La C on qu ista del Desierto - letra viva

Transcripción

La C on qu ista del Desierto - letra viva
Mensuario
NUMERO 14
La Conquista
Octubre / Noviembre
2005
¿Barbarie
o civilización?
La ambición desmedida del
hombre blanco, encontró
justificaciones para acabar con
un pueblo, con su raza y con su
cultura milenaria.
del Desierto
Linaje preservado:
Zara Namuncurá
Pag. 4-5
Destinos
de sangre
El capataz y el
anarquista
Pag. 14-15
Pablo Neruda
Peregrino
de la poesía
Pag. 8
La quimera
del oro
Por Raúl A.
Montenegro
Para la descendiente de la más pura dinastía
Piedra y tataranieta de Manuel Namuncurá,
“construyeron la ruta Conquista del Desierto
sobre los cadáveres de los nuestros”.
Pag. 17
Pag. 9
Pag. 6
Laberintos
El malabarista
Minoridad
de celuloide
Hoy
bajo fuego
Películas
pelea Locche
2
Editorial
Mensuario de distribución gratuita
Nº 14 Octubre / Noviembre 2005
Año II - 2
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Propietarios:
Verónica Judith Cardozo
y José Horacio Hernández.
ellos, elaborando la ausente
propuesta del mañana mejor.
Los ciegos del
poder
Pareció una gran puesta en escena,
donde la lucha por el poder hizo
honores a la democracia electoralista,
sin remar hacia la orilla, hacia el
remanso, en el intento de alcanzar la
ausente institucional y abandonar la
tempestad.
Pasaron las elecciones legislativas del
23 de octubre, pasaron ante la apatía y
la falta de participación popular, que
agrandó el abismo entre los políticos y
la gente, irremediablemente.
Pasaron como una ráfaga de slongan
publicitarios, pancartas y pegatinas,
altisonantes discursos y ruidosas
caravanas, escandalosos
enfrentamientos internos y un raudal
de fondos de sospechada procedencia,
ante la mirada impávida de los
electores inmersos en sus problemas
cotidianos, como habitantes de otro
país.
Porque nadie se ocupó de preguntarle
a la gente sus sueños y sus utopías, sus
anhelos y sus necesidades reales, esas
con que se enfrentan cada día. Nadie
agudizó el oído para escucharlos, para
percibir sus desvelos y reflejarse en
Directora
Verónica Cardozo
(0351) 156-004945
Coordinación General
José Hernández
Periodista
Pasaron para afianzar liderazgos
políticos y sepultar otros, pasaron para
dirimir diferencias de una élite cada día
más sumida en sí misma, mas aislada de
esa indiferencia que embarga a las
grandes mayorías, cansada de ser un
mero instrumento a la hora de llenar las
urnas.
Colaboraron en este número:
Habrá llegado la hora, quizá, que la
clase política cure su ceguera y brinde
la real importancia a las cosas
cotidianas de los ciudadanos y menos a
sus eternas polémicas y contubernios
por el poder.
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Producción
Daniel Héctor
Columnista
Ismael A. Canaparo
Alexis Oliva
Valentina Agost
Raúl A. Montenegro
Ismael A. Canaparo
Jorge González
Roger A. Koza
“Chavo” Molina (ilustración)
Diseño de tapa: Eduardo Fida
Diseño gráfico:
Comunicar Servicios Publicitarios
1.
Sept/04
8.
Abr/05
2.
Oct/04
3.
9.
May/05
Nov/04
10.
4.
Jun/05
Dic/04
5.
11.
6.
Ene/05
Jul/05
12.
Feb/05
Ago/05
7.
Mar/05
13.
Set/05
Caminos del noroeste
3
Lomas Negras,
el tiempo perdido
Por José Hernández (*)
El rugido del puma y las pezuñas
del chancho del monte, dueños
de la soledad, resguardan
celosamente el fino trazo de
pinturas rupestres, morteros
milenarios y enormes rocas con
extrañas figuras.
En Serrezuela, Provincia de
Córdoba, camino a Piedritas
Blancas.
I
nternarse en la historia de algunos pueblos
serranos del noroeste no es precisamente
un viaje al pasado, porque muy poco ha
cambiado en sus parajes rurales, donde los
orígenes están intactos, pero mas por lo
agreste de la topografía que por el culto que
se les rinde.
Recorrer los escasos kilómetros que unen a
Serrezuela, por el camino a Piedritas Blancas,
con las Lomas Negras es confirmar que ni el
polvaredal de esas
tierras de aguas
duras no ha
cambiado un ápice.
Apenas uno que
otro rancho salpica
la soledad con las
varas del carro
suplicando al cielo,
algunos cabritos en
los corrales y el
caballo con el apero
flojo atado al
palenque, aguardando el final del
sueño largo de su
dueño, espantando
las moscas bajo el
sol que abrasa. Ni un
solo indicio de la era
moderna hiere los
aires.
Así es el rancho de
adobe que nos
aguarda, con su cara
de niños descalzos,
posta obligada antes
de internarnos dificultosamente por la
Sierra de Serrezuela, rumbo al oculto paraje de Las Lomas
Negras, subiendo lentamente guiados por los
sentidos y el ojo alerta del baqueano.
Cuatro kilómetros, sin huellas, sorteando la
vegetación baja y filosa
como navaja,
desafiando las resbaladizas rocas sin paso
visible, castigados por el sol que no perdona y
bordeando el cordón montañoso de granito.
Antiguas comarcas de caza de
comechingones y sanavirones, de cosechas de
algarrobales y mistoles, que dejaron su huella
indestructible: morteros en la roca viva,
mudos testigos de la historia.
Culto al sol
Llegar al punto mas alto, tan bien retratado
por un poeta serrezolano, “Donde mueren los
cordones de las viejas sierras cordobesas…”,
es lo mas cercano a tocar el cielo.
Camino Real
Un silencio que estremece en esta región
custodiada aún por el puma, que merodea
libremente y atrapa su presa en el bajo, para
resguardarse en las alturas, franqueado por el
fiero chancho del monte, únicos guardianes
de esas solitarias inmensidades.
En todo pueblo siempre hay hombres que
pacientemente revuelven por años la
memoria de los paisanos y recopila cada
historia perdida en el pasado. Son los
afanosos historiadores y Serrezuela tiene el
suyo: el profesor “Tito” Florit.
Entonces, aparecen en la roca,
imperturbables en el tiempo, las pinturas
rupestres de los adoradores del sol, brotando
del pasado y que, milagrosamente, no fueron
alcanzadas por la destrucción del hombre.
Es el encargado de encaminarnos en los
orígenes de la amplia región allá por 1748,
cuando era paso obligado del Camino Real de
Posta, no solo del lugar sino de Tuclame, San
Agustín, Pichanas, Paso Viejo, Santa Ana, La
Brea, Iglesia Vieja, Las Abras, El Cachiyuyo, El
Diecisiete, El Quicho, El Duraznal, El Bajo
Lindo, El Barrial, El Chacho, Piedrita Blanca y
Agua de Ramón.
Las pinturas están intactas. Lo demuestra la
perfecta
figura de un sol con sus
relumbrantes rayos, rodeados de formas
circulares con vueltas espiraladas.
Vidas y costumbres, cultos paganos,
indescifrables en su mayor parte, marcan la
pertenencia de estas tierras en cada trazo de
las perfectas y extrañas figuras geométricas
del arte milenario.
Son las perlas escondidas del noroeste, que
preservan sus misterios y no se doblegan a la
pobreza sentimental de sus hombres.
Fueron paso en 1778 de las conocidas
carrera de postas, desde Buenos Aires hasta
Cuyo y el Alto Perú,
pasando en Córdoba
por Saldán hasta
llegar a la cercana
Villa de Soto,
tocando Pichanas y
Serrezuela, para
seguir rumbo a
Corral del Negro, La
Rioja.
Toda la región era
una enorme
estancia en manos
de la orden de la
Compañía de Jesús,
para pasar a manos
de la Junta de
Te m p o r a l i d a d e s ,
hasta recalar en los
h a b i t u a l e s
fraccionamientos,
ventas y heredades
posteriores a la
conquista.
¿Quién podría descifrar a ciencia cierta el
significado de esos petroglifos, enclavados en
las raíces biológicas y ancestrales de las razas
indígenas? Toda conclusión sería una audaz
aventura del hombre moderno, que se ha
resistido sistemáticamente a incorporarlas a
su cultura, que se ha negado a las raíces.
A escasos metros de estos antiguos registros
hay otro peculiar guardián: El Casco, enorme
roca bautizada por los lugareños, señora del
paisaje que por designio de la naturaleza se
apoya sólo sobre tres puntas, y desafía
burlona al equilibrio.
Curioso el destino del noroeste olvidado.
Sus tesoros ocultos continúan en manos de los
dueños de la tierra a pesar de los siglos
transcurridos, por obra y gracia de que el
tiempo misteriosamente se detuvo.
Pero hay un valor
inmaterial en estas
tierras sin títulos
registrales: el
hombre. La gran
mayoría es criolla
pura y solo hay una institución que la masifica
a través de los siglos: la Iglesia.
Y siguen soportando todo: que la mina de
cuarzo no trabaje y el desarraigo los
desangre, que los quebrachales sean un
recuerdo y que la sequía los persiga, que el
bolsón y el plan laboral los denigre, que sus
hijos crezcan en la desnutrición y los políticos
mientan. Nada les hace traicionar, ni resignar,
el valor más preciado: la identidad del
noroeste cordobés.
(*) Periodista.
Fotografía: gentileza Daniel Scoboza
4
Periodismo de investigación
Destinos de Sangre
Por
Cuando la ficción
engendra realidad
Cruzarse es lo que no hacen los
rieles del tren. Pero eso
hicieron la realidad y la ficción
en el taller ferroviario de Cruz
del Eje, en un episodio que tuvo
como contexto la convulsionada
década del '30 del siglo pasado,
cuando los ferrocarriles eran la
principal fuente de trabajo de
una ciudad que llegó a ser la
tercera más importante de la
Provincia de Córdoba. Un
capataz autoritario y un obrero
anarquista.
P
romediaban los años `30 del siglo pasado,
un decenio que inauguró en nuestro país
una larga serie de violaciones al orden
constitucional. Gobernaba el general Agustín P.
Justo, quizá el símbolo de esa época que pasaría
a la historia como “década infame”. La
escandalosa corrupción, el autoritarismo
militar, el conservadurismo clerical
ultramontano y un institucionalizado fraude
electoral, se combinaban con una pronunciada
y masiva exclusión social. Una clase obrera
explotada y reprimida, pero cada vez más
combativa a la luz del ideario socialista,
comunista y anarquista, completaba un caldo
de cultivo que hacía pensar en una inminente
explosión social, que finalmente evitaría el
advenimiento del peronismo en la década
siguiente.
Mientras tanto, no pocos comenzaban a mirar
con admiración a Europa, y más precisamente a
Alemania, donde la agonía del mariscal Pablo
Von Hindemburg y el asesinato del canciller de
Austria, Engelberto Dollfus, liberaban de
obstáculos al nacionalsocialismo de Adolfo
Hitler y lo impulsaban en una delirante carrera
de poder.
Mientras, sus émulos locales apaleaban a
mendigos y arrojaban bombas de gases
lacrimógenos en los cines, los obreros
ferroviarios protestaban contra el “prorrateo”,
una más entre tantas injusticias laborales que
padecían a manos de la administración inglesa
del ferrocarril. Una de estas injusticias fue la
causa material del crimen.
Un capataz y un obrero
El alemán José Zeller llegó a Cruz del Eje, en la
Provincia de Córdoba, con su esposa y dos hijos
a principios de la década, durante la dictadura
de José Félix Uriburu. Fue trasladado desde Tafí
Viejo, Tucumán, para hacerse cargo de la
jefatura de la tornería del estratégico nudo vial
de la línea General Belgrano en el noroeste
cordobés, cargo que obtuvo por concurso. Tenía
35 años, era casado y con dos hijos de siete y
seis años. Su solvencia técnica, el control
implacable de los obreros a su cargo y un celo
obsesivo en la defensa de los intereses de la
empresa, fueron su tarjeta de presentación y su
rutina de trabajo.
Segundo Agustín Aguirre fue uno más entre
tantos obreros politizados de aquella “infame”
década, quizás uno de los más esclarecidos y
combativos en el taller ferroviario. Años atrás,
había sido uno de los principales oradores y
agitadores durante los actos que los anarquistas
locales organizaron en consonancia con la
campaña de solidaridad con Nicola Sacco y
Bartolomeo Vanzetti, condenados a muerte en
Estados Unidos. Aguirre tenía 32 años y estaba
casado con una partera diplomada. Algunos
recuerdan que solía jugar al frontón en el Lawn
Tennis Club con el médico del ferrocarril, quien
hacía pocos años había llegado al pueblo
proveniente de la localidad bonaerense de
Pergamino, el doctor Arturo Umberto Illia.
Alexis Oliva (*)
En el taller, Zeller perseguía a Aguirre, como a
todos, porque esa era la función que le
correspondía como capataz, y en esto contaba
con la anuencia de sus superiores. Pero en su
caso también existía un motivo adicional, no
menos importante: Él era alemán, simpatizante
del por entonces ascendente nazismo, y el
operario profesaba abiertamente las ideas del
anarquismo. Con tantas contradicciones en
juego, el autoritarismo que ejercía el capataz
debía tarde o temprano granjearle algo más que
el rencor silencioso de los obreros.
La causa evidente
Aguirre, uno de los mejores torneros del taller,
fabricaba “robinetes atrás tender y tanque”,
canillas para el depósito que proveía de agua a
la locomotora. Según el tarifero de las tareas
adicionales, cada pieza debía abonarse 5,70
pesos, pero Zeller dispuso que cuando la
cantidad superaba las diez unidades, se
efectuara un descuento de 1,50 pesos por
pieza. Incluso confeccionaba la boleta sin
carbónico para que los obreros no advirtieran la
maniobra ni pudieran reclamar. El tornero no
pasó por alto la estafa y ese fue el motivo del
crimen.
“Este Hitler de mierda ya me jodió los 1,50
por robinete”, cuenta el ex ferroviario Héctor
Del Olmo que dijo Aguirre cuando él mismo le
presentó la planilla que había confeccionado el
capataz. “Yo en aquel momento (1934) no
tenía la menor idea de quién era Hitler”, dice
Del Olmo. “Después me enteré. Aguirre sí
sabía, porque como era anarquista leía mucho;
y por eso mismo no se tragó el chanchullo que le
hizo Zeller. Ese mismo día discutieron fiero y
no quiso firmar la planilla. Al otro día, cuando
llegó a las siete de la mañana al taller y fue a
dejar la chapa a la oficina, se encontró con la 'S'
de suspendido”.
Fue la gota que rebalsó el vaso. Sobre todo
porque algunos habían alcanzado a escuchar
que la discusión del día anterior terminó con
una promesa del alemán: “Seguir mañana...
seguir mañana...”.
“Dominado por una fuerte impresión”
Así relató el acontecimiento Félix Brizuela,
corresponsal del diario La Voz del Interior en
Cruz del Eje: “A la interpelación del obrero en
cuestión, el capataz Zeller, contestó en forma
descomedida al subalterno (Según así refieren
personas que trabajan en los tornos cercanos al
lugar de la escena). Y expresó, al tiempo de
intentar salir, de que 'él no admitía discusión
alguna'. Aguirre, dominado por una fuerte
impresión, ante la serie de hechos abusivos que
con él se venían cometiendo, tomando
enérgicamente al superior, le hizo entrar
nuevamente a la Oficina y sacando una pistola
descerrajó sobre el capataz un balazo que le
alcanzó la caja toráxica. Zeller cayó casi
debajo de la mesa del escribiente de la oficina,
donde le alcanzó otro proyectil disparado por
Aguirre, el que penetró en la muñeca derecha.
La víctima se incorporó ya gravemente herida,
recibiendo un tercer balazo, cuyo proyectil,
como el primero, le penetró en el cuerpo, a la
altura del corazón, desplomándose ya, sobre la
puerta de salida de su oficina, en donde quedó
hasta la llegada de las autoridades, expirando
de inmediato”.
Más adelante al indagar sobre las causas, el
cronista refiere que “el carácter autoritario del
capataz y sus procedimientos, un tanto reñidos
con la equidad y la justicia, le habían rodeado
de una malquerencia única dentro de su
personal y del ajeno a su sección también.
Hemos tenido oportunidad de conversar con
muchos obreros de la sección y todos están
contestes en afirmar que Zeller era para ellos
un azote”. Luego hace una llamativa, casi
culposa, aclaración: “En forma objetiva
estamos relevando los hechos. No queremos
justificar el asesinato del desgraciado capataz,
pero nos hacemos un deber decir estas cosas en
cumplimiento de nuestra misión informativa”.
Y sigue: “Quería Zeller, imponer una disciplina
casi militar, llegando a cometer injusticias
graves con los obreros, muy especialmente, en
la asignación de precios a las tareas
encomendadas a los oficiales”.
“¿Qué pasará, que suenan las
sirenas?”
Antes de que se apagara el eco de los disparos,
un puñado de trabajadores rodeó el
ensangrentado cuerpo de Zeller: Del Olmo,
Carlos Ahremburg, Francisco Díaz, el ingeniero
José Cuellar, el secretario Ernesto Knor, entre
otros.
Uno de ellos, cuyo nombre pidió que se omita,
fue el primero en quebrar el silencio:
“Che...llámenlo a Aguirre, para que le pegue
un par de tiros más, porque todavía se mueve”.
Pero ya Aguirre, a quien nadie quiso detener,
había salido por la puerta principal y caminaba
muy tranquilo a entregarse a la comisaría.
Sobre el escritorio del jefe depositó la pistola
homicida Browning 7.5, todavía caliente, de la
Por
José
Hernández
(*)
Memoria de los pueblos
La historia del capataz y el anarquista pareciera
emerger de la mente fantasiosa de un escritor,
pero no es nada más ni nada menos que el
necesario ejercicio de memoria de los pueblos,
que salen al rescate de sus orígenes, personajes
y costumbres.
Hace 27 años atrás Cruz del Eje dio vuelta la
página de prosperidad de su gente, cuándo los
talleres ferroviarios tocaron la última y dolorosa
pitada amanecida llamando a sus obreros y
cerrando las puertas a una fuente de trabajo
aún no recuperada.
Desde entonces nada fue igual para los
cruzdelejeños. La nostalgia se agregó a los rojos
atardeceres y en cada familia se preservó el
recuerdo de manos ocupadas y pan en la mesa
ausentes.
Y junto al óxido que cubrió las máquinas y los
vagones, la pintura descascarada de las paredes
y el herrumbe de las señales, comenzó a crecer
la pobreza, la desesperanza y la desocupación.
Cuál alquimia macabra, el trabajo honesto se
trocó en planes laborales, bolsones, cortes de
ruta y el éxodo desgarrante de sus hijos hacia
otros destinos, rehenes de lo perdido.
Los talleres le duelen adentro a los
cruzdelejeños. Nadie lo duda. Como el bien
lejano que no regresará, que condenó al paisaje
a las carencias, a los niños descalzos, a los
ranchos donde campea el hambre, a los
comedores y a la dávida como única
subsistencia.
¡Qué la parió a la miseria!, es tan roja como la
sangre de Zeller, el capataz de los ingleses.
(*) Periodista.
El testigo y el cronista
Héctor Del Olmo, jubilado ferroviario y
cruzdelejeño, murió a los 90 años el 3 de
noviembre de 2004. Era el último sobreviviente
de aquel círculo de obreros que rodeó al cuerpo
agonizante del capataz José Zeller, cuando él
tenía apenas veinte y era uno de los aprendices
más jóvenes en el taller ferroviario. Siendo
amigo de Agustín Aguirre, también respetaba a
Zeller, porque “como jefe conmigo se portó
muy bien, era inteligente y se podía aprender
mucho de él”. También ideológicamente era
“equidistante” entre ambos, ya que entonces
simpatizaba con el radicalismo irigoyenista y
luego fue “peronista desde el '45 hasta hoy”. El
destino lo puso en los lugares y momentos
cruciales del drama (la obra de teatro, la
discusión laboral, el crimen, la visita a la
cárcel). Y lo dotó, además, de una memoria
prodigiosa, que le ha permitido aportar a esta
historia una profusión de detalles y hasta datos
numéricos, como la diferencia de 1,50 pesos en
el pago de la tarea, diferencia que el cronista
de La Voz del Interior refiere pero no detalla,
porque no estuvo ahí, porque la Policía no lo
dejó entrar, según señala en su crónica.
Que Aguirre haya recuperado tan pronto su
libertad se debe en gran medida al trabajo
constante, valiente y riguroso de este
periodista, que optó por buscar la verdad más
allá de la evidencia física de una víctima y un
victimario. Él defendió desde el principio al
obrero y tuvo el coraje de levantar la mira y
atribuir la responsabilidad del crimen al jefe de
los talleres. En una foto publicada en el diario a
propósito de un premio de lotería ganado por
los mineros de las canteras de Quilpo, aparece
uno de los beneficiarios “junto a nuestro activo
corresponsal, señor Félix Brizuela”. Así se
llamaba, tenía menos de treinta años, era
arquero de fútbol y secretario del Centro
Socialista local, aunque luego llegaría a ser,
durante el primer gobierno de Juan Perón,
ministro de Gobierno de Catamarca, su
provincia natal.
que había disparado todas las balas (dos
pegaron en la pared de la oficina y el resto en el
cuerpo del capataz). En la otra mano sostenía
una bolsa de manzanas, que compró por el
camino.
Al rato, salieron los trabajadores y aprendices
ferroviarios. “Venían gritando y algunos
cantaban el himno de los trabajadores, `Hijos
del Pueblo. Hijos del pueblo, te oprimen
cadenas. / Esta injusticia no puede seguir. / Si
esta existencia es un mundo de pena, / antes
que esclavo, prefiero morir, / prefiero morir /
Esos burgueses que son egoístas / y así
desprecian a la humanidad, / serán barridos por
los anarquistas, / al fuerte grito de libertad. /
Rojo pendón, no más sufrir. / Sólo la unión lo
podrá exigir. / Nuestro paves no pasarás. /
Chancho burgués / atrás, atrás´”, recita
Florencio Bustos, el decano de los fotógrafos de
Cruz del Eje, quien en aquel entonces tenía 9
años. La recuerda bien porque la aprendió en su
Mientras tanto, a pocas cuadras de ahí, Ana
Harlt de Zeller escuchaba sorprendida las
sirenas del taller. Así lo recuerda José Zeller
(h): “Cuando el cadáver de nuestro padre era
retirado por la entrada principal de los
talleres, sonaron todas las sirenas de todos los
talleres y de todas las locomotoras existentes
en los depósitos y de maniobras en playas, que
tantas veces lo vieron, máquina fotográfica en
mano para retratarlas. A dos cuadras de dicha
entrada, nuestra madre, con sus dos hijitos de 6
y 7 años, se preguntaba: '¿Qué pasará que
suenan las sirenas ferroviarias?'”. A su vez, su
hermano Hugo relata que Aguirre “ingresó a la
oficina de mi padre y tras insultarlo sacó un
arma que descargó en él, con cinco disparos se
desplomó instantáneamente falleciendo de
inmediato, sólo pudo pronunciar tres palabras
`...Ana, los chiquitos...´; el criminal
posteriormente se lamentó de no contar con
más municiones pues era su intención de
terminar también con el jefe de taller.
Posteriormente se tocó la sirena y se paralizó la
labor de ese día. Dos amigos personales se
dirigieron a su domicilio y tras llamar y ser
atendidos por mi madre le comunicaron la
infausta noticia, la desesperación hizo crisis en
ella y casi al borde del desmayo la llevaron
hasta una cama, donde desconsoladamente
lloraba, sin poder comprender lo que había
sucedido. Sucedió un 27 de julio en el invierno
de 1934”.
La causa latente
Pero este hecho que conmocionó a todo un
pueblo, que aún hoy lo recuerda con estupor,
fue parido tres meses antes, sobre las tablas de
un escenario teatral. El 1º de Mayo del mismo
año se había estrenado, en la sala de la
Asociación Española, la obra de un grupo local
de teatro anarquista. En ella el protagonista,
un peón de campo, cansado de los abusos a los
que lo sometía el patrón de la estancia en que
trabajaba, lo mataba con una escopeta de dos
caños.
El actor que desempeñaba el rol
protagónico se llamaba Agustín Aguirre.
“La escopeta era de mi padre”, cuenta el
mismo Del Olmo. “ Aguirre fue a casa y ahí
mismo cortó los cartuchos y les sacó las
municiones que me quedaron a mí. Después,
durante la obra, cuando se escucharon los tiros,
yo saqué las municiones del bolsillo y se las
mostré a un amigo. 'Mirá, esa es la escopeta de
mi viejo'. A los tres meses Agustín hizo
exactamente lo mismo, pero con una pistola
bien cargada”.
El pequeño Florencio, quien solía actuar en las
producciones teatrales de sus amigos
anarquistas, recuerda que la obra se llamaba
Tierra Madre, y él representaba a uno de los
hijos del protagonista: “Era un personaje
Aguirre en las tablas. Hacía muy bien los
papeles. Esa obra hizo llorar a la gente. Cuando
nos vienen a desalojar, le dice él: '¡Aquí no la
entra!'. Porque hablaba en italiano. '¡Aquí no la
entra, patrón!' Y me dice: '¡Alcánceme la
chupeta!'. Y yo le alcanzo la escopeta y... ¡pum!
Hizo un tiro como un cañón”.
Aparentemente, la obra era una creación
colectiva del grupo y quizás haya sido el propio
Aguirre el autor de ese texto que narraba las
peripecias de un trabajador rural. Teniendo en
cuenta lo que después ocurrió, es posible que la
experiencia de la injusticia y la explotación que
círculo realidad-ficción-realidad.
Como una ironía de la historia, en el
lugar donde sucedió la parte “real”
de este drama, hoy se levanta un
escenario, el de la Fiesta Nacional
del Olivo.
¿La causa genética?
Nada dice del crimen el diario Los Principios en
su edición de ese fatídico día. Sí, en cambio,
informa que: “El doctor Courel presentó el
proyecto para la construcción de un dique en
Cruz del Eje”. Y fue justamente ese doctor
Carlos Courel, un prestigioso dirigente del
Partido Demócrata, quien ejerció la defensa y
logró la libertad de Aguirre, pretendiendo
ganarse la simpatía del pueblo al sacar de la
cárcel a quien para muchos era un paladín de la
justicia popular.
Durante su breve estadía como procesado en
la Penitenciaría de barrio San Martín de Córdoba
capital, el obrero alcanzó a recibir una visita de
su joven amigo Héctor. Éste recuerda dos cosas
que le llamaron la atención. Debió esperar un
largo rato en una sala vacía, porque Aguirre
había tenido una pelea con un guardia y estaba
castigado. También le sorprendió que, al llegar,
el tornero sonrió y le tendió la mano encogiendo
el dedo anular: “Después pude saber que así se
saludaban los anarquistas”.
Tal vez haya sido el mismo diputado nacional
Courel quien le consiguió trabajo, porque luego
de salir de prisión y durante los diez años
posteriores al crimen, Aguirre volvería a ejercer
su viejo oficio de tornero en la obra del dique
Cruz del Eje, inaugurado finalmente durante la
gestión del gobernador radical Amadeo
Sabattini, quien así cumplía su promesa de
proveer de “agua para el norte”. Finalmente,
Aguirre se trasladó a la Capital Federal donde
llegó a ser jefe de los talleres gráficos donde se
imprimía la revista Damas y Damitas.
Por si hicieran falta más hechos increíbles en
esta historia y para dar letra a quienes creen
más en las causalidades genéticas que en las
sociopolíticas, Aguirre tenía en una cárcel de
Buenos Aires un hermano preso por haber
matado en su trabajo a un superior.
La bienvenida
El 12 de setiembre de 1934, el fiscal Julio
Carreras pidió la pena de ocho años de prisión
para Segundo Agustín Aguirre por el homicidio
de José Zeller. Carlos Courel alegó que su
defendido actuó bajo emoción violenta y en
defensa propia ante la agresión de su superior.
Finalmente, el lunes 29 de octubre, tres meses
después del crimen, el doctor Manuel D.
Tissera, titular del juzgado de 2da. Nominación
en lo Criminal, condenó a Aguirre a un año de
prisión en suspenso, por “homicidio con exceso
en la defensa”, por lo cual el obrero recuperó su
libertad.
Días después, recibió una especial bienvenida
en Cruz del Eje, una prueba más de la condición
de vindicador popular que el pueblo le había
otorgado. En la sede de la Sociedad Italiana, se
llevó a cabo una “velada cinematográfica” para
recuperar parte de los gastos del Comité de
Defensa del Obrero Segundo Aguirre, formada
por la Unión Ferroviaria con el objetivo de
“prestar todo su apoyo moral y material a la
defensa del obrero”. Después de la película
hubo un acto de recepción, en el que hablaron ante un salón colmado de cruzdelejeños Ramón Moya, de la Comisión de Defensa, y el
letrado Courel. Por último, su defendido
“agradeció en cálidas y emocionantes palabras
la colaboración prestada por todo el pueblo
trabajador de Cruz del Eje para quienes, dijo,
tiene una deuda de gratitud” . Pero no pudo
ejercer sus conocidas dotes de orador por “la
intensa emoción que lo embargaba”.
No era para menos. Y 70 años después, desde
el imaginario social de nuestros días, resulta
mucho más asombrosa la imagen de aquella
sociedad que colmó un salón para festejar el
regreso de un hombre cuya libertad se logró en
gran medida gracias a la presión de ese mismo
pueblo, que supo arrancar a uno de los suyos de
los engranajes de la justicia penal.
Los talleres en 1934, escenario de la muerte.
casa, donde su padre, Bautista Bustos, se reunía
con sus compañeros anarquistas. Florencio se
ganaba 20 centavos por noche cebándoles
mate.
vivía en el taller ferroviario inspiraran en él ese
argumento y ese final dramático, que quedó
latente en su interior para salir a la superficie
en el momento del crimen, cerrándose así el
5
(*) Periodista.
6
Minoridad bajo fuego
Por
Valentina
Agost (*)
Rehenes del delito
¿Son los menores que
delinquen el nudo del
problema, o son una
desgraciada parte de él? ¿No
será que la sociedad tiene con
ellos una de sus deudas más
grandes?
“
Los acontecimientos producidos en el país
en estos últimos años, han dejado entrever
la falta de diligencia en el trabajo en
minoridad. También la necesidad de leyes
apropiadas, ya que las que existen tienen casi
100 años sin una reforma real y profunda
ajustada a los nuevos tiempos. No legislaciones
para aplicar más “fiereza”, sino para realizar los
ajustes que de verdad eviten la caída en el
delito de los menores y puedan insertarse en la
sociedad, tal como corresponde a una persona
como sujeto de derecho y obligaciones. Por ello
abordo y analizo tal situación.”.
Tal vez, a raíz del caso Blumberg, se haya
querido hacer algo mejor en materia de
seguridad, pero se corre peligro de un desvío,
pudiendo producirse en lugar de un avance, un
retroceso, como es, por ejemplo, el
tratamiento de la edad de punibilidad de los
menores, influyendo en la sociedad con el
objeto de bajar la misma. Esta idea y otras que
se posponen, podrían llevar a un colapso aún
mayor.
La ley 22.278 publicada el 27 de agosto de
1980, durante el último gobierno militar,
disminuyó la edad de punibilidad a catorce
años, siendo poco después reformada por la ley
22.803 del 9 de mayo de 1983 - comienzo de la
apertura del régimen democrático -, que volvió
a la legislación anterior y estableció que “no es
punible el menor que no haya cumplido 16 años
de edad”.
Actualmente reaparece el fantasma de la
reducción de la edad mínima de
inimputabilidad, tratando de llevarla a 14 años.
Esto estaría en flagrante contradicción con el
artículo primero de la Convención de los
Derechos del Niño, que considera como niños a
las personas hasta los 18 años de edad.
Podemos argüir que si la edad de la niñez es
hasta los 18 años, mal puede entonces
imputárselos penalmente a partir de los 14,
argumento que todavía podríamos hacer valer
en relación con la actual edad de punibilidad de
16 años. Sin embargo,
considero que respecto de
esta edad no debe innovarse,
ya que la imputabilidad que
recae sobre estos menores lo
es en relación con delitos de
acción privada reprimidos
con pena privativa de la
libertad de más de 2 años, o
sea que por delitos a los que
correspondería menos de 2
años no se los imputa, y si se
tratara de delitos muy graves
(homicidio doloso, secuestro,
violación y otros) ya son
punibles por imperio de la
ley.
Al descubierto
La ley de Patronato de
Menores 10.903, otorga a los
jueces la facultad de
disponer preventivamente
del menor, haciendo una
evaluación de cada caso en
particular, en lo que respecta
fundamentalmente a
condiciones de vida, si se
encuentra abandonado o
bajo alguna otra
circunstancia. Pero, en la
práctica, el juez dispone del
menor en todos los casos y sin
dicha evaluación con total ausencia de
intervención de los padres y la familia,
derivándolos a los diferentes institutos para
menores - si hay comodidades -, sino quedan
alojados en comisarías a la espera de una
vacante.
En realidad, ningún menor, salvo los casos
extremos de delitos de lesa humanidad, debe
ser institucionalizado, a menos que él mismo lo
pida. Y muchas veces lo solicitan por ser muy
pobres, no tener comida, vestimenta, dónde
vivir, tampoco acceden a la escuela primaria, es
decir no cubren sus mínimas necesidades; todas
estas circunstancias van minando su autoestima
e identidad, comienzan a sentirse sin valor y no
tienen las fuerzas para seguir adelante. Por eso
son presa fácil del delito individual en
cualquiera de sus formas y también de
organizaciones mafiosas que los regentean y
explotan para los trabajos sucios de tráfico de
armas, drogas, prostitución, corrupción infantil
y otros delitos.
No existen en nuestro país instituciones aptas
para que se encuentren los menores alojados.
Las que existen - sean cerradas o de máxima
seguridad - son cárceles, con personal de
seguridad que si bien no porta armas, no está
especializado en el trato de menores y no
cuentan con controles psicológicos periódicos.
Los menores deben estar en lugares asimilables
a hogares y no a cárceles, con personal
altamente especializado en el tema.
Debe existir instrucción obligatoria en todos
los institutos (primaria y secundaria) y
brindarles la posibilidad de acceder a la
universidad, en el marco de la libertad vigilada.
Una vez que se hubiera comprobado la autoría
del hecho por parte del menor, la calificación
del delito, las circunstancias y demás
evaluaciones para culparlo, deberán tenerse en
cuenta sus antecedentes personales, sus
circunstancias familiares, cuestiones muy
importantes en estos casos. Y si sus hogares no
son tales y no tienen contención,
comprobándose que no son un buen ambiente
para reeducarse, entonces podría optarse por
tenerlos dentro de familias especiales para
dichos chicos, como así granjas abiertas - no
dormitorios con ventanas con rejas -, con
libertad vigilada, donde puedan aprender y
llegar a ser útiles socialmente.
menores, seguramente la mayoría de ellas son
de características obvias y muchas de
concreción muy dificultosa, por no decir
imposible, en función de la grave crisis
económica por la que atraviesa el país. Otras,
serían medidas de carácter general que
beneficiarían no solo a los menores, sino a la
mayor parte de la población carenciada. Baste
entonces con dejar planteada la inquietud y la
magnitud de este problema.
Deberíamos preguntarnos: ¿Son los menores
que delinquen el nudo del problema, o son una
desgraciada parte de él? ¿No será que la
sociedad tiene con ellos una de sus deudas más
grandes? ¿Cuál deber ser el rol del Estado en
este meollo?
Debería responder que el fin último de la
protección del Estado hacia el menor debe ser
la protección de la sociedad como tal en
general, dentro de la cuál se encuentra
obviamente insertado el menor que delinque.
El Estado va a proteger mejor a la sociedad, si
despliega políticas de prevención del delito y
mejoramiento de las condiciones de vida de los
menores, que eviten la necesidad de infringir la
ley penal. Si no logra evitar el delito, pues
tendrá que encarar el tratamiento de la
punición de manera tal que obtenga el mejor
equilibrio entre el peligro que corre la sociedad
en general, y el menor delincuente frente a
ella.
La sociedad no se verá mejor defendida si se
somete a los menores infractores a la ley penal
a castigos extremos y aberrantes en virtud de su
edad, ya que ello solo conducirá a formar
futuras generaciones de adultos resentidos y
con nulas posibilidades de reinserción y, lo que
es peor, con mayores necesidades de reincidir
en conductas delictivas.
Esto se evitará si se juzga al menor como tal, y
su encierro se verifica en lugares apropiados,
teniendo como norte que su falta de libertad
transitoria no lo es como una revancha de la
sociedad, sino fundamentalmente para su
rehabilitación y reinserción dentro de la misma.
(*) Licenciada en Ciencias de la Comunicación.
¿El rol del Estado?
Podría enumerarse taxativamente una gran
cantidad de medidas que el Estado debería
tomar con el objeto de prevenir el delito de
El lado oscuro de la web
El materialismo
mágico
El hombre tecnológico, rodeado
de máquinas y cajas negras que
estructuran su v ida, ha
adoptado la más supersticiosa
de las supersticiones, la
tecnológica.
L
a magia nació junto con el hombre, con su
lenguaje.
El brujo de la tribu intuyó una fuerza poderosa
que lo abarcaba todo, que era causa de las
causas, sentido y esencia de la vida.
Miró con estupor las maravillas de la creación y
con palabras vivas describió su éxtasis frente al
misterio.
Los mitos fueron modelando la cultura y el
conocimiento, a la par, el chamán asumió el rol
de puente entre el hombre y la divinidad.
En afán de controlar las fuerzas de la
naturaleza, éste convocó a dioses y demonios, a
espíritus del bien y del mal; para lograrlo
desarrolló técnicas secretas y misteriosas que
llevó a cabo en la oscuridad de las cavernas o en
la espesura del bosque. Encantamientos,
tabúes, sacrificios, plegarias, maleficios, danzas
y cantos rituales. Utilizó en estas artes: plantas
mágicas, sustancias alucinógenas, sahumerios,
fetiches, tótems y amuletos. El miedo y el poder
fueron también parte del rito.
Todas las actividades humanas (medicina,
agricultura, política) se marcaron a fuego por el
conjuro del pensamiento mágico.
Con el transcurrir de las generaciones, las
ceremonias y costumbres devinieron en
tradiciones y como trasfondo, en la moral que
guió la conducta de la comunidad.
Durante siglos los hombres confiaron
férreamente en la magia y en las ciencias
ocultas, hasta que la religión se impuso como un
nuevo eje del poder.
La jerarquía eclesiástica, exclusiva
intermediaria entre dios y el hombre, ejerció la
autoridad máxima y el poder en la tierra. La fe y
la moral religiosa fue un tributo a cambio de la
tranquilidad y seguridad que la iglesia brindaba
al creyente frente a la fragilidad de la existencia
(el consuelo).
Hace apenas unos 300 años, al surgir otra
forma de pensar y entender el mundo, se generó
un duro debate en la sociedad teocrática. La
interpretación de los fenómenos de la
naturaleza por medio de la experimentación y el
uso de la razón, significaron una nueva
herramienta para el saber humano, pero así
también, una amenaza para los dogmas y
poderes dominantes.
La hoguera de la inquisición funcionó a doble
turno; devoró libros, ideas y personas.
Pero la curiosidad pudo más que mitos y
fundamentalismos.
La fuerza de la razón fue poderosa y se impuso
con la contundencia de los resultados.
Desmitificó milagros y supersticiones
profundamente arraigadas, demostró que el
fuego era un proceso químico, que la tierra no
era el centro del universo ni estaba asentada
sobre infinitas tortugas gigantes, que el color de
la luz lo daba su frecuencia de onda.
Así surgió el pensamiento científico y éste
cambió aceleradamente la faz del planeta, al
tiempo que prometía a la humanidad, cumplirle
todos sus sueños y utopías, o sea, el fin del
hambre, del sufrimiento, de la enfermedad.
Propuso la felicidad en la tierra. Propuso la
libertad y la igualdad. Cayeron las monarquías y
nacieron las democracias. Se empezó a hablar
de los derechos del hombre. Se empezó a hablar
Educación
y Lectura
ejes del futuro
del hombre. Dios ha muerto, proclamaban. Lo
ha matado el mejor de los hombres, el hombre
que piensa.
Sin embargo, el nuevo dios de la razón no pudo
cumplir sus promesas.
Este siglo que se fue, fue el siglo de la
revolución tecnológica y de la consolidación de
la razón como dogma y única verdad posible,
pero también, durante el siglo XX acontecieron
las irracionalidades más grandes de toda la
historia, guerras mundiales, holocaustos,
bombas atómicas y químicas, junto al avance
sistemático de la pobreza y la exclusión como
nunca antes habían existido.
Las promesas de libertad derivaron en
“neoliberalismo” (la ley de la selva) y las de
igualdad, en dictaduras y autoritarismo.
El hombre tecnológico
La revolución tecnológica desenfrenada que se
dio en las últimas décadas, de la mano de las
tecnologías de la comunicación, ha
desembocado en la llamada sociedad red,
entramado global donde tiempo y espacio no
existen. Donde la velocidad y la inmediatez son
las máximas virtudes. Un entorno virtual donde
pasado y futuro se funden en un permanente
presente que se halla suspendido en el
fulgurante monitor de plasma líquido. La
comunidad “on line” es más “real” que la
comunidad física y, la vida, el dinero, el amor, el
poder; fluyen junto con la información (a la
velocidad de la luz) por la fibra óptica. El
hombre digital fascinado por estos hechizos, no
se imagina un mundo sin celulares, sin
computadoras, sin teléfonos, sin chats, Emails,
ni video-games. Y ha adquirido la superstición
más supersticiosa, la de la tecnología. Fervoroso
devoto de la magia tecnotrónica, la reverencia
más cuanto menos la comprende.
Al oprimir la tecla enter, una larga serie de
artilugios se pone en movimiento lejos del
entendimiento del hombre común, como varita
mágica que seduce y atrapa con su carga de
sorpresa, misterio y poder.
El hombre tecnológico vive rodeado
de cajas negras que estructuran su
vida cotidiana y la construyen como
en un realismo mágico.
Umberto Eco sostiene que estamos
tan acostumbrados a la tecnología e
hipnotizados por su velocidad y
eficacia, que la vivimos como una
magia.
Y dice: “La magia ignora la larga
cadena de las causas y los efectos y, sobre
todo, no se preocupa de establecer,
probando y volviendo a probar, si hay una
relación entre causa y efecto”, así traza una
gruesa raya divisoria entre la tecnología y la
ciencia.
La tecnología es consecuencia inmediata de la
ciencia, pero ambas no están amasadas con la
misma sustancia. Los caminos de la ciencia son
lentos, en su ardua tarea de experimentar y
encontrar las múltiples causas que generan
un efecto. La tecnología en cambio, como
la magia, lo brinda todo al momento.
La magia tiene su propia lógica y
quizás no ignore las múltiples cadenas
de causas que se necesitan para
conseguir un efecto (como dice Eco);
sus herramientas de trabajo no son la
física o las matemáticas, su rigor esta
basado exclusivamente en la fe, los
símbolos y los mitos.
Por
Daniel Héctor
7
La old “new age”
“Los que no creen en nada creen en todo”,
sentencia un viejo refrán, y éste parece ser el
leiv motiv del renacer místico y neo-religioso
que se pavonea, tanto por los pasillos de la Net,
como por los escaparates bestsellerianos de
librerías y shopping centers.
La diversidad de este movimiento es muy
amplia, pero todos los grupos responden a un
patrón común: la búsqueda por parte del
individuo posmoderno (desencantado de la
razón) de un sentido trascendente para su vida.
Habitantes de un mundo vaciado de sentido y
donde todo parece estar permitido, los adeptos
a esta gran religión sin dios, no confían en
movimientos sociales, ni en las viejas
instituciones. Las ansias místicas las canalizan a
través del autoconocimiento y del crecimiento
personal.
En un ansiado retorno a la tribu y a la
naturaleza virgen, confluyen aquí, sectas
sincretistas y chamánicas junto a filosofías
orientalistas, cultos esotéricos, gnósticos y
ocultistas que, paradójicamente utilizan el
merchandising y el entorno tecnológico para
expresar y difundir sus inquietudes espirituales.
El pulular de sectas satánicas, cultos
necrofílicos y distintas variantes de la magia
negra, son otro costado de este fenómeno, como
también el auge de la denominada revancha de
dios: el fundamentalismo islámico y el
integrismo cristiano que proponen un regreso a
la teocracia medieval.
“La ignorancia avanza hacia un inmenso y
temible porvenir” escribía Ernesto Sábato en
momentos en que la II guerra mundial asolaba la
geografía de la vieja Europa.
En su largo viaje evolutivo a los tumbos por la
historia, el hombre ha partido de la ignorancia
para regresar nuevamente a ella, quizás a una
ignorancia mucho más sabia y estimulante; la de
saberse ignorante.
El lado oscuro de la web en la blogósfera
www.danielector.blogspot.com
Ilustración: Loic Normand
Comuna de CASA GRANDE
Casa Grande (5162) - Punilla, Sierras de Córdoba - Tel/fax.:(03548) 470-870
e-mail: [email protected]
8
Zona de riesgo
La quimera del oro
El caso
Quinta y Última Parte
Por Raúl A. Montenegro
Cordón Esquel
Estudio sobre el impacto ambiental y sanitario de las minas de oro.
Emprendimiento de la empresa canadiense Meridian Gold Inc. en la
Provincia de Chubut. Reclamos, movilizaciones y conclusiones.
Las consideraciones aquí contenidas son responsabilidad exclusiva del autor y no compromete a la
Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM) ni a la Cátedra de Biología Humana de la Universidad
de Córdoba.
E
n Argentina las movilizaciones más
recientes ocurrieron en Jujuy (2001-2002),
desde la comunidad Kolla, y en Esquel
(Chubut), contra el proyecto “Cordón Esquel”
de la Meridian Gold Inc.
Un estudio realizado por la Planta Piloto de
Procesos Industriales Microbiológicos, de Jujuy,
determinó que el río Orosmayo está
contaminado con plomo y mercurio. El área en la
que se muestrearon los sedimentos analizados
por la Planta Piloto se encuentra a muy poca
distancia de San Pedro, el lugar donde se lava
oro con maquinaria pesada. Los vecinos de
Liviara venían señalando que “las mojarritas y
las truchas que sabíamos cuidar en la zona de
Vazcachani, donde teníamos un criadero, ya no
queda nada. Todas se han muerto (...) por la
contaminación”. La comunidad Kolla sigue
oponiéndose a la extracción de oro en Liviara y
Orosmayo. El 19 de julio de 2002 el juez de Feria
José Luís Cardero dispuso una medida de no
innovar ordenando, tanto al Estado como a las
empresas mineras de la zona que debían
“paralizar sus actividades”. Estas compañías
han estado extrayendo oro y contaminado el
ambiente en abierta violación al artículo 75 de
la Constitución y al Convenio 169 de la OIT. La
comunidad aborigen Kolla resaltó en la
presentación judicial que conforme al Convenio
169 sus derechos sobre los recursos naturales
existentes en sus tierras “deberán protegerse
especialmente”. Lamentablemente las
empresas siguieron operando y, al finalizar la
Feria Judicial, el juez Benjamín Villafañe
levantó la medida cautelar decretada por
Cardero.
Para hacer oír sus reclamos y pedir el cese de la
contaminación producida por las minas de oro,
los representantes de todas las comunidades
aborígenes de la provincia realizaron a
comienzos de agosto de 2002 una “Korpachada”
en inmediaciones de los Tribunales. El objetivo
era “sensibilizar a los administradores de
justicia” sobre los efectos negativos de la
explotación del oro. La Asociación de Mujeres
“Warmi Sayajsungo” y el Consejo de
Organizaciones Aborígenes de Jujuy
acompañaron “a los hermanos que en estos
momentos se debaten en medio de la
injusticia”. Invitado por la comunidad Kolla, el
autor de este trabajo (Raúl A. Montenegro) dictó
un curso para más de 140 líderes Kolla y Guaraní,
dedicado a fortalecer la lucha local contra la
explotación irracional del oro y la
contaminación de la Puna.
La otra gran movilización ciudadana contra
los efectos deletéreos de las minas de oro se
está desarrollando actualmente en la
provincia del Chubut (enero de 2003). Como
parte de este proceso ya se tramitaron dos
acciones judiciales en el Juzgado de Primera
Instancia en lo Civil Comercial y Laboral, a cargo
del Dr. Claudio Alejandro Petris. Una de Amparo
realizada por vecinos de Esquel, y la otra una
Acción de Daño Temido presentada por la
Defensora del Pueblo del Chubut, Marcela
Colombini. Ambas acciones ingresaron el 16 de
diciembre de 2002. En términos generales
procuran detener las obras y trabajos en el
Sector El Desquite-Cordón Esquel; declarar su
ilegalidad por falta de cumplimiento de la
(*)
Especial para Letra VIVA Periodismo Gráfico
legislación minera y ambiental; lograr una
recomposición del ambiente dañado, y que se
apliquen multas a los responsables.
A comienzos de enero de 2003 se realizó una
masiva concentración pública en Esquel.
Participaron vecinos de toda la Comarca Andina,
de la provincia del Chubut y del resto de la
Patagonia “para decirle no a la minería a cielo
abierto con uso de tóxicos”. Este movimiento
contó en todo momento con el apoyo profesional
de la Universidad Nacional de la Patagonia “San
Juan Bosco”, sede Esquel. Una de sus
integrantes, la doctora Silvia González, fue
amenazada por teléfono después de informar
públicamente los riesgos que entraña el uso del
cianuro en las minas de oro. Los pueblos
originarios Mapuche Tehuelche del Chubut y de
Río Negro, por su parte, emitieron un duro
documento contra las actividades mineras
ilegales. Indicaron que se oponen a la
intromisión en sus territorios de aquellas
empresas u organismos del Estado que
pretenden explotar sus recursos naturales “sin
la consulta y autorización previa que prevé el
Convenio 169 de la OIT” (Ley Nacional 24.071).
Según Quintana, la Comunidad de Huisca
Antieco presentó un Recurso de Amparo contra
la Dirección Provincial de Minas por haber
otorgado permisos en abierta violación al
Convenio 169 de la OIT. También indica que a
comienzos del año 2001 “el Fiscal Patricio
Romero, de Investigaciones Administrativas de
la provincia del Chubut” realizaba una
investigación sobre “la usurpación de la
titularidad del hallazgo original del
yacimiento”.
Desde los Municipios este proceso fue
acompañado con la aprobación de Ordenanzas
que limitan o prohíben las actividades mineras
que degradan los ecosistemas; prohíben la
instalación de laboratorios de tratamiento
químico de minerales; prohíben la introducción
y almacenamiento de cianuro para la minería y
establecen sistemas de Consulta Popular y
Audiencia Pública vinculante, previos a la
autorización de proyectos que pudieran
impactar el ambiente. Entre las municipalidades
que aprobaron estas normas se encuentran
Epuyén, Lago Puelo, Puerto Madryn, Comodoro
Rivadavia y Trevelín. Lamentablemente el
gobierno de la provincia del Chubut y en menor
medida la municipalidad de Esquel “no se
presentaron como controladores (...) sino como
voceros y difusores” del emprendimiento
“limitando y marginando al mismo tiempo las
voces disonantes”.
Conclusiones Cordón Esquel.
Es importante advertir que la operación de
minas de oro afecta irreversiblemente los
ecosistemas donde se instalan, interrumpen los
ciclos del suelo, del agua y de la biota, y afectan
gravemente la imagen de sostenibilidad que
tienen los ambientes nativos de la Patagonia.
Son actividades efímeras que inyectan recursos
económicos en forma muy asimétrica. Los
cambios sociales que producen colapsan
rápidamente al cerrarse en forma definitiva los
yacimientos.
Las minas de oro generan además dos grupos
de impacto ambiental separados entre sí por el
cierre. El primer grupo comprende los efectos
ambientales adversos registrados durante las
actividades de exploración, puesta en marcha y
explotación. El segundo grupo, que comienza
con el cierre de la mina, no suele tener plazo y
es de comportamiento impredecible.
Comprende las posibles descargas de cianuro y
metales pesados. Cuando una mina de oro se
cierra deja para la generación actual y sus
descendientes una importante modificación
geomorfológica y ecológica, y peligrosos
depósitos de residuos tóxicos.
La naturaleza riesgosa de este tipo de
explotación y sus efectos a corto, mediano y
largo plazo los hace incompatibles, por ejemplo,
con la organización territorial y ecosistémica de
Esquel. Aunque ya ha habido movilizaciones
públicas contra el impacto producido por minas
de oro activas en Argentina, este es un caso
piloto contra proyectos de inversión.
Lamentablemente los organismos públicos de
control han demostrado una notable pobreza
técnica, y una sugestiva connivencia con los
intereses de la Meridian Gold. Algunos de estos
casos deberán ser investigados por la Justicia
Provincial y Federal, habida cuenta que habría
“Abuso de Autoridad y violación de los deberes
de funcionario público” (artículos 248 y 249 del
Código Penal) y, posiblemente, “Negociaciones
incompatibles con el ejercicio de las funciones
públicas” (artículo 265 del Código Penal).
Gracias al actual precio del dólar, personas y
empresas extranjeras pueden comprar tierras a
un tercio del valor que regía para el año 2001.
Esto agrava los fenómenos de penetración
minera que llevan adelante intrincadas redes de
grupos inversores. Urge en Argentina investigar
las operaciones de compra de tierras por parte
de empresas mineras para asegurar que sus
actividades no sean violatorias de la ley. La
generalizada crisis económica, por su parte,
torna más vulnerables las decisiones
gubernamentales y ciudadanas. Entre los
mejores elementos de resguardo figuran las
campañas lideradas por ONGs y grupos de
ciudadanos, las acciones judiciales preventivas y
las Audiencias Públicas.
Sin embargo, en el actual marco de
incertidumbre lo más sensato es afianzar
economías regionales basadas en el uso
sustentable de los recursos naturales, y no en la
radicación de emprendimientos mineros
efímeros y de alto riesgo ambiental.
(*) Biólogo. Presidente de la Fundación para la
Defensa del Ambiente (FUNAM). Profesor de Biología
Evolutiva Humana en la Universidad Nacional de
Córdoba. Previo Nobel Alternativo 2004, Suecia.
Desmotadora de Algodón
Semillero Cooperativo . Fabrica de Aceite
Remates Feria . Cereales
Agente Exportador . Balanza Oficial
El malabarista
Hoy pelea
Locche
La fugacidad es un rasgo de la vida que nos cuesta aceptar. Uno
transita por este mundo como si fuera a ser eterno. O, al menos,
durar bastante. Pero no: somos como la máquina de escribir antes y la
computadora ahora.
P
ara hablar de Nicolino no he tomado la
precaución que sí tuve para otras
evocaciones: traer a mi mesa un
“borrador” con algunos sesgos de su
personalidad, a modo de inventario, dentro de
ideas específicas sobre el enigmático encuentro
del boxeo que él interpretó y su público. Una
relación que asumió la magia de lo increíble, de
lo bello, de lo picaresco, de la complicidad que
solamente se puede contagiar a través de
inocentes “travesuras”. Me resultó imposible
sintetizar, a modo de anotaciones breves, trazos
del misterio que definió la relación que entabló
con la gente en general. Locche fue uno de los
mejores boxeadores argentinos de la segunda
mitad del siglo pasado. Un verdadero maestro
sin alumnos, porque nadie siguió su escuela.
Pero, ¿hubiese sido posible?
Entre tantas cosas irreemplazables que uno
aprisiona para siempre en el corazón, siempre
hay matices distintos para distinguir esas
como un fantasma. Eso era Locche. Fantasía
genuina, magia traviesa, enigma puro.
Durante un montón de años, el sábado a la
noche fue casi una religiosa “obligación” ir al
Luna. Nadie podía faltar. “Hoy pelea Locche”,
era la consigna que se pasaba de boca en boca.
Y el coliseo de Corrientes y Bouchard, repleto
hasta por los codos, moría ante cada finta de
Nicolino, ante cada esquive, ante cada
gambeta, ante cada conejo que salía de su
galera burlona, casi infantil. El imán de su
figura convocó a muchas generaciones. No
había límites para la alegría. Nadie iba a ver
“sangre”, todos querían ver al mito que ganaba
sin un golpe.
Se habló mucho de la influencia del “arte de
Nicolino” en la evolución, o no, del boxeo
argentino. Y con razón, porque es evidente que
el mendocino representó toda una etapa
“científica” en la concepción “filosófica” del
sensaciones. Nada es igual, aunque en el fondo
tengan “hilitos” similares. Y no son emociones
ocasionales, porque uno las vive como si fueran
eternas, como si no se murieran nunca. La
fugacidad es un rasgo de la vida que nos cuesta
aceptar. Uno transita por este mundo como si
fuera a ser eterno. O, al menos, durar bastante.
Pero no: somos como la máquina de escribir
antes y la computadora ahora. En todos los
órdenes, es un calco. Es lo mismo. Inventos
fugaces. Sólo que en el caso de Nicolino Locche,
lo suyo no fue un boxeo efímero. Fue un molde
irreemplazable, inmortal, perpetuo.
Ahora que se produjo el inesperado rescate
del Luna Park para el boxeo, es toda una tristeza
que ya no esté “El intocable” produciendo esos
“derechazos” directos al corazón, aunque él
representó el revés de la trama: tocar, no pegar.
Malabarismo de la más pura esencia. Acariciar,
bailar, escapar y, de improviso, irse a las barbas
de su oponente, poniéndole la cara para que le
“peguen” y desaparecer de la escena, casi
rudo deporte. Se habló menos, claro, de su
apego a “no dejarse pegar”. Eso no vendía a
futuro, pese a que en ese momento llenaba
estadios. Es decir, no convenía que hubiesen
otros Locche. Al menos, con ese estilo. Los
periodistas de obediencia positiva, únicamente
argumentaban que “no pega”, para enseñarnos
que en tiempos pasados, la única filosofía valida
del boxeo tenía sus raíces en una costumbre
antigua y medieval: la destrucción del
adversario. Pero “Nico” se reveló contra la
tiranía de aquellos que preferían ver “fiambres
en el ring” y transformó el espectáculo en una
suerte de liberación progresiva de la belleza, de
la sutileza.
Uno tiene la costumbre de dudar de noticias e
informes de los diarios y revistas (ni hablar de
aquellas que proceden de la radio y televisión),
pero nunca del diccionario de la Real Academia
Española. ¿Por qué se piensa que este tesoro de
la lengua es infalible? En la última edición,
surgen 83.500 nuevas palabras y más de 12.000
Sarmiento 163 - La Falda - Tel. (03548) 422-183
[email protected]
Por
Ismael
A. Canaparo
(*)
9
Sería fantástico
Sería fantástico
que ganara el mejor
y que la fuerza no fuera la razón.
Que se instalara en el barrio
el paraíso terrenal.
Que la ciencia fuera neutral.
Sería fantástico
que nada fuera urgente.
No pasar por la vida sin cumplidos,
llamando a las cosas por su nombre.
Cobrar en especies y sentirse bien tratado
y mearse de risa y dejar volar la fantasía.
Sería fantástico
sería todo un detalle,
todo un síntoma de urbanidad,
que no perdiesen siempre los mismos
y que heredasen los desheredados.
Joan Manuel Serrat
acepciones añadidas y definiciones
modificadas. Y sin embargo, a pesar de algunos
agregados modernizadores, como estalinismo,
fax, sida, pálida, movida, puentear, visceral,
tele, comunicador y otros etcéteras, sigue
notándose una equivocación con respecto a la
palabra “intocable”. De ella se dice que “no
puede ser tocado”. Nada más inexacto. Debería
subrayar, en todo caso, la siguiente
puntualización: “creación exclusiva del
boxeador argentino Nicolino Locche, inventor
de la acción y efecto de no dejarse pegar;
percepción clara, íntima e instantánea de una
idea y una verdad, con prescindencia de la
violencia”.
Nicolino Locche fue un boxeador entrañable
no sólo porque su personalidad irradiaba
ternura, sino porque su estilo tan singular
alimento la imaginación de casi tres
generaciones. El mendocino estuvo lejos, sin
embargo, de ser un “púgil argentino
autóctono”. El público en general, al que le
costó aceptar a Cirilo Gil, otro estilista de
enorme talento, prefería a peleadores
explosivos: Gatica, Bonavena, Saldaño.....
Pero el arte de Nicolino pudo más y enseguida se
transformó en el preferido de la muchedumbre,
inaugurando - hace más de 30 años - el “ole,
ole, ole”, que mucho después se popularizó
como un desdén dedicado a aquellos que la
“ven pasar”.
Indudablemente, Locche reivindicó la
necesidad de volcarse a la frescura y a la
inocencia en un deporte tan destructivo,
apelando tan sólo a las fantasías, a los
garabatos de sus alocados esquives. Lo suyo fue
la adjudicación de una mirada estética al boxeo
universal, donde se movieron imágenes, libres
de toda culpa.
Cualquiera que busque una vía de escape
hacia la realidad (la tan cotidiana de hambre,
miseria, desocupación, secuestro y violencia) y
ansía que le hablen con letra concreta, tiene
que buscar la proximidad de una voz que le
cuente sobre Locche. El único e irrepetible
boxeador que siempre le escapó a la
solemnidad.
Nicolino fue, en síntesis, quien inventó la
ficción en el boxeo. Le quitó dramatismo. Le
agregó belleza. Le impuso el ritmo perfecto de
los paisajes dibujados en el aire. Fue, en todo
caso, el arquitecto más perfecto para diseñar a
la autenticidad.
(*) Periodista.
10
Mirada retrospectiva
¿Barbarie o Civilización?
Por Daniel Hector
La conquista del desierto
La ambición desmedida del hombre blanco, encontró
justificaciones para acabar con un pueblo, con su raza y con su
cultura milenaria.
E
Construyó su pensamiento a partir de la
visión del otro en oposición a su yo, y no como
su yo en oposición al otro; la subjetividad y la
ambición lo embargaron.
Mas allá del ámbito académico, para la
corona española era fundamental devolverles
el alma a los indios, ya que si ellos no
pertenecían a la raza humana no había
evangelización posible y sin ella, la conquista
no tenía base legal. La voz del rey se escuchó
en Roma.
Desde la violencia de la conquista se instaló
en América una barrera cultural binaria y
simplificadora, resumida en: cristianos o
salvajes - civilización o barbarie.
Intervino el Papa Pablo III, quién en 1537,
con la bula sublimis deus, determinó que los
naturales americanos eran humanos y que
estaban deseosos de hacerse católicos.
La espada del conquistador y la cruz del
misionero, significaron la modernización
civilizadora complementada por la
evangelización redentora, del otro lado: los
conquistados: (en este esquema) seres
inferiores, indignos de sus posesiones y
esclavos por naturaleza.
En 1542 Carlos V promulgó las Leyes Nuevas
que prohibían la esclavitud de los indios, pero
esta legislación, nunca se cumplió debido a la
resistencia que generaba entre los colonos
(sin esclavos la conquista no era rentable).
l conquistador necesitó justificar su
conquista. Con su poder avasallante
creyó conquistar derechos y virtudes.
Los objetivos económicos y mercantiles no
se mantuvieron ajenos ni tampoco ocultos, en
la conquista de América. Colonos,
comerciantes, aventureros, hicieron frente
común y se complementaron
estratégicamente con sacerdotes, militares y
políticos para repartirse las riquezas que el
nuevo mundo, ofrecía en bandeja de oro y de
plata.
Tan expuestas estaban la ambición y la
codicia en la “cruzada civilizadora” que hasta
un monje dominico Bartolomé de las Casas
(que brindó una visión un poco mas humana de
la historia) llegó a cronicar: "Todas las cosas
obedecen al dinero y los indios evangelizados
son instrumentos para alcanzar el oro(…) todo
en las indias es injusto y tiránico”.
Pero desde el punto de vista filosófico y
jurídico los abusos de la ocupación estaban
justificados y tolerados. Según Aristóteles (el
pensador mas influyente de la antigüedad):
“Existen hombres con facultades espirituales
atrofiadas que carecen de autonomía y se
encuentran destinados a ser sometidos por
otros hombres como siervos”. De acuerdo a
esta tesis, la inferioridad racial del indígena le
daba derecho a la sociedad superior (la
española) a sojuzgar y educar al indio, para
alejarlo de las idolatrías que lo hacían pecar
contra la iglesia católica.
Estos planteos dispararon un profundo
debate teológico: ¿Tenían alma los salvajes?
¿Merecían ser tratados como súbditos de la
corona? ¿Eran una especie inferior, una suerte
de eslabón perdido entre el hombre y el reino
animal?
Para resolver la controversia la Iglesia
convocó en Valladolid una junta de teólogos y
expertos en derecho canónigo. Bartolomé de
las Casas ejerció como defensor de la causa
indígena y Juan Ginés de Sepúlveda fue el
“abogado del diablo” que sostenía la
inferioridad racial de los indios, esos “seres
perversos y sodomitas”, cuya aniquilación
estaba justificada.
En este estrado, la cosa no pasó más allá de
la discusión retórica y erudita, lo que tampoco
le quitó un importante significado simbólico al
evento.
A pesar de algunos tibios intentos por
detenerlo, el proceso de someter a los
pueblos americanos a la esclavitud, al
despojo, a la miseria, a la marginación y a su
casi total exterminio siguió adelante.
Paralelo a esto, un ejército de clérigos se
desplazó por todos los rincones del
continente, destruyendo todos los rasgos de la
cultura y de las religiones de los pueblos
nativos (que ellos consideraban idolatrías
paganas), a cambio impusieron una religión
que predicaba la resignación y el
sometimiento.
El proceso duró algunos siglos. Con el
arrasamiento definitivo de los pueblos
indígenas del sur de la Argentina, se puede
decir que concluyó finalmente la conquista
del continente americano por el hombre
blanco.
De la pampa salvaje a la pampa
huinca
Los habitantes originarios del sur del país
habían sido bautizados por los españoles como
Araucanos. Conformaban un conglomerado
étnico, en el que se destacaban los mapuches,
los tehuelches, los ranqueles, los puelches,
los pehuenches. Estos grupos habían resistido
el embate español, no tanto por su eficacia
guerrera (que la tenían) sino porque en sus
territorios no había objetivos codiciados por
el conquistador europeo; como minas de oro o
de plata.
El avance sobre la Pampa por el huinca (el
hombre blanco), se dio cuando el naciente
país comenzó a tener un claro perfil agrícolaganadero, y la aristocracia terrateniente
necesitó ampliar la frontera productiva. Las
estancias ocuparon progresivamente el
territorio donde los indios se proveían de
ganado salvaje y estos se vieron obligados a
asaltarlas con sus malones para cubrir sus
necesidades.
Los habitantes de la campaña, delinearon
con construcciones de barro y empalizadas
(fortines) las primeras líneas defensivas, así
se fue conformando la “frontera del indio”.
Ideas liberales y democráticas ganaron
terreno durante el siglo XIX, al mismo tiempo,
los poderes absolutos de las monarquías y la
iglesia retrocedían. Este influjo humanista
produjo cambios político- sociales profundos y
transformadores, que la burguesía nativa
(descendiente directa del conquistador) llevo
a cabo.
Pero el nuevo estatus no implicó la
aceptación o el reconocimiento de los pueblos
indígenas preexistentes. Las élites
gobernantes no concebían la existencia de
otra soberanía territorial o cultural que no
fuera la argentina y que no respondiera por lo
tanto a su autoridad.
En 1842 Juan Manuel de Rosas, caudillo de la
provincia de Buenos Aires, fiel personero de
los intereses ganaderos, realizó la primera
incursión “tierra adentro”. A principio de los
años `40 cerró la campaña con 8 mil indios
muertos y un importante avance sobre la línea
fronteriza
La Argentina se estaba modernizando y en
pleno proceso de incorporarse a la estructura
económica capitalista internacional, el país
andaba en busca de una historia y de una
identidad común, el “ser indígena” no tenía
razón de ser ante el avance inexorable de lo
que el huinca llamaba progreso.
La eliminación de la “barbarie” era un
imperativo histórico para la clase culta
porteña. Eran bárbaros los indios, el gaucho
matrero y la montonera, pero también lo eran
los incultos que no entendían al liberalismo,
ese credo que predicaba con tanto empeño el
imperialismo inglés.
.La guerra civil, la anarquía, la guerra del
Paraguay y los distintos conflictos que
originaban la lucha por el poder político,
postergaron por largos años la estocada final.
En 1874 asumió la presidencia Nicolás
Avellaneda, todo su gobierno se vio sacudido
por una crisis económica internacional, que
repercutió sobre manera en el país, debido a
la fuerte deuda externa que las
administraciones anteriores habían
contraído.
La “cuestión india” entonces, fue buena
para amainar el temporal. El plan era sencillo:
vender las tierras ocupadas por las
poblaciones indígenas ancestralmente, y con
ese dinero financiar una campaña para
proceder al aniquilamiento y desalojo
definitivo del “intruso aborigen”. La
reactivación de la economía estaba
asegurada.
El general Julio A. Roca, niño mimado del
exclusivo club liberal, de reconocida
militancia anti-india , fue elegido ministro de
guerra. Sería la mano conductora de la
“excursión”.
Apresuradamente, entre el 1º de noviembre
y el 31 de diciembre de 1878 se entregaron a
un precio de bicoca 10 millones de hectáreas,
una sola entidad: el Sr. Martinez de Hoz y Cía.
se quedó con 2,5 millones de hectáreas.
1879 fue el año de la acometida final. La
carabina a repetición y el cañón, regaron con
sangre pampa la llanura. La metralla huinca
cegó la furia altiva del malón. Las armas de la
indiada no alcanzaron; coraje, lanzas, bolas y
caballos, las mismas con las que habían
combatido al español.
El arcano imperio Araucano marchaba
solemne a encontrar su martirio.
Linaje preservado:
Zara Namuncurá
Para la descendiente de la más pura dinastía Piedra y tataranieta
de Manuel Namuncurá, padre de Ceferino, “es vano hablar, fuimos
reprimidos, somos solo enunciados pero no nos conocen”.
E
l sol de la tarde coscoína se cuela
tímidamente por la ventana y apenas
logra iluminar la habitación, dónde una
mujer postrada en una silla de ruedas, solo
acompañada de recuerdos colgados en las
paredes, sombreros, antiguas fotografías y
fantasmas que desfilan en su mente,
reflexiona de sus antepasados pehuenches,
dueños y señores de inmensidades hace dos
siglos atrás.
Zara Namuncurá vive en Cosquín, en la
Provincia de Córdoba, desde hace tres años
luego que una enfermedad le doblegó el
físico, más no el linaje que corre por su
sangre, desandando los caminos de la
memoria esgrimiendo el mejor de los
pergaminos: ser tataranieta de Manuel
Namuncurá, padre del mítico Ceferino y
compadre de Urquiza, el último gran guerrero
del sur doblegado por Roca y los fusiles
Remington que diezmaron a sus hombres,
quedando solo reducido a un triste anciano,
cuasi ridiculizado con uniforme de teniente
coronel del Ejército Argentino, luego de la
matanza.
la palpé ya desde chica, me comía las uñas.
Sufrí la discriminación, éramos los `hijos de
la india…¨, se quedó grabado siempre en mí,
en mi corazón”
Pasaron los años y Zara fue la alumna querida
del secundario en Bahía Blanca, pupila en el
Colegio María Auxiliadora de los salesianos,
donde aquella monja le permitió cantar,
derrotando a una dolorosa frustración de años
antes en la primaria, dónde nunca por obra y
gracia de su sangre pudo hacerlo. Recuerdos
en la caldera de la impotencia de su raza, de la
gran nación desaparecida, de la rastrillada del
éxodo en La Pampa, muchas décadas antes de
que viera la luz de este mundo.
“Ceferino es amado…no volvió con nosotros,
fue el sacrificado. él quiso regresar a su
tierra. Puede existir algo escrito pero no lo
conocemos. No es difícil imaginar que para
salvar la nación, Manuel Namuncurá debió
aceptar que sea civilizado por la fe católica,
así logró salvar las familias del gobierno
desalmado y salvaje de Roca. Así construyeron
la ruta Conquista al Desierto, sobre los
cadáveres de los nuestros”.
Llegó la universidad y años inolvidables en La
Plata, con un profesor inolvidable: Alfredo
Palacios que, puntualmente, tomaba el
colectivo todos los días recuerda, con su típico
atuendo de chambergo y chalina al hombro.
Pero solo llegó hasta tercer año de abogacía,
pues el amor hizo su llamado y se casó,
partiendo hacia Cochabamba en Bolivia. Ahí el
destino hizo que conociera al sabio Dick
Edgard Ibarra Grosso, que rescató de su
interior la descendencia americana, la
identidad que parecía perdida y que la hizo
reflexionar “siempre pensé que tenía otra
vida que no conocía”, convirtiéndose en una
técnica en desarrollo de comunidades y
partiendo al Congo africano, contratada por
los gobiernos de Francia y Bélgica.
Luego la experiencia continuó en
el sur de nuestro país, con apoyo
privado, logrando conformar ocho
centros comunitarios, con sus
hermanos de sangre.
Manuel Namuncurá (de uniforme)
“Dicen que somos la realeza. Es verdad, lo
somos por mandato divino, nuestro mandato
divino. A ningún americano ha convertido la
religión católica, somos distintos para querer
y creemos en una fuerza superior, interior y
espiritual. Nos rige el rehue, cuatro
momentos muy altos: la tierra, los arroyos,
los mallines y la gran cúpula que es el cielo.
Siempre se agradece en grupo, una vez al año,
es nuestra única ceremonia”.
Zara nació en Villa Regina en el Valle del Río
Negro, hija de Ceferina Namuncurá Gallardo y
el pionero italiano Antonio Albanese.
Descendiente de los Piedra, los mismos que
llevaron en andas al General San Martín en su
cruce libertador de la cordillera de Los Andes.
Los pehuenches, gente del Pehuén.
Recuerda con alegría su niñez y la escuela
primaria, parte en Villa Regina y parte en
General Roca. “Era la niña mimada de mi
padre, lo reconozco, pero sentí la injusticia,
11
Por José Hernández
(*)
vendido al blanco, rodeado de todo su
pueblo. A Bernardo Curá, desterrado a Chile
por levantisco y a tantos otros personajes, que
fueron tejiendo la rica historia del pueblo
pehuenche.
Zara vive rodeada de esos recuerdos, se
ampara en ellos, se refugia cada día sin
advertirlo, en esa inclaudicable y obstinada
decisión que la memoria se mantenga fresca,
intacta con el paso de los años, emparentada
con la porfía blanca que aún persiste en solo
enunciarlos, jamás reconocerlos.
Un solo hijo propio y cinco de crianza son los
galardones que le brindó la vida, lejos todos
en esta tierra y en otros países. Mira con
nostalgia la enorme fotografía que adorna el
living, con un fornido Manuel Namuncurá en
plenitud a la par de su mujer Rosario Burgos,
rodeado de sus ancestros de rostro adusto y
negros ropajes.
Lleva esa sangre y no lo olvida un instante,
convencida de su ascendencia por mandato
divino, “ellos no nos conocen, pueden tener
envidias y celos. No lo sé, porque la amistad
vive en nosotros”, murmura quedamente.
Nos atrapa el atardecer, el sol languidece. La
despedida, promesas de pronto regreso y, al
trasponer la puerta, nos encontramos con
nuestro mundo, con nuestro tiempo…, porque
dialogar con Zara es internarse en el pasado
insondable de los dueños de la tierra, de una
cultura perdida quizá en la rastrillada de La
Pampa, cuándo la lanza y el grito del malón
estremecía al blanco y el Remington tronaba
tronchando la vida del pehuenche.
Cuestiones de historia y de conciencia…
blanca.
(*) Periodista.
Fotografías: Gentileza de archivo Basilio Ramón
Bello.
“Los blancos nos han tildado de
intelectuales, no nos conocen,
tenemos una férrea voluntad.
Contamos con 80 vocablos para
despedir el día ¿los tiene el
español? Mi madre venció la
exclusión y era comerciante
exitosa, era criadora de caballos,
los vendía en Chile a ingleses y
franceses. Esplendorosa mujer,
descendiente del linaje de Los
Zorros, luchó y me compró un
piano, eso valía un campo en esas
épocas”.
Desfila por el recuerdo la imagen
de su abuela, de obstinado silencio
y prodigiosa memoria, que solía
recorrer fielmente la historia del
linaje, recordando cada episodio
de la nación perseguida y
aniquilada. Así conoció a Piedra de
Oro, muerto por su hermano
Manuel Namuncurá por haberse
Zara Namuncurá
UNIDAD EJECUTORA
Ituzaingó 1735 - 5000 - Córdoba
Tel. (0351) 434-4005 / 09
De Creencias
y Sirenas
Por
Jorge
González
(*)
Los misterios del mar
Quizá el agua haya sido el origen
de toda la vida que hoy existe
sobre el planeta Tierra. Fantasía
y realidad se amalgaman en las
profundidades de los océanos y
de las conciencias.
U
n barco echado al mar, navega junto a un
sinnúmero de fuerzas espirituales,
empapado de sal y de los poderes de
innumerables objetos, personas y dioses. Es
desde su construcción que el metal y la madera
están imbuidos del amor o del odio que los
hombres hayan puesto en ellos. Y en cuanto el
barco esté en alta mar a merced de los vientos y
las olas, deja aflorar su espíritu, su esencia, su
ser. Allí se define. Indeciso, marino, fuerte,
dócil, valiente, sensible, ardoroso, nostálgico,
voluntarioso, alegre o difícil. A su mando,
sabrán sacar mejor partido de él quienes lo
comprendan. Se han tejido desde antaño
extraordinarias leyendas y creencias. Puedo dar
fe que, de ellas, hay una visión diferente
cuando se está a expensas del destino. Cuando
el agua embravecida ruge y se torna oscura,
cuando la niebla lentamente desfigura las
formas y nada lo ata a uno con la tierra. Dentro
mío, el recuerdo de las tormentas en el
Estrecho de Magallanes, tiene sabor a misterio,
a homenaje.
El Quetzacóalt de los Aztecas, encarga a
deidades menores el control de sus vientos. Ahdad, de Babilonia, lo hacía montado en un toro y
llevando rayos en sus manos. El Dios de los
Iroqueses era el gigante Ga-oh. Los hermanos
Bóreas, Céfiro, Noto y Euro, cuidan de los
vientos del Mediterráneo y, en Nicaragua, la
tarea la tienen a cargo nada menos que nueve
dioses. Australia reúne numerosos espíritus a los
que se atribuyen los ciclones y tormentas del
Noroeste costero o los remolinos de arena del
desierto. Los chinos le adjudican a un dragón
celestial llamado Fui Lin o al viejo Fang Po la
paternidad de los vientos de su país. El Dios
japonés Haya Ji lo lleva encerrado en un saco de
cuero para soltarlo como castigo a los mortales.
Los hay benévolos y los hay terribles y capaces
de azotar con las tormentas de arena de Arabia
o los tornados en las praderas norteamericanas.
En algunas partes de África los hechiceros
encierran los vientos en tarros. Solo le queda al
marino, a expensas de sus caprichos, silbar una
dulce melodía si lo necesita o clavar su cuchillo
en el palo mayor cuando sopla con demasiada
fuerza y hace peligrar la embarcación. El
“holandés errante”, Vanderdecken, cometió el
error de ofrecer su alma al diablo a cambio
de viento. En su viaje a las Indias, la
calma atrapó a su barco durante
tanto tiempo que alteró sus
nervios y realizó el fatídico
acuerdo. En los últimos 400
años, se ha visto al marino
holandés navegar a la
deriva al Sur del cabo de
la Buena Esperanza,
sobre todo cuando soplan galernas del Oeste.
El agua lo azota casi ocultando el casco y el
cordaje y las voces de socorro no se oyen con
claridad al confundirse con el aullido del viento.
Qué hermosa visión en todo caso la de las
sirenas! Se dice que desafiaron antiguamente a
las musas a entonar bellos cánticos pero, al ser
vencidas, se exilaron en una isla rocosa y en
venganza devoraban a los navegantes que
acertaban a pasar por allí. Viejas historias
aseguran que tenían el poder de transformarse
en sirenas con cola de pez y de ese modo, con
sus hermosos pechos desnudos, atraer más
fácilmente a los marinos. En cuanto a las sirenas
anfibias, ellas son descriptas como mujeres de
asombrosa belleza, una larga cabellera rubia y
ojos de gran tamaño y color verde o verde
azulados. Tienen el aspecto humano por encima
de la cintura y, por debajo, el de pez con una
gran aleta plateada.
De las serpientes marinas, hay tantos datos
documentados, que debe desecharse la
creencia de que hayan sido confundidas con
bancos de delfines o calamares gigantes. Llegan
a medir hasta 70 metros de longitud y siete de
circunferencia y están cubiertas de escamas
verdes y brillantes en el dorso y blancas en la
parte ventral. Atacaban a los barcos de vela y la
única defensa eficaz que éstos tenían, era una
resina de sabor amargo y fuerte y gusto a
cebolla, que obtenían moliendo las hojas de una
planta que crece en Persia y Afganistán llamada
Mérula foétida.
Al Sudeste de las Bermudas, en la ruta hacia
las Antillas, en el Atlántico Norte, se encuentra
el Mar de los Sargazos cuyo nombre se debe a la
abundancia de un alga (Sagassum bacciferum)
que flota en sus aguas. La región es de vientos
variables y es tal la acumulación de estas algas,
que forman una alfombra casi sólida sobre el
mar y pueden atrapar a los barcos a vela que
deriven entre ellas por falta de viento. Los
hombres morirían de hambre y de sed y el barco
poco a poco se inclinaría y su casco sería
carcomido por los gusanos. Allí se han perdido
incontables galeones con oro o barcos negreros
y muchos han ido a su búsqueda. Las algas,
mientras tanto, siguen conservando su secreto y
acechan en silencio al desprevenido.
Obsesión, venganza, lucha por conquistar lo
inalcanzable; quizá la lección de que el hombre
puede destruirse a si mismo si vive tras estos
13
ideales. La atracción que ejercía ese enorme
cachalote de casi 20 metros de largo era
innegable. Cuando se lo veía nadar a mediodía
sobre el fondo azul oscuro de un mar tropical,
resplandecía su blancura junto a una estela de
espuma cremosa. Siempre andaba solo, lo
marcaban tres feroces heridas de arpón en su
aleta de estribor y, sobre todo, parecía dueño
de una inteligencia maligna y capaz de
aterrorizar a quien se atreviera a acercarse. Su
fantástica mandíbula había cobrado ya varias
víctimas y su fama había corrido por lo mares y
entre los balleneros, casi con un terror
superticioso. Porque lo llamaban “Moby Dick”,
nadie lo sabía. Fue el capitán Ahab de
Nantucket quien le hizo frente en el mar del
Japón y llegó a acuchillar a Moby Dick, pero eso
le costó que la “ballena blanca” le mutilara la
pierna de un solo bocado. Ahab, prometió
vengarse. Al mando del ballenero “Pequod” no
hacía más que escudriñar el horizonte con un
rostro que parecía tallado en madera y al que le
daba cierta fiereza una cicatriz que le corría
desde su pelo gris hasta el cuello. Juró darle
muerte. Hizo construir un arpón especial y no
cesó de delirar sobre la cubierta acerca de su
deseo de enfrentar a Moby Dick. La ballena
blanca, apareció al amanecer y comenzó a
perseguirla. Durante tres días la lucha fue feroz
y el cachalote llegó a destruir dos lanchas y al
propio Pequod. Ahab hundió el arpón en el
cuerpo de la ballena pero la cuerda se enroscó
en su cuello y fue arrastrado al fondo del mar
cuando Moby Dick, malherido, se sumergió
pesadamente. Solo un hombre vivió para
contarlo.
Quizá el agua haya sido el origen de toda la
vida que hoy existe sobre el planeta tierra.
Fantasía y realidad se amalgaman en las
profundidades de los océanos y de las
conciencias. Conviven los fantasmas de los
submarinos alemanes en la primera guerra
mundial junto a seres de extraordinaria belleza
y curiosas formas. Cierto es que, el mar, como
sinónimo de movimiento, siempre nos atrae.
Nos habla de conquistas y de infinitos por los
cuales el hombre ha movilizado su imaginación,
su astucia y su valor. Aún dentro de aquella
tormenta en los mares del sur, recuerdo casi
extasiado como volaban las aves sobre el pico
de las olas o las ballenas se hundían gráciles
delante de nuestro maltratado casco de
madera. Aún dentro de aquel miedo y mi
pequeñez, recuerdo como me maravillaban
esos indicios de vida...
(*) Periodista. Guía Nacional de Alta
Montaña.
14
Sus amigos, sus mujeres,
sus palabras
Por
Pablo Neruda
Peregrino de la poesía
Verónica Cardozo
De naturaleza desbordada, cantó en sus versos; de sus amores, su
pueblo, sus ideales y su indignación ante lo incomprensible.
“
Poeta mas cercano de la sangre que de la
tinta”, dijo Federico García Lorca de su
amigo Pablo Neruda. Y fue el poeta
chileno, el que años más tarde, eternizaría la
muerte de su amigo a través de un poema escrito
con rabia y sangre en vez de tinta.
Pablo Neruda poseía una naturaleza
desbordada, cantó en sus versos, de sus amores,
su pueblo, sus ideales y su indignación ante lo
incomprensible. Ingresó a los sitios más
recónditos de la poesía para entregarla colmada
de metáforas vírgenes y originales. Vivió con la
fuerza de ese mar sabio y caudaloso que lo
mantenía absorto, largas horas en Isla Negra.
Escribió de los pájaros de Chile, de las comidas,
del aire, del agua, coleccionó mascarones de
proa, anclas, objetos del mar, caracoles,
mariposas…
Para sentenciar luego: "Dejo a los sindicatos /
del cobre, del carbón y del salitre / mi casa
junto al mar de Isla Negra. / Quiero que allí
reposen los maltratados hijos / de mi patria,
saqueada por hachas y traidores, / desbaratada
en su sagrada sangre, / consumida en volcánicos
harapos".
Tenía sólo 20 años cuando brotó de su pluma
“Puedo escribir los versos, mas tristes esta
noche/ Escribir por ejemplo: “La noche está
estrellada, y tiritan, azules, los astros a lo lejos
(…)”.
Germinaron sus letras desde que tuvo uso de la
pluma, el lápiz y el papel.
La fecundidad de su poesía nunca tuvo final.
Conjunción de poetas amigos
Neruda tuvo una relación estrecha con los
poetas andaluces; con Federico García Lorca,
Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, Vicente
Alexaindre, Pedro Garfias, Luis Cernuda, Miguel
Hernández, esa generación tan especial “del
`27”.
En 1933, como cónsul de Chile en Buenos Aires,
y la edición de su primer Residencia en la tierra
bajo el brazo, conoció a García Lorca que dirigía
su obra “Bodas de Sangre”. Y desde allí, miles de
anécdotas compartieron los amigos. Un día,
invitados a comer a la mansión de un millonario
argentino, después de la fastuosa comida, Lorca
y Neruda, acompañados de una poetisa rubia y
alta salieron a recorrer el parque de la mansión y
subieron a una torre blanca que se elevaba hacia
las estrellas. Al llegar arriba de la torre, Neruda,
embriagado por el cielo estrellado, abrazó y
besó apasionadamente a la bella poetisa,
cayendo ambos al piso para dar paso a su
ardiente pasión. García Lorca sorprendido, sólo
atinó a bloquear la entrada para evitar la
interrupción de tanta emoción, consumándose.
Muchas veces, Lorca pedía a su amigo que
leyera sus últimos poemas, pero a mitad de la
lectura, interrumpía diciendo: “No sigas, no
sigas, que me influencias”.
En 1934, el poeta chileno fue enviado a España
como cónsul de su país. Junto a Manuel
Altolaguirre, dirigió una revista: El Caballo
Verde. Se editaron cinco números. El sexto no se
pudo imprimir ya que debía aparecer el 19 de
Julio de 1936, día en que se inició el horror en las
calles de España.
García Lorca viajó a Granada. Fue apresado y
fusilado el 19 de agosto. Esa muerte impactó
fuertemente en Neruda que dijo: “Federico
García Lorca no fue fusilado, fue asesinado”.
Ese Lorca metafísico y mítico, obsesionado por
los temas del tiempo, el amor, la esterilidad y la
muerte que a su vez, irrumpió en forma
estremecedora en los temas de la revolución y
la injusticia, con una aguda conciencia de
solidaridad hacia los desposeídos y humillados
del mundo.
Ese Lorca que en plena juventud cayó abatido
por los fusiles del odio en Granada.
Años de la sangrienta Guerra Civil, donde al
callar su voz, nutrieron el mito y haciendo
desaparecer su cuerpo mortal, acrecentaron su
esencia a través de sus poemas. Lo desnudaron
de la carne pero no pudieron borrar la sombra
que los persiguió, seguramente, por el resto de
sus mortales días.
Federico, el poeta más culto, más coherente,
más amado…
Por ello, Neruda realizó su célebre Oda a
Federico García Lorca, donde el poeta “quiere
sacarse los ojos y comérselos”, “los pescados
nupciales se cubren de escamas, de plumas los
ángeles heridos”, “hay mucho llanto en las
ventanas”, mientras la figura del poeta
granadino vuela “vestido de durazno”, “joven
de la salud, joven puro, como un negro
relámpago perpetuamente libre”.
Pablo Neruda había perdido a su hermano, el
de la “gracia y el genio, el corazón alado y la
cascada cristalina”.
Sigue el dolor
La Guerra Civil comenzó a inclinarse a favor del
general Francisco Franco. En un viejo
monasterio, funcionaba la imprenta de
Altolaguirre, utilizada por el Ejército
Republicano del Este. Allí se dio vida al
libro, España en el Corazón de Neruda.
Impreso por los soldados, en papel que
se fabricó en un molino abandonado
con materiales exóticos, géneros,
banderas rotas…ya que en el frente
de guerra no era posible encontrar papel.
Pero el libro al fin se terminó. “Creo que
pocos libros, en la historia extraña de
tantos libros, hayan tenido tan curiosa
gestación y destino” , reflexionó el poeta
en sus Memorias.
Poco tiempo después se precipitó la
derrota de la República. Cientos de
miles de personas huían de España,
siendo bombardeados por los
franquistas. España en el corazón
marchaba también dentro de los sacos
de esos hombres... hacia el exilio.
Neruda, comprometido con la
derrotada República, fue
destituido de su cargo de
cónsul y marchó a París. Allí
profundizó su amistad con
Rafael Alberti, quien luego
de un año se exilió en la
Argentina.
En esa época, otro gran
amigo, Miguel Hernández
fue apresado por la guardia
civil española, Neruda
intercedió ante el cardenal
francés, concediéndole la libertad,
pero al tiempo lo apresaron de
nuevo para juzgarlo y dictarle pena
de muerte. De cárcel en cárcel
“haciendo turismo” - como expresó
él mismo en una carta a su esposa -,
murió de tuberculosis en el calabozo en
1942. “El ruiseñor no soportó el
cautiverio” dijo Neruda, con profundo
dolor. Otra muerte que lo desgarró.
“(…) hoy sobre la tierra pongo m
i
rostro y te escucho, /te
escucho, sangre, música,
panal agonizante (…) /No
estoy solo desde que has
muerto. / Estoy con los que te buscan. / Estoy
con los que un día llegarán a vengarte (…)”.
En 1947 nació su Tercera Residencia y en 1950
Canto General donde dedicó un poema a Rafael
Alberti arrancado de su país como tantos otros.
“Iremos, Rafael, adonde yace / aquel que con
sus manos y las tuyas la cintura de España
sostenía. / El muerto que no pudo morir, aquel a
quien tú guardas, / porque sólo tu existencia lo
defiende. /
(…) Allí está Federico, pero hay muchos que,
hundidos, / enterrados, entre las cordilleras
españolas, caídos / injustamente, derramados,
perdido cereal en las montañas, (son nuestros, y
nosotros estamos en su arcilla)/.
Que tu frente dorada / encuentre en esta
carta un día de otro tiempo, y otro tiempo de
un día que vendrá. / Me despido / hoy, 1948,
dieciséis de diciembre, en algún punto de
América en que canto”.
Su poesía se había transformado, la pasión
amorosa dejó paso a la rabia dolorida.
Mujeres convertidas en poesía
El poeta que le escribió al amor desde
temprana edad, necesitó sus musas.
representadas por sus mujeres fueron ellas,
fuente inagotable de inspiración.
Neruda estuvo casado tres veces, sin embargo
no sólo no pudo ser fiel sino que muchos otros
soplos de inspiración
ocultas, quedaron
eternizados en sus poesías.
El mismo decía “Creo en la lealtad de fondo,
pero no garantizo la fidelidad eterna”.
Su primera musa apareció cuando él tenía 18
años. Se llamaba Albertina Rosa Azócar, y era un
año mayor que él. Compartían sus estudios y sus
sueños…
“Eres toda de espumas delgadas y ligeras / y te
cruzan los besos y te riegan los días./ Mi gesto,
mi ansiedad cuelgan de tu mirada./ Vaso de
resonancias y de estrellas cautivas”.
Su relación no prosperó, él siguió su camino
hacia otros países y ella se casó con otro poeta
sin embargo, luego de sesenta años, vieron la luz
las cartas que Neruda siguió escribiéndole.
Estaban guardadas, amarillentas y casi
desgajándose por el tiempo y el olvido. Y junto a
las cartas, los versos. Se cree que hasta once de
los Veinte poemas de amor y una canción
desesperada tuvieron como inspiración a
Albertina.
“Me gustas cuando callas porque estás como
ausente, / y me oyes desde lejos, y mi voz no te
toca. / Parece que los ojos se te hubieran volado
/ y parece que un beso te cerrara la boca”.
Así era ella, impenetrable y misteriosa.
Angustiando al joven poeta, que se adentraba a
los sitios más inexplorados de las letras, para
poder abrir las puertas del corazón ausente. La
muchacha de entonces, asistía al desgarro de las
poesías en forma imperturbable; por ella se
eternizaros los silencios, la ausencia y lejanía y
hasta su “callado nombre”, al decir del poeta.
Otra mujer, con la que Neruda vivió años,
apenas figura en su obra y en sus memorias. De
ascendencia holandesa, María Antonieta
Hagenaar, con quien se casó en el año 1930 en
Batavia. Neruda la evoca en un sólo verso.
“¿Para qué me casé en Batavia?”. Quizás el
dolor por la muerte de la hija de ambos, debida
a una deficiencia de nacimiento, acentuó la
distancia.
Cuando fue enviado a Birmania; Oriente lo
sedujo con sus costumbres y se espíritu antiguo
rondando por las calles; tanto, que se enamoró
de una nativa: Jossie Bliss.
Era sensual y misteriosa, y él “sentía ternura
ante sus pies desnudos” pero ella le
correspondía con celos tan profundos, hasta del
aire que respiraba el poeta. Neruda dijo años
mas tarde resignado: “Era una terrorista
amorosa”.
La decisión de terminar su historia a pesar de la
fiebre sexual que lo ataba a esa mujer, fue por
un cuchillo paseándose entre las manos
sonámbulas de su amada. El poeta, al fin, partió
un día para velar por su integridad física; sin
embargo la obsesión por su ausencia las eternizó
en versos. “Daría este viento del mar gigante
por tu brusca respiración oída en largas noches
sin mezcla de olvido (…). Y por oírte orinar, en la
oscuridad, en el fondo de la casa, como
vertiendo una miel delgada, trémula,
argentina, obstinada, cuántas veces entregaría
este coro de sombras que poseo…”.
Otra vez el amor
Regresó de Oriente y sus pasos lo llevaron a
España, aún casado con María Antonieta conoció
una noche de 1933, en el departamento de
Rafael Alberti, a Delia del Carril.
Dama conocida en el ambiente internacional y
portadora de gran fortuna, descendiente de
hacendados argentinos. Con gran sensibilidad
política, sabía recitar de memoria el Manifiesto
Comunista. El flechazo fue instantáneo y,
mientras la relación era vista como amistad por
los amigos, ellos vivían eternas noches de
pasión.
Delia del Carril era pintora, y tenía 24 años más
que el poeta. Fue una compañera ideal, trabajó
con su esposo para salvar republicanos españoles
y enviarlos a Chile y lo familiarizó con sus
amigos. Neruda llegó a ser elegido senador de la
República. Desde esa función, insultó al
presidente llamándolo traidor, por lo que debió
huir al exilio cruzando la cordillera a lomo de
mula.
Pero otra mujer ya había irrumpido en el
ardiente corazón del poeta, Matilde Urrutia,
chilena y enfermera, quien había cuidado del
poeta en su casa de Santiago cuando éste había
sufrido un accidente automovilístico.
Sus compromisos y el destino cómplice,
trasladaron al poeta a Capri. Allí convivió
clandestinamente con su amante. Matilde era
una mujer enérgica y seductora y fue la musa de
Los Versos del Capitán. Neruda publicó el libro
como “anónimo”, con la intención de no herir la
sensibilidad de Delia. Pero sus poemas siempre,
llevaban el sello inconfundible: al mes de
aparecer, todo el mundo hablaba del “último
libro de Neruda”.
Muchos de los amigos fueron cómplices de la
relación y guardaron silencio para no herir a
Delia. Esa Delia que compró el predio de lo que
sería Isla Negra mientras que Pablo construía en
Santiago, a los pies del cerro San Cristóbal, una
casa “La Chascona”, para encontrarse con su
nuevo amor, Matilde.
La separación con Delia fue triste y conflictiva.
Neruda celebró en los versos lo vivido con ella
pero, la fuerza de la pasión por Matilde era
demasiado fuerte.
En Memorial de Isla Negra escribió:
“Amé otra vez y levantó el amor una ola en mi
vida y fui llenado por el amor, sólo por el amor,
sin destinar a nadie la desdicha… Está escrito en
donde no se lee que el amor extinguido no es la
muerte sino una forma amarga de nacer”.
Fue Matilde la compañera desde ese momento
y aún después de la muerte del poeta. Cuando la
Junta Militar tomó el poder en Chile, ella no se
inhibió ante el desafío. Todos los elogios
dedicados en Cien sonetos de amor los cumplió
con garras.
Hasta el casi profético que decía: “·Si muero
sobrevíveme con tanta fuerza pura/ que
despiertes la furia del pálido y del frío,/ de sur
a sur levanta tus ojos indelebles,/ de sol a sol
que suene tu boca de guitarra. /No quiero que
vacilen tu risa ni tus pasos/ no quiero que se
muera mi herencia de alegría…”.
Pablo Neruda murió de cáncer. Había
regresado desde París en 1972 a Isla Negra, su
refugio. Pensaba encontrar paz para oponer
resistencia a la enfermedad. Pero encontró su
patria convulsionada, con los opositores del
régimen socialista de su amigo Allende, por las
calles invadiéndolo todo. El 11 de setiembre de
1973, las fuerzas comandadas por Pinochet
t o m a r o n e l p o d e r. F u s i l a m i e n t o s ,
desaparecidos, represión…
El poeta mientras tanto, desde su ventana
frente al mar, en Isla Negra, tenía alucinaciones
gritando “los están matando a todos, los están
matando a todos”.
Él, que aún tenía su herida abierta por la
muerte de Federico, de Miguel Hernández y
tantos otros; en sus pesadillas veía el llanto de
los caminantes hacia el exilio, y hoy, estaba
viendo su patria quebrada en dos por el odio y la
ambición.
Todos los dolores juntos se dieron cita y ya no
soportó. Dos semanas después murió en el
hospital de Santiago. La oscuridad que se
pavoneaba por las calles se alió a su
enfermedad, también negra, para ganarle la
batalla.
Moría la democracia en Chile y moría el poeta
que había amado tanto la libertad.
_____________________________________
Matilde Urrutia creó la Fundación Pablo
Neruda en la casa de La Chascona.
Cuando se recuperó la democracia, se
trasladaron los restos del poeta a Isla Negra
desde una “tumba transitoria”. Y allí están hoy,
los dos enamorados mirando eternamente el
mar. Matilde y Pablo, sonriendo ante otros
enamorados que, ante sus tumbas recuerdan
“los versos mas tristes esta noche…”
Pero Pablo sigue recitándole a Matilde “a tu
amor he regresado/ a la alegría de tus anchos
ojos; / bajé, toqué la tierra/ amándote y
amando/ mi viaje venturoso/”.
Neruda democratizó la poesía, derribó las
fronteras de lo fastuoso para brindarla al
pueblo, legitimó las cosas simples. En sus Odas
elementales (1954) dio vida poética a cada cosa
15
pequeña, una cebolla,
un color, al maíz o a la
mariposa….a la piedra y a
un ramo de violetas. Poeta
que escribió a la ecología
antes que de ésta se
tomara conciencia…
amaba las selvas, los
pájaros, el mar y los
tesoros escondidos…
Habitó el mundo
entero y murió en su Isla Negra, entre los humos
y las ráfagas de la mayor tragedia de la historia
chilena.
Poeta, luchador, combatiente, amigo de su
pueblo y de todos los pueblos.
Ilustración: “Chavo” Molina.
Villa del Totoral, anfitriona de
ilustres
Villa del Totoral, en Córdoba, fue visitada por
Neruda, Alberti y otros que escaparon de sus
países ante las dictaduras. Un ambiente serrano
con aire limpio, tranquilidad y andar pausado
pero sobre todo con un amigo de los exiliados. El
doctor Alfaro, secretario del Partido Comunista
tenía un casco de estancia, y daba asilo a sus
compatriotas del mundo.
Y allí llegó Pablo. El Pablo de América, quien
al residir un tiempo en la villa, escribió sus odas,
“Oda del albañil tranquilo”. “Odas a las
tormentas de Córdoba” “Oda al algarrobo
muerto”. Su inspiración inquieta no cesó nunca.
ODA AL ALGARROBO MUERTO
Caminábamos desde Totoral, / polvoriento era
nuestro planeta: / la pampa circundada
por el celeste cielo, / calor y clara luz en el
vacío. /
Atravesábamos / Barranca Yaco hacia las
soledades de Ongamira /cuando
tendido sobre la pradera hallamos /un árbol
derribado, /un algarrobo muerto.
La tempestad de anoche / levantó sus raíces
argentinas /y las dejó crispadas
como una cabellera de frenéticas crines
/clavadas en el viento.
Me acerqué y era tal /su fuerza herida, /tan
heroicas sus ramas en el suelo,
irradiaba su copa / tal majestad terrestre /que
cuando /toqué su tronco
yo sentí que latía /y una ráfaga /del corazón
del árbol /me hizo cerrar los ojos
y bajar /la cabeza. /Era duro y arado / por el
tiempo, una firme columna trabajada
por la lluvia y la tierra /y como un candelabro
repartía /sus redondeados brazos de madera
/desde donde, luz verde y sombra verde,
/contemplé la llanura.
Al algarrobo / duro, firme / como /una copa
de hierro /llegó
la tempestad americana, /el aquilón / azul /de
la pradera
y de un golpe de cielo /derribó su hermosura.
Allí quedó mirando / lo que hasta ayer /
enarboló /rumor silvestre y nidos
y no lloré / porque mi hermano muerto /era
tan bello en muerte como en vida.
Me despedí. / Y allí quedó /acostado /sobre la
tierra madre.
Dejé al viento / velándolo y llorándolo. / Y
desde lejos vi
que / aún / acariciaba su cabeza.
MUNICIPALIDAD DE CRUZ DEL EJE
Apoyando la difusión cultural en el noroeste provinc
Subsecretaría de Cultura - Tomás Edison esq. Félix Cáceres (5280) Cruz del Eje
16
Foro de los Lectores
Incorporamos un foro dada la
necesidad de mantener un
intercambio horizontal e
interactivo con nuestros
lectores
Aquí está hoy. Esperamos sus
reflexiones para compartirlas.
Escríbanos a:
[email protected]
LA IGLESIA EN LA CRUZ
Les cuento que en mi viaje de colectivo, luego
de dar clases, no encuentro mejor compañía
que LetraViva…estaba leyendo el artículo que
escribieron sobre la Iglesia y sobre monseñor
Angelelli y la verdad que me trae muchos
recuerdos.
Mi abuela, fue la primer presidenta de las
Madres de Plaza de Mayo en Mendoza, una
mujer muy digna que fue muy importante en
mi vida....recuerdo que en las épocas duras de
la dictadura, el 95 por ciento de la cúpula
eclesial le cerró las puertas, la rechazaban
directamente, aún siendo absolutamente
conscientes de las atrocidades que estaba
cometiendo la dictadura, por eso da odio,
bronca…, risa…, cuando uno los escucha
cortarse las venas en defensa de la vida,
haciendo del aborto una cuestión de vida o
muerte. Por eso me gustó el artículo, me gusta
mucho la revista y es realmente un ámbito de
lucha y resistencia ya que es importante
recordar nuestra historia, tenerla siempre muy
presente, para desenmascarar a todos estos
genocidas que con nuevos ropajes pretenden
seguir legitimando un orden donde la mayoría
vivimos muy mal.
Pero, las paradojas de la vida, el tipo que en la
época mas dura les dio un local para que se
reunieran clandestinamente fue… un
sacerdote.....por eso también me parece muy
justo rescatar a los que tuvieron dignidad
como ustedes hicieron con Angelelli.
Gracias, sigan adelante!!!
Lic. Leandro Forniés
LA FALDA TANGO
En un bar de Santa María de Punilla, sobre una
mesa encontré un ejemplar de Letra VIVA. Con
fotos se hacía referencia al festival de tango
de La Falda, habría que ampliarla con una nota
exclusiva al respecto ¿no les parece?
La foto de la pareja de malabaristas (perdón
de baile...?) impactante del punto de vista
visual...(?), lo bonito del festival.
Las damas que conformaban la orquesta de
tango, sonaba fenómeno (la cantante no
transmitía, pero....bue).
E l M a e s t r o O s v a l d o Pi r o c o n s u
orquesta........fantástico.....nuevas formas,
como la charrúa cantante, que vino del otro
lado del río, un estilo distinto, con
personalidad...
Claro, los tangueros
telúricos, esos que
quieren bailar, no entienden que Darienzo,
solamente para ellos es tango, chan,chan,
ja!ja!
Por ejemplo se quejaban de "Mi querido Astor"
pero en la cortina de la transmisión
radial...¿quién sonaba? El maestro
Astor...bueno, en general estuvo todo bárbaro
perooooooo.......ah! La orquesta de Buenos
Aires, hermoso también, además mi
compañero de ruta en algún momento, Juanjo
(gordo para los amigos) Dominguez, también
sin palabras,.....y una cantante que estuvo
antes de
Hugo Marcel, ......mmmmmmmmmmm
(también, ....sin alma)
Bueno pero aquí viene mi opinión
particular....EL MAESTRO MARIANO MORES Y
SU GRAN ORQUESTA....este hombrecito,...con
los años que tiene, su trayectoria, su prestigio
como artista, etc.etc, resultó esa noche
pertenecer al grupo de cuenteros, que cada
vez hay más, que utilizan las famosas pistas,
para tocar arriba,....
V E R G O N Z O S O !!! Me dio vergüenza ajena,
tiene mucho dinero para subir a robar (jerga
musical) de esa manera, podría haber venido
con una formación pequeña y que hubiera
sonado una barbaridad, un par de violines, una
viola, un chelo, el bajo, una guitarra, el
tecladista, la percusión y el Maestro, un par de
voces haciendo coro y sus cantantes. Con esa
formación, ¿Ustedes saben como suena eso? de
Maravilla !!! (…)
Lo del Cordón de Esquel (fine) y ojo! acordarse
de mina pirquitas y de Santa María
(Catamarca) oro, (y por debajo de la
mesa,.......uranio.....)
A P L A U S O S!!!!
Chau, sigan así!!
José María Curto
8.705.690
Músico
(Los títulos aquí no importan)
OPERACIÓN “PELUDO”
Les escribo para compartir algunas reflexiones
sobre el artículo “Yrigoyen, operación
democracia”, del número de agosto del
corriente. (…)
En primer lugar, considero el golpe militar que
derrocó al gobierno de Yrigoyen en 1930 no fue
el primero, como sostiene J.P. Feinman y otros
historiadores. Casi 100 años antes, un caudillo
militar derroca a un gobierno elegido y
sostenido por el pueblo: el 1° de diciembre de
1928 Lavalle utiliza el Ejército de los Andes
para destituir por la fuerza a Dorrego. Según
J.L. Busaniche, “era la política de conciliación
con el interior lo que alborotaba los ánimos de
aquellos jefes”, unitarios (como Lavalle), que
encarnaban el espíritu elitista, centralista y
aristocrático rivadaviano. Aquí se inicia la
triste utilización del Ejército en defensa de
intereses sectoriales de poder, en contra del
pueblo, a quien deberían defender.
En segundo lugar, y principal motivo de esta
carta, quiero revindicar auténticos
movimientos democráticos que se
desarrollaron durante su gobierno, que fueron
y son ignorados por la “historia oficial”.
Mientras que Yrigoyen encarnó un gobierno
con la prolijidad democrática de las urnas,
todo intento de llevar a la práctica el real
sentido de “gobierno del pueblo” fue
erradicado. El contaba con mucho consenso y
apoyo de la mayoría de la ciudadanía, más aún
en su primer gobierno; era el presidente de la
república y responsable del ejército. Sin
embargo, durante su gobierno se desarrollaron
los trágicos sucesos relacionados con la
empresa La Forestal, en Santa Fe y Chaco, con
la “Semana Trágica” de 1919 y con los sucesos
que, a partir de la década del ´70, se conocen
como “La Patagonia Rebelde” de los años
1920-21. Estos hechos eclipsan cualquier
intento de reivindicar a Yrigoyen como
“paladín de la democracia” como se pretende,
aún en notas revisionistas como las que nos
ocupa. Me detendré en las huelgas patagónicas
de 1920-21. Allí no solamente se reprimió: se
fusilaron cientos de obreros, la mayoría
peones rurales, en la inhóspita Santa Cruz, que
realizaban una huelga con el único objetivo de
solicitar mejoras a sus indignas condiciones
laborales. Los que corrieron “mejor suerte”,
fueron encarcelados, torturados y deportados,
de acuerdo a la Ley de Residencia vigente
Estos peones vivían en una situación de
semiexplotación, en las peores condiciones,
tanto, que ni siquiera familia se les permitía
tener. Ante semejantes injusticias,
trabajadores rurales y urbanos (frigoríficos,
puertos y ferrocarriles) se organizaron en
asambleas populares en las cuales y durante
todos los meses que duró el conflicto, se
resolvían las acciones a seguir. No existían
delegados ni dirigentes, aunque si algunos
coordinadores, el secretario y tesorero de la
Federación Obrera. La autodeterminación y la
solidaridad que reinaba en esas vastas y
inhóspitas tierras era el modus operandi, que
al día de hoy nos empequeñece por la rectitud
y osadía en su accionar; en esos territorios
extensísimos; desierto de viento helado. Es un
ejemplo que, al día de hoy, casi un siglo
después, deja chica cualquier postura o acción
supuestamente “revolucionaria”.
Fue el mayor genocidio en la historia argentina
institucional hasta el más reciente y
tristemente período del ´76-´83. Es de
destacar que no hubo enfrentamientos ni
oposición armada por parte de los obreros ya
que estos recibieron al Ejército creyendo que
serviría para solucionar el conflicto. Muy por el
contrario, una vez más, el Ejército Argentino
traicionaría su razón de ser.
En reconocimiento de aquellos anónimos
habitantes de este país, realizo este pequeño
ejercicio de memoria.
Ariel Ringuelet
Docente Universitario
Diagnóstico por Imágenes Privado Cruz de
Tomografía computada (Alta resolución) - Ecografía transcavitaria - Doppler color
Mamografía (Alta resolución / Alta Frecuencia) - Radiología
Eva Perón 272 (5280) Cruz del Eje - Córdoba - Tel.: (03549) 421-212
17
Laberintos de celuloide
La película del mes
Calificación: **** Excelente *** Buena ** Interesante * Regular º Bodrio
La dignidad de los nadies
Argentina, 2005
Escrita y dirigida por Fernando
Solanas
*** Buena
El nuevo documental de Solanas es
una película necesaria y digna de ser
vista, acaso un testimonio de
esperanza concreta respecto de un
país devastado; sin embargo, en su
estreno en Córdoba la vieron menos
de 170 personas, un dato obsceno
que describe a un sector de la
sociedad empecinada en mirar para
otro lado.
Mirad mortales el grito desesperado.
Igualdad, Igualdad, Igualdad. ¿Una traducción
al presente de las primeras estrofas del himno
nacional argentino? Puede ser que La dignidad
de los nadies sea esencialmente eso: un pedido
amoroso y rabioso de justicia distributiva.
La carrera de Solanas es ascendente,
dialéctica y madura. Después de su inicio en el
documental Solanas probó con la ficción. Lo
político fue lo distintivo en ambos casos,
aunque su cine no fue siempre parejo. Ahora
Solanas vuelve a las fuentes, al registro ya no
revolucionario del documental político,
aunque no exento de indignación y esperanza
democrática.
Si Memorias del saqueo era una genealogía
de la miseria nacional, cuya virtud era indicar
los efectos estructurales de la desindustrialización en connivencia con la corrupción
generalizada en el cuerpo social del país. La
dignidad de los nadies suma a aquella
indagación sociológica una arqueología del
presente: Argentina está devastada, aunque su
pueblo no está vencido.
El procedimiento de exposición es inductivo:
buscar ejemplos que sinteticen un estado de
cosas. Desde un escritor y motoquero baleado
el 21 de diciembre de 2001 hasta un ex-cura
que enfrenta la mafia policial del cono urbano
bonaerense funcionan como ejemplos de
resistencia individual. La experiencia de la
fábrica recuperada de cerámicos Zanon, la
gestión de un hospital público y un grupo de
mujeres relacionadas con la defensa de la
propiedad de campos productores constituyen
el modelo colectivo de lucha política. El
movimiento piquetero, aquí retratado con
dignidad y respeto, es el zumbido de una
mayoría desprovista de sus derechos básicos.
Todos los protagonistas componen una fuerza
moral que bien necesita el país. Solanas hace
visible el recurso humano, concepto
prostituido por las (pseudo) ciencia del
management, potencial antropológico y
político de una nación saqueada.
La dignidad de los nadies es menos
instructiva y pretenciosa que Memoria del
saqueo. Allí reside su virtud como también
algunos de sus defectos. Solanas insiste con las
panorámicas respecto de la composición
edilicia del poder socioeconómico argentino,
una elección estilística apropiada para
detonar la concentración de riqueza vertical
en contraposición a los asentamientos
horizontales en donde reptan la mayoría de
quienes viven en Argentina. Rascacielos y
ranchos, vidrios y metal contrapuestos a la
chapa y el barro. Solanas es preciso en su
comentario visual al respecto. Distinto es
cuando presenta a sus personajes a través de
forzadas rimas, que en su repetición
evidencian su intención programática de
criollizar el texto del film, acaso un apunte
simpático pero ineficiente en su poética y en
su función de contextualizar cada caso. Sin
embargo, la voz del mismo Solanas que
pregunta detrás de la cámara es siempre
sincera, y así lo entienden los entrevistados.
Diríase que La dignidad de los nadies es un
film del presente. Duhalde es
justificadamente criticado, otro responsable
junto a Lavagna de nacionalizar una vez más la
deuda privada. Y si bien el actual presidente
Kirchner no está en la mira de la cámara,
incluso se le reconoce sus logros en materia de
derechos humanos, no obstante, Solanas, sí
señala los obstáculos a vencer, si es que el
santacruceño no habrá de estafar una vez más
al país que representa, pronóstico cada vez
más proclive a su cumplimiento.
Solanas interroga a una mujer típica de clase
media a principios de 2002. Decía en medio de
las asambleas en tiempos de las cacerolas: “si
después de esto nada cambia estamos locos”.
Esa ilusión casi marxista a la Toni Negri sobre
multitudes listas para producir nuevas
subjetividades políticas y prácticas de
resistencia era mágica y dolorosamente
concebible en aquellos días. A fines de 2005 la
politización de la sociedad en su conjunto es ya
una anécdota colectiva, pues el 2001 fue un
instante caótico y delirante en el que una
grieta en el orden simbólico y económico operó
como un relámpago revolucionario. En la
oscuridad se hizo visible la abyección histórica
del destino de una nación y la indignación de su
población. Desde ya, no se estuvo a la altura de
las circunstancias, excepto aquellos que no
tienen elección y que, como Kostecki y
Santillán, no claudican ante el confort
generalizado de una clase media dispuesta a
pagar sus efímeros placeres en cuota mientras
a veinte cuadras un comedor popular da de
comer a 200 niños con dos cebollas miserables.
Por Roger A. Koza (*)
AVANCE
Leche condensada
Machuca
Chile, 2004
Escrita y dirigida por Andrés Wood
*** Buena
Aclamada en la quincena de realizadores
correspondiente a la edición 2004 del Festival
de Cannes, se estrena próximamente en
nuestra Provincia de Córdoba un film chileno.
Sí, el cine latinoamericano existe.
Machuca, quinta película de Andrés Word,
joven y talentoso realizador, es un film valioso,
conceptual y cinematográficamente. Como en
Los 400 golpes de Truffaut, Word elige la
adolescencia temprana como perspectiva
dominante, y desde allí traza un análisis
existencial y político sobre un Chile utópico
aunque real, previo al golpe de Estado del 11
de setiembre de 1973.
Reunidos por lo que se conoció como “El
experimento Allende” en educación, Machuca,
un púber de origen humilde construye una
inesperada amistad con su nuevo compañero
de estudios, Gonzalo, quien naturalmente
asiste desde siempre al nuevo colegio inglés en
el que Machuca ha sido recientemente
aceptado.
Machuca captura el cruce entre la historia
social y el psiquismo de sus personajes, y
retrata con justeza la diferencia de clase en la
intimidad de sus personajes como en el
contexto social en el que éstos se
desenvuelven. Machuca no es Palomita blanca
de Raúl Ruiz, una obra maestra que también
transcurría en ese período aciago en la historia
política de Latinoamérica, pero el film de
Word si tiene la misma frescura y la
sensibilidad suficiente para recordar que el
socialismo es antes que una ideología política
un encuentro entre desiguales. O como se
sintetiza en su más noble escena: la leche
condensada sabe igual al rico y al pobre.
(*) Crítico de cine
Av. Buenos Aires 111
(03548) 423-181
La Falda
XXX Trofeo de Oro a la Mejor Imagen de Marca (New Millennium Award). París, Francia.
18 Con un mes a cuestas
Se acerca la cárcel en Cruz del Eje. Avanzan los trabajos en la penitenciaría que se levanta
en esta ciudad del noroeste provincial. Las estimaciones evalúan que en febrero de 2006
comenzará a poblarse, totalizando en el tiempo alrededor de 2.500 reclusos alojados. La
ciudad se debate entre la fuente de trabajo en ciernes y las quejas por su radicación.
Nostálgicos Ford T en La Falda. Nuevamente la ciudad del centro de Punilla se vistió de
colores y nostalgia, ante la convocatoria nacional del Club de Amigos del Ford T, con auspicio
municipal. Desfiles por la avenida Edén y pruebas de habilidad conductiva mostraron
automóviles en impecable estado y conductores vestidos a la época.
Chicos esperanzados en Capilla del Monte. La reciente inauguración de las modernas
instalaciones de la Escuela Especial Fernández, cumple un anhelo de la comunidad y docentes
de la localidad. Luego de fuertes discrepancias y habitar un largo tiempo en un decrépito
hotel, los chicos lograron al fin un ámbito adecuado para su recuperación.
Figueroa Reyes tiene puente en Cosquín. El histórico puente carretero de esta ciudad tiene
nombre propio desde el mes pasado: Hernán Figueroa Reyes, “el cantor enamorado”. De esta
forma la ciudad honró al intérprete que inmortalizó el río Cosquín con su zamba y que cautivó
a la generación del `60 del siglo pasado con sus canciones de amor.
Adiós al recuerdo en La Falda. El monolito que se erigía en la intersección de las calle
Sarmiento y diagonal San Martín fue demolido por el municipio, ante el peligro de su
derrumbe por un accidente automovilístico. Había sido construido en 1946 y era el lugar
obligado de cada acto cívico, congregando a autoridades y escolares por 59 años.
Acueducto para Capilla del Monte. Avanzan las obras en esta ciudad para dar solución
definitiva a la provisión de agua potable a los vecinos. Con fondos propios del municipio y un
aporte del Enosha, se viene construyendo un acueducto desde el dique El Cajón hasta la
planta potabilizadora de barrio El Zapato, para luego distribuirla en la red domiciliaria.
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Lucha por el agua en Cruz del Eje. Los productores acosados por la aguda sequía, plantearon
sus quejas a la Dirección Provincial de Agua y Saneamiento (Dipas). Su titular, Fabián López,
se reunió con la Cooperativa La Regional, Sociedad Rural y Federación Agraria, además de los
consorcios de regantes. Agua hasta fin de año y plan para 2006.
Llegaron los conejos a la Pampa de Olaen. Días atrás arribaron al polo cunícola impulsado
por el municipio de La Falda, los primeros 250 conejos neocelandeses para su reproducción.
Se han levantado 20 galpones con el objetivo de desarrollar la actividad y potenciar la región,
a través de distintas explotaciones productivas de microemprendedores.
Regantes del Pichanas piden igualdad. Se mantiene el conflicto entre los regantes de las
márgenes derecha e izquierda del dique Pichanas, en el departamento Cruz del Eje. A pesar
que Dipas medió y logró conformar una junta con todos los sectores, la Asociación de
Productores del Noroeste Cordobés (Apenoc), sigue denunciando discriminación.
Festival Nacional de la Danza. Organizado por el cuerpo oficial de danzas de La Falda, Ballet
José Hernández, este mes de noviembre la ciudad será el epicentro del color y la plástica, en
el Festival Nacional de la Danza. Participarán renombradas agrupaciones del país, como así se
dictarán talleres y una serie de actividades paralelas.
Cariño en el recuerdo. El beso que el “Polaco”
Goyeneche le planta en la mejilla al maestro Osvaldo
Pugliese, parece sintetizar no solo el respeto y el cariño
entre ambos, sino una recordada época del tango en
nuestro país. Un inolvidable músico y el por siempre
excelso cantor de peculiar tono, parecen regresar de un
pasado reciente para brindarnos sus creaciones
inolvidables, irrepetibles, con sabor a pueblo y olor a
conventillo, color de buzón esquinero y daga hambrienta
de guapo, auténtica miscelánea de las raíces de nuestra
identidad urbana (Archivo Fotográfico Basilio Ramón
Bello, Cosquín, Córdoba).
Fotografías: gentileza Omar Sánchez, Ricardo Sisti y Basilio Ramón Bello.
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