La alegría del Evangelio

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La alegría del Evangelio
TEMA DEL MES
La alegría del Evangelio
Imagen: ANS
“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con
Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío
interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”.
FRANCISCO, Evangelii gaudium, 1.
El pasado 24 de noviembre el Papa Francisco presentó su primera exhortación
apostólica “Evangelii gaudium”, dirigida a todos los fieles cristianos para invitarles a
una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría del Evangelio y para indicar
también algunos caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años.
La exhortación se sitúa en la perspectiva de la XIII Asamblea General Ordinaria
del Sínodo de los Obispos, celebrada del 7 al 28 de octubre de 2012 sobre el tema: “La
nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”; se articula en torno a cinco
capítulos, y quiere recoger la riqueza de los trabajos sinodales, deteniéndose de manera
particular en las siguientes cuestiones: la reforma de la Iglesia en salida misionera, las
tentaciones de los agentes pastorales, la Iglesia entendida como la totalidad del Pueblo
de Dios que evangeliza, la homilía, la inclusión social de los pobres, la paz y el diálogo
social, las motivaciones espirituales para la tarea misionera.
El Papa transmite en estas páginas no solo su propia experiencia pastoral, sino
sobre todo su llamada a aprovechar el momento de gracia que la Iglesia está viviendo
para emprender con fe, convicción y entusiasmo la nueva etapa del camino de
evangelización. Siguiendo la enseñanza de Evangelii nuntiandi de Pablo VI, sitúa de
nuevo en el centro la persona de Jesucristo, primer evangelizador, que llama hoy a cada
uno de los cristianos a participar con él en la obra de salvación.
Transformación misionera de la Iglesia
La evangelización obedece al mandato misionero de Jesús y pone a la Iglesia en un
dinamismo de “salida”: “La Iglesia en salida es la comunidad de discípulos misioneros
que primerean, que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan” (n. 24).
Implica y exige la “conversión pastoral”, que, según el Papa Francisco, significa pasar
de una visión burocrática, estática y administrativa de la pastoral a una perspectiva
misionera, a una pastoral en estado permanente de evangelización: “Sueño con una
opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los
horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la
evangelización del mundo actual más que para la autopreservación” (n. 27).
Así como existen estructuras que facilitan la pastoral misionera,
lamentablemente también “hay estructuras eclesiales que pueden terminar
condicionando el dinamismo evangelizador”. Es necesario, por tanto, “concentrarse en
lo esencial”. Esto implica para la Iglesia la capacidad de evidenciar la “jerarquía de las
verdades” y su adecuada referencia con el corazón del Evangelio, y de superar el peligro
de una presentación de la fe hecha solo a la luz de algunas cuestiones morales como si
ellas pudieran prescindir de su relación con la centralidad del amor. Del mismo modo es
necesario fijar la atención “para intentar expresar las verdades de siempre en un
lenguaje que permita advertir su permanente novedad” (n. 41).
Desafíos del mundo contemporáneo
Ante el giro histórico en que vive la humanidad, el Papa, con una mirada pastoral, se
fija en algunos aspectos de la realidad que pueden detener o debilitar los dinamismos de
la renovación misionera de la Iglesia. Los enumeramos de forma sintética:
- No a una economía de la exclusión.
- No a la nueva idolatría del dinero.
- No a un dinero que gobierna en lugar de servir.
- No a la iniquidad que genera violencia.
Además, el Papa se refiere a algunos desafíos culturales actuales: ataques a la
libertad religiosa y situaciones de persecución a los cristianos, indiferencia relativista
relacionada con el desencanto y crisis de las ideologías, deterioro de las raíces culturales
de muchos pueblos, proliferación de nuevos movimientos religiosos tendentes al
fundamentalismo.
Tentaciones de los agentes pastorales
Muestra Francisco su inmensa gratitud por la tarea de todos los que trabajan en la
Iglesia y ofrece una hermosa reflexión sobre los desafíos a los que se enfrentan. El Papa
dice sí al desafío de una espiritualidad misionera, destaca la necesidad de recuperar la
propia identidad, sin esos complejos de inferioridad que conducen a “ocultar la propia
identidad y convicciones… y terminan sofocando la alegría de la misión en una especie
de obsesión por ser como todos los demás y por tener lo que los otros tienen” (n. 79). Y
dice no a la acedia egoísta y al pesimismo estéril, “que nos convierte en pesimistas
quejosos y desencantados con cara de vinagre” (n. 85).
Sí, también, a las relaciones nuevas que genera Jesucristo: Es necesario
recuperar la relación interpersonal para que tenga el primado sobre la tecnología del
encuentro hecho con el control del mando a distancia, con el que se establece cómo,
dónde, cuándo y por cuánto tiempo encontrar a los demás según las propias
preferencias. Y no a la mundanidad espiritual, que es buscar, en lugar de la gloria del
Señor, la gloria humana y el bienestar personal. Lleva incluso a algunos cristianos “a
estar en guerra con otros cristianos que se interponen en su búsqueda de poder,
prestigio, placer o seguridad económica: No a la guerra entre nosotros.
El anuncio del Evangelio
La evangelización es una tarea de todo el pueblo de Dios, ninguno está excluido. No
está reservada ni delegada a un grupo particular. Todos somos “discípulos misioneros”,
y estamos llamados a crecer como evangelizadores. El Papa explica la fuerza
evangelizadora de la religiosidad popular, de la relación interpersonal, del testimonio de
vida y del acompañamiento personal. Considera con detenimiento el tema de la homilía,
“que requiere una seria evaluación de parte de los pastores”. Y hace una invitación a los
teólogos para que estudien las mediaciones necesarias a fin de lograr una valorización
de las distintas formas de evangelización.
Dimensión social de la evangelización
Existe una íntima conexión entre evangelización y promoción humana, que debe
expresarse y desarrollarse en toda acción evangelizadora. Si esta dimensión no se
explicita debidamente, dice el Papa, “se corre el riesgo de desfigurar el significado
auténtico e integral de la misión evangelizadora" (n. 176).
De manera especial, Francisco se refiere, primero, a la inclusión social de los
pobres: Unidos a Dios escuchamos su clamor, que es el clamor de la justicia y de la
solidaridad. Es una exigencia de la fidelidad al Evangelio. Después, trata sobre la paz y
el diálogo social, señalando cuatro principios: el tiempo es superior al espacio, la unidad
prevalece sobre el conflicto, la realidad es más importante que las ideas, el todo es
superior a la parte.
En cuanto al diálogo social, según el Papa, para la Iglesia hay particularmente
tres campos de diálogo: con los Estados, con la sociedad y con otros creyentes que no
forman parte de la Iglesia católica. De manera concreta alude al diálogo entre la fe, la
razón y las ciencias, al diálogo ecuménico e interreligioso, al diálogo con el judaísmo y
con el Islam.
Espíritu de la nueva evangelización
La nueva evangelización se desarrolla bajo el primado de la acción del Espíritu Santo
que infunde siempre y de nuevo el impulso misionero, a partir de la vida de oración en
la que la contemplación ocupa el puesto central. La Virgen María “estrella de la nueva
evangelización” constituye para Francisco el icono de la genuina acción de anuncio y
transmisión del Evangelio que la Iglesia está llamada a realizar en las próximas décadas,
con gran entusiasmo e inmutable amor por el Señor Jesús. “¡No nos dejemos robar la
alegría de la evangelización!”.
Eugenio Alburquerque Frutos
Imagen: JL Mena

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