La C on qu ista del Desierto - letra viva
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La C on qu ista del Desierto - letra viva
Mensuario NUMERO 14 La Conquista Octubre / Noviembre 2005 ¿Barbarie o civilización? La ambición desmedida del hombre blanco, encontró justificaciones para acabar con un pueblo, con su raza y con su cultura milenaria. del Desierto Linaje preservado: Zara Namuncurá Pag. 4-5 Destinos de sangre El capataz y el anarquista Pag. 14-15 Pablo Neruda Peregrino de la poesía Pag. 8 La quimera del oro Por Raúl A. Montenegro Para la descendiente de la más pura dinastía Piedra y tataranieta de Manuel Namuncurá, “construyeron la ruta Conquista del Desierto sobre los cadáveres de los nuestros”. Pag. 17 Pag. 9 Pag. 6 Laberintos El malabarista Minoridad de celuloide Hoy bajo fuego Películas pelea Locche 2 Editorial Mensuario de distribución gratuita Nº 14 Octubre / Noviembre 2005 Año II - 2 Inscripción en la Dirección Nacional del Derecho de Autor Nº 386.044. La dirección no se hace responsable de la opinión de los columnistas. Se autoriza la reproducción de su contenido citando la fuente. Para escribirnos o publicitar: [email protected] [email protected] Para comunicarse: (0351) 156-142421 (0351) 156-203537 Propietarios: Verónica Judith Cardozo y José Horacio Hernández. ellos, elaborando la ausente propuesta del mañana mejor. Los ciegos del poder Pareció una gran puesta en escena, donde la lucha por el poder hizo honores a la democracia electoralista, sin remar hacia la orilla, hacia el remanso, en el intento de alcanzar la ausente institucional y abandonar la tempestad. Pasaron las elecciones legislativas del 23 de octubre, pasaron ante la apatía y la falta de participación popular, que agrandó el abismo entre los políticos y la gente, irremediablemente. Pasaron como una ráfaga de slongan publicitarios, pancartas y pegatinas, altisonantes discursos y ruidosas caravanas, escandalosos enfrentamientos internos y un raudal de fondos de sospechada procedencia, ante la mirada impávida de los electores inmersos en sus problemas cotidianos, como habitantes de otro país. Porque nadie se ocupó de preguntarle a la gente sus sueños y sus utopías, sus anhelos y sus necesidades reales, esas con que se enfrentan cada día. Nadie agudizó el oído para escucharlos, para percibir sus desvelos y reflejarse en Directora Verónica Cardozo (0351) 156-004945 Coordinación General José Hernández Periodista Pasaron para afianzar liderazgos políticos y sepultar otros, pasaron para dirimir diferencias de una élite cada día más sumida en sí misma, mas aislada de esa indiferencia que embarga a las grandes mayorías, cansada de ser un mero instrumento a la hora de llenar las urnas. Colaboraron en este número: Habrá llegado la hora, quizá, que la clase política cure su ceguera y brinde la real importancia a las cosas cotidianas de los ciudadanos y menos a sus eternas polémicas y contubernios por el poder. • • • • • • • Producción Daniel Héctor Columnista Ismael A. Canaparo Alexis Oliva Valentina Agost Raúl A. Montenegro Ismael A. Canaparo Jorge González Roger A. Koza “Chavo” Molina (ilustración) Diseño de tapa: Eduardo Fida Diseño gráfico: Comunicar Servicios Publicitarios 1. Sept/04 8. Abr/05 2. Oct/04 3. 9. May/05 Nov/04 10. 4. Jun/05 Dic/04 5. 11. 6. Ene/05 Jul/05 12. Feb/05 Ago/05 7. Mar/05 13. Set/05 Caminos del noroeste 3 Lomas Negras, el tiempo perdido Por José Hernández (*) El rugido del puma y las pezuñas del chancho del monte, dueños de la soledad, resguardan celosamente el fino trazo de pinturas rupestres, morteros milenarios y enormes rocas con extrañas figuras. En Serrezuela, Provincia de Córdoba, camino a Piedritas Blancas. I nternarse en la historia de algunos pueblos serranos del noroeste no es precisamente un viaje al pasado, porque muy poco ha cambiado en sus parajes rurales, donde los orígenes están intactos, pero mas por lo agreste de la topografía que por el culto que se les rinde. Recorrer los escasos kilómetros que unen a Serrezuela, por el camino a Piedritas Blancas, con las Lomas Negras es confirmar que ni el polvaredal de esas tierras de aguas duras no ha cambiado un ápice. Apenas uno que otro rancho salpica la soledad con las varas del carro suplicando al cielo, algunos cabritos en los corrales y el caballo con el apero flojo atado al palenque, aguardando el final del sueño largo de su dueño, espantando las moscas bajo el sol que abrasa. Ni un solo indicio de la era moderna hiere los aires. Así es el rancho de adobe que nos aguarda, con su cara de niños descalzos, posta obligada antes de internarnos dificultosamente por la Sierra de Serrezuela, rumbo al oculto paraje de Las Lomas Negras, subiendo lentamente guiados por los sentidos y el ojo alerta del baqueano. Cuatro kilómetros, sin huellas, sorteando la vegetación baja y filosa como navaja, desafiando las resbaladizas rocas sin paso visible, castigados por el sol que no perdona y bordeando el cordón montañoso de granito. Antiguas comarcas de caza de comechingones y sanavirones, de cosechas de algarrobales y mistoles, que dejaron su huella indestructible: morteros en la roca viva, mudos testigos de la historia. Culto al sol Llegar al punto mas alto, tan bien retratado por un poeta serrezolano, “Donde mueren los cordones de las viejas sierras cordobesas…”, es lo mas cercano a tocar el cielo. Camino Real Un silencio que estremece en esta región custodiada aún por el puma, que merodea libremente y atrapa su presa en el bajo, para resguardarse en las alturas, franqueado por el fiero chancho del monte, únicos guardianes de esas solitarias inmensidades. En todo pueblo siempre hay hombres que pacientemente revuelven por años la memoria de los paisanos y recopila cada historia perdida en el pasado. Son los afanosos historiadores y Serrezuela tiene el suyo: el profesor “Tito” Florit. Entonces, aparecen en la roca, imperturbables en el tiempo, las pinturas rupestres de los adoradores del sol, brotando del pasado y que, milagrosamente, no fueron alcanzadas por la destrucción del hombre. Es el encargado de encaminarnos en los orígenes de la amplia región allá por 1748, cuando era paso obligado del Camino Real de Posta, no solo del lugar sino de Tuclame, San Agustín, Pichanas, Paso Viejo, Santa Ana, La Brea, Iglesia Vieja, Las Abras, El Cachiyuyo, El Diecisiete, El Quicho, El Duraznal, El Bajo Lindo, El Barrial, El Chacho, Piedrita Blanca y Agua de Ramón. Las pinturas están intactas. Lo demuestra la perfecta figura de un sol con sus relumbrantes rayos, rodeados de formas circulares con vueltas espiraladas. Vidas y costumbres, cultos paganos, indescifrables en su mayor parte, marcan la pertenencia de estas tierras en cada trazo de las perfectas y extrañas figuras geométricas del arte milenario. Son las perlas escondidas del noroeste, que preservan sus misterios y no se doblegan a la pobreza sentimental de sus hombres. Fueron paso en 1778 de las conocidas carrera de postas, desde Buenos Aires hasta Cuyo y el Alto Perú, pasando en Córdoba por Saldán hasta llegar a la cercana Villa de Soto, tocando Pichanas y Serrezuela, para seguir rumbo a Corral del Negro, La Rioja. Toda la región era una enorme estancia en manos de la orden de la Compañía de Jesús, para pasar a manos de la Junta de Te m p o r a l i d a d e s , hasta recalar en los h a b i t u a l e s fraccionamientos, ventas y heredades posteriores a la conquista. ¿Quién podría descifrar a ciencia cierta el significado de esos petroglifos, enclavados en las raíces biológicas y ancestrales de las razas indígenas? Toda conclusión sería una audaz aventura del hombre moderno, que se ha resistido sistemáticamente a incorporarlas a su cultura, que se ha negado a las raíces. A escasos metros de estos antiguos registros hay otro peculiar guardián: El Casco, enorme roca bautizada por los lugareños, señora del paisaje que por designio de la naturaleza se apoya sólo sobre tres puntas, y desafía burlona al equilibrio. Curioso el destino del noroeste olvidado. Sus tesoros ocultos continúan en manos de los dueños de la tierra a pesar de los siglos transcurridos, por obra y gracia de que el tiempo misteriosamente se detuvo. Pero hay un valor inmaterial en estas tierras sin títulos registrales: el hombre. La gran mayoría es criolla pura y solo hay una institución que la masifica a través de los siglos: la Iglesia. Y siguen soportando todo: que la mina de cuarzo no trabaje y el desarraigo los desangre, que los quebrachales sean un recuerdo y que la sequía los persiga, que el bolsón y el plan laboral los denigre, que sus hijos crezcan en la desnutrición y los políticos mientan. Nada les hace traicionar, ni resignar, el valor más preciado: la identidad del noroeste cordobés. (*) Periodista. Fotografía: gentileza Daniel Scoboza 4 Periodismo de investigación Destinos de Sangre Por Cuando la ficción engendra realidad Cruzarse es lo que no hacen los rieles del tren. Pero eso hicieron la realidad y la ficción en el taller ferroviario de Cruz del Eje, en un episodio que tuvo como contexto la convulsionada década del '30 del siglo pasado, cuando los ferrocarriles eran la principal fuente de trabajo de una ciudad que llegó a ser la tercera más importante de la Provincia de Córdoba. Un capataz autoritario y un obrero anarquista. P romediaban los años `30 del siglo pasado, un decenio que inauguró en nuestro país una larga serie de violaciones al orden constitucional. Gobernaba el general Agustín P. Justo, quizá el símbolo de esa época que pasaría a la historia como “década infame”. La escandalosa corrupción, el autoritarismo militar, el conservadurismo clerical ultramontano y un institucionalizado fraude electoral, se combinaban con una pronunciada y masiva exclusión social. Una clase obrera explotada y reprimida, pero cada vez más combativa a la luz del ideario socialista, comunista y anarquista, completaba un caldo de cultivo que hacía pensar en una inminente explosión social, que finalmente evitaría el advenimiento del peronismo en la década siguiente. Mientras tanto, no pocos comenzaban a mirar con admiración a Europa, y más precisamente a Alemania, donde la agonía del mariscal Pablo Von Hindemburg y el asesinato del canciller de Austria, Engelberto Dollfus, liberaban de obstáculos al nacionalsocialismo de Adolfo Hitler y lo impulsaban en una delirante carrera de poder. Mientras, sus émulos locales apaleaban a mendigos y arrojaban bombas de gases lacrimógenos en los cines, los obreros ferroviarios protestaban contra el “prorrateo”, una más entre tantas injusticias laborales que padecían a manos de la administración inglesa del ferrocarril. Una de estas injusticias fue la causa material del crimen. Un capataz y un obrero El alemán José Zeller llegó a Cruz del Eje, en la Provincia de Córdoba, con su esposa y dos hijos a principios de la década, durante la dictadura de José Félix Uriburu. Fue trasladado desde Tafí Viejo, Tucumán, para hacerse cargo de la jefatura de la tornería del estratégico nudo vial de la línea General Belgrano en el noroeste cordobés, cargo que obtuvo por concurso. Tenía 35 años, era casado y con dos hijos de siete y seis años. Su solvencia técnica, el control implacable de los obreros a su cargo y un celo obsesivo en la defensa de los intereses de la empresa, fueron su tarjeta de presentación y su rutina de trabajo. Segundo Agustín Aguirre fue uno más entre tantos obreros politizados de aquella “infame” década, quizás uno de los más esclarecidos y combativos en el taller ferroviario. Años atrás, había sido uno de los principales oradores y agitadores durante los actos que los anarquistas locales organizaron en consonancia con la campaña de solidaridad con Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, condenados a muerte en Estados Unidos. Aguirre tenía 32 años y estaba casado con una partera diplomada. Algunos recuerdan que solía jugar al frontón en el Lawn Tennis Club con el médico del ferrocarril, quien hacía pocos años había llegado al pueblo proveniente de la localidad bonaerense de Pergamino, el doctor Arturo Umberto Illia. Alexis Oliva (*) En el taller, Zeller perseguía a Aguirre, como a todos, porque esa era la función que le correspondía como capataz, y en esto contaba con la anuencia de sus superiores. Pero en su caso también existía un motivo adicional, no menos importante: Él era alemán, simpatizante del por entonces ascendente nazismo, y el operario profesaba abiertamente las ideas del anarquismo. Con tantas contradicciones en juego, el autoritarismo que ejercía el capataz debía tarde o temprano granjearle algo más que el rencor silencioso de los obreros. La causa evidente Aguirre, uno de los mejores torneros del taller, fabricaba “robinetes atrás tender y tanque”, canillas para el depósito que proveía de agua a la locomotora. Según el tarifero de las tareas adicionales, cada pieza debía abonarse 5,70 pesos, pero Zeller dispuso que cuando la cantidad superaba las diez unidades, se efectuara un descuento de 1,50 pesos por pieza. Incluso confeccionaba la boleta sin carbónico para que los obreros no advirtieran la maniobra ni pudieran reclamar. El tornero no pasó por alto la estafa y ese fue el motivo del crimen. “Este Hitler de mierda ya me jodió los 1,50 por robinete”, cuenta el ex ferroviario Héctor Del Olmo que dijo Aguirre cuando él mismo le presentó la planilla que había confeccionado el capataz. “Yo en aquel momento (1934) no tenía la menor idea de quién era Hitler”, dice Del Olmo. “Después me enteré. Aguirre sí sabía, porque como era anarquista leía mucho; y por eso mismo no se tragó el chanchullo que le hizo Zeller. Ese mismo día discutieron fiero y no quiso firmar la planilla. Al otro día, cuando llegó a las siete de la mañana al taller y fue a dejar la chapa a la oficina, se encontró con la 'S' de suspendido”. Fue la gota que rebalsó el vaso. Sobre todo porque algunos habían alcanzado a escuchar que la discusión del día anterior terminó con una promesa del alemán: “Seguir mañana... seguir mañana...”. “Dominado por una fuerte impresión” Así relató el acontecimiento Félix Brizuela, corresponsal del diario La Voz del Interior en Cruz del Eje: “A la interpelación del obrero en cuestión, el capataz Zeller, contestó en forma descomedida al subalterno (Según así refieren personas que trabajan en los tornos cercanos al lugar de la escena). Y expresó, al tiempo de intentar salir, de que 'él no admitía discusión alguna'. Aguirre, dominado por una fuerte impresión, ante la serie de hechos abusivos que con él se venían cometiendo, tomando enérgicamente al superior, le hizo entrar nuevamente a la Oficina y sacando una pistola descerrajó sobre el capataz un balazo que le alcanzó la caja toráxica. Zeller cayó casi debajo de la mesa del escribiente de la oficina, donde le alcanzó otro proyectil disparado por Aguirre, el que penetró en la muñeca derecha. La víctima se incorporó ya gravemente herida, recibiendo un tercer balazo, cuyo proyectil, como el primero, le penetró en el cuerpo, a la altura del corazón, desplomándose ya, sobre la puerta de salida de su oficina, en donde quedó hasta la llegada de las autoridades, expirando de inmediato”. Más adelante al indagar sobre las causas, el cronista refiere que “el carácter autoritario del capataz y sus procedimientos, un tanto reñidos con la equidad y la justicia, le habían rodeado de una malquerencia única dentro de su personal y del ajeno a su sección también. Hemos tenido oportunidad de conversar con muchos obreros de la sección y todos están contestes en afirmar que Zeller era para ellos un azote”. Luego hace una llamativa, casi culposa, aclaración: “En forma objetiva estamos relevando los hechos. No queremos justificar el asesinato del desgraciado capataz, pero nos hacemos un deber decir estas cosas en cumplimiento de nuestra misión informativa”. Y sigue: “Quería Zeller, imponer una disciplina casi militar, llegando a cometer injusticias graves con los obreros, muy especialmente, en la asignación de precios a las tareas encomendadas a los oficiales”. “¿Qué pasará, que suenan las sirenas?” Antes de que se apagara el eco de los disparos, un puñado de trabajadores rodeó el ensangrentado cuerpo de Zeller: Del Olmo, Carlos Ahremburg, Francisco Díaz, el ingeniero José Cuellar, el secretario Ernesto Knor, entre otros. Uno de ellos, cuyo nombre pidió que se omita, fue el primero en quebrar el silencio: “Che...llámenlo a Aguirre, para que le pegue un par de tiros más, porque todavía se mueve”. Pero ya Aguirre, a quien nadie quiso detener, había salido por la puerta principal y caminaba muy tranquilo a entregarse a la comisaría. Sobre el escritorio del jefe depositó la pistola homicida Browning 7.5, todavía caliente, de la Por José Hernández (*) Memoria de los pueblos La historia del capataz y el anarquista pareciera emerger de la mente fantasiosa de un escritor, pero no es nada más ni nada menos que el necesario ejercicio de memoria de los pueblos, que salen al rescate de sus orígenes, personajes y costumbres. Hace 27 años atrás Cruz del Eje dio vuelta la página de prosperidad de su gente, cuándo los talleres ferroviarios tocaron la última y dolorosa pitada amanecida llamando a sus obreros y cerrando las puertas a una fuente de trabajo aún no recuperada. Desde entonces nada fue igual para los cruzdelejeños. La nostalgia se agregó a los rojos atardeceres y en cada familia se preservó el recuerdo de manos ocupadas y pan en la mesa ausentes. Y junto al óxido que cubrió las máquinas y los vagones, la pintura descascarada de las paredes y el herrumbe de las señales, comenzó a crecer la pobreza, la desesperanza y la desocupación. Cuál alquimia macabra, el trabajo honesto se trocó en planes laborales, bolsones, cortes de ruta y el éxodo desgarrante de sus hijos hacia otros destinos, rehenes de lo perdido. Los talleres le duelen adentro a los cruzdelejeños. Nadie lo duda. Como el bien lejano que no regresará, que condenó al paisaje a las carencias, a los niños descalzos, a los ranchos donde campea el hambre, a los comedores y a la dávida como única subsistencia. ¡Qué la parió a la miseria!, es tan roja como la sangre de Zeller, el capataz de los ingleses. (*) Periodista. El testigo y el cronista Héctor Del Olmo, jubilado ferroviario y cruzdelejeño, murió a los 90 años el 3 de noviembre de 2004. Era el último sobreviviente de aquel círculo de obreros que rodeó al cuerpo agonizante del capataz José Zeller, cuando él tenía apenas veinte y era uno de los aprendices más jóvenes en el taller ferroviario. Siendo amigo de Agustín Aguirre, también respetaba a Zeller, porque “como jefe conmigo se portó muy bien, era inteligente y se podía aprender mucho de él”. También ideológicamente era “equidistante” entre ambos, ya que entonces simpatizaba con el radicalismo irigoyenista y luego fue “peronista desde el '45 hasta hoy”. El destino lo puso en los lugares y momentos cruciales del drama (la obra de teatro, la discusión laboral, el crimen, la visita a la cárcel). Y lo dotó, además, de una memoria prodigiosa, que le ha permitido aportar a esta historia una profusión de detalles y hasta datos numéricos, como la diferencia de 1,50 pesos en el pago de la tarea, diferencia que el cronista de La Voz del Interior refiere pero no detalla, porque no estuvo ahí, porque la Policía no lo dejó entrar, según señala en su crónica. Que Aguirre haya recuperado tan pronto su libertad se debe en gran medida al trabajo constante, valiente y riguroso de este periodista, que optó por buscar la verdad más allá de la evidencia física de una víctima y un victimario. Él defendió desde el principio al obrero y tuvo el coraje de levantar la mira y atribuir la responsabilidad del crimen al jefe de los talleres. En una foto publicada en el diario a propósito de un premio de lotería ganado por los mineros de las canteras de Quilpo, aparece uno de los beneficiarios “junto a nuestro activo corresponsal, señor Félix Brizuela”. Así se llamaba, tenía menos de treinta años, era arquero de fútbol y secretario del Centro Socialista local, aunque luego llegaría a ser, durante el primer gobierno de Juan Perón, ministro de Gobierno de Catamarca, su provincia natal. que había disparado todas las balas (dos pegaron en la pared de la oficina y el resto en el cuerpo del capataz). En la otra mano sostenía una bolsa de manzanas, que compró por el camino. Al rato, salieron los trabajadores y aprendices ferroviarios. “Venían gritando y algunos cantaban el himno de los trabajadores, `Hijos del Pueblo. Hijos del pueblo, te oprimen cadenas. / Esta injusticia no puede seguir. / Si esta existencia es un mundo de pena, / antes que esclavo, prefiero morir, / prefiero morir / Esos burgueses que son egoístas / y así desprecian a la humanidad, / serán barridos por los anarquistas, / al fuerte grito de libertad. / Rojo pendón, no más sufrir. / Sólo la unión lo podrá exigir. / Nuestro paves no pasarás. / Chancho burgués / atrás, atrás´”, recita Florencio Bustos, el decano de los fotógrafos de Cruz del Eje, quien en aquel entonces tenía 9 años. La recuerda bien porque la aprendió en su Mientras tanto, a pocas cuadras de ahí, Ana Harlt de Zeller escuchaba sorprendida las sirenas del taller. Así lo recuerda José Zeller (h): “Cuando el cadáver de nuestro padre era retirado por la entrada principal de los talleres, sonaron todas las sirenas de todos los talleres y de todas las locomotoras existentes en los depósitos y de maniobras en playas, que tantas veces lo vieron, máquina fotográfica en mano para retratarlas. A dos cuadras de dicha entrada, nuestra madre, con sus dos hijitos de 6 y 7 años, se preguntaba: '¿Qué pasará que suenan las sirenas ferroviarias?'”. A su vez, su hermano Hugo relata que Aguirre “ingresó a la oficina de mi padre y tras insultarlo sacó un arma que descargó en él, con cinco disparos se desplomó instantáneamente falleciendo de inmediato, sólo pudo pronunciar tres palabras `...Ana, los chiquitos...´; el criminal posteriormente se lamentó de no contar con más municiones pues era su intención de terminar también con el jefe de taller. Posteriormente se tocó la sirena y se paralizó la labor de ese día. Dos amigos personales se dirigieron a su domicilio y tras llamar y ser atendidos por mi madre le comunicaron la infausta noticia, la desesperación hizo crisis en ella y casi al borde del desmayo la llevaron hasta una cama, donde desconsoladamente lloraba, sin poder comprender lo que había sucedido. Sucedió un 27 de julio en el invierno de 1934”. La causa latente Pero este hecho que conmocionó a todo un pueblo, que aún hoy lo recuerda con estupor, fue parido tres meses antes, sobre las tablas de un escenario teatral. El 1º de Mayo del mismo año se había estrenado, en la sala de la Asociación Española, la obra de un grupo local de teatro anarquista. En ella el protagonista, un peón de campo, cansado de los abusos a los que lo sometía el patrón de la estancia en que trabajaba, lo mataba con una escopeta de dos caños. El actor que desempeñaba el rol protagónico se llamaba Agustín Aguirre. “La escopeta era de mi padre”, cuenta el mismo Del Olmo. “ Aguirre fue a casa y ahí mismo cortó los cartuchos y les sacó las municiones que me quedaron a mí. Después, durante la obra, cuando se escucharon los tiros, yo saqué las municiones del bolsillo y se las mostré a un amigo. 'Mirá, esa es la escopeta de mi viejo'. A los tres meses Agustín hizo exactamente lo mismo, pero con una pistola bien cargada”. El pequeño Florencio, quien solía actuar en las producciones teatrales de sus amigos anarquistas, recuerda que la obra se llamaba Tierra Madre, y él representaba a uno de los hijos del protagonista: “Era un personaje Aguirre en las tablas. Hacía muy bien los papeles. Esa obra hizo llorar a la gente. Cuando nos vienen a desalojar, le dice él: '¡Aquí no la entra!'. Porque hablaba en italiano. '¡Aquí no la entra, patrón!' Y me dice: '¡Alcánceme la chupeta!'. Y yo le alcanzo la escopeta y... ¡pum! Hizo un tiro como un cañón”. Aparentemente, la obra era una creación colectiva del grupo y quizás haya sido el propio Aguirre el autor de ese texto que narraba las peripecias de un trabajador rural. Teniendo en cuenta lo que después ocurrió, es posible que la experiencia de la injusticia y la explotación que círculo realidad-ficción-realidad. Como una ironía de la historia, en el lugar donde sucedió la parte “real” de este drama, hoy se levanta un escenario, el de la Fiesta Nacional del Olivo. ¿La causa genética? Nada dice del crimen el diario Los Principios en su edición de ese fatídico día. Sí, en cambio, informa que: “El doctor Courel presentó el proyecto para la construcción de un dique en Cruz del Eje”. Y fue justamente ese doctor Carlos Courel, un prestigioso dirigente del Partido Demócrata, quien ejerció la defensa y logró la libertad de Aguirre, pretendiendo ganarse la simpatía del pueblo al sacar de la cárcel a quien para muchos era un paladín de la justicia popular. Durante su breve estadía como procesado en la Penitenciaría de barrio San Martín de Córdoba capital, el obrero alcanzó a recibir una visita de su joven amigo Héctor. Éste recuerda dos cosas que le llamaron la atención. Debió esperar un largo rato en una sala vacía, porque Aguirre había tenido una pelea con un guardia y estaba castigado. También le sorprendió que, al llegar, el tornero sonrió y le tendió la mano encogiendo el dedo anular: “Después pude saber que así se saludaban los anarquistas”. Tal vez haya sido el mismo diputado nacional Courel quien le consiguió trabajo, porque luego de salir de prisión y durante los diez años posteriores al crimen, Aguirre volvería a ejercer su viejo oficio de tornero en la obra del dique Cruz del Eje, inaugurado finalmente durante la gestión del gobernador radical Amadeo Sabattini, quien así cumplía su promesa de proveer de “agua para el norte”. Finalmente, Aguirre se trasladó a la Capital Federal donde llegó a ser jefe de los talleres gráficos donde se imprimía la revista Damas y Damitas. Por si hicieran falta más hechos increíbles en esta historia y para dar letra a quienes creen más en las causalidades genéticas que en las sociopolíticas, Aguirre tenía en una cárcel de Buenos Aires un hermano preso por haber matado en su trabajo a un superior. La bienvenida El 12 de setiembre de 1934, el fiscal Julio Carreras pidió la pena de ocho años de prisión para Segundo Agustín Aguirre por el homicidio de José Zeller. Carlos Courel alegó que su defendido actuó bajo emoción violenta y en defensa propia ante la agresión de su superior. Finalmente, el lunes 29 de octubre, tres meses después del crimen, el doctor Manuel D. Tissera, titular del juzgado de 2da. Nominación en lo Criminal, condenó a Aguirre a un año de prisión en suspenso, por “homicidio con exceso en la defensa”, por lo cual el obrero recuperó su libertad. Días después, recibió una especial bienvenida en Cruz del Eje, una prueba más de la condición de vindicador popular que el pueblo le había otorgado. En la sede de la Sociedad Italiana, se llevó a cabo una “velada cinematográfica” para recuperar parte de los gastos del Comité de Defensa del Obrero Segundo Aguirre, formada por la Unión Ferroviaria con el objetivo de “prestar todo su apoyo moral y material a la defensa del obrero”. Después de la película hubo un acto de recepción, en el que hablaron ante un salón colmado de cruzdelejeños Ramón Moya, de la Comisión de Defensa, y el letrado Courel. Por último, su defendido “agradeció en cálidas y emocionantes palabras la colaboración prestada por todo el pueblo trabajador de Cruz del Eje para quienes, dijo, tiene una deuda de gratitud” . Pero no pudo ejercer sus conocidas dotes de orador por “la intensa emoción que lo embargaba”. No era para menos. Y 70 años después, desde el imaginario social de nuestros días, resulta mucho más asombrosa la imagen de aquella sociedad que colmó un salón para festejar el regreso de un hombre cuya libertad se logró en gran medida gracias a la presión de ese mismo pueblo, que supo arrancar a uno de los suyos de los engranajes de la justicia penal. Los talleres en 1934, escenario de la muerte. casa, donde su padre, Bautista Bustos, se reunía con sus compañeros anarquistas. Florencio se ganaba 20 centavos por noche cebándoles mate. vivía en el taller ferroviario inspiraran en él ese argumento y ese final dramático, que quedó latente en su interior para salir a la superficie en el momento del crimen, cerrándose así el 5 (*) Periodista. 6 Minoridad bajo fuego Por Valentina Agost (*) Rehenes del delito ¿Son los menores que delinquen el nudo del problema, o son una desgraciada parte de él? ¿No será que la sociedad tiene con ellos una de sus deudas más grandes? “ Los acontecimientos producidos en el país en estos últimos años, han dejado entrever la falta de diligencia en el trabajo en minoridad. También la necesidad de leyes apropiadas, ya que las que existen tienen casi 100 años sin una reforma real y profunda ajustada a los nuevos tiempos. No legislaciones para aplicar más “fiereza”, sino para realizar los ajustes que de verdad eviten la caída en el delito de los menores y puedan insertarse en la sociedad, tal como corresponde a una persona como sujeto de derecho y obligaciones. Por ello abordo y analizo tal situación.”. Tal vez, a raíz del caso Blumberg, se haya querido hacer algo mejor en materia de seguridad, pero se corre peligro de un desvío, pudiendo producirse en lugar de un avance, un retroceso, como es, por ejemplo, el tratamiento de la edad de punibilidad de los menores, influyendo en la sociedad con el objeto de bajar la misma. Esta idea y otras que se posponen, podrían llevar a un colapso aún mayor. La ley 22.278 publicada el 27 de agosto de 1980, durante el último gobierno militar, disminuyó la edad de punibilidad a catorce años, siendo poco después reformada por la ley 22.803 del 9 de mayo de 1983 - comienzo de la apertura del régimen democrático -, que volvió a la legislación anterior y estableció que “no es punible el menor que no haya cumplido 16 años de edad”. Actualmente reaparece el fantasma de la reducción de la edad mínima de inimputabilidad, tratando de llevarla a 14 años. Esto estaría en flagrante contradicción con el artículo primero de la Convención de los Derechos del Niño, que considera como niños a las personas hasta los 18 años de edad. Podemos argüir que si la edad de la niñez es hasta los 18 años, mal puede entonces imputárselos penalmente a partir de los 14, argumento que todavía podríamos hacer valer en relación con la actual edad de punibilidad de 16 años. Sin embargo, considero que respecto de esta edad no debe innovarse, ya que la imputabilidad que recae sobre estos menores lo es en relación con delitos de acción privada reprimidos con pena privativa de la libertad de más de 2 años, o sea que por delitos a los que correspondería menos de 2 años no se los imputa, y si se tratara de delitos muy graves (homicidio doloso, secuestro, violación y otros) ya son punibles por imperio de la ley. Al descubierto La ley de Patronato de Menores 10.903, otorga a los jueces la facultad de disponer preventivamente del menor, haciendo una evaluación de cada caso en particular, en lo que respecta fundamentalmente a condiciones de vida, si se encuentra abandonado o bajo alguna otra circunstancia. Pero, en la práctica, el juez dispone del menor en todos los casos y sin dicha evaluación con total ausencia de intervención de los padres y la familia, derivándolos a los diferentes institutos para menores - si hay comodidades -, sino quedan alojados en comisarías a la espera de una vacante. En realidad, ningún menor, salvo los casos extremos de delitos de lesa humanidad, debe ser institucionalizado, a menos que él mismo lo pida. Y muchas veces lo solicitan por ser muy pobres, no tener comida, vestimenta, dónde vivir, tampoco acceden a la escuela primaria, es decir no cubren sus mínimas necesidades; todas estas circunstancias van minando su autoestima e identidad, comienzan a sentirse sin valor y no tienen las fuerzas para seguir adelante. Por eso son presa fácil del delito individual en cualquiera de sus formas y también de organizaciones mafiosas que los regentean y explotan para los trabajos sucios de tráfico de armas, drogas, prostitución, corrupción infantil y otros delitos. No existen en nuestro país instituciones aptas para que se encuentren los menores alojados. Las que existen - sean cerradas o de máxima seguridad - son cárceles, con personal de seguridad que si bien no porta armas, no está especializado en el trato de menores y no cuentan con controles psicológicos periódicos. Los menores deben estar en lugares asimilables a hogares y no a cárceles, con personal altamente especializado en el tema. Debe existir instrucción obligatoria en todos los institutos (primaria y secundaria) y brindarles la posibilidad de acceder a la universidad, en el marco de la libertad vigilada. Una vez que se hubiera comprobado la autoría del hecho por parte del menor, la calificación del delito, las circunstancias y demás evaluaciones para culparlo, deberán tenerse en cuenta sus antecedentes personales, sus circunstancias familiares, cuestiones muy importantes en estos casos. Y si sus hogares no son tales y no tienen contención, comprobándose que no son un buen ambiente para reeducarse, entonces podría optarse por tenerlos dentro de familias especiales para dichos chicos, como así granjas abiertas - no dormitorios con ventanas con rejas -, con libertad vigilada, donde puedan aprender y llegar a ser útiles socialmente. menores, seguramente la mayoría de ellas son de características obvias y muchas de concreción muy dificultosa, por no decir imposible, en función de la grave crisis económica por la que atraviesa el país. Otras, serían medidas de carácter general que beneficiarían no solo a los menores, sino a la mayor parte de la población carenciada. Baste entonces con dejar planteada la inquietud y la magnitud de este problema. Deberíamos preguntarnos: ¿Son los menores que delinquen el nudo del problema, o son una desgraciada parte de él? ¿No será que la sociedad tiene con ellos una de sus deudas más grandes? ¿Cuál deber ser el rol del Estado en este meollo? Debería responder que el fin último de la protección del Estado hacia el menor debe ser la protección de la sociedad como tal en general, dentro de la cuál se encuentra obviamente insertado el menor que delinque. El Estado va a proteger mejor a la sociedad, si despliega políticas de prevención del delito y mejoramiento de las condiciones de vida de los menores, que eviten la necesidad de infringir la ley penal. Si no logra evitar el delito, pues tendrá que encarar el tratamiento de la punición de manera tal que obtenga el mejor equilibrio entre el peligro que corre la sociedad en general, y el menor delincuente frente a ella. La sociedad no se verá mejor defendida si se somete a los menores infractores a la ley penal a castigos extremos y aberrantes en virtud de su edad, ya que ello solo conducirá a formar futuras generaciones de adultos resentidos y con nulas posibilidades de reinserción y, lo que es peor, con mayores necesidades de reincidir en conductas delictivas. Esto se evitará si se juzga al menor como tal, y su encierro se verifica en lugares apropiados, teniendo como norte que su falta de libertad transitoria no lo es como una revancha de la sociedad, sino fundamentalmente para su rehabilitación y reinserción dentro de la misma. (*) Licenciada en Ciencias de la Comunicación. ¿El rol del Estado? Podría enumerarse taxativamente una gran cantidad de medidas que el Estado debería tomar con el objeto de prevenir el delito de El lado oscuro de la web El materialismo mágico El hombre tecnológico, rodeado de máquinas y cajas negras que estructuran su v ida, ha adoptado la más supersticiosa de las supersticiones, la tecnológica. L a magia nació junto con el hombre, con su lenguaje. El brujo de la tribu intuyó una fuerza poderosa que lo abarcaba todo, que era causa de las causas, sentido y esencia de la vida. Miró con estupor las maravillas de la creación y con palabras vivas describió su éxtasis frente al misterio. Los mitos fueron modelando la cultura y el conocimiento, a la par, el chamán asumió el rol de puente entre el hombre y la divinidad. En afán de controlar las fuerzas de la naturaleza, éste convocó a dioses y demonios, a espíritus del bien y del mal; para lograrlo desarrolló técnicas secretas y misteriosas que llevó a cabo en la oscuridad de las cavernas o en la espesura del bosque. Encantamientos, tabúes, sacrificios, plegarias, maleficios, danzas y cantos rituales. Utilizó en estas artes: plantas mágicas, sustancias alucinógenas, sahumerios, fetiches, tótems y amuletos. El miedo y el poder fueron también parte del rito. Todas las actividades humanas (medicina, agricultura, política) se marcaron a fuego por el conjuro del pensamiento mágico. Con el transcurrir de las generaciones, las ceremonias y costumbres devinieron en tradiciones y como trasfondo, en la moral que guió la conducta de la comunidad. Durante siglos los hombres confiaron férreamente en la magia y en las ciencias ocultas, hasta que la religión se impuso como un nuevo eje del poder. La jerarquía eclesiástica, exclusiva intermediaria entre dios y el hombre, ejerció la autoridad máxima y el poder en la tierra. La fe y la moral religiosa fue un tributo a cambio de la tranquilidad y seguridad que la iglesia brindaba al creyente frente a la fragilidad de la existencia (el consuelo). Hace apenas unos 300 años, al surgir otra forma de pensar y entender el mundo, se generó un duro debate en la sociedad teocrática. La interpretación de los fenómenos de la naturaleza por medio de la experimentación y el uso de la razón, significaron una nueva herramienta para el saber humano, pero así también, una amenaza para los dogmas y poderes dominantes. La hoguera de la inquisición funcionó a doble turno; devoró libros, ideas y personas. Pero la curiosidad pudo más que mitos y fundamentalismos. La fuerza de la razón fue poderosa y se impuso con la contundencia de los resultados. Desmitificó milagros y supersticiones profundamente arraigadas, demostró que el fuego era un proceso químico, que la tierra no era el centro del universo ni estaba asentada sobre infinitas tortugas gigantes, que el color de la luz lo daba su frecuencia de onda. Así surgió el pensamiento científico y éste cambió aceleradamente la faz del planeta, al tiempo que prometía a la humanidad, cumplirle todos sus sueños y utopías, o sea, el fin del hambre, del sufrimiento, de la enfermedad. Propuso la felicidad en la tierra. Propuso la libertad y la igualdad. Cayeron las monarquías y nacieron las democracias. Se empezó a hablar de los derechos del hombre. Se empezó a hablar Educación y Lectura ejes del futuro del hombre. Dios ha muerto, proclamaban. Lo ha matado el mejor de los hombres, el hombre que piensa. Sin embargo, el nuevo dios de la razón no pudo cumplir sus promesas. Este siglo que se fue, fue el siglo de la revolución tecnológica y de la consolidación de la razón como dogma y única verdad posible, pero también, durante el siglo XX acontecieron las irracionalidades más grandes de toda la historia, guerras mundiales, holocaustos, bombas atómicas y químicas, junto al avance sistemático de la pobreza y la exclusión como nunca antes habían existido. Las promesas de libertad derivaron en “neoliberalismo” (la ley de la selva) y las de igualdad, en dictaduras y autoritarismo. El hombre tecnológico La revolución tecnológica desenfrenada que se dio en las últimas décadas, de la mano de las tecnologías de la comunicación, ha desembocado en la llamada sociedad red, entramado global donde tiempo y espacio no existen. Donde la velocidad y la inmediatez son las máximas virtudes. Un entorno virtual donde pasado y futuro se funden en un permanente presente que se halla suspendido en el fulgurante monitor de plasma líquido. La comunidad “on line” es más “real” que la comunidad física y, la vida, el dinero, el amor, el poder; fluyen junto con la información (a la velocidad de la luz) por la fibra óptica. El hombre digital fascinado por estos hechizos, no se imagina un mundo sin celulares, sin computadoras, sin teléfonos, sin chats, Emails, ni video-games. Y ha adquirido la superstición más supersticiosa, la de la tecnología. Fervoroso devoto de la magia tecnotrónica, la reverencia más cuanto menos la comprende. Al oprimir la tecla enter, una larga serie de artilugios se pone en movimiento lejos del entendimiento del hombre común, como varita mágica que seduce y atrapa con su carga de sorpresa, misterio y poder. El hombre tecnológico vive rodeado de cajas negras que estructuran su vida cotidiana y la construyen como en un realismo mágico. Umberto Eco sostiene que estamos tan acostumbrados a la tecnología e hipnotizados por su velocidad y eficacia, que la vivimos como una magia. Y dice: “La magia ignora la larga cadena de las causas y los efectos y, sobre todo, no se preocupa de establecer, probando y volviendo a probar, si hay una relación entre causa y efecto”, así traza una gruesa raya divisoria entre la tecnología y la ciencia. La tecnología es consecuencia inmediata de la ciencia, pero ambas no están amasadas con la misma sustancia. Los caminos de la ciencia son lentos, en su ardua tarea de experimentar y encontrar las múltiples causas que generan un efecto. La tecnología en cambio, como la magia, lo brinda todo al momento. La magia tiene su propia lógica y quizás no ignore las múltiples cadenas de causas que se necesitan para conseguir un efecto (como dice Eco); sus herramientas de trabajo no son la física o las matemáticas, su rigor esta basado exclusivamente en la fe, los símbolos y los mitos. Por Daniel Héctor 7 La old “new age” “Los que no creen en nada creen en todo”, sentencia un viejo refrán, y éste parece ser el leiv motiv del renacer místico y neo-religioso que se pavonea, tanto por los pasillos de la Net, como por los escaparates bestsellerianos de librerías y shopping centers. La diversidad de este movimiento es muy amplia, pero todos los grupos responden a un patrón común: la búsqueda por parte del individuo posmoderno (desencantado de la razón) de un sentido trascendente para su vida. Habitantes de un mundo vaciado de sentido y donde todo parece estar permitido, los adeptos a esta gran religión sin dios, no confían en movimientos sociales, ni en las viejas instituciones. Las ansias místicas las canalizan a través del autoconocimiento y del crecimiento personal. En un ansiado retorno a la tribu y a la naturaleza virgen, confluyen aquí, sectas sincretistas y chamánicas junto a filosofías orientalistas, cultos esotéricos, gnósticos y ocultistas que, paradójicamente utilizan el merchandising y el entorno tecnológico para expresar y difundir sus inquietudes espirituales. El pulular de sectas satánicas, cultos necrofílicos y distintas variantes de la magia negra, son otro costado de este fenómeno, como también el auge de la denominada revancha de dios: el fundamentalismo islámico y el integrismo cristiano que proponen un regreso a la teocracia medieval. “La ignorancia avanza hacia un inmenso y temible porvenir” escribía Ernesto Sábato en momentos en que la II guerra mundial asolaba la geografía de la vieja Europa. En su largo viaje evolutivo a los tumbos por la historia, el hombre ha partido de la ignorancia para regresar nuevamente a ella, quizás a una ignorancia mucho más sabia y estimulante; la de saberse ignorante. El lado oscuro de la web en la blogósfera www.danielector.blogspot.com Ilustración: Loic Normand Comuna de CASA GRANDE Casa Grande (5162) - Punilla, Sierras de Córdoba - Tel/fax.:(03548) 470-870 e-mail: [email protected] 8 Zona de riesgo La quimera del oro El caso Quinta y Última Parte Por Raúl A. Montenegro Cordón Esquel Estudio sobre el impacto ambiental y sanitario de las minas de oro. Emprendimiento de la empresa canadiense Meridian Gold Inc. en la Provincia de Chubut. Reclamos, movilizaciones y conclusiones. Las consideraciones aquí contenidas son responsabilidad exclusiva del autor y no compromete a la Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM) ni a la Cátedra de Biología Humana de la Universidad de Córdoba. E n Argentina las movilizaciones más recientes ocurrieron en Jujuy (2001-2002), desde la comunidad Kolla, y en Esquel (Chubut), contra el proyecto “Cordón Esquel” de la Meridian Gold Inc. Un estudio realizado por la Planta Piloto de Procesos Industriales Microbiológicos, de Jujuy, determinó que el río Orosmayo está contaminado con plomo y mercurio. El área en la que se muestrearon los sedimentos analizados por la Planta Piloto se encuentra a muy poca distancia de San Pedro, el lugar donde se lava oro con maquinaria pesada. Los vecinos de Liviara venían señalando que “las mojarritas y las truchas que sabíamos cuidar en la zona de Vazcachani, donde teníamos un criadero, ya no queda nada. Todas se han muerto (...) por la contaminación”. La comunidad Kolla sigue oponiéndose a la extracción de oro en Liviara y Orosmayo. El 19 de julio de 2002 el juez de Feria José Luís Cardero dispuso una medida de no innovar ordenando, tanto al Estado como a las empresas mineras de la zona que debían “paralizar sus actividades”. Estas compañías han estado extrayendo oro y contaminado el ambiente en abierta violación al artículo 75 de la Constitución y al Convenio 169 de la OIT. La comunidad aborigen Kolla resaltó en la presentación judicial que conforme al Convenio 169 sus derechos sobre los recursos naturales existentes en sus tierras “deberán protegerse especialmente”. Lamentablemente las empresas siguieron operando y, al finalizar la Feria Judicial, el juez Benjamín Villafañe levantó la medida cautelar decretada por Cardero. Para hacer oír sus reclamos y pedir el cese de la contaminación producida por las minas de oro, los representantes de todas las comunidades aborígenes de la provincia realizaron a comienzos de agosto de 2002 una “Korpachada” en inmediaciones de los Tribunales. El objetivo era “sensibilizar a los administradores de justicia” sobre los efectos negativos de la explotación del oro. La Asociación de Mujeres “Warmi Sayajsungo” y el Consejo de Organizaciones Aborígenes de Jujuy acompañaron “a los hermanos que en estos momentos se debaten en medio de la injusticia”. Invitado por la comunidad Kolla, el autor de este trabajo (Raúl A. Montenegro) dictó un curso para más de 140 líderes Kolla y Guaraní, dedicado a fortalecer la lucha local contra la explotación irracional del oro y la contaminación de la Puna. La otra gran movilización ciudadana contra los efectos deletéreos de las minas de oro se está desarrollando actualmente en la provincia del Chubut (enero de 2003). Como parte de este proceso ya se tramitaron dos acciones judiciales en el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil Comercial y Laboral, a cargo del Dr. Claudio Alejandro Petris. Una de Amparo realizada por vecinos de Esquel, y la otra una Acción de Daño Temido presentada por la Defensora del Pueblo del Chubut, Marcela Colombini. Ambas acciones ingresaron el 16 de diciembre de 2002. En términos generales procuran detener las obras y trabajos en el Sector El Desquite-Cordón Esquel; declarar su ilegalidad por falta de cumplimiento de la (*) Especial para Letra VIVA Periodismo Gráfico legislación minera y ambiental; lograr una recomposición del ambiente dañado, y que se apliquen multas a los responsables. A comienzos de enero de 2003 se realizó una masiva concentración pública en Esquel. Participaron vecinos de toda la Comarca Andina, de la provincia del Chubut y del resto de la Patagonia “para decirle no a la minería a cielo abierto con uso de tóxicos”. Este movimiento contó en todo momento con el apoyo profesional de la Universidad Nacional de la Patagonia “San Juan Bosco”, sede Esquel. Una de sus integrantes, la doctora Silvia González, fue amenazada por teléfono después de informar públicamente los riesgos que entraña el uso del cianuro en las minas de oro. Los pueblos originarios Mapuche Tehuelche del Chubut y de Río Negro, por su parte, emitieron un duro documento contra las actividades mineras ilegales. Indicaron que se oponen a la intromisión en sus territorios de aquellas empresas u organismos del Estado que pretenden explotar sus recursos naturales “sin la consulta y autorización previa que prevé el Convenio 169 de la OIT” (Ley Nacional 24.071). Según Quintana, la Comunidad de Huisca Antieco presentó un Recurso de Amparo contra la Dirección Provincial de Minas por haber otorgado permisos en abierta violación al Convenio 169 de la OIT. También indica que a comienzos del año 2001 “el Fiscal Patricio Romero, de Investigaciones Administrativas de la provincia del Chubut” realizaba una investigación sobre “la usurpación de la titularidad del hallazgo original del yacimiento”. Desde los Municipios este proceso fue acompañado con la aprobación de Ordenanzas que limitan o prohíben las actividades mineras que degradan los ecosistemas; prohíben la instalación de laboratorios de tratamiento químico de minerales; prohíben la introducción y almacenamiento de cianuro para la minería y establecen sistemas de Consulta Popular y Audiencia Pública vinculante, previos a la autorización de proyectos que pudieran impactar el ambiente. Entre las municipalidades que aprobaron estas normas se encuentran Epuyén, Lago Puelo, Puerto Madryn, Comodoro Rivadavia y Trevelín. Lamentablemente el gobierno de la provincia del Chubut y en menor medida la municipalidad de Esquel “no se presentaron como controladores (...) sino como voceros y difusores” del emprendimiento “limitando y marginando al mismo tiempo las voces disonantes”. Conclusiones Cordón Esquel. Es importante advertir que la operación de minas de oro afecta irreversiblemente los ecosistemas donde se instalan, interrumpen los ciclos del suelo, del agua y de la biota, y afectan gravemente la imagen de sostenibilidad que tienen los ambientes nativos de la Patagonia. Son actividades efímeras que inyectan recursos económicos en forma muy asimétrica. Los cambios sociales que producen colapsan rápidamente al cerrarse en forma definitiva los yacimientos. Las minas de oro generan además dos grupos de impacto ambiental separados entre sí por el cierre. El primer grupo comprende los efectos ambientales adversos registrados durante las actividades de exploración, puesta en marcha y explotación. El segundo grupo, que comienza con el cierre de la mina, no suele tener plazo y es de comportamiento impredecible. Comprende las posibles descargas de cianuro y metales pesados. Cuando una mina de oro se cierra deja para la generación actual y sus descendientes una importante modificación geomorfológica y ecológica, y peligrosos depósitos de residuos tóxicos. La naturaleza riesgosa de este tipo de explotación y sus efectos a corto, mediano y largo plazo los hace incompatibles, por ejemplo, con la organización territorial y ecosistémica de Esquel. Aunque ya ha habido movilizaciones públicas contra el impacto producido por minas de oro activas en Argentina, este es un caso piloto contra proyectos de inversión. Lamentablemente los organismos públicos de control han demostrado una notable pobreza técnica, y una sugestiva connivencia con los intereses de la Meridian Gold. Algunos de estos casos deberán ser investigados por la Justicia Provincial y Federal, habida cuenta que habría “Abuso de Autoridad y violación de los deberes de funcionario público” (artículos 248 y 249 del Código Penal) y, posiblemente, “Negociaciones incompatibles con el ejercicio de las funciones públicas” (artículo 265 del Código Penal). Gracias al actual precio del dólar, personas y empresas extranjeras pueden comprar tierras a un tercio del valor que regía para el año 2001. Esto agrava los fenómenos de penetración minera que llevan adelante intrincadas redes de grupos inversores. Urge en Argentina investigar las operaciones de compra de tierras por parte de empresas mineras para asegurar que sus actividades no sean violatorias de la ley. La generalizada crisis económica, por su parte, torna más vulnerables las decisiones gubernamentales y ciudadanas. Entre los mejores elementos de resguardo figuran las campañas lideradas por ONGs y grupos de ciudadanos, las acciones judiciales preventivas y las Audiencias Públicas. Sin embargo, en el actual marco de incertidumbre lo más sensato es afianzar economías regionales basadas en el uso sustentable de los recursos naturales, y no en la radicación de emprendimientos mineros efímeros y de alto riesgo ambiental. (*) Biólogo. Presidente de la Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM). Profesor de Biología Evolutiva Humana en la Universidad Nacional de Córdoba. Previo Nobel Alternativo 2004, Suecia. Desmotadora de Algodón Semillero Cooperativo . Fabrica de Aceite Remates Feria . Cereales Agente Exportador . Balanza Oficial El malabarista Hoy pelea Locche La fugacidad es un rasgo de la vida que nos cuesta aceptar. Uno transita por este mundo como si fuera a ser eterno. O, al menos, durar bastante. Pero no: somos como la máquina de escribir antes y la computadora ahora. P ara hablar de Nicolino no he tomado la precaución que sí tuve para otras evocaciones: traer a mi mesa un “borrador” con algunos sesgos de su personalidad, a modo de inventario, dentro de ideas específicas sobre el enigmático encuentro del boxeo que él interpretó y su público. Una relación que asumió la magia de lo increíble, de lo bello, de lo picaresco, de la complicidad que solamente se puede contagiar a través de inocentes “travesuras”. Me resultó imposible sintetizar, a modo de anotaciones breves, trazos del misterio que definió la relación que entabló con la gente en general. Locche fue uno de los mejores boxeadores argentinos de la segunda mitad del siglo pasado. Un verdadero maestro sin alumnos, porque nadie siguió su escuela. Pero, ¿hubiese sido posible? Entre tantas cosas irreemplazables que uno aprisiona para siempre en el corazón, siempre hay matices distintos para distinguir esas como un fantasma. Eso era Locche. Fantasía genuina, magia traviesa, enigma puro. Durante un montón de años, el sábado a la noche fue casi una religiosa “obligación” ir al Luna. Nadie podía faltar. “Hoy pelea Locche”, era la consigna que se pasaba de boca en boca. Y el coliseo de Corrientes y Bouchard, repleto hasta por los codos, moría ante cada finta de Nicolino, ante cada esquive, ante cada gambeta, ante cada conejo que salía de su galera burlona, casi infantil. El imán de su figura convocó a muchas generaciones. No había límites para la alegría. Nadie iba a ver “sangre”, todos querían ver al mito que ganaba sin un golpe. Se habló mucho de la influencia del “arte de Nicolino” en la evolución, o no, del boxeo argentino. Y con razón, porque es evidente que el mendocino representó toda una etapa “científica” en la concepción “filosófica” del sensaciones. Nada es igual, aunque en el fondo tengan “hilitos” similares. Y no son emociones ocasionales, porque uno las vive como si fueran eternas, como si no se murieran nunca. La fugacidad es un rasgo de la vida que nos cuesta aceptar. Uno transita por este mundo como si fuera a ser eterno. O, al menos, durar bastante. Pero no: somos como la máquina de escribir antes y la computadora ahora. En todos los órdenes, es un calco. Es lo mismo. Inventos fugaces. Sólo que en el caso de Nicolino Locche, lo suyo no fue un boxeo efímero. Fue un molde irreemplazable, inmortal, perpetuo. Ahora que se produjo el inesperado rescate del Luna Park para el boxeo, es toda una tristeza que ya no esté “El intocable” produciendo esos “derechazos” directos al corazón, aunque él representó el revés de la trama: tocar, no pegar. Malabarismo de la más pura esencia. Acariciar, bailar, escapar y, de improviso, irse a las barbas de su oponente, poniéndole la cara para que le “peguen” y desaparecer de la escena, casi rudo deporte. Se habló menos, claro, de su apego a “no dejarse pegar”. Eso no vendía a futuro, pese a que en ese momento llenaba estadios. Es decir, no convenía que hubiesen otros Locche. Al menos, con ese estilo. Los periodistas de obediencia positiva, únicamente argumentaban que “no pega”, para enseñarnos que en tiempos pasados, la única filosofía valida del boxeo tenía sus raíces en una costumbre antigua y medieval: la destrucción del adversario. Pero “Nico” se reveló contra la tiranía de aquellos que preferían ver “fiambres en el ring” y transformó el espectáculo en una suerte de liberación progresiva de la belleza, de la sutileza. Uno tiene la costumbre de dudar de noticias e informes de los diarios y revistas (ni hablar de aquellas que proceden de la radio y televisión), pero nunca del diccionario de la Real Academia Española. ¿Por qué se piensa que este tesoro de la lengua es infalible? En la última edición, surgen 83.500 nuevas palabras y más de 12.000 Sarmiento 163 - La Falda - Tel. (03548) 422-183 [email protected] Por Ismael A. Canaparo (*) 9 Sería fantástico Sería fantástico que ganara el mejor y que la fuerza no fuera la razón. Que se instalara en el barrio el paraíso terrenal. Que la ciencia fuera neutral. Sería fantástico que nada fuera urgente. No pasar por la vida sin cumplidos, llamando a las cosas por su nombre. Cobrar en especies y sentirse bien tratado y mearse de risa y dejar volar la fantasía. Sería fantástico sería todo un detalle, todo un síntoma de urbanidad, que no perdiesen siempre los mismos y que heredasen los desheredados. Joan Manuel Serrat acepciones añadidas y definiciones modificadas. Y sin embargo, a pesar de algunos agregados modernizadores, como estalinismo, fax, sida, pálida, movida, puentear, visceral, tele, comunicador y otros etcéteras, sigue notándose una equivocación con respecto a la palabra “intocable”. De ella se dice que “no puede ser tocado”. Nada más inexacto. Debería subrayar, en todo caso, la siguiente puntualización: “creación exclusiva del boxeador argentino Nicolino Locche, inventor de la acción y efecto de no dejarse pegar; percepción clara, íntima e instantánea de una idea y una verdad, con prescindencia de la violencia”. Nicolino Locche fue un boxeador entrañable no sólo porque su personalidad irradiaba ternura, sino porque su estilo tan singular alimento la imaginación de casi tres generaciones. El mendocino estuvo lejos, sin embargo, de ser un “púgil argentino autóctono”. El público en general, al que le costó aceptar a Cirilo Gil, otro estilista de enorme talento, prefería a peleadores explosivos: Gatica, Bonavena, Saldaño..... Pero el arte de Nicolino pudo más y enseguida se transformó en el preferido de la muchedumbre, inaugurando - hace más de 30 años - el “ole, ole, ole”, que mucho después se popularizó como un desdén dedicado a aquellos que la “ven pasar”. Indudablemente, Locche reivindicó la necesidad de volcarse a la frescura y a la inocencia en un deporte tan destructivo, apelando tan sólo a las fantasías, a los garabatos de sus alocados esquives. Lo suyo fue la adjudicación de una mirada estética al boxeo universal, donde se movieron imágenes, libres de toda culpa. Cualquiera que busque una vía de escape hacia la realidad (la tan cotidiana de hambre, miseria, desocupación, secuestro y violencia) y ansía que le hablen con letra concreta, tiene que buscar la proximidad de una voz que le cuente sobre Locche. El único e irrepetible boxeador que siempre le escapó a la solemnidad. Nicolino fue, en síntesis, quien inventó la ficción en el boxeo. Le quitó dramatismo. Le agregó belleza. Le impuso el ritmo perfecto de los paisajes dibujados en el aire. Fue, en todo caso, el arquitecto más perfecto para diseñar a la autenticidad. (*) Periodista. 10 Mirada retrospectiva ¿Barbarie o Civilización? Por Daniel Hector La conquista del desierto La ambición desmedida del hombre blanco, encontró justificaciones para acabar con un pueblo, con su raza y con su cultura milenaria. E Construyó su pensamiento a partir de la visión del otro en oposición a su yo, y no como su yo en oposición al otro; la subjetividad y la ambición lo embargaron. Mas allá del ámbito académico, para la corona española era fundamental devolverles el alma a los indios, ya que si ellos no pertenecían a la raza humana no había evangelización posible y sin ella, la conquista no tenía base legal. La voz del rey se escuchó en Roma. Desde la violencia de la conquista se instaló en América una barrera cultural binaria y simplificadora, resumida en: cristianos o salvajes - civilización o barbarie. Intervino el Papa Pablo III, quién en 1537, con la bula sublimis deus, determinó que los naturales americanos eran humanos y que estaban deseosos de hacerse católicos. La espada del conquistador y la cruz del misionero, significaron la modernización civilizadora complementada por la evangelización redentora, del otro lado: los conquistados: (en este esquema) seres inferiores, indignos de sus posesiones y esclavos por naturaleza. En 1542 Carlos V promulgó las Leyes Nuevas que prohibían la esclavitud de los indios, pero esta legislación, nunca se cumplió debido a la resistencia que generaba entre los colonos (sin esclavos la conquista no era rentable). l conquistador necesitó justificar su conquista. Con su poder avasallante creyó conquistar derechos y virtudes. Los objetivos económicos y mercantiles no se mantuvieron ajenos ni tampoco ocultos, en la conquista de América. Colonos, comerciantes, aventureros, hicieron frente común y se complementaron estratégicamente con sacerdotes, militares y políticos para repartirse las riquezas que el nuevo mundo, ofrecía en bandeja de oro y de plata. Tan expuestas estaban la ambición y la codicia en la “cruzada civilizadora” que hasta un monje dominico Bartolomé de las Casas (que brindó una visión un poco mas humana de la historia) llegó a cronicar: "Todas las cosas obedecen al dinero y los indios evangelizados son instrumentos para alcanzar el oro(…) todo en las indias es injusto y tiránico”. Pero desde el punto de vista filosófico y jurídico los abusos de la ocupación estaban justificados y tolerados. Según Aristóteles (el pensador mas influyente de la antigüedad): “Existen hombres con facultades espirituales atrofiadas que carecen de autonomía y se encuentran destinados a ser sometidos por otros hombres como siervos”. De acuerdo a esta tesis, la inferioridad racial del indígena le daba derecho a la sociedad superior (la española) a sojuzgar y educar al indio, para alejarlo de las idolatrías que lo hacían pecar contra la iglesia católica. Estos planteos dispararon un profundo debate teológico: ¿Tenían alma los salvajes? ¿Merecían ser tratados como súbditos de la corona? ¿Eran una especie inferior, una suerte de eslabón perdido entre el hombre y el reino animal? Para resolver la controversia la Iglesia convocó en Valladolid una junta de teólogos y expertos en derecho canónigo. Bartolomé de las Casas ejerció como defensor de la causa indígena y Juan Ginés de Sepúlveda fue el “abogado del diablo” que sostenía la inferioridad racial de los indios, esos “seres perversos y sodomitas”, cuya aniquilación estaba justificada. En este estrado, la cosa no pasó más allá de la discusión retórica y erudita, lo que tampoco le quitó un importante significado simbólico al evento. A pesar de algunos tibios intentos por detenerlo, el proceso de someter a los pueblos americanos a la esclavitud, al despojo, a la miseria, a la marginación y a su casi total exterminio siguió adelante. Paralelo a esto, un ejército de clérigos se desplazó por todos los rincones del continente, destruyendo todos los rasgos de la cultura y de las religiones de los pueblos nativos (que ellos consideraban idolatrías paganas), a cambio impusieron una religión que predicaba la resignación y el sometimiento. El proceso duró algunos siglos. Con el arrasamiento definitivo de los pueblos indígenas del sur de la Argentina, se puede decir que concluyó finalmente la conquista del continente americano por el hombre blanco. De la pampa salvaje a la pampa huinca Los habitantes originarios del sur del país habían sido bautizados por los españoles como Araucanos. Conformaban un conglomerado étnico, en el que se destacaban los mapuches, los tehuelches, los ranqueles, los puelches, los pehuenches. Estos grupos habían resistido el embate español, no tanto por su eficacia guerrera (que la tenían) sino porque en sus territorios no había objetivos codiciados por el conquistador europeo; como minas de oro o de plata. El avance sobre la Pampa por el huinca (el hombre blanco), se dio cuando el naciente país comenzó a tener un claro perfil agrícolaganadero, y la aristocracia terrateniente necesitó ampliar la frontera productiva. Las estancias ocuparon progresivamente el territorio donde los indios se proveían de ganado salvaje y estos se vieron obligados a asaltarlas con sus malones para cubrir sus necesidades. Los habitantes de la campaña, delinearon con construcciones de barro y empalizadas (fortines) las primeras líneas defensivas, así se fue conformando la “frontera del indio”. Ideas liberales y democráticas ganaron terreno durante el siglo XIX, al mismo tiempo, los poderes absolutos de las monarquías y la iglesia retrocedían. Este influjo humanista produjo cambios político- sociales profundos y transformadores, que la burguesía nativa (descendiente directa del conquistador) llevo a cabo. Pero el nuevo estatus no implicó la aceptación o el reconocimiento de los pueblos indígenas preexistentes. Las élites gobernantes no concebían la existencia de otra soberanía territorial o cultural que no fuera la argentina y que no respondiera por lo tanto a su autoridad. En 1842 Juan Manuel de Rosas, caudillo de la provincia de Buenos Aires, fiel personero de los intereses ganaderos, realizó la primera incursión “tierra adentro”. A principio de los años `40 cerró la campaña con 8 mil indios muertos y un importante avance sobre la línea fronteriza La Argentina se estaba modernizando y en pleno proceso de incorporarse a la estructura económica capitalista internacional, el país andaba en busca de una historia y de una identidad común, el “ser indígena” no tenía razón de ser ante el avance inexorable de lo que el huinca llamaba progreso. La eliminación de la “barbarie” era un imperativo histórico para la clase culta porteña. Eran bárbaros los indios, el gaucho matrero y la montonera, pero también lo eran los incultos que no entendían al liberalismo, ese credo que predicaba con tanto empeño el imperialismo inglés. .La guerra civil, la anarquía, la guerra del Paraguay y los distintos conflictos que originaban la lucha por el poder político, postergaron por largos años la estocada final. En 1874 asumió la presidencia Nicolás Avellaneda, todo su gobierno se vio sacudido por una crisis económica internacional, que repercutió sobre manera en el país, debido a la fuerte deuda externa que las administraciones anteriores habían contraído. La “cuestión india” entonces, fue buena para amainar el temporal. El plan era sencillo: vender las tierras ocupadas por las poblaciones indígenas ancestralmente, y con ese dinero financiar una campaña para proceder al aniquilamiento y desalojo definitivo del “intruso aborigen”. La reactivación de la economía estaba asegurada. El general Julio A. Roca, niño mimado del exclusivo club liberal, de reconocida militancia anti-india , fue elegido ministro de guerra. Sería la mano conductora de la “excursión”. Apresuradamente, entre el 1º de noviembre y el 31 de diciembre de 1878 se entregaron a un precio de bicoca 10 millones de hectáreas, una sola entidad: el Sr. Martinez de Hoz y Cía. se quedó con 2,5 millones de hectáreas. 1879 fue el año de la acometida final. La carabina a repetición y el cañón, regaron con sangre pampa la llanura. La metralla huinca cegó la furia altiva del malón. Las armas de la indiada no alcanzaron; coraje, lanzas, bolas y caballos, las mismas con las que habían combatido al español. El arcano imperio Araucano marchaba solemne a encontrar su martirio. Linaje preservado: Zara Namuncurá Para la descendiente de la más pura dinastía Piedra y tataranieta de Manuel Namuncurá, padre de Ceferino, “es vano hablar, fuimos reprimidos, somos solo enunciados pero no nos conocen”. E l sol de la tarde coscoína se cuela tímidamente por la ventana y apenas logra iluminar la habitación, dónde una mujer postrada en una silla de ruedas, solo acompañada de recuerdos colgados en las paredes, sombreros, antiguas fotografías y fantasmas que desfilan en su mente, reflexiona de sus antepasados pehuenches, dueños y señores de inmensidades hace dos siglos atrás. Zara Namuncurá vive en Cosquín, en la Provincia de Córdoba, desde hace tres años luego que una enfermedad le doblegó el físico, más no el linaje que corre por su sangre, desandando los caminos de la memoria esgrimiendo el mejor de los pergaminos: ser tataranieta de Manuel Namuncurá, padre del mítico Ceferino y compadre de Urquiza, el último gran guerrero del sur doblegado por Roca y los fusiles Remington que diezmaron a sus hombres, quedando solo reducido a un triste anciano, cuasi ridiculizado con uniforme de teniente coronel del Ejército Argentino, luego de la matanza. la palpé ya desde chica, me comía las uñas. Sufrí la discriminación, éramos los `hijos de la india…¨, se quedó grabado siempre en mí, en mi corazón” Pasaron los años y Zara fue la alumna querida del secundario en Bahía Blanca, pupila en el Colegio María Auxiliadora de los salesianos, donde aquella monja le permitió cantar, derrotando a una dolorosa frustración de años antes en la primaria, dónde nunca por obra y gracia de su sangre pudo hacerlo. Recuerdos en la caldera de la impotencia de su raza, de la gran nación desaparecida, de la rastrillada del éxodo en La Pampa, muchas décadas antes de que viera la luz de este mundo. “Ceferino es amado…no volvió con nosotros, fue el sacrificado. él quiso regresar a su tierra. Puede existir algo escrito pero no lo conocemos. No es difícil imaginar que para salvar la nación, Manuel Namuncurá debió aceptar que sea civilizado por la fe católica, así logró salvar las familias del gobierno desalmado y salvaje de Roca. Así construyeron la ruta Conquista al Desierto, sobre los cadáveres de los nuestros”. Llegó la universidad y años inolvidables en La Plata, con un profesor inolvidable: Alfredo Palacios que, puntualmente, tomaba el colectivo todos los días recuerda, con su típico atuendo de chambergo y chalina al hombro. Pero solo llegó hasta tercer año de abogacía, pues el amor hizo su llamado y se casó, partiendo hacia Cochabamba en Bolivia. Ahí el destino hizo que conociera al sabio Dick Edgard Ibarra Grosso, que rescató de su interior la descendencia americana, la identidad que parecía perdida y que la hizo reflexionar “siempre pensé que tenía otra vida que no conocía”, convirtiéndose en una técnica en desarrollo de comunidades y partiendo al Congo africano, contratada por los gobiernos de Francia y Bélgica. Luego la experiencia continuó en el sur de nuestro país, con apoyo privado, logrando conformar ocho centros comunitarios, con sus hermanos de sangre. Manuel Namuncurá (de uniforme) “Dicen que somos la realeza. Es verdad, lo somos por mandato divino, nuestro mandato divino. A ningún americano ha convertido la religión católica, somos distintos para querer y creemos en una fuerza superior, interior y espiritual. Nos rige el rehue, cuatro momentos muy altos: la tierra, los arroyos, los mallines y la gran cúpula que es el cielo. Siempre se agradece en grupo, una vez al año, es nuestra única ceremonia”. Zara nació en Villa Regina en el Valle del Río Negro, hija de Ceferina Namuncurá Gallardo y el pionero italiano Antonio Albanese. Descendiente de los Piedra, los mismos que llevaron en andas al General San Martín en su cruce libertador de la cordillera de Los Andes. Los pehuenches, gente del Pehuén. Recuerda con alegría su niñez y la escuela primaria, parte en Villa Regina y parte en General Roca. “Era la niña mimada de mi padre, lo reconozco, pero sentí la injusticia, 11 Por José Hernández (*) vendido al blanco, rodeado de todo su pueblo. A Bernardo Curá, desterrado a Chile por levantisco y a tantos otros personajes, que fueron tejiendo la rica historia del pueblo pehuenche. Zara vive rodeada de esos recuerdos, se ampara en ellos, se refugia cada día sin advertirlo, en esa inclaudicable y obstinada decisión que la memoria se mantenga fresca, intacta con el paso de los años, emparentada con la porfía blanca que aún persiste en solo enunciarlos, jamás reconocerlos. Un solo hijo propio y cinco de crianza son los galardones que le brindó la vida, lejos todos en esta tierra y en otros países. Mira con nostalgia la enorme fotografía que adorna el living, con un fornido Manuel Namuncurá en plenitud a la par de su mujer Rosario Burgos, rodeado de sus ancestros de rostro adusto y negros ropajes. Lleva esa sangre y no lo olvida un instante, convencida de su ascendencia por mandato divino, “ellos no nos conocen, pueden tener envidias y celos. No lo sé, porque la amistad vive en nosotros”, murmura quedamente. Nos atrapa el atardecer, el sol languidece. La despedida, promesas de pronto regreso y, al trasponer la puerta, nos encontramos con nuestro mundo, con nuestro tiempo…, porque dialogar con Zara es internarse en el pasado insondable de los dueños de la tierra, de una cultura perdida quizá en la rastrillada de La Pampa, cuándo la lanza y el grito del malón estremecía al blanco y el Remington tronaba tronchando la vida del pehuenche. Cuestiones de historia y de conciencia… blanca. (*) Periodista. Fotografías: Gentileza de archivo Basilio Ramón Bello. “Los blancos nos han tildado de intelectuales, no nos conocen, tenemos una férrea voluntad. Contamos con 80 vocablos para despedir el día ¿los tiene el español? Mi madre venció la exclusión y era comerciante exitosa, era criadora de caballos, los vendía en Chile a ingleses y franceses. Esplendorosa mujer, descendiente del linaje de Los Zorros, luchó y me compró un piano, eso valía un campo en esas épocas”. Desfila por el recuerdo la imagen de su abuela, de obstinado silencio y prodigiosa memoria, que solía recorrer fielmente la historia del linaje, recordando cada episodio de la nación perseguida y aniquilada. Así conoció a Piedra de Oro, muerto por su hermano Manuel Namuncurá por haberse Zara Namuncurá UNIDAD EJECUTORA Ituzaingó 1735 - 5000 - Córdoba Tel. (0351) 434-4005 / 09 De Creencias y Sirenas Por Jorge González (*) Los misterios del mar Quizá el agua haya sido el origen de toda la vida que hoy existe sobre el planeta Tierra. Fantasía y realidad se amalgaman en las profundidades de los océanos y de las conciencias. U n barco echado al mar, navega junto a un sinnúmero de fuerzas espirituales, empapado de sal y de los poderes de innumerables objetos, personas y dioses. Es desde su construcción que el metal y la madera están imbuidos del amor o del odio que los hombres hayan puesto en ellos. Y en cuanto el barco esté en alta mar a merced de los vientos y las olas, deja aflorar su espíritu, su esencia, su ser. Allí se define. Indeciso, marino, fuerte, dócil, valiente, sensible, ardoroso, nostálgico, voluntarioso, alegre o difícil. A su mando, sabrán sacar mejor partido de él quienes lo comprendan. Se han tejido desde antaño extraordinarias leyendas y creencias. Puedo dar fe que, de ellas, hay una visión diferente cuando se está a expensas del destino. Cuando el agua embravecida ruge y se torna oscura, cuando la niebla lentamente desfigura las formas y nada lo ata a uno con la tierra. Dentro mío, el recuerdo de las tormentas en el Estrecho de Magallanes, tiene sabor a misterio, a homenaje. El Quetzacóalt de los Aztecas, encarga a deidades menores el control de sus vientos. Ahdad, de Babilonia, lo hacía montado en un toro y llevando rayos en sus manos. El Dios de los Iroqueses era el gigante Ga-oh. Los hermanos Bóreas, Céfiro, Noto y Euro, cuidan de los vientos del Mediterráneo y, en Nicaragua, la tarea la tienen a cargo nada menos que nueve dioses. Australia reúne numerosos espíritus a los que se atribuyen los ciclones y tormentas del Noroeste costero o los remolinos de arena del desierto. Los chinos le adjudican a un dragón celestial llamado Fui Lin o al viejo Fang Po la paternidad de los vientos de su país. El Dios japonés Haya Ji lo lleva encerrado en un saco de cuero para soltarlo como castigo a los mortales. Los hay benévolos y los hay terribles y capaces de azotar con las tormentas de arena de Arabia o los tornados en las praderas norteamericanas. En algunas partes de África los hechiceros encierran los vientos en tarros. Solo le queda al marino, a expensas de sus caprichos, silbar una dulce melodía si lo necesita o clavar su cuchillo en el palo mayor cuando sopla con demasiada fuerza y hace peligrar la embarcación. El “holandés errante”, Vanderdecken, cometió el error de ofrecer su alma al diablo a cambio de viento. En su viaje a las Indias, la calma atrapó a su barco durante tanto tiempo que alteró sus nervios y realizó el fatídico acuerdo. En los últimos 400 años, se ha visto al marino holandés navegar a la deriva al Sur del cabo de la Buena Esperanza, sobre todo cuando soplan galernas del Oeste. El agua lo azota casi ocultando el casco y el cordaje y las voces de socorro no se oyen con claridad al confundirse con el aullido del viento. Qué hermosa visión en todo caso la de las sirenas! Se dice que desafiaron antiguamente a las musas a entonar bellos cánticos pero, al ser vencidas, se exilaron en una isla rocosa y en venganza devoraban a los navegantes que acertaban a pasar por allí. Viejas historias aseguran que tenían el poder de transformarse en sirenas con cola de pez y de ese modo, con sus hermosos pechos desnudos, atraer más fácilmente a los marinos. En cuanto a las sirenas anfibias, ellas son descriptas como mujeres de asombrosa belleza, una larga cabellera rubia y ojos de gran tamaño y color verde o verde azulados. Tienen el aspecto humano por encima de la cintura y, por debajo, el de pez con una gran aleta plateada. De las serpientes marinas, hay tantos datos documentados, que debe desecharse la creencia de que hayan sido confundidas con bancos de delfines o calamares gigantes. Llegan a medir hasta 70 metros de longitud y siete de circunferencia y están cubiertas de escamas verdes y brillantes en el dorso y blancas en la parte ventral. Atacaban a los barcos de vela y la única defensa eficaz que éstos tenían, era una resina de sabor amargo y fuerte y gusto a cebolla, que obtenían moliendo las hojas de una planta que crece en Persia y Afganistán llamada Mérula foétida. Al Sudeste de las Bermudas, en la ruta hacia las Antillas, en el Atlántico Norte, se encuentra el Mar de los Sargazos cuyo nombre se debe a la abundancia de un alga (Sagassum bacciferum) que flota en sus aguas. La región es de vientos variables y es tal la acumulación de estas algas, que forman una alfombra casi sólida sobre el mar y pueden atrapar a los barcos a vela que deriven entre ellas por falta de viento. Los hombres morirían de hambre y de sed y el barco poco a poco se inclinaría y su casco sería carcomido por los gusanos. Allí se han perdido incontables galeones con oro o barcos negreros y muchos han ido a su búsqueda. Las algas, mientras tanto, siguen conservando su secreto y acechan en silencio al desprevenido. Obsesión, venganza, lucha por conquistar lo inalcanzable; quizá la lección de que el hombre puede destruirse a si mismo si vive tras estos 13 ideales. La atracción que ejercía ese enorme cachalote de casi 20 metros de largo era innegable. Cuando se lo veía nadar a mediodía sobre el fondo azul oscuro de un mar tropical, resplandecía su blancura junto a una estela de espuma cremosa. Siempre andaba solo, lo marcaban tres feroces heridas de arpón en su aleta de estribor y, sobre todo, parecía dueño de una inteligencia maligna y capaz de aterrorizar a quien se atreviera a acercarse. Su fantástica mandíbula había cobrado ya varias víctimas y su fama había corrido por lo mares y entre los balleneros, casi con un terror superticioso. Porque lo llamaban “Moby Dick”, nadie lo sabía. Fue el capitán Ahab de Nantucket quien le hizo frente en el mar del Japón y llegó a acuchillar a Moby Dick, pero eso le costó que la “ballena blanca” le mutilara la pierna de un solo bocado. Ahab, prometió vengarse. Al mando del ballenero “Pequod” no hacía más que escudriñar el horizonte con un rostro que parecía tallado en madera y al que le daba cierta fiereza una cicatriz que le corría desde su pelo gris hasta el cuello. Juró darle muerte. Hizo construir un arpón especial y no cesó de delirar sobre la cubierta acerca de su deseo de enfrentar a Moby Dick. La ballena blanca, apareció al amanecer y comenzó a perseguirla. Durante tres días la lucha fue feroz y el cachalote llegó a destruir dos lanchas y al propio Pequod. Ahab hundió el arpón en el cuerpo de la ballena pero la cuerda se enroscó en su cuello y fue arrastrado al fondo del mar cuando Moby Dick, malherido, se sumergió pesadamente. Solo un hombre vivió para contarlo. Quizá el agua haya sido el origen de toda la vida que hoy existe sobre el planeta tierra. Fantasía y realidad se amalgaman en las profundidades de los océanos y de las conciencias. Conviven los fantasmas de los submarinos alemanes en la primera guerra mundial junto a seres de extraordinaria belleza y curiosas formas. Cierto es que, el mar, como sinónimo de movimiento, siempre nos atrae. Nos habla de conquistas y de infinitos por los cuales el hombre ha movilizado su imaginación, su astucia y su valor. Aún dentro de aquella tormenta en los mares del sur, recuerdo casi extasiado como volaban las aves sobre el pico de las olas o las ballenas se hundían gráciles delante de nuestro maltratado casco de madera. Aún dentro de aquel miedo y mi pequeñez, recuerdo como me maravillaban esos indicios de vida... (*) Periodista. Guía Nacional de Alta Montaña. 14 Sus amigos, sus mujeres, sus palabras Por Pablo Neruda Peregrino de la poesía Verónica Cardozo De naturaleza desbordada, cantó en sus versos; de sus amores, su pueblo, sus ideales y su indignación ante lo incomprensible. “ Poeta mas cercano de la sangre que de la tinta”, dijo Federico García Lorca de su amigo Pablo Neruda. Y fue el poeta chileno, el que años más tarde, eternizaría la muerte de su amigo a través de un poema escrito con rabia y sangre en vez de tinta. Pablo Neruda poseía una naturaleza desbordada, cantó en sus versos, de sus amores, su pueblo, sus ideales y su indignación ante lo incomprensible. Ingresó a los sitios más recónditos de la poesía para entregarla colmada de metáforas vírgenes y originales. Vivió con la fuerza de ese mar sabio y caudaloso que lo mantenía absorto, largas horas en Isla Negra. Escribió de los pájaros de Chile, de las comidas, del aire, del agua, coleccionó mascarones de proa, anclas, objetos del mar, caracoles, mariposas… Para sentenciar luego: "Dejo a los sindicatos / del cobre, del carbón y del salitre / mi casa junto al mar de Isla Negra. / Quiero que allí reposen los maltratados hijos / de mi patria, saqueada por hachas y traidores, / desbaratada en su sagrada sangre, / consumida en volcánicos harapos". Tenía sólo 20 años cuando brotó de su pluma “Puedo escribir los versos, mas tristes esta noche/ Escribir por ejemplo: “La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros a lo lejos (…)”. Germinaron sus letras desde que tuvo uso de la pluma, el lápiz y el papel. La fecundidad de su poesía nunca tuvo final. Conjunción de poetas amigos Neruda tuvo una relación estrecha con los poetas andaluces; con Federico García Lorca, Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, Vicente Alexaindre, Pedro Garfias, Luis Cernuda, Miguel Hernández, esa generación tan especial “del `27”. En 1933, como cónsul de Chile en Buenos Aires, y la edición de su primer Residencia en la tierra bajo el brazo, conoció a García Lorca que dirigía su obra “Bodas de Sangre”. Y desde allí, miles de anécdotas compartieron los amigos. Un día, invitados a comer a la mansión de un millonario argentino, después de la fastuosa comida, Lorca y Neruda, acompañados de una poetisa rubia y alta salieron a recorrer el parque de la mansión y subieron a una torre blanca que se elevaba hacia las estrellas. Al llegar arriba de la torre, Neruda, embriagado por el cielo estrellado, abrazó y besó apasionadamente a la bella poetisa, cayendo ambos al piso para dar paso a su ardiente pasión. García Lorca sorprendido, sólo atinó a bloquear la entrada para evitar la interrupción de tanta emoción, consumándose. Muchas veces, Lorca pedía a su amigo que leyera sus últimos poemas, pero a mitad de la lectura, interrumpía diciendo: “No sigas, no sigas, que me influencias”. En 1934, el poeta chileno fue enviado a España como cónsul de su país. Junto a Manuel Altolaguirre, dirigió una revista: El Caballo Verde. Se editaron cinco números. El sexto no se pudo imprimir ya que debía aparecer el 19 de Julio de 1936, día en que se inició el horror en las calles de España. García Lorca viajó a Granada. Fue apresado y fusilado el 19 de agosto. Esa muerte impactó fuertemente en Neruda que dijo: “Federico García Lorca no fue fusilado, fue asesinado”. Ese Lorca metafísico y mítico, obsesionado por los temas del tiempo, el amor, la esterilidad y la muerte que a su vez, irrumpió en forma estremecedora en los temas de la revolución y la injusticia, con una aguda conciencia de solidaridad hacia los desposeídos y humillados del mundo. Ese Lorca que en plena juventud cayó abatido por los fusiles del odio en Granada. Años de la sangrienta Guerra Civil, donde al callar su voz, nutrieron el mito y haciendo desaparecer su cuerpo mortal, acrecentaron su esencia a través de sus poemas. Lo desnudaron de la carne pero no pudieron borrar la sombra que los persiguió, seguramente, por el resto de sus mortales días. Federico, el poeta más culto, más coherente, más amado… Por ello, Neruda realizó su célebre Oda a Federico García Lorca, donde el poeta “quiere sacarse los ojos y comérselos”, “los pescados nupciales se cubren de escamas, de plumas los ángeles heridos”, “hay mucho llanto en las ventanas”, mientras la figura del poeta granadino vuela “vestido de durazno”, “joven de la salud, joven puro, como un negro relámpago perpetuamente libre”. Pablo Neruda había perdido a su hermano, el de la “gracia y el genio, el corazón alado y la cascada cristalina”. Sigue el dolor La Guerra Civil comenzó a inclinarse a favor del general Francisco Franco. En un viejo monasterio, funcionaba la imprenta de Altolaguirre, utilizada por el Ejército Republicano del Este. Allí se dio vida al libro, España en el Corazón de Neruda. Impreso por los soldados, en papel que se fabricó en un molino abandonado con materiales exóticos, géneros, banderas rotas…ya que en el frente de guerra no era posible encontrar papel. Pero el libro al fin se terminó. “Creo que pocos libros, en la historia extraña de tantos libros, hayan tenido tan curiosa gestación y destino” , reflexionó el poeta en sus Memorias. Poco tiempo después se precipitó la derrota de la República. Cientos de miles de personas huían de España, siendo bombardeados por los franquistas. España en el corazón marchaba también dentro de los sacos de esos hombres... hacia el exilio. Neruda, comprometido con la derrotada República, fue destituido de su cargo de cónsul y marchó a París. Allí profundizó su amistad con Rafael Alberti, quien luego de un año se exilió en la Argentina. En esa época, otro gran amigo, Miguel Hernández fue apresado por la guardia civil española, Neruda intercedió ante el cardenal francés, concediéndole la libertad, pero al tiempo lo apresaron de nuevo para juzgarlo y dictarle pena de muerte. De cárcel en cárcel “haciendo turismo” - como expresó él mismo en una carta a su esposa -, murió de tuberculosis en el calabozo en 1942. “El ruiseñor no soportó el cautiverio” dijo Neruda, con profundo dolor. Otra muerte que lo desgarró. “(…) hoy sobre la tierra pongo m i rostro y te escucho, /te escucho, sangre, música, panal agonizante (…) /No estoy solo desde que has muerto. / Estoy con los que te buscan. / Estoy con los que un día llegarán a vengarte (…)”. En 1947 nació su Tercera Residencia y en 1950 Canto General donde dedicó un poema a Rafael Alberti arrancado de su país como tantos otros. “Iremos, Rafael, adonde yace / aquel que con sus manos y las tuyas la cintura de España sostenía. / El muerto que no pudo morir, aquel a quien tú guardas, / porque sólo tu existencia lo defiende. / (…) Allí está Federico, pero hay muchos que, hundidos, / enterrados, entre las cordilleras españolas, caídos / injustamente, derramados, perdido cereal en las montañas, (son nuestros, y nosotros estamos en su arcilla)/. Que tu frente dorada / encuentre en esta carta un día de otro tiempo, y otro tiempo de un día que vendrá. / Me despido / hoy, 1948, dieciséis de diciembre, en algún punto de América en que canto”. Su poesía se había transformado, la pasión amorosa dejó paso a la rabia dolorida. Mujeres convertidas en poesía El poeta que le escribió al amor desde temprana edad, necesitó sus musas. representadas por sus mujeres fueron ellas, fuente inagotable de inspiración. Neruda estuvo casado tres veces, sin embargo no sólo no pudo ser fiel sino que muchos otros soplos de inspiración ocultas, quedaron eternizados en sus poesías. El mismo decía “Creo en la lealtad de fondo, pero no garantizo la fidelidad eterna”. Su primera musa apareció cuando él tenía 18 años. Se llamaba Albertina Rosa Azócar, y era un año mayor que él. Compartían sus estudios y sus sueños… “Eres toda de espumas delgadas y ligeras / y te cruzan los besos y te riegan los días./ Mi gesto, mi ansiedad cuelgan de tu mirada./ Vaso de resonancias y de estrellas cautivas”. Su relación no prosperó, él siguió su camino hacia otros países y ella se casó con otro poeta sin embargo, luego de sesenta años, vieron la luz las cartas que Neruda siguió escribiéndole. Estaban guardadas, amarillentas y casi desgajándose por el tiempo y el olvido. Y junto a las cartas, los versos. Se cree que hasta once de los Veinte poemas de amor y una canción desesperada tuvieron como inspiración a Albertina. “Me gustas cuando callas porque estás como ausente, / y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. / Parece que los ojos se te hubieran volado / y parece que un beso te cerrara la boca”. Así era ella, impenetrable y misteriosa. Angustiando al joven poeta, que se adentraba a los sitios más inexplorados de las letras, para poder abrir las puertas del corazón ausente. La muchacha de entonces, asistía al desgarro de las poesías en forma imperturbable; por ella se eternizaros los silencios, la ausencia y lejanía y hasta su “callado nombre”, al decir del poeta. Otra mujer, con la que Neruda vivió años, apenas figura en su obra y en sus memorias. De ascendencia holandesa, María Antonieta Hagenaar, con quien se casó en el año 1930 en Batavia. Neruda la evoca en un sólo verso. “¿Para qué me casé en Batavia?”. Quizás el dolor por la muerte de la hija de ambos, debida a una deficiencia de nacimiento, acentuó la distancia. Cuando fue enviado a Birmania; Oriente lo sedujo con sus costumbres y se espíritu antiguo rondando por las calles; tanto, que se enamoró de una nativa: Jossie Bliss. Era sensual y misteriosa, y él “sentía ternura ante sus pies desnudos” pero ella le correspondía con celos tan profundos, hasta del aire que respiraba el poeta. Neruda dijo años mas tarde resignado: “Era una terrorista amorosa”. La decisión de terminar su historia a pesar de la fiebre sexual que lo ataba a esa mujer, fue por un cuchillo paseándose entre las manos sonámbulas de su amada. El poeta, al fin, partió un día para velar por su integridad física; sin embargo la obsesión por su ausencia las eternizó en versos. “Daría este viento del mar gigante por tu brusca respiración oída en largas noches sin mezcla de olvido (…). Y por oírte orinar, en la oscuridad, en el fondo de la casa, como vertiendo una miel delgada, trémula, argentina, obstinada, cuántas veces entregaría este coro de sombras que poseo…”. Otra vez el amor Regresó de Oriente y sus pasos lo llevaron a España, aún casado con María Antonieta conoció una noche de 1933, en el departamento de Rafael Alberti, a Delia del Carril. Dama conocida en el ambiente internacional y portadora de gran fortuna, descendiente de hacendados argentinos. Con gran sensibilidad política, sabía recitar de memoria el Manifiesto Comunista. El flechazo fue instantáneo y, mientras la relación era vista como amistad por los amigos, ellos vivían eternas noches de pasión. Delia del Carril era pintora, y tenía 24 años más que el poeta. Fue una compañera ideal, trabajó con su esposo para salvar republicanos españoles y enviarlos a Chile y lo familiarizó con sus amigos. Neruda llegó a ser elegido senador de la República. Desde esa función, insultó al presidente llamándolo traidor, por lo que debió huir al exilio cruzando la cordillera a lomo de mula. Pero otra mujer ya había irrumpido en el ardiente corazón del poeta, Matilde Urrutia, chilena y enfermera, quien había cuidado del poeta en su casa de Santiago cuando éste había sufrido un accidente automovilístico. Sus compromisos y el destino cómplice, trasladaron al poeta a Capri. Allí convivió clandestinamente con su amante. Matilde era una mujer enérgica y seductora y fue la musa de Los Versos del Capitán. Neruda publicó el libro como “anónimo”, con la intención de no herir la sensibilidad de Delia. Pero sus poemas siempre, llevaban el sello inconfundible: al mes de aparecer, todo el mundo hablaba del “último libro de Neruda”. Muchos de los amigos fueron cómplices de la relación y guardaron silencio para no herir a Delia. Esa Delia que compró el predio de lo que sería Isla Negra mientras que Pablo construía en Santiago, a los pies del cerro San Cristóbal, una casa “La Chascona”, para encontrarse con su nuevo amor, Matilde. La separación con Delia fue triste y conflictiva. Neruda celebró en los versos lo vivido con ella pero, la fuerza de la pasión por Matilde era demasiado fuerte. En Memorial de Isla Negra escribió: “Amé otra vez y levantó el amor una ola en mi vida y fui llenado por el amor, sólo por el amor, sin destinar a nadie la desdicha… Está escrito en donde no se lee que el amor extinguido no es la muerte sino una forma amarga de nacer”. Fue Matilde la compañera desde ese momento y aún después de la muerte del poeta. Cuando la Junta Militar tomó el poder en Chile, ella no se inhibió ante el desafío. Todos los elogios dedicados en Cien sonetos de amor los cumplió con garras. Hasta el casi profético que decía: “·Si muero sobrevíveme con tanta fuerza pura/ que despiertes la furia del pálido y del frío,/ de sur a sur levanta tus ojos indelebles,/ de sol a sol que suene tu boca de guitarra. /No quiero que vacilen tu risa ni tus pasos/ no quiero que se muera mi herencia de alegría…”. Pablo Neruda murió de cáncer. Había regresado desde París en 1972 a Isla Negra, su refugio. Pensaba encontrar paz para oponer resistencia a la enfermedad. Pero encontró su patria convulsionada, con los opositores del régimen socialista de su amigo Allende, por las calles invadiéndolo todo. El 11 de setiembre de 1973, las fuerzas comandadas por Pinochet t o m a r o n e l p o d e r. F u s i l a m i e n t o s , desaparecidos, represión… El poeta mientras tanto, desde su ventana frente al mar, en Isla Negra, tenía alucinaciones gritando “los están matando a todos, los están matando a todos”. Él, que aún tenía su herida abierta por la muerte de Federico, de Miguel Hernández y tantos otros; en sus pesadillas veía el llanto de los caminantes hacia el exilio, y hoy, estaba viendo su patria quebrada en dos por el odio y la ambición. Todos los dolores juntos se dieron cita y ya no soportó. Dos semanas después murió en el hospital de Santiago. La oscuridad que se pavoneaba por las calles se alió a su enfermedad, también negra, para ganarle la batalla. Moría la democracia en Chile y moría el poeta que había amado tanto la libertad. _____________________________________ Matilde Urrutia creó la Fundación Pablo Neruda en la casa de La Chascona. Cuando se recuperó la democracia, se trasladaron los restos del poeta a Isla Negra desde una “tumba transitoria”. Y allí están hoy, los dos enamorados mirando eternamente el mar. Matilde y Pablo, sonriendo ante otros enamorados que, ante sus tumbas recuerdan “los versos mas tristes esta noche…” Pero Pablo sigue recitándole a Matilde “a tu amor he regresado/ a la alegría de tus anchos ojos; / bajé, toqué la tierra/ amándote y amando/ mi viaje venturoso/”. Neruda democratizó la poesía, derribó las fronteras de lo fastuoso para brindarla al pueblo, legitimó las cosas simples. En sus Odas elementales (1954) dio vida poética a cada cosa 15 pequeña, una cebolla, un color, al maíz o a la mariposa….a la piedra y a un ramo de violetas. Poeta que escribió a la ecología antes que de ésta se tomara conciencia… amaba las selvas, los pájaros, el mar y los tesoros escondidos… Habitó el mundo entero y murió en su Isla Negra, entre los humos y las ráfagas de la mayor tragedia de la historia chilena. Poeta, luchador, combatiente, amigo de su pueblo y de todos los pueblos. Ilustración: “Chavo” Molina. Villa del Totoral, anfitriona de ilustres Villa del Totoral, en Córdoba, fue visitada por Neruda, Alberti y otros que escaparon de sus países ante las dictaduras. Un ambiente serrano con aire limpio, tranquilidad y andar pausado pero sobre todo con un amigo de los exiliados. El doctor Alfaro, secretario del Partido Comunista tenía un casco de estancia, y daba asilo a sus compatriotas del mundo. Y allí llegó Pablo. El Pablo de América, quien al residir un tiempo en la villa, escribió sus odas, “Oda del albañil tranquilo”. “Odas a las tormentas de Córdoba” “Oda al algarrobo muerto”. Su inspiración inquieta no cesó nunca. ODA AL ALGARROBO MUERTO Caminábamos desde Totoral, / polvoriento era nuestro planeta: / la pampa circundada por el celeste cielo, / calor y clara luz en el vacío. / Atravesábamos / Barranca Yaco hacia las soledades de Ongamira /cuando tendido sobre la pradera hallamos /un árbol derribado, /un algarrobo muerto. La tempestad de anoche / levantó sus raíces argentinas /y las dejó crispadas como una cabellera de frenéticas crines /clavadas en el viento. Me acerqué y era tal /su fuerza herida, /tan heroicas sus ramas en el suelo, irradiaba su copa / tal majestad terrestre /que cuando /toqué su tronco yo sentí que latía /y una ráfaga /del corazón del árbol /me hizo cerrar los ojos y bajar /la cabeza. /Era duro y arado / por el tiempo, una firme columna trabajada por la lluvia y la tierra /y como un candelabro repartía /sus redondeados brazos de madera /desde donde, luz verde y sombra verde, /contemplé la llanura. Al algarrobo / duro, firme / como /una copa de hierro /llegó la tempestad americana, /el aquilón / azul /de la pradera y de un golpe de cielo /derribó su hermosura. Allí quedó mirando / lo que hasta ayer / enarboló /rumor silvestre y nidos y no lloré / porque mi hermano muerto /era tan bello en muerte como en vida. Me despedí. / Y allí quedó /acostado /sobre la tierra madre. Dejé al viento / velándolo y llorándolo. / Y desde lejos vi que / aún / acariciaba su cabeza. MUNICIPALIDAD DE CRUZ DEL EJE Apoyando la difusión cultural en el noroeste provinc Subsecretaría de Cultura - Tomás Edison esq. Félix Cáceres (5280) Cruz del Eje 16 Foro de los Lectores Incorporamos un foro dada la necesidad de mantener un intercambio horizontal e interactivo con nuestros lectores Aquí está hoy. Esperamos sus reflexiones para compartirlas. Escríbanos a: [email protected] LA IGLESIA EN LA CRUZ Les cuento que en mi viaje de colectivo, luego de dar clases, no encuentro mejor compañía que LetraViva…estaba leyendo el artículo que escribieron sobre la Iglesia y sobre monseñor Angelelli y la verdad que me trae muchos recuerdos. Mi abuela, fue la primer presidenta de las Madres de Plaza de Mayo en Mendoza, una mujer muy digna que fue muy importante en mi vida....recuerdo que en las épocas duras de la dictadura, el 95 por ciento de la cúpula eclesial le cerró las puertas, la rechazaban directamente, aún siendo absolutamente conscientes de las atrocidades que estaba cometiendo la dictadura, por eso da odio, bronca…, risa…, cuando uno los escucha cortarse las venas en defensa de la vida, haciendo del aborto una cuestión de vida o muerte. Por eso me gustó el artículo, me gusta mucho la revista y es realmente un ámbito de lucha y resistencia ya que es importante recordar nuestra historia, tenerla siempre muy presente, para desenmascarar a todos estos genocidas que con nuevos ropajes pretenden seguir legitimando un orden donde la mayoría vivimos muy mal. Pero, las paradojas de la vida, el tipo que en la época mas dura les dio un local para que se reunieran clandestinamente fue… un sacerdote.....por eso también me parece muy justo rescatar a los que tuvieron dignidad como ustedes hicieron con Angelelli. Gracias, sigan adelante!!! Lic. Leandro Forniés LA FALDA TANGO En un bar de Santa María de Punilla, sobre una mesa encontré un ejemplar de Letra VIVA. Con fotos se hacía referencia al festival de tango de La Falda, habría que ampliarla con una nota exclusiva al respecto ¿no les parece? La foto de la pareja de malabaristas (perdón de baile...?) impactante del punto de vista visual...(?), lo bonito del festival. Las damas que conformaban la orquesta de tango, sonaba fenómeno (la cantante no transmitía, pero....bue). E l M a e s t r o O s v a l d o Pi r o c o n s u orquesta........fantástico.....nuevas formas, como la charrúa cantante, que vino del otro lado del río, un estilo distinto, con personalidad... Claro, los tangueros telúricos, esos que quieren bailar, no entienden que Darienzo, solamente para ellos es tango, chan,chan, ja!ja! Por ejemplo se quejaban de "Mi querido Astor" pero en la cortina de la transmisión radial...¿quién sonaba? El maestro Astor...bueno, en general estuvo todo bárbaro perooooooo.......ah! La orquesta de Buenos Aires, hermoso también, además mi compañero de ruta en algún momento, Juanjo (gordo para los amigos) Dominguez, también sin palabras,.....y una cantante que estuvo antes de Hugo Marcel, ......mmmmmmmmmmm (también, ....sin alma) Bueno pero aquí viene mi opinión particular....EL MAESTRO MARIANO MORES Y SU GRAN ORQUESTA....este hombrecito,...con los años que tiene, su trayectoria, su prestigio como artista, etc.etc, resultó esa noche pertenecer al grupo de cuenteros, que cada vez hay más, que utilizan las famosas pistas, para tocar arriba,.... V E R G O N Z O S O !!! Me dio vergüenza ajena, tiene mucho dinero para subir a robar (jerga musical) de esa manera, podría haber venido con una formación pequeña y que hubiera sonado una barbaridad, un par de violines, una viola, un chelo, el bajo, una guitarra, el tecladista, la percusión y el Maestro, un par de voces haciendo coro y sus cantantes. Con esa formación, ¿Ustedes saben como suena eso? de Maravilla !!! (…) Lo del Cordón de Esquel (fine) y ojo! acordarse de mina pirquitas y de Santa María (Catamarca) oro, (y por debajo de la mesa,.......uranio.....) A P L A U S O S!!!! Chau, sigan así!! José María Curto 8.705.690 Músico (Los títulos aquí no importan) OPERACIÓN “PELUDO” Les escribo para compartir algunas reflexiones sobre el artículo “Yrigoyen, operación democracia”, del número de agosto del corriente. (…) En primer lugar, considero el golpe militar que derrocó al gobierno de Yrigoyen en 1930 no fue el primero, como sostiene J.P. Feinman y otros historiadores. Casi 100 años antes, un caudillo militar derroca a un gobierno elegido y sostenido por el pueblo: el 1° de diciembre de 1928 Lavalle utiliza el Ejército de los Andes para destituir por la fuerza a Dorrego. Según J.L. Busaniche, “era la política de conciliación con el interior lo que alborotaba los ánimos de aquellos jefes”, unitarios (como Lavalle), que encarnaban el espíritu elitista, centralista y aristocrático rivadaviano. Aquí se inicia la triste utilización del Ejército en defensa de intereses sectoriales de poder, en contra del pueblo, a quien deberían defender. En segundo lugar, y principal motivo de esta carta, quiero revindicar auténticos movimientos democráticos que se desarrollaron durante su gobierno, que fueron y son ignorados por la “historia oficial”. Mientras que Yrigoyen encarnó un gobierno con la prolijidad democrática de las urnas, todo intento de llevar a la práctica el real sentido de “gobierno del pueblo” fue erradicado. El contaba con mucho consenso y apoyo de la mayoría de la ciudadanía, más aún en su primer gobierno; era el presidente de la república y responsable del ejército. Sin embargo, durante su gobierno se desarrollaron los trágicos sucesos relacionados con la empresa La Forestal, en Santa Fe y Chaco, con la “Semana Trágica” de 1919 y con los sucesos que, a partir de la década del ´70, se conocen como “La Patagonia Rebelde” de los años 1920-21. Estos hechos eclipsan cualquier intento de reivindicar a Yrigoyen como “paladín de la democracia” como se pretende, aún en notas revisionistas como las que nos ocupa. Me detendré en las huelgas patagónicas de 1920-21. Allí no solamente se reprimió: se fusilaron cientos de obreros, la mayoría peones rurales, en la inhóspita Santa Cruz, que realizaban una huelga con el único objetivo de solicitar mejoras a sus indignas condiciones laborales. Los que corrieron “mejor suerte”, fueron encarcelados, torturados y deportados, de acuerdo a la Ley de Residencia vigente Estos peones vivían en una situación de semiexplotación, en las peores condiciones, tanto, que ni siquiera familia se les permitía tener. Ante semejantes injusticias, trabajadores rurales y urbanos (frigoríficos, puertos y ferrocarriles) se organizaron en asambleas populares en las cuales y durante todos los meses que duró el conflicto, se resolvían las acciones a seguir. No existían delegados ni dirigentes, aunque si algunos coordinadores, el secretario y tesorero de la Federación Obrera. La autodeterminación y la solidaridad que reinaba en esas vastas y inhóspitas tierras era el modus operandi, que al día de hoy nos empequeñece por la rectitud y osadía en su accionar; en esos territorios extensísimos; desierto de viento helado. Es un ejemplo que, al día de hoy, casi un siglo después, deja chica cualquier postura o acción supuestamente “revolucionaria”. Fue el mayor genocidio en la historia argentina institucional hasta el más reciente y tristemente período del ´76-´83. Es de destacar que no hubo enfrentamientos ni oposición armada por parte de los obreros ya que estos recibieron al Ejército creyendo que serviría para solucionar el conflicto. Muy por el contrario, una vez más, el Ejército Argentino traicionaría su razón de ser. En reconocimiento de aquellos anónimos habitantes de este país, realizo este pequeño ejercicio de memoria. Ariel Ringuelet Docente Universitario Diagnóstico por Imágenes Privado Cruz de Tomografía computada (Alta resolución) - Ecografía transcavitaria - Doppler color Mamografía (Alta resolución / Alta Frecuencia) - Radiología Eva Perón 272 (5280) Cruz del Eje - Córdoba - Tel.: (03549) 421-212 17 Laberintos de celuloide La película del mes Calificación: **** Excelente *** Buena ** Interesante * Regular º Bodrio La dignidad de los nadies Argentina, 2005 Escrita y dirigida por Fernando Solanas *** Buena El nuevo documental de Solanas es una película necesaria y digna de ser vista, acaso un testimonio de esperanza concreta respecto de un país devastado; sin embargo, en su estreno en Córdoba la vieron menos de 170 personas, un dato obsceno que describe a un sector de la sociedad empecinada en mirar para otro lado. Mirad mortales el grito desesperado. Igualdad, Igualdad, Igualdad. ¿Una traducción al presente de las primeras estrofas del himno nacional argentino? Puede ser que La dignidad de los nadies sea esencialmente eso: un pedido amoroso y rabioso de justicia distributiva. La carrera de Solanas es ascendente, dialéctica y madura. Después de su inicio en el documental Solanas probó con la ficción. Lo político fue lo distintivo en ambos casos, aunque su cine no fue siempre parejo. Ahora Solanas vuelve a las fuentes, al registro ya no revolucionario del documental político, aunque no exento de indignación y esperanza democrática. Si Memorias del saqueo era una genealogía de la miseria nacional, cuya virtud era indicar los efectos estructurales de la desindustrialización en connivencia con la corrupción generalizada en el cuerpo social del país. La dignidad de los nadies suma a aquella indagación sociológica una arqueología del presente: Argentina está devastada, aunque su pueblo no está vencido. El procedimiento de exposición es inductivo: buscar ejemplos que sinteticen un estado de cosas. Desde un escritor y motoquero baleado el 21 de diciembre de 2001 hasta un ex-cura que enfrenta la mafia policial del cono urbano bonaerense funcionan como ejemplos de resistencia individual. La experiencia de la fábrica recuperada de cerámicos Zanon, la gestión de un hospital público y un grupo de mujeres relacionadas con la defensa de la propiedad de campos productores constituyen el modelo colectivo de lucha política. El movimiento piquetero, aquí retratado con dignidad y respeto, es el zumbido de una mayoría desprovista de sus derechos básicos. Todos los protagonistas componen una fuerza moral que bien necesita el país. Solanas hace visible el recurso humano, concepto prostituido por las (pseudo) ciencia del management, potencial antropológico y político de una nación saqueada. La dignidad de los nadies es menos instructiva y pretenciosa que Memoria del saqueo. Allí reside su virtud como también algunos de sus defectos. Solanas insiste con las panorámicas respecto de la composición edilicia del poder socioeconómico argentino, una elección estilística apropiada para detonar la concentración de riqueza vertical en contraposición a los asentamientos horizontales en donde reptan la mayoría de quienes viven en Argentina. Rascacielos y ranchos, vidrios y metal contrapuestos a la chapa y el barro. Solanas es preciso en su comentario visual al respecto. Distinto es cuando presenta a sus personajes a través de forzadas rimas, que en su repetición evidencian su intención programática de criollizar el texto del film, acaso un apunte simpático pero ineficiente en su poética y en su función de contextualizar cada caso. Sin embargo, la voz del mismo Solanas que pregunta detrás de la cámara es siempre sincera, y así lo entienden los entrevistados. Diríase que La dignidad de los nadies es un film del presente. Duhalde es justificadamente criticado, otro responsable junto a Lavagna de nacionalizar una vez más la deuda privada. Y si bien el actual presidente Kirchner no está en la mira de la cámara, incluso se le reconoce sus logros en materia de derechos humanos, no obstante, Solanas, sí señala los obstáculos a vencer, si es que el santacruceño no habrá de estafar una vez más al país que representa, pronóstico cada vez más proclive a su cumplimiento. Solanas interroga a una mujer típica de clase media a principios de 2002. Decía en medio de las asambleas en tiempos de las cacerolas: “si después de esto nada cambia estamos locos”. Esa ilusión casi marxista a la Toni Negri sobre multitudes listas para producir nuevas subjetividades políticas y prácticas de resistencia era mágica y dolorosamente concebible en aquellos días. A fines de 2005 la politización de la sociedad en su conjunto es ya una anécdota colectiva, pues el 2001 fue un instante caótico y delirante en el que una grieta en el orden simbólico y económico operó como un relámpago revolucionario. En la oscuridad se hizo visible la abyección histórica del destino de una nación y la indignación de su población. Desde ya, no se estuvo a la altura de las circunstancias, excepto aquellos que no tienen elección y que, como Kostecki y Santillán, no claudican ante el confort generalizado de una clase media dispuesta a pagar sus efímeros placeres en cuota mientras a veinte cuadras un comedor popular da de comer a 200 niños con dos cebollas miserables. Por Roger A. Koza (*) AVANCE Leche condensada Machuca Chile, 2004 Escrita y dirigida por Andrés Wood *** Buena Aclamada en la quincena de realizadores correspondiente a la edición 2004 del Festival de Cannes, se estrena próximamente en nuestra Provincia de Córdoba un film chileno. Sí, el cine latinoamericano existe. Machuca, quinta película de Andrés Word, joven y talentoso realizador, es un film valioso, conceptual y cinematográficamente. Como en Los 400 golpes de Truffaut, Word elige la adolescencia temprana como perspectiva dominante, y desde allí traza un análisis existencial y político sobre un Chile utópico aunque real, previo al golpe de Estado del 11 de setiembre de 1973. Reunidos por lo que se conoció como “El experimento Allende” en educación, Machuca, un púber de origen humilde construye una inesperada amistad con su nuevo compañero de estudios, Gonzalo, quien naturalmente asiste desde siempre al nuevo colegio inglés en el que Machuca ha sido recientemente aceptado. Machuca captura el cruce entre la historia social y el psiquismo de sus personajes, y retrata con justeza la diferencia de clase en la intimidad de sus personajes como en el contexto social en el que éstos se desenvuelven. Machuca no es Palomita blanca de Raúl Ruiz, una obra maestra que también transcurría en ese período aciago en la historia política de Latinoamérica, pero el film de Word si tiene la misma frescura y la sensibilidad suficiente para recordar que el socialismo es antes que una ideología política un encuentro entre desiguales. O como se sintetiza en su más noble escena: la leche condensada sabe igual al rico y al pobre. (*) Crítico de cine Av. Buenos Aires 111 (03548) 423-181 La Falda XXX Trofeo de Oro a la Mejor Imagen de Marca (New Millennium Award). París, Francia. 18 Con un mes a cuestas Se acerca la cárcel en Cruz del Eje. Avanzan los trabajos en la penitenciaría que se levanta en esta ciudad del noroeste provincial. Las estimaciones evalúan que en febrero de 2006 comenzará a poblarse, totalizando en el tiempo alrededor de 2.500 reclusos alojados. La ciudad se debate entre la fuente de trabajo en ciernes y las quejas por su radicación. Nostálgicos Ford T en La Falda. Nuevamente la ciudad del centro de Punilla se vistió de colores y nostalgia, ante la convocatoria nacional del Club de Amigos del Ford T, con auspicio municipal. Desfiles por la avenida Edén y pruebas de habilidad conductiva mostraron automóviles en impecable estado y conductores vestidos a la época. Chicos esperanzados en Capilla del Monte. La reciente inauguración de las modernas instalaciones de la Escuela Especial Fernández, cumple un anhelo de la comunidad y docentes de la localidad. Luego de fuertes discrepancias y habitar un largo tiempo en un decrépito hotel, los chicos lograron al fin un ámbito adecuado para su recuperación. Figueroa Reyes tiene puente en Cosquín. El histórico puente carretero de esta ciudad tiene nombre propio desde el mes pasado: Hernán Figueroa Reyes, “el cantor enamorado”. De esta forma la ciudad honró al intérprete que inmortalizó el río Cosquín con su zamba y que cautivó a la generación del `60 del siglo pasado con sus canciones de amor. Adiós al recuerdo en La Falda. El monolito que se erigía en la intersección de las calle Sarmiento y diagonal San Martín fue demolido por el municipio, ante el peligro de su derrumbe por un accidente automovilístico. Había sido construido en 1946 y era el lugar obligado de cada acto cívico, congregando a autoridades y escolares por 59 años. Acueducto para Capilla del Monte. Avanzan las obras en esta ciudad para dar solución definitiva a la provisión de agua potable a los vecinos. Con fondos propios del municipio y un aporte del Enosha, se viene construyendo un acueducto desde el dique El Cajón hasta la planta potabilizadora de barrio El Zapato, para luego distribuirla en la red domiciliaria. 19 Lucha por el agua en Cruz del Eje. Los productores acosados por la aguda sequía, plantearon sus quejas a la Dirección Provincial de Agua y Saneamiento (Dipas). Su titular, Fabián López, se reunió con la Cooperativa La Regional, Sociedad Rural y Federación Agraria, además de los consorcios de regantes. Agua hasta fin de año y plan para 2006. Llegaron los conejos a la Pampa de Olaen. Días atrás arribaron al polo cunícola impulsado por el municipio de La Falda, los primeros 250 conejos neocelandeses para su reproducción. Se han levantado 20 galpones con el objetivo de desarrollar la actividad y potenciar la región, a través de distintas explotaciones productivas de microemprendedores. Regantes del Pichanas piden igualdad. Se mantiene el conflicto entre los regantes de las márgenes derecha e izquierda del dique Pichanas, en el departamento Cruz del Eje. A pesar que Dipas medió y logró conformar una junta con todos los sectores, la Asociación de Productores del Noroeste Cordobés (Apenoc), sigue denunciando discriminación. Festival Nacional de la Danza. Organizado por el cuerpo oficial de danzas de La Falda, Ballet José Hernández, este mes de noviembre la ciudad será el epicentro del color y la plástica, en el Festival Nacional de la Danza. Participarán renombradas agrupaciones del país, como así se dictarán talleres y una serie de actividades paralelas. Cariño en el recuerdo. El beso que el “Polaco” Goyeneche le planta en la mejilla al maestro Osvaldo Pugliese, parece sintetizar no solo el respeto y el cariño entre ambos, sino una recordada época del tango en nuestro país. Un inolvidable músico y el por siempre excelso cantor de peculiar tono, parecen regresar de un pasado reciente para brindarnos sus creaciones inolvidables, irrepetibles, con sabor a pueblo y olor a conventillo, color de buzón esquinero y daga hambrienta de guapo, auténtica miscelánea de las raíces de nuestra identidad urbana (Archivo Fotográfico Basilio Ramón Bello, Cosquín, Córdoba). Fotografías: gentileza Omar Sánchez, Ricardo Sisti y Basilio Ramón Bello. 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