el humor gráfico en los albores de la revolución cubana

Transcripción

el humor gráfico en los albores de la revolución cubana
abril- mayo- junio, 2009
EL HUMOR GRÁFICO EN LOS ALBORES DE LA R EVOLUCIÓN CUBANA
(1959-1962). LEGITIMACIÓN DE UN PROCESO
Malena Balboa Pereira
Las manifestaciones culturales han sido siempre te rre no fé rtil para la
prolife ración de crite rios a favor o en contra (e incluso ambos) de l sistema
político vigente . El quehace r cultural de nuestra República, nacida e n 1902 con
todos y para unos cuantos[1] fue e l caldo de cultivo ideal pa ra e l a fianzam iento
de l proceso identitario en contrapunte o con las imposiciones foráneas y los
desmane s de las distintas magistraturas de l pe ríodo neocolonial.
El humor gráfico pasó a jugar un importante papel como ex presión cultural que
cue stionaba la realidad cubana y exponía a su vez los rasgos de l “debe r se r” de
la sociedad. En e se empeño, y con dife re ntes grados de radicalización e n su
pe nsamiento, como dive rsa la té cnica, eme rgie ron ge ne ra ciones de caricaturistas
desde R icardo de La Torriente , Conrado Massague r, Eduardo Abe la hasta
Santiago Armada, René de la Nuez y otros tantos que pusie ron su obra,
sorteando los avatares de la censura, en función de una crítica que tomó
contornos hostiles e n momentos de agudas crisis políticas.
La caricatura demostró se r e l móvil eficaz para activar una concie ncia cole ctiva
en pos de un cambio para Cuba. En este punto no pueden dejar de mencionarse
pe rsonaje s que en la dé cada de 1950 corroboraron la opción que para la Isla
traía una nue va ge ne ración. Pucho, Julito 26 y e l archiconocido Loquito son
e jemplos significativos.[2] Este último fue catalogado por su creador como “un
pe rsonaje fide lista”. Era e vidente que para la juventud de e ntonce s, la
ge ne ra ción e ncabezada por Fide l Castro re presentó el ideal libe rtario,
diame tralmente opuesto al régimen de facto. A juicio de l también autor de los
barbudos “la dictadura batistiana era fuerte, sobre todo para los jóvenes. Ser
joven entrañaba correr riesgos en la calle de aquellos días”.[3]
El triunfo re volucionario de ene ro de l 59 propició la ruptura con e l sistema
político pre cede nte sin que esto significase la anulación de la producción artística
en e l país.[4] Más bien se orientó hacia una re definición de sus propósitos. ¿Qué
posiciones asumió e l humor gráfico? Es válido emplear e l té rm ino re volucionario
para de finir los nue vos de rrote ros de la caricatura sin que esto arroje una le ctura
simplista de la realidad que este arte pasó a represe ntar.
Los prime ros años de la naciente Revolución fue ron, sin lugar a dudas, los más
comple jos y de cisivos para la supe rvivencia de l nue vo gobie rno. Los años
sese nta “con su poética de la forja y el diseño de un porvenir entonces a la
mano” [5] volcó en las arte s todo el andamiaje que se e structuró para la
construcción de una nue va sociedad. Este trabajo pre tende ace rcarse a algunos
de los he chos acae cidos desde e l triunfo re volucionario hasta octubre de 1962 de
la mano de la obra de caricaturistas que colaboraron con e l pe riódico Re volución.
En tiempos de constante s cambios, la caricatura ofre ció su visión de la
63 trascendencia de los he chos que ocurrie ron. Caricaturistas como René de la Nuez
expre saron: “lo más difícil que yo encuentro en el quehacer caricaturesco es el
cambio a que nos obliga la dialéctica de la revolución. Hay que evolucionar de
una manera incesante, o mejor dicho, hay que revolucionarse”.[6] Nume rosos
fue ron los sucesos cubie rtos por e stos artistas, en espe cial por Santiago Armada
(Chago) y Nue z[7].
Como toda manifestación artística, la caricatura no solo se nutre de la re lación
emisor-re ceptor sino que, además, parte su conce pción de la visión que el artista
tenga de la realidad que vive . C laro está, no estuvo exenta de múltiples visiones
políticas, acorde con las fue rte s tensione s gene radas a raíz de l triunfo de la
Re volución. Se conside ra que la prime ra caricatura en contra de la Re volución
cubana vio la luz e n el Diario de La Marina en 1 de febre ro de 1959 con el título
“Close up de l ciudadano que pasa e l día frente al TV”.[8]
Aunque a juicio de conocidos caricaturistas cubanos el humor gráfico poste rior al
triunfo re voluciona rio tuvo una cla ra tendencia a volve rse más profundo, no
im plicó que fue se absoluto el he cho de que toda caricatura a favor de la
Re volución se hicie ra con calidad. Cabría preguntarnos: ¿Cómo fue ron asum idas
las circunstancias de l proceso revolucionario cubano despué s de ene ro de 1959?
A través de l arte, espe jo de las sociedades, es posible un análisis. Lo cie rto es
que estos prime ros años fue ron catalogados por la doctora Grazie la Pogolotti de
ex ce lentes, al re fe rirse a la citada profundidad como una sue rte de salto en
té rm inos de lenguaje .
Quedaría, desde lue go, por sistematizar los comportamientos de la caricatura
contraria a la re volución cubana, de forma tal que pueda ofre ce rse una visión
más integral de l fenómeno. No obstante, prefie ro de tene rme e n los modos de
pre sentar e l proceso re volucionario en su arrancada desde e l humorismo gráfico
concebido en la Isla.
El sueño comienza…
Las prime ras medidas empre ndidas por e l gobie rno re volucionario causaron
hondo impacto en la población. Chago, en las e ntregas para Revolución se aux ilia
de la historie ta corta para refle jar su nivel de aceptación. El pe rsonaje de Julito
26, surgido al calor de la lucha insurre ccional de los 50, conve rsa con un
cantine ro, pe rsona “de a pie”, muestra de l papel de l pueblo como e lemento
activo en la toma de de cisiones (que se rán escuchadas como nunca antes). Estar
convencido de que “e l hombre sigue dando en e l clavo” e s muestra de lo
ace rtado de estos prime ros pasos. ¿Resultados inmediatos? Me joría del nivel de
vida de la población, e n correspondencia con lo planteado e n e l programa de l
Moncada. En otra ocasión e l pe rsonaje condujo un ele vador que representaba e l
standard de vida que “va arriba” al tiempo que a los pisos infe riores desce ndían
las tarifas elé ctricas, te lefónicas y los artículos de prime ra ne cesidad.
64 La Reforma Agraria adquirió mayor re le vancia e n tanto prolife ró la e ntrega de
tie rras. Esta trascendental medida fue un paso definitivo por la e quidad en
cuanto a re lacione s de propiedad y distribución de las riquezas. Amparado por un
conjunto de facilidade s como el otorgam iento de crédito, e l campesino no solo
adquirió el de re cho de propiedad sobre la tie rra sino además las posibilidades de
come rcializar e l producto de su trabajo be neficiando de e sta forma e l agro
cubano.
Sensibilizado con esta y otras medidas emprendidas por e l gobie rno como la
Reforma Urbana, Julito 26 ex clamó e n otra caricatura: “Aquí hay espacio para
todas” a modo de bie nvenida a cuanta disposición contribuye ra a transformar e l
área rural y también la urbana.[9]
La pre ocupación por la educa ción se hizo visible de sde e l propio triunfo. La
conve rsión de l Campamento Militar de Columbia en C iudad Escolar Libe rtad, la
Ley de Reforma Inte gral de la enseñanza o la convocatoria a 5 mil maestros para
las aulas rurales se ría solo parte de la empre sa adm irable que tendría su máximo
exponente en la campaña de alfabe tización en 1961. Con sumo beneplácito e l
Loquito aplaudió la graduación de 400 maestros que alfabe tizarían en las
montañas. No se equivocó al ex clamar que estos “prime ros” no se rían los
últimos. El cuento infantil sirve de pre tex to para re saltar que la escue la pública
no se ría la Cenicienta sino que ese zapato que le coloca el príncipe (un barbudo)
no e s otra cosa que los pasos a seguir pa ra e l me joram iento de l sistema
educacional y su infraestructura.[10] Un reportaje gráfico de Albe rto Korda
demostró cuan sensata y ne cesaria se hacía una re volución como la que de spegó
en e l 59.[11]
El pue blo se convirtió en suje to apre nsivo de una realidad en constante cambio y
de la cual fue protagonista. “Ahora se come pare jo”, expresó Nue z en una de sus
obras cuando se ntó en la m isma mesa a un hombre de negocios, un miembro de l
alto cle ro, un burgués y a un obre ro, m iliciano y amas de casa.
La ape rtura de las denom inadas tiendas de l pueblo que según e l comentario de
Revolución re dujo “un 30% el costo de vida del campesinado cubano” no e scapó
a la pluma de los caricaturistas. El Barbudo,[12] pe rsonaje que acompañaría a
múltiple s sucesos, bajó una canasta con víve res desde las nube s a un campesino
que la re cibió encantado.
Pe ro no fue ron solo buenas noticias lo que transm itió este arte . Tras la
desaparición de Camilo C ienfuegos los diarios se hicie ron e co de la incesante e
infructuosa labor de búsqueda de la cual, claro está, la caricatura tomó e l pulso
al se ntir popular. El pe rsonaje del Loquito, fruto de la pluma de Nuez, no se
pre sentó como de costumbre vivaracho, sino con gesto suplicante y lágrimas,
pre ocupado por el destino de l hé roe . Chago no pudo se r más explícito: un
65 enorme corazón con el nombre de Camilo... no ne cesitó más palabras.
A cción ¿Reacción?
Sin embargo, los e lementos de la reacción de ntro y fue ra de la Isla
instrumentaron acciones para provocar desequilibrio y disturbios. En Zona
Rebelde, se cción de Revolución, un artículo titulado “¡Mise rables!” de smintió las
conjuras de las emisiones radiales dirigidas a C uba que anunciaron la aparición
de l Señor de la Vanguardia. La caricatura denunció esta bajeza: Julito 26 m iró
disgustado un radio[13]. El Loquito por su parte obse rvó con despre cio como
“los cizaños de turno (Avance y El Mundo) danzan con la música que las ratas les
envían desde el norte” en represe ntación de la minoría sedienta de re troceso.
No fue ron estos los únicos ataques a la Re volución. Desde e l triunfo m ismo, la
reacción, conscie nte de l pape l de los medios de comunicación, ex plotó los que
tuvo a su a lcance pa ra intenta r de sacredita rla. No solo fue ron los comenta rios
mal intencionados de una “burguesía chistosa”[14] e inconforme. Revolución
re cogió e n sus páginas e l comportamie nto de estos e lementos cuando comentó
ace rca de la inse rción de un programa cómico e n las transm isiones radiales en
español de “La Voz de Las Amé ricas” donde se satirizaba e l racionamiento en
Cuba y su organización.
Las provocacione s ocuparon lugar en las empresas de Diario de La Marina, El
País, El Crisol, Avance, Prensa Libre e Información. La re spuesta de l se ctor
gráfico no se hizo espe ra r pue s se implantó e l 10 de ene ro de 1960 la
de nominada cole tilla o nota editorial que acompañaría cualquie r noticia
66 cablegráfica que refle jara opiniones dive rsas a las compartidas por los
trabajadore s de estos diarios. Después del incidente con Información[15] se
de te rm inó que también se aplicara “a los editoriales, artículos, caricaturas,
declaraciones y a todo material que atacara a la Revolución Cubana”.[16] De
esta forma se inició una aguda polém ica que cristalizó en la situación con e l
dire ctor de Avance, Jorge Zayas. Nuez en esta ocasión se valió de Don Cizaño,
rancio y cínico, para re crear estas contradiccione s. A la solicitud de asilo de
Zayas Don Cizaño “explica” la ne ce sidad de asilarse debido a la amenaza de
pare dón y a la pe rse cución e conóm ica a la que los pe riodista s e ra n sometidos.
Unos simpáticos ve rsos acompañaron a las caricaturas sobre la solicitud de asilo
de l “pe rseguido”:
67 El ve rso de moda:
Con coletilla o sin coletilla
Jorge Zayas por fin “hospedó”en una embajada
Su quebrantada siquitrilla.[17]
Julito 26, por su parte, protege a la Revolución cubana de la lluvia de palabras
que le dirige la publicación. El Loquito dese nmascara los resortes que mue ven
los escritos de Zayas: su máquina de escribir no tiene le tras en sus te clas sino
dólares. Este conflicto pe riodístico re cibió una oportuna y radical respue sta de
Fidel Castro e n las propias páginas de Revolución.[18] El proce so de inte rve nción
de estos diarios se produjo entre los meses de febre ro y diciembre de ese mismo
año.
La quema indiscrim inada de cañave rales por aviones U-2 y e lementos inte rnos
demostró que los ataques ya no se rían tan sutiles. Entre los ce ntrales afe ctados
se encontraban el Niágara, Punta Alegre , Manatí, Chaparra y He rshe y. Chago
ofre ció una visión de l tema con una caricatura de nominada Conciencia
revolucionaria e n la cual un niño destruye un avioncito mie ntras lo culpa por la
quema de un cañave ral.[19] No había forma de engañar al pueblo.
En todos los frentes
El gobie rno cubano estuvo inme rso no solo en la lucha contra la subve rsión
inte rna, e stre chamente re lacionada con los círculos de pode r norteame ricanos,
sino que además debió priorizar la re vitalización de la e conomía sin descuidar e l
nive l y e l modo de vida de la población. Ernesto Guevara, al frente del Banco
Nacional, propuso como tarea básica “la defe nsa de las divisas, a cuyo e fe cto
debemos fre nar todo lo que sea supe rfluo en las importaciones”[20]. A pe sa r de
las dificultades e l estado de cuentas e ra me nos pre cario que a la huida de
Fulgencio Batista como lo re fle jó Armada en una de sus obras.[21]
En aras de impulsar e l desarrollo de uno de nuestros principales re nglones
e conómicos, e l año 1961 se convie rte e n un llamado gene ra l a participar en la
prime ra zafra de l pueblo. Imbuidos Nuez y C hago por e sta “cruzada nacional”
ce lebra n el apoyo de centena re s de volunta rios al corte y alza de la gram ínea
que e l propio pe riódico re cogió e l día 6 de febre ro con e l titular “¡Todo el pueblo
en los cañaverales!” El Loquito, m ocha en mano, a va nza sobre una carre ta
cargada de caña y Julito 26 la ve pasar de mano en mano y te rm inar en las
suyas que la adornan con una bande ra cubana; clara alusión al se ntim iento de
ofre ce r su aporte a la patria.[22]
1961 no fue denominado e n vano como e l año de la educación. La enorme
proeza que significó alfabe tizar a m ile s de pe rsonas en solo un año no escapó a
la aguda visión de los caricaturistas que ala ba ron la labor de ese ejé rcito de
maestros. El e sfue rzo naciona l por a caba r con e l ana lfabetismo se tradujo en una
nue va lucha donde , sin dejarse intim idar, Nuez re fle ja a sus m ilicianos maestros
con lápices como fusiles. No se trató tan solo de sentir e l conocim iento como un
arma pode rosa, fue la realidad de un año de amenazas constantes, de denuncia
ante los organismos inte rnacionales y, desde luego, la prueba de fue go que no
tardó en lle gar: la invasión armada a la Isla.
68 Aunque la inte nción fue hace rla pare ce r como obra de cubanos anticastristas, lo
cie rto fue que la asesoría y financiamie nto norteame ricanos quedaron más que
probados. “La invasión de los hijísimos” fue una caricatura sin palabras pe ro
tremendamente e locuente donde, a modo de cigüeña, el águila impe rial trajo en
un pañal a un me rcenario.[23]
Asim ismo “El camuflaje de la agresión” mostró e l conve ncim iento de que la
autoría de dicha escalada m ilitar re spondió a solo tres siglas, USA. Así lo
de nunció esta caricatura donde se le destiñó e l traje a un me rcena rio y de jó
dibujadas e stas siglas.[24] Un cable publicado por Revolución informó que “los
uniformes que utilizaron los mercenarios proceden de la misma fábrica que viste
a los miembros de las fuerzas armadas norteamericanas, pero fueron sacados de
la línea de producción antes de que se le añadiera el águila y la marca propiedad
del gobierno de los Estados Unidos”.[25]
Nue z, mostró al Tío Sam tomándole las medidas a los me rcenarios m ientras,
desde Cuba, un miliciano tambié n tomaba medidas ¡de los ataúdes!
Se puede destacar en esta caricatura dos elementos. Por una parte la similitud
con el citado cable y, por otra, e l orgullo con la re sonada victoria obte nida en
menos de 72 horas.
De la de rrota ve rsó también “Desembarco en la Ciénaga” donde e l Tío Sam
ate rrizó e n paracaídas pe ro se a hogó al hace rlo en una zona de abundante agua.
Es que e l espe rado apoyo a la invasión jamás tuvo lugar. Lo planes de constituir
en un pedazo de te rritorio nacional un gobie rno libre que dó aplastado por la
de te rm inación de l pueblo de conse rvar su sobe ranía. Bien claro dejó este aspe cto
una nue va entre ga del a utor de l Loquito e n la que un miliciano le disparaba con
una conocida “cuatro bocas” al águila impe rial, símbolo de l pode roso ve cino.
69 De forma ine vitable , las re lacione s con Estados Unidos se convirtie ron en factor
de conside rable peso e n la e volución del proceso cubano.[26] El humor gráfico
re cogió e n todo momento esta situación. Todo espa cio fue propicio para la
de nuncia. De tal sue rte la estatua de la Libe rtad, símbolo de la nación norteña,
abraza unos bille tes m ientras la antorcha que sostiene tiene al dólar como llama,
muestra de los inte reses que mue ven a ese país. Este mismo símbolo se re toma
en la caricatura “Directora de sabotajes” donde un “gusano”[27] re cibe
indicaciones de su parte para que marche hacia C uba.[28] La campaña
ideológica contra e l proceso cubano fue motivo de imputación mediante la
caricatura. De e llo dio fe una represe ntación e n la que e l Tío Sam introducía,
propaganda contra la re volución en el ce re bro de los medios de todo el mundo.
La agresiva política que había comenzado e n e l ocaso preside ncial de D.
Eise nhowe r fue seguida por Jonh F. Kennedy. La utilización de la llamada Alianza
para el Progreso fue solo un método solapado para pe rpe tuar la influencia en e l
área latinoame ricana que , impulsada entre otros factores por e l triunfo cubano,
ya sentía la e fe rvescencia re volucionaria. El giro hacia mé todos más abie rtos se
dio bajo la tute la de Lyndon B. Jonson y Amé rica Latina se vio envuelta en una
nue va oleada reaccionaria. Los golpes militares que tuvie ron luga r e n El Salvador
(e ne ro de 1961), Ecuador (1961,1963), Argentina, Guatemala y Pe rú en 1962
contaron con el apoyo norteame ricano. Chago, en e l propio año 62 embistió la
falaz posición cuando en una de sus obras el Tío Sam, junto a un cráneo (distó
mucho de la imagen Shakespeareana de l se r o no se r) ex clamó: “nosotros
creemos en la paz, el desarme y la coexistencia pacífica”.[29]
La nueva visión que ofre cía la mayor de las antillas ante la dete rm inación de su
propio destino de sencade nó la puesta en práctica de cuanto me canismo
estuvie ra disponible para socavar el re spe to que ya inspiraba el jove n proye cto
re volucionario. No fue solo una cuestión de bajar e l pulgar y hace r que rodaran
cabe zas. Había que move r a la opinión pública. Callar la voz de l pue blo cubano
70 resultaba bastante comple jo. El e co de los Andes fue una caricatura donde un
representante andino gritaba desde la cumbre de una montaña “Cuba sí”, para
re cibir la resuelta respuesta de la cordille ra: “yanquis no”. Nue stro país no
estaba solo y esto se refle jó tambié n en e l arte .
Ate ntos a los aconte cim ientos inte rnacionales nuestros caricaturistas reflejaban
no solo lo que sentía, que ría y pensaba e l pueblo, sino la realidad mundial. Los
sucesos acae cidos en e l C ongo captaron la atención de estos artistas. De la sede
de la O NU se ex tendió un brazo mecánico que empuñando un cuchillo tinto en
sangre se clavó en e l corazón de esa nación africana.[30]
El asesinato de Patricio Lumumba, prime r m inistro de esa nación, desató una
ené rgica protesta que fue lle vada ante las Naciones Unidas por Raúl Roa. La
solidaridad de los cubanos también se re fle jó en un Julito 26 que con la insignia
nacional a media asta y una banda negra en señal de due lo mostraba su pesar
por la mue rte de l líde r de ese país.
La O rga niza ción de Estados Ame rica nos (O EA) fue e l escenario escogido por los
inte rese s norteame ricanos para de te ne r el avance de nuestra nación. No había
sido suficiente la resolución obtenida contra la Isla en 1960 en te rritorio
costarricense . Tampoco lo fue la oportuna respuesta del pueblo cubano plasmada
en la conocida Prime ra De claración de La Habana. El pe riódico Revolución re fle jó
en 1962: “A petición del delegado del régimen de Rómulo Betancourt, La OEA
celebrará hoy una re unión de consulta a un nivel ministerial para propiciar
nuevas medidas de agresión contra C uba”.[31] El ve hículo fue e n esa ocasión
representante s de l gobie rno venezolano. No en vano la caricatura cubana había
adve rtido, meses atrás, sobre los contactos e ntre e l preside nte J. F. Kenne dy y
Rómulo Betancourt, mandatario vene zolano, e n una entrega donde se
re lacionaban acompañados de sarcásticos ve rsos.[32] Fue ne ce saria una
segunda De claración de la Habana en contrapartida a los nue vos intentos por
desmembrar a la Re volución en Punta de l Este, Uruguay.
Al concluir 1961 no disminuyó la amenaza de agresión dire cta por parte de l
gobie rno norteame ricano. C uando e l 22 de octubre de 1962 se de cre tó e l país la
a la rma de comba te la ce rteza de un nue vo pe ligro se ce rnió sobre Cuba.
Comenzó la denom inada C risis de O ctubre que puso a prueba una vez más la
capacidad de reacción y apoyo del pueblo al proceso re volucionario.[33] Nue vos
pe rsonaje s refle jaron la realidad cubana. Rafae l Fornés convie rte a su Sabino en
otro de los tantos cubanos que marcharon “a un lugar de Cuba” para protege r las
fronte ras, no porque se quisie ra la gue rra sino a favor de la conse rvación a
ultranza de esa paz repre sentada por la enorme paloma junto a la cual Sabino
apa re ció dibujado, fusil e n mano, fre nte al mar. Nuez por su parte continuó
re creando con sus Barbudos la vida cotidiana en las trinche ras, sus inquie tudes y
la presencia de Fide l e n cada acto.
71 La captura de uno de los je fes de bandas contrarre volucionarias de la C IA, Migue l
O rozco, le propició al creador del Cizaño e l sustrato ne cesario para una nue va
entre ga gráfica. La imagen de una te te ra artesanal saltó a la vista pues el líquido
que se colaba no e ra el sabroso café cubano sino gusanos que e ra n e liminados
por un barbudo que e spe raba e n e l fondo de l re cipiente . ¿El título? “Aquí el que
se cuela queda”
72 De e sta forma se nos prese ntó la caricatura que “a la condición de crítica social y
de obra integrada e integral de arte se suma a cada pieza y a todas ellas la
consideración de testimonio histórico, de fuente parta el estudio y la
comprensión de este país”.[34]
A modo de conclusión
De cir mucho con poco fue siempre caracte rístico de la caricatura. Los artistas,
inme rsos en e l proceso de construcción de una C uba nue va plasmaron en sus
obras e l carácte r popular de l proceso y a su vez e l grado de profundización que
fue ne cesario alcanzar. Los grandes suce sos captaron la atención de los
caricaturistas pe ro de igual forma la vida cotidiana.
He chos que solían se r circunstanciales se convirtie ron e n un legado pe rmanente
a través de lo que pudié ramos asumir como “de codificación de l mensaje” que
lle vaba implícito una caricatura.
La lucha contra e l ausentismo, e l burocratismo y por la eficacia en la producción
fue ron temas re curre ntes. De modo que e l humor gráfico tambié n se reorientó
en busca de nue vas transformaciones, que legitimaran a la Re volución.
A dife rencia de la e tapa pre rre volucionaria no fue e n esta ocasión la válvula de
escape que pe rm itía libe rar las inquie tudes de l pueblo cubano ante la situación
política y social que vivía e l país, sino la vía de expre sión popular para la
reafirmación de un proceso de cambios que be neficiaba a amplios grupos y
se ctores de la sociedad.
La caricatura cubana trascendió el repre sentar las aspiracione s de se ctores
sociales marginados. Pasó a se r la pe rsonalidad del pueblo que se acre centaba
cada vez más como autor de la cotidiane idad. Lo cie rto e s que la caricatura, ya
73 sea de prensa o de otro tipo, pe rm ite historiar cua lquie r tiempo. La información
que brinda es conve rtida entonces e n forma de pode r político o ve hículo de
subve rsión.
El humor gráfico que acompañó los prime ros pasos de la bisoña Re volución fue
más allá de se r transm isora de la actualidad. Contribuyó al análisis de comple jas
coyunturas históricas nunca exentas de e rrores y problemas.[35] El contex to
sociopolítico demandó que su a cciona r tributa ra a l forta le cimie nto de la
conciencia del pue blo cubano.
Notas
[1] José Cantón Navarro: “José Martí, e l 98 y la República independiente ”, e n:
Cuadernos de Historia, Editora Política, La Habana, 1998.
[2] El denom inado humorismo re volucionario se acre ce ntó e n los años 50. Para
e l pe riódico Hoy de l PSP colaboraron caricaturistas como José He rnández
Cárde nas, Adigio Benítez y Horacio Rodrígue z Suriá. Para la re vista Mella, Marcos
Be chemares creó e l pe rsonaje de Pucho mie ntras que Santiago Armada
colocaba e n las páginas de la publicación gue rrille ra El Cubano Libre a Julito 26.
El semanario Zig- Zag, fundado e n 1938 y que lle gó a tene r una tirada de 100
000 e jemplares contó con la prese ncia de l Loquito, creado por René de La Nuez,
a partir de 1956.
[3] Axe l Li: “Entre vista con René de la Nue z. O tras coordenadas de l Loquito”, e n:
La jiribilla, año VI, La Habana, 11-17 de agosto de 2007. Ve rsión digital.
[4] Resulta curioso como en ocasiones se conside ra el año 59 como año ce ro
para la inte rvención de l estado en el que hace r cultural y la puesta en práctica de
de te rm inadas políticas culturale s obviando la labor pre ce dente. Ace rca de lo que
se hacía e n el país antes de l triunfo re volucionario, espe cíficamente durante e l
batistato ve r: R icardo Q uiza Moreno: “Cultura y Dictadura (1952-1958)”, e n:
Cuadernos Cubanos de Historia, Editora Política, La Habana, 2007.
[5] R ufo Caballe ro: “Los re codos de la tempestad (Cuarenta años de una imagen
en las artes visuales)”, en: Sin urna de cristal. Pensamiento y cultura en Cuba
Contemporánea. Comp. Rafae l He rnández, Ce ntro de investigación y Desarrollo
de la Cultura Cubana Juan Marine llo, Ciudad de La Habana, 2003, pp. 193.
[6] René de La Nuez: “Nuez e n ristre”, en: Bohemia, La Habana, 19 de
septiembre de 1975, año 67, No 38, pp. 26.
[7] René de La Nuez: Natural de San Antonio de los Baños comenzó a publicar
sus prime ros dibujos en 1955. C reó a pe rsonajes como e l Loquito, Don Cizaño,
Mogollón y e l Barbudo. Santiago Armada (Chago) Nació en Palma Soriano en
1937. De formación autodidacta fue creador de pe rsonaje s como Julito 26 y
Salomón. Falle ció en la Habana en 1995.
[8] Su uso en contra de la Re volución es aún un mé todo a utilizar con la
74 intención de de sacreditar al gobie rno. Publicaciones on-line re cogen en su habe r
caricaturas que refle jan otro punto de vista de la realidad de la Cuba de aye r y
de hoy. Entre las publicaciones e n la red que cuentan hoy con caricaturas de
franco ataque al proceso cubano y a sus figuras re presentativas podemos
encontrar a Conexión Cubana, El Pespunte, Kodorniz.
[9] Revolución, 21 de marzo de 1959, pp.6.
[10] Idem, 3 noviembre de 1959, pp. 1.
[11] “El Por qué de una re volución” fue un conmovedor reportaje gráfico
realizado por Albe rto Korda donde se reflejó la situación de la niñez en la Isla
antes de l 59. Basta mencionar, a mane ra de dato, los 600 000 niños sin e scue las
que ex istían. Para otros datos re visar: Arnaldo Silva León: Breve Historia de la
Revolución Cubana, Editorial C iencias Sociales, La Habana, 2003.
[12] Los de bates contemporáneos sobre el pape l de l humor en la cultura,
caricatura incluida, de ja bien claro la dive rsidad de puntos de vista que se
ofre cen sobre el tema. Para una visión ge ne ra l del papel del humor como agente
capaz de descubrir y sintetizar e l lado positivo y ne gativo de cualquie r estructura
social, así como el estado de l humor e n la en el pa ís véase : “El a rte de reír: e l
humor en la cultura”, e n: Re vista Temas, julio –septiembre de 2007, No. 52. En
e l mencionado artículo se maneja n crite rios muy inte re santes sobre e l pe rsonaje
de l Barbudo.
[13] Revolución, 5 de noviembre de 1959, pp.1.
[14] Jaime Sarusk y: “Humor y contrarre volución”, en: Revolución, La Habana, 5
de mayo de 1960, pp.2.
[15] Este diario se negó a publicar la edición correspondie nte al 16 de ene ro
de 1960 porque dos cable s de la UPI tenían inse rtados la “coletilla”.Para más
información ve r: Gregorio O rtega: La Coletilla: una batalla por la libertad de
expresión 1959-1962, Editora Política, La Habana, 1989.
[16] Francisco López Álvarez y otros: Los gráficos en el movimiento obrero
cubano 1865-1961, Editorial C iencias Sociales, La Habana 1991, pp.314.
[17] Revolución, 20 de ene ro de 1960, pp. 2.
[18] En la edición correspondiente al 19 de ene ro de 1960 este diario reprodujo,
de forma íntegra la entre vista que die ra Fide l Castro a l noticie ro radial “La
Palabra” e l 18 de ese mes.
[19] Revolución, 29 de ene ro de 1960, pp. 3.
[20] Idem, 2 de ene ro de 1960, pp.9.
[21] Idem, pp. 10.
[22] Al marge n de lo expresado por este y otros órganos de pre nsa, la
producción azucare ra desce ndió durante las zafras de 1961 y 1962 debido, entre
otros factores a la e rrónea concepción de desatende r las plantaciones cañe ras
75 para garantizar una óptima dive rsificación de la agricultura.
[23] Revolución, 26 de abril de 1961, pp. 12.
[24] Idem, 21 de abril de 1961, pp. 3.
[25] Idem, 19 d abril de 1961, pp. 4.
[26] No fue este e l único factor que a cele ró e l proce so de transformaciones
sociales e incremento de la concie ncia re volucionaria. El tránsito de la e tapa
democrático popular, agrario y antiimpe rialista a la socia lista e s a tribuido a la
comunión de dive rsos e lementos. Al respe cto ve r: Francisca Lópe z C ive ira , Oscar
Loyola Ve ga, Arnaldo Silva León: Cuba y su Historia, Editorial Fé lix Vare la, La
Habana, 2004.
[27]Té rm ino despe ctivo utilizado por e l vocabulario popular para designar a
aquellos se ctore s que se manifestaban en contra de la re volución cubana. En e l
caso de esta caricatura, la image n es de l todo ilustrativa.
[28] Revolución, 15 de abril de 1961, pp. 2.
[29] Ibidem, 6 de abril de 1962, pp. 3.
[30] Revolución, 14 de febre ro de 1961, pp. 15.
[31] Ibidem, 20 de noviembre de 1961, pp. 1.
[32] La caricatura salió en el pe riódico Re volución el día 20 de noviembre de
1961 en la página1. Los ve rsos que la acompañaron son los siguientes:
Rómulo quedó en mulo
Y ahora carga a su padrino
Pronto sentirá el dolor
Donde es amargo el pepino.
[33] Para profundizar en la realidad de estos difíciles días puede consultarse:
Tomás Die z Acosta: Octubre de 1962: A un paso del Holocausto, Editora Política,
La Habana, 2002.
[34] C laudio Albe rto Briceño Monzón: “La pre nsa y la caricatura como fuente de
información en el proceso educativo”, e n: Revista de Teoría y Didáctica de las
Ciencias Sociales, Unive rsidad de los Ande s, Venezue la, e ne ro – diciembre 2005,
No 010, pp. 175-183.
[35] Al re spe cto Arnaldo Silva León en Breve Historia de la Revolución Cubana
.se re fie re a a lgunos de los e rrore s come tidos e n los 60 e n e l intento por lograr
un producto de socialismo genuinamente cubano: “La inexperiencia y otros
problemas no permitieron el logro de los objetivos propuestos. Gratuidad
excesiva en la distribución, un igualitarismo a ultranza y subestimación a toda
categoría económico mercantil en la economía fueron algunos de los fallos
76 cometidos”, pp. 56.
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