- Instituto de Ingenieros de Minas del Perú

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Indice del Fascículo II
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Introducción
Fuentes del conocimiento
Fases de la historia incaica
Rasgos de una civilización
Los recursos ocultos
Crece el patrimonio minero inca
Mineros de muchos metales
Los yacimientos explotados
Del lavadero de río a la mina de socavón
Alta organización minera
Pág.
3
4
4
6
8
9
10
11
13
14
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G
G
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G
Desarrollo metalúrgico incaico
Las fundiciones
Las aleaciones
Las armas de los incas
Del arte sobrio al imperio dorado
El mensaje de la riqueza peruana
Pág.
15
16
17
18
19
23
Nuestro próximo Fascículo III:
“ MINERÍA COLONIAL PERU
ANA - SI GLO XVI”
ERUANA
Publicación bimestral del Instituto
de Ingenieros de Minas del Perú
CONSEJO EDIT
ORIAL
EDITORIAL
Ing. Raúl Benavides Ganoza
Ing. Felipe de Lucio Pezet
Ing. Marco Fernández Concha
Ing. Carlos Soldi
INVESTI
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INVESTIG
ION
REDA
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Ana María Rey de Castro L.
DISEÑO GRAFICO
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Introducción
E
ste fascículo de la Colección
“HOMBRES Y METALES DEL PERU”
trata del desarrollo de la minería
durante el Incario. Su marco es
el período histórico que se extiende desde que la Cultura Inca se
instaura como civilización dominante
en el territorio de los Andes Centrales,
alrededor de 1400 d.C., hasta la llegada de los conquistadores españoles en
1532, que marca el inicio del proceso
de desarticulación del Imperio.
Pese a su relativa brevedad, es el
lapso de la historia generalmente reconocido como la era de grandeza: la
etapa más rica y representativa de la
cultura y del quehacer del hombre de
América del Sur. Franklin Pease nos
dice sobre el Incario y sus habitantes:
“... Su dominio duró poco más de cien
años y los resultados que alcanzaron
se debieron en buena parte al no desperdicio de la experiencia acumulada
en milenios, en los que los hombres
andinos fueron perfeccionando su control sobre los recursos de la tierra ...”
En el esfuerzo extractivo, transformador y artístico de los mineros, metalurgistas y orfebres del Imperio
Incaico se sustenta la magnificencia
de lo que, más tarde bajo el poder
europeo, sería la contribución del Perú
a la riqueza del mundo.
Figurina Inca, trabajada a la cera
perdida, en oro, plata y cobre
3
Fuentes del conocimiento
P
ara conocer la relación entre el hombre y los metales en el Imperio Incaico, contamos con más
numerosas y más diversificadas fuentes de información que las que teníamos como huella de la
era preincaica. Ya no sólo disponemos, nos dice
Mario Samamé: “... de profusión de monumentos arqueológicos y piezas que dan fe de la calidad artística y de la
maestría artesanal, testimonio de riqueza y opulencia,
sino además, de la información recogida por los cronistas, la cual por su origen oral es pródiga en imprecisiones, sin que falten ingredientes de exageración y fantasía; y los informes primigenios como son los relatos, muchos de origen y destino oficial, dando cuenta de lo que
(los españoles) encontraron, lo que vieron y observaron y
aún lo que depredaron y remitieron al Viejo Mundo ...”
Las primeras percepciones que el pueblo conquistador volcó en sus escritos son algo que los historiadores
nos aconsejan leer con cierta prudencia. Franklin Pease,
afirma al respecto: “... Los primeros cronistas no nos dejaron buena información sobre la población andina y su
quehacer; tampoco se interesaron demasiado en hacerlo.
Su incomprensión fue paralela a la inseguridad de sus
informaciones, la cual se agravaba por la ignorancia de
las lenguas andinas. Esta deficiencia informativa no está
presente cuando hablaban de los temas que sí les interesaban ...”
A juicio de Pease, “... Los cronistas posteriores remediaron con holgura la deficiencia ...”, cuando empezaron a interesarse por otros aspectos de la realidad
que no fueran los exclusivamente relacionados con los
gobernantes y el poder. “... Conforme pasó el tiempo se
fue precisando otro tipo de interrogantes: la población
existente en la zona visitada, cuáles eran los recursos
que se empleaban en la vida diaria (es decir, cuáles
eran sus riquezas) y lógicamente, la forma o la manera
en que éstas podían ser convertidas en riqueza a la manera occidental. Por ello no sólo aparecen en los interrogatorios preguntas sobre minas de oro y plata, sino también sobre los abastecimientos normales que la agricultura, la ganadería o la manufactura andina estaban en
condiciones de ofrecer a los habitantes del país de los
Incas ...”
Fases de la historia incaica
J
ohn Rowe, cuyos criterios cronológicos son generalmente aceptados por arqueólogos e historiadores, es
tima que, entre los años 1100 y 1400, se habría dado
“... el período de establecimiento gradual de la hegemonía incaica en la región del Cusco…”
Los hechos, los mitos y las leyendas se entremezclan en los relatos sobre lo ocurrido durante estos tres
siglos y por ello Rowe plantea que sólo a partir de 1400 y
más precisamente, a partir del gobierno de Pachacútec,
podemos contar con una “historia confiable” de los Incas.
Con los aportes de diversos estudiosos, presentamos aquí un resumen cronológico de los hechos y procesos que marcaron la era incaica:
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N 1100-1200:
S
e estima que alrededor del año 1100 pudo tener lugar
la primera fundación del Cusco por Manco Cápac. Sinchi Roca crea las bases de alianzas y confederaciones.
Se extiende el dominio del territorio hacia el Sur del
Cusco.
N 1200-1300:
L
loque Yupanqui prosigue la labor confederativa.
Mayta Cápac lleva a cabo las primeras guerras expansivas y combate a los Alcabizas. Cápac Yupanqui incorpora a los Andahuaylas a la confederación cusqueña.
Es ocupada toda la cuenca del Titicaca.
N 1471-1493:
T
úpac Yupanqui derrota a los Wanka, los Jauja y los
Chachapoyas. Después de una cruenta guerra contra
los Chimú, somete a Chanchán y conquista el valle de
Pacasmayo. Por el sur se abre paso hasta el río Maule
(hoy en Chile). Durante su gobierno se hacen grandes
construcciones y queda trazado el perfil de las fronteras
del Imperio.
N 1493-1527:
B
ajo Huayna Cápac y con la victoria de Pasto, se desplazan las fronteras hasta el río Ancasmayo (hoy en
Colombia). De allí hasta el Maule, a lo largo de 4000
km., los límites políticos del Imperio han alcanzado
las fronteras naturales. Se consolida la estructura interna del Tahuantinsuyo.
Arbol genealógico de la Dinastía Inca. Iconografía imaginaria de
comienzos del siglo XIX
N 1300-1400:
I
nca Roca marca el comienzo de una nueva dinastía. El
gobierno de Yahuar Huácac transcurre sin mayor relevancia. Viracocha intensifica las luchas entre los
Hurin Cusco y los Hanan Cusco. Se da la expansión al Norte y al Sur de la Cordillera y
hacia el Noreste de la actual
Argentina.
N 1527-1532:
E
l gobierno de Huáscar es sacudido por la guerra fratricida de sucesión contra Atahualpa. En junio de 1532
se da el primer asentamiento de los españoles en San
Miguel de Piura. Francisco Pizarro se dirige hacia Cajamarca adonde llega en octubre e invita a Atahualpa a un
encuentro. En noviembre, Atahualpa es hecho prisionero
N 1438-1471:
C
on Pachacútec se inicia la gran
expansión imperial. Somete
a los Chancas; conquista el Collao y el Chinchaysuyo; somete
al Contisuyo y se abre la ruta
hacia Arequipa. Pachacútec da
al Cusco la configuración de
gran urbe y comienza la era de
esplendor del Imperio Incaico.
Ilustraciones de Guamán Poma representando combatientes Inca
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en Cajamarca. Desde allí da orden de matar a Huáscar.
Cede la mitad meridional del Imperio a los españoles.
N 1533:
A
tahualpa es ajusticiado el 26 de julio después de entregar el rescate. En noviembre los españoles entran
al Cusco y nombran a Manco Cápac II, también conocido como Manco Inca. Con él se aseguran también la
mitad norte del Imperio.
N 1534:
M
anco Inca gobierna desde Jauja como aliado de
Pizarro.
N 1535-1571:
E
n 1535 los españoles trasladan la capital del Imperio
a la Ciudad de los Reyes, Lima. Manco Inca, Sairi Túpac, Tito Cusi y Túpac Amaru intentan sucesivamente
mantener un Estado Inca en Vilcabamba y este período
se ve ensombrecido por rebeliones, traiciones, y enfrentamientos.
N 1572:
L
a captura y ajusticiamiento de Túpac Amaru marca
la derrota definitiva de los Incas de Vilcabamba. La
Ordenanza del Virrey Francisco de Toledo sanciona el
final del Imperio Incaico.
Rasgos de una civilización
L
a Civilización Incaica no aparece repentinamente
en los Andes Centrales sino se va consolidando en
base a pobladores y culturas pre existentes, como
Huari y Tiahuanaco. Dice Duccio Bonavia: “... Mientras que la historia nos habla de legendarios grupos
que de fuera vienen a asentarse en el Cusco, la arqueología
nos muestra a los Inca como un grupo local que se desarrolla paulatinamente ...”
Alrededor de 1100, se trata todavía de la “subcultura
Inca” como la caracteriza Luis Valcárcel y “... su área de
origen está limitada a los actuales departamentos del Cusco
y Apurímac ...”
El Imperio del Tahuantinsuyo llegó a comprender lo que
hoy día son Perú y Bolivia, así como parte de Chile, Argentina, Colombia y Ecuador. Al decir de Pease “... Poco es lo
sabido en realidad sobre la forma como alcanzaron predominancia sobre los otros grupos étnicos andinos, si bien los
cronistas ofrecieron ejemplos de violencia al lado de negociaciones y alianzas ...”
Con la ayuda de varios autores es posible identificar algunos rasgos que faciliten la comprensión de este proceso.
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Fernando Silva Santisteban sintetiza lo que en términos modernos denominaríamos las claves de su éxito:
a) “... un sistema de apropiación y organización del
trabajo, basado en principios de reciprocidad y redistribución de los bienes, pudiendo la casta dominante controlar y disponer de la fuerza laboral de
toda la población (la mita y los mitimaes, en el
caso de la minería);
b) un culto principal oficializado, el culto al sol;
c) la adopción del quechua como lengua general, por
lo menos en las últimas épocas;
d) la adaptación progresiva de las instituciones a las
necesidades que surgían de la propia expansión y
el desarrollo de una infraestructura (ciudadelas y
fortificaciones; redes de caminos que, según Hyslop, llegaron a alcanzar los 23,139 km.);
e) un ejército bien disciplinado, organizado y abastecido, que era un formidable instrumento de conquista ...”
Para Bonavia, la mayor voluntad de conquista del
pueblo Inca no explica por sí sola la dominación de un
R
Quito
ío de Las Amazonas
o
R. Ancasmay
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Puerto Viejo
Tumibamba
Tangarala
Cajamarca
Guamachuco
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Guari Machupicchu
Pachacámac
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Mapa del Tahuantinsuyo
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OCEANO PACIFICO
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ayo
Pease plantea que los Incas fueron “el último grupo de
poder que logró la unificación basado en un poder centralizado” y que actuaron de acuerdo “... a una visión del
mundo elaborada progresivamente y cambiada cuando las
cosas y su ordenamiento cambiaron sobre la tierra en que
vivían ...”. Esto último nos dice mucho de su capacidad de
adecuación a las condiciones cambiantes del entorno y
permite al historiador aseverar que “... fueron diferentes,
sin duda, las colonizaciones incaicas en diversos ámbitos
andinos ...”
La habilidad de los Incas para poner en pie sistemas que les permitieran administrar los recursos de una
vasta geografía es también ilustrada por Pease: “... El
dominio del Tawantinsuyu sobre los Andes no supuso
jamás el control total del territorio, sino la organización
de enclaves de diverso tipo, que centralizaban estratégicamente recursos naturales y demográficos, y desde los
cuales podía organizarse el control de una amplia región
andina ...”
Para Eusebio Quiroz Paz Soldán, aún cuando los Incas
impusieran al mundo andino sus pautas de organización
política y de unificación administrativa, esto se logró
dentro de ciertos márgenes de tolerancia, es decir,
“... respetando en lo profundo las actividades y manifestaciones propias de cada pueblo y de cada cultura, lo que
hizo del Perú de entonces, no un conjunto homogéneo,
sino un gran imperio ...”
inmenso territorio. “... Tuvieron que aprender mucho de
los pueblos conquistados y su grandeza estuvo en saber
aprovechar esta enseñanza. No sólo capitalizaron y copiaron los aspectos positivos, sino supieron sacar enseñanzas
también de los negativos ...”
Coincide Luis Enrique Tord diciendo que los Incas “... aprovecharon la experiencia y habilidad técnica y artística de algunos de los pueblos conquistados. De esta forma, los célebres orfebres Chimú trabajaron joyas para los conquistadores quechuas ...”
En el plano de las técnicas, no tenían ventajas comparativas sobre sus coetáneos o como lo
afirma Bonavia: “... No contaron con ningún elemento tecnológico diferente de los demás, que les
otorgara alguna superioridad. Su éxito se llamó
“organización”, impuesta a como diera lugar ...”
Tord nos habla de la “persistencia” que animó a
los Incas para lograr en muy poco tiempo, de manera acelerada, imponer una organización estatal. Diversas piezas de morteros. Tomado de "De Re Metallica", Georgius Agrícola, 1556
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A: Túnel.
B: Lienzo de lino.
Tomado de: "De Re
Metallica", Georgius
Agrícola, 1556
Los recursos ocultos
L
os Incas establecieron un nueva relación entre sus
pobladores y los elementos del entorno. Los recursos mineros con que había sido dotado su territorio fueron considerados bienes administrables, es
decir, susceptibles de ser explotados, transportados,
acumulados, transformados, redistribuidos y conservados,
de una manera mucho más sistemática que en el pasado.
El concepto administrativo que aplicaron a las actividades mineras, tomó entre otras, las siguientes formas:
N se instauró un criterio de propiedad y usufructo de
los recursos;
N se crearon categorías de trabajadores dedicados a
las faenas mineras y metalúrgicas;
N se asignaron zonas de explotación a determinadas
comunidades;
N se organizó la producción a mayores escalas;
N se vigiló la seguridad del producto resultante.
Tal fue el cuidado con que se trató la riqueza metálica
en el Nuevo Mundo, que cuando ésta surgió ante los deslumbrados ojos de los conquistadores y dada la incertidumbre de su destino, los pobladores del Incario trataron
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en lo posible de preservar el secreto de la ubicación de los
yacimientos, minas o vetas que había en sus tierras.
El cronista Rodríguez de Figueroa escribe en 1583:
“... No siempre los indios estuvieron bien dispuestos para
mostrar a los españoles las minas explotadas durante el
Incario ...”
Guillermo Lohmann, a propósito de los yacimientos de
cinabrio (sulfuro de mercurio) en Huancavelica, nos habla
de: “... La instintiva repugnancia que siempre manifestaron
los indios a descubrir a los españoles (salvo en contadas
circunstancias) los tesoros y secretos de la tierra...”
Este silencio defensivo y auto-impuesto, de necesidad
política por aquel entonces, no estaría exento de consecuencias en los tiempos subsiguientes, ya que, como lo
afirman Paul Rivet y Henri Arsandaux: “... Está demostrado
que con excepción de la mina de plata en Porco (Bolivia), y
algunas minas de oro descubiertas en Carabaya, muy pocas
minas del tiempo de la Colonia fueron continuación de las
trabajadas por los Incas ...” Pero es también evidente que
para la historia del quehacer minero peruano se creó un
vacío que sólo en parte ha sido posible subsanar.
Crece el patrimonio minero inca
L
os Incas invadieron regiones y conquistaron pueblos. Ganaron para su Imperio los recursos de
los territorios dominados y la mano de obra y las
tecnologías de los pobladores que sometieron a
su poder.
Herramientas
de cuernos durísimos de la
Taruca, encontradas en la
mina Yauricocha (Cerro de
Pasco). Dibujado según una
foto de Ryan
Sus activos mineros se vieron consecuentemente incrementados. A las fuentes de recursos minerales que ellos
explotaron, mientras fueron la subcultura localizada en
Cusco y Apurímac, vinieron a sumarse los nuevos yacimientos de las tierras que progresivamente se iban anexando al Tahuantinsuyo y, siempre bajo el mismo esquema de
asignación, es decir, sistemáticamente convertidos en propiedad del Inca gobernante.
Ilustraremos un caso de cómo se dio este proceso en
una región que, desde entonces hasta hoy, ha sido
eminentemente minera. César Pérez Arauco nos habla
de los Yaros Yanamates, habitantes de la altiplanicie
de Bombón, (Cerro de Pasco), mineros muy organizados, además de salineros, agricultores y ganaderos:
“... Durante la vigencia del reino Yaro, se explotaron
grandes minas de oro y plata a cielo abierto. Los abundantes rastros de laboreo minero como las astas de venado encontradas, demuestran claramente que los mantos de plata de Yauricocha, o “Laguna de los Metales”,
actualmente en Cerro de Pasco, fueron pródigamente
aprovechados por los Yaros”.
La riqueza minera de esta región nos es descrita
por Pedro Pizarro en su Crónica del Perú: “... En muchas
partes de esta comarca Yaro, se hallan grandes minas
de plata, que si se dan en sacarla, es mucha la que
habrá ...”
Refiriéndose más específicamente a lo que el dominio incaico representó para la región y sus habitan-
tes los Yaros, nos dice Pérez Arauco: “... El lapso que corre
desde la anexión de Yauricocha al Imperio de los Incas,
hasta el arribo de los conquistadores, se caracterizó por la
exacción a los productos de la zona, especialmente a sus
riquezas de oro y plata, que los había en abundancia ...”
No le falta sustento, a la luz de lo que relata Ortiz de
Zúñiga, tanto sobre las minas como sobre los mineros:
“... El tiempo del inga sacaban el oro en el río de Chupa que
hay de esta ciudad a cuatro leguas de camino y sacaban
plata en las minas de Guarcas (Huaraucaca) ... Sacaban la
plata y el oro para tributar al inga desde Yauricocha sin que
les quedase nada de ello... Todo lo que sacaban se lo llevaban asimismo al Cusco, al inga, sin osar quedarse con ninguna cosa, so graves penas ... Daban indios que sacaban el
oro y la plata en minas que había en ese repartimiento, en
Tomayrrica (Vinchos) y Ninamalca. Daban asimismo indios
que servían en el Cusco ...”
Los Yaros y su región estarían llamados a desempeñar
un muy importante rol en los posteriores acontecimientos
históricos: “... Cuando el Inca Atahualpa quedó prisionero
de los españoles en Cajamarca, se comenzó a extraer el oro
y la plata en grandes cantidades para pagar su rescate.
Yauricocha era el principal acotador de la zona ...”
A: Vara doble para detectar minerales. B: Trinchera.
Tomado de : "De Re Metallica", Georgius Agrícola, 1556
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Mineros de muchos metales
P
or su mérito de síntesis, revisaremos con José Alcina Franch las principales características de la producción de metales durante la era incaica:
N “... Los incas extraían una gran variedad de metales, siendo el cobre el de uso más extenso ...”
N “... La mayor parte de la producción de oro era
debida a la explotación de los placeres o gravas
auríferos de los ríos de la montaña; la existencia
de minas de excavación no modifica este aserto;
N La producción argentífera se refiere a las minas de
Porco, cercanas a Potosí. En el Perú la industria de
la plata es preponderante en la costa meridional,
S US TTANCIA
ANCIA
Atacamita
Azurita
Brochantita
Calcita
Cinabrio
Copiapita
Coquimbita
Esfalerita
Hematita
Jarosita
Melanterita
Malaquita
Obsidiana
Oropimente
Pirolusita
Rejalgar
Turquesa
Wad
Yeso, anhidrita
C OLOR
Verde vivo
Azulado
Verde claro
Blanco amarillento
Rojo, bermejo, carmín
rosado
Anaranjado, amarillo
verdoso
Amarillento
Blanco amarillento
Rojo, ladrillo, sanguíneo
Amarillo, pardo
Verde claro, amarillento
Verde azulado
Gris verdoso (pulverizado)
Ocre, amarillo, cromo claro
Pardo negruzco
Cromo anaranjado
Verde azul
Negro pardo
Blanco
Algunas especies minerales que sirvieron de materia prima de los
colorantes usados por los antiguos peruanos. Tomado de: "Minería
y Metalurgia en el Antiguo Perú", Georg Petersen
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N
N
N
N
N
N
entre los años 1000 y 1476 y su uso se generaliza
durante el imperio Inca, obteniéndose la materia
prima habitualmente en minas de pozo;
En el momento de la conquista española, América
ya había alcanzado la Edad de Bronce. El cobre y
en ocasiones el bronce eran los únicos metales utilizados para la fabricación de utensilios. En el altiplano (Perú, Bolivia), noroeste argentino y norte
de Chile predomina el uso del bronce y en la costa
peruana y en el Ecuador, preferentemente el cobre.
El cobre lo extraían los indígenas en forma de pepitas, de los aluviones terciarios, pero en otras ocasiones utilizaban el sulfuro de cobre, los silicatos y
probablemente los carbonatos (malaquita y azurita) y el oxicloruro (atacamita);
La abundancia de depósitos de estaño en la región
del altiplano, sobre todo en Bolivia, determina la
aparición del bronce estañífero en esa zona, considerándose como tal, a la aleación en la que el
estaño se halla en un porcentaje superior al dos
por ciento. Su mayor difusión y popularización se
habría producido durante la época incaica;
Respecto al plomo, las informaciones no son precisas
pues si bien los Mochica, en la costa peruana, lo utilizaban, (y sabemos que también los Wanka, en la sierra), es mucho más tarde, probablemente en la época
incaica, cuando alcanza la región del altiplano, donde
había mucho estaño y plomo con otros metales;
El mercurio fue metal conocido aunque utilizado
en muy pequeña cantidad, ya que de acuerdo a
Garcilaso, los incas consideraban que resultaba dañino para la salud;
Los indígenas americanos no conocieron ningún procedimiento para extraer y utilizar el hierro, aunque sin duda fue conocido por los Incas que incluso poseían palabras en quechua que significaban
hierro: “quellay” y “wuini”;
Los Incas trabajaron las aleaciones de oro-cobre y oroplata y aún se han encontrado vestigios de platino,
metal que sólo fue clasificado científicamente en el
siglo XVIII ...”
Nos dice José Antonio del Busto “... Al oro llamaron “Cori”, a la plata “Collque”, al cobre “Anta”, al
plomo “Titi”, al estaño “Chayanta” y al mercurio
“Llimpi” ...”
Extraída de los exhaustivos trabajos de Georg Petersen sobre la metalurgia precolombina, y, para la curiosidad del lector, citaremos aquí la relación de especies
minerales conocidas o utilizadas, en una forma u otra,
por los pobladores andinos, antes de la llegada de los
españoles:
- “... Alumbre, Alumbre Potásico, Antracita, Agata, Alabastro, Alunógeno, Amatista, Atacamita, Azufre;
- Brea, Brochantita;
- Calcedonia, Calcita, Cardenillo, Casiterita, Citrino,
Cinabrio, Copiapita, Coquimbita, Crisocola, Cristal
de Roca, Cuarzo Ahumado, Cuarzo Común, Cuarzo
Rosado, Chalcantita, Chalcopirita, Chenevixita, Chisoprasa.
- Dumortierita;
- Esfalerita, Especularita Hematita, Estannina;
- Fluorita;
- Galena, Granate;
- Hematita;
- Jadeíta, Jaspe, Jarosita;
- Lapislázuli, Lazurita;
- Magnesita, Malaquita, Melanterita;
- Nitronatrita, Nitro;
- Obsidiana, Opalo, Onice, Oropimente;
- Pentasulfuro, Pirolusita, Pedernal, Pirita;
- Rejalgar;
- Salitre, Sal Halita, Sílex, Sodalita;
- Tierra Blanca, Tierra Salobre, Turquesa;
- Wad;
- Yeso Anhidrita ...”
Los yacimientos explotados
L
os datos que sucesivamente van proporcionando
los cronistas son las piezas de un complejo rompecabezas, que es muy probable nunca refleje de
manera integral el conjunto de yacimientos y mi
nas beneficiados por los Incas. Mencionaremos algunos de los testimonios que han sido fuente de numerosos historiadores.
Luis Valcárcel cita a Fray Diego de Mendoza quien al
tratar del territorio comprendido por la provincia franciscana de San Antonio de los Charcas, que comienza
en el Cusco y acaba en Tarija (Bolivia), expresa que en
esa área, se producen las mayores riquezas de oro, plata, estaño, cobre y demás metales que excede a todas
las que han sido exploradas. Enumera los siguientes
yacimientos: “... Potosí, Chichas, Lipes, Charcas (con
más de 20 asientos), Oruro, Carangas, Berenguela, Sicasica, Pacajes, Tiahuanaco, Larecaja, San Antonio de Esquilache, Cailloma, Lampa, Pomasi, Santa Lucía, Con-
doroma, Vilcabamba y Carabaya… ” Dice ser muchas
las minas que no se labran. Hace especial mención del
Valle de Carabaya, donde hay en más de ocho cerros de
la cordillera, “todos los minerales de oro que corren la
tierra adentro y hoy se labran las labores antiguas del
Inca ...”
El cronista, Rodríguez de Figueroa, dio en 1583 información sobre minas y sobre la procedencia geográfica de los que trabajaron en ellas: “... Las de Larecaja
se llaman Llachane, que están bajo la nieve de dicho
cerro; dichas minas las dio el Inca a los indios de la
provincia de Omasuyo y que más adelante encontraron
otras en Cutari, en Tora, en Tipoyane o Ayche, todas las
cuales eran de oro. Las de Hiana hacia Pallallunga fueron dadas a los yungas de Larecaja. Las de Carabaya
estaban en los cerros de Apuruna y Vilcabamba, en el río
Grande de Callana y en Hipara, que todas eran del Inca y
otras tantas, las que posteriormente fueron llamadas de
11
San Juan del Oro y de San Cristóbal, las que
fueron señaladas a los indios de Huancané y
Vilques para extraer el metal ...”
“... El oro era en pepitas y las de mayor
volumen correspondían a los yacimientos de
Carabaya. La gente que beneficiaba las minas de esta región pertenecía a los pueblos
de Sananquía, Ollachía, Ayapata, Coaza, QuisPareja de vasos Inca, en recopado con dibujos de felinos en repujado
quina, Pelechuco, Chamata, Chacana, Mocomoco, Uxatica, Ichuma, Ambaña, Cumbaya, Hilacaya,
“... abundaba en la región de Potosí y era considerado un
Sorata y Cuyabaya ...”
metal mediocre ...”
En sus Comentarios Reales, Garcilaso Inca de la Vega
Sabemos que el primer paso de la expansión territonos relata: “... El oro se coge en todo el Perú; en unas
rial de los Incas se da desde el Cusco hacia el sur y
provincias es en más abundancia que en otras, pero geconsolida la ocupación de la cuenca del lago Titicaca.
neralmente lo hay en todo el Reino ... Sólo el que se
Encontraron y explotaron los yacimientos de cobre y plata
saca en las minas de Callauaya o Callahuaya es finísiexistentes en la zona alrededor del lago y que según
mo, de a veinticuatro quilates, y aún pretende pasar
Alcina: “... sólo se trabajaban cuatro meses al año, desdellos ...”
de el amanecer hasta el atardecer ...”
Según Medardo Echegaray Rosales: “... Los Incas obDel Busto se refiere al cobre “... que supieron extraer
tuvieron el oro de los ríos Sandia y Carabaya, también del
de la región de Lipes y Pacajes, de los altos de Tarabuco,
Apurímac, y, ya en la costa, del Santa, del Macará y del
y de las tierras hoy chilenas de Loa y Atacama. Un testiTumbes. La obtención de oro en los socavones también
monio del siglo XVI sostiene que el Inca conoció estos
hay que tenerla en cuenta. Los hubo en Cusco y Puno,
yacimientos cupríferos y da a entender que para explotarsobresaliendo los de Paucartambo, Marcapata y Collquelos ‘el Inga pretendió echar el río Mauri... para lo cual
marca ...” (La cita prosigue con los yacimientos enumerompió siete leguas de tierra’ ...”
rados por Fray Diego de Mendoza). También Echegaray
En su movimiento expansionista desde la cuenca del
habla de los yacimientos de plata, “... cuyas vetas serTiticaca, los Incas acceden a los yacimientos de estaño
penteaban por los suelos de Cajamarca, Huánuco el Viejo,
ubicados en el Altiplano boliviano, en la Cordillera Real
Huamanga, Cusco y Charcas, país este último, donde dory a lo largo de 800 km. hasta la Argentina.
mía un Potosí ...”
Sobre los yacimientos de cinabrio, Lohmann nos dice:
Paloma Carcedo nos dice que los cronistas de 1539
“... Carecemos de noticias fehacientes acerca de cuándo
en adelante: “... hablan de minas de plata y yacimientos
comenzaron a explotarse los criaderos de azogue de Huanargentíferos en: Ancash, Cajamarca, Cailloma, Cerro Lin
cavelica y sus aledaños. Desde época muy antigua, a juz(Micuipampa), Cusco, Charcas, Chincha, Guanesa, (Huágar por las proporciones de las galerías, los nativos hanuco Viejo), Huamanga, Huaraz, Oruro, Porco, Tarapacá y
bían buscado el bermellón; los trabajos en el cerro de
Yulloma ...” Dado que la plata y el plomo están frecuenChacllatacana, en la ladera del monte de Huancavelica,
temente asociados, Carcedo estima oportuno advertir que:
acaso fueron iniciados en fecha anterior a la dominación
“... Hay una confusión en las crónicas cuando se habla de
de los Ingas. Al aprovechamiento de estos yacimientos
ricas minas de plata o minerales de plata, pues es posible
acudieron desde lejanas comarcas...limitándose a utilizar
que en realidad se esté hablando de minerales de plomo
el cinabrio para colorearse los rostros. Si llegaron alguna
con alto contenido de plata ...”
vez a obtener el mercurio puro y libre, lo tendrían por
En lo que respecta al plomo, afirma Del Busto que
sustancia extraña y maravillosa y, por ende, adorable ...”
12
Del lavadero de río a la mina de socavón
L
os Incas dedicaron mucho de su tiempo, imaginación, esfuerzo organizado y mano de obra a la explotación de los metales. Si bien el oro les fue en
parte más accesible, como precioso don de una
naturaleza generosa, también es verdad que desarrollaron arduos trabajos de ingeniería para extraer ése y
otros metales de los yacimientos, lo que significó un
cambio de escala en su producción minera.
Nos relata Garcilaso de la Vega: “... Hállase el oro en
la superficie de la tierra y en los arroyos y ríos, donde lo
llevan las avenidas de las lluvias; de allí lo sacan, lavando la tierra o la arena. .. Todo el oro del Perú es de diez y
ocho a veinte quilates de ley, poco más, poco menos ...
Llaman los españoles lo que así sacan ‘oro en polvo’, porque sale como limalla; algunos granos se hallan gruesos,
de dos, tres pesos y más; yo vi granos de a más de veinte
pesos; llámanles ‘pepitas’; algunas son llanas, como pepitas de melón o calabaza; otras, redondas, otras largas
como huevos ...”
Contamos con un relato descriptivo de una mina de
excavación, hecho por Pedro Sánchez de la Hoz,
secretario de Francisco Pizarro. Correspondería a
minas de la región del Collao, que más tarde serían
conocidas bajo el nombre de Porco, al sur de la
actual ciudad de La Paz.
“... Están las minas en la caja de un río, a la
mitad de la altura, hechas a modo de cuevas... Las
minas entran mucho dentro de la tierra, unas diez
brazas y otras veinte, y la mina mayor que se llama
Guarnacabo entra cuarenta brazas. No tiene luz ninguna, ni más anchura que para que pueda entrar
una persona agachada y hasta que éste no sale, no
puede entrar ningún otro ...”
“... A su boca entran a escarbar la tierra y la
escarban con cuernos de ciervo y la sacan fuera
con ciertos cueros cosidos en forma de sacos o de
odres de pieles de ovejas. El modo con que las
lavan es que sacan del mismo río una seriola de
agua, y en la orilla tienen puestas ciertas losas
muy lisas, sobre las cuales echan la tierra, y echada
sacan por una canaleja el agua de la seriola que
viene a caer encima y el agua se lleva poco a
poco la tierra, y se queda el oro en las mismas losas y
de esta suerte lo recogen ...”
Para Alcina Franch “... Este tipo de mina no es el más
común y contrasta con el de otras zonas del continente y
aún de la misma región, que son simples pozos profundos,
como de la misma altura de un hombre, y que se abandonan para abrir otros cuando exceden esa hondura ...”
Pedro Pizarro escribió sobre minas de oro y plata que
se labraban en tiempo del Inca en Tarapacá:
“... Están en unos arenales de la costa y el metal de plata
que de ellas se extrae es muy rico, pues es plata blanca
ascendrada con quilates de oro que aparece en veneros a
manera de vetas en un área como de diez leguas y que las
venas tienen forma de hoja de col ...” Informa que no se
seguían explotando por falta de agua. Tuvo noticia de
“... una veta que llaman ‘del sol’, del ancho de dos pies,
toda de plata blanca que los indios tienen tapada ...”.
El cronista cuenta de una mina que él mismo exploró “... de la que se extraían piedras a manera de adobes
de plata blanca, que no se hacía sino golpearlas con una
Actividades mineras aprovechando los cursos de agua.
Tomado de: "De Re Metallica", Georgius Agrícola, 1556
13
vas y socavones, que formaban en el interior un
complicado laberinto, en el cual era fácil extraviarse. La apertura de estos socavones, a gran
profundidad, se había practicado valiéndose solamente de estacas y de astas de venado ...”
Sobre el grado de dificultad de las labores
mineras nos dice Alcina: “... Aún en las minas
de los Incas, en las que se trabajaba en galeHerramientas de laboreo minero. A y B: Pinzas de palanqueo (circular y
rías, el trabajo de extracción debió ser muy cosplana). C: Pica. Tomado de: "De Re Metallica", Georgius Agrícola, 1556
toso dado el instrumental utilizado: cuernos de
almadana que hacía saltar una costra de piedra convertianimales, barras de madera con puntas de cobre, marda en plancha de plata ...” También refiere lo ocurrido
tillos de una aleación de cobre y oro de extraordinaria
con Lucas Martínez “... a quien los indios ofrecieron mosdureza, o martillos de piedra que fueron sin duda los
trarle la veta ‘del sol’ y que estando para hacerlo, ocurrió
más comunes ...”
un eclipse y tembló la tierra, señales que interpretaron
El cronista Francisco López de Jerez se interesó en
como prohibición y dijeron entonces que aunque los malas técnicas de extracción de la plata: “... La plata satasen no descubrirían la mina ...”
can en la sierra con poco trabajo, que un indio saca en
Guillermo Lohmann nos habla de los trabajos efecun día cinco o seis marcos ... la cual sacan envuelta con
tuados en el interior del Cerro de Chacllatacana, de donplomo, estaño y piedra azufre y después la apuran y para
de se extraía el cinabrio de Huancavelica: “... Los indios
sacarla, pegan fuego a la sierra; y cómo se enciende la
habían perforado el subsuelo, taladrando numerosas cuepiedra azufre, cae la plata en pedazos ...”
Alta organización minera
D
urante el Imperio Incaico, había un concepto de
racionalidad para el manejo de las minas y se
fijaron los períodos estacionales de explotación,
los turnos de trabajo y la productividad esperada. Todo ello, según Alcina, “... además del control ejercido sobre la producción y para evitar los robos,
implicaba una muy elaborada organización de carácter
estatal ...” Revisemos algunos aspectos de la administración minera.
El Anónimo de 1580 especifica: “... En cuanto a las
minas, unas pertenecían al Inca y otras a los indios que
sacaban el oro y la plata y entregábanlos a las autoridades del Imperio ...” y el Documento de Huamanga de
14
1557 contiene datos relativos al tributo: “... Los indios
que beneficiaban las minas de oro y de plata, todas las
cuales pertenecían al Inca, no daban otro tributo ni prestaban otro servicio que éste ...” Según el Padre Acosta:
“... Es bien sabido que el oro y la plata sólo podían ser atesorados por el Inca, siendo por lo tanto incalculable la cantidad
reunida en largos años por los monarcas cusqueños ...”
Los Incas tenían métodos de reclutamiento de mano
de obra bajo el sistema de la mita. Sobre la fuerza laboral nos explica Pease: “... Los grupos étnicos sometidos
por el Tawantinsuyu de los Incas, entregaban asimismo
mano de obra para el laboreo de las minas, de similar
forma que la proporcionada para múltiples actividades
estatales; así, los Chupaychu, de la región de Huánuco,
afirmaron en 1549 que en tiempos de los Incas “de cada
cien indios echaban (a las minas de oro) tres indios y tres
indias y que lo sacaban todo el año y que el oro que sacaban lo llevaban al Cuzco y asimismo dijeron que todas
cuatro parcialidades daban asimismo sesenta indios y sesenta indias para que sacasen plata todo el año y lo sacaban de los Yaros (en Huánuco) y la llevaban al Cuzco ...”
El cronista Pedro Sánchez de la Hoz dice de las minas
del Collao: “... Las gentes que aquí sacan oro podrán ser
hasta cincuenta entre hombres y mujeres, y éstos son de
toda esta sierra, de un cacique veinte y de otro treinta; y
de otro más o menos según que tienen, y lo sacan para
el señor principal, y en ella tienen puesto tanto resguardo que de ningún modo puede robarse cosa alguna de lo
que sacan ...”
Finalmente, revisemos el criterio de especialización
en la actividad minera de esos tiempos. Según el Padre
Acosta “... El trabajo de las minas de oro y plata de que
era tan abundante el Perú, corría a cargo de los indios
señalados para dicha tarea, a los cuales proveía el Inca
de todo lo necesario ...” Los mineros de la sierra recibían el nombre de “Mitimaes” y en la costa se les llamaba “Cori”.
Desarrollo metalúrgico incaico
A
ca
lor
ime nnee a
o ddee ch
ti rro
s
ra
ve
to
ntes de emprender las conquistas territoriales y
moldes con el procedimiento de la “cera perdida”;
consolidar el Imperio, los habitantes de Cusco y
N diversos métodos para el dorado ...”
Apurímac manejaban un conjunto de técnicas miRevisaremos algunos aspectos de la actividad metaneras y metalúrgicas que Luis Valcárcel ha califilúrgica Inca que dieron soporte a la masiva producción
cado de “elementos propios de la subcultura Inca”
metálica de esa época.
y que enumeramos a continuación:
N “... las instalaciones para el lavado del oro;
N la explotación de minas con pehum
os n
ocivos
umos
nocivos
netración a profundidad;
ca
N los hornos de fundición (“waiña
s
rachira”);
piso
N los sopladores de tubos de cobre;
N la aleación de cobre y estaño, o
sea el bronce;
N la técnica del cobre martillado
piso
a ire
en frío;
N la técnica del oro en delgadas
car
ga
carga
de min
er
al
miner
eral
hojas endurecidas después al
r
pi
ed
pied
edrras
po
aci ón
olorraci
esc
d
calor;
N los vaciados de oro y plata en
Sopladores y horno de metales. Tomado de Izumi Shimada
15
Moledores del molino
de piedra a mano o
quimbalete.
Tomado de A. Alonso
Barba: Arte de los
Metales, 1640
Las fundiciones
E
chando hasta media vara en lo más alto. Está lleno de ojos
o bocas por la delantera, por donde recibe el viento con
que se enciende y funde y en los lados y espaldas tiene
otros ojos pocos y pequeños por donde sale el humo ...
Estos hornos ponen los indios en lugares altos y exentos
donde les da el viento con libertad. Cuando el viento es
escaso lo suben a los cerros, y cuando es mucho lo bajan, a
lo llano que en conocer estos tiempos y lugares son harto
diestros ... Funden en estos hornos de
día y de noche como tienen el viento hinchado de carbón y pónenle fuego y en lo
alto echan el metal, y poco a poco los
van cebando de carbón y metal hasta
que acaban lo que tienen que fundir o
3
les falta el viento. Al pie del horno tienen puesta una cajuela de barro crudo
donde va goteando el plomo que corre
4
1
2
del metal y allí se hace tejuelos, los cuales después refinan en otra manera que
1, 3 y 4: Horno para la refinación de la plata. 2: Horno portátil para la fundición de la
plata. Tomado de A. Alonso Barba: Arte de los Metales, 1640
tienen de hornos para refinar donde se
n lo que respecta al proceso de fundición, contamos con la detallada descripción que hiciera Baltasar Ramírez de la “Huayrachina”, (“donde se hace
el viento” en quechua), pequeño horno empleado
para beneficiar los metales: “... Estos son hornos portátiles de forma de una cajuela, hecha de barro crudo, de
un dedo de grueso: tiene una vara (83.59 cm.) o poco más
de alto y una tercia en ancho, en el pie, de allí va ensan-
16
hace plata. Es fundición para metales muy ricos y para
indios que tengan flema para esperalla ...” Sobre el material combustible utilizado, Ramírez habla del carbón y
otros autores del excremento seco de auquénido.
Garcilaso de la Vega quedó impresionado a la vez por
la magnitud y el efecto estético del proceso de fundición:
“... Era cosa hermosa ver en aquellos tiempos ocho, diez,
doce, quince mil hornillos arder por aquellos cerros y alturas. En ellos hacían sus primeras fundiciones; después, en
sus casas hacían las segundas y las terceras, con los cañutos de cobre para apurar la plata y gastar el plomo ...”
Nos demuestra cómo los hechos políticos influenciaron el avance en el uso metalúrgico del plomo: “... En los
principios tenían los indios muchas dificultadas para fundir la plata, porque no corría y se consumía; pero la codicia
y la necesidad de tener armas eran tantas que hallaron el
remedio; era un metal de calidad mediocre, abundante en
Potosí: el plomo. Mezclado con la plata, la hacía correr. Por
esta propiedad, los incas lo llamaron ‘Curuchec’, el que
hace deslizar ...”
También describe el proceso complementario de la fundición para el cual se requería el aporte de la energía
humana: “... No alcanzaron a hacer fuelles para fundir,
fundían a poder de soplos con unos cañutos de cobre, largos de media braza más o menos, como era la fundición
grande o chica; los cañutos cerraban por el un cabo; dexávanle un agujero pequeño, por do el aire saliese más recogido
y más rezio; juntávanse ocho, diez y doze (sopladores),
como era menester para la fundición. Andavan al derredor
del fuego soplando con los cañutos, hoy se están en lo
mismo, que no han querido mudar costumbre ...”
El cronista Bernabé Cobo refirió otras herramientas de
la metalurgia incaica: “... Los plateros emplean como yunque unas piedras duras y llanas; como martillo un pedazo
de cobre cuadrado, del volumen del puño con las esquinas
muertas, como un dado y sin mango. Tenían cincel ...”
Las aleaciones
M
ediante la aleación del cobre con el estaño se
obtiene el bronce (estañífero), sobre el que Paloma Carcedo afirma: “... Aunque esta aleación
ya se había trabajado bajo los Wari y los Tiahuanaco, con los Incas su uso fue masivo e impuesto
por el poder político del Imperio, es decir, fue la aleación
imperial por excelencia ... Después de la conquista incaica,
en la mayor parte de los Andes del Norte, donde se trabajaban los instrumentos en bronce arsenical, se cambió la
aleación por el bronce estañífero... Las propiedades de
ambas aleaciones en cuanto a la fundición y mecánica son
muy parecidas, sin embargo no lo son en cuanto al color. El
bronce estañífero, bien pulido y limpio, puede dar a la
pieza un color dorado; mientras que el bronce arsenical,
según su bajo o alto contenido de arsénico, da a la pieza
un color rojizo o plateado respectivamente... Heather
Lechtman sugiere que los Incas impusieron el bronce
estañífero por motivos políticos y económicos, ya que los
yacimientos de casiterita, el mineral de estaño, se encontraban en el altiplano boliviano y el norte de Argentina,
por lo que el Estado Inca tenía el control total de la distribución del metal ...”
El uso predominante del bronce estañífero tuvo a su
vez importancia en la vida minera incaica dado que:
“... fue un metal de uso común y utilitario en herramientas, buriles y armas, en instrumentos que muestran un gran
desgaste y marcas de fuerte percusión, usados en sitios
como las canteras y minas a modo de cinceles ...” acota
Carcedo.
La fabricación de objetos de bronce estañífero en muy
diversos lugares de los Andes Centrales es una muestra
más de la irradiación política, cultural y técnica del Imperio Incaico. En el Ecuador (Cultura Cañari), en el Noroeste
argentino y en el Norte de Chile se han hallado variados
17
P UNT
O S D E FUSIÓN D E ME T
ALES Y ALEA
C IIONES
ONES
UNTO
TALES
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(SEGÚN "HÜTTE", LOTHROP, MASON, ROO
OOTT
M E TTAA L O
CIÓN
LEACIÓN
A LEA
Platino
Fierro
Silicio
Escorias de hornos altos
Cobre
Oro
Plata
Bronce
Oro-Cobre (-Plata) (82% Au)
Plata-Cobre (72% Ag, 28% Cu)
Zinc
Plomo
Estaño
Azufre
Mercurio
Y OTROS)
P UNT
O DE
UNTO
F USIÓN °C
1,764
1,530
1,414
1,300-1,400
1,084
1,063
960
950
880
779
419
327.3
231
113
38.9
Tomado de: “Minería y Metalurgia en el Antiguo Perú”, Georg Petersen
objetos de bronce como hachas y cuchillos de diversos
tipos, cinceles, punzones, manoplas y brazaletes.
Los metalurgistas incaicos trabajaron las aleaciones
tumbagas, tanto binarias (cobre-oro, que llamaron “Punin”; y cobre-plata), como ternarias (cobre-oro-plata).
La Universidad Católica está haciendo análisis de meta-
lística para comprobar la semejanza de la aleación cobre-oro con la técnica de “mise en couleur” (“puesta en
color”), conocida en Europa. “... Los Incas fabricaban la
aleación de oro y cobre, tratando luego la obra en facción,
untando la superficie con el jugo de cierta plata, capaz de
disolver el cobre; ocurrida esta separación, se limpiaba la
pieza de excrecencias, bruñéndola prolijamente y, entonces, aparecía el oro puro ...”
Los hallazgos hechos en numerosos sitios arqueológicos Inca revelarían una diferencia de tipo, forma y destino de uso de las aleaciones. Nos dice Carcedo al respecto: “... Mientras la aleación de bronce estañífero se usaba
para objetos fundidos o ‘vaciados’ (en moldes univalvos y
compuestos), como armas, herramientas y utensilios, más
accesibles al pueblo, el oro, la plata, el cobre y sus aleaciones se usaban para objetos ‘laminados’ y de uso ceremonial, personal y suntuario, pero de una elite ...” (cuyos
personajes se hacían enterrar con ellos en la creencia de
asegurar su riqueza para una vida ulterior).
Finalmente, citaremos a André Emerich para describir
lo que él califica como “la única contribución tecnológica” hecha por los Incas a la metalurgia peruana: “...La
incrustación de uno a más metales dentro de otro fue un
proceso que solamente se desarrolló poco antes de la Conquista. Los objetos generalmente partían de una figura
base hecha de metal sólido con áreas ‘negativas’ en las
que se incrustaba otro metal ...”
Las armas de los incas
E
l ritmo acelerado de conquistas que los Incas emprendieron para consolidar el Tahuantinsuyo se
sustentó sin duda alguna en la capacidad de dotarse de armamento ofensivo y defensivo, para cuya
fabricación dispusieron de abundante cobre y otros
metales. Mencionaremos las principales armas metálicas
del Imperio:
N Anta Ñauchi: lengüeta de cobre templado sobre una
lanza menor;
18
Callhua: chafalote ligero de cobre o madera con filo;
Champi: porra, de oro y plata (según López de Jerez), de braza y media de largo, gruesa como una
lanza jineta. La porra que está al cabo engastonada
es de metal, tan grande como el puño, con cinco o
seis puntas agudas, tan gruesa cada punta como el
dedo pulgar;
N Chictana: hacha y hachuela de piedra o cobre (de
oro y plata, según López de Jerez);
N
N
5
1
2
3
4
Armas Inca: 1) Hacha tipo tumi de hoja incrustada en una madera;
2) Porra de piedra; 3) y 4) Porras estrelladas; 5) Porra estrellada
de metal sin su mango. Tomado de "Manual de Arqueología
Peruana", Federico Kauffmann
Chingana: puñalón de dos filos;
Corazas: petos de oro, plata o bronce;
N Estólica: instrumento de arpón o dardo arrojadizo de
12 palmos; consta de dos partes: la cumana, donde
hace coz el arpón y el huachi, el arpón mismo;
N Huachi: flecha;
N Huicapa: porra pequeña arrojadiza, como martillo;
N Ñauhichina: casco de metal;
N Tuccina: espada peruana de cobre templado, gruesa, ancha y larga de dos o tres palmos, con empuñadura;
N Tumi: cuchillo o machete de piedra o cobre que se
portaba al cinto; los tumis enastados también oficiaron de armas ligeras de combate;
N Turpuna: alabarda y pica de chonta, con o sin puntas de cobre.
N
N
Hojas de hachas
Inca, circulares
de forma irregular,
cobre vaciado y
martillado en el filo
Del arte sobrio al imperio dorado
N
o hubo magnificencia desde el principio en la
expresión artística del pueblo Inca. Zevallos Quiñones aclara al respecto: “... Anteriores a la gran
época imperial y señaladamente propios de la industria áurea del sur serrano, los objetos de labor
orfébrica eran muy simples, abastados y de pequeño formato. El comportamiento suntuario del régimen cusqueño era sobremanera parco y austero. Empleaban tan sólo
una escasa joyería, de más símbolo y menos costo, en el
oro y también en el diseño, exclusiva para la clase directora ...”
El autor cita a Disselhoff, quien sostiene “... Los orfebres cusqueños se manifestaban con propias maneras, diferentes a las de sus colegas costeños. Muestra de ello es
el realismo simple de sus figuras, la llama y las pequeñas figuras humanas, tan distinto de las temáticas del
litoral ...”
Sobre estas piezas, de cierta abundancia en museos
19
Figurinas Inca, en oro fundido; representación
de personajes masculinos y femeninos
y colecciones, nos dice Paloma Carcedo: “... Las figuritas humanas y las llamas en oro o en plata son típicas
piezas Incas. Casi todas están hechas con la técnica del
vaciado aunque se conocen algunas hechas de varias láminas de metal martilladas y unidas. La mayoría de las
figuras humanas debieron ir vestidas en piezas de tela
sujetas por ‘tupus’ (alfileres de plata) en miniatura ...”.
La autora menciona que cumplían la función de figuras
de culto “...encontradas junto a las momias congeladas
Incas, que a modo de sacrificios se dejaban en las altas
cumbres de los Andes. Tenemos ejemplos en la zona de
Arequipa (momia de Ampato) y en las momias de las
alturas de los Andes del Sur en Argentina, así como en
las de Cerro Gallán y Cerro El Plomo en Chile...”
Acerca del concepto de sobriedad en el arte religioso inca, Disselhoff anota que “... Por lo general, los vasos y copas áureas fueron hechas con una línea simple,
20
de gran elegancia...” Y Zevallos emite el supuesto según el cual “... La sucesiva pérdida del dibujo decorativo
evidencia una búsqueda filosófico-religiosa, una teología
con mayor espiritualidad. Nada se acomodaría más a ello
que la línea simple en el diseño ...”
Los hallazgos en sitios arqueológicos y en tumbas,
las referencias de los relatos y los testimonios gráficos
de los cronistas (dibujos y diseños), aportan una visión
de las clases de objetos ornamentales metálicos de la
época.
Carcedo nos dice que en los enterramientos “... Se
han hallado adornos metálicos usados para la cabeza y
brazaletes,cuchillos, algunas veces coronados con estatuillas de efigies humanas, cabezas de porra, y pequeñas
espátulas con forma de cuchara, frecuentemente denominadas ‘cucharas de oreja’. Estos utensilios están hechos
de cobre o bronce, pero con frecuencia llevan incrustacio-
nes de metales preciosos, o están coronados con estatuillas de oro y plata ...”
En cuanto a lo que revela la información gráfica, prosigue la autora: “... En los dibujos sobre la vida en el
Incanato hechos por el cronista mestizo Garcilaso de la
Vega, los adornos personales consisten en lentejuelas, colgantes, brazaletes, rodilleras y algunos objetos que adornaban la cabeza de los Incas, los cuales iban cosidos a un
turbante ... Entre las armas se representan cuchillos, en
especial en forma de ‘Tumi’, con los cuales sacrificaban
animales como llamas en actos religiosos. También se representaron mazas como cetros del Inca...”
Con la ayuda de diversos autores intentaremos una
revista general de las técnicas orfebres más utilizadas
durante el Incario.
Luis Valcárcel nos dice que, desde muy antigua fecha, los incas practicaban: “... la técnica del ‘repoussé’
(presionado o repujado): finas hojas metálicas golpeadas sobre un
molde tallado; las incrustaciones de
un metal en otro; los remaches, para
unir unas piezas con otras; y la técnica de la ‘cera perdida’, para el vaciado del oro y la plata en moldes
huecos ...”
Jorge Zevallos refiere “... las incisiones o pulcros recortes de figuras
simbolistas o grecas de índole mágica, en las láminas exquisitamente lisadas y sobre moldes presionados; las
junturas, algunas tan notables como
las producidas por pequeños clavos;
y las soldaduras, obras de paciencia
y genio artesanal ...”
Para Disselhoff, un rasgo saltante de la orfebrería de los Incas fue
“... su gran afición a decorar los vasos ceremoniales con una combinación, abstracta al parecer, de oro y
plata ...”
Paloma Carcedo nos habla de “... el mayor número de
objetos de madera, decorados con recubrimientos de láminas de oro o plata; los diseños caprichosos en los vasos
metálicos con forma de ‘Kero’; la técnica del laminado
para adornos de cintas, diademas, brazaletes y tocados;
el cincelado en los retoques decorativos de las figuritas;
la incrustación de hilos de oro en las zonas hundidas de
la pieza y dejadas así previamente en el molde; y, finalmente, la decoración de objetos metálicos de oro y de
vasos de madera con pintura, que era una pasta hecha a
base del polvo rojo procedente del sulfuro de cinabrio y
de resina orgánica (extraída de la planta ecuatoriana
‘mopa-mop’ o similares del Perú) ...”
Cuando el Inca Túpac Yupanqui logra conquistar el
reino Chimú, en los años que precedieron al descubri-
Alpaca de plata Inca. Figura
hecha de láminas unidas por
martillado y repujado
21
Orfebres pre-colombinos
fundiendo y trabajando
el oro y la plata. Según
Girolamo Benzoni, 1562
miento del Nuevo Mundo por Cristóbal Colón, se inicia
un proceso de notorio enriquecimiento de la producción
metalística del Imperio.
Se trata de un interesante fenómeno, inicialmente
político y económico, que Zevallos nos ayuda a ilustrar: “... Fue después de la toma de Chanchán cuando el
Imperio efectivamente ‘se dora’, apareciendo entonces
la costumbre acumulativa de atesorar el rico metal en
polvo y en barretas y barretones. No sólo se transportaron al Cusco en señal triunfalista prisioneros, tejidos,
lapidaria y gruesas cantidades de recursos naturales, sino
también, de preferencia, inmensas rumas de objetos de
oro y plata ...”
Los conquistadores Incas fueron capaces de reconocer
las habilidades de los pobladores Chimú, a quienes habían
sometido y de dar curso a un verdadero proceso de
transferencia de conocimientos y tecnologías, como hoy
lo denominaríamos. Las connotaciones sociales y
culturales de este hecho son también explicadas por el
autor: “... Hubieron de quedar sorprendidos los amautas
imperiales por el extraordinario avance de su metalistería,
con la llegada al Cusco de tanto y tan bueno, pues
22
estimulados inteligentemente, dispusieron a través de
mandato, se trasladaran a manera de mitimaes, numerosos
artífices vencidos, para establecerlos en barrios especiales
de la capital imperial y en las cabeceras de varias provincias
del centro y sur del Imperio. Desde entonces se hizo patente
la enseñanza, el refinamiento técnico y la producción de
sofisticados objetos de oro por todo el Tahuantinsuyo...”
Los Incas llamaban “Cori Camayoc” a los artífices
orfebres que trabajaban el oro y “Collque Camayoc” a los
que hacían los trabajos en plata. Nos dice Garcilaso
“... Todos los plateros que había dedicados para el servicio
del Sol no entendían en otra cosa sino hacer y contrahacer
las cosas dichas. Hacían infinita vajilla que el templo
(Coricancha) tenía para su servicio, hasta ollas, cántaros,
tinajas y tinajones. En suma, no había en aquella casa
cosa alguna de qué hechar mano para cualquier ministerio
que todo no fuese de oro y plata, hasta lo que servía de
azadas y azadillas para limpiar los jardines ...”
Garcilaso temía no ser fidedigno al reconstruir los
relatos que escuchó desde niño sobre la riqueza incaica
en metales preciosos. Citamos una parte de la descripción
que hiciera del Templo del Sol: “... Todas las cuatro paredes
del templo estaban cubiertas de arriba a abajo de
planchas y tablones de oro ... (en) el altar mayor tenían
puesta la figura del Sol, hecha de una plancha de oro al
doble más gruesa que las otras ... todo de una pieza ...
era tan grande que tomaba todo el testero del templo
de pared a pared ... (todas las puertas) estaban aforradas
con planchas de oro ... por de fuera del templo (y) por
lo alto de las paredes corría una azanefa de oro de un
tablón de más de una vara de ancho ... que abrazaba
todo el templo una cuadra ... (era) para aposento de la
Luna, mujer del Sol, toda ella y sus puertas estaban
aforradas con tablones de plata ...”
El arte orfebre incaico había alcanzado, como afirma
Zevallos Quiñones, “... la magnificencia casi barroca y
finísima cuyas muestras encontraron los españoles por
todas partes ...”
Vaso Inca en oro martillado y
repujado. Representación de
cabeza zoomorfa
El mensaje de la riqueza peruana
“. .N
i en Jerusalem, ni en Roma, ni en Persia,
ni en ninguna parte del mundo, se ha
juntado en un lugar tanta riqueza de oro,
plata y pedrería ...” escribió Cieza de
León, transmitiendo así su visión europea de lo que la historia calificaría como “momento cumbre” de la metalística en el continente americano.
Más allá de las expresiones de asombro y estupefacción de los cronistas, la realidad quedó inscrita en
los registros del botín obtenido por los conquistadores
españoles. Son esos datos cuantitativos los que, como
afirma Zevallos Quiñones, “... documentan sin duda alguna, que de los países precolombinos, el Perú de los
Incas era de lejos el más rico en metales preciosos. Los
Incas tenían una riqueza mucho mayor en metales preciosos, con más de dos veces el oro e infinitamente más
plata que sus contemporáneos aztecas ...”
A la llegada de los europeos y sacudido por las gue-
rras civiles, se desarticula todo el sistema político, social y económico que los Incas implantaron en los Andes Centrales. Se cierra “... un capítulo esencial en la
historia mundial ...”, como lo califica Quiroz Paz Soldán. De allí en adelante la historia de la actividad productiva de los pobladores andinos tomaría un nuevo
curso.
Queremos concluir este fascículo dedicado a la Era
Incaica con lo expresado por Jorge Zevallos Quiñones,
sobre el esencial significado que la minería ayudó a
consolidar en la cultura de sus habitantes: “... Por los
descubrimientos en el cerro de Potosí, sabemos que continuaron trabajando el metal y en especial la plata; pero
una vez que dejaron de gobernar políticamente, los andinos se vieron privados también de lo que había sido
una de sus grandes fortalezas: expresar en el metal, que
había sido un medio tan importante para ellos, todo el
espíritu y religiosidad de sus creencias ancestrales ...”
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Bibliografía de consulta:
N HISTORIA DEL PERU ANTIGUO
Luis E. Valcárcel
Editorial Mejía Baca, Lima 1971
N EL PERU MINERO
Mario Samamé Boggio
Instituto Científico y Tecnológico
Minero, Lima, 1979
N HISTORIA DEL PERU
Fernando Silva Santisteban
Ediciones Búho, 3a. edición,
Lima, 1983
N HISTORIA DEL PERU
Editorial Mejía Baca, Barcelona,
1981
N LOS INCAS: UNA INTRODUCCION
Franklin Pease García-Yrigoyen
Pontificia Universidad Católica,
Lima, 1998
N LA AVENTURA INCA
Bertrand Flornoy
Editorial ZigZag, Santiago de
Chile, 1957
N LOS
COMENTARIOS REALES DE
LOS INCAS
Garcilaso de la Vega
Editorial Universo, Lima, 1967
N EL PERU INCAICO
José Antonio del Busto
Duthurburu
Editorial Universo, Lima, s.f.
N LOS INCAS, EL REINO DEL SOL
José Alcina Franch, Josefina
Palop Martínez
Biblioteca Iberoamericana
Ediciones Anaya S.A., Madrid,
1998
N MINERIA
Y METALURGIA EN EL
ANTIGUO PERU
Georg Petersen
Sociedad Geológica del Perú, Lima,
1998
N LAS MINAS DE HUANCAVELICA
Guillermo Lohmann Villena
Pontificia Universidad Católica, 2a.
edición, Lima, 1999
N CERRO DE PASCO
César Pérez Arauco
Instituto Nacional de Cultura, Cerro
de Pasco, 1996
N ORO DEL ANTIGUO PERU
Varios autores,
Colección Arte y Tesoros del Perú
J.A. de Lavalle editor, Lima, 1992
N PLATA Y PLATEROS DEL PERU
Varios autores,
Patronato Plata del Perú, Lima,
1997
N COBRE DEL ANTIGUO PERU
Paloma Carcedo Muro
Colección APU
J.A. de Lavalle editor, Lima, 1998
La realización de este fascículo ha sido
posible gracias al auspicio de:
MINERA YANACOCHA S.A.
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Las ilustraciones del presente
fascículo provienen de estas
fuentes bibliográficas

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