Artículo libros escolares - Asociación de Mujeres de Opañel

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Artículo libros escolares - Asociación de Mujeres de Opañel
LIBROS ESCOLARES: UNA PROBLEMÁTICA PARA NUMEROSAS FAMILIAS, UNA REPERCUSIÓN
DIRECTA EN NUESTRAS/OS ESTUDIANTES
Tras un mes y medio desde el inicio del curso escolar, el equipo de menor y familia de la entidad
ha realizado una serie de observaciones durante su intervención que, nos gustaría exponer y
compartir. Así, queremos visibilizar, analizar y reflexionar sobre una dificultad ya constatada, y
que está suponiendo un problema para niñas, niños, adolescentes y familias en su conjunto: el
difícil acceso a los libros de texto.
El cambio de libros en los primeros cursos de cada ciclo para este año (1º y 3º de ESO, y 1º de
bachillerato), suscitado por las modificaciones implantadas por la LOMCE (Ley Orgánica para la
Mejora de la Calidad Educativa), está haciendo que muchas familias no puedan hacer frente al
gasto que supone la compra de todos los libros nuevos. La exigencia legislativa de tener que
cursar el año obligatoriamente con las nuevas ediciones está dificultando que parte del alumnado
tenga en su poder los libros de texto necesarios para cada curso.
Otros años la solución partía principalmente de las becas de libros ofertadas por las diferentes
Comunidades Autónomas, apoyada por la cesión de libros desde los centros escolares y el
intercambio de los mismos promovido desde diferentes espacios informales. Este año la suma de
estas alternativas ha sido insuficiente y no ha dado respuesta a la demanda de las familias. La
consecuencia es que, pasado un mes y medio desde el inicio del curso escolar, encontramos a
menores que no cuentan con la totalidad de los libros que necesitan.
Este artículo no busca profundizar sobre los motivos por los cuales se ha hecho este cambio en el
modelo educativo, ya que hay mucha información escrita al respecto y no es el foco en el que
queremos centrarnos. Nuestra intención es reflejar y reflexionar sobre las consecuencias que para
las y los estudiantes ha supuesto el hecho de no contar con los libros de texto.
Los libros son la herramienta principal por la que debe regirse el profesorado para trabajar los
contenidos en cada curso. En ellos se encuentran los ejercicios que se ponen como tarea para
realizar en casa, con el fin de practicar el contenido expuesto e ir incorporándolo en el
aprendizaje del/a menor. No contar con el libro, por tanto, supone no poder realizar y practicar
los ejercicios, con lo que será menor la preparación ante las pruebas establecidas, los exámenes, y
así no los afrontarán en igualdad de oportunidades. Lo mismo ocurre con el estudio de
contenidos, que no puede realizarse sin tener el material oportuno.
La imposibilidad de trabajar sin el material incide en otras áreas cruciales para las y los menores,
quizás menos visibles, y es la posible sensación de inferioridad, no como victimización, pero sí
basada en una diferencia real y patente entre la/el menor sin libros en relación al resto que sí
cuenta con ellos.
Esa diferencia, marcada por un hecho claro como tener o no libros, sí es muy importante a otros
niveles para las niñas, niños y adolescentes que atendemos. Por su situación a nivel social y/o su
condición de personas que han migrado, es otra diferencia más con la que han de cargar y que no
está siendo solventada.
Siendo el colegio y el instituto espacios determinantes para las y los menores, tanto por la
cantidad de tiempo que pasan en ellos, como sobre todo, por ser el espacio principal donde se
sociabilizan con un mayor número de menores de su edad, que la diferenciación con sus
semejantes se produzca justo en este espacio crea un mayor conflicto al/la menor, que queda
posicionado en situación de inferioridad respecto al resto.
Además cabe añadir que a nivel académico la imposibilidad de tener un libro con el que seguir la
clase, la tarea o el repaso en las tardes, termina generando una desmotivación creciente, e incluso
una oposición hacía el estudio: “sin libros no puedo hacerlo”.
En algunos centros la solución que están encontrando es fotocopiar y entregar al alumnado
aquellas hojas del libro que se están trabajando. Ello supone que el dinero público destinado para
fotocopias que se vea incrementado, al tener que realizar más número del previsto, aumentando
así el gasto público. Sabemos también que algunas y algunos menores no han tenido hasta hace
muy poco disponibles los libros de texto, por la indeterminación del profesorado y por falta de
existencias en las editoriales, lo que constituye un indicador de las dificultades que ha entrañado
este cambio.
Por otro lado, hemos observado también posibles consecuencias en las relaciones entre los
centros educativos y las familias, sobre todo en el caso de las familias con mayores dificultades
económicas. Vemos como están demandando ayuda a los centros escolares para la compra o
préstamo de libros, y esta ayuda no está pudiendo ser prestada por los mismos (la competencia
de las becas las tienen las Comunidades Autónomas). En este contexto, los centros se “ven
obligados” a reclamar que las familias consigan los libros para sus hijas e hijos, y así se lo exigen a
al alumnado en el aula, y por otro lado, las familias denuncian la falta de compresión y apoyo de
los centros escolares. Esta situación genera tensión entre algunas familias y algunos centros que
se señalan como responsables por no hacer más. En cualquier caso los principales perjudicados
son las y los menores estudiantes.
A grandes rasgos, estás son las principales consecuencias que hemos observado en estos casi dos
primeros meses del inicio del curso escolar. Nos preocupan las consecuencias que estos hechos
pueden tener en la evolución personal, familiar y académica del alumnado, y esperamos una
solución para que las y los estudiantes puedan realizar su función y ejercitar su derecho: aprender
y estudiar en igualdad de oportunidades y sin depender de la Comunidad Autónoma en la que
residan.
Ángel Torremocha Díaz y Ana Bote Corralo
Equipo de menor y familia
Asociación Mujeres Opañel

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