arara azul
Transcripción
arara azul
nadie fue capaz de denunciarlo. El tráfico que ciertamente pasaría por Bolivia con destino al mundo, fue interrumpido en Campo Grande. Éste es apenas uno de los resultados del Proyecto Arara Azul, que desde su iniciación trató de involucrar y hacer tomar conciencia a la población humana con respecto a la conservación de la arara-azul que se estaba extinguiendo, principalmente a causa del tráfico que fue intenso hasta la década de los ochenta, cuando se estima que fueron retirados más de diez mil individuos de la naturaleza. Araras y papagayos son ejemplares de los más impresionantes de la avifauna tropical. Precisamente por ser bellos, con plumajes coloridos, adaptarse fácilmente al cautiverio, poseer capacidad de imitar el habla e interactuar bien con la población humana, los Psitacídeos (familia de las araras, periquitos y papagayos) son de los grupos más amenazados del mundo. El interés humano por las araras es tan antiguo que hace muchos siglos atrás ya eran capturados para servir como mascotas y utilizar sus plumas como adorno. Las araras-azules son los mayores representantes de la familia Psittacidae, pudiendo alcanzar hasta un metro de altura y 1,3 kilogramos de peso. De color predominantemente azul cobalto en degradé desde la cabeza hasta la punta de la cola. El azul del cuerpo contrasta con el amarillo intenso de la piel desnuda, en forma de anillo alrededor de los ojos, y la fina faja en el contorno de la mandíbula inferior. Las plumas de las alas y cola son de color negro en la cara inferior, lo que explica el nombre de ararauna o arara-negra (como son llamadas por los indígenas). Citada SALVANDO ESPECIES AMENAZADAS POR EL COMERCIO ILEGAL: EL PROYECTO ARARA AZUL Neiva Maria Robaldo Guedes * “Una denuncia anónima a la Policía Ambiental relata haber oído gritos de araras en un pequeño hotel próximo a la carretera en Campo Grande. Tres policías atienden el llamado y hacen una inspección en el lugar. Cuando están terminando la inspección, preocupados por no encontrar nada, oyen, de repente, la vocalización de pichones. Abren la puerta de un cuarto y dos hombres intentan esconder una pequeña caja debajo de la cama. Eran tres pichones de araras-azules (Anodorhynchus hyacinthinus) y seis ararayubas (Guaruba guarouba) adultas.” Este fue el último secuestro de araras realizado en el Mato Grosso del Sur, el 12 de febrero de 2004. Las ararayubas no aparecen en el Estado y al redactar el Pliego de Declaración, el delegado descubrió que todas las aves eran procedentes del Maranhao. Aún viniendo de tan lejos, con las araras vocalizando y gritando alto, pasando por puestos policiales y estando en contacto con muchas personas, 57 01 Las araras-azules tienen vida sedentaria, esto es, son residentes y donde se reúnen pueden ser encontradas casi todo el año entero, no haciendo grandes migraciones. También son aves sociales, o sea, viven en familia, bandadas o grupos y son altamente conspícuas (son curiosas, vocalizan y aparecen mucho). Las araras-azules tienen baja tasa reproductiva, pues la mayoría de las parejas pone como promedio dos huevos, pero por lo común sólo un pichón sobrevive y es criado por los padres durante un año y medio. en la Fauna Brasileña Amenazada de Extinción y en el apéndice I del CITES, la arara-azul tuvo su población bastante reducida debido a tres factores principales: la captura para el comercio nacional e internacional, la pérdida de caracterización de su habitat y la recolección de plumas para adornos indígenas. En el Mato Grosso del Sur, este cuadro comenzó a cambiar con el comienzo del Proyecto Arara Azul en 1990. El Proyecto incluye los estudios de biología básica y conservación de la arara-azul Anodorhynchus hyacinthinus en la naturaleza. El objetivo principal del Proyecto Arara Azul es el mantenimiento de una población viable de araras-azules en su ambiente natural, sin riesgos de extinción a mediano y largo plazo. En la práctica, la estrategia y las medidas que tienden a la conservación o manejo de esta especie en su habitat, estarán beneficiando a otras especies que comparten el mismo ambiente. Los primeros resultados de la investigación indicaron que la especie es altamente especializada en la alimentación. En cada lugar de encuentro: Pantanal (incluyendo los estados de Mato Grosso del Sur, Mato Grosso y pequeña parte de Bolivia y Paraguay), Amazonia (básicamente en el estado de Pará) y región de Gerais que es la confluencia de los estados de Tocantins, Piauí, Maranhao y Bahía, las araras-azules se especializan en comer nueces de dos palmeras. En el Pantanal, se alimentan básicamente de acuri (Scheelea phalerata) y bocayuva (Acrocomia aculeata), siendo que otros articulos alimentarios representan menos del cinco por ciento de su dieta. Además la reproducción de muchas parejas es bi-anual. En el Pantanal, para reproducirse las araras-azules utilizan cavidades en árboles, y basados en indicios como plumas en el suelo, pedazos de coco quebrado debajo del árbol, presencia de araras, huevos o pichones, relevamos estas cavidades que llamamos nidos, las cuales pasamos a monitorear regularmente. Hasta enero de 2004 relevamos trescientos cuarenta y seis nidos naturales y ciento setenta y ocho artificiales, en un área de aproximadamente cuatrocientas mil hectáreas que cubre cuarenta y cinco fazendas1, en cinco sub-regiones del Pantanal Sur; Nhecolândia, Abobral, Miranda, Aquidauana y Río Negro. Nuestros resultados mostraron que el noventa por ciento de los nidos son encontrados en una única especie arbórea, localmente llamada manduví (Sterculia apetala). Constatamos que hay una escasez de grandes cavidades no sólo para araras-azules sino también para las otras especies que utilizan cavidades para reproducirse. Así, la araraazul resulta dependiente del manduví, que es 58 01 una especie clave para su supervivencia en el Pantanal. Por lo tanto, para conservar la arara-azul tenemos que conservar también el manduví. Por eso, incentivamos a peones y propietarios para que protejan las plantas jóvenes y replanten manduvís, pues son árboles que demoran para crecer, son imprescindibles para las araras y también sirven para otras especies de la fauna pantanera como sombra, abrigo, nido y alimentación. Por otro lado, para aumentar la oferta de cavidades, experimentamos diversos modelos y materiales de cajas nidos artificiales. En 1997 y 1998 instalamos ciento cincuenta cajas artificiales, principalmente en el Pantanal de Miranda, área con mayor escasez de nidos. El resultado fue sorprendente. Más del cincuenta por ciento de los nidos fueron inmediatamente habitados por las araras-azules y la postura de huevos ocurrió en diez nidos artificiales. Sin embargo las otras especies que competían por las cavidades naturales, como pato-de-la-selva (Cairina moschata), coruya (Tyto alba), papagayo (Amazona aestiva), tucán (Ramphastos toco) y varias especies de gavilanes, acabaron ocupando la mayoría de las cajas artificiales. Con eso, sobraron más nidos naturales para las araras-azules que tuvieron un éxito superior al doscientos por ciento en la supervivencia de pichones. El manejo y la recuperación de nidos naturales y artificiales son otras actividades desarrolladas por el Proyecto Arara Azul para como lluvia, viento y también fuego y deforestación. Sin embargo, como las araras-azules reutilizan los nidos durante varios años (tenemos nidos que fueron utilizados por doce años seguidos), la pérdida de un nido significa una gran pérdida para la población, que ya tiene escasez para nidificar. Así, intentamos recuperar los nidos que se están acabando. Las cavidades con abertura muy grande, y que por eso permiten la entrada de predadores o lluvia, son manejadas como para disminuir la abertura. A nidos que están muy profundos y dificultan la salida de los pichones, se les eleva la base con el relleno de tocones y aserrado o apertura de una cavidad más cercana a la base. Los nidos que se llenan de agua, causando la muerte de pichones o el abandono de huevos por inundación, son drenados. Y los nidos artificiales que son dañados también son reparados y/o sustituidos. Para ejemplificar esta actividad, en 2002 fueron manipulados ochenta y dos nidos en el Pantanal Sur. De éstos, ochenta por ciento fueron inmediatamente reutilizados, siendo que la mayoría de los veintinueve nidos naturales tuvo éxito en el nacimiento de pichones de araras-azules. En 2000, con la aprobación del Comité para Manejo y Conservación de las Ararasazules, coordinado por el IBAMA, realizamos manipulación de huevos y pichones. El objetivo de esta actividad era desarrollar y experimentar una técnica de manejo, para que en el futuro, en caso de necesidad, sepamos como usarla. Así, en nidos donde históricamente los huevos eran depredados, los huevos fueron recogidos y sustituidos por imitaciones aumentar la oferta de nidos. Nuestros resultados muestran que hay una pérdida de tres a cinco por ciento de los nidos naturales cada año, debido a perturbaciones atmosféricas 59 01 de madera (que no resultaron aceptadas) o huevos de gallina pigmea (cien por ciento aceptados). Los huevos de las araras-azules fueron llevados a incubación artificial, mientras ellas quedaban cubriendo el falso huevo del nido. Después del nacimiento de los pichones, éstos eran devueltos al nido y criados por los padres. En otra situación, manejamos también el segundo pichón que nace cuatro o cinco días después que el primero y generalmente no sobrevive por inanición. En este caso, retiramos el segundo pichón del nido, lo fermedades, conocimiento y análisis de ecto y endoparásitos. Para ello, investigadores asociados, principalmente médicos veterinarios, han colaborado con nosotros elucidando una serie de eventualidades para araras-azules y los Psitacídeos en general en la naturaleza. Resultados inéditos comprobaron la existencia de Salmonella bredney (Vilela et al., 2001) y Chlamydophila psittaci (Raso et al., 2003). Al ejecutar los trabajos de campo, aprovechamos para cambiar informaciones con los vecinos, peones y propietarios, a efectos de hacerlos tomar conciencia e involucrarlos en la conservación. Hoy podemos afirmar que ése es uno de los mayores resultados de nuestro Proyecto, pues los vecinos locales saben donde hay nidos, huevos y pichones y ayudan a monitorearlos y protegerlos. Cuando algunos pichones caen del nido al ensayar el vuelo, el equipo del Proyecto es llamado inmediatamente para recuperarlos y devolverlos a los nidos. Incluso en los nidos cercanos a residencias, caminos y/o con aberturas muy fáciles para atraparlos, los pichones no son retirados para mascotas o comercio. Con la presencia del Proyecto, de forma constante, hubo un cambio de actitud en la población y la mayoría de las personas quieren ver a las araras-azules libres y sueltas en el Pantanal. De ese modo, el turismo ecológico también es incentivado como una alternativa más de renta para el propietario. En la Posada Ararauna y en el Refugio Ecológico Caimán, donde están situadas nuestras bases de campo, los turistas reciben charlas de los biólogos y asistentes de campo, y pequeños grupos de huéspedes pueden acompañar el trabajo del alimentamos en laboratorio de cinco a siete días y lo devolvemos al nido original o, si hay otro nido con dos pichones en la misma situación, hacemos una translocación. Colocamos los dos pichones más viejos en un nido y los dos más nuevos en otro. Nuestros resultados mostraron que las araras-azules aceptan bien esta interferencia y, de esa manera, hemos conseguido aumentar el número de parejas que consiguen la supervivencia de los dos pichones. Antes de volar todos los pichones de arara-azul son pesados, medidos, anillados, se les coloca un microship y se les recoge una pequeña muestra de sangre para identificación sexual y análisis de DNA en la USP (Universidad de Sao Paulo). Esto ha permitido una serie de investigaciones paralelas en el área de genética, con el desarrollo de disertaciones de maestría y tesis de doctorado (Miyaki et al., 1999). Además de ello, como tenemos acceso a varios nidos y monitoreamos los pichones desde el nacimiento hasta los tres o cuatro meses de edad, eso posibilita el control de la sanidad de estas aves, el estudio de en60 01 equipo del Proyecto. En la realidad el Proyecto Arara Azul se convirtió en un ejemplo mundial para la conservación de una especie amenazada de extinción, principalmente de Psitacídeos, y ha servido de parámetro para proyectos iniciados desde México hasta el Sur de América Latina. En relación específicamente con la especie en cuestión, los resultados son relevantes porque por lo menos en el Pantanal, principalmente de Mato Grosso del Sur, la arara-azul se ha recuperado, el apresamiento y el tráfico de individuos si no acabó totalmente, disminuyó mucho. Las estimativas de 1987 eran de cerca de mil quinientos individuos de araras-azules en el Pantanal como un todo, hoy estimamos una población de cuatro mil individuos sólo en el Pantanal del Mato Grosso del Sur. La Araraazul no sólo está aumentando sino que también se está expandiendo hacia otras regiones, como el Pantanal Boliviano y Paraguayo. Se puede esperar que en un futuro distante las araras-azules continúen habitando el Pantanal y, si no fuese el tráfico que continúa ocurriendo en otras áreas de distribución de la especie, como el nordeste brasileño, bien como la recolección de plumas por los indígenas, en el norte del Brasil, se podría esperar que la especie saliese de la lista de especies amenazadas de extinción en los próximos años. Finalmente, la existencia de la araraazul no beneficia solamente a la especie, sino a la población pantanera, las otras especies que comparten el habitat con ella y toda la humanidad. Pues en realidad se está conservando un ambiente que es único, el Pantanal, patrimonio de la humanidad. Entonces, invitamos a quien quiera conocer a las araras-azules y al Proyecto, a venir al Pantanal. Por último, agradecemos a la UNIDERP – la Universidad para el Desarrollo del Estado y Región del Pantanal, FMB, WWF del Brasil, Toyota del Brasil y Caimán, nuestros asesores, principales asociados y patrocinadores, así como a Vanzin Escapamentos y Brasil Telecom., que nos donaron recursos en 2001 y 2002. 1 Establecimiento de campo, generalmente de grandes dimensiones, típicamente brasileño. (N. del T.) *Coordinadora del Proyecto Arara Azul UNIDERP. 61 01