Jabalíes en Ribera Alta

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Jabalíes en Ribera Alta
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en
Grandes macarenos
Gladiadores
del monte
Jabalíes en Ribera Alta
Por Jesús Fernández Hijicos / www.fincalariberaalta.com
Fotos: autor y equipo Caza y Safaris / CazaWonke
Si hay un animal que despierta pasión, y temor al mismo tiempo, entre los cazadores, ése es, sin
duda, el gran jabalí. Deseado por sus imponentes y temibles navajas, y sus poderosas amoladeras, su
inconfundible silueta, reflejada en el horizonte de la noche –de pelaje negro entrecanado, escurrido
de los cuartos traseros, de elevada cruz, orejas cortas y siempre alerta, largas crines que perfilan su
estampa, y su poderosa jeta, rematada con sus blancas defensas puntiagudas y afiladas–, hace de
él un tan atractivo como misterioso animal que, gracias a su adaptación y conocimiento del monte,
mantiene intactos sus rasgos morfológicos… Es el gladiador del monte.
D
esde la antigüedad, siempre
ha sido representado en
escritos y grabados resaltando su fiereza, astucia y
fuerza para zafarse en sus encuentros con colleras de podencos y
mastines, en luchas encarnizadas de
poder a poder. Cazado a caballo, en
montería, a rececho y en espera, la
mayoría de las veces deja muy claro
en el monte cuáles son sus dominios
y vende muy cara su piel.
Su historia está llena de leyendas,
en algunos casos, y de realidades, la
mayor parte de las veces. Es su incon20
fundible y segura fiereza, al verse hostigado o acorralado, la que le impulsa a
embestir a todo lo que se le ponga por
delante, abriéndose camino a jetazos
y llevando siempre en primera línea
sus temibles y afiladas defensas, que
voltean perros por los aires y ponen,
en muchos casos, en situaciones muy
delicadas a cazadores y perreros.
Arremetiendo con su bufido característico, bronco, entrecortado, seco y
profundo, es difícil no sentir cómo
los vellos se nos ponen de punta y la
adrenalina se apodera de cualquiera
que esté a su alcance.
«Arremetiendo
con su bufido
característico,
bronco,
entrecortado,
seco y profundo,
es difícil no
sentir cómo
los vellos se
nos ponen de
punta».
Sus rasgos
Fuerte, de poderosa jeta, cabeza grande,
cuello corto, ancho y musculado,
protegido por dos gruesos escudos
laterales y dura piel. Su resistencia
vital le permite transitar desde las
altas cuerdas a los frondosos valles,
con un andar cauteloso y tranquilo
recorriendo sus zonas de campeo.
De fino olfato y buen oído, es capaz
de recorrer largas distancias en sus
paseos nocturnos, habitualmente
acompañado de uno o dos escuderos,
animales más jóvenes que van abriéndole camino a los imprevistos que se
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Grandes macarenos
le puedan presentar. Su cuerpo se va
transformando con el paso de los años
a medida que le crecen sus poderosas
defensas.
En Ribera Alta, los navajeros, hostigados por los grandes machos dominantes, se desplazan y se obligan a
buscar nuevos territorios para comenzar a desarrollar su propia existencia,
agrupándose en no más de dos o tres
ejemplares que vagan por sierras y
collados, buscando nuevos dominios,
mientras se van transformando en
grandes berracos que llegan hasta
los 130 kilos, aunque lo habitual se
encuentre entre los 85 y los 90 kilos.
De costumbres cautelosas, recelosas,
son capaces, antes de entrar a saciar
su apetito, de dar rodeos de hasta 360
grados, con su jeta al viento, comprobando que ningún peligro les espera.
En sus encames siempre protegerá sus
cuartos traseros contra árboles, rocas o
matones, para que, en cualquier encontronazo que pueda acaecer, se pueda
zafar arremetiendo con sus navajas
protegiendo su parte débil.
ten, a veces, apreciar las cicatrices
de tremendas heridas, fruto de sus
combates de invierno o de los poderosos agarres de alguna montería en
los que han tenido que librar feroces
peleas con las poderosas mandíbulas de los canes. Orejas degarradas,
cicatrices en sus lomos, auténticas
heridas de guerra… recuerdos de su
fiero carácter.
En ganchos y monterías, observamos cómo, los grandes machos, los que
llamamos ‘medallables’, se van colando
por los puestos como negras sombras
sin apenas hacer ruido, aprovechándose
del amplio conocimiento que tienen
de trochas y veredas, con paciencia
infinita, tomando los vientos para no
encontrarse con perros y cazadores…
Esta habilidad, junto con su muy buena
En Ribera Alta
se cuida hasta el
último detalle el
medio ambiente
y las especies
protegidas. En
la foto de la
izquierda, a los
buitres no les
falta de nada.
memoria, le permiten quitarse de en
medio, muchas veces antes, incluso,
de iniciar la montería.
A veces, y acosados por las rehalas,
no dudan en conducir a mastines
y podencos hacia alguna piara de
jabalinas o reses para confundir su
rastro y, de pronto, perderse en algún
encame protector, viendo, atrincherados, como pasan los perros por
Comportamiento y astucia
“En Ribera Alta, los navajeros, hostigados por los grandes
machos dominantes, se desplazan y se obligan a buscar
nuevos territorios para comenzar a desarrollar su propia
existencia, agrupándose en no más de dos o tres
ejemplares que vagan por sierras y collados,
buscando nuevos dominios, mientras se van
transformando en grandes berracos ”
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La climatología de Ribera Alta sufre
los fríos meses de diciembre y enero.
Y se escuchan, en la tranquilidad de las
heladas noches del más crudo invierno,
de las cuerdas a los sopiés, por collados
y barrancos, las impresionantes peleas
de estos grandes machos encelados
por cubrir a las hembras de su piara.
Su boca, llena de espuma, el castañear
de las navajas, su agitada respiración
soplando bocanadas de aliento que, como
humo, sale de sus pulmones… Una y
otra vez se embisten con sus afiladas
navajas en sus duros escudos infringiéndose profundos cortes que, en algunas
ocasiones, les cuestan la vida.
En verano, los grandes berracos,
con su cambio de pelaje, nos permi-
“Si ajustamos la densidad de población de la finca
a su capacidad de carga, estamos indirectamente
aumentando la disponibilidad alimenticia al haber
la misma oferta para menos animales,
disminuimos el estrés social producido
por el exceso de población y por la falta
de alimento, y bajamos la probabilidad
de tener problemas sanitarios”
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Grandes macarenos
En la foto de
la derecha,
Francisco, guarda
mayor de Ribera
Alta, con uno
de los grandes
macarenos
cobrados.
«En ocasiones,
se ha podido ver
en Ribera Alta a
varios macarenos
‘cazando en mano’
para localizar
los preciados
nidos de
perdices, liebres
agazapadas e,
incluso, algún
venado herido».
«Con sus más de
4.000 hectáreas,
en Ribera Alta,
desde hace casi
veinte años,
se apuesta por
mantener y
mejorar esta
especie, pura,
autóctona y
típicamente
mediterránea».
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delante de él, siguiendo los nuevos
rastros hacia otras reses.
Los grandes machos normalmente
huyen de la comida fácil y, parapetados
en lo más denso del monte, cambian su
régimen alimenticio, buscando más la
proteína de invertebrados y carroñas,
siendo capaces de hacer grandes movimientos de tierra para localizar madrigueras de roedores, bulbos, raíces y las
preciadas bellotas. No temen a escorpiones o víboras, que encuentran en el
volvear de las piedras, aplastándolas con
su hocico para luego darse un festín.
En ocasiones, se ha podido ver en
Ribera Alta a varios macarenos ‘cazando
en mano’ para localizar los preciados
nidos de perdices, liebres agazapadas
e, incluso, algún ciervo herido que vaya
dejando rastro de sangre.
mandíbulas; el ancho de sus colmillos
será, sin lugar a duda, el que nos hará
llegar al preciado metal.
No siempre el tamaño del jabalí y el
trofeo que se le ve tienen relación con la
medicion del taxidermista en su taller.
A título de ejemplo y como curiosidad,
en Ribera Alta las navajas más largas
conseguidas dieron 29,7 y 29,9 cm, y
su puntuación se quedó en 109,7 (año
2008); las amoladeras más gruesas
dieron 9,32 y 9,35 cm, puntuando su
trofeo 123,76 (año 2010); el jabalí de
más peso cazado alcanzó 164 kilos
y su puntuación fue de 108,76 (año
2007); el jabalí ‘oro’ de menos peso
cazado dio 56 kilos (año 2012); las
navajas de mayor anchura dieron 2,94
cm y pertenecían a un cráneo de jabalí
encontrado en el monte (2012); y el
mejor trofeo recechado y homologado
dio 128,02 (2012).
Con sus más de 4.000 hectareas, en
Ribera Alta, desde hace casi veinte años,
se apuesta por mantener y mejorar esta
especie, pura, autóctona y típicamente
mediterránea, en estado totalmente
salvaje, para poder ofrecer al cazador
la emoción de conseguir ese gran jabalí
y su preciado trofeo. CyS
Hábitos
Mantiene siempre en perfectas condiciones de higiene su piel, utilizando las
típicas bañas de arcillas rojas que encapsulan a los párasitos. Una vez secos, se
frotan contra encinas y robles en sus
rascaderas, dejando las marcas de sus
navajas. Esto les permite ir endureciendo
y fortaleciendo su gruesas corazas.
Pero no sólo utiliza bañas de arcillas;
las bañas de turbas y barros negros,
típicos de valles y riberas, son su objetivo en los meses del duro verano,
hundiéndose en ellas hasta el hocico,
donde apenas se le ven los ojos, para
protegerse de moscas y mosquitos,
hocicando, al mismo tiempo, en busca
de lombrices y cangrejos.
Gran conocedor de su medio, localiza,
en los humedales, las zonas con alta
concentración de sales minerales y se
le puede ver comiendo, literalmente,
tierra en ese tipo de baña… porque
necesita fortalecer y engrosar sus poderosas navajas y estas sales le facilitan
su crecimiento y, sobre todo, la dureza
del marfil de sus defensas.
Hábil localizador de agua en los
duros meses de verano, su fino olfato
le permite detectar veneros de agua
“La valoración del trofeo de jabalí en el monte es difícil
de realizar, porque, aun viendo en la distancia sus
poderosas navajas, es una incertidumbre
saber qué proporción de colmillo tiene
en el interior de sus mandíbulas”
a más de un metro de profundidad y,
a hocicadas, irlas descubriendo hasta
que llega a la fuente de la vida… Detrás
pasarán ciervos, gamos y muflones a
aprovecharse de su descubrimiento.
En la Ribera Alta
Su caza la practicamos en espera,
rececho, lanceo a caballo o monteria, consiguiendo año tras año exce-
lentes ‘bocas’, e intentando siempre
cumplir las expectativas de los clientes cazadores.
La valoración del trofeo de jabalí en
el monte, en cualquiera de sus modalidades de caza, es difícil de realizar,
porque, aun viendo en la distancia
sus poderosas navajas, es una incertidumbre saber que proporción de
colmillo tiene en el interior de sus
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