaba historias fantásticas de personajes fantásticos. 9 Autor: Elvira Manzanedo Delgado 3.º C Primaria TUTORA Mª Concepción Alcaraz Esteban 40 Cuentos mitológicos Los cuentos LA ANJANA Y LOS CINCO HUYENDO DEL OJÁNCANOÉ Hoy Bruno ha salido de mal humor del colegio, sus amigos Comar, Hay y Meija le han tirado a un charco y se ha manchado toda la ropa. Al llegar a casa su madre le ha reñido y su hermano se ha burlado de él. Bruno se ha ido a su habitación harto, allí piensa que lo mejor es que se vaya a dar una vuelta. Vuelve a salir y le dice a su madre: -Mamá me voy al monte a pasear. Antes de ir, llama a sus amigos: Lex, Lira, Copo y Arenosa. - ¿Queréis venir conmigo al monte? Sus amigos sabían lo que le había pasado esta mañana en el colegio y acompañaron a su amigo para no dejarlo solo. Por culpa del "Duende Perdido", los cinco amigos se perdieron por el bosque. Estaban muy preocupados porque sabían que un Ojáncano les podía coger. Estaban a punto de salir cuando, de pronto, se les apareció una Ojáncana que es la mujer del Ojáncano, por más que corrieron no pudieron escapar. Cuando ya estaban atrapados, apareció una Anjana, que es un Hada buena que ayuda a los niños perdidos, ella consiguió que la Ojáncana soltara a los cinco niños. Cuando ya estaban a salvo la Anjana habló con el "Duende Perdido” para que ayudara a los niños a encontrar el camino. Al llegar al pueblo, los niños empezaron a contar a todo el mundo lo que les había pasado en el bosque. Nadie los creyó. Pero una noche, la Anjana que les había salvado bajó al pueblo y le dijo a todo el pueblo: -Los niños no mienten, cuentan la verdad. En el bosque viven Ojáncanos que cogen a los niños que se pierden. Gracias a las Anjanas y los enanucos ellos han conseguido escapar. A partir de aquel día los niños no iban solos al bosque y nuestros amigos comenzaron a escribir cuentos sobre los personajes que viven en los bosques para que todos los niños de otros pueblos y ciudades los conocieran. Fueron famosos y ahora muchas personas disfrutan leyendo sus aventuras. Autora: Lucia Díaz Campanero DIEGO Y LA ANJANA 41 Érase una vez un niño que se llamaba Diego, estaba en su casa y le pidió a su madre que si podía salir al bosque a dar un paseo. Su madre le dejó, pero le advirtió que tuviera cuidado. El niño se fue al bosque. Iba andando tan tranquilo cuando de pronto se encontró a un hada muy pequeña, tan pequeña que parecía una hormiga, Diego se quedó mirándola atentamente y le dijo: -¡Hola!- dijo el hada- soy una Anjana. -¡Hola!- contestó el niño. -¿Quieres venir a mi casa? -¡De acuerdo! - contestó el niño. -¡Vamos! mi casa está aquí cerca. El niño se quedó asombrado de la casa tan pequeña que tenía la Anjana. Entonces la Anjana, lo convirtió en un duende para que pudiera entrar en la casa. Cuando Diego entró se quedó como una estatua al ver lo bonita que era la casa de la Anjana. Mientras tanto, en casa de Diego, los padres estaban muy preocupados. La madre de Diego preguntó a todos los vecinos que si habían visto a su hijo, pero nadie lo había visto en el pueblo. ¿Dónde estará? se preguntaba su padre. Al mismo tiempo en la casa de la Anjana, Diego estaba merendando tranquilamente sin darse cuenta de la hora que era. De pronto: -¡Qué tarde es! ¡Me tengo que ir a casa! Otro día volveré a estar contigo. -¡De acuerdo! Te devolveré a tu tamaño natural. Cuando la Anjana lo devolvió a su estatura normal, Diego salió corriendo hacia su casa. Se volvió para despedirse de su nueva amiga. ¡Volveré pronto!, le dijo. La Anjana le devolvió el saludo con la mano y le gritó: -¡No le cuentes a nadie dónde vivo! Es muy peligroso. Ten mucho cuidado con los Ojáncanos, ya sabes que les gusta coger a los niños que se pierden en el bosque. -¡No te preocupes! No pienso entretenerme en el camino. Al cabo de unos minutos Diego llegó a su casa. Cuando sus padres lo vieron, lloraron de felicidad. Diego les contó todas las aventuras que había vivido y les dijo a sus padres lo que le había contado la Anjana. Sus padres le prometieron que le guardarían el secreto, pero que cuando volviera a jugar con ella, ellos lo acompañarían para que no le ocurriera nada malo. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Autora: Paula Lestón Tejero 42 Cuentos mitológicos MIGUEL RESCATA A SU HERMANO Un día Miguel salió del colegio y se dirigía a su casa. Cuando llegó a ella, vio que su hermano estaba durmiendo en su cuna. Miguel había recibido una nota que no tenía nombre y que ponía: “Los Ojáncanos quieren coger a tu hermano para llevárselo a su cueva". Al comprobar que su hermano estaba en la cuna, se olvidó de la nota y se puso a jugar. Los Ojáncanos habían contratado los servicios de una culebre, que es una Anjana o hada buena, que había sido hechizada y se había convertido en una hada mala. Ella tenía que ir a casa de Miguel a coger a su hermano pequeño. Aquella tarde cuando vio que Miguel estaba distraído se acercó a la cuna y cogió al niño, que como estaba dormido, no se despertó. Cuando Miguel se dio cuenta de lo que había pasado se fue corriendo a buscarla al bosque. Detrás, escondida en el hueco de un árbol, estaba una Anjana que al ver a Miguel le dijo: -¡Chico si te pierdes en el bosque te encontrarán los Ojáncanos y te comerán! Miguel le contó a aquella hada lo que había ocurrido y le enseñó la nota que había recibido. -Esta carta te la han mandado los enanucos. Voy a ayudarte a rescatar a tu hermano. Miguel le contó al hada que había inventado una máquina que ayudaba a buscar niños, que tenía que ir a su casa a buscarla. -No hay tiempo- le dijo la Anjana-. Voy a decir la palabra mágica y te aparecerá aqui tu máquina. Sólo tienes que decirme donde está. -Escondida en el armario de mi habitación -le contestó el niño. La Anjana cerró los ojos y dijo una sola palabra "Urma”y en ese momento apareció la máquina. Miguel estaba tan nervioso que al cogerla tropezó con una piedra y la máquina se rompió. -Ahora no podré rescatar a mi hermano -lloraba Miguel. -No te preocupes,-le contestó el hada-, voy a llamar a todos los enanucos y entre todos arreglaremos la máquina. Se pasaron toda la noche trabajando. A día siguiente se fueron al bosque para espiar a los Ojáncanos y así descubrir su guarida. Efectivamente, al poco tiempo apareció uno de ellos y Miguel, el hada y los enanucos, lo siguieron. Al llegar a la cueva, se fijaron que ésta tenía un sistema de alarma. Miguel sacó su pistola desintegraojáncanos, apretó el botón, lanzó su rayo láser y congeló a todos los Ojáncanos. Así pudo Miguel con la ayuda de sus amigos rescatar a su hermano. Se lo llevó a casa y lo metió en su cuna. Nunca más volvió a tener problemas con ningún Ojáncano y ninguna Cuelgle. Autor: Adrián Bernardos Sobrados CUENTOS MUSICALES La experiencia de escribir un cuento nuestro, inventado por nosotros, ha sido muy buena, aunque al principio nos costó un poco enfrentarnos a un papel en blanco y organizar todas las ideas que nos venían a la cabeza. Poco a poco, cuando vas profundizando en la escritura del cuento, te vas adentrando en un mundo imaginario, de fantasía, creado por uno mismo y haciendo cosas que no podemos hacer en el mundo real. Además, en los cuentos que hemos escrito, hemos podido reflejar lo que a nosotros realmente nos gusta y nos interesa. El tema elegido ha sido la música ya que para nosotros tiene magia, algo que nos gusta que aparezca siempre en los cuentos que leemos. Además, la música nos gusta a la gran mayoría de nosotros porque transmite algo muy bonito, sensaciones diferentes y nuevas, difíciles de expresar con palabras. Con la música podemos también conocer distintos tipos de culturas. La música ha dado un sexto sentido a algunos genios y, por esa razón, creemos que algún día ese sexto sentido se despertará en algún alumno de 4º A, creando un gran músico. 10 Autor: Alberto Santamaría Gil 4.º A Primaria TUTORA Ruth Adrada López 44 Cuentos musicales UN GRUPO PERFECT0 Esto era un chico al que le encantaba la música. Se llamaba Edu, jugaba en un equipo de fútbol y era el mejor del equipo. Pero a Edu también le encantaría formar un grupo de música, ya que él toca el bajo. Es su instrumento preferido. 45 Los cuentos amigos del equipo de fútbol. Los chicos del grupo lo llamaron por teléfono pero él no lo cogió. Más tarde, sus amigos del equipo fueron a verlo porque lo vieron muy triste y empezaron a preocuparse. Se dieron cuenta de lo que habían hecho, se acercaron a él y le dijeron que lo sentían mucho, que si lo que quería era cantar pues que eligiera lo que quería hacer. Entonces Edu les dijo: - Jugaré con vosotros al fútbol y también tocaré con mis otros amigos. Así que ellos le contestaron: - pues nosotros te apoyaremos en todo. De esta manera, Edu se fue supercontento a ensayar con el grupo. Sus amigos del grupo ya tenían preparada la maqueta. Llamaron al grupo “Matadores del Verso”. Querían entregar la maqueta a un señor que podría hacerlos famosos. De repente, sonó el teléfono de Edu. Eran los del equipo de fútbol que lo llamaban para decirle que tenían un partido el sábado y allí estaría un ojeador. Así que Edu se puso muy contento. Era el mejor día de su vida ya que nunca le habían pasado cosas así. Cuando el grupo ya había ensayado mucho, fueron a entregar la maqueta al señor y éste dijo que la escucharía y los llamaría al día siguiente. Todos estaban muy nerviosos pero Edu se acordó que ese mismo día era el partido y no podía estar en dos sitios a la vez. Edu no sabía qué hacer, estaba hecho un lío. Al final, le dijo a todos sus amigos: - Haré las dos cosas -, y sus amigos, extrañados, le preguntaron: ¿Cómo vas a estar en dos sitios a la vez? - Primero iré al partido, ganaremos seguro y luego iré a tocar con el grupo y nos haremos cantantes de verdad - dijo Edu. Llegó el sábado y, el equipo de fútbol estaba en forma. Jugaban contra el Mambo que eran bastante buenos, pero los del equipo de Edu ganaron 4-3. Después se fueron todos los del equipo al ensayo de Edu porque tenían que tocar frente al señor al que le habían dado la maqueta. Estaban muy nerviosos. Un día, unos chicos de su edad le oyeron cantar y le preguntaron que si tenía un grupo. Edu contestó que no tenía ningún grupo pero que le encantaría formar uno. Los chavales se presentaron y se llamaban Jorge, Hugo y Lucas. Quedaron un día para ensayar. Lucas tocaba la batería y Hugo y Jorge tocaban la guitarra eléctrica. Edu empezó a faltar a los entrenamientos de fútbol y sus amigos se preocuparon. Fueron a su casa y le preguntaron que por qué faltaba a los entrenamientos y Edu contestó que se estaba preparando para ser un cantante de verdad. Sus amigos se enfadaron con él y Edu se sintió traicionado por sus amigos. Al día siguiente, fueron todos los del grupo a ensayar, pero Edu no estaba con ellos. Estaba en la habitación mirando al techo, pensando en lo que le habían dicho sus Empezaron a tocar y al señor le encantó cómo tocaban. Después el señor se fue y al cabo de una hora los llamó para decirles que se inventaran más canciones porque iban a sacar su primer disco y comenzarían una gira. A continuación, llamó el entrenador del equipo a uno de ellos para decirle que el equipo iba a subir a tercera división. Así que estaban todos muy contentos y emocionados. Después de varias giras, muchos discos vendidos y partidos ganados, formaron sus propias familias. Todo les fue genial. No dejéis nunca a los amigos de lado, siempre hay que apoyarlos. Autora: Patricia Rebollo Teso 46 Cuentos musicales LOS NIÑOS QUE DESCUBRIERON LA POBREZA Había una vez unos niños que se llamaban: Macarena que tocaba la guitarra eléctrica, Ana que tocaba la batería, Jorge que tocaba el bajo y Pablo que tocaba la pandereta. Querían montar un grupo de rock pero no encontraban ideas. Estuvieron pensando mucho tiempo, hasta que Jorge dijo: - Y, ¿por qué no miramos libros y de ahí sacamos las ideas? - Sí, a mí me parece muy buena ocurrencia- dijo Pablo. - ¡Pues venga! - dijeron Ana y Macarena. 47 Los cuentos - Si nos hacemos famosos, seguro que grabamos otro disco - dijo Ana. - ¡Pues segurísimo que sí! - dijeron Jorge y Pablo. Se hicieron muy famosos y recorrieron toda España. Sus padres los apoyaban en todo lo que podían. La gira duró todo el verano y se llevaron a dos amigos, Mercedes y Miguel, ya que eran los seis muy amigos. Cuando regresaron a Madrid, volvieron todos muy decepcionados porque volvían a empezar el colegio. Durante el trimestre estuvieron muy ocupados, pero en Navidad se apuntaron al concurso del colegio. Se apuntó mucha gente al concurso, y ellos estuvieron mucho tiempo trabajando pero, cuando fueron a tocar, les descalificaron porque ellos ya tenían un disco grabado y eso sería trampa. Y se fueron a sus casas muy enfadados. A la mañana siguiente, se encontraron con Mercedes y Miguel, que habían ganado el concurso. Todos se pusieron muy contentos y dijeron: - ¡Qué bien que habéis ganado!, ¡Vamos a celebrarlo a las montañas! Dos semanas después se fueron a la montaña y vieron animales. Gracias a ellos, consiguieron inspirarse en su nuevo disco que lo iban a llamar “La Banda Animal”. - Me gusta ese nombre, - dijo Macarena - ¡queda muy bien! - A mí también me gusta - confirmó Ana. Estuvieron mirando libros durante mucho tiempo hasta que encontraron la canción perfecta. - ¡Ya está! - dijeron todos. - Vale, pero habrá que ponerle nombre al grupo - dijo Macarena. - Y también a la canción - afirmó Pablo. Se pusieron a pensar y, al final, decidieron llamar al grupo Machu Picchu, y a la canción “El Cometa”. Un día, se apuntaron a un concurso y, con la canción de “El Cometa”, ganaron. El premio que entregaban en el concurso era grabar un disco en un estudio de música, y se pusieron manos a la obra. Lo celebraron en casa de Ana, ¡y se lo pasaron genial! Tardaron dos meses en grabar el disco y, cuando salió a la venta se pusieron muy contentos y dijeron: Cuando volvieron a Madrid, empezaron a grabar su nuevo disco “La Banda Animal”, que tenía como mejor canción “Los Animales de la Montaña”. Esta canción gustó a todo el mundo y, esta vez, fueron de gira por todo el mundo pero, cuando llegaron a África, vieron tanta gente pobre que dijeron: - Cuando ganemos mucho dinero, se lo daremos. ¿Vale? - dijo Macarena. - ¡Vale! - afirmaron los demás. A partir de entonces, siempre que los niños ganaban dinero, se lo daban a los pobres y propusieron que el dinero que recaudasen con el siguiente disco iría destinado a ellos. A los niños les iba muy bien con los estudios, con los amigos y con sus giras. Y una vez al año iban a África y se lo pasaban genial jugando con todos los niños de allí. En África, cada vez había menos pobreza porque mucha gente siguió su idea de ayudar a los necesitados. Esa costumbre se extendió por todo el mundo. Los niños estaban muy orgullosos por haber hecho eso y consiguieron que allí se hiciera un hospital y cada vez tuvieron más agua potable. El día de la despedida, los niños se dijeron adiós con mucha pena ya que hasta el año siguiente no volverían. Autora: Teresa Anglada Núñez 48 Érase una vez unos amigos, pero no muy normales. ¡Eran notas de música! Cuentos musicales NOTAS PERDIDAS Un día, la mitad de las notas se perdieron mientras jugaban al escondite. Cuando se dieron cuenta se pegaron un susto de muerte y se dijeron unos a otros gritando: - ¡Hay que encontrar a los demás! Por otro lado, las notas perdidas entraron en una aventura muy emocionante. Después de un rato caminando, llegaron a una sala, la atravesaron rápidamente hasta llegar a otra sala en la que había cinco sillas y un micrófono. Era una sala amplia y grande, en cada silla había un instrumento. Cada nota se metió dentro de un instrumento. Se metieron en un buen lío porque no sabían salir de aquellos aparatos. Empezó el concierto y, justo en el momento del estribillo, las notas perdidas salieron de los instrumentos y la canción salió mal. Las notas llegaron a un parque y, cuando se dieron cuenta, se habían adentrado en el bosque. - ¿Qué hacemos ahora?, no podemos estar aquí mucho tiempo - dijo “La” que era la más pequeña y baja. “Sol”, la más lista de todas, dijo: - Hay que salir de aquí, hay que encontrar algún modo pero, ¿cuál? - No lo sabemos, pero lo vamos a encontrar -afirmó “Sol”. Entonces las notas salieron en busca del modo de volver a casa. Después de mucho tiempo caminando, les cayó la noche encima y, como no tenían dónde pasar la noche, se subieron a la copa de un árbol. Cada una escogió una rama para dormir. A la mañana siguiente, las notas perdidas empezaron a explorar la zona en la que se encontraban. Después de un buen rato, llegaron al otro lado del bosque donde oye- 49 Los cuentos ron un estruendo tremendo, miraron a todos lados pero no vieron nada. Así que siguieron caminando y llegaron a una pequeña aldea poblada de casitas, todas iguales, blancas y con el tejado rojo. “Si” dijo: - ¡Podemos alojarnos aquí! Mirad aquella casa, está abandonada, podemos quedarnos ahí hasta conseguir volver a nuestras casas. Entraron en la casa y “La” exclamó: - ¡Vamos a escoger habitación! “La” y “Sol” dormían juntas. Por la noche, mientras dormían, se oyó una voz que decía: <<Esta es la casa de la música, esta es la casa de la música>>. Al oirlo, “La” se despertó y despertó a “Sol”, se metieron en la misma cama porque estaban asustadas. “Si”, que estaba en la habitación de al lado, también se despertó y, horrorizada, fue corriendo a la otra habitación y se metió en la cama con “La” y “Sol”. La voz se acercaba cada vez más a ellas. Llamaron a “Do” y a “Re”, pero tenían un sueño demasiado profundo. De repente, la voz se paró y sonó una dulce melodía. Al poco tiempo, la melodía paró de sonar y la voz habló de nuevo diciendo: <<si queréis saber el camino de vuelta, debéis inventar una melodía con la nota “Fa”. Cuando la terminéis, tocadla>>. “Sol” dijo: - Seguro que si inventamos la melodía, la voz nos ayudará a volver. - Pues hagámosla - dijo “Re”. No sabían ninguna melodía con “Fa” pero, de repente, dijo “Sol”: - podemos buscar el pentagrama en el que está atrapada “Fa”. - ¿Quién es “Fa”? - preguntó “Si”. - La voz que nos habla - dijo “Sol”. -Vale, vamos a buscar ese pentagrama - dijeron todas. Entonces se pusieron a buscar hasta que, de repente, gritó “Do”: ¡¡Aquí está, lo he encontrado!! Tocaron la canción y rescataron a “Fa”. Así pudieron volver y, como recompensa, “Re” le ofreció a “Fa” quedarse en su casa hasta que encontrara una casa. Autora: Belén Jiménez Ayala CUENTOS MEDIEVALES ¿A quién no le gustaría tener poderes mágicos o sobrenaturales y poder dominar el tiempo, viajando al pasado? Pues eso es lo que hemos hecho todos los alumnos de 4º B. Con la magia de los cuentos nos hemos trasladado a una de las épocas de la historia que nos ha parecido más misteriosa e interesante: ”La Edad Media ". Cada uno de nosotros hemos creado un cuento ambientado en aquella época, donde se mezclaban historias de amor y desamor entre príncipes y princesas, guerras entre caballeros y poderes mágicos de druídas, brujos y encantadores. Todos estos elementos los hemos situado en aquellos fabulosos castillos medievales, mezclando seres maravillosos con personajes malvados y dañinos, y nos han resultado unos cuentos que creemos que os van a sorprender. 11 Autor: Alfredo Villalobos Cervantes 4.º B Primaria TUTORA Toñi Ruiz Agudo 52 Cuentos medievales EL PEQUEÑO CABALLERO En una tarde soleada y primaveral, un niño que se llamaba Dylan, estaba jugando con sus amigos en el parque de su urbanización. Cuando iba camino de su casa, se encontró con un anillo raro pero precioso, que desprendía unos destellos luminosos. Los cuentos 53 Y.... a la mañana siguiente, cuando despertó, estaba en ¡Un castillo de la Edad Media! Se encontraba rodeado de caballeros y soldados que lo vigilaban y controlaban, pendientes de todos sus movimientos. Se había convertido en el príncipe del condado de Conwork y tenía una habitación inmensa. Dylan desde su habitación escuchó que debía prepararse para luchar en el fantástico torneo que iba a celebrarse esa misma mañana. Estaba asustadísimo, pero como era el príncipe y era su obligación, cogió la espada y la armadura y salió a participar en el torneo. Dylan tenía que luchar contra el caballero Dalí, el ganador de cuatro torneos consecutivos. Al ver a aquel caballero grande y fuerte, comparado con él, pequeño y delgaducho, pensó que le iba a hacer picadillo. Comenzó el torneo y al cabo de un tiempo luchando, el caballero Dalí se sintió un poco fatigado y cansado. Entonces Dylan decidió que ese era el momento de atacarlo y acabar con el valiente caballero. Aprovechó que estaba sin fuerzas y agotado para clavarle la espada, el caballero cayó muerto del caballo. El público comenzó a aplaudir con entusiasmo. Entre toda la gente, se fijó en una hermosa princesa que estaba sentada en el palco viendo el torneo. Ésta, se sintió prendada al ver su valentía y se enamoró de él. El rey decidió entregar la mano de su hija a este caballero, príncipe de Conwork. Se casaron y vivieron muy felices en ese pequeño principado. Pero si os dais cuenta toda esta historia ha sido en realidad, un sueño. Al llegar a casa, su madre ya le había preparado su merienda favorita, un gran bocadillo de nocilla. - Dylan, cariño, baja a merendar. - Sí mamá, ya voy. A la hora de cenar, guardó el anillo en un pequeño cofre y bajó al comedor. Cuando terminó de cenar, se subió a su habitación y se puso el anillo para dormir. Autora: Andrea González de Francisco 54 Cuentos medievales LA GRAN BATALLA Érase una vez un gran ejército llamado Ejército de la Muerte. Era todo un ejército de miles y miles de hombres que querían conquistar el mundo. Iban pueblo por pueblo, castillo por castillo, derrumbando y quemando todo lo que encontraban a su paso. Los cuentos 55 Muerte les había atacado y estaban quemando todas sus casas y pueblos. El rey envió a un grupo de hombres armados para ver a cuánto tiempo del castillo se encontraba el Ejército de la Muerte. A las pocas horas llegaron diciendo que los habían visto en retirada y que seguramente iban a por más tropas. Sin perder un segundo, empezaron a afilar las espadas, cuchillos, hachas y a hacer las armaduras más duras y resistentes. Prepararon las catapultas, los arcos y las lanzas. Mientras tanto, el rey y unos pocos soldados metieron a las mujeres, niños y ancianos en las cavernas del castillo. A la reina, que estaba embarazada, la metieron entre un montón de paja para que no se dañara. El rey pensó un plan y era que, cuando el Ejército de la Muerte estuviera en la explanada, sacar a sus caballeros, rodearlos y atacarlos con los caballos a toda velocidad. Los soldados desde el castillo, controlaban todos los movimientos del Ejército de la Muerte, cómo cargaban sus catapultas y cómo colocaban a sus arqueros para atacar el castillo. Todo el ejército del rey se colocó y organizó para defenderse del ataque. Se inició una gran batalla entre los dos ejércitos, una piedra lanzada por la catapulta del ejército enemigo rompió un trozo de muralla y por ahí entraron muchos soldados del Ejército de la Muerte. El rey hizo sonar su cuerno y salieron todos los soldados del rey en avalancha con sus caballos. Iban a toda velocidad y se llevaron por delante a todo el ejército enemigo. Moría mucha gente y la mayoría de los pueblos quedaron destruidos, sólo se salvó un castillo. En ese castillo vivía el rey, la reina y las tropas que el rey había entrenado. A él, llegaban todos los días cantidad de gente de otros lugares porque sabían que era el único sitio en dónde les podían proteger. Un día, al atardecer, se oyeron unos gritos. Como no sabían de dónde venían, los soldados se asomaron a la muralla. De repente, como salidos de la nada, vieron a un montón de gente corriendo por la explanada hacia el castillo. Rápidamente abrieron las puertas y entraron corriendo y gritando que el Ejército de la Un año más tarde, el rey comenzó a reconstruir todos los pueblos y la gente pudo volver a sus casas de paja. En la despedida, el rey les aseguró que cuidaría de ellos y que su hijo también sería un gran rey y les protegería cuando él muriera. Autor: Luis Fernández de Valderrama Moreno 56 Cuentos medievales LA ESPADA DE EXCALIBUR Érase una vez un joven guerrero llamado Arturo que vivía en tiempos difíciles de guerra y un joven mago que lo conocía bien. Un día, el mago le dijo que lo siguiera a un bosque en el que había una roca y en esa roca había clavada una espada. La espada se llamaba Excalibur. Los cuentos 57 - Vale, lo haré por tí. Cogió la empuñadura de la espada, tiró de ella, comenzó a brillar y salió de entre las rocas. - Ves, Arturo, como has podido sacar la espada de entre las rocas, tú eres el auténtico rey, vayamos al castillo. Al llegar al castillo de Camelot, Arturo se puso a gritar: ¡Soy rey, soy rey! mientras alzaba la espada. - Arrestádle, dijo el rey Donethor. - No, tiene a Excalibur y por tanto él es el verdadero rey. Cogieron una corona y le coronaron rey de Camelot. Pasaron los años y mientras Arturo caminaba junto a un río, le tendieron una trampa, lo mataron y la espada cayó al río. Pasaron muchos años y un joven galo llamado Ogox, de cuerpo robusto y fuerte, se encontró a Excalibur perdida entre la arena del río. - Anda, una espada, ¿por cuánto me la comprarán? Dirigiéndose al mercado se encontró con un mago. - ¡Alto!, dijo el mago. Tenéis la espada del rey Arturo, ¿dónde la habéis encontrado? - Junto al río Dunedain, estaba enterrada entre la arena del río, contestó Ogox. Pues bien, ahora tú y yo, iremos a Camelot donde reinó el rey Arturo. Cuando Ogox y Merlín llegaron a Camelot, esta ciudad estaba siendo asediada y atacada por el ejército enemigo. Ogox luchó valientemente con su espada, fue una guerra muy sangrienta, pero al final ganaron y Ogox se convirtió en el nuevo rey de Camelot. - Mira Arturo, esta espada está clavada con magia, sólo un verdadero rey puede sacarla. El mago Merlín le enseñó magia para que, juntos, pudieran vencer todos los males de la Tierra. - Pero Merlín, si ya tenemos un rey, ¿o no es de verdad un rey? - Bueno Arturo, Denethor no es un verdadero rey y quiero que tú, intentes sacar la espada. Autor: Iñigo del Río Veiga CUENTOS SUBMARINOS Los niños y niñas de 4ºC, hemos elegido el fondo del mar para hacer nuestros cuentos, por eso lo hemos titulado: "Cuentos Submarinos". Este tema nos ha gustado mucho porque en el fondo del mar hay muchas y muy variadas cosas. Los personajes te los puedes imaginar como tú quieras, y también los paisajes. Puedes revivir animales extinguidos y también incluir a tus amigos. En la tierra hay plantas y animales que en el mar no existen, pero con tu imaginación, puedes ponerlos en el mar y darles vida humana. Lo mejor es que puedes imaginarte el fondo del mar como quieras, aunque hay tantas cosas que nos ha sido difícil escoger los personajes y también, ponerles nombre. Cuando escribíamos el cuento, nos imaginábamos a nosotros mismos viviendo esa aventura porque a muchos nos hubiese gustado conocer el fondo del mar o, por un día, ser una sirena, un tiburón, o caballitos de mar para hacer carreras. Sería estupendo poder respirar fuera y dentro del agua, y tener una escuela en el fondo del mar, o una casa para pasar las vacaciones. Ha sido divertido hacer los cuentos. ¡A lo mejor, en un futuro, alguno de nosotros nos convertimos en un escritor o escritora importante! 12 Autora: Paula Sánchez González 4.º C Primaria TUTORA Gema Caro Fernández 60 Cuentos submarinos LA MEDUSA QUE VISITÓ EL OCÉANO Medusita era una medusa pequeña que vivía con su madre en el fondo del mar. Vivían solas porque su padre había muerto cuando Medusita era recién nacida. Su padre, que se llamaba Antonio, era descubridor de peces. Siempre estaba viajando en busca de nuevos ejemplares y, un día, un pez atún se lo comió. La madre de Medusita se llamaba Lola. Medusita tenía, nada más y nada menos que cuatro años. 61 Los cuentos llamaba Chispín. Medusita le dijo a Chispín que si le ayudaba a conseguir dinero, luego ella le ayudaría a encontrar su pelota. Y así fue como Medusita y Chispín salieron juntos de viaje hacia el océano. Después de un largo rato, el mar comenzó a moverse. Se dieron la vuelta y... ¡Un tiburón! Comenzaron a nadar rápido, y cuando estaba a punto de comérselos, apareció un pulpo pequeñito, que le disparó tinta al tiburón en los ojos, y éste salió disparado. Medusita y Chispín le dieron las gracias al pulpito y le contaron sus problemas. El pulpo les dijo que se llamaba Tilín, que se había alejado de su casa y se había perdido. Su madre debía estar muy preocupada. Tilín se hizo su amigo y quiso ir con ellos, así que se fueron los tres juntos. Ellos le ayudarían a encontrar a su madre. Siguieron su camino en busca de la madre de Tilín y de la pelota de Chispín, pero ni rastro de pelota ni de madre. Estaban rendidos, agotados. Pero Medusita aunque estuviera agotada, seguía y seguía. Llegaron a una cueva grande donde vivía un delfín. Entraron, y el delfín les recibió muy amable. Les contó que tenía el mapa de un tesoro enterrado y también, que había visto una pelota y un pulpo. El delfín les propuso una cosa: que con el mapa que él tenía, fueran a buscar el tesoro y le trajesen unas plantas que había dentro para curar a su abuelo enfermo. A cambio, él les diría donde estaba la pelota y el pulpo. Siguiendo el mapa encontraron el tesoro, pero... al abrir el cofre, no había dinero ni pelota, ni por supuesto pulpo, sólo unas plantas. Un día, Medusita y su madre estaban muy preocupadas. La madre de Medusita le dijo que se habían quedado sin comida ni dinero y que tenían que hacer algo. A Medusita, en ese instante, se le ocurrió una idea: iba a viajar al océano para buscar una solución al problema. Así que, sin pensarlo dos veces, a la mañana siguiente Medusita se fue. Nada más empezar el trayecto, ¡mala suerte!, se enredó en un conjunto de algas, menos mal que llegó un cangrejo que con sus pinzas cortó las algas y la salvó. Medusita le dio las gracias y le contó que iba camino del océano porque su madre y ella se habían quedado pobres y buscaba una solución. El cangrejo le contó que él estaba buscando su pelota que perdió enredada en las algas. El cangrejo se Se las llevaron al delfín muy tristes, y el delfín les confesó que les había engañado. Su abuelo no estaba enfermo. Sólo quería comprobar si eran valientes. El delfín tenía mucho dinero en su cueva, y le dio a Medusita lo suficiente para vivir tranquila con su madre. A Chispín le dio una pelota que, aunque no era la suya, le gustó mucho. Y a Tilín le dio una sorpresa: su madre estaba con él en la cueva porque él era el detective del océano, y la madre de Tilín había ido para que le ayudase a buscar a su hijo. Medusita se fue con su madre y ya no tuvieron problemas. Tilín y su madre se fueron felices a su casa, y Chispín, con su pelota nueva, también se fue feliz. Medusita, Chispín y Tilín, fueron muy amigos, y todas las tardes jugaban juntos. Autora: Sara Pérez Antón 62 Cuentos submarinos EL PEZ ESTUDIÓN ¡Hola!, soy Javier, un pez de nueve años. Vivo en el fondo del mar con mis padres. Mi madre se llama Sara y mi padre se llama Diego. ¡Me encanta estudiar! Mis amigos del cole son: Álvaro, Raúl, Belén, Miguel y Arancha. Por cierto, soy muy mayor para estar en tercero porque dentro de muy poco cumplo diez años. 63 Los cuentos Ya son las 16:30 h., hora de irse a casa, con mi bocadillo de chorizo mojado, como siempre, pero está muy rico. Los deberes los he hecho en el "automar", porque tarda mucho en llegar, y así puedo jugar después. Mi madre es muy, pero que muy lista. Por eso se enfada cada vez que le pongo una trampa, y siempre se las pongo. Un día, ¿sabéis lo que me pasó? Que salí a pasear y me encontré con un tiburón. Nuestro peor enemigo. Nadé y nadé pero... ¡Zas!, me comió. Su tripa era grande y sucia. Olía mal, y yo me puse a pensar en cómo salir de allí. Entonces preparé una trampa como las que le pongo a mi madre. La que más me mola. Le hice cosquillas en la tripa y en la garganta con una planta que se había tragado hasta que estornudó, y en uno de esos estornudos, salí disparado fuera de su cuerpo y quedé libre. Pero... ahora viene lo peor. Me quedé enganchado en una red y no podía soltarme. De repente, una cosa rara a la que llaman "humano" me cogió y me metió en un lugar grande y limpio que llamaban "pecera", y donde habían muchos otros peces. Yo estaba muy nervioso porque allí había poca comida, no conocía a nadie, no estaban mis padres y no había colegio, ¡con lo que me gusta! Pensé en otra de mis trampas. Puse una piedra en el respiradero y salté. Casi me pilla el "humano", pero caí directamente en el lavabo y por un tubo muy largo salí otra vez al mar. Mi colegio se llama "Pez Marino", y aquí empieza la historia de verdad. Hoy es lunes, y el miércoles acaba el curso. Como todas las vacaciones, nos iremos al Océano Pacífico, a nuestra casa del pueblo llamado "La Concha Marrón". En mi casa del pueblo hay televisión marina. Mi cama es pequeña pero muy bonita. El próximo lunes empezaré mi colegio de verano. ¡Ya es lunes! Estoy nervioso porque nos harán un examen para ver lo que sabemos. Me ha salido bastante bien. Era fácil. En el recreo, un pez se ha hecho una herida en la cola porque se lanzó desde el tejado. Le han curado en la enfermería. Ahora tenemos "Mates", mi asignatura favorita. Hemos dado las fracciones y he sacado un diez. Soy el más listo. Después hemos tenido Inglés. Mi profesora no tiene pizarra, pero mola. Bueno, y después de contaros esta aventura, ya estoy otra vez de vuelta en mi casa del Océano Pacífico. Cuando llegué a mi casa, me encontré una nota que ponía: "Cuando llegues, cómete la cena, que está en la mesa". Mamá La cena estaba riquísima. Pero mañana cumpliré diez años y no podrán faltar la tarta y las chuches. Me voy a dormir, tengo mucho sueño. Mi cumpleaños fue estupendo. Tuve una tarta y muchos regalos. Ya han pasado las vacaciones, o sea, que me voy a ir despidiendo, porque me enrollo mucho. Por cierto, he sacado muy buenas notas. ¡Adiós! Autor: Raúl Lucas Rodríguez 64 Cuentos submarinos EL DELFÍN QUE QUERÍA SER MAYOR Hola, soy un delfín, y me llamo Saltarín. A mí me encantaría ser mayor, pero todavía soy muy pequeño. Tendré que tener paciencia. Mis padres son, Don Delfín y Doña Delfina, y tengo un hermano pequeño, un poco travieso, que se llama Blue. Mi mejor amiga es una ballena. Ya sé que una ballena y un delfín no pintan nada, pero es muy buena, y no voy a cambiar de mejor amiga. Se llama Borró y es muy simpática. Hoy ha venido a casa: -¡Hola, Borró! -¡Hola, Saltarín! ¿Nos vamos a jugar? 65 Los cuentos -¡Vamos a casa! Estás castigado en tu habitación sin cenar. Saltarín estaba muy triste. Se puso a pensar en la delfina que estaba atrapada, hasta que se durmió soñando con ella. Al día siguiente, Saltarín se despertó con mucha alegría porque... ¡Era su cumpleaños! Bajó las escaleras rapidísimo a desayunar. Toda su familia estaba allí, y todos gritaron a la vez: ¡Feliz cumpleaños! Empezó a abrir regalos. Le regalaron muchas cosas bonitas pero él seguía pensando en la delfina. Sonó el timbre. Saltarín abrió y... ¡Era Borró! ¡Qué alegría, ya no estaba enfadada! Y detrás empezaron a entrar todos sus amigos del cole. Llegó la hora de la tarta. Sopló la vela, y dijo su madre: -Es el momento de pedir un deseo. Saltarín pidió un deseo. ¿Sabéis cual? Que su padre y su madre le dejaran subir a la superficie para rescatar a la delfina. -¡Vale! Y los dos se fueron a jugar por el mar de los corales. Don Delfín le dijo a Saltarín: Al día siguiente, Saltarín cumplió su deseo. Convenció a sus padres y junto con Borró subió a la superficie. Comenzaron a mover el barco, balanceándolo, hasta que el agua de la piscina se salió, y la delfina salió despedida hacia el mar. -Vale, papá, dijo Saltarín. -Somos Saltarín y Borró. ¿Quieres conocer nuestra casa? De repente, cuando estaban en el mar de los corales, oyeron un ruido. Era el ancla de un barco que bajaba hacia el fondo. De repente, apareció un tiburón enorme con un pez martillo a la derecha y un pez espada a la izquierda. -No, dijo Borró. Tu padre ha dicho que no subamos a la superficie. -Soy Don Juan y estos son mis fieles ayudantes, dijo el tiburón. No tengáis miedo. -No os acerquéis a la superficie. Es peligroso. El señor calamar, que es el vecino de enfrente, les regaló una pelota para jugar. -Vamos a subir a verlo, dijo Saltarín. -Sólo es un momento, no seas miedica, dijo Saltarín. Entonces Borró se fue enfadado. Saltarín subió a ver el barco. A él le encantaba el mundo de los humanos. Saltarín subió a la superficie y se encontró con un barco enorme que tenía una piscina dentro. Y... ¿Sabéis lo que había dentro de la piscina? ¡Una delfina! Era de la edad de Saltarín y estaba muy triste porque estaba sola en un sitio muy pequeño. Saltarín quería rescatarla, y en esto estaba pensando cuando notó un gran aletazo. Era Don Delfín, su padre, que estaba muy enfadado porque había desobedecido. -Gracias por rescatarme. Me llamo Lilí. Dijo la delfina. -Si, gracias. -¿Quiénes sois? ¿Qué queréis? dijo Saltarín. Pero los tres amigos no se fiaron de él y empezaron a nadar y nadar. El tiburón y sus ayudantes los perseguían. Llegaron al mar de corales y lograron esconderse hasta que sus enemigos se cansaron y se fueron. Por fin llegaron a casa de Saltarín y sus padres se pusieron muy contentos de que hubiesen vuelto y no les hubiese pasado nada. Presentó Lilí a sus padres, que desde entonces también fueron su familia. Y así, fueron todos muy felices con su nueva amiga. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Autora: Mónica Molina González CUENTOS ECOLÓGICOS ¿A quién le apetece vivir en un planeta moribundo? A nosotros, los chicos y chicas de 5ºA, no nos apetece nada. Por eso hemos elegido la Ecología y el Cambio Climático como tema de nuestros cuentos. Nos preocupa que se derritan los polos, porque podemos quedarnos sin algunos pueblos de playa; que disminuyan las lluvias, porque el nivel de los pantanos bajaría tanto que no tendríamos suficiente agua para el consumo humano; que muchos animales se extingan, porque eso cambiaría la cadena alimenticia; que desaparezca la capa de ozono, porque las radiaciones malignas del Sol dañarían nuestra piel; que nuestros nietos vayan a tener que vivir en un mundo bajo tierra, porque fuera haya demasiada contaminación... En fin, nos preocupa que cambie nuestro mundo. Por eso, necesitamos que todos colaboréis en la conservación de la Naturaleza no contaminando, gastando menos agua y energía, reciclando, reforestando los bosques, no tirando residuos a los ríos y mares... Así es que, ya sabes: "Porque no queremos vivir en un planeta moribundo, ¡actúa ya! 13 Autor: José Gómez Carbonell 5.º A Primaria TUTORA Mª Isabel Hernández Robledo 68 Cuentos ecológicos ¡VÁMONOS CIGÜËÑAS! CIGÜEÑAS! ¡VÁMONOS En una de las torres de la catedral vivía Tara, la cigüeña; su marido Lares, y su hijo Liro. Las torres parecían una enorme comunidad de cigüeñas, palomas y gorriones. Todas con sus nidos. Tara era muy inquieta, vivía en Ávila desde que nació y por eso la conocía mejor que su propio pico. Lo que más le gustaba hacer era reírse de los turistas cuando se perdían. Lares tenía buen corazón; pero era bastante vago. Le gustaban los árboles y era muy afable, por esa razón hablaba con cualquier pájaro que pasara delante de él. Liro tenía casi un año y, al contrario que su madre, era muy tranquilo. Le apasionaban las historias y derrochaba imaginación. Ya hacía cuatro años que la familia no emigraba y no les suponía ningún sacrificio. Tenían amigos, comida, un buen nido y, además no hacía frío. ¿Qué más podía pedir? Un buen día, mientas Lares tomaba los restos del cucurucho de helado, pasaron delante de él dos golondrinas, y, como no pudo resistirse, les preguntó: -¿Dónde vais, golondrinas? Las golondrinas se giraron y preguntaron extrañadas: -¿Nos hablas tú, cigüeña? -Sí- contestó. -¿Y, quién eres?- preguntó una de las golondrinas. -Me llamo Lares. Estoy casado y vivo en una de las torres de la Catedral. ¡Ah, y tengo un hijo. -Nosotras- respondió una de las golondrinas- venimos de Madrid y vamos a pasar unos días aquí. Yo soy Mela y esta otra es mi prima Queda. -¿Nos ayudarás, verdad?- preguntó Queda. -¿En qué puedo ayudaros? -Necesitamos buscar un alojamiento- repuso Merla. -De eso sabe mucho mi esposa - contestó Lares-. Te llevaré con ella- contestó Lares sin pensarlo.- Ella conoce muy bien Ávila, llevamos mucho tiempo aquí. Los cuentos 69 Las golondrinas y Lares volaron hacia la Catedral y al llegar le contaron todo a Tara, quien después de pensar unos segundos contestó: -Pues ahora que lo decís, no se me ocurre ningún lugar en donde podáis quedaros. Todo está bastante lleno en estas fechas; pero pasad, tomaremos un té y descansaréis un rato. Las golondrinas hablaron de cómo estaba Madrid, de lo que solían hacer allí y de sus vidas. Pero lo que más les impresionó fue lo que contó Merla: -Me he enterado- dijo bajando el tono de voz- de que el cambio climático se ha convertido en algo muy serio: hay sequía por todos lados, ¡dicen que es una de las más grandes que hemos sufrido en la Historia! Ya casi no hay invierno y las plantas están alteradas. Al día siguiente, Quera y Merla volvieron a Madrid. Tara estuvo muy pensativa todo el día y tan sólo se le ocurrió ir a hablar con una de las cigüeñas más sabias que conocía. Se llamaba Hermén y era casi como su madre. Hermén vivía en la torre central de la Catedral, un lugar exclusivo en el que sólo podían vivir las más veteranas. Era la más sabia de todas con diferencia. Nada más llegar a la torre central, Tara gritó a voces: -Hermén, ¿qué le pasa al Mundo? Entonces Hermén apareció y, apaciblemente, le contó a Tara lo que según ella estaba pasando. La información que le dio no era nada buena; pero Hermén siempre mantenía sus esperanzas en la humanidad y, al final, terminó diciendo: -Pero todo eso cambiará un buen día, te lo aseguro, mi niña- y desapareció volando. Eran los principios del invierno y ya se empezaban a notar los primeros fríos. Todas la cigüeñas se alteraban puesto que, normalmente, por esas fechas, seguía haciendo calorcito. Pero eso no era todo, los habitantes de Ávila se habían vuelto ecologistas y estaban luchando por frenar el Cambio Climático. Parecía ser que les había entrado el remordimiento porque habían creado mucha contaminación. Todas las demás cigüeñas se preguntaban qué era lo que estaba pasando, menos Tara, que había decidido unirse a una colonia de cigüeñas que salía de Ávila para emigrar. En la colonia había muy pocas cigüeñas. Al día siguiente, Tara y Lares fueron a buscar comida y después la empaquetaron. Luego buscaron información sobre los miembros de la colonia por si acaso. Faltaban dos días para marchar. Por fin, llegó el día. Como Lira todavía no sabía volar bien y, además, seguro que no sería capaz de aguantar todo el viaje, Lares se colgó una bolsa del pico y metió a Lira dentro, como hacen con los bebés humanos las cigüeñas que les traen de París. Así, con todo listo, emprendieron el viaje. ¡Rumbo a África! El viaje se hizo largo y muy pesado; todos debemos entender que dos semanas volando. 70 Cuentos ecológicos África era un lugar desconocido para la familia. Nada más llegar, fueron a buscar un lugar para anidar; pero no fue nada fácil porque allí no había tantas iglesias como en Ávila y la mayoría de ellas ya estaban ocupadas. Así que decidieron alojarse en cualquier torre, la primera que pillaran libre. Encontraron una chimenea gris que no funcionaba. Tras haberse instalado, decidieron ir a ver cómo eran sus vecinos. ¡Eran pájaros tan raros!: periquitos, loros, cotorras...; aunque también había golondrinas, mirlos, gorriones..., y, por supuesto, cigüeñas (todos inmigrantes como ellos, claro). Aquella noche, todos cayeron rendidos: había sido un día muy ajetreado. Tara no podía dormir, sabía que le quedaba mucho por descubrir; así es que, ni corta ni perezosa, se levantó dispuesta a explorar. Lo primero que hizo fue colarse en una casa y observó que no era tan tarde como ella creía, sólo eran las once y media. Allí todo era más ecológico, aquellas personas no derrochaban electricidad, porque no tenían, ¡claro!, y se alumbraban con velas. Tampoco tenían coche: tener coche no era normal allí, y por eso la ciudad no parecía muy contaminada. ¡Ah!, y la gente no sufría sobrepeso porque iba andando a todas partes por muy lejos que fuera. Aquel lugar, África, impresionó mucho a Tara. Al día siguiente, le contó a su familia lo que había visto aquella noche y ellos quisieron verlo con sus propios ojos. Así es que, a la noche siguiente, fueron a verlo y se quedaron asombrados: ¡tampoco derrochaban agua porque no tenían agua corriente. Vieron que a las cinco de la madrugada se levantaban e iban al río a por agua. De regreso al nido, toda la familia decidió poner en práctica lo que habían visto que hacían las familias africanas. Fue difícil porque las cigüeñas no necesitan ni agua corriente, ni electricidad ni coches; pero intentaron colaborar en lo que pudieran. Durante su estancia en África, hicieron muchos amigos y descubrieron nuevas especies de aves. Liro se hizo amigo de una cría de flamenco muy simpático, por cierto. Tara y sus amigos iban descubriendo nuevos sistemas ecológicos. Se les ocurrió un plan. Por fin llegó el día de vuelta a Ávila. Se despidieron de sus amigos y prometieron volver al año siguiente. Aún Tara escondía su plan. El viaje de vuelta no se hizo pesado como a la ida porque todos ansiaban volver a ver las magníficas torres abulenses y estaban felices. Una vez en Ávila, Tara les contó su plan: organizar un gran equipo de cigüeñas contra la contaminación. Poco a poco fueron contándoselo a todas las cigüeñas de la Catedral y les pareció a todas muy bien. Luego, el plan corrió a todas las cigüeñas de Ávila y, más tarde, a las de la región. Y el equipo se hizo inmenso. Y la naturaleza mejoró enormemente gracias a ellas. Y todo gracias a la emigración a África y el buen ejemplo de los africanos. Dentro de muchos años se verá si el plan de Tara ha conseguido mejorar nuestro Planeta o si lo que Hermén le dijo, era verdad. Autora: Beatriz Sánchez-Girón Martínez Los cuentos 71 VIAJE AL PASADO Te voy a contar la historia de un niño que salvó parte de China. Mi nombre es Julio y, cuando esto sucedió tenía 13 años. Vivía en una ciudad llamada Villa Limpieza. Antes se llamaba Suciedad, pero hace aproximadamente dos meses, Álvaro, un niño de mi colegio, se propuso limpiar la ciudad de basuras, cacas de perro, latas etc... Le costó varias semanas, pero el esfuerzo valió la pena. El alcalde, al ver lo que había hecho, cambió el nombre de la ciudad. La ciudad tenía unos cuatrocientos mil habitantes, pero subió a los quinientos mil. Álvaro vivía en un chalet de tres pisos a las afueras de la ciudad. No era rico, pero el alcalde le había dado a elegir entre vivir en su antigua casa o mudarse al chalet. Con ellos vivía un científico llamado Alberto que estaba construyendo una máquina del tiempo que, según él, estaba terminando. Álvaro tenía una hermana llamada Vanessa, un poco mayor que él. Mi colegio era el Colegio Salvador, situado en el centro de la ciudad. Mi profesor era Don Gustavo. La clase en la que yo estaba tenía 24 niños/as. Trabajábamos bien y todos los profesores nos querían. Álvaro estaba en mi clase y era, sin duda, el que más imaginación tenía. Al contrario que otras clases, a nosotros nos gustaba reciclar. Casi nunca encendíamos las luces, salvo por la mañana, porque el sol todavía no daba suficiente luz. Acababa de empezar la primavera, pero los árboles no tenían hojas, las flores no habían florecido y los pájaros seguían por el Sur. Todos los años la primavera había sido muy bonita, aunque un poco sucia. Una mañana temprano, Álvaro estaba en la cama cuando empezó a oír que alguien le llamaba. Era su hermana Vanessa, que estaba como loca. Cuando Álvaro se levantó, su hermana le dijo que el presentador del Telediario había anunciado que cuatro tornados de gran fuerza se dirigían a China hacia el Museo Tocalagua. Cuando terminó de contárselo, Álvaro se fue andando a su habitación. Al ver que no reaccionaba preguntó en tono vacilón: -¿No vas a hacer algo? – -Que más da, si no es en nuestra ciudad. Ni siquiera en el país- dijo Álvaro aligerando el paso. 71 72 Cuentos ecológicos En el colegio vimos que Don Gustavo estaba un poco nervioso. Tenía un sobre en la mano, de color amarillento y con sello bastante grande. Cuando todos estábamos sentados, Don Gustavo se aclaró la voz y dijo- la fábrica de juguetes Juguetilandia, situada en China, nos ha mandado una carta esta mañana invitándonos a visitar su fábrica. La carta dice lo siguiente: Queridos niños del Colegio Salvador: Nuestra fábrica de juguetes se sentiría muy honrada si asistiérais a una visita por la fábrica. Podéis venir el día 6 de abril que es el día que menos gente hay. También os daremos un juguete a cada uno de vosotros y un póster de la fábrica para que lo pongáis en vuestra clase. Os esperamos. -¡Qué emoción!- gritábamos todos. 73 Los cuentos Atte. Yamamoto Jonin. Jefe de la fábrica. -¿Vamos a ir?- preguntó Álvaro. -Claro, Álvaro. Es una oportunidad única. -¡Qué bien! Voy a poder demostrarle a mi madre que ya soy mayor- dijo Clara, una de las chicas más extrovertidas de la clase. Don Gustavo nos sacó los billetes tres horas antes de embarcar. Cuando íbamos a despegar, Yamamoto llamó al teléfono de Don Gustavo. En el viaje nos cambiamos los sitios. Jugamos al ahorcado, al veo-veo, a cifras y letras... en grupos de cuatro o cinco. Cuando estábamos llegando, Álvaro divisó unas gigantescas ruinas. -¿Qué son?- preguntó confuso. -Por aquí han pasado los cuatros tornados. Ha habido muchas víctimas mortalesdijo Don Gustavo. “Son los tornados que me dijo mi hermana”, pensó Álvaro. Cuando llegamos, cuatro hombres nos estaban esperando. Los seguimos hasta un autobús. Viajamos alrededor de una hora y media. Nos instalamos en el hotel a gusto. Cuando terminamos de guardar nuestras cosas en los armarios, bajamos a cenar al restaurante del hotel. A las once de la noche nos fuimos a nuestras correspondientes habitaciones. A la mañana siguiente, desayunamos muy rápido, porque nos íbamos a la fábrica. Cuando terminamos, fuimos a recepción, como nos había dicho Don Gustavo. Allí nos esperaba Yamamoto, con los cuatro hombres del aeropuerto. Fuimos en el mismo autobús en el que habíamos ido al hotel. Cuando llegamos a la fábrica, Yamamoto llamó por señas a un empleado. Le dijo algo al oído. Éste dijo a los niños que pasaran. La visita fue rápida. -Debería usar otro tipo de utensilios. Los que usa contaminan mucho- dijo Álvaro a Yamamoto. Después de esto, fue al autobús. Fueron al aeropuerto. Allí, dos mujeres estaban con las maletas de todos. Subieron al avión. El viaje fue bastante largo, o por lo menos, eso nos pareció. Cuando Álvaro llegó a su casa, bajó rápidamente al laboratorio de Alberto. -¿Has terminado de construir la máquina del tiempo?- preguntó entre estertores. -Sí, la terminé ayer por la noche, ¿por qué?- respondió dirigiéndose hacia donde se encontraba. -Necesito viajar cuatro días atrás. Concretamente al 2 de abril por la noche. El lugar, China. Intenta llevarme al Museo Tocalagua. -Sé lo que intentas hacer. Toma. Los construí cuando oí lo de los tornados por si venían hacia aquí. Son absorbe-tornados. Coge cuatro. Álvaro se metió en la máquina. Alberto le indicó dónde tenía que pulsar. Antes de dar al último botón, Alberto le advirtió- para volver, pulsa el botón que aparecerá en tu camisa. Cuando llegó a su destino, se dirigió al lugar por el que tenían que pasar los tornados. Colocó los absorbe-tornados dispersos por una hectárea que había sin construcciones. Luego se refugió en unas rocas gruesas y lejanas. Tuvo que esperar alrededor de nueve horas y media hasta oír un ruido no muy lejano. A lo lejos, divisó cuatro manchas grises que se acercaban cada vez más. De repente, vio que una de ellas empezaba a dar balanceos de un lado a otro. Luego desapareció. Así, uno tras otro consecutivamente. Cuando ya no veía ninguna, se acercó con cautela adonde había puesto los absorbe-tornados, los cogió y se los guardó en el bolsillo. Luego pulsó el botón de su chaqueta. Empezó a dar vueltas y vueltas. Cuando paró, se encontraba en el punto de partida, es decir, el laboratorio. -Toma. Los he cogido porque me parecía que los ibas a querer-dijo el chico, dándole los aparatos. -Has hecho bien. Con esto voy a hacer papeleras de reciclaje para que esta ciudad esté más limpia. Yo ahora tengo 106 años. Aunque no te lo creas, he llegado a esta edad porque la ciudad está más limpia. A los abueletes como yo, no se nos ensucian los pulmones como antes. El cambio climática casi ha dejado de existir, excepto por los coches, que usan el motor de siempre. Yo puse una reclamación para que los coches usaran motor de bioalcohol. Te dejo, que han llegado mis nietos y tengo ganas de verlos. Adiós. Autor: Jorge Riveira Díaz de Cerio 74 Cuentos ecológicos LUCHANDO POR UN MUNDO MÁS HABITABLE Me llamo Gonzalo. Vivimos en Córdoba. En mi familia somos cinco. Te los presentaré: mi padre se llama José Luis; mi madre, Almudena; luego voy yo; mi hermana se llama Gabriela y mi hermana pequeña, Lucía. Cuando era pequeño, todos los inviernos iba de vacaciones a un pequeño campa- Los cuentos 75 nuestra ilusión llegamos allí, y cuando entramos ya notamos la entrada cambiada: basura, cacas de perro por todos lados..., en fin, todo sucísimo. Pero eso no era todo. Lo que había sido el campamento eran... ¡Oficinas, casas, carreteras llenas de tráfico, el lago seco y ya no había bosque! Inmediatamente pusimos una denuncia al Ayuntamiento de Santander. El Ayuntamiento de Santander se comprometió a hacer otro campamento lo más parecido posible. Nos fuimos, no muy satisfechos, prometiendo que al año siguiente volveríamos a Santander a estrenar el campamento; pero no íbamos a ser los únicos, pues había habido muchas denuncias (por eso el Ayuntamiento se había comprometido). Cuando salimos en coche hacía Córdoba, nos íbamos dando cuenta de que la atmósfera cada vez estaba más sucia y contaminada. Pusimos carteles por todas partes en los que ponía: ”¡Actúa ya! Deja de contaminar por una vida mejor.” Era horroroso, por culpa de la contaminación el Polo se estaba derritiendo, lo que iba a causar la inundación de los pueblos y ciudades de la costa porque todo el hielo se convertiría en agua. Al cabo de un mes, la cosa iba mejorando pero el Polo se estaba derritiendo. En las noticias estaban todo el rato poniendo imágenes del Polo. La gente estaba horrorizada y con razón: 1- El clima: en pleno invierno ni una sola gota de agua ni de nieve, a 26 grados. Ni siquiera han abierto las estaciones de ski porque no hay nieve. Es más, incluso de vez en cuando vamos a Málaga, Cádiz, Almería o Huelva a la playa. ¡En pleno invierno! 2- Por suerte, nosotros estamos lejos de la costa, aunque no mucho. Pero las ciudades y pueblos de la costa están en máxima alerta. 3- El tráfico y el aire. Con tanto coche, el aire sigue muy contaminado y además hay siempre atascos. Los médicos no dan abasto, y la mayoría es por el estrés. mento con cinco o seis casitas (nosotros siempre alquilábamos la número dos). En el campamento había un lago, un enorme bosque..., en fin, todo era verde. Pero un año, nadie sabe por qué, dejamos de ir. Entonces yo tenía siete años. Habían pasado cuatro años; es decir, tenía once años y un aburrido invierno pensamos en volver. Hicimos las maletas y nos pusimos rumbo a Santander. Con toda Una tarde, llegó mi padre del trabajo más tarde de lo normal y bastante quemado porque se había tirado dos horas metido en un atasco. Nos reunió a toda la familia y nos dijo que en el atasco se había puesto a pensar y a recordar. Había recordado El Corte Inglés tan grande que iban a hacer pero que al final no habían hecho y todo ese terreno estaba sucio y con toda la tierra removida. No parecía que le fueran a dar aprovechamiento alguno. 76 Cuentos invernales Al día siguiente por la mañana, mi padre fue al Ayuntamiento, pidió aquel terreno para construir un parque y el Alcalde se lo cedió. Todos nos unimos a mi padre y fuimos a la radio a pedir a la gente que nos ayudase. Al cabo de dos semanas, ya teníamos tres familias, cuatro viveros, un carpintero y un ingeniero forestal dispuestos a echarnos una manita en lo que fuese. Nos hacía falta un jardinero. Llamamos a los mejores jardineros de Córdoba y cedieron dos. Al cabo de otra semana, ya había siete familias en total y decidimos que el sábado empezaríamos a trabajar. Quedamos allí a las doce de la mañana. Llegó el sábado y allí estábamos todos. Las siete familias venían con bolsas enteras de semillas. El carpintero con maderas y tornillos para los bancos. El ingeniero forestal trajo mapas y planos para diseñar los columpios y los viveros. Traíamos un montón de plantas. Mientras el ingeniero forestal diseñaba los columpios y la fuente, nosotros ayudamos a plantar semillas por todas partes. A partir de ese día, quedamos allí a las doce todos los sábados. La cosa iba muy bien. Ya estaba diseñada la fuente y los columpios, y tan sólo llevábamos dos sábados trabajando. Las plantas y árboles no habían crecido mucho, pero para el tiempo que llevaban, habían crecido bastante, y en cuanto a los bancos, ya había dos. CUENTOS CON HISTORIA Los alumnos de 5ºB hemos comenzado este curso, en la asignatura de Conocimiento del Medio, con el estudio de ”La Historia". En cada época que hemos estudiado, nos hemos imaginado historias fantásticas que ocurrían en esos siglos. Éste ha sido el motivo que nos ha llevado a elegir como título genérico, para nuestros cuentos: “Cuentos con Historia”; porque creemos que todos los cuentos tienen una historia y que la Historia en sí parece el principio de un cuento. Cada uno de nosotros ha escogido una etapa histórica y ha basado su cuento en esa época determinada. Por eso, tenemos cuentos de hombres prehistóricos, de romanos, de griegos, de piratas, de reyes y princesas, de personajes del siglo XIX y de principios del XX. De alguna manera, hemos hecho nuestros los temas de historia del libro de texto; creando pequeños cuentos con finales felices que es como, en definitiva, nos gustaría que fuese la Historia de la Humanidad: Con ¡Final feliz! Pasó un mes y ya había tres fuentes, treinta y nueve bancos y veintiséis columpios distribuidos por todo el parque en pequeños recintos con cuatro ó cinco columpios cada uno. Ya sólo faltaba que creciesen un poco más las plantas y vallarlo todo. Algo en el interior del alma de todos los que habíamos participado, nos decía que aquello iba a ser un gran ejemplo para la humanidad entera. Al menos, nosotros nos sentíamos auténticos héroes. Éramos felices y habíamos hecho muchos amigos. Al mes siguiente ya se podía entrar en el parque. Había quedado un parque kilométrico, muy bonito y muy verde. Aquel parque se convirtió en el pulmón de la ciudad y construyeron parques así por todo el mundo. Ya veis lo que se puede conseguir cuando se tiene una voluntad de hierro como la que tuvo mi padre. Autora: Laura Fernández de Valderrama Moreno 14 Autora: Covadonga Pérez Rodríguez 5.º B Primaria TUTORA Mª Flor Diez Pardo 78 Cuentos con historia HERMANOS DE REINOS DISTINTOS Érase una vez un niño llamado Rodrigo. Rodrigo no era un niño normal, en vez de jugar en los recreos al footboal o al pilla-pilla, jugaba con su “P. S. P". Tampoco en casa hacía los deberes, no. Jugaba con la “play” y con la “Xbox 360”... al “San Andreas”. Su madre no había encontrado solución para su afición a los video-juegos. ¡Su profesora le había quitado ya nueve P. S. P.! Un día, mientras jugaba con su “P. S. P.” y su “Nintendo D. S.” comprobó que había venido una extraña monitora. Ya en su clase, Pedro vio con atención su camiseta en la que ponía: “LEER ES DIVERTIDO” - Hoolaa niñoosss... dijo con un tono muy poco agradable. - Os voy a dar un librito muy bonito. Rodrigo hojeó su título: “Hermanos de reinos distintos”. La monitora explicó: - Seguidme la lectura, ¿valee..? - ¡Y nada de “P. S. P.” Rodrigo! Dijo la profesora Dña. Rosa. Y la monitora comenzó a leer: <<< Érase que se era, en tiempos en que los musulmanes dominaban... 79 Los cuentos secuestró a Brieta y le hizo pasar por su hija ¡Incluso le cambió el nombre!, la llamó Alaris y se la llevó a un palacio de la Alhambra. Pasaron tristes años para el rey y la reina desde el secuestro de su querida Brieta; al menos, su hijo Rodrigo les consolaba portándose genial. Alaris creció entre musulmanes; pero su criada, que era cristiana, le enseñó a escondidas, su origen, su religión y su verdadero nombre que era Brieta. Cuando vio que Alaris lo sabía todo le ayudó a escaparse y partir hacia el reino de León. Alaris y su criada partieron hacia León para encontrar al rey Fernando, a la reina y a su hermano Rodrigo.>>> Rodrigo escuchó el timbre. - Era hora de ir a casa, dijo la profesora. Además el lunes 25 ¡control del libro! Rodrigo corrió a casa con la mochila y el libro. En su cuarto encendió la “P. S. P” para que no pensaran que estaba leyendo y continuó con su libro... <<< Al llegar al reino de León y ver el castillo, Alaris se sorprendió de tanta austeridad. ¡Era tres veces más pequeño que La Alhambra! Pero se sentía feliz de estar, por fin, en casa. La puerta se abrió y apareció Rodrigo, al verla puso cara rara, pero enseguida la reconoció. -¿Qué haces aquí? preguntó Rodrigo. -¿No deberías estar en Al Ándalus? Alaris o Brieta en este caso, se asustó de la reacción de su hermano, aunque éste enseguida le dijo que era una broma y la abrazó dándole la bienvenida. En el castillo lo celebraron con un gran banquete, y colorín colorado.....>>> Rodrigo no podía creer que hubiera leído un libro entero y decidió cambiar de costumbres, jugaba con sus amigos, leía un montón y aprendió que la "play” no era todo. Y colorín colorado, tiró su "play”al reciclado. Rodrigo quedó alucinado. ¡Se lo había imaginado! ...Vivía en el reino de León, un rey muy honesto...¡el rey Fernando!, que poseía dos hermosos hijos: Rodrigo y Brieta. Los dos eran...>>> Rodrigo se imaginó que él era uno de los hijos del rey.<<< Pero una noche, el califa Autora: Miriam García Lerma 80 Cuentos con historia EL HERRERO Y EL ESCRIBANO Érase una vez un pueblo llamado Villaren donde había dos niños que se llamaban Pedro y Ramón, y eran muy amigos. El padre de Pedro, era herrero y Pedro iba con él para aprender. Los cuentos 81 Un día, vino un hombre malo y negro, a pegar al padre de Pedro; pero Ramón y Pedro con su tirachinas consiguieron darle en la cabeza y huyó despavorido. Entonces comprobaron que juntos eran muy valientes. Otro día que llovía, encontraron una ruta que tenía un pequeño río. Avanzaron con mucho cuidado y al final vieron un lago y a la orilla del lago un dragón dormido. Fueron andando con precaución para no despertar al dragón y se encontraron, entre unas piedras, unos huevos de dragón. Cuando, de repente, Pedro pisó una rama y el dragón se despertó. Éste primero pensó que le querían robar sus huevos, pero luego vio que sólo estaban dando un paseo. Se hicieron amigos del dragón que era chica y se llamaba Estrella. Todos los días que podían iban a verla, hasta que un día les siguieron unos hombres del pueblo que iban con espadas y fueron a por Estrella. Cuando llegaron, ésta se fue volando y nunca regresó. Pasó un tiempo, ya tenían dieciséis años. Pedro se había convertido en un buen herrero y su padre le enseñó a trabajar también, con el oro y la plata. Al principio, era muy difícil porque había que trabajar con herramientas más pequeñas y con menos fuerza. Pero consiguió hacer pulseras, collares, jarrones y dominar estos materiales. Ramón, por otro lado, aprendió a escribir en griego y en latín y con todo lo que sabía le encargaron copiar los libros más importantes que había en el convento. Por las tardes se seguían juntando. Ahora ya, se tiraban al río a bañarse, daban paseos por la montaña y pasaban mucho tiempo hablando de lo que hacían, Ramón en el convento y Pedro en la herrería. Nunca se olvidaban de mirar en el lago para ver si, algún día, volvía su amiga Estrella. Los padres de Ramón murieron de una enfermedad y a Ramón lo llevaron a un convento para que lo cuidaran los monjes. Pedro consiguió dominar las técnicas del fuego y sabía fabricar herraduras para los caballos, espadas y flechas. Ramón, a su vez, empezó a escribir las cosas que le decían los monjes. Éstos le enseñaron a dibujar en jarrones y en sitios difíciles, también a leer las Biblias y a traducir muchos libros. Los dos niños, cuando salían de trabajar jugaban juntos y se contaban las cosas que habían hecho en su trabajo. Ramón le contaba cuentos que había leído en el convento a Pedro, y éste le traía trozos de espadas y jugaban a guerreros, hacían tirachinas y muchos juegos más. Cuando llovía se metían en alguna cueva y se les pasaba el tiempo divirtiéndose... Cuando tenían veinte años, una tarde soleada tumbados en el campo, se dieron cuenta que podían colaborar el uno con el otro. Ramón diseñaría espadas, copas, collares con dibujos y letras muy hermosas y Pedro las fabricaría siguiendo los dibujos de Ramón. Mezclaría los metales y les daría la forma y la fuerza adecuada. Se pusieron a trabajar, Ramón diseñó unas piezas con el dibujo de la dragona ”Estrella" a la que no habían podido olvidar. Sus primeras piezas fueron un éxito, las llevaron al mercado y se hicieron ricos. Todos querían tener alguna pieza con el grabado de un dragón. A Ramón le pidieron ser el alcalde de Villaren porque escribía y dibujaba muy bien y a Pedro que fuera el creador de las coronas, escudos y espadas más lujosas de los nobles y reyes. Los dos aceptaron y vivieron muy contentos toda su vida. Nunca, nunca, se olvidaron de su amistad y de su dragona: "Estrella". Autor: Gonzalo Sánchez García 82 Cuentos con historia LA PIRÁMIDE Istar vivía en un poblado muy cerca de un enorme río. Tan grande era el río que no alcanzaba a ver la otra orilla. Los cuentos 83 - ¿Has hecho todas tus tareas? - Tengo que repasar una tablilla que me ha mandado el maestro. Istar se levantaba muy temprano para ir a la escuela porque enseguida hacía un calor insoportable. En su casa se encargaba de cuidar de las gallinas y, a veces, ayudaba a sus padres en el huerto pequeño que tenían delante de la casa. Su padre tallaba la piedra, pero no era un artesano cualquiera, era el mejor arquitecto de toda la región. Llevaba ya, varios años trabajando en la construcción de un edificio que parecía un templo. Cada tarde al llegar, Istar le hacía mil preguntas sobre ese templo pero su padre siempre le contestaba: - Ten paciencia. Te llevaré a verlo cuando esté acabado. Por eso, Istar preguntaba cada día: - ¿Habéis acabado ya? Y siempre recibía la misma respuesta: - No, todavía no. Llegó el otoño, después el invierno. Un día que Istar terminaba de dar de comer a los animales, le pareció oír la voz de su padre. - No puede ser, el sol está muy alto todavía, pensó Istar. Cruzó el huerto para bajar al río que era su sitio preferido. Le gustaba ver los peces y los gansos y además jugaba un rato con los otros niños y niñas que iban a por agua. Siempre hablaba a sus amigos del templo que estaba haciendo su padre y les prometía que un día podrían ir con ella. Hace tiempo, su abuelo Sinuck le había dicho que el río se llamaba Nilo. Todos los años el río crecía y crecía hasta inundar el campo. Cuando esto no sucedía, los mayores se ponían muy tristes porque entonces llegaba la sequía y se perdía la cosecha de trigo y todos pasaban hambre. Istar salió corriendo de casa al oír la voz de su padre. - ¡Hola papá! - ¡Hola hija! ¿Cómo te has portado? - Muy bien, papá. De pronto, oyó que su padre la llamaba: - ¡Istar, Istar! ¡Por fin lo hemos terminado! En cuanto amanezca nos iremos a la ciudad. No pudo dormir en toda la noche, imaginando cómo sería la ciudad. Así que, cuando su madre fue a despertarla, ella ya estaba preparada. Tardaron una hora en llegar. No podía creer todo lo que había visto por el camino. La ciudad era todavía más grande de lo que había imaginado: las casas, el gran mercado, los templos... Tuvieron que atravesarla de una punta a otra. Cuando se alejaron del centro cada vez había más arena y menos árboles. Su padre le explicó que eso era el desierto. 84 Cuentos con historia De repente, en medio de tanta arena lo vio: - ¡Qué templo tan raro! - No es un templo, Istar, es una tumba. Istar no había visto nunca nada igual. Era una construcción muy rara, una base cuadrada de la que salían cuatro triángulos que se estrechaban y acababan unidos en la punta. - Es una pirámide, dijo su padre. Cuando el faraón muera lo enterrarán aquí, en una cámara secreta que hay dentro. - ¡Una pirámide! Verás cuando se lo cuente a mis amigos. Todos querrán venir a verla y sobre todo a descubrir la cámara secreta. Seguro que hay un tesoro. Su padre le respondió: - Eso no va a poder ser. Aquí sólo se puede entrar con un permiso especial del mismísimo faraón. Istar, ya estaba imaginando lo divertido que iba a ser entrar a escondidas y descubrir todos los secretos que seguro guardaba esa extraña pirámide. CUENTOS SUBTERRÁNEOS Este curso nos han propuesto escribir un cuento; la idea nos gustó, pero lo que nos pareció todavía mejor fue poder elegir el tema sobre el que haríamos el cuento. Nos pusimos a pensar y fuimos diciendo temas. El primero que salió fue el de fantasmas, pero la tutora nos dijo que debíamos pensar en los pequeños, ya que este libro de cuentos va a ser para todos y, probablemente, les daría miedo y nosotros no queríamos eso. Después de pensar, descartar unos, votar por otros... un compañero propuso el de “Aventuras bajo tierra”, volvimos a votar y terminamos decidiendo que ese sería el tema para nuestro cuento. ¿Por qué nos gustó el tema? Pues porque, por un lado, nos gustan las aventuras, y por otro, daría lugar a historias diferentes unas de otras. Y llegó el momento de empezar el cuento, lo primero que hicimos fue buscar en los libros animales que vivían bajo tierra, investigamos cuál era su forma de vida... También tuvimos que usar vocabulario, que quizás en condiciones normales no usaríamos; cuidar nuestra ortografía y dejar volar nuestra imaginación. Ha sido una experiencia nueva, nunca habíamos escrito un cuento tan largo, nos ha hecho sentirnos un poco escritores. Pero esa será otra historia..... Autora: Ana Sáez de Montagut Quijada 15 Autor:David García Fernández 5.º C Primaria TUTORA Mª José Rodríguez Polo 86 Cuentos subterráneos LA TORTUGA ELISA La tortuga Elisa iba a un colegio muy divertido, sus compañeros de clase eran: tres cucarachas llamadas Irene, Cristina y María; Luis el erizo, David un gato con gafas y con un bigote gigantesco y Lola la serpiente. La profesora se llamaba Patricia y era una lechuza que tenía un ayudante que se llamaba Daniel que era un topo. Los cuentos 87 Aquel día Daniel el topo, se escondió en un agujero que no había visto nunca, era más grande de lo normal y cuando se metió en él, se dio cuenta de que era muy largo. Se metió en él y empezó a andar, cada vez estaba más lejos de la entrada y aparecían nuevos caminos. Empezó a tener miedo y decidió dar media vuelta y salir en busca de sus amigos. Cuando salió, ya se habían cansado de buscarlo y estaban jugando a otra cosa. Daniel les contó dónde había estado y les preguntó que si querían acompañarlo y descubrir hasta dónde llegaba. Todos estaban alucinando con lo que contaba Daniel y decidieron ir con él todos juntos, pero debían ser precavidos porque si había tantos caminos habría que marcar el que cogían para después poder salir. Se les ocurrió coger una tiza e ir marcando la pared con rayas. También fueron a buscar linternas, cuerdas y una pala. Todo podía hacer falta. Para que Patricia, su profesora, no se asustara decidieron dejarle una nota escrita diciendo: “No te asustes, estamos en un sitio secreto jugando a descubrir un tesoro, volveremos en dos horas”. Todos estaban muy nerviosos. Cuando empezaron el camino hacia el agujero cantaban, reían, bromeaban, corrían, saltaban… estaban acelerados, muy nerviosos. Cuando llegaron al agujero, el primero en entrar fue Daniel, luego Luis, después David; Elisa, como era una tortuga, siempre iba la última y las tres cucarachas iban de un lado a otro sin parar; dos conejos que estaban por allí cerca también les acompañaron. Cruzaron un pasillo muy largo, luego torcieron a la derecha, todo recto, otra vez a la derecha, a la izquierda… qué lío, menos mal que van haciendo señales en las paredes. Cuando empezaban a asustarse más (si se puede más), el pasillo se hizo más ancho, y en la pared había un hueco donde había un libro y una llave. A la tortuga Elisa le gustaba mucho ir a la escuela pues jugaba con los otros animales al escondite, al pilla-pilla… Cuando jugaban al escondite, las cucarachas eran las que mejor se escondían, como eran tan pequeñas se podían esconder en cualquier parte: debajo del papel de un chicle, en los agujeros de los árboles… Cogen el libro y lo abren, leen que la llave servía para abrir un cofre donde estaba escondido un tesoro ¡qué emocionante! El libro estaba escrito en un lenguaje un poco raro, mezclaba letras y dibujos. David, que era el más listo, cogió el libro y se puso a leerlo con mucha atención. Era fácil, había que dar diez pasos a la derecha, luego subir cuatro escalones, otros diez pasos a la derecha, torcer a la izquierda y ya, todo recto hasta el final. 88 Cuentos subterráneos Empiezan a caminar: diez pasos a la derecha y llegan a una especie de habitación muy grande. Cuando la iluminan, descubren que estaba llena de cucarachas, había miles de ellas, ¡qué asco! Menos mal que allí estaban Irene, Cristina y María, las tres cucarachas que iban con ellos. Éstas hablaron durante un rato con ellas y por fin las convencieron para que les dejaran pasar; fue fácil. Continuaron el camino, subieron cuatro escalones, otros diez pasos a la derecha… y otra habitación grande, pero ésta estaba llena de ratones ¡qué miedo!, entonces David, el gato, se adelantó y dijo: - Dejadme, los ratones a mí. Allá que se fue, sacó las uñas, se atusó el bigote y a correr detrás de ellos. No quedó ni uno. Torcieron a la izquierda, otra habitación grande, esta vez llena de serpientes. ¡Qué suerte tenían!, Lola también estaba con ellos, se adelantó, hizo un par de movimientos "sexy” y todas las serpientes que eran machos se quedaron embobadas. Vía libre. Y ya todo recto hasta el final. Justo cuando llegaban, algo pasó con las linternas que se apagaron. Elisa y Luis que hasta ahora no habían hecho nada importante, decidieron adelantarse los dos juntos. Si ocurría algo, Elisa con su caparazón y Luis con sus púas se podían proteger. Había murciélagos que cuando intentaban atacar a Luis, se pinchaban y a Elisa, se chocaban con su caparazón. Cuando acabaron los ataques pudieron llegar hasta el cofre, lo abrieron y descubrieron que dentro había monedas de oro y piedras preciosas; llenaron sus mochilas y volvieron por donde habían ido. Llegaron al colegio y se encontraron a Patricia, su profesora, asustada, nerviosa y enfadada. Había avisado a los padres que fueron rápidamente al colegio. Los padres no sabían si abrazarlos o regañarles, no hacían más que preguntarles, los miraban de arriba abajo para ver si les había pasado algo. Cuando vieron las mochilas no se lo podían creer. Decidieron que, puesto que el tesoro lo habían encontrado los pequeños, se debería utilizar para ellos y construyeron un parque de atracciones con montaña rusa, el tren de la bruja, noria… hasta un pequeño lago con barquitas. Lo mejor fue que lo hicieron justo al lado del colegio ¡ahora sí que iba a ser divertido ir al colegio! Autora: Blanca Valcázar Hernán-Gómez Los cuentos EL TÚNEL DE LA AMISTAD 89 Erase una vez un duendecillo muy simpático, juguetón y aventurero. También había una urraca (la bruja del bosque). Un día Jony, el duende, estaba jugando con su pelota cuando descubrió un túnel. Corriendo se fue a su casa para buscar información sobre aquel extraño túnel pero no encontró nada. Wuisha, la bruja, también había visto el túnel y también se había ido a su casa a buscar información. Al igual que Jony, Wuisha no encontró nada, entonces decidió volver al túnel a ver si averiguaba algo por su cuenta. Al llegar al túnel se encontró una gran sorpresa, Jony había llegado antes que ella, hablaron un rato y decidieron entrar juntos. Cuando entraron, unos hombrecillos les hicieron responder a una adivinanza para poder seguir adelante. Menos mal que respondieron correctamente y entraron sin ningún problema. Iban caminando cuando Wuisha vio algo: - ¡Eh! Jony ¿qué es eso de ahí? - Jony aguzó la vista y respondió: es un pequeño topo, parece que está perdido. Entonces fueron a ver si aquel topo necesitaba ayuda. Cuando llegaron donde estaba le dijeron que si necesitaba ayuda. El topo respondió: - Sí. Yo vivo en Topolandia. Estaba jugando en el parque y unos topos se empezaron a meter conmigo porque soy un poco diferente a ellos; entonces yo, furioso, empecé a cavar un túnel y cuando salí aparecí aquí sólo, hasta que llegásteis vosotros. Jony y Wuisha le dijeron que le ayudarían a encontrar el camino de vuelta. Los tres siguieron hacia delante hasta que llegaron a un cruce; como no sabían qué camino tomar, se decidieron por el de la izquierda. Pero no sabían que el que llevaba a Topolandia era el de la derecha. ¿Adónde les llevaría aquel camino? Empezaron a tener sueño y decidieron dormir entre las rocas. Cuando se despertaron aparecieron en las mazmorras. Unos “hombres-roca” les habían llevado a ese lugar creyendo que eran los ladrones de su tesoro. Les explicaron que no eran ladrones, que estaban perdidos y buscaban Topolandia. Los “hombres-roca” les dijeron que su tesoro consistía en unas setas gigantes de las cuales se alimentaban y, al mismo tiempo, les servían para no ponerse enfermos y convertirse en arcilla. 90 Cuentos subterráneos Jony, Wuisha y Topito se empezaron a reír. Cuando pudieron hablar, les explicaron que esas setas para ellos eran venenosas y no podían ni tocarlas y que de donde ellos venían el mejor tesoro era la amistad. Los tres compartieron con los hombres-roca juegos y risas; cuando llegó la hora de despedirse se prometieron que algún día volverían a verse. Siguieron su camino y más adelante encontraron un lago. Como no tenían ninguna barca, entre los tres construyeron una. Cuando iban por la mitad, unos “peces” saltaron del agua, los cogieron y los sumergieron; pensaban que les iban a robar su tesoro. Jony les preguntó: - ¿Cuál es ese tesoro del que habláis? - Ellos les respondieron: nuestro tesoro son unas algas que cuando nos las comemos podemos nadar rapidísimo. Los tres viajeros se quedaron asombrados; entonces, Jony les explicó que ese no era el mejor tesoro. De donde ellos venían las algas servían para hacer medicinas y que, a veces, pueden ser peligrosas porque se enredan en las piernas cuando nadas y te hundes. Los tres amigos les dijeron: - De donde nosotros venimos el mejor tesoro es la amistad. ¡Ojalá algún día volvamos a vernos! Dicho esto siguieron su camino a Topolandia. Más adelante, se encontraron con unos gusanos. Al ver que tenían mala cara, les preguntaron: - ¿Qué os pasa?, ¿estáis enfermos? Los gusanos les explicaron que no estaban enfermos, lo que sucedía era que tenían hambre, porque todos los días vienen unas criaturillas amarillas y con los ojos alargados a robarnos nuestros capullos para hacerse ropa. Por eso, nosotros tenemos que quedarnos vigilando y no podemos ir a recoger nuestra comida. Topito, muy cariñoso les propuso: - Wuisha puede ir con vosotros a por comida y mientras, Jony y yo, nos quedamos haciendo un almacén para que guardéis vuestra comida a la vez que vigiláis vuestros capullos. Por el camino los gusanos le preguntaron a Wuisha: - ¿Sabes lo que hacen las criaturillas amarillas con los capullos? Wuisha les dijo que no y ellos respondieron: - Primero los meten en una olla gigante con agua hirviendo para que se muera el gusanito sin que se rompa el capullo, después poco a poco van tirando del hilo para hacer la seda con la que más tarde hacen su ropa. Cuando volvieron con la comida se despidieron y todos se pusieron muy contentos por haber hecho nuevos amigos. Más adelante, se encontraron con una araña que estaba muy triste porque se pasaba todo el día haciendo lo único que sabía: tejer telarañas. Entonces Jony le dijo: 91 Los cuentos - ¿Quieres que juguemos y hagamos cosas contigo? La araña les dijo que sí y estuvieron todo el día jugando a la pelota, al escondite, al pilla-pilla… La araña estaba muy agradecida por el día que había pasado con los tres. Cuando se marcharon, les tejió una red para que cruzaran el barranco que había enfrente de ellos. Nada más cruzarlo, se encontraron con las criaturillas amarillas de ojos alargados que iban en busca de los capullos para hacerse ropa. Jony les preguntó: - ¿No os da pena matar a los gusanitos? - Ellos le respondieron: sí, nos da pena, pero es que no sabemos otra forma de hacer nuestra ropa. - Wuisha les dijo: os podéis hacer la ropa con hojas de los árboles. - Ellos le contestaron: no, cuando se secan las hojas nos raspan la piel. Entonces a Jony se le ocurrió una idea y les dijo que si querían una araña les podría tejer su ropa, ellos contestaron que sí. Jony les llevó donde vivía la araña, ella se puso muy contenta porque nunca más estaría sola y todo lo que tejiera a partir de ahora serviría para la ropa de las criaturillas. Llevaban mucho tiempo caminando y seguían sin encontrar el camino a Topolandia. Estaban muy tristes. Topito empezaba a sentirse cansado, quería ver a sus padres. Unas mariposas que volaban por allí cerca debieron enterarse y se lo dijeron a los gusanos, los gusanos a la araña, la araña a las criaturillas, éstas a los peces y todos juntos a los hombres-roca. Cuando sus amigos se enteraron fueron corriendo a buscarlos, entre todos pensaban y daban ideas para encontrar el camino a Topolandia. Llegaron a la conclusión que si cavaban entre todos, encontrarían alguna galería hecha por los topos y que esa galería llevaría a Topito a su casa. Así ocurrió, al cabo de un rato llegaron justo frente a la casa de Topito. Cuando sus padres lo vieron se pusieron muy contentos, en agradecimiento le regalaron a Jony y Wuisha un mapa del túnel para que algún día volvieran a visitarlos. Una vez de vuelta al túnel, se fueron despidiendo de todos sus amigos y resultó que aquel túnel ya no era tan frío ni tan oscuro como al principio. Todos los personajillos que habían conocido, ahora se ayudaban unos a otros, se hacían compañía, cuidaban unos de otros… Ahora eran una comunidad. Jony y Wuisha volvieron a su casa muy contentos y felices por la aventura que habían tenido. Se dieron cuenta que ellos también habían encontrado un gran tesoro ¡¡¡un montón de amigos!!! Desde entonces, Jony, cada vez que no tiene deberes y puede, va a ver a su amiga Wuisha y juntos visitan a sus amigos del túnel. Desde aquella aventura, el túnel misterioso pasó a ser EL TÚNEL DE LA AMISTAD. Autora: Ana Gil Merino 92 Cuentos subterráneos LOS MINIDAXTER ¡Por fin era viernes!, Adrián lleva toda la semana esperando este día, el único que su madre le deja salir con sus amigos. Hoy ha quedado con Marcos y Fran, juntos van a ir a un pinar cerca de su casa. Adrián mira su reloj, un Casio naranja y plateado que le ha traído este año Papá Nöel, ¡son las seis!, es la hora; coge su abrigo y la bufanda y se despide de su madre y de su perra Lila, un cachorro de Golden. Justo cuando va a salir, su madre le recuerda que hoy no ha llevado a Lila de paseo. ¡Qué fastidio!, pero hoy no quiere hacer enfadar a su madre. Así que coge la correa y desde la puerta llama a Lila, que viene contenta. Adrián sale a la fría calle y echa a correr cuando se da cuenta de que es tarde. Lila sigue su paso. Por fin llega al pinar y allí están sus amigos esperándolo. Fran y Adrián empiezan a charlar mientras Marcos juega con Lila, éste le tira el palo y Lila lo coge. Marcos empieza a hablar también sobre el trabajo que su “profe” les ha mandado hacer esta semana: un cuento de aventuras. Los amigos se cuentan sus ideas y se mueren de risa con la historia de Fran que va sobre un topo mareado y un gusano con dientes de conejo que van de viaje al centro de la tierra y se encuentran con una araña con sólo cuatro patas. - ¿Dónde está Lila? dice Adrián. - No la veo, el palo se lo tiré por allí. dice Marcos. Los tres amigos empiezan a buscar y a llamar a Lila que, de pronto, aparece detrás de unas rocas. - ¡Menos mal! Qué susto se ha llevado Adrián, ya veía a su madre echándole la bronca por no cuidar de Lila. Adrián le pone la correa a su perra, pero ella no quiere irse, quiere que su amo la lleve hacia las rocas. Al final todos hacen caso a Lila y cuando llegan al lugar de las rocas se quedan petrificados. - ¿Qué es eso? dice Fran. Fran señala a un pequeño agujero entre las piedras y rápido empieza a quitar el resto de las rocas. Poco a poco se empiezan a ver unas escaleras desgastadas de madera. Al verlas, los tres amigos quieren bajar por ellas, Lila sin esperarlos ya ha entrado; ella va primero, detrás Adrián, después Marcos y por último Fran, que parece que tiene un poco de miedo. Los cuentos 93 Al principio no ven nada, porque todo está oscuro, pero cuando la vista se les acostumbra empiezan a ver rocas sorprendentes llenas de flechas que avisan que están llegando al pueblo de los MINIDAXTER. Los tres amigos se miran alucinados, ¿dónde se están metiendo?, y si ¿los MINIDAXTER no son “minis”? Empiezan a pensar que lo mejor es que vuelvan, pero Lila no opina lo mismo y ya está andando hacia el pueblo. A los tres no les queda más remedio que seguirla. Cuando llegan al poblado, sus nervios se tranquilizan un poco al ver que las casas no son más grandes que una caja de zapatos, por lo que piensan que sus habitantes son pequeños. Todo está en silencio, no se ve a nadie pero, de pronto, empiezan a salir pequeños hombrecitos con orejas puntiagudas de todas partes; se tiran contra ellos y les pinchan con pequeñas lanzas como alfileres, los chicos caen al suelo, tienen miedo; los duendes les atan con cuerdas y estacas al suelo fuertemente. No pueden soltarse, ni escapar. Adrián desesperado llama a Lila, pero no viene. Parece que están en una situación horrible. De pronto uno de los Minidaxter gira una palanca y el suelo de debajo de ellos desaparece. Caen al vacío, creen que su fin ha llegado, gritan aterrorizados; la caída es muy larga, es un túnel oscuro y húmedo con grandes raíces a los lados. Sin saber cómo, Adrián consigue agarrarse a una de las raíces y sujeta a sus compañeros; durante un instante se quedan suspendidos, pero Fran y Marcos también consiguen agarrarse. Despacio empiezan a bajar por las raíces como si fuera una escalera y llegan al fondo del túnel. Al principio no se dan cuenta pero, de repente, oyen un ruidito como si alguien pisara una rama seca. ¡No pueden creerlo! Detrás de una roca aparecen Víctor y Edu. - Pero ¿cómo habéis llegado aquí? pregunta sorprendido Adrián. - No lo sabemos. Estábamos dando una vuelta por el pinar cuando descubrimos un agujero con unas escaleras... dice Edu. - No nos cuentes más, dice Fran. - Ya, ¡Los Minidaxter! dice Marcos. Todos los amigos están ahora atrapados en el túnel. Adrián está preocupado, hace rato que no ve a Lila. De pronto, empiezan a oír un ruido como si alguien estuviera escarbando. Poco a poco va entrando un poco de luz por el agujero. Los amigos están esperando un poco preocupados; de repente, entra Lila, los ha encontrado. Fran se asoma al agujero y les dice a los demás que quizás ella haya podido pasar pero que a ellos les va a costar. Todos miran a Marcos, él es el más grande; Marcos entiende que a lo mejor no puede pasar, tiene miedo, ¿y si sus amigos deciden dejarlo? Pasa el tiempo, no saben qué hacer, pero no pueden esperar más tiempo, los Minidaxter pueden volver y sus familias ya deben estar preocupadas. Adrián mira el reloj, ¡qué raro!, 94 Cuentos subterráneos lo tiene parado, Víctor también lo tiene parado, se quedan pensando en ello y Marcos dice lleno de valor: - Nosotros sólo somos cinco niños pero mucho más grandes y los Minidaxter son enanos ¡A por ellos! Y se lanzaron por el túnel llenos de valor gracias a Marcos. En ocasiones el camino es muy estrecho, lleno de raíces y piedras que les arañan los brazos, las piernas y la cara; a veces, hay dos caminos y entonces Adrián manda a Lila delante y ella les va indicando. Después de un buen rato, salen afuera a un jardín muy bonito, lleno de flores de todos los colores, un lago lleno de peces y, por todos lados, vuelan pájaros y mariposas. Al fondo, detrás del lago hay un precioso castillo de cristal. Adrián piensa que deben ir al castillo, a lo mejor les pueden ayudar y todos están de acuerdo. Empiezan a caminar entre los árboles; Lila es, otra vez, la que dirige el camino. Cuando se están acercando, Edu ve en el puente de la entrada a dos Minidaxter vigilando. ¡Qué mala suerte! Ahora nunca podrán salir de allí. Lila tira de los pantalones de Adrián, quiere que todos la sigan. CUENTOS DE TERROR Una gélida y nublada mañana de lunes, todos llegamos al colegio pensando en las cosas que podrían pasarnos. La mañana transcurrió tranquila, porque la sorpresa vendría por la tarde. Nos dijeron que tendríamos que hacer un cuento. A nuestra clase le gustó la idea de los cuentos de terror. Las historias que hicimos no serán más horribles que un examen sorpresa de matemáticas, ni que no hacer los ejercicios de inglés, pero aún así, esperamos que os muráis de miedo. Estos relatos abren la puerta a un mundo terrorífico. Únete a nosotros y sabrás lo que es el miedo. Y por si algo te pasara ahí dentro. Hasta nunca... De pronto, se ven rodeados por montones de Minidaxter, pero ahora se ponen de rodillas delante de ellos. ¿Qué pasa? Lila se adelanta un poco y deja a todos boquiabiertos cuando, mirando a Adrián, empieza a hablar: - Soy la reina Lila de los Minidaxter. Hacía mucho tiempo que no venía a mi país y sólo podía venir acompañada de mi amo. - Pero ¿por qué no me lo has dicho antes?, preguntó Adrián. - No puedo hablar fuera de este jardín, dice Lila. - Pues tus amigos los Minidaxter casi nos matan en el túnel, dice Víctor. - Y a nosotros, dice Fran. - Lo siento amigos, los Minidaxter sólo me estaban protegiendo, dice Lila. - Acompañadme y os enseñaré mi castillo y os presentaré a mi familia, dice Lila. Durante un rato, todos los amigos van con Lila, les enseña su castillo de cristal y a sus padres y hermanos. Después meriendan la tarta típica del país: tarta de nueces, nata y dulce de leche; la preferida de Adrián. Luego Lila se despide de su familia y los niños, junto con Adrián y Lila, vuelven a Majadahonda. Más tarde no saben qué pasó pero todos aparecieron de repente en sus camas. Adrián se pregunta si ha sido sueño o realidad, pero desde ahora para Fran, Marcos, Edu, Víctor y Adrián su perra será la “REINA LILA”. Autor: Adrián Calvo Manso 16 Autoras: Rocío Rullán e Irene Navarro 6.º A Primaria TUTOR James F. de Ladebauche Garriga 96 Cuentos de terror NUNCA PERDONA, NUNCA OLVIDA Era una tarde de viernes y los cuatro amigos estaban reunidos en el parque pensando qué hacer, cuando de repente Gabriel dijo: -Vamos a mí casa. Tengo una cosa que enseñaros. Gabriel les abrió la puerta de su casa con una sonrisa. -Entrad tranquilos, estoy sólo. Los guió hasta su habitación y abrió un cajón del que extrajo un paquete alargado, con mucho cuidado empezó a desenvolverlo y lo levantó. -¡Qué grande es ese petardo!-exclamó Alba impresionada. -¿Debe sonar mucho, no?-preguntó Emilio. -Seguro que eso suena como un trueno-dijo Alba incrédula. Los cuentos 97 -¡Que no!- siguió Alba. -¡Que si!- respondió Raquel. -¿La mejor forma de comprobarlo es explotándolo, no?-dejó caer Gabriel. -Vale, pero ¿quién lo explota? -preguntó Emilio. -Nosotras no -dijeron las chicas. -Vale, vale, tranquilos, ya lo haré yo-las tranquilizó Gabriel. Bajaron a la calle y decidieron explotarlo en la carretera cuando no pasaba nadie. Gabriel empezó a encenderlo cuando, de repente, vino un coche. -¡Corre Gabriel!- le gritaron sus amigos. Se escondió justo a tiempo para ver cómo el petardo explotaba debajo del coche y éste perdía el control estrellándose contra la pared más cercana. Los niños corrieron horrorizados sin mirar atrás ni una sola vez. Cuando entraron en la urbanización, no se podían creer lo que habían visto. Un año después, los niños ya habían empezado a olvidar lo sucedido pero por desgracia nunca podrían. Alba y Gabriel, un horrible día, volviendo juntos de clase, se despidieron a la puerta de la casa de Alba, pues Gabriel, era todo un caballero, la acompañó. Mientras bajaba por el ascensor vio que la trampilla estaba abierta, se inclinó para ver qué ocurría y vio un hombre cortando el cable que sujetaba el ascensor con un gran cuchillo. El hombre tenía unos 40 años, lo que más le llamó la atención de ese hombre es que tenía una pierna de madera. A la mañana siguiente, cuando fueron a llamar a Gabriel nadie respondía y pensaron que estaría fuera, pero pasaron las semanas y siguieron sin responder, así que le preguntaron a la vecina si les pasaba algo y la vecina les respondió que se habían mudado porque su hijo mayor había muerto en extrañas circunstancias. Fue entonces cuando empezaron a sospechar y decidieron investigar. Quedaron en casa de Raquel pues sus padres se iban a una fiesta y la hermana estaría en su habitación y podrían investigar con calma. Primero buscaron por los accidentes ocurridos el año pasado y encontraron un caso que decía que un coche por una causa desconocida, chocó contra una pared y los dos ocupantes que iban fueron ingresados. El menor, que tenía 5 años, murió a causa del impacto y el mayor perdió una pierna. Asustados comprendieron la causa de la muerte de Gabriel y supieron que ellos iban a ser los siguientes. Al día siguiente, Emilio se fue a merendar y cuando se bebió el zumo lo vio de repente todo borroso. Cuando despertó se encontraba en una extraña cueva, se puso de pie y comenzó a andar. Mientras andaba sintió que algo resbalaba sobre su cara y cuando se dio cuenta de lo que era pegó un grito. Estaba lleno de sangre, miró al suelo de donde se acababa de levantar y vio un gran charco, se inclinó y vio en el reflejo que no 98 Cuentos de terror Los cuentos tenía parte de arriba de la cabeza, ¡se la habían cortado! Asustado se dio la vuelta y notó un pinchazo, miró hacia arriba y vio que un murciélago le chupaba el cerebro, se deshizo de él pero antes de que se diera cuenta, una bandada de murciélagos cayó sobre su cabeza. Alba y Raquel estaban muy asustadas, aquel hombre aparecía de repente y no podías saber ni cuándo ni dónde. Decidieron permanecer todo el rato juntas y como era fin de semana se quedaron a dormir en casa de Raquel. NO MIRES DONDE NO DEBAS 99 Hace algunos años una niña llamada Irene y su familia se mudaron a una casa al lado de un cementerio. Sus padres habían comprado esa casa a muy buen precio. La casa era muy vieja y estaba muy estropeada y nadie la quería comprar. No estaba muy lejos de la ciudad, podría ir en bici los días que hiciera bueno. Suplicaron a sus padres para que no se fueran a ningún sitio. Por la noche, decidieron no dormir para estar todo el rato atentas, pero el sueño al final, las venció y durmieron toda la noche. A la mañana siguiente, Alba despertó y vio que Raquel no estaba en su cama, supuso que habría ido al baño pues oía un goteo continuo. Pasada media hora empezó a preocuparse y se dirigió al baño. Al abrir la puerta contempló horrorizada el cuerpo ensangrentado de su amiga y vio que tenía una raja en el cuello de la cual salía una gota tras otra. Miró a su alrededor y descubrió que en la pared estaba escrito con sangre un consejo, seguramente Raquel lo habría escrito en sus últimos momentos: -Corre a avisar a la policía. Salió corriendo, pero mientras corría tropezó con algo y vio que una mano la agarraba. Cuando despertó se encontraba en una sala a oscuras, notó una presencia a sus espaldas, se dio la vuelta pero no logró ver nada ni a nadie. Se giró y vio como unos ojos inyectados de sangre la miraban fijamente. -Hola-respondió una voz sanguinaria. Alba tenía tanto miedo que no se atrevía a hablar, pero por fin consiguió preguntar: -¿Quién eres, qué quieres de mí? -Muy sencillo-dijo. Quiero venganza, por lo que nos hicísteis a mi hijo y a mí. Pagarás por su muerte. Tras decir esto, levantó un gran cuchillo y se dirigió hacia Alba. -Nooooo. -Qué pesadilla más horrible, menos mal que todo ha sido un sueño-dijo Alba levantándose de la cama. Nada más decir esto, vio que al pie de su cama se encontraban las cabezas de sus amigos. Se giró y vio al hombre de su pesadilla. Si agudizas el oído, parece sonar a lo lejos el grito de una niña, pero no hubo nadie que la oyera, nadie que le pudiera ayudar... Autora: Alba Sáiz Prats Al otro lado del cementerio había otra casa igual de vieja y estropeada, en esa casa vivía Raquel. Irene y Raquel tenían 11 años. Vivían en la parte que quedaba de un antiguo pueblo. Nadie sabía por qué la gente se había ido del pueblo, sólo quedaban algunas casas, el cementerio y un bosque un poco terrorífico. 100 Cuentos de terror Irene y Raquel se hicieron muy amigas. Una noche de tormenta, un gran trueno las despertó. Era media noche, la ventana de Irene se abrió por el viento que hacía, Irene se levantó a cerrarla. Su ventana daba al cementerio. En ese momento vio a una mujer con una túnica y una capucha negra, no se le veía la cara sólo sus ojos que desprendían una luz roja. Se acercó a una tumba muy vieja y medio destrozada. De repente, la tumba se abrió y salió un gato negro. La mujer y el gato se metieron por lo más oscuro del bosque. Irene pegó un grito que despertó a sus padres y a su hermano. Fueron a la habitación enseguida. Irene les contó lo que había visto y ellos no se lo creyeron, le dijeron que se durmiera otra vez, pero no pudo. Al día siguiente, se lo contó a Raquel y ella también lo había visto y tampoco pudo dormir. Las dos amigas estuvieron todo el día pensando en qué podía haber ocurrido o quién sería esa mujer tan extraña. Decidieron levantarse esa noche a las doce para ver. Les dijeron a los padres de Raquel que se iban a quedar a dormir en casa de Irene. A las doce se levantaron para asomarse por la ventana y vieron otra vez a la mujer que se acercaba a la misma tumba. La mujer se dio la vuelta y las miró, debía saber que la espiaban y, de repente, desapareció. Irene y Raquel escucharon un ruido a sus espaldas y pensaron que sería el hermano de Irene, pero al darse la vuelta vieron que era la mujer y pegaron un grito. Enseguida fueron sus padres a la habitación, estaban sentadas en el suelo muy asustadas. Al día siguiente, escucharon en el colegio que donde vivían había fantasmas. Esa noche decidieron seguirla porque estaban muy intrigadas por saber quién era y adónde iba todas las noches. Esa noche los padres habían salido de fiesta y habían dejado al hermano de Irene al cuidado de ella y de Raquel. A las doce estaban en la planta de abajo esperando que la mujer volviera para seguirla. Cuando apareció la mujer, la siguieron hasta una pequeña casa en el oscuro del bosque. Cuando llegaron, la mujer se dio la vuelta y las miró. Irene y Raquel salieron corriendo, llegaron a la casa de Irene y se acostaron muy rápido porque justo llegaban sus padres de la fiesta. Esa misma noche oyeron ruidos en el sótano de la casa, pensaron que sería algún ratón. Al día siguiente, volvieron a escuchar ruidos en el sótano, decidieron bajar y ver qué ocurría, vieron una capa negra que salía por una pequeña ventana. Raquel le dijo a Irene que Los cuentos 101 podía ser la misma mujer que habían visto en el cementerio. Raquel se había fijado en una trampilla que había en el suelo del sótano. Al regresar del colegio, fueron al sótano, cogieron unas linternas y se metieron por la trampilla. Descendieron por una escalera de caracol y se quedaron sorprendidas al ver unas tumbas muy viejas, con algunas flores no muy secas. Enseguida subieron corriendo a decírselo a sus padres. Cuando bajaron, ya no había ninguna trampilla. A la noche siguiente también se oyeron ruidos que debían venir del cementerio del sótano. Irene no quiso bajar sóla y tampoco quería decírselo a sus padres, tenía muchísimo miedo. Al día siguiente en el recreo del colegio, vieron pasar a una mujer con una capa negra, ocultaba su rostro, se dieron la vuelta y cuando se volvieron a girar ya no estaba. Al salir del colegio, Irene le contó a Raquel que por la noche había escuchado ruidos en el sótano. Los días pasaban y los ruidos seguían. El sábado por la noche, a las doce en punto, miraron por la ventana y vieron a la mujer que se acercaba a la misma tumba de donde salía el gato, como en otras ocasiones. La mujer no se fue al bosque como siempre. Al rato oyeron una especie de maullido en el sótano, las niñas bajaron corriendo al sótano. Allí estaba la misteriosa mujer y su gato; al verlas salió corriendo, pero algo se le había caído. Era un medallón con una pequeña fotografía de una niña muy bella. Se guardaron el medallón y esperaron al domingo para ver si volvía a recoger el medallón. Estuvieron toda la mañana preparando una trampa para la mujer. Pusieron una red para que cuando fuera a coger el medallón se quedara allí atrapada. Y así lo hicieron, la mujer se quedó enganchada en la red, descubrieron el rostro y era la mujer del medallón, sólo que tenía unas cicatrices muy feas en su rostro. La mujer les explicó lo que pasaba y quién era ella. Las casas estaban construidas encima del cementerio justo sobre las de sus antepasados y esas cicatrices eran por un accidente que tuvo de joven. Así que le dejarían ir todos los días que quisiera al sótano, con una condición: que llamara al timbre para entrar. Al final, todo terminó bien para Irene y Raquel; la mujer resultaba llamarse Rocío. Y bueno, Irene y Raquel siguieron creciendo sanas y fuertes. Autora: Virginia Moreno Barreiro 102 Cuentos de terror DEMETRIO Y LA NIÑA QUEMADA El viejo reloj cucú de Demetrio marcó las 10 P.M. mientras éste, apagaba las lámparas de aceite de su casa para ir a dormir. Había sido un día muy pesado. Pasados 8 minutos cuando ya Demetrio se acomodaba en su cama de paja, se escuchó tocar a la puerta. Los cuentos 103 Demetrio, con el corazón casi saliéndole por la garganta, cerró la puerta de un azote. Cerró las ventanas y casi infartado se acostó a dormir, pero del miedo no podía, así que decidió contar ovejas hasta que se durmiese. Llevaba 502 ovejas cuando, de repente, cayó rendido en la cama. Al día siguiente, exactamente a la misma hora, sucedió lo mismo cuando Demetrio ya se estaba acomodando para dormir. Se lo comentó a un amigo que vivía cerca de su casa, y éste le recomendó ir a una señora espiritista que tenía un pequeño tarantín a las afueras del pueblo. Demetrio, que no creía en esas cosas, decidió ir con el objeto de darle fin a aquella molesta situación que le espantaba el sueño todas las noches. Salió tempranito, cuando a lo lejos divisó el tarantín rojo donde hacía su trabajo aquella vieja bruja. Al entrar, a la señora le dio una fuerte corazonada al verlo, pero no le hizo caso. -Bienvenido, ¿qué desea? preguntó Madame Lalou a Demetrio. Éste contó lo que le sucedía, y ésta comenzó a llorar. Le dijo que esa niña era su sobrina, que había muerto en un incendio a las 10 y 8 minutos de la noche con toda su familia. -Es el alma de mi sobrina Maria el que vaga pidiendo un poco de agua. Demetrio aún con los pelos erizados, preguntó: -¿Y no hay forma alguna de hacer que se vaya y que no me moleste más? -Si, si hay una forma - dijo la anciana. Cuando la niña se aparezca de nuevo por su casa, sencillamente ábrale la puerta y déle un poco de agua, es la única forma de que deje de molestarle. Pero déle la que le pida ni más ni menos, porque si no pueden pasar cosas terribles, no creo que se las pueda ni imaginar. -Toc, toc, toc. Se escuchaban lentas y pesadas aquellas tocadas, como si quien las diera estuviera sufriendo mucho al hacerlo. Demetrio algo extrañado, encendió la lámpara que descansaba a su lado en la mesilla de noche y fue a abrir la puerta. Cual fue la sorpresa de Demetrio al abrirla cuando alcanzó a ver, por el brillo que emanaba de su lámpara, a una niña de no más de 7 años totalmente quemada que le decía: - ¡Agua!, ¡Agua por favor!, ¡AGUA! Ese día, Demetrio padeció un escalofrío constante a lo largo de todo su cuerpo. El reloj dio las 10, faltaban 8 minutos. Demetrio se ponía las manos en la cabeza y sudaba a litros. De repente, se escuchó el crujir de la paja seca, y … Toc, toc, toc. Demetrio brincó, corrió a la cocina, y tomó agua fresca en un tarro que ya tenía preparado para ese momento. Abrió la puerta, y ahí estaba. Aquel cuerpo casi amorfo, a causa de las llamas que la cobijaron aquella noche, a aquella misma hora. - ¡Agua!, ¡Agua por favor!, ¡AGUA! - suplicó la niña. 104 Cuentos de terror Ya con el tarro en la mano y sin pensarlo dos veces, Demetrio le sirvió el agua que la niña bebió en un segundo. - Más, por favor - le dijo la niña de nuevo. Éste le sirvió de nuevo. En los ojos de la pequeña niña, Demetrio distinguió perfectamente, como si fuera una película, el momento en el que la niña se quemaba. Un frío intenso heló la piel de Demetrio, y en los ojos de la infante aún se reflejaba el momento de su tragedia. Ya acabado el tarro, la niña se volteó y se fue atravesando los matorrales del bosque como si flotara, hasta que se perdió de los ojos de aquel asustado hombre. Demetrio se acostó pero su cama se encontraba hirviendo, como si del propio infierno se tratara. Salió corriendo en busca de agua pues la de casa se la había bebido toda la niña. Pensó: cerca de mi casa, a unos dos kilómetros, hay un río pero para entonces la casa se habrá quemado entera por lo que volvió como una flecha para apagar el fuego con unas mantas que tenía. Al día siguiente cuando fue a buscar leña no podía ni con sus piernas porque estaba agotadísimo de haber pasado la noche en vela. Observó parte del bosque totalmente quemado, fue corriendo, y se detuvo a mirarlo con mucha atención. De él obtuvo un exquisito carbón que vendió en el pueblo a muy buen precio. CUENTOS DE MISTERIO Somos una clase muy divertida y alegre aunque, a veces, somos un poco movidos. Este año nos han mandada hacer un cuento. La verdad es que escribir, para la mayoría, resulta muy ameno y agradable, así que nos pusimos manos a la obra. Punto uno, teníamos que elegir tema. Entre varias opciones que nos propusieron elegimos Misterio. Os preguntaréis muchos de vosotros por qué elegimos este tema. En primer lugar, porque salió que la mayoría de la clase quería elegir este tema y en segundo lugar, porque somos una clase muy curiosa e investigadora. Nos gusta todo lo que sea referente a la intriga y el misterio. Para nosotros un libro resulta interesante cuando van sucediendo acontecimientos y no se sabe hasta el final quien o quienes son los culpables, asesinos, etc. Concluyendo, hemos trabajado mucho en estos cuentos y les hemos puesto muchas ganas e ilusión para que salieran lo mejor posible. Sólo se han seleccionado tres, pero lo merecemos todos. Esperamos que os gusten. Un saludo de todos los alumnos de 6ºB. Dicen, que de esta forma aquella niña dio gracias a Demetrio por saciarle su sed, y así, poder descansar en paz. Autor: David Gastón Castello 17 Autora: Andrea López Solance 6.º B Primaria TUTORA Eva Alonso Moreno 106 Cuentos de Misterio EL MISTERIO DEL EMPERADOR Había una vez allá por el siglo VII a.C., en la época de los romanos, un colegio que dirigían unos monjes. Allí iban muchos alumnos. Aquel sitio era precioso, todo blanco, bien posicionado delante de un bosque de pinos altos y de cielo azul, que lo hacían especial. Cada vez que lo mirabas de frente se veía el bonito edificio con fondo frondoso de pinos. Como relaté antes, tenía muchos alumnos. Pues bien, había uno muy peculiar y era: Godofredo. Era el alumno de la puerta 99, piso 3, pasillo de la derecha. Un día se escuchó en todo el edificio: -¡Madre mía qué prodigio!- Se lo decía el profesor Aurelio a Godofredo- ¡Menuda mente tienes! Y así pasaron los años. Godofredo fue creciendo y sus notas mejorando tanto que llegó a los 18 años y ya lo sabía todo: astrología, astronomía, química, física, etc..; hasta el gobernador supo de su sabiduría y lo nombró consejero y leal acompañante suyo. Aquella tarde fue triste y tensa, nerviosa y tranquila. Aquella tarde fue la más inexplicable de su vida. Se despidió de su familia tristemente. Más tarde su madre le besó la frente y le dijo: -¡Ay, Godofredo de tu sabiduría!, ¡El gobernador la echará a pique! Y él contestó: - Tranquila madre, no temas, si veo que ese hombre quiere el mal para mí, me vuelvo a casa. - Confío en tí, hijo. - Adiós mamá. Y así se fue a palacio, anduvo y anduvo y llegó al palacio. Al entrar a palacio oyó estruendosas trompetas. Dos caballeros bien uniformados dijeron: -¡Quén va! Y Godofredo respondió: Los cuentos 107 - El niño inteligente al que se hizo llamar. -Abran paso- gritó el emperador que se llamaba Ramiro Octavio Ni Bueno Ni Malo. - Hola- dijo Ramiro-. Tus aposentos están ahí a la derecha. Aquella del armario es tu ropa nueva. Entretanto cayó la noche y Godofredo se fue a acostar. La mañana siguiente, inolvidable y temida para él, despertó con un barullo tremendo que inundaba el salón del trono. Fue corriendo hacía allí y tendido en el suelo se encontró algo inédito, insospechado hasta ahora, era que.... el emperador había muerto, y de repente, lo arrestaron. No supo por qué, hasta que le dijeron que le juzgarían ante un juez por asesinato. Habían encontrado pruebas en su cama: veneno y gas tóxico en comprimidos. Salía de palacio con las manos atadas y la mente turbia, de pensar que no había sido, pero con la conciencia tranquila. Montaron en un carro que había fuera tirado por treinta caballos y conducido por un hombre y se dirigieron a la mugrienta cárcel. Tardaron horas en llegar allí. Lo mandaron al último piso, exactamente el piso 222 y no había ascensor, una tortura subir. Cuando llegaron arriba, Godofredo se encontró con una habitación llena de ratas y un compañero. El vigilante que lo acompañaba se fue. Entró con un miedo tremendo hasta la cama vacía de su izquierda y se sentó. Pasó un rato y al fin el compañero lo miró y comenzó a decir: - En la cárcel se come muy mal, chico. ¿Cómo te llamas? - Godofredo- Contestó éste asustado. -¿Qué delito cometiste amigo? -Yo ninguno, señor. -Pamplinas, pamplinas.....Estas en la cárcel hombre, nadie viene aquí porque sí. -¡Eh!- le interrumpió- de señor nada, yo soy el magnate Don Gabriel, señor y dueño de las tierras de Arán. - Está bien magnate, yo... - Te has creído esa chorrada, ja, ja, ja. Soy Máximo, tu amigo de clase "Maxi"- En ese momento Maxi se dio la vuelta y Godofredo lo reconoció. - ¿Cómo tú por aquí? - Pues que me culparon porque encontraron veneno y gas tóxico en mi habitación, y tú ¿por qué estas aquí? - Es una larga historia. Un día el emperador fue a visitar el colegio y yo le tenía pre- 108 Cuentos de Misterio Los cuentos parada una broma a un niño; cuando abriera la puerta le caería un globo lleno de agua, con tan mala suerte que el que pasó en aquel momento fue el emperador. Me llamó de todo y me metieron en la cárcel pero.... Maxi se puso a llorar: - Lo siento amigo, lo maté yo- dijo Maxi entre lágrimas- yo dejé las pruebas en tu habitación. - No importa amigo, tú no sabías que yo estaba allí, descansa que mañana será otro día. A la mañana siguiente Godofredo se despertó muy temprano. De repente algo extraño salió de detrás de la columna, parpadeó un momento, un segundo, un mísero instante y se encontró ante él una montaña de músculos que se abalanzaba sobre él. Cuando se quiso dar cuenta se encontró maniatado y amordazado en la que esos días era su cama. MISTERIO EN EL COLEGIO 109 Una mañana de enero, Jaime iba andando hacía su colegio. Como la mayoría de los días, se encontraba por el camino con Santy, su mejor amigo. Iban a un colegio llamado Juan Pablo II, cerca de Madrid. Enfrente del colegio había una panadería y una calle mas allá, un Kiosco. En la panadería los niños compraban bollos a la salida del colegio, en aquel kiosco compraban revistas y cromos. Pero el kiosquero no era un hombre cualquiera, ¡Era el más majo de todo Madrid! Por ejemplo, cuando suspendías algún examen te daba un chicle para..., pues la verdad no sé por qué, pero - Me llamo Corinto- y se quedó callado, pero continuó- y yo soy.... el que mató al emperador. - ¡Eso no puede ser!- grito Godofredo- y, y, y..... ¿dónde está Maxi? - Maxi, no fue quien mató al emperador, fui yo. Todo comenzó cuando Maxi te seguía para darte una sorpresa, así fue como yo que estaba detrás de la cortina le rapté. Cuando tu empezaste a hablar con el emperador, yo te vigilaba silencioso, pero vigilaba. Cuando te fuiste a dormir fue cuando maté al emperador y dejé todas las pruebas a Maxi. - ¿Y las pruebas que me culparon?- dijo Godofredo. - Muy simple, cuando encarcelaron a Maxi te las puse a tí. - Y, ¿dónde está Maxi? - Están juzgándolo ahora, lo van a ahorcar. Godofredo salió corriendo, bajó y bajó, hasta que llegó a un enorme corredor. Lo recorrió entero y encontró la horca donde estaban a punto de matar a Maxi, y dijo: - ¡Paren la ejecución! Godofredo acusó a Corinto y lo encarcelaron por el delito cometido. Godofredo y Maxi volvieron a su vida normal. Autora: Lucía Bonilla Molina cuando aprobabas te daba cinco chicles gratis. ¡Era un chollo! Jaime era un chaval de 11 años normal y corriente. Le gustaba jugar al fúlbol, hacer colecciones de todo tipo.. En cambio Santy era más "rarito", le encantaba mirar con el microscopio animales, plantas y las cosas más raras que te puedas imaginar. No le gustaba hacer deporte, y los más raro, ¡le gustaban las matemáticas! Aunque de carácter eran distintos, se llevaban fenomenal. En el colegio había cuatro pisos. En el tercero estaba la clase de Jaime y Santy. El 110 Cuentos de Misterio colegio era muy viejo por fuera pero por dentro no estaba nada mal. Como para los niños lógicamente el cole les parecía un rollo lo apodaron Q.T. (que tontón). En la clase eran 26; 13 niñas y 13 niños. Jaime y Santy las clasificaban por grupos: los S.O.Q.F. (Super Osea Qué Fuerte), este grupo lo formaban en su mayoría las chicas. Luego estaba el grupo de los que les gustaban las matemáticas y de los que no. Un día, en Conocimiento del Medio estaban viendo el cuerpo humano. La profesora Mabel mandó a Jaime y a Santy a por un esqueleto con el que aclararían las dudas de muchos alumnos. A dicho esqueleto le llamaban "Huesín". El esqueleto estaba en el piso más alto del edificio. Cuando entraron a por él vieron unos huesos junto a un mapa. En la habitación había un spray para que los huesos parecieran de plástico. Santy y Jaime hicieron como que no lo vieron. Cogieron el esqueleto y se fueron muy asombrados. La prima de Santy se llamaba María José y era profesora. A María José le encantaban las novelas de misterio, se había leído cientos de ellas, por ese motivo decidimos pedir su colaboración. Decidieron ir al colegio por la tarde después de hacer los deberes, claro. Por la tarde-noche el colegio parecía más grande. Fueron al piso donde cogieron el esqueleto y, concretamente, al cuarto de los huesos misteriosos. De repente pasó el señor de la limpieza y Mª José que era la más alta, se metió en una caja de una nevera. Santy y Jaime se metieron en una caja de una lavadora, por muy poco, no los pilló. Vino el señor de la limpieza, cogió una fregona y se fue. Parecía que iba a hacer algo más sospechoso pero no era más que una simple fregona. Santy, Jaime y Mª José siguieron a lo suyo. buscaron durante casi dos horas pero sólo encontraron una foto de 1987, el año en que se inauguró el colegio. De pronto oyeron un gran estruendo. Unos pasos rápidos iban hacía ellos. Santy rápidamente cogió el papel y la foto y se los guardó en el bolsillo. Se intentaron esconder pero, de repente, vino una persona. Era alto, robusto y con una espalda del tamaño de la puerta, y con una voz que parecía que se había tragado un par de altavoces dijo: - ¿Qué estáis haciendo aquí? - Nada, que el otro día les quité un balón a estos diablillos y como hoy se han portado bien, he decidido devolvérselo- explicó Mª José. - Bueno, bueno, eso me lo decís a mí que para eso soy el conserje. 111 Los cuentos Cuando el conserje se dio la vuelta Jaime dijo: - Por qué poquito. - Sí, ha estado cerca- dijo Mª José. Santy, a todo esto, se había quedado blanco hasta que dijo: - Volvamos a casa, se está haciendo tarde. A la mañana siguiente, como de costumbre, entré en el colegio a las nueve. Por la mañana tenían Lengua con Eva, su tutora. Jaime y Santy le contaron a Eva lo sucedido y toda la clase se rió, excepto Gaby, que el año pasado también lo notó. Esa tarde decidieron pasar por allí todos, Gaby, Mª José, Santy y Jaime, pero la puerta estaba cerrada con un candado, así que decidieron estudiar lo que ya tenían. -¡Mira!- dijo Gaby. -¿Qué quieres? - ¿No te has fijado en la foto que sale en el gimnasio? Se puede ver una trampilla mal cerrada que está encendida. - Ya sabemos lo que toca esta tarde- dijo Jaime. - Je, je, je - se rieron todos. Aquella tarde fueron al gimnasio, intentaron abrir la trampilla pero no pudieron, pues pesaba mucho. Así que fueron a llamar a Diego, hermano mayor de Jaime, el cual puedo abrirla. Nada más abrirla, Gaby vio una cara pálida y se asustó. Le dijo a Diego que mirara y se metiera, pues era el más valiente. Después de Diego, entraron todos. Vieron un pasillo enorme. En las paredes había frescos de Velázquez. Al final del todo había una habitación donde se encontraba un armario con las cosas personales de Velázquez. Debajo de la cama había cuadros suyos que no había expuesto. Se fueron porque se habían quedado impresionados mirándolo todo, y claro, se había hecho tarde. Al día siguiente, vinieron todos con dos mochilas, cogieron todo y se fueron. Se lo explicaron todo a sus padres, que se lo dieron todo a un museo. Se hicieron todos multimillonarios. Al cabo de unos años se descubrió que esa era la casa de verano de Velázquez. Autor: Gonzalo Llopis Lozano 112 Cuentos de Misterio SECUESTRO EN EL COLEGIO - Abrid los libros por la página 127. Era un día normal en la clase de 6ºJ en el colegio San Luis Gonzaga, excepto por que había una sustituta, que había estado hace tiempo. Los niños la odiaban, pues era muy antipática y mandaba muchos deberes. -Kroc, kroc,- llamaron a la puerta. Cuando la abrieron apareció Jaime, al que le pilló por sorpresa que hubiese venido la sustituta, pues se había dejado los deberes en casa. Jaime tenía 11 años y era un chico bastante listo, rubio, ojos verdes y con aficiones como natación y leer libros de aventuras, terror y misterio. Ya en el patio, Jaime fue con Pedro, su mejor amigo. Pedro tenía 12 años y era listo pero hacía demasiado el bobo, pero aún así, seguía siendo buena persona. Era buen amigo, leal. Tenía el pelo castaño, ojos azules y le gustaba el tenis y leer cómics. - Jo, otra vez lunes- dijo Jaime iniciando una conversación. - Ya te digo- respondió Pedro. - ¿Qué tal el fin de semana? - Me fui a dormir a casa de mi primo, está en la Sierra. - ¡Qué suerte!, ¿y tú que tal? - En casa leyendo. Me terminé el libro de misterio. Se llama "El asesino del tren", ¿Quieres que te lo deje? Los cuentos 113 - Te dije el viernes que esos libros, los de misterio, no me gustan, demasiado complicados. - Tonto. - ¿Qué has dicho? - Que me gustaría ser detective. - Y a mí tenista profesional. Bueno, a clase. Al día siguiente estaba también la sustituta, con tan malas pulgas como siempre. Jaime había ido al baño a hacer sus cosas cuando escuchó una conversación que venía de la sala de profesores: -Pobrecilla Gema- comentaba la Directora. - Repíteme qué ponía en la nota- dijo uno de los profesores. - "El viernes a las 11:00 en el parque con 100.000 euros o vuestra amiga morirá y se os echará la culpa a vosotros". - Pero no tenemos esa cantidad de dinero. Jaime estaba confuso y sorprendido al mismo tiempo. En el recreo se lo contó a Pedro. - Tenemos que ayudar a Gema, Pedro, si no quieres quedarte para siempre con la sustituta. - Tienes razón, te ayudaré. - Hoy en el parque, después del cole, para investigar. - Hoy no puedo, tengo tenis. - Pues el miércoles, ¿vale? - O.K. Al día siguiente a las 15:00 h estaban en el parque para investigar. Pedro se encargaba de la plaza, el bar y la cancha de tenis, y Jaime del lago, el arenero, la casa del Ayuntamiento. Quedaron en el arenero en una hora. Una hora después los dos estaban reunidos: - Bueno, ¿has encontrado algo? - No, ¿y tú? - La verdad es que no, pero no he explorado en la casa abandonada del Ayuntamiento, me da algo de miedo - Yo iré - dijo Pedro. Mientras tanto Jaime pensaba en lo valiente que era su amigo Pedro. - ¡Jaime, ven, corre!- gritó Pedro. - ¿Qué demontres quieres? - Calla y ven. Jaime fue adonde estaba Pedro y lo vio contemplando un agujero en una pared por el cual cabía una persona adulta, y como se hallaba camuflado entre los matorrales, nadie sabía de su existencia. 114 Cuentos de Misterio - ¿Entramos?- se dijeron el uno al otro al unísono. Jaime estaba encantado y Pedro tenía dudas pues sabía que podía ser peligroso. - Deberes, deberes, deberes- empezó a decir Jaime al ver confuso a Pedro. - Lo siento pero tengo que irme a casa o mi madre se cabreará, Jaime. - Bueno, pues mañana trae la linterna y la cámara de fotos, que yo me traeré mi fusil de agua. Ya, al día siguiente, los amigos llevaron todo al colegio. Ese día la sustituta mandó 6 multiplicaciones y 6 divisiones, por lo que tendrían menos tiempo de lo normal para investigar. En el parque merendaron y se metieron por el agujero. Era todo oscuro bajaba hacía abajo. Jaime iba delante con el fusil de agua cargado y detrás Pedro con la linterna encendida. Segundos después, estuvieron en un sótano oscuro y antiguo con unas escaleras de madera antiquísimas y arriba se oían pasos y murmullos. Jaime hizo un gesto de silencio a Pedro, iba a abrir la puerta. Una vez abierta vio a una persona de espaldas y a la señorita Gema atada y amordazada en una silla. - Voy a salir un momentín, no hagas nada raro- la voz era familiar y era de una mujer. - Corre Pedro, escóndete- dijo Jaime en bajo. Los dos se escondieron debajo de la escalera. Cuando pasó la secuestradora llevaba un pañuelo y casi ve a los dos amigos, pero miró de reojo y se fue. - Corre Pedro, coge una cuerda y átala abajo en la entrada para que se caiga al pasar. Jaime subió las escaleras y desató a Gema. Le dijo que cogiese una cuerda y cuando la secuestradora tropezase, la atase. Y así ocurrió, entre los tres ataron a la secuestradora. Cuando le quitaron el pañuelo, cual fue su sorpresa: era la sustituta. - Pedro, ve a avisar a la policía- dijo Jaime. - Hermana, ¿por qué lo has hecho?- dijo Gema. - Me robaste el trabajo- dijo la secuestradora. Entretanto llegó la policía y detuvo a la hermana de Gema. Gema volvió a sus clases y todos sus alumnos se alegraron por su vuelta, le hicieron hasta una fiesta. Y colorín, colorado, Gema ha regresado. Autor: Pablo Martínez-Almeida Ramos CUENTOS EN LA FERIA Somos los alumnos de 6º C. Si nos queréis conocer, nuestra clase está situada en la tercera planta. Nuestra tutora es Silvia y de los tres cursos de sexto, somos los más pequeños pero seguro que los más trabajadores. Nuestra clase la componemos veinticuatro estudiantes, doce chicas y doce chicos. Todos tenemos gustos diferentes pero al mismo tiempo tenemos aficiones en común: a la mayoría de los chicos les gusta jugar al fútbol en el recreo y a las chicas charlar y escuchar música. Llevamos juntos desde primero y nos llevamos muy bien. Hemos elegido el tema de los parques de atracciones para nuestros cuentos porque nos parecía muy interesante. ¿A quién no le gusta ir a un parque de atracciones? Hay muchas cosas divertidas para hacer: subirse en las montañas rusas, en las norias, en los rápidos, ir a la casa del terror, comer algodón de azúcar, etc. Pero....¿qué pasaría si, en vez de ser parques normales, estuviesen abandonados? Hemos realizado nuestras historias individualmente aportando nuestras propias vivencias e imaginación. Aunque en este libro hemos incluido sólo tres, todos los cuentos están escritos con mucha ilusión y mucho cariño. Esperamos que os gusten. 18 Autor: Patricia Capelastegui Vidal 6.º C Primaria TUTORA Silvia Hernández Calderón 116 Cuentos en la feria EL PARQUE DE ATRACCIONES MALDITO En el año 1862, se construyó un parque de atracciones en el centro del pueblo. Todo eran risas y alegrías, hasta que una noche hubo un grave accidente: un niño pequeño se subió a la noria llevando un osito de peluche. El osito se le resbaló de las manos y se quedó enganchado en el picaporte. El niño abrió la puerta para poder cogerlo pero el osito, al irse el picaporte hacia abajo, se resbaló y se precipitó al vacío. El niño, que era muy pequeño, pensaba que no había mucha distancia desde lo más alto de la noria hasta el suelo, así que, sin pensarlo dos veces, se lanzó al vacío detrás del osito. Minutos después, todo el mundo estaba congregado alrededor del cuerpo sin vida del niño y del osito de peluche cubierto de sangre. De repente apareció la vidente del pueblo y levitó hasta colocarse justo encima del cuerpo inerte del niño. Se le pusieron los ojos en blanco y murmuró las siguientes palabras: “Sobre este parque se han librado muchas batallas”. Una fue especialmente cruenta y sangrienta, sobre todo porque en ella estaba peleando el cruel Barón Von Blad a quien le encantaba entrar en las batallas a lomos de su caballo Sangre Negra y ponerse a clavar puñales en el corazón y cortar cabezas. Era, en esto, especialmente bueno puesto que te podía matar aunque estuviera a cincuenta metros de ti. También era experto en torturas. Sin embargo, ese día, en esa batalla, su espada le cortó la cabeza. Alguien se la había arrebatado y la usó contra él. Esa noche, una fuerza sobrenatural lo enterró en los terrenos de este par- Los cuentos 117 que y destruyó por completo su cabeza mientras le echaba la maldición a él y a los terrenos en los que lo enterró. “Si alguien derramaba sangre sobre esta tierra despertaría al Barón y unos males inenarrables se cernirán sobre el pueblo”. La vidente se desplomó inconsciente sobre el cuerpo del niño y su oso. Y desde entonces, el Barón se levanta para matar... Miguel, Raúl y Verónica estaban tumbados en el suelo de la casa de Verónica, una quinceañera bastante guapa, con pelo castaño y ondulado hasta la cintura, con ojos verdes y mirada soñadora. Era una chica bastante curiosa e inteligente y le encantaba leer. Miguel era un chico muy alto y simpático. Pelo corto y negro azabache y ojos verde botella. Era un chico bastante sensato y muy divertido. Raúl era rubio con los ojos marrones. Era un poco cascarrabias y discutía constantemente con Miguel, pero a pesar de todo, eran muy buenos amigos. De repente suena el timbre y Verónica se levanta para abrir. Cuando abre se encuentra con el cartero. Había llegado a una hora muy rara, además, ya habían traído el correo. El cartero parecía un poco grogui y no dijo nada, sólo le tendió tres cartas: una estaba a su nombre, otra estaba dirigida a Miguel y la última a Raúl. Verónica les contó lo del cartero a los chicos y los tres pensaron que era bastante extraño. Acto seguido, abrieron las cartas: “Queridos señores, al propietario del famoso parque de atracciones Estrella y a mi (alcalde del pueblo Sori diuh), nos gustaría invitaros a pasar tres días gratis en el pueblo, y disfrutando gratis también, del mejor parque de atracciones del país ¡el vuestro! Si desean venir, deben llevar colgado en todo momento el pase plastificado que con esta carta les adjuntamos. Cordialmente suyos: Sr. Alcalde Sr. James Von Blad P.D. Si se quitan el pase no disfrutarán de nada gratis”. A continuación, cada uno sacó su pase del sobre. Era un pase bastante bonito y normal. Sólo le encontraron una rareza: la cuerda para colgarlo el pase tenía una pinza en forma de jinete a caballo enarbolando una espada. Acordaron convencer esa noche a sus padres para salir, a la mañana siguiente, con todo preparado. Quedaron en el andén del tren que los llevaría a Sori diuh a las siete y media. A la mañana siguiente, a las siete y veinte, se encontraron en el andén los tres con las maletas en la mano, los pases colgados al cuello y expectantes a que llegase el tren. A las nueve y media estaban los tres en el andén de llegada de Sori diuh. Lo más curioso era que estaban sólos en el tren y que en cuanto bajaron, el maquinista arrancó como si tuviera miedo de algo.... No encontraron a nadie que les recogiese, sólo un gran cartel en el suelo que decía lo siguiente: “Sentimos no haberos podido recoger, nos ha surgido un 118 Cuentos en la feria imprevisto. Dirigios al centro del parque de atracciones, allí encontraréis una gran mansión. Entrad y allí os ubicarán”. Dudaron un poco y siguieron su camino hasta la mansión a pie, puesto que no encontraron ni taxis ni nada. Después de media hora caminando encontraron a una chica de unos dieciséis años vestida de adivina. Ésta se les acercó, estaba un poco mareada y sudorosa. Les preguntó adónde se dirigían y los niños le dijeron que a la gran mansión. De pronto, ella se asustó mucho y les rogó que no entrasen allí. Los chicos no le hicieron caso pensando que estaba loca, pero Verónica, que se estaba asustando, se acercó a ella y le preguntó su nombre. Ella le respondió que se llamaba Cassandra y acto seguido le pidió que no confiase en nadie de la casa, que tuviese cuidado y que no pasase mucho tiempo allí. Cuando llegaron a la mansión, vieron que en un jardín todas las plantas estaban muertas. También encontraron un cementerio en el jardín trasero. Cuando llamaron a la puerta, ésta se abrió con un crujido. Tras ella, apareció un siniestro mayordomo. Éste les enseñó toda la casa excepto una habitación. Les dijo que allí no podían entrar puesto que era el estudio del Barón Von Blad. Tras la cena, cada uno se fue a dormir a su habitación. A los doce en punto de la noche, Verónica se levantó de su cama tras cerciorarse de que sus compañeros se habían dormido. Se fue hacia el estudio del Barón, accionó el picaporte y consiguió entrar. La estancia no tenía nada de estudio. Era una gran cúpula acristalada llena de rosales con rosas negras. En el centro de la sala, en un altar y dentro de una urna también de cristal, se encontraba una bellísima mujer de pelo negro azabache con tirabuzones y labios rojos. En el pecho llevaba una cadena con una rosa de plata y en el centro de la rosa un pequeño diamante negro. Las manos estaban colocadas sobre el vientre y entre ellas tenía una rosa blanca. De repente la puerta se cerró de golpe y apareció el Barón tras ella, pero no era él en realidad. Llevaba una armadura medieval, montaba a lomos de un caballo negro y su cabeza descansaba sobre su brazo. Verónica chilló de terror y la mujer de la urna le dio un abrazo mortal que casi acaba con su vida. Instantes después, se encontraba inconsciente en el suelo del estudio a los pies del altar, herida de muerte y la rosa del vientre de la mujer tornándose negra. A la mañana siguiente, Raúl y Miguel se despertaron con un extraño sueño en mente: aparecía la chica-adivina que les decía su nombre y dónde encontrarla. Les contaba que Verónica estaba en peligro de muerte y que debían salvarla. En el desayuno sus sospechas empezaron a tener razón de ser cuando el Barón les comunicó que Verónica había salido temprano para ir al parque. Además, al salir de casa para buscarla en el parque y al pasar delante de un espejo, Raúl se dio cuenta de que el nombre del pueblo que aparecía en el pase al revés se leía: “Huid, iros”. Entonces sus sospechas se confirmaron y corrieron a ver a Cassandra al claro del bosque que les enseñó en el sueño. Allí la encontraron reunida en torno a unas piedras que brillaban sospechosamente. Cassandra nada más verlos, les contó lo que ocurrió en 1862 en el parque y les dijo que la única manera de salvar a Verónica era enfrentarse a los habitantes de la casa y el cementerio, después vencer al Barón y por último derrotar a la mujer de la urna liberando las almas Los cuentos 119 que albergan las rosas negras. Sin embargo, para derrotarla, debían ser tres personas, así que Cassandra iría con ellos. Luego, pasaron el resto del día entrenándose para la gran batalla. A las nueve en punto, estaban en los límites del parque preparados para todo. Nada más pasar la verja, las atracciones empezaron a moverse de forma siniestra e intentaron atraparlos. Con muchos esfuerzos llegaron a los jardines de la casa. Allí los árboles intentaron atacarles. Raúl y Miguel los mantuvieron a raya mientras Cassandra utilizaba sus piedras mágicas para paralizar e inmovilizar a los muertos del cementerio y la casa. Derribaron la puerta y fueron directos al estudio. Nada más abrir la puerta, el Barón sin cabeza los embistió y los derribó. Los tres intentaron atacarle a la vez, pero él los apartó, como si de moscas se tratase, y así una y otra vez hasta que en una de ellas por poco mata a Miguel. Entonces a Cassandra se le ocurrió una idea. Cogió sus piedras y con ellas arrebató la espada al Barón, se la pasó a Raúl y a Miguel y entre los dos se la clavaron al Barón en el corazón. Sin embargo, por una orden del Barón, el caballo atropelló mortalmente a Cassandra antes de desaparecer en el aire. Raúl y Miguel se acercaron a la moribunda Cassandra y ésta les dijo: - Dejadme. Id a derrotar a la mujer de la urna, no os preocupéis por mí, que ya he vivido 145 años – y añadió con una sonrisa – yo era la vidente de 1862. Y acto seguido murió. Raúl y Miguel, llenos de cólera, cogieron las piedras e intentaron atacar a la mujer de la urna pero ella paró el ataque y empezó a mofarse de ellos. Mientras tanto, Verónica, que había recuperado el sentido se arrastró hacia ellos, agarró una piedra y los tres juntos lanzaron un ataque que acabó con la mujer y su urna. De repente, la vida empezó a emanar del parque, del cementerio y de la casa. Los árboles comenzaron a florecer y poco a poco fueron saliendo almas del cementerio y de las rosas negras, que se volvieron blancas. También salió el alma del cuerpo de Cassandra que se despidió de ellos y se marchó con los demás. Y así el pueblo recuperó la vida. Autora: Elena Cobo Arranz 120 Cuentos en la feria FANTASÍA POR UN DÍA En un lejano pueblo escondido entre montañas del norte de España, vivían pocas personas: el cura, el médico, el alcalde, dos pastores, algunos agricultores y un puñado de niños. Un buen día apareció una mujer mayor diciendo que de joven había sido una gran maga en un lejano país de Oriente. Todos la tomaban por loca. Los cuentos 121 prestó atención y decidieron divertirse de verdad: los hijos del médico no paraban de reír en el tren de la bruja, los del ingeniero no paraban de dar vueltas en la noria, el alcalde lloraba de risa en la casa del terror, otros ciudadanos se empaparon en los rápidos. Sin embargo, de repente se puso el cielo negro, cayó un gran relámpago y se puso a llover de forma torrencial. En pocos minutos se quedó el parque vacío. Ágata pensó que eso era un aviso. El parque siguió funcionando normalmente hasta que un día la gente que montaba en el tren de la bruja dijo que había fantasmas y monstruos. Al día siguiente, un asiento de la noria se desenganchó y cayó desde lo alto. Afortunadamente sin matar a nadie porque estaba vacío. Y así fueron pasando sucesivamente cosas muy extrañas. Un día ocurrió un hecho horrible y triste que fue el que hizo cerrar el parque: murieron dos de los hijos de un agricultor, al salir despedida la vagoneta de una de las atracciones. Después del suceso el parque se quedó vacío y, por la falta del uso, las atracciones se fueron oxidando y deteriorando dándole así un aspecto fantasmagórico y tétrico. Ágata, que durante la construcción del parque tuvo malos presentimientos, pensó que debía convocar a los espíritus para ver si le daban alguna respuesta de lo que sucedía en el parque. Una tarde sacó todos sus libros y se puso en la mesa a invocar a sus antepasados, pero no obtuvo respuesta. Una primavera llegó un ingeniero llamado Pedro con su familia y se le ocurrió la idea de hacer un maravilloso parque de atracciones en el pueblo. Todos estaban encantados con la idea porque pensaban que el parque le daría más vida a su pueblillo. Los preparativos y obras duraron un largo y caluroso verano. Montaron grandes tíovivos, norias, el tren de la bruja, la casa del terror, los rápidos, la montaña rusa y una gran tómbola. Se hicieron dos grandes puestos de helados y chucherías alegremente decorados. La inauguración fue un gran éxito. El alcalde pronunció su discurso y el cura bautizó el parque llamándolo “Fantasía por un día”. No faltó nadie de los pueblos de alrededor, incluso apareció la maga llamada Ágata diciendo que había tenido visiones y que en el parque iban a ocurrir cosas extrañas. Nadie le Lo siguió intentando hasta que una noche de luna llena, a las doce en punto, Ágata decidió acercarse al abandonado parque de atracciones. Allí pudo comprobar que las atracciones funcionaban solas sin haber ningún otro ser vivo que no fuera ella. Se pasó las siguientes noches yendo pero ya no ocurría nada. Sin embargo, en otra luna llena se repitió lo mismo. En la tercera noche de luna llena, comprobó que unas figuras fantasmagóricas hechas de puntitos de luz, se movían por todo el parque y bailaban al son de una música muy suave. A la mañana siguiente, decidió contar al alcalde y al cura del pueblo la experiencia que había vivido. Como no la creían, decidieron ir los tres al parque en la siguiente noche de luna. Cuando llegó la noche pudieron comprobar con horror que era cierto. A la noche siguiente, Ágata llevó todos sus libros de magia al parque para ver si podía contactar con los espíritus. Sin embargo, quien apareció fue Filomeno, un viejecito del pueblo que nunca salía y que vivía en una cueva. Todos decían de él que sabía muchas historias raras sobre el pueblo. Filomeno le dijo a Ágata que le acom- 122 Cuentos en la feria Los cuentos pañara a su casa. Ágata, según entró en la cueva, pudo apreciar que había cosas extrañas y muy antiguas: una especie de flauta, un espejo roto, una jaula de pájaro, una calavera carbonizada, etc. Filomeno le hizo sentar en una especie de trono y, sin que Ágata le preguntase nada, empezó a contarle la historia del pueblo. Filomeno empezó a relatar: “Este pueblo hace muchísimos años fue próspero y habitado por muchas personas. Un buen día, otro pueblo invasor decidió dominarlo y adueñarse de todo lo que había. Arrasaron el pueblo y todos fueron quemados, no quedando así nadie con vida” Filomeno le dijo a Ágata que los muertos se aparecían en sus sueños y le contaban historias de lo que allí ocurrió. Ágata le dijo que sería buena idea convocar allí a los espíritus con su ayuda. Juntaron sus manos alrededor de una vela negra encendida que estaba junto a una vasija llena de cenizas. Ágata pronunció unas palabras mágicas. A continuación, se apagó la vela y de la vasija empezó a salir una figura brillante con la forma de un hombre viejo. Ágata le preguntó quién era y éste le contestó que era el “antiguo jefe del pueblo”. Ágata le preguntó que si tenía algo que ver con los extraños sucesos que habían ocurrido en el parque de atracciones y éste respondió que “él y todos los antiguos pobladores de ese pueblecito no estaban dispuestos a que nuevamente fueran invadidos por extraños que alteraran la paz y tranquilidad de aquellas tierras”. Además, el hombre le dijo a Ágata que el parque de atracciones había sido construído sobre su antiguo cementerio alterando así el eterno descanso de sus muertos. Cuando el hombre acabó de hablar, la vasija estalló y el fantasma desapareció. Al día siguiente, Ágata y Filomeno se reunieron con los habitantes del pueblo y decidieron que el parque sería demolido y en su lugar, harían un apacible y tranquilo parque con una estatua que recordara a los antiguos habitantes del pueblo que, en tiempo pasado, habían muerto defendiendo con valentía su territorio. Autor: Álvaro Soto Cunillera LAS VOCES 123 Érase una vez un pueblo de Cáceres llamado Zarza de Granadilla. Era un pueblo de unos cincuenta habitantes y tenía un parque de atracciones abandonado. En una casa vivía una madre muy enferma que tenía dos hijos. Uno se llamaba Juan y tenía 14 años. Como era el mayor preparaba las comidas, iba a comprar y ayudaba a su madre con ayuda de Luis, su hermano pequeño, que tenía 11 años. Vivían en una casa no muy confortable, pero suficiente para ellos. Se encontraba al lado de otra casa un poco apartada del pueblo. En esa casa vivía otra familia que tenía una hija llamada Beatriz. 124 Cuentos en la feria Al lado de las dos casas había nada más y nada menos que ¡¡UN PARQUE DE ATRACCIONES ABANDONADO!! Todas las noches se oía en este parque de atracciones sonidos de espíritus y voces de fantasmas. Lo más raro era que sólo lo oían Juan, Luis y Bea. Todas las mañanas los chicos les preguntaban a sus padres si habían oído algo, pero ellos contestaban que no. Desde las ventanas de las dos casas, las únicas atracciones que se podían ver eran la noria deteriorada, la casa de la muerte medio destrozada, la montaña rusa llena de telarañas y un puesto de perritos calientes que casi no se podía ver debido al polvo que tenía encima. Pero todo esto era poco, pues según sus padres que conocieron el parque cuando se abrió, había también otras atracciones como los fiordos, el barco Mississippi, llenos de trampas y los rápidos. Además, existía una zona recreativa para niños pequeños de entre 3 y 6 años. Un día, cansados de los sonidos nocturnos, Luis, Juan y Bea quedaron por la mañana. Decidieron que esa misma noche iban a ir al parque para investigar la causa de los misteriosos ruidos. Cogerían provisiones y fingirían que esa noche iban a acampar en la calle. Cuando llegó la noche, que por cierto era luna llena, lo tenían todo preparado. Llevaban cada uno una mochila con una linterna, agua, una cuerda y un par de ajos por si pudiera haber vampiros. En el momento de llegar a la puerta del parque, se quedaron boquiabiertos. La puerta era enorme y además estaba adornada con figuras de demonios. En el centro estaba el mayor demonio con peor pinta. La puerta estaba cerrada y el cerrojo no tenía llaves. Tuvieron que subir con las cuerdas, escalando la gran puerta. Cuando terminaron, admiraron todas las cosas que había en el parque. De repente, algo salió del suelo. Bea pegó un grito y la misteriosa cosa dijo: - No os preocupéis, no os voy a hacer daño. - ¿Quién eres?, preguntó Luis. - Soy el fantasma Eustace y no os voy a hacer nada malo. - Si es así, vamos a presentarnos, yo soy Juan, éste es mi hermano Luis- dijo Juan. - Yo soy Beatriz, una amiga de ellos- dijo Bea. - Por cierto, ¿a qué habéis venido?- preguntó Eustace. Bea le contó la razón de su visita y Eustace se quedó pensativo un momento y luego dijo que los llevaría a recorrer todo el parque de atracciones. Les comentó que en una de las atracciones no podrían entrar, aunque no les dijo el motivo. Los cuentos 125 Eustace les contó que primero visitarían los fiordos. Cuando llegaron vieron gnomos divirtiéndose: daban volteretas y se empujaban los unos a los otros. Sin embargo, si te fijabas bien, no eran gnomos normales: alrededor de su cuerpo tenían una luz roja y brillante y parecía que volaban. Eustace hizo una especie de silbido y un gnomo, que parecía el más viejo, se acercó y dijo: - Hola Eustace, ¿qué te trae por aquí?- preguntó el anciano gnomo. - Buenas noches Zacarías, he traído unos amigos que quieren saber algo- dando un codazo a Juan como indicación de que le dijera para qué habían venido. Juan habló y le contó todos los sonidos que oían por las noches. Zacarías dijo que algo sabía, pero que le siguieran para hablar en un sitio más seguro. Dos gnomos cogieron a Bea, otros dos a Luis y otros dos a Juan. A Eustace no le tuvieron que coger, pues como era un fantasma podía volar por sí mismo. Se dirigieron hacia la cascada. Luis se asustó porque tenía frío y no quería mojarse pero cuando estaba debajo de la cascada sintió sólo un cosquilleo y, de repente, se encontró en una sala donde había una mesa redonda con una lámpara con luz muy tenue. - Sentaos- indicó Zacarías señalando las sillas. – En la noria- continuó Zacarías- residen una manada de Faunos y Centauros. Decidles que vais de mi parte y contadles todo lo que me habéis contado a mí y la razón por la que habéis venido hasta aquí. Ahora debéis marcharos. Los chicos atravesaron la cascada de nuevo y marcharon hacia el este, donde estaba la noria. Cuando llegaron vieron que dos centauros se enfrentaban repitiendo - Me quiere más a mí- decía uno. - No, yo soy el más fuerte y por eso me la merezco yo- decía el otro. Al lado estaba una centauro asustada. Parecía que los dos centauros se peleaban por ella. - ¡Parad ya! no es necesario que os peleéis- dijo la centauro. De repente, de la cabina de donde se vendían los tickets antiguamente, salieron los dos más grandes y hermosos centauros y faunos vistos jamás. El fauno era bellísimo y el centauro apuesto y firme. - ¡Basta! En ese momento los dos centauros dejaron de pelear y nunca más lo hicieron. El centauro y el fauno se percataron de los visitantes y saludaron honorablemente. 126 Cuentos en la feria Juan hizo una reverencia y dijo el motivo de su visita. Se presentó y los demás hicieron lo mismo. - Así que es eso lo que queréis- dijo el fauno Tunnus, que así se llamaba. - Sabemos algo pero sentémonos en uno de los vagones de la noria, estaremos más cómodos- siguió Rownwith, el centauro. - En la mina viven murciélagos y entre ellos está Dracó el vampiro. Estará despierto- indicó Tunnus. - Pero tened cuidado, si metéis la pata o hacéis que se enfade no saldréis de allí jamás- dijo Rownwith con voz temblorosa - Y por favor- continuó- si veis a mi hija la centaura Aravis no tardéis en comunicármelo. Hace dos semanas que desapareció y ningún fauno ni centauro la ha visto. Ahora si nos disculpáis nos tenemos que ir, buena suerte. Partieron hacia la mina pero se equivocaron de camino. Tras media hora, la encontraron. Los tres chicos encendieron la linterna. No se veía nada excepto telarañas. De repente, una bandada de murciélagos pasaron sobre sus cabezas y Bea no pudo dejar escapar un chillido. Una voz mortífera habló: - ¿Quién osa entrar en mi territorio?- dijo la voz. - ¿Quién eres?- preguntó Luis con voz asustada. - Soy Dracó el vampiro de esta mina –contestó- ¿A qué habéis venido? Juan le contó lo que oían por las noches y el vampiro enseñando sus afilados colmillos dijo: - En la ciénaga oscura reside un cíclope grande y feo. Es el más astuto del parque, él os resolverá las dudas. - Muchas gracias- indicó Bea- ¡Ah, por cierto! ¿no sabrás algo sobre la princesa Aravis? 127 Los cuentos No dijo cual era la promesa, pero se despidieron y prometieron que nunca se olvidarían de él. Traspasó la tierra y desapareció. Los niños siguieron su trayecto hasta llegar a su destino. El cíclope, en cuanto divisó su visita, se puso de pie diciendo: - ¿Qué hacéis aquí? - Hemos venido a hacerte unas preguntas, ya que eres el más sabio del parquedijo Juan. - Además de eso, soy un mago, hago promesas y quien no las cumple desaparece de este mundo- dijo Grumtt- ¿qué queréis saber? - Todas las noches escuchamos ruidos, ¿podrías decirnos de dónde proceden?preguntó Luis. - Esas voces son los espíritus que han desaparecido de este mundo por no cumplir mis promesas- aclaró Grumtt. - ¿Quiénes no han cumplido tus promesas?- curioseó Juan. - Una centauro, un montón de gnomos y un fantasma, hoy mismo- respondió Grumtt. Los tres se miraron y descubrieron que era un malvado cíclope e idearon un plan. Unieron las tres cuerdas y las ataron a los píes del cíclope. Subieron la colina y haciendo palanca tiraron una piedra que cayó sobre Grumtt y murió ahogado. Eustace, Aravis y muchos gnomos aparecieron de repente. Los gnomos dieron las gracias y se fueron, Aravis hizo lo mismo y se fue trotando. A Eustace se le escapó una lágrima de alegría mientras los abrazaba. A continuación, se despidió. Estaba a punto de amanecer y los tres emprendieron camino a casa. Y así fue como tres niños resolvieron ese misterio de las voces nocturnas y nunca más volvieron a oírlas. - ¡La princesa Aravis!- exclamó Dracó enfurecido- la misma que me robó mi colgante de oro, me habéis enfurecido ¡pagaréis por esto! Echaron a correr pero, de repente, Juan paró y dijo a Luis y a Bea que le dieran sus ajos. Él hizo lo mismo con los suyos y se los tiró al vampiro. - ¡Nooo! - gritó Dracó y desapareció dejando polvo en el suelo. Salieron tan rápido como pudieron y se dirigieron a la ciénaga oscura. Cuando estaban a poca distancia Eustace se paró y dijo: - Lo siento, no puedo seguir con vosotros, cumplí una promesa de que esta misma noche desaparecería. Autor: Alejandro Pérez Antón Colegio San Luis Gonzaga Plan Lector 2006/2007