El agrarismo rojo de las llanuras duranguenses. Movilizaci6n

Transcripción

El agrarismo rojo de las llanuras duranguenses. Movilizaci6n
SECOENClfi
Secuencia (2000), 46, enero-abril, 163-206
ISSN: 0186-0348, ISSN electrónico: 2395-8464
DOI: http://dx.doi.org/10.18234/secuencia.v0i46.679
Revistadehistorjaycienciassociales
El agrarismo rojo de las llanuras
duranguenses. Movilizaci6n campesina
y represi6n politica en 1929
Cesar Navarro Gallegos
INSTITUTO
MORA
Al finalizar los arios veinte, en Durango practicamente seguia
intacto el regimen de propiedad de la tierra en manos de la
oligarquia porfirista. El reparto de Los grandes latifundios se
hacia a cuentagotas y mediante lentos y complicados
tramites. Ello origin6 un movimiento radical que nucle6
las luchas agranas de miles de campesinos duranguenos.
Los conflictos politicos de 1929, tanto nacionales coma
locales, definieron la existencia misma de este precursor
agrarismo del siglo xx en la entidad.
L
a creaci6n del Partido Nacional
Revolucionario,en 1929, entra­
fi6 un conjunto de alteraciones
y cambios definitorios para la vida
politica del pais, especialmente en re­
laci6n con el funcionamiento y las
practicas politicas del "bloque revolu­
cionario" en el poder. En primer ter­
mino, abri6 paso a la incorporaci6n
dentro de una misma organizaci6n po­
Iitica al vasto conglomerado de caci­
ques, lideres y jefes militares que se
reconodan .a sf mismos como Inte­
grantes de la "familiarevolucionaria",
al igualque de las organizacionesy par­
tidos politicos de los que estos eran [e­
fes. Simultineamente se present6 co­
mo una coyuntura oportuna para eli­
minar o depurar de sus propias filas a
un buen numero de Iideresy jefes rea­
cios a someterse al nuevo sesgo y re­
glas polfticas que se imponian dentro
del regimen politico posrevolucio­
nario.
En segundo terrnino, la formaci6n
del Partido Nacional Revolucionario
represent6 para sus artifices el inicio
del proceso de "institucionalizaci6n"
del regimen politico de la revoluci6n
mexicana.Sin embargo, la creaci6n del
nuevo partido dist6 de ser un genuino
aporte para que las instituciones del
163
Secuencia, nueva epoca
nurn, 46, enero-abril 2000
estado, derivadas del regimen consn­
tuciorial implantado en 1917, fun­
cionaran efectivamente como tales. Al
respecto bastarfa con sefialar c6mo el
PNR sirvi6 de sustento para consolidar
el poder politico del "maximato callis­
ta" y, por tanto, para prolongar la exis­
tencia de un poder dual en el interior
del regimen politico,en el que el "hom­
bre fuerte" o "jefe maxima de la revo­
luci6n" pudiera disponer de un poder
suprainstitucional. No obstante, habria
que reconocer que el principal aporte
del PNR fue su contribuci6n para uni­
ficar y disciplinar a los dispersos seg­
mentos de la "familiarevolucionaria"y
consolidar su condici6n de fracci6n de
dase en el pod er.
Por otra parte, el proceso de inte­
graci6n de la "familia revolucionaria"
en un solo partido signific6 la virtual
exclusion de otras fuerzas sociales y
politicas en el ejercicio del poder es­
tatal. Muy pronto el PNR se convertiria
en una maquinaria de dominaci6n po­
Hticaa la que en adelante ninguna fuer­
za estaria en condiciones de enfrentar
con exito.! Pese a que los principales
promotores y organizadores del Parti­
do. de la Revoluci6nMexicanarecono­
cieron la existencia de fuerzas adversas
u opositoras al proyecto revoluciona­
rio y el derecho de estas para organi­
zarse politicamente y hasta se les con­
min6 para que integraran sus respec­
tivas agrupaciones con el fin de que
disputaran el poder por la via padfica
y electoral, en la practica, con el surgi­
mien to del PNR, se fueron sentando
las bases para la ulterior conformaci6n
de un regimen politico de partido uni­
1
C6cdova, Revo/uci6n, 1995, p. 68.
164
co y de Estado que monopolize y, en
muchas ocasiones, secuestr6 la repre­
sentaci6n politica de la sociedad mexi­
cana durante mas de medio siglo.
La idea de organizar el "partido de
la revolucion" se esboz6 publicamente
en el mensaje politico que el presiden­
te Plutarco Elias Calles dirigio al Con­
greso de la Union durante SU ultimo
informe de gobiemo (1 de septiernbre
de 1928) al anunciar y perfilar el adve­
nirniento de un regimen democratico
y plural en el que las distintas fuerzas
socialesy grupos politicos organizados
dispondrian de espacios para su parti­
cipaci6n y representaci6n; al afirmar
que
este templo de la ley [el Congreso] pa­
recera mas augusto y ha de satisfacer
mejor las necesidades nacionales, cuan­
do esten en esos escafios representadas
todas las tendencias y todos los intere­
ses leginmos del pais
y en la rnedida en que mediante el "res­
peto al voto" los indiscutibles repre­
sentantes de los trabajadores del cam­
po y la ciudad, de las clases medias,
de los intelectuales y "hombres de to­
dos los credos y matices politicos de
Mexico, ocupen lugares en la repre­
sentaci6n nacional, en proporci6n a la
fuerza que cada organizaci6n o cada
grupo social" logre conquistar.2
La incitaci6ncallista,expresada toda­
via en el marco de las turbulencias de­
rivadas de la crisis politica que estall6
tras la eliminaci6ndel caudillo sonoren­
se AlvaroObregon, comprendia a todas
las vertientes polincas del pals, inclui­
dos reacdonariosy conservadores,pues­
2
Elias, Exposicion, 1928, p. 11.
CESAR NAVARRO GALLEGOS
to que proponia que la republlca debfa
arribar de manera definitiva al campo
de las instituciones, las leyes y al esta­
blecimiento de verdaderos "partidos
nadonales organicos, con olvidoe igno­
rancia, de hoy en adelante, de hombres
necesarioscomo condici6n fatal y uruca
para la vida y tranquilidad del pafs", 3
3 Ibid., p. 14. Por supuesto, no todos los
integrantes de la "familia revolucionaria" otor­
garon credibilidad al mensaje de Calles, ni acep­
taron someterse a su proyecto, la revuelta rnili­
tar que estallaria unos meses despues encabeza­
Al cabo de unos meses del mensaje
del 1 de septiembre de 1928, se darian
los primeros pasos para concretar uno
de los objetivos del proyecto delinea­
do por Calles, al convocarse a la asam­
da por un grupo de antiguos obregonistas daria
cuenta de la oposici6n dentro de las propias
filas revolucionarias. El mas inmediato, y en cier­
to modo profeuco cuestionamiento a su inictati­
va, fue la expresi6n de ifarsantel, que le Janzara
el diputado obregonista Aurelio Manrique al
final de su mensaje del 1 de septiembre de 1928.
vease El Universal, 2 de septiembre de 1928.
EL AGRARISMO ROJO DE LAS LLANURAS DURANGUENSES
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SECOENClfi
Revistadehistorjaycienciassociales
blea constituyente del partido que agru­
paria a las fuerzas de la revoluci6n. El
nuevo agrupamiento politico: el Parti­
do Nacional Revolucionario, qued6 for­
malmente constituido luego de la con­
venci6n celebrada del 1 al 4 de marzo
de 1929 en la ciudad de Queretaro,
Asimismo, la ernergente organizaci6n
inagur6 su ingreso en la vida politica
nacional postulando como candidato
presidencial para las elecciones que se
celebrarian en diciembre de ese mismo
aiio a Pascual Ortiz Rubio.
Sin embargo, las promesas de Calles
y del bloque de Iideres y jefes revolu­
cionarios agrupados en el PNR, en re­
laci6n con el inicio de una nueva etapa
politica para el pais caracterizada por el
respeto a la ley, la observancia de los
principios democraticos, la institucio­
nalidad, la pluralidad y la tolerancia po­
litica, fueron incumplidas. Ello qued6
evidenciado a traves del hostigamiento,
persecuci6n y violencia con que se trat6
a las fuerzas sociales y organizaciones
partidarias que se resistieron a sumarse
al PNR, o que pretendieron contender
electoralmente en oposici6n a este.
Por supuesto que estos senalarnten­
tos no se refteren, ni incluyen la re­
vuelta militar "escobarista", que estallo
(3 de marzo de 1929) cuando en Que­
retaro se fundaba el PNR, encabezada
por un reducto de oficiales del ejercito
pertenecientes a la corriente obrego­
nista y que intent6 oponerse al encum­
bramiento de Calles como jefe indis­
cutido del "sanedrin" revolucionario, a
la formacion del PNR, pero sobre todo
a la designaci6n del candidato presi­
dencial que aquel habfa impuesto.
Nos referimos a la postura asumida
desde el poder estatal y el naciente par­
166
tido oficial hacia los agrupamientos po­
liticos que intentaron
mantener su
propia sisternatizacion, incluidos aque­
llos que hasta entonces habian sido
reconocidos como destacamentos de
la corriente revolucionaria. Asf, tras el
surgimiento del PNR se desat6 una per­
sistente campana para erosionar y frac­
turar la fuerza politica que habian al­
canzado, al amparo del propio regimen
revolucionario, partidos como el Labo­
rista Mexicano, dirigido por la fracci6n
"cromista'' de Luis N. Morones, y el Na­
cional Agrarista acaudillado por Anto­
nio Diaz Soto y Gama y Aurelio Manri­
que, antiguos aliados del obregonismo;
campafia que culminaria con el declive
y virtual extinci6n de esas formaciones
politicas.
Empero, donde se evidencio con ma­
yor transparencia la exclusion e into­
lerancia politica que emergio a la par
del naciente proyecto "Instituciona­
lizador" y la creaci6n del PNR, fue en la
coyuntura electoral de 1929. En la prac­
tica, el PNR impidi6 que la carnpafia
presidencial se desarrollara en el marco
de una contienda dernocratica. El pe­
cado de origen del PNR consisti6 en su
rechazo a enfrentar y contender elec­
toralmente como un verdadero partido.
Amparado en su concepcion ortginaria
de instrumento de Estado, enfrent6 el
desafio electoral de otras fuerzas politi­
cas desde la 6ptica de su eliminacion o
derrota, a traves de todos los medios y
recursos puestos a su disposicion, asi
fuesen legales o ilegales.
Por ende, la campaiia opositora des­
plegada por el Partido Nacional Anti­
rreeleccionista (PNAR), con Jose Vascon­
celos como su candidato presidencial,
no solo fue objeto de la descalificaci6n
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y condena politica, sino que debi6 en­
frentar un cumulo de arbitrariedades y
agresiones de las hordas y caciques del
PNR. A lo largo de la campafia electoral
un buen nurnero de mitines y actos
publicos fueron hostilizados o disuel­
tos, y centenares de sus partidarios fue­
ron encarcelados. Asimismo, durante
el proceso electoral, y hasta su conclu­
sion, decenas de vasconcelistas fueron
asesinados. De esta manera la critica
vasconcelista hacia el autoritarismo ca­
llista y sus cofrades, los seftalamientos
en tomo a las desviaciones impuestas
al proyecto de la revolucion y su de­
manda por el restablecimiento del pre­
cursor principio de "no reelecci6n",
fueron pcicticamente acallados por la
ruidosa y. estent6rea pero vacua cam­
pafta electoral del PNR, asi como por la
represi6n.4
Sin embargo, el flanco al que se
dirigi6 con mayor fuerza y agresividad
el golpe represivo desatado en la pri­
mavera de 1929 fue hacia la izquierda
comunista y las organizaciones cam­
pesinas y obreras que se habian nuclea­
do en torno al llamado Bloque Obrero
y Campesino (BOC). Este frente polfti­
co se habia constituido por iniciativa
de la Liga Nacional Campesina y el Par­
4
Algunos au tores explican el cornporta­
miento autoritario y la actitud represiva del PNR
en la contienda electoral de 1929 en raz6n de
su inexperiencia partidaria y sus dudas y temo­
res electorales. Vease Meyer, Segovia y Lajous,
Historia, 1981, vol. 12, p. 104. Creemos, sin
embargo, que tal explicacion resulta insuftcten­
te. Pensarnos que la clave de tal cuesti6n debie­
ra buscarse en el proceso de integraci6n y disci­
plina de la familia revolucionaria, en la centrali­
zaci6n del poder "callista" y en el viraje conser­
vador del regimen de la revoluci6n mexicana.
EL
tido Comunista de Mexico, con el pro­
posito de conjuntar y hacer participes
en la campafta electoral a distintas fuer­
zas que enarbolaban los principios so­
cialistas y orientaban su lucha politica
desde una perspectiva revolucionaria y
de clase. El Bloque se habia dispuesto a
contender en la campafia electoral de­
signando como candidate presidencial
al general Pedro Rodriguez Triana, hom­
bre que en otros tiempos habia lucha­
do en las filas magonistas, posterior­
mente al lado del zapatismo y que para
entonces militaba en la Liga Nacional
Campesina. 5
Luego de su participacion al lado
del gobierno en el aplastamiento de la
rebeli6n escobarista, las organlzaclo­
nes integradas en el BOC fueron per­
seguidas y reprimidas por el gobierno
y el ejercito bajo el supuesto de que
pretendian organizar un alzamiento o
complot revolucionario, mediante el
cual se implantaria un gobierno obre­
ro­campesino y un regimen de Corte
"bolchevique". 6 La caceria polftica en
contra de los comunistas y las organi­
zaciones del Bloque desemboco en la
represion, encarcelamiento y fusilamien­
to de multiples de SUS dirigentes y mi­
litantes. La LNC seria fracturada y algu­
nos de sus residuos, captados por el PNR;
se decretaria la prohibici6n para la pu­
blicacion de la prensa comunista, y la
Confederacion Sindical Unitaria de Me­
xico y el Partido Comunista serian de­
clarados ilegales, obligandolos a pasar a
la vida clandestina durante varios afios. 7
5
Martinez, Historia, 1985, pp. 94­95.
Ibid., pp. 114­117.
Como es de suponer, la persecuci6n hacia
los miembros y organizaciones del Bloque im­
pidi6 la continuaci6n de su campafla electoral.
6
7
AGRARISMO ROJO DE LAS LLANURAS DURANGUENSES
167
En media de este "apacible y demo­
cratico" entomo, el PNR se alz6 como el
indiscutido vencedor en las elecciones
presidencialesde 1929.Baio esta estela
de ilegalidad, impunidad y criminali­
dad habrfa de iniciarse la larga perma­
nencia del PNR y sus partidos suceda­
neos en la vida politica nacional.8
A partir de este conjunto de hechos
y acontecimientos politicos que en­
marcan el inicio del periodo del "maxi­
mato callista",nos proponemos desert­
bir y abordar el impacto que regional­
mente tuvo la persecuci6n y represi6n
de los comunistas y de las organizacio­
nes dirigidas por estos en la entidad
duranguense. Los acontecimientosocu­
rridos en Durango, en esa coyuntura,
han sido puestos de relevancia, sin ex­
cepci6n alguna, en todos los trabajos y
textos de corte historico y politico des­
tinados al estudio de este periodo, ya
que justamente en Durango arranca la
represi6n hacia las organizaciones so­
ciales, principalmente agrarias, vincu­
ladas a la LlgaNacional Campesinaya
la Confederacion Sindical Unitaria de
Mexico,y tambien donde inicialmente
fueron encarcelados y ejecutados va­
rios dirigentes comunistas.
En distintas obras de caracter testi­
monial, asf como en algunos textos y
estudios hist6ricos, se ha sefialado que
lo ocurrido en Durango determin6 en
gran medida la postura que el gobier­
8
Segun los resultados oficiales de la elecci6n
presidencial, el candidate del PNR, Pascual Ortiz
Rubio, fue declarado vencedor por una amplia
mayorfa, asignandosele 1 825 732 votos. En
tanto que a Vasconcelos y a Rodriguez Triana
les fueron reconocidos 105 655 y 19 665 votos
respectivamente. Vease Garrido, Partido, 1985,
p. 110.
168
no nacional asumiria a lo largo de ese
periodo ante los movimientos s.ociales
y las fuerzas pollticas de la izquierda
mexicana, a la vez que por contraparte
influy6 de manera significativa en la
estrategia politica que los comunistas,
y un sector importante del movimiento
obrero y campesino, adoptarian frente
al "maximato" y el PNR. Otro aspecto
que igualmente destacan es el relativo
a sus efectos en la politica externa y las
relacionesdiplomaticasde nuestro pals,
puesto que se considera que el con­
flicto duranguense fue el detonante de
una serie de friccionesy reclamaciones
entre Mexicoy la Union Sovieticaque
derivarian al poco tiempo en la ruptu­
ra de las relaciones diplomaticas entre
ambos paises.9
Historiar ahora este proceso desde
su dinamicaregional nos remite a la ex­
posicion de una serie de hechos relau­
vos al comportamiento e influenciaque
ejercieron las elites o grupos de poder
econ6mico y politico local en el desa­
rrollo de estos acontecimientos y con­
fllctos, al proceso de conformaci6n de
la corriente comunista y de las organi­
zaciones, a traves de las cuales lleg6 a
9 Entre las obras de tipo testimonial que nos
parecen mas relevantes estan aquellas cuyos
autores estuvieron vinculados directa o Indirec­
tamente a los sucesos duranguenses, en tal sen­
tido destaca lo escrito por Emilio Portes Gil, en
ese tiempo presidente interino del pals, las me­
morias de Jesus Silva Herzog, entonces ernba­
jador mexicano ante la URSS, y las del militante
comunista Valentin Campa Salazar. Vease. Por­
tes, Quince, 1941; Silva, Vida, 1993; Campa,
Testimonio, 1978. En cuanto a la historiografia
sobre este tema, adernas de las obras que apare­
cen citadas en el presente artfculo, destacaria­
mos: Carr, Movimiento, 1981; Cordova, Clase,
1981; Pelaez, Partido, 1980.
CESAR NAVARRO GALLEGOS
SECOENClfi
Revistadehistorjaycienciassociales
adquirir una destacada presencia social
y politica en la entidad, asf como a de­
linear los factores y circunstancias que
incidieron en el entomo regional para
la adopci6n de las drasticas medidas
que el gobiemo puso en practica para
decapitar la oleada roja que se extendfa
por los valles y llanuras de Durango.
EL COMUNISMO DE LOS LIANOS
Y EL MAI.PMS. BROTES ORGANIZATIVOS
Y GERMINACION DE IAS LUCHAS DE LOS
AGRARISTASROJOS DE DURANGO
construir una sociedad sin propietarios
y sin explotados.
La presencia polf tica e influencia so­
cial alcanzadas por la izquierda comu­
nista fue el resultado de un persistente
trabajo propagandistico y organizativo
desarrollado entre las masas campesi­
nas y obreras durante esos afios, a tra­
ves del cual logr6 arribar a la dtreccion
de la Confederaci6n de Sindicatos
Obreros y Campesinos de Durango, y
pudo concretar la fundaci6n de su pro­
pia organizaci6n politica regional: el
Partido Durangueno del Trabajo. A ello
se sumo el liderazgo de las organtza­
ciones gremiales de los trabajadores
ferrocarrileros y la conducci6n de los
partidos politicos locales en los que
militaban la mayoria de los ferrocarri­
leros duranguenses: el Partido Revolu­
cionario Ferrocarrilero de Durango y
el Partido Ferrocarrilero Unitario de
Gomez Palacio, filiales ambos ·del Par­
tido Ferrocarrilero Unitario, con sede
en la ciudad de Mexico y dirigido por
el Iider comunista Heman Laborde.
Aun cuando el Partido Comunista10
surgi6 en Durango desde noviembre
de 1921, al constituirse la "local"!' res­
pectiva con la participaci6n inicial de
un reducido grupo de panaderos y
maestros, 12 su transformaci6n en una
Entre los aiios de 1925 y 1929, un ere­
ciente numero de campesinos agraris­
tas de Durango se organizaron y des­
plegaron sus luchas enarbolando las
banderas rojas con el emblema de la
hoz y el martillo, Los principales desta­
camentos de este renovado movimien­
to agrario brotaron de entre los pue­
blos, rancherias y comunidades que,
apenas unos aiios arras, se habian alza­
do como bastiones del villismo y apor­
tado importantes contingentes para el
ejercito acaudillado por el revoluciona­
rio duranguefio y, que mas tarde, cuan­
do sobrevino la derrota y declinaci6n
de la Division del Norte, constituyeron
nucleos de apoyo y base social para la
resistencia de la guerrilla villista. De
10
esta manera, una decada despues, en
En relaci6n con las arigenes y formaci6n
los mismos valles y semiaridas regiones del Partido Comunista de Mexico (1919), pue­
consultarse los textos ya citados de Marti­
por donde se extendi6 la rebeli6n agra­ den
nez Verdugo y Gerardo Pelaez, asf coma los de
ria encabezada por los revolucionarios Taibo II, Bolsbeuikis, 1986; Neymet, Cronolo­
villistas, esta encontr6 continuidad en gia, 1981, y Carr, "Origenes", entre otros.
11
De acuerdo con la estructura organlca del
la lucha de los jornaleros, peones y cam­
pesinos agraristas que redamaban .la PC, este se organizaba a traves de secciones
las cuales dentro del "argot" partidario
destrucci6n del latifundio, el reparto locales,
eran conocidas como las "locales". En este caso
de la tierra entre los pobres y que ade­ la "local" de Durango.
12
mas ahora se proponfan luchar para
Taibo 11, Bolshevikis, 1986, p. 145.
EL AGRAAISMO
ROJO DE LAS LLANURAS DURANGUENSES
169
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Revistadehistorjaycienciassociales
organizaci6n con influencia entre las
masas campesinas y trabajadoras ocu­
rri6 a mediados de la decada de los
afios veinte, al incorporarse al partido
un importante nucleo de luchadores
sociales integrado por un puriado de
j6venes profesores rurales y un reco­
nocido grupo de lideres agraristas,ori­
ginarios mayoritariamente de pueblos
de la "region de los llanos"y en el que
tambien contluyeron varios dirigentes
ferrocarrileros de la entidad.
La influencia social que este nucleo
habia alcanzado ­sorteando y enfren­
tando la oposici6n y persecuci6n de
hacendados, terratenientes y caciques­
entre amplios grupos de campesinos y
trabajadores agricolasa los que habian
organizado en numerosos sindicatos y
comites agrarios en demanda del re­
parto de tierrasy la formaci6nde ejidos,
facilit6la incorporaci6n de importantes
contingentes de trabajadores y cam­
pesinos en las organizaciones sociales
y politicas dirigidas por los comunis­
tas. Entre los principales impulsores y
dirigentes de la corriente roja duran­
guense destacaban los lideres agraris­
tas Fortino H. Aragon, Sixto Fernan­
dez, Salvador Garay, Lorenzo Gutie­
rrez, Santos Marrero,asf como el joven
profesor rural Jose Guadalupe Rodri­
guez, quien se habia erigido en el prin­
cipal ide6logo, organizador y lider de
los comunistas duranguenses.P
13 Fortino H. Aragon habia encabezado la
lucha por el reparto de tiecras para los campe­
sinos de Villa Ignacio Allende del municipio de
Pefi6n Blanco, por lo que se le design6 presi­
dente de su Comite Agrario. Fue, asimismo,
uno de los organizadores de la Federaci6n de
Sindicatos de Obreros y Campesinos de la Re­
gion Llanera y miembro fundador del Partido
170
El trabajo organizativo desplegado
por la corriente roja entre las masas
campesinas y trabajadoras rindio sus
primeros frutos en 1925 al conquistar
la direcci6nde la Confederaci6nde Sin­
dicatos Obreros y Campesinos de Du­
rango (csoc), organizaci6n entonces
adherida a la Confederaci6n Regional
de Obreros de Mexico(CROM). Bajo la
conducci6nde los comunistas,la Con­
federaci6npuso fin a la tutelay el contu­
bernio politico hasta entonces man­
tenidos con los gobiemos locales, a la
vez que fue distanciandose de las di­
rectrices impuestas dentro de la CROM
por el corrompido liderazgode LuisN.
Duranguefi.o del Trabajo, del cual llcg6 a ser
secretario general. Sixto Fernandez era origina­
rio del pueblo de Calixto Contreras, pertene­
ciente tambien al municipio de Pefi.6n Blanco;
organizador y dirigente del Sindicato de Obre­
ros y Campesinos "Felipe Carrillo Puerto" de
dicha poblaci6n y promotor tambien de la fe­
decaci6n llanera. Al conquistar la corriente ro]a
la direcci6n de la Confederaci6n de Sindicatos
de Obreros y Campesinos de Durango fue elec­
to seccetario general estatal. Por su parte, J.
Guadalupe Rodriguez, quien era originario de
la ciudad de Durango, primero se desempefi.6
como maestro rural en algunos municipios del
sur del estado (Vicente Guerrero, Suchil y Poa­
nas) en donde se vincul6 a la lucha agraria de
los campesinos de esa regi6n. En representa­
ci6n de campesinos y sindicatos agraristas de
Durango asisti6 a varias reuniones y congresos
campesinos celebcados en distintos lugaces del
pais, a traves de los cuales entro en contacto
con los dirigentes de las ligas agrarias y carnpe­
sinas de otras entidades y militantes dcl PCdeM,
organizaci6n poHtica a la que se afili6 en 1924.
Fue el principal organizador y dirigcnte del
Partido Duranguefio del Trabajo, del que tam­
bien fue secretario general. A partic de 1926
Guadalupe Rodriguez form6 parte del Comite
Central del PcdeM. En 1927 asisti6 como dele­
gado de la LNC al congreso de la Internacional
Campesina Roja celebrado en Moscu,
CESAR NAVARRO GALLEGOS
Morones y su grupo Acci6n. En la me­
dida que radicaliz6 sus estrategias de
lucha e hizo suyas de manera efectiva
las demandas del campesinado pobre
de Durango, pronto se convirti6 en la
principal organizaci6n
de masas de
la entidad, llegando a agrupar bajo sus
siglas a varias federaciones regionales,
un importante contingente de sindi­
catos obreros y campesinos, asi como
decenas de cornites agrarios 14 (vease
cuadro 1).
14
Boletfn de la Septtrna Convenci6n de
Obreros y Campesinos de Durango. Gomez Pa­
lacio, Dgo., 6 de abril de 1927, Archivo General
de la Nacion (en adelante AGN), fondo Obre­
gon­Calles, exp. 205­G­54.
La creciente movilizaci6npor el re­
parto de tierras desplegada por los con­
tingentes campesinos agrupados en la
Confederaci6n, requiri6 de la solidari­
dad e hizo necesariasla convergenciay
unidad de acci6n con otros agrupa­
mientos campesinos del pais, asi como
de la propia entidad. Por ende, la Con­
federaci6n de Sindicatos Obreros se
sumo al llamado que inicialmente hi­
ciera la Liga de Comunidades Agrarias
de Veracruz y que mas tarde retoma­
ron las ligas campesinas que surgieron
en otras entidades (Michoacan, More­
los, Oaxacay Mexico),en el sentido de
avanzar hacia la constituci6n de una
organizaci6n nacional de los campesi­
nos de Mexico. Al concretarse dicha
EL AGRARISMO ROJO DE LAS LLANURAS DURANGUENSES
171
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Revistadehistorjaycienciassociales
iniciativa, impulsada centralmente por
los contingentes y lfderes campesinos
pertenecientes
al Partido Comunista,
as! como por otros dirigentes agraris­
tas de la talla de Adalberto Tejeda y
Francisco Mujica, la confederaci6n
duranguense particip6 en la promo­
ci6n y organizaci6n del congreso de
unificaci6n de las organizaciones cam­
pesinas del pats en el que surgi6 la
Liga Nacional Campesina en 1926.
La dimension y relevancia adquiri­
das por el movimiento de los agraristas
duranguenses se evidenci6 en el con­
greso constitutivo de la LNC: la Confe­
deraci6n de Obreros y Campesinos de
esa entidad destac6 entre las organiza­
ciones que aportaron los contingentes
mas numerosos y representativos para
la construcci6n de la nueva central.
Igualmente fueron reconocidos el com­
promiso y trayectoria dentro de la lucha
agraria del [oven dirigente comunista
Jose Guadalupe Rodriguez. Al confor­
marse la directiva de la LNC, el profesor
rural y dirigente campesino nortefio
result6 electo integrante de su primer
comite nacional a cuyo frente estaban
los prestigiados lideres campesinos Ur­
sulo Galvan, presidente, y Manuel P.
Montes, secretario y, [unto a ellos como
tesorero, J. Guadalupe Rodriguez.15
De esta manera, al incorporarse la
confederaci6n duranguense a la Liga
Nacional Campesina, contribufa al pri­
mer intento por la unificaci6n autono­
ma del movimiento campesino del pals
y pasaba a formar parte del contingen­
te que por su programa y objetivos so­
ciales constitufa la expresi6n mas avan­
15
174
Martinez,Historia,
1985, p. 84.
zada y progresista del agrarismo mexi­
cano.
Mientras tanto, la estrategia unitaria
desarrollada
regionalmente
por los
agraristas "rojos" condujo a la alianza
con el Sindicato de Campesinos Agra­
ristas del Estado de Durango en el afio
de 1927. Esta organizaci6n habia sido
fundada desde 1920 bajo el nombre
de Sindicato Agrario Confederado de
Durango y luego, al celebrarse en el
afio de 1922 el Segundo Congreso Agra­
rista en la poblaci6n de Guadalupe
Victoria, adopto su nueva denornina­
ci6n. Dicho sindicato era reconocido
como la primera agrupaci6n o central
agraria surgida en Durango en el perio­
do posrevolucionario.16 Su fundador y
principal Iider era el abogado duran­
guense Alberto Terrones Benitez, dipu­
tado al Constituyente de 1917, el cual
se mantenfa en la presidencia <lei sin­
dicato desde SU conformacton. A traves
del liderazgo del sindicato, integrado
basicamente por grupos de campesinos
solicitantes de tierra, Terrones Benitez
se habia hecho de una amplia base so­
cial que le sirvi6 para encumbrarse
como uno de los personajes politicos
mis influyentes dentro de la "familia
revolucionaria" duranguense. 17
16
Declaraci6n del Sindicato de Campesinos
Agraristas de Durango. Durango, 29 de abril
de 1927, AGN, fondo Obregon Calles, exp. 205­
G­54.
17
En los anos posteriores a su paso por el
Congreso de 1917, Terrones Benitez ·ocup6 va­
rios cargos como funcionario de los gobiernos
federal y local. Asirnisrno, retom6 al Congreso
de la Uni6n en dos ocasiones mas: primero co­
mo diputado federal en 1922 y luego como se­
nador en 1924. Tarnbien fund6 en 1926 y diri­
gi6 el Partido Socialistadel Estado de Durango.
CESAR NAVARRO GALLEGOS
SECOENClfi
Revistadehistorjaycienciassociales
En la practica, el sindicato dirigido
por Terrones constitufa la organiza­
ci6n agraria "oficialista"y, no obstante
la radicalidad de su lema: "La tierra
por la ley o por la fuerza" y la fraseo­
logia "revolucionaria"y "socialista"de
la que estaban impregnados sus do­
cumentos y el discurso de sus lideres,
la acci6n del sindicato era de franca
moderaci6n y conducida dentro de los
Hmitesy tramites impuestos por la le­
gislaci6n respectiva y, por supuesto,
siempre a tono con la politica agraria
del regimen en tumo. En realidad, des­
de sus inicios habia funcionado como
un instrumento de contenci6n para las
crecientes exigenciasagrarias de miles
de campesinosy como freno a la radi­
calizaci6n de sus luchas para hacer
efectivosu derecho a poseer la tierra.
Luego entonces lc6mo explicar el
acercamiento politico y el pacto de
unidad establecido entre el sindicato
agraristade Terrones Benitezy la Con­
federaci6n en el afio de 1927? lQue
circunstancias e intereses politicos hi­
cieron con.tluiral movimiento encabe­
zado por el ex constituyente con la
Confederaci6n "colorada"?Una prime­
ra explicaci6n se encuentra vinculada
al hecho de que para entonces el sin­
dicato de Terrones habia perdido gran
parte de su antigua fuerza y por con­
siguiente habia sido desplazado del
liderazgo y la conducci6n del movi­
miento agraristapor los confederados.
Ante el debilitamiento de su organi­
zaci6ny la perspectiva de que sus mer­
madas bases terminaran por ser atral­
Sus actividades politicas y sindicales se comple­
mentaban con sus negocios como inversionista
y perito minero y su desempefio como litigante.
<las por la confederacion "roja",Terro­
nes prefirio unirse a J. Guadalupe Ro­
driguez y su grupo para resguardar de
algun modo parte de su desgastado
liderazgo social. Pero sin duda, el ele­
mento determinante que estaba detras
de la postura asumida por el abogado
duranguense lo constituia su afieja as­
piraci6n politica de alcanzar la guber­
natura de la entidad, cargo al que ha­
bia pretendido en mas de una ocasi6n
en coyunturas electorates anteriores. A
traves de dicha alianza el politico du­
ranguense estimaba contar con el apo­
yo del movimiento obrero y campesi­
no y de sus organizaciones politicas
para su postulacion como candidato a
gobernador en las elecciones de 1928.
Por su parte, la alianza significaba
para los "confederados" ampliar su
base social y extender su radio de ac­
ci6n a otras regiones de la entidad, a
la vez que se acrecentaba y reforzaba
su proyecto organizativo. Representa­
ba, asimismo, la consolidaci6n de su
direcci6n politica entre el proletariado
y los campesinos duranguenses: bre­
cha necesaria para abrir el camino y
continuar con la siembra de las ideas
sobre la revoluci6n proletaria y el so­
cialismo.Ademas, mediante la alianza
con Terrones se ampliaba en la enti­
dad la base social perteneciente a la
Liga Nacional Campesina18 Bajo estas
18
Todavia en 1927 la Confederaci6n de Sin­
dicatos Obreros y Campesinos de Durango se
mantenfa oficialmente adherida a la CROM. Sin
embargo, sus nexos eran cada vez mas de carac­
ter formal. Como se ha senalado, la Confedera­
ci6n tarnbien formaba pane de la Liga N acional
Campesina desde su fundaci6n en 1926. En rea­
lidad, con esta organizaci6n, dtrtgrda por los co­
munistas y otras corriemes agraristas radicales,
EL AGRARISMO ROJO DE LAS LLANURAS DURANGUENSES
175
SEC<IENClf!
Revis1adehistoriaycienciassociales
circunstanciasy a partir de sus respec­
tivos intereses, durante la SeptimaCon­
venci6n de Obreros y Campesinos de
Durango, celebrada en la ciudad de Gomez Palacio del 1 al 3 de abril de 1927,
se produjo la unificaci6n formal de las
dos principales organizacionessociales
existentes en la entidad.19
Como se apuntaba en parrafos an­
teriores, los comunistas duranguenses
tambien habian logrado constituir su
propia organizaci6n polltica a nivel
estatal. En 1926 determinaron reagru­
parse regionalmente en un nuevo par­
tido: el Partido Duranguefio del Traba­
jo (PDT), filialdel Partido Comunista de
Mexico.La fundaci6n del partido se uev6 a cabo en el poblado de CalixtoCon­
treras del municipio de Pefi6n Blanco,
lugar enclavado en la region de los Lla­
nos y en donde justamente habia sur­
gido uno de los primeros nucleos de
campesinos organizados por los cornu­
nistas. La nueva organizaci6n politica
adopto como lema partidario: iTierra,
Trabajo y Libertad!y determin6 que la
estructura bastca para la organizaci6n
de sus militantes en la entidad seria a
la Confederaci6n mantenia una estrecha re­
laci6n y una gran coincidencia social y politica.
19
Acta de la Septima Convenci6n de Obre­
ros y Campesinos del Estado de Durango. G6­
rnez Palacio, Dgo., 3 de abril de 1927, AGN, fon­
do Obreg6n­Calles, exp. 205­G­54. En realidad,
el acuerdo de unidad organica qued6 en simple
acto dedarativo y no Ueg6 a concretarse, El celo
del constituyente hacia la creciente intluencia
de los "confederados" y sus discrepancias con
la radicalizaci6n de su lucha agrarta, asi coma
los graves conflictos politicos que mas adelante
lo enfrentarian a los "rojos", impidieron la fu­
si6n real de dichas agrupaciones. En la practica,
cada organizaci6n mantuvo su propia autono­
mia y su propia dirigencia.
176
traves de la integraci6n de los llamados
"clubes" politicosy agranstas.r''
Al afio siguiente de su fundacion, la
dirigenciaestatal del partido, integrada
por Jose Guadalupe Rodriguez, secre­
tario general; Salvador Garay, secreta­
rio del interior; Fortino H. Aragon, se­
cretario del exterior; Sixta Fernandez,
secretario de propaganda, y Santos Ma­
rrero, secretario tesorero, estableci6 su
sede en la ciudad de Durango a la vez
que dio inicio a la publicaci6n de su
propio peri6dico quincenal: Tierra y
Libertad, que complement6 la activi­
dad propagandistica y organizativaque
los rojos venian realizando a cravesdel
periodico El Machete, 6rgano informa­
tivo del cornite central del PC, el cual
era ampliamente conocido y circulaba
entre numerosos grupos de agraristas,
ferrocarrilerosy jomaleros.
Por cierto, la creciente distribuci6n
de la prensa comunista y la divulga­
ci6n de las ideas socialistas entre las
masas campesinas, eran cuestiones de
gran preocupaci6n y objeto de denun­
cia por parte de los terratenientes ante
el gobiemo de la entidad. Al respecto
un integrante de la vieja oligarqufa la­
tifundista de Durango denunciaba alar­
mado:
Hace tiernpo que en el municipio de El
Rodeo esta llevandose a cabo una inten­
sa propaganda comunista del rodo di­
solvente y antipatri6tica.Tenia yo pleno
conocimiento de ella y aunque cons­
ciente del peligro que e ntrafia para
nuestro pals, no habia dado rungun
20
Acta de la Asamblea del Partido Durangue­
iio del Trabajo. Durango, 2 de mayo de 1927,
AGN, fondo Direccion General de Gobiemo, se­
rie Partidos politicos, vol. 4, exp. 2.312(7)­15.
CESAR NAVARRO GALLEGOS
SECOENClfi
Revistadehistorjaycienciassociales
paso para hacerla saber a las autorida­
des superlores [ ... ]. En todo el munici­
pio de El Rodeo no se recibe mas pe­
riodico que El Machete, libelo cornu­
nista que se edita en la capital de la
reptiblica. Dicho libelo lo reciben los
presidentes de los Comites Ejecutivos
Particulares Agrarios de la region y se
que le dan lectura en sus juntas, se pres­
tan los ejemplares respectivos, que
circulan de mano en mano. Por esto en
boca de las mismas autoridades no es
raro escuchar las palabras de "Interna­
cional Comunista, Guardias Rojas y
Guardias Blancas" [ ... ]. Los campesinos
son victimas de ideas comunistas mal
asimiladas y por eso no respetan al go­
bierno ( ... ], ni las propledades, ni nada
y hablan de destruccion de todo lo que
tenga algo que ver con el capital ( ... ].
Irnitil es decir que todos los que somos
propietarios de alga estamos expuestos
a todas las vejaciones en intereses y per­
sonas. Y los comunistas de El Rodeo,
que despectivamente llaman Guardias
Blancas a los que poseen cualquier cosa
o la defienden, hacen propaganda de
sus ideas en otros poblados, con grave
dafio de las instituciones del pals y con
peligro para la paz publlca.F'
Desde el rnisrno afio de su funda­
ci6n en 1926, el Partido Duranguefio
del Trabajo inici6 tarnbien su partici­
paci6n en las contiendas electorales de
caracter local, postulanado candidatos
en varios ayuntamientos de la entidad,
asi como al Congreso local. Dos afios
despues, cerca de una docena de sus
militantes ocupaban regldurias en di­
versos cabildos de la region de los Lla­
21
Jose M. Fierro al gobernador de Durango.
Rodeo, Dgo., mayo de 1929, AGN, fondo Obre­
gon­Calles, exp. 4/565.
nos y el PDT contaba entre sus ftlas con
un representante en el Congreso local,
el diputado Santos Marrero.
Al mismo tiempo (1926), los diri­
gentes del PDT habian logrado confor­
mar una alianza opositora al lado de
otros partidos politicos locales con el
objeto de contender electoralmente
en forma conjunta y disputarle la pri­
mada politica al denominado Partido
Revolucionario Duranguefio, al cual
catalogaban como el "partido oficial",
ya que mantenia el control y el mo­
nopolio politico en la entidad y era
acaudillado por el gobemador del es­
tado, el general Enrique C. Najera y,
como es de suponer, disfrutaba del
respaldo politico y los recursos econ6­
micos que la administracion guberna­
mental le concedia para su acci6n pro­
selitista.22 Adernas, tanto el citado go­
bernador ­integrante de la facci6n ca­
rrancista de los hermanos Arrieta du­
rante la revoluci6n­, como su partido,
eran catalogados por los rojos adver­
sarios de la lucha de los campesinos y
del reparto agrario, El frente electoral
opositor organizado fundarnentalmen­
re por iniciativa de los comunistas se
denomin6 Alianza de Partidos por el
22
El Partido Revolucionario Duranguefio ha­
bia sido el partido triunfador en las elecciones
locales y federates de 1924 y 1926 ya traves del
cual arrib6 a la gubernatura el general Najera en
1924. Desde entonces sus integrantes detenta­
ban la mayoria en los ayuntamientos, asl como
en el Congreso local. Al frente de la dtrectiva
del partido se encontraba el ex diputado consu­
tuyente Antonio Gutierrez, fiel aliado del gober­
nador Najera. Vease Programa Politico y de Ac­
ci6n del Partido Revolucionario Durangueno.
Durango, 13 de mayo de 1926, AGN, fondo Direcci6n General de Gobiemo, serie Partidos po­
liticos, vol. 4, exp. 2.312(7)­13.
EL AGRARISMO ROJO DE LAS LLANURAS DURANGUENSES
177
SECOENClfi
Revistadehistorjaycienciassociales
Bien de Durango, y fue integrada con
la participaci6n del Partido Socialista
del Estado de Durango (PSED), el Par­
tido Revolucionario Ferrocarrilero de
Durango (PRFD) y el Partido Durangue­
fio del Trabajo (PDT).
El Partido Socialista del Estado de
Durango tambien habia surgido for­
malmente en el afio de 1926, empero,
era sucedaneo y heredero del Partido
Agrarista Duranguefio fundado en 1920.
Desde entonces era dirigido por el gru­
po politico que encabezaban Terrones
Benitez y el revolucionario duranguen­
se Jesus Agustin Castro, gobernador de
la entidad durante el periodo 1920­1924.
La base social de esta organizacion po­
litica estaba integrada mayoritariamente
por los grupos y comites adheridos al
Sindicato de Campesinos Agraristas que
presidia el ex constituyente. Al frente
de los otros dos partidos participantes
en la Alianza: el Revolucionario Ferro­
carrilero y el Duranguefto del Trabajo,
como ya hemos dicho, estaban los mili­
tantes comunistas,
LA REELECCION OBREGONISTA
Y SUS SECUELAS POLITICAS
EN DURANGO
A principios del afio de 1928 los distin­
tos partidos y fuerzas politicas duran­
guenses, entre ellos la Alianza de Parti­
dos por el Bien de Durango, se apres­
taban para participar en las elecciones
locales y federales que se celebrarian
en el verano de ese afto. A traves de las
elecciones del mes de junio habria de
elegirse al nuevo gobernador para el
periodo 1928­1932 y renovarse la legis­
latura local, en tanto que los comicios
178
federates de julio comprendedan
la
elecci6n presidencial y la designaci6n
de los representantes
de la entidad
ante el Congreso de la Union.
Para entonces el proyecto reeleccio­
nista del general Alvaro Obregon era
un hecho indiscutido. Su marcha hacia
Palacio Nacional aparentemente habia
quedado libre de obstaculos tras ven­
eer las resistencias politicas que habian
surgido dentro de las propias "filas re­
volucionarias", ordenar la eliminacion
de aquellos que intentaron oponerse a
su reeleccion y haber conseguido, me­
diante la accion de sus incondiciona­
les, queen el Congreso de la Union se
derogaran los articulos de la Constitu­
ci6n que se interponfan en su camino
para alcanzar de nueva cuenta la prime­
ra magistratura del pais.
En Durango, al igual que en el resto
del pais, la mayoria de las organiza­
ciones partidarias hablan determinado
adherirse a la candidatura presidencial
del caudillo sonorense. Esta postura
tambien era compartida por los par­
tidos locales dirigidos por los cornu­
nistas duranguenses, respondiendo asi
a la directriz politica adoptada nacio­
nalmente por el comite central del Par­
tido Comunista de sumarse a la cam­
pafia del general Obregon y postularlo
como su candidato presidencial.
Sin embargo y pese a la adhesion
brindada por los distintos partidos y
grupos politicos duranguenses a la can­
didatura del general Obregon, los pla­
nes politicos del caudillo en relacion
con la sucesi6n gubernamental que se
avecinaba en Durango no eran concor­
dantes con los de aquellos, Desesti­
mando los pronunciamientos
hechos
por los diversos partidos locales en
CESAR NAVARRO GALLEGOS
favor de la nominaci6n de algunos de
los personajes politicos de la entidad
para contender por la gubematura, el
caudillo sonorense determine promo­
ver y respaldar otra candidatura: la del
general Juan Gualberto Amaya, un hom­
bre plenamente
identificado con su
facci6n.
La designaci6n del general Amaya
como candidato oficial del obregonis­
mo represento un duro golpe para la
"familia revolucionaria" duranguense,
ya que vulneraba su derecho a decidir
y resolver sobre las asuntos polf ticos
de la entidad y fue percibido como un
acto de intromisi6n e imposici6n del
caudillo, a la vez que argumentaban
que el general Amaya era un candidato
EL AGRAAISMO
sin arraigo y carente de trayectoria po­
litica en el estado. Efectivamente, las
impugnaciones al candidato obrego­
nista no eran simples falacias o inven­
ciones de quienes se oponfan a su no­
minaci6n. En realidad, la carrera poli­
tica y militar del general Amaya ­quien
era oriundo de Durango­ habia trans­
currido lejana a la vida politica de la
entidad, en otros sitios del pals y por
lo general bajo el mando y protecci6n
del hombre de Huatabampo. 23
23
Juan Gualberto Amaya naci6 en Santa Ma­
ria del Oro, Durango. Se incorporo a las filas
del Ejercito Constitucionalista bajo las 6rdenes
de AlvaroObregon. Adherente del Plan de Agua
Prieta, al termino de la lucha armada continua
en las filas del ejercito federal. Obtuvo el norn­
ROJO DE LAS LLANURAS DURANGUENSES
179
No obstante el rechazo generaliza­
do a la imposici6n de Amaya por parte
de las organizaciones politicas locales,
el general Obreg6n mantuvo la deter­
minaci6n de sostener su candidatura y
de guiar sus pasos hasta la gubernatu­
ra de la entidad. El refrendo de su pa­
trocinio politico hacia el general Ama­
ya qued6 de manifiesto durante el re­
corrido que Obregon realize por el es­
tado de Durango como parte de su
campafi.a electoral en el mes de abril
de 1928, al participar conjuntamente
en dtversos actos y mitines electorales
en varias poblaciones, asi como en la
capital duranguense, ratific6 abierta­
mente el respaldo hacia su favorite. Sin
embargo, al mismo tiempo pudo ad­
vertir la escisi6n que se habia product­
do entre los grupos politicos duran­
guenses, el escaso entusiasmo de la
poblaci6n ante la carnpafia electoral
de su protegido y los contratiempos
que este tuvo que enfrentar para for­
malizar su postulaci6n como candida­
to. Ninguno de los parridos existentes
en la entidad habia aceptado nomi­
narlo, por lo que Amaya y el reducido
grupo de seguidor:es que apoyaban su
candidatura se habian vista en la im­
periosa necesidad de constituir en for­
ma urgente su propia organizaci6n po­
litica. Por supuesto, el registro formal
del partido de los "amaya­obregonis­
tas" se resolvi6 en forma expedita y sin
tropiezo alguno, surgiendo asi, en unos
bramiento de general de brigada durante la
carnpana contra el movimiento "delahuertista".
Jefe de Operaciones Militares entre 1925 y 1928
en los estados de Coahuila, Puebla y Oaxaca,
hasta antes de su nominaci6n como candidate a
gobemador no habla sido designado para ocu­
par ningun cargo de elecci6n pubhca.
180
cuantos dias, el partido que postularia
al general Amaya a la gubernatura y al
general Obregon a la presidencia de la
republica: el Partido Reconstructor Du­
ranguefio,24
Ante la deter~inaci6n
politica im­
puesta desde el Olimpo obregonista, la
Alianza de Partidos por el Bien de Du­
rango, el Sindicato de Campesinos Agraristas y la Confederaci6n de Sindicatos
de Obreros y Campesinos, asi como
otras organizaciones politicas regiona­
les, resolvieron enfrentar electoralmen­
te la candidatura de Amaya, posrulan­
do su propio candidato al gobiemo de
la entidad; pese a que ello entrafiaba
un abierto desafio al poder del caudillo,
el cual ­nadie lo dudaba­ alcanzaria
otra vez en breve tiempo el mando pre­
sidencial. Para hacer efectiva y concre­
tar dicha iniciativa electoral, los par­
tidos "aliancistas" y las organizaciones
sociales y politicas coligadas, llamaron
a la celebraci6n de la Convenci6n Ge­
neral de la Alianza de los Partidos por
el Bien de Durango que se llev6 a efec­
to el 20 de mayo de 1928 en el Teatro
Principal de la capital del estado. Con­
tando con la presencia de centenares
de obreros y campesinos pertenecien­
tes a las organizaciones aliadas que se
movilizaron desde diversos lugares de
la entidad y, segun sus convocantes,
con una asistencia superior al acto de
postulaci6n del "candidato oficial", la
Convenci6n acord6 nominar como su
candidato a gobemador al constituyen­
24
Solicitud de registro del Partido Recons­
tructor Duranguefio ante la Secretarla de Go­
bernaci6n. Durango, 12 de junio de 1928, AGN,
fondo Direccion General de Gobiemo, serie Par­
tidos politicos, vol. 4, exp. 2.312(7)­21.
CESAR NAVARRO GALLEGOS
te Alberto Terrones Benitez. 25 Ademas
de esta nominaci6n, la Convencion de­
sign6 candidatos a la legislarura local y
al Congreso de la Uni6n entre los inte­
grantes de los partidos que conforma­
ban la Alianza. Por los comunistas del
Partido Duranguerio del Trabajo fue­
ron designados Fortino H. Aragon y].
Guadalupe Rodriguez para contender
a diputados federates.
Los partidos convencionistas acor­
daron, asimismo, enarbolar la candida­
tura presidencial del general Alvaro
Obregon, sefialando que lo hadan en
raz6n del apoyo que el sonorense ha­
bfa otorgado a los campesinos duran­
guenses para la restitucion de tierras y
la fundaci6n de ejidos durante su ejer­
cicio al frente del ejecutivo nacional,
asf Como por SUS multiples meritos re­
volucionarios. Es probable que median­
te el pronunciamiento en favor de Obre­
gon, ademas, los partidos coligados bus­
caran evitar o atemperar el conflicto
con el caudillo. Entendian, sin duda,
que al rechazar y luchar en contra de la
candidatura de Amaya se habian insu­
bordinado a sus designios.
En cuanto se puso en marcha la cam­
paiia electoral de los Partidos de la Alianza, el grupo obregonista comandado
por Amaya se dio a la tarea de denun­
ciar publicamente, asi como ante el
Centro Director Obregonista y el pro­
pio caudillo, que la postulaci6n de Te­
rrones Benitez y la lucha electoral em­
prendida por dichos partidos no eran
sino el resultado de una confabula­
ci6n orquestada entre el gobernador
Enrique C. Najera, la legislatura local
is Terrones,Anecdotario, 1986, pp. 18­19.
y los partidos "aliancistas", cuyo obje­
tivo de fondo era socavar la campafia
presidencial de Obregon en la enti­
dad. Sostenian que el gobernador, en
forma velada, apoyaba politicamente y
financiaba con recursos del erarlo
publico la actividad del grupo oposi­
tor. Un argumento mas que utilizaron
para acreditar la supuesta conjura "an­
tiobregonista", fue el recordatorio de
la postura sostenida por el licenciado
Alberto Terrones Benitez y el general
Jesus Agustin Castro cuando ambos
eran senadores por Durango y forma­
ban parte del Bloque Antirreeleccio­
nista que se opuso a las reformas que
abrieron el camino a la reelecci6n. Co­
mo hemos sefialado, estos eran los
principales dirigentes del Partido So­
cialista de Durango, integrante de la
Alianza, y el ex diputado constituyence
Terrones, su candidato a gobernador.
Sin embargo, las principales baterfas
de Amaya y su grupo estaban dirigidas
en contra del "grupo de agitadores" del
Partido Duranguerio del Trabaio; con
gran irritaci6n delataban "la labor de
desorientaci6n y engafio" que este de­
sarrollaba entre los obreros y campesi­
nos de la entidad. Simultaneamente, en
forma secreta, pidieron al caudillo in­
tervenir "a la mayor brevedad posible"
para atajar la carnparia electoral de sus
adversarios. 26
Mucho antes de lo esperado, el Mac­
beth de Huatabampo empez6 a mover
los hilos de la polftica duranguense
26
General Juan Gualberto Amaya al Centro
Director Obregonista. Durango, 21 de mayo de
1928, AGN, fondo Direcci6n General de Gobier­
no, Serie Elecciones para gobernador, vol. 227,
exp. 2.311G(7)­l.
EL AGRARISMO ROJO DE LAS LLANURAS DURANGUENSES
181
con la mano .que aun le quedaba. Ape­
nas cinco dias despues de realizada la
Convencion, los partidos de la Alianza
rectbieron la primera serial de adver­
tencia de Obregon, mediante la cual
dejaba en claro que no estaba dispues­
to a ceder en su ernpefio de imponer
en el gobierno local a su aliado y se­
guidor, el general Amaya. Ast, "por or­
denes superiores" ­nunca se preciso
por parte de quien o quienes­, se hizo
presente en la capital duranguense, al
mando de un destacamento militar, el
general de division Gonzalo Escobar,
jefe de Operaciones Militares en la re­
gion lagunera. Tras celebrar una breve
y urgente reunion con el general Fran­
cisco Urbalejo, jefe de Operaciones Mi­
litares en Durango, el general Escobar
asumio el control militar de la entidad.
A contlnuacion, sosruvo una entrevista
con el gobemador Enrique C. Najera y
al finalizar esta, en la media noche del
26 de mayo de 1928, el gobernador
anunci6 su renuncia, advirtiendo que
su decision era totalmente "voluntaria"
y sin que hubiese existido presion o
emplazamiento alguno por parte del
general Escobar. Luego, previo acuer­
do entre este y nueve de los quince
diputados ­es decir, la fracci6n "ama­
yaobregonista"­, el Congreso local acep­
to sin mayor tramite la renuncia de
Enrique C. Najera. Por mera coinciden­
cia el nombramiento
de gobernador
substituto recay6 en el diputado Jose
C. Aguirre, representante
por Santa
Maria del Oro, paisano y compadre del
general Amaya.
Los partidos de la Alianza y las orga­
nizaciones obreras y agrarias que res­
paldaban la campafia electoral opost­
tora, aseveraron sin tardanza que la
182
salida de Najera constitufa en realidad
"un cuartelazo militar" y que la artera e
ilegal intervenci6n del general Escobar
representaba una flagrante violaci6n a
la soberania de la entidad. Advertian
que mediante esa burda maniobra los
seguidores de Amaya pretendian dis­
poner de todos los engranajes electo­
rates para impedir el triunfo del pueblo
duranguense en las pr6ximas eleccio­
nes, y que los amayistas habian tenido
que recurrir a tal patrafia debido al
inexistente respaldo popular hacia su
candidato y para frenar la "arrolladora"
campafia de los obreros y campesinos
al lado de· 10s candidatos de la "Alian­
za". A la vez, calificaban de ilegal el norn­
bramiento del gobernador sustituto
aprobado por el Congreso. Concluian
que al haberse violentado la soberania
y la Constituci6n de la entidad por par­
te de los mandos militares y la propia
legislatura local, habian dejado de exls­
tir los poderes politicos en el estado. 27
Como es de suponer, Amaya y sus
partidarios rechazaron las acusaciones
vertidas por los partidos de la Alianza y
negaron tajantemente
que el "pun­
donoroso" general Escobar hubiese in­
tervenido para destituir al gobernador
Enrique Najera. Afirmaban que tales
infundios no eran sino producto de las
malevolas y bastardas ambiciones de
Terrones Benitez y del grupo de "agita­
dores" que lo rodeaban. 28 Por su parte,
el gobierno federal, ante estos sucesos
27
Manifiesto al pueblo de Durango. Alianza
de Partidos por el Bien de Durango. Durango,
31 de mayo de 1928, en ibid.
28
Partido Reconstructor Durangueflo al pue­
blo de Durango. Durango, 28 de mayo de 1928,
en ibid.
CESAR NAVARRO GALLEGOS
SECOENClfi
Revistadehistorjaycienciassociales
183
SECOENClfi
Revistadehistorjaycienciassociales
politicos, y pese a la denuncia y solici­
tud que los partidos de la Alianza hi­
cieron para que interviniera en la solu­
ci6n del conflicto, opto por la com­
plicidad del silencio. Mientras tanto y
al cobijo de las situaci6n que se pre­
. sentaba en la entidad, las bandas criste­
ras que se mantenian levantadas en ar­
mas arreciaron el hostigamiento y los
ataques en contra de los ejidos y los
poblados agraristas, especialmente ha­
cia aquellos vinculados a la confedera­
ci6n "roja'' y al Partido Durangueno del
Trabajo. Tan solo en el municipio de la
capital, durante el mes de mayo, los
alzados en nombre de Cristo Rey eje­
cutaron a once agraristas y dejaron de­
cenas de heridos.29
Todas estas circunstancias y conflic­
tos politicos condujeron a los partidos
integrantes de la Alianza a sefialar que
no existian las condiciones politicas ni
las minirnas garantias juridicas para
continuar en la campafia para la reno­
vaci6n de gobernador y de Congreso
local. Aducian que habian desapareci­
do los poderes politicos y que la enti­
dad se encontraba bajo control militar.
A traves de un manifiesto publicado el
31 de mayo de 1928 informaban su de­
terminaci6n de retirarse de la contien­
da y seguir luchando para detener
el viciado proceso electoral y lograr el
restablecimiento del regimen constitu­
cional en el estado. 30
Sin embargo, de nada sirvieron los
cuestionamientos y el retiro de la Alian­
za para detener el proceso electoral.
Las elecciones se llevaron a cabo en
la fecha programada (10 de junio de
1928). Con la declinaci6n de Terrones
Benitez y los dernas candidatos de la
Alianza, el general Amaya y sus correli­
gionarios practicamente quedaron sin
adversarios. 31 Solo tuvieron que con­
tender con la debtl y casi inexistente
candidatura del coronel Juan B. Fuen­
tes, quien a ultima hora fue nominado
a la gubernatura por el Partido Liberal
Nacionalista, organizaci6n que agrupa­
ba al pequefio reducto de seguidores
del antiguo carrancista Domingo Arrie­
ta. Como era de esperarse, el partido
de Amaya obtuvo un triunfo arrasador.
Al contabilizarse los votos para gober­
nador, al candidato del obregonismo
se le asignaron mas de 35 ·ooo votos,
en tanto que a su "contendtente"
le
fueron reconocidos solo 800; igualrnen­
te se anunci6 que todos los candidatos
a diputados del Partido Reconstructor
habian "triunfado en forma amplia e
inobjetable".
Tras la celebraci6n de los comicios
locales, los partidos de la Alianza em­
prendieron la lucha por su nulificaci6n.
A traves de multiples actas de protesta,
proclamas y manifiestos, demandaron
al ejecutivo federal para que mediara
en la emisi6n de una nueva convocato­
Los campesinos agraristas ejecutados por
los cristeros pertenecian al poblado de Duraz­
no del municipio de la capital. Vease A mis ami­
gos, correligionartos y compafiero de lucha. Al­
berto Terrones Benitez, en ibid.
30
Manifiesto al pueblo del estado. Comite
Ejecutivo de la Alianza de Partidos por el Bien
de Durango. Durango, 31 de mayo de 1928, en
ibid.
31
La expulsi6n de Enrique Najera de la gu­
bernatura trajo consigo el derrumbe y desapari­
ci6n del Partido Revolucionario Durangueiio.
Por ende, dicho partido ya no particip6 en los
comicios locales y federales celebrados en el ve­
rano de 1928.
29
184
CESAR NAVARRO GALLEGOS
SEC<IENClf!
Revis1adehistoriaycienciassociales
ria ·para la realizaci6n de nuevas elec­
ciones. En uno de los documentos que
hicieron llegar al presidente Plutarco
Elias Calles y en el que se sintetizaban
las demandas de la Alianza, le pedian
declarar desaparecidos los poderes en
la entidad, designar un gobernador
provisional y convocar de nueva cuen­
ta a elecciones, ya que solo de esa ma­
nera "el pueblo de Durango podrla
ejercer el sufragio efectivo y, (mica­
mente entonces, obtendria la justicia
que hoy reclama".32 Expresaban que
dicho clamor contaba con el respaldo
de los 60 000 campesinos y obreros
integrantes de las organizacionesy par­
tidos de la Alianza. Sin embargo, cam­
poco volvieron a obtener respuesta al­
guna del general Calles. Ademas, la
campafi.a emprendida por la Alianza
para nulificar los resultados electorales
ernpezo a evidenciar senates de frac­
tura: el diputado local del Partido Du­
ranguefi.odel Trabajo, Santos Marrero,
defeccion6 de las filas comunistas para
unirse al bando del general Amaya,y el
candidato a gobemador postulado por
la Alianza,el licenciado Terrones Beni­
tez, dej6 "colgados de la brocha" a sus
partidarios al abandonar la entidad.33
'
32
Alianza de Partidos por el Bien de Duran­
go. Al pueblo del estado, Durango, 15 de agosto
de 1928, AGN, fondo Direcci6n General de Go­
bierno, serie Elecciones para gobemador, vol.
227, exp. 2.311G(7)­l.
33 El propio Terrones Benitez explic6 con
posrerioridad el motivo de su abandono de la
lucha electoral: el jefe del Estado Mayor del
presidente Calles, por via telef6nica y por ins­
trucciones del propio presidente, le pidi6 ale­
[arse de la contienda politica y salir del estado
de Durango, a Jo cual accedi6 el constituyente.
Sin embargo, anos mas adelante, Terrones Be­
nitez invent6 una nueva version: que habia sido
Por ende, la responsabilidad de seguir
luchando en contra de Amayay correr
los riesgos que entrafiaba seguir en­
frentando a las triunfantes huestes del
obregonismo, tuvo que ser asumida
por los comunistas y las organizaciones
obreras y agrarias que estos diriglan.
Tres semanas despues de la cele­
bracion de las elecciones locales y sin
cambio alguno en la situacion politica
que privaba en la: entidad, se efecrua­
ron las elecciones federales (1 de julio
de 1928), en las que resultaron nueva­
mente triunfantes en forma contunden­
te rodos Ios candidatos a senadores y
diputados federates postulados por el
Partido Reconstructor. Por cierto, entre
los representantes electos destacaban
el otrora revolucionario Pastor Rouaix,
convertido ya para entonces en adicto
segutdor del grupo sonorense, asf co­
mo el protegido de Obregon y compa­
dre del general Amaya:Jesus Salas Ba­
rraza, autor material del asesinato del
general Francisco Villa. En cuanto a la
elecci6n presidencial, la maquinaria
electoral manejada por Amaya y los
reeleccionistas tambien opero eflcien­
ternente, segun sus cuentas, el general
Obregon obtuvo mis de 40 000 votos
en la entidad.
Aun cuando las movilizacionesy pro­
testas de los Partidos de la Alianza se
secuestrado por dicho jefe military conducido a
Ziticuaro y Iuego a la ciudad de Mexico en
donde fue puesto en libertad a condici6n de
abstenerse de retornar a Durango y de seguir
participando en los asuntos politicos de la. enti­
dad. No existen evidencias que corroborcn esta
ulrirna versi6n. De acuerdo con lo cxpresado
por sus aliados y correliglonartos de la Alianza,
simplemente se ausent6 de Durango, segura­
mente tras haber pactado con el mensajero del
general Calles.
EL AGRARISMO ROJO DE LAS LLANURAS DURANGUENSES
185
intensificaron en las semanas siguien­
tes con el proposito de evidenciar an­
te el gobierno federal el rechazo exis­
tente en la entidad hacia el general
Amaya e impedir que este asumiera la
gubernatura, la silente actitud del go­
biemo central no se modifico, Adernas,
el inesperado asesinato del general
Obregon vino a precipitar el desenlace
del conflicto politico­electoral que se
vivia en Durango. Ante la incierta y
compleja situacion politica en la que
de pronto se sumergi6 el pais, Amaya
y sus seguidores resolvieron actuar con
celeridad para evitar que se les fueran
de las manos las posiciones politicas
que habian alcanzado al amparo y pro­
teccion del caudillo. Cerca de la media
noche del mismo dia que Obregon fue
ejecutado, el Congreso local =integra­
do mayoritariamente por "amayistas"­
se apresuro a declarar gobernador elec­
to a Juan Gualberto Amaya para el cua­
trienio 1928­1932.34
Como es sabido, a raiz del asesina­
to del general Obregon se produjo la
mas profunda crisis politica de cuan­
tas habia tenido que enfrentar hasta
entonces el regimen posrevoluciona­
rio. La coyuntura politica se torn6 com­
pleja y riesgosa para el propio presi­
dente Calles. Los obregonistas se aglu­
tinaron amenazadoramente
no solo
para exigir la aclaracion del asesinato
del caudillo, sino tambien para reivin­
dicar su derecho y legitimidad para
asumir la conducci6n del pais. Ante la
influencia poHtica y la fuerza de que
34 De los diputados secretarios de la legis­
latura de Durango al presidente Plutarco Elias
Calles. Durango, 18 de julio de 1999, AGN, fon­
do Obregon­Calles, exp. 202­D­5.
186
disponian dentro del ejercito, Calles
debio obrar conciliatoriamente y con
mesura. Por un lado, para asumirse
como el garante de la legalidad consti­
tucional ante todas las facciones poll­
ticas de la "familia revolucionaria" y,
por otro, para evitar que se desborda­
ran las ambiciones en pugna y deriva­
ran en estallidos o sublevaciones con
motivo de la sucesi6n presi<lencial.
Por ende, la posibilidad de que Calles
hubiese intervenido en el conflicto du­
ranguense en los terminos que deman­
daban los Partidos de la Alianza, se tor­
no todavia mas inviable tras la muerte
de Obregon. En medio de tales circuns­
tancias, impedir que Amaya ocupara el
gobierno de Durango hubiese sido
interpretado por la "banda" obrego­
nista como un desafio politico de Ca­
lles. La conjuncion de todos estos fac­
tores y condicionantes politicas fueron
determinantes para frustrar los ernpefios del movimiento social y politico
conformado por las organizaciones ra­
dicales duranguenses, cuyo nucleo im­
pulsor lo constituian los lideres agra­
rios y dirigentes poHticos de filiaci6n
comunista.
De esta manera, y a la vuelta de unos
cuant6s dias, el general Amaya tom6
posesi6n como gobernador constitu­
cional del estado. Las notas de los co­
rres ponsales de El Machete en Du­
rango resenan el elegante y fastuoso
baile con el que Amaya fue agasajado
la noche del 15 de septiembre por la
elite duranguense: hacendados, ban­
queros, comerciantes, Caballeros de
Colony lo mas granado de la "familia
revolucionaria", Asimismo, informan
acerca del estado de placernes y ale­
gria en el que se encontraban los re-
CESAR NAVARRO GALLEGOS
rratenientes y los grupos tradicional­
mente conservadores de la "Perla del
Guadiana" con el nuevo gobernante,
el cual se habia comprometido a po­
ner fin a la acci6n subversiva y disol­
vente de los "agitadores" agraristas y
lideres comunistas. A decir de ellos, se
aprestaban para iniciar una renovada
etapa de "tranquilidad, paz y progre­
so". 35 En tanto, apuntaban, los trabaja­
dores, campesinos agraristas y los mas
pobres, se organizaban para resistlr la
embestida que preparaban el gobiemo
y la ollgarquia duranguense.
En efecto, el perfil autorttario y con­
servador del gobiemo encabezado por
el general Amaya muy pronto qued6
de manlfiesto. La elite econ6mica y los
grandes terratenientes de la vieja oli­
garqufa porfiriana se alzaron como sus
principales aliados. Su red de alianzas
incluy6 ademas a las agrupaciones de
corte clerical y reconocidamente reac­
cionarias como la de los Caballeros de
Colon, a cuyos miembros "obsequio"
el Ayuntamiento de la capital median­
te su decidido apoyo en las elecciones
de diciembre de 1928, ya quienes se
achacaba que encubrfan y financiaban
a los cristeros levantados en armas,
seg(m denunciaron entonces diversos
grupos politicos de la entidad.36
35 El Machete, 24 de septiembre de 1928,
Mexico.
36
Denuncia deJ Partido Ferrocarrilero Uni­
tario ante la Secretaria de Gobernaci6n. Mexico,
D. F., 20 de diciembre de 1928; Liga Nacional
Campesina al ministro de Gobernaci6n, Mexico,
21 de diciembre de 1928, AGN, fondo Direcci6n
General de Gobierno, serie Agrupaciones sindi­
cales, vol. 22­A, exp. 2.331.8(7)­52. Entre los
individuos que se sefialaban como miembros de
los Caballeros de Col6n e integrantes del Ayun­
tamiento de Durango se mencionaba al doctor
En contrapartida, Amaya y su grupo
se ernpefiaron en desmantelar la in­
fluencia social y politica de sus oposi­
tores, particularmente encarrilaron la
confrontaci6n hacia la corriente lidera­
da por Terrones Benitez y las orgaruza­
ciones agrarias, sindicales y partidarias
encabezadas por Guadalupe Rodriguez
y el nucleo de dirigentes comunistas.
De esta manera se inici6 una ststemati­
ca persecuci6n en contra de los grupos
agraristas y campesinos solicitantes de
tierra organizados por los "agitadores
bolshevikis". Varios micleos campesi­
nos fueron despojados de las tierras
que venian ocupando y que mante­
nian en disputa con terratenientes
y
hacendados. En tanto que algunos di­
rigentes campesinos de la Confedera­
ci6n Roja fueron encarcelados bajo el
cargo de supuestos delitos del orden
comun, siempre en perjuicio de ha­
cendados y terrateruentes:
abigcato,
despojo, asalto y robo.
Ast, en diciembre de 1928 fueron
llevados a prision Fortino H. Aragon,
secretario general de la Confederacion;
Francisco Avila, presidente de la Liga
Pro­Luchadores Perseguidos; Lorenzo
Gutierrez, administrador de El Debate,
6rgano periodfstico de la Confedera­
ci6n, y Sixto Fernandez, secretario de
prensa y propaganda del Partido Du­
ranguefio del Trabajo.F
Carlos Leon de la Pena, al ingeniero Julio Gue­
rrero ya Jose A. Martinez.
37 Denuncia de la Liga Nacional Campesina
al presidente Emilio Pones Gil. Mexico, D. F., 21
de diciembre de 1928, en AGN, Direcci6n Ge­
neral de Gobierno, serie Elecciones presidente
municipal, vol. 387, exp. 2.311M(7)­19 y; Sin­
dicato Martires de Chicago al Congreso Local
del Estado de Durango. Guadalupe Victoria,
EL AGRARISMO ROJO DE LAS LLANURAS DURANGUENSES
187
SECOENClfi
Revistadehistorjaycienciassociales
Igualmente, el gobiemo ·y la jefa­
tura de Operaciones Militares, a cuyo
mando seguia el general Urbalejo, em­
prendieron el desarme de ejidatarios y
grupos agraristas que el gobiemo ha­
bia pertrechado desde el afio de 1926
para enfrentar la revuelta cristera. Ello
signific6, segun advirtieron los dirt­
gentes del Partido Duranguefio del Tra­
bajo, dejar inermes a Los campesinos
ante las incursiones de las bandas eris­
teras, pero tambien frente a Los ataques
perpetrados por las gavillas de "guar­
dias blancas" organizadas por los lati­
fundistas, las cuales habian redoblado
las hostilidades hacia el movimiento
agrarista a partir de su desarme. Ade­
mas, ante la supuesta negativa de algu­
nos niicleos campesinos para entregar
las armas, el ejercito ejecut6 a varios
Iideres agraristas pertenecientes a la
Confederaci6n de Sindicatos Obreros
y Campesinos, entre ellos a Fortino
Soto, Cirilo Panuco y Manuel Soto, del
CorniceAgrario de Esperanza, del mu­
nicipio de Pefion Blanco, que fueron
colgados por una partida de federates.
En torno a este caso, los dirigentes de
la Confederaci6n denunciaron que los
campesinos de Esperanza en realidad
fueron asesinados a petici6n y en com­
plicidad con los hacendados a los que
afectaban con su solicitud de dotaci6n
de tierras y no por su resistencia a de­
sarmarse.38
En tanto, en el piano de la politica
nacional, el general Amayay sus corre­
ligionarios en el gobiemo duranguen­
se se habian embarcado en la confor­
Dgo., 24 de diciembre de 1928, en ibid., exp.
2.311M(7)­18.
38
El Machete, 23 de enero de 1929.
188
maci6n de la facci6n obregonista que
se conjunt6 luego de la muerte del cau­
dillo y que rechaz6 someterse al Iide­
razgo de Calles, asf como a las nuevas
reglas politicas que este pretendia im­
poner al conjunto de la "familia revo­
lucionaria". La disidencia obregonista,
integrada por un gran mimero de los
altos mandos del ejercito y un impor­
tante bloque de politicos civiles, lleg6
a la conclusion que Calles ­luego de
la designaci6n de Emilio Portes Gil
como presidente interino y <lei llama­
do para integrar la nueva formaci6n
partidaria­ habia decidido privarlos
de las posiciones politicas que les co­
rrespondian y excluirlos del proceso
mediante el cual se nominaria al can­
didato presidencial para las elecciones
extraordinarias del afio 1929. A partir
de esta postura polftica se fue ges­
tando el alzamiento de los militares
obregonistas. Entre los principales
conspiradores destacaban los gen­
erales Francisco R. Manzo, Jesus M.
Aguirre, Gonzalo Escobar, Fernando
Zertuche y Francisco Urbalejo, [efes de
Operaciones Militares de Sonora,
Veracruz, La Laguna,Estado de Mexico
y Durango, respectivamente, asf como
los gobernadores y tambien generates
Fausto Topete de Sonora y Juan
Gualberto Amayade Durango.
Mientras se afinaban los planes para
la insurrecci6n, la facci6n obregonista
intent6 encubrir sus verdaderos pro­
p6sitos mediante la postulacion del
licenciado Gilberto Valenzuela como
candidato a la presidencia de la repu­
blica. En funci6n de tal estrategia, el
gobemador Amaya,asi como los dipu­
tados federates y locales duranguenses,
hicieron piiblica su adhesion a la can­
CESAR NAVARRO GALLEGOS
SECOENClfi
Revistadehistorjaycienciassociales
didatura de Valenzuela en diciembre
de 1928, a la vez que se dieron a la ta­
rea de organizar un frente electoral,
encabezado por el Partido Reconstruc­
tor Duranguefio y otros partidos lo­
cales, al que denominaron Confedera­
ci6n de Partidos Obregonistas del · Es·
tado de Durango Pro­Valenzuela.39 Sin
embargo, la ruta que los obregonistas
se habian trazado tenia como primera
estaci6n la sublevaci6n militar puesta
en marcha. Por ello, no fue casual que
al mismo tiempo que en la ciudad de
Queretaro emergfa el Partido Nacional
Revolucionario, esrallaba la revuelta
militar acaudilladapor el general Gon­
zalo Escobar (3 de marzo de 1929),
bajo las consignas emanadas del llama­
do Plan de Hermosillo.40
La excitativagolpista fue secundada
inmediatamente por el gobemador, el
Congreso local, los diputados federa­
les y la mayoria de los ayuntamientos
de la entidad, asf como por la Jefatura
de Operaciones Militares de Durango
que, de facto, desconocieron a los po­
deres de la federaci6n. Los generales
Urbalejoy Amayaasumieron el mando
de las fuerzas militares insurrectas, in·
tegradas por cerca de 2 000 efectivos,
aprestandose para repeler la campafia
militar que el gobierno federal em­
prendi6 para sofocar la asonada esco­
barista. Dado que sus tareas como es­
tratega militar le impedfan seguir al
frente de la gubematura, Amaya soli­
39 Consejo Directivo de la Confederaci6n de
Partidos Obregonistas del Estado de Durango
Pro­Valenzuela al secretario de Gobemaci6n.
Durango, 21 de enero de 1929, AGN, fondo Di­
recci6n General de Gobierno, serie Partidos po­
liticos, vol. 4, exp. 2.312(7)­23.
40
Loyola Diaz, Crisis, 1987, p. 143.
EL
cit6 licencia temporal para separarse
del cargo en tanto la insurrecci6n se al­
zaba triunfante. A propuesta suya, el
"honorable Congreso" duranguense
design6 como gobemador sustituto, al
no menos "honorable" diputado fede­
ral, Jesus SalasBarraza (5 de marzo de
1929).
La lucha de los insurrectos en terri­
torio duranguense muy pronto devino
en un rotunda fracaso.A los primeros
embates, la asonada fue desarticulada
por las fuerzas rnilitares enviadas por
el gobiemo federal.41 Ello indujo a los
generates Amaya y Urbalejo a pactar
una alianza con los jefes de las bandas
cristeras para combatir en forrna man­
comunada a las tropas federales, a
cambio de dotarlos de dinero y arma­
mento. Adernas,los militares insurrec­
tos tuvieron que enfrentar en su pro­
pia retaguardia a los destacarnentos ar­
mados organizadospor los campesinos
agraristas de la Confederaci6n de Sin­
dicatos Obreros y Campesinos de Du­
rango y del Partido Duranguefi.o del
Trabajoque, al llamado del Partido Co­
munista y del gobierno federal, se su­
maron para aplastar la revuelta.42
En muy poco tiempo las fuerzas in­
surrectas fueron expulsadas de la enti­
dad por las tropas federates y los des­
tacamentos agraristas y, semanas mas
tarde, en el territorio de Chihuahua se
producirfa la derrota final de la aso­
nada escobarista. Sin embargo, queda­
ba aun por resolver la guerra cristera
que azotaba a la entidad, la cual habia
41
En cuanto a los hechos de guerra de la re­
vuelta escobarista, vease Meyer, Historia, 1978,
vol. 12, pp. 64­84.
42
Amaya, Gobiernos, 1947, pp. 257­258.
AGRARISMO ROJO DE LAS LLANURAS DURANGUENSES
189
SECOENClfi
Revistadehistorjaycienciassociales
repuntado al amparo de los aconteci­
mientos politicos de los meses anterio­
res y al apoyo que Amaya y sus aliados
le concedieron. Como era previsible,
el Congreso de la Union declaro desa­
parecidos los poderes politicos en el
estado de Durango. Por su parte, el ge­
neral Amaya, Urbalejo, Salas Barraza, la
mayoria de los integrantes del Ayunta­
miento de la capital y de la diputaci6n
federal, asi como el Congreso local en
pleno, tuvieron que huir hacia el exilio
politico en Estados Unidos. En tanto
que, por esas paradojas y vueltas que
ofrece la vida politlca, el presidente
Portes Gil, a sugerencia de Plutarco
Elias Calles, design6 como gobernador
provisional al licenciado­Alberto Te­
rrones Benitez, justo a quien, unos me·
ses arras, practicamerite
se le habia
impedido contender por el cargo. Apa·
rentemente, los enfrentamientos socia­
les y politicos del pasado inmediato
empezaban a ser remontados. Empero,
otras grietas politicas habian aparecido
dentro del tejido social duranguense, y
al ahondarse producirian nuevas con·
tradicciones y conflictos.
LA PRIMAVERASE TINE DE ROJO.
REPRESION Y DECAPITACION DEL
MOVIMIENTO AGRARISTARADICAL
Con el ascenso de Terrones Benitez al
poder ejecutivo estatal, podria supo­
nerse que el movimiento agrarista y las
fuerzas politlcas que habian actuado
conjuntamente dentro de la Alianza de
Partidos por el Bien de Durango no
solo mantendrian SU unidad de acci6n,
sino que adernas constituirian el prin­
cipal soporte politico del nuevo gobter­
190
no. A la vez este daria marcha arras en
la alianza establecida entre la anterior
administraci6n y las elites economicas,
los hacendados terratenientes y los gru­
pos conservadores de la entidad. Igual­
mente era de suponer que el nuevo
gobiemo desarrollarfa una polftica mu­
cho mas abierta y receptiva en relacion
con las demandas agrarias de miles de
campesinos solicitantes de tierras y
apoyaria la constitucion de ejidos, a la
par que respetaria y haria valer los re­
clamos y derechos de los trabajadores.
Pero, sobre todo, era de esperar que
bajo la gesti6n del ex diputado consti­
ruyente se pondria fin a la politica de
represi6n desatada por la administra­
ci6n de Amaya en contra de los luchado­
res sociales, las organizaciones obreras
y agrarias y los partidos politicos oposi­
tores.
Ello no ocurrio asi. Por el contrario.
A consecuencia de la forma en que evo­
lucionaron los acontecimientos politi­
cos a partir del recambio en el gobiemo,
se desemboc6 en un nuevo y violento
conflicto. Solo que ahora los actores y
adversarios centrales en la confronta­
cion serian las fuerzas polfticas que
anteriormente habian conformado la
Alianza de Partido por el Bien de Du­
rango. Desde el aparato gubernamen­
tal, Terrones Benftez desencaden6 una
nueva oleada represiva en contra del
movimiento agrario y la corriente po­
litica dirigida por los comunistas del
Partido Duranguefio del Trabajo que,
por sus alcances y virulencia, provoca­
rian la virtual disgregacion de este pri­
migenio movimiento libertario y radical
que habia emergido en territorio du­
ranguense durante los primeros afios
del regimen posrevolucionario.
CESAR NAVARRO GALLEGOS
SECOENClfi
Revistadehistorjaycienciassociales
Las causas y explicaciones del viraje
politico que se produjo en la entidad a
principios del afio de 1929, sin duda
estuvieron determinadas en gran me­
dida por los cambios ocurridos en la
situaci6n politica del pais y por la for­
ma como estos repercutieron entre las
distintas corrientes polincas locales. La
fractura poHtica que se produjo a raiz
del asesinato de Obregon, como hemos
serialado, gener6 una modificaci6n
sustancial en la orientacion y en el fun­
cionamiento del bloque gobemante. Al
centralizarse el poder politico nacional
en manos del general Calles, ahora
bajo la forma de "lider maximo de la
revoluci6n", se profundizaron los ras­
gos autoritarios del Sistema politico y
se acentuaron los retrocesos y claudi­
caciones en el proyecto social del regi­
men posrevolucionario, rectificaclones
puestas en marcha y claramente adver­
tibles desde la etapa final de la gesti6n
presidencial callista. Como es sabido, a
partir de 1926 la poHtica agraria de Ca­
lles se caracteriz6 por una drastica dis­
minuci6n en el proceso de restituci6n y
dotaci6n de tierras para la formaci6n
de ejidos y se orient6 hacia la forma­
ci6n de cooperativas y colonias en ma­
nos de propietarios
privados. Igual­
mente, el nacionalismo econ6mico de
su gobierno se fue desvaneciendo
a
partir de los acuerdos y concesiones
otorgadas a las empresas petroleras y
los grupos financieros extranjeros.43
En tanto que debido a su rnaridaje po­
litico con Morones y la CROM, termin6
por distanciarse de otros sectores del
movimiento obrero y reprimi6 violen­
tamente a los movimientos huelgufsti­
43
Carr, Izquierda, 1996, p. 54.
cos organizados par los sindicatos aje­
nos a la central "moronista". 44 Por otra
parte, la conformaci6n del Partido Na­
cional Revolucionario, a la vez que en­
trafio la inclusion de multiples forma­
ciones politicas locales y regionales
dentro del partido de la revoluci6n me­
xicana, significo un proceso de 'per­
secuci6n, exclusion y destrucci6n de
aquellas fuerzas y vertientes politlcas
que intentaron mantener su propio
perfil y autonomia.
Asi, al influjo de las crisis polftica de
1928­1929 y del reordenamiento en el
bloque gobernante, se produjo un vira­
je derechista del regimen revoluciona­
rio, orientaci6n politica que caracteri­
zaria a los sucesivos gobiemos del "ma­
ximato". Par ende, las claves primeras
en el surgimiento del conflicto entre el
gobierno local de Terrones Benitez y
los "rojos", dirigidos por J. Guadalupe
Rodriguez, deben ubicarse como re­
sultantes del giro reaccionario y antia­
grarista que se produjo dentro del blo­
que gobernante en su conjunto, a lo
cual habria que agregar la deuda de
obediencia y fidelidad que Terrones
Benitez contrajo con Calles al conce­
derle este la gubematura. Para el abo­
gado duranguense
la obtenci6n del
cargo fue la medida de equivalencia
para abdicar de su declinante agraris­
mo y su conversion en ejecutor de sus
antiguos aliados.
Sin embargo, es necesario apuntar
que tambien en el otro lado se habia
producido · una serie de reposiclona­
mientos politicos. A partir de la crf tica
al conservadurismo
agrarista del go­
biemo de Calles, la Liga Nacional Cam­
44
Campa, Testimonio, 1978, p. 33.
EL AGRARISMO ROJO DE LAS LLANURAS DURANGUENSES
191
SECOENClfi
Revistadehistorjaycienciassociales
pesina y sus organizaciones regionales
fueron radicalizando sus estrategias de
lucha para obtener la tierra. Ante la
lentitud en los procedimientos de do­
taci6n provisional y definitiva, llama­
ron a los campesinos a no limitar su
accion por la vfa del tramite legal, sino
tambien a ocupar y to mar las tierras
en manos de los terratenientes y a exigir la completa disoluci6n de los lati­
fundios mediante su reparto entre los
campesinos pobres y sin indemniza­
ci6n para sus antiguos propietarios.
Bajo esta orientaci6n y aprovechando
la situaci6n generada por la revuelta
de Amaya y los escobaristas, los dtn­
gentes de la Confederaci6n Roja y del
Partido Duranguefio del Trabajo redo­
blaron las movilizaciones campesinas
por el reparto de tierras y ocuparon
varios latifundios propiedad de indivi­
duos implicadosen la asonada; a la vez,
exigieron del nuevo gobierno local
celeridad en la soluci6n de las dernan­
das campesinas y el rezago agrario. As!
pues, al gobemador Terrones le toco
responder a los redamos campesinos y
enfrentar la acci6n radicalizada del
"agrarismo rojo",
Comunista para constituir una nueva
central obrera de caracter nacional.45
La agrupaci6n duranguense participo
activamente en los trabajos preparato­
rios desplegados hacia finales de 1928
por un conjunto de organizacionesobre­
ras y campesinas que culminaron en la
celebraci6n de la Asambleade Unifica­
ci6n realizada del 26 al 30 de enero de
1929 en la ciudad de Mexico,de la que
surgi6 la Confederaci6n SindicalUnita­
ria de Mexico, La nueva organizacion
agrup6 a varias decenas de federacio­
nes obreras y campesinas estatales, un
importante nurnero de organizaciones
sindicales y la Liga Nacional Campest­
na; proclam6 que su membresia era de
116000 obrerosy cercade 300 000 cam­
pesinos. 46 El programa de lucha de la
CSUM se sintetiz6 en tres consignas:
"Ni un centavo menos de salarios. Ni
un minuto mas de trabajo con periui­
cio de los trabajadores. Ni un obrero
menos en las fabricas, talleres o ha­
ciendas". 47 De esta manera y simulta­
neamente con la intensificaci6nde las
movilizacionescampesinas, se radicali­
zaban las consignasde lucha de la csoc
entre los obreros y sindicatos de Du­
rango a partir de la constituci6n de la
Igualmente, en el ambito obrero y
sindical, la Confederaci6n de Sindica­ CSUM.48
tos de Obreros y Campesinos de Du­
Por otra parte, las organizaciones
rango radicaliz6 su discurso y modifi­ sociales y los partidos politicos duran­
c6 su estrategia de lucha ante las orga­
nizaciones obreras oficialistasy la dase
45
Ibid., pp. 45-46.
patronal. Frente a la degradaci6n sin·
46
Martinez, Historia, 1985, p, 92.
dical y el oportunismo en el que habfa
47
Salazar, Historia, 1938, p. 353.
48
caido la CROM, la confederaci6n duran­
Adernas de la Confederaci6n de Obreros y
guense ­al igual que otras agrupacio­ Campesinos de Durango, participaron en la
nes obreras del pals­, opt6 por des­ fundaci6n de la CSUM varios representantes de
trabajadores ferrocarrileros de la entidad,
ligarse de esa central y sumarse a la ini­ los
principalmente de Durango y G6mez Palacio, a
ciativalanzada por varios Iideres sindi­ traves de la Confederaci6n de Transportes y Co­
cales y dirigentes politicos del Partido municactones.
192
CESAR NAVARRO GALLEGOS
SECOENClfi
Revistadehistorjaycienciassociales
guenses dirigidos por los comunistas
habian detenninado integrarse al fren­
te electoral impulsado por la Liga Na­
cional Campesina y el Partido Comu­
nista para contender en las elecciones
presidenciales del afio 1929. En oposi­
ci6n a la estrategia adoptada en la ante­
rior campafia electoral de apoyar al
candidato presidencial del bloque go­
bernante, la izquierda comunista resol­
vi6 participar en forma independiente
bajo sus propias siglas y programa de
gobiemo y lanzar su propio candidato
a la presidencia de la republica, para
oponerse tanto a Gilberto Valenzuela
como al candldato "callista" que en bre­
ve postularia el PNR. Unas semanas an­
tes de que estallara la revuelta escoba­
rista y de que Amaya fuese botado del
gobiemo local, Ia Confederaci6n de Sin­
dicatos Obreros y Campesinos de Du­
l<lngo, el Partido Revolucionario Ferro­
carrilero de Durango y el Partido Du­
ranguefio del Trabajo participaron al
lado de otras organizaciones sociales y
partidarias, regionales y nacionales, en
la confonnaci6n del Bloque Obrero y
Campesino Nacional, que proclam6
como candidato presidencial al general
Rodriguez Triana.49 Los ejes programa­
ticos aprobados para la campafia elec­
toral del Bloque refrendaron las posi­
ciones izquierdistas que los comunistas
habian adoptado en torno a la lucha
sindical y agraria. Bajo el lema: "iLa tie­
49
Ademas del Partido Comunista de Mexico
y la Liga Nacional Campesina, participaron en la
convencion consntuuva de! Bloque, el Partido
Ferrocarrilero Unitario y sus organizaciones loca­
les, el Partido Unidad Obrera y Campesina de
Veracruz, la Confederaci.6n Obrera de Occidente,
la Federaci6n del Trabajo de Michoacin, entre
otros. Vease El Machete, 26 de enero de 1929.
rra y las fabncas para los trabajadores!
iNo motin politico sino revoluci6n so­
cial! iObreros y campesinos, uniosl", el
BOCN propugnaba rambien por la diso­
luci6n del poder legislativo y su sustitu­
ci6n por asambleas de obreros y cam­
pesinos; abolici6n del poder judicial e
tnstauracion de consejos civiles y pena­
les; sueldo tope para los funcionarios
publicos: dotacion de armamento a los
campesinos; salario minimo de dos pe­
sos diarios en todo el pais, y disolucion
de los Iaufundtos.t"
Diversos autores y analistas que han
abordado el estudio de los movimlen­
tos sociales y de la izquierda mexicana
en la coyuntura politica de finales del
afio 1928 y los primeros meses de 1929,
colnciden en sostener que el repost­
cionamiento politico del PC y las nue­
vas estrategias que puso en practtca en
los distintos frentes de lucha: sindical,
campeslno y electoral, provinieron de
las directrices aprobadas por el VI Con­
greso de la Comintern (septiembre de
1928).51 Afirman que Ia politica "izquier­
dista" ("ultraizquierdista", segun algu­
nos) adoptada por el PC y las organiza­
ciones sociales y partidarias en las que
este influia, deriv6 del giro radical y sec­
tario que se produjo en la Comintem
y que se expres6 en el llamamiento
Martinez, Historia, p. 96.
Bajo el influjo de la revoluci6n de octubre
de 1917 y el Partido Bolchevique Ruso, surgio
en Moscu, en 1919, Ia III Internacional Comu­
nista. A parnr de la fundaci6n de la nueva In­
ternacional Comunista (Comintem) se alento Ia
formaci6n de los partidos comunistas en un
gran numero de pafses de todo el mundo, entre
ellos, el Partido Comunista de Mexico, el cual
desde su fundaci6n en 1919 qued6 adherido a
la Comintem.
50
51
EL AGRARJSMO ROJO DE LAS LLANURAS DURANGUENSES
193
SECOENClfi
Revistadehistorjaycienciassociales
que esta hicieraa los partidos comunis­
tas para profundizar la lucha de clasesy
buscar una salida revolucionariaante la
crisis mundial del capitalismo. 52 En
suma, seftalanque a partir de esa orien­
taci6n se empuj6 a los comunistasme­
xicanos y al movimiento social y poli­
tico nucleado en torno a estos hacia
posiciones sectarias que luego devi­
nieron en actos de provocaciony en un
abterto desafio en contra del regimen
gubemamental.53 Por ende, concluyen
que la represion detonada por el go­
biemo mexicano en contra de los co­
munistas y sus organizaciones, no fue
sino la respuesta hacia su politica de
instigaci6ny provocad6n.
Sin embargo, las posiciones expre­
sadas por estos analistastienden a con­
fundir las causas con los efectos que a
la postre generaron el enfrentamiento
politico entre la corriente comunista y
el aparato gubernamental. Un analisis
mas detenido de los acontecimientos
politicos nacionales, asi como de los
hechos ocurridosen Durangoy en otras
regiones del pais durante los primeros
52
Vease Carr, Izquierda, 1996, p. 56; Cor­
dova, Reoolucion, 1995, pp. 247­248.
53 Spenser, Triangulo, 1998, p. 206. Esta
autora, adernas de reiterar la afirmaci6n de que
existi6 un intento insurreccional del PC en la
coyuntura del alzamiento escobarista, llega a
senalar que la insurrecci6n probablemente fue
ordenada por la Comintern. Por otra parte, to­
das las referencias y testimonios utilizados en
torno a los acontecimientos de Durango y en
especial sobre ]. Guadalupe Rodriguez, provie­
nen y presentan solamente la version oficial de
esa htstoria. No obstante la parcialidad mani­
fiesta y la poca credibilidad de sus fuentes, a
partir de estas elabora un conjunto de interpre­
taciones y conclusiones que nos parecen poco
consistentes.
194
meses de 1929, nos demuestran que
aun antes de que se produjera el giro
sectario e izquierdista del PC, y que
este pusiera en practica las estrategias
planteadas por la Comintem que efec­
tivamente orientarian en buena medi­
da la politica desplegada por el PC du­
rante los aftosdel "maximato", desde el
gobiemo ya se habia fraguado y deter­
minado movilizarla politica de repre­
si6n dirigida a los movimientos radi­
cales y de izquierda. Creemos que los
ongenes reales del conflictodeben ser
ubicados y explicados fundamental­
mente a partir del giro conservador y
derechista del "regimen de la revolu­
ci6n mexicana" al advenimiento del
"maximato",
La revision de los acontecimientos
ocurridos en Durango luego del levan­
tamiento escobarista y el examen de la
posiciones asumidas por los comunis­
tas localesy las organizacionesen don­
de estos poseian una influenciadecisi­
va, nos parece que aportan evidencias
y material relevante para conformar
un analisis mas consistente y de con­
junto sobre la actuaci6n de la izquier­
da mexicanay el movimiento obrero y
campesino en la coyuntura politica del
ario 1929.
Desde el momento mismo en que
Gualberto Amaya puso en marcha la
sublevacion"escobarista"en territorio
duranguense, la Confederaci6nde Sin­
dicatos Obreros y Campesinos, el Par­
tido RevolucionarioFerrocarrilero y el
Partido Duranguefio del Trabajo con­
denaron resueltamente la "asonada
reaccionaria y clerical" y llamaron de
Inmediato a sus miembros a organi­
zarse en destacamentos armados para
combatir a las fuerzas infidentes y a los
CESAR NAVARRO GALLEGOS
SECOENClfi
Revistadehistorjaycienciassociales
195
SECOENClfi
Revistadehistorjaycienciassociales
grupos cristeros que se habian sumado
a la rebeli6n. Los dirigentes de la Con­
federaci6n y el PDT se desplazaron rapi­
damente hacia las regiones en donde
se ubicaban los principales contingen­
tes campesinos y de trabajadores rura­
les pertenecientes
a dichas organiza­
ciones. En cuesti6n de dias aparecieron
decenas de guerrillas de los "agraristas
rojos", principalmente en la zona Ila­
nera y rumbo a la comarca lagunera. La
jefatura y conducci6n del movimiento
armada de los campesinos agraristas
recay6 en manos de su principal diri­
gente y organizador: J. Guadalupe Ro­
driguez. 54 Los destacamentos campe­
sinos adoptaron la tacnca militar gue­
rrillera, atacando principalmente la re­
taguardia de las fuerzas comandadas
por Amaya y Urbalejo. La acci6n de los
agraristas result6 vital para que el eier­
cito federal pudiera derrotar a los mi­
litares alzados. A consecuencia del sa­
botaje realizado por los destacamentos
campesinos en contra de los puentes y
vias ferreas, los militares insurrectos
no pudieron recibir pertrechos o ser
auxiliados con tropas enviadas por el
general Escobar desde La Laguna. 55
Las acciones ernprendidas por los
confederados y comunistas duranguen­
ses respondian, ademas, al llamamien­
to que hiciera la direcci6n nacional del
Partido Comunista (5 de marzo de 1929)
a los obreros y campesinos del pals
para combatir el alzamiento y organi­
zar sus propios contingentes para lu­
char en contra de la reacci6n. En dicho
manifiesto seftalaban que debia ext­
girse al gobiemo federal y a los gobier­
54
Campa, Testimonio, 1978, p. 68.
ss Amaya, Gobiernos, 1947, p. 254.
196
nos locales la entrega inmediata de ar­
mamento a las organizaciones obreras y
campesinas para combatir, junto a las
fuerzas leales al gobierno, a las tropas
de la rebelion; la depuraci6n inmedia­
ta del ejercito federal y la eliminaci6n
de todos los elementos enemigos de la
clase trabajadora; la disoluci6n de las
haciendas y latifundios y proceder a la
entrega de las tierras y de la maquinarta
agricola entre los peones y campesi­
nos pobres y sin tierra; establecer el
control obrero de fabricas y centros
industriales a traves de la constituci6n
de comttes de fabrica para vigilar la
producci6n y hacer respetar los dere­
chos de los trabajadores: reclamar el
apoyo para disponer de locales para
organizar asambleas y mitines en con­
tra de la rebeli6n; declarar disueltas y
fuera de la ley a las asociaciones cleri­
cales y reaccionarias, tales coma la Liga
Nacional de Defensa Religiosa y los
Caballeros de Colon; asi como la forma­
ci6n en todo el pais de Comites Obre­
ros y Campesinos contra la Reacci6n.56
Por su pane, el gobierno nacional, ante
la necesidad de contar con el apoyo
de las masas campesinas y obreras y de
sus organizaciones para aplastar la su­
blevaci6n, acept6 la formaci6n y el auxi­
lio de los destacamentos que se orga­
nizaron en distintos lugares del pais y
procedi6 a dotarlos de. armas y muni­
ciones.
Mediante la acci6n mancomunada
del ejercito federal y las "fuerzas reglo­
nales campesinas" integradas por los
agraristas, en muy poco tiempo se de­
rroto a las tropas sublevadas por Amaya
y Urbalejo y se logr6 expulsarlas de la
56
El Machete, 9 de marzo de 1929.
CESAR NAVARRO GALLEGOS
SECOENClfi
Revistadehistorjaycienciassociales
entidad. Hada finales de marzo de 1929
la asonada escobarista estaba superada,
y desde el gobiemo federal se habian
designado nuevas autoridades civilesy
militares. Como ya se ha expuesto, el
licenciado Terrones Benitez asumi6 la
gubematura y el general Manuel Me­
dlnaveytia tom6 el mando de la Jefa­
tura de Operaciones Militares. Sin em­
bargo, la revuelta de los generales obre­
gonistas habia propiciado y favorecido
el repunte de la sublevaci6n cristera
que venia operando dentro del territo­
rio duranguense. Las incursiones y ata­
ques de las bandas cristeras en contra
de poblaciones, ejidos y ciudades se
multiplicaron.
La revuelta cristera pudo reactivarse
gracias al pacto que habian establecldo
los principales cabecillas cristeros con
Amaya y Urbalejo para luchar manco­
munadamente en contra del gobiemo
federal y los agraristas, asi como por el
refuerzo de las subvenciones economi­
cas y el apoyo politico que diversos
individuos y grupos les otorgaban en
forma encubierta. La alianza con los
cristeros fue buscada por los generales
obregonistas desde el inicio de su le­
vantamiento. En un manifiesto dirigido
al pueblo de Durango por el general
Urbalejo (6 de marzo de 1929), al refe­
rirse a los "grupos de gente que seen­
contraban en las montafias" les indic6
que la causa por la que peleaban esta­
ba incluida en las banderas de la rebe­
li6n, a la vez que ofreda otorgarles
toda clase de garantias, apoyo y trato
de amigos de la causa a todos aquellos
que se unieran a sus fuerzas.57 Por su
parte, el general Amaya,en el transcur­
57
Meyer, Cristiada, 1973, p. 286.
so de la revuelca, se desplaz6 a la sie­
rra para conferenciar con el jefe eris­
tero Acevedo, el cual acampaba al lado
de sus fuerzas en las cercanias de la
poblaci6n de El Saito, para acordar la
movilizacion de las huestes cristeras
hacia la capital duranguense y planear
las acciones de guerra que ernprende­
rian en otras regiones de la entidad,
asl como para entregarles nuevas do­
taciones de dinero y armamento.58 En
efecto, gracias a los perterchos reel­
bidos, los rebeldes cristeros lograron
ocupar la ciudad de Durango por es­
pacio de un dia y medio (del 13 al 14
de rnarzo), la cual quedo a su alcance
luego de que Amayay sus menguadas
tropas la abandonaron ante el inmi­
nente arribo del ejerctto federal.
Por tanto, las tropas federales que
habian ocupado la entidad, asi como
los destacamentos agraristas, debieron
continuar en pie de lucha para conte­
ner y aplastar la revuelta que los eris­
teros mantenfan por su cuenta. Ante
los llamamientos que el gobiemo hizo
a las masas campesinas para integrarse
a la lucha en contra de la reacci6n cle­
rical, pronto se multiplicaron los con­
tingentes que demandaron poner las
armas en sus manos. Dada la amplitud
de su base social y la influencia que
habian alcanzado las organizaciones
dirigidas por los comunistas entre las
masas campesinas, la mayor parte de
los contingentes armados que llegaron
a organizarse estaban vinculados a la
Confederaci6n de Sindicatos Obreros y
Campesinos y al Partido Duranguefio
del Trabajo.Por ende, el movimientoen­
cabezado por los comunistas, los cua­
58
Amaya, Gobiernos, 1947, p. 256.
EL AGRARISMO ROJO DE LAS LLANURAS DURANGUENSES
197
SECOENClfi
Revistadehistorjaycienciassociales
les habfan designado como "Estado Ma­
yor" de su milicia a J. Guadalupe Rodri­
guez, Joaquin Antuna y Sixto Fernan­
dez,59 se alzo en la entidad como la
principal fuerza en contra de la con­
tienda anticristera.
Empero, el movimiento agrarista no
solo se habia propuesto participar al
lado del gobiemo para colaborar en la
derrota de Amaya o de las fuerzas eris­
teras. Desde el inicio de su moviliza­
cion, los contingentes campesinos in­
corporaron su propio programa y pro­
positos de su lucha. Para los dirigentes
comunistas no solo se trataba de de­
rrotar politica o militannente a las fuer­
zas de la reaccion, sino de avanzar en
el mejoramiento de las condiciones de
existencia de las masas obreras y cam­
pesinas. La movilizacion agrarista de­
beria lograr slmultaneamente
la des­
truccion de los latifundios y proceder a
su reparto entre los peones y campe­
sinos sin tierras: la restiructon de tie­
rras a los pueblos y ejidos que habian
sido despojados por los propietarios
latifundistas, y garantizar salarios ade­
cuados para los obreros y los trabaja­
dores agricolas.
Bajo estas directrices, el gobierno
local debi6 enfrentar los reclamos de
multiples grupos campesinos que de­
mandaron la inmediata confiscaci6n y
reparto de las propiedades de aquellos
individuos que habian participado
o apoyado la sublevaci6n de Amaya o
que habian sido identificados como
patrocinadores
de los crlsteros.P'' En
59
Del gobernador de! estado al presidente
de la republica. Durango, 30 de abril de 1929,
AGN, fondo Emilio Portes Gil, exp. 1/847.
60
La Federaci6n de Sindicatos Obreros y
Campesinos de la Region Lagunera pertene­
198
tanto, otros grupos campesinos ocupa­
ron varios ranchos y haciendas de quie­
nes habian huido o fueron expulsados
de la entidad por los cargos arriba se­
fialados. Entre las propiedades tomadas
por los agraristas podemos mencionar
a la hacienda de Santa Elena en el mu­
nicipio del Mezquital, propiedad de los
espafioles Juan e Ignacio del Castillo;
dos haciendas propiedad de Luis Gu­
rrola, ubicadas en el municipio de la
capital; dos ranchos ganaderos del ge­
neral Amaya, pertenecientes al munici­
pio de Canatlan; un rancho propiedad
del general Urbalejo, ubicado en el mu­
nici pio de Durango, y una hacienda
ubicada en Suchil, propiedad de Mi­
guel Puente.61
El despliegue del movimiento cam­
pesino y la radicalizaci6n de sus exi­
gencias agrarias empezaron a ser vis­
tos con temor y desconfianza no solo
por las clases propietarias, sino adernas
por el gobiemo local. Ante el riesgo de
que los agraristas siguieran ampliando
las demandas de afectaci6n de otros
latifundios y propiedades o que pro­
cedieran a su ocupacion, un gran nu­
mero de duefios de haciendas recurrie­
ron a Terrones Benitez para dernan­
darle que pusiera fin a las "tropelias y
actos fuera de la ley'' que, segun estos,
ciente a la Confederaci6n de Durango, solicit6
al .gobierno expropiar varias haciendas propie­
dad de extranjeros, entre ellas del espariol Jose
Cueto, a quien se acusaba de haber apoyado al
general Escobar. Federaci6n de Sindicatos Obre­
ros y Campesinos de Durango al rrunistro de
Guerra. Gomez Palacio, Dgo., 21 de marzo
de 1929, en ibid., exp. 3/343.
61
Del gobernador provisional del estado de
Durango al presidente Portes Gil. Durango, 22
de abril de 1929, en ibid., exp. 3/343.
CESAR NAVARRO GALLEGOS
SECOENClfi
Revistadehistorjaycienciassociales
venfan cometiendo las Defensas Re­
gionales bajo el pretexto de su partici­
paci6n en el aplastamiento de los es­
cobaristasy cristeros, ademas de exigir
su inmediato desarme. Asimismo, de­
nunciaban el "grave peligro" que re­
presentaba la creciente y perniciosa di­
fusion de las ideas y de la propaganda
comunista entre los campesinos duran­
guenses, por lo que igualmente exi­
glan cortarla de tajo para impedir la
"formaci6n de un infierno bolchevi­
que como el que arruino a Rusia".62
Por su parte, el gobernador Terro­
nes Benitez muy pronto tambien em­
pez6 a distanciarsede sus antiguosalia­
dos y a hacer suyas las mismas criticas
e infundios propalados por los terrate­
nientes y los grupos mas reaccionarios
de la entidad. Ante la disyuntivade res­
paldar el movimiento y las demandas
de las masas campesinas o garantizar la
paz socialy la estabilidaddel "regimen
revolucionario", en los terminos poli­
ticos dictados por el nuevo "jefe mi­
ximo" y que ahora tarnbien eran com­
partidos por las elites duranguenses, el
ex constituyente determin6 convertir­
se en la punta de lanza en contra del
agrarismo radical y las organizaciones
hegemonizadaspor los comunistas.Asf,
a la vez que reconstrufa la alianzaentre
las elites y el "regimen de la revolu­
ci6n" en Durango, alianzaque se habia
deteriorado y puesto en crisis a raiz de
los conflictosde los ultimos meses, Te­
rrones, de paso, se aprestaba para eli­
minar a la corriente politica y a los di­
rigentes que lo habian desplazado del
liderazgo del movimiento campesino
62
Jose Fierro a Terrones Benitez. Rodeo, Du­
rango., 2 de mayo de 1929, en ibid., exp. 4/565.
EL AGRAAISMO
y que ahora vefa como sus principales
competidores y adversarios politicos.
De esta manera, los contingentes de la
Confederaci6n "roja" y del Partido Du­
ranguefi.odel Trabajopasaron del cam­
po de los aliadosal de los enemigos del
gobierno duranguense.
Con el prop6sito de controlar y Ii­
mitar la acci6n de los contingentes en
armas, el gobernador interino expidio
varios manifiestos­circulares a traves
de los cuales amenaz6 con recurrir a
las fuerzas militares para desarmar a
todos aquellos campesinos que uttli­
zaran las armas "para provocar cho­
ques por causa de conflictos relacio­
nados con el problema social de tierra
o del trabajo", Igualmente decret6 la
prohibici6n para efectuar requisicio­
nes de pertrechos de guerra, de forra­
jes o de cualesquier otro bien, a la vez
que exigio "respetar y dar protecci6n"
a todas las empresas que constituye­
ran una fuente de trabajo. En tanto, se
orden6 a todos los dirigentes o jefes
de las fuerzas agraristasde cada region
ponerse bajo el mando de los "coman­
dantes de fuerzas regionales" destgna­
dos por el gobiemo.63 En los hechos,
tales disposiciones significaban, en pri­
mer termino, dejar de lado y sin res­
puesta las demandas y reivindicaciones
agrariasque el movimiento campesino
habia planteado al definir su partici­
paci6n en la lucha antiescobarista y an­
ticristera. En segundo lugar, pretendian
someter y desplazar a los dirigentes
63 Circular numero 1. A los [efes de defensas
regionales, compuestas por campesinos agrarls­
tas del estado de Durango, Alberto Terrones Be­
nitez. Durango, 28 de marzo de 1929, en ibid.,
exp. 1/847.
ROJO DE LAS LLANURAS DURANGUENSES
199
agraristas de la conducci6n de su pro·
pio movimiento al intentar ponerlos
bajo las 6rdenes de los jefes designa­
dos por el gobiemo. Pero sobre todo,
transformaban en actos fuera de la ley
y delictivos diversas iniciativas y accio­
nes que los agraristas habian llevado a
cabo. Es decir, se creaba el marco legal
para gobemar la represi6n.
Simultaneamente, Alberto Terrones
desplegaba en forma soterrada ante el
gobierno federal una insistente cam­
pafia de denuncia e instigaci6n en con­
tra de los comunistas. A cravesde repe­
tidas comunicaciones dirigidas al presi­
dente de la republica y a la Secretaria
de Guerra, delat6 la creciente propa­
ganda y actividades desplegadas por la
csoc y del PDT entre las masas obreras
y campesinas y el gran riesgo que ello
representaba para la estabilidad social
y politica de la entidad. Para entonces
(abril de 1929), el gobemador duran­
guense ubicaba en el mismo bando de
"traidores de la revoluci6n" a los eris­
teros, a los escobaristas y a los comu­
nistas. A la vez que informaba que su
gobiemo estaba dispuesto a obrar con
energfa y a tomar las medidas que "las
circunstanciasdemandaran" para poner
fin a la funesta labor que desarrollaba
el grupo de agitadores comunistas di­
rigidos por } . Guadalupe Rodriguez,64
por lo que demandaba al gobiemo y al
ejercito federal adoptar drasticas medt­
das al respecto.
La acci6n represiva pronto fue pues­
ta en marcha por el propio gobemador
64
Alberto Terrones Benitez al presidente
Portes Gil. Durango, 18 de abril de 1929, en
ibid., exp. 3!343/101­R2.
200
en combinaci6n con el general Me­
dinaveytia, [efe de Operaciones Milita­
res en el estado. Al retornar a la ciudad
de Durango la columna campesina in­
tegrada por cerca de 700 agraristas ba­
jo el mando de}. Guadalupe Rodriguez
y otros lideres comunistas, luego de ha­
ber permanecido durante cerca de 20
dias en campafia militar en la region
del Mezquital para perseguir y derrotar
a cerca de 500 cristeros que se habian
refugiado en las serranias,65 todos los
integrantes del destacamento "rojo"
fueron desarmados y despojados de
sus monturas por el ejercito, bajo la
acusaci6n de haber cometido actos de
"indisciplina en campafia". Adernas,
131 de ellos fueron acusados penalmen­
te de los delitos de robo y despojo por
apoderarse de la caballada de varias
haciendas; caballada a la que, ademas,
se denunci6 con gran enojo y escanda­
lo, le habian puesto el "fierro" con el
emblema de la hoz y el martillo. En
tanto que J. Guadalupe Rodriguez, Six­
ta Fernandez y Joaquin Antuna fueron
encarcelados en el cuartel militar de la
capital bajo las mismas acusaciones,
mas los delitos de sedici6n e incita­
ci6n a la rebeli6n. Todos los cargos y
65 Del gobernador de Durango al presidente
de la republica, Durango, 9 de abril de 1929, en
ibid., exp. 1/847/421. En esta misiva el gober­
nador duranguense informa sobre el nurnero
de integrantes de la partida agrarista de los
comunistas que venian parttcipando en contra
de los cristeros en El Mezquital. Tanto el gober­
nador como el jefe de Operaciones Militares ta
calculan en cerca de 700 integrantes. Sin em­
bargo, en informes posteriores a la muerte de
Rodriguez, Terrones modificacl y minlmlzara el
numero de efectivos que participaban en los
destacamentos de la csoc y del PDT.
CESAR NAVARRO GALLEGOS
acusaciones fueron promovidos por el
gobierno local.66
Frente a las airadas protestas de mul­
tiples grupos campesinos de la csoc y
del PDT por la detenci6n de sus lideres
y la intervenci6n de la Liga Nacional
Campesina ante las autoridades federa­
les en demanda de su libertad, asi como
por haberse comprobado la inexisten­
cia de los supuestos delitos cometidos
por la columna agrarista, el gobierno
local se desisti6 de las acusaciones for­
muladas y luego de mas de una semana
de encarcelamiento tuvo que dejar en
libertad a los dirigentes comunistas (26
de abril de 1929). En el propio docu­
mento de desistimiento presentado por
la Procuraduriade Justicia del Estado se
reconocio que el ganado recogido por
lbs agraristas habia sido utilizado para
dotar de monturas al contingente y que
este provenia de la hacienda de Santa
Elena, la cual habia sido incautada por
el gobiemo y los campesinos debido a
que sus propietarios fueron identifica­
dos como c6mplices de la asonada es­
cobarista y ademas estaban coludidos
con los cristeros, y que otros hatos con­
fiscados pertenecian al entonces pro­
fugo general Urbalejo. Igualmente, se
acepto que los actos ejecutados por el
contingente agrarista y sus dirigentes
no podfan ser considerados como de­
lictivos,y mucho menos con el proposi­
to de emprender una sedici6n. Sena­
landose, incluso, que dichas acciones
resultaban explicablesdadas las circuns­
tancias que rodeaban a las
66
Alberto Terrones Benitez al presidente
Emilio Pones Gil. Durango, 30 de abril de 1929,
en ibid., exp. l/847.
masas campesinas ante los atropellos de
que han sido victimas por parte de los
hacendados y de las autoridades civiJesy
milirares que, violando la ley al preten­
der cumplir con sus deberes, traiciona­
ron al supremo gobiemo.67
Al obtener su libertad, los dirigentes
del Partido Duranguefio del Trabajo, a
traves de un manifiesto publico firma­
do por Guadalupe Rodriguez, expusie­
ron y denunciaron las que ellos consi­
deraban como las verdaderas causas de
su encarcelamiento y en el que aler­
taron a sus compafieros sobre futuras
acciones en contra de su organizaci6n:
El dia 26 del corriente a las 19 horas
salt de la prisi6n en donde me tenia
recluida la reacci6n por obra de la
intriga y la calumnia que los caciques y
traidores levantaron en contra mia y de
los companeros Joaquin Antuna y Sixto
Fernandez. La canalla cobarde que nos
ha intrigado en combinaci6n con los
caciques cat6licos de la region llanera
que sostuvieron a Urbalejo y Amayadu­
rante SU nefasto regimen, ha tratado de
echar encima a mi y a mis cornpafieros
todo el lodo que los ahoga a ellos,
pero se han puesto en ridiculo porque
no probaron los cargos calumniosos
que levantaron en mi contra, y st ense­
naron la oreja reaccionaria que les es
imposible ocultar, ya que su mentali­
dad y posici6n econ6mica de pequefios
burgueses los obliga a ser forzosamen­
re enemigos de los hombres que en
Durango hemos defendido siempre [ ... )
las ideas revolucionarias de nuestra cla­
se obrera y campesina. Nuestro destino
67
Acta de pedimento del procurador de [us­
ticia del estado al juez segundo del ramo penal.
Durango, 26 de abril de 1929, en ibid.
EL AGRARISMO ROJO DE LAS LLANURAS DURANGUENSES
201
revolucionario nos ha dado una expert­
e ncia mas en la lucha de clases que
sostenemos en contra del capitalismo
imperialista, y aprovechamos esa expe­
riencia para revelarles a nuestros com­
paneros de lucha que [no] solamente la
reaccion clerical y latifundista se asusta
de nuestro distintivo comunista de la
hoz y el martillo y nos combate con vi­
llania, sino tarnbien las que diciendose
revolucionarios y liberates se han co­
lado en nuestras filas cubiertos coma
lobos con la piel de oveja para traicio­
narnos y colaborar con la reaccion de
todos los matices. Los saludo y quedo
vuestro compafiero de lucha.68
Empero, el retiro de los cargos en
contra de los agraristas de la csoc y
del PDT, asi como la excarcelaci6n de
sus dirigentes, no constituyeron sino
una aparente y breve tregua por parte
del gobierno y la elite terrateniente de
Durango para preparar el golpe defini­
tivo. Solo unos cuantos dfas despues
fue encarcelado en Gomez Palacio otro
dirigente campesino perteneciente al
Partido Durangueiio del Trabajo, Juan
Montes Vera, al que ahora se acus6 de
haber proferido en un mitin "graves
insultos a los hombres representativos
de los movimientos reivindicadores
del pueblo mexicano" (Terrones sere­
ferfa al presidente Portes Gil y por su­
puesto a el mismo) y de realizar activi­
dades de propaganda comunista entre
los miembros del ejercito. A parttr de
este hecho, Terrones Benitez aprovech6
la ocasi6n para reemprender en forma
68
Partido Duranguefio del Trabajo, A todos
los companeros organizados del estado. Du­
rango, 29 de abril de 1929, en ibid., exp. 4/
314, f. 8401.
202
publica su labor de denuncia en "con­
tra de la agitacion insana y disolvente
de los Iideres ultrarradicales en con­
tra de las lnstituciones'', a la vez que
llam6 abiertamente a todas las autori­
dades del estado para que siguieran
cumpliendo
·
con su deber de represion de todo mo­
vimiento desordenado y desoricntador,
que resulta verdaderamente criminal en
las condiciones par las que atraviesa
nuestro pais, al desarrollarse esa activi­
dad dentro del elemento proletario.69
En franca histeria politica, ubic6 co­
mo enemigos iguales a los elementos
"conservadores y a los ultrarradicales":
La naci6n y principalmente nuestro pro­
Ietariado mexicano se debate angus­
tiosamente entre dos extrernismos que
tienen el caracter de verdaderos fana­
tismos: uno se dirige desde Roma y el
otro tiene su asiento en Rusia, ambos
forman dos polos opuestos, [pero] se
tocan y coinciden no solamente para
atacar rudamente y a su modo el go­
bierno constiruido, sino para provocar
al pais graves conflictos ... Si la naci6n
languidece y si el pueblo trabajador se
muere de hambre, no es por culpa del
gobierno o por causa de nuestras leyes,
es par la accion conjunta de estos pro­
yectos de exterminio que en la actuali­
dad desarrollan cada cual por su lado y
a su modo."?
Obrando en consecuencia con sus
propios llamados para intensificar la
69
Declaraciones de Alberto Terrones Beni­
tez a prop6sito de la detencion de Juan Montes
Vera. Durango, 9 de mayo de 1929, en ibid.,
exp. 1/847/421.
70
Ibid.
CESAR NAVARRO GALLEGOS
SECOENClfi
Revistadehistorjaycienciassociales
represion y el exterminio de la corrien­
te comunista, el ex constituyente Te­
rrones Benitez, en complicidad con el
general Medinaveytia, urdieron el com­
plot para eliminar a su principal diri­
. genre, ]. Guadalupe Rodriguez, y una
vez logrado esto, proseguir con la des­
truccion del movimiento social y poli­
tico y de las organizaciones dirigidas
por los comunistas duranguenses. Ape­
nas quince dfas despues de haber sali­
do de prision, el [oven profesor comu­
nista y otros dos mi em bros del PDT,
Francisco Avila y Salvador Gomez, fue­
ron aprehendidos el 12 de mayo por
la policia municipal. Guadalupe Rodri­
guez y Salvador Gomez fueron entre­
gados a las autoridades militares y en­
carcelados en el cuartel ] uarez de la
Jefatura de Operaciones. En tanto que
Avila, quien fungia como presidente
de la Liga Pro­Luchadores Perseguidos,
permaneci6 detenido en los separos
de la Inspeccion de la Policia Munici­
pal. Dos dias despues condujeron a los
prisioneros a las oficinas de la Coman­
dancia Militar, [efatura en donde fue­
ron informados de los delitos por los
que habian sido apreherididos: robo
de parque y armamento del ejercito y
sedicion. Durante el careo correspon­
diente, Francisco Avila aparecio Inusi­
tadamente como testtgo de cargo en
contra de sus compafieros, declarando
que los proplos acusados le habian
confiado estar comprando parque y
armas a un individuo que se encargaba
de vigilar uno de los sittos en donde el
ejercito los almacenaba. La acusacion
de este delator bast6 para que el gene­
ral Medinaveytia y autoridades mili­
tares ordenaran la formaci6n de juicio
sumario en contra de los acusados ba­
jo el cargo de sedicion. Francisco Avila
fue absuelto y puesto en libertad. Ese'
mismo dia (14 de mayo de 1929), el
dirigente comunista ]. Guadalupe Ro­
driguez fue fusilado por un pelot6n
militar en el cuartel Juarez, junto a su
compafiero Salvador Gomez. 71
Por su parte, el gobernador Terro­
nes, tres dfas despues de haber sido
ejecutado el lider agrarista, informaba
al presidente Emilio Portes Gil sobre
el "lamentable acontectmiento" en los
terminos siguientes:
A pesar de que este gobierno obr6 con
la mayor benevolencia en el caso de las
graves irregularidades cornetidas por
los Regionales al mando de J. Guada­
lupe Rodnguez] ... [sin embargo, [ este]
continua su labor sorda de propaganda
entre algunos campesinos que pudie­
ran hacerle eco[ ... ]La forma decidida
en que el senor Rodriguez sostuvo su
propaganda comunista al grado de re­
currir a hechos mas graves, que fueron
comprobados en esta ciudad por la
autoridad militar, ocasiono que fuera
ejecutado recientemente, deplorando
el gobiemo de mi cargo profundarnen­
te este acontecimiento, que demuestra
hasta d6nde pueden llegar los fanatis­
mos y los excesos cuyo desarrollo esta
dirigido por el elemento comunista ha­
cia acontecimientos que ya en otra oca­
si6n he sefialado como de funestas con­
secuencias para la patria.72
No obstante las inumerables con­
denas que por todo el pais
levanta­
se
71
El Machete, 1 de junio de 1929.
Alberto Terrones Benitez al presidente
Emilio Portes Gil. Durango, 17 de mayo de 1929,
AGN, fondo Emilio Porres GiJ, exp. 4/314, f.
72
8401.
EL AGRAAJSMO ROJO DE LAS LLANURAS DUAANGUENSES
203
SECOENClfi
Revistadehistorjaycienciassociales
ron en contra de Alberto Terrones y el
general Manuel Medinaveytia por su
responsabilidad en el asesinato del H­
der campesino comunista y el cumulo
de protestas que se hicieron llegar des­
de el extranjero al gobierno de Portes
Gil por su c6mplice pasividad ante la
ejecuci6n de Rodriguez Favela, jamas
se procedi6 a Investigar y a aclarar el
verdadero fondo de los hechos. Ade­
mas, estos pronto quedarfan subsumi­
dos en el conjunto de los actos repre­
sivos que el regimen del "maximato
callista" desatarfa en contra de la izquierda comunista en todo el pais.73
En tanto, la magnitud del golpe re­
presivo asestado a la dirigencia del
movimiento de los obreros y campesi­
nos organizado por los comunistas du­
ranguenses, mas la violenta persecu­
ci6n y represion a la que fueron some­
tidas sus organizaciones tras la muerte
y desaparici6n de su principal lider, a
la postre terminarian por fracturarlas y
disgregarlas.Los residuos organicos de
la csoc y del PDT, tras la exterminaci6n
de la corriente comunista y la captaci6n
de algunos de sus antiguos Iideres por
el aparato oficial, serian integrados a la
estructura del naciente Partido Nacio­
nal Revolucionario. Con ello se liquida­
73
En un gran numero de expedientes del
fondo Portes Gil del AGN se localizan decenas
de documentos que contienen las protestas y
denuncias efectuadas por grupos y organizacio­
nes nacionales y del extranjero en relaci6n con
los sucesos de Durango y la ejecuci6n de Gua­
dalupe Rodriguez. Como hemos sefialado, ello
gener6 una serie de confhctos internacionales
para el gobierno mexicano. En especial con la
Uni6n Sovietica, lo que finalrnente condujo a
la ruptura de relaclones diplomaticas entre am­
bos paises.
204
ba este precursor y radical movimiento
del campesinado duranguense del si­
glo xx. Sin embargo, como suele aeon­
tecer con todo movimiento social, sus
simientes y raices mas profundas no
desaparecieron del todo. A la vuelta de
unos cuantos afios entroncarian y ha~
brian de encontrar continuidad en la
lucha agraria desplegada por miles de
campesinos duranguenses que, otra
vez organizados en torno a las diversas
vertientes de la izquierda mexicana du­
rante el regimen cardenista,impondrian
en la region llanera, en La Laguna y
otras regiones de la entidad, el reparto
de las haciendasy grandes latifundios.
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