Ficha Nº 4 - Facultad de Trabajo Social

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Ficha Nº 4 - Facultad de Trabajo Social
Cátedra: Historiografía de la Intervención Social
FICHA Nº 4: Estrategia típica de intervención social filantrópica
AÑO: 2013
UNIDAD 4
ESTRATEGIA TIPICA DE INTERVENCION SOCIAL
FILANTROPICA
Se trata de un dispositivo de intervención social desarrollado
desde el laicismo que es impulsada por los sectores de poder
económico y social, como modo de garantizar la cohesión
social. Esta práctica ha sido muy desarrollada en nuestro país;
en la actualidad se mantiene como una concepción de ayuda
y su lógica se manifiesta desde muchas organizaciones e
instituciones sociales que en las últimas décadas presentan
una participación activa en las prácticas de ordenamiento
social.
El término filantropía designa el amor a los hombres sin
distinción de razas, credos y nacionalidades. Se trata de una
concepción que se basa en el espíritu de buena voluntad
activa hacia los semejantes, sostenido en la idea de
fraternidad humana que toma como principio la moral laica de
origen racional. Comúnmente se asocia con beneficencia
que proviene del latín "beneficentia/bene facere", que significa
hacer el bien.
Aspectos generales
Realizaremos un análisis de esta estrategia de intervención
considerando el momento histórico en el que aparece,
articulando las configuraciones que adquiere lo social, el
sistema de ideas que la sostiene y la lógica interna que le da
contenido.
Ubicación temporo-espacial preponderante:
La práctica de la filantropía aparece en Europa a fines del
siglo XVIII y se mantiene durante gran parte del siglo XIX
como intervención preponderante. En Latinoamérica y en
especial en la Argentina, tiene su auge en el siglo XIX y
principios del siglo XX. Como hemos dicho en párrafos
anteriores, en las actuales configuraciones de lo social
reaparece, cuestión que algunos teóricos han denominado “refilantropización”.
CONTEXTO
lo social en
Configuraciones de
el momento de
surgimiento
Dimensiones económicas y políticas
Para hablar de esta estrategia es preciso comenzar por el
desarrollo de la configuración social del momento de
surgimiento de la misma. Y si bien, como ya se mencionó, su
desarrollo se puede identificar desde fines del siglo XVIII y
todo el siglo XIX, el contexto de aparición va a ir madurando
durante el siglo XVIII, siglo en el cual se generaron los
pensamientos, las ideas que la sustentarán y fundamentarán.
El descubrimiento de América (siglo XV) y las conquistas que
se dieron en distintos puntos del mundo, generaron en Europa
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un proceso de expansión que se tradujo en profundas
modificaciones económicas, políticas y filosóficas.
El cúmulo de cambios en estos aspectos hacen eclosión con
las dos grandes revoluciones europeas: la Revolución
Francesa (1789) y la Revolución Industrial Inglesa (1848).
Estos dos acontecimientos en realidad revolucionaron no solo
los países en los cuales sucedieron, Francia y Gran Bretaña,
sino también toda Europa y América, y sus consecuencias no
culminaron en aquellos tiempos, en tanto que sus
repercusiones aún continúan.
Si bien cronológicamente se ubica en primer lugar a la
Revolución Francesa (1789), no sería adecuado decir que el
proceso, al cual Eric Hobsbawn (1999:11) llama “Doble
Revolución”, se dio de esta manera. Este historiador plantea
que ya durante 1780 se venían produciendo cambios
tecnológicos que propiciaban el proceso industrial en Gran
Bretaña, tan es así que durante las décadas de 1780-1800
fue el “estallido de la Revolución Industrial”, el “take-off”, el
despegue hacia el crecimiento autosostenido. Es decir casi a
la par de la Revolución francesa1.
Mientras tanto en Francia (considerada la gran competidora
del momento de Gran Bretaña) si bien no descollaba como
una potencia económica, las discusiones filosóficas y los
1
“El hecho de que la revolución industrial fuera en Gran Bretaña y no en otro lugar del
mundo no se debía a una superioridad científica y técnica. En las ciencias naturales
los franceses los superaban. La Revolución francesa acentuaría de modo notable esta
ventaja... Mientras el gobierno revolucionario francés incentivaba las investigaciones
científicas, el reaccionario británico las consideraba peligrosas. Hasta en las ciencias
sociales los ingleses estaban muy lejos de esa superioridad que hacía de las
económicas un campo fundamentalmente anglosajón. La revolución industrial puso a
estas ciencias en un primer lugar indiscutible. Los economistas de la década de 1780
leían a Adam Smith, pero también... a los franceses... “(Hobsbawn,1999:37)
avances que en este sentido se daban, eran incomparables y
hasta envidiables –particularmente por los ingleses-.2
Lo expuesto hasta ahora intenta ubicarnos en el modo en que
se fue construyendo y consolidando el sistema
económico/social que hasta hoy conocemos con el nombre de
capitalismo.
Este nuevo modo de producción que se inicia en Europa y se
expande casi inmediatamente a Estados Unidos, se instala
tardíamente en Latinoamérica y con diferencias significativas
respecto de los centros identificados.
En los países centrales se fortalecen las sociedades con
Estado, se configuran con mayor claridad las ciudades y la
clase social que comienza a ser dominante es la burguesía,
apareciendo en escena, en una posición subalterna una nueva
clase: el proletariado (obreros de las industrias).
Dimensión cultural e ideológica:
La Modernidad como movimiento histórico que se inicia en
Europa en el siglo XVI, realiza rupturas significativas con la
visión medieval del mundo. Centra su programa en la razón,
planteando el protagonismo del sujeto en el acto de conocer.
2
“Gran Bretaña proporcionó el modelo económico que revolucionó las viejas
estructuras económicas y sociales del mundo no europeo, pero Francia hizo sus
revoluciones y les dio sus ideas... Entre 1789 y 1917, las políticas europeas (y las de
todo el mundo) lucharon ardorosamente en pro o en contra de los principios de 1789...
Francia proporcionó el vocabulario y los programas de los partidos liberales, radicales
y democráticos de la mayor parte del mundo. Francia ofreció el primer gran ejemplo,
el concepto y el vocabulario del nacionalismo. Francia proporcionó los códigos
legales, el modelo de organización científica y técnica, y el sistema métrico decimal a
muchísimos países. La ideología del mundo moderno penetró por primera vez en las
antiguas civilizaciones que hasta entonces habían resistido a las ideas europeas, a
través de la influencia francesa. Esta fue la obra de la Revolución francesa.”(op.cit,
61,62)
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De este modo el sujeto es autónomo, decide por sí mismo las
normas que lo van a regir sin dependencia de las verdades
reveladas, y puede hacer esto por el uso de la razón. A este
principio se lo denomina secularización, y significa, entonces,
que la conducta humana en sociedad y la modalidad de la
organización social son independientes de referentes
teológicos, son ahora los “hombres” los que construyen el
orden social. La secularización de la conciencia sustituye el
interés por el otro mundo y la otra vida (el paraíso o reino de
los cielos), a favor de la preocupación por este mundo y esta
vida (la terrenal). Por otra parte, la fuerza en la razón impulsa
a las ciencias, que llevan a la explotación de la naturaleza
primero y al conocimiento de la sociedad y las personas
después. La Modernidad promete a la humanidad el progreso
y la felicidad.
La fuerza del concepto de razón —como así también la idea
de progreso y felicidad— se vinculará con un movimiento que
formará parte del campo de las ideas del Siglo en que nos
situamos, que se denominó “ilustración”. Estaríamos en
condiciones de realizar una breve referencia “...esta
denominación se la debe al último de sus figuras y más ilustre
de sus filósofos: Inmanuel Kant (1724 - 1804), quien definió a
la Ilustración como “el hecho por el que el hombre sale de la
minoría de edad de que él mismo es culpable”, es decir,
como la mayoría de edad, que se alcanza “por la decisión y
el ánimo para servirse del propio entendimiento con
independencia”. Por aquel entonces los europeos cultos, en
la misma Europa o en su prolongación americana, eran
conscientes de haber alcanzado colectivamente aquel estado,
y se sentían capaces de imponerlo en extensión
indefinidamente creciente, mediante la discusión de lo que a lo
largo del siglo los filósofos de Francia habían dado en llamar
les lumières, las luces de la razón... Como categoría
histórica, Ilustración es, en general, `un período cultural
que se distingue por los fervorosos esfuerzos de algunas
personalidades dirigentes para hacer de la razón
ordenador absoluto de la vida humana...’. Esta definición
resulta adecuada para denominar al siglo XVIII. En primer
lugar, desde el lado propiamente intelectual, por la extensión y
hasta vulgarización durante el mismo del pensamiento
filosófico del siglo anterior, desde Descartes, Hobbes y
Spinoza hasta Locke y Berkeley; la elaboración del “derecho
natural’...; la idea de “religión natural” ...; y la “moral a la luz de
la razón” (todo lo cual confluiría, junto a las motivaciones
económicas y los comienzos de la moderna economía
científica, en el vasto movimiento intelectual entorno a
l’Encyclopédie). En segundo lugar, por la política cultural en
los países del llamado despotismo ilustrado, los fermentos
revolucionarios en Francia que llevarían al entronizamiento de
la “diosa Razón”...” (GARCIA BORRON, 1998).
Este giro en el campo de las ideas que venimos desarrollando,
conmueve todas las bases donde se asentaba la concepción
acerca del mundo y de la vida y permite la construcción de
nuevas corrientes de pensamiento, que impregnadas de estas
consideraciones van a justificar o cuestionar el sistema social
que comienza a estructurarse: el liberalismo y el socialismo (el
liberalismo lo va a justificar, mientras que el socialismo lo
impugna proponiendo un sistema social sin clases sociales).
Para el tema que nos ocupa, tomaremos al liberalismo como
corriente de pensamiento que sostiene la intervención social
filantrópica.
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La doctrina liberal enfrenta al régimen feudal y a la monarquía
absolutista, y es levantada por la burguesía. Proclama la
igualdad de todos ante la ley, el libre desarrollo y actividad de
los ciudadanos, con una intervención mínima del Estado, ya
que si los sujetos son iguales y libres pueden pactar entre
ellos por medio del contrato, en el mercado. El Estado solo
debe garantizar la libertad de mercado y la propiedad de los
sujetos.
Resumiendo, la modernidad impone una nueva cosmovisión
del tiempo histórico poniendo el énfasis en el presente y la
mirada hacia el futuro; es en estos momentos en que incluso
se cambia el significado del término revolución: la noción de
revolución ya no va a ser considerada como rotación circular
tal cual se la entendía en la Grecia clásica, ahora la revolución
significará el cambio en todas y cada una de las instancias de
la vida, indicando una dirección sin retorno. Por otra parte la
impugnación del referente teológico como principio de
autoridad produce una fuerte desestructuración en los modos
de vivir en sociedad que deriva en el problema de la
legitimidad. La cuestión de la legitimidad impacta tanto en la
dimensión política, como en el campo de la ética, el
conocimiento y también en la concepción de estética.
Pensar el orden social como construcción:
Ante la caída de la referencia teológica surge la pregunta
¿por qué unos hombres tienen el derecho a mandar y la
mayoría a obedecer? O en otras palabras cómo se establece
la relación mando obediencia. La respuesta la da el
contractualismo (jusnaturalismo) de la mano de Hobbes,
Locke y Rousseau3. Si la libertad y la igualdad son estados
naturales entre los hombres, la obediencia de unos a otros se
establece por medio del pacto que garantiza la convivencia.
El contrato entre los hombres libres (libres de las ataduras de
la tradición, de la religión y los patronazgos) e iguales
(naturalmente nada dice acerca de que existan jerarquías
entre los hombres) se da en lo político (la sociedad política
que se expresa en el espacio público), pero también en el
mercado (sociedad civil, espacio privado).
Tomaremos el pensamiento de John Locke, en tanto es el que
dentro del contractualismo logra fundamentar el liberalismo.
Los tópicos centrales de su pensamiento radican en que la
única y verdadera propiedad de cada hombre es su propio
cuerpo y se legitima a través del trabajo (propiedad de bienes
externos), ya que el derecho de los individuos es saciar su
hambre. Los límites de la propiedad estarían en el consumo
necesario, y dirá Locke (2004): "… puedo apropiarme de todo
lo que voy a consumir ya que Dios dio los bienes por igual,
pero si recojo mas frutos y se pudren porque no los consumo
entonces robo a la humanidad. Pero si en lugar de dejar que
se pudran los frutos que no consumo voy al mercado y los
cambio, pago a otro para que me haga los trabajos, entonces
no haga daño a otros, además el derecho de herencia permite
la continuidad”. De esta manera está fundamentando el
derecho a la acumulación. En las sociedades en que se
dinamiza el mercado se puede trabajar y acumular, pero para
que esto se garantice se necesita de una institución política
3
Si bien dentro del contractualismo moderno podemos identificar diferentes
pensadores, en general se consideran a estos tres como los que realizaron los
aportes más significativos. Tomás Hobbes (1588-1679), de origen inglés; John Locke
(1632-1704), filósofo inglés; Juan Jacobo Rousseau (1712-1778), nacido en Ginebra
su obra fue escrita fundamentalmente en lengua francesa. Se sugiere completar con
los aportes sobre el tema de la asignatura Problemática Política.
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que actúe como tercero imparcial para que dirima como juez
que le corresponde a cada uno, defendiendo a la propiedad.
La defensa de la propiedad por parte del Estado en Locke es
la defensa de la libertad. El Estado se convierte en un orden
jurídico que impone la coacción externa sobre los miembros
de la sociedad en el espacio público.
En lo ético: hemos visto en párrafos anteriores cómo la
modernidad pone de relieve la concepción de individuo
autónomo y la contribución de Kant al respecto. Si bien
profundizaremos luego este aspecto en relación con la lógica
de la estrategia de intervención que estamos analizando, vale
aquí plantear que las máximas kantianas que entienden a la
ética como “imperativos categóricos” (que se deben cumplir
necesariamente) producen la coacción interna. Esto quiere
decir que en los espacios privados, especialmente en la
familia y en las instancias no estatales, se va a socializar a los
individuos desde estos principios morales.
En el conocimiento: en esta dimensión también se produce
la crisis de autoridad ¿quién define ahora lo verdadero y lo
falso? Los fundamentos se buscarán en la razón y la garantía
de la verdad del conocimiento se depositará en el método.
Será Descartes quien inaugurará con su duda metódica este
procedimiento, aunque en relación a lo científico se
establecerá el método experimental como el camino necesario
para llegar a la verdad científica. De esta manera se pasará de
la idea de verdad revelada (mundo medioeval) a la verdad
producida (modernidad), de la contemplación a la explicación
racional.
El hombre liberal, entonces es aquel individuo racional y
responsable que procura su interés sobre la base de las
relaciones contractuales que establece con otros. De esta
manera todos tienen garantizado un piso de igualdad y según
sus esfuerzos personales serán las diferencias sociales. El
liberalismo, desde estos argumentos fundamenta y justifica al
naciente capitalismo.
Como se puede apreciar, estos principios abstractos
desconocen la realidad particular de cada sujeto, ya que
algunos tienen como propiedad los medios de producción
(herramientas y capital económico) y otros, su fuerza de
trabajo. Esta diferencia es de partida, desigual, en tanto los
bienes que se poseen tienen un valor diferencial a favor de los
propietarios de los medios de producción.
TEXTO
Ingresaremos ahora al análisis particular de la estrategia de
intervención social filantrópica tomando cada uno de los
elementos que la componen en relación al contexto antes
desarrollado, entendiendo que ese texto, va a reproducir las
características del contexto.
Campo problemático: ¿Cuáles son los problemas en los
que “enfocará” su intervención la filantropía?
Las transformaciones en los modos de producción (de una
economía basada en lo rural y artesanal a la producción
industrial) traen aparejados cambios significativos en la vida
cotidiana y generan nuevos problemas sociales, una nueva
pobreza que es denominada por los teóricos europeos de la
época como "pauperismo", que es definido como la extensión
de la pobreza a grandes poblaciones. Estos pensadores
sociales consideraban que el fenómeno tenía su origen en la
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producción industrial y que constituía una amenaza al orden
político y social. No obstante la explicación no se va a detener
en el sistema capitalista como productor de la pobreza, por el
contrario sus argumentos van a hacer foco en las normas (los
cambios en los modos de producción merecen la construcción
de nuevas normas y los sujetos no las han incorporado, por lo
tanto el problema es moral, o dicho de otro modo, la causa del
pauperismo es moral). En síntesis, se trata del escenario
donde comienza a aparecer lo que se ha llamado "cuestión
social", y en consecuencia emerge una diversidad de posturas
para enfrentar a la misma. La intervención social desde la
filantropía se constituye en una de ellas.
Referencia categorial: ¿desde qué categorías – conceptos
se sostiene esta intervención?
Acorde a la configuración social del momento de surgimiento
de esta estrategia, las categorías - conceptos que van a estar
presentes referirán a la "secularización", la primacía de la
"razón"; la "cuestión social" que surge en ese momento, el
"pauperismo" producto de la instauración del sistema
capitalista, la necesidad de dar respuesta a ese "problema
social" del momento, sin la intervención del estado, acorde a
las "ideas liberales" que hegemonizan el momento histórico,
en fuerte disputa con las "ideas socialistas".
Bajo los principios liberales de Locke y los éticos de Kant, es
que se considerará a la pobreza como producto de la falta de
"moral", o la caída en la "inmoralidad" y la necesidad de
"tutelar" a aquel sector considerado incapaz de dictarse las
"normas morales" adecuadas para salir de ese estado.
Estas son algunas de las categorías, conceptos, que
apuntalarán el accionar de la filantropía.
¿De qué moral hablamos, cuando decimos que “el problema
es moral”? en este momento histórico, hablamos de la moral
laica de origen racional, laica en tanto es una moral que se
construye independientemente de normas teológicas, y
racional, justamente porque en tanto sujeto autónomo tiene la
capacidad - por el uso de la razón - de decidir las normas que
regirán la vida en sociedad.
Para profundizar, nos ubicamos nuevamente en la
modernidad, recuperando la noción de sujeto autónomo que
inaugura la misma. Ya vimos que el individuo autónomo es
aquel que tiene la capacidad de dictarse sus propias normas,
ya no depende de las normas y verdades de una autoridad
teológica, en todo caso sus creencias en Dios son parte de
una decisión autónoma. La moral, ese conjunto de principios,
normas y valores que cada generación transmite a la
siguiente, como orientaciones sobre el modo de
comportamiento para llevar una vida buena y justa, depende
del uso de la razón. Entonces cumplir con determinados
deberes ya no tiene que ver con la idea de la salvación eterna,
ni por miedo a castigos divinos, sino como conducta basada
en la razón. Inmanuel Kant (1788) sistematiza los principios
morales de la época en su obra Crítica de la Razón Práctica
diciendo que "la fuente misma del orden moral está en la
materia simple de la moralidad que son los propios sujetos en
sus mutuas relaciones". La primera máxima kantiana- expresa:
"Obra de tal manera que puedas querer que la máxima de tu
acción se convierta en ley universal", y en la tercera plantea:
"Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu
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persona como en la de cualquier otro siempre al mismo tiempo
como fin, y nunca solamente como medio". De este modo
pregona que los seres humanos no pueden tratarse como
simples medios, son absolutamente valiosos y por lo tanto no
tienen precio, sino dignidad. No obstante en la primera de sus
máximas aparece un aspecto que se convierte en un eje
interesante para recomponer la cohesión social en tanto si “la
máxima de la acción de un sujeto debe convertirse en ley
universal” quiere decir que todos “debemos obrar de la misma
manera”, esto es que las acciones de un sujeto se regirán por
la expectativa de que “el otro” va a actuar respondiendo a las
mismas expectativas. De este modo todos y cada uno de los
individuos deberán socializarse dentro de las mismas normas,
y como expusiéramos en párrafos anteriores esto se logra en
los espacios privados (familia, escuela, organizaciones de la
sociedad civil), o sea existe una coacción interna (y privada)
que moldearán los sujetos aptos para la vida en común en
este nuevo sistema social.
¿Cómo se enlazan estos principios con la intervención
filantrópica hacia la pobreza en el marco del liberalismo?
Vimos que la instauración del capitalismo produce pobreza,
cuestión a la vez que hace peligrar ese nuevo orden social. Si
el Estado no debe intervenir más que asegurando la propiedad
privada y el libre juego del mercado: ¿cómo se resuelve esta
paradoja? Es justamente la idea de lo moral lo que va a
mediar en este conflicto, porque ciertos sectores sociales (los
trabajadores y los que no se encuentran insertos en el mundo
del trabajo) según la corriente de pensamiento vigente, no han
incorporado las normas y valores correspondientes.
En efecto, los pensadores del momento partidarios de esta
nueva configuración social, van a decir que en la vida social
rige un tipo de obligaciones estrictas: obligaciones morales; lo
moral no se limita así a lo privado, hay una moral pública, o
sea obligaciones que regulan ciertas relaciones sociales sin
sanción jurídica. Según Robert Castel la apuesta del
liberalismo consistía en tratar de sostener una política social
completa en un espacio ético, no político.
Sujetos: ¿hacia quienes va dirigida la intervención
filantrópica?
El tema moral – que hemos venido desarrollando - se
desdobla en dos aspectos: es un deber de los "hombres de
bien", que sustentan valores morales (sector dominante de la
sociedad) hacia los pobres que "carecen de moral" o en
todo caso fueron "pervertidos" por la miseria. Estos “pobres”,
hacia los que irá dirigida la intervención, para este momento
histórico, son tanto los trabajadores como aquellos que no se
encontraban insertos en el mundo del trabajo, es decir los no
trabajadores.
Procedimientos: ¿de qué modo se plantea la intervención
en esta estrategia?
La moralización constituye la modalidad de intervención, cuyo
sistema de “ayuda” se centraba en el control de los valores
morales más que en la distribución de bienes materiales,
o en todo caso éstas quedaban supeditadas a la "buena
conducta de los beneficiarios". El benefactor era un modelo de
socialización que debía seguir el pobre para alcanzar el
bienestar.
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Este deber moral en el plano de los problemas sociales es un
deber de "protección", entendiéndose a aquellos a “proteger” los “pobres” - como el sector que carece de la capacidad para
conducirse por sí mismo poniéndolos en un "estado de
minoridad" y por lo tanto, necesitados de una guía externa: la
tutela.
Los filántropos europeos de la época postulan que la
asistencia a los pobres en el marco de la moralización debía
hacerse de un modo organizado y crean la figura del "visitador
de pobres" que tenía como objetivo evaluar las necesidades
de los mismos, y una relación de intercambio personalizada.
Este pensamiento atravesó la Europa de fines del siglo XVIII y
todo el siglo XIX, confluyendo en organizaciones como la
Sociedad de Moral Cristiana, la Sociedad San Vicente de Paul
(Francia), Organización Social de la Caridad (Inglaterra), entre
las más importantes, desde las cuales se desarrollaba la
política de asistencia a los pobres.
LÓGICA DE INTERVENCIÓN EN LA QUE SE SUSTENTA
LA FILANTROPÍA:
En esta estrategia la entendemos como la tutela, que se
sostiene en el principio de moral laica de origen racional
(aspectos que fueron explicados en los párrafos anteriores).
La tutela como relación entre ricos y pobres se convierte en
una práctica de inclusión social vía valores morales que
llevarían a aglutinar a los diversos sectores de la sociedad, de
este modo se plantea la integración social.
Es en este sentido que se “enlaza” la lógica de intervención
con la ilustración, en palabras de Kant (1978:25): “La
ilustración es la liberación del hombre de su culpable
minoridad. La minoridad significa la imposibilidad de servirse
de su inteligencia sin la guía de otro. De esta minoridad es
culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia
sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella sin
la tutela de otro.”
LA FILANTROPÍA
INTERVENCIÓN SOCIAL EN LA ARGENTINA
Configuraciones de lo social
Las ideas del movimiento de la Ilustración desplegadas en
Europa van a ser llevadas adelante en el Virreinato del Río de
La Plata de una manera diferenciada dada la dependencia a la
Corona española. El pensamiento ilustrado, al estilo del que
se daba en Francia o Inglaterra, se veía coartado en España
dada la primacía del pensamiento católico y de la monarquía
española. Al punto de llegar a la contradictoria denominación
de Ilustración católica, por lo que se habla de un “proyecto de
modernización limitado” (TERAN, 2008:16).
De todas maneras dichas ideas son tomadas por muchos de
los hombres cultos del virreinato, más allá del clero, siendo los
periódicos de la época los que gravitarán en su difusión a
principios del siglo XIX, como fueron el Semanario de
Agricultura, Industria y Comercio de Vieytes o el Correo de
Comercio Manuel Belgrano. Los mismos trataban
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principalmente temas económicos, con la intención de difundir
la fisiocracia como la corriente de pensamiento económica que
aseguraría el progreso del virreinato.
Respecto de la dimensión cultural de la época, el sistema de
enseñanza refería a la universalidad del conocimiento, acorde
a los principios de la Ilustración, pero como contrapartida se
continuaba sosteniendo las verdades del dogma católico vía la
escolástica. Como ejemplo se puede citar al Real Colegio de
San Carlos, luego denominado Colegio de Ciencias Morales –
institución de la intelectualidad porteña por la que pasaran
varios de los después conocidos como próceres, tales como
Belgrano, Moreno, Castelli y Rivadavia-, en donde se impartía
latín, teología, moral y filosofía (TERAN, 2008:16).
La transición de la condición de Colonia española (Virreinato
del Río de La Plata) hacia la conformación de un Estado
independiente se caracteriza por un período de alta
conflictividad, por una parte las luchas por la independencia
(fuerzas criollas frente a fuerzas realistas), pero también se
dan las luchas al interior de los propios territorios (entre los
diferentes sectores sociales que conformaban la población).
En las mismas se pone en juego no sólo la independencia de
los pueblos americanos sino las ideas sobre el modelo de
sociedad y de estado que debería surgir4.
En este marco, las incipientes figuras de gobierno que se van
sucediendo realizan reformas respecto de la vida social del
sistema colonial. En efecto, inspirados en el pensamiento
liberal europeo, y como medidas para recortar el poder a
4
Para este tema en particular se sugiere la lectura del texto de Wanderley, Luiz “La
cuestión social en el contexto de la globalización: el caso latinoamericano y caribeño”
(Subtítulo “La cuestión nacional”). Bibliografía entregada para el tema “Cuestión
Social”
sectores del clero sospechados de mantener posturas
políticas contrarias a la independencia americana, se les quita
la administración de hospitales y otras instituciones de caridad
a diferentes órdenes religiosas. En 1822 el gobierno de la
provincia de Buenos Aires sanciona la ley de Reforma del
Clero (abolición del fuero personal eclesiástico y de la
obligación del diezmo, confiscación de propiedades, etc.).
Según algunos autores con esta ley se "termina de desmontar
el esquema institucional religioso de la asistencia social de la
época colonial".
Una de las figuras claves de este proceso es Bernardino
Rivadavia que participa del Triunvirato en 1811, es ministro de
gobierno y relaciones exteriores del gobernador Martín
Rodríguez (1822), luego ministro plenipotenciario del
gobernador Las Heras (1824) y presidente de la Nación
(1826). Además de la mencionada ley de Reforma del Clero,
es mentor de la ley de Enfiteusis (su reglamentación permitió
la formación de latifundios y la concentración de tierras en
pocas manos en la pampa húmeda), del empréstito Baring
(endeudamiento con Inglaterra en condiciones leoninas), ley
de vagos (control represivo de los gauchos) y a él se le
atribuye la incorporación de la lógica filantrópica como forma
de intervención social en Argentina.
En 1823 Rivadavia promueve, la Sociedad de Beneficencia de
Buenos Aires, influenciado por la modalidad europea de
encarar la intervención social. Las diferentes investigaciones
sobre esta organización (Passanante, 1987; Tenti Fanfani,
1989, como las más actuales) coinciden respecto de las
características centrales de la misma. Esta Sociedad tuvo una
presencia sostenida en el tiempo como referente de la
intervención social: con excepción de períodos particulares
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(gobierno de Rosas y fundamentalmente entre el 45 y el 55,
con el peronismo en el poder), su labor se mantiene. Su
declinación se da justamente cuando el Estado se hace cargo
de las políticas sociales.
La concepción filantrópica de la que está imbuida la Sociedad
de Beneficencia se basa en la moral laica de origen racional
pero no desplaza el concepto cristiano de caridad, sino que lo
engloba. No debemos obviar para poder comprender esta
diferencia, que en nuestro país en particular la Iglesia Católica
siempre tuvo fuerte influencia en el Estado y en la sociedad en
su conjunto, independientemente de los intentos que se
realizaron desde diversas posiciones para imponer la
secularización.
De este modo en nuestro país la intervención social desde la
beneficencia pública tuvo en general, los mismos supuestos
que la acción filantrópica europea. La idea de moralización
conduce esta estrategia, entregando esta tarea a la mujer por
su condición privilegiada dada su sensibilidad y "dotes del
corazón" y reclutando a las mismas en la elite porteña.
Las causas de la pobreza eran vistas como circunstancias
fortuitas (enfermedad, muerte, accidentes) o por la inmoralidad
(sus propias faltas). En el primer caso se intervenía para que
no se caiga en situaciones de inmoralidad y en la segunda
para reconvertir en los valores considerados necesarios.
Campo problemático: A diferencia del escenario europeo, en
nuestro territorio “la cuestión social” no se expresa en las
profundas transformaciones del modo de producción y la
instauración del capitalismo, sino, como vimos, en el proceso
independentista y las luchas internas que dibujaban un
panorama conflictivo para lograr la “integración social”. De
cualquier manera se consideraba, bajo los preceptos liberales
que esta situación también respondía a cuestiones morales, o
en todo caso era posible resolver “moralizando”. Según los
dirigentes de la época, los problemas tenían que ver con la
revolución vivida, por lo que había que “echar los cimientos
sobre los que debe elevarse la moral pública".
Sujetos: Se elige a las mujeres de la alta sociedad para que
lleven adelante las obras de beneficencia y las primeras
destinatarias de esta acción son también las mujeres. Por eso
se hace referencia al carácter femenino de esta práctica.
Dice Tenti Fanfani: "...según los principios estructuradores de
la división del trabajo entre los sexos imperantes en ese
momento histórico, la mujer es la educadora moral por
excelencia" (1989: 12). También en esta característica los
autores presentan controversias considerando que esta
decisión reproduce los patrones de dominación y elitismo
(TENTI FANFANI,1989), o por lo contrario que otorgar ese
papel a las mujeres representa ideas de "avanzada" ya que
colocaba a las mismas en el escenario público reservado sólo
para los hombres (PASSANANTE, 1987).
También los niños y niñas, eran los sujetos de la acción tutelar
por excelencia, al considerarlos como carente de capacidad
para el raciocinio y por ende era preciso inculcarles los valores
morales “adecuados” para que se constituyan en hombres
“trabajadores”, que adquieran la disciplina necesaria para el
trabajo y mujeres capaces de sostener y reproducir los valores
en el rol esperado por la sociedad de ese momento,
preponderantemente en el espacio privado, la familia.
Procedimientos: La acción preponderante se realizó en el
aspecto educativo, y como se dijo anteriormente, estaba
direccionada hacia las mujeres (niñas y jóvenes). Se concebía
Cátedra: Historiografía de la Intervención Social
FICHA Nº 4: Estrategia típica de intervención social filantrópica
AÑO: 2013
que una madre "instruida" bien podría inculcar a su familia las
virtudes y valores necesarios para convertirse en buenos
ciudadanos.
Los contenidos que se impartían en las escuelas para niñas
pobres administradas por la Sociedad, giraban en torno a los
valores morales, doctrina cristiana, lectura y escritura, las
operaciones aritméticas básicas y costura.
Los premios a la virtud que se otorgaban anualmente se
pueden entender como una modalidad de incentivación hacia
las "buenas costumbres". Siguiendo a Terán: “… el ejercicio
de la virtud puede definirse como la cualidad que conduce a
ceder una parte de la energía y del interés personales para
ponerlos al servicio del bien público, de la cosa pública, de la
res publica.”5(2008:32)
¿Y el Estado no intervenía?: Si bien se sostiene la
intervención en el espacio público no estatal, y el Estado “no
se hace cargo” de la intervención social, en sintonía con las
ideas liberales que sostiene esta intervención, en Argentina se
manifiesta contradictoriamente ya que esta intervención es
impulsada por el Estado y contribuía con fondos, según Tenti
Fanfani, la mayor parte de los mismos provenían del erario
público, y en menor medida de las contribuciones privadas.
BIBLIOGRAFIA:
- HOBSBAWN, Eric (1999) “La era de la Revolución,
1789-1848”. Crítica. Buenos Aires.
5
Relacionar esto con el texto de Bobbio que fuera desarrollado en relación a lo
público y lo privado en el módulo I.
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GARCIA BORRON, Juan Carlos (1998), Historia de la
filosofía III. Siglos XVIII, XIX y XX. Edic. del Serbal.
Barcelona.
KANT, I. “¿Qué es la ilustración?” (1978). En: Filosofía
de la historia. Fondo de Cultura Económica. México.
KOSELLECK, Reinahart (1993) “Criterios históricos del
concepto moderno de revolución” en KOSELLECK,
Reinahart Futuro pasado. Para una semántica de los
tiempos históricos. Paidós., Buenos Aires.
LOCKE, John Segundo ensayo sobre el gobierno civil.
Ediciones Libertador, Buenos Aires, 2004
PASSANANTE, María Inés (1987) Pobreza y Acción
Social en la Historia Argentina. Humanitas. Buenos
Aires.
TENTI FANFANI, Emilio (1989), Estado y Pobreza:
estrategias típicas de intervención/1. CEAL. Buenos
Aires
TERAN, Oscar (2008) Historia de las ideas argentinas.
Diez lecciones iniciales, 1810-1880.Siglo XXI Editores.
Buenos Aires.

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