celebración penitencial cuaresma 2013
Transcripción
celebración penitencial cuaresma 2013
L IA C N E IT N E P N IÓ CELEBRAC CUARESMA 2013 CANTO de Entrada HOY VUELVO DE LEJOS, DE LEJOS. HOY VUELVO A TU CASA, SEÑOR, A MI CASA. Y UN ABRAZO ME HAS DADO, PADRE DEL ALMA. Y UN ABRAZO ME HAS DADO, PADRE DEL ALMA. 1.- Salí de tu casa, Señor, salí de mi casa; anduve vacío sin ti, perdí la esperanza, y una noche lloré, lloré mi desgracia. Y una noche lloré, lloré mi desgracia. 2.- Camino de vuelta, Señor, pensé en tus palabras: la oveja perdida, el pastor, el pan de su casa y a mis ojos volvió, volvió la esperanza. Y a mis ojos volvió, volvió la esperanza. SALUDO del sacerdote – En el nombre del Padre… – La gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre y de Jesucristo su Hijo en la verdad y en la caridad, esté con vosotros. MONICIÓN de entrada Durante el camino de esta Cuaresma hemos rezado juntos pensando en nuestro encuentro con Jesucristo, en el don de la fe, en la alegría de creer y en cómo todos los bautizados estamos llamados a vivir y dar en el mundo testimonio de nuestra fe. Ahora, juntos también y como comunidad cristiana, vamos a celebrar el sacramento de la misericordia de Dios y a pedirle perdón por nuestros pecados. Él puede sanar nuestra vida, hacerla nueva y darnos su paz. Él puede perdonarnos. Creemos en el Dios de la misericordia, creemos en el perdón de los pecados, por eso estamos aquí, dolidos y arrepentidos, pero seguros y confiados en el amor de Dios que es más fuerte que nuestro pecado. Le pedimos que nos mire compasivamente y nos devuelva la alegría de una vida renovada. ORACIÓN Oremos, hermanos, para que Dios, que nos llama a la conversión, nos conceda la gracia de una verdadera y fructuosa penitencia. (Silencio breve) Padre de la misericordia y Dios de todo consuelo: que no te complaces en la muerte del pecador sino en que se convierta y viva, auxilia a tu pueblo para que vuelva a ti. Ayúdanos a escuchar con fe tu palabra, confesar nuestro pecado y darte gracias por el perdón que nos regalas. Haz que, realizando la verdad en el amor, hagamos crecer todas las cosas en Cristo, tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. AMÉN. LITURGIA DE LA PALABRA Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4,1-6 Hermanos: Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. Palabra de Dios Salmo responsorial Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Señor, ¿Quién puede hospedarse en tu tienda y habitar en tu monte santo? R. El que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua. R. El que no hace mal al prójimo ni difama al vecino, el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor. R. El que no retracta lo que juró aun en daño propio, el que no presta dinero con usura ni acepta soborno contra el inocente. El que así obra nunca fallará. R. Lectura del santo evangelio según san Lucas: En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume, y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado, se dijo: Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora. Jesús tomó la palabra y le dijo: Simón, tengo algo que decirte. El respondió: Dímelo, maestro. Jesús le dijo: Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más? Simón contestó: Supongo que aquel a quien le perdonó más. Jesús le dijo: Has juzgado rectamente. Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella en cambio me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella en cambio me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo, sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor: pero al que poco se le perdona, poco ama. Y a ella le dijo: Tus pecados están perdonados. Los demás convidados empezaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que hasta perdona pecados? Pero Jesús dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, vete en paz. Palabra del Señor. EXAMEN DE CONCIENCIA y RENUNCIAS En este Año de la fe, vamos a examinarnos personal y comunitariamente de cómo correspondemos al don de la fe: ¿Creemos en Dios? ¿Qué significa para mí creer en Dios? ¿En mi vida encuentro ocasiones en que verdaderamente haya puesto mi confianza en Dios? ¿Creo de verdad que soy hijo de Dios? ¿Pienso alguna vez en la gracia recibida en el bautismo? ¿Me limito a pensar, a recordar… o trato de vivir esa realidad? ¿Creo, en la práctica, que Dios es nuestro Padre, el de todos los seres humanos? ¿Trato de abrigar sentimientos fraternales con todos? ¿Los trato siempre como hermanos? ¿Creo en Jesucristo? ¿Cómo respondería a la pregunta de Jesús: y tú quien dices que soy yo? ¿Qué dicen mis obras? ¿Hasta qué punto sigo el mandamiento de Jesús de amarnos los unos a los otros como él nos ha amado? ¿Se puede decir de mí, de nosotros, que se nos reconoce por el amor al prójimo? ¿Creo en el Espíritu Santo? ¿Estoy convencido de que soy templo del Espíritu? ¿Me esfuerzo en ser un templo digno? ¿Soy dócil a la voz del Espíritu, la escucho, trato de ponerla en práctica? ¿Creo en la Iglesia? ¿Me siento Iglesia, miembro de la Iglesia, miembro de una diócesis, de una comunidad parroquial? ¿Y qué hago? ¿Me limito a “cumplir” o me siento implicado, comprometido, responsable? ¿Acepto lo que la Iglesia me indica y propone para vivir como auténtico cristiano? ¿Creo en el perdón y en el sacramento de la reconciliación? ¿Me preparo con esmero cada vez que voy a recibir el perdón? ¿Y cómo ando en perdonar a los demás, en no condenar fácilmente la conducta de los demás, en ser tolerante, comprensivo? ¿Creo en la resurrección? ¿Y en la vida eterna? ¿Pienso alguna vez en el cielo? ¿Hasta qué punto la fe ilumina y anima mi esperanza? ¿Hablo alguna vez de todas estas cosas? ¿Cómo influye la fe en mi vida? ¿Me limito a aceptar todo lo que me dicen que tengo que creer? ¿Trato de ilustrar mi fe, de conocer mejor los contenidos de la fe, de estudiarlos, de comprenderlos cada vez mejor? ¿Llega la fe a transformar mi corazón y mi conducta, o se queda sólo en ideas? ¿Puede decirse que mi vida es cristiana, se nota que soy creyente? ¿Pido al Señor la conversión? Fórmula de renuncia y profesión de fe Celebrante: Hermanos, para ser cristianos de verdad tenéis que esforzaros por rechazar el mal, que lleva al pecado y es negación de Dios. Rechazaréis el Mal, renunciando a todo aquello que perjudica a los demás: • al egoísmo, que no tiene en cuenta lo que es bueno para los otros; • a la violencia y la venganza, como contrarias a las enseñanzas de Cristo; • a la mentira y la hipocresía, como contrarias a estar en verdad con Dios; • a la envidia y el odio, que pueden llevarnos a verter el mal sobre el hermano; • a toda injusticia. A todo esto, ¿renunciáis? Asamblea: Sí, renuncio con la ayuda de Dios. Celebrante: Rechazaréis el Mal, buscando en Dios fuerza para superar las debilidades: • vuestra pereza, vuestras indiferencias; • vuestras cobardías y complejos; • el desvirtuar la vida con el materialismo y la sensualidad; • el fomentar la desconfianza, el escepticismo. ¿Combatiréis todas vuestras debilidades? Asamblea: Sí, las combatiré. Celebrante: Rechazaréis el Mal, amando a los demás, teniendo los mismos sentimientos que Cristo Jesús: • perdonando a los demás sus errores, aunque hayamos sido víctima de ellos; • teniendo el espíritu abierto para apreciar lo bueno que hay en los hermanos; • viviendo como cristianos y dando testimonio de nuestra fe. ¿Queréis comprometeros a esto? Asamblea: Sí, quiero con la gracia de Dios. Celebrante: La fe recibida en el Bautismo y que ahora renovamos nos pide vivir así. Profesemos nuestra fe, la fe de la Iglesia: Creo en un solo Dios… CONFESIONES individuales Es el momento de acercarnos al sacerdote y, con nuestro gesto, mostrar nuestro arrepentimiento y el deseo de recibir la gracia y el perdón de Dios. nuestro agradecimiento por la paz que ha llegado a nuestro corazón, también nos daremos fraternalmente la paz. Oremos pues, como Jesús nos enseñó: Padre nuestro… ORACIÓN para rezar después de la confesión: ORACIÓN final Señor, haz que mi fe sea plena, sin reservas y que penetre en mi pensamiento, en mi modo de juzgar las cosas. Señor, haz que mi fe sea libre, que tenga el concurso personal de mi adhesión y acepte su compromiso. Señor, haz que mi fe sea fuerte, que no tema las contradicciones ni los problemas. Que no tema las impugnaciones de quien las discute o niega. Señor, haz que mi fe sea alegre, que dé paz y gozo a mi alma y me capacite para la oración con Dios y el trato con los hermanos, de modo que irradie la dicha interna de poseerte. Señor, haz que mi fe sea activa y dé a la caridad motivos de su expansión moral, de modo que sea verdadera amistad contigo y sea en sus obras continua búsqueda de ti, testimonio constante de tu amor y aliento sin límite para la esperanza. Celebrante: Oremos agradecidos por el perdón de Dios: Padre, tú nos has renovado a imagen de tu Hijo y nos has manifestado, en el Sacramento del perdón, tu gracia y tu misericordia. Haz que profesemos nuestra fe con los labios, la vivamos con el corazón y demos testimonio de ella con nuestras obras. Concédenos tu ayuda para que podamos ser siempre testigos de tu amor en el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. (Pablo VI) GESTO Durante o después de la confesión personal de los pecados, podemos acompañar el rito con algún gesto significativo: • Hacer una colecta, depositando en un cestillo el importe de alguna privación concreta, para luego entregarla a los pobres. • Recibir cada uno una candela, y encenderla, para expresar la gracia y luz recibida en el sacramento, recuerdo de nuestro bautismo. • Se puede terminar el rito con la aspersión general con agua bendita, mientras el celebrante repite la fórmula del perdón: “El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna”. PADRENUESTRO Concluidas las confesiones, el Celebrante dice: Demos gracias a Dios por su misericordia. Vamos a rezar el Padre Nuestro recordando aquella recomendación del Apóstol: “El Señor os ha perdonado, haced vosotros lo mismo”. En señal de Bendición final • El Señor dirija vuestros corazones en la caridad de Dios y en la espera de Cristo. • Para que podáis caminar con una vida nueva y agradar a Dios en todas las cosas. • Y que os bendiga Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo. • El Señor ha perdonado vuestros pecados. Podéis ir en paz. Canto final o de Acción de Gracias 1.- Gracias quiero darte por amarme, gracias quiero darte, yo a ti, Señor, Hoy soy feliz porque te conocí. Gracias por amarme a mí también. YO QUIERO SER, SEÑOR, AMADO, COMO EL BARRO EN MANOS DEL ALFARERO. TOMA MI VIDA, HAZLA DE NUEVO. YO QUIERO SER UN VASO NUEVO. (bis) 2.- Te conocí y te amé, te perdí perdón y me escuchaste. Si te ofendí, perdóname, Señor, pues te amo y nunca te olvidaré.